1 minute read

MI HISTORIA

*MARÍA MARINA NIEVES BALDERAS

María nació en una familia humilde y creció con el desamor de su madre y los altibajos de su padre alcohólico. A los 12 años conoció al amor de su vida, que tenía 16, y vivieron una sólida relación de tres años; él se fue a trabajar fuera para ahorrar y hacerle su casa.

Advertisement

A punto de casarse, cuando ella tenía 15 años, un rufián la violó. María no se atrevió a decírselo a su novio, quiso ahorrarle ese dolor y se separaron.

Eso la desgarró. María se casó luego con un hombre que no quería, alcohólico, que fue el padre de sus cinco hijos. Posteriormente se divorciaron. Uno de sus hijos, drogado, cometió un delito y lo encarcelaron.

Ella iba a verlo. Tiempo después, María tuvo otra pareja y dos hijas más. Un día, en una fiesta, su primer esposo se accidentó y murió. Para María fue terrible identificar el cuerpo.

Su pareja y sus hijos la apoyaron, pero no acabaron ahí sus penas. María compró un terreno con otras personas y resultó que era terreno fraudulento, y la encarcelaron injustamente. “Me hicieron firmar una declaración que no apruebo, porque no he robado a nadie”.

“Ahora mis hijos estaban solos y el que estaba preso ya no lo veré más, aunque seamos vecinos”. En esto se equivocó. Como cuenta: “Me metí a una obra de teatro, Don Quijote, y sólo así pude ver a mi hijo, abrazarlo y besarlo mucho”.

En el 2006, María seguía presa, pero con una historia de amistad con su pareja y con su hijo preso. Para ella, atreverse a contar su historia la ha ayudado a liberar sentimientos reprimidos durante años.

“Me he aguantado mucho, hasta ahora que escribo estas líneas con mi historia”. Por ejemplo, el desgarrador episodio de la violación que sufrió era un dolor que la carcomía por dentro tratando de aparentar una tranquilidad que estaba muy lejos de sentir.

“No le dije nada nadie y ahora es mi oportunidad de contarlo”. Abrir, destapar, dejar volar las aves, palpar su propia fuerza, atar los hilos sueltos, le dio paz interior.

“Ya nací, crecí, me reproduje, sembré árboles, conocí a mis nueve nietos y conté mi historia, creo que ya estoy lista, Señor, cuando tú quieras”.

María nos enseña, a través de sus líneas, el valor de la amistad, no darse por vencida jamás y poder respirar libertad aun en medio de los barrotes de la prisión.

This article is from: