Boticas y Boticarios Jesuitas y santafé y las misiones de la Orinoquia

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Paupertas ſapiens.

Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S. J.


Gran Canciller P. Arturo Sosa Abascal, S. J. Vice-Gran Canciller P. Carlos Eduardo Correa, S. J. Rector P. Jorge Humberto Peláez, S. J. Vicerrector Académico Luis David Prieto VICERRECTOR de Investigación Luis Miguel Renjifo Vicerrector de Extensión y relaciones interinstitucionales P. Luis Fernando Álvarez, S. J. Vicerrector del Medio Universitario Luis Guillermo Sarasa, S. J. Vicerrectora administrativa Catalina Martínez de Rozo Secretario General Jairo Humberto Cifuentes Madrid Director del Archivo Histórico Javeriano P. Jairo Bernal Parra, S. J. Subdirectora del Archivo Histórico Javeriano Alma Nohra Miranda Leal


• Boticas y boticarios jesuitas en Santafé y las misiones de la Orinoquia, Nuevo Reino De GRANADA 1616-1767



• Boticas y boticarios jesuitas en Santafé y las misiones de la Orinoquia, Nuevo Reino De Granada 1616-1767 • José del Rey Fajardo, s. j. • Alberto Gómez Gutiérrez, Ph. D.


Paupertas ſapiens.

Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S. J.

Reservados todos los derechos © Pontificia Universidad Javeriana © José del Rey Fajardo, S. J. © Alberto Gómez Gutiérrez Primera edición: septiembre de 2020 Bogotá, D. C. ISBN (impreso): 978-958-781-495-8 ISBN (digital): 978-958-781-496-5 DOI: https://doi.org/10.11144/Javeriana.9879587814965 Número de ejemplares: 300 Impreso y hecho en Colombia Printed and made in Colombia Editorial Pontificia Universidad Javeriana Carrera 7.a n.° 37-25, oficina 1301, Bogotá Edificio Lutaima Teléfono: 3208320 ext. 4205 www.javeriana.edu.co/editorial Corrección de estilo Rodrigo Díaz Lozada Diagramación y montaje de cubierta Camilo Gómez y Diego Cortés, Boga Visual Diseño de cubierta Boga Visual Impresión Xpress Estudio Gráfico y Digital Pontificia Universidad Javeriana. Vigilada Mineducación. Reconocimiento como universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento como personería jurídica: Resolución 73 del 12 de diciembre de 1933 del Ministerio de Gobierno.


Las ideas expresadas en este libro son responsabilidad de sus autores y no comprometen las posiciones de la Pontificia Universidad Javeriana. Rey Fajardo, José del, S. J., 1934-, autor    Boticas y boticarios jesuitas en Santafé y las misiones de la Orinoquia : Nuevo Reino de Granada 1616-1767 / José del Rey Fajardo, S. J., Alberto Gómez Gutiérrez. -- Primera edición. -- Bogotá : Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2020. 560 páginas; 24 cm Incluye referencias bibliográficas. ISBN: 978-958-781-495-8 (impreso) ISBN: 978-958-781-496-5 (digital)    1. Jesuitas en Colombia - Historia - 1616-1767 2. Farmacias - Historia - Colombia - 1616-1767 3. Farmacéuticos Historia - Colombia - 1616-1767 4. Misiones jesuíticas - Historia - Región de la Orinoquía (Colombia) - 1616-1767 I. Gómez Gutiérrez, Alberto, 1958-, autor II. Pontificia Universidad Javeriana. Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S. J. CDD 271.530861 edición 21 inp 01/07/2020

Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.



Contenido

15

Agradecimientos

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Prima alberto gómez gutiérrez

47

Introducción josé del rey fajardo, s. j.

63

Capítulo 1 Boticarios jesuitas en el Nuevo Reino de Granada josé del rey fajardo, s. j.

77

Capítulo 2 Boticas misionales: centro y periferia josé del rey fajardo, s. j.

109

Capítulo 3 Haberes bibliográficos de los jesuitas relativos a la botica josé del rey fajardo, s. j., y alberto gómez gutiérrez

167

Capítulo 4 Flora y fauna en las misiones josé del rey fajardo, s. j.

271

Epílogo Fuentes para el estudio de la obra jesuítica en el Nuevo Reino de Granada y Venezuela alberto gómez gutiérrez


285

Anexo 1 Quaderno de Inventario de la Botica y avalúo de los bienes y efectos de la Botica alberto gómez gutiérrez (ed.)

355

Anexo 2 Inventarios de boticas coloniales en Santafé y el Nuevo Reino de Granada alberto gómez gutiérrez

409

Anexo 3 Primera cátedra neogranadina de medicina alberto gómez gutiérrez

421

Anexo 4 Los rectores de la Universidad Javeriana colonial josé del rey fajardo, s. j.

527

Anexo 5 Los directores de estudios superiores en la Universidad Javeriana colonial josé del rey fajardo, s. j.

547

Anexo 6 Superiores de la misión de los Llanos y el Orinoco josé del rey fajardo, s. j.

