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de vida

2.3.2. El índice de Gini

Con el índice de Gini, también llamado coeficiente de Gini, se mide la desigualdad que existe entre los habitantes de un país estableciendo un valor entre 0 y 1, siendo 0, la máxima igualdad (toda la población tiene la misma renta) y 1, la máxima desigualdad (todas las rentas las posee un habitante de ese país).

Cuadro 4.3. Índice de Gini en la Unión Europea en 2018.

País Índice de Gini

1.° Eslovenia

2.° República Eslovaca 3.° República Checa 4.° Bélgica 5.° Finlandia

6.° Países Bajos 7.° Dinamarca

(…) (…) 21.° España 22.° Letonia

23.° Luxemburgo 24.° Lituania

25.° Rumanía

26.° Italia•

27.° Bulgaria 0,246 0,250 0,250 0,272 0,273 0,281 0,282 (…) 0,347 0,351 0,354 0,357 0,358 0,359 0,413

•Se reflejan en la tabla los datos del índice de Gini entre los países de la UE en 2018, excepto Italia, cuyo dato es de 2017. Fuente: Eurostat, 2018.

Como conclusión, cabe destacar que cuanto menos desigual sea un país y, por tanto, más equitativo, presentará una curva de Lorenz más cercana a la línea de equidistribución y, además, menor dato presentará en el índice de Gini, ya que estaría próximo a 0.

Internet

Busca información acerca del índice de Gini de tu comunidad autónoma. Luego, compara los datos que has obtenido con los de los países de la UE y, por último, coméntalos en el aula.

Actividades

6 Tras observar el Cuadro 4.3, ¿qué te sugiere la posición de España por su coeficiente de Gini con relación al resto de países de la UE?

2.4. Desarrollo social, bienestar y calidad de vida

En la gestión de las sociedades del siglo xxi se debe perseguir, no solamente el crecimiento económico, medido con indicadores como el PIB ya estudiado, sino el desarrollo del capital humano y social de un país; por ello, cada vez se hace más necesario contar con indicadores que permitan determinar el desarrollo social. El desarrollo social es el proceso que lleva a los habitantes de un país al crecimiento, no solamente económico, sino también social. Para conseguir desarrollo social es necesario partir de un desarrollo económico, pero supeditado por la mejora de las condiciones de vida de la ciudadanía. Este planteamiento nos lleva a definir otros términos, como el de bienestar y el de calidad de vida. Bienestar: estado físico y mental de la ciudadanía que proporciona sentimientos de satisfacción y tranquilidad. Calidad de vida: es la fusión de los elementos que otorgan bienestar a una persona, incluyendo elementos materiales y, sobre todo, factores psicosociales• .

P ercentiles de renta (Y) 100 %

1 80 %

70 %

60 %

2 40 %

20 %

Percentiles de población (X) 20 % 40 % 60 % 80 % 100 %

Figura 4.5. En la imagen pueden observarse tres líneas de distintos colores: la roja, que corresponde a la línea de equidistribución; la verde, a la representación de la curva de Lorenz de un país más equitativo que la del país representado por la curva naranja.

Vocabulario

Psicosocial: estudio interdisciplinar sobre el ser humano, tanto desde una vertiente psicologicista, como individuo, como desde un punto de vista social, como integrante de una sociedad.

Si nos centramos en el bienestar social, no es observable directamente, al tratarse de un concepto abstracto que afecta a cada individuo, aunque no está exento de un componente económico objetivo como, por ejemplo, un empleo estable.

No deben confundirse «bienestar social» y «calidad de vida». Aunque los orígenes de ambos conceptos pueden ser comunes, sin embargo, la calidad de vida se centra más en el componente psicosocial, mientras que el bienestar social lo hace más hacia elementos tangibles.

2.4.1. Indicadores del desarrollo social

Desde finales del siglo xx han surgido distintos indicadores que han permitido registrar aspectos sociales diferentes a los puramente económicos, entre los cuales podemos destacar los siguientes: • Índice de Desarrollo Humano (IDH): posiblemente sea el indicador de desarrollo social más conocido, y comenzó a publicarse en 1990 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Se obtiene como resultado de la media aritmética de los siguientes datos estadísticos: el PIB per cápita, la esperanza de vida y el nivel educativo, que incluye la tasa de alfabetización de adultos y la tasa bruta combinada de matriculación por niveles. • Índice de Desarrollo Humano ajustado por Desigualdad (IDHD): se trata de un indicador publicado, como el anterior, por el Programa de las Naciones Unidas para el

Desarrollo (PNUD) desde 2011, como una evolución del Índice de Desarrollo Humano (IDH). En él se combinan distintos datos: ingreso medido por PNB, educación y salud, modificando los datos iniciales del IDH en función del grado de desigualdad, obteniendo unos datos que penalizan la desigualdad social. • Informe sobre Desarrollo Sostenible (IDS): posteriormente a los anteriores índices, la Red de Soluciones de

Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (SDSN) elaboró este informe que incluye una revisión anual del desempeño de los países en relación con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. • Índice Global de la Felicidad (IGF): a pesar de la dificultad que entraña medir un elemento tan subjetivo como la felicidad, la ONU ha logrado desarrollar, desde 2012, este índice a través de una encuesta en casi 160 países. Así, logra armonizar varios indicadores basados en sondeos y datos estadísticos como son: el PIB per cápita, el apoyo social, la esperanza de años de vida saludable, la libertad para tomar decisiones vitales, la generosidad y el índice la corrupción.

En numerosos países, sobre todo en aquellos que presentan peores datos, la publicación de indicadores del desarrollo social es un motivo de conflicto. No obstante, el Banco Mundial los potencia como medio para mejorar la calidad de vida de las personas más pobres del mundo.

