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LOS ENEMIGOS Ellos aquí trajeron los fusiles repletos de pólvora, ellos mandaron el acerbo exterminio, ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba, un pueblo por deber y por amor reunido, y la delgada niña cayó con su bandera, y el joven sonriente rodó a su lado herido, y el estupor del pueblo vio caer a los muertos con furia y con dolor. Entonces, en el sitio donde cayeron asesinados, bajaron las banderas a empaparse de sangre para alzarse de nuevo frente a los asesinos. Por estos muertos, nuestros muertos Pido castigo. Para los que de sangre salpicaron la patria, Pido castigo. Para el verdugo que mandó esta muerte, Pido castigo. Para el traidor que ascendió sobre el crimen Pido castigo. Para el que dio la orden de agonía Pido castigo. Para los que defendieron este crimen Pido castigo. No quiero que me den la mano Empapada con nuestra sangre Pido castigo. No los quiero de embajadores Tampoco en su casa tranquilos, Los quiero ver juzgados, En esta plaza, en este sitio, Quiero castigo. Pablo Neruda «Canto General.»


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Presentación

Contenido Prese nt ació n Jorge Luis Villada Carta del Director: Que nuestra voz se o iga” - Hector Rivera L.

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Ho menaje a Jaime Pardo Roberto Ch amucero

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«A través del hombre, se abre el futuro; la persona es su vehículo: es lo más viviente de la vida humana, el núcleo viviente capaz de atravesar la muerte biológica; abierta al futuro se abre a la infinitud». Maria Zambrano

Ve inte años si es muc ho t iempo Antonio Mejía G.

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Re cordando a Ja ime Francisco Martinez

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Discurso d e ho menaje a Pardo L eal. Uriel Gó mez Ceb allos

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Acto Salón Elíptico d el Congreso Fernando Pard o

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E l olvido que no permitiremos Orlando Bernal

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Ho menaje a Jaime Pardo Os car Dueñas Ruíz

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Jaime Pa rdo , 20 años Ciro Quiróz

E l jue z q ue p idió justicia pa ra la Justicia - W handa Fern án dez L. Ho menaje a la Memoria de Jaime Pa rdo . Jorge Arenas S. Acto U niversida d Na cio na l Acto U niversida d Autó noma Acto C oncejo de Bogo tá Co ndecorac ión Concejo Distrital de Bogotá

Acto C eme nt erio Ce nt ra l Acto Asonal Ju dicial Acto B usto Avenid a América s E l co munista

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Fernando Rend ón

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M ártir de la revoluc ión c olombiana - Nico lás Suescún

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Una historia heróica y sus lecciones De democracia

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De clarac ión Pública Ason al Judicial

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De sbloque ar la Paz Mario Giraldo Vélez

L as luc has por una magistratura democrát ica. Sergio d e Zubiria L a re lación e nt re la econo mía y el de re cho. Erika Cruz M oreno Do cume nt o sobre Derechos Humanos - Ponencia Silencio c ómplice

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S implemente, compañero Pardo, como le gustaba ser tratado, no obstante su elevada formación cultural, sobre todo en el campo del derecho y las ciencias políticas y sociales, formación emanada de sus estudios en la Universidad Nacional y del ejercicio de funciones ligadas a la administración de justicia, como juez ascendido por méritos a magistrado, además de sus notables virtudes como catedrático y conferencista que, sin duda alguna, lo hubieran hecho acreedor al reconocimiento como «personalidad democrática» Pero, definitivamente, Jaime Pardo, era sobre todo un activista de izquierda y dirigente sindical. Por ello, prefería el término «compañero», porque lo acercaba más a sus colegas de trabajo y al resto de los trabajadores, pues tenía claro que la persona, además del trabajo que le permite satisfacer necesidades propias de la supervivencia, también debe satisfacer su necesidad de comunidad, mediante la adopción de compromisos que alientan el trabajo y las capacidades creativas que son útiles para contribuir al bienestar social y a la convivencia. En otras palabras, para quienes tuvimos la fortuna de contar con su amistad y compartir con él actividades propias de la profesión de sindicalista, Jaime fue un personaje, cuya presencia, incluso su ausencia, jamás pasó inadvertida en ningún evento, sobre todo en los más concurridos. Su risa franca y contagiosa tenía por blanco su propia figura de hombre sencillo y sus infortunios. Lo que no le había ocurrido, lo inventaba, pues asumía el humor como el mejor antídoto contra las dificultades. Además, el humor era su mejor estrategia para atrapar simpatías y resolver conflictos entre compañeros, pues facilita que la puerta de la amistad abra sus batientes. Pero, cuando le llegaba la hora -o las horas- de hablar, el silencio y la atención del auditorio era total. Su figura se agigantaba y su voz y sus manos, cual director de orquesta, marcaban el tono y el ritmo preciso a su discurso, caracterizado por la riqueza del lenguaje y su contenido programático. La esencia pluralista de su discurso llegaba a todos, ninguno de los asistentes se sentía confrontado, mas sí retado a asumir compromisos por el cambio democrático y la paz que eran su obsesión. De esta manera Jaime ponía en evidencia la vocación trascendente de su vida: las convicciones y valores que caracterizan al demócrata consecuente, aquel que tiene la virtud de predicar con el ejemplo. Una de sus principales virtudes era la de no ser sectario. Tenía clara la importancia del pluralismo político e ideológico, convencido quizás de que donde todos son de la misma opinión, lo más aconsejable es


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encerrarse voluntariamente en el manicomio. Jaime Pardo, era, igualmente, una persona que sabía asumir grandes retos. Persuadir a sus colegas de la Rama Judicial sobre la necesidad de vincularse al sindicato y movilizarse, incluso, ejercer el derecho de huelga, no fue tarea fácil si se considera que en este sector de profesionales, entre otros del mundo del trabajo, se tiene una visión peyorativa sobre la sindicalización, como un asunto de «obreros». Igualmente, asumir el reto de la candidatura presidencial por un movimiento político que estaba en la mira de los criminales, tiene una gran significación. Sólo una persona que responde a principios que encarnan convicciones ideológicas y sociales profundamente arraigados, asume semejante riesgo, pues a medida que se asciende, crecen los peligros, como aquel equilibrista de alturas al que ya ninguna red ofrece seguridad. Jaime asumió el riesgo y lo mataron. Poco tiempo después mataron a Luis Carlos Galán, a Bernardo Jaramillo y a Carlos Pizarrro, en pleno desarrollo de sus campañas por la presidencia. Resumiendo, Jaime encarnaba lo que más odian y temen los bárbaros: inteligencia y profundos principios éticos y democráticos. Este perfil lo hacía peligroso para quienes gozan y quieren perpetuar, a sangre y fuego, todos los privilegios económicos y políticos, incluyendo los más ilegítimos, razón por la cual la «tolerancia» de los detentadores del poder sólo contempla la posibilidad de una resignada oposición. Pero se equivocan. Quienes representamos en la hora actual una alternativa para el cambio social, económico y político, avanzamos! Y avanzamos porque estamos más unidos que nunca, porque creemos que es posible el acuerdo humanitario y la negociación política del conflicto armado, y, sobre todo, porque el legado de lucha de nuestros mártires nos convoca a asumir el riesgo y a luchar por la democracia incluyente, la paz y la justicia social. Particularmente ahora que la Rama de la Justicia enfrenta de nuevo la agresión a su independencia, cabe recordar las enseñanzas y la lucha de Jaime por la defensa de la Justicia. Definitivamente, en esta confrontación entre la Rama Judicial y quienes desde la cúspide del poder del Estado representan al «animal político», hay que estar con la Justicia, pues, al fin y al cabo, no por ser un político, el animal deja de serlo. En la excelente película francesa «por sexo o por amor», escuché estas bellas palabras: «...mi vida, que ya está casi en su fin, soy un médico pobre, que cura enfermos pobres....y mi pobre cara se presta al chiste, es una cara común. La cara de un tipo decente. Con ojos que saben decir ¡gracias!, con una boca que de cuándo en cuándo suelta una sonrisa. Aun si esta sonrisa es triste y lleva lágrimas». Pues bien, esta semblanza me acerca al recuerdo de Jaime, en mucho está en mí mismo, y, como podrán constatarlo, está presente en varios de los escritos que se reúnen en esta revista de la nostalgia, que es también un lugar de encuentro para reafirmar amistades y compromisos. Jorge Luis Villada López

Director Héctor de Jesús Rivera Londoño Jefe de Redacción: Armando Orozco Corrector Estilo: Guillermo Bustamante Gerente Comercial: Israel Beltrán. Fotografía: Miguel Gonzalez, Lucio Lara, Maureén Maya. Periodistas Asesores: Carlos Andrés Martínez, José Luis Rendón C, Sonia Sánchez, Traductor Inglés-Francés: Jorge Cuesta Cultura: Hugo Correa Londoño. COLABORADORES Oscar Dueñas Ruíz, Julio Gilberto Lancheros, Jorge Franco Pineda, J. Mario Arbeláez, Manuel G. Méndez Prieto, José A. Galán Gómez, ErnestoAmézquita Camacho, Erika Cruz Moreno, Luis Carlos Domínguez, Hárrison Vásquez M. Nélson Linares, Sergio de Zubiría S, Gustavo Rojas Arciniegas, Vicente Pérez Silva, Leonardo Gutiérrez B, Oswaldo Viloria A, Jorge Barrera A., Edgar Fajardo M, Hernando Archila, Francisco Amín, Alvaro Licona, Alberto Acevedo V., Alvaro Vásquez Melo, Fernando Avendaño P., José B.Cruz Murillo, Carlos Sánchez Ch. Andrés de Zubiría S, Ernesto Pavel Santos, Rafael Galvis Jaramillo, Jorge Arenas S., Ricardo Díaz Rodríguez, Fernando Pardo F.,Orlando Bernal Morales, Roberto Chamucero, Wanda Fernández León, Orlando Morales A., Sebastian González, Martha Medina, María Isabel García M., Lucy Quinto Murillo, Claudia Patricia Pulido, María Paola Chávez O, Ismael Augusto Meló, Iván David Ortíz Palacios, Alvaro Carreño, Eduardo Umaña Luna, Fernando Rendón M., Nicolás Suescún, Mario Giraldo V., Cesar Vélez, Luz Marina Alvarez, Antonio Mejía G.. Medellín Nodier Agudelo B., Andrés F. Nanclares, Oscar Laínez R., Jorge Valencia J., Yira Cristina Rivera González, Tánia B. Rivera Cruz, Fabio Sosa. Ibagué Luis Augusto Méndez R., Narces Lozano H., Gregorio Sánchez. Barranquilla Natividad Pérez Coello, Nelson Cantillo V., Zaneida López Cuadrado. Cali Ornar Eduardo Garcés, Edgar Zúñiga O. Manizales Uriel Gómez C., William Leal Valledupar Franklyn Martínez. Edición y diagramación Jorge Luis Villada L. Carátula: Andrea Ardila García y Erika Gómez Ardila. Suscripciones: Teléfono: 6063822 Móvil: 310 3026922 E-mail: contornojudicial@hotmail.com Sitio Web: www.contornojudicial.com Bogotá D.C. - Colombia

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CARTA DEL DIRECTOR QUE NUESTRA VOZ SE OIG A OIGA Con motivo de conmemorarse el XX aniversario del magnicidio del Doctor Jaime Pardo Leal, asesinado el día 11 de octubre de 1987 por sicarios al servicio de los capos del narcotráfico, levantamos nuestras voces para denunciar que en Colombia se ha profundizado y extendido la ola de violencia que ha segado la vida de miles de lideres populares y de ciudadanos en general, incluyendo a destacadas personalidades del país entre las cuales se cuentan candidatos presidenciales, ministros de justicia, magistrados, procuradores, jueces, fiscales, profesores, periodistas, dirigentes sindicales y sociales, etc., razón por la cual convocamos a la opinión pública, nacional e internacional, a sumar sus voces por la negociación política del conflicto armado, en procura de la paz con vigencia plena de los derechos humanos y la apertura y consolidación de la institucionalidad democrática. Jaime Pardo Leal, fue asesinado cuando desarrollaba su campaña electoral como candidato a la Presidencia de la República de Colombia, para el período comprendido entre los años 1986 a 1990, en representación del movimiento político Unión Patriótica (UP) que surgió del «acuerdo de paz», logrado en «La Uribe» (Departamento del Meta) entre el gobierno presidido por Belisario Betancourt y la guerrilla de las FARC. Cabe destacar que la UP, que sobrevivió a la ruptura del proceso de negociaciones entre Gobierno y las FARC, se perfiló como movimiento de masas para actuar en el marco de la institucionalidad democrática en procura del poder, lo que le permitió despertar el entusiamo y la simpatía de amplios sectores de la población que se incorporaron al mismo o que lo acompañaron en los procesos electorales locales y en la campaña por la Presidencia, lo que despertó el temor y el odio clasista de quienes a lo largo de la historia republicana han detentado el poder político y económico con absoluto menosprecio de la democracia participativa y la justicia social, cuya peor manifestación fue el surgimiento de bandas de sicarios y grupos paramilitares al servicio de narcotraficantes y terratenientes que, en connivencia con sectores de la Fuerza Pública y organismos de inteligencia del Estado, incorporaron dentro de sus objetivos contrainsurgentes y del control territorial la exterminación de los movimientos políticos de oposición, lo que se tradujo en masacres, asesinatos selectivos, torturas, desapariciones y desplazamiento forzado masivo, además de la negación de libertades políticas y sindicales. En este contexto de guerra sucia, se perpetra el vil asesinato de Jaime Pardo Leal, quien conjuntamente con muchas personalidades democráticas, defensores de los derechos humanos y líderes políticos y sociales, venía levantando con fuerza y decisión su voz de denuncia de los criminales y contra las condiciones miserables de vida a que se ha sometido a la inmensa mayoría de la población colombiana, fenómenos que aún persisten en la actualidad. Jaime Pardo Leal, nacido en el municipio de Ubaque, Departamento de Cundinamarca, desde muy temprana edad entendió la necesidad de luchar por recuperar las tierras arrebatadas a sus antepasados muiscas durante la Colonia y, en procura de garantizar

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Contorno Judicial mayores estándares de bienestar, educación y salud para los sectores populares, asumió el compromiso de proyectar su existencia en la lucha por el cambio social, lo que determinó su militancia política de izquierda y su liderazgo en el movimiento estudiantil y, posteriormente, en el sindicalismo. Concluidos sus estudios universitarios, se vinculó al Poder Judicial como juez y luego ascendió al cargo de magistrado del Tribunal Superior de Bogotá, cargos que fortalecieron sus convicciones ideológicas, democráticas y éticas, entre las cuales se cuenta la de ejercer y promover entre sus colegas la asociación sindical. En efecto, Jaime Pardo Leal, se ganó la confianza de sus compañeros de la Rama Judicial para presidir durante muchos años la Asociación Nacional de Magistrados, Jueces, Fiscales y Empleados del Poder Judicial (Asonal Judicial), organización sindical que se ha caracterizado por el desarrollo de grandes movilizaciones nacionales en procura de importantes conquistas en los campos profesional, laboral y salarial, así como en lo pertinente a la defensa de la independencia de la Justicia. Las calidades personales y el liderazgo social de Pardo Leal, también repercutió significativamente en la organización y la lucha de los trabajadores al servicio del estado, asociados en FENALTRASE, de la cual fue su Vicepresidente. Hoy, después de 20 años, si bien ya fueron condenados los autores materiales del asesinato de Pardo Leal, los autores intelectuales permanecen ocultos tras el manto de la impunidad, el mismo que oculta a los autores materiales e intelectuales de la inmensa mayoría de los crímenes políticos cometidos en Colombia, aspecto este que llenó de razones a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para responsabilizar al Estado colombiano del genocidio que se perpetró contra la UP. Hoy al cumplirse 20 años del vil asesinato, creemos que nuestro mejor homenaje a Jaime, es asegurar que su vida y obra permanezca vigente en la memoria colectiva del pueblo colombiano y continuar su lucha. Hector Rivera Londoño


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FENALTRASE

HOMENAJE A JAIME PARDO LEAL A veinte años de su muerte, el hombre que encarnó un ideario de justicia y de compromiso con los trabajadores y el pueblo, no parece haberse ido del mundo de los vivientes que trabajan, luchan y sueñan con un futuro mejor para las nuevas generaciones. Para quienes compartimos con él cerca de Diez años en la Dirección y las actividades de FENALTRASE, su recuerdo sigue vivo, es un aliciente para afrontar las dificultades de hoy y seguir adelante con las luchas de los estatales. Quién fue Pardo Leal. De origen humilde, nacido en el campo cundinamarqués a mediados del siglo pasado, traía consigo los ancestros indígenas y campesinos con el germen de la lucha propia de los hijos pueblo, para quienes la vida es la lucha. Como Prometeo encadenado a la tradición prístina del amor a la vida, tiende a la libertad, marcha a la capital y trabaja en la Justicia, preparándose en la Universidad Nacional, claustro por excelencia de la formación profesional, donde se distingue como estudiante aguerrido y luchador innato, ganando un concurso de oratoria y el título de Doctor en Derecho. En la época propicia para asumir la responsabilidad familiar, contrae matrimonio con la mujer que conoce desde la infancia –Gloria-, con la cual tendrá sus hijos y serán pareja hasta, como lo dice la fórmula sacramental, la muerte los separa. Combina entonces lo que es la vida cotidiana de todos los mortales: el calor del hogar, la vida del trabajo en la Rama Judicial, los logros profesionales, los triunfos, las tristezas y las alegrías. El avance en la carrera judicial lo lleva, por la década de los 70, a las luchas de los judiciales, los

paros y la unidad hacia lo que sería ASONAL JUDICIAL. Con amplitud y pluralismo comparte dirección con liberales, conservadores, socialistas, sin dejar de ser comunista. En una época en la cual los trabajadores estatales no teníamos derechos laborales, pues se perseguía a los sindicatos y a quienes trataban de asociarse por parte del Estado, se negaba la negociación colectiva y era inconcebible hacer trataban de asociarse por parte del Estado, se negaba la negociación colectiva y era inconcebible hacer la huelga; Jaime Pardo hizo una contribución invaluable hacia conquistar el trípode de derechos sindicales básicos: el derecho de asociación, el derecho de negociación y el derecho de huelga. Siguiendo la misma experiencia histórica, Jaime Pardo contribuyó a realizar en la Rama Judicial primero la huelga, segundo la negociación colectiva, que permitió mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los judiciales, y tercero la unidad en Asonal Judicial, organización que hoy es de las más importantes del concierto sindical colombiano. Así llegó a FENALTRASE, donde su personalidad alegre, orientadora, comitiva, le abrió campo para convertirse en dirigente del conjunto de los estatales. Por su militancia beligerante, su oratoria brillante, convincente, esclarecedora, por su compromiso indeclinable con la causa de los oprimidos, se ganó el cariño y la amistad de los trabajadores, que a partir de entonces y hasta su partida lo siguieron como a su líder. Pero las virtudes que le ganaron el afecto de los trabajadores, para los dueños del capital y del poder entrañaban riesgos y por ello lo vilipendiaron y persiguieron hasta sacarlo de la entraña que era


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gran parte de su vida, del Poder Judicial. No podían aceptar la posibilidad de que llegara a la Alta Magistratura con sus ideas libertarias y de justicia social, contrarias al interés cerrado de los elegidos entre sí. Más la vida tiene sus compensaciones, y por su trayectoria y compromiso fue llamado a cumplir más altos designios, como miembro de la Unión Patriótica, cuando este naciente movimiento encarnaba la posibilidad de consolidar un proceso de paz en Colombia. Luego la UP lo postuló como candidato a la Presidencia de la República, y su carisma, dinámica y oratoria enriquece la campaña electoral y atrae a los sectores populares, que lo respaldaron con una gran votación. El paso a la política en la cúspide, de su carrera de hombre honesto, fiel a sus convicciones y leal con su causa, lo obliga a despedirse de FENALTRASE, en su XI Congreso, donde con todo sentimiento nos deja su enseñanza: “De qué vale la vida si cuando se tiene parece muerta. La vida es para sentirla, para vibrar, para combatir. Eso es lo que justifica nuestro paso por la tierra”. Con todo el cúmulo de sentimientos, de expectativas, marcha al frente de un ideal, de una luz de esperanza para el pueblo, con su alegría y su amor por la vida y también conociendo las amenazas de muerte, pero con ánimo firme, sigue adelante, como lo dice Bertold Brech “Hay que ser con miedo para no dejar de ser por miedo”. El 11 de octubre de 1987, cuando el reloj marcaba las cinco de la tarde, yendo por el campo, los mercaderes de la muerte, esos que no soportan la vida transparente hecha a la luz y con honestidad, que no soportaban sus chistes, sus carcajadas, su buen humor, sus ideas de un mundo mejor para todos, su oratoria punzante que los fustigaba, desfogaron su odio en la vil emboscada de la muerte: lo dejaron tendido en medio del campo. El campo que lo vio nacer y que lo vio morir.

La burguesía reaccionaria que lo persiguió y arrancó del Poder Judicial, le arrancó también la vida. Pero no logró arrancarlo de nuestros corazones, ni arrancarnos de nuestra mente las mismas ideas libertarias y de compromiso social por las cuales él dio la vida. Jaime Pardo Leal es de los muertos que nunca mueren, pues siguen vivos en sus ideas y sus esperanzas, por ser el ideario y las esperanzas del pueblo. En su ausencia encontramos enseñanzas: la vida no sólo seguir la inercia y aceptar lo que nos imponen, pues eso sería propio de seres no inteligentes; no de personas pensantes. La vida es ideas en ebullición, alegría y tristeza, enfrentarse a las dificultades, lucha cotidiana; a pesar del miedo y las amenazas de la muerte, a pesar de los entierros que pretende hacer la burguesía reaccionaria de hoy, el entierro de las ideologías contrarias a la dominante, el entierro de la lucha de clases, el entierro de la honestidad y de la esperanza. El ejemplo que debemos recoger de Jaime Pardo es que la vida es para vivirla sin reticencias, es para sentirla, para vibrar y para combatir. Hoy rendimos homenaje a Jaime Pardo Leal como paladín que fue de nuestras luchas y nuestras esperanzas. En este homenaje está implícito nuestro compromiso, nuestra lealtad con las banderas que levantó en contra de las cadenas de la opresión y la injusticia. Como Prometeo, romperemos esas cadenas para hacer de los estatales, de los trabajadores, hombres libres, hombres de lucha, hombres de alegría, de luz y de esperanza; que el fuego de la victoria arda por siempre en nuestros corazones y en una antorcha que depositaremos en su tumba, en el día en que celebremos el memorial de su sacrificio. Es el compromiso y el homenaje de los compañeros de FENALTRASE. Discurso de Roberto Chamucero Castro, Presidente Nacional de FENALTRASE, en el Acto de instalación del XV Congreso de la Federación, en Septiembre de 2007.