555

Los autores


Agradecimientos

Los autores agradecen el apoyo, aportes y comentarios a esta obra del padre Jairo Bernal Parra, S. J., director, Alma Nohra Miranda Leal, subdirectora, y Ricardo Andrés Blanco Quijano, historiador y paleógrafo, del Archivo Histórico Javeriano; de Carlos Gómez Restrepo, decano de la Facultad de Medicina, y de Fernando Suárez Obando, director del Instituto de Genética Humana en la misma facultad; de Nicolás Morales Thomas, director de la Editorial, y de Marcel Roa, coordinador del proyecto, todos de la Pontificia Universidad Javeriana. Asimismo, agradecen la generosa colaboración de José Antonio Amaya y Luis Enrique Rodríguez Angulo, de la Universidad Nacional de Colombia, y de Francisco Flórez Vargas, del Archivo General de la Nación.

15.



Prima Alberto Gómez Gutiérrez

Los médicos del país, en su mayoría, no se han fijado hasta ahora sobre esto; al contrario, han desdeñado los remedios populares, y aún no ha sido raro que se mofen de los curanderos indígenas, sin advertir que casi todas las aplicaciones terapéuticas de los agentes naturales han sido empíricas en su principio, y que muchos de los remedios de más poderosa actividad de que al presente se gloria la ciencia han sido antes remedios empíricos de nuestro pueblo, acogidos con entusiasmo y preconizados después por la sabiduría de ultramar. Florentino Vezga 1

Se podría considerar que la historia de los medicamentos se inicia con la historia de la humanidad, cuando un eventual recurso vegetal, animal o mineral sirvió al hombre prehistórico para calmar sus primeras dolencias. Posteriormente, al transcurrir el tiempo y forjarse cada una de las culturas primitivas, se habrá dado el transcurso entre el azar y la tradición en el dominio de la terapéutica, pasando de la casualidad a la causalidad, de la ignorancia 1 Florentino Vezga, Botánica indígena [Memoria sobre el estudio de la botánica en la Nueva Granada] (Bogotá: Minerva, [1861] 1934), 193-194.

17.


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al conocimiento y, posteriormente, a la sabiduría, cimentando las bases de la terapéutica empírica y de la terapéutica científica. La mayoría de las culturas del planeta han recorrido este necesario tránsito en el que, a partir de un instrumento holístico y primario de percepción humana que se puede asimilar a un hipotético “macroscopio”, se fue derivando paso a paso hacia una inspección cada vez más reduccionista y puntual, emblematizada por el microscopio —instrumento barroco del siglo xvii aún vigente, pero ya rezagado en términos de su poder de resolución—2. Poco a poco, a través de los tiempos y las culturas, se fue consolidando un conocimiento que se registró en obras médicas y farmacopeas tan emblemáticas como el corpus de Hipócrates y sus discípulos, los tratados de Galeno, y las materias médicas, o herbolarios, de Dioscórides y autores subsiguientes. Estos últimos derivaron en recetarios producidos típicamentepor las órdenes religiosas que asumieron el cuidado del cuerpo y alma de los enfermos. Del mismo modo, para atender cuerpo y alma, los pueblos considerados hoy más primitivos desarrollaron su propia materia médica y sus propios herbolarios en una disciplina que se ha dado en denominar, desde una perspectiva eurocéntrica, como “etnobotánica”, a cargo de sabedores locales de múltiples identidades: chamanes, jaibanás, brujos, curanderos, curacas, piaches, teguas, entre otras denominaciones, así como de los sabedores de origen africano3. 2 Para una revisión de este tránsito en diferentes culturas en la historia de la humanidad, véase Alberto Gómez Gutiérrez, Del macroscopio al microscopio. Historia de la medicina científica (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana / Academia Nacional de Medicina, 2002). 3 Para una revisión sobre las prácticas terapéuticas indígenas y africanas, véase Florentino Vezga, Botánica indígena; Virginia Gutiérrez de Pineda, Medicina tradicional de Colombia: el triple legado (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1985); Santiago Díaz Piedrahita, “El uso popular de las plantas a la luz de los documentos de la Expedición Botánica”, Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales 16, n.o 63 (1988): 23-26; Francisco Guerra, La medicina precolombina (México: Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1990); Mauricio Pérez Gil, ed., El medicamento en la historia de Colombia (Bogotá: Schering-Plough, 1997); Adriana Maya, “Botánica y medicina africanas en el Nuevo Reino de Granada, siglo xvii”, Historia Crítica, n.o 19 (2000): 24-42; 18.


• prima

Los recetarios religiosos surgieron, así, de una tradición europea, en la que las órdenes medievales de dominicos y franciscanos fueron las primeras en abrir la puerta a la botánica ilustrada y popular en sus territorios, tanto como a la alquimia proveniente de la tradición árabe4. En el siglo xvi, con la aparición en escena de la Compañía de Jesús, se fortaleció la indagación científica y social en una comunidad que se centró en destinos periféricos, viajando a lugares recónditos con su mensaje evangélico, y también con un espíritu característico de curiosidad y sistematización. Evidencia de ello en el Nuevo Reino de Granada es la cartografía fluvial extensa que produjeron los misioneros jesuitas en sus viajes a las selvas, lejos de las ciudades principales, en donde establecieron sus bases operativas. Tal vez la obra más emblemática en este sentido haya sido El Orinoco ilustrado. Historia natural, civil y geográfica de este gran río y de sus caudalosas vertientes. Gobierno, usos y costumbres de los indios, sus habitadores, con nuevas y útiles noticias de animales, árboles, frutos, aceites, resinas, yervas, y raíces medicinales, y sobre todo se hallarán conversiones muy singulares a [nuestra] Santa Fe y casos de mucha edificación, escrito por José Gumilla, S. J., y publicado en 1741, con una segunda edición española en 17455 y una tercera, también en España, en 1791, cuando los jesuitas habían sido ya expulsados de ese y otros reinos, y de todas sus colonias. Pero antes de este hito de la comunidad jesuita, ejemplo de la antropología temprana avant la lettre, se habían dado ya otros casos de indagación del mundo y las culturas americanas y afroamericanas en esta misma comunidad religiosa en cabeza de José de Acosta, S. J., y de Alonso de Sandoval, S. J. El primero de estos jesuitas precursores publicó a finales del siglo xvi tres textos fundacionales en este dominio: De Natura Novi Orbis (1589), De Emilio Quevedo, coord., Historia de la medicina en Colombia. Prácticas médicas en conflicto (1492-1782) (Santander de Quilichao: Tecnoquímicas, 2007); Richard Evans Schultes y Robert F. Raffauf, El bejuco del alma. Los médicos tradicionales de la Amazonía colombiana, sus plantas y sus rituales (Bogotá: El Áncora / Fondo de Cultura Económica, 2014). 4