• Índice de Coherencia de Políticas para el Desarrollo (ICPD): este indicador fue publicado y desarrollado entre 2016 y 2019 por la ONG Plataforma 2015 y más, cuyo objetivo es medir, evaluar y comparar el compromiso de los países con un desarrollo humano sostenible, justo y equitativo. Para su cálculo, analiza numerosas variables procedentes de estadísticas oficiales y agrupadas en cinco tipologías: medioambiente, económicas, globales, productivas y sociales. Sus resultados difieren de los anteriores, puesto que premian especialmente el cuidado del medioambiente y las políticas sociales. • Índice de Progreso Real (IPR): Social Progress Imperative es una organización, sin ánimo de lucro, con sede en

Washington D.C., que publica este índice desde 2014. En su elaboración intervienen 53 indicadores sociales y ambientales con el objetivo de reflejar la vida de la gente común. Con este índice no se pretende medir la felicidad o la satisfacción en la vida de las personas, sino que se intenta evaluar el día a día de la población, centrándose en áreas que van desde la vivienda y la alimentación hasta los derechos y la educación. Como puede apreciarse en el Cuadro 4.4, los resultados difieren en función del tipo de indicador, como es el caso de España, pero, en general, los primeros puestos suelen estar copados por países nórdicos europeos, donde destaca especialmente el caso de Noruega.

2.4.2. Eficiencia versus equidad

Esta disyuntiva, que aparece en los manuales de economía del siglo xx, señala que los gestores económicos tienen que decidir entre decantarse por la maximización de la renta y, con ello la búsqueda de la perfección y la eficiencia, o la distribución de los recursos de forma equitativa entre la población. Tal es así, que el debate entre las diferentes tendencias económicas ha llegado al siglo xxi, y no han faltado opiniones de apoyo por parte de quienes consideran la relación entre eficiencia y equidad inversamente proporcional, aunque tiende a superarse, ya que tendencias como las representadas por J. Ostry, A. Berg y C. G. Tsangarides abogan por una relación positiva, lo que indica que puede mejorarse la equidad de una economía sin perjudicar su eficiencia o su crecimiento.

Internet

Busca información acerca de otro indicador del bienestar social.

Biografía

Jonathan David Ostry (Canadá, 1962)

Nacido en Ottawa, desde muy joven destacó en sus estudios, licenciándose por la Queen’s University (Canadá), en 1980. Posteriormente, también se licenciaría por la Universidad de Oxford (Balliol College), por la London School of Economics y, como Doctor en Economía, por la Universidad de Chicago. Desde 1992, ha publicado numerosos artículos y tratados, entre los que cabe citar, por su repercusión, Redistribución, igualdad y crecimiento, del que comparte autoría con Andrew Berg y Charalambos G. Tsangarides, y, donde se contradicen opiniones de la teoría «eficiencia versus equidad». Ostry ha desarrollado la mayor parte de su labor profesional en el Fondo Monetario Internacional, ocupando diversos puestos de responsabilidad, como el de miembro del consejo asesor del Informe de Riesgo Global del Foro Económico Mundial. También son de destacar sus trabajos sobre las transacciones internacionales de capital y su control, a partir de los que se han producido cambios de opinión en el FMI al respecto. No obstante, en junio de 2016, la revista especializada Worth lo citó como «una de las 100 personas más poderosas del mundo». Actualmente, en su perfil aparece como Subdirector de Investigación en el Fondo Monetario Internacional.

Cuadro 4.4. Ranking mundial de los primeros puestos y España en diversos indicadores del desarrollo social.

Puesto IDH (2020) IDHD (2020) IDS (2021) IGF (2021) ICPD (2019)

IPR (2020)

1.° Noruega Noruega Noruega Finlandia Dinamarca Noruega 2.° Irlanda Islandia Italia Dinamarca Islandia Dinamarca 3.° Suiza Suiza Austria Suiza Suecia Finlandia 4.° Hong Kong• Finlandia Polonia Islandia Noruega Nueva Zelanda 5.° Islandia Irlanda Eslovenia Países Bajos Portugal Suecia 6.° Alemania Dinamarca EE. UU. Noruega Nueva Zelanda Suiza 7.° Suecia Suecia España Suecia Australia Canadá 8.° Australia Países Bajos Suecia Luxemburgo Finlandia Australia 9.° Países Bajos Eslovenia Finlandia Nueva Zelanda España Islandia 10.° Dinamarca Alemania Corea del Sur Austria Croacia Países Bajos España 25.° 34.° 7.° 27.° 9.° 19.°

•Hong Kong, aunque no sea un país, aparece en el IDH de 2020. Fuente: Elaborado a partir de datos de la ONU, Plataforma 2015 y más, y Social Progress Imperative.

La realidad es que la superación de la injusticia social y la desigual distribución de la renta que vivimos en las sociedades actuales no se vence solo con maximización de la eficiencia, como defienden J. Ostry, A. Berg y C. G. Tsangarides, sino que debe pasar por reformas estructurales, tanto en el sistema económico, con medidas para impulsar la competitividad, el potencial de crecimiento y la capacidad de ajuste, como también medidas políticas, que requieren decisiones con su correspondiente coste electoral. Todo esto redunda, en definitiva, en una mejora en el nivel educativo y, por tanto, en el nivel de información de la población en general, que conlleva un cambio en la opinión pública y un mayor grado de libertad.

El indicador social que más información nos puede suministrar es el IDH, puesto que ofrece datos recopilados desde hace varias décadas. Así, puede compararse la evolución de España, que presenta los siguientes datos: 0,827, en 1981; 0,854, en 1990; 0,825, en 2000, y 0,904, en 2019.

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