El Mollete Literario #12

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El Mollete Literario www.grupotransicion.com.mx

Director: Carlos Ramírez

molleteliterario@grupotransicion.com.mx

Octubre 15, 2013, Número 12, Segunda Época

Narradores ante el público

Alice Munro

Premio Nobel de Literatura 2013

$10.00 pesos


El Mollete Literario

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15.10.2013

El Mollete Literario

Autobiografía

Mtro. Carlos Ramírez Presidente y Director General carlosramirezh@hotmail.com

Por Luy

Lic. José Luis Rojas Coordinador General Editorial joselrojasr@hotmail.com Roberto Bravo Coordinador de Colaboradores Consejo Editorial René Avilés Fabila Wendy Coss y León Coordinadora de Relaciones Públicas María Eugenia Briones Juárez Diseño Mathieu Domínguez Pérez Formación Raúl Urbina Asistente de la Dirección General

El Mollete Literario es una publicación mensual editada por el Grupo de Editores del Estado de México, S.A., el Centro de Estudios Políticos y de Seguridad Nacional, S. C. y el Grupo Editorial Transición. Editor responsable: Carlos Javier Ramírez Hernández. Todos los artículos son de responsabilidad de sus autores. Oficinas: Durango 223, Col. Roma, Delegación Cuauhtémoc, C. P. 06700, México D.F. Reserva 15670

Índice Los narradores ante el público Primera y segunda serie

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Por Roberto Bravo

La bella voz Poesía Coordinador: Freddy Secundino Desirée Jiménez Irene G Punto Adriana Tafoya Liliana Ramos Rosano Yunuén Márquez

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Cuestionario Bravo Entrevista con Aline Petterson

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Por Roberto Bravo

Espiral La Fragilidad en la música (segunda parte)

8

Cosecha Roja Una mirada por La ventana misteriosa

Por Amadeo Estrada

Cuento La modelo

Libros Libros Virgilio Piñera: nunca olvides el paraguas

9

Por Porfirio Romo

Pasión y Escritura La luminosa oscuridad de William Styron

Por Mauricio Leyva

A Contracorrientes Rosario Castellanos: El sentido Sacro del mundo

10

Por EL Bolillo Escéptico

14

Por Beatriz Espejo

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Por Alejandro García

La única relación admisible entre el autor y el lector es la que establece el libro

11

De la Redacción

Teleras Psicópatas a la carta

Pico de Gallo Who is that?

Por Elsie Méndez

Por Citlali Ferrer

Diccionario Penitencia

Arte ahora Marcelo Balzaretti: in memoriam

17

Novedades literarias de la Quincena

13

Por Oscar Wong

Alice Munro, Premio Nobel de Literatura 2013, (Cómo lee, y cómo escribe sus cuentos)

18

Por Mauricio Carrera

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Por Mónica Contreras

Ernets Hemingway a Luis Spota


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Los narradores ante el público Primera y segunda serie Por Roberto Bravo

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a creación pertenece a Dios, pero como Él es un invento del Hombre, lo creado nos pertenece a todos.

La literatura, ese acto de la imaginación que no a todos los escritores, por muy constantes que sean en su práctica, les ha sido concedida, reproduce el pensamiento de sus creadores, que como todos, tienen una vida independiente. Indiferentes a su época, los escritores nos trasmiten sus avances en hacer armónicas las parábolas destinadas a sus lectores. Tiene razón W.H. Auden cuando afirma que las obras de arte las crean individuos que trabajan en solitario. [Y que a] la relación entre el artista y el público, a pesar de las trampas de los editores, se aplica realmente el liberalismo económico, porque en ella no hay coacción ni competencia. Antonio Acevedo Escobedo (19091985) fue director del Departamento de Literatura del INBA de 1959 a 1971, en ellos, realizó una importante labor editorial y de difusión de los escritores mexicanos. En 1965-1966, organizó dos ciclos de conferencias en las que los narradores a través de charlas magistrales abordaron lo concerniente a su naturaleza como escritores. Gracias a ese trabajo, hoy, El Mollete Literario, presenta una muestra representativa de Los narradores frente al público/Primera y Segunda serie, que la Editorial Ficticia, INBA y la UANL, editaron recientemente y donde: Juan Rulfo, Juan José Arreola, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Jorge Ibargüengoitia, Inés Arredondo, Amparo Dávila, Beatriz Espejo, Rosario Castellanos, Guadalupe Dueñas, Sergio Galindo, Juan Vicente Melo, Salvador Elizondo, Juan García Ponce, José Revueltas, Gustavo Sainz, etc., argumentan sobre ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Qué escribo? “En todas las épocas, se ha educado muy mal al público. Se pasa la vida pidiendo al arte que sea popular, que satisfaga su necesidad de goce, adule su vanidad absurda, le muestre lo que debería estar harto de su propia estupidez. Pero el arte no debería nunca intentar ser popular; es el público quien debería intentar ser artístico.” (Oscar Wilde, Dublín 1854 – París 1900)

1.- Rafael Solana. “A la edad de trece años cursaba el segundo año de la muy recientemente fundada enseñanza secundaria, me vi de pronto sin ocupación, y para llenar el tiempo me puse a escribir cuentos destinados a la página infantil de El Grafico” “Hay buenos novelistas y cuentistas que nunca han podido escribir buen teatro, como hay dramaturgos que no logra acertar en la novela o en el cuento. Son dos géneros diferentes, pero también hay quienes, como Víctor Hugo, logran dominar ambos y brillar en ellos”.

Rafael Solana

5.- Ricardo Garibay. “Supongo que hablar de mí mismo y leer mis ensayos sólo a mí debería divertirme, y a solas, frente al espejo” “Vi de cerca la “fábrica de sueños” y a los fabricantes, logré escribir por encargo y contra reloj sobre lo inexistente, viajé por casi toda la República, y amontoné bocetos de novelas, cuentos, retratos y crónicas que ahora, vuelvo al trabajo verdadero, comienzo a revisar.”

2.-Juan Rulfo. “No soy escritor profesional –rotundamente-, simple aficionado… escribo cuando me viene la afición, si no, no… a esto se debe que no termine La cordillera… pura afición, y no al éxito, al miedo, a todas las cosas que se dicen…”

Ricardo Garibay

Juan Rulfo

3.-Juan José Arreola. “Por fortuna, los toros acentuaron mis aficiones literarias de una manera curiosa. Al prestigio de los hombres y los alias, se añadió el encanto del vocabulario taurino y el estilo de las crónicas…”

Juan José Arreola

4.-Jorge López Páez. “La biografía, me parece una ocupación muy desagradable, pues implica el que yo me tome como personaje, y es verdad que todos lo somos, pero yo prefiero a mis personajes, el que yo soy es a pesar mío.”

Jorge López Páez

6.- Luis Spota. “El desencanto que me ha producido tratar personalmente a varios novelistas, poetas y dramaturgos, algunos de alta jerarquía universal, me autoriza a decir que uno de los más graves peligros que enfrenta el escritor, considéresele grande, pequeño o apenas mediano, es el de aceptar el compromiso de un encuentro con el público.” “Los adictos a un escritor –no importa en qué género literario insista- caen con frecuencia en el equívoco de añadirle virtudes personales o cualidades intelectuales de las que casi siempre carece.” “Luego de haberlo tratado, el único escritor notable que no me decepcionó –en cuanto a individuo- fue Ernest Hemingway, quizá porque hallé que en él participaba tan estrechamente su imagen real de su imagen ideal que era difícil deslindar una de otra.” “Escribir es consumar un acto de amor, y la única fórmula útil para el escritor –como para el amante, en el caso del amor de cuerpos- es la que él mismo ha encontrado luego de muchas búsquedas y ensayos.”


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7.-Rosario Castellanos. “Comparto la opinión de los antiguos en el sentido de que vivir no es necesario. Pero ya que se vive, por lo menos habrá que superar esa contingencia escribiendo.”

12.- Carlos Fuentes. “Nunca he hablado de mi vida y obra personales; simplemente, las he hecho.” “El escritor tiene que salir al paso, no importa la sociedad en la que viva, con una nueva herejía para que exista una aspiración a la libertad que es, quizá, lo más cerca que se pueda estar de la libertad.” Rosario Castellanos

8.- Sergio Galindo. “Cuando yo era muy joven, quería ser algo que no se adquiriera después de equis número de años de estudio y bajo título; y como tenía prohibido entrar a una cantina, decidí que lo más acertado era ser escritor…”

Sergio Galindo

Juan García Ponce

9.-Carlos Valdés. “Creo que la literatura no debe ser una condecoración, un premio a la constancia del académico que se somete y trabaja en la paz de los claustros universitarios.” “Creo que el temple del verdadero escritor se prueba en la lucha cotidiana, en la vigilancia cotidiana, en el trabajo cotidiano por mantener vivo y despierto el fuego de su conciencia.” “La literatura es una profesión de desesperanza. El que no trabaja se halla condenado al fracaso y el olvido.”

14.- Juan Vicente Melo. “Hoy, escribo cuentos y nunca digo la verdad.” “Escribo porque no sé hacer otra cosa, por vocación, por necesidad de inventar una realidad más próxima a mí, porque presiento que, un día, me será revelada, a través de lo que escribo, una verdad que me explique a mí mismo.” “Varias veces he repetido que me asustan los principios. Más aún los finales: por ejemplo, nunca sé donde debo terminar un cuento.”

Carlos Valdés

Juan Vicente Melo 15.- Vicente Leñero. “Como en el comer y en el rascar, o mejor, como ante una proyectada novela: lo difícil es empezar.” “El escritor solamente debería escribir y nunca hablar de su obra.” “Durante mucho tiempo leí lo que se me antojó y empecé a escribir. Mejor dicho: continué escribiendo.” “Hoy en día, mis convicciones religiosas son un poderoso combustible para activar mi fiebre literaria.”

10.- Inés Arredondo. “Tuve la fortuna de tener un padre liberal, delahuertista, que, sin embargo, me enseñó que la literatura española era tan suya y tan mía como la revolución.”

Inés Arredondo

Vicente Leñero

11.- Amparo Dávila. “No creo en la literatura hecha a base de la inteligencia pura o la sola imaginación, yo creo en la literatura vivencial, ya que esto, la vivencia, es lo que comunica a la obra la clara sensación de lo conocido, de lo ya vivido.”

16.-José de la Colina. “Para un escritor la imagen del mundo no existe antes de su acto de creación y la va erigiendo a medida que escribe.” “Yo no tengo historia que contar, personajes que describir, porque esas historias, esos personajes los voy descubriendo a medida que escribo.”

Amparo Dávila

Carlos Fuentes 13.- Juan García Ponce. “Encontrarse tratando de redactar un boceto autobiográfico resulta, por lo menos, ambiguo. La primera sensación es el absoluto desamparo. Por la misma naturaleza de su oficio, el escritor está acostumbrado a recurrir a un doble juego en su relación con él. Sus obras son simultáneamente el lugar donde se descubre por completo y donde encuentra el más seguro refugio.” “Cuando uno empieza a leer, vive de una manera natural en el mundo de los libros.”

José de la Colina


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17.- Irma Sabina Sepúlveda. “Un crítico dijo que yo forjaba mis cuentos con minucias, y no se equivocó. Esta predilección mía por los asuntos sin importancia se debe tal vez a que en la vida no he encontrado más que eso: minucias.”

21.- Rubén Marín. “Se trata de concertar al público y a sus escritores, pero no de manera mediata, al través de libros, sino directamente sin esa opacidad que encubre al autor detrás de lo que escribe.” “Se trata de acercar al escritor, en persona, al pueblo, a una escogida representación del pueblo, que tan es pueblo el casimir como el huarache, para que le cuente algo de lo suyo propio e íntimo de tejas abajo, de piel adentro.” “Al escritor debiéramos conocerlo mejor en su obra que en su persona puesto que el ser o el parecer en este caso, resultan secundarios al hacer.” “Leer es imaginar a la par con el autor, es ir con él en compañía, es justamente recrear lo que escribe.”

