El Mollete Literario #8

Page 1

El Mollete Literario www.grupotransicion.com.mx

Director: Carlos Ramírez

molleteliterario@grupotransicion.com.mx

Junio 15, 2013 , Número 8, Segunda Época

$10.00 pesos

Revisión crítica de

Carlos Fuentes


El Mollete Literario

2

15.06.2013

El Mollete Literario

Regaderazo diario Por Luy

Mtro. Carlos Ramírez Presidente y Director General carlosramirezh@hotmail.com Oscar Dávalos Coordinador de Producción odavalos@grupotransicion.com.mx Lic. José Luis Rojas Supervisor Editorial Consejo Editorial: Roberto Bravo, René Avilés Fabila Abigail Angélica Correa Cisneros Redacción acorrea@grupotransicion.com.mx María Eugenia Briones Juárez Diseño Mathieu Domínguez Pérez Formación Raúl Urbina Asistente de la dirección general

El Mollete Literario es una publicación mensual editada por el Grupo de Editores del Estado de México, S. A., el Centro de Estudios Políticos y de Seguridad Nacional, S. C. y el Grupo Editorial Transición. Editor responsable: Carlos Javier Ramírez Hernández. Todos los artículos son de responsabilidad de sus autores. Oficinas: Durango 243, Col. Roma, Delegación Cuauhtémoc, C. P. 06700, México D.F. Certificado de licitud en trámite.

Índice Cosecha Roja Crimen en directo

3

Por Mauricio Leyva

De periodista a escritor sin pasar por el Boom Manuel Becerra Acosta Ramírez (1932-2000)

12

Por Raúl Urbina

A contracorrientes ¿Vanguardia o experimentación?

4

Por Óscar Wong

Espiral Historia de las grabaciones musicales Por Amadeo Estrada

Pico de Gallo Mujeres versus transmujeres y un poco de testosterona

13

Por Citlali Ferrer

La bella voz Poesía

5

Coordinador: Freddy Secundino Abel Cardejal Carlos Chávez Eduardo Mosches Yunuén Márquez Aarón Fishborne Ángel Fuentes Balam Freddy Secundino S. José Antonio Íñiguez

Sobre Carlos Fuentes

6

Por Carlos Ramírez

Y las mujeres ¿qué? ¿Por qué Elenita?

Diccionario Alas

Por Margarita Ruiz de V.

Por Mauricio Carrera

Teleras en serie Jekyll

14

Por Elsie Méndez

El fenómeno Carlos Fuentes

8

Por Roberto Bravo

De un raro parecido

10

Por Porfirio Romo

Arte ahora Entre la pintura y la imagen

15

Por Mónica Contreras

Una buena novela nos dice la verdad sobre su protagonista; pero una mala nos dice la verdad sobre su autor. Gilbert Keith Chesterton (1874-1936)


El Mollete Literario

15.06.2013

Cosecha Roja

Crimen en directo por Mauricio Leyva

C

amilla Läckberg, es en la actualidad una de las más renombradas escritoras suecas de novela policiaca. En su haber existen más de cinco novelas que la consolidaron como la reina del suspenso en su país, convirtiéndose también en uno de los autores europeos con un número enorme de lectores por lo que, sus obras están en los best seller, lo que le valió el premio a la mejor novela negra de la Academia Sueca. Crimen en directo es la cuarta novela en su profunda producción (le anteceden La princesa de hielo, Los gritos del pasado y Las hijas de frío), y trata sobre el poder manipulador de los medios con un inquietante estilo que mezcla la estructura clásica de toda buena novela, con temas actuales como el impacto del reality show en un pueblo pequeño, como lo es Fjällbacka, escenario de la trama. Desde el preámbulo de la obra, el lector puede percatarse de la poderosa narrativa de Camila Läckberg: lo que mejor recordaba era su perfume. El que guardaba en el baño. Aquel frasco lila de aroma dulce e intenso. De mayor fue un día a buscarlo a una perfumería, hasta que dio con él. Le entró la risa al ver el nombre: Poison. Ella solía ponerse un poco en las muñecas. Que luego se frotaba en el cuello y, si llevaba falda, también en los talones. A él le parecía tan hermoso. Sus muñecas delgadas, delicadas, frotándose con gracia una contra la otra. El aroma se difundía por la habitación alrededor de su persona y siempre añoraba el instante en que la tenía cerca, muy cerca, el momento en que ella se inclinaba para besarlo, siempre en la boca. Siempre de forma tan leve que a veces se preguntaba si el beso habría sido real o si sólo era un sueño. “Cuida de tu hermana”, le decía ella siempre antes de salir por la puerta como si, más caminar. Volara. Después, nunca recordaba si le había contestado en voz alta o si, simplemente, había asentido con la cabeza. Luego de estas líneas, comienza la trama. Patrick y Erica protagonistas de las novelas anteriores, ahora con su bebé Maja, están en preparativos de boda cuando ocurre un

accidente de tránsito, al principio nada trascedente. Marit, dueña de un modesto negocio es hallada muerta al interior de su vehículo, luego de perder el control y haber ingerido una fuerte dosis de alcohol y de pastillas. Al lugar del hecho va Patrick acompañado de Hanna, su nueva compañera de trabajo en la comisaría de Fjällbacka, ambos inspeccionan la escena pero Patrick se acerca al cuerpo de Marit. La halla con el cinturón puesto, con la cabeza sobre el volante, el rostro lleno de sangre que goteaba hasta el suelo y varias heridas en el rostro. Al principio parece no existir nada fuera de su lugar, de acuerdo a lo que corresponde a un accidente: No había nada en particular en el suelo. Un envoltorio de caramelo, una botella de plástico de coca-cola vacía, una página que parecía arrancada de un libro y al fondo, ya bajo el asiento una botella de vodka, también vacía. De tan sencillo que parece, a Patrick le asalta una duda y toma un par de fotografías extras al rostro de Marit, mujer hasta ese entonces ordinaria. Poco después, hace su arribo al pueblo de Tanum la producción de Fucking Tanum, reality show exitoso que debía generar importantes ganancias. Al principio las expectativas sobre el programa son elevadas, el revuelo es único, en el lugar el rating sube porque los jóvenes, en lugar de convivir en el encierro, conviven con el pueblo, tienen un empleo e ingieren alcohol y tienen relaciones sexuales. Motivo por el cual el programa trae consigo un grupo de personajes complejos que están resueltos a convertir su estancia en el show en la mejor plataforma de sus propias personalidades aunque esta sea gris u obscura como el de Barbie. Barbie se llamaba originalmente Lillemor, todo lo bueno que tenía lo había perdió. Había sido huérfana de madre durante algunos años y, su padre poco tiempo tardó en unírsele. Camila narra que Barbie se encontró en un mundo de familias de acogida y de condiciones de vida provisionales: ya no bastaba con ser normal y parecer un chico. Ni tampoco con llamarse Lillemor.

De modo que comenzó con lo que podía permitirse. Se tiñó el pelo de rubio en el baño de la casa de uno de los novios que pasaron por su vida. Cambió toda su ropa por otra nueva más corta, más estrecha, más sexy. Porque, en efecto, había descubierto cuál era el billete que la sacaría de aquella miseria: el sexo. Con sexo compraría atención y compraría cosas. Le daría la posibilidad de distinguirse de la mayoría. Un novio que tenía dinero le pagó la operación del pecho. A ella le habría gustado un poco más pequeño, pero pagaba él, de modo que él decidía. Quería ir a la talla que tenía. Quería ir a la talla ciento diez. Una vez realizada la transformación externa, sólo era cuestión de embalaje. El novio que sucedió al que le financió el pecho, la llamaba su pequeña Barbie, y así resolvió el asunto del nombre. A la par de los acontecimientos que generan la llegada del Fucking Tanum, crece el asunto de Marit y en el conflicto de ella, Camila desliza con suavidad el tema de una sociedad intolerante con cuestiones de índole sexual porque Marit era lesbiana y vivía con Kerstin, de hecho dejó a su marido Ola por Kerstin aunque delante de Sofie su hija, fingía que Kerstin sólo estaba en casa en calidad de amiga. Para la pareja, una fuerte discusión sostenida un día antes de la muerte de Marit debido a la exigencia de Kerstin para hacer pública se relación, hizo que la última separación entre ambas fuera lamentable, pero puso en evidencia ante el interrogatorio de Patrick, las constantes amenazas que padecían de forma anónima. Entonces la cosa cobra otra dimensión, sobre todo, cuando en las pesquisas se descubre que Marit no ingería alcohol y que Ola podía ser el culpable de lo que comenzaba a ser cada vez más evidente: un asesinato. Sin embargo pronto Ola se revela como el autor de las amenazas a la pareja de mujeres aunque a pesar de su conducta, se aleja de la posibilidad de la autoría del crimen. De manera colateral, el mundo perfecto de Erica y Patrick tambalea y sólo faltan días para su boda, aunque Erica sabe que su futuro esposo está metido de lleno en algún caso, se genera un conflicto interno en el personaje que cuestiona el lugar que ocupa en la vida de su compañero. Su cuerpo no es el mismo, se mira en el espejo cada que se prueba un vestido de novia y con ninguno se siente cómoda hasta que la señora que le ofrece los vestidos le recomienda uno, metáfora de su alma, que se ajusta a su cintura lo mismo que a sus ilusiones. Con estos componentes la historia comienza a entramparse, Barbie también aparece muerta en un contenedor de basura y el tejido fino de la novelista va enredando la psicología de los personajes y su drama, que va de menos a más, resulta difícil de dejar. Por ello, quien lea Crimen en directo puede tener la certeza de estar frente a una historia de calidad, con giros y elemento nuevos que garantizan un suspenso que lo mantendrá al filo de cada línea. El único inconveniente es que la traducción que existe no es en español neutro, y a veces da la impresión de que algunas hojas están demás, pero la lectura se salva y recobra su dignidad con el intenso entramado de una obra con mucha valía.

3


4

El Mollete Literario

15.06.2013

A Contracorrientes

¿Vanguardia o experimentación? Por Óscar Wong

D

esde el pasado siglo XX, con Huidobro en 1911 y, posteriormente con César Vallejo, se han cuestionado los diversos modos de poetizar, partiendo de cánones rígidos, como son la métrica y la rima (sin soslayar la discusión planteada por el autor del Creacionismo con los preceptistas españoles. ¿Verso libre o verso blanco?, se interrogaba el chileno, determinando al verso como un código rítmico, como un aspecto donde la respiración y la tensión interna jugaban un papel predominante). Lo que después se concibió como vanguardia –y que yo denomino simplemente como “experimentación”– parte de las posibilidades que el lenguaje ofrece para entregar, de otra manera, el contenido lírico.

