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Juan Depunto. El palomar de la Breña

Juan Depunto

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El palomar de La Breña

“¿Cómo sugerir, por ejemplo, una ciudad sin palomas, sin árboles y sin jardines, donde no pueden haber aleteos ni susurros de hojas, un lugar neutro, en una palabra?” “La peste” (1947)

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“Se oyó un aleteo de palomas azoradas. Yo pensé: Todos somos palomas azoradas” “El manuscrito carmesí” (1990)

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Muy cerca de donde 120.000 hispanovisigodos, mandados por el rey D. Rodrigo, perdieron la batalla de La Janda frente a tan solo 12.000 musulmanes comandados por Tarik, se encuentra el parque natural de la Breña. Éste es un monte poblado de pinos piñoneros y de algunas otras especies; se extiende entre el Faro de Trafalgar y el río Barbate, que desemboca en la costa del municipio que le da nombre a esta localidad. El parque de la Breña y marismas del Barbate se desarrolla en dirección oeste-este paralelo al océano. Por él discurren numerosos senderos y hay varias cortijadas y pequeños núcleos de población como el de San Ambrosio, próximo a la ermita visigoda que lo nomina. Muy cerca del paraje de S. Ambrosio (perfectamente señalizado en la carretera Ca-2143 que va de Caños de Meca a Barbate, a su izquierda) se encuentra este inmenso palomar, hoy reconvertido en Hotel Rural con encanto.

En la prehistoria esta zona era primera línea de costa (las partes altas, como Vejer o Benalup o la Sierra del Retín) o incluso mar (como las marismas del Barbate y la laguna de la Janda, hoy desecada por el franquismo y a 20 km de la costa).

Según la “Tabula” romana, la Vía Hercúlea transitaba por la costa desde Cádiz a Roma; en Barbate (Bessippo) nacía la primera bifurcación del camino hacia Carmona por Medina. La producción del “Garum”, la típica salsa romana subproducto del despiece

del pescado, tenía en esta zona su mayor interés, por disponer de las mejores almadrabas del mundo, de las que quedan innumerables restos de construcciones dedicadas a la fabricación de dicha salsa y su posterior manufactura, mandándolas a Roma a través del puerto en cinco días.

La primitivamente llamada “batalla del Guadalete”, y luego “de la Janda” y ahora del “Barbate” o de “Vejer” (según evolucionan los datos históricos), mencionada al principio y que duró ocho días (pereciendo en sus marismas fangosas el Rey D. Rodrigo), fue la más trascendente de la Historia de España, pues desde entonces se asentaron los musulmanes en estas tierras durante ocho siglos.

A partir de la expulsión de judíos y moriscos, por los Reyes Católicos y por Felipe III, estos buenos profesionales y artesanos se refugiaron mayoritariamente en el norte de África, donde fueron muy bien recibidos dada su preparación profesional y laboral. Y desde ese momento intentaron la recuperación de lo que fueron sus territorios a través de la piratería berberisca, a la que se unió el turco. Por eso estaba prohibida la construcción en la costa, dado que no se podía garantizar la seguridad, y esas tierras se dedicaban a pastos en los que había corrales (“corralizas”) que resguardaban la ganadería. Para la vigilancia se construyeron múltiples torres y castillos que estaban en comunicación visual continua y desde las que se daba la alarma en caso de invasión. La corraliza de “La Porquera” (donde dormitaban los jabalíes) es el origen de nuestra Hacienda en la que se asienta el Palomar. Aunque está solo a tres kilómetros en línea recta del mar, hay acantilados desde los que se puede ver pero es casi imposible subir. El punto más cercano de desembarco está a 8 kilómetros y las zonas intermedias están llenas de monte bajo (“breñas”) con escasos pasos solo aptos para animales. Los piratas unicamente accedían de noche, para no ser descubiertos. Los pastos tenían rentas bajas porque los pastores se tenían que pasar la mitad de la jornada diurna recogiendo al ganado, por lo que éste disponía de menos tiempo para pastar. Las torres vigías o torres almenaras (almenara es el fuego que se encendía arriba de la torre), estaban a cargo de un torrero que cobraba un buen sueldo por las condiciones en las que tenía que vivir: sin huerta, sin familia, con prohibición de jugar a cartas, etc.

a fin de disponer de todo su tiempo a la vigilancia sin distracciones. Se comunicaban de noche con hogueras y de día con humo, lanzando tantas flechas de fuego como barcos divisara.