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Veinte años sí es mucho tiempo* Por Antonio Mejia Gutierrez Abogado y Periodista

Veinte años sí es mucho tiempo sufriendo la ausencia de Jaime Pardo Leal. El gran compañero, el fiel amigo, el camarada amable, el que encarnaba todos los valores humanos y los principios solidarios. Su risa era clara, como los manantiales de Ubaque, un pueblo perdido en la provincia del cóndor, pueblo que fue la patria chica del doctor en leyes Jaime Pardo Leal. Hijo de un hogar humilde, su niñez y su adolescencia conocieron las carencias y las privaciones que formaron su carácter firme y su vocación por la defensa de los suyos: los desposeídos, los humillados y los ofendidos. La noble y atormentada profesión del Derecho, lo llamaba desde siempre. Su corazón palpitaba con los sentimientos de justicia y con los acordes vitales de La Internacional. Como empleado de la Rama Judicial, supo de los horarios largos y de los sueldos escasos. Como abogado de mi Universidad Nacional, alcanzó la dignidad de Juez de la República. Después, su inteligencia prodigiosa y su conducta inmaculada lo llevaron al merecido honor de Magistrado del Honorable Tribunal Superior de Bogotá. Pero Jaime Pardo Leal no ambicionaba los honores, ni el poder, ni el dinero. Ni siquiera la gloria: luchaba por nuestra gente y por nuestra libertad. Por el Estado de Derecho. Por una sociedad justa y una vida digna. Hombre de profundas convicciones, ofició como fundador del Sindicato de Jueces y empleados de la Rama: Asonal Judicial. Los escribanos, los citadores, las mecanógrafas, los oficiales mayores, y naturalmente los jueces y magistrados, lo eligieron como Presidente de la organización. Y bajo su liderazgo, los empleados de la Rama libraron las más duras batallas laborales. Asonal Judicial le dio respetabilidad a los trabajadores del Derecho. En medio del camino de la vida, lo llamaron las voces de la lucha final. Y se lanzó como candidato a la Presidencia de la República. En nombre del pueblo, en nombre de todas las izquierdas, en nombre de la justicia social y de la libertad. Entonces quedó marcado por los enemigos de la paz y del

Veinte años sí es mucho tiempo sufriendo la ausencia de Jaime Pardo Leal. El gran compañero, el fiel amigo, el camarada amable, el que encarnaba todos los valores humanos y los principios solidarios. Estado de Derecho. Y el 11 de octubre del año de desgracia de 1987, cayó bajo las balas asesinas de la intolerancia política. A su dolorosa muerte, siguió la larga marcha de los muertos tristes, la macabra procesión de los sentenciados. A todos sus compañeros de la Unión Patriótica, los mataron para que no pudieran llorar sobre su tumba. Artículo publicado en «La Patria» Octubre 7/07


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Contorno Judicial “CUANDO APENAS ESTABA COCIDA LA CARNE, NOS LA ARREBATARON LOS QUE TODO LO PUEDEN” Si supieras Cuanto de mí te llevaste, No te hubieses alejado. Esperamos tanto tiempo Tu regreso. Que lloramos tu ausencia…

Un día después de mis cumpleaños se me acabo la alegría mejor decir se nos acabo a todos. El 11 de octubre 1987 un día después de mis cumpleaños estábamos realizando un congreso del regional del partido comunista en el barrio Policarpo Salavarrieta, allí nos llego la triste noticia del vil asesinato del compañero, camarada Jaime Pardo Leal, aquel congreso quedo inconcluso. Esta noticia me dejo vació, como si le sacaran todo lo que uno tiene por dentro y solo quedara el cascaron, pero con un sentimiento tan profundo que hasta hoy no me he podido recuperar de esa noticia nefasta. Me vine a la candelaria a llorar desconsoladamente, pero comprendí que llorando no se remedia nada, pero aun con esa reflexión no podía contener el llanto, la rabia por tanta impotencia para reclamarle a los culpables de aquel vil asesinato, salí a la calle con los demás compañeros a protestar para hacer sentir nuestra indignación. Aquella tarde se volvió oscura, teníamos miedo, pero también un enorme coraje para enfrentarnos a los asesinos, llegar hasta la muerte , si fuere necesario , golpeados por los mismos que una horas antes habían dado muerte al hombre, al caudillo, al líder ,al dirigente de una izquierda que a pesar que el estado la estaba exterminando, seguíamos peleando y defendiendo, nosotros inertes ciudadanos solos con unas pocas piedras y llantas para quemar, enfrentándonos al monstruo de mil cabezas con sus tanques y sus fusiles destilando muerte, enfilados contra el pueblo

que batallaba reclamando al maestro, al abogado , al magistrado, que en esta danza de la muerte montada por los estamentos del estado, alzaba su voz y sus risotada inolvidables para animarnos a seguir en la lucha, con sus discursos teatrales que había aprendido en su batallar diario como sindicalista, siempre nos dijo “adelante compañeros que el camino es largo”. Jaime Pardo Leal. este maestro con su alegría, siempre estaba dispuesto a aprender las lecciones de actuación de algunos actores, que estábamos dispuestos a colaborar, con la gestualidad, y con la utopía de un cambio por una Colombia nueva y soberana. Jaime Pardo Leal, no lo podremos olvidar jamás por su compañerismo, sus gestos, sus risotadas, su humor, especialmente por su trabajo como hombre comprometido con un pueblo que quiere quitarse el yugo del imperialismo un pueblo que quiere la paz. Un pueblo que despierta en cada amanecer. Jaime Pardo Leal, su nombre lo recordaremos como ejemplo del hombre que sacrifico su vida por esta tierra que lo quiso tanto. Por un país por su gente, este mártir que siempre acompañe, en las tarimas, en la plaza publica exponiendo con su gestualidad de actor con maestría y sabiduría sus ideas políticas, como miembro de la dirección nacional de la Unión Patriótica, lo custodié, hasta llevarlo en hombros a su ultima morada, dejando un vació que no hemos podido llenar. “Quiero mirar el futuro Sin bestias ni cascabeles Que haya justicia y no sea masacrada Que los verdugos de este crimen Sean castigados” Francisco Martínez A. Actor Grupo de Teatro la Candelaria


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Sentido discurso del ex Magistrado, Dr. Uriel Gómez Ceballos, en acto conmemorativo

"Ser bueno es ser valiente" (Antonio Machado) Me piden que hable de Jaime Pardo y, aunque en el fondo del corazón esto me encanta, porque es como físicamente revivirlo y hacerlo presente a todos Uds, la verdad es que me cuesta un esfuerzo extraordinario hacerlo. Y esto es así porque el hilo del discurso intelectual, o bien no surge, o bien se interrumpe seguramente por los recuerdos o sentimientos. Disculparán, entonces, que por ello sólo pueda recurrir a la memoria, la afectividad y a las inarrancables convicciones de Jaime Pardo sobre la democracia y la lucha por los derechos de los trabajadores. Amigos desde las bancas universitarias en los años sesenta, la efervescencia popular de la época lo signó y desde entonces y para siempre su causa fue la de los débiles, los excluidos. Fue un hombre honesto, tranquilo e incorruptible en sus creencias, consecuente siempre en sus actitudes. Tranquila e inteligentemente, con sus planteamientos, ratificados en su actividad, atraía a otros a los terrenos de la dignidad ciudadana. El entendía que las convicciones se van formando y forjando con los hechos. La vida real, añadida a la conciencia de lo que ocurre, engendra el pensamiento, a veces la repulsa de lo existente y, por ello, con unas gotas de generosidad, que es inteligencia, la necesidad de cambiar la realidad. Pensaba en una sociedad organizada racionalmente, humanamente y luchaba por ella. Con su ejemplo y aliento crecieron a su lado, a más de sus hijos, hombres íntegros y probos, un grupo de probados luchadores sociales, entre los que se cuenta Bernardo Jaramillo, destacado dirigente, amigo de todos nosotros, también inmolado. La Asociación Nacional de Funcionarios y Empleados Judiciales de Colombia Asonal Judicial, a la que dedicó su vida, patrimonio del pueblo de la nación, es su legado a los que recién llegan a este proceloso camino en busca de mitigar la sed de derechos.

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Nosotros, hoy, ante la crisis nacional, de violencia, intolerancia y guerra, la misma que segó la vida física de Jaime Pardo Leal, debemos retomar su ejemplo de actividad irreductible en defensa de los derechos humanos, por la justicia social, que es el único sendero a la paz, a la que todos tenemos derecho. Ese trasegar debe ser, como el lo enseñó, con los instrumentos del diálogo, el respeto, la tolerancia, y la acción colectiva, reiterando nuestro derecho al espacio político, a la vida y contra la exclusión económica, de la dignidad y del futuro, pues, en fin, los derechos humanos son una causa vigente y un camino. Jaime Pardo vive porque no tuvo miedo de morir. Porque batalló siempre digna y decorosamente por un ideal, por el más hermoso, el del bienestar y felicidad de los hombres, sus hermanos. ¿Acaso han muerto Espartaco, Tupac Amarú, Galán el comunero, Bolívar, Camilo Torres o Ernesto Guevara? Hace unos años al conmemorar la masacre de Trujillo, decíamos, por la boca de un activista religioso de derechos humanos, algo válido en esta reminiscencia dolorosa: "Todo el pueblo tiene derecho a recordar sus sufrimientos. La historia de sus sufrimientos pertenece a su inalienable patrimonio cultural que nadie tiene derecho a desconocer ni a reprimir. Los memoriales del sufrimiento, erigidos en monumentos, tienen la función irremplazable de vehicular la reconciliación de un pueblo con su pasado, con su presente y con su futuro, estigmatizando lo que lo destruye". "No es sano ni humano el olvido. Pero tampoco la memoria tiene la función de mantener permanentemente abiertas las heridas. Por el contrario, sólo la memoria sincera pueda cerrarlas y curarlas. Esconder las heridas a la luz sólo las vuelve putrefactas y mortales". Y parafraseando esta oración digamos, en un gesto profundo de fraternidad y de solidaridad con el dolor y la esperanza, que debemos recordar a Jaime, luchando a diario, como él, para que en nuestra patria la muerte sea absorbida por la vida, la oscuridad vencida por la luz y el dolor trocado en alegría y esperanza. Compañeros: Puede afirmarse sin rubor, que Jaime Pardo merece un homenaje de agradecimiento por su vida. Su biografía fue el único patrimonio que tuvo, una justificación ética de la existencia. Vive, porque luchar y morir por sus hermanos, que son la patria, es vivir en ésta, como dijera Marti. Terminemos ya con el Apóstol cubano: "Estuvo siempre del lado de los humildes y por ello merece honor"


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Intervención de Fernando Pardo Flórez* , pronunciado en el Salón Elíptico del Congreso de la República el 11 de Octubre de 2007 Hace 20 años, el país nacional lloraba la muerte de Jaime Pardo Leal.

dar las ametralladoras en las puertas. Entonces será demasiado tarde"

Si Jaime estuviera vivo, quizás ya hubiera sido presidente. El primer presidente progresista en la historia de Colombia.

"Hasta se ha abolido la palabra paz de la terminología oficial y eso si que es lamentable; se habla de rehabilitación con sentido demagógico, pero de paz ahora nadie habla".

Se harían sentir sus análisis frente a temas tan álgidos que atraviesan las preocupaciones de los que pensamos en el país. Seria el portavoz de la oposición, sin duda alguna. En esta coyuntura política donde hay vacíos institucionales que pretenden llenarse atropellando el estado de derecho, deberían recordarse sus llamados públicos hacia la reconciliación y el respeto a la justicia y al sistema democrático, sobre todo frente a dos temas principales: Frente a la necesidad de un proceso de paz "Qué terrible será el día en que empiecen a trepi-

"El acuerdo democrático de todos los colombianos sensibles al futuro de la patria es urgente y, por sobre todo, no puede eludirse ningún esfuerzo tendiente a restaurar la confianza en la posibilidad de la paz, removiendo la injusticia social y la presión política. Si pensamos en la vida de nuestros compatriotas y en su progreso social, es insoslayable asistir al llamado contra la guerra. Los colombianos somos capaces de vivir en paz; unámonos para tan impostergable propósito". "El proceso de paz corresponde a una realidad política del país. El proceso de paz no depende del presidente de la republica ni del militarismo.


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El proceso de paz es un derecho de los colombianos y eso no lo puede atajar nadie. Desde luego que ese proceso de paz tiene que estar complementado con las reformas políticas y sociales; esa es la tarea que le corresponde a las fuerzas políticas en la actualidad". Frente al trámite de reformas violatorias al estado de derecho: La reforma antiterrorista (cuyo antecedente es el Estatuto de Seguridad del Gobierno de Julio Cesar Turbay) "ASONAL judicial sometió a un análisis el contenido del llamado Estatuto de Seguridad y de su lectura se colige que la Rama Jurisdiccional ha sido sustituida por los comandantes de policía, contra los principios que siempre han inspirado los fundamentos del estado democrático, pues las conductas de los hombres deben ser juzgadas por la justicia ordinaria y jamás por ignaros en materias jurídicas…Como organización calificamos el

citado estatuto como eminentemente antisindical, pues se pretende asfixiar a las organizaciones de trabajadores, mediante la intimidación represiva, para evitar que estas reaccionen ante la inminencia de una cascada indetenible de alzas. Este estatuto quiere frenar la necesaria protesta popular con amenazas cárcel y terror. Por consiguiente nuestra organización rechaza este estatuto como jueces, como demócratas y como trabajadores. Y tememos que sea la manifestación de una tendencia marcadamente fascista en la conducción del Estado". (Declaraciones hechas al diario el Bogotano el 11 de septiembre de 1978) Porque la recuperación de la memoria en una sociedad es el primer paso hacia su entendimiento y por ende hacia su paz y para que el país encuentre pistas para enderezar su rumbo , tengo la obligación moral y el agrado de presentarles una corta semblanza de vida de uno de los mejores hijos de Colombia.

JAIME PARDO LEAL causa universitaria...le agradezco a la vida el haber nacido en este país, fecundo y feraz para las transformaciones…Me voy de la rama jurisdiccional , sin embargo me verán siempre, me escucharan siempre, en lo poco que me quede de vida por el decurso de los años o por voluntad de los criminales, y ese pequeño aliento de vida ,o el que me pueda quedar por muchos años, estará al servicio de la justicia , de Asonal Judicial, de los trabajadores colombianos y de la búsqueda irreductible del socialismo en Colombia". "Yo le agradezco a la vida el haber nacido en cuna humilde… le agradezco a la vida la oportunidad de educarme en la escuela y universidad publica, laica…le agradezco a la vida la oportunidad de haber podido impartir justicia entre mis semejantes, de haber dado el derecho a la libertad y también de quitarlo, pero siempre con equidad,…le agradezco a la vida el que sea un educador de la universidad, pero también un compañero de la

Jaime nació el 28 de marzo de 1941 en Ubaque, un pueblo pequeño ubicado a 40 kilómetros al este de Bogotá. Cursó la primaria en Choachi, un municipio aledaño al suyo, antes de trasladarse a Bogotá para adelantar sus estudios de secundaria en el Colegio Santiago Pérez. En 1957 ingresó a la Universidad Nacional de Colombia donde realizó de manera simultánea estudios de derecho


Contorno Judicial y de filosofía. Años más tarde obtuvo el titulo de doctor en derecho y ciencias políticas con la tesis "La Clase Obrera ante el Derecho Social". Este trabajo fue publicado recientemente por la casa editorial de la Universidad Nacional. Como universitario fue considerado como uno de los mas connotados oradores de su generación y para muchos, entre los cuales Luis Carlos Pérez (rector de la Universidad Nacional), el mejor estudiante de derecho penal de su facultad. Como simpatizante y parte del movimiento estudiantil de su época, fue nombrado representante de la UNEC - Unión de Estudiantes Colombianos- titulo que le valió una invitación para representar, a sus 19 años, a Colombia en uno de los raros para su época y hoy inexistentes foros mundiales de estudiantes. A sus 21 años empezó su carrera en la judicatura como juez de la republica en la población de Bituima Cundinamarca; después de ascender en todos los grados de la jerarquía judicial se posesionó como magistrado del Tribunal Superior de Bogotá en 1979. En 1968 fundó la asociación nacional de funcionarios y empleados de la rama jurisdiccional Asonal Judicial con el claro propósito de rescatar la dignidad de sus miembros. Así, su actividad al frente de esta organización se concentro en denunciar los atropellos y las ofensas de que era objeto el poder publico encargado de la administración de justicia. La razón de esta lucha era sencilla pues para la época la justicia carecía de presupuesto y las condiciones materiales en que se proferían las decisiones judiciales eran menos que precarias. En este contexto, en 1972 se declaró la primera huelga judicial en el país "por el respeto hacia la institucionalidad jurídica". En esa ocasión el discurso de Jaime al declarar la huelga1 fue el siguiente: "Hemos llegado al instante culminante. Hemos llegado a la palestra para aceptar el reto que nos ha extendido el gobierno nacional. Nosotros hemos sufrido las consecuencias de una política consistente en la impenitente y absoluta burocracia.

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Aquellos adscritos a la insufrible politiquería han llevado al poder judicial a un cese de actividades". En los años setenta ingreso como profesor titular de la cátedra de derecho penal especial en la facultad de derecho de la Universidad Nacional de Colombia. Su saber jurídico y la manera de enseñar el derecho siempre en estricta relación con otras disciplinas del conocimiento le hizo acreedor del más grande respeto de sus alumnos2 y de los penalistas mas prestigiosos del país entre los que se encuentran Jaime Bernal Cuellar, Alfonso Gómez Méndez, Antonio Cancino, Jorge Arenas, Whanda Fernández, Adolfo Salamanca, Jorge Córdoba, entre otros. En esta misma época decide unirse a la causa de una universidad que diera la acogida y formara a los sectores menos favorecidos de la población. Por ello apoyó y defendió el proyecto de la Universidad Autónoma de Colombia. Se incorporaron a él profesores que venían de chile, exiliados por la dictadura de Augusto Pinochet. En 1985 la Corte Suprema de Justicia decidió no reelegir a Jaime como magistrado debido a su actividad al frente de ASONAL. La consternación fue general pues con esta decisión se separaba a Jaime de la carrera judicial, hecho que al mismo tiempo provoco una herida mortal a la organización por la que él lucho durante más de 17 años. Frente a esta tragedia Jaime señalo: "Me expulsaron, me lanzaron del seno de la familia judicial que tanto he amado, como me duele irme de la rama jurisdiccional. Siento que me han desprendido algo del epicentro de mi alma, donde estuve siempre dictando providencias a nombre de la Republica y sustentadas en el derecho interpretado creadoramente, donde no recuerdo jamás haber puesto la prevaricación por encima de mis decisiones de juez". La indignación ante este hecho inadmisible no se hizo esperar y en un comunicado publicado en el diario el espectador y la cadena caracol sus compañeros expresaron lo siguiente:


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"En el día de hoy la minoría de la H. Corte Suprema de Justicia debido al sistema antidemocrático de las dos terceras partes para elegir magistrado, impuso la desvinculación del presidente de nuestra organización como magistrado del tribunal superior de bogota, doctor Jaime Pardo Leal. Los argumentos aducidos para su despido fueron los de su firmeza en autentica justicia de los derechos de los funcionarios y empleados de la rama jurisdiccional, la denuncia de la corrupción generalizada, así como los delitos cometidos por el alto mundo financiero y su combate contra el crimen organizado. Las fuerzas mas oscuras de Colombia, los grandes explotadores, los delincuentes, el militarismo y los enemigos de la democracia están de placemes por la no reelección de nuestro probado presidente, hombre honesto y demócrata integral. Debe preocuparle al país que la minoría que impuso la no reelección del doctor Pardo hubiese hecho caso omiso de su honestidad, su alto rendimiento como juez y magistrado durante los 23 años de la judicatura colombiana, es decir, que los valores que deben presidir la dignidad de un magistrado, no fueron observados sino otros propósitos de contenido político…"3 Después de este insuceso, la vida de Jaime cambio. Empezó a ejercer el derecho como abogado independiente. Su vida ya no se repartía entre su casa y su despacho de magistrado pues este tuvo que reemplazarlo por una oficina particular. Era la época de los acuerdos de paz de la UribeMeta entre el gobierno de Belisario Betancourt y la guerrilla de las FARC. Fruto de ellos se creo un nuevo partido político cuyo objetivo principal era el de abrir el sistema político a la participación de nuevas fuerzas bajo la garantía del Estado. He aquí el nacimiento de la Unión Patriótica. En esencia era (es) un movimiento pluralista donde convergieron sectores de las mas diversas tendencias políticas: liberales, conservadores, comunistas, ex guerrilleros e incluso un antiguo general del Ejercito. Era el movimiento que inequívocamente serviría como el puente hacia la

paz que se estaba construyendo. Se acercaban las elecciones y la UP estaba decidida a participar tanto en las legislativas como en las presidenciales. En la búsqueda de candidato para presidente se barajaron diversos nombres de todos los sectores de la sociedad. Finalmente surgió el nombre de Jaime y recibió la unanimidad4. Una llamada telefónica a su casa trajo la propuesta a la que con ilusión adhirió. En 1986 Jaime se presento como candidato a la presidencia de la republica de Colombia junto a Virgilio Barco y Álvaro Gómez. Obtuvo cerca de 400000 votos, cifra que representaba la votación más alta jamás lograda por un movimiento de izquierda en la historia del país. A partir de ese momento Jaime y la unión patriótica empezaron a ser protagonistas activos de la vida política del país a través de propuestas alternativas en el congreso de la republica como la necesidad de una elección popular de autoridades locales; de giras por el país para ilustrar al electorado abstencionista sobre la realidad nacional y la necesidad de las transformaciones sociales y, lógicamente, a través de denuncias sistemáticas de practicas corruptas que corroían la administración nacional y los lazos existentes entre miembros del ejercito, paramilitares y narcotraficantes. Gracias a todo esto, el nombre de Jaime no era desconocido para ningún colombiano y su figura era acogida día a día con más simpatía y favorabilidad por la audiencia nacional. A las 3:45 PM del domingo 11 de octubre de 1987, un día como hoy, Jaime caía asesinado por las mismas balas que han convertido a Colombia en una tierra de pocos o mejor dicho, de otros.

* Abogado Universidad Nacional y Doctorado en Derecho Público Universidad de París Dos (Francia) Notas 1, 2, 3 y 4 del libro «Escritos Jurídico Políticos de Jaime Pardo Leal», compilados por el Profesor Iván Ortíz y editado por la U.N.


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JAIME P ARDO LEAL, PARDO

EL OL VIDO QUE NO PERMITIREMOS OLVIDO Por Orlando Bernal Morales Abogado y Profesor Universitario

Colombia y su entorno le cabían en la cabeza, con claridad meridiana distinguía los problemas fundamentales del país y sus posibilidades, la estructura oligárquica y groseramente clasista del Estado Colombiano, su orientación plutocrática, la crueldad de las clases dominantes y su entrega a los designios del imperio y de las transnacionales, la necesidad de educar al pueblo, para que por este medio, haciéndose libre en la conciencia, fuera capaz de acometer la lucha para hacerse libre en la praxis, mediante la unidad para conquistar la verdadera paz democrática con justicia social. Ahí hacía presencia el Jaime Pardo Leal estadista. Su capacidad para identificar los graves problemas de la clase trabajadora colombiana, de organizador beligerante, de aprestamiento para la ac-

ción, de educador despertador de la conciencia social, de luchador infatigable por la conquista de las reivindicaciones económicas de los trabajadores, unidas inescindiblemente a las conquistas sociales y políticas no tenía parangón. Ahí alumbraba con luz propia el Jaime Pardo Leal sindicalista. Conocedor como pocos de la realidad socio política y económica nacional y latinoamericana, de los principios generales del derecho, de la normativa internacional, de la Constitución Política de Colombia y del derecho penal, interpretaba y aplicaba este último como Juez o magistrado de manera creadora, defendía la vigencia y el carácter específico del delito político y el reconocimiento de las profundas diferencias materiales reinantes


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en la sociedad colombiana, para tenerlas en cuenta al momento de administrar justicia a seres humanos idealmente (ideológicamente) proclamados como iguales ante la ley penal, lo que le permitió exclamar cuando los más oscuros representantes de la clase dominante lo expulsaron de la judicatura “Cómo me duele irme de la Rama Jurisdiccional, siento que me han desprendido algo epicentral de mi alma, donde estuve siempre dictando providencias a nombre de la República, sustentadas en derecho interpretado creadoramente, donde no recuerdo jamás haber puesto la prevaricación por encima de mis decisiones de Juez”. Ahí sobresalía el Jaime Pardo Leal jurista.

sangre inocente, en la superación del conflicto a través del diálogo y la concertación y en la construcción de una patria libre y soberana, en la conquista de una apertura democrática que permitiera superar las profundas desigualdades y allanar el camino al socialismo, pues era un comunista preclaro y convencido, tampoco reprimió la carcajada sonora, desbordante y contagiosa, por ello la sonrisa a flor de piel , el infaltable gracejo, el apunte oportuno y fulminante, el rayo luminoso del optimismo chispeaban siempre en su rostro apacible y bonachón. También por eso era hermoso, vivificante y enriquecedor caminar al lado de ese, el Jaime Pardo Leal humanista.

Con espíritu alegre, emprendedor y optimista, madrugar y confiado en la capacidad de la juventud, en la que cifraba el futuro luminoso de la patria, transmitía sus conocimientos, enseñaba a pensar, despertaba inquietudes, fomentaba el debate y mantenía al abigarrado auditorio como magnetizado con su absorbente y agradable estilo, sus frases impactantes, sus ejemplos traídos de la vida cotidiana para no olvidar jamás, su risa contagiosa y su tic atrayente, que era como una especie de telepronter que la audiencia seguía hacia donde se desplazara, sin distraer un segundo su atención, formaba al jurista integral, crítico, democrático, humano y comprometido con el pueblo. Ese era el Jaime Pardo Leal educador.

Y allá, en el escenario, en el auditorio, en la plaza pública, en el debate ardiente, en el cara a cara con el contradictor de turno, en el análisis de los temas más espinosos, en sus pronunciamientos, discursos y piezas oratorias, caracterizados por el más acabado estilo y la más asombrosa profundidad, claridad, contundencia y riqueza, concurrían al unísono, como obedeciendo a una mágica convocatoria de la dialéctica, el estadista, el sindicalista, el jurista, el educador y el humanista. He ahí al Jaime Pardo Leal orador.

Jamás reprimió el llanto y antes bien, ante la tragedia de sus amigos, de sus camaradas, de su amado pueblo colombiano, ante las masacres, la prisión sufrida por las víctimas inocentes de la persecución, ante la injusticia, la explotación, el hambre, el desplazamiento, la miseria y las profundas desigualdades, permitía o no podía impedir que las lágrimas inundaran sus ojos, y un profundo dolor estremeciera su cuerpo y abatiera lo más profundo de sus sentimientos. Pero igual, desprendido de cualquier ambición personalista, dispuesto a jugarse la vida por sus sueños patrióticos, confiado en un futuro luminoso, en la conquista de la paz negociada que evitara el derramamiento de

Al inolvidable patriota, amigo, compañero y camarada, cuyo horrendo magnicidio conmemoramos este 11 de octubre de 2007, cuya memoria rescatamos hoy y para siempre, con el compromiso de trabajar sin desmayo para impedir que crímenes de Estado como el que lo hizo víctima, junto con más de cuatro mil Colombianos de la Union Patriotica se vuelva a repetir, como de hecho se amenaza hoy con similar tratamiento al Polo Democrático Alternativo, para impedir que se continúe justificando el magnicidio y la masacre con el cobarde y criminal argumento de que los muertos de la Union Patriótica son responsabilidad de las mismas víctimas y de su organización política, y para rescatar para siempre del olvido a que han querido ser sometidos por el oscurantismo de las políticas oficiales la memoria y el legado de Jaime Pardo Leal.


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HOMENAJE A JAIME P ARDO LEAL PARDO Por: Oscar Jose Dueñas Ruiz ex Magistrado Auxiliar Corte Constitucional

Jaime Pardo, como jurista y como ciudadano, puede ser visto bajo diferentes facetas porque sus conocimientos y su labor humanista se proyectó en diversos ámbitos, por ejemplo en el de la consolidación institucional de la Unión Patriótica y en el de la reforma a la Constitución Nacional propuesta por la U.P.. Pardo fue determinante para lograr la institucionalización de la Unión Patriótica. Este es un aspecto de mucha actualidad porque se está mencionando en las últimas semanas a la UP desde perspectivas no siempre ajustadas a la realidad y por personas que no tuvieron nada que ver con su formaciòn, su lucha y sus sufrimientos. La Unión Patriótica nació en medio de las vicisitudes. Cuando se suponía que la paz se consolidaba, durante el gobierno de Belisario Betancur,

desafortunadamente se frustró. Por consiguiente, fracasó uno de los propósitos políticos de la UP, cual fue el de trabajar por la candidatura presidencial de Jacobo Arenas, quien, para el día de la proclamación formal de dicho Movimiento político debería llegar en helicóptero a la plaza de Bolívar donde se tenía programada la clausura de la Asamblea constitutiva de la U.P. Vale la pena recordar que el Congreso Nacional constitutivo de la U nión Patriótica, se efectuó en Bogotá entre el 14 y el 16 de noviembre de 1985, y fue afectado por lo ocurrido ocho días antes: el lamentable episodio del Palacio de Justicia. Esto indudablemente impidió continuar con la candidatura de Jacobo Arenas y motivó la posterior proclamación de la candidatura presidencial de Jaime Pardo Leal. Uno de los primeros pasos institucionales fue el obtener el reconocimiento jurídico del Movimien-


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to, cuyo objetivo era lograr las reformas que garantizaran la paz democrática. En un primer momento, el Consejo Nacional Electoral, el 24 de abril de 1986, retardó el otorgamiento de la personería jurídica, Pardo insistió y es así como el 20 de agosto de 1986, mediante la Resolución No. 37 del Consejo Nacional Electoral, al fin se reconoció la personería jurídica y el Consejo Nacional Electoral inscribió como sus dirigentes a estas cuatro personas: Juan Jaime Eduardo Pardo Leal, Braulio Herrera, Carlos Efrén Agudelo y Ovidio Salinas. Fueron ellos y no quienes hoy hablan de la U.P., con bastante imprecisión, quienes estuvieron inicialmente a la cabeza de una lucha titánica, porque principió el calvario, con el asesinato de los líderes locales y nacionales, y, después de 447 muertos (datos llevados por la que fuera Oficina de Derechos Humanos de la UP), , se produce el asesinato de Pardo Leal y de los centenares de mártires que vendrán luego y cuya memoria tambièn se recuerda en este 11 de octubre.. En los meses de vida que le quedaron desde el reconocimiento de la U.P. hasta el magnicidio, Pardo orientó el Movimiento dentro de los cauces civiles, sin ultrajar a ningún grupo legal o insurgente. Por supuesto que denunció la guerra sucia, obtuvo la dimisión del Ministro de Justicia por los atropellos que cometía, logró que el militar que ocupaba la Procuraduría de las FFAA fuera reemplazado por un civil, fue oído por los jueces en los sumarios que se iniciaron contra los responsables de las muertes de los dirigentes de la UP, sostuvo diálogo con políticos, obispos, personalidades democráticas en una actividad múltiple, acelerada como presagiando que la muerte lo acechaba. Eran épocas muy duras. En el año de 1987, el propio Ministro de Gobierno, César Gaviria, decía que existían 140 grupos paramilitares, pero el Estado no los desvertebraba, por eso el genocidio de la UP es un crimen de estado. De nada valían las denuncias, a nadie se castigaba, claro que los medios de difusión relacionaban los acontecimientos, esto hay que examinarlo desde dos puntos de vista: en primer lugar, como un aspecto sano y

humano que pudiera significar un llamamiento a la ciudadanía para que acudiera en defensa del Partido Político inmolado; pero, en segundo lugar, como una hábil estrategia para infundir pánico. No se debe olvidar, y esto sì que tiene actualidad, que , durante la década de 1930, el régimen nazi observó que le era útil manejar el terror, por eso, entre otras cosas, se aseguró de que la prensa hiciera lo que el gobierno deter minaba, y, maquiavèlicamente, los ideólogos del sistema permitieron que se informara sobre de los campos de concentración, se publicitara la justicia policiva, inclusive, en la noche de los cuchillos largos, el 30 de junio de 1934, se recalcó que Hitler y no los tribunales de justicia , habían determinado, sin fórmula de juicio, el fusilamiento de casi 100 cabecillas de las SA, y, contra todo pronóstico, eso le reportó a Hitler buenos dividendos políticos. Resaltar los atropellos y los crímenes, para dizque demostrar que hay libertad de prensa, también fue una táctica de la dictadura brasileña en la década de 1960. Pese a la política de exterminio, en la época de Pardo se eligieron 14 parlamentarios y 323 concejales de la UP. Pese a la guerra sucia, la UP también dedicó sus esfuerzos hacia el cambio de la Constitución. Una verdadera reforma constitucional fue planteada, con mucha fuerza, por Pardo Leal y los dirigentes de la Unión Patriótica. Hasta un folleto se imprimió, se distribuyó en forma masiva, para crear conciencia de cambio. En la recopilación del ideario de la UP, hecho especialmente por Luis Emiro Valencia, se observan múltiples y reiterados planteamientos que la dirección de la Unión Patriótica formulaba para un cambio radical de la Constitución Política de Colombia. Lamentablemente, la UP no solamente sufrió el exterminio sino la exclusión. El gobierno de Gaviria, conjuntamente con los partidos políticos tradicionales y el AD-M-19, firmó el 2 de agosto


Contorno Judicial de 1990 un acuerdo que contenía una tímida propuesta de reforma constitucional. No se permitió la presencia de la Unión Patriòtica en dicho Acuerdo. La UP de inmediato, el 13 de agosto, lanzó su contrapropuesta, avanzada, con tintes socialistas, pero que fue dejada de lado por los medios de difusión y por el gobierno y sus socios. Ya antes, el 14 y 15 de julio, el Congreso Nacional Preconstituyente Popular, había fijado pautas, que tampoco fueron tenidas en cuenta, especialmente, en cuanto a la propuesta de que el texto constitucional sería sometido a referendo. El 8 de septiembre de 1990, en el XII Pleno de la U.P, se delineó un programa institucional, no olvidándose el pensamiento constitucional de Jaime Pardo. Hay, pues, un hilo roto, que podría ser reconstruido porque una Constitución nunca puede ser excluyente. Se dirá que en la conformación de la Asamblea Constituyente de 1991 estuvieron todas las vertientes, eso es cierto, en parte. Ahora es interesante hacer un ejercicio imaginativo y pensar qué hubiera pasado si Jaime Pardo y quienes compartían su forma de pensar hubieran estado presentes en la reforma constitucional del año 1991. Por supuesto que se hubieran acogido algunos aspectos de la que es hoy nuestra Constitución vigente. Nadie de la UP se iba a oponer ni se opuso al catálogo de derechos, al establecimiento de la acción de tutela y otras acciones constitucionales, a la creación de la Corte Constitucional, a la abolición del nefasto estado de sitio, a la protección de las minorías, a la libertad religiosa. Por supuesto que se hubiera fervorosamente aceptado el regreso del derecho a la igualdad, que había sido expulsado del texto constitucional en 1886. No hay la menor duda de que se hubiera votado afirmativamente la inclusión de los derechos sociales, económicos y culturales en el texto constitucional. Sin embargo, se hubiera luchado a más no poder para que no quedara en la Constitución, como lamentablemente quedó, esa generosa privatización

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de los servicios públicos y especialmente de la seguridad social. También se hubiera visualizado, ya que no era difícil lograrlo, que si se querían introducir elementos del sistema jurídico norteamericano (sistema penal acusatorio, cultura del precedente, el parlamento expidiendo leyes y los jueces produciendo derecho) este tema tan delicado, que afectaba el sistema jurídico continental que provenía de siglos, debería tocarse con el máximo de cuidado, teniendo siempre en cuenta la efectividad de los derechos. Por otro lado, si se le quería dar trascendencia al Plan de Desarrollo de cada Presidente, deberían haberse fijada pautas serias para que, en la práctica, no resultara lo que hoy acontece, que dentro del gobierno se le dá más trascendencia al plan de desarrollo que a la propia Constitución. Deberían haberse blindado las transferencias a los Entes Locales, con un control estricto en su manejo. Debería haberse diseñado un sistema electoral que impidiera la corrupción, la manipulación informativa y el ejercicio indebido del poder gubernamental y económico. Es decir, quedaron muchas cosas por hacer. En fin, pasados 16 años, se observa que la paz no se logró, la violencia no se acabó, las desigualdades se aumentaron, la ambición de ganancia derrotó a los derechos, se consagraron los derechos fundamentales pero al mismo tiempo se los restringe en la práctica, el capitalismo salvaje vive a sus anchas . En fin, las nor mas constitucionales son desdibujadas por la captura regulatorio de una hiperproducción legislativa, proclive a los intereses económicos de los detentadores del poder económico. Además, la democracia participativa se restringió con la ley estatutaria que la reglamentó, la seguridad social fue privatizada en gran parte y no quedó herramienta fuerte para evitar el derrumbamiento del ISS. Y lo que es más grave, el Poder Ejecutivo se convirtió en una Presidencia de baranda donde se decide sobre todo lo divino y humano y ahora presenciamos algo que hubiere hecho estallar de


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ira a Pardo Leal, el ataque a la Corte Suprema de Justicia, acompañada con la peligrosísima afirmación de que la opinión pública es la instancia suprema de los procesos judiciales. Todos sabemos que la opinión es manipulable y que esta curiosísima tesis le cae muy bien al modelo fascista y no se debe olvidar que en 1942 Hitler se convirtió en juez supremo, porque, según el Fuhrer, los jueces perdían el tiempo discutiendo menudencias en sus veredictos y, entonces, el dictador, disponía de condenas, libertades y penas capitales. Este tema de las realidades virtuales merece una reflexión. El historiador Martin Broszat, citado por Robert Gellately, en su conocidísimo libro “No solo Hitler, la Alemania Nazi entre la coacción y el consenso” caracterizó al totalitarismo nazi como un experimento de dictadura plebiscitaria, dentro de un régimen permanentemente obsesionado, casi hasta la paranoia, por la opinión pública. Ese consenso a favor de Hitler, se va a expresar, inclusive, hasta pocas semanas antes de la derrota final de Alemania en mayo de 1945. Hace parte de ese itinerario: ♦ En octubre de 1933, Hitler tomó la determinación de retirar a Alemania de la Liga de las Naciones, era un despropósito, sin embargo, convocó a un plebiscito y el 95% estuvo a su favor. ♦ En las elecciones siguientes, obtuvo el 92.2%. ♦ El 19 de agosto de 1934, en un plebiscito que consultaba si se unía el cargo de jefe de estado con el de jefe de gobierno, es decir, el paso a la dictadura, el 90% lo apoyó. ♦ El 29 de marzo de 1936, en las elecciones parlamentarias los nazis obtuvieron el 99.9% del electorado. ♦ En junio de 1944 había un optimismo exagerado, pese a haber sufrido los nazis grandes

derrotas militares y estar ad portas de la derrota final. Los sondeos de opinión señalaban que la confianza en el dictador se mantenía altísima ♦ En marzo de 1945, los últimos sondeos de opinión nazi, si bien es cierto demostraban que en Berlín muchos ciudadanos principiaban a poner en duda lo que la propaganda decía, la mayoría seguía teniendo una actitud leal al Fhurer. ♦ -En abril de 1945, tres semanas antes de la capitulación nazi, en Hamburgo, los comentarios eran optimistas, no obstante los horrores que había sufrido la ciudad. Es decir, que las encuestas no van de la mano con la historia, ni con el sentido común, ni mucho menos con el respeto a los derechos. Las cifras de las encuestas pueden ser buenas para un gobernante de turno, pero los resultados generalmente son desastrosos y dejan una estela de sufrimientos. Son Ejemplos Historicos, que no es prudente olvidar, dadas algunas similitudes que se presentan con lo que ha acontecido en nuestra patria. Hoy, al recordar a nuestro gran amigo y compañero Pardo Leal debemos decir con franqueza que es indispensable hacer un análisis serio, honesto, profundo de la UP, oyéndose a quienes estuvieron conscientemente en dicho Movimiento; es necesario reconocer que la Constitución de 1991 no quedó tan bien construida como suponen algunos, que el modelo neoliberal se coló en dicha Constitución, con el beneplácito de varios; que el clima actual de la República es muy peligroso; que el cacareo gubernamental tiene engatusados a muchos, pero, al mismo tiempo, las reservas democráticas, humanistas de los luchadores por la justicia, como lo fue Juan Jaime Eduardo Pardo Leal, están vivas.


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JAIME PARDO, 20 años Por: Ciro Quiroz Otero Abogado Universidad Nacional, escritor y Profesor Universitário

La recuperación de la “cátedra libre”, censurada por la dictadura del General Gustavo Rojas Pinilla, el derrocamiento de su gobierno en lo cual los estudiantes fueron decisivos. El advenimiento del Frente Nacional, cuya impugnación no tardó en darse en las aulas, el cuestionamiento a la alternación de los partidos, la frustración estudiantil primero mártires y luego delincuentes, los llevó a que dieran a su movimiento un sentido político con una transición de lo formal a lo que podría ser una democracia real, fueron sucesos críticos y desarrollados por el ilustre profesor de derecho Constitucional Alfonso López Michelsen, admirador y defensor además de la revolución Cubana. Estos imponderables incidieron en las mentes universitarias de los años 60, cuando el ya Moec, movimiento obrero estudiantil campesino, insinuaba su participación y experiencia directa en las nuevas ideas, por lo que traslado sus huestes a la J. M. R. L., juventudes del movimiento revolucionario liberal, cuyo Secretario y Coordinador Universitario Nacional fue Luís Villar Borda, desde la ciudad universitaria. Toda la izquierda frustrada y ansiosa de cambiar la historia encontró eco en las advertencias ideológicas que el profesor López Michelsen hacía sobre la frustrada “revolución en marcha” de su padre, que inconclusa encontraba vía real en el “Movimiento Revolucionario Liberal”. López que iba acumulando ideal y fuerzas, impugnaba desde las aulas Universitarias, la convencionalidad de los partidos, denunciaba el incumplimiento constitucional del 10% del presupuesto para la educación pública, iba en busca de la transición del poder al pueblo, definido como unidad en sus diversas etnias. Por otra parte la propaganda a la revolución Cubana, la cual admiraba, defendía y retaba como ejemplo de renovación para los estudiantes, fue decisiva en la unidad universitaria donde generaciones de jóvenes iban alternándose generacionalmente en un mismo propósito.

López autor de “Los Elegidos” novela que desmadejaba la estructura democrática formal, convenció a sus alumnos y ex- alumnos que quien “escruta elige”. Estas inquietudes políticas mostraban a López por legado, ideología y convicción como líder inequívoco de renovadas concepciones del poder más aún, si era amigo de Fidel Castro y está formula era afectiva a los de la Nacional. La idea de formar un tercer partido agitado desde el periódico “La Calle”, mostró a López varias veces abrazado con Juan de la Cruz Varela, líder agrario de Sumapaz que despertó arrestos en la juventud y en viejos guerrilleros liberales que simpatizaban con los pronósticos del cambio, que se identificaba con la filosofía del movimiento Obrero – Estudiantil Campesino - Moec, pensada por el estudiante Antonio Larrota. En esa actividad se comprometieron sus alumnos.


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El periódico “La Calle”, irreverente, caricaturesco y crítico, sesudo contestario y hasta arbitrario, publicó un abrazo de López con el profesor Diego Montaña Cuellar5 que en 1962 agitaba la nacionalización del petróleo y se había embarcado en la primera huelga de ECOPETROL, ayudado por los estudiantes y la frase “Los grandes días están por venir”, invitaba al viaje en el tren de la victoria que sin tropiezos llegaría a su destino con los estudiantes abordo, desarrollando mística y esperanzas en ellos. Cargado de expectativas después de muchas discusiones y contradicciones para el programa único, los estudiantes seguidores del M. R. L., en la Nacional: Guido Gómez, Carlos Pantoja, Guido Lastra, Guillermo Puyana, Julio Cesar Cortes, Maria Arango y su hermano Federico, que de la Javeriana se fueron para la Nacional. José Manuel Martínez Quiroz, Félix Vega Pérez, Jaime Pardo Leal, Raimundo Mendoza y otros directivos de la “La Jota”, veían las aulas como un lugar desde donde la trasformación del Estado debía darse. Unos emigran al monte y crean el E. L. N., otros creen en el trabajo legal. Con Lleras Camargo, liberal y masón en la Presidencia de la República, la dinamica democrática facilitaba la acción proselitista y fue así como los estudiantes encaminan su movimiento hacía la reforma del Estatuto Universitario, que termina en la trascendental huelga del 62, donde fluyen dirigentes conocedores del Estado, además de excelentes oradores. Expulsados unos por el rector Ramírez Montufar. Otros aunque camuflados quedan allí, activan el movimiento y entre ellos Jaime Pardo Leal, cuya resolución de expulsión había sido revocada. Planteaban una autonomía real en la universidad donde no debía tener bancada la Andi, ni los curas, dándose un debate contra la enseñanza, basada en el principio de autoridad y el derecho a disentir en los estudiantes. En el 62 ya se veía al diminuto Pardo, enérgico, entusiasta, vector de la inconformidad académica y social; no es el saludo cotidiano, era ya el nominativo “compañero”. Andaba de prisa, las manos empuñadas y la voz dispuesta al discurso, se vuelve defensor de las ideas socialistas, tiene imagina-

ción y capacidad para el liderazgo, con un hondísimo sentido del humor, que confirma la tesis de Freud, que vio esa calidad como una alta configuración de la inteligencia. Venía de haber sido acolito del párroco Betancourt en el municipio de Ubaque, versado en oraciones y ayudas celestiales, pero al llegar a la Nacional traspuso la guía de sacristán por el periódico “La calle” y el cura lo largó de la iglesia sin derecho a defensa. Su voz era estridente pero de una elocuencia demoledora, donde se recreaba una dialéctica innata. Egresa de la Nacional, era profesor destacado, juez y llega a la magistratura con caracterizadas decisiones en lo jurídico, desde donde defiende la independencia y dignidad de la justicia. Con Pardo a la cabeza, Wanda Fernández, Juan Hugo Sánchez, Roberto Cárdenas, Nidia Consuegra, Correa Burgos, Edilia Suárez, Amancio Rodríguez y Castro Márquez fundamos la ASONAL, que hizo su famosa huelga en 1973, para mejor atención y servicios del poder judicial. Su fama de vestir descomplicado no parecía un descuido sino un propósito. Corbata libre, sin importar el color, cuello suelto, chaqueta en descenso sobre su hombro izquierdo, arrugada y pantalones caídos a la altura de la ingle y un tic en sus ojos del cual él mismo se mofaba. El columnista Pradilla de “EL Tiempo”, que conoció a uno y otro, lo comparo con Gaítan a su muerte. El 11 de octubre de 1987, dentro del selectivo y programático exterminio de los líderes de la Unión Patriótica, Pardo candidato presidencial fue asesinado por orden de Rodríguez Gacha, porque en una efervecente conferencia en el Paraninfo de la Universidad Santo Tomás, lleno hasta el tope, había enjuiciado al narcotráfico, sus agentes y sus efectos. Cae en la vía que va de Bogotá a la Mesa, por la noche el Ministro de Justicia Enrique Low Murtra, anunció al país el magnicidio y sus autores. Condiscípulos en la Nacional, pondero su personalidad e inteligencia sin imaginar que las mismas balas, disparadas por los mismos determinadores, en poco tiempo también lo convertirían en víctima.