Centro y Sudamérica se han caracterizado por estas exploraciones, estas posibilidades lingüísticas de abordar el poema, partiendo del tono conversacional, prosaico, o buscando resaltar en el discurso no sólo el aspecto tropológico sino la condición social. Muchas “poéticas” han surgido, desde la famosa antipoesía con Nicanor Parra, el Movimiento Zero en Perú, y por supuesto con las expresiones de los poetas cubanos de la revolución del 56. Hubo, desde luego, tendencias en Ecuador y en Nicaragua y en otras latitudes de Hispanoamérica. Por supuesto que desacralizar a la poesía, ahondar en la dimensión lingüística, buscando las posibilidades del lenguaje, partiendo del vínculo estrecho: expresión-contenido-intención-resolución, fue, a mediados del siglo XX, una pretensión y un logro. En este sentido, Fernando Alegría señalaba la clara orfebrería de índole ornamental en la primera etapa de Vicente Huidobro –“de raíz parnasiana y tonalidad romántica”– y el lenguaje cotidiano mezclado de fórmulas pedagógicas y sentencias de pillería popular, que unía obscuridades y claridades en Nicanor Parra. Esta manera de enfrentar al mundo partía de dos vertientes: 1) el mundo como caos y el hombre víctima de la razón y, 2. la actitud revolucionaria, donde la realidad se mostraba en su complejidad y hondura, por lo que ante el desmoronamiento de la racionalidad establecida, el poeta buscaba redescubrir la cadencia implícita en el lenguaje y apoyarse en las asociaciones de sentido que la escritura postula (Cf. Literatura y revolución, 1971). Es evidente que la Revolución Cubana, así como los procesos sociales en Hispanoamérica –golpes de estado, gorilatos, represión, persecución y

encarcelamiento, etc.–, marcó la pauta. La expresión lírica generó ese logos social, que conciliaba la ética y la estética. Literariamente hablando, México continuó con su tono crepuscular (Pedro Henríquez-Ureña dixit) y salvo algunos autores como Sergio Mondragón, Efraín Huerta y los integrantes de La espiga amotinada, no hubo pretensiones de vanguardia o de adecuación de los contenidos versiculares. En nuestro país aún no es posible hablar de indagaciones ni tentativas. Los Contemporáneos –excepto Salvador Novo-, los del grupo Taller y más tarde los seguidores de Paz, circularon con una proposición formal en tono y contenidos; aunque Eduardo Lizalde, José Emilio Pacheco y Félix Suárez van de la tradición bárdica, del cantor sagrado, al poeta satírico. Muy escasos autores mexicanos han pretendido arriesgarse. Los nombres son mínimos: Sergio Mondragón, Gerardo Deniz, Orlando Guillén y … (Considero que es prudente agregar a Coral Bracho, por la forma de desplazar, tipográficamente hablando, sus recursos versiculares, su cualidad de introducir conceptos incluso de la ciencia, sin olvidar su peculiar sintaxis: guiones y paréntesis aclaratorios; pausas y cesuras para marcar plástica y fonéticamente los silencios, etc. Cf. El ser que va a morir [1981] y, sobre todo, Ese espacio, ese jardín [2003]). La famosa “tradición de la ruptura”, concebida por Octavio Paz en el siglo XX, simplemente ha quedado en “tradición de la mesura”. Por supuesto que habría que aclarar qué se considera en tanto búsqueda, en tanto vanguardia. Pero si arqueológica y míticamente el lenguaje, la palabra misma, extravió su primera substancia, su transparencia, en virtud de la dispersión que ocurrió en la Torre de Babel, es válido buscar ese secreto que la palabra contiene en sí misma, no en la superficie, y recuperar los huecos léxicos, esa significación que subyace petrificada en la palabra, como observaba Héctor A. Murena en La metáfora y lo sagrado). Originalmente los nombres denotaban aquello que designaban; aunque aún persiste un fragmento silencioso, un saber que tiene esas propiedades inmóviles que subyacen en ese espacio que la similitud, la analogía, dejó en la nada, en el vacío. La semejanza de las cosas se ha extraviado. Y más de una lengua a otra, revela Foucault (Cf. Las palabras y las cosas). Este extravío substancial, lírico, ha sido abordado por algunos autores –Lizalde, Sabines, etc.– donde la expresión asume una doble vertiente: escritura y lectura y, además, una visión del mundo contemporánea. Hay, desde luego, un perenne cuestionamiento sobre los modos de poetizar, soslayando los rígidos cánones tradicionales –métrica y rima– y concibiendo al verso como un código ritmo, un ámbito sonoro donde la respiración y la tensión interna juegan un papel determinante, puesto que pretende abordar las posibilidades que el lenguaje ofrece para entregar el contenido del poema. Se advierte el fraseo prosódico, la oralidad que se entroniza en la grafía.

Indudablemente que la poesía tiene aspectos precisos y lúcidos. También un elemento lúdico. La poesía es imaginación, sensibilidad, expresión, pero también ejercicio de la inteligencia. He aquí a la poesía, cuya expresividad en el estrato fónico devela y revela al concepto. La imagen es el concepto, reitero ad infinitum. Precisamente por su afán de ofrecer plenamente la cualidad del sentimiento, el poeta recurre a los símiles, a las metáforas. Y aquí hay precisión, no-dispersión; convicción emotiva, no-herejía; ni hablar delirante, sino manifestación del mismo logos. Palabra y razón, que incluye al logos, es la manera de ser de la poesía; no hay contradicción ni irracionalidad, por utilizar los términos de Zambrano. La palabra designa a la esencia. El pensamiento vinculado íntima, consubstancialmente, al espíritu. Es la substancia misma: Ahí estriba lo mágico del lenguaje, el sentido de la Palabra. Paz; como poeta, lo sabía. Conocía su poder transformador y usaba estas resonancias sagradas. El poema, reflexiona Paz es un

conjunto de signos que buscan un significado, de ahí también que cada forma lírica exteriorice una idea (Cf. El arco y la lira, Méx., 1967). El fluir del discurso, la cristalización visionaria del poema, desemboca en el texto, en el poema-objeto, en el poema-exploración. Cierto: Juan, el evangelista, sentencia: En el principio era el Logos. Y la Cábala misma habla de esta resonancia, de la Creación del mundo a partir de las 22 letras del alfabeto hebreo. La palabra no marcha, directamente, rumbo al objeto, puesto que previamente pasa por el concepto, la idea, el conjunto de elementos que caracterizan, y definen, al objeto; en cada palabra existe lo abstracto, que deriva en el significado mismo. Esto es lo que Galvano Della Volpe destaca como triangulación. Hay precisión, definición, lógica, si se desea. En todo poema persiste una estructura, un hilo conductor, racional, que precisa el corpus, el sentido mismo del discurso. Por supuesto que el poeta no filosofa, felizmente, pero la naturaleza misma del verso hace que el lego piense lo contrario. Y Heidegger y Zambrano lo son, aunque mi alegato me haga aparecer como irrespetuoso. http://poesiadewong.blogspot.com

www.grupotransicion.com.mx


El Mollete Literario

15.06.2013

Poesía

La bella voz Coordinador: Freddy Secundino S.

Cualquier esquina

La explosión

Eduardo Mosches

Yunuén Márquez (10 años)

Las esquinas se pueblan de figuras humanas y delgadas ancianas que duelen con esa mano extendida obtener comida hacia la boca desdentada (los recuerdos de una casa) la olla perfuma la mesa y sus sillas una sonrisa de verano. La mano en su cintura tensa de ánimo y baile dedos labrando figuras en los granos de maíz montículos de días maduros y ceniza tibia tantas arrugas hendidas en la piel injertadas por el tiempo en los surcos de alguna sonrisa memoriosa. La mujer queda olvidada en esa esquina cualquier esquina de esta ciudad.

Una mano golpea a la otra y… estalló el aplauso.

Noche reciente

José Antonio Íñiguez Narváez Surge de pronto el frío y las horas afiladas vuelven a caer de su mano transparente. Lentas y letales van clavando su polvo venenoso en nuestras máscaras ajadas, antes primorosas del contacto de la luz. La noche ahora, en esta estancia del fuego devastado, es y no es, un tigre anciano que alcanza con su garra sólo un puñado de arena y de silencio.

Microgloria Ángel Fuentes Balam En la nota más horrible de un violín ardiente: ahí encontrarte… No viajaremos ya. El gran cielo abierto ha temblado y sus arcángeles huyeron, para venir a burlarse de mi cuello podrido.

Disculpa Abel Cardejal (Perú) Disculpa si no tengo la culpa, pero la falta es por pecado mío. Disculpa por no escuchar tu permiso que se desviste buscando perdones. Disculpa pero no tengo la culpa, por estar enamorado de ti. Disculpa pero prefiero no disculparme porque nunca supiste de este culpable. Disculpa a este culpable que es inocente, sin dejarle un recado a tu alma gemela. Disculpa por el silencio y por decir que no tengo boca para silbar. Disculpa a esta culpa mal vista y a este mudo que habla mucho. Disculpa por echarme la culpa de querer aceptar lo que no dices. Disculpa porque sólo quiero decir que la quiero. Disculpa, pero no fue tu culpa haberme enamorado de ti…

Versos esperma Freddy Secundino S.

Para V. Omecíhuatl Con sol, con luna, en la paz, contra la guerra, con tu nombre, en el anonimato, por tus palabras olvidadas, en mis versos aún esperma, estás estés o no estés, como has estado y estarás siempre.

El pájaro Carlos Chávez El pájaro es el culpable… Cortémosle el pico para que ya no le cante a la tristeza. Hagamos que aterrice sin patas, sin alas, que sea un cadáver cayendo desde el cielo, que se meta a la tierra y que viva como un topo, como una hormiga, como un bandido que se ha robado nuestro viento. Ahorquemos su sonido delicado y engañoso. Pongámosle una cadena en el pescuezo y azotémoslo al asfalto. Dudemos… Este no es un pájaro… Es una lombriz.

Carta de Allan Poe para un desconocido que habla desde mi cuarto Aarón Fishborne Yo conocí a Edgar Allan Poe. Era un mal hijo de familia y de algún modo por eso terminamos destruyendo juntos la casa de un viejo vecino que ambos odiábamos. Nunca nadie supo fuimos nosotros. No lo supieron, incluso con nuestra confesión en la mesa, la cual prefirieron quemar, accidentalmente, y todo para que sus hijos de puta, nosotros, los no deseados, pudiéramos ser libres. Edgar terminó un día ahogado con sus propias palabras, no sin antes despedirse de mí en una carta, que he tardado cerca de ciento veinte años en encontrar. Como pueden leer, yo sólo fui mis actos, mis palabras no escritas, una canción que alguien se aprendió de memoria y que se volvió puño y letra en este poema, en esta carta que me dicta Poe, para que yo me escuche para que sepa que existo, que existí, que existiré, al igual que Allan, en el grito de un pájaro en la furia de un cuervo, o en la muerte misma cuando un día se encuentre contigo en mitad de la noche (o al abrir sus ojos una mañana), ahí, donde alguien, seas tú, o seas otro, recuerden que un día alguien les dijo estaría con ellos cuando estuvieran a punto de meter sus ojos, para siempre, en la caja sin fondo de la sombra.

5


6

El Mollete Literario

15.06.2013

Los escritores y la política, una pasión desdichada Carlos Fuentes y el dilema existencial del intelectual Por Carlos Ramírez

Carlos Fuentes

I En su polémica tardía con Saint-Beuve, Marcel Proust quiso enfatizar uno de los puntos más gelatinosos de la crítica literaria: ¿debe analizarse la obra de un autor en función sólo de la obra en sí o debería también cruzarse la obra con la vida del autor? A principios del siglo XX Proust estaba preocupado por la recepción que tendría su propia obra-río En busca del tiempo perdido por la vida misma del autor a veces contada en primera persona. Saint-Beuve había ya colocado a los escritores en dos cajones: el escritor realista encarnado por Víctor Hugo y el poeta enclaustrado en su torre de marfil como Alfred de Vigny. Obviamente Proust no ofreció respuestas sino apenas el planteamiento de una nueva parte del debate en torno a la creación. En todo caso, ese debate unidireccional de Proust con Saint-Beuve, recogido unilateralmente en el libro Contra Saint-Beuve de Proust, podría convertirse en un método análisis literario susceptible de ser aplicado en ciertos autores en función de quizá una condición: la interrelación necesaria entre la obra literaria en sí misma con la vida del autor. Más que politizar el contenido de ciertas obras de tinte político, el esfuerzo se debe profundizar en la busca de ciertas conexiones entre vida y obra. II Carlos Fuentes (1928-2012) fue un escritor-actor de vidas políticas y literarias. Su obra de ficción se divide entre mundos literarios y mundos políticos, a veces sin mucha diferenciación. Su vida misma pasa por fases: la de formación literaria, la de creación de un ambiente cultural activo, la militancia política revolucionaria, su vinculación con un sector progresista del PRI, su etapa de funcionario público como embajador y desde 1977 su participación sólo con entrevistas, algunos ensayos y simpatías con algunos candidatos del PRI o del PRD en procesos electorales. En materia de definiciones intelectuales, tuvo tres etapas: la defensa de la revolución mexicana, el apoyo a Luis Echeverría y el debate sobre

