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Acuerdos internacionales de emisiones de CO2 Adrián Fernández Bremauntz

PANEL 6 ASUNTOS INTERNACIONALES, ACUERDOS DE EMISIONES, IMPACTO AMBIENTAL Y MERCADOS FINANCIEROS

Acuerdos internacionales de emisiones de CO2

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ADRIÁN FERNÁNDEZ BREMAUNTZ Licenciado en Biología y ecología, maestro en Ciencias en tecnología ambiental y doctor en Ciencias ambientales. Fue doctor general de temas de contaminación del aire y cambio climático durante 11 años, investigador visitante en el Banco Interamericano y en el World Resources Institute de Washington. Actualmente es asesor de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad en la UNAM.

Mi organización, Iniciativa Climática de México, es una fundación sin fines de lucro. Tenemos el mandato de apoyar el avance de los esfuerzos de mitigación del cambio climático en México y lo hacemos mediante estrategias diversas.

La Convención Marco del Cambio Climático, cuya diplomacia está basada en la ciencia, se formó hace ya más de 20 años. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático revisa periódicamente la evidencia científica disponible y la traduce, la digiere, la pone en mano de los tomadores de decisiones. En septiembre de 2021 se publicó un avance de lo que será el sexto reporte de evaluación de cambio climático: el documento conocido como “Síntesis para tomadores de decisiones”. Se aseguró que durante las posteriores se publicarían diversos tomos de este sexto reporte de evaluación.

El modelo de la Convención de Cambio climático y el Protocolo de Kioto se basan sobre todo en el que tuvieron la Convención de Viena y el Protocolo de Montreal para atender el problema del agotamiento de la capa de ozono estratosférica. Estos modelos se basan en las maneras de trabajo de la diplomacia internacional, en la cual se da prioridad al multilateralismo, que cuenta con un principio de consenso y así todos los países, chicos y grandes, tienen voz y voto.

Un principio fundamental rige desde hace muchísimos años estos trabajos de cambio climático. Se reconoce, por la naturaleza del fenómeno, que todos hemos sumado gases de efecto invernadero a la atmósfera desde antes de la Revolución Industrial, pero es evidente que hay responsabilidades comunes, aunque diferenciadas. Recordemos también que estos gases y compuestos, procedentes de diferentes fuentes, causantes del efecto invernadero, tienen una vida media en la atmósfera que puede ir de unas cuantas semanas hasta cientos de años. Por esta razón, emisiones generadas desde que empezó la Revolución Industrial se han venido acumulando; así, podemos decir que los diferentes países tienen deudas atmosféricas acumuladas cuando se habla de cambio climático.

Recordemos este principio de las responsabilidades comunes diferenciadas. En el último par de años se ha adoptado el nuevo paradigma de la ciencia, el cual nos dice: tenemos que ir por cero emisiones, por la neutralidad de carbono, para mediados del siglo. Esa es una cuestión positiva, pero entonces, de pronto, viene una presión muy fuerte de los países desarrollados hacia los países emergentes y en desarrollo para que todos vayamos, hacia mediados de siglo, a cero emisiones. No obstante, “olvidan” –intencionalmente– la cuestión de las responsabilidades comunes y diferenciadas, además de las diferentes capacidades de ambos grupos de países. Lamentablemente, no hay tiempo de adentrarse en detalles.

México tiene una historia y poseía una muy buena reputación, respecto del cambio climático. Hace más de 20 años se caracterizaba por hacer muy bien la tarea en el plano inter-

nacional pues cumplía la obligación de los países firmantes de la Convención Marco al presentar reportes periódicos conocidos como “comunicaciones nacionales”. Ahí se incluían, entre otros datos, los inventarios nacionales de gas de efecto invernadero del país. Esto requirió grandes esfuerzos del Instituto Nacional de Ecología, donde se formó un equipo con tales capacidades para hacer ese trabajo y entregar esos reportes o comunicaciones.

México, aunque país subdesarrollado, entregaba más reportes, casi le veníamos pisando los talones a los países desarrollados, a Europa, Estados Unidos... El expresidente Calderón, muy activo, promovía el tema del cambio climático internacionalmente, pero el avance doméstico fue mínimo.