Gómez Gutiérrez, Del macroscopio al microscopio, 99-124.

5 Publicación original en la Biblioteca Digital Aecid, http://bibliotecadigital.aecid. es/bibliodig/es/consulta/registro.cmd?id=929

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procuranda Indorum salute (1589) e Historia natural y moral de las Indias: en que se tratan las cosas notables del cielo y elementos, metales, plantas, y animales dellas y los ritos, y ceremonias, leyes y gobierno, y guerras de los indios (1590)6. Por su parte, el padre Sandoval, tutor en Cartagena de Pedro Claver, S. J., publicó sus indagaciones y percepciones sobre las comunidades africanas que él llamó etíopes y que llegaban a este puerto por primera vez, en su obra Naturaleza, policía sagrada i profana, costumbres i ritos, disciplina i catecismo evangélico de todos los etíopes (1627). Una segunda edición fue publicada en 1647 con el título De Instauranda Æthiopum Salute. Historia de Ætiopia, naturaleza, policía sagrada y profana, constumbres, ritos y catechismo evangélico, de todos los aetíopes con que se restaura la salud de sus almas7, aunque esta solo incluyó la primera parte de la primera edición, bajo el título “De la naturaleza, policía sagrada y profana, costumbres, abusos y ritos de todos los Etiopes que se conocen en el mundo: y de otras cosas notables, que se encuentran en sus Reinos. De su esclavitud, predicación en ellos del Apóstol S. Tomé. De sus Santos, y Varones ilustres”8. Estas dos fuentes jesuitas sobre los usos y costumbres de indígenas y africanos en América eran buen complemento en esos días de cuatro obras centradas propiamente en la historia natural americana, dos de cuyos autores habían pasado al Nuevo Mundo en viaje de exploración. Las dos primeras obras fueron redactadas por Nicolás Monardes, médico y botánico sevillano, quien compiló en su ciudad natal la información que llegaba allí de puertos americanos, bajo los títulos de Diálogo llamado Pharmacodilosis o declaración medicinal (1536) y De simplicibus medicamentis ex occidentali India delatis quorum in medicina usus est [Historia medicinal de las cosas que traen de nuestras Indias occidentales y sirven de medicina] (1565-1574). 6 Publicación original de esta última en la Biblioteca Digital Aecid: http://bibliotecadigital.aecid.es/bibliodig/es/consulta/registro.cmd?id=1014 7 Publicación original en el Repositorio Institucional Eafit: https://repository.eafit. edu.co/handle/10784/1093 8 Para una relación de los contenidos de esta obra, véase Eduardo Restrepo, “De Instauranda Æthiopum Salute: sobre las ediciones y características de la obra de Alonso de Sandoval”, Tabula Rasa, n.o 3 (2005): 13-26. 20.


• prima

Los autores que sí atravesaron el Atlántico con intención de ilustrar los fundamentos de la medicina americana en el siglo xvi fueron Gonzalo Fermández de Oviedo, conquistador y naturalista madrileño, con De la natural hystoria de las Indias (1526)9, y Francisco Hernández, médico y botánico toledano, con sus Quatro libros de la naturaleza, y virtudes de las plantas y animales que están recevidos en el uso de Medicina en la Nueva España, y la Methodo, y correccion, y preparacion, que para administrarles se requiere con lo que el Doctor Francisco Hernández escrivio en lengua latina. Muy útil para todo genero de gente que vive en estancias y Pueblos, do no ay Medicos, ni Botica (1615), escrita inicialmente, como se ve, en latín. Esta obra fue traducida al español “y aumentados muchos Simples, y Compuestos y otros muchos secretos curativos, por Fr[ay] Francisco Ximenez [natural de la villa de Luna del reino de Aragón], hijo del Convento de S[anto] Domingo de Mexico”10, y publicada en México, en casa de la viuda de Diego López Davalos, y puesta en venta en esa misma ciudad americana en la tienda de Diego Garrido, en la esquina de Tacuba, y en la Portería de Santo Domingo. Este era el principal contexto literario de la farmacognosia americana en el paso del siglo xvi al siglo xvii. Además de estos textos de referencia, deben considerarse las fuentes adicionales, impresas y manuscritas, registradas en boticas y bibliotecas médicas y farmacológicas contemporáneas en América hasta finales del siglo xviii: estas pudieron haber circulado igualmente en el Nuevo Reino de Granada e incidir en la terapéutica local11. 9 Publicación original en la Biblioteca Digital Mundial, https://www.wdl.org/es/ item/7331/ 10 Publicación original en la Biblioteca Digital Real Jardín Botánico de Madrid, http://bibdigital.rjb.csic.es/spa/Libro.php?Libro=4961 11 Véase, por ejemplo, José Antonio Amaya, “El aporte del diplomático sueco Hans Jacob Gahn (1748-1800) a la formación de la biblioteca de historia natural de José Celestino Mutis”, Historia Crítica, n.o 10 (1995): 39-70; Ana María Huerta Jaramillo, “Los boticarios en Nueva España (siglos xvii y xviii), el caso de Puebla”, Elementos 19, n.o 3 (1993): 46-53; Félix Martín Verdejo, “La vida y la biblioteca de Bernabé García, boticario rural del siglo xviii”, Asclepio 56, n.o 2 (2004): 113-167; Olivia Moreno Gamboa, “Las obras científicas del inventario de la librería de Luis Mariano Ibarra (1750)”, Estudios de Historia Novohispana, n.o 37 (2007): 169-196; Paula Ronderos, “El arte de boticario 21.


