GEOPOLÍTICA DEL
PETRÓLEO Y EL GAS | Autor Martín Durán |
La Geopolítica determina el destino del planeta
del mercado energético 1 Condicionantes
Luego de descubrirse una forma de producción controlada; más allá del perfeccionamiento de las técnicas geológicas de descubrimientos; incluso a la par de los avances tecnológicos en su transformación química; el desplazamiento de los hidrocarburos desde los centros de extracción a los de consumo ha constituido un reto fundamental a lo largo de toda su historia. La clave del mercado, luego de la oferta controlada y su procesamiento químico estaba allí, es decir, en la posibilidad de que cada BTU llegará sin contratiempos, a un costo razonable y sin sobresaltos en el futuro vista. Dicha capacidad de desplazamiento se ha desarrollado en dos vertientes, como con muchas mercancías a lo largo de la historia humana: la terrestre y la marítima. Esto supuso esfuerzos de mejoras tecnológicas como los capitalizados por Rockefeller y Marcus Samuel en la construcción de sus respectivos imperios, hoy conocidos como Exxon | 16 | p e t r o l e o y v
y Shell, pero más allá de esto: en la diversidad y la seguridad energética, forzada con grandes altibajos a lo largo de todo el siglo XX. Hoy la geopolítica del petróleo y el gas descansa sobre ambas vertientes: el control de los pasos terrestres y de los estrechos marítimos. En una época en donde el Estado Westfaliano se cruza con desafíos no fácilmente controlables, el dominio y la gobernanza de ambos puntos resulta una tarea que consume esfuerzos, recursos, vidas y el cometido por donde se destila el futuro del mercado energético global. Dicho mercado cruza por cambios sustanciales. Es evidente que desde hace varias décadas los yacimientos de hidrocarburos más importantes de la historia han tocado su punto elevado de producción y por tanto han acelerado su declive, a pesar de todo el desarrollo impresionante en recuperación secundaria. La geología en definitiva dicta su sentencia: los recursos son finitos y la lucha es por diluir o alargar el tiempo de explotación. FOTO AFP
[investigación]
Independientemente de los yacimientos gigantes aún existentes y que no han llegado a su pico de producción, y de la explotación conservadora de los hidrocarburos por parte de muchos países productores, en procura de una mayor renta, el mercado se encuentra con el lamentable efecto de una tasa de descubrimiento geológico pobre y por tanto incapaz de reponer la tasa de extracción ante la fuerza del consumo de las potencias emergentes. Los precios, en parte, ya indican esto, a pesar del efecto especulativo elevado. Por otro lado, las respuestas del mercado han sido dispares y contradictorias al intentar apuntar a la diversificación, la eficiencia, la creación de mercados regionales, el avance tecnológico, el reimpulso ecológico de viejas formas energéticas primarias y la mundialización de alternativas con impactos colaterales en otros sectores primarios de la economía global. En las próximas tres décadas, se observarán 4 realidades determinantes dentro del mercado energético global: • El fin de la era petrolera. • El inicio de una era más diversificada con el gas, el carbón, los biocombustibles, la energía nuclear, solar, eólica y la hidroelectricidad. • El desarrollo tecnológico de nuevas formas de generación y consumo en beneficio de la eficiencia y la diversificación. • La lucha concertada contra el calentamiento global. La primera década del siglo XXI consolida la dinámica de la estatización de las principales reservas de hidrocarburos ante un acelerado declive, una mayor concentración de los principales yacimientos, un consumo emergente boyante y el incremento de riesgos en los “shock-points” globales. Ante esta realidad, los Estados importadores de hidrocarburos consolidados y emergentes apuntan a respuestas concretas que incidirán en forma contundente a favor de su seguridad energética. Los consumidores consolidados, especialmente los miembros de la OCDE, incrementarán sus niveles de eficiencia y diversificación mediante una mayor adopción de los GNL, GTL, biocombustibles, energía nuclear, eólica, solar y carbón; la consolidación de ejes regionales de cooperación energética; y la búsqueda de yacimientos submarinos. Esta tendencia incrementará la importancia del control de los estrechos y por tanto el poder marítimo. A la vez impulsará a la conformación de mercados regionales y esquemas de cooperación que momentáneamente pueden atenuar el impacto de la concentración hidrocarburífera en puntos geopolíticos sensibles. Vistas las cosas así, Arabia Saudita, Irán e Irak jugarán su clásico rol de “swim producers” por 10-15 años más en el ámbito de los crudos, mientras que Rusia e Irán lo harán en el caso del gas natural, Estados Unidos en el carbón y Brasil en el etanol.
La franja tropical global podría impulsarse económicamente mediante la producción de las diferentes vertientes de generación de etanol y Brasil lleva la batuta en este aspecto, mediante el logro de avances significativos que podrían mitigar el peso del consumo en el sector transporte global. Los biocombustibles a base de caña, operativos con precios petroleros por encima de los 40 dólares por barril, podrían ser una solución que diluya la presión sobre las reservas tradicionales de crudos convencionales mediante una ventaja esencial: su tasa de declive es prácticamente inexistente y depende de la capacidad de producción humana, sobre todo en la forma como se puedan hacer retroceder los efectos nocivos sobre el ambiente y la cadena alimenticia, punto donde la caña ofrece mejores alternativas que en el caso del maíz, letal para la seguridad alimenticia global. El mercado energético se manejará bajo el criterio de diversidad, será el condicionante esencial de complementariedad entre las fuentes primarias y secundarias. No obstante, los retos más importantes no solo se encontrarán en la expansión y seguridad de la oferta o la eficiencia de la demanda, sino en el logro de acuerdos regionales de cooperación y conexión energética que permitan una menor dependencia de la concentración del eje de yacimientos ubicado en el Gran Creciente Energético Euroasiático. Hacia allá puede apuntar el mercado si quiere lograr un mejoramiento de su certidumbre energética, pero independientemente de los logros tecnológicos que sin duda llegarán, la realidad del espacio geográfico es determinante en el corto y mediano plazo.
geopolítica: 2 Lacomprensión de un concepto
La geopolítica, en su concepción clásica, es una disciplina que aborda la dinámica de poder entre los Estados mediante el análisis de factores geográficos y políticos, enfatizando el impacto de los primeros sobre los segundos. La geopolítica, en otras palabras, estudia la relación entre la posición geográfica de los Estados y la política exterior respecto a dicha posición. Como disciplina se preocupa por la relación espacial que hay entre el ascenso y declinación de los centros de poder, los avances tecnológicos, y la estabilidad política. La geopolítica es una creación netamente europea con contribuciones eventuales de algunos norteamericanos. La geopolítica clásica, no incluyendo a uno de sus precursores como Alfred Thayer Mahan, siempre se planteó como objetivo final la consecución del poder mundial mediante la ocupación del espacio terrestre del Hemisferio Norte. A este efecto, su centro es el corazón o núcleo vital de Euroasia. Se asume como norma que el primero que domine esta zona podrá encaminar
Los mecanismos del mercado global de hidrocarburos sobrepasan el predominio de los Estados e incluso la relación entre éstos y las compañías petroleras aguas abajo y aguas arriba. Incluye desde el sector de servicios neurálgicos hasta el periférico. p e t r o l e o y v | 17 |
[ensayo]
[investigación]
Los tanqueros han mundializado el transporte de hidrocarburos desde 1892, y constituyen parte de la columna vertebral del comercio de esta fuente primaria de energía.