El cerro de la Porquera, donde está el palomar, disponía de la torre almenara más estratégica de toda la zona, pues desde ella se divisaba de Tarifa a Cádiz y esto suponía además controlar la entrada y salida del Mediterráneo y de las flotas de Indias. Estas torres estaban en los territorios del Duque de Medina Sidonia que se llevaba tan mal con el rey que terminaron enfrentandose en una batalla en el s. XVIII por necesitar el rey controlar la zona directamente. Esto dio lugar al nacimiento de la población de Puerto Real.

Otra de la importancia estratégica de las palomas residía en sus prestaciones como mensajeras. Una paloma podía llegar de Cádiz a Madrid (unos 600 km en línea recta) en menos de un día; también eran capaces de ir de Cádiz a Canarias (unos 1600 km) o entre Canarias y un barco que hubiera zarpado hace 5 días del Nuevo Mundo; podían así avisar de la llegada de un galeón, cargado de plata y oro, sin que estas mensajeras fueran interceptadas. La propiedad del Palomar fue de un tal Ventura de Osio, hijo de un propietario de molinos de marea y salinas de Cádiz y nieto del Superintendente de Andalucía de la época, máxima autoridad. Él era Administrador de la Real Aduana y Ministro de la Real Hacienda. Consiguió del Rey una cédula real que le permitió reconstruir el colmenar anexo y mantener abierto el palomar, de la “Hacienda de la Porquera”, también llamada de la Virgen del Pilar. Tanto Ventura, como su padre y abuelo, desde sus privilegiadas posiciones de autoridades sin pertenecer a la nobleza, participaron además de en la política y en sus negocios, como tertulianos de la época en la que se debatían los temas de la Ilustración que tanto contribuyeron al florecimiento en Cádiz de estas nuevas corrientes que lo convirtieron en un centro europeo del pensamiento ilustrado y desembocaron en la Constitución de 1812.

Ventura poseía la exclusividad de las exportaciones de miel a América. En Cádiz esperaban embarcar múltiples personas innovadoras que veían imposible desarrollar sus ideas en tierras que eran posesión del clero y la nobleza, reticentes a los avances. Como autoridad aduanera seleccionaba a las personas que consideraba de interés para aportarle nuevas ideas y mientras éstas esperaban el embarque a América (cosa nada fácil) los invitaba a su casa. El cultivo de la miel empezó en la zona en la época de los árabes, llegándose a llamar “Vejer de la miel” y S. Ambrosio la pedanía de la Breña, por ser el patrono de la apicultura.

En la Hacienda de La Porquera se dispone de vivienda, oratorio, bodega, almacenes, el enorme palomar, un gran colmenar, huerta, olivar, viñas, moreras, arboledas y tierras de secano y monte bajo (Las Breñas).

Ventura y su mujer, Luisa, no tuvieron hijos y a su muerte dejaron la Hacienda a una orden religiosa a cambio de que le dijeran misas diarias a perpetuidad. A los ocho años, ante la inexistente gestión, la casa era una ruina, vendiéndose a precio de tierra improductiva. En 1765 Pedro de Fagoaga, de México, vive el resurgir de la actividad minera en ese país, pero necesitaba materias como la pólvora, sal y azogue para la extracción de la plata. Lo resuelve comprando la Hacienda y su palomar, a través del obispado de Cádiz.

A continuación la Hacienda pasa a ser propiedad de los canónigos de la Catedral de Cádiz, que le encargan a un tal Braulio Manzanares la gestión de la misma. Con él se rehabilita la Hacienda que termina pasando a sus hijos. Estos Manzanares son oriundos de Cordovín, en La Rioja. Como curiosidad, actualmente en el complejo hotelero se sirve un vino que casualmente es de Cordovín y su dueño también se llama Braulio Manzanares, lo que ya colma la coincidencia después de 150 años...

Este viejo palomar situado en esa Hacienda de la Porquera es el más grande del mundo, según consta en el libro Guinnes Words Records.

