¿CARDENAL INMORTAL DEL BEISBOL CUBANO? POR SUPUESTO Por Andrés Pascual En entrevista que le brindó a ESPN en el 2001 Pete Rose declaró: “…usted podía entrar al clubhouse y oír el zzzzzzzzzz…del taladro, era José Cardenal encorchando bates; yo batee una vez con uno así…” pero, más adelante, Rose declara que nunca había bateado con bates alterados. Tal vez lo peor de este hombre para que le limpien una imagen que no aguanta más suciedad por lo de las apuestas y sus colaterales, sea esa forma de complicar y contradecirse. Rose perteneció a la llamada Maquinaria Roja, el club que dirigió el recién fallecido Sparky Anderson durante los 70’s y sobre el que circularon rumores de “tratamiento” de los bates con acusaciones específicas sobre Joe Morgan por uno que tenía que ver con eliminar el barniz y someterlo a un secado que endurecía la madera sin afectar el peso. Incluso algunos vincularon a Venezuela y especialmente a David Concepción como intermediario de la violación. Solo han sido rumores, no comprobaciones. Ningún compañero del gran outfielder cubano, en alguno de los varios clubes que jugó, afirmó nunca que sea verdad lo dicho por The Hustle”. José Rosario Domecq Cardenal, que prescindió de su primer apellido para no tener que litigar con la marca reconocida del cognac de igual nombre, nació en Matanzas el 7 de octubre de 1943 y fue un descubrimiento de Lázaro Ruiz, el Zar de la pelota juvenil cubana durante la década de los cincuentas, un directorinstructor de prestigio y capacidad indiscutibles y con el ojo clínico natural de quien fue buscatalentos por muchos años para organizaciones de grandes ligas muy vinculado al inmortal Alex Pompez. Lázaro colocó al joven de solo 14 años en uno de los dos grandes equipos de peloteros juveniles de su propiedad en La Habana, al lado de estrellas en embrión como Luis Tiant, Marcelino Lopez, Bert Campaneris, Tito Fuentes o Habichuelas Gómez…el Mantilla, un verdadero trabuco en esa categoría en toda Cuba.
El apellido de Cheíto, como le llaman, era conocido en el beisbol profesional cubano porque Pedro “Tronquito”, un buen bateador y outfielder del Habana en la Liga Invernal, era su hermano. José Cardenal fue firmado en 1960 para los Gigantes por Alex Pompez con Lázaro como intermediario en una sesión de pruebas de las que todavía se queja Campaneris, porque “Lazaro no lo convocó”, claro, Campy no era lo que se conoció después; sino un joven de 17 años, 5’7 y 145 libras de peso que, como receptor, a pesar de haber integrado el equipo Cuba amateur en 1961, nadie estaba dispuesto a arriesgar su dinero con él, porque podía convertirse en un colosal desperdicio. Entonces el joven matancero debutó con los Gigantes de San Francisco el 14 de abril de 1963 como corredor suplente contra los Cubs. En las temporadas 63 y 64 solo jugo 29 juegos; ni Cardenal ni Mateíto Alou pudieron perforar la barrera que representaban Willie Mays, Willie McCovey y Felipe Alou como outfielders del club de la bahía al Oeste del país. En 1964 los Gigantes lo enviaron a los Angelinos de California permaneciendo con estos entre 1965-67 y desde el cual le adquirió el Cleveland para las temporadas 68 y 69. La década de los 70’s jugó para cinco clubes diferentes: Cardenales, 70-71; Cerveceros de Milwakee en la segunda mitad de 1971; Cachorros de Chicago, 7277; Filis de Filadelfia, 78 y 79 y Mets de Nueva York, 1979-80 (primera mitad de la temporada de 1980), para concluir la segunda parte con los Reales de Kansas City, a los que llegó en el momento justo para ser elegible al roster a la Serie Mundial de ese año contra los Filis. El cubano es uno de cinco peloteros que concluyeron su carrera con una aparición al bate en una Serie Mundial: su hit en el 9no. inning del 6to. juego en 1980 llenó las bases y representó la carrera del empate, dando esperanza adicional a los Reales de realizar un regreso a la línea con el juego 1-4 en contra; pero Tug McGraw, de relevo, ponchó a Willie Wilson para liquidar el intento de rebelión del equipo de la liga americana y concluir dramáticamente las angustias de los representantes del Viejo Circuito. Con promedio general de .275 en 18 temporadas en las Mayores, 1913 hits; 138 jonrones; 775 carreras impulsadas y 139 bases robadas; en un año empató el récord para un jardinero de dos dobles jugadas sin asistencia; nueve temporadas de 20 o más dobles y 20 bases robadas, cuatro de estas en uniforme Cubs.
Fue en Chicago que logró sus mejores números por campaña: 17 jonrones en 1972; dobles, 35 en 1974; anotadas, 96 en 1972; hits, 182 en 1975; porcentaje de embasamiento .397 en 1975; y promedio de bases recorridas con .454 en 1972. Una curiosidad, cuando Bert Campaneris jugó las 9 posiciones para los Atleticos de Kansas City en 1965, al primer bateador que enfrentó como pitcher fue a Cardenal, que le bateó rolling por segunda para un fácil out. Bateador natural de líneas, fue nombrado jugador más valioso de los Oseznos en 1973 y el 2 de mayo de 1976 empató y decidió uno de los mas dramáticos juegos en la historia de la franquicia, al igualar el desafío contra los Gigantes con un jonrón de dos carreras en el noveno y decidirlo con doble también de un par de anotaciones en el episodio catorce. El marcador final fue 7-6. El 25 de abril de 1976, cuando Rick Monday logró arrebatarle la bandera a un grupo de facinerosos antiamericanos que pretendían quemarla en el right-center del Dodger Stadium, el leftfielder de los Cubs de Chicago de tan memorable y patriótico juego fue José Cardenal. Con 5’9 y 165 libras en su mejor momento, podía batear con poder y tenía una velocidad y una explosividad notables, tanto en bases como hacia primera. Dieciocho campañas en el Big Show sin nunca haber descendido a Ligas Menores hablan por sí solo de la estelaridad del matancero. Cardenal ocupa el # 56 entre los mejores peloteros de los Cubs de Chicago, que le hacen una de las grandes adquisiciones en la historia del club, al que llegó en cambio que envolvió a 4 jugadores con los Cerveceros de Milwakee, el 3 de diciembre de 1971. Cardenal es uno de los jugadores cubanos considerables entre los 10 mejores de posición que haya producido la Isla y, posiblemente, entre los 25 mejores producidos por Hispanoamérica ajenos al esteroide o a la sospecha.
Pie de grabado: Es norma que este peloterazo permanezca en el olvido por quiĂŠn sabe quĂŠ razones