Altivo, desdeñoso, trabajador infatigable (siempre en su propio beneficio), la personalidad humana y literaria de Camilo José Cela (1916-2002) abarca todos los registros. Fue capaz de lo mejor: los inmortales Viaje a la Alcarria y La familia de Pascual Duarte, y también de lo peor: empantanar su imagen y su prestigio con La cruz de San Andrés (premio Planeta), una novela que le reportó más sinsabores que alegrías. Cuando fue acusado de plagio, muchos pensaron que aquello era amarillismo de la prensa. Al final de su vida, CJC reconoció que había cometido un error, como se relata en este libro.