Como saben, este Libro Ginnes es una obra de referencia en asuntos de records. Publicada anualmente, contiene una colección de primeras marcas mundiales, tanto Humanas como de la Naturaleza. Y, a propósito de esta cita, el propio libro en sí mismo es todo un récord, pues es el libro más vendido, con derechos de autor, de toda la historia. Igualmente es uno de los libros más robados de las bibliotecas públicas en Estados Unidos. El concepto se ha extendido más allá de su foro original, dando lugar a series de televisión y a un museo. Está reconocida como la principal autoridad internacional en la verificación de distintos récords mundiales.

La hacienda tiene unos 400 m2 y en ella El Palomar contiene 7.770 nidos de paloma fabricados en terracota.

La obsesión por el número 7 se origina en varias fuentes. Por un lado se le considera relacionado con la perfección, por otro con motivos mitológicos y simbológicos judeocristianos. También se supone que trae suerte. Desde la antigüedad se le asoció a las fases de la luna que duran siete días y a los siete cuerpos celestes conocidos alrededor del Sol: Mercurio, Venus, Tierra, Luna, Marte, Júpiter y Saturno. Y siete días tiene la semana y en siete días se creó el mundo para las tres re- ligiones

mo-

no - teis -

tas. bién

Tam en el

Apocalipsis se mencionan

los siete sellos, tas y las siete copas.

las siete trompeSiete son los pecados capitales, los Sabios de Grecia y los dioses de la Fortuna. También son siete las maravi- llas del mundo antiguo y las colinas de Roma y siete los brazos del candelabro judío. Se dice que siete vidas tiene un gato y siete son los colores del Arco Iris, pudiendo así seguir durante largas páginas… Volviendo al Palomar, está construído por gruesos muros de 11 metros de altura, en los que se asientan los nidos de terracota, definiendo una serie de calles paralelas que dan a un amplio patio donde hay un bebedero en el que también se bañaban las aves, al abrigo de depredadores (el techo estaba cubierto con lonas). Como las palomas suelen ocupar dos tercios de los palomares, se calcula que en sus mejores tiempos lo habitaban unas 5.000 parejas. A esto hay que añadirle 1 o 2 crías cada 3 semanas; dado lo prolífico de las mismas, al mes podríamos hablar de 10.000 palomas y 5.000 crías. Esto nos da de 80.000 a 100.000 palomas al año. Los productos derivados de esta gran fábrica preindustrial son abundantes, tanto en estiercol como en carne.

Por eso el complejo se construyó para abastecer a los barcos que partían hacia América, tanto de aves vivas (que servían de alimentación y como mensajeras), como de nitrato potásico procedente del estiercol de paloma (el guano o palomino) que es un

componente fundamental de la pólvora. El guano o palomino era también un magnífico fertilizante natural, al punto que para muchos cultivos se tenía que utilizarlo diluido en agua u otros estiercoles animales. Se empleaba sobre todo para el cultivo del cáñamo y del tabaco. El palomar producía de 10 a 15 toneladas de guano. Por eso había tantos palomares en las costas, cuyas palomas gozaban de protección real, estando militarizadas en España hasta bien entrado el tercer milenio en el que vivimos, por su capacidad mensajera, aunque realmente desde finales de los 50 del siglo XX dejaron de utilizarse.

Para mantener plena la producción, el palomar necesitaba de unas 2.500 hectáreas de terreno en el que cultivar alimento para todas las palomas.

El Palomar en la actualidad no está en producción, sobre todo porque las necesidades alimenticias y de pólvora han cambiado desde el s. XVIII y porque, aunque hay bandadas de palomas que esporádicamente se posan en el mismo, lo habitan varias parejas de cernícalos, mochuelos y lechuzas, que son aves hoy protegidas, y que son depredadores de palomas.

La Hacienda hoy esta convertida en un hotel privado, manteniendo anexo e intacto el palomar, al que se permiten visitas gratuitas pidiendo permiso al personal encargado del hotel y admitiéndose propinas para su mantenimiento, como reliquia histórica, no ya con la función que tuvo.

Referencias documentales:

1. Cartelería colocada en varias de las calles del palomar. 2. https://www.palomardelabrena.com/es/index.html 3. https://es.wikipedia.org/wiki/Palomar_de_La_Bre%C3%B1a 4. https://culturacientifica.com/2016/06/29/siete-numero-popular 5. https://es.wikipedia.org/wiki/Libro_Guinness_de_los_records 6. Hotel Palomar de la Breña: Ver en Google (el enlace es larguísimo).

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