el papel de los intelectuales ante la realidad, el poder y la política. En vida y obra de Fuentes existe una correlación palpable: algunas de sus novelas más importantes se cruzan con sus comportamientos políticos e intelectuales muy precisos, sin que una domine a la otra, pero del entendimiento entre las dos vidas --la política y la de sus obras-- se podría entender mejor al autor. Nacido en 1928, Fuentes comenzó su vida literaria en 1949 con la publicación del cuento “Pastel Rancio” y su participación pública hacia mediados de la década de los cincuenta, al calor de la publicación en 1954 de su primera colección de cuentos Los días enmascarados, cuya línea creativa fue mayoritariamente fantástica. El cruce de vida pública-obra creativa de Fuentes aporta elementos de interrelación y correlación como pocas obras-autores. Las obras más importantes de Fuentes tienen un escenario intelectual de contextualización, aunque a veces no tan obvia. Para un ejercicio de análisis se podría establecer una periodización de la vida político-intelectual de Fuentes y acomodar ahí algunas de sus obras con referentes realistas. 1.- 1954-1964: la militancia política. En la segunda mitad de los años cincuenta Fuentes construyó un espacio intelectual activo y se convirtió en el pivote de fiestas y reuniones. Y en la primera mitad de los años sesenta ese activismo se politizó en dos líneas nutrientes: la reactivación política e ideológica de la Revolución Mexicana y el impacto en México de la Revolución Cubana, como escribió José Donoso en 1962: “después de la Revolución Cubana él (Fuentes) ya no consentía hablar en público más que de política, jamás de lite- Revista El Espectador (propiedad del autor) ratura; que en Latinoamérica ambas eran inseparables y que ahora Latinoamérica sólo podía mirar hacia Cuba”. Esta etapa de Fuentes fue de su acercamiento al ex presidente Lázaro Cárdenas a la ruptura con la revista Política de Manuel Marcué Pardiñas en 1962. En medio, en 1959, Fuentes se colocó ya en el activismo político con su participación ese año en el Grupo El Espectador que editó doce ediciones de la revista El Espectador junto con Enroque González Pedrero, Víctor Flores Olea, Jaime García Terrés, Francisco López Cámara y Luis Villoro. La línea editorial de esa revista se fijó en la defensa de la parte progresista de la Revolución Mexicana. La obra literaria de Fuentes en este periodo reflejó el proceso de toma de conciencia intelectual y política: Los días enmascarados (1954) asumió la línea fantás-

tica como mensaje de evasión de la realidad aunque fue una línea con personajes aztecas, con la presencia del pasado indígena. La región más transparente (1958) reveló el descubrimiento de la ciudad como el conocimiento maduro de su entorno; si bien no es estrictamente política, sí fue social, de entorno público, de crisis de realidad política y social, de crítica. En 1959 publicó Las buenas conciencias, una adelanto de su línea de literatura política: una familia de clase media conservadora en el bajío ante el fantasma de la Revolución Mexicana, el choque dialéctico entre dos realidades ideológicas, y la presencia histórica de la religión. En 1962 publicó La muerte de Artemio Cruz, su primera novela propiamente política: un general revolucionario, en la cama de muerte, recuerda su pasado y el autor exhibe la crisis de la Revolución Mexicana por la corrupción de sus dirigentes, esta novela se contextualiza con una gira que hizo con el general Cárdenas y la percepción del México olvidado por la Revolución y el cincelado del cardenismo de Fuentes. Como mecanismo dialéctico, Fuentes escribió Aura, una novela breve de signo fantástico que pudiera leerse como el México oscuro y olvidado de la clase media a la cual también abandonó la Revolución. 2.- 1964-1968. Fueron cuatro años intensos en el país: el endurecimiento del gobierno de Díaz Ordaz, las movilizaciones civiles y la rebelión estudiantil en México y en el mundo en 1968; y en el mundo estalló el mayo francés. Luego de romper con la revista Política, Fuentes prefirió el autoexilio europeo. El mayo francés lo arraigó en París y Fuentes se entusiasmó con el activismo de las izquierdas, vio con alegría el papel del marxismo en el movimiento y escribió un texto entre memoria, ensayo sobre los estudiantes y sentimiento marxista: París: la revolución de mayo. Las frases finales no pudieron reproducir mejor el estado de ánimo de Fuentes: “esta revolución también es la nuestra. Es sólo el comienzo. La lucha continúa”. Fuentes reveló en sus obras el desconcierto de la época. En 1967 publicó Zona sagrada, una novela sobre el medio artístico y cinematográfico que tanto lo atrajo y un estilo poco atractivo. Pero ese mismo 1967 registró la irrupción de una novela experimental, un poco en la línea de ruptura del boom latinoamericano: Cambio de piel, inclusive criticada por los cubanófilos calificándola de novela de evasión, aunque escrita antes del mayo francés. Fuentes fue sacudido por el mayo francés pero no escribió alguna obra que reflejara ese entusiasmo, por lo que ante Cuba y el 68 prefirió la evasión y el no compromiso de contenido, a diferencia de Cortázar que no resistió las presiones cubanas y escribió la incomprendida Libro de Manuel como novela de la revolución latinoamericana.


El Mollete Literario

15.06.2013 3.- 1969-1977. Fueros los años de los reacomodos políticos e intelectuales. Fuentes participó con discreción en grupos intelectuales que tuvieron acercamientos con los precandidatos Emilio Martínez Manatou y Luis Echeverría Álvarez, afianzó su tesis de que se deberían rescatar los principios de la Revolución Mexicana desde el poder y el gobierno. En 1971 difundió su libro de ensayos Tiempo mexicano, recogiendo sus mejores textos de crítica a la cultura política, sólo que fallido en sus últimas dos páginas por su apoyo a Luis Echeverría en el caso de la represión estudiantil con los halcones el 10 de junio de 1971; inclusive, los párrafos finales fueron incorporados al libro cuando ya estaba en impresión. En este ciclo Fuentes se metió de lleno ya a la política dentro del sistema político priísta: apoyó a Echeverría, lo ayudó a acercarle intelectuales, le abrió espacios en los intelectuales críticos estadunidenses. Pero fue más allá: en 1975 apoyó al candidato presidencial priísta José López Portillo, participó en el consejo consultivo del PRI, tuvo intervenciones en la campaña priísta y fue designado embajador de México en Francia, cargo al que renunció en 1977 cuando el presidente Echeverría designó embajador de México en España al ex presidente Díaz Ordaz, el responsable histórico de Tlatelolco. En esta fase final Fuentes polemizó con intelectuales que le recriminaron su apoyo acrítico a Echeverría. En este periodo Fuentes publicó Tiempo mexicano y sólo dos novelas, ambas influidas intensamente por su pasión por la política práctica: la monumental Terra Nostra (1975) --sin duda de su mejor producción-y La cabeza de la hidra (1978), la primera como un rescate del pasado mexicano en el momento político del discurso de Echeverría apelando justamente a las tradiciones ante el acoso de los imperios y la segunda una novela de aventuras en torno a la disputa del petróleo mexicano también en la línea nacionalista echeverrista. El nacionalismo y progresismo echeverrista trasminó la obra literaria de Fuentes, en Terra Nostra sin afectar la obra y en La cabeza subordinándola a la intención política. 4.- 1977-1988. Afectado no sólo por la crítica a su apoyo a Echeverría sino también sin opciones políticas por la burocratización del PRI y los gobiernos neoliberales de López Oportillo y Miguel de la Madrid, Fuentes de nueva cuenta se refugió en el auto exilio. Se fue a Europa, recibió premios, se alejó de la militancia y prefirió el papel de espectador, escribiendo ensayos sobre el papel del escritor en la realidad. Pero fue sacudido en 1988 con el ensayo La comedia mexicana de Carlos Fuentes, escrito por el historiador Enrique Krauze para desmenuzar con severidad los comportamientos políticos de Fuentes; este texto, por cierto, hizo romper las relaciones profundas de Fuentes con Octavio Paz. En este ciclo Fuentes publicó Una familia lejana en 1980, una de sus obras con mayor creatividad e intensidad de lenguaje, con un contenido significativo: el protagonista llega a plazas en el extranjero y se dedica a buscar en el directorio a personas que se llamen como él, una especie de búsqueda simbólica de sí mismo. En 1985 circuló Gringo viejo, la historia del escritor Ambrose Bierce que desapareció en plena guerra revolucionaria de México, aunque el sentido de la novela también ajustó cuentas con el nacionalismo de Fuentes. Esta novela preparó la participación de Fuentes en el grupo de intelectuales, diplomáticos, políticos y funcionarios de México y los Estados Unidos en 1988 que redactó en estudio México-EU: El desafío de la interdependencia, cuyo sentido final matizó el contenido anti gringo de algunos comportamientos de Fuentes porque las conclusiones señalaron la necesidad de modificar la cultura y los libros de texto para ver a los EU como un socio y no un enemigo; este grupo fue promovido por el gobierno de Miguel de la

Madrid y preparó el tratado de comercio libre de Salinas con los EU 1991-1993. Y en 1997 Fuentes publicó Cristóbal Nonato, una alegoría futurista sobre la concepción del primer presidente panista de la república, una especie de prefiguración de Vicente Fox; esta obra marcó el periodo de las novelas-discursos-ensayos de Fuentes, ya menos literarias y más de contenido. 5.- 1989-1994. Lustro de redefiniciones históricas: el fin de la guerra fría, la caída del Muro de Berlín y de las estatuas de Lenin, la desarticulación de la Unión Soviética, el fin histórico de la Revolución Mexicana en los gobiernos priístas, la victoria intelectual del grupo de Octavio Paz en su crítica al estalinismo y el alzamiento zapatista en México como la crisis más profunda del sistema político priísta. El subcomandante Marcos, del EZLN, trató de acercarse a Fuentes pero éste prefirió la sana distancia porque pareció no comprender el fenómeno zapatista. En 1991 el presidente Carlos Salinas de Gortari sepultó a la Revolución Mexicana al excluirla de los documentos del PRI y sustituirla por un amorfo “liberalismo social” que quiso tener guiños juaristas pero que nadie en realidad consolidó. En este periodo Fuentes tuvo una producción no sólo escasa sino casi forzada por el ánimo de publicar y no por la pasión por escribir: Constancia y otras novelas para vírgenes (1990), la parábola La campaña (1990) que cruza aventuras en el ambiente independentista y Diana o la cazadora solitaria (1994) como una nueva historia sobre escenarios de una actriz cinematográfica. Su diario de 1994, titulado Nuevo tiempo mexicano, fue mucho menor que el original de 1971: Fuentes dejó ver sus miedos a tomas de posición político ya sin la Revolución Mexicana como referente. 6.- 1994-2003. Años de crisis, cambios, avance opositor en México, colapso del PRI, pérdida de referentes históricos y alternancia partidista en la presidencia de la república. Fuentes vio las cosas desde lejos, seis meses en Londres y seis meses en México, el candidato presidencial priísta Luis Donaldo Colosio lo buscó y luego permitió un acercamiento de Vicente Fox, tiempos de navegación en aguas agitadas, achocolatadas, confusas. Fuentes enfocó la política como nostalgia en la consolidación de su periodo de novelas-discurso: Los años con Laura Díaz (1999), una cronología del México político del siglo XX, Instinto de Inez (2001) a caballo de la alternancia y búsqueda del pasado de una artista y sobre todo La silla del águila (2003) como su novela más política, pero al mismo tiempo más discursiva sobre el viejo sistema político priísta, su nostalgia de Adolfo Ruiz Cortines y su picaresca del poder, una frustrada revisión del México político del pasado desde el enfoque realista, elitista y perverso de Maquiavelo y finalmente como su ajuste de cuentas con el México institucional de la Revolución Mexicana del PRI. 7.- 2003-2012. Temporada de excusas, de frustraciones, de quejas. El México en descomposición, el rumbo perdido de la alternancia, los problemas de la falta de un proyecto nacional, ideológico y político del PAN en la presidencia de la república, desde la ineficacia panista hasta la violencia del crimen organizado en las calles. La obsesión contra Bush Jr. resultó casi como evasión y referente con la realidad. Obras, pues, ya de discurso, de intentar sin lograr el cruce de la literatura con la realidad, obras que se convirtieron más en discurso póstumo del autor, yas