sus esfuerzos para subyugar al Rimland o zona marginal a dicho núcleo (teoría desarrollada por Halford John Mackinder), para luego enfrentar a las potencias marítimas, vencerlas y dominar el mundo. Considera al mar, como solo un elemento de poder y vía de comunicaciones. No hay duda que esta manera de ver la política internacional (junto a la de Mahan), en momentos que Alemania, Rusia (luego la Unión Soviética), Japón y Estados Unidos estaban deseosos de lograr un mayor espacio, tuvo una influencia determinante en los acontecimientos del resto del siglo XX. Terminada la Guerra Fría, Samuel Cohen, un geopolítico norteamericano, dio pie a una nueva teoría geopolítica apropiada a los tiempos: La Teoría de la Jerarquía de los Espacios del Globo Terrestre. La evolución es clara en el pensamiento geopolítico y si bien no pierden fuerza las perspectivas en que el Estado mantiene una preeminencia, sí se cede ante la existencia de otros espacios. La jerarquía precisamente apunta en ese sentido. El primer lugar de dicha jerarquía lo ocupan las rutas comerciales marítimas de mayor frecuencia de navegación. El segundo | 18 | p e t r o l e o y v
las rutas terrestres de comercio interno europeo desde la Península ibérica hasta Moscú. La tercera jerarquía de espacios geográficos la ocupan los países de lenguas y etnias comunes1. La cuarta y última, corresponde a los Estados-Nacionales, el lugar de las potencias. Existen tres tableros en donde se distribuye la dinámica de poder en el orden internacional: En el Tablero Superior, el poder militar es generalmente unipolar, Estados Unidos es el único país con armas nucleares intercontinentales, gigantescas fuerzas terrestres y navales dotadas de tecnología de punta y un potencial global. En el Tablero del Centro, el poder económico es multipolar con Estados Unidos, Europa y Japón representando dos tercios del poder mundial y con China como un posible jugador importante debido a su espectacular crecimiento. En este tablero, Estados Unidos no es poder hegemónico y a menudo debe negociar con su homólogo de Europa. El Tablero Inferior, es el reino de las relaciones transnacionales que rebasan las fronteras, quedando fuera del control gubernamental. El dominio de la zona pívot –llamada también región cardial–, representada por Asia central y Europa oriental permiFOTO AFP
[investigación]
El Gran creciente energético euroasiático propuesto por Paul Isbell
CR
5,1 17,3 29,8
IE
N
CENTROAMÉRICA Y SURAMÉRICA
8,5 8,8 5,9
N G
RA
N
C
R
EC
EX URSS
10,1 14,5 4,6
ORIENTE PRÓXIMO
EC
TE
IE
2,2 7,1 19,44
TE
EUROPA
AMÉRICA DEL NORTE
M
EN
O
R
ÁFRICA
9,4 11,4 3,3
Petróleo en el mundo (en % del total mundial) Fuente: Tomado de Paul Isbell, 2006
te, una posición de poder privilegiada en muchos aspectos, pero ante un contexto mucho más dinamizado donde el poder blando cobra más efectividad y los procesos de integración comercial hacen contrapeso a la visión realista del poder o al menos actúa como atenuante, su valor se ha reducido a la de encrucijada y reservorio energético. La importancia en sí está ahora en el creciente marginal (regiones que rodean a la zona pívot, como India y Europa) y creciente exterior (regiones más alejadas de la zona pívot, como América y África), sede de las economías más poderosas y sobre todo las emergentes, sin descontar una amplia cantidad de reservas de hidrocarburos y actividad exploratoria. Sobre estas zonas se despliegan tanto el poder marítimo como el terrestre. Es obvio que las marinas y los ejércitos liderados por sus respectivos gobiernos hacen el juego duro, pero el mayor peso recae sobre los instrumentos del “poder blando” como el comercio, las inversiones o finanzas, la influencia cultural lingüística, las telecomunicaciones e incluso la responsabilidad corporativa de las empresas.
61,7 30,7 7,5
ASIA-PACÍFICO
3,5 9,8 28,9
RESERVAS PRODUCCIÓN CONSUMO
[ mapa 1.2 ]
Entre los tejidos de ambos poderes se despliega con fuerza lo transnacional, tanto en su vertiente lícita como ilícita, en coexistencia abierta con intereses estatales concretos pero siempre avasallante sobre éstos. El Estado se ve cada vez menos capaz de poner control a lo transnacional, pero también ha redescubierto que el poder militar no lo es todo. La región cardial no pasa de ser una zona vital de transporte y reservas junto al creciente marginal. Este último se ha constituido en un punto de consumo y diversificación. El creciente exterior tiene una influencia notable al estar liderado por los poderes marítimos anglosajones atentos a asegurar el libre paso de los estrechos y el comercio mundial. Sin duda, su meta a largo plazo es la constitución de zonas de seguridad y un arco de seguridad euroasiática que permita dicha libertad. No ha sido fácil, la derrota en Irak y el retroceso de dichas potencias hacia sus asuntos domésticos en términos de poder duro, no indica que este objetivo se haya olvidado.
