4 minute read
Monasterio de Santa Catalina
Monasterio de Santa Catalina
Uno de los tres claustros que tiene el monasterio de santa catalina es el claustro de los naranjos, pintado de color azul añil. A partir de este comienza la ciudadela destinada a las monjas profesas, en sus muros se puede apreciar una serie de pinturas llamada “Emblemas de Amor Divino” referida a las tres vías de la experiencia mística
Uno de los más antiguos y representativos conventos de clausura de la ciudad de Arequipa, es el Monasterio de Santa Catalina, fundado en 1579. Se encuentra ubicado a dos cuadras de la Plaza de Armas y tiene una extensión total de 20,426 m2.
El recorrido por el Monasterio empieza en los Locutorios donde las monjas recibían las visitas, siguiendo por el Patio del Silencio se entra al pequeño Claustro del Noviciado donde se puede apreciar la serie de las Letanías Lauretanas del Rosario.
Uno de los tres claustros que tiene el Monasterio de Santa Catalina es el Claustro de los Naranjos, pintado de color azul añil. A partir de éste comienza la ciudadela destinada a las monjas profesas, en sus muros se puede apreciar una serie de pinturas llamada “Emblemas de Amor Divino” referida a las tres vías de la experiencia mística.
Parte de las seis calles que conforman el Monasterio de Santa Catalina, son las celdas que mandaban a construir las familias de las monjas. Estas son una especie de réplica de las casonas de la ciudad que les servía como vivienda para el resto de sus vidas y diferían de acuerdo a la condición económica de cada familia. En cada una de estas celdas se puede apreciar objetos utilitarios, así como también delicados bordados que confeccionaban las monjas mientras rezaban y que nos pueden narrar la historia de quienes vivieron en estas celdas.
Al final de la calle Toledo podemos encontrar la lavandería compuesta por una serie de tinajas partidas por la mitad, cada una de estas con su sistema de canalización.
Terminado la calle Burgos ingresando a la derecha podemos encontrar la cocina en cuyas paredes aún se aprecian las marcas de hollín de los fogones. A continuación se halla la plaza Zocodober pintada de rojo con una pileta de piedra en el centro. Camino al Claustro Mayor, que es el último y el más grande de los tres claustros del Monasterio, encontramos la celda de Sor Ana de los Ángeles Monteagudo, monja y priora del Monasterio en el siglo XVII y que, gracias a la petición del Arzobispado de Arequipa, fue beatificada en 1985 por el Papa Juan Pablo II.
Desde este mismo claustro ingresamos al Coro Bajo, desde donde las monjas oyen la misa todos los días separadas por un doble enrejado del resto de los fieles. Desde éste puede verse el interior de la iglesia del Monasterio y las tres bóvedas de la Pinacoteca donde se puede apreciar unas valiosas pinturas y esculturas, que datan de los siglos XVII y XVIII, las cuales formaron parte del ajuar que traía cada monja al entrar al Monasterio.
Recientemente se aumentaron a esta colección, objetos valiosos de platería y orfebrería entregados por las monjas, entre los que destaca una custodia de pie bañada en oro y plata, con incrustaciones de piedras preciosas.
Hoy en día las monjas de clausura de la Orden Dominicana aún viven en una parte del Monasterio, entrando por los discretos accesos de la calle Córdoba donde siguen cumpliendo sus votos de clausura.
Ya con más de cuatrocientos años desde su creación, Santa Catalina ha sido testigo de los grandes acontecimientos históricos que tuvo Arequipa desde sus inicios y narra mejor que ningún otro monumento la evolución de la arquitectura de la ciudad.
El Monasterio de Santa Catalina es un lugar donde se disfruta la historia arequipeña, siendo así una visita obligada si se viene a conocer la ciudad de Arequipa.