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REDES SOCIALES
El uso de las redes sociales comenzó hace aproximadamente entre 15 y 20 años, inicialmente utilizadas principalmente en computadoras portátiles (laptops) o de escritorio, para después expandirse al uso en dispositivos móviles (celulares). Hervás (2021) menciona que el uso de las redes sociales ha crecido considerablemente en la actualidad, llegando a aproximadamente 2 mil millones de usuarios en todo el mundo. Entre las redes sociales más utilizadas se encuentran Facebook, Instagram, TikTok, WhatsApp, Twitter, YouTube, entre otras.
En un principio, las redes sociales eran mayormente utilizadas por adolescentes y adultos jóvenes, pero con el tiempo, su uso se ha extendido a poblaciones adultas e incluso a la población infantil en la actualidad.
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De acuerdo con Hervás (2021), el uso excesivo de las redes sociales puede generar síntomas similares a los de una adicción, manifestándose en un deterioro en áreas académicas, laborales, emocionales y sociales, incluyendo el trato físico de persona a persona. La conducta adictiva se manifiesta cuando las personas revisan constantemente sus redes sociales en sus dispositivos móviles, experimentando ansiedad por temor a perder información importante. Esta constante revisión resulta en horas invertidas en las redes sociales a lo largo del día, afectando diversas áreas de la vida. Además, el uso excesivo de las redes sociales puede conducir al insomnio, ya que las personas se ven compelidas a permanecer conectadas a las novedades de las redes sociales en lugar de descansar adecuadamente.
Un aspecto relevante es que las redes sociales pueden acercarnos a personas lejanas, pero alejarnos de quienes están presentes físicamente, lo que puede llevar a una sensación de despersonalización. Este efecto psicológico y emocional ha sido más notable en los últimos 15 años debido a las nuevas formas de socialización. Aquellos que están constantemente en las redes sociales pueden hacer que las personas que los rodean se sientan ignoradas y desatendidas. Además, las personas adictas a las redes sociales pueden desarrollar dificultades para interactuar cara a cara, lo que afecta especialmente a las nuevas generaciones de jóvenes, quienes pueden sentir ansiedad o molestia al realizar llamadas telefónicas y prefieren solucionar todo mediante mensajes.
El constante uso de las redes sociales también puede llevar a una comparación continua con otras personas en términos de aspecto físico, estatus, logros y posición social o económica, lo que genera sentimientos de inadecuación, soledad, frustración, ansiedad, depresión, narcisismo y otros malestares emocionales y psicológicos. Esta tendencia de comparación se ha acentuado debido a la exposición a las «vidas perfectas» de las personas que se siguen en
Instagram, Facebook y otras redes sociales. Además, se ha observado una mayor presión social en los jóvenes para tener actividad sexual y consumir drogas, lo que puede tener un impacto significativo en su bienestar emocional y psicológico.
Al publicar contenido en las redes sociales, las personas pueden experimentar afectación emocional cuando no reciben la cantidad de «likes» que esperaban. También puede generarse malentendidos o fallos en la comunicación al utilizar estas plataformas.
El acceso tan fácil a las personas a través de las redes sociales puede parecer ventajoso para una comunicación fluida y sin trabas, pero en ocasiones, la falta de respuesta a mensajes en estas plataformas puede generar una sensación de rechazo e indiferencia para quienes intentan comunicarse.
Otro aspecto significativo es el tema de la infidelidad o sospecha de infidelidad en parejas, ya que el fácil acceso a otras personas a través de las redes sociales aumenta la probabilidad de interacciones afectivas, lo que puede generar angustia y conflictos en la relación.
Además de los puntos mencionados, las redes sociales también han sido utilizadas para acosar, difamar y amenazar a otras personas, lo que puede tener un im- pacto emocional y psicológico profundo en las víctimas, llegando incluso al suicidio en casos extremos.
En resumen, las redes sociales son una herramienta útil para la comunicación, siempre y cuando se utilicen de manera responsable y no se caiga en el abuso o la adicción. Es esencial que los padres supervisen el uso de las redes sociales en niños y adolescentes, ya que estos grupos de edad son especialmente susceptibles y vulnerables a situaciones que puedan afectar su bienestar emocional. En el caso de los menores de 14 años, no se recomienda que tengan acceso a redes sociales, y es importante mantener una supervisión constante en cualquier interacción virtual.
Referencias
Hervás, A. (2021, 27 de septiembre). Impacto psicológico de las redes sociales: ¿Cómo te afectan? Psicólogos ANIMAE. https://psicologosanimae. com/impacto-efecto-psicologico-redes-sociales/#:~:text=El%20uso%20excesivo%20de%20las,estr%C3%A9s%2C%20la%20fatiga%20o%20ansiedad. Molina, K y Medina, M. (2020). Efectos psicológicos de las redes sociales e internet en adolescentes. Tesis de licenciatura, Universidad de Pamplona). http://repositoriodspace. unipamplona.edu.co/jspui/bitstream/20.500.12744/5052/1/Molina_Medina_2020_TG.pdf
Morejón, P. (2020). Redes sociales y bienestar psicológico en jóvenes. NeuroClass. https://neuro-class.com/redes-sociales-y-bienestar-psicologico-en-jovenes/ Watzlawick, P, Bavelas, J. y Jackson, D. (2002). Teoría de la comunicación humana: Interacciones, patologías y paradojas. (Duodécima edición). Editorial Herder.