Cuentos de Irma Sabina Sepúlveda

18.- Beatriz Espejo. “El escritor encuentra en su obra satisfacciones imaginarias de deseos inconscientes: por eso quizá sólo compongo cuentos cuando estoy triste.” “Escribir no resulta agradable, si hay placer en ello es un placer masoquista causa de profundas complicaciones espirituales.”

Beatriz Espejo

Rubén Marín

19.- Carlos Monsiváis. “La literatura es para mí la contención, la disciplina que así sea de vez en cuando me evita deslizarme en mi fatal debilidad, el relajo.” “La tarea más urgente del intelectual mexicano en estos años: crear y fortalecer el sentido crítico y el sentido del humor de nuestro país.”

22.-José Revueltas. “Lo que concibo como novela, esto es, una forma particular del movimiento: el movimiento real, percibido, representado e imaginado por medio de los recursos de la literatura.”

José Revueltas

Carlos Monsiváis

20.- José Emilio Pacheco. “Siempre he querido escribir cuentos. La novela me parece inalcanzable, y me conformo con leer, a menudo admirar, las que otros hacen.” “No hay que pintar con el hocico, decía Holbein. Menos hay que escribir con el hocico, y el escritor haría bien en cortarse la lengua.” “En México, el problema fundamental de la crítica corresponde resolverlo menos a los críticos que a los escritores. Ante todo consiste en hacernos aceptar, resistir, respetar la inconformidad ajena.” “La vulnerabilidad ante el rechazo o la aprobación incompleta tal vez sea la mayor miseria que aflige o degrada al escritor.”

José Emilio Pacheco

23.-Edmundo Valadés. “Cuando el general Cárdenas expropió el petróleo. Ese hecho histórico fue el primer antídoto contra un generalizado sentimiento colectivo de inferioridad nacional.” “Le fui infiel a la literatura. Lo he pagado caro; un escritor no se improvisa, y si no vive con la pasión de crear como una exigencia diaria, no logrará la que podrá ser su gran obra.” Edmundo Valadés

24.- Guadalupe Dueñas. “No me pregunté si sería en verdad una escritora, porque a eso hace mucho que le di respuesta; el que tiene un lápiz y escribe…es un escritor.” “El acto de escribir es creación, una especie de parto sagrado.” “No hay nada que halague más al escritor, que la oportunidad de leer sus engendros ante un público condescendiente.”

Guadalupe Dueñas

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30.-Alberto Ramírez de Aguilar. “El reportero policiaco vive en un mundo sórdido y pocas veces puede salir bien librado en el terreno anímico.” “No creo en la novela a exclusivamente en la fantasía; me da la impresión de una flor artificial.”

25.- Emma Dolujanoff. “Hablar de la vida y obra personales obliga, en cierto modo, a la confesión y a la autocrítica.”

Cuentos de Emma Dolujanoff

31.-Salvador Elizondo. “El escritor es un hombre destinado a luchar eternamente con las sombras, con los fantasmas, con los sueños, con la actividad de su imaginación.” “La literatura es simplemente la actividad mediante la que se transcribe el mundo de las formas y el mundo de las ideas; el mundo de la realidad y el mundo de la idea, a términos del lenguaje.”

26.-Salvador Reyes Nevares. “No soy en verdad lo que se llama un narrador, es decir un individuo que al escribir escriba fundamentalmente novela y cuento.” “Crear es un acto personal, tan de uno mismo, tan intransferible como engendrar o morirse.”

Salvador Elizondo 27.- Armando Ayala Anguiano. “Dicen que la vida de los escritores resulta interesante sólo para otros escritores.” “Por experiencia propia he llegado a la conclusión de que la ocupación de novelista, como la de pepenador, no produce ni dinero ni prestigio. Al menos por lo que respecta a México.” “Ha sido un afán periodístico lo que me llevó a escribir novelas, un afán de dar noticias.” Armando Ayala Anguiano

32.- Tomás Mojarro. “Románticamente aspiro a trascender por el medio dificultoso de echarme noche tras noche sobre la Olivetti, cubrirla y con ella forjar mi descendencia literaria.” “Siento con bastante pena que no soy un escritor de cierta personalidad en el sentido un poco sensacionalista que tanto ayuda a agotar una edición y ser invitado a cenar con los editores.” “Soy un escritor afortunado, repito. Mis páginas se escriben sin mucho agobio, se publican con cierta facilidad, se leen a veces, e inclusive llegan a dar trabajo a los críticos.”

33.-Gustavo Sainz. “Elijo una fecha situada veinte años atrás porque esta cifra es, en lenguaje figurado peor al mismo tiempo verídico, la edad justa de la nueva novela mexicana.” “Fuentes es el primer escritor que nos habla de la ciudad y se mancha, que participa de las experiencias que cuenta, que, inmerso a veces en insoportables pedanterías, nos incita al conocimiento.”

28.- Raquel Banda Farfán. “En la novela: si todo evoluciona, si las cosas cambian, el espíritu humano es siempre el mismo.”

Gustavo Sainz

Raquel Banda Farfán 29.- Jorge Ibarguengoitia. “Los escritores se llaman escritores porque escriben y tiene que seguir escribiendo para seguir llamándose escritores.” “Los escritores son como las gallinas, que tienen que poner un huevo de vez en cuando para justificar su existencia.” “Escribo un libro cada vez que quiero leer un libro de Jorge Ibarguengoitia, que es mi escritor predilecto.” “El novelista nunca ve el monstruo que su obra está formando en el cerebro

del lector, mientras que el dramaturgo tiene que ver, a su pesar, el monstruo que su obra ha formado en el cerebro de del director escénico.” “Un escritor que tiene puesto un ojo en el papel y otro en el público está perdido. El querer que el libro se venda es algo que llega a posteriori, cuando ya el libro está escrito, en el momento de escribirlo.” “Escribir un libro para que lo lean millones es como querer tener un hijo para que sea como Napoleón.”

Tomás Mojarro

Jorge Ibarguengoitia


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Cuestionario Bravo

Entrevista con Aline Petterson Por Roberto Bravo

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ací en la ciudad de México y llevo leyendo y escribiendo desde que aprendí a hacerlo. He publicado novela, cuento, poesía y literatura infantil. También escribo ocasionalmente artículos periodísticos.En la escritura busco asomarme a lo que conforma las preguntas sin respuesta de la condición humana.

Mi novela más reciente se llama Deseo, Alfaguara, y es el recorrido de la vida de Leonora desde su infancia hasta su vejez y muerte a través del descubrimiento y disfrute de los placeres sensuales, en especial del erotismo. Publiqué este año un poemario Ya era tarde, FCE. Mi último libro infantil publicado es Los tesoros del mar, Alfaguara. 1.- ¿Cuándo has sido más feliz? He sido muy feliz desde luego que en la plenitud del amor, pero no lo he sido menos cuando encuentro que por algún mínimo instante se rompe la barrera entre yo y el otro, a través de la palabra hablada o escrita, o de la vista del paisaje o del arte, o apoyada en cualquiera de los otros sentidos, entonces los límites se borran y me siento una partícula del todo. 2.- ¿A qué sientes más miedo? A los insectos voladores incluyendo a la mariposa más bella que pueda rozarme. 3.- ¿Cuál es tu primer recuerdo? La magnitud inconmesurable del mar siendo muy pequeña en brazos de un tío mío que caminaba conmigo dentro del agua y que me hacía temer el no poder salir nunca más de ahí. 4.- ¿Quién es la persona viva que admiras más y por qué? Desde luego que no se me ocurre pensar en ningún político, admiro a la gente que se entrega con pasión y sin trampa al trabajo que ha elegido y que por ello redunda en el bien común. 5.- ¿Qué rasgo de ti deploras más? Mi timidez. 6.- ¿Cuál es el rasgo que más deploras en otras personas? La soberbia y prepotencia. 7.- ¿Cuál ha sido tu momento más embarazoso? Cuando me quedé en blanco durante una entrevista televisiva. 8.- ¿Cuál de tus cosas aprecias más poseer? Los papeles y cartas de mis antepasados que me permiten asomarme a las grietas de la historia de mi país.

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9.- ¿Qué gran poder quisieras tener? La capacidad para volar. 10.- ¿Qué te hace infeliz? La injusticia. 11.- ¿Cuál es tu aroma favorito? El del bosque. 12.- ¿Cuál es tu libro favorito? En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. 13.- ¿Qué disfraz elegirías en caso de necesitar uno? El uniforme médico. 14.- ¿Qué es lo peor que han dicho de ti? Aún no me entero de lo peor, sólo del algunas cosas feas. 15.- ¿Perro, loro, gato, canario? Gato. 16.- ¿Es mejor dar que recibir? La respuesta es obvia. 17.- ¿A quién invitarías a la fiesta que has soñado hacer? A quienes quiero. O a quienes detesto para ofrecerles una suculenta comida envenenada. 18.- ¿Qué palabras, frases, muleta, usas frecuentemente? "Acaso", "gozoso" 19.- ¿Qué trabajo te ha resultado más pesado hacer? No más pesado, sí muy difícil, leer un plano. 20.- ¿Cuándo lloraste por última vez y por qué? Ayer picando cebolla. 21.- ¿Cuál ha sido tu mayor logro? Traducir del sueco. 22.- ¿Qué te produce el insomnio? Me hace consciente del tiempo que se me escapa. 23.- ¿Qué palabras te gustaría dijeran en tu funeral? Los buenos chistes que siempre aparecen en esas circunstancias. 24.- ¿Cómo te gustaría ser recordada? ¿Lo seré? 25.- ¿Cuál ha sido la lección más grande que la vida te ha dado? La solidaridad inesperada. 26.- ¿Dónde te gustaría estar en este momento? Donde estoy viendo por la ventana llover sobre el Ajusco.

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Espiral

La Fragilidad en la música (segunda parte)

Por Amadeo Estrada En la entrega anterior di comienzo al tema de la fragilidad en la música. La primera parte de este ensayo se refiere, en lo particular, al concierto para violonchelo de Schumann. Remito al lector a ese texto para continuar con el presente. Psicológicamente, Schumann estaba atraído por los comportamientos o humores antagónicos, prueba de ello son sus escritos como Eusebius o Florestán. Si en sus obras íntimas, revela a Eusebius –intimista y sensible–, en las orquestales nos encontramos más cercanos de Florestán –la encarnación del comportamiento voluble, apasionado y extrovertido–. El concierto para violoncello y orquesta es un acto de pleno romanticismo, nos confiesa su ser pensando en voz alta, aunque queden al descubierto las obsesiones y las incongruencias –resaltadas por la disparidad entre el material del solista y el de la orquesta–. Este concierto forma parte de un mundo esquizoide. Se sitúa el compositor en un tercer plano en el que muestra dos de sus posibles personalidades, caracterizadas, una por el solista y la otra por la orquesta. Otras versiones de este concierto, como la de Tibor de Machula –un intérprete sobresaliente pero que no dejó grabado más que esta obra con Furtwängler, el Abendlied también de Schumann, el concierto de Dvoràk con Celibidache, uno de los de Boccherini y en 1971 el doble de Brahms con Hermann Krebbers al violín y Hans Vonk dirigiendo la Orquesta del Concertgebow de Ámsterdam, difícil de conseguir–, le da también cohesión a la obra, un sentido que se antoja necesario; la orquesta, a diferencia de las demás versiones, aquí intenta no ser protagónica y se acelera siempre para dejar que sea el cello el que cante. Dichos tempi no son comunes en Furtwängler. En los dos casos, el de Du Pré –abordado en la primera parte del presente texto– y el de de Machula, sobresale la expresión dramática como elemento de fusión para el resquebrajado concierto. Du Pré es brutal y coherente con la obra; de Machula es lírico y nos descubre líneas del cello con acentos en algunas frases que sólo evidencia su versión. Mischa Maisky, con Bernstein, hace una interpretación menos dramática pero bien integrada en la parte del cello, la orquesta falla en unirse al intérprete –la ruptura es evidente y la orquesta y el solista se unen como el agua y el aceite. ¿Por qué escribir una orquestación acompañante que no sólo no acompaña sino que se contrapone con el solista casi en todo momento? Si escuchamos los conciertos de Mozart, todos ellos, los de Beethoven o los de Brahms, resalta una necesidad entre el instrumento solista y la orquesta. Brahms definía algunos de sus propios conciertos, el de violín y el segundo para piano como sinfonías con violín, o piano, según el caso, obligatto. En Schumann, sus palabras –una obra para cello con acompañamiento

