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Entrevista a Emilio Ruiz Barrachina

Abajo,, un momento de la entrevista: Emilio Ruiz Barrachina, Julio de la Fuente y Francisco Trinidad

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Entrevista con Emilio Ruiz Barrachina, director de cine

Emilio Ruiz Barrachina (Madrid, 1963) se define como “un asturiano más”. Así se siente desde que abandonara Madrid, agobiado por el asfixiante clima político de la capital, y se instaló en Salas, donde ha continuado escribiendo y haciendo cine, que son las actividades que con mayor precisión lo definen, aunque el horizonte de sus actividades en los diversos campos que frecuenta es una línea de ambición artística y pasión intelectual que tiene mucho que ver con su trayectoria personal hasta ahora.

—Poeta, escritor, director de cine, novelista… ¿Cómo te defines tú? —Como director de cine y poeta, o como poeta y director de cine. Todo el cine que he hecho tiene un trasfondo muy lírico; y este lirismo,

creo, es lo que mejor me define. Casi todos los libros que he escrito han sido adaptados al cine, buscando ese engarce lírico.

—Pero tú empezaste en el periodismo. —Sí, estudié periodismo en Madrid, hice prácticas en Diario16 y fui corresponsal en África, donde cubrí dos guerras, y diez años en Colombia, como corresponsal, donde tuve oportunidad de moverme y ejercer el periodismo en los escenarios de la guerrilla y de la droga (entrevisté en dos ocasiones a Pablo Escobar, por ejemplo), pero donde entré en contacto con el cine a través del director colombiano Sergio Cabrera, que estaba entonces dirigiendo su película “La Estrategia del Caracol” y que me inoculó el veneno del cine. A mi regreso a España, el cine pasó a ser mi pasión y mi profesión.

—¿Qué estás haciendo actualmente? —Acabo de terminar “Frente al silencio”, basada en el libro La ca-

bellera de la Shoá, del poeta Félix Grande, del que fui íntimo amigo y confidente. Félix Grande se impresionó trágicamente cuando contempló en una visita al campo de exterminio de Auschwitz las dos toneladas de cabello de mujer que se habían hallado tras la liberación del campo. De aquel horror nace este libro que Fuensanta la Moneta, amiga también de Félix Grande, convirtió en un espectáculo que yo he llevado a una película protagonizada por ella misma y el ovetense Miguelo García y en la que, a través de un novedoso tratamiento cinematográfico, entre el documental y la ficción, rescata todo el horror y la tragedia del libro de Félix Grande. Allí están también el flamenco, la marginación y la cultura.

—Has hecho varias documentales y varias obras de ficción. ¿Con qué te quedas, con el documental o con la ficción? —Ambas opciones coexisten y he realizado varias películas que están a caballo entre el documental y la ficción, en las que los protagonistas no son actores, sino personas reales que no actúan sino que hacen de sí mismas, dándole una dimensión documental a la propia ficción.

—En cierta ocasión dijiste que “el cine no es pasear por una alfombra roja”. ¿Sigues manteniéndolo? —Por supuesto. Es muy triste que tenga más audiencia la alfombra roja que el propio cine, por ejemplo en la entrega de los Premios Goya y los grandes festivales, que centran su espectáculo en ese desfile de modelos, de modo que la gente cree que el objetico es llegar a esa alfombra roja sin saber lo que cuesta llegar a ella. El objetivo final de una película es trascender culturalmente frente al efímero momento de sus actores desfilando en la alfombra roja.

—¿Cuál es el estado actual de salud del cine español? —Hay que considerar el cine desde dos puntos de vista, el industrial y el cultural. Industrialmente, el cine español goza de muy buena salud: se producen muchas películas y series y hay trabajo para técnicos y actores. Culturalmente, sin embargo, la cosa cambia: se realizan producciones de calidad menguante y la prueba está en que en los festivales internacionales la presencia española es reducida. Somos uno de los países de la Comunidad Europea que, en proporción a su población y potencial económico, menos aporta al sector cinematográfico.

—¿Tu película más apreciada de entre las tuyas? —Sin duda, La venta del paraíso, una película que aborda el drama de los inmigrantes que llegan soñando un paraíso y se encuentran con una realidad muy distinta. A su vez esto es una metáfora de la vida misma y de cómo con el transcurrir de los años vamos enterrando las ilusiones en la experiencia. Es una película que tanto por su producción como por el elenco de actores (Ana Claudia Talancón, William Miller, Carlos Iglesias, Juanjo Puigcorbé y María Garralón, entre otros) la considero la más cinematográfica, la más redonda.

