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Las historias en “Cleo de 5 a 7”
Mar Picazo maria.delmar.54390876
La película comienza con el ritual de una lectura de tarot a Cleo, una joven y bella cantante; la protagonista está esperando los resultados de unas pruebas médicas. Una adivina, predice a Cleo, que tiene cáncer y que va a morir. Todo se desarrolla de manera superficial. Digo superficial, porque ella remata ese capítulo con la siguiente frase: “Mientras soy bella, estoy 10 veces más viva que las demás”.
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Todo es blanco o negro, se rige por la superstición de Cleo: los espejos, los gatos, los días y números; sin embargo, más allá de esas primeras impresiones, la historia no es sólo una historia, ya que está llena de otras historias y referentes; es decir, hay un un mise en abyme, es un recurso narrativo que consiste en imbricar dentro de una narración otra similar a manera de matrioskas, (muñecas rusas), o los fractales de Mandelbrot. Dividida en 13 pequeños capítulos que relatan en tiempo, la espera de Cleo, podemos ser testigos de la gran maestría de Agnés Varda para colocar de manera casi imperceptible otras miradas. El primer relato, es contado a partir de la voz de la protagonista, ella es la que guía el filme y acompaña a Cleo durante los 90 minutos que dura. Se sitúa en un café donde Cleo llega con su asistente, Angéle, y escucha decir a un hombre que va a morir.
Por otra parte, en uno de los episodios más relevantes, podemos observar que Cléo acompaña a Dorothée a la cabina de proyección, en la que trabaja su novio, Raoul, en donde presencian un pequeño cortometraje de cine mudo. El personaje interpretado por Godard, se da cuenta de que lo ve todo de color negro por culpa de las gafas oscuras que lleva.
Otros ejemplos de las historias que se presentan en Cleo, es en el bar donde pide un coñac; las múltiples voces van narrando de manera simultánea, lo que da la sensación de aturdimiento a la protagonista y
termina saliendo del lugar. O bien, el suceso, en donde un hombre come ranas; también, la del muerto que surge de manera incidental.
Para concluír, la cineasta francesa y precursora del movimiento cinematográfico Nouvelle Vague, presentó en “Cleo de 5 a 7” algo más que una historia superficial. Y es tan así, que en el filme, propuso un final abierto que deja al público una sensación de bienestar,: “Me parece que ya no tengo miedo. Me parece que soy feliz”, dice Cleo, dispuesta a aprovechar la última hora al lado de Antoine al abandonar el hospital, mirándose fijamente a los ojos. También podemos observar , casi al final del filme que Agnes Varda menciona a Las mil y una noches, la historia por excelencia considerada como un myse abime .