Confesare mi pecado, encontraré refugio

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Confesare mi pecado, encontraré refugio Basado en el salmo 38 (léase el salmo primero)

Mi Rey, mi Dios, no me alejes de tu presencia. Tu Santo Espíritu me ha mostrado mi pecado. He andado escuchando el clamor del hombre. He prestado oídos, al clamor del mundo. _._._._ Tu mano sobre mí me es como la vida. Aunque sea para corrección,


mejor me es estar bajo tu mano. Que ser apartado de tu presencia. _._._._ Mi carne y mis huesos se estremecen. Mi coraz贸n gime a causa de mi pecado. Soy como traspasado por flechas invisibles. Socorreme Se帽or, yo en tu mano espero.

_._._._ Todo a causa de mi rebeli贸n, de atender al hombre y no escuchar primero tu voz.


Como pesada carga, que dobla mi cabeza, Es mi rebelión sobre mis hombros.

_._._._ Mi carne se pudre en mí, a causa de mi pecado. Mi enfermedad es mi ansia, recógeme, levantame a ti, Señor, mi Señor. _._._._ Mi alma y mi espíritu, andan es oscuridad, tú eres mi luz. Acercate a mi Señor, no te alejes de mí.


Yo en ti confió. _._._._ Todo mi ser grita de dolor, de dolor por la falta de ti. Mi carne enferma y se acerca a la muerte. Tú eres mi deseo, mi gran galardón. No te olvides de mí, Señor. _._._._ Señor, delante de ti he estado en todo tiempo. Desde el día que me diste vida, tú eres mi Dios. Nada he hecho en oculto, y mi pecado he declarado.


_._._._ Acercate a mi Señor. Si tú me dejas, sería peor que una piedra en el camino. Mejor nunca haber visto la luz del día. Porque tú eres mi todo, la esperanza de mi corazón. _._._._ Mi cuerpo se secaría, todo mi ser se seca si tú no estás. _._._._ Mis conocidos se alejan de mí, “Algo horrible se ha apoderado de él”, dicen. Me miran de lejos. Pero yo a ti anhelo.


_._._._ Los que han buscado mi vida, y quieren ver mi caída, están en fiesta y alegría, “Lo hemos vencido” Meditan trampas, fraudes, hablan maldad. _._._._ Pero yo me hare el sordo a sus palabras. No hablare, ni reprenderé su maldad. _._._._ Seré sordo y mudo ante sus ataques. Porque yo en ti espero, y tú eres mi refugio.


Tú eres mi galardón, mi anhelo, tú juzgaras al malo. _._._._ Mi alegría esta en ti, sus palabras no me alcanzan en tu presencia. En tu presencia no llega su maldad. Ahí me esconderé. _._._._ Tú me ayudaras, tú me esconderás en el día malo. Y yo confesare mi pecado, lo publicare delante de todos. Porque mi confianza eres tu Señor, mi Dios. _._._._ Se multiplican mis enemigos,


se levantan con nuevas fuerzas. Pero yo como un niño acurrucado en tu regazo. Cantare salmos, alabare tu nombre, alzare mis manos a ti. _._._._ La cruz me ha limpiado, en ella encontré salud. Cuando mi pecado me alcanzo, la cruz me salvo. Y mi Señor me levanto, me escondió en la vida. Donde sus saetas no llegan, donde el malo no puede estar. Allí es mi refugio, en Cristo. Y todo aquel que es


perseguido: Venga a Cristo, que será refugio al que en Él confía. _._._._

Basado en el Salmo 38 por: Henry Padilla Londoño El Salmo 38 es original de David, Rey de Israel, Profeta de Dios.


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