Emboscada en los Girones

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EDIC.16 - LUN 30 JUL - DOM 5 DE AGO San Salvador, 30 julio 08:00

Operación Guazapa 10: Emboscada a la caballería en Los Girones Capitán Herard von Santos El cerro de Guazapa era considerado por la guerrilla como un lugar de inigualable valor estratégico, era al decir de los rebeldes: “una daga clavada en el corazón del enemigo”, por lo que también el ejército salvadoreño decidió emplazar una fuerza permanente, en la cumbre del cerro, para monitorear los movimientos de los insurgentes en la zona. Esto en la práctica provocó continuos choques entre ambas fuerzas. El ejército se veía cada vez más obligado a la utilización de los helicópteros para el abastecimiento de sus fuerzas en el área. Paralelamente, el mando militar desarrollaba continuas operaciones de desalojo de las guerrillas en las estribaciones y faldas del cerro desde 1980.

Lunes 30 de julio de 2007 Centroamérica 21 mailto:ggaleas@centroamerica21.com En febrero de 1983 el ejército puso en marcha una gran ofensiva militar en esa zona, la Operación “Guazapa 10”. Varias unidades militares fueron desplazadas a los sectores norte y este del cerro de Guazapa. En esas circunstancias, la inteligencia militar detectó el movimiento de varias columnas guerrilleras, en el área de las Presitas y Palo Grande en las cercanías de Suchitoto, por lo que se aprestó una unidad combinada de infantería que incluía efectivos de la Policía Nacional, Destacamento Militar No 1 y Segunda Brigada de Infantería, al mando del capitán de la PN Argumedo. Sumaban unos 450 hombres, reforzados por la Primera Sección del Escuadrón Blindado (23 hombres).

Los Girones


AVANCE BAJO FUEGO El avance de la unidad fue detectado por el enemigo, quien preparó una emboscada con el objeto de aniquilar a las fuerzas gubernamentales. La Primera Sección Blindada se encontraba al mando del Teniente Eliú Fuentes Velarde, y lo integraban dos vehículos Panhard AML-90, armados con 20 granadas cada uno, y dos transportes de personal blindado UR-416. El eje principal de avance se situó sobre la carretera que de Aguilares conduce al cantón las Presitas, al oeste de la ciudad de Suchitoto. Su objetivo era una elevación en las cercanías de esta última. La infantería seguía cursos paralelos a ambos lados de la vía: a la izquierda unidades del DM-1 y a la derecha unidades de la Segunda Brigada y de la Policía Nacional. El avance se inició a tempranas horas del domingo 28 de febrero de 1983, sobre una calle de tierra en la que difícilmente podrían caber dos vehículos lado a lado, y desde un principio chocó con fuego de hostigamiento enemigo. Luego de cinco horas de marcha, como a las 10 de la mañana, la principal fuerza de choque enemiga trabó combate cerrado con las vanguardias de las unidades de infantería, y pronto el comandante de estas unidades pidió por radio apoyo aéreo. Un solitario helicóptero Lama levantó vuelo y con el fuego de sus ametralladoras se sumó a la lucha. La coordinación del mando en el frente era muy mala y las tropas aún no se acostumbraban a un nutrido fuego enemigo. El teniente Fuentes Velarde escuchaba angustiado cómo el capitán Argumedo, comandante de las unidades, pedía auxilio por la radio, sobre todo después de ser herido en el talón del pie izquierdo. Para el Teniente Fuentes, su preocupación más grande era que su unidad no estaba preparada para abandonar el camino y enfrentar a las guerrillas en campo abierto. Se temía más que todo, una emboscada, y lo escabroso del terreno no permitiría a los vehículos maniobrar con facilidad. Estos continuaron su marcha hasta el objetivo que se les había designado. El fuego era intenso y nutrido. Pronto las unidades gubernamentales se percataron que la infantería en sus flancos eran insurgentes, y comenzaron a replegarse. El fuego rebelde cobró mayor intensidad. Los guerrilleros ubicados en sus trincheras eran claramente visibles por las tripulaciones de los AML a través de sus visores. Una ráfaga impactó en una de las ruedas del AML que cerraba la columna en la retaguardia, pero el vehículo logró continuar la marcha. Luego de romper las primeras líneas de resistencia enemiga, los vehículos se dedicaron a evacuar a los numerosos heridos, entre ellos el teniente “Calígula” y al menos una docena de soldados de infantería.


LA EMBOSCADA Más tarde continuaron la marcha hasta caer en la emboscada guerrillera a la altura del caserío Los Girones. Pronto el destello de una granada cohete RPG-2 impactó en la parte frontal derecha de la torreta del AML No. 211, al mando del sargento Ortiz Ramírez, que encabezaba la columna. El cohete atravesó la plancha blindada de 12mm de grosor de la torreta, provocando un estallido en su interior, quedando la tripulación con graves heridas y quemaduras en el rostro y el cuerpo, mientras el vehículo que había quedado varado junto a un platanar comenzaba a incendiarse. En ese momento, las 10:30 a. m., se escuchó en el auricular del teniente Fuentes la voz del coronel Felipe Palacios, ordenando la retirada de las unidades de infantería. El teniente Fuentes se comunicó con el comandante de la operación para solicitar “que no se retirasen, que el objetivo ya estaba tomado y tenía un vehículo averiado”. Un segundo impacto de RPG-2 atravesó el vehículo averiado por su costado izquierdo, justo en la rueda de repuesto, hiriendo al mecánico del mismo en la pierna. El segundo vehículo de la columna era una UR-416, al mando del cabo Daniel Cortés Rivera. Este, al ver al AML impactado, detuvo la marcha de su vehículo. Desde su ubicación veía perfectamente el humo que salía del Panhard; pudo observar además cuando se abrieron las escotillas y la tripulación herida abandonaba el vehículo bajo intenso fuego de fusilería de los insurgentes. Entonces tomó la determinación de auxiliar a sus compañeros. Mientras el cabo Cortés Rivera acercaba su vehículo al AML incendiado, un tercer cohete de RPG-2 pasó silbando por sus narices. El proyectil erró el blanco y el cohete se estrelló en un árbol de mango cercano.