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De boticas y boticarios Una vez expuestas estas fuentes primarias, y antes de tratar el tema que se desarrollará con algún detalle en la presente obra sobre las boticas y los boticarios jesuitas en el Nuevo Reino de Granada, debe considerarse la lenta evolución de la farmacia y de la farmacopea americanas. Las boticas y las farmacopeas coloniales, tanto como la bibliografía médica que les sirvió de referencia en el Nuevo Reino neogranadino, han sido tratadas de manera, diríamos, específica, por muy pocos historiadores colombianos. Entre ellos, cabe citar a los siguientes en orden alfabético: José del Rey Fajardo, S. J., Santiago Díaz Piedrahita, Luis Carlos Mantilla O. F. M., Guillermo Maldonado Pérez, Adriana Maya, María Eugenia Osorio Oliveros, Roger Pita Pico, Estela Restrepo Zea, Javier Rivera Sandoval y Paula Ronderos12. durante la primera mitad del siglo xvii en el Nuevo Reino de Granada”, Fronteras de la Historia, n.o 12 (2007): 175-196. 12 José del Rey Fajardo, S. J., “La botica y los boticarios de los jesuitas en Santafé de Bogotá (1616-1767)”, Procesos Históricos. Revista de Historia y Ciencias Sociales, n.o 32 (2017): 103-119; Santiago Díaz Piedrahita, “El uso popular de las plantas a la luz de documentos de la Expedición Botánica”, Revista de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales 16, n.o 6 (1988): 23-26; Santiago Díaz Piedrahita y Luis Carlos Mantilla R., O. F. M., La terapéutica en el Nuevo Reino de Granada. Un recetario franciscano del siglo xviii (Bogotá: Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 2002); Guillermo Maldonado Pérez, La botica de los pobres (Bogotá: Fondo Cultural Cafetero, 1991); Adriana Maya, “Botánica y medicina africanas en el Nuevo Reino de Granada, siglo xvii”, Historia Crítica, n.o 19 (2000): 24-42; María Eugenia Osorio Oliveros, Curar el alma y medicar el cuerpo: ciencia médica jesuita en el Nuevo Reino de Granada (XVII-XVIII). El caso de la Botica del Colegio Máximo de Santafé, monografía para optar al título de historiadora, Universidad de los Andes, 2011; María Eugenia Osorio Oliveros, “La botica neogranadina de la Compañía de Jesús: un laboratorio para explorar prácticas médicas en la provincia de Santafé, primera mitad del siglo xviii”, Historia y Memoria, n.o 6 (2013): 143-169; Roger Pita Pico, “Las boticas en el Nuevo Reino de Granada a finales del período colonial: el lento camino hacia la modernidad”, Medicina 37, n.o 3 (2015): 223-241; Estela Restrepo Zea, “Enfermedades y medicinas. Tres conceptos terapéuticos en el Nuevo Reino de Granada. 1550-1680”. En Mauricio Pérez Gil, ed., El medicamento en la historia de Colombia (Bogotá: Schering-Plough, 1997), 82-119; Estela Restrepo Zea, “La farmacia ilustrada”. En Mauricio Pérez Gil, ed., El medicamento en la historia de 22.


• prima

Todos ellos han hecho aportes significativos a un estudio que todavía requiere reflexiones sucesivas e iterativas. La presente obra retomará algunos aspectos registrados en estas fuentes secundarias, con un eje definido: la labor de los jesuitas en las boticas coloniales, una de sus instituciones menos difundidas a la fecha. Con este propósito en mente, conviene partir de la primera evidencia de una botica en el Nuevo Mundo, tal y como fue documentada por la historiadora Restrepo Zea para el primer viaje de Colón: “Es conocido que el 3 de agosto de 1492 embarcaron con el Almirante el físico Alonso y los maestres Diego y Juan Sánchez, que eran médico, boticario y cirujano, respectivamente”13. También en su tercer viaje, Colón fue autorizado a “llevar un médico, un boticario y un herbolario”14. Después de estos primeros antecedentes a finales del siglo xv, y apenas diez años después del descubrimiento de América por los europeos, cuando se consolidaban sus primeros asentamientos en estas tierras en el año 1502, […] don Nicolas de Obando, gobernador en La Española y Tierra Firme, llegó a Santo Domingo en compañía de un físico, un boticario y un herbolario y con algunos instrumentos necesarios para el ejercicio del arte. En Colombia (Bogotá: Schering-Plough, 1997), 82-119; Javier Rivera Sandoval, “De todo como en botica. Balance de los productos ofrecidos en las boticas de los hospitales de la orden San Juan de Dios en los puertos neogranadinos del siglo xviii”, documento inédito presentado al Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2011; Paula Ronderos, “La labor del boticario durante la primera mitad del siglo xvii: ética y técnica en el Nuevo Reino de Granada”, documento inédito presentado al Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2006; Paula Ronderos, El dilema de los rótulos. Lectura del inventario de una botica santafereña de comienzos del siglo xvii (Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2006); Paula Ronderos, “El arte de boticario durante la primera mitad del siglo xvii en el Nuevo Reino de Granada”, Fronteras de la Historia, n.o 12 (2007): 175-196. 13