lente decir que hay que dominar las técnicas del contrapunto para apreciar un canon de Bach. Saber del marco teórico estético para apreciar su obra (Alexandre, 1997) resulta innecesario, asegurar que es indispensable, es arrogante. Lo mismo ocurre cuando afirma Leonhardt en la misma entrevista que la literatura –clavicembalística– que cubre esos dos siglos –XVII y XVIII, entre Frescobaldi y Duphly– es mucho más amplia que la de cualquier pianista, en cantidad, en calidad, en diferencias de estilo. Baste recordar los cambios existentes entre Mozart y Nancarrow o entre Chopin y Stockhaussen, o simplemente sólo dentro de las 32 sonatas de Beethoven, para darse cuenta de cuán ligera es esa sentencia. de orquesta– nos llevan a pensar Las últimas sonatas de Beethoen un complemento necesario y ven se aventuran a un mundo lo escrito resulta antagónico. ¿Por de grandes novedades, distante qué la grandilocuencia en alguien del panorama haydniano de las que se caracteriza por las mayores suprimeras –si bien siempre muy pertilezas?, pensemos sólo como ejemplo sonales en el mundo de Beethoven, de ese refinamiento en el Dichterliebe… como vimos en el ensayo a ese respecto Hay fragilidades claras en las obras en el número 4 de esta misma publicación, mismas y el ejemplo citado en la primera Robert Schumann en febrero de 2013–. entrega, del concierto para violín del misEsa visión cerrada produce muchas mo autor, es un caso aún más claro. fragilidades históricas, algunas evidenciadas, por ejemAhondando en la fragilidad de la música y de lo que plo, en el estreno de la Consagración de la primavera, se dice de la misma, resulta obligado hablar del movide Stravinsky, en donde Saint Saëns preguntó a quien miento historicista, en particular por algunas declaratenía a su lado qué instrumento era el primero que ciones de uno de los principales e iniciadores de dicha escuchó y que da inicio a la obra, tras escuchar la rescorriente. Gustav Leonhardt asegura que es imposible puesta, un fagot, se levantó y se fue –el niño Olivier separar la obra de un autor del medio físico -histórico- del Messiaen, vomitó al escuchar esa música tan distinta mismo (Alexandre, 1997). Si seguimos ese pensamiende cualesquiera otras que hubiera conocido–, o el caso to, nos encontramos conque resultaría difícil que una del estreno de la Gran Fuga de Beethoven, cuya sala fue obra trascendiera al tiempo de su creación y continuaabandonada por la casi totalidad del público, acusando ra siendo apreciable por las generaciones siguientes. al autor de demencia. Esa misma obra hoy es factible Si necesitamos de los instrumentos de la época en que programarla con música de compositores actuales y no fue escrita la obra para realmente poder apreciarla o necesariamente destaca como la obra más antigua en si necesitamos ser creyentes cristianos para entender contenido. Frágiles son los juicios musicales, el tiempo y conmovernos por las Pasiones de Bach, entonces los cambia. Ésa, como tantas otras obras, ha trascenestaríamos restringidos a un mundo simplista en el dido a su autor e interpretarla con cuerdas de tripa que seríamos aún más incapaces de apreciar e incluso resulta trivial frente a lo que puede decirnos de nuesemocionarnos por el arte de la India, de China o de los tra propia época, haciendo alusión a la aseveración de pigmeos. ¿Les resulta imposible también a ellos apreLeonhardt. Si bien el historicismo tiene una evidente ciar la música o la pintura occidental? Todo ello parece aportación a la manera de conocer y apreciar la música una simplificación innecesaria. Este tipo de aseveradel pasado –tema abordado con amplitud en el númeciones, como las hechas ro 5, en marzo de 2013, en este mismo suplemento por Leonhardt, no son cultural– y es posiblemente la mayor revelación interproducto del arrojo de la pretativa y una de las principales musicológicas de los ignorancia, sino del arroúltimos 60 años, las obras tienen una existencia propia jo del desprecio. En otro que sobrepasa su tiempo. Sólo una música pobre y sin momento dice que para mayor interés que el del contexto responde a lo que escuchar la música de Berio Leonhardt afirma para el caso general. hace falta entender el trasfondo teórico de su obra… Bibliografía (Alexandre, 1997). La Alexandre, Iván A. “Me convertí en músico para música del compositor no hablar.” Entrevista a Gustav Leonhardt. Pauta, italiano es perfectamenNo. 62. Abril-junio de 1997. México D.F. te apreciable sólo con la percepción, sería equiva-


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Libros-Libros

Virgilio Piñera: nunca olvides el paraguas Por Porfirio Romo

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ay mucho escritores excéntricos en la historia de las letras hispanoamericanas, sin embargo, de entre ellos es notorio el caso de Virgilio Piñera (1912-1979), un autor que vive en una época diferente a la que le tocó vivir, por lo que sus contemporáneos no consiguen comprender del todo su obra compleja, impregnada de una profunda ironía que desconcierta y desubica a los lectores.

Este hombre curioso, largo y falto de carnes, con la mirada detrás de unos gruesos anteojos, deambuló por La Habana, siempre con un paraguas en la mano, en los mismos años que José Lezama Lima, con quien cultivó primero amistad y luego una enorme rivalidad que los llevó a enfrentamientos más que intelectuales. Guillermo Cabrera Infante relata algunos de sus encuentros, en donde el paraguas le fue de gran utilidad a Virgilio. La obra que lo apuntala como un creador reconocido es el poema La isla en peso, publicada en forma de plaquette en 1943 y ya antes había publicado la colección de poemas Las furias (1941), por lo que inicialmente fue considerado un poeta. El poema largo La isla en peso es una reflexión profunda y conflictiva sobre la existencia y el abandono, tema que hace eco con Muerte sin fin, de Gorostiza. No obstante, con el tiempo fue mucho más reconocido como dramaturgo. Estrenó en La Habana su obra más famosa, Electra Garrigó, en 1948. Más adelante escribirá, dentro de este mismo género, Falsa alarma, obra con la que consigue ser el primer hispanoamericano creador de una pieza teatral del absurdo y, ya dentro del periodo socialista, escribe la censurada obra El ciervo, una inteligente y mordaz crítica al sistema igualitario que supone el comunismo. Considerado por sí mismo como un hombre de letras, Piñera se negó a trabajar en cualquier otra cosa que no fuera la escritura, por lo que regularmente fue un hombre de bolsillos flacos, a veces apoyado por su amigo millonario y también escritor, José Rodríguez Feo y otras sorteando las necesidades con el magro emolumento de algunas entregas. Además, con su carácter contestatario y polémico, tuvo diferencias con diversos integrantes del grupo Orígenes, por lo que decidió emigrar a la Argentina. Allá pasó los últimos años, la primera mitad y los primeros de la segunda del siglo XX, participando ocasionalmente en algunos números de Sur, la emblemática revista publicada por Silvina Ocampo en Buenos Aires, en donde colaboraban Borges y Adolfo Bioy Casares. Es allá donde escribe buena parte de su obra narrativa y consigue publicar la novela La carne de René, y en 1956 consigue que la editorial Losada de Argentina le publique el

volumen titulado Cuentos fríos. La narrativa de Piñera años, pues el autor publica esta narración en la ciudad no es tan diferente en cuanto a sus obsesiones como porteña más de tres años antes de que Fidel Castro llepoeta o dramaturgo; la ironía implacable, la burla so- gara al poder. No obstante, ya con Piñera nuevamente bre las actitudes prepotentes de los hombres podero- en La Habana, el régimen revolucionario se encarga, al sos, el conflicto profundo sobre la pregunta eterna del paso de los pocos años, de perseguir y marginar al escriser y el detalle de las diferentes miserias humanas se tor y su obra. Ni siquiera es por motivos políticos, pues conservan como tópicos en muchos de estos cuentos. el hombre del paraguas nunca tuvo filiación alguna, No hay fantasía en ellos, mucho menos cuadros de sino por ser el objeto de la persecución que el hombre costumbres ni temas históricos, lo que a este cubano le nuevo señalaba como el mal de las tres p: prostitutas, interesa, fundamentalmente, es evidenciar la estúpida proxenetas y pederastas. Virgilio, en tanto homosexual, conducta de los hombres actuando en sociedad. Como caía entre las redes de la renovada moralidad que cantaen ese cuento titulado “El gran Baro”, en donde un ba que “llegó el comandante y mandó parar” a aquellos empresario circense cree que puede encontrar talento que hacían de Cuba un garito. De esta forma, el autor en cualquier lado, pues lo importante no es la capaci- de cuentos tan curiosos, como “El caso Baldomero”, de dad de los actores contratados tanto como su propio una supuesta estructura policiaca que no se parece a olfato y capacidad para nombrar nada (quizá tenga alguna filiación oficios propios del espectáculo, con el relato “La semana escarlaasí que decide hacer del primer ta”, del mexicano Francisco Tario), miserable que se encuentra en un pasó a ser ignorado en vida al punvelorio, faltaba más, el más grande to de no ser siquiera mencionado de los payasos, el genio que pueen ningún círculo literario cubano. de arrancarle risas al hombre más Mencionarlo desataba sospechas, seco del mundo, instalado en su nunca se supo exactamente de gesto impertérrito. Así nombra y qué, pero durante la década del crea al gran Baro, que de pronto, setenta, justo la última que vivió, sumido en la mediocridad de una el poeta, dramaturgo y narrador se vida vana, se sabe nombrado y, convirtió en su propio fantasma. por lo tanto, capaz de ser un divo Al paso de los años, de súbito y del arte circense. Mata de risa al sin que hubiera una razón por ello, cuerpo diplomático acreditado la obra de Virgilio Piñera se emen su país en la primera función, pezó a revalorar. Muerto el autor, luego, en secuencia de oficios va varias de sus obras se volvieron a redimiendo profesores, médicos, reeditar en La Habana, en donde la Virgilio Piñera pianistas, sacerdotes y panaderos, editorial Letras cubanas publica los todos son seducidos por las payasadas de Baro que no Cuentos completos, con la ausencia de varios de ellos en sólo los hace doblar de risa, sino que los transforma y el volumen, no se sabe si por descuido o por seguir una los convierte en verdaderos payasos. Y ese es su gran línea. Lo mismo sucede con su obra dramática, que apadrama, que él que convierte a docenas en payasos, rece publicado como Teatro completo (sin la consabida sabe que en el fondo él mismo no será un verdadero pieza El ciervo) y la Agencia Literaria Latinoamericana, payaso, sino un simple nombrado por el empresario. así como Ediciones Unión, una dependiente del instiY así, hasta que las más altas autoridades deciden aca- tuto cubano del libro y la otra de la poderosa UNEAC, bar con la transmutación a montones que Baro hace procuran la promoción de sus obras en el extranjero. de gente común en payasos y deciden ejecutarlo de la De esa forma, desde finales del siglo pasado y principios única manera posible: matándolo de risa. de este, han ido apareciendo nuevas ediciones tanto en Esta escena absurda del gran Baro no es sino una España como en México. Tal actividad sobre la obra pimuestra de la capacidad de Piñera para hacer reflexión ñeriana sólo confirma que la exclusión del artista de los seria de una cotidianidad imposible, pero es en el cuen- círculos oficiales obedecía a razones totalmente extralito El muñeco, curiosamente eliminado de la edición cu- terarias, originadas en una homofobia irracional, como bana de sus cuentos completos, donde alcanza a recrear sucedió con Reynaldo Arenas. una atmósfera ridícula sobre la imagen de un estadista Los últimos años de Virgilio fueron de completo ególatra. Con fina ironía nos va detallando la transfor- abandono y nulo reconocimiento. Él, que aborrecía el mación que un ciudadano va haciendo de la figura pre- trabajo distinto a escribir, tuvo que dedicarse a la trasidencial, convenciendo al poderoso de que sólo puede ducción del francés de obras encargadas por el estado. liberarse del acartonamiento que le obliga el protocolo Luego del triunfo de la revolución cubana, nunca más si transmite toda esa carga negativa sobre un muñeco de pudo salir de su país. él mismo. Lo paradójico es que mientras más transmite esas taras al muñeco, junto con ellas va cediendo el poder que ejerce el presidente sobre las masas, llegando al absurdo de que el realmente aclamado no es el hombre real, sino el muñeco que lo sustituye. Es evidente que Virgilio nunca quiso hacer ironía sobre quien más adelante se convertiría en presidente por más de cincuenta

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A Contracorrientes

Rosario Castellanos: El sentido Sacro del mundo Por Óscar Wong

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pesar de su desaparición física, Rosario Castellanos se yergue todavía como una inteligencia insuperable en el ámbito de las letras mexicanas.