fuera de su intención original de retratar el tiempo de México: La voluntad y la fortuna (2008) con una cabeza decapitada como narradora del infortunio del México violento e interpretación religiosa del México pecaminoso. Luego vino Adán en el Edén (2009) sobre el México criminal pero ahora metiéndose en la interpretación de las complicidades del poder con el crimen organizado. Y un libro de vampiros, Vlad (2010), que quiso retratar con alegoría la corrupción empresarial y el vampiro como el símbolo de los problemas que le chupan la sangre a los mexicanos, novela peor comprendida. Y el ciclo de Fuentes terminó con la novela póstuma Federico en el balcón (2012) con un diálogo extraño entre el narrador y Nietzsche pasando revista, en diálogos de ensayo para la posteridad, del colapso de México desde el punto de vista del alemán sobre el poder, el amor, la oscuridad del futuro, con un Fuentes ya sin aliento literario. III Fuentes fue siempre un escritor polémico, de pasiones, de coyunturas, refractario, de una personalidad impositiva y a veces avasallante. Aunque quisieron colocarlo en el centro del boom latinoamericano, su obra no logró meterse en el espacio literario de esa corriente: 1964-1972, aunque su novela Cambio de piel fue experimental pero sin cumplir con el principal requisito del boom: la atracción comercial en ventas. Más que con Rayuela de Cortázar, Cambio de piel se colocó con la novela más criticada de Cortázar: 62: novela para armar, obra también intimista y hermética. De hecho, el boom estuvo condicionado a la ruptura estilística y sobre todo a las ventas, ninguna de las cuales cumplió Fuentes. Las líneas literarias de Fuentes fueron variadas, aunque no con resultados exitosos: lo fantástico, el realismo, la política, lo histórico, el discurso y la tesis, y sin estacionarse en uno solo. Al final, la diversidad de géneros impidió la comprensión de su obra bajo algún paraguas de comprensión general. Además, lo político contaminó el entendimiento de sus propuestas literarias, como lo reveló en 1988 Enrique Krauze con su ensayo crítico sobre Fuentes en el que puso los errores políticos por encima de sus obras literarias; inclusive, la comparación de Fuentes con Balzac fue un despropósito para el análisis, aunque haya partido de la propia comparación de Fuentes mismo con el francés. En uno de sus ensayos sobre los intelectuales y el poder, Octavio Paz se refirió a la relación entre ambos mundos como “una pasión desdichada”; éste fue la parte que dominó y torturó a Fuentes. Esa relación de dependencia ha sido una dialéctica histórica que en México se vivió como réplica del escenario francés del tercer tercio del siglo XX: Malraux, Sartre, Camus, Simone de Beauvoir, el compromiso y la evasión, los dos demonios, el bien y el mal, ciertamente una polémica no sólo no resuelta sino en realidad sin solución, teorema o paradoja o conjetura, pero con la figura dominante de Malraux y La esperanza y La condición humana, aunque luego entrampado como ministro de Cultura de De Gaulle. La obra y vida política de Fuentes no aporta soluciones sino que profundiza las incomprensiones. Pero de todos modos marcó una parte de la historia de la literatura mexicana. www.indicadorpolitico.com.mx carlosramirezh@hotmail.com

7


8

El Mollete Literario

15.06.2013

El fenómeno

Carlos Fuentes Por Roberto Bravo

S

er patriota es procurar esforzarse al máximo dentro de la capacidad de cada uno; así prospera cada ciudadano y prospera la nación. Para la patria sólo cuentan los que trabajan; los que se limitan a sentirse patriotas están de más. Arthur Schnitzler

Hacer la valoración del trabajo de un escritor a un año de su muerte es prematuro, y tratándose de una obra tan abundante como la de Carlos Fuentes, es ocioso hacerlo; no obstante, vale la pena esbozar algunas reflexiones sobre ésta porque en sus homenajes continuamos leyendo revelaciones de escritores mexicanos que llaman nuestra atención, porque, aunque los periodistas magnifican ciertas expresiones en su reportajes sobre los eventos que cubren, éstas sobre Fuentes, por haberlas dicho intelectuales tenidos en alta estima, se vuelven estridentes, no se encuentra en ellas nada especifico que atraiga hacia la obra del homenajeado, sino que a la manera de los hombres de la política, llenan el espacio informativo con declaraciones que quitan el sentido al asunto que tratan dando por satisfactoria su respuesta. En esto, los políticos, aventajan en mucho a los escritores: “Embajador de la literatura latinoamericana en el mundo.” “ El cine fue su amor platónico” “Fue el mejor embajador de México en el mundo. Cuando viajaba se llevaba a México y de lo que escribió fue de México.” “La vasta obra de Fuentes rebasa el siglo XX.” “Lúcido, apuesto, jovial, enérgico, vital y saludable...Tuvo la cortesía de no envejecer nunca.” “Gracias a Fuentes podemos caminar por el mundo sin necesidad de presentar un pasaporte cultural identitario.” “ Mexicano universal.” “Carlos Fuentes se inició en la literatura en las rodillas de Alfonso Reyes.” “Lo que siempre fue muy sorprendente ]...] la generosidad absoluta de Carlos para tratarnos como si fuéramos de su propia generación, de leernos y preguntarnos sobre obras, de conversar con nosotros.” “Para quienes buscan esos gigantescos mundos novelísticos esta Terra Nostra, y para quienes buscan obras pequeñas y perfectas está Aura . Y en medio de

Carlos Fuentes/ foto Germán Canseco

esas dos obras está prácticamente todo lo que se puede hacer en literatura.” —Tan tan– -Como embajador de la literatura latinoamericana en el mundo, fuera de sus fronteras, son más difundidos, Borges, García Márquez, Miguel Ángel Asturias, Juan Rulfo, Pablo Neruda. -No tuvo una relación fantasiosa con el cine sino que elaboró y participó en la elaboración de guiones de varias películas. -El mejor embajador de México será siempre quienes lo visitan del extranjero, ellos y sólo ellos difunden lo que fue su experiencia del país. Los demás, escuchan lo que difunde la publicidad y las noticias de los diarios y noticieros de la T.V. -Todo pasaporte trasmite la identidad de su portador, y por ende, más que de su cultura, de su civilización. -Todo mexicano, sin excepción, como los de cualquier otra nacionalidad, son personas universales. -Sociabilidad no es generosidad. -La aseveración que involucra a Alfonso Reyes, me parece de mal gusto e incómoda. -Desde la teoría estructural del relato de Roland Barthes, toda lectura es relativa. -Soy distraído, pero estoy seguro, eso creo, que vivimos en el siglo XXI. -Mi hermano Javier fue lúcido, apuesto, jovial, enérgico, vital y saludable. No envejeció porque murió joven. -Toda ese nacionalismo barato que trasmina el blo-

que anterior nos da oportunidad de buscar luz sobre lo que en la práctica era México para Fuentes: En su entrevista con Luis Harss en 1971, refiriéndose a CF, Harss lo describe: “ Tampoco tiene nada de nacionalista. Viaja constantemente, renovando cada vez su ciudadanía internacional, y si acaba volviendo siempre a México es, dice con una sonrisa insidiosa que debe escandalizar a unos cuantos patrioteros que andan por allí, porque en México trabaja en paz. “ Después de todo, la vida es barata, hay buen clima y soledad. Es fácil aislarse en México.” —¿Y el nacionalismo? —Me pregunto. —El nacionalismo es una palabra muy desgastada en el arte en general en esta época globalizadora. —Me respondo. -&Aunque ahora me enteró que nació en Panamá, según fuentes mayoritarias lo hizo aquí, en la ciudad de México. Fue reconocido por sus novelas: La región más transparente, La muerte de Artemio Cruz, Aura y Terra Nostra, principalmente. La región más transparente, publicada en 1958, inició su existencia con una historia oscura que cuenta Elda Peralta en su biografía íntima de Luis Spota: “Habían transcurrido casi dos años desde que Luis entregara a la editorial su texto de Casi el paraíso y aparentemente la junta todavía no llegaba a un acuerdo. Hubo quien nos chismeara que la lentitud de las deliberaciones era premeditada y ésta se debía al interés de los directivos del Fondo por publicar, antes que la de Luis Spota, una novela de Carlos Fuentes sobre la


El Mollete Literario

15.06.2013 ciudad de México”. (Hay que tomar en cuenta el amor de la autora por LS). A pesar de todo el apoyo recibido por sus editores y su éxito, Emmanuel Carballo en entrevista con Fuentes, le pregunta: —¿De qué semilla parte La región más transparente? —Parte de una observación elemental de la ciudad de México y de una necesidad de ser testigo de lo que pasa en ella. Quise ofrecer un testimonio de su vida. Continúa Fuentes más adelante. —Es una novela que tiene un propósito concreto: introducir en la letras mexicanas técnicas que antes no se habían empleado ]…] Advierto en ella varias influencias mal digeridas. ­—¿Cuáles son esas técnicas novedosas? —Fundamentalmente son las de Faulkner, Dos Passos, Lawrence y Huxley. (¿Había que introducir en México técnicas de autores cuyos libros se vendían en las librerías?) Después de hablar de Faulkner, Carballo preguntó: —Viene, luego, Dos Passos. —Es ésta influencia fundamental y, al mismo tiempo, la más obvia. La lectura de Manhattan transfer me apasionó a los quince años. La trilogía USA obtuvo, también, mi aprobación irrestricta. Dos Passos fue mi Biblia literaria. Al escribir una novela sobre nuestra gran ciudad, me influyó naturalmente la técnica del novelista norteamericano. En entrevista con Luis Harss en 1971, seis años después que la de Carballo, el crítico chileno nos dice que la opinión de Fuentes sobre La región…: fue, es la “ biografía de una ciudad” y “Una síntesis del presente mexicano”, más adelanta nos aclara el entrevistador: “Saltan a la vista inmediatamente en La región más transparente una cantidad de deudas, sobre todo a Dos Passos con sus “ojos videntes”, sus flashbacks, sus recortes de periódicos, sus contrapuntos de estilo y de tiempo, y hasta su verba populista.” Manhattan transfer, publicada en 1925, Es la novela de la ciudad de Nueva York, de la existencia de todos quienes la habitaban. La babel de hierro fue captada en su virtud y sus vicios. La ciudad es su único protagonista. (Sobran los comentarios) De Aura (1962) Luis Harss, reprocha a Fuentes haber hecho “una novelita de misterio bastante poco misteriosa, por cierto, que plantea el problema de la identidad personal. El escenario, inevitablemente, es un vetusto caserón telerañoso habitado por una vieja

dama excéntrica –que parece haber leído Los papeles de Aspern de Henry James.” Yo, agregaría que el espacio narrativo y la atmósfera de la historia nos trae al recuerdo también el cuento “ La casa de la calle del Socorro” ( Por vínculos sutiles, EMECE, 1957) de la escritora uruguaya Giselda Zani (1909-1975). En Terra Nostra, (1975) Fuentes, se impuso el trabajo de ofrecer una síntesis monumental de la historia del mundo occidental y aterrizarla en México. Sin embargo su ambición no logró llegar a buen puerto, digamos que como obra literaria fue un experimento fallido. Yo, que bromeaba diciendo que pediría una beca para leerla, le agradezco los momentos brillantes que tiene. Carlos Fuentes dejó obras póstumas que todavía no son publicadas, pero de su extenso trabajo en La muerte de Artemio Cruz (1962), instala en la literatura mexicana al ancestral personaje del cacique en el México moderno. Si Juan Rulfo puso a Pedro Páramo, afortunado en poder y desafortunado en su verdadero amor, en un poblado perdido en el estado de Jalisco. CF, lo retoma y lo convierte en político en la ciudad de México. Artemio Cruz es parte de la clase en que el poder revolucionario fue concentrándose y que fue destruyendo los ideales que la revolución había creado. En su entrevista con Emmanuel Carballo (Op.Cit.) éste, al hablar de La muerte… le dice: —No advierto en tu nueva novela influjos obvios.

Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes/ foto: Octavio Gómez / Procesofoto / DF

—Creo que he asimilado las influencias. Asimismo, creo que son mayores mis posibilidades de volar con mis propias alas, de expresar con mis propios medios lo que me interesa decir. En este sentido, hay avance respecto a mis novelas anteriores. Años después Luis Harss, coincide en este punto con Fuentes, cuando dice (Op.Cit): La muerte de Artemio Cruz, con sus memorables escenas de campañas revolucionarias, con su prosa enérgica, filosa y siempre colorida, logra un ritmo, y finalmente una progresión dramática que representa un notable avance sobre la obra anterior de Fuentes. La obra de fuente, como dijimos al principio, es abundante, pero La muerte de Artemio Cruz, será un referente indispensable en la historia literaria de México. La cabeza de la Hidra (1977), fue la última novela que leí de Carlos Fuentes. A partir de ella, la obra de este importante autor, dejó de interesarme. Vi a CF, dos veces. La primera en un homenaje a Octavio Paz , donde dijo un discurso sobre el poeta. La segunda, cuando tradujo e introdujo a Harold Pinter al público. Yo quería conocer al inglés de quien admiro su teatro. En esas dos ocasiones andaba de traje y corbata, y pensé al verlo caminar del brazo de su esposa, que la ropa de calle le sentaba mejor. Luis Harss (()p.Cit.) lo describe como “un afiebrado para quien la imaginación creadora es una forma de la hipocondría.” Fuentes le había dicho : “Escribo con los nervios del estómago y lo pago con una ulcera duodenal y una colitis crónica.” Carlos Fuentes murió a los 83 años debido a una hemorragia interna provocada por una úlcera rota. BIBLIOGRAFIA Carballo. Emmanuel; Protagonistas de la literatura mexicana, Lecturas Mexicanas 48/Segunda Serie, México, 1986, 578 Pp. Fernández Perera, Manuel (coordinador); La literatura mexicana del siglo XX, Fondo de Cultura Económica/Universidad Veracruzana/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 2008, 498 Pp. Flores, Angel; Narrativa Hispanoamericana 1816-1981/Historia y Antología 4/la generación de 1940-1969, Siglo XXI editores, México, 1982, 532 Pp. Fuentes, Carlos; Valiente Mundo Nuevo/ Epica, utopía y mito en la novela hispanoamericana. Fondo de Cultura Mexicana/Tierra Firme, México, 1990, 304 Pp. Fuentes, Carlos; Tiempo mexicano, Cuadernos de Joaquín Mortiz, México, 1972, 194Pp. Fuentes, Carlos; La nueva novela hispanoamericana, Cuadernos de Joaquín Mortiz, México, 1969, 98 Pp. Fortson, James R.; Perspectivas mexicanas desde Paris, Un diálogo con Carlos Fuentes, Suplemento de: EL, México, 1973, 162 Pp. Harss, Luis; Los Nuestros, Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1971, 466Pp. Peralta, Elda; Luis Spota: Las sustancias de la Tierra/Una biografía íntima, Grijalva, México, 1991, 360Pp.

