Espacio Natural de Tuxtepec
Para poder entender la arqueología de Tuxtepec es necesario observar el entorno natural, ya que éste, suele determinar las actividades que el hombre lleva a cabo sobre él. Es así como nuestra ciudad se encontró siempre ligada al paisaje que el río Papaloapan y el clima tropical recreaban. “El Cerro del Conejo” se encuentra en la llanura costera del golfo, para ser preciso, en lo que se conoce como “Bajo Papaloapan”. El bajo Papaloapan es la cuenca del río y sus afluentes cuando ya no están en las serranías (Serranía: Alto Papaloapan), es decir, cuando recorre la llanura costera del Golfo. Curiosamente nos encontramos muy cerca de donde inicia el Bajo Papaloapan, ello ofreció a Tuxtepec, por así decirlo, la posibilidad de contar con ambos ecosistemas. Con el tiempo esto involucró el control regional, pues Tuxtepec tenía fácil acceso a las dos regiones.
El majestuoso Río Papaloapan ofreció una gran cantidad de posibilidades. Sus alrededores se conformaban de bosque tropical y llanuras, aunque en épocas actuales mucho de ese bosque ha desaparecido debido al incremento de la agricultura y la ganadería. El suelo de este paisaje era especial debido a las crecidas cíclicas del Papaloapan, la gran cantidad de sedimentos que el río arrastraba para luego depositar en la lenta permeabilidad de su suelo, hacían que estos fueran abundantemente ricos. Actualmente ello ya no sucede debido a la regulación del río mediante represas, aunque las tierras de la región siguen siendo bastante fértiles. La selva o bosque tropical, conformada por una gran cantidad de vegetación primaria como ceibas o pochotas, caoba, encino, jobo, cedro, cocuite, zapotes, etc; ésta crecía en las cercanías de los cauces del río y en ocasiones se alternaba con la sabana lejos de la orilla del río. Tanto el bosque, el río y la agricultura ofrecían un paraíso para los antiguos habitantes de la región.
La ocupación del espacio
La ocupación humana en el viejo Tuxtepec se efectuó desde tiempos muy pretéritos. Así lo demuestran los restos arqueológicos; entre los restos están, una gran cantidad de montículos que ocupan las llanuras del Papaloapan. Estos elementos arqueológicos muestran las actividades que los antiguos habitantes tenían para ajustarse al medio acuático; estas construcciones han demostrado, en ocasiones, funcionar como resguardo del agua y muchas corresponden a unidades domésticas. En época de lluvia o inundación, los humanos se dedicaban principalmente a la pesca y se resguardaban en los montículos; mientras en temporadas de seca, el terreno que estuvo inundado se volvía fértil y era idóneo para la agricultura. En ocasiones los agricultores llegaron a manipular canales y corrientes del río para sus fines agrícolas.