Tuvo clara conciencia de su mestizaje, de la raigambre cultural de una raza vencida, otorgando madurez y profundidad a sus poemas. Lo trágico, el tono elegíaco, a veces genésico, potencializan a sus textos líricos, dándoles un aspecto de gravedad y solemnidad, por ende, Lamentación de Dido constituye un rango oracular; a través de heptasílabos y alejandrinos encubiertos, persiste la fuerza dramática, la liturgia, el sentido sacro del mundo. Su voz es un flagelo reflexivo que adquiere visos de ritual: El amor también es observado con cierta resignación y benevolencia, en un ámbito donde la afectividad y las relaciones sexuales languidecen. El beso de los amantes tiene, indiscutiblemente, el sabor de las lágrimas (y pasión, según la idea cortesana generada por los poetas provenzales del siglo XII, significa sufrimiento). El amor siempre es invocado por Rosario como recuerdo, como orfandad y muerte. Por lo mismo, la poetisa externa con numinosa contundencia: Matamos lo que amamos. Lo demás/ no ha estado vivo nunca (Cf. Bella dama sin piedad y otros poemas, Méx., 1978). Metamorfoseada en cantos elegíacos, trágicas transparencias intimistas, que se enhebran en versículos contundentes, con suaves hemistiquios, la conciencia sensible, interior, de Rosario Castellanos (México, D. F., Mayo 25 de 1925-Tel Aviv, agosto 7 de 1974) se determina por la soledad, el vacío y el desamor, términos recurrentes en la lírica de esta autora., acaso porque: “Todos los seres aman su destino”. En su primera etapa, que va desde Apuntes para una declaración de fe (1948) hasta Lívida luz, Rosario Castellanos se expresa con un tono primordial, revelador. Aspectos genésicos, cosmogónicos, caracterizan a sus poemas. Hay una visión dramática, sagrada, de la existencia, aunque siempre en pugna con su visión intelectual. La voz primera, mítica, frente a la creación del mundo, sin olvidar la significativa insignificancia del hombre, del individuo, ante la naturaleza. Paulatinamente la Castellanos va dando cauce a la reflexión, a su sentido de pertenencia social, a su máximo valor como ser humano. Por eso el tono irónico, acervo, ácido a veces. Y es que como ente imbuido en un proceso social, muchas veces denigrante, hostil para su condición de mujer, la poetisa responde a su naturaleza, y convicción social; por consiguiente, hay transformación en sus contenidos: Sobre el cadáver de una mujer estoy creciendo,/en sus huesos se enroscan mis raíces/y

de su corazón desfigurado/emerge un tallo vertical y duro.( Origen”, en De la vigilia estéril, Cf. Poesía no eres tú., Obra poética. 19481971, Méx., 1972). De la precisión metafórica, de sus altos y amplios recursos estilísticos, que descansan en los aspectos polisémicos, parte hasta desembocar en un verso claro, directo, donde el ritmo y la entonación provocan ese aliento poético, esa respiración característica del verso. Y aquí vale resaltar lo que señala Eduardo Nicol: la emoción determina al ritmo, a la musicalidad versicular. Se apoya, indiscutiblemente, en el golpeteo silábico, en los encabalgamientos, en los silencios connaturales para provocar la musicalidad, pese a la utilización de los enunciados que define el contenido amargo de su expresión y que, acaso, se vuelve definitoria: Una mujer camina por un camino estéril/rumbo al más desolado y tremendo crepúsculo./Una mujer se queda tirada como piedra/en medio de un desierto/o se apaga o se enfría como un remoto fuego./Una mujer se ahoga lentamente/en un pantano de saliva amarga”. Castellanos reflexiona líricamente sobre el mundo. Su voz exterioriza lo sensible y da respuestas a la realidad contradictoria: Estoy aquí, sentada, con todas mis palabras/ como una cesta de fruta verde, intactas. (Cf. El rescate del mundo, ibíd., op. cit.). Fatalmente materialista

Como poetisa, supo visualizar la intimidad de la mujer, otorgándole su dimensión exacta, justa; como ensayista reflexionó sobre los claroscuros de una sociedad que relega la condición femenina, por el sólo hecho de la diferenciación sexista. en su segunda y última etapa, considerada desde Materia memorable hasta Viaje redondo (1972), y quizá por lo mismo, sin el anterior destello de religiosidad, su obra lírica refleja, desde luego, su concepción estética del mundo, su particular sentido de la vida, apoyada en la meditación, en los factores del pensar, en la dimensión social, sin olvidar el hálito poético. Su propuesta lírica es ahora más directa, diversificada. No le interesan, por razones comunicativas, los aspectos metonímicos del verso, sino el modelo expresivo directo, caracterizado por la imagen enunciativa, como es, también, la característica de Jaime Sabines. En este sentido, la obra poética de Rosario Castellanos constituye un magnifico testimonio de la expresividad rotunda de una mujer enredada

en las crepitaciones solitarias de la creación, en esa soledad en llamas, como concebía Gorostiza a la inteligencia, en un universo, en una sociedad patriarcal, varonil, según la Dra. Jean Franco (Cf. Las conspiradoras. La representación de la mujer en México, 1994). Por eso, en voz de Rosario: El mundo gime estéril como un hongo. Rosario no canta: reflexiona, y se erige en la conciencia sensible, en ese vacío que pretende llenar la memoria. Emociona, sí, pero no conmociona. Por eso su deseo de prescindir de los innumerables aspectos retóricos. En su primera etapa, insisto, como todo autor auténtico, como todo vate que sabe captar los planos superiores, la Castellanos toca los niveles de la profecía, e incluso prefigura su muerte: Ya no tengo más fuego que el de esta ciega lámpara/ que camina tanteando, pegada a la pared/ y tiembla a la amenaza del aire más ligero./ Si muriera esta noche/seria sólo como abrir la mano,/como cuando los niños la abren ante su madre/para mostrarla limpia, limpia de tan vacía.(Cf. De la vigilia estéril). En la obra lírica de esta autora sentimos, y compartimos, la honestidad y la valentía con que asume su condición de mujer. En esta busca de huellas y de tiempos, la fortaleza espiritual de Rosario alcanza una estatura de primer orden. Su riqueza interior, frente a la adversidad del mundo materialista y varonil, se vigoriza y forja poesía. Después de todo: Sólo el silencio es sabio, como expresa de manera definitoria. Como novelista, desde los años 50 pretende exteriorizar el mundo indígena de Los Altos de Chiapas, lleno de vejaciones, como consecuencia de la estructura clasista de la entidad federativa, cuyo tejido social siguió en plena descomposición, agravada por el conflicto étnico-campesino del 1° de enero de 1994, y que tan bien prefigurara la autora. Como poetisa, supo visualizar la intimidad de la mujer, otorgándole su dimensión exacta, justa; como ensayista reflexionó sobre los claroscuros de una sociedad que relega la condición femenina, por el sólo hecho de la diferenciación sexista. En cambio su narrativa adquiere una vertiente más de denuncia social. Su infancia en Comitán (la mítica Balún Canán), tierra, de sus mayores, su trabajo en Los Altos de Chiapas, precisamente en las comunidades indígenas; su constante preocupación por la injusticia y la violenta realidad de su congéneres, la llevaron a crear un universo narrativo de primer orden. Su visión crítica aún pervive y cobra vigencia en nuestro tiempo. Sus obras Balún Canán (1957), Ciudad Real (Cuentos. Universidad Veracruzana, Xalapa, 1960), y Oficio de tinieblas (Méx., 1962), están más allá de la simple ficción y del marco de la sociología. Aquí, más que nunca, se advierte esa concepción de la literatura como refiguración de la realidad, partiendo de una lectura correcta del entorno. http://poesiadewong.blogspot.com


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15.09.2013

Alice Munro, Premio Nobel de Literatura 2013, (Cómo lee, y cómo escribe sus cuentos) De la Redacción

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a Nobel cuentista, en un ensayo que escribió para un libro editado por John Metcalf, describió su manera de leer otro cuento. Según palabras del recopilador, dicho ensayo causó gran inquietud y perplejidad entre los académicos más anticuados, pero está lleno de sentido para sus compañeros escritores.

“En primer lugar explicaré mi manera de leer los cuentos de otros. Para empezar, aclaro que puedo iniciar mi lectura en cualquier lugar del texto; leer del principio al final, del final al principio, desde cualquier pasaje a la mitad del cuento y en cualquier dirección. Así pues, es evidente que no abordo una historia y la sigo como si fuera un caminito que me lleva a algún lugar y cuyo recorrido ofrece lindos paisajes y agradables entretenimientos. Una vez que me introduzco en una historia, avanzo y retrocedo; me detengo aquí y allá; de esta manera, permanezco en ella un buen

rato. Es algo así como una casa: todos conocemos la capacidad que tiene una casa para delimitar espacios y para inventar conexiones entre los espacios ya delimitados, la manera en que consigue presentar el exterior como algo insólito. Esta es la manera más exacta en que consigo describir lo que un cuento hace conmigo y lo que pretendo que mis cuentos hagan con los demás.” (Cuento Canadiense Contemporáneo, Breve Antología, John Metcalf, Prólogo, selección y notas, traducción del inglés: Juan Carlos Rodríguez, UNAM, Editorial ALDUS, S.A. México, 1996) La Nobel de literatura acogió el premio increíblemente feliz. Para Margaret Atwood (The Guardian, 10-102013), excelente poeta y narradora, a quien año con año los canadiense apostaban para ganar el más codiciado de los premios literarios, dice que inicialmente Alice Munro, estaba considerada como un ama de casa cuya escritura doméstica era aburrida, y que difícilmente alcanzaría la perfección. No obstante esta creencia, el fallo de la Academia Sueca enfatiza en su “armonioso estilo de relatar, que se caracteriza por su claridad y realismo sicológico.” FELICIDADES A ALICE MUNRO, QUIEN EN ELLA, EL CUENTO FUE RECONOCIDO COMO UN GÉNERO LITERARIO RELEVANTE EN 2013.

Alice Munro


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15.10.2013

Poesía

La bella voz Coordinador: Freddy Secundino S.

Fidelidad

Los cantos de la ternura

Desirée Jiménez (España)

Adriana Tafoya (México DF)

Adela se tambaleaba constantemente porque se sentía inclinada hacia dos hombres distintos. Los días impares la llevaban a los brazos de A, su amante, por el que sentía devoción. Los días pares la conducían al lecho de Y, su marido, acuciada por el deber marital. Como no quería faltar el respeto a ninguno de los dos en la cama, se prometió que siempre gritaría el nombre de ambos cuando hiciera el amor. Así, cuando sudaba sobre el cuerpo del amante, gritaba AY, AY, y cuando temblaba bajo el peso del marido gritaba YA, YA.