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JAIME PARDO LEAL, EL JUEZ QUE PIDIÓ JUSTICIA PARA LA JUSTICIA Por Whanda Fernández León Profesora Asociada Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales Universidad Nacional de Colombia

Hace 20 años, exactamente a las 3 y 45 minutos de una luminosa tarde de domingo, cuando se encontraba al timón de un modesto campero y se desplazaba hacia su casa por la carretera que de la Mesa conduce a la capital, fue asesinado de varios disparos de arma de fuego. Le acompañaban su esposa y su pequeño hijo Fernando. A la hora infausta en que lo sorprendió la muerte tenia tenía 46 años de edad; había nacido en Ubaque y era hijo único de un empleado público y de una humilde madre campesina; asistió a la primaria en la escuela de su pueblo, y en el Colegio Santiago Pérez se hizo bachiller. Culminó estudios superiores y obtuvo el título de doctor en Derecho Ciencias Políticas y Sociales, en la Universidad Nacional de Colombia. Durante su corta pero admirable existencia alcanzó merecidos honores: profesor en la Facultad de

Derecho de la Universidad Nacional y de la Autónoma; Juez Penal Municipal, Juez Penal del Circuito, y Juez 16 Superior, justo cuando la historia de los delitos la hacían los abogados ante el Jurado de Conciencia y el Juez Presidente dirigía y coordinaba con mesura y dignidad los debates; Magistrado de la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá, fundador y primer Presidente de Asonal Judicial; líder sindical, político de izquierda, orador de excelsas cualidades y candidato a la Presidencia de la República . Al llegar a la escena del crimen a verificar el correspondiente levantamiento del cadáver, las autoridades identificaron a la inocente víctima de la insaciable violencia colombiana. Lo escuché por la radio; me encontraba en mi casa. El periodista responsable del extra noticioso, luego de la breve reseña fáctica del episodio criminal, dio el nombre del asesinado de turno. Me estremecí, prorrumpí


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en llanto, me descontrolé; no podía dar crédito a lo que oía. El protagonista de la dolorosa información era mi compañero de Facultad, mi colega, el juez que me hizo su cómplice en la lucha por la dignificación de la justicia; mi amigo de todas las vidas: JAime Pardo Leal. Hoy volveré a hablar de él en público, porque en privado quienes lo conocimos, lo vivimos, y con cariño y gratitud lo recordamos, con inusitada frecuencia nos referimos a él. Sus discursos de estudiante, sus providencias de juez, sus clases de derecho penal, su peculiar forma de examinar en los Preparatorios Orales, su famoso tic, sus estruendosas carcajadas, sus chistes, sus chaquetas descolgadas sobre los hombros y su corbata anudada a mitad del pecho, sus arengas políticas, su vehemencia, su rectitud, su transparencia, su calidez, su sentido de justicia, sus ideales de paz y equilibrio social, son temas obligados en nuestra cotidianidad. Hoy no evocaré a Jaime el estudiante, el jurista, el retórico, el político, el dialéctico, el docente, ni el magistrado. Añoraré al hombre que cuando se desempeñó como Juez de la República convenció con la sensibilidad de su palabra a una Fiscal del Ministerio Público para que se uniera a su causa y luchara a su lado por reivindicar los derechos de Magistrados, Jueces y subalternos de la Rama Judicial, víctimas de las injustas políticas salariales de la época. Corría el año 1972. La Presidencia de la República era ejercida por Misael Pastrana Borrero; al frente del Ministerio de Justicia se encontraba el abogado costeño Miguel Escobar Méndez y la Procuraduría era regentada por el penalista boyacense Jesús Bernal Pinzón. El ambiente al interior de la rama judicial se tornaba cada vez más tenso. Sórdidos edificios de las zonas más deprimidas del centro de la ciudad fueron alquilados para que allí funcionaran los juzgados. Los sueldos de los funcionarios eran tan irrisorios como indignos, pese a que los extenuantes

horarios no inferiores a 8 horas diarias, se extendían de lunes a sábado. Los jueces de instrucción criminal trabajaban durante jornadas interminables practicando reconstrucciones y los Jueces Superiores con alguna asiduidad vieron amanecer en las Salas de Audiencia a la espera del veredicto de los jurados de conciencia. Ante tan intolerable estado de cosas, había que hacer algo. Jaime así lo entendió. Citó entonces a discutir el tema en una primera reunión, subrepticia por supuesto, que tuvo lugar en una pequeña oficina del centro de la ciudad prestada por la UTC, a la que acudieron los siguientes funcionarios: Jaime Pardo Leal, el convocante;, los magistrados del Tribunal Superior de Bogotá, Eduardo Millán Millán y Pedro Ignacio Camacho; el magistrado Márquez del entonces Tribunal Superior de Aduanas; los Jueces Penales Municipales de Bogotá Edilia Ortega de Suárez, Ramiro Carranza Coronado, Ciro Quiroz Otero, Hugo Sánchez Maluche, Roberto Cárdenas Ulloa, Bernardino Becerra Rodas y Marco Aurelio Skinner; los subalternos Miguel Jiménez, Jorge Ariza, Pedro Márquez, Álvaro Vaca y Álvaro Sandoval, y la Fiscal de la Procuraduría ante el Juzgado 20 Superior, para un total de diecisiete (17) “conspiradores”, como ulteriormente se adjetivó al grupo por parte del gobierno. Desde las primeras demandas instauradas ante la Presidencia de la República por conducto del Ministro de Justicia, se percibió el desprecio del ejecutivo por la empobrecida situación de la Rama Judicial; en consecuencia, las respuestas negativas y las amenazas no se hicieron esperar. En uno de las reuniones de lo que entonces se llamó “Comité Nacional de Huelga” se decidió por unanimidad no desistir y antes bien, llegar hasta las “últimas consecuencias”, incluyendo en caso extremo, la orden de paro nacional. De manera simultánea el movimiento recibió el respaldo de todos los jueces, fiscales y subalternos del país, quienes siguiendo el ejemplo de la capital crearon


Contorno Judicial Comités Seccionales y se sumaron sin condicionamientos a las acciones programadas por el comité central. A partir de este momento la situación de Jaime y de los demás integrantes del Comité de Huelga se tornó bastante difícil, por lo que las reuniones tuvieron que trasladarse a lugares más seguros y escondidos donde “los conspiradores” no pudieran ser descubiertos. Una tarde cualquiera, al salir en busca de un lugar apropiado para reflexionar y discutir sobre el tema, el Magistrado Eduardo Millán invitó a los asistentes a tomar un café. El grupo se dirigió hacia el norte por la carrera 9 , llegó hasta la calle 24 y contiguo desaparecido teatro El Cid, ingresó al segundo piso de una cafetería, donde sin pretenderlo y en la mayor reserva, se realizó la reunión. La acogida brindada por los dueños del establecimiento permitió que desde ese día, el sitio se convirtiera en punto obligado de encuentro. Allí, bajo la Presidencia de Jaime se recibían informes de los comités seccionales, se evaluaban, se diseñaban estrategias, se agendaban reuniones, se programaban actividades, se hacían análisis sobre las fortalezas y debilidades del movimiento, se designaban comisiones de trabajo y muchas veces, ya entrada la noche el grupo se despedía luego de celebrar los chistes de JAIME o después de disfrutar un disco de música mejicana o de saborear una copa, cortesía de los dueños del creamrestaurante, quienes desde el principio se identificaron con las justas pretensiones de los jueces. A JAIME le preocupaba el desenlace del movimiento, la situación de los jueces y empleados y la llegada tarde a su casa. En ocasiones se reportaba desde un teléfono público o desde el viejo aparato que le prestaban en el restaurante. Era cuando prohibía que las funcionarias asistentes en voz alta porque no quería mortificar a Gloria su esposa, ni despertar en su alma sin motivo alguno, recelos o incertidumbres. En algunas ocasiones, engalanados como para fiesta, llevaba a sus hijitos a las re-

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uniones del comité para que los niños se enteraran del por qué de sus furtivas ausencias. Llegó la hora cero y el paro nacional se decretó. Se amplió el Comité de Huelga y decenas de Jueces y subalternos fueron delegados para trasladarse a cada uno de los distritos judiciales del país, informar amplia y directamente a los jueces de las razones del cese, persuadirlos del cierre total de los Juzgados y reclamar su solidaridad con Bogotá, aunque JAIME insistía en que todos debían asistir con puntualidad a las oficinas. Con el propósito de conjurar la crisis, el gobierno de Pastrana Borrero conminó con destituciones masivas, expidió varios decretos represivos y para verificar la asistencia de los funcionarios, solicitó al Procurador realizar sorpresivos controles a las instalaciones judiciales. Los Visitadores de esa entidad cumplieron las instrucciones impartidas, pero su irrestricto apoyo a la causa de los jueces, - que era también la de ellos- se evidenció, cuando al no encontrar al titular de la oficina por hallarse fuera de la ciudad cumpliendo las funciones encomendadas por el Comité, no reportaron su falta. Se hicieron colectas de dinero para pagar los pasajes de avión o el transporte por vía terrestre de los Delegados y todos los Juzgados y Fiscalías del país cerraron sus puertas. El paro se proyectaba exitoso y la independencia de la Rama parecía inminente. Como un recurso más para contrarrestarlo el gobierno difundió la falsa noticia de la división al interior del Comité y declaró la ilegalidad del paro; empero, los dirigentes desmintieron la mentira y demostraron la completa unidad y disciplina de la Rama . La huelga se fortaleció, prosiguió con firmeza y a ella se adhirieron, además de la Asociación de Empleados Oficiales, los Transportadores, el Sindicato de Trabajadores de Avianca, la Federación Colombiana de Educadores y la Asociación de Ingenieros Agrónomos, todas las facultades de Derecho de las Universidades de Bogotá.


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La solidaridad nacional creció a tal punto que cuando el gobierno anunció sanciones disciplinarias y penales a los funcionarios que no fueran a trabajar al día siguiente desde las 8 de la mañana, - lo que hubiera significado la muerte del movimiento-, los presos de todas las cárceles del país se negaron a salir en remisión y en un noble gesto de fidelidad a sus jueces, se convirtieron en los salvadores de una huelga judicial que por primera vez paralizó toda la administración de justicia y el sistema carcelario. Días después, con la intermediación del Congreso se logró el levantamiento de la huelga a cambio de un aumento salarial y del reconocimiento de prestaciones a las que antes no accedían los funcionarios judiciales. Hacia la media noche de un miércoles de agosto de 1972 el Comité Nacional de Huelga con once votos afirmativos contra seis negativos puso fin al paro después de que la Comisión Interparlamentaria del Congreso presentó el Proyecto de ley con las nuevas asignaciones. No obstante, la decisión de negociar con el gobierno a través del Congreso no pudo ser consultada con la base y sorprendió a los delegados que se encontraban fuera de la ciudad, por lo que la reacción de un gran sector de funcionarios, no se hizo esperar. JAIME y algunos Directivos fueron tachados de “entreguistas”. De inmediato se provocó una reunión para el día jueves a las 10 de la mañana en el auditorio de la UTC. A la misma hora la Fiscal aliada recibió la noticia de que no iba a ser incluida en la terna por su activa participación en la huelga y que, por ende, no sería reelegida en el cargo al vencimiento del período, el 31 de agosto de 1972. Apesadumbrada, la fiscal ingresó al Auditorio de la UTC y cuestionó públicamente a los once (11) directivos que habían votado el levantamiento del paro. Utilizando el episodio bíblico de los hermanos Esaú y Jacob inquirió por las razones que habían llevado a la entrega del movimiento por un

pan y un plato de lentejas, tal como lo hiciera Esaú con su progenitura. Jaime se irguió a responderle y pronunció el discurso más emotivo y elocuente que se haya escuchado sobre la fragilidad en que había caído el movimiento; el desgaste emocional de todos los actores y la carencia de recursos económicos; la deserción perentoria de un considerable número de funcionarios atemorizados por las medidas del ejecutivo; la urgencia de aprovechar la intermediación del Congreso, pero ante todo, la orden gubernamental impartida de suspender el pago de sueldos en caso de persistir en la huelga. Jaime pensó en la situación deplorable y desgarradora en que quedarían los magistrados, jueces, fiscales y empleados cuando por no recibir sueldo, no pudieran satisfacer las mínimas necesidades de su familia. Tampoco resistió el drama de los reclusos, la afectación del derecho a la libertad, la angustia de los perjudicados y la demora en el trámite y definición de los procesos. Optó entonces, como el gran humanista que era, por aceptar esa solución pacífica del conflicto. La Fiscal asintió ante las irrefutables explicaciones del líder y un entrañable abrazo reafirmó los lazos de una amistad eterna. El paro fue justo, la injusta fue la ley. La afirmación categórica de la filosofía tomista en el sentido de que la ley injusta no obliga, se cumplió. JAIME lo sabía. Se lograron conquistas laborales y se llegó a la convicción de que era imprescindible crear una organización que se responsabilizara de las reclamaciones de la Rama Judicial. Así nació la Asociación Nacional de Trabajadores del Poder Judicial, hoy conocida por todos como Asonal Judicial. La Fiscal que por participar en la huelga perdió el cargo, soy yo. El Juez que por alcanzar sus sueños años más tarde perdió la vida, es Jaime Pardo Leal. El hombre que no ha muerto ni morirá. El hombre que siempre vivirá entre nosotros.


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Homenaje a la memoria de JAIME P ARDO LEAL PARDO Universidad nacional Facultad de derecho Palabras del Profesor Jorge Arenas Salazar Me siento muy honrado por la deferencia que han tenido los organizadores al invitarme a dirigir unas palabras en este memorable acto. Se muy bien que mi único mérito, y eso sí, el mas grande de todos, es haber sido enaltecido con la amistad y el aprecio que me brindó JAime Pardo Leal. Quienes de manera habitual nos dedicamos a la docencia en cualquiera de sus niveles admiramos a los científicos, a los investigadores y por la empatía de la comunidad de oficio, a los docentes, a los divulgadores, a quienes se dedican a enseñar. Quiero hacer referencia esta tarde a una historia de vida de un famoso astrónomo, astrofísico y más conocido como divulgador profuso y exquisito de sus saberes científicos. Cuenta en su autobiografía que de niño le tenía un miedo insuperable a la oscuridad, era un pánico que rayaba en la patología. Por supuesto, las noches le traían de manera inevitable los peores momentos y las vivencias más traumáticas. Y cuenta que a medida que se fue aficionando al estudio de la astronomía pudo establecer que la noche no era más que media vuelta que da la tierra. Y pudo sentir que por mas oscura que fuera la noche, mas allá de ese momento de tránsito efímero, ( unas pocas horas ) y mas allá de ese espacio demarcado por unos pocos grados de la esfera terrestre, (denominados husos en la terminología técnica de los astrofísicos,) estaba el sol firme y constante con su fuego interminable, con su luz incandescente, con su calor inagotable dador incansable de vida. Y mas allá había estrellas infinitamente mas grandes que el sol. Y estaban las galaxias. Y las constelaciones. Así pudo constatar que siempre hay luz Y entonces nunca mas le tuvo miedo a la oscuridad. Llenaba su mente y su corazón con la luz de todos los soles, de todas las estrellas, y la oscuridad y las noches se disiparon para siempre y así también se desvanecieron todos los miedos, todos los temores. Jaime Pardo Leal, como todos los seres humanos, hizo su propio camino. En la época en que ambos nos desempeñábamos como jueces penales en Bogotá, lo conocí como un funcionario impecable, recto y justo. Y como es usual entre los servidores públicos cauteloso y prudente. Por su aguerrida militancia política y por su condición de ejemplar administrador de justicia, procuró durante un tiempo guardar un equilibrio entre estos dos comprometedores roles de su vida. Pero mas pronto que tarde su inteligencia brillante, auscultadora sin reticencias y sin límites le


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hizo ver que su destino traspasaba la frontera de ser un servidor público, siendo tan honroso serlo, y también que iba más allá de las luchas gremiales, donde dejó una huella imborrable. Y que tal vez su anterior cautela era miedo. Y que su prudencia también posiblemente era miedo. Y que su pretendido equilibrio no era otra cosa que miedo. Y sintió que su destino era inmenso. Y renunció a sus prudencias, a sus cautelas y a sus ilusorios equilibrios. Y perdió el miedo y ya nunca más sintió miedo. Renunció para siempre a las pequeñas y egoístas ataduras. Y como dijera Hölderlin que "abrazó la tierra en un abrazo para siempre", Jaime Pardo Leal abrazó en un abrazo para siempre la lucha a favor de los oprimidos y su conversión fue integral y se compenetró en un movimiento social y político sin precedentes. Se inició el período mas bello y luminoso de su vida. Y se llenó de fuerza arrasadora, y su fuerza fue sentida por todos y también fue temida por los tiranos. Y lo mataron pensado que así pondrían fin a su proyecto vital. Y no sabían que ya su sangre era espíritu y que su espíritu había trascendido mas allá de lo pequeño, mas allá de lo efímero, mas allá de lo perecedero. La Catedra Jaime Pardo Leal que hoy se inaugura solemnemente es el reconocimiento que la Universidad Nacional de Colombia hace a un ser humano de condiciones espirituales superiores. De esta manera la sociedad colombiana y la sociedad universal darán continuidad a un legado imperecedero de compromiso con los más altos ideales libertarios. De este modo también se muestra evidente Que no es verdad Que la vida se extingue de la manera tan desapacible como a veces se cree. Que no es verdad Que cuando se extingue el cuerpo el espíritu se disipa como el humo Que no es verdad Que el fin sea irremediable, sin vuelta y sin retorno. Esta tarde queda dicho, y queda escrito con un labrado profundo, imborrable, que Jaime Pardo Leal será luz para todos y para siempre. Que si se contempla esa fuente de luz sabremos que la sangre es espíritu como decía Nietszche. Si pudiéramos seguir su ejemplo, si pudiéramos inundarnos de la luz que irradia su memoria, nunca mas tendríamos miedo al desprendimiento, ni a la entrega ni a la lucha hasta el mismo sacrificio. ¡Honor a la memoria de Jaime Pardo Leal, luz que nunca jamás se extinguirá!


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Los destacados juristas Antonio Cancino Moreno, Uriel Gómez Ceballos y Ciro Quiróz Otero, viejos amigos de Jaime Pardo.

La Facultad de Derecho de la Universidad Nacional se vinculó a los actos conmemorativos y, además, estableció la «Cátedra Jaime Pardo Leal» Interviene Fernando Pardo y comparte luego con amistades de Jaime que asistieron al acto commemorativo.


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La Universidad Autónoma de Colombia también se vinculó a la conmemoración. En el Acto, intervinieron, entre otros, los doctores Fabio Hernández, Presidente de Asonal Judicial, y Jaime Caicedo, Secretario General del Partido Comunista.


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Acto solemne de otorgamiento en forma póstuma de la Orden Civil al Mérito “José Acevedo y Gómez” a Jaime Pardo Leál, que se entrega a su viuda Sra. Gloria Flórez por el Concejal Fernando Rojas R. Igualmente se condecora a su hijo Iván Pardo F. Presidió el Acto el Dr. Orlando Parada Diaz, Presidente del Concejo Distrital

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CONCEJO DE BOGOTÁ D.C. RESOLUCIÓN NUMERO 643 DEL AÑO 2007 (Octubre 11) Por la cual se impone en forma póstuma la condecoración «Jose Acevedo y Gómez» en el grado Gran Cruz al ilustre ciudadano Jaime Pardo Leal

LA MESA DIRECTIVA DEL CONCEJO DE BOGOTA, D.C., En uso de sus atribuciones legales y reglamentarias, en especial las conferidas en el Acuerdo 36 de 1993, en concordancia con lo estipulado en la Resolución No. 391 del 8 de agosto de 2005 y, CONSIDERANDO Que el Acuerdo Distrital 036 de 1993 creó la Orden Civil al Mérito “José Acevedo y Gómez” en los grados de Gran Cruz, Cruz de Oro y Cruz de Plata, con el propósito de honrar a las personas naturales o jurídicas que se hayan distinguido por los servicios prestados a la ciudad y que sean de reconocida importancia. Que la Resolución No. 0391 del 8 de agosto de 2005, 695 de 1994, en desarrollo del Acuerdo 36 de 1993 establece que la Orden Civil al Mérito José Acevedo y Gómez en el Grado Gran Cruz, podrá conferirse exclusivamente a los Jefes y Exjefes de Estado, Jefes y Exjefes de Gobierno, Presidentes Electos, Corporaciones Legislativas y Judiciales, Alcaldes, Ministros de Estado y de Gobierno, Generales de las Fuerzas Armadas, Máximos Jerarcas de las diferentes Iglesias reconocidas en Colombia y personas naturales o jurídicas que le hayan prestado servicios o generado beneficios al Distrito Capital durante mínimo 25 años y por ello merezcan ser reconocidos por esta Orden Civil al Merito. Que conforme a la solicitud presentada por el Honorable Concejal Jose Fernando Rojas Rodriguez, la Comisión de Acreditación del Concejo de Bogotá, D.C. en reunión llevada a cabo el 14 de septiembre de 2007, como consta en el Acta No. 009, autorizó imponer la condecoración “José Acevedo Y Gómez”, en el Grado Gran Cruz, al ilustre ciudadano JAime Pardo Leal. Que JAime Pardo Leal, nació en el municipio de Ubaque el 31 de Marzo de 1941. Que Jaime Pardo Leal fue un eminente Abogado de la Universidad Nacional de Colombia, Juez Municipal, Juez del Circuito, Juez Superior, Magistrado del Tribunal de Bogotá, gran educador del derecho penal, Presidente del Sindicato de Trabajadores de la rama judicial y Concejal de Ubaque, cargos desde los cuales hizo aportes fundamentales en defensa de la democracia, los derechos humanos, la libertad y la justicia. Que Jaime Pardo Leal fue un demócrata, un destacado y excepcional dirigente político y sindical de izquierda, militante firme y honesto del Partido Comunista Colombiano, lo que lo llevó a ocupar altas dignidades como Presidente de la Unión Patriótica y Candidato a la Presidencia de la República en el año 1986, por su eminentes méritos.


