Guía de padres Consejos prácticos para una mejor convivencia entre padres e hijos Platica con tus hijos. Cuando apliques una sanción explícale los motivos. Administre la disciplina personalmente, no debe ser transferida de un progenitor a otro. Sea perseverante y consecuente presente normas de conducta sencillas y realistas y aténgase a ellas. Sea firme y decidido, los niños prefieren a los maestros que son justos y firmes, y sienten la fortaleza de los padres firmes. El castigo debe ser proporcional a la falta, por castigo entendemos la imposición de una penalidad. Puede ser suave o rigurosa, según la falta cometida. Un castigo apropiado podría ser privar al niño de alguna actividad favorita. Amor, mucho amor, el niño capta rápidamente los sentimientos de sus padres. Los niños necesitan mucho amor y afecto, y el deseo de agradar es uno de los más poderosos incentivos para conducirse bien. Sea veraz y mantenga las promesas. Controle el volumen de su voz. No exagera la importancia de pequeñeces. Acentúe lo positivo, désele al niño una buena imagen de sí mismo, y tratará de conservarla. Destáquense los puntos favorables del pequeño y edifíquese sobre ese fundamento. Haga sentir al niño que se confía en él, trátese a la familia como una unidad, y recuérdese que el niño debe sentir que también forma parte de ella. Establezca reglas claras Las reglas claras de convivencia son la comunicación y cooperación. Saber escuchar y expresarse no sólo ante los chicos, sino entre adultos. Ser padres implica que ambos deben entender que las reglas para los hijos se hacen de a dos, no enfrentados uno con el otro. Si su pareja no es el padre biológico de su hijo o hija, asegúrese de que el chico entienda que, pese a estar separados, ambos son aún responsables de su destino. Como adulto responsable, observe las conductas de sus hijos y piense qué reglas son las más necesarias para cada uno. Abra el debate, en términos que permitan que el chico pueda entender decisiones.
los motivos de sus
Escúchelos y déjelos hablar sin interrumpirlo, siempre que pueda, evite elevar el tono de voz y jamás permita que el intercambio llegue al nivel del insulto o la descalificación mutua. En la medida de lo posible, las reglas de convivencia deben ser consensuada, esto es aceptadas, comprendidas e internalizadas por la mayor cantidad de miembros de la familia. La confianza entendida como la capacidad de ponerse en las manos de otra persona, va más allá de una simple conversación. La permisividad no es sinónimo de confianza. Lo importante es que el joven se sienta respetado y en esa medida tendrá la ‘confianza’ de expresar sus sentimientos y emociones, sin sentirse presionado Jugar con tus hijos aumenta su SEGURIDAD, fomenta la creatividad y alimenta su autoestima.
Referencias: http://ismaelonline.tripod.com/folders/juvent/disciplina.htm http://www.enplenitud.com/nota.asp?articuloID=5554 http://www.familia.cl/Educacion/preadolescentes/confianza.htm