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PSIC. ROSSANA GONZÁLEZ
¿PERDONAMOS O SEGUIMOS COMO SI NADA?
¿Cuántas veces pasamos por la vida dando carpetazo a ciertas situaciones que creemos concluidas, sin realmente haber cerrado ciclos? Tal vez, por decisión, continuamos con nuestra rutina, ignorando lo que el corazón y nuestras emociones tratan de decirnos. Claro, es más fácil, aparentemente, pero no nos damos cuenta de las repercusiones que esto nos podría traer más adelante, afectando nuestras relaciones, nuestra confianza hacia el exterior y dañándonos a nosotros mismos.
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En terapia, me encanta hacer la comparación entre el enojo o deseo de venganza y tener ácido muriático dentro de nosotros, ya que es algo que nos consume y daña, de tal manera, que se puede somatizar en nuestro cuerpo, y que, aunque no lo digamos en voz alta, cuando alguien no nos agrada porque nos lastimó, no siempre les deseamos lo mejor, seamos honestos. Ahora, ¿cómo podemos llegar a somatizar en nuestro cuerpo? Con alergias, dolores de cabeza y garganta, síntomas gastrointestinales, entre otras… y ¿por qué somatizamos? En una explicación sencilla y rápida: porque reprimimos emociones y no expresamos lo que sentimos, tal vez por temor a no ser buen ser humano o porque tus amigo ya te dijeron que “lo superes”. En algunos casos en consulta, he notado que las somatizaciones son producidas por el hecho de no lograr concluir ciclos, por dificultad de perdonar a quien nos ha hecho tanto daño. Una realidad, es que sin perdonar, no podemos continuar. Por eso les hablaré un poco de este tema: El perdón.
El perdón limpia asuntos inconclusos y cierra episodios dolorosos que roban energía, capacidad y afectan el rendimiento personal. De diferentes estudios, se ha extraído 4 elementos básicos que deben formar parte de cualquier proceso orientado al perdón. Estos son: expresar la emoción, entender el por qué, reconstruir la seguridad y soltar. El perdón es la herramienta que nos ayuda a liberarnos de cargas y a caminar livianos y felices por la vida. Nos ayuda a dejar rencores, deseos de venganza y aquellas emociones negativas, producto de una situación que nos hirió. Es bueno saber que perdonar no es olvidar, minimizar o justificar el daño.
Aquí les dejo 7 pasos que les puede orientar para aprender a perdonar.
1. Identifica tu dolor. ¿De dónde viene todo lo que estás sintiendo? 2. Reconocer las emociones que te causa ese dolor. 3. Perdónate a ti mismo y dejar ir el pasado. 4. Sé empático. 5. Perdona incondicionalmente. 6. Sé agradecido. 7. Quiere de nuevo.
Hay que tener en cuenta que no se trata de ponerse en riesgo de que el daño se pueda volver a repetir. No hay que tropezar con la misma piedra en diferentes ocasiones, ni con la misma
persona, ni con otros. Para esto, hay que tirarnos un clavado en nuestro interior y hacer un análisis. En algunas ocasiones, no es tan sencillo llegar a la raíz de todo por uno mismo, pero lo que sí, es que para eso existimos los psicólogos, para acompañarte de una manera profesional por este proceso y llegar a la solución. A continuación, les comparto un poco de lo que se trata, pasando por 5 etapas:
Primera etapa: Análisis y reconocimiento del daño sufrido.
Es preciso reconocer que se ha recibido un hecho que duele, y aceptar ese dolor. Se hace de forma lo más objetiva posible, lo que va a permitir un distanciamiento emocional y los primeros pasos para entender las motivaciones del ofensor; lo que constituye un comienzo para construir una cierta empatía hacia el otro que está en la base del perdón. También han de analizarse con detalle las circunstancias que han influido para llevarle a hacernos daño.
Segunda etapa: Elegir la opción de perdonar.
Quien nos ha hecho daño nos ha clavado en un anzuelo que nos atraviesa las entrañas, haciéndonos sentir un gran dolor. Queremos darle lo que se merece, tenemos ganas de hacerle sentir lo mismo y meterle a él en el mismo anzuelo, en un acto de justicia, que sufra lo mismo que nosotros. Mientras lo metemos, nos quedaremos dentro del anzuelo. Si consiguiéramos meterle en el anzuelo, lo tendríamos entre nosotros y la punta, por lo que para salir nosotros tendremos que sacarle a él antes. Si salimos del anzuelo, tendremos cuidado de no estar muy cerca de él porque nos puede volver a meter en el anzuelo y si alguna vez nos juntamos, tiene que ser con la confianza de que no nos va a volver a hacer daño. Pero no es la opción de no sufrir lo que justifica una elección, sino una opción basada en los valores de la persona. Es en los valores afectados por la concentración en vengarnos en los que tenemos que encontrar los motivos para elegir perdonar.
Tercera etapa: Aceptación del sufrimiento y de la rabia.
El perdón no supone que se rechacen y esté mal tener sentimientos de rabia, de ira o deseos de venganza, aunque a algunos pueda parecerles que el perdón lo implica. El problema no está en tener esos sentimientos o pensamientos, sino en actuar dejándose llevar por ellos en contra de los valores e intereses más importantes en ese momento. La propuesta consiste en abrirse a sentir el sufrimiento, la rabia, la depresión y cualquier pensamiento, sentimiento, sensación o emoción que surja asociado al daño recibido, sin ninguna defensa; mientras nuestra acción sigue el compromiso con los valores que en ese momento sean más relevantes. Si se ha elegido la opción del perdón, para llevarlo a cabo es preciso aceptar, en el sentido expuesto, los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones. La aceptación es un proceso que finalmente lleva al cambio; pero hay que tener en cuenta que su objetivo no es la extinción del sufrimiento, sino el compromiso con los valores y el fortalecimiento de la acción comprometida con ellos.
Cuarta etapa: Establecer estrategias para autoprotegerse.
Analizando lo que ha ocurrido, la víctima se puede dar cuenta de cuáles eran las señales que indicaban peligro, lo que le dará más posibilidades de evitarlo en el futuro.
Quinta etapa: Una expresión explícita de perdón.
La expresión explícita del perdón es un paso importante aunque algunos pacientes puedan pensar que es solamente simbólico y vacío de contenido. Se pueden articular muchos ritos o maneras hacerlo. Esta acción explícita no es el final del proceso de perdón, sino la oficialización del inicio.
Espero que esta información les ayude a darle verdadero valor al perdón, y así, cerrar ciclos de la manera más sana posible. Al perdonar a los demás te perdonas a ti mismo y te enseñas a tener herramientas para no ser lastimado de nuevo.
+INFO Psic. Rossana González Cervera Tel: 9991-29-51-40 Psic. Rossana González Cervera psic_rossanagonzález