CONCEJO DE BOGOTÁ D.C. Que Jaime Pardo Leal fue un adalid en la dura brega por los cambios políticos y sociales en Colombia y un comprmetido hasta el fin de su existencia con las causas populares, en la lucha sin tregua por la justicia, los derechos de los trabajadores y por una paz democrática. Que Jaime Pardo Leal fue un humanista, un hombre fraterno, solidario, siempre alegre, orador por excelencia y fiel con los trabajadores y los pobres de Colombia. Que Jaime Pardo Leal fue un gran defensor de la paz, la convivencia entre los colombianos y de la salida política a los grandes problemas de la patria. Que Jaime Pardo Leal fue asesinado el 11 de octubre de 1.987 para detener el avance de la UP y de las fuerzas democráticas. Que es voluntad del Concejo hacer un homenaje y reconocimiento póstumo a la memoria de Jaime Pardo Leal por sus cualidades humanas, políticas y profesionales, con motivo de los 20 años de su magnicidio. Que en mérito de lo expuesto:

RESUELVE ARTÍCULO PRIMERO: Conferir e imponer en forma póstuma la Orden Civil al Mérito “José Acevedo y Gómez” en el Grado Gran Cruz al ilustre ciudadano Jaime Pardo Leal, en cabeza de su esposa doctora Gloria Pardo y su hijo Fernando Pardo. ARTÍCULO SEGUNDO: La referida condecoración será entregada por la Mesa Directiva del Concejo de Bogotá a sus familiares, en la sesión del Concejo del 11 de octubre de 2007, a las 11 a.m. en el Salón Comuneros. ARTÍCULO TERCERO: La presente Resolución rige a partir de la fecha de su comunicación. COMUNÍQUESE Y CÚMPLASE Dada en Bogotá, D.C. a los 11 días del mes de octubre de dos mil siete (2007)

ORLANDO PARADA DIAZ Presidente

SOLEDAD TAMAYO TAMAYO Primer Vicepresidente

LEO CESAR DIAGO CASASBUENAS Segundo Vicepresidente


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Acto de conmemoración en el mausoleo de Jaime Pardo Leal en el Cementerio Central de Bogotá. Ante la nutrida concurrencia de familiares, amigos, compañeros y colegas de la rama judicial, intervienen, entre otros, Jaime Cedano, Fernando Pardo y Jesús Ambrosio Linares, de Ubaque, patria chica de jaime.


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En el acto de conmemoración que se realizó en los Juzgados de «Paloquemao» que organizó Asonal Judicial, intervinieron, entre otros, los doctores Edgardo Villamíl Portilla, Magistrado de la Corte Suprema de Justicia y Fabio Hernández Forero, Presidente de la organización sindical, y el Padre Gabriel Izquierdo, director de «FASOL» (sentado a la derecha)


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Familiares y viejos amigos de Jaime Pardo Leal , entre ellos , la Dra. Clara López Obregón, asisten al acto conmemorativo que se realizó en el busto erigido en su honor y memoria en la Avenida «Las Américas» de Bogotá.

Ante los concurrentes, intervinieron el concejal Carlos Romero y Hector Rivera, Director de «Contorno Judicial» Los Concejales del PDA, Fernando Rojas y Carlos Romero, depositan la ofrenda floral. En la Placa se lee: «De que vale la vida si cuando la tenemos parece muerta. La vida es para hacerla sentir, para vibrar para combartir. ¡Eso justifica nuestro paso por la tierra! JAIME PARDO LEAL Marzo 28, 1941 - Octubre 11, 1987

En el XX Aniversario de su asesinato»


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En memoria de Jaime Pardo Leal

El comunista Por Fernando Rendón Merino Poeta y Director Festival Internacional de Poesía - «PROMETEO»

En la manifestación del cierre de campaña del candidato presidencial del Polo Democrático Alternativo Carlos Gaviria Díaz, celebrada el 21 de mayo de 2006, en la atestada Plaza de Bolívar de la capital colombiana, podía percibirse entre los manifestantes, con camisetas amarillísimas del PDA, a hombres y mujeres de todas las edades portando los emblemáticos y multicolores símbolos de los antiguos movimientos, gaitanistas y anapistas; y también alzando las más recientes banderas del M19 y de la UP; en un ritual evocador de las olas populares y revolucionarias que estremecieron a Colombia durante los últimos cincuenta años del siglo pasado. Cuatro generaciones vivientes de revolucionarios colombianos estaban representadas y aglutinadas allí, como indicio del tiempo de emancipación social y política que asciende, de la vida que, a pesar de todo, no puede ser reducida. Eran ellas expresiones de los ensayos multitudinarios en la búsqueda de la libertad, (frustrados por la extrema violencia de la extrema derecha), que el pueblo colombiano trató de materializar en 1948, 1970, y en la década de los años 80s, para sacudirse del opresivo yugo de la oligarquía enloquecida, que asesinó en un lapso menor de medio siglo a cuatro candidatos presidenciales de la izquierda, tres de ellos entre 1987 y 1990. A lomo de la última de esas olas, transitó a la inmortalidad Jaime Pardo Leal. La Unión Patriótica redescubrió en él a un sólido dignatario de los intereses populares y lo eligió como su candidato presidencial, sin ambages. Por encima de sus temores, pues ya había sido víctima de disparos de advertencia años antes, siendo juez penal, Jaime comprendió a la perfección la naturaleza del llamado que le hacía su partido y su pueblo, y se apropió de su destino con generosidad y desprendimiento. A Jaime Pardo Leal se le recuerda fresco, brioso, alegre, vibrante, tenso en medio de la lucha como la cuerda de un arco.

Era un líder agudo y natural, un hombre profundamente humano, que sabía reír, como los mejores, de la muerte y -más que un tic- en un persistente gesto sabio, evidenciaba con humor, a los demás, sus propios defectos. Así se hizo querer hondamente de los trabajadores estatales y del pueblo colombiano, que lo acompañamos, en el esplendor de su sacrificio, dos décadas después de su muerte. Habiendo sido abogado, juez, magistrado y dirigente sindical, Jaime Pardo Leal aceptó con entereza y con una carcajada siempre joven su misión, y en ella fue abnegado, brillante en su discurso, ingenioso y recursivo, al frente de manifestaciones, marchas, mítines y paros relámpagos, como un fulgurante organizador. Jaime Pardo Leal me hace recordar la historia de un militante comunista de origen campesino, con quien viajé a Urabá, en bus hace 30 años. Era un hombre recio y sincero, como la mayoría de los comunistas campesinos que he conocido. En cierto paraje de la carretera, a veinte metros por delante de nosotros y en la oscuridad de la noche, cayó a un abismo un carrotanque con gasolina y comenzó a arder. Con el riesgo de perder su vida, el militante comunista cuyo nombre no recuerdo, amarró a su cintura una soga y, con la ayuda de varios pasajeros, descendió al abismo en llamas para intentar ayudar a los sobrevivientes. Estaba claro que el carrotanque podía estallar en cualquier momento. En cambio reapareció, tras angustiosos minutos mi compañero de viaje, un militante comunista, el único que tuvo el valor de descender al abismo. Traía un niño en brazos, que acompañaba al fallecido conductor del carrotanque. El niño murió delante de nosotros. Su piel se había derretido literalmente. El militante comunista desapareció en la bruma de los años y no supe nada más nunca de él. Jaime Pardo Leal es ese militante comunista que descendió al abismo en llamas para ayudar a nuestro pueblo, en el esplendor del desprendimiento, sin esperar otra recompensa que el abrazo del pueblo. Aquí estamos contigo Jaime.


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Jaime Pardo Leal:

MÁRTIR DE L A REVOL UCIÓN COL OMBIANA LA REVOLUCIÓN COLOMBIANA Por Nicolás Suescún Poeta y Escritor

Su brillante oratoria de incansable luchador por la paz sigue vigente, y parece hecha para este momento de rampante militarismo y creciente injusticia en que el gobierno confunde la paz con la represión y el armamentismo: “El proceso de paz —dijo una vez— corresponde a una realidad política del país. El proceso de paz no depende del presidente de la república ni del militarismo. El proceso de paz es un derecho de los colombianos y eso ya no lo puede atajar nadie. Desde luego que ese proceso de paz tiene que estar complementado con las reformas políticas y sociales…”

Hace veinte años, en septiembre de 1987, Jaime Pardo Leal, quien había sido en las elecciones del año anterior el primer y último candidato presidencial de la Unión Patriótica, denunció la alianza entre el Estado, los narcotraficantes y los paramilitares que habían empezado la eliminación sistemática del primer gran partido de oposición, e iniciado el proceso de de toma del Estado, que ha culminado en la impunidad y la corrupción total de las costumbres políticas. Sus palabras fueron proféticas, y por haber puesto el dedo en la llaga y representar las fuerzas progresistas del país, cayó asesinado vilmente un mes después en presencia de Gloria, su esposa y sus hijos, Iván Edison y Fernando. Pero él, seguro de sus convicciones, estaba preparado para la muerte; dijo no tenerle miedo por ser “un hombre dialéctico” y estar seguro de que “el día que me muera vendrán otros mejores a remplazarme”. Fue el primer mártir de esa oleada de violencia narcoparamilitar que ha culminado en la toma del Estado, y en el auge de la corrupción y la politiquería bajo la presidencia de Álvaro Uribe.

Jaime Pardo Leal era un hombre bueno y sencillo, de gran inteligencia y desbordante simpatía, y movido por el ideal revolucionario de una sociedad igualitaria, libre y justa. Siendo estudiante de derecho en la Universidad Nacional se afilió a la Juventud Comunista Colombiana (JUCO) de la que pronto fue activo dirigente. Se casó con la novia de su niñez, y después de graduarse, y de ganar un concurso de oratoria, ingresó a la Rama Judicial, en la que, durante los setentas, fue uno de los principales actores de las luchas sindicales, en un momento en que los trabajadores del Estado no tenían derechos laborales. Sus acciones contribuyeron a la formación de Asonal Judicial, y gracias a él conquistaron ellos los derechos sindicales de asociación, negociación y huelga, lo que permitió mejorar sus condiciones de vida. Y fue así como el aguerrido militante y brillante orador llegó a FENALTRASE, convirtiéndose en el líder de los trabajadores del Estado, a quienes inspiró por su firme compromiso con la causa de los oprimidos. Al ser nombrado candidato a la presidencia, se despidió del sindicato que había fortalecido con una frase que lo definió tal cual era, valiente, honesto, intelectualmente beligerante: “¿De qué vale la vida si cuando se tiene parece muerta? La vida es para sentirla, para vibrar, para combatir. Eso es lo que justifica nuestro paso por la tierra”.


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UNA HISTORIA HEROICA Y SUS LECCIONES DE DEMOCRACIA Trancurrían los colvulsionados años cuarenta, signados por los horrores de la Segunda Guerra Mundial, cuyas incidencias políticas y economicas fueron nefastas en nuestro país, por cuanto profundizó los odios entre quienes apoyaban irrestrictamente el fascismo con quienes decicidamente lo rechazaban, hasta el punto de que poco tiempo después de culminada la guerra mundial (1945), nosotros iniciamos nuestra propia guerra civil, cuyo detonante fue el asesinado del líder político Jorge Eliecer Gaitán, guerra que por largos diez años cubrió de sangre nuestra geografía (más de 250 mil muertos) y que concluyó por gracia de la suscripción de un acuerdo bipartidista de alternación monopolista del poder, que se acorazó contra todo interno alternativo de búsqueda del poder mediante una reforma constitucional que entronizó en Estado de Sitio perma-

El presente recuento histórico se arma con aportes del Dr. Orlando Morales A. y con párrafos de los mútiples discursos del líder inmolado, Jaime Pardo Leal. El editor

nente. Acuerdo excluyente que, por supuesto, alentó nuevas expresiones de oposición política, incluida aquella que justifica el uso de la violencia y que aún perdura en el escenario nacional. Desde antes, y con mayor énfasis durante los primeros años de la década de los cuarenta, la emergente clase obrera propugnaba por el reonocimiento de derechos mínimos en el campo laboral, prestacional y de la seguridad social. Igualmente, los trabajadores judiciales, asfixiados por la miseria, los bajos salarios y la carencia de estímulos profesionales, sintieron la necesidad de organizarse y luchar, como en efecto sucedió, cuando en la Rama Judicial se creó una organización de tipo sindical de los empleados administrativos que alcanzó su personería jurídica y participó en luchas antifascistas y reivindicativas: El


Contorno Judicial Sindicato Nacional de Funcionarios de la Rama Judicial, presidido por Manuel S. Guzmán, iniciativa organizativa que fue emulada en otras regiones del país: Cundinamarca, Tolima y Antioquia. Sin embargo, para los jueces se deslegitimó por los sucesivos gobiernos el derecho de asociación sindical, con el argumento de que los jueces por su función no podían sindicalizarse ni negociar sus condiciones de trabajo. Los convenios de la OIT, 87 de 1948 y 98 de 1949, que establecen los derechos de asociación sindical y la negociación colectiva, incluyendo a los funcionarios públicos, sólo fueron ratificados por Colombia en el año 1976. Para 1965, en el gobierno de Guillermo León Valencia, las condiciones en la Rama Judicial continuaban siendo pésimas y vergonzosas, razón por la cual se conformó un comité pro-alza de sueldos, cuyas solicitudes en principio no fueron atendidas lo que condujo a la aprobación de un paro por una asamblea nacional de funcionacios de la rama judicial, paro que inicialmente no tuvo la contundencia esperada, dando lugar al relevo de sus dirigentes por otros, entre los cuales se destacaron Eduardo Millán Millán, Pedro Ignacio Camacho, Alvaro Sandoval, Alvaro Vaca, Elias Martan Góngora, entre otros, quienes retomaron la huelga y su continuidad hasta lograr importantes conquistas para la justicia. En el plano salarial el aumento fue del 40%. El Comité pro-alza de sueldos siguió existiendo y, con el apoyo del movimiento sindical, logró los primeros decretos de escalas salariales y el ajuste de la adopción de su propio regimen prestacional (Decreto 540 de 1971). Durante el gobierno de Misael Pastrana, en el año 1972, la situación salarial de los empleados judiciales continuaba siendo muy precaria, lo que motivó que el Comité pro-alza de sueldos se constituyera en Junta Directiva de una Asociación, de hecho, de funcionarios de la Rama Judicial, cuyas reuniones se hacían en secreto. Los cuadros más avanzados propusieron la necesidad de una

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nueva huelga judicial, a cuya cabeza estuvo Juan Hugo Sánchez Maluche, huelga que fracasó al conjuro del decreto que ordenó no pagar los sueldos durante el tiempo de paro, pues la moral de los trabajadores se vino a menos y se dividió el movimiento. Sin embargo, se logró que el Parlamento sirviera de interlocutor entre el Ejecutivo y los voceros de los funcionarios de la rama judicial, que hizo posible la firma de un acta de acuerdos con el gobierno para establecer nuevos beneficios salariales y prestacionales para estos servidores públicos. Ratificados los Convenios de la OIT 87 y 98 por el Legislativo en 1976, durante el gobierno de Alfonso López Michelsen, ASONALJUDICIAL, después de varios intentos fallidos, al fin logró el reconocimiento de su personería jurídica, Entonces se llamó Asociación Nacional de Funcionarios y Empleados de la Rama Jurisdiccional. El término «asociación» se adoptó a cambio de la palabra «sindicato» con el propósito de conciliar contradicciones ideológicas existentes entonces, sobre todo entre los jueces y magistrados. Solamente la práctica, la lucha y el debate ideológico interno, al cual hizo una gran contribución Jaime Pardo Leal, hizo posible que se comprendiera la legitimidad del derecho de asociación sindical y se tomara conciencia sobre la naturaleza de Asonal como organización sindical. Con el paso de los años y por efecto de sus luchas reivindicativas, la organización fue creciendo y cualificandose en sus objetivos misionales hasta el punto de encontrar hoy una organización mucho más madura, que desde luego ha tenido que afrontar distintos problemas organizativos y en su dirección que por fortuna no han repercutido en su unidad pluralista, premisa fundamental para la sostenibilidad organizativa, que de manera magistral fue definida por Pardo Leal así: «La unidad para defender nuestro trabajo, nuestro salario, nuestro derecho a la supervivencia, al sano placer y al regocijo. La unidad contra los que quieren hacer imposible estos valores del hombre. La unidad para vencer el miedo. La unidad para que no nos dejemos avasallar por quienes tienen temor a la acción».


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Por ello de la etapa meramente economicista se pasó a una fase nueva de lucha por la estabilidad, por la dignidad de la judicatura, la defensa del Estado de Derecho, el rechazo del Estado de Sitio y por la vigencia plena de la institucionalidad democrática, de las libertades civiles y políticas. Se condenó la tortura, se propugnó por el debido proceso, el derecho a la defensa y el respeto de los derechos humanos. Asimismo se participó activamente en la reforma Constitucional y la confección de la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia, todas ellas como formas válidas de lucha sindical porque, conforme lo dijo Jaime Pardo: «no puede haber nunca escisión posible entre la actividad política y la actividad sindical porque se compenetran, debido a que el sindicato y el combatiente político popular luchan por lo mismo: por la paz, por la vida, por la patria y por la democracia». En suma, Asonal Judicial se transformó en una fuerza democrática que defiende la justicia y a quienes la administran. Esta vocación unitaria, pluralista y democrática de Asonal Judicial, hizo posible su vinculación al proceso de unidad de los trabajadores al servicio del Estado, que se concretó con la creación de

FENALTRASE, haciendo parte de sus organismos de dirección, destacándose la presencia de Pardo Leal en el Comité Ejecutivo como Vicepresidente de la Federación, donde consecuente con sus convicciones promovió el fortalecimiento organizativo y su pluralismo, expresándolo así: «Previa consulta, previo acuerdo, previo consenso, previa deliberación y previo respeto recíproco. Así se harán las cosas mejor y más seres humanos llegarán a la pelea». La Federación integró a sus bases, no solamente en la búsqueda de la estabilidad, sino que impuso una norma de comportamiento sindical, la de que todos eran parte integrativa vital de la federación. Fenaltrase, tuvo flexibilidad suficiente para poder persuadir a otras organizaciones sindicales del Estado, de la necesidad de la convergencia. Su programa, su estilo, su actividad y su consecuencia fue el imán que permitió atraer a su seno a más y más organizaciones dispersas en las dependencias de la Administración. Pardo Leal, al despedirse de la Federación para asumir la candidatura presidencia de la UP, manifestó: «La Carrera Administrativa, los aumentos salariales, la defensa de facto de la libertad de Asociación y a veces la forma como se comprime al propio Estado a sentarse a negociar con

Miembros de Fenaltrase y de la Asociación de Abogados Laboralistas de Trabajadores


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pados en Fenaltrase y en la CUT, en cuya creación también tuvo incidencia protagónica. Naturalmente, que no podemos ignorar hoy que durante las dos últimas décadas el sindicalismo ha sido víctima de una escalada de violencia, que ha incidido gravemente en su estructura organizativa y su poder de negociación, además de los cambios en la estructura del Estado y de los grupos económicos determinados por la globalización, lo que hace imperiosa la transformación sindical en grandes sindicatos por ramas de la economía y de los servicios, incluidos los sel sector de la justicia y organismos de control (Rama Judicial, Fiscalía, Procuraduría, Personerías, Contralorías).

la organización sindical...son cosas que no se deben olvidar, porque forman parte del inventario de todas las victorias de la Federación (....) Por eso ahora, que por razones políticas y de reglamento sindical laboral debemos retirarnos de la vicepresidencia que me confiaron ustedes en los pasados congresos de la Federación, no nos podemos ir con nostalgia, sino con el alborozo que solamente logran sentir los que cumplieron con su deber». Resumiendo, Asonal Judicial representa una reserva democrática en beneficio de los empleados y funcionarios judiciales, para los estatales y para el conjunto de los trabajadores colombianos agru-

Este compromiso del cambio de las estructuras sindicales, fue aprobado por el último congreso de la CUT y, en procura de su concreción, se viene trabajando decididamente. Por tanto, corresponde a Asonal Judicial, como la principal organización del sector, liderar el proceso de unidad, teniendo como referencia las enseñanzas y el recuerdo de dirigentes como Jaime Pardo Leal, que resultan imprescindibles aun después de su vida.