Las potencias emergentes se concentrarán en su crecimiento económico y comercial tratando de evitar conflictos en sus respectivas regiones de influencia. Las potencias consolidadas de occidente, igualmente retrocederán ante desafíos domésticos como la nueva recesión, inmigración, desequilibrios identitarios y seguridad doméstica (terrorismo). p e t r o l e o y v | 19 |
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Hoy en día las principales potencias se mueven a lo largo y ancho de varios ejes. En primer lugar se tiene a los Estados Unidos, potencia militar y económica. Le sigue el eje Francia-Alemania que lidera al conjunto de la Unión Europea con serios problemas de integración de una posición común de política exterior y de seguridad a pesar de los esfuerzos hechos por Solana. A continuación Rusia con un poder alimentado por la elevada renta petrolera y el estímulo logrado por Putin. En último lugar, pero no menos importante, el poder de las potencias emergentes liderado por China y seguido por India y Brasil, con influencia sobre sus ámbitos regionales y con proyección global creciente. Se puede hacer una descripción parcial de la posición de cada una de estas potencias, algo vital para entender la geopolítica de los hidrocarburos. • Estados Unidos retrocede volcado a su espacio doméstico y cede momentáneamente ante un orden político-militar multipolar dominado por las potencias mencionadas. Su no victoria en Irak, su crisis económica, su desprestigio diplomático, lo llevará a unos años de menos protagonismo. Esto puede y no puede ser una buena noticia. Depende de los intereses de cada quién. No quedan dudas que ante cualquier movimiento, Estados Unidos actuará en forma menos unilateral. Esto no lo aleja de aliados claves como Japón en el Pacífico, Reino Unido en el Atlántico Norte, algunos países de la “Nueva Europa” o Europa del Este (siempre pendientes de Moscú), Ucrania y Turquía en los mares Negro y Mediterráneo, las monarquías conservadoras, Israel y Egipto en Oriente Medio; Colombia, Perú, Chile, México, Costa Rica en América. Todos estos aliados harán peso en las relaciones con cada potencia regional. • China, India y Brasil, acceden y se benefician crecientemente de este retroceso haciendo un esfuerzo por mantener un orden multipolar en todos los tableros, aunque en el superior les pueda resultar inalcanzable retar a los Estados Unidos. • La Unión Europea intentará articularse mejor pero a lo sumo constituirá un poder blando, desarticulado en la mayoría de las situaciones que no amenacen directamente su seguridad. • Rusia tratará de fortalecer su fachada occidental e incrementará su influencia en Asia Central. Aún no se recupera de la presencia de una Ucrania independiente. Como bien dice Zbigniew Brzezinski: “La propia existencia de Ucrania como país independiente ayuda a transformar a Rusia. Sin Ucrania, Rusia deja de ser un imperio euroasiático para ser un jugador más asiático”. La presencia de tropas, compañías petroleras y elevada influencia occidental en Asia Central hacen más difícil el cometido para Moscú. No obs1 Estos son: a) espacio latino: España-Italia-Francia-Portugal, b) espacio anglo-americano: Estados Unidos-Inglaterra-IrlandaEscocia-Canadá-Australia-Nueva Zelanda, c) espacio germánico: Alemania-Holanda-DinamarcaSuecia-Noruega-Finlandia, d) espacio chino: China-Taiwán-Norte de Indonesia, e) espacio eslavo: Costa del Báltico-Polonia-Yugoslavia-
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Eslovaquia-República Checa, f) espacios independientes: Japón-Tailandia-Vietnam-LaosCamboya-Malasia-Indonesia-Filipinas, g) espacios de conflicto: o “shatterbelt” como el Medio Oriente y Venezuela-ColombiaBolivia en Latinoamérica. 2 Isbell Paul. (2006): “El gran creciente y el nuevo escenario energé-
tante, está en el empeño. Esto implica un claro equilibrio de poderes entre los distintos tableros. El Estado se mostrará más vulnerable o inoperante ante estos retos en un marco de aceleradas transformaciones tecnológicas en contraste con la persistencia de desequilibrios socio-económicos y ecológicos. Las potencias emergentes se concentrarán en su crecimiento económico y comercial tratando de evitar conflictos en sus respectivas regiones de influencia. Las potencias consolidadas de occidente, igualmente retrocederán ante desafíos domésticos como la nueva recesión, inmigración, desequilibrios identitarios y seguridad doméstica (terrorismo). Rusia se mostrará desafiante y a la vez temerosa, cual osa rodeada en medio de su resurgimiento como potencia energética. Intentará llegar a los mares calientes colocando gasoductos y oleoductos bajo control estricto y protección de sus ejércitos. En el medio de esta realidad global, hay una llanura de estados fallidos o en riesgo de fallar. Esta llanura es el pasto de intervenciones puntuales de las potencias emergentes y consolidadas, con la implicación de mínimos esfuerzos económicos y diplomáticos, e incluso con el uso de mecanismos informales. Estas llanuras constituyen uno de los escenarios predilectos de los movimientos transnacionales ilícitos; pero igualmente ante éstas se están levantando con fuerza estados con pequeño poder para intervenciones regionales que, incluso, se están articulando con congéneres extra regionales a escala global, usando las ventajas de los movimientos transnacionales ilícitos en coexistencia con sus diplomacias, centros de inteligencia y fuerzas armadas. Estos son: Venezuela, Irán, Cuba, Turquía, Australia, Nigeria, Sudáfrica, Siria, Israel, Colombia, entre otros. Sobre estos espacios jerarquizados y tableros de juego se mueven los estados. Bajo este despliegue, por causa de la naturaleza, descansan los hidrocarburos. Al emanar y atender una demanda boyante e inelástica, se convierte en un factor de elevada renta y por tanto de mayor poder financiero. Veamos entonces como se despliegan las naciones en torno a los hidrocarburos en los múltiples juegos de la geopolítica.
3 Lade geopolítica los hidrocarburos
Desde la perspectiva clásica de la geopolítica, la causa fundamental de la guerra es la distribución desigual de recursos y potencial estratégico. Algunos analistas de las relaciones internacionales no dejan de asociar el mapa “mackinderiano” con la ubicación de las reservas, los índices de extracción y la infraestructura de transporte. tico en Euroasia,” Política Exterior, 110, Marzo/Abril 2006, p.105. 3 No hay que olvidar igualmente que los países consumidores de la OCDE captan tributos petroleros de los consumidores finales y, por tanto, un aumento de las cotizaciones de la materia prima y por ende de los derivados los beneficia de una forma llamativa. Por qué no decirlo,
beneficia a muchos el aumento de las cotizaciones a niveles insospechados, menos al consumidor final. Por otro lado, los consumidores emergentes mantienen una elevada demanda mediante subsidios que ya comienzan a ser evaluados, a pesar que el temor a una mayor inflación en tiempos de crecimiento fuerte puede ser lo más contraproducente, especialmente para China e India.
[investigación]
Una de las aproximaciones más interesantes es la de Paul Isbell. Este autor del Real Instituto Elcano de Madrid, en una delimitación más enfocada a la geopolítica de la energía, hace otra delimitación de Euroasia a la que le llama “el gran creciente energético de Euroasia” y que está integrado por: “(…) una zona geográfica de forma más o menos semicircular que va desde la península Arábiga, pasando por el Golfo Pérsico, el Cáucaso y el Mar Caspio en Asia central, continuando por los Urales y las grandes extensiones de Siberia, y acabando en las costas pacifica y ártica del lejano este de Rusia. El ‘gran creciente’ de Eurasia posee el 72% de las reservas mundiales, tanto de petróleo como de gas y divide el megacontinente en dos, dejando por un lado los consumidores más tradicionales de Europa y, por el otro, los nuevos consumidores de Asia oriental y meridional. El ‘gran creciente’ de Eurasia es, sin duda, la franja de tierra con más recursos energéticos y, por tanto, la más influyente en el futuro geopolítico energético del planeta, por lo menos en lo que se refiere a los hidrocarburos tradicionales. La parte inferior de esta zona (Oriente Próximo) sigue siendo la más poderosa en el terreno del petróleo, con el 62% de las reservas probadas del mundo y el 31% de su producción, frente al 10% y al 14,5%, respectivamente, en la parte superior (Asia central y Rusia). Por otro lado, la parte superior tiene su ventaja comparativa en el terreno del gas: Asia central y Rusia cuentan con el 32% de las reservas y el 28% de la producción mundial, mientras que Oriente Próximo tiene el 41% y el 10%, respectivamente.2” La propuesta de Isbell no solo resulta tentadora y altamente descriptiva, al unir en una sola franja parte de la región cardial o pívot con la zona media del creciente marginal interior, para explicar el potencial de las reservas, sino que abre espacios sobre las posibilidades de exploración en el futuro próximo, así como el elevado potencial de zonas alejadas del control de los gigantes energéticos euroasiáticos. En momentos de elevados precios, el nacionalismo-tributario limita el acceso a las transnacionales derivadas de las viejas siete hermanas. Estas últimas –con el control de los principales mercados finales del creciente marginal y creciente exterior– no dejarán de intentar penetrar el Gran Creciente Energético Euroasiático, mientras exploran con su desarrollo tecnológico aquellas regiones lejanas, de elevados costos y excelentes perspectivas, bajo el amparo de elevados precios, provocados (además del elemento especulativo financiero), por la presión tributaria de las naciones dominadoras de las principales reservas. Es, en otras palabras, un círculo expansivo que beneficia a la industria petrolera global, montada sobre una realidad geopolítica y motorizada por el boyante consumo de las potencias emergentes.