Premios que ha recibido Ruiz Barrachina

Premios de cine

• Premio a mejor director por Tristesse en el New York City Film Festival en 2021.14 15 • Tristesse premio a mejor película en el New York City Film Festival en 2021. 14 • Mejor Director. Festival Internacional de Cine de Oviedo (Ficarq). 2015. “El Violín de Piedra”. • Best Original Story New York International Film Festival. 2013. “La Venta del Paraíso”. • Película Finalista de los Premios Goya 2012 nominada a Mejor Documental: Morente • Premio Musiclip Fnac, mejor Documental Musical de 2011: Morente. • Premio Mejor Película Flamenca 2011. Festival del Cante de las Minas de la Unión: Morente. • Premio Mejor Película, Mejor Producción y Mejor Actor Principal del International Filmmaker

UK: El discípulo.

Premios de literatura

• Premio Internacional de Poesía Sial Pigmalión por toda su obra literaria. 2014. • X Premio Internacional de Novela Luis Berenguer. España, Algaida, 2001: El arco de la luna. • III Premio Internacional de Poesía Rubén Darío. Pen Club. Sial, 2007: Arroyo.

Premios de periodismo

• Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, Bogotá Colombia, 1993, Mejor entrevista Televisión. • Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, Bogotá, Colombia, 1993, Mejor reportaje Televisión.

Su opinión de Julio de la Fuente

Julio de la Fuente es, ante todo, un valiente. Un hombre de cine y, como casi toda la gente de cine, un soñador. Es un director sensible a los problemas sociales y a las vicisitudes de su tiempo. No hay más que ver sus cortos para adivinar un hombre lleno de inquietud y preocupación por sus congéneres. Es una persona cercana y amigable. Luchador y con la tenacidad suficiente para llevar adelante sus proyectos contra viento y marea. Pero, sobre todo, es una gran persona y un gran amigo. Sus películas son una muestra de ese cine asturiano que se hace desde la tierra pero que es capaz de volar hasta la universalidad.

—¿Y la más problemática? —El discípulo, por supuesto, que fue injustamente perseguida, seguramente más por razones ideológicas que legales, sometiéndola a un juicio con muchas irregularidades, entre ellas una dilación injustificada y provocada. Afortunadamente, fui declarado inocente. La juez, en la sentencia, llegó a afirmar que este caso nunca debió llegar a los tribunales.

—¿Qué película te gustaría hacer? —“Estación libertad”, basada en mi libro del mismo título y que cuenta la historia de tres hermanas gallegas que regentaban la cantina de una estación de tren y burlaron a las autoridades franquistas de los años cuarenta y la Gestapo y consiguieron salvar la vida de más de mil refugiados a los que ayudaron a cruzar la frontera entre España y Portugal. Pero es una película cara, de difícil encaje en la industria cinematográfica española.

—Y por último, ¿a qué se debe tu presencia en Asturias? —Hay varias razones, todas ellas suficientes. Cuando vine a Asturias, aún no había salido el juicio que provocó El discípulo y necesitaba alejarme de la presión de Madrid. Aquí encontré buenos amigos y, en principio, había pensado quedarme solo una temporada, pero fui tan bien acogido y me siento tan bien que hoy me considero un asturiano más.

F.T.

[La amplia trayectoria profesional de Ruiz Barrachina, como escritor, periodista y director de cine puede consultar en la Wikipedia, https://es.wikipedia.org/wiki/Emilio_Ruiz_Barrachina]

La polémica sobre “El discípulo”

‘El discípulo’ (2010), que obtuvo tres premios en el Festival de Cine Independiente de Londres, narra la vida de Jesús de Nazaret desde una óptica alejada de la postura oficial de la Iglesia, de modo que la Conferencia Episcopal llegó a decir, entre otras descalificaciones, de la cinta que su objetivo es «negar la divinidad de Cristo, su concepción virginal, su resurrección, su celibato y su relación personal con Dios». Tras esta polémica, digamos, ideológica, por un viso de irregularidad administrativa fue llevada a juicio y La Fiscalía pedía dos años de cárcel para todos ellos —Barrachina y las salas en que se había proyectado la película— y el pago de una multa de un millón de euros. Tras varios años de innecesario litigio fue absuelto en 2921 con una sentencia que no deja lugar a dudas: nunca tuvo que enjuiciarse este caso. «Ni existió delito ni había razón fundamentada para iniciar litigio alguno». La sombra del PP de Cristóbal Montoro, que es alargada y siniestra, ensombreció este absurdo caso.

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