9


10

El Mollete Literario

15.06.2013

Libros-Libros

De un raro parecido Por Porfirio Romo

A

finales de los años noventa, Don Ricardo Garibay solía comentar cuando el tema de Carlos Fuentes llegaba a la conversación, que el cuento Aura, porque se negaba a llamar novela a esta obra, era una copia y prácticamente un plagio de una novela de Henry James, el escritor estadounidense que escribiera toda su obra en Europa.

Hasta ese momento no había sucedido la famosa polémica del que fuera secretario del trabajo, Carlos Abascal, que juzgara de inmoral e inapropiada para adolescentes la lectura de Aura, no obstante la obra ya era célebre y una lectura regular entre los estudiantes del bachillerato y hasta de secundaria de nuestro país. La narrativa de Fuentes ya era muy extensa y se fue acrecentando hasta la muerte del autor, pues nunca paró de escribir, aunque las novelas La muerte de Artemio Cruz, La región más transparente y Aura fueron la parte de su obra más reconocida y, con el paso del tiempo, la que alcanzó mayor trascendencia literaria. Y aun musical, con el hecho de que Aura fue adaptada como guión operístico gracias al genio de Mario Lavista. Siguiendo la cronología, es muy probable que la obra de Henry James haya sido leída previamente por Carlos Fuentes, pues el primero falleció en 1916, luego de que la mayor parte de su obra se hubiera publicado, mientras que el mexicano nació en 1928. Pero lo que parece no tener duda es la clara influencia que se nota en múltiples detalles de Aura por parte de la novela Los papeles de Aspern, de James. Es verdad que la aseveración de Ricardo Garibay fue exagerada y que hablar de plagio es completamente infundado. En literatura hay un axioma irrefutable que postula que lo importante no es lo que se dice, sino el cómo se dice. Las historias de amor se repiten a lo largo de diferentes culturas, separadas ampliamente por el tiempo y la situación geográfica, sin que eso les quite méritos ni logros literarios por versar sobre un tema idéntico. Y un caso de estos es el que encontramos en los paralelismos entre una y otra narración. La anécdota de Los papeles de Aspern es la de un editor que va en busca de ciertas cartas y poemas inéditos de un escritor estadounidense, llamado Jeffrey Aspern. La historia pudo partir del hallazgo real de una anciana centenaria, amante de Lord Byron y posteriormente de Shelley, que vivió en Florencia con una sobrina de más de cincuenta años. Un capitán de apellido Silsbee supo que la anciana atesoraba cartas del

poeta británico y se hizo huésped en la casa de la mujer, con el propósito de apoderarse de esa correspondencia. Así mismo sucede en la novela de James, donde el personaje es un editor, cuyo nombre jamás revela, quien va a Venecia y se acerca a la mansión donde la señora Juliana Bordereau vive con su sobrina, una más que madura señorita llamada Tita. El audaz editor consigue instalarse con engaños en la casa de la anciana y la solterona, siempre pensando en la posibilidad de enamorar a la segunda como un recurso para apropiarse de los papeles del fallecido poeta. El ambiente del palacete que habitan las mujeres es ostensiblemente lóbrego, oscuro y con una gran

cantidad de habitaciones que se describen como vacías y en penumbras. Las mujeres procuran, con gran cuidado, poner una barrera al repentino huésped para que no se acerque a la señorita Juliana Bordereau, pues no desea ser molestada. Con todo y eso, consigue acercarse a la señorita Tita, a quien la idea de ser la enamorada del editor no le disgusta en lo más mínimo, mientras que la tía al poco tiempo habría de demostrar un fuerte interés en el bolsillo del huésped. En realidad, esta actitud de la Bordereau no era sino una forma de proteger económicamente a la sobrina una vez que ella partiera de este mundo, así que dejarla casada con ese personaje que milagrosamente aparecía, quien además era un norteamericano que demostraba cierto caudal, era con mucho la solución a las preocupaciones ulteriores a su propia muerte. La ambición del editor, que insistía siempre para sí mismo y para quien quisiera escucharlo en que lo que deseaba era dar a conocer al gran público la obra inédita del poeta, tal vez tuviera algún interés monetario o por lo menos

de gloria personal, sin embargo no fue suficiente cuando tuvo que enfrentarse a la posibilidad real de tomar la mano de la señorita Tita. Fue tal el despecho ante la negativa, que la mujer hizo lo que siempre se temió que hiciera Juliana Bordereau: quemó todos y cada uno de los papeles de Jeffrey Aspern. Esta es la historia de la novela de James y toda lectura advierte un afán interiorista de su autor, un profundo deseo de penetrar el alma de sus personajes para comprender el comportamiento y la condición humana. La devaluación de la personalidad de la señorita Tita, frente a un carácter demoledor como el de su tía, fue lo que le impidió ser una persona completa durante toda su vida y la convirtió en una desvalida incapaz de sobrevivir por sí misma. Juliana Bordereau, caprichosa y posesiva, deseaba controlar la vida de su sobrina, como una continuación de su propia vida, que ella sepultó en el palacete veneciano luego de su derrota definitiva como mujer ante la muerte del amante, porque tampoco fue capaz de sobreponerse y continuar viviendo una vida en sociedad. Es por eso que decidió aislarse y a arrastrar en esa decisión la vida de su única acompañante. Pero sobre todo, está la ambición y la hipocresía del editor que va en busca de los inéditos, merodeando primero y luego penetrando el mundo cerrado de estas mujeres. Engañó con su nombre, pues aunque el autor no nos lo dice, se lo cambia para evitar que sea identificado con el socio que previamente intentó hacerse de esos papeles mediante una correspondencia que sostuvo con su propietaria. Tuvo enorme paciencia para sus fines, pues se instaló en la casona por todo un verano, hasta que desesperado porque no puede convencer a la señorita Tita de que robe los papeles para su causa, se mete a la habitación de la anciana a hurgar en un viejo baúl en donde cree que la vieja guarda sus tesoros, acto en el que se ve descubierto in fraganti, ganándose el insulto de editor sinvergüenza que le ha de retumbar en su conciencia en lo sucesivo. Al final no puede con todo esto y sus escrúpulos le impiden hacer la mayor canallada, que hubiera sido casarse con la señorita Tita sólo por el interés de la obra de Aspern. Es evidente que la reflexión a la que nos


El Mollete Literario 11

15.06.2013

Homenaje a Carlos Fuentes, Escritor, en el Colegio de San Idelfonso, Ciudad de México. foto: Benjamín Flores / Procesofoto / DF

lleva Henry James trata de la retorcida y muchas veces impensable conducta humana, en lo que ciertamente difiere con la obra de Fuentes. En Aura tenemos una historia en la que no faltan los paralelismos y las similitudes, pero ha de reconocerse que la obra apunta en diferente sentido en lo que se refiere a su objetivo, más allá de la anécdota. Sorprende desde un principio por ese recurso escritural de un narrador omnisciente en segunda persona, que todo el tiempo se refiere al personaje, Felipe Montero, como si fuera un reproche por lo que hace o deja de hacer. Este es un joven historiador, con trabajos bastante mediocres hasta el momento en que lee un anuncio en el periódico en el que solicitan a alguien con sus características, físicas e intelectuales. Decide ir y llega a una casa vieja del centro de la ciudad de México, oscura y húmeda, que habita una vieja centenaria con su sobrina. La gran diferencia es la motivación que lleva a los dos personajes a las lóbregas casas, la de Venecia y la de la calle Donceles, pues Felipe Montero va en busca de un trabajo y por una paga que se anuncia fabulosa para un ayudante de profesor; no hay una ambición desmedida ni engaños a los que tenga que recurrir. Las descripciones quizá nos lleven a pensar que Fuentes leyó antes a James, pero no hay ni en la forma de hacerlas ni en las intenciones del autor ninguna similitud que despierten sospecha mayor. Además, la señorita Tita es una mujer entrada en años y con una actitud desvalida que sólo le causa una sensación de ridiculez al editor intruso, mientras que Aura es un portento de belleza que deja deslumbrado desde la primera vista al historiador que va a clasificar las memorias del fallecido general Llorente, marido de la señora Consuelo. Es decir, que uno va por unos papeles que desea obtener y que jamás consigue ver, mientras que al otro se los ofrecen y los lee, con lo que llega a la conclusión de que no valen mucho la pena, pues contienen descripciones del imperio de Maximiliano que ya todo el mundo conoce, no hay ninguna novedad. No importa que los haya tomado también sin permiso al final de la novela precisamente de un baúl que se parece tanto al de Juliana Bordereau, en una habitación igualmente similar por lo oscuro y desordenado. Y no importa porque Felipe Montero terminará reconociéndose en la persona del

general Llorente, será su reencarnación a la que la vieja Consuelo intenta asirse mediante influjos de magia y herbolaria para obtener nuevamente la juventud que consigue proyectándose en la misma Aura, que no es otra que la misma señora Consuelo, ya descrita por su difunto marido como una mujer proclive a la magia y las prácticas deshonrosas como la tortura de animales. La historia es mucho más corta pero quizá mucho más impactante en el caso del mexicano, pues mezcla elementos sobrenaturales para ponerle algunas trampas al lector descuidado, ya que no se trata de una historia de fantasmas, sino de la búsqueda constante de la identidad. No es que dé respuestas a las eternas preguntas de quiénes somos y a dónde vamos, pero insiste en la importancia de cuestionarlas, sobre todo para uno mismo si no queremos pasar por una vida frívola y vacía en su esencia. Esta es la reflexión a la que nos lleva Aura y difiere, desde mi concepción, a la lección moral que nos da Henry James con su novela Los papeles de Aspern. Ni siquiera el Quijote apócrifo de Avellaneda, que el mismo Cervantes refutó en la segunda

parte de su inmortal novela, carece de una aportación propia por más que se le acuse de plagio. Mucho menos todas aquellas obras que se han escrito bajo la inspiración del genial manco de Lepanto, que no son pocas y que han nutrido la literatura a través del tiempo y de diversas lenguas. El plagio o fusil es un acto diferente, en el que se copia literalmente la obra de uno para beneficio de otro. No es poco común, sobre todo en los casos de celebridades que, sin ser escritores, publican una obra con la “asesoría” de los llamados ghost writers (en español se les llamaba negros literarios, pero temo que hoy eso es políticamente incorrecto). Ellos escriben sin tener que cargar con la mala fama, pero a veces, para cumplir con la exigencia de un trabajo, llegan a excesos increíbles, copiando capítulos completos de obras ajenas. Todo un ridículo que se ha repetido varias veces. Por fortuna, la literatura es un universo con una enorme diversidad que a veces suele tener paralelismos, que en casos como el de Fuentes y James podemos celebrar con mucha justicia para ambos.