PROPORCIÓN DEL PODER DEL GRAN CRECIENTE ENERGÉTICO DE EUROASIA DE ACUERDO A PAUL ISBELL Fuente/Región Petróleo Medio Oriente Asia Central y Rusia Gas Medio Oriente Asia Central y Rusia Fuente: Paul Isbell, 2006
Reservas 72% 62% 10% 73% 41% 32%
Producción 45,5% 31% 14,5% 38% 10% 28% [ Cuadro 1.1 ]
Ya no es la demanda Europea y de NAFTA la que marcará el ritmo del crecimiento de la demanda, sino en este caso será el Anillo de Asia-Pacíficom, ubicado en el creciente marginal y limitando con el creciente exterior.Los países pertenecientes a la OPEP y Asia Central tendrán que duplicar su producción para el año 2030. Lo importante en este caso es si realmente cumplirán las metas de inversión necesarias para lograrlo y si algunos de estos países no habrán llegado al pico de su producción en las próximas dos décadas. Aún así, no se debe olvidar el incremento atenuante de la producción No-OPEP, que en forma residual y puntual contribuye a hacer más llevadero el viaje de las altas cotizaciones petroleras. Los mecanismos del mercado global de hidrocarburos sobrepasan el predominio de los Estados e incluso la relación entre éstos y las compañías petroleras aguas abajo y aguas arriba. Incluye desde el sector de servicios neurálgicos hasta el periférico. Implica relaciones formales e informales no solo con cada gobierno nacional, sino con las autoridades regionales, a veces ni siquiera realmente institucionalizadas si se toman los criterios occidentales. Va también vinculado en el despliegue de avances tecnológicos desde la etapa exploratoria hasta la petroquímica. Involucra que las zonas de operaciones no siempre suelen estar bajo el monopolio legítimo de la violencia o, es decir, con predominio creciente del Estado. Así, se debe tomar en cuenta que, como toda simplificación de la realidad, a la geopolítica se le pueden escapar detalles que pueden marcar la diferencia en la configuración del negocio petrolero en un marco político determinado y sobre un espacio geográfico específico. Lo desarrollado como visión macro permite hacer un boceto de las tendencias más determinantes de la geopolítica de los hidrocarburos. En primer lugar, está claro que en la búsqueda de su seguridad energética, las potencias harán uso de una combinación a veces
Canadá y Venezuela se convertirán en surtidores de alto valor con sus arenas bituminosas. Venezuela ofrecerá más dificultades. Pero vistos los acontecimientos y su devenir, superado el escollo del personalismo político, algo que parece cercano en el tiempo, tenderá a incrementar sus exportaciones a través de un proceso concertado de ampliación y diversificación de su capacidad exportadora. | 22 | p e t r o l e o y v
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no muy sutil del poder duro con mucho poder blando. Esto ya está ocurriendo, pero en el futuro será una tendencia ascendente en la que incluso se podrán combinar esfuerzos con las transnacionales, más de lo que realmente ocurre en el campo real y que los analistas exageran hasta la saciedad. Mientras esto ocurre, todos los consumidores diversificarán sus suministros y aprovecharán el flujo financiero de los fondos soberanos, en gran parte procedentes de los petrodólares (y que ronda los 6 billones de dólares), para estimular programas de mayor eficiencia, una ampliación de los negocios de las energías alternativas y la expansión de tecnologías verdaderamente revolucionarias3. Esto no ocurre con los consumidores emergentes. A pesar que ya están haciendo esfuerzos importantes, los mecanismos de innovación, diversificación y eficiencia energética tienen un desarrollo mucho más lento. Como ya se ha dicho, el nacionalismotributario restringirá en buena parte la oferta, por tanto las transnacionales se volcarán sobre zonas no tradicionales, como, por ejemplo, el Ártico y los fondos submarinos oceánicos. Los elevados precios petroleros contribuirán a extender el nacionalismo tributario cada vez que se haga un descubrimiento importante. La verdadera batalla se librará en las bolsas de valores, bancos y entidades financieras de alcance global. Los fondos soberanos y las grandes compañías intentarán hacerse con compañías medianas y, en algunos casos, si los gobiernos europeos o norteamericanos lo permiten, de gigantes de la industria, mejorando así la capacidad de control sobre los yacimientos más
importantes en caso de decadencia acelerada y lograr igualmente un acceso más directo sobre el consumidor final. Solo una caída abrupta de los precios, a raíz de crisis dentro de territorio chino, indio, europeo y norteamericano, podría revertir esta tendencia y de esa manera permitir un nuevo proceso de apertura. Mientras los precios sean relativamente fuertes no hay manera de que esto ocurra. Existe en el tapete una alternativa. Tal vez algo que no se había previsto más allá de lo logrado por el Brasil. Es la posibilidad de que la zona Sur del Creciente Exterior termine por convertirse en un productor neto de biocombustibles. Se habla en sí de la motorización de la franja tropical del mundo en función de la generación de esta fuente renovable, de forma tal que pueda complementar o sustituir a los hidrocarburos. Hasta ahora en el sector transporte esto es posible y se están desarrollando tecnologías para lograrlo en el ámbito eléctrico. No obstante, se requerirá un esfuerzo enorme para lograr la meta de cubrir cerca del 10% del consumo mundial, tal como lo ven Brasil y los Estados Unidos. Lo visto permite inferir una dinámica centrada en el gran creciente energético euroasiático, donde se podrían generar conflictos o encuentros definitivos, pero a la vez la posibilidad de complementación con otras regiones de dos formas: a) la expansión de los biocombustibles, b) el uso regional de los recursos mediante acuerdos de cooperación.
