De un maravilloso Señor hablo yo. Eres maravilloso Dios, Señor. El universo proclama tu Gloria. Un susurro se escuchó, como una gota de agua que cae en el silencio. Su eco se extendió lentamente, llenándolo todo. Todo existe por su poder, decía la voz, De un poderoso creador hablo yo, del que pinto al orión con su aliento, Del que midió las galaxias con la palma de su mano. Extendió el firmamento como un pergamino, Y puso cada astro en su propio camino. A todos llamó por su nombre, a cada uno de ellos sin faltar ninguno. Cuan hermoso es el Señor en su mansión. Su Santidad y Poder son la base de su trono. El Ángel voló, buscando un elegido, uno digno. ¿Quién es digno? La creación lloro, el cielo enmudeció, y la tierra tembló en silencio. Serafines y arcángeles mudaron sus rostros. ¿Dónde está? Y las estrellas se vistieron de oscuridad. El susurro calló, todo se detuvo, ¿Dónde estás?