El Programa Especial de Cambio Climático (2014-2018) fue muy modesto. Se comprometió una meta voluntaria, en el 2010, de reducir 30% las emisiones antes del 2020, pero en el cuerpo del programa se ofrecía sólo un tercio del volumen de emisiones que estábamos obligados a mitigar en el periodo hasta el 2020. Si bien este programa especial terminaba en 2018, los análisis independientes de la evaluación de los resultados mostraron que de ese tercio sólo se cumplió un tercio. Entonces, en el periodo 2014-2018 hubo mínimos avances en materia de mitigación climática; lo más importante fue la Ley de Transición Energética promovida por iniciativas ciudadanas.

Con dos años de retraso, en septiembre de 2021 se aprobó mediante decreto el Programa Especial de Cambio Climático 2021-2024 (PECC). Este programa no coloca a México en el rumbo adecuado para cumplir las metas a que se comprometió el país al signar el acuerdo de París: reducir 22% de emisiones.

El PECC 2021-2024 no contempla el suficiente número de medidas adecuadas para cumplir esa meta. Habrá que ver qué pasa con la iniciativa de cambios constitucionales que presentó en materia de electricidad el presidente del país para impulsar su política de que la CFE recupere el control del sistema, con una participación de 54% y 46% para el sector empresarial. Con esta política, si se concreta la iniciativa de reforma, a mi juicio habrá dos consecuencias: primera, no se cumplirán las metas de la Ley de Transición Energética; segunda, México estará entre los primeros países que en los siguientes años no cumplirán las metas de París.

Existen muchos esfuerzos de transparencia climática, los invito a revisarlos. Mencionaré algunos. Cada año, Naciones Unidas publica el “Reporte de la brecha de emisiones”. El documento incluye una evaluación actualizada del avance de la reducción de emisiones propuestas por todos los países hacia el 2030. Ahí se comparan las cifras con lo que la ciencia nos dice: no debemos rebasar los 1.5 grados. En el mismo documento se analiza la situación de los países del G20, incluyendo México; se hace un seguimiento puntual de las políticas, y se ha reportado que en los últimos tres años las políticas actuales de México, sobre todo en materia de energía, están en dirección contraria a la que está el resto del mundo.

El Informe Especial sobre Calentamiento Global de 1.5 °C (SR15) lo publicó el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, sus siglas en inglés) el 8 de octubre de 2018. Durante la investigación del reporte, se preguntó si era o no posible, con base en las leyes de la física y la química, reducir las emisiones para no rebasar los 1.5 °C. La respuesta fue positiva, si hacemos todo lo que está en nuestras manos.

El reporte establece que es imperioso reducir entre 45 y 50% las emisiones respecto de los niveles 2010, para el 2030, y alcanzar las cero emisiones hacia mediados de siglo. Cualquier resultado alejado de esto no deberá sorprendernos, si no hacemos, como estados, ciudades o individuos, lo que nos toca; si el calentamiento mundial aumenta 2 o 3 °C. El reporte establece que si se rebasa el límite de 1.5 °C habrá enormes diferencias en los impactos negativos.

El mismo documento reconoce que en la lucha por descarbonizar el planeta y por que no se rebasen los 1.5 °C, es crucial poner atención en que la transición sea justa, equitativa, y los esfuerzos y la premura que se avecinan no amplíen las grandes desigualdades entre las sociedades.

México está a punto de situarse entre los 10 países del mundo con mayores emisiones, aunque emite mucho menos como país, comparado con Estados Unidos y China –está prácticamente entre los 10 primeros.

México ha firmado muchos compromisos internacionales, iniciativas, etc., así que repasaré aquí rápidamente algunos. Como se sabe, hace varios años que no se cumplen los compromisos del Acuerdo de París. Así, en 2019 el secretario general de la ONU convocó a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP25. Entonces se llamó a firmar de inmediato dos acuerdos; primero, metas más ambiciosas que las del Acuerdo de París, y segundo, compro-

VICTOR MORIYAMA

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