Solo un cambio en procura de más democracia podría dar al traste con la institución monárquica FOTO AFP
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Las potencias emergentes se concentrarán en su crecimiento económico y comercial. (Primer Ministro Manmohan Singh conversando con el premier chino Hu Jintao)
A continuación se hace pertinente detectar las principales características de cada región y cruzar en lo sucesivo posibles escenarios derivados de su respectiva interacción. Rusia-Asia Central El incremento de la producción rusa resultó de la impronta de la iniciativa privada y el flujo de inversiones procedentes de Occidente, luego de la disolución de la Unión Soviética, especialmente después de la crisis financiera de 1998. La iniciativa privada se dinamizó dentro de Rusia y algunos de los países de Asia Central (Kazajstán y Azerbaiyán), pero, ante los precios crecientes, el nacionalismo-tributario ha restringido sus posibilidades e incluso arrasado con compañías enteras como Yukos. Si bien Rusia y Asia Central se convirtieron en una alternativa gradual, en términos de crudos no pueden sustituir sino complementarse con los recursos del Golfo Pérsico. En términos de gas, las cosas cambian. El potencial como se ha visto es muy competitivo. Siempre ha existido la percepción de que producción adicional No-OPEP es un alivio a los consumidores o importadores. Se puede decir que la realidad muestra dos caras. Es cierto en la medida que es una alternativa, pero no lo es tomando en cuenta la naturaleza de la demanda inelástica de los crudos, así como la tentación rentista del negocio. Producir menos arroja mayor renta al menor costo, pero sin duda a largo plazo un cambio de ciclo suele traer problemas a esta política conservadora. Algo así 4 En algunos de estos países, las bases militares rusas y norteamericanas están tan cercanas cumpliendo objetivos complementarios de seguridad en el plano geográfico, que en ocasiones realizan intercambios deportivos. 5 Rosario apunta que: “Una muestra de la presumida postura (estratégica) que están adquiriendo estos
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recónditos lugares (…) la encontramos directamente en la inhóspita localidad de Hammerfest, en Noruega, donde se ha inaugurado recientemente la primera extracción originaria de las heladas y poco navegables aguas del Ártico. Otro ejemplo merecedor de mención, aunque ya fuera del radio de influencia del Ártico, lo es el conflictivo Mar Caspio, donde aún bajo drásticas
El dominio del gran creciente energético de Euroasia será importante, pero este dominio no será definitivo por la vía exclusiva del despliegue del poder duro por parte de las potencias con mayor proyección en la región y sin el control del creciente marginal interior.
pasa no solo con Rusia y Asia Central, sino con todo el creciente energético euroasiático. La política de los Estados Unidos y algunos países europeos en la región está concentrada en estimular el comercio y las inversiones con los países de Asia Central, así como el desarrollo de una política de múltiples redes de oleoductos y gasoductos que permitan la integración de intereses de los países de la región y facilitar el abastecimiento de los mercados europeos del gas natural. La idea de Occidente es determinar el final de las pretensiones monopólicas rusas del transporte de gas y crudos. Interesa, igualmente, tanto a la Unión Europea como los Estados Unidos, la diversificación de rutas hacia los cuatro puntos cardinales y lograr una mayor integración al respecto por parte de los países de la región. Las fuerzas del mercado constituyen un imperativo esencial para las potencias occidentales, especialmente las potencias marítimas anglosajonas. La seguridad de los pasos terrestres de los oleoductos y gasoductos de la región resultan vitales, no solo en función de un flujo que pueda llegar sin problemas hasta el Mar Negro y Mediterráneo, sino al anhelado Océano Índico. Resultan cruciales, en este punto, por la fachada occidental Ucrania y Georgia, por la oriental Kazajstán, por el sur, Irán, Uzbekistán, Turkmenistán, Afganistán y Pakistán. En la fachada occidental ya se ha enunciado la importancia de Ucrania como enlace hacia los mercados europeos y el impacto condiciones ambientales para producir óptimamente, se extraen cuantiosos recursos. Adicionalmente, en el Golfo de México, la perforación de pozos no es menor de 10 kilómetros bajo la superficie del mar. En la isla de Sajalín, situada en el extremo oriental de Rusia, y rodeada de extensos iceberg, la extracción solo es posible pasados unos extendidos kilómetros”.
6 Para un trabajo en detalle de la importancia de los estrechos ver el trabajo realizado sobre Rutas Energéticas por parte del autor y Ángel Blanco en esta misma revista, Año 8, Número 24, 2006, dedicado precisamente a este tema. En realidad, parte de esta sección retoma algunas apreciaciones actualizadas de dicha investigación.
FOTO THE-TIMES-OF-INDIA
[investigación]
de no pertenecer al eje de influencia ruso, pero igualmente cumplen una función análoga, aunque con más vulnerabilidades y situaciones de riesgo étnico-religioso, Azerbaiján y Georgia. Azerbaiján es un país sentado sobre un escenario de volatilidad que depende de Georgia para poder hacer llegar su crudo a los mercados globales. En el plano oriental, Kazajstán es un inmenso territorio que funciona como tapón entre Rusia y China. La rivalidad conocida por dos tendencias históricas claves, como la influencia turca y persa sobre la zona, no debe ser olvidada, pero el mosaico se extiende más allá de los vestigios dejados por la impronta soviética. Son apenas estados en formación, con grandes vacíos demográficos y con posibilidades de desarrollo solo posibles con los ingentes recursos procedentes de la explotación de los hidrocarburos y las inversiones extranjeras necesarias para apalancarla. Sobre este mosaico, Moscú, Bruselas, Beijing y Washington luchan por tener un coto de influencia cada vez más determinante4. La diversificación de rutas terrestres de los flujos es muy importante, pero, más allá de ello, el poder llegar en forma segura al mar se está volviendo un objetivo cada vez más vital. Los estados de la fachada sur, en este caso, son los que marcarán el ritmo. Las inversiones sobre los yacimientos del Mar Caspio y los desarrollos de Azerbaiyán y Kazajstán han sido enormes. El provecho sacado por las empresas occidentales no menor. Disfrutan de las ventajas de estar en países en formación, pero ya
comienza a asomarse el interés de incrementar la participación estatal, no tanto en los tributos como en el control del negocio. Esto de por sí no es nuevo y se agrega a la gran cantidad de potenciales conflictos étnicos, políticos, religiosos y tribales. Golfo Pérsico-Magreb Es el reservorio estrella. La región con una capacidad financiera acumulada que puede hacer cambios sustanciales en Occidente en cualquier momento. Sus yacimientos aún no han entrado en declive y si bien las monarquías conservadoras no pueden considerarse del todo seguras bajo el paraguas norteamericano, se puede decir que es lo último que abandonaría los Estados Unidos en su despliegue estratégico de ya 60 años. Solo un cambio interno o doméstico socioeconómico, en procura de más democracia, podría dar al traste con la institución monárquica, pero ya algunos de estos reinos están haciendo cambios graduales para atender los crecientes vacíos de legitimidad funcional. Por otro lado, en contacto más directo con el sur de Europa, Magreb –liderado por Argelia y Libia– realiza movimientos nacionalistas en cuanto a la posesión y la contribución tributaria de los proyectos gasíferos compartidos con empresas europeas. Sus proyectos GNL avanzan en forma determinante, orientados hacia la fachada Atlántica. La complementación esencial es con el sur de Europa, pero, al igual que los europeos, los oferentes magrebinos quieren no depender exclusivamente del conjunto de vecinos del litoral norte mediterráneo.