UR-416

Al acercarse a los heridos, Cortés Rivera ordenó a su tripulación que bajaran solo el estribo de la UR-416, y no la escotilla, para evitar en lo posible el fuego enemigo. Así logró rescatar a la tripulación herida, y en una penosa y angustiante maniobra logró dar la vuelta en “U” y regresar por el mismo camino, hasta donde se encontraban los otros dos vehículos. Durante la emboscada, el teniente Fuentes Velarde se encontraba en el segundo Panhard. Al evaluar la situación, decidió tratar de disparar las granadas de 90mm del vehículo averiado. Así que mientras ordenaba abrir fuego a las demás unidades, ordenó al cabo Gómez Chávez,


conductor de su vehículo, que se aproximara al carro incendiado para evaluar su estado mientras le cubrían con fuego del cañón de 90mm y de ametralladoras. Pero el cabo, impactado por la acción, no obedeció la orden. Ante tal situación el teniente Fuentes salió por la escotilla derecha de su vehículo y se arrastró al vehículo incendiado. En la acción recibió fuego nutrido de fusilería, fue herido en la pierna por el fuego de una carabina mientras mentalmente rezaba el salmo 81. La bala penetró dos centímetros de la pierna. Aún herido, el oficial logró disparar toda la munición del cañón de 90 mm y de la ametralladora coaxial del vehículo averiado.

EL INTENTO FALLIDO Momentos después, ya en la retaguardia, el teniente Fuentes Velarde examinó a los heridos y luego decidió recuperar el Panhard averiado con el resto de la sección blindada. Los heridos fueron evacuados en la UR-416 del Cabo Cortés Rivera a un lugar cercano y despejado del fuego enemigo, donde fueron recogidos posteriormente por un helicóptero UH-1H. De la misma forma se evacuaron 4 heridos más y un muerto de la Segunda Brigada. A pesar de los esfuerzos por rescatar el AML averiado, el intenso fuego enemigo hacía imposible cualquier maniobra de auxilio. El motorista de la otra UR-416, que llegó en auxilio del vehículo, cometió el error de accionar la doble transmisión en una cuesta, olvidando que al hacer esto el vehículo quedaba momentáneamente en neutro, y comenzó a rodar hacia atrás, hasta que se subió al bordo de la calle, giró y volcó, quedando sus cuatro ruedas hacia arriba. Luego el Cabo Cortés Rivera recibió la orden del teniente Fuentes Velarde para que lo auxiliara, pues en el intento de rescatar el vehículo averiado, la otra UR-416 había volcado. Este trató de realizar la misma maniobra que había realizado con la tripulación del AML averiado, pero recibió varios impactos de bala en la llanta de repuesto de su propia UR-416. Sin embargo logró rescatar a la otra tripulación que sólo había sufrido golpes leves. En una maniobra arriesgada, embistió a la UR dañada para quitarla del camino y lograr salir así de la emboscada. Después de una difícil marcha lograron llegar a las 15:00 horas a la base de operaciones ubicada en una escuela, en las cercanías del cantón de Aguacoyo, al sudoeste de Suchitoto, donde se encontraba herido el comandante de las unidades de infantería. En ése lugar pasó la noche ideando la manera de rescatar los vehículos averiados abandonados en la emboscada rebelde. Cerca de las 17:00 horas, las unidades guerrilleras rastrillaron el área alrededor de los dos vehículos y procedieron a intentar cortar el cañón del AML utilizando sierras industriales y caseras, pero con ello no lograron nada. Por último intentaron destruirlo disparándole otra


granada cohete de RPG-2 pero extrañamente no lograron penetrar el blindaje frontal del casco, aunque sí el compartimiento del motor. No obstante, lograron desmontar la ametralladora coaxial de 7.62 mm. de la UR-416, ni siquiera lograron llevarse la ametralladora Browning de 12.7 mm, pues ésta se encontraba aplastada bajo el vehículo y les fue imposible moverla. Después de haberse apoderado del escaso material bélico que pudieron recoger le prendieron fuego a ambos vehículos destruyéndolos completamente. A la mañana siguiente se consiguió un tractor agrícola del ingenio San Francisco para remolcar los restos de la UR-416 y el AML-90. Después de cuatro intensos días de combates en la zona, la unidad arribó al Regimiento de Caballería a las 24:00 horas del día 3 de abril. En total, la unidad de caballería había perdido 7 hombres de los 23 con que había comenzado las acciones: 4 muertos y 3 heridos; junto a ellos se perdieron el equipo de radio Thompson (Francés) del AML-90 y el PRC-77 de la UR-416, además de los dos vehículos completamente destruidos.

(Esta crónica está basada en investigaciones documentales y entrevistas realizadas al general Juan Orlando Zepeda, el coronel Eliú Fuentes Velarde y el sargento Daniel Cortés Rivera).


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