Restrepo Zea, “Enfermedades y medicinas”, 57.

14 Ibid. 23.


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el mismo año, y con destino al hospital recientemente constituido, el Adelantado trajo consigo una caja de madera que guardaba en botes o vasijas vidriadas “8 libras de cañafístola, 4 onzas de ruibarbo, 8 libras de gerapilca, 4 libras de bendita, media libra de agarico, 1 libra de acíbar, 1 libra de azafrán, media libra de canela, lo mismo de clavo, pimienta y jengibre, 1 arroba de almendra [...], 1 almirez o mortero de metal con su mano, 1 paila de latón, 1 zeringa de cobre, 1 estuche de cuero con herramientas de cirujano, 2 canutos para polvos y para aguja, 1 ingenio o instrumento para recortar papel y 1 descarnador o instrumento de acero para despegar la encía de la muela o diente que se quiere sacar, 1 botador para sacar muelas, 1 balanza y 1 mazo”15.

Esta relación podría considerarse como el primer inventario americano de una botica europea en el siglo xvi. En 1513 se dispusieron sumas importantes para el establecimiento de médicos y boticarios en Santa María la Antigua del Darién, incluyendo a un boticario explícito, Francisco de Cota16. Al cerrarse este siglo, lleno de aventuras militares y conquistas de gentes, almas y territorios americanos, el capitán Bernardo de Vargas Machuca, radicado en Santafé y autor de la Milicia y descripción de las Indias (1599), relataba sus hallazgos de plantas terapéuticas locales, identificando medicinas y experimentando […] todas estas, algunas sabidas de los indios como tan grandes herbolarios y otras adquiridas con la experiencia, como cada uno lo hará, descubriendo nuevos medicamentos [...] para la salud de sus soldados que donde 15

Ibid., 56.

16 Andrés Soriano Lleras, La medicina en el Nuevo Reino de Granada, durante la conquista y la colonia (Bogotá: Biblioteca de Historia Nacional, 1972), 58. 24.


• prima

no hay médicos todos podemos tener voto, y aún donde los hay, por simples los medicamentos que aplicamos, sin usar de compuestos, que es cosa que requiere particular estudio17.

Además de estos antecedentes referidos por los historiadores citados, una buena serie de libros y artículos de contexto han tratado de manera puntual la historia de la medicina neogranadina. Entre todos estos se destaca la obra de Rafael Martínez Briceño y Guillermo Hernández de Alba, por presentar una interesante transcripción hilada de fuentes primarias relativas a la farmacopea y a la bibliografía médica colonial a partir de publicaciones y documentos manuscritos originales conservados en la Biblioteca Nacional y en el Archivo General de la Nación18. En razón a su particularidad y utilidad para la presente obra, se incluye a continuación un listado de veinte obras médicas que se hallaron en la Biblioteca Nacional de Colombia y que fueron referenciadas por Rafael Martínez Briceño como “de autores españoles […] en su mejor periodo, o sea en la Edad de Oro”19, aunque, debe anotarse, hay algunas de autores no españoles, como Guy de Chauliac o Giambattista Morgagni20; todas ellas se acompañan con el año de publicación de la edición respectiva entre paréntesis: 1. Incunable veneciano publicado por [ Johann] Herzog en 1500 con textos de los siguientes autores: a. Maimónides Aforismos b. Juan Damasceno Aforismos 17 Bernardo Vargas Machuca, Milicia y descripción de las Indias (Madrid: Victoriano Suárez, [1599] 1892), 139-140. 18 Rafael Martínez Briceño y Guillermo Hernández de Alba, De Hipócrates a Pasteur: contribución para la Historia de la Medicina Colombiana (Bogotá: Ediciones Sol y Luna, 1966), 8. 19

Ibid.

20

Ibid., 39-82. 25.


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c. d. e. f.

Hipócrates Hipócrates Hipócrates Hipócrates

g. h. i. j.

Hipócrates Hipócrates [Hipócrates] [López de Corella]

Libro de los secretos Libro de los pronósticos Capsula deburnea Libro de los elementos o de la naturaleza humana Libro del aire, el agua y los lugares Libro de los medicamentos Libro de los insomnios De la curación de la piedra

2. Bartolomé Anglico Libro de las propiedades de las cosas (1519) 3. Moisés Maimónides Guía de los que dudan o de los perplejos (1520) 4. Gilberto Anglico Compendio de medicina de las enfermedades universales (sin fecha) 5. Marco Gatinaria Libro de la curación de las enfermedades particulares [incluye: Blas Astarius – Libro de la curación de las fiebres; César Landulfus – La curación de las mismas; Sebastián Aquilanus – Tratado del Morbo Gálico / Tratado de la fiebre sanguínea] (1525)

26.