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El Anillo Asiático-Pacífico: China, India, los Tigres Asiáticos y el lejano Japón Es el mercado natural del GNL y el motor de la demanda boyante, que en parte empuja los precios a niveles reales no vistos. El problema esencial es lograr equilibrios en los sistemas de subsidios al consumo, incrementar la diversidad de fuentes y suministros, reducir el impacto de las emanaciones de gases invernadero y avanzar en los procesos de conectividad terrestre y marítima. En este último punto, la concreción de la seguridad de los estrechos y la reducción de vulnerabilidades como la piratería y la creación de rutas alternativas, especialmente para China y Japón, constituyen una prioridad. China y Japón pelean a capa y espada por los suministros rusos, pero esto no quiere decir que se entregarán a la voluntad de Moscú. Para ellos el suministro ruso solo se tendrá como un mecanismo diversificador. Los desarrollos terrestres de gasoductos y oleoductos, procedentes de Rusia, continúan su avance, pero a la vez tienen la competencia occidental o europea como contrapeso, aprovechada debidamente por los rusos. Asia-Pacífico incrementará su participación en GNL desde distintas partes del mundo y no dejará de percibir y financiar opciones continentales en la medida de lo posible. Europa Europa se puede dividir por fachadas de consumo que luchan entre la liberación de los mercados y la preponderancia de los campeones energéticos nacionales. Bajo el marco de la Unión Europea intenta la construcción de una política energética común, concentrada en la liberación y homologación en los patrones de regulación, intentando la elaboración de una política de seguridad energética y avanzando en la lucha contra calentamiento global. No ha sido realmente fácil el logro de consensos y puntos comunes. Cada fachada de consumo involucra intereses realmente dispersos de acuerdo a sus fuentes de suministro, relación con el entorno extra-europeo y desarrollo corporativo energético. Europa tiene reservas de hidrocarburos de cuantía, pero en evidente decadencia en el norte. A la vez presenta un patrón ampliamente diversificado en su matriz energética, haciendo una reducción de la dependencia petrolera y gasífera mediante el uso de la energía nuclear, energías alternativas y la búsqueda de tecnologías eficientes. Dicha dependencia de los flujos importados depende la fachada de consumo. En términos generales, se puede hablar de las fachadas Norte-Oriental, la Mediterránea y la Atlántica. Los estrechos juegan un papel llamativo en cada caso.
El frente Norte-Oriental está conformado por amplias reservas en el Mar del Norte en manos de Holanda, Reino Unido y Noruega. No obstante más hacia el oriente, de donde proceden las importaciones de hidrocarburos rusos, el factor transporte y pasos terrestres, y en ocasiones marítimos, pesan en las derivaciones de Polonia, Ucrania, Eslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria y los Balcanes. Cada uno de estos países posee orientaciones pro Occidentales como forma de hacer contrapeso al antiguo tutor ruso (ex soviético). El Frente Mediterráneo ha sufrido los embates del nacionalismo tributario, pero constituye aún un punto de amplios proyectos de tráfico energético, en coexistencia con el Frente Atlántico. El Frente Atlántico, que implica la comunicación a través del Estrecho de Gibraltar, apunta a la exportación de GNL a los Estados Unidos de América. Las Américas La presión la sufre los Estados Unidos, al estar destinados a importar el 70% de los hidrocarburos de su matriz de consumo energético para el año 2030. Esto supone un reto mayor a su seguridad energética y por tanto implica avances contundentes en materia de eficiencia y diversificación energética. En términos geopolíticos disfruta de una ventaja. El resto del continente, necesitado de venderle materias primas de alta rentabilidad como petróleo y gas, posee un desarrollo de consumo que prácticamente lo convierte en surtidor relativamente confiable y cercano. Ciertamente, los nacionalismos tributarios cobrarán sus facturas. Pero es pertinente asomar que una de las desventajas que presentan los exportadores latinoamericanos es su elevado interés por vender al mejor precio posible, en procura de una mayor renta petrolera. Por más amenazas nacionalistas, esta es la realidad: todos pueden odiar a los Estados Unidos, pero a la vez, todos quieren hacer negocios con dicha nación. Canadá y Venezuela se convertirán en surtidores de alto valor con sus arenas bituminosas. Venezuela ofrecerá más dificultades. Pero vistos los acontecimientos y su devenir, superado el escollo del personalismo político, algo que parece cercano en el tiempo, tenderá a incrementar sus exportaciones a través de un proceso concertado de ampliación y diversificación de su capacidad exportadora. Cualquier gobierno en Venezuela no puede vivir sin la renta petrolera, pero también es cierto que para que la industria petrolera crezca, los venezolanos primero tendrán que recuperar la democracia y un acuerdo consensuado de proyecto país. Mientras esto ocurra, Canadá avanzará sobre el mercado del Norte y el relevo podría ser asumido gradualmente por Venezuela a partir de la mitad de la segunda década de este siglo. Lo mismo se pue-
La primera década del siglo XXI consolida la dinámica de la estatización de las principales reservas de hidrocarburos ante un acelerado declive, una mayor concentración de los principales yacimientos, un consumo emergente boyante y el incremento de riesgos en los “shock-points” globales. | 26 | p e t r o l e o y v
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de decir en el campo del GNL, donde Trinidad y Tobago podría convertirse en un centro procesador del gas venezolano. Pero mientras eso ocurre, el factor más determinante será el ingreso de Brasil al ámbito exportador de hidrocarburos y en el liderazgo que pueda jugar en la rama de los biocombustibles. Es posible que el Caribe y Centroamérica, a pesar del efecto nocivo de las temporadas de huracanes, junto a las zonas tropicales de Colombia, Venezuela, Brasil y Paraguay, terminen por convertirse en exportadores de etanol a base de caña. Estados Unidos, el principal destino de exportación, tal vez decida restringir los biocombustibles a base de maíz, pero esto resulta una tarea sumamente dura considerando el interés lucrativo de sus zonas productoras agropecuarias y el pesado lobby de éstas sobre el Congreso y la Casa Blanca. Los enlaces que Brasil logre con África, en el campo de los biocombustibles, serán impactantes para el mercado energético en las próximas décadas. Las preguntas que emanan inmediatamente rondan en torno al impacto de la producción de etanol sobre los precios del crudo y la interacción recíproca que debe existir entre los avances tecnológicos de adaptación y el precio de 40 dólares por barril de petróleo como base competitiva con el etanol. Tal vez el etanol termine por diluir el desgaste de las reservas petroleras convencionales. África Sub-Sahariana El aporte de África Occidental será concluyente en la oferta petrolera futura. Pero no deja de preocupar que por cada nuevo descubrimiento, a pesar de las grandes inversiones, los gobiernos ya asomen sus fauces nacionalistas. Es lógico que ocurra, pero es más alarmante en países con índices de mucha debilidad institucional. Tal vez África termine por mostrar la cara más cruda del realismo político en materia de hidrocarburos. Ya Sudán es un ejemplo al respecto, pero Nigeria y Angola constituyen ejemplos ambivalentes dónde un Estado intenta luchar contra el terrorismo y la desintegración, mientras que otro se encuentra estimulado a cooperar con las transnacionales para desarrollar su industria petrolera nacional. El nacimiento del mercado global del etanol Tal vez tome dos décadas la constitución de un mercado global de etanol. Existen 18 generaciones de tecnologías de etanol a base de caña. Otras tantas en biocombustibles. Sus posibilidades son inmensas, pero la realidad micro-económica indica que tarde o temprano, cuando sobrepase el 10% del consumo global en el sector transporte, los exportadores de etanol tendrán que