(3) El sueño ha cambiado Camino sobre el fuego no sobre las aguas pequeño mío por eso siempre necesaria para ti seré y cada vez que asesinarme intentes me verás brillar en los ojos de tu víctima de la nueva, de la otra y en la siguiente mirada muerta radiante otra vez. Nunca estoy indefensa. A donde vayas todo te recordará a mí y en todo verás la tierra. Irónico será verte jugando al tigre con un mechón de mi melena. Atrancaré las ventanas de tu mente, y no tocarás el himen del espejo no escupirás tu semen en mi cara no podrás cortar la cabeza del dragón.

De colores Irene G Punto (España) Yo veo la vida color rosa y tú, color gris. Y eso me pone negra.

Apocalipsis Liliana Ramos Rosano (Puebla, Mex.) Cuando el cielo y el mar se inviertan y pueda observar las vértebras sobre mi cabeza, sabré que es el fin (tal vez de mi vida, de tu historia o la de ambos). Cuando descubra que el destino no es más que el experimento de un dios misógino y sabio que usa para llevar a sus criaturas a la demencia, al ritmo de sus dedos, sabré que la propia existencia es ajena. Cuando el cielo se caiga sobre mis hombros, negro como un abismo, y me consuma en el seno de la masa estelar, sabré que el poder intelectual de uno supera la fuerza masiva. Cuando el humo me añada a su nomenclatura y me confunda con el aire, sabré que soñar no es más que una neurosis que da cuando la realidad se vuelve insoportable, y así, sin mecanismos de defensa, me dejaré morir.

Poemínimos Yunuén Márquez (10 años, México DF) Body paint Sintió un roce en la mejilla y se le pintó un beso. Frágil Me estrapaluciaste… Rompiste mi frágil corazón. Yo Las arañas, mi terror. El ballet, mi pasión. El estudio, mi camino. La poesía, mi destino.


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15.10.2013

Cosecha Roja

Una mirada por La ventana misteriosa Por Mauricio Leyva La sociedad es una madre que, la mayor de las veces, disfruta devorando a sus cachorros. Por ello es insensata, fría y goza cuando convierte a los hombres en sus marionetas. La ventana misteriosa del maestro Raymond Chandler, es una interpretación de esa sociedad la cual resulta ser todo, menos cursi y ridícula. Construida como uno de sus mejores personajes, la sociedad es el camuflaje de Philip Marlowe un antihéroe de la ciudad salvaje que lo ocupa como sparring y, las más de las veces, lo acompaña en una serie de derrotas e histeria. Macho cínico, bohemio, oscuro y toscamente sentimental, Marlowe es como un boxeador de barrio bajo, no se cansa de golpear y de ser golpeado. Estereotipo de sus narraciones, este interesante detective es quien en primera persona narra el comienzo de La ventana siniestra, con un estilo personal que desde el inicio resulta seductor: Todo lo que sabía respecto a esa gente era que se trataba de una tal señora Elizabeth Bright Murdock y su familia, y que ella quería contratar a un detective privado, eficaz y limpio, que no dejase caer cenizas de cigarrillo en el piso y que nunca llevase más de una pistola. También sabía que aquélla era la viuda de un viejo chivo con bigotes llamado Jasper Murdock, que había ganado una fortuna ayudando a la comunidad, y cuya fotografía aparecía siempre en el diario de Pasadena en el día de su aniversario, con las fechas de su nacimiento y muerte, y el epígrafe: Su Vida Fue Su Lucha. Con tan sólo este fragmento el lector percibe la elegancia de su estilo en la revelación del perfil de los personajes, la cual, combinada con un magnífico estilo de palabras cuya salvaje naturaleza nos provocan el no soltar la novela, sobre todo, cuando Marlowe se muestra rebelde con el sistema que prostituye los ideales encargado de promover: la policía. Contra ese sistema el detective rudo y su frágil anciana se confabulan para hurgar en una trama que inicia con la desaparición del doblón Brasher. Con eso se desata una historia llena de acertijos, asesinato y chantaje. Personajes como Leslie Murdock y Merle Davis enriquecen la novela: Leslie Murdock vestía un traje verdoso y su cabello parecía húmedo, como si acabase de tomar una ducha. Se sentó inclinado hacia delante, mirando las punteras de sus zapatos y haciendo girar un anillo en su dedo. No tenía a su larga boquilla negra, y parecía un poco desamparado sin ella. Incluso su bigote parecía más caído que en mi oficina. Merle Davis no había cambiado desde el día anterior. Probablemente siempre estaba igual. Su cabello cobrizo estaba estirado con idéntica fuerza, sus lentes con montura de carey parecían tan grandes y vacíos como antes, los ojos que había atrás resultaban igualmente vagos. Tenía puesto el mismo vestido de hilo con mangas cortas, sin ninguna clase de adorno, ni siquiera aros. Tuve la curiosa sensación de estar viviendo nuevamente algo que ya había ocurrido. —Muy bien, hijo —dijo tranquilamente la señora Murdock, sorbiendo su oporto—. Cuéntale al señor lo que ocurrió con doblón. ¡Me temo que deberá saber!

Novedades literarias de la Quincena Por El Bolillo Escéptico

Raymond Chandler Ante la trama que hizo de La ventana siniestra una novela prácticamente de culto, surge de inmediato la sentencia de sobra conocida en la edición de Emecé que ha hecho de La ventana siniestra: la honradez es un asunto anterior a la invención del dinero. Considerado el padre del género policíaco, Raymond Chandler reafirma su maestría en la narrativa de este tipo y tensa el arco dramático de su historia hasta el extremo: Desde la habitación de Pietro Palermo se veían las ventanas del departamento donde había sido asesinado George Anson Phillips. El alto italiano de tez oscura y la hermosa cabeza de cabellos de un gris acerado leyó mi tarjeta y dijo: —Tengo que atender un negocio dentro de doce minutos. ¿Qué desea, señor Marlowe? —Soy la persona que encontró ayer al hombre muerto en la casa de enfrente. Era un amigo mío. —Eso no es lo que le dijo a Luke —comentó, después que sus fríos ojos negros me estudiaron durante un rato. — ¿Luke? —Es el encargado de la casa. —No me gusta hablar mucho con desconocidos, señor Palermo. —Es una buena costumbre. Pero, entonces, ¿cómo habla conmigo? —Usted es una persona de prestigio, un hombre importante. Puedo conversar con usted. Usted me vio ayer. Me describió a la Policía. Con gran precisión, según me contaron. Este es la antesala del final de una gran novela, de una historia original, auténtica, en la que símbolos y personas opuestas convergen de forma natural en una historia inolvidable. El filo de sus hojas asemeja un delgado balcón, en él danzan el suspenso y la intriga y son, sin lugar a dudas, el marco de la ventana siniestra que el propia Chandler abrió para nosotros. Para conocer el final será necesario colarse por ella bajo la advertencia de que Marlowe estará allí de pie fumando, hosco, duro e inquebrantable.

Viajeros primer libro de cuentos de Miguel Ángel Ortega Mejía, de entrada señala que: “Las novelas deben ser cortas, como la vida. Deben ser historias que se disfruten y diviertan. Una Reflexión espontánea y al final, la convicción de ser viajeros”. En esta novela se presentan nueve historias urbanas, en la que desfilan una serie de increíbles personajes tan comunes y extraños como cualquiera de nosotros. Y como señala acertadamente el escritor Benito Taibo “Viajeros”, es un rompecabezas y un fresco, crónica y homenaje, tratado y guía última para valientes y descarriados que podrán perderse sin miedo a las letras, sabedores como algún poeta griego y ciego, que lo importante siempre es el viaje y no el destino. Es pues un libro para leer en fin de semana, o en el transcurso de un viaje. Por Amor a Julia novela de Cecilia Urbina, escritora de larga Carrera en el periodismo cultural y la docencia, hoy nos presenta esta novela con esa frescura que siempre la ha caracterizado en sus reseñas, ensayos y crítica literaria desde aquel suplemento “Sábado” dirigido por don Huberto Batis en el desaparecido UnomásUno de Manuel Becerra Acosta. “Por amor a Julia”, es una novela de corte policiaco en la que desde las primeras páginas capta el interés del lector. La historia gira en torno a dos hermanos que se verán involucrados en una situación totalmente inesperada, y que creará en la mente del lector esas preguntas de: ¿Será por amor a Julia?, ¿Por venganza? , ¿Celos? o… lo que usted se quiera imaginar. Amanece fría la mañana cuarta novela de la joven escritora Dalia Siman Druker que con una narración clara y precisa, nos conduce a través del relato de su historia. En la que los personajes Marisa, Pilar, Marcelo, Jorge, Santiago e incluso la misma autora tienen algo en común… Aman. Una narración en la que; tangos, olores, colores y sabores estarán presentes en esa historia que transcurre entre España y México. En sí “Amanece fría la mañana” relata el exilio de Pilar y Antonio quienes con su partida dejan años atrás. Y al final todos los personajes, cada uno en su momento… amanecen en una fría mañana. Usted decide sí se toma un café y quiere iniciar la lectura, para no tener una fría mañana en este mes de octubre. Praga 56 de Gabriela de Fuentes, ésta, su segunda novela, relata la historia de un grupo de inquilinos que habita en el edificio de la calle de Praga 56, en el que se va desarrollando un ambiente de intriga y misterio. Entre los personajes sobresale Lina, una niña de 10 años que lleva una vida solitaria e introvertida. En el inmueble de cinco pisos en el que hay un Penhouse que recién lo llega a habitar una anciana en silla de ruedas. La relación de los que habitan el edificio se verá trastocada al ocurrir una serie de asesinatos. Los residentes se encontrarán en un enigma: ¿quién es el asesino encubierto y quién es su próxima víctima? Lina descubrirá a un personaje extraño que por las noches se aparece cerca de un árbol que se ubica en el patio interior, pero ninguno de los vecinos le cree…. ¿Y usted se atreverá a leer esta historia. Esperamos que disfrute de estas novelas de Ediciones Felou .Disponibles también en libro electrónico. Más novedades literarias en www.facebook. com/felou.ediciones


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Cuento

La modelo Por Beatriz Espejo

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“Y que ardiente deseo obsesiona mi alienado corazón.” Safo.

o conduzcas tan aprisa. Los volkswagen no deben correrse a más de cuarenta. En el velocímetro la aguja marca setenta, a veces se inclina hacia la derecha según oprimes el acelerador. Setenta, ochenta, setenta, ochenta. La vegetación tropical de Cuernavaca, bugambilias e hibiscos manchando de rojo los camellones.