12

El Mollete Literario

15.06.2013

De periodista a escritor sin pasar por el Boom

Manuel Becerra Acosta Ramírez (1932-2000) Por Raúl Urbina Muy pocos nacen con el oficio, la vena, el sabor y el color para desarrollarse como periodistas y escritores y además de nacer en cuna de oro. Uno de estos fue Manuel Becerra Acosta Ramírez; hijo y nieto de periodistas. Redactor, reportero, editorialista, columnista político y subdirector del periódico Excélsior. Director fundador de UnomásUno, forjador de periodistas y de un periodismo diferente. Descendiente del periodista y escritor don Manuel Becerra Acosta, que en 1913 al ser desterrado por el gobierno de Huerta fundara en Los Ángeles el periódico La Verdad, a su regreso a México también fundaría en Orizaba el diario La vanguardia, posteriormente pasó a La República que había fundado Rafael Alducin, diario que duró poco, ante la falta de coincidencias y dinero. Para 1917, se gestanda el proyecto Excélsior que aparece después de El Universal, con apoyo del gobierno. Para Manuel Becerra Acosta Ramírez, la figura de Fiodor como así llamaba a su padre, fue el modelo a seguir cuando alcanzó la mayoría de edad, como él da cuenta en su primer libro publicado, Mis primeras aventuras (1983), que es un trabajo literario básicamente autobiográfico. Sin embargo, la inquietud de ser escritor, resurge a finales de 1982 en que inicia Mis Primeras Aventuras, que terminó en 1983, coincidentemente con los sucesos internos de UnoMásUno, por el control del periódico, por quienes posteriormente formarían La Jornada. Esto viene a colación porque Becerra Acosta estaba por iniciar Dos Poderes. Ante esa la crisis de poder dentro del “Uno”, en la que había dos grupos: los “payancistas” y los “becerristas”, y sucedía que Becerra Acosta ya no dirigía UnomásUno, pues meses antes los primeros dieron el albazo al sacar violentamente al gerente Alberto Konik y tenían el control y dirección del diario. Becerra Acosta se encontraba en el municipio de Malinalco en el Estado de México, dedicado a escribir su siguiente libro. Ante el apuro del grupo “payancista”, porque Becerra Acosta no se acercara al diario, recuerdo la orden que se me dio para abocarme a ser su investigador bibliográfico y redactor, aún tengo en la memoria las palabras de Carmen Lira: “Maestro, queremos que todo lo que pida Manuel se le dé, no escatimes gastos, lo que queremos es que no venga al periódico”. De esta forma nos involucramos don Carlos Ramón Narváez –jefe de mesa de redacción,en la creación de los libros; Dos Poderes, en el que da su visión de lo sucedido en Excélsior (1985), Triple Función, que reúne tres relatos: El Aguijón de Jalatlaco,Tictactictactoc y Los Alacranes no entran por la puerta (1987), Sucesión en Familia, que es una comedia en tres actos (1988), libros con los que Becerra Acosta iniciaría su camino como escritor. Por mi parte, me inicié en el trabajo de investigación, para Mis Primeras Aventuras, mismo que en marzo de 1984 salió a la venta. Fueron cuatro libros los que escribió hasta su salida de UnomásUno en marzo de 1989, por discrepancia con el gobierno salinista. Posteriormente, en su devenir por varios países de Europa y principalmente en España escribió Ni Romeos ni

Manuel Becerra Acosta Ramírez

Julietas, que viene a completar su autobiografía iniciada en Mis Primeras Aventuras. Para quien ha leído a Becerra Acosta y lo conoció, no le queda duda de que son autobiográficos y que el final de su vida está en Ni Romeos ni Julietas. Aun cuando él autor expresó en su momento: “Pero la novela en absoluto es mi vida. Claro, mi vida es el periodismo y lo seguirá siendo, amamantado por mi padre y abuelo y por la mujer de mi padre, que es mi madre, una apasionada del periodismo. Eso no desaparecerá jamás, pero ni en Ni Romeos ni Julietas son personajes que no soy yo”. Hay que reconocer que Manuel Becerra Acosta (1932-2000) fue uno de los grandes periodistas de México, sería imposible no apreciar por completo su legado literario, sin dejar de lado la maestría de su oficio como periodista. Y recordar que fue uno de los periodistas más sobresaliente de las décadas de los años 50 a 80. Al fundar UnomásUno el 14 de noviembre de 1977, creó un espacio innovador del quehacer periodístico, que rompió con el añejo estilo que se marcaba en esa época, entendía e impulsó la Reforma política de Jesús Reyes Heroles, dio a la izquierda mexicana un espacio para su crecimiento en la vida política de México. Respecto a el libro Dos Poderes, como señala acertadamente el maestro Huberto Batis, trata de aligerar la carga de Excélsior, del que fue subdirector hasta el 8 de julio de 1976, cuando el presidente Luis Echeverría patrocinó el derrocamiento de Julio Scherer García, director del diario, mediante una asamblea golpista organizada por Regino Díaz Redondo, para expulsar al grupo de periodistas y escritores de opinión, que no renunciaron a ser críticos y exasperaron al presidente. En Dos Poderes, ensaya el acto político de escribir sobre el poder de un presidente que no aceptó ser moderado por el poder de un diario: sus lectores; se traza el contorno político de los personajes del drama sin disfraces historiográficos o novelescos; se ve vivir a Excélsior en el nivel más alto de su aparición septuagenaria, como testigo del 2 de octubre del 68 y el 10 de junio del 71, jueves de Corpus. Presenta a Julio Scherer en su ascenso al caudillaje “fascinado por la polaca”, su caída del pontificado moral al que lo trepó cierta calificación hiperbólica o como le llamaba Carlos Fuentes “el Zarco de esta época”. En Triple función, Manuel Becerra Acosta reúne tres relatos, que son creados con esa

imaginación, visión política y aire “maquiavélico”, que como director en UnomásUno siempre uso para acrecentar su poder y respeto, lo que le llevó a crear una atmosfera de temor ante sus trabajadores. En Sucesión en Familia (1988), recrea el martirio político de un precandidato a la presidencia. Relato que para algunos cercanos a Manuel Becerra Acosta, refleja en el personaje Licenciado Zap, al precandidato Alfredo Del Mazo, que no llegó como candidato del PRI a la presidencia en 1987, al ser nominado Carlos Salinas de Gortari y de alguna manera Becerra se adelantó a los acontecimientos. Su rechazo a Salinas le costó la venta de UnomásUno, ya que el presidente, estaba urgido del reconocimiento de los directores de los periódicos. Solo le faltaba Becerra Acosta, pero este se negó a reconocerlo e inclusive a dejarlo fuera de su casa de la calle de Sacramento. Acción que el 28 de febrero de 1989 le fue cobrada al pedirle que vendiera su periódico y se fuera de México, dos días después se llevaría a cabo la venta de UnomásUno. Aún contra la pared, Becerra Acosta se dio el lujo de pedir vender, solo si Luis Gutiérrez Rodríguez asumía la dirección, hecho que se consumó el sábado 2 de marzo de 1989. Becerra Acosta también incursionó en la poesía y cuento, entre los que se encuentran: Castillo con Tehuacán y La CM. Publicó los ensayos: Cartas a mi Soledad, La negra Cachita de Hilda, Sábado, La Ceremonia del trompo bélico, entre otros. Colaboró en los suplementos Diorama en la Cultura, La Cultura en México de la revista Siempre y el suplemento Sábado de UnomásUno. Durante los 11 años que dirigió su periódico, Becerra Acosta con su visión política y periodística inició la producción de libros con la serie Cuadernos de UnomásUno, cuyo primer libro fue, La Batalla por Nicaragua (1980) una visión histórica periodística y gráfica de la Revolución Sandinista, que además se convirtió en texto conmemorativo. Posteriormente vendría Tres huelgas de telefonistas; Nicaragua la construcción sin clases sociales y finalmente UnomásUno: diez años. Manuel Becerra Acosta falleció el 23 junio de 2000 en el poblado de Hinojedo en Cantabria España, a los 68 años, víctima de un paro cardiaco mientras dormía. Dejó honda huella en el periodismo mexicano y un legado de cinco obras literarias, además de un centenar de periodistas que se formaron bajo su batuta. En 1960 recibió de manos de Adolfo López Mateos el Premio Nacional de Periodismo, por el mejor reportaje publicado en 1959. Este premio se le concedió por la entrevista a Fidel Castro Ruz, cuando triunfó la Revolución Cubana. A su regreso a México de España, inició la formación de un nuevo diario al que denomino Democracia, pero este proyecto fracasó. Murió sin ver consolidad la democracia en México, por la que luchó a través del viejo Excélsior y sus periódicos UnomásUno y UnomásUno Mexiquense. Y como dijera ante su féretro su entrañable amigo Porfirio Muñoz Ledo; ¡Viva la Democracia!


El Mollete Literario 13

15.06.2013

Espiral

Historia de las grabaciones musicales Por Amadeo Estrada Las épocas están marcadas por ideologías, conocimientos, tecnologías, gustos, modas, entre numerosos factores que las definen. Los intereses musicales han cambiado de manera notable, incluso en el tiempo de una sola generación. Así, el siglo XIX es profundamente romántico y, si bien en el siglo XX se desarrollan los movimientos nacionalistas en la música –provenientes del Romanticismo–, como el caso de Bártok o de Smétana, y algunos de los principales rompimientos con el pasado, en términos de grabaciones podemos notar que las prioridades discográficas de los primeros 60 años se centran en el Romanticismo. Esto puede llamar la atención hoy, que, por ejemplo, vivimos en un tiempo de gran aprecio por la música del clasicismo, en particular de la de Mozart, crecientemente de la de Haydn y ha nacido un importante rescate de la música de los pre-clásicos, en particular de la de Carl Philipp Emanuel Bach. La otra mitad de esta historia, los últimos 60 años, ha sido crucial para el rescate de la música del Barroco. Revisar los catálogos de las grabaciones de música clásica a lo largo del tiempo, nos proporciona una información relevante. Hoy estamos acostumbrados a encontrar discografías con el catálogo musical completo de numerosos compositores de épocas muy diversas. Contamos, además, con la rica posibilidad de comparar versiones de la mayoría de las obras grabadas. El camino hasta esa vasta producción ha sido largo y poner la atención en los primeros 50 ó 60 años de esa

Pico de Gallo Mujeres versus transmujeres

y un poco de testosterona Citlali Ferrer Sí, sin tetas no hay paraíso, parece que es una de las frases favoritas de los machines. Sin tetas no hay paraíso, así como el título de la novela del escritor colombiano Gustavo Bolívar, que por cierto a los intelectuales y escritores les ha incomodado tanto. Descalificándola por descuidada en su manufactura y por utilizar temas de moda como los sicarios y la violencia. Pero que en lo personal encuentro absolutamente interesante porque se concentra también en la construcción de la identidad a partir de la transformación interna y externa de la mujer. En el mundo en el que vive Catalina, preciosa muchachita de 14 años, lo único que le interesa es tener unas tetas grandes, atractivo primordial para tener un novio malo pero con la billetera repleta de dólares que pague la cuenta de la clínica de estética para colocarse unas falsas de silicón que le permitan sentirse una verdadera mujer. La manera de transformar su identidad estriba en la fijación de tener unas enormes tetas con las que cobrará más por sus servicios. Gustavo Bolívar logra atrapar la realidad convulsa que se respira en las calles de cualquier ciudad de Colombia, cuya sociedad está viendo crecer a las generaciones nacidas bajo la influencia del narcotráfico Niñas tetonas, niñas prepago que niegan llamarse putas. La prosa de Bolívar Moreno es sencilla y por momentos enternecedora pero sobre todo