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r n móc f u n c i ó s e d e s a e lo ia de l poder l, d l s nta ndenc os do o Lea l e m d nda indepe los otr e Par Asona u f e m ción izar la ón con n, Jai tenido e part a r i asp aterial relaci cepció ue ha o y fu do q i s on m lad en Ha mbia juez, e esa c rigente postu l o i Col cial de entro d imo d e dicho s. x i a r jud licos. D y má siemp s luch r u púb ndado fendió a de s n e u f u d a l, el icia de cad Declaracion Pública d u J al r g inte

Asonal Judicial

de

NUEV A AGRESIÓN DEL JEFE DEL NUEVA EJECUTIVO A L A RAMA JUDICIAL LA En otro episodio de desmesura y desconocimiento de los limites del poder en los Estados cuyo funcionamiento se soporta en el respeto a las instituciones democráticas, el Presidente de la República, Alvaro Uribe Vélez, ha emprendido una retórica campaña de agresión y desprestigio a la Corte Suprema de Justicia y su Sala de Casación Penal, arguyendo haber recibido una carta de un reconocido jefe paramilitar en la que lo alerta sobre un supuesto complot en su contra, para relacionarlo con un atentado que otro de ellos sufrió en días pasados. No fue suficiente que tanto el magistrado auxiliar señalado inicialmente por el Presidente como el gestor del presunto hecho y, la Corte en pleno le ratificaran que no existía investigación alguna en esa Corporación en su contra, no solo porque la situación allegada por el jefe del ejecutivo nunca existió, sino en razón a que la competencia para tal efecto radica es en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes. Aún con esas aclaraciones, el primer mandatario continuó en los distintos medios de comunicación convocados por él, lanzando denuestos para minar la credibilidad de la alta Corporación judicial. Sin duda alguna nos hallamos frente a una injerencia más del jefe del ejecutivo en el funcionamiento de la Rama Judicial del Poder Público, en lo que constituye un agravio a la independencia de los jueces, principio fundante de todo Estado Social y Democrático de Derecho, que es el que la Constitución Política de 1991 le impone defender a todo servidor público desde el


Contorno Judicial momento en que presta juramento para tomar posesión de su cargo, mucho más en tratándose del propio Presidente de la República. Deplorable sí al máximo tan arrogante postura desmedida en calificativos e improperios, con graves señalamientos hacia los magistrados que integran la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, en un momento de nuestra historia nacional en el que esta célula judicial adelanta con éxito importantísimas investigaciones por el llamado fenómeno de la «parapolítica», labor que ha sido motivo de reconocimiento y aplauso por la gran mayoría de los colombianos que creen en la necesidad de la eficacia de la administración de justicia frente a los crímenes de lesa humanidad, genocidios, asesinatos selectivos, etc. que han conmocionado al país durante muchos años. La Corte impidió que se confundiera en un solo haz el concierto para delinquir con la sedición (como se pretendió recientemente); ahora avanza en el cabal cumplimiento de sus funciones constitucionales y legales en el esclarecimiento de esos oscuros hechos que repudia la comunidad internacional y la nación entera. Pareciera ser entonces que la finalidad de todo este espectáculo no fuere otra que la de restarle legitimidad, credibilidad a la administración de justicia en cabeza de nuestra Corte o pretender amedrentar a sus miembros y colaboradores para dar al traste con el trabajo adelantado. Sabemos de antemano que si ese es el repudiable propósito, no lo conseguirán sus gestores, pues la posición de estos funcionarios de la Rama Judicial ha estado enmarcada en el derecho, en la búsqueda de la materialización del valor justicia y en el cumplimiento de sus valiosas funciones. Dada en Bogotá D.C., a los 11 días del mes de octubre de 2007. JUNTA DIRECTIVA NACIONAL

FABIO HERNÁNDEZ FORERO Presidente

FREDDY CASTELLAR C. Secretario General

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EN MEMORIA DE JAIME P ARDO PARDO

DESBL OQUEAR L AP AZ DESBLOQUEAR LA PAZ Por Mario Giraldo Vélez Sociologo y Escritor

“Por eso yo quiero en nombre de la UP convocar hoy aquí como el mejor homenaje a quien fuera el más grande defensor de la paz, de la convivencia entre los colombianos, de la salida política a los grandes problemas de la patria, en homenaje a Jaime Pardo Leal un gran frente de salvación nacional, donde todas las fuerzas democráticas de la patria nos unamos como un solo haz para impedir que los violentos, que la minoría fascista y militarista se apodere de lo que hoy queda de nuestra sacrificada Colombia” Palabras de Bernardo Jaramillo Ossa, en su “Adiós a Jaime Pardo Leal” (Voz, Octubre 15 de 1987)

20 años después del magnicidio que cobró la vida de Jaime Pardo Leal, Colombia se debate en el marco de una guerra atroz, los colombianos seguimos buscando horizontes de paz y los sectores tradicionalmente dominantes continúan bloqueando toda aproximación a la misma. Para lograr su cometido de bloqueo a la salida política del conflicto armado, la clase dominante colombiana siempre ha utilizado falacias, que le han servido de soporte para su política torpe y obcecada de conseguir la finalización del conflicto por medio de la guerra. Durante una época, fue la falacia de las “Repúblicas Independientes” como mecanismo del establecimiento, especialmente de sus sectores militaristas y más retardatarios, para bloquear las posibilidades de remoción de las causar económicas, políticas y sociales que habían dado origen a las zonas de colonización agraria, donde los campesinos expropiados por el latifundio a sangre y fuego se refugiaron como autodefensas populares con el ánimo de mantenerse, vivir y producir en paz. Los ataques a las llamadas “Repúblicas Independientes” generaron la acción defensiva de los campesinos dando forma a la guerra como manera de desbloquear las salidas hacia la vida pacífica. En los años 80s un elevado número de éxodos, marchas y paros cívicos campesinos y urbanos, convergen con paros obreros y luchas desde los más diversos sectores sociales “por la paz y el derecho a la vida”. En ese marco de luchas populares, se presentan los “acuerdos de La Uribe” “por una salida negociada y diálogo nacional” por la paz.


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Son los antecedentes de la UP, que surgen como consecuencia de dichos acuerdos y de la acción popular por una salida negociada a la guerra interna. La nueva falacia sería la del llamado “proselitismo armado”. Para entonces, desde el establecimiento se impulsa y conciente el terror del paramilitarismo para una vez más, bloquear los caminos de la paz que el pueblo estaba abriendo con la movilización legal y la lucha electoral a través de la UP. No se puede entender la significación de Jaime Pardo Leal sin su contextualización en la tendencia popular por caminar senderos de paz y del establecimiento por bloquearlos para evitar que sean tocados sus privilegios económicos, políticos y sociales. Para entonces la UP canalizó las ansias de paz de amplios sectores de la sociedad colombiana y Jaime Pardo Leal canalizó el liderazgo de la UP. Apuntar hacia la paz por los caminos de la negociación del conflicto armado, de la utilización de los mecanismos de la democracia electoral, la movilización social y las reformas que dieran origen a una apertura democrática, fueron la ruta que caracterizó un momento de relevante importancia en la historia de las luchas sociales y políticas de nuestro país. Pero una vez más, la clase dominante colombiana, a sangre fuego bloqueó el camino, impulsando por medios institucionales y extrainstitucionales el genocidio de la UP. Entre los miles de víctimas, se llevó la vida de Jaime Pardo, enredada en las botas del militarismo estatal y paraestatal y con ello cometió un exterminio sin precedentes en la historia contra una organización política legal. De allí que Pardo, encarne toda una tendencia nacional hacia la apertura democrática, la superación negociada y política de la guerra interna usando para ello los mecanismos de una democracia. Con la iniquidad del genocidio la clase dominante no hizo más que reiterar la responsabilidad central que le cabe por el terror que Colombia ha sufrido hasta nuestros días. En este sentido, Jaime Pardo se eleva desde su tumba como un símbolo de la democracia y la paz, coincide con los propósitos altruistas y democráticos con Salvador Allende y comparte con éste el podio más alto de la lucha por la dignidad, la democracia, la libertad y la paz de Colombia, Chile y América Latina. Quienes sobrevivimos al genocidio, a dos décadas de su muerte, rendimos homenaje a su memoria y lo colocamos como paradigma ante las nuevas generaciones que, junto con los que quedamos de aquella época, abriremos nuevos caminos para la paz, y con la fuerza de la iniciativa, la independencia y la tenacidad de los sectores sociales populares habrán de romperse los actuales bloqueos a la paz y la democratización de Colombia.

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LAS LUCHAS POR UNA MAGISTRATURA DEMOCRÁTICA Por Sergio de Zubiria "Convertir al poder judicial en una fuerza democrática al interior del Estado"

Profesor de la Universidad Nacional y Decano de Filosofia de la U. de los andes

Jaime Pardo Leal

A veinte años del asesinato del magistrado y profesor Jaime Pardo Leal, comprendemos con mayor lucidez el sentido, pertinencia y profundidad de su pensamiento y vida. Sus reflexiones y preocupaciones giran en torno a una concepción y las luchas necesarias por construir en Colombia una magistratura democrática. Desde la tesis universitaria, su trasegar en la rama judicial, su obsesión por el "derecho social", la fundación del sindicalismo de los trabajadores de la justicia y el compromiso político, existe en él, la decisión política de rescatar la majestad de la justicia y construir una práctica plenamente democrática en el ejercicio del poder judicial. En sus palabras y convicciones: "Le agradezco a la vida la oportunidad de haber podido impartir la justicia entre mis semejantes, de haber dado el derecho a la libertad y también de quitarlo, pero siempre con equidad". Promesa aún quebrantada, que se remonta a las profundas deliberaciones de Marsilio de Padua, quién en el siglo XIV, ya postulaba la posibilidad de una justicia independiente administrada por magistrados elegidos por el pueblo. Como también al gran Montesquieu, quién intranquilo por la verdadera libertad política, deseaba unos jueces siempre ocasionales y de extracción popular. Práctica democrática de la magistratura, constantemente amenazada por ciertas ideologías jurídicas, los excesos de otros poderes, la expropiación administrativa de auténticas esferas de competencia judicial, el monopolio político de los nombramientos y la propia autoconcepción de la actividad de los jueces. De forma desgarradora nos lo recuerda el juez español Perfecto Ibáñez: "Hoy los hechos nos muestran la imagen de un Estado cuyo innegable protagonismo económico condi-

ciona seriamente todos los niveles de su práctica, determinando la necesidad de un ejecutivo omnipotente, altamente burocratizado, que lleva más que nunca a desplazar de las instituciones conquistables por la representación popular la sede de la deliberación y la decisión de los problemas políticos". LOS LÍMITES DE UNA TRADICIÓN En Colombia y probablemente en América Latina, durante el siglo XX, han primado en la actividad real de los jueces dos concepciones: el positivismo tradicional y la teoría pura del derecho. Sin desconocer la presencia de otras tradiciones como el neoaristotelismo y neotomismo, el quehacer judicial ha estado, conciente o inconcientemente, dominado por estas dos teorías judiciales y filosóficas. La periodización de estas influencias estamos obligados a hacerla, pero esto implicaría una detallada investigación sobre sentencias, formación, pensum, marco filosófico, etc. Hipotéticamente, sostenemos la hegemonía del positivismo tradicional en las primeras décadas del siglo; la recepción y presencia de la teoría pura del derecho a partir de la década del treinta hasta nuestros días, como lo ha sustentado el profesor Luis Villar Borda en su trabajo "Kelsen en Colombia". Actualmente, continúan coexistiendo en la práctica de la magistratura, estos dos paradigmas. De los múltiples límites que porta esta tradición y sus respectivas concepciones teóricas, queremos subrayar tres: el cierre a influencias destacadas del siglo XX, como la hermenéutica, la fenomenología, la teoría crítica, el psicoanálisis, la sociología jurídica, el uso alternativo del derecho, etc.; la intolerancia y ausencia de diálogo


Contorno Judicial entre estas distintas tradiciones; y, las incomprensiones del nexo entre política y magistratura. El positivismo jurídico otorga al juez una función acorde con su concepción del derecho. El derecho está constituido por el texto legal escrito, que como dato positivo posee un sentido objetivo e inmanente. No es necesario recurrir a elementos meta-jurídicos, éticos o filosóficos para interpretar la ley. Por tanto el derecho sólo puede ser ciencia bajo dos condiciones: delimitar su objeto a lo específicamente jurídico y rechazar la introducción de juicios de valor ("subjetivismo") en la labor de interpretación legal. TÉCNICA ASÉPTICA La actividad del juez se refiere a la segunda condición: de poseer una técnica capaz de interpretar la ley sin intervención de juicios de valor. Esta neutralidad valorativa, implícita o explícitamente, se conquista con una técnica aséptica compuesta principalmente por dos procedimientos: la exégesis y la dogmática. La primera alude al examen lógico del texto legislativo para encontrar la voluntad y motivo interno de la ley. La segunda, es la descripción y exposición de los principios fundamentales del Derecho Positivo como sistema (unidad, relaciones, causa, fundamentos, orden). Una nos aporta el conocimiento empírico del derecho y la otra, el conocimiento científico. Las consecuencias inmediatas de esta concepción en la función judicial, son: la labor de juez es simplemente la elaboración de juicios lógicos de subsunción o silogísticos; la interpretación está dada por la ley misma y no por el juez; se construye la ficción del individuo-neutral; una notable ausencia de espíritu crítico; se concibe al juez como un ser escindido de la cultura, la política, la vida; la función judicial se independiza de la dimensión ética al ser guardián de la ley, pero no de la justicia; adquiere preeminencia en el análisis el orden y la coherencia sobre la complejidad y ambigüedad de lo real. El derecho se muestra en la concepción positivista como un universo cerrado y autosubsistente de normas positivas, plenamente formalizadas y abstractas, que para poder "aplicarse" correctamente sólo tiene que convertirse exclusivamente en una "técnica". Un "técnica" formal, neutral, despojada de nexos con la

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realidad social y prototipo de una actividad aséptica. El magistrado Pardo Leal cuestiona la pobreza del concepto del derecho que sustenta esta visión de la práctica judicial, en los párrafos iniciales de su Tesis, escribe con gran fuerza: "El derecho no es, no ha sido ni será un bloque normativo estático o perfectible por la abstracta interpretación de jurisperitos, ni un mohoso cuerpo de disposiciones declarativas o prohibitiva sino, por el contrario, un cerco destructible en la medida que el orden que pretende preservar sea desbordado por el desenvolvimiento y triunfo de las fuerzas impelentes del incesante progreso humano…emergerá un derecho nuevo que se adapte a las circunstancias creadas, a su vez cambiantes". Como ha sucedido en otras latitudes, el profesor Pardo Leal sabe, que la evolución de los procesos políticos reales y la progresiva conquista por el movimiento popular de mayores espacios de libertad, van generando actitudes críticas, transformaciones en el derecho y mayor sentido de la equidad democrática en los funcionarios judiciales. Para él, los jueces actúan en el prudente equilibrio entre un profundo conocimiento de la legalidad y la comprensión de la realidad social y la naturaleza humana. La justicia sólo puede ser comprendida en su importante dimensión política-jurídica, no meramente como una técnica aséptica desconectada de la realidad social. Todas las ramas del derecho, en la aspiración ética y política de Pardo Leal, se irán convirtiendo en una sola: el deseado "derecho social", entendido como una normatividad sin exclusiones, que "permitan en forma consciente el cumplimiento de los deberes de los asociados hasta obtener la eliminación de los factores ocasionantes del delito o demás factores negativos en la colectividad". Para ello, es determinante una severa transformación en la práctica judicial de la magistratura. MAGISTRATURA Y ETICIDAD La Teoría Pura de Kelsen, intentó en muchos aspectos tomar distancia del positivismo tradicional y uno de ellos es la labor interpretativa del juez. La distancia se manifiesta en que para la Teoría Pura todo acto jurídico no es solamente aplicación (exégesis) sino al mismo tiempo pro-


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ducción. El juez al interpretar la ley simultáneamente ejecuta dos procesos: ubica la conducta o el hecho dentro de una norma superior (ordenamiento jurídico) y produce una norma individual o particular. Toda sentencia es un acto de creación jurídica, pero no de carácter arbitrario sino encauzado obligatoriamente por el ordenamiento jurídico existente y restrictivo a la no construcción de normas de rango superior. Si bien el acto interpretador no se limita a la exégesis como en el positivismo tradicional, la gran aporía kelseniana está ligada a su concepción de los juicios de valor y la noción de ciencia que pretende imponer al derecho. La función judicial posee la connotación de estos dos hechos. Representante del relativismo axiológico dominante en la circunstancia de entreguerras, como lo ha sostenido Casamiglia, Kelsen niega la posibilidad de fundamentar racionalmente los valores. Que desde su perspectiva es lo mismo que afirmar la imposibilidad de abordarlos científicamente, ya que él identifica ciencia y racionalidad. Y lo que no cabe dentro del método de la ciencia es irracional. "Toda ciencia es un acto de creación jurídica, pero no de carácter arbitrario, sino encauzada obligatoriamente por el ordenamiento jurídico existente y restrictivo a la construcción de normas de rango superior" Al no ser científicos los juicios de valor, la única posibilidad de conformar el derecho como ciencia autónoma es independizarlo completamente de la moral y la política. Programa que lleva a Kelsen a considerar la justicia como una "idea irracional" que no puede hacer parte de la definición del derecho y a oponer en forma de exclusión la política y el derecho para preservar el carácter científico de la Jurisprudencia. Llega a afirmar que el derecho se opone por definición a la política y que la existencia de un Derecho político es una contradicción en los términos. Algunas de las consecuencias de la teoría kelseniana en la actividad del juez, son: los juicios científicos sobre la realidad son aquellas sentencias que elabora independientemente de sus

valores, deseos, temores, etc.; los juicios de valor son exclusivamente subjetivos e imposibles de abordar por la ciencia jurídica; el juez debe evitar evaluar el objeto de estudio como justo e injusto, porque su función es legal y no de justicia; la ley que determina su actuar es la ley vigente y no la que concuerda con su ideal de justicia; debe remitirse en sus juicios a normas de Derecho positivo y no a juicios de valor político; dentro de los distintos métodos de interpretación el kelsenianismo privilegia la intención del legislador o los términos del lenguaje legal o la interpretación lógica o histórica. LA POLÍTICA EN LA MAGISTRATURA Tanto en el positivismo como el kelsenianismo, se expulsa o demoniza el ámbito de lo político del mundo normativo jurídico. Como sugiere P Calamandrei, gradualmente el derecho se asemeja más a una actividad aséptica semejante a una "máquina de hacer silogismos" o un "aparato óptico". Se pretende invisibilizar, ocultar o suprimir, el hecho social evidente, de que todo derecho expresa siempre en sí mismo un proyecto político y una visión de lo político. Por momentos hasta se trata de evadir esta verdad profunda, sosteniendo, que se hace política en la "interpretación", pero en su esencia el derecho dizque no es político (una de las maneras argumentativas de ese ocultamiento). Tal vez, a la base de estas estrategias de ocultamiento o exclusión de la dimensión política del derecho, como lo develará el profesor Pardo Leal, está la constatación de que el derecho en el capitalismo como órgano del Estado, intenta servir sólo y exclusivamente a una única política del derecho, aquella que pretende perpetuar la moral y la política capitalista existente. Imponer una actitud a los jueces de aceptación incondicionada y acrítica frente a los poderes dominantes. "El derecho es una emanación directa de las relaciones de producción imperante en un determinado instante del desarrollo de la sociedad, y por tanto, se halla condicionado a las variaciones y mutaciones de esas mismas relaciones de producción". No es que derecho no sea político, sino que pretende mostrarse como una sola forma de la política. Se pretende además, que el juez "dimita" incluso


Contorno Judicial de aquellos derechos cívicos que disfrutan todos los ciudadanos: el derecho a tener ideas políticas, asociarse, criticar, enjuiciar las actuaciones injustas de los gobernantes. A nadie debería exigírsele semejante despropósito por motivos de derecho humanos y respeto de la naturaleza humana. Nos subraya el juez Perfecto Ibáñez: "en psicología es sabido que las instancias reprimidas e insatisfechas acaban siempre por manifestarse de algún modo, así las actitudes ante los problemas de interés común que el juez no puede dejar de asumir seguirán siendo operativas en su conciencia y tendrán expresión en las resoluciones que adopte, quiera o no quiera". La hermenéutica de H. G Gadamer no señala, "la supuesta ausencia de prejuicios, es el mayor de los prejuicios". SEÑALES DE UNA METAMORFOSIS Se insinúan señales que plantean transformaciones en el ámbito judicial y cuyas primeras manifestaciones remiten a los límites de nuestra tradición jurídica. Las luchas del magistrado Pardo Leal y muchos otros juristas colombianos hacen parte de esta promesa aún no realizada. Manifestaciones que no son sólo de orden local o nacional, sino que tienen que ver en forma universal con la filosofía del derecho moderno y su concepción de la administración de justicia. Fenómeno que ha obligado a autores como Arthur Kaufmann, Elías Díaz, Perfecto Ibáñez, Boaventura de Sousa Santos y otros. Los límites teóricos y prácticos de esta tradición han impuesto la necesidad de una reconstrucción de la función judicial. Algunos de ellos, o por lo menos los que manifiestan en forma más directa, son: los obstáculos económicos, sociales y culturales que impiden el acceso efectivo a la justicia por parte de las clases populares y niega prácticamente el postulado formal de la igualdad; el cuestionamiento progresivo y permanente del carácter "neutral" del juez y la administración de justicia, implícito en la ficción positiva de la "apoliticidad" del juez; la necesidad imperiosa de dotar al cuerpo de jueces de conocimientos culturales, éticos, sociológicos, psicológicos y económicos que le permitan ejercer la función judicial de manera profesional y humana; el surgimiento y coexistencia de patrones jurídicos plurales y al-

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ternativos que evidencian la imposibilidad del monopolio estatal en las prácticas judiciales; la preeminencia que ha adquirido la dimensión ética para una administración de justicia pública y democrática; el nacimiento de asociaciones y sindicatos del poder judicial que acercan a reivindicaciones sociales de carácter general recordando el sentido de pertenencia a la especie del individuo-juez; el serio replanteamiento que experimentan las nociones unívocas de ciencia y razón, que introducen elementos altamente problemáticos al proceso de conversión del derecho en ciencia. Estos y otros límites de nuestra tradición normativa, acompañados de la aparición de fenómenos novedosos como una nueva experiencia de lo jurídico, la interlegalidad, el pluralismo jurídico, los límites del Estado moderno, el policentrismo ético y la imposibilidad de éticas universales, las dificultades insalvables de sostener la absoluta diferencia entre derecho natural y derecho positivo, la disolución de fronteras con le mito y la magia, las agudas modificaciones en las nociones de verdad, el abandono del esquema sujeto-objeto, etc., alumbran el nacimiento de una dimensión alternativa de la función judicial. De una forma cercana a la expresión poética, el filósofo del derecho Elías Díaz, formula ese destino que se anuncia para la magistratura: "El juez debe salvarse y liberarse junto con el derecho, cumpliendo una función creadora en la aplicación de la norma, contribuyendo a su vez para que ésta sea, cada vez más, auténtica expresión de la voluntad de la sociedad de que se trate, realizando un juicio crítico (positivo o negativo) de la legislación vigente con objeto de ayudar así a su transformación hacia objetivos progresivos de carácter amplia y genuinamente democráticos" HACIALAMAGISTRATURADEMOCRÁTICA Esa dimensión alternativa de la función judicial fue denominada dentro de la tradición italiana como la "magistratura democrática" en las discusiones teóricas de las décadas del sesenta y setenta. Pero el concepto ha ido adquiriendo una cierta ambigüedad por su exclusiva asociación a consignas reivindicativas y a connotaciones de política partidista de izquierda; nuestro interés es se-


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ñalar los núcleos centrales y generales de una propuesta actual para una magistratura democrática que evite las ambigüedades anteriores. La construcción de una magistratura democrática debe girar en torno a los siguientes aspectos: 1. Replanteamiento de la concepción tradicional del nexo del juez con los valores, ya sea de cuño positivista o kelseniano. En toda decisión judicial intervienen necesariamente principios y valores políticos, morales y culturales, ante los cuales el juez debe optar. El asunto principal es que a estas opciones y dilemas valorativos sean elegidos responsable y libremente. La neutralidad valorativa contiene una de las ficciones más peligrosas de la tradición ilustrada, que en la praxis judicial construye la ilusión de un juez aislado de la sociedad y la vida cotidiana. 2. Superación de la ideología de la "apoliticidad" de la función judicial, que se plasma en la identidad imparcialidad-apoliticidad. Reconociendo que la supuesta "apoliticidad" es una posición política, como aceptación y defensa del sistema social dominante; y la necesidad de la politización en un sentido distinto y contrario, como emancipación de los oprimidos y transformación de la sociedad. Este reconocimiento conlleva la promoción de opciones judiciales que favorezcan la emancipación humana e implica la constante actitud crítica ante el derecho presente y futuro. 3. Abandonar la concepción del carácter neutral del Estado y la pretendida naturaleza exclusivamente técnica del derecho, para mostrar la complejidad y ausencia de homogeneidad en la sociedad y la imposibilidad de reducir la labor del juez a un profesional técnico. La independencia del Poder Judicial debe ser entendida como autonomía frente a los demás poderes del Estado y organismos de decisión de la propia rama judicial, pero no como separación del control democrático y popular. 4. Promover la formación y discusión ética y cultural dentro de la magistratura, para consolidar un juez ligado a la soberanía popular y la sociedad civil, familiarizado con el debate contemporáneo en torno a la justicia, que no escinda lo pú-

blico de lo privado y reivindique la dimensión ética de su ejercicio. 5. Fomentar una relación con el derecho vigente que antes de forzar el orden y la coherencia, se acerque y profundice en sus ambigüedades, fisuras, antinomias, contradicciones, etc.; que supere el "formalismo" dominante hacia una tensionante y creadora relación. Un juez que asuma la realidad no como compartimentos estancos o segmentos de mundo, sino como una totalidad de relaciones inseparables y cargada de contradicciones y desigualdades; que aplique la ley, no de acuerdo a abstracciones como la intención del legislador, la igualdad formal, la tipicidad, etc., sino referida a individuos y entornos concretos. Ligada a fuerzas y movimientos sociales que nutran el sentido y finalidad de las normas de las normas jurídicas. En síntesis, una praxis de la magistratura que al mismo tiempo sea global, social y alternativa. 6. Concebir la democratización de la administración de justicia como un eslabón insustituible en la democratización de la vida social, económica y política. La cual debe necesariamente incluir entre otros: autogobierno de la justicia; una mayor participación y compromiso de todos los ciudadanos; la simplificación procesal; la eliminación hasta donde sea posible de los obstáculos económicos, sociales y culturales para su acceso; procesos de informatización que contribuyan a la democratización como la conciliación allende el Estado, los jueces de la comunidad, la despenalización de algunos "delitos", los jueces y tribunales electivos, etc.; desburocratización de los procesos organizativos; mecanismos rigurosos y democráticos de selección; protección de los intereses generales ; carácter visible y público de los momentos judiciales. 7. Conformación de una conciencia jurídica y general, que oriente su práctica a la transformación de la sociedad imperante y el derecho vigente, plasmándose en formas de expresión asociativa que rebasen las reivindicaciones gremiales. Conciencia que se convierta en una más de las opciones posibles para emancipar al hombre y su sociedad.


