La siega Henry Padilla Londo単o
Un canto se escucha por toda la tierra, un sonido claro lo llena todo. La tierra seca suspira en alivio, el roció de tu espíritu trae la vida, y avanza en medio de los pueblos. Soplas y se seca el mundo, otra vez soplas y se llena de vida. Los que aman tus palabras cabalgan en tus verdades, levantan sus manos, toman tesoros del cielo, los traen a la tierra. He visto el fin del justo, en paz, en descanso, junto al Señor. Y el fin del malo, en medio del fuego, su nombre se fue entre el humo que nada dejo. Porque creo hablo, levántate tú que duermes, levántate y te alumbrara Dios. Levántate poderoso guerrero, esgrime tu espada, la que Cristo te ha dado.
Un ejército de guerreros fue visto de lo alto, brillaba como el sol a medio día. Se levantaron en un momento, y recogieron el fruto en el granero, el precioso fruto de Dios. Fueron levantados, como quien saca el sol a pasear, y llevados en las nubes a donde nace la luz. El día que Dios se vistió de Gloria, en poder y majestad. Quien es la queda atrás, en gran tormenta, en oscuridad, el mar se levantara gritando su dolor. El dragón escarlata gritara, llamando a los suyos. Es hora de gemir, hora de pagar. Como un borracho, se moverá, sin entender donde esta. Y los que en ella están aullaran de dolor, el día que la luz será oscuridad.
Canta, canta al Señor, mientras aun hay tiempo, levanta tu voz en medio de los tiempos. Vienen días, cuando nadie cantara. Y la tonada lleno hasta el ultimo rincón, aun los arboles se movían al son: Cristo, es el Señor, solo en el hay Salvación. El que robaba dejo de robar, el que maldecía, ya no maldijo más, y los que confiaban en sus ídolos, ídolos llamados evolución, ciencia, humanismo, fuerza propia, muchos dejaron sus ídolos, y se volvieron a Dios. Cree, escucha las palabras, y cree en Cristo y serás salvo. Henry Padilla Londoño