6. Galeno

Libro de los signos y los pronósticos (1556)

7. Guy de Chauliac

Cirugía mayor (1585)


• prima

8. Andrés Antonio de Castro Libro de la curación de las fiebres acompañado de tres libros u opúsculos de las propiedades de los medicamentos simples, y de las cualidades de los alimentos que sirven para la nutrición (1636) 9. Paulo Zacchias

Cuestiones médico-legales (1751)

10. Giambattista Morgagni Libro de los sitios y causa de las enfermedades investigadas por medio de la anatomía (1762) 11. Cayo Plinio Segundo Historia natural. Treinta y siete libros (1524) 12. Fray Jesús María Joseph

Metáfora de medicina y cirugía (1536)

13. Luis Lobera de Ávila

Vergel de sanidad [1542]

14. Luis Lobera de Ávila

Remedio de cuerpos humanos [1542]

15. [Luis Lobera de Ávila] Libro de pestilencia [1542] Colofón (1542) 16. Martín del Río, S. J.

Disquisiciones sobre la magia (1604)

17. Juan Valverde de Amusco

Anatomía del cuerpo humano (1608) Plancha de anatomía (1608)

18. Andrés de Laguna Dioscórides. Acerca de la materia médica (1636) 19. Nicolás Tulp

Observaciones médicas (1652) 27.


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20. Gaspar de Reyes Franco Campo eliseo de agradables cuestiones (1661) Martínez Briceño cita también las publicaciones que, a su modo de ver, fueron esenciales en la historia de la medicina griega, romana, alejandrina, árabe y judía, cerrando con la Edad Media y el Renacimiento21, y lamenta no haberlas encontrado todas en la Biblioteca Nacional de Colombia en el curso de su indagación. También estas se listan a continuación, para referencia: Hipócrates Del régimen; Del pronóstico; Las prenociones de Cos; Las predicciones; El libro de los aforismos; De las heridas y úlceras; De las heridas de la cabeza; De las fracturas y luxaciones; De las fístulas; Tratado de las epidemas; De los aires, las aguas y los lugares; Juramento Galeno Del uso de las partes del cuerpo humano; De las fiebres; Del pulso; El arte médico; El método de curar Cornelio Celso

De las artes; Historia de la medicina

Rhazes Compendio de medicina; Aforismos médicos; Libro de la pestilencia Avicena

Cánon médico

Abulkazim

[Tratado]

21 Ibid., 9-38. Martínez Briceño se centró en su análisis en las obras relacionadas con la medicina legal y la medicina psiquiátrica a partir de la obra de Paulo Zacchias en el siglo xviii; estas no se incluyen en el presente extracto.

28.


• prima

Averroes [Comentarios a Galeno] Maimónides [Comentarios a Hipócrates]; Tratado de los venenos; [Higiene]; Guía de los que dudan Pedro de Abano

Conciliador de las controversias

Gabriel Falopio

Libro de los tumores

Gilbertus Anglicus

Compedium medicinal / Laura anglicana

Bernardo de Gordon

Lilium medecinae

Guy de Chauliac

[Chirurgia magna]

Bartolomeus Anglicus

De las propiedades de las cosas

Andrea Vesalio

De humani corporis fabrica

Ambroise Paré [Monstruosidades]; Sobre las enfermedades simuladas; [Dictámenes médico-legales] William Harvey Exercitatio anatomica motu cordis et sanguinis in animalibus G. B. Morgagni De sidibus et causis morborum per anatomen indagatis Paulo Zacchias

Quaestiones medico-legales

Tal vez sea importante considerar en este punto que hoy se conservan aún en las bibliotecas de la Pontificia Universidad Javeriana (como reducto de la biblioteca colonial de los jesuitas que se presenta más adelante), 29.


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al menos dos textos antiguos útiles al diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Estos son: Canones universales, de Johannis Mesue, en una edición incunable de 1497, y De materia medica, de Dioscórides, en una edición de 1549. Después de referirse a la medicina de los siglos xviii y xix, Martínez Briceño y Hernández de Alba hacen, en sus propias palabras, […] una contribución desde luego original por la novedad y trascendencia de las noticias y documentos que por primera vez se publican, para rectificar errores y servir de complemento a trabajos monográficos dignos de mérito, debidos a la autoridad de científicos nacionales como Florentino Vezga, Pedro M. Ibáñez [...], Juan B. Montoya y Flórez, Andrés Posada Arango, Emilio Robledo, Antonio Gómez Calvo, Rafael Ucrós, Luis Cuervo Márquez, Juan N. Corpas o el historiador Luis Augusto Cuervo entre los ya desaparecidos. [Con base en estos buscaban dar] a conocer parte importante del fruto de muchos años dedicados al manejo de papeles antiguos, en archivos públicos y privados [...], así como el más dilatado y trascendental estudio de la farmacopea criolla22.