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LA RELACION ENTRE LA ECONOMIA Y EL DERECHO Por Erica Cruz Moreno Para explicar la relación entre la economía y el derecho es necesario tener en cuenta que la economía le ha proporcionado al derecho un punto de vista distinto para analizar diferentes temas como los contratos, los ilícitos culposos, el derecho constitucional, el derecho penal y procesal penal. Para ello ha planteado lo que se ha denominado el análisis económico del derecho, bajo la premisa de una definición básica del derecho: ¨Una ley es una obligación respaldada por una sanción estatal1. Los economistas crearon una teoría sobre el comportamiento, para efectos de verificar cómo responden las personas frente a las sanciones legales, para lo cual empleó la teoría de la oferta y la demanda, la teoría de precios y la teoría de los juegos y métodos como la estadística y la econometría para establecer como responden los individuos frente a los cambios legales. Para los economistas las sanciones legales son como los precios, cuando estos aumentan las personas consumen menos los bienes cuyos precios han subido y viceversa, asimismo sucede en relación con las sanciones legales cuando se aplica una sanción severa para determinado comportamiento los individuos no la realizan. También los economistas proporcionan un criterio normativo útil para la evaluación del derecho y las políticas públicas, pues las leyes tienen metas sociales, para lo cual deben tenerse en cuenta métodos que permitan establecer los efectos de las políticas sobre la eficiencia y la distribución2. De esta manera la teoría micro-económica es aplicable al derecho, partiendo de un modelo económico y de los conceptos fundamentales de la economía como la maximización, el equilibrio, la eficiencia de Pareto, la eficiencia de KoldorHicks, la teoría de la elección del consumidor y la demanda, la teoría de la oferta, la teoría de la fijación de precios de los activos, la economía del bienestar, las fallas del mercado como son: el monopolio y poder de mercado, las externalidades, los bienes públicos, las asimetrías severas de la información y otras teorías adicionales que no se

Abogada especializada en Derecho Penal y Criminología, Universidad Libre de Colombia, Candidata a Magister Externado de Colombia. Agente del Ministerio Público, Sistema Acusarorio, Personería de Bogotá, D.C.

adecuan expresamente a la microeconomía pero que son necesarias para el análisis económico del derecho, como son la teoría de los juegos y la teoría de la toma de decisiones bajo incertidumbre: el riesgo y el seguro, así como el teorema del coase3, con lo cual aporta al análisis económico del derecho una teoría científica para resolver conflictos con menores costos y con mayor eficiencia, pero también contribuye a la explicación, mejoramiento y creación de normatividad y de sistemas políticos y legales que generen políticas públicas para determinados problemas de la sociedad contemporánea que antes eran solamente tratados a partir de ciencias afines al derecho o por los abogados de manera intuitiva cuando se trataba de resolver conflictos en disputas legales. Desde esta perspectiva, sí existe una relación entre la economía y el derecho, puesto que la economía aporta una teoría científica al derecho que permite valorar el sistema jurídico bajo el criterio de la eficiencia, a través de normas eficientes, frente a los conflictos individuales o privados (los contratos, los ilícitos culposos, la propiedad), como aquellos que se consideran de interés público (los delitos y los castigos) pero también en relación al sistema político y legal, pues en el derecho se encuentran inmersos una serie de intereses que son de carácter económico, ya sea a nivel de los Estados, de la política, de la formación de las leyes o de las disputas legales, sin que ello implique que también dentro del derecho se encuentren valoraciones en términos de derechos, tales como el derecho a la propiedad, a la vida y a la integridad personal por ejemplo. 1

Robert Cooter. Derecho y Economía. Fondo de Cultura Económica. México. 1997. Pág. 12 y 13. 2 Ejusdem. Pág. 14. 3

Ejusdem. Pág. 23 a 82.


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De esta forma se han diseñado las teorías económicas del Estado, la propiedad, el proceso legal, el delito y el castigo, el contrato, los ilícitos culposos, la formación de la ley, entre otros a partir de los principios de la microeconomía, puesto que así como ésta aporta modelos económicos, teorías y métodos para la creación de mercados perfectos, también a partir de aquí se pueden explicar, analizar y proporcionar soluciones para el mejoramiento de los modelos de Estado o de los sistemas políticos y normativos con el objetivo de la eficiencia y la equidad. Ahora bien, veamos como se aplican los principios de la teoría micro-económica al análisis económico del derecho. En efecto, ¨Una de las ideas básicas del análisis económico del derecho la desarrolló Ronald Coase en 1960, denominado el Teorema de Coase.4 El Teorema de Coase, plantea los efectos de los costos de transacción en cuanto al resultado eficiente de un problema determinado y en relación a la atribución del derecho. Según el Teorema de Coase, los costos de transacción incluyen ¨los costos de identificación de las partes con las que ha de tratar, los costos que implica reunirse con dichas partes, los costos del proceso de negociación en sí y los costos de puesta en práctica de cualquier acuerdo a que se llegue. Entonces, habiendo costos de transacción cero el resultado eficiente se produce independientemente de la atribución del derecho. No obstante resulta irreal la hipótesis sobre costos de transacción cero porque siempre existen costos para la resolución de un conflicto, pues, como mínimo el tiempo y el dinero para reunirse constituyen costos necesarios que deben asumirse. Ante dicha situación se plantea lo que se denomina los costos de transacción positivos, cuya existencia conlleva a que la solución eficiente no pueda producirse con independencia de la norma jurídica elegida, pues aquí la norma preferida es aquella donde se reduzca al mínimo los efectos en los costos de transacción, los cuales incluyen la producción real de costos de transacción y las elecciones ineficientes provocadas por un deseo de evitar costos de transacción. Las consecuencias distributivas de las normas jurídicas cuando hay costos de transacción, se realizan de acuerdo a la asignación del derecho, dándole necesariamente solución al conflicto de manera más eficiente.5

Con el teorema de coase, los economistas pretenden resolver conflictos mediante normas eficientes, para ello tienen en cuenta parámetros económicos que permiten predecir el comportamiento de las personas frente a determinadas normas o sanciones legales. Un ejemplo en relación al teorema de coase podría ser los accidentes de automóvil, para obtener normas jurídicas eficientes que resuelvan problemas de tránsito entre conductores y peatones. Para la hipótesis a estudiar se ha de tener en cuenta los siguientes elementos básicos: a) Las partes tienden a aumentar al máximo sus beneficios descontando sus costos. Por eso la solución eficiente sería aquella donde se amplíe al máximo los beneficios totales descontando el costo total. b) Los conductores y peatones son neutrales al riesgo, obviamente en esta hipótesis. c) El análisis se hará a partir del costo esperado del accidente para un peatón, esto es la magnitud del daño si se produce un accidente multiplicada por la probabilidad de que se produzca. d) La velocidad de los conductores afecta el daño esperado de los peatones. e) El conductor tiene tres alternativas: Conducir rápidamente, conducir moderadamente o conducir lentamente. Cada una de las alternativas entraña cierto beneficio para el conductor y cierto costo esperado del accidente para el peatón. f) El beneficio podría significar el ahorro en dinero del tiempo y el daño del peatón también puede suponer un valor monetario.6 Entonces supongamos que el beneficio total para el conductor que conduce rápidamente es de $120, el costo esperado total del accidente para el peatón es de $100 la diferencia entre beneficio total y costo esperado total es de $20. Para el conduc4

A. MITHELL POLINSKY. Introducción al análisis económico del derecho. Editorial Ariel S.A. Barcelona 1985. 5 Ejusdem. Página 23 a 26. Así el criterio principal para valorar el sistema jurídico es la eficiencia, cuyo concepto técnico se debe al italiano Vifredo Pareto u optimalidad de Pareto que significa que ¨una situación se ajusta a la eficiencia o a la optimalidad de Pareto si no hay ningún cambio posible de esa situación que pueda mejorar la situación de alguién o empeorar al mismo tiempo la de otro. Del mismo modo, si una situación no es eficiente en este sentido, entonces, por definición, se puede mejorar la posición de alguien sin empeorar la de nadie.¨ Pero en términos comunes el término eficiencia alude a ¨la relación entre los beneficios totales de una situación y los costos totales de la misma¨ (A. MITCHELL POLINSKY. Introducción al análisis económico del derecho. Editorial Ariel, S.A. Barcelona Pág. 19.).


Contorno Judicial tor moderado, el beneficio total para el conductor es de $80, el costo esperado total del accidente para el peatón es de $40, la diferencia entre beneficio total y costo esperado total es de $40. Para el conductor lento, el beneficio total para el conductor es de $50, el costo esperado total del accidente para el peatón es de $20, la diferencia entre beneficio total y costo esperado total es de $30. Es decir, que el conductor elegirá conducir moderadamente como la solución eficiente. Este es un ejemplo sencillo, pues no se analiza aquí lo relacionado a la precaución del conductor, del peatón, el sistema de responsabilidad (objetiva o por culpa), el problema del nivel de actividad, si conduce poco o mucho, pues solamente se trata de que se entienda la contribución de la economía en la explicación y mejoramiento de normas jurídicas eficientes.7 Ahora bien, la microeconomía moderna señala que las decisiones independientes de los consumidores maximizadores de su utilidad y las empresas maximizadoras de sus beneficios conducen espontánea y simultáneamente al equilibrio en todos los mercados. El equilibrio general es eficiente en relación con la producción y la asignación, es decir, es socialmente óptima. Para ello se requiere como condición esencial que todos los mercados sean perfectamente competitivos, no obstante existen fallas en el mercado, las cuales han de ser corregidas por las políticas públicas.8 Ello trasladado a la teoría económica del Estado permite establecer las fallas del Estado y las políticas públicas para corregir las fallas del Estado y las fallas del mercado.9 También se ha planteado la teoría económica del proceso legislativo mediante la cual se establece el proceso legislativo como un mercado, pues se ha observado que los Estados generan leyes para regular la actividad económica y que las leyes son un mecanismo de transferencia de riqueza. De esta manera se explica la oferta y la demanda de legislación por determinados grupos de interés y la calidad de los legisladores de agentes intermediarios que construyen leyes como programa público, para beneficiar a los grupos de interés más organizados y aptos, a costa de los grupos menos organizados. Igualmente, los electores se comportan como consumidores y por tanto su elegido debe cumplir con la agenda legislativa o programa público, pues pueden cambiarse para un candidato que cumpla

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con sus preferencias. Entonces se plantea una estructura del proceso legislativo de principal y agente. Sin embargo, según el proyecto TEPL los legisladores tienden a incidir en las fallas de mercado, ya sea agravándolas o reduciéndolas al colaborar en el marco de intervención estatal, además, tienden a desviar su programa público, en virtud a la asimetría de información y a las motivaciones de carácter personal que tiene el agente para acceder a un cargo público. De ahí que se plantea que para evitar lo anterior, es necesario la existencia de un mercado de intercambio de votos y la presencia de los partidos políticos, los cuales por un lado canalizan los grupos de interés, incluso aquellos grupos con menos posibilidades de organizarse y de obtener legislación favorable y de otro lado, ejerce control al elegido en cuanto el cumplimiento de su programa público, además de generar una legislación menos costosa, evitando la extracción de rentas y la fragmentación del proceso legislativo.10 De esta manera explicada en términos generales la relación entre la economía y el derecho y como la economía como ciencia puede contribuir eficazmente al derecho, para la explicación de la normatividad y la creación de la misma que permita contribuir a la realización de las metas sociales, las políticas públicas y la resolución de conflictos, es indispensable establecer la aplicación de las teorías económicas en el derecho penal y de procedimiento penal. Las teorías econó6

Es de aclarar que los beneficios y costos se hacen en dinero, por cuestiones explicativas, pero ello no significa que existan otros no económicos. Asimismo, son los individuos los que determinan los valores económicos que asignan a los beneficios y costos, lo que se denomina la soberanía del consumidor. Los valores que asignan los individuos a sus beneficios y sus costos son estables y no tienen nada que ver con la utilidad pública. Lo que se llama preferencias exógenas. Igualmente, cuando los individuos amplían al máximo los beneficios y reducen los costos se denomina la maximización de la utilidad y cuando se trata de empresas se denomina la maximización del beneficio. Ejusdem. Pág. 22. 7 Ejusdem pág. 53 a 67. 8

ROBERT COOTER Y THOMAS ULEN. Derecho y Economía. Fondo de Cultura Económica. México 1997. Pág. 60, 61. 9 HOMERO CUEVAS. Teoría Económica del Estado. En: Teorías económicas y jurídicas del Estado. Universidad Externado de Colombia. Pág. 67 a 158. 10 OMAR DARIO PEÑA. Teoría Económica del proceso legislativo. (TEPL.) En: Teorías Económicas y Jurídicas del Estado. Universidad Externado de Colombia. Pág.201 a 258.


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micas para los delitos y castigos analizan y explican la manera como la delincuencia actúa en búsqueda de beneficios a menor costo y de maximización de utilidad cuyos parámetros permiten generar normatividad para prevenir este tipo de comportamientos y analizar los costos sociales del delito para la creación de sistemas penales eficientes. Un ejemplo en los clásicos del análisis económico del derecho es el de una comisión que considera algunas reformas del derecho penal. La comisión identifica ciertos delitos cometidos por empleados (como el robo de dinero al empleador) luego de un cálculo racional de la ganancia potencial y el riesgo de ser atrapados y sancionados, la comisión decide que el castigo apropiado para estos delitos es la multa y no la prisión. La comisión ordena cada delito por su gravedad y determina que la multa deberá aumentar de acuerdo con la gravedad del delito pero, ¿en qué medida?. Los economistas señalaron que los delitos de empleados ocurren sólo cuando la ganancia esperada por el criminal supera al costo esperado. El costo esperado depende de dos factores: la probabilidad y la magnitud del castigo, por lo que la comisión recomienda multas muy elevadas en su lista de castigos, el delito más grave debe castigarse con la máxima multa que el delincuente puede pagar, además, porque ello cambia los costos del delito para el sistema de justicia penal, pues, la administración de las multas es relativamente barata, el Estado invierte poco en la aprehensión y el procesamiento de los delincuentes y multa severamente a quienes sean aprehendidos. El encarcelamiento del delincuente -no sólo de los delincuentes de cuello blanco- es ineficiente si no se ha agotado por completo su capacidad para pagar multas.11 Finalmente, podemos concluir que la economía es útil para el análisis del derecho y eficaz para contribuir a la política estatal y a las políticas del sistema jurídico. Así como también es importante para el desarrollo del sistema acusatorio en Colombia que pretende combatir los delitos de narcotráfico y terrorismo, dejando de lado delitos de menor entidad que son cometidos con mayor frecuencia que los primeros y con ausencia de una política criminal. Con el análisis económico del derecho se puede explicar y proponer una normatividad para la creación de un sistema pe-

nal eficiente y para la propuesta de una política criminal en nuestro país. No obstante lo anterior, estimo que aunque la economía es útil para el análisis del derecho, el sistema legal democrático se basa en principios, valores y derechos que explican y sustentan el sistema jurídico con fines de interés general y con objetivos de justicia e igualdad. La economía pretende demostrar que el derecho puede funcionar como los modelos económicos e incluso pueden lograr la distribución de riqueza en términos de equidad, esto es la distribución de la renta entre individuos, sobre todo en relación a las teorías económicas del Estado y el proyecto de Teorías Económicas de la Legislación, sin embargo, el interrogante que aún subsiste es si la economía no ha logrado sobre todo en los países subdesarrollados superar la desigualdad social y la pobreza, cómo pretende hacerlo por intermedio de la aplicación de las teorías económicas en el derecho, máxime cuando presupone un modelo económico donde considera que el ser humano es racional, egoísta, codicioso y amoral? ¿Será que existe conflicto entre la eficiencia y la equidad? ¿Donde queda el interés general como fin esencial del Estado?. ¿Será que el mercado determina los valores humanos?. ¿Dónde queda la cultura milenaria de los pueblos, las costumbres y herencia jurídica?, ¿Será que el ser humano siempre se comporta por intereses personales, por precios o valores monetarios o también puede hacerlo por solidaridad o por altruismo o por la interiorización de valores y principios humanos que lo llevan a hacer o no hacer determinadas conductas?. En fin, es cierto que la visión económica puede llevarnos a ver la descarnada realidad y a corregir las fallas, sin embargo los valores, principios y derechos en que se basa la teoría del derecho permite que en determinados casos se incline a formular soluciones o a proteger grupos discriminados o derechos fundamentales por motivos de justicia, en términos filosóficos-, más que por eficiencia que en términos económicos implica mayores beneficios a menores costos- y aunque con el mercado de competencia perfecta se pretende llegar al equilibrio y a la distribución de riqueza en equidad, -según definición de los economistas-, lo cierto es que la mano invisible, aun no ha solucionado las desigualdades sociales. 11

Ejusdem Pág. 16.


