Los últimos días antes de su puesta en libertad atormentan al protagonista, conocido como el Kulterer, un hombre tranquilo, respetado por guardianes y reclusos, que se ha ido adaptando, sin rebeliones y con la aceptación tácita de su condena, a la vida carcelaria. Al llegar el momento de regresar al mundo exterior, se apodera de él un desasosiego, un miedo a perder esa libertad interior paradójicamente conquistada entre las paredes del centro penitenciario, donde ha alcanzado, a través de las historias que lo despiertan en medio de la noche y que escribe y lee a sus compañeros de celda, su propia realización personal.