Ahora bien, más allá de una breve relación de una docena de médicos procedentes de universidades españolas y portuguesas que se alternaron o sucedieron en el ejercicio de la medicina, desde Francisco Díez en 1573 hasta Pedro Fernández de Valenzuela —autor, de acuerdo con Martínez Briceño y Hernandez de Alba, de un manuscrito titulado Tratado de medicina y modelo de curar en estas partes de las Indias, “indudable primicia científica del Nuevo Reino de Granada” a comienzos del siglo xvii—23, y entre las noticias y documentos anunciados por Martínez Briceño y Hernández

30.

22

Ibid., 97-98.

23

Ibid., 99-100.


• prima

de Alba, se encuentran los soportes de la primera cátedra de medicina en el Nuevo Reino en 1636, en las instalaciones del Real Colegio y Seminario de San Bartolomé, regentado por los jesuitas, a cargo del licenciado Rodrigo Enríquez de Andrade24, médico graduado en la Universidad de Alcalá de Henares al servicio del arzobispo fray Cristóbal de Torres, fundador del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en 1653. En 1640, el arzobispo Torres había determinado el establecimiento de la primera botica pública en Santafé a beneficio de los pobres, a cargo del licenciado Enríquez. No era esta, sin embargo, la primera botica en el Nuevo Reino de Granada25. Una somera relación de boticas y boticarios en este territorio permitirá sustentar esta última apreciación, puesto que se han reportado más de veinte boticas en el Nuevo Reino de Granada entre 1564 y 1817: Tabla 1. Boticas y boticarios en el Nuevo Reino de Granada: 1564-1817 Fecha(s)26

Localidad

Boticario(s)

1564

Santafé

Botica del Hospital27 de San Pedro [de Jesús, María y José]*

1576

Tamalameque

Francisco Gómez Rendón

1595

Santafé

Luis de la Torre; Pedro Gómez

24 Para una relación detallada de esta primera cátedra y complementos biográficos sobre Enríquez de Andrade, véase el anexo 3 en la presente obra. 25 Para una relación de las boticas en operación en el Nuevo Reino de Granada, véase Ronderos, “La labor del boticario”; Ronderos, El dilema de los rótulos. 26 Las fechas registradas en esta tabla corresponden a los años en que se reporta el funcionamiento o fundación de cada una de las boticas referidas en diferentes fuentes. 27 Se considera que cada hospital fundado en el Nuevo Reino de Granada, a partir del primer hospital de la Orden San Juan de Dios en Santafé (denominado luego Hospital de Jesús, María y José, y, en 1635, Hospital San Juan de Dios), debió de contar con un recinto que habría tenido las funciones de “botica” institucional. No se incluyen en esta relación los nombres de los boticarios asociados a las boticas de órdenes religiosas —San Juan de Dios, Jesuitas, Dominicos, etc.—, y se indican con un asterisco las boticas de las cuales se conoce un inventario.

31.


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Fecha(s)

Localidad

Boticario(s)

1600

Zaragoza

Diego Ordónez de Taboada

1603/1604

Santafé

Diego Gómez de Alvarado; Francisco de Arteaga; Bernardo de Herrera; Diego Ordónez de Taboada*

1613

Pamplona

Pedro Gómez de Andrada

1614

Santafé

Pedro Gutiérrez de Carvajal; Bernardo de Ferrera

1616

Santafé

Bartolomé de Oro

1616

Santafé

Botica del Colegio Máximo de Santafé [Compañía de Jesús]

c. 1620

Santafé

Pedro López de Buiza*

1634

Cartagena

Francisco Sánchez; Juan de Cueto; Rafael de Mogneymes

1635

Santafé

Botica del Hospital San Juan de Dios

1636

Santafé

Rodrigo Enríquez de Andrade [fray Cristóbal de Torres]

1650

Santafé

Antonio Enríquez

1761

Santafé

Botica del Convento del Rosario

1761

Santafé

Botica del Convento de San Francisco*28

1763

Santafé

Botica del Convento de Predicadores (del Rey, Intro.)

1764-1817

Santafé

Antonio de Gorraez

1771

Santafé

Botica de la Plaza Mayor (pretendida por Gastelbondo)

1776

Cartagena

Nicolás del Villar*

1777

Santafé

Botica de Santo Domingo

1799

Santafé

Miguel de la Isla*

1799

Santafé

Antonio Enríquez

1799

Santafé

Botica de los Dominicos

28 Inventario en Díaz Piedrahita y Mantilla, La terapéutica en el Nuevo Reino, 175-186. 32.


• prima

Fecha(s)

Localidad

Boticario(s)

1799

Cartagena

Felipe de Antadilla

1817

Santafé

Pablo Fernández de la Reguera

Desafortunadamente, a la fecha solo se conocen los contenidos de una fracción menor de las boticas neogranadinas, y estos son esenciales para entender y contrastar su verdadero alcance e impacto en su tiempo. En el anexo 2 se presentan tablas comparativas de la diversidad y la proporción de cada una de las sustancias en uso en cinco boticas diferentes: Diego Ordóñez de Taboada (Santafé, 1608), Jesuitas (Santafé, 1767), Nicolás del Villar (Cartagena, 1776), San Juan de Dios (Cartagena-Santa MartaPanamá-Portobelo, 1777) y Miguel de Isla (Santafé, 1799). La historiadora Ronderos refiere, en su trabajo sobre la más antigua de estas cinco boticas, que “en el siglo xvii había una primacía de los vegetales (79 %), seguidos por sustancias derivadas o parte animales (12 %), y finalmente las sustancias de origen mineral (9 %)”29. Estos porcentajes deben ser evaluados a la luz de nuevas aproximaciones estadísticas, ampliando el universo boticario colonial. Una comparación de las boticas neogranadinas con las boticas españolas en la primera década del siglo xvii30 revela que el número de contenedores era muy similar, con diferencias significativas solo en cuanto a “redomas”31 (más de cien en Valladolid y menos de diez en Santafé) y “botes y burnias”32 (un poco más de doscientos en Valladolid y más de trescientos en Santafé). Adicionalmente, solo en cuanto a recipientes, la botica santafereña de la referencia presenta categorías especiales de contenedores que no se hayan referidos en la de Valladolid, como valencianas, xaroperas, dadillos,

29 Ronderos, El dilema de los rótulos, 86. 30

Ibid., 102.