construir su propia Organización de Países Exportadores de Etanol (OPEE), para poder mantener los precios por encima del nivel razonable de rentabilidad y, lo más interesante, colaborar con la OPEP y una hipotética Organización de Países Exportadores de Gas (OPEG) para lograr dicho cometido. La integración de fuentes frente a la demanda inelástica del transporte implica que solo el desarrollo tecnológico podría ser el aliado de los combustibles renovables. Si estos avances son significativos, entonces la OPEE tal vez no sea tan necesaria y, por tanto, una rentabilidad por debajo de los 40 dólares por barril del petróleo, permitiría derrumbar el poder de la OPEP y la hipotética OPEG. No caben dudas que el mercado energético buscará su punto de equilibrio y por tanto se debe estar alerta a lo que proponga Brasil al respecto. La geopolítica de los fondos submarinos El Capitán de Corbeta de la Marina de República Dominicana, Javier Rosario, en un interesante artículo publicado en Clave Digital, apunta la existencia de “impensables puntos geográficos con amplias reservas detectadas de petróleo y gas” que han comenzando a presumir de geoestratégicos “indicándonos una nueva era en la producción energética, donde ya no son los desiertos arábigos, sino los profundos mares los que estarían marcando las nuevas pautas” (Rosario, 2008)5. La localización de estos yacimientos, desde luego, no es la deseable. Las dificultades crecen y lograr depositar en ellos todos los factores de producción (capital humano, financiero y tecnologíasherramientas) constituye todo un reto, además de que estas “maniobras” son extremadamente costosas. Las compañías con mayor capacidad para rentabilizar esta posibilidad estarían favorecidas en la balanza geopolítica, hasta que las nuevas hermanas, salvo Petrobras, sepan manejar esta capacidad tecnológica. Todo esto incrementa las posibilidades de los mares más allá de puntos de conexión, como ya está ocurriendo en las principales costas de los países con o sin tradición petrolera.
Shock-Points: La importancia de los Estrechos frente al desplazamiento terrestre Del comercio total mundial de 48.5 millones de barriles (MMB) de crudos y productos, cerca de un 65% (31.5 MMBD) se mueve por tanqueros. Unos 38 MMBD son petróleo crudo. En el caso del gas, se trafican cerca de 721 mil MMP3, de los cuales un 73,83% se hace por gasoducto y un 26,17% por buques gaseros. Los tanqueros y gaseros, de la mano del oleoducto y el gasoducto, han mundializado el transporte de estos hidrocarburos desde 1892, y sus bajos costos, eficiencia y flexibilidad
No cabe duda que para los estados consumidores, su seguridad energética escapará del uso exclusivo de una combinación de poderes duros y blandos e intentará complementarse con el desarrollo de políticas en su ámbito doméstico orientadas al desarrollo tecnológico, medidas de políticas favorables a la eficiencia y la búsqueda de energía alternativas. | 28 | p e t r o l e o y v
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constituyen la columna vertebral del comercio de esta fuente primaria de energía. Los estrechos, canales y puntos estratégicos son de importancia crítica para el mercado petrolero internacional, debido a las grandes cantidades de tanqueros que a diario cruzan estas áreas y a los elevados riesgos que para el funcionamiento de la política y economía global podría acarrear una hipotética obstrucción del paso por éstos. Los mismos son susceptibles de ataques o accidentes que podrían afectar la seguridad de circulación del flujo marítimo petrolero. Hay tanqueros de diferente tamaño y diseño, para distintos tipos de rutas. Los costos de navegación dependen obviamente de las distancias, volúmenes, características del trayecto (puertos, estrechos, canales), orígenes y destinos del hidrocarburo. En otras palabras, cada buque es usado donde económicamente sea más beneficioso y depende en cierta forma de la economía de escala y la proyección del armador o la compañía petrolera. Los crudos y productos exportados a largas distancias son transportados principalmente por Tanqueros de Amplia Carga, capaces de cargar más de dos millones de barriles en cada viaje, y el costo de su flete oscila los $100.000/día en estos momentos (Salas Romero). Los principales puntos estratégicos en el transporte marítimo son6: • Estrecho del Bab El-Mandab • Estrecho del Bósforo • Estrecho de Hormuz • Canal de Suez-Oleoducto Sumed • Estrecho de Malaca • Canal de Panamá Los bloqueos protagonizados por fuerzas armadas de un actor estatal, o coaliciones de Estados, sin duda han afectado la evolución del comercio petrolero marítimo. No se deben olvidar los ejemplos históricos de las crisis de Suez en la década de los 50 y 60 del siglo pasado. De la misma forma, además del posible bloqueo de un estrecho, pueden aparecer otras conflagraciones, como accidentes en aguas turbulentas, y actos de piratería o terroristas, que ocurren principalmente, aunque no exclusivamente, en zonas rodeadas de estados con poca capacidad maritima armada7. Son muchos los escenarios apocalípticos que múltiples analistas se han hecho sobre los efectos de la materialización de estas amenazas. El bloqueo de un puerto o ruta marítima con un buque podría tener consecuencias de impacto en el mercado energético internacional8. Las preocupaciones sobre el uso de
7 En los últimos años, la mayor incidencia de accidentes o ataques en puntos de embarque, así como en oleoductos, han constituido factores claves de inseguridad. Desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, el tema de la seguridad marítima ha sido manejado de forma recurrente como una de las principales vulnerabilidades del sistema económico internacional. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) estimó que para 2001 al menos 5.800 millones
de toneladas de bienes se movilizan a través de las rutas marítimas, lo que constituye el 80% del comercio mundial por volumen, incluyendo 2/3 del comercio energético. De esta forma, a nivel internacional se han venido implementando diversas acciones destinadas a incrementar la seguridad de las rutas marítimas. En 2004 entró en vigor a nivel mundial el Código Internacional de Seguridad en Buques y Puertos (ISPS por sus siglas en inglés), emitido por la Organización Marítima Internacional (OMI). Por su lado, el
buques para atacar centros de población o instalaciones económicas se centran en el transporte de un arma de destrucción masiva en tanqueros petroleros, cuyas características los hacen idóneos para el cometido. En el caso de que el objeto del ataque sea causar caos económico más que pérdidas materiales, un objetivo podría ser una instalación como el Louisiana Offshore Oil Port (LOOP), el único puerto de aguas profundas en EEUU que puede recibir super tanqueros, y que maneja aproximadamente el 10% de las importaciones de petróleo. También se puede buscar la detonación de una carga inflamable, como un buque de GPL/GNL, o de fertilizantes (como el nitrato de amonio). Sin embargo, la OECD comenta que se “debe notar que los tanqueros de GPL/GNL tienden a ser costosos y relativamente modernos, operados por compañías con reputación. Aún más, dada la naturaleza peligrosa de su carga, estos buques tienden a poseer robustos sistemas de seguridad. El riesgo principal se presenta durante las operaciones de carga y descarga, cuando se puede liberar accidentalmente el producto en estado gaseoso. Estos factores hacen relativamente improbable que un grupo terrorista pueda lograr la explosión de la carga de un barco de GPL/GNL” (Durán; Blanco Sorio, PYV 2006). A pesar de lo anterior, el peligro siempre subyace. Se cree que el incremento futuro de la importancia del GNL, como insumo energético, aumente la vulnerabilidad y el atractivo de este tipo de buques. El problema radica, según el Council on Foreign Relations, en que “más GNL significa mayor cantidad de posibles objetivos... los expertos se cuestionan si la Guardia Costera será capaz de continuar con el intimidante despliegue de fuerza que provee actualmente para todos los cargamentos que llegan al país”. En el peor de los escenarios, se estima que la explosión de un tanquero de GNL podría causar 8.000 muertos y más de 20.000 heridos.