historia nos revela los intereses y preferencias de dichos tiempos. La primera mitad del siglo XX es de importantes cambios, el principal, acaso, la Consagración de la primavera, de Stravinsky, al mismo tiempo Debussy y Ravel producen la vanguardia impresionista y Schoenberg unos años después el inicio del dodecafonismo. La segunda mitad del siglo intenta –siguiendo a Schoenberg–romper con cualesquiera estilos precedentes. Sin embargo, son tiempos que conllevan grandes inercias. El Romanticismo está muy cerca y en las grabaciones se muestra cómo se prioriza aquello que es más cercano. En 1942 están ya grabadas las 32 sonatas de Beethoven, integral realizada por Arthur Schnabel, y existen muchas sonatas individuales interpretadas por Kempff, Fischer o Petri, entre otros. También están grabadas a finales de los años 30 la integral de las sonatas para violín y piano –con Kreisler y Rupp– y varias individuales con Busch y Serkin, con los hermanos Menuhin, con Golberg y Kraus, o con Léner y Kentner– y todas las de violoncello y piano con varios intérpretes –se estaba grabando la integral de Casals y Horszowsky, aún hoy considerada un paradigma de la interpretación de dichas obras–. En esos años se ha grabado ya todos los cuartetos de cuerdas de Beethoven con los cuartetos Budapest, Busch y Léner, entre otros. En cuanto a la música orquestal de Beethoven, en 1943 están grabadas todas las sinfonías con directores como Furtwängler, Weingartner y Toscanini, así como todos sus conciertos, con solistas como Kempff, Gieseking, Schnabel, Heifetz, Kreisler, Szigeti o Huberman. Con Brahms sucede lo mismo, hay una discografía vasta en los años 40. Llama la atención entonces, y más para nuestros días en que la música de Mozart y de Haydn tiene tanta relevancia y es frecuentemente interpretada, que apenas hay grabaciones en los mismos años de 16 de los 27 conciertos para piano de Mozart, sólo 11 de las 19 sonatas para piano del mismo autor –muchas menos en número y más cortas que las de Beethoven– y algunos cuartetos. El caso de Haydn es más precario aún, con apenas 7 sonatas para teclado grabadas –de las más de 50– ó 20 sinfonías de las 104 del catálo-

go. Resulta entonces interesante revisar qué obras en particular son las que se tocaban y grababan y por qué se las daba prioridad. En el caso de Mozart, se trata de las obras que mayor cercanía pudieran tener con el romanticismo, las más dramáticas, por ejemplo, varias de ellas escritas en modo menor, hay más versiones del concierto 20, en re menor, y del 24, en do menor, que de cualesquiera otros, de la sonata en la menor, o de las dos sinfonías en sol menor. En el caso de Haydn, se tocaban sus últimas 13 sinfonías, más modernas, y algunas de las llamadas Sturm und Drang, término que refiere a la música atormentada y de mayor subjetividad que ocurre a final del siglo XVIII, preámbulo acaso del Romanticismo. Esto no cambia sino hasta varias décadas después. Estos datos nos hablan de los gustos de una época, de lo que también se enseñaba y a lo que se le daba mayor importancia. Confirma que los intereses de las distintas épocas no son representativos de la relevancia de las obras, sino que abunda, informativamente, acerca de modas e ideologías. Las grabaciones han contribuido a importantes cambios en la historia musical. La actualidad es muy distinta porque nos hemos acostumbrado a la convivencia de músicas de diferentes épocas en un nivel de importancia similar. Las interpretaciones se han especializado de manera muy notable y escuchamos por vez primera, la música de períodos diversos con la misma facilidad e interés, suceso acaso inadvertido, pero completamente nuevo, relevante e inusual al revisar la historia sobre este tema.

atenta a una realidad dolorosa y compleja. En los últimos días se ha hablado hasta el cansancio sobre la decisión de Angelina Jolie de practicarse la mastectomía. Lo que me parece escandaloso es que se critique su determinación mientras que por otra parte poco se cuestiona el que una chica decida ponerse unas de silicón. Con o sin tetas Angelina es Angelina. Las Amazonas para perpetuar la raza se unían con extranjeros, pero sólo conservaban a las niñas. Si nacían varones, los mutilaban dejándolos ciegos y cojos, a veces hasta los mataban. Por decreto, a todas las niñas les cortaban un seno, para facilitarles el uso del arco y el manejo de la lanza. De esta costumbre proviene su nombre ‘amazonas’ del griego ‘amazwn’ que significa ‘las que no tienen seno’. Las mujeres no sólo somos tetas, somos mujeres de nacimiento o nos vamos construyendo como proceso de identidad personal. No debemos conformarnos con definiciones superficiales como la de Patxi Andión quien dice: Si yo fuera mujer/ no me casaría/ nada de sostén/ nada de pastillas/ que las tome él/. O Neruda que se refiere a ellas como un objeto de deseo: Cuerpo de mujer/ blancas colinas/ muslos blancos/ te pareces al mundo en tu actitud de entrega. El feminismo de nuestras abuelas intentó sobre todo darles a las mujeres la igualdad de los sexos, contar con los mismos derechos que los hombres. La aparición de píldora anticonceptiva, permitió que las mujeres fueran dueñas de su sexualidad, pero en una sociedad de mentalidad tan estrecha como la nuestra no ha sido fácil dejar de formar parte de la gran maquinaria social que ve a la mujer como reproductora. Quizá por esto, aparece un nuevo discurso transfeminista, que asume algo más que la defensa sectorial de los intereses de media humanidad, frente a la otra media, intentando liberarnos de las formas concretas de opresión y de explotación. No se trata de hacer una liberación en el aire

sino de quitar las estructuras que nos agobian; en este caso, empezando por las sexistas o generistas. El transfeminismo pretende modificar, ampliar, alterar y transformar los códigos que rigen las construcciones sociales. Actualmente la española Beatriz Preciado, vinculada a la teoría queer, donde se afirma que la orientación sexual y la identidad sexual o de género de las personas son el resultado de una construcción social y que, por lo tanto, no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino formas socialmente variables de desempeñar uno o varios papeles sexuales. Y de quien reproduzco un fragmento de su texto: Nosotrxs decimos revolución “…Las nuevas feministas no tenemos necesidad de maridos porque somos más mujeres. Como no tenemos necesidad de ideología, porque no somos más un pueblo. Ni comunismo, ni liberalismo. Ni la cantinela católica-musulmana-judía. Nosotrxs hablamos otra lengua. Ellos dicen representación. Nosotrxs decimos experimentación. Ellos dicen identidad. Nosotrxs decimos multitud. Ellos hablan de controlar barrios. Nosotrxs decimos mstizar la ciudad. Ellos dicen deuda. Nosortrxs decimos cooperación sexual e interdependencia somática. Ellos dicen capital humano. Nosotrxs decimos alianza multiespcie. Ellos dicen carne de caballo en nuestros platos. Nosotrxs decimos montemos en los caballos para escapar juntxs del matadero mundial. Ellos dicen poder. Nosotrxs decimos potencia. Ellos dicen integración. Nosotrxs decimos códigos abiertos. Ellos dicen hombre-mujer, blanco-negro, humano-animal, homosexual-heterosexual, Israel-Palestina. Nosotrxs decimos que vos sabes bien que tu aparato de producción de verdad ya no camina más… Así que, mujeres, habrá que replantearse si vale abandonar viejas definiciones y pensar qué papel queremos tomar en nuestra propia historia.

Bibliografía: Clark, George, The Gramophone shop Encyclopedia of Recorded Music. New York, Simon and Shuster. 1942. Hall, David, The Record Book. New York. Smith and Durell. 1943 Reid, Robert, The Gramophone shop Encyclopedia of Recorded Music. New York, Simon and Shuster. 1948. Petit de Voize, Yves, Dictionnaire des disques et des compacts, guide critique de la musique classique enregistrée. Paris. Robert Laffont. 1991.


14

El Mollete Literario

15.06.2013

Y las mujeres ¿qué?

¿Por qué Elenita? Margarita Ruiz de Velasco Ya dije que los premios tienen una cierta fascinación para mí pero, ninguno, de veras, me ha sacado tanto de onda como los premios a Elena Poniatowska y el último, bueno, me volteó al revés. Desde mi punto de vista la señora es una buena cronista, nada del otro mundo pero pasa. Y sí, algo pasa porque a mucha gente le encanta, a mi suegro, por ejemplo, que es un buen lector, le encanta. A mí siempre me ha parecido exagerado su culto, porque es un verdadero culto, Elenita para aquí, Elenita para allá. Como decir que ni siquiera me parece una buena investigadora de los hechos que “novela” y a las pruebas me remito. Su Leonora es lo que se llama un verdadero desperdicio de la historia. Basa toda la biografía de Leonora Carrington en que cuando era chiquita quería ser caballo. No sé por qué esa imagen me recordó a López

Portillo. Pero bueno. Lo que, me imagino, intenta decir es que Leonora siempre tuvo una imaginación desbordada, ayudada por las historias de las criadas, historias de duendes, fantasmas y cosas por el estilo. Un mundo mucho más interesante que el de los padres, ingleses hasta decir basta, empeñados en convertir en una inglesita derechita a Leonora. Lo que no entiendo es la falta de profundidad en el manejo del ambiente de esa infancia. Habla del humo de las chimeneas, del hollín que ensuciaba la cara de los niños y adultos y ¡ya! Hubiera sido muy interesante que profundizara en ese contrate de mundos, el de la calle y el de la gran casa burguesa de la protagonista. La niñez de Leonora es un escándalo, la expulsan de dos colegios, las maestras la llaman loca, es muy incomprendida. En estos días una buena terapia la hubiera encaminado bien pero, claro, no sería la artista surrealista que fue. Por lo menos esa es la tesis de Elenita ¡A mí me parece tan endeble esa justificación! Y por ahí se va todo el libro pero, el colmo de los colmos es la relación con Max Ernst y su contacto con los grandes surrealistas del momento, Dalí, Duchamp, Breton, Miró. Yo creo que además de bonita (porque era bonita) Leonora Carrington debe haber sido una

mujer muy interesante, no se entiende de otra manera cómo personajes como esos la hicieron parte de su club. Los surrealistas tenían un código de conducta muy importante, no eran rebeldes porque sí, ni pintaban o escribían lo que escribían porque se les ocurrió. No. Pero de eso no habla Poniatowska y me parece una barbaridad, de verdad, un desperdicio ¡Y todo por aquello de la sensibilidad única, de lo excéntrico! Claro, cuando Ernst es llevado al campo de concentración enloquece, la meten al manicomio del que escapa al año, se va a Nueva York y la conquista de la mano de Peggy Guggenheim (una señorona de la que, por supuesto no nos dice nada) llega a México y se casa con Renato Leduc, tiene dos hijos, en el camino conoce a Remedios Varo (pobrecita, así la trata) y tan, tan. Parece que todo el libro está soportado en las pláticas con la Carrington y, por lo que dice, a Leonora no le gustaba mucho profundizar en su vida. Estaba en su derecho. Pero eso no justifica la falta de profundidad, eso es imperdonable. Hay otros caminos que pudo recorrer y que, en aras de “lo poético” de la vida de Leonora los hizo a un lado. Pero bueno, hasta un premio se sacó.

adicciones como el alcohol y las drogas; En Der Januskopf de Friedrich W. Murnau, se expone al Dr. Warren y a Mr. O’Connor como un ser dual al igual que en la novela, (la película fue destruida porque, sin el crédito correspondiente, se trataba de un plagio. No obstante, más adelante Murnau nuevamente plagiaría Drácula en Nosferatu, esta vez, por fortuna, sobrevivirían algunas copias a la furia de la Sra. Stoker); En El hombre y el monstruo de Rouben Mamoulian, se destaca la dualidad con hermosas metáforas visuales e impecables movimientos de cámara dando como resultado una muy bella película; En El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Victor Fleming repite el discurso moralista de Mamoulian con un personaje extra, una mujer masoquista representado por la talentosa Ingrid Bergman; En Mary Reilly, una sirvienta enamorada del doctor, donde la Bella es incapaz de redimir a la Bestia de sus crímenes, le sirve a su autora, Valerie Martin, para exponer las desigualdades sociales; En El Dr. Jekyll y su hermana Hyde de Roy Ward Baker se muestra la decadencia y la corrupción moral. Y todas las demás, sin contar la de Jerry Lewis, Las dos caras del Dr. Jekyll de Terence Fisher, El monstruo de Stephen Weeks, El testamento del doctor Cordelier de Jean Renoir, In Memorian, Jekyll the Ripper, novela apócrifa atribuida a Stevenson, La mosca de David Cronenberg, exhiben las caras ocultas que llevamos ante los demás insertados en los mundos caóticos de los amantes prohibidos, los amores censurados pero también para presentar las disecciones sin pudor del sexo fuera del matrimonio comprado, obligado, consentido o sometido. La historia de Stevenson ha servido también para hablar de los cambios de género sexual donde se aluden las tendencias homosexuales de la sociedad con rígidos corsés o para ahondar en el deseo de la mujer por escapar de la represión sexual tanto física como moral en la que se ha visto subyugada. De igual modo, se ha prestado para tratar la violencia encubierta bajo la pacífica y noble máscara de la sociedades farsantes como en Una historia violenta de David Cronenberg. De esas prácticas sexuales encubiertas trata la serie Jekyll. De producción británica, fue escrita por Steven

Moffat, autor de varias comedias de situación como Press Gang, Joking Apart y Chalk. Sus mayores éxitos han sido los episodios escritos para Doctor Who y Sherlock, actualmente exhibiéndose en los canales de paga, obteniendo premios como el Hugo y los BATFAs, (Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión). Moffat respeta la novela creando al Dr. Tom Jackman como un descendiente del Dr. Jekyll quien ha heredado la capacidad de convertirse en otra persona. Moffat también acata la dicotomía de la sociedad del siglo XIX trasladándola al siglo XXI. De esta manera, incluye la alegoría religiosa y la fábula en su trama policiaca de tono gótico. El Dr. Jackman, un padre ejemplar, esposo amoroso, tiene detrás de sí a un siniestro grupo poderoso que, oculta sus verdaderas intenciones tras la investigación científica que vigila, cuida, preserva e intenta reproducir la capacidad física de Hyde cuando emerge de Jekyll en la justificación de crear al hombre nuevo, al ser humano evolucionado: fuerza extrema, rapidez insólita y juventud conservada. Sin embargo, Jekyll es una serie fallida debido a su realización plagada de efectos especiales que la envejecen al instante y a la pésima elección de actores. Pero sobre todo, a la decisión de respetar la línea de Stevenson. El mundo interno de Jekyll es una proyección de lo que llamamos civilización y nos enseña la forma de cómo tomar posesión de las cosas, sobre todo de las prohibiciones. Por tal motivo necesitamos de una máscara. No es el tomar sino es el desprendimiento lo que importa, pues ni en la libertad ni en la vida real existe el aprendizaje sin la desposesión. Y cito a Freud: “Se ama lo que uno es en sí mismo, lo que uno ha sido, lo que se quisiera haber sido. Se ama a la persona que fue una parte de la propia persona o a la cualidad de lo que uno quisiera tener”. Si el Dr. Jekyll hubiera tenido cierta autoestima, otra historia hubiera sido.