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LA DEFENSA DE L OS DERECHOS HUMANOS LOS YL OS DESAFIOS EN L AL UCHA CONTRA L A IMPUNID AD LOS LA LUCHA LA IMPUNIDAD

Colombia enfrenta un conflicto social y armado, que se mantiene sin solución política ni militar, desde hace más de cuatro décadas, y que tiende ha prolongarse, en medio de graves violaciones a los derechos humanos la cuales continúan siendo sistemáticas y generalizadas. A pesar que no existe una estadística precisa del número de organizaciones y colectividades que han sido exterminadas o gravemente destruidas por el genocidio y los procesos de exterminio sistemático, las investigaciones realizadas por organizaciones defensoras de los derechos humanos, bancos de Datos, etc demuestran que entre el periodo comprendido entre 1965 y 2006: Mas de cuatro millones de personas han sido desplazadas internamente o han debido buscar refugio político, se han cometido mas de 65 mil ejecuciones extrajudiciales, de las cuales mas 2515 eran sindicalistas ; 10 mil personas han sido detenidos desaparecidos y hoy sus cuerpos se encuentran sepultadas en fosas comunes, mas de 6 millones de hectáreas de tierras fueran arrebatadas a comunidades campesinas y hoy se encuentran en manos de paramilitares y narcotraficantes. La ejecución de estos crímenes, no han sido aislados, sino que han sido acciones sistemáticas y planificadas para la eliminación de sectores sociales y políticos que han llevado a cabo acciones de oposición o de reivindicación de esenciales y básicos derechos, y cuyos responsables han sido grupos paramilitares que han contado con el apoyo, complicidad y tolerancia de agentes estatales. Por ello, el paramilitarismo en Colombia, lejos de ser una espontánea reacción de las elites nacionales contra la insurgencia armada, fue y sigue siendo una estrategia implementada por el Estado para la defensa de sus intereses, con el propósito de

consolidar un modelo económico, político y social a favor del capital nacional e internacional y claramente excluyente e inequitativo frente a la mayoría de la población colombiana. Esta afirmación se funda en las investigaciones, suficientemente documentadas, sobre los orígenes del paramilitarismo, en la persecución sistemática y generalizada hacia sectores sociales de oposición que solo durante los años 1988 a 2003 arrojó un saldo de 12.398 personas ejecutadas y 2.121 desaparecidas a manos de los paramilitares1 . El extermino, la persecución, el debilitamiento de estas expresiones políticas y sociales, el repoblamiento de tierras con personas afines a la ideología de los victimarios; ha allanado el camino para el afianzamiento de modelos de propiedad, explotación y concentración de la tierra a favor de terratenientes -ganaderos y empresarios agroindustriales, y/o despejar zonas donde grandes empresas van a explotar recursos naturales; Afianzar intereses económicos y políticos evitando cualquier alteración del “status quo” local, regional y nacional, frenar las reivindicaciones sociales que no estén contempladas dentro del modelo económico y político imperante; Garantizar la implementación de políticas de flexibilización acordes con el modelo neoliberal a través de medidas de ajuste estructural , flexibilización de la legislación y del mercado laboral, reducción de la participación estatal en las actividades económicas, militarización de lo publico, privatización de las empresas estatales, servicios públicos y seguridad social entre otras, con lo cual se ha consolidado un modelo neoliberal de desarrollo al servicio del capital y de los intereses económicos y políticos de elites nacionales y trasnacionales. Cinep, Deuda con la Humanidad. Paramilitarismo de Estado 1988-2003

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Por esto afirmamos que en Colombia se han cometido crímenes de estado, no solo porque los criminales fueron agentes Estatales o particulares que actuaron bajo su anuencia, tolerancia o colaboración, sino porque fueron realizados con arreglo a una política preconcebida encaminada a alcanzar resultados específicos en lo económico, político, social y militar, para la implementación de un modelo de desarrollo al servicio del capital financiero, intereses mercantiles y utilitarios de elites nacionales, corporaciones transnacionales. A pesar de las sentencias internacionales que demuestran que el paramilitarismo es responsabilidad estatal, y de las numerosas recomendaciones que distintos organismos internacionales le han hecho a Colombia para que desmonten las estructuras paramilitares, el Estado Colombiano han hecho caso omiso de ellas y por el contrario ha implementado medidas para que estas estructuras sean institucionalizadas y consoliden su poder territorial, económico y político. Estas medidas se han profundizado con la llegada de Uribe Vélez a la Presidencia, quien ha impulsado nuevas formas de legalización del paramilitarismo, que combina la creación de espacios donde la fuerza pública, paramilitares desmovilizados y población civil actúan de forma conjunta, a través de redes de civiles cooperantes con el ejército, redes de informantes, soldados campesinos etc., con nuevas estrategias para legalizar a los grupos paramilitares a través del llamado proceso de “negociación y desmovilización”, que contrario a lo que sostiene las autoridades gubernamentales no ha contribuido a la paz, ni a la protección de los derechos humanos. Las cifras así lo confirman: Desde el inicio del proceso los grupos paramilitares cometieron más de tres mil crímenes, pese al condicionamiento del “cese de hostilidades”. Entre julio del 02 a junio del 06, mas de 11.2922 personas fueron asesinadas o desaparecidas fuera de combate en Colombia, es decir en promedio cada día en Colombia mas de 7,7, per-

sonas fueran asesinadas o desaparecidas por razones de violencia socio-política.3 A cifra se suman las muertes de 8.791 personas en medio de los combates. Lo que nos indica que casi 20.000 personas perdieron la vida por violencia sociopolítica en Colombia. Del total de muertes registradas entre julio del 2002 y junio del 2006, 1.319 eran mujeres, por lo menos 1.342 era jóvenes y 678 niñas y niños.4 En cuanto a la autoría encontramos que en el 74,5% de las muertes fuera de combate se atribuye al Estado: Por perpetración de agentes estatales en el 12,1% y 62,4% por tolerancia, o apoyo a las violaciones cometidas por Grupos Paramilitares; A las guerrillas se le atribuyo la autoría en 25,5%.5 Entre el 1 de enero/02 y 31 diciembre del 2005 se presentaron 2.218 violaciones a la vida, libertad e integridad contra los sindicalistas colombianos en todo el territorio Nacional. Sin contar que frente al desplazamiento forzado se presentan sub.- registros, por cuanto un gran porcentaje de estos hechos no son denunciados ante las autoridades competentes. En este mismo periodo más 439 sindicalistas fueron asesinados en Colombia. Por lo menos 1686 defensores y defensores de derechos humanos fueron asesinados o desaparecidos. Durante este periodo mas de 6.912 personas fueron detenidas arbitrariamente, en muchos casos con base en acusaciones falsas de reinsertados e informantes, desconociendo los derechos a la libertad personal y al debido proceso. Las cifras del desplazamiento forzado no cedieron. Entre julio de 2002 y diciembre de 2005 se registraron 1.’014.647 Cifras Comisión Colombiana de Juristas Por violencia socio-política se entienden los hechos que configuran atetados contra la vida, integridad personal, producidos por abusos de autoridad de agentes del Estado, los originados en motivaciones políticas, los derivados de la discriminación hacia personas socialmente marginadas o los causados por el conflicto armado internos 4 Ibíd. 5 Ibid 6 Informe las tinieblas de la impunidad. (Fidh-observatorio) .Dentro de esos 168 casos individuales, la mayoría son defensores de derechos humanos pero algunos son sus familiares, escoltas y amigos, quienes se encontraban con ellos en el momento del atentado y fueron víctimas. 2 3


Contorno Judicial personas desplazadas, pertenecientes al 87% de los municipios del país, muchos de los cuales se encuentran aún bajo el control paramilitar. La actitud predominante de las autoridades encargadas del proceso de desmovilización fue de silenciar y ocultar estos graves hechos. El proceso de “negociación y desmovilización de las estructuras paramilitares” se ha sustentado en dos marcos jurídicos que, aunque diferentes, son complementarios. Por medio de la aplicación del primero de ellos, se efectuó la desmovilización de la mayoría de los integrantes de los grupos paramilitares y a través del segundo encabezado por la Ley de Justicia y paz se creó un procedimiento judicial, en virtud del cual se pretende el supuesto sometimiento a la justicia de los máximos cabecillas y mandos medios del paramilitarismo. La Corte constitucional7 efectuó modificaciones a esta ley orientadas a adecuar el procedimiento a los principios del derecho internacional en materia de verdad, justicia, reparación integral y garantías de no repetición. Sin embargo el gobierno nacional ha expedido una normatividad reglamentaria de la ley, por medio de la cual se modifican algunas de las disposiciones contendidas en la misma, y se implementan mecanismos dirigidos a dejar sin efectividad práctica lo mandatos trazados por la Corte, lo que evidencia la ausencia de una voluntad política del Estado para garantizar los derechos de las victimas a la verdad, la justicia , la reparación integral y las garantías de no repetición consistentes en el desmantelamiento militar, político y económico del paramilitarismo y la investigación, juzgamiento y sanción por los crímenes cometidos. Cual es el balance de este proceso?

Las estructuras paramilitares no se han desmontado: continuidad, rearme o creación de nuevas estructuras paramilitares: Diversos informes y fuentes registran que actualmente en Colombia operan 65 grupos paramilitares en 26 departamentos del país (incluido Bogota). Dada la poca transparencia de los datos disponibles so-

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bre la desmovilización, es difícil determinar con exactitud si estos grupos son readaptaciones de las estructuras que supuestamente se han desactivado, o nuevas expresiones del paramilitarismo. Dichas organizaciones aparecen con los nombres de “Águilas Negras”, “Autodefensas Campesinas de Nueva Generación”, “Autodefensas Campesinas Unidas del Norte del Valle”, “Coordinadora Colombiana de Autodefensas del Guainía”, etc. En su Noveno informe la Misión de Apoyo al proceso de Paz de la OEA8 , sostuvo que la presencia y actuación de diversos grupos ilegales en diferentes regiones del país continúa constituyendo uno de los principales riesgos para la consolidación del Proceso de Paz. Algunos de estos grupos estarían siendo liderados por comandantes de las autodefensas que no se acogieron al llamamiento del gobierno para participar en el proceso, mientras que otros reflejan la alianza entre antiguos paramilitares y narcotraficantes. En el mismo orden, se registra la participación de mandos medios de las autodefensas dirigiendo nuevas estructuras armadas ilegales. Las operaciones de estos grupos continúan afectando gravemente a la población civil, principalmente a los grupos vulnerables como mujeres, niños, afro-descendientes e indígenas.

Expansión del poder económico paramilitar 9 . El dominio paramilitar persiste o se ha ampliado en vastas regiones del país en las que se denuncian control de la administración pública y sus recursos, intervención coactiva en procesos de decisión popular, cobro de extorsiones a todas las transacciones y propiedades, manejo monopólico de la economía informal, modalidades de “limpieza social”, creación de asociaciones y cooperativas como fachada para la captación de recursos, coadministración de entidades del Estado, etc. Sentencia C -370 y C-575 Noveno Informe trimestral del Secretario General al Consejo Permanente sobre la Misión de Apoyo al proceso de Paz en Colombia (MAPP/OEA) Julio 2007. 9 Tomado de Cepeda Castro Ivan, Declaración pericial. Corte Interamericana de derechos humanos. Caso de la Masacre de La Rochela vs. Colombia 7 8


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Diversas fuentes afirman que los bloques paramilitares ejercen formas de influencia en 382 municipios de 26 departamentos del país10 . Las modalidades del control paraestatal en el orden local y regional configuran un conjunto de violaciones contra las libertades fundamentales de la población y un serio retroceso de las instituciones y principios del Estado de derecho. Este sistema de control resalta la amplia gama de alianzas que conforman el fenómeno paramilitar y que se traslucieron en la declaración pública que la cúpula de las AUC hizo el 23 de noviembre de 2006 en la que invitan “[a] quienes fueron nuestros impulsores, colaboradores y beneficiarios directos, empresarios, industriales, dirigentes políticos y gremiales, funcionarios, líderes regionales y locales, miembros de la fuerza pública entre otros, [a] que nos acompañen sin aprehensión ni temor en esta tarea. No queremos figurar como delatores. Nuestra convocatoria es para que conjuntamente con nosotros, le demos la cara a un país que reclama saber la verdad de lo sucedido en esta aciaga etapa de la historia de Colombia” 11 . De otra parte, el gobierno nacional ha pretendido impulsar reformas legislativas, por medio de las cuales se pretende la legalización de la posesión ilegal de tierras y bienes detentados por los paramilitares. El congreso de la República aprobó en el pasado mes de Junio de 2007 el “Estatuto Rural”, impulsado y promovido por el Ministerio de Agricultura. Por medio de esta normatividad el gobierno nacional pretendió regular entre otros temas los siguientes: Desarrollo productivo y tecnológico, programas de reforma agraria mediante concesión de subsidios para la compra de tierras; zonas de colonización y reserva campesina; programas de adecuación de tierras, procedimientos para la adquisición de tierras, clarificación de la propiedad y deslinde de tierras, resguardos indígenas y atención a la población desplazada. Del contenido de las disposiciones del proyecto de ley presentado por el gobierno, especialmente de aquellas relacionadas con la titulación de pre-

dios, se destaca la propuesta de creación de una figura especial de prescripción adquisitiva de dominio para obtener la titulación de la tierra, en favor de quien, creyendo de buena fe que se trata de tierras baldías, posea durante cinco (5) años continuos, terrenos de propiedad privada no explotados por su dueño en la época de la ocupación. De esta forma se alcanzaría la regularización de todos aquellos predios ocupados por el paramilitarismo, luego de forzar el desplazamiento de múltiples familias que los poseían legítimamente, hacia centros urbanos. Si bien dicha proposición fue eliminada durante el procedimiento de conciliación, la misma refleja la voluntad política del gobierno en este tema.

Infiltración del paramilitarismo en la Política La participación política y la toma de decisiones se han visto severamente afectadas por las presiones o los sobornos ejercidos por parte de los bloques paramilitares a favor de las corrientes políticas adeptas al presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez. El análisis de los resultados de las elecciones locales y parlamentarias de 2002 y 2006 ha determinado la aparición de lo que los especialistas llaman “votaciones atípicas”. En varios 10 Entre las múltiples actividades e instituciones que hacen parte del control social paramilitar está la Universidad de Córdoba, hospitales en el departamento de Bolívar, el régimen subsidiado de salud en varios departamentos de la Costa Atlántica y en el Meta; la contratación pública en el departamento de César, Meta y Antioquia; las regalías del gobierno central en los departamento de Sucre, Arauca y Casanare; la realización de obras públicas en la ciudad de Cúcuta, las juntas de acción comunal en la ciudad de Medellín, las empresas de servicios públicos en el departamento del Valle, el comercio informal y la Central de Abastos en Bogotá. Como si esto fuera poco, los grupos paramilitares han obtenido el control de los dineros en algunos clubes de fútbol, como el Deportivo Pereira. Ver, entre otras investigaciones periodísticas: “La inquietante expansión de los paramilitares”, El Tiempo, 26 de septiembre de 2004, páginas 8-11, “La ‘chequera’ pública de los paramilitares”, semanario El Espectador, 26 de septiembre de 2004, páginas 2 y 3, “Peso de las AUC en la Costa comenzó a sentirse con mayor fuerza en las pasadas elecciones”, El Tiempo, 16 de noviembre de 2006, “Denuncian infiltración de paramilitares en programa de ‘Zonas Seguras’ de Medellín”, El Tiempo, 16 de noviembre de 2003. “Infiltración de dineros de los paramilitares en el fútbol será investigada por la Fiscalía”. El Tiempo, 12 de diciembre de 2006.

“Texto completo de la declaración emitida por los ex jefes de las Autodefensas” Colombia Libre, sitio Web de las AUC (www.colombialibre.org). 11


Contorno Judicial departamentos y municipios del país se presentaron candidatos únicos para las alcaldías, las gobernaciones y los concejos, que obtuvieron más del 90% de los sufragios. En ambos procesos electorales los partidos políticos de oposición denunciaron la práctica de eliminar la competencia por medio de amenazas e incluso atentados en varias zonas del país. Las investigaciones adelantadas por la Corte Suprema y la Fiscalia en lo que se ha denominado la ”parapolitica”, que no es otra cosa que la confirmación del terrorismo de estado denunciado desde hace varios años por las organizaciones de derechos humanos lo demuestran: Mas de 30 dirigentes políticos detenidos, entre ellos nueve congresistas, dos gobernadores, 5 alcaldes, es exdirector del Das Jorge Noguera Cote, asi como su jefe de informática, Rafael García Torres, así como ex parlamentarios, concejales, diputados, ex mandatarios y funcionarios investigados o con ordenes de captura evidencian los vínculos de los paramilitares en todas las instituciones del Estado. Sin embargo, el estado continua negando su responsabilidad en la conformación y consolidación del paramilitarismo

Los bienes entregados: Una burla al derecho de la reparación de las victimas: Los reportes oficiales han indicado que los paramilitares han entregado durante todo el proceso de desmovilización, un promedio de 80 predios rurales, 180 automotores y 5 aeronaves, así como cabezas ganado y algunos títulos crediticios, bienes que a todas luces no representan al verdadero poder económico poseído por los máximos y medianos líderes de estas organizaciones delincuenciales y no serán suficientes para cubrir todas las reparaciones que puedan suscitarse por las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por los grupos paramilitares y que demuestran que estos grupos mantendrán su poder económico. Negación de los derechos de las victimas y nuevas formas de revictimizacion: En el marco de aplicación de la ley de justicia y paz no se han implementado medidas tendientes a brindar

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seguridad y protección efectiva a las victimas de los grupos paramilitares ni a sus representantes. Durante el periodo en que se han llevado a cabo las diligencias de versiones libres de los lideres y mandos medios de los grupos paramilitares, se han asesinado a siete lideres y representantes de organizaciones de victimas, incendio de la sede de una organización de desplazados en el municipio de Turbaco, robo de bases de datos en distintas organizaciones de derechos humanos que contenían información sobre crímenes perpetrados por los paramilitares a sistematicidad de las amenazas y persecuciones, ha ocasionado el fenómeno del éxodo creciente de victimas, a distintos lugares fuera del país. A esto se suma las movilizaciones de personas y desmovilizados que hacen presencia en los lugares donde se desarrollan las versiones libres en apoyo a los cabecillas paramilitares y como señal de intimidación para las victimas. Así mismo, las versiones libres se han convertido en tribuna pública donde los cabecillas paramilitares se han dedicado a justificar sus crímenes, calificándolos como “acciones militares “,” Teatros de operaciones”, “actos de guerra”, y donde los funcionarios judiciales han asumido una posición pasiva, lo cual se constituyen en una nueva afrenta contra la dignidad de las victimas y sus familiares. Y como si fuera poco hoy los cabecillas paramilitares se niegan a continuar con las versiones libres, como mecanismo de presión al estado Colombiano para que les garantice la impunidad de los crímenes sin Verdad ni reparación integral.

Los desafíos en la lucha contra la impunidad: Nuestros desafíos en la lucha contra la impunidad de los Crímenes de Lesa Humanidad, debe por una parte buscar develar las causas estructurales políticas, económicas y sociales que han sustentado las violaciones a los Derechos humanos y los Crímenes de lesa Humanidad cometidos en Colombia y por la otra contribuir en la construcción y articulación de propuestas organizativas encaminadas a generar transformaciones democráticas


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obre la base del respeto a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.

Adicionalmente a estas estrategias hacemos las siguientes propuestas:

Desde esta perspectiva consideramos que es necesario apoyar, impulsar y fortalecer el Movimiento Nacional de Víctimas de crímenes de estado, a nivel local, regional y nacional, como un espacio donde confluyen víctimas directas, familiares y a las organizaciones sociales, que generen procesos de movilización social contra la impunidad e impulsen y desarrollen las 8 estrategias que permitan construir la verdad histórica de lo sucedido en todas sus dimensiones, se investigue, juzgue y sanciones a los autores intelectuales y materiales, se repare integralmente el daño causado, en lo psicosocial la memoria y la dignidad de la víctima, en los daños morales y materiales y avanzar en la reconstrucción del tejido social.

♦ Promover y participar en el proceso de organización y capacitación en el conocimiento de sus derechos y en su defensa, por las víctimas, sus familias, sus organizaciones y a la población en general, apoyando en esta forma el proceso que han iniciado ya las víctimas de crímenes de Estado.

La lucha contra la impunidad y por la democracia requiere armonizar las acciones jurídicas, la movilización de las victimas, la lucha política y la gestión internacional, por ello es imprescindible lograr que esta lucha deje de ser solo un problema de las victimas y las organizaciones de derechos humanos y pase a convertirse en una preocupación y movilización de toda la sociedad. En consecuencia, proponemos: Adelantar acciones jurídicas para buscar la sanción de los máximos responsables de la criminalidad de Estado, la realización de audiencias ciudadanas por la verdad, la conformación de la Comisión Ética Internacional, la elaboración de un proyecto de ley de no repetición, la creación del Catastro Alternativo de Tierras, el diseño de estrategias alternativas para la exhumación de fosas comunes, la lucha contra el genocidio político, y la creación de casas locales de la memoria histórica. Estas ocho propuestas estratégicas han sido elaboradas por las organizaciones de víctimas y por lo tanto expresan su visión autónoma sobre los cambios que requiere Colombia para superar los crímenes contra la humanidad, y para superar el actual estadio predemocrático del sistema político.

♦ Trabajar por un amplio consenso social sobre la prohibición de todo tipo de justificación pública del genocidio y de los crímenes contra la humanidad. El Estado colombiano debe reconocer públicamente su responsabilidad en las atrocidades que se han perpetrado contra los grupos y movimientos sociales. La sociedad colombiana no puede seguir concibiendo el paramilitarismo como un mal menor, e incluso necesario. Las audiencias de versión libre de los jefes paramilitares bajo el sistema de la ley de justicia y paz no pueden ser tribunas para justificar o festejar los crímenes cometidos, ni para hacer una nueva apología del genocidio. ♦ Solicitar el acompañamiento internacional al movimiento de víctimas de crímenes de Estado, las organizaciones sociales, políticas de oposición y de derechos humanos para garantizar su existencia en este contexto de aplicación de la ley de Justicia y Paz. Igualmente se deben realizar visitas periódicas a los Tribunales de Justicia y Paz en Barranquilla, Medellín y Bogotá y a la Corte Suprema de Justicia Sala Penal y al Fiscal General para garantizar la correcta aplicación de la ley penal a los políticos y funcionarios públicos comprometidos con el paramilitarismo. Estas visitas en lo posible serán coordinadas internacionalmente con la OIDHACO y a nivel nacional con la Coordinación Colombia Europa – Estados Unidos. ♦ Presentar comunicaciones ante instancias internacionales como la Corte Penal Internacional (CPI). Buscar abrir casos ante la jurisdicción universal por crímenes de lesa humanidad cometidos


Contorno Judicial en Colombia. Incidir para que se abra el caso de Colombia en la Corte Penal Internacional por los crímenes de lesa humanidad cometidos y que se siguen cometiendo desde noviembre de 2002 y cuya comunicación que involucra toda la cúpula militar y paramilitar, y el Gobierno nacionales encuentra hoy en la CPI. Así mismo, presentar los casos a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (OEA) o el Comité del Pacto de Derechos Civiles y Políticos (ONU). Llamamos a la comunidad internacional para que desarrolle sus buenos oficios ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional para que inicie los respectivos procesos y si es del caso se coadyuven las peticiones formuladas por las organizaciones sociales y las victimas. ♦ Exigir al Estado Colombiano el cumplimiento total de las recomendaciones internacionales que le han formulado los grupos temáticos, los relatores especiales y la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU en Colombia. Exigir el cumplimiento de lo acordado para aprobar conjuntamente con las expre-

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siones de la sociedad civil el plan nacional de Derechos Humanos. ♦ Exigir al Estado Colombiano el desmantelamiento real de la estructura paramilitar en los aspectos políticos, sociales, económicos y militares como garantía real para que los crímenes no se sigan cometiendo. En este mismo sentido se le debe exigir a la misión de la OEA, que comience a cumplir con su mandato de verificación de la desmovilización de la totalidad de la estructura paramilitar. ♦ Exigirle al Estado Colombiano la solución política negociada al conflicto social, político y armado que padece el país desde hace más de 40 años; para ello debe concretar en el menor tiempo posible los acuerdos con el ELN y las FARC-EP. Estos diálogos deben ser públicos y los acuerdos deben darse a conocer nacional e internacionalmente y en ellos debe prevalecer la defensa de los derechos humanos, la democracia real, la soberanía y el Estado de Derecho.

Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado Ponencia presentada por el colectivo de abogados “Jose alvear Restrepo” (Comité de impulso Movice) Comisión defensores de derechos humanos Encuentro de víctimas pertenecientes a organizaciones sociales Bogota, Julio 26 – 28 del 2007

Somos semillas, somos memoria Somos el sol que renace ante la impunidad Bogotá, D.C., Calle 16 No. 6-66 Oficina 2506 Teléfonos (571) 284 61 20- 284 60 40- 281 22 85- 284 96 14 Sitio Web: www.movimientodevictimas.org – Correos electrónicos: secretariatecnica2encuentro@yahoo.com mvcecolombia@gmail.com


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Contorno Judicial


Jaime Pardo Leal (Hombre de futuro) Por: Alejandro Gómez Roa

Como los huracanes en tiempo de futuro, venido de las entrañas, de la tierra colombiana, ascendiendo las montañas, recorriendo los valles y llanuras se oyó su voz clara y profunda vibrar sobre su patria adolorida. Cuando avanzaba al frente de las masas populares, en aras de conquistar el cielo, las sanguinarias fieras asesinas detuvieron con el fuego su alegre corazón de gran guerrero. No lograron con el crimen los sicarios borrar su imagen de valiente capitán de multitudes que sembrando las semillas libertarias de sus perennes ideales alcanzarán seguras para el pueblo un porvenir de luz en nuestra historia.

Bogotá, Octubre de 2007. A los 20 años de su asesinato



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