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ARTÍCULO TÉCNICO
Rodrigo Murillo Fernández
Profesor B, FES Aragón, UNAM Subgerente de Seguridad de Presas, Conagua
Lecciones aprendidas en presas por efecto de sismos Nuestro país ha invertido muchos recursos para proveer la infraestructura nacional de servicios; principalmente el sector público ha desarrollado las vías de comunicación, el sistema hospitalario y la infraestructura hidráulica en todo el territorio. Es evidente que cada parte de estas obras se ha diseñado y construido con la tecnología vigente de su época para el desarrollo de construcciones más económicas, eficientes y seguras.
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a naturaleza día a día es aprovechada para beneficio de la humanidad, pero también nos muestra sus manifestaciones extremas, como sequías, ciclones y sismos, que modifican temporalmente el entorno al que nos hemos acostumbrado. En particular, conocemos que gran parte del territorio está sometido a las vibraciones sísmicas, al ingreso de ciclones por ambos océanos, a sequías de diversa intensidad, combinaciones de los fenómenos atmosféricos que provocan lluvias puntuales intensas con las consecuentes inundaciones y, para completar el panorama, el calentamiento global de la atmósfera y mares, que se traduce en variaciones de las temporadas de lluvia y estiaje. Los diseñadores consideran estos factores en sus proyectos, basados principalmente en la información histórico-estadística de los fenómenos naturales y en el comportamiento de la infraestructura del último siglo. Las solicitaciones se estiman con buena precisión y conforme a reglamentos. Con métodos deterministas y probabilistas, se proporciona una mayor resistencia a los principales elementos; en ellos se incorpora la posible frecuencia de incidencia de las solicitaciones externas, así como las de la propia obra. Siempre se consideran las cargas permanentes en las obras, aunque éstas cambian y se añade un cierto grado
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de incertidumbre; por ejemplo en presas, se supone que el nivel del agua se encuentra al NAMO o excepcionalmente al NAME, y que bajo esa condición se presenta otro evento natural perturbador como un sismo, cuya ocurrencia simultánea se antoja improbable; sin embargo, han ocurrido altos niveles de agua en las presas, incluso con derramamiento por el vertedor y se presentaron sismos de importancia, tanto en 1985 como en 2017. En los sismos de septiembre de 1985, las principales presas sometidas a las vibraciones fueron José María Morelos (La Villita) e Infiernillo, en Guerrero-Michoacán, cercanas a la desembocadura del río Balsas, con magnitudes (M) de 8.1 y 7.2 en dos días consecutivos respectivamente, mientras en 2017 ocurrieron dos sismos con varios días de intervalo y localizaciones diferentes, ambas situaciones en plena temporada de lluvias con altas cargas hidráulicas sobre las cortinas; en las dos ocasiones se registraron efectos en las cortinas y otras estructuras. Los sismos de septiembre de 2017 sometieron a vibraciones intensas a muchas presas en las regiones sur y centrosur del país, donde existen más de 750 obras que pudieron resultar dañadas. La información sobre estos sismos ha sido reportada en diversas publicaciones (SSN-IIUNAM, 2017c), y el comportamiento de las presas también ha sido
Núm. 263 Marzo - Mayo 2022
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