PMCTICAS ALIMENTARIAS Y VIDA COTIDIANA DE LAS MUJERES EN XALAPA A FINES DEL SIGLO
xvm GUY ROZAT
Un pleito matrimonial entre tantos EI25 de mayo de 1770 comparece Agustina frente al sefior presbitero Gatica, juez eclesiastico de Xalapa, para defender su honor de las calumnias que su marido, "Bernardino, de calidad espafiol", preso a su dernanda, habia expuesto en su confesi6n. Los documentos gue contiene este pleito matrimonial estan conservados en e1 Archivo Parroquial de Xalapa (APX, caja 37, expoIbis) y su contenido nos dara elementos para introducirnos a 1avida cotidiana y,particularrnente, al tedioso acopio cotidiano de alimentos y bebidas que realizaban las mujeres de Xalapa a finales del siglo XVITT. A la acusaci6n de malos tratos y golpes y de falta de dinero para la manutencion de su familia -10 que Ie habfa valido ser encarcelado -, el marido habia respondido a su vez can una serie de acusaciones terribles. Ante la den uncia de briaga, levantada par el, Agustina responde que "jarnas en mi vida he acosturnbrado el embriagarme con bebida alguna, como 10 pueden justificar los vecinos de los barrios donde hemos vivido"; y que si a veces gritaba en su casa, no era porque estuviera borracha, como 10 pretendia su marido -quien reconoce que le pegaba porque ella descuidaba el aseo y la comida- sino sencillamente porque el llegaba tornado asi que ella pedia auxilio, para que "en caridad viniese algun vecino a defenderme 0 quietarlo por los muchos y recios golpes que me daba", Si Agustin a habia incluso acusado a Bernardino de haberle cortado las trenzas, el recusa la acusaci6n explicanclo que, si bien intcntaba "corregirla, pero sin aporrearla" no habfa sido el, ya que si se las habian cortado fue solo para "curarle las llagas que tenia en su cabeza", Agustina tarnbien le irnputa haberla drcgado con hierba venenosa cle Soliman, para que pareciera ebria, "en un poco de chocolate batido para desacreditarrne con la vecindacl", como 10 confeso un sobrino suyo que habia traido la hierba desde Veracruz. No entraremos aquf en reflexiones sobre la violencia de las relaciones maritales en esos tiempos, ni en saber quien clelos dos tenia la razon; si Agustina era realmente una briaga consuetudinaria, como 10 pretendia su rnarido, a tal punto que sus hijos se vieron obligaclos una vez a atarla para que no saliera a hacer escandalo a la calle; ya que dcspues de tantas acusaciones terribles entre marido y mujer, y despues de que Agustina hubiera expresado vchementemente su cleseode no volver aver, ni a vivir un solo instante mas con su marido, en el careo organizado por cl sacerdote Gatica, el 11 de septiembre del mismo afio, "se perdonaron mutuarnente y se fueron juntos a su casa". Si bien ese feliz desenlace fue promoviclo por el juez eclesiastico, es muy probable que, a pesar de sus juramentos, Bernardino siguiera tomando y Agustina, si es que tambien era briaga 0 simplernente floja y descuiclada, continuara su