Teleras en serie

Jekyll Por Elsie Méndez Baillet El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, novela escrita por Robert Louis Stevenson, fue un apabullante éxito desde su primera publicación en 1886. Desde entonces, ha sido adaptada de múltiple y variadas maneras, siempre con grandes logros porque representa el conflicto interior del ser humano entre el bien y el mal, además de plasmar la dicotomía de las costumbres sexuales en nuestras sociedades: respetabilidad externa y lujuria interna, y de nuestra tendencia a la hipocresía. Recordemos la escena de la película, también inglesa, La amante del teniente francés, (The French Lieutenant’s Woman, 1981, dirigida por Karel Reisz con guion de Harold Pinter), basada en la novela del mismo nombre escrita por John Fowles donde se mencionan las prácticas sexuales que los ingleses ejercían durante el mismo periodo victoriano en que Stevenson sitúa su novela. En la habitación del hotel donde se hospedan Anna y Mike, los actores que representan a los amantes de la historia, Sarah y Charles, ella lee: “En 1857 existían 80 mil prostíbulos solamente en la ciudad de Londres. Una de cada sesenta casas era un prostíbulo. Mientras la población masculina de todas las edades era de un millón doscientos cincuenta mil, las prostitutas recibían a dos millones de clientes a la semana”. Mike, entonces, calcula que, si quita un tercio de esa población masculina para eliminar a los niños y a los ancianos, un caballero victoriano tenía relaciones sexuales fuera de su matrimonio 2.4 veces a la semana. A pesar de la crítica a la hipocresía, la historia de Stevenson, tantas veces adaptada para cine, ha servido para exponer a la sociedad y realizar severas críticas a muchas de sus leyes morales y sociales. Por ejemplo, El hombre y la bestia, 1920, de John S. Robertson, trata sobre la depravación sexual acompañada por otras

www.grupotransicion.com.mx


El Mollete Literario 15

15.06.2013

Diccionario

Alas Por Mauricio Carrera 1.“Al amanecer de aquella noche en que soñó que volaba, Julián despertó buscándose prolongaciones aladas en su cuerpo. Al no encontrarlas (pues la abstracción material del sueño se desmaterializó cuando abrió los ojos), decidió crear entonces un par de alas para pegárselas en los costados de la espalda, amarrárselas a los brazos y, así, sustituyendo éstos por aquéllas, volar”. 2. Así empieza el cuento titulado “Alas”, de Marcial Fernández, uno de los mejores representantes del cuento súbito o breve en nuestro país. Éste es un cuento largo, para los estándares de este autor. Es casi una novela pigmea, anoréxica, acostumbrados como nos tiene en su literatura a ofrecernos mini o microficciones (relatos bonsai) de apenas un par de líneas. 3. Este cuento largo, de apenas dos páginas, continúa cuando Julián empieza a buscar el material necesario para construirse las alas con que ha soñado. Esto es lo que sigue: 4. “La decisión estaba tomada. Ahora, Julián tendría que procurarse algunas aves para desplumarlas; el resto (pegamento, baquetas de madera, hilo, alambre, etcétera), lo compraría en la tienda de la esquina. 5. “Julián hubiera querido plumas de águila, ya que las consideraba las más eficaces, pero se inclinó por las de paloma, pues si las de águila tienen fortaleza, las de paloma, pensó, la elegancia, y él deseaba ser admirado en su vuelo no como quien obtiene las cosas por la fuerza, sino por el ingenio. 6. “Además, las plumas de paloma eran más asequibles que las de águila”. 7. “Las alas”, se lee en el diccionario, “son extremidades o apéndices que en la actualidad poseen únicamente tres grupos de animales, los insectos, los quirópteros y las aves”. Sirven para volar, aunque no necesariamente, pues especies como los pingüinos o

Arte ahora

Entre la pintura y la imagen Por Mónica Contreras Desde la aparición de la fotografía se la vió como una especie de dispositivo que nos habla de una relación natural con el mundo y su representación, dado que la pintura es completamente un artificio se ha encontrado en descrédito debido a que eso no es lo que ofrece, pero a través del siglo XX se ha hecho manifiesto el hecho de que la fotografía es también un medio que nos habla de muchas maneras de ver el mundo, que es otro artificio que aparenta una relación más transparente con el mundo; su uso y abuso ha sido expuesto de forma tal que la supuesta relación entre la realidad de la fotografía ha sido desbaratada y hoy día esto es

los avestruces las tienen pero no pueden volar. Los quirópteros, o murciélagos, son los únicos mamíferos capaces de emprender el vuelo, que no es otra cosa que dejar de tocar la tierra, sostenerse en el aire y aterrizar sin menoscabo de la integridad física. 8. Antiguamente algunos reptiles contaban con alas y podían volar, como los pterosaurios, entre los que se encontraban los pterodáctilos, el pteranodón y el tupandactylus. Fueron dadas por la evolución para escapar de sus depredadores. Al principio no tenían plumas. La transición entre los dinosaurios y las aves se da en animales como el arqueotérix, si bien se duda que tuviera una verdadera capacidad de vuelo. Ahora se sabe que una gallina o un avestruz, incluso un pequeño canario o un jilguero, son descendientes directos de los grandes reptiles de la antigüedad. Es un proceso evolutivo que imita aquello dicho por Flaubert: “Creo que si mirásemos siempre al cielo acabaríamos por tener alas”. 9. Luis de Góngora y Argote acostumbraba decir: “La vida es ciervo herido que las flechas le dan alas”. 10. Frida Kahlo, recluida en su corsét ortopédico, no se conformaba con sus impedimentos físicos y pregonaba: “Pies, para qué los quiero si tengo alas para volar”. 11. Los humanos no poseemos alas, pero hemos buscado la maravilla del vuelo a través de los tiempos. Ícaro es uno de los que mejor representan este anhelo. 12. Hecho prisionero en la isla de Minos, fue su padre –un renombrado arquitecto- quien tuvo la idea de pegar plumas al cuerpo de su hijo para que éste pudiera volar y salir de su encierro. “El rey posee las tierras pero no el aire”, colige Dédalo, quien se da a la tarea de poner alas al pequeño Ícaro. Usó sus ignotas artes y su innovadora ciencia. Le puso plumas, primero pequeñas y luego más grandes. Las unió con cera y con lino, y les dio una pequeña curvatura, “para que a verdaderas aves imite”, como lo contó Ovidio en sus Metamorfosis. 13. Una vez terminadas, Dédalo le advierte: Ícaro, vuela por la mitad de la senda. Si vuelas muy abajo, las olas te abatirán. Si muy alto, el sol abrasador lo hará Ícaro, que es un niño, lo toma casi a juego. Bate las

alas, empieza a volar, Dédalo lo ve con miedo, “como la pájara que desde lo alto a su tierna prole ha empujado del nido a los aires”. 14. Lo demás ya se sabe: Ícaro desobedece al padre y por querer volar más alto, el sol derritió la cera de sus alas, y al no encontrar sustento, cayó cuan pesado era para encontrar la muerte. 15. En su cuento Alas, Marcial Fernández retrata a uno que quiso emular a un ángel y volar con celestial gracia. 16. Así lo cuenta, el también autor de Los mariachis asesinos: 17. Al subir cual hombre-mosca a una iglesia para capturar palomas a las cuales quitarles las plumas, Julián, al apoyarse en una estatua, decapitó a un ángel de piedra. 18. “El ruido de la cabeza al estrellarse contra el suelo lo hizo palidecer, inmovilizarse y, por último, descender (…). Recogió entonces la cabeza para examinarla y, con sorpresa, le descubrió un parecido asombroso con su propio rostro; levantó la mirada para ver la figura que había dejado incompleta, y contemplar a un ángel decapitado que, sospechosamente, también era de la misma altura y complexión que la de su propio cuerpo, a no ser por dos espléndidas alas de piedra que lo adornaban. Y con un fuerte presentimiento de poder llegar a ser él, Julián Rodríguez, un ángel del Señor, retornó a las alturas”. Ahí cazó muchas palomas, las desplumó y bebió su sangre como si con eso pudiera meter en su cuerpo la esencia de volar. 19. Una vez que preparó las alas, y en la fecha por él escogida, Julián “se desnudó, se pegó plumas de paloma en todo el cuerpo, se adaptó las alas de sus brazos y, desde la azotea de su casa, se arrojó al vacío”. Abría y cerraba sus alas, abría y cerraba sus alas… 20. Pero “esa mañana Julián hubo de recordar el ruido que alguna vez lo hizo palidecer: el de una cabeza de ángel estrellándose contra el pavimento”. 21. Ese triste final, imagen que bien ilustra nuestra incapacidad de volar con alas propias, me recuerda la certera frase del siempre exacto Luis Cardoza y Aragón: “Porque el amor y la muerte son alas de mi vida, que es como un ángel expulsado perpetuamente”.

más evidente cuando podemos ver el poder manifiesto de la difusión de la imagen en los medios masivos de comunicación. ¿Cómo puede la pintura responder ante tal cantidad de estímulos visuales?, ¿cómo puede responder en una época en que el mundo del arte responde a mecánicas de mercado más que a dinámicas artísticas?, el encerrarse en sí misma parecía una opción a finales del siglo XX, pero hoy sabemos que los significados crípticos y referencias eruditas la pueden hundir sin remedio en el marasmo del arte esotérico tan dado en cierto tipo de arte contemporáneo, que es sólo para una selecta clase de agentes que han convertido toda discusión de arte en discurso y nada más , una pintura que esté llena de códigos indescifrables se convertirá sin remedio en ente arcaico, digno de ser descifrado al más puro estilo de los jeroglíficos ó los códices, la pintura debe una vez más rescatar la experiencia estética del objeto y revalorar sus códigos con respecto de su propia historia y conceptos sin convertirse en literatura , arqueología ó filosofía. En la liberación del arte del siglo XX las cargas históricas que a la pintura le eran obligatorias le fueron liberadas, pero con esa libertad también le fueron

mostradas sus cotas, la pintura afortunadamente no lo dice todo y no tiene por qué hacerlo, el siglo XX se convirtió en el siglo del plano y sus exploraciones, pero ese siglo ha terminado, la pintura ha visto la entrada en el siglo XXI a pesar de las múltiples veces que se ha declarado su defunción, sabe que su autoreferencialidad (tanto a nivel discursivo como material) le queda como una característica que presenta en todos sus exponentes más importantes y que es además ineludible, sigue hablando del poder de la mirada y de la representación, pero ahora se debate en cómo ser estimulante y significativa en un mundo lleno de estímulos visuales, en oponer resistencia ante la indiferencia en un mundo que ha perdido la capacidad de asombro.

www.estadoyseguridadnacional.mx



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.