Luego, una curva pronunciada, rocas abiertas en dos a fuerza de dinamita y pinares apuntando un cielo sorprendido. ¿Por qué preferir este coche? En el garage dejaste el otro grande y estable para correr sin problemas. Ochenta, noventa, cien. Te hablan y no contestas, tienes la costumbre. Razonas en cosas ajenas como si te salieras del mundo. Desde el viernes pasado te sientes mal, duermes con dificultad. Te levantas para buscar pastillas que sólo te amodorran. Abres los ojos, esperas ardientemente el sol de las nueve y hallas oscuridad de la madrugada. Por la cortina se filtra la luz del farol de la calle. Sientes un hueco en el estómago, una especie de inquietud semejante a un ardor por dentro. Te volteas boca abajo. Recuerdas la mirada de Ricardo irritada por los coñaques que tomó en tu compañía. Experimentas una repentina frialdad lejana del agradecimiento que te inspiró cuando le creíste una especie de milagro. “La pureza del corazón consiste en querer una cosa”. ¿Escribió eso Kierkegaard? Perdiste la pureza porque no deseas cosa alguna aunque el hueco en el estómago te hace extrañar a Ricardo. Echas de menos su conversación chispeante, llena de contrasentidos, de ideas tergiversadas y sin embargo divertida. Conformas su imagen en traje de baño y en aquella alberca donde ambos se asoleaban, y de pronto necesitas acariciar su espalda. “La pureza del corazón consiste…” ¿Por qué conduces tan rápido? No hay prisa por llegar. En el asiento trasero duerme tu perrita. Sentada junto a ti, tu madre dice algo. No la escuchas, no le contestas. Es aburrido permanecer contigo cuando te alejas estando presente. ¿Rememoras entonces tu infancia? ¿Una especie de felicidad inve-

rosímil en la cual te supusiste predestinada para lo mejor? Te preguntas cómo empezaste a fallar y en qué momento al presentarte la disyuntiva preferiste la ruta errada. Piensas en Ricardo, antes había sido Pablo y antes Mauricio y antes Enrique y antes. Varios de ellos opinarían que eres humorista, alabarían tu sentido de la alegría. Ninguno adivinó que te reías mucho como una obligación. Ninguno sospecharía tampoco lo cansada que te encuentras. Bostezas, los párpados casi se te cierran y, al mismo tiempo, sabes que al llegar la noche no podrás dormir, no controlarás un temblor interno y constante. Sube el Velocímetro, aceleras. En las curvas pierdes el carril, coqueteas con las pendientes. Tú, la del rostro honesto, convertida en lo que cualquier mujer de treinta años quisiera ser. Disciplinada, trabajadora, luminosamente limpia, capaz de ganar dinero con tanta facilidad como lo gastas; pero ahora las pelucas, el maquillaje exagerado y las pestañas postizas te aburren hasta la náusea. Te enfermas con la idea de enfrentarte a tu fotógrafo siempre insatisfecho, el mismo que te inculcó miedo a que los años pasen denunciando su inevitable saldo de arrugas y deformaciones. Tu secretaria considera trágica una herencia de clase media que no logras superar. Conservas todavía puritanismos demodados. Ricardo intentó cualquier medio para llevarte a su cama. Se pregunta por qué no aceptaste. Ignora tu miedo a esta sensación imprecisa con la cual regresas. Al planear el viaje alentabas el propósito de verlo, sin embargo desde el hotel cancelaste la cita que acordaron para cenar. Hacía poco te entusiasmaba aquel hombre alto y elegante exasperándote con sus talentos de seductor. Algo así como sostenerse en el rojo mientras la ruleta marcaba el negro. Quizás ya te deprimen los moteles, los riesgos y las aventuras furtivas. No corras tanto. En los coches pequeños la velocidad resulta peligrosa y

a lo mejor por un accidente ni se muere uno y queda inválido o contrahecho. Reconstruyes la caricatura del gato empeñado en comerse un canario vivaracho. Hubieras anhelado que te atraparan, que al cesar el asedio surgiera un sorpresivo silencio. Para entonces el gato se consideraba vencido. Las nubes coronan las montañas como algodones plomizos puestos allí para ensombrecer el panorama luminoso unos kilómetros atrás. Mauricio te buscó en Cuernavaca. La semana anterior le confiaste que irías. Dio contigo porque regresas siempre a los lugares conocidos. Bastó con telefonear a la Hostería de las Quintas preguntando si habías tomado una suite. Otra vez más lo juzgaste conceptuoso y frío. Te asustan sus labios duros: ello no obstante, cuando bebió varios martinis adoptó una risita entre pícara e insinuante. Comieron pollo al curry en un restaurante cuyos jardines estaban concurridos por norteamericanos ataviados como para epatar a los pavos reales que el dueño del establecimiento mantiene cebados. Notaste la delicadeza de los geranios sobre la voz de tu madre emitiendo notas agudas en la referencia oficial de los agraristas que les quitaron la hacienda, los otoños del abuelo en Europa cuando no se viajaba a plazos, los turistas empeñados en visitar semanalmente la casa museo de la tía Emilia, el monumento


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fúnebre que la familia conserva en prueba de sus antiguas glorias. Mauricio seguía el casi monólogo con una expresión que interpretaste como de paciencia infinita, hasta que irónico y chocante –la frase fue un zarpazo-, dijo que las mujeres carecen de espíritu. Tu madre se interrumpió desconcertada. Durante un segundo insonoro pareció aludirse; sin embargo lo pasó por alto y celebró las excelencias del postre. Miraste las bellas manos de tu anfitrión, sus ojos incisivos. Te inquietó lo que ocultaban sus facciones regulares. Se apoyaba en ideas rígidas y preconcebidas tomadas de Uspensky, un filósofo que detestas porque simpatizas con Catherine Mansfield. Evocas la anécdota ¿dónde la leíste? Sobre la escritora tuberculosa y moribunda en un establo cercano a París, y el momento en que su maestro le apagó la vela que la alumbraba, su último asidero a este mundo. Le preguntaste a Mauricio si realmente creía que las mujeres carecen de espíritu. Te respondió que las considera divinas y lo suficientemente encantadoras para ilustrar, como lo has hecho, la portada de Vogue y sonrió atusándose el bigote, mientras miraba a una señora de senos ostentosos ubicada en una mesa contigua y jugueteaba un cigarrillo entre los dedos de la mano libre. Ricardo te contestaría que lo tienen deformado por el sistema económico existente. Suele tomarla con el comunismo entre comillas. Una noche intentaste explicarle esto que sientes. Se burló de ti. No entiende que se padezca ostentando un broche de esmeraldas sobre un vestido de Pucci, como si tales cosas resultaran unos amuletos infalibles. Te examinó las piernas y retornó a su cometido de gato perseguidor. Fatigada quisiste dejarte aprehender; te aburren las promesas de nuevos encuentros epidérmicos que por otra parte siempre propicias. Acudió al socorrido argumento de que nada reciben los avaros, sin intuir que lo veías como un playboy con las armas rotas y que no procuras tran-

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sacciones románticas. Te felicitó. Encontraba sincera tu expresión en el comercial donde anunciaba lavadoras ante los televidentes, y se interesó por tus planes futuros. Respondiste que quizá tomarías un respiro, una tregua. Llueve torrencialmente, graniza. El coche patina un par de veces. Aceleras. De propósito coges mal las curvas, casi te despeñas. Tu madre enciende la calefacción, te pide nerviosa que no vayas tan rápido porque se pueden matar. Dejaste de dormir desde que el papel de canario empezó a cansarte. Tu apariencia lo acusa. Bajaste de peso y se te estragó la cara. Pierdes la frescura del cutis por el cual te escogieron los dirigentes de Estée Lauder para la publicidad de sus artículos de belleza; además trabajas mucho. Inventas quehaceres, asistes a todas partes, a los cocteles, a las galerías de pintura. No pierdes la oportunidad de aparecer en público aun sabiendo las consecuencias. Una regla fundamental de tu profesión radica en no popularizarse demasiado. Hablas de abrir una boutique con tu nombre, derrochas la suma destinada para el proyecto. ¿Cuánto transcurrió desde que en la escuela disfrutabas aquellas tonterías infantiles, premios, triunfos, competencias?

Escuchas de pronto un trueno. El volante vibra, te aferras a él; apenas controlas el auto. Huyen unos minutos violentos, logras detenerte en la cuneta. Tu madre habla del percance, recuerda que te lo había advertido. Esperas. Aparece la grúa que ayuda a los viajeros en problemas. Amaina la lluvia. Persisten unas gotas. Hombres uniformados te cambian la llanta. Tu madre les agradece sus esfuerzos. Baja del automóvil, se aleja varios metros. La sigue tu perrita en la que no reparas. Permaneces sentada. El mecánico te asegura que el incidente sólo fue un susto. Enciendes el motor. Buscas el espejo, te prodigas una mirada dolorosa y capturas dos imágenes amadas disponiéndose a regresar. Furtivamente ves en la guantera el catálogo que hiciste para la Ford Model Agency, tú, optimista e internacionalizada. Ves también el precipicio. Oprimes un pedal y no importa ya que en la disyuntiva escojas el camino equivocado. La autora fundó la revista El Rehilete en 1959. Recibió el Premio Nacional de Periodismo en 1983 por sus colaboraciones en diario y revistas. En 2001 el municipio de Oxhutzcab, Yucatán, creó el Premio Nacional de Cuento Beatriz Espejo.


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Pasión y Escritura

La luminosa oscuridad de William Styron Por Alejandro García William Styron murió el primero de noviembre de 2006. Dejó novelas fundamentales dentro de la literatura norteamericana del siglo XX: Tendidos en la oscuridad (1951), La larga marcha (1952), Esta casa en llamas (1960), Las confesiones de Nat Turner (1967), Sophie (1979). Publicó, además, sus memorias, Esas visible oscuridad (1990) y un libro de relatos, Una mañana en la costa: tres historias de juventud (1993). De su volumen de ensayos The Quiet Dust: And Other Writings (1982 y, corregido y aumentado, 1993) no tengo noticias de traducción al español. Después de su muerte han aparecido otras obras y al parecer ninguna ha superado a las ya consideradas mejores. Para ciertos amantes de lo rotundo, las novelas de 1951, 1967 y 1979 dibujan de una línea ascendente dentro de la mejor literatura. Tras el éxito de Sophie y la aportación del cine (más fiel al título, La decisión de Sophie) para que tal escalamiento se lograra, la producción de Styron pareció desvanecerse en las alturas: sólo un breve libro de memorias, los 3 relatos y los ensayos no traducidos al español. Salman Rushdie alaba a nuestro autor, junto a un grupo de escritores encabezados por Susan Sontag en el PEN Club; en los momentos en que la fetua de Jomeini está más vigente, los británicos lo ven como un estorbo y un alto costo, y los Estados Unidos se encogen para no tomar un problema que no les corresponde y que no les redundará beneficio alguno en el juego de fuerzas del poder, estos escritores norteamericanos buscan soluciones a la infame sentencia. En Joseph Anton. Memorias, escudado tras un Suplicante recuerda: “Señor presidente —dijo—, cuando salga de la Casa Blanca tengo que ir al Club de Prensa, y allí habría muchos periodistas deseosos de averiguar qué ha dicho usted. Me gustaría poder decirles que Estados Unidos se suma a la campaña contra la fetua iraní y da apoyo a las voces progresistas de todo el mundo.” Clinton asintió y sonrió. “Sí, puede decirlo —respondió—, porque es la verdad.”. Fin de la reunión, pensó el Suplicante con un acorde triunfal en el corazón. “Tenemos amigos comunes —añadió el presidente—, Bill Styron, Norman Mailer. Han estado persiguiéndome en su nombre”. La breve alusión indica a un escritor ubicado en el bando demócrata, amigo del presidente, quien seguramente podrá decir que lo ha leído, como, en su momento Kennedy hizo con Hemingway y, ahora, Obama hace con Jonathan Franzen. Styron, que cosecha los frutos de su obra, metido a activista social, político, ideológico, acaso habría quedado a debernos otra obra de gran aliento. La aparición en la memoria de Rushdie me regresó a Esa visible oscuridad, libro que leí allá por 1993, prejuiciado por el dicho de que ante la falta de una gran novela, escribió sobre la tragedia de su vida, el apoderamiento de la depresión de todas sus actividades, alrededor del año 1985.