Las condiciones geopolíticas vistas resultan un continuo desafío para el establecimiento de un contexto de seguridad energética digerible para el consumidor final. La configuración de un marco geopolítico estable –que solo poderes globales y regionales pueden diseñar– se asume como una condición esencial para el logro de este cometido.
Congreso de Estados Unidos adoptó la Ley de Seguridad del Transporte Marítimo (MTSA por sus siglas en inglés) en 2002, considerando que las importaciones marítimas constituyen alrededor del 7,5% del PIB del país, y que el 32,5% de los buques que entran a esta nación llevan crudo o derivados del petróleo. Sin embargo, siguen existiendo dudas sobre la vulnerabilidad del comercio marítimo internacional. La Estrategia Nacional de Seguridad Marítima de EEUU identifica cinco grandes grupos de amenazas a las
rutas marítimas internacionales: amenazas de los Estados-Nación; las amenazas terroristas; las amenazas trasnacionales por parte de criminales y piratas; la destrucción ambiental; y la inmigración ilegal marítima. Aunque esta última es una preocupación relacionada con la fobia occidental hacia los inmigrantes ilegales, algunas nos dan indicios de cómo se podría ver afectado el comercio energético mundial por las amenazas específicas a las rutas marítimas (Durán, Blanco Sorio, PYV 2006).
8 Por ejemplo, el hundimiento de un barco en el Canal Long Beach podría lograr que California se quede sin gasolina en dos semanas. Como ejemplificaron los huracanes Katrina y Rita, las refinerías estadounidenses están operando al máximo de su capacidad y sus productos son consumidos de forma inmediata. Si se detienen los envíos de crudo, también se paralizarían las refinerías y no existe capacidad ociosa o almacenamiento de productos refinados en cantidad suficiente para lidiar con una disrupción a largo plazo (Ibdem).
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Las transnacionales se volcarán sobre zonas como el Ártico y los fondos submarinos oceánicos.
peligroso 4 Futuro y de cambios trascendentes
El dominio del gran creciente energético de Euroasia será importante, pero este dominio no será definitivo por la vía exclusiva del despliegue del poder duro por parte de las potencias con mayor proyección en la región y sin el control del creciente marginal interior. Por tanto, el desarrollo de los litorales asiáticos y de Europa Oriental constituirán un factor clave, pues a fin de cuentas, las potencias que dominen las reservas les interesa la venta de sus hidrocarburos a estas regiones y a su vez, la interacción de inversiones y operaciones de exploración serán cada vez más necesarias, no sólo en el gran creciente energético y el creciente interior, sino en el creciente marginal exterior. El flujo hacia el litoral asiático como parte del creciente marginal interior no solo es terrestre, sino elevadamente dependiente de | 30 | p e t r o l e o y v
la seguridad de las rutas marítimas. El poder blando a través del comercio, las inversiones, los procesos de integración, en combinación con armadas (poder duro) con capacidad para lidiar con desafíos asimétricos y transnacionales, será decisivo. Las condiciones geopolíticas vistas resultan un continuo desafío para el establecimiento de un contexto de seguridad energética digerible para el consumidor final. La configuración de un marco geopolítico estable –que solo poderes globales y regionales pueden diseñar– se asume como una condición esencial para el logro de este cometido. En la actual coyuntura del mercado energético internacional, signada por altos precios del petróleo y un marcado incremento de la demanda global, cualquier disrupción del tráfico de energía podría tener consecuencias de impacto considerable sobre la cotización del crudo, con los consiguientes efectos negativos sobre la economía. Aquellos actores que desean preservar el status quo, principalmente EEUU, Europa Occidental y las potencias emergentes, buscarán garantizar la seguridad de los mares y los pasos terrestres para establecer la continuidad de su rol en el plano global. La existencia de rutas marítimas al borde de la saturación, de pocos yacimientos súper gigantes bombeando un importante porcentaje de crudos, y de dificultades geopolíticas y técnicas para complementar el flujo petrolero marítimo con rutas terrestres, constituye una realidad de mayor estudio y reflexión. Aún así, esto no se compara con los retos a los que se enfrentan los estadistas o gobernantes al abordar el tema de la geopolítica de las rutas marítimas petroleras. El paso de buques sin complicaciones resulta un objetivo de buena parte de los poderes, pero múltiples variables, además de las aquí descritas, amenazan constantemente al funcionamiento de dichas rutas. Por otro lado, el establecimiento de rutas terrestres regionales presenta vulnerabilidades que, en ocasiones, como en el caso de Asia Central, sufren amenazas que podrían dificultar la eficiencia del flujo involucrado. Desde el siglo XVIII el éxito de los poderes anglosajones en el ámbito marítimo (“Seapowers”) ha garantizado el libre flujo y la creación de canales que desafían los imperativos de la geografía. A esta posibilidad se les pueden sumar las potencias emergentes, aunque en espacios más restringidos. No cabe dudas que para los estados consumidores, su seguridad energética escapará del uso exclusivo de una combinación de poderes duros y blandos e intentará complementarse con el desarrollo de políticas en su ámbito doméstico orientadas al desarrollo tecnológico, medidas de políticas favorables a la eficiencia y la búsqueda de energía alternativas. El mundo es un espacio anárquico, con un juego multidimensional en el que el Estado se vuelve menos eficiente a la hora de controlar los movimientos transnacionales y las posibilidades de garantizar un flujo petrolero y gasífero en forma certera. Por tanto, la búsqueda de medidas internas resulta un paso más efectivo de lo que se suele pensar. | PYV | Nota: Interesados en la bibliografía y hemerografía de esta investigación, favor escribir a: consultores@ petroleoyv.com FOTO AFP