Después de la relectura me he reencontrado con otro William Styron. El personaje de este libro es un yo abatido, derrotado, justo en el momento en que recibe en Francia El Prix Mondial Cino del Duca, dotado con 25 mil dólares y recibido antes por Lorenz, Carpentier, Anouilh, Silone, Sajarov, Borges y Mumford. Styron es incapaz de cumplir el protocolo y se compromete a comer con su editor a la misma hora que deberá hacerlo con quienes lo han premiado, encabezados por la viuda de Del Luca. Es sólo el principio. Styron revela que donó a organizaciones de fomento de relaciones francoamericanas el grueso de la cantidad del reconocimiento y sólo se dejó lo necesario para dos boletos del Concorde, para regresar a Nueva York al día siguiente y recibir ayuda psiquiátrica. El evento habría de terminar con la caricatura de los comensales buscando debajo de las mesas el cheque de Styron, pues por consecuencia de su grado de inutilidad se le escurrió de la bolsa del saco. En el apartado segundo hace una bellísima relación de su escritura, de los resortes que la han movido y Albert Camus. De hecho, pudo haber conocido al argelino de no haber muerto en el accidente automovilístico. La reunión estaba programada. Styron confiesa los pasos propios y los de Camus, los de Meursault y los de algunos de sus personajes. Y, desde luego, la pregunta de Camus en El mito de Sísifo en torno al suicidio y a si vale la pena vivir. Desde allí Styron dispara sus flechas lo mismo a la creación, a su estado, que a los diversos casos de depresión que ha documentado o que deduce a partir de los comportamientos: la inmovilidad, el miedo, el no deseo. Y después, en muchos de los casos, la búsqueda de la muerte, el suicidio, como el caso de su amigo Romain Gary y su esposa.

William Styron La depresión es un despeñadero del que poco se sabe, una invasión silenciosa, una tormenta en el cerebro, desasimiento de la vida y de la obra. Sólo la protección de su esposa, Rose, que lo lleva al hospital en el momento en que, a pesar de ser unipolar, si bien no maníaca (a veces eufórica), y por lo tanto a cubierto de la bipolaridad, se aparecen los llamados de la muerte, le permite vivir para contarlo y para escribirlo. De modo que este libro primero es una conferencia pronunciada en 1989 en Baltimore, en un congreso sobre desórdenes mentales y ese mismo año se convierte en ensayo para la revista Vanity Fair. Al año siguiente aparece en forma de libro y deja de ser un caso clínico para convertirse lo mismo en memoria que en actuar de personaje narrativo. El narrador se desprende del padre y vive su propia aventura. Styron escribió a menudo en el filo de la navaja. Sus novelas causaron controversia por la ubicación de sus personajes, ya fueran esos personajes sureños atormentados, inocentes de origen y víctimas de religiones fundamentalistas y de estigmas (derrotas) sureñas en Tendidos en la oscuridad, Esta casa en llamas y Sophie, ya fuera el negro rebelde, en las fronteras de la, décadas después, guerra fratricida, la lucha por la libertad y el reconocimiento del Otro en Las confesiones de Nat Turner o ese papel reiterativo de víctima de Sophie, desde el Norte americano, escudando en riñas de pareja insoportables para el lector el maltrato y el ocultamiento de la gran decisión: la selección y el sacrificio de los hijos, durante la guerra de exterminio de nazis hacia judíos. También su ubicación en la literatura norteamericana es fronteriza. Styron representó esa nueva literatura sureña que había encabezado en su versión dura William Faulkner (La Generación Perdida trazó una gran literatura regionalizada: Steinbeck, California; Faulkner, el Sur Profundo; Fitzgerald, Nueva York; Hemingway: el afuera: Europa y África). Mientras que J. D. Salinger representó la ligereza de la visión norteña y la entrada de la juventud a los temas norteamericanos. Styron lleva a los sureños al Norte y al extranjero, sintetiza no sólo los logros formales de estos autores y los acondiciona a los requerimientos editoriales de la nueva era, también los temas actualizados en una realidad muy compleja. A partir de esta reciente lectura, me parece que otra gran aportación de Styron está en este breve libro: Esa visible oscuridad. Allí vemos a un hombre ajeno a los lemas de la Modernidad, deprimido, tocando piso en el infierno; pero que también se libera de la depresión, de la melancolía, de la tristeza, y puede contar ese viaje demoníaco. Allí está la pasión presente y transformada, lo mismo en defensa de su vida, que en la escritura. Eso sí, tal vez el cuaderno que en plena crisis tiró a la basura, pudo ser la obra que extrañan los insaciables.


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Teleras

Psicópatas a la carta Por Elsie Méndez Baillet Los Soprano, Dexter, Hannibal, Bates Motel, Breaking Bad, Cult, The Following, I survived, usted escoja al asesino, la tele le proporciona el crimen. Aunque en todas las series televisivas sobre asesinos seriales y asesinatos los valores que se resaltan son la compasión, el amor, la solidaridad, no debe negarse que, al mirar detenidamente cómo los criminales de ficción, o los verdaderos en los documentales, perpetran sus fechorías, o de cómo obtienen el objeto de sus deseos, cómo manipulan, seducen, embaucan, nosotros, los espectadores, encontramos una recompensa. ¿Temor, como esperaba Aristóteles? Un criminal siempre deja y se lleva algo del lugar donde cometió el crimen. Tal vez ese objeto le pertenezca a usted, querido espectador, tal vez este

De igual modo, logró encontrar los genes que están detrás de las enfermedades como el Alzhéimer y el Parkinson. Fallon asombró al mundo al demostrar que el mismo cerebro fabrica neuronas nuevas tras el nacimiento destruyendo la teoría según la cual nacíamos con todas las neuronas contadas. Y, por si fuera poco, colabora en la serie de televisión Criminal Minds extreando de vez en vez. Para Fallon, la historia dio un giro inesperado propio de un thriller hace algunos años. Uno de sus colegas le dio los escáneres de alrededor de 60 prisioneros. Se trataba de un material muy valioso por las dificultades legales que este material tenía para su obtención. Estaban mezcladas con otros tantos estudios de detenidos que sufrían de esquizofrenia o depresión. Fallon vio en ello una oportunidad única

llon: su cerebro se parece al de un asesino serial. En un acto de inside, Fallon preguntó a sus amigos cómo lo veían. Uno de ellos le dijo que no tenía escrúpulos. Después, aceptó que, no hacía daño a la gente, pero la manipulaba fácilmente, como un juego, casi como un reflejo. Aceptó que es competitivo, no soporta perder, tiene que ganar en todo. Reconoció que siente mucho más empatía por los extraños que por aquellas personas que tiene a su alrededor. Al recordar su infancia, observó otras características similares a los asesinos seriales: era un chico inestable, en extremo religioso y moralista, fue nombrado el chico católico del año en Nueva York. De adolescente, cuando iba rumbo a la parada del autobús para ir a la escuela, se obsesionaba por dejar el camino despejado de basura desde su casa hasta el

asesino televisivo se instale en su sala de televisión, o peor aún, en la cama de su alcoba. Allí, usted buscará entre las decenas de canales al asesino de su preferencia. ¿Cómo es él? Encantador, simpático, conquistador, inteligente, tienen una autoestima imponente, se considera mejor que los demás. También es mentiroso, manipulador, justifica su conducta con habilidad. Es inteligente, frío, egocéntrico, carece de empatía o miedo a las represalias, no reconoce sus errores y culpa a los demás de sus fracasos debido a su enorme narcisismo. Además, simula las emociones que no siente y sólo las observa como señales que ha de descifrar finge estar apenado. Su lóbulo prefrontal, el llamado órgano ejecutor del cerebro, tiene otra carencia agregada: la amígala no le avisa de los daños o el sufrimiento que causará al tomar una decisión. El neurólogo James Fallon descubrió cómo funcionan los circuitos cerebrales para crear dopamina y endorfinas –las moléculas que nos causan placer-.

para encontrar esquemas cerebrales en un experimento ciego, sin saber quién era quién. De esta manera, Fallon analizó los cien cortes de cada cerebro en estas placas y halló un patrón en la mayoría: dos zonas apagadas, la corteza cerebral encima de los ojos, que se encarga de la ética, la moral y la toma de decisiones, el córtex orbitofrontal; y la amígdala, que se encuentra debajo de la corteza y que procesa las emociones, la agresión y la violencia. Las láminas reflejaban un nuevo retrato de tipos que cometían violaciones o asesinatos en serie, personas que tenían problemas para sentir compasión por el sufrimiento ajeno. Carecían del freno que impone el lóbulo prefrontal a la hora de controlar los impulsos y decidir si una acción es moral o éticamente aceptable. En todos ellos, los circuitos que conectan los sistemas límbicos –el cerebro emocional del mamífero- con el centro racional del control de decisiones estaban dañados o desconectados. Otra cosa mucho más importante descubrió Fa-

parabús. En un radio de veinte metros recogía toda la suciedad que encontraba. Después, a sus veinte años, se convirtió al marxismo. Sabe que tiene el gen guerrero, la monoaminooxidasa A, una proteína cuya función consiste en deshacer los neurotransmisores cerebrales como la dopamina, la serotonina y la norepirefrina, lo que da lugar a depresiones y esquizofrenia, y en cantidades insuficientes dispara la agresividad. Algunos alcohólicos tienen este mismo gen. Pero Fallon no es un asesino serial, por el contrario, es un hombre que ha contribuido al conocimiento. La genética, pues, no lo explica todo. James Fallon admite que llevar escritos en su ADN las formas más peligrosas del gen monoaminooxidasa A le ha hecho recapacitar sobre la influencia real de los genes en el comportamiento humano. El número de psicópatas parece que se establece desde el punto de vista cultural. Querido lector, es mejor que elija para divertirse una serie romántica o cómica.


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Diccionario

Penitencia Por Mauricio Carrera Los monjes carmelitas creían en la mortificación de los sentidos. Su cuerpo no les gustaba. La vida terrenal debía ser de sufrimiento para poder alcanzar la vida celestial. El nombre de esa orden, la de los carmelitas, viene de carmín, en virtud de ser el color de la sangre. Así, gustaban de flagelarse y auto infligirse heridas y daños, con tal de no darle placer alguno a su cuerpo, fuente de muchos pecados, entre ellos el de la carne. Eran crueles y masoquistas consigo mismos. Se golpeaban o herían con látigos y cilicios, con espinas y alambres, y vestían con fajas con picos que rasgaban su piel. Eran penitentes. Llevaban a cabo penitencias para exculpar sus pecados o para alcanzar el perdón o la gracia divinas. La penitencia es un sacramento (el cuarto) mediante el cual la Iglesia católica otorga el perdón de dios a los pecadores. Algunas prácticas penitenciales incluyen el bautismo, la confesión o el arrepentimiento, y otras el ayuno, la oración o la limosna. En otras, el penitente debe vestirse de una manera especial durante días o semanas, para mostrar su devoción a ser perdonado. Tomás de Aquino estipula que la penitencia conlleva tres pasos. El primero “es la contrición del corazón, a la que toca dolerse del pecado cometido, con el propósito de no pecar en adelante”. El segundo es “la confesión oral, a la que pertenece que el pecador confiese a su sacerdote íntegramente todos los pecados de que tuviere memoria”. Y el tercero, “la satisfacción por los pecados”, que incluía disciplinarse de distintas maneras, sea llevando a cabo algunas tareas o castigándose. De hecho, esta satisfacción es la que en muchos casos recibe el nombre de penitencia. Es el castigo para la expiación de los pecados. Penitencia, según un diccionario, “designa al conjunto de actos interiores y exteriores dirigidos a la reparación del pecado cometido”. La palabra penitencia viene del latín, y significa dolor, disgusto, arrepentimiento, si bien en un principio

Semana Santa en Taxco tenía cierta connotación de “no estar satisfecho con algo“ o de “faltar algo”. En su libro Tesoro escondido en el Monte Carmelo mexicano, su autor, Agustín de la Madre de Dios, daba cuenta de las costumbres penitenciales y de remordimiento de sus compañeros, los carmelitas descalzos del Siglo XVII en México. Ahí se recogen algunas de estas costumbres, que incluían quedar de rodillas por varias horas y ayunos que duraban varios días. Por las noches, los carmelitas descalzos se flagelaban. Así lo narra Agustín de la Madre de Dios: “El sueño de la noche era muy corto, las disciplinas muy largas, que dejaban manchadas las paredes con aquella sangre pura. Los cilicios, los rayos, las cadenas, eran juguete ordinario. Había una armería de estas armas”. Los penitentes debían mantener una posición erguida mientras se flagelaban. “Si veían que con la cadenilla que entraba por las carnes andaba algún religioso encorvado o encogido, lo reprendían gravemente”. Algunos se ponían sogas al cuello, otros mordazas en las bocas y “otros andan con vendas de cilicio para los ojos, por pensar que no merecen levantarlos a mirar la luz del sol”. Se flagelaban de tal forma que, al golpearse o ha-

cerse daño, se daban golpes de tan dura disciplina que hacía saltar la sangre”. “Procuran los hermanos tratar sus cuerpos con grande rigor como al mayor enemigo que tienen, no dando gusto en nada a sus sentidos”, continúa en su narración de horrores de penitencia el carmelita descalzo Agustín de la Madre de Dios. Nacido en 1610, en Ávila, España, viajó a México en 1631, hasta morir, en 1662. En su libro, da cuenta de algunos de sus hermanos de orden, como Fray Mateo de la Cruz, quien “guardaba grande templanza en el comer y beber, y ayunaba muchos días, y como refrenando el vientre se enfrenan también los vicios que de la gula nacen, aborrecía en extremo el trato de mujeres, porque decía eran como las sanguijuelas que entrando disimuladas beben la sangre al hombre”. Debemos al historiador José N. Iturriaga el rescate de estas crónicas de penitencia, a través de su libro Anecdotario de forasteros en México, Siglo XVI al XXI. Al divulgar la obra de Agustín de la Madre de Dios, nos revela algunas de las costumbres de los frailes, como ésta, llevada a cabo por otro hermano, el carmelita descalzo Fray Mateo de Jesús María: “Para apagar las llamas del cuerpo hacía en aquel tiempo gravísimas penitencias y entre otras juntaba gran cantidad de nopales silvestres, y haciendo lecho de ellos se revolcaba encima desnudo de todo punto y quedaba con las puntas hecho un erizo, vertiendo arroyos de sangre”. No sólo se contentaba con eso, sino que “entraba en el refectorio dándose tales azotes que se abría las espaldas y hacía estremecer no sólo a los religiosos sino aun a las paredes, y a él se le removían las entrañas”. El tal Mateo de Jesús María terminó loco. Murió quebrantado de la carne y de la osamenta. “Tenía una grande llaga en los riñones, tan profunda que se le veían los huesos y con unos gusanos tan gordos que a mí me daban asco”. En su libro, José N. Iturriaga nos informa de otras formas en que los carmelitas descalzos cumplían con los requisitos de su orden religiosa, que incluían el silencio, la soledad, el encierro y oración, la contemplación y la meditación. Debían controlar los impulsos de su cuerpo. Ayunaban o lo que comían era insípido o desagradable. Se ponían cosas rasposas en los párpados para no tener placer de ver y “coros sin alardes melodiosos para que no disfrute el oído”. Se trataba de medidas crueles, bajo el pretexto de cumplir con rigor extremo los ordenamientos religiosos y acercarse mejor a la divinidad.


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Pico de Gallo

Who is that? Por Citlali Ferrer

Hace unos días por casualidad escuché que en entrevista Matos Moctezuma y Savorit, declaraban que el Tláloc que está afuera del Museo de Antropología, no es Tláloc sino Chalchitlicue, lo que me dejó en crisis, quizá por mi nombre azteca o porque todos estos años me dediqué a sacralizar su representación. Tláloc, como una obra cerrada contiene un símbolo y un arquetipo en el que bien puede uno reconocerse. A las tres de la mañana de un 16 de abril de 1964, cuando yo tenía un año de edad, el enorme monolito de siete metros de alto, con 167 toneladas de peso, cruzó las calles del pueblo San Miguel Coatlinchán, arrastrado por dos tráileres, escoltado por militares, policías federales de caminos, arqueólogos y arquitectos hizo su viaje hasta la Ciudad de México. A su paso, el pueblo salió para despedirlo con música y cohetes como si se tratase de un difunto. La comunidad sentía mucho amor por “La piedra de los Tecomates”, así le llamaban porque tenía huecos en forma de jícaras a la mitad de la panza que se llenaban de agua en temporadas de lluvia y pensaban que tenía poderes curativos. Se cuenta que a la llegada de los españoles los indios decidieron enterrarlo temerosos de que lo destruyeran; con el paso del tiempo y debido a que la gente solía subir al montículo, poco a poco fue resurgiendo el monolito. Para los habitantes de San Miguel Coatlinchán significó una tragedia, pensaban que vendrían malos tiempos sin él. La salida se efectuó por la carretera de Texcoco, que fue pavimentada

exprofeso. En Los Reyes, otra banda de música salió a la carretera en honor de su dios. Con una velocidad promedio de cinco kilómetros por hora, tomó un tramo de la carretera a Puebla y siguió por la avenida Zaragoza. La caravana avanzaba con lentitud llevando a cabo complicadas maniobras. Al caer la noche, se detuvieron en San Lázaro, para más tarde, continuar la marcha por Reforma. Extrañamente, a las 20:40 horas cayó una tormenta que inundó diversas zonas de la capital, lo que se le atribuyó al poder del dios. Aquello fue una fiesta, pues a su paso por la Catedral, y de Reforma hasta Chapultepec, fue fuertemente ovacionado por enormes escoltas de capitalinos, turistas, reporteros e incluso por algunos miembros de la comunidad de Coatlinchán. Todos ellos, a pie o en sus propios transportes, siguieron al Tláloc hasta la madrugada del día 17, a su nueva morada del Bosque de Chapultepec. Pero, ¿por qué decir que era Tláloc si era Chalchitlicue? ¿Tal vez porque ya lo habían anunciado y las autoridades no deben equivocarse? El caso es que he vivido honrando a un dios que resulta que no es quien suponía. Y quizá Tláloc hizo llover porque lo confundían con su esposa y,

vaya que los matrimonios suelen mimetizarse, pero una confusión así quizá nos ha costado que se seque la tierra o que en temporal sólo seamos capaces de ver a la virgen de la cueva y no a Tláloc. Nuestro sincretismo nos ha servido para ocultar nuestra verdadera identidad. Los mexicanos hemos construido la historia a partir de mitos. Y el dios Tláloc dador de vida está cansado de posar para los turistas. Otro mito dice que la fundación de Tenochtitlan, se debió a que el dios Huitzilopochtli dio a su pueblo la indicación de asentarse en el sitio donde hubiera una piedra y sobre ésta un águila con una serpiente en el pico. Esta imagen, tomada del Códice Durán, del siglo XVI, muestra este suceso. Pero podríamos pensar que cuando los mexicas llegaron al Lago de Texcoco, había culturas asentadas ahí con anterioridad; una de ellas era la tecpaneca del Señorío de Azcapotzalco y que por ser foráneos, fueron confinados a vivir en el islote donde fundarían su ciudad obligados a ser tributarios. Una característica humana es la necesidad de sacralizar para significar el entorno. Es la alteridad el punto de partida de la construcción de la identidad. Así mismo, la construcción de la historia se vale del mito para valorar los sucesos frente a la naturaleza buscando opuestos: los hombres frente a las mujeres, el vivo frente al muerto, lo nacional frente a los extranjero, etc. El corpus de la historia es una complejidad múltiple donde se tejen y se confrontan diferentes lugares ideológicos. Cuando las fronteras de una comunidad eran claras, el proceso se establecía a partir de normas igualmente claras y la pertenencia era relativamente fácil de demarcar. Sin embargo, hoy en día las fronteras tienden a desdibujarse y a redefinirse continuamente, generando complicaciones en la definición de la pertenencia. En resumen, Who is that? That is the cuestion, that is Chalchitlicue. Ups.

Arte ahora

Marcelo Balzaretti: in memoriam Por Mónica Contreras Marcelo Balzaretti comenzó su carrera en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, sus inicios fueron en la gráfica tradicional y entre 1996 y 1997 que fue cuando lo vi por vez primera era común verlo haciendo grabado en madera con el maestro Pedro Ascencio todo el día, de forma tenaz, cualidad que lo caracterizó siempre. La exploración de lenguajes en la gráfica contemporánea lo llevaron desde la búsqueda de lo místico y el sentido de la existencia de los seres, en series de animaciones de impresiones de peces , corderos, cráneos y de sí mismo, así como delicadas impresiones japonesas de animales marinos a la exploración de los fundamentos de la materia y la energía con las frecuencias de sonido, los imanes y las ondas sísmicas en donde se cuestiona sobre la energía invisible pero poderosa que está detrás de los fenómenos, el sentido del tiempo y el espacio se hicieron presentes en animaciones y piezas que hacen referencia a la historia del arte cinético, a la exploración de la percepción a través del arte como una experiencia estética, meditativa y de conocimiento, es decir trascendental. Irrumpió la cotidianeidad de la Ciudad de México y nos sorprendió con sus Ovnis , esculturas en fibra de vidrio montadas en pleno Centro Histórico, le preocupaban los mitos y las inquietudes en la mente colectiva sobre lo que “viene de afuera”, si bien era un artista interdisciplinario, las inquietudes sobre la gráfica siempre están presentes en su obra y de esta serie que tituló “Es-

tudios ufológicos” queda “Caja negra”, libro del artista que consta de tres ejemplares sobre avistamientos y testimonios sobre el fenómeno OVNI con pequeñas esculturas y mapas de avistamientos satelitales, el cuál obtuvo una mención de honor en la Feria de arte de libros de artista de 2011, éste da plena fe de su pensamiento sobre la obra múltiple y del rigor artístico que caracteriza su trabajo en una ejecución impecable del que por mucho era el mejor libro de la feria. Su compromiso con cada fase de su trabajo artístico era total, como docente, como creador, curador e investigador, era infatigable, si algo sabemos los que lo conocíamos es que nunca dejaba de trabajar, nos sorprendía con un sinfín de proyectos y maquetas de los cuáles concretó sólo una parte porque su nivel de exigencia personal era altísimo y no dejaba jamás de cuestionarse sobre el sentido del trabajo y su pertinencia, no ejecutaba ningún proyecto sin antes haberlo pasado por una exhaustiva revisión y no tenía reparos en preguntar cuando tenía dudas, aunque todos sabíamos de antemano que ya tenía una idea muy clara de lo que quería hacer, aun así, cuestionaba porque le parecía importante sopesar las opciones e inclusive poner a prueba la obra a través del consenso porque también le preocupaba la parte de la recepción de la misma. Nunca se dejó deslumbrar por los oropeles del mundillo del arte y su capacidad de desenvolverse y camuflarse en el medio era una cualidad que algunos le apre-

ciábamos y muchos otros le envidiaban, coqueteaba y negociaba con el mainstream sin dejarse atrapar, escapaba de las trampas de la obra fácil y comercial, y aunque conocía a mucha gente no se acercaba a ellos por arribismo y por lo mismo conseguía las cosas de forma natural, aunque en el camino encontró personas que no supieron apreciar estas cualidades, ni su mérito como artista porque el halago fácil no era parte de su carácter ni se ciñó a cotos de poder o ideologías. Siempre presente, informado, intenso, era un gran conocedor del arte contemporáneo y un gran conversador, era un verdadero ejercicio de concentración seguir el hilo de algunas de sus consideraciones y en varias ocasiones varios de sus amigos tuvimos que pedirle explicaciones de sus referencias o admitir nuestra absoluta ignorancia de ciertos tópicos y el querido Marcelo siempre sonriente y amable nos brindaba razones y argumentaciones porque quería, y necesitaba ser escuchado y comprendido Talentoso y comprometido, ésas son las palabras que uno escucha en cuanto alguien hace referencia a Marcelo Balzaretti, pero las palabras amable, atento, sensible y buen amigo son parte de lo que no todos conocen y que aquéllos que lo queremos sabemos era fundamental en su persona, se labró a pulso una familia artística que lamenta al amigo, su pérdida es irreparable, pero nos quedan el cariño, las vivencias y la innumerable cantidad de amistades que ayudó a formar al presentarnos, al artista, al amigo, al colega, un sentido adiós.



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