31 Recipiente de cerámica o de vidrio provisto de un asa, ancho en su base y estrecho hacia la boca, útil para escanciar líquidos. 32 Pequeños contenedores con tapa.

33.


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frascos y cubiletes, que pueden revelar la existencia de preparaciones y dosificaciones particulares en el Nuevo Reino de Granada. Un ejemplo suplementario permite poner en evidencia el desarrollo de la farmacéutica colonial en el Nuevo Reino de Granada: se trata de la botica santafereña de la orden de los franciscanos. A mediados del siglo xviii, en el mes de febrero de 1761, llegó José Celestino Mutis a Santafé, en calidad de médico del nuevo virrey Pedro Messía de la Cerda. Se inició así, con este botánico y facultativo formado en las más altas escuelas españolas, una nueva era en la medicina ilustrada a escala local. Pocos meses después de su llegada a Santafé, Mutis reporta su visita a Juan Antonio Villalonga, hermano franciscano y ayudante de la enfermería en el convento de su orden, quien poseía, de acuerdo con el concepto del propio Mutis, “un más que mediado conocimiento de las plantas de esta tierra y de las virtudes con que las estiman las gentes”33. Además del hermano Villalonga, de origen expósito en esta comunidad, otros religiosos franciscanos se ocuparon de la botánica en el Nuevo Reino de Granada. Tal fue el caso de fray Diego García, a quien Mutis agregó a la Expedición Botánica en razón a su conocimiento de plantas, animales y minerales en este territorio. Además de tener un conocimiento, diríamos, “académico” de las ciencias naturales, fray Diego sabía aplicar preparaciones botánicas y animales con efecto terapéutico. En medio del amplio espectro que caracterizó a esta y otras comunidades religiosas, surgían circulares y admoniciones de los provinciales a cargo, como la que redactó en 1806 el provincial fray Gaspar de Padilla contra los eventuales abusos de que había tenido noticia. Decía así fray Gaspar: Que no pudiéndose tolerar el pernicioso abuso que se ha introducido, de que algunos religiosos sin estudios ni conocimiento se entrometan a curar enfermos, haciéndose cargo de ellos hasta llegar a recetar sangrías, purgas y otros medicamentos peligrosos, que aún los

33 José Celestino Mutis, Diario de observaciones (1760-1790) (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1957), 122.

34.


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facultativos temen y se recelan aplicar: se ordena que en adelante ningún guardián permita a los tales religiosos semejante ejercicio, si no es en caso de extrema necesidad en que lo exija así la caridad, y concurriendo de parte del religioso la ciencia necesaria34.

Y “la ciencia necesaria” estaba registrada en los recetarios que estas órdenes religiosas venían configurando y actualizando desde la Edad Media. Un buen ejemplo es, justamente, un recetario franciscano manuscrito del siglo xviii, publicado por primera vez en el año 2002 por la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales para el centenario de la Academia Colombiana de Historia, a cargo del botánico Santiago Díaz Piedrahita y del padre franciscano Luis Carlos Mantilla, O. P., ambos historiadores35. En esta obra, Díaz Piedrahita refiere que este recetario se había derivado de la obra pionera Tesoro de medicinas, publicada en México en 1672 y atribuida a Gregorio López, luego aumentada y corregida allí mismo en 1674 por Matías Salcedo Mariaca y José Díaz Brizuela. Pero Díaz Piedrahita postula también una segunda fuente para el recetario franciscano: el Florilegio medicinal del padre Johann Steinhoffer, S. J., publicado en México en 1712 y “reimpreso en España por orden de la Corona para que fuese distribuido en forma gratuita en todas las misiones Jesuitas de América”36. Los recetarios de las órdenes religiosas americanas se convirtieron así, progresivamente, y gracias a las comunidades de cada región atendida y estudiada, en repositorios híbridos del saber europeo y del saber americano. El grupo de historiadores de la ciencia liderados por Emilio Quevedo se viene pronunciando desde 2007, con fundamento en fuentes primarias, sobre las vicisitudes en el desarrollo de las instituciones hospitalarias y sobre las categorías de médicos y cirujanos en los periodos de la Conquista y 34 Luis Carlos Mantilla, Los franciscanos en Colombia (1700-1830), tomo iii (Bogotá: Universidad San Buenaventura, 2000), 692. 35

Díaz Piedrahita y Mantilla, La terapéutica en el Nuevo Reino.

36

Ibid., 52. 35.


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la Colonia del Nuevo Reino de Granada, así como en torno a la regulación de la práctica médica por parte de la Real Audiencia, el protomedicato y el protobarberato37. Para justificar una vez más el propósito del presente trabajo sobre boticas y boticarios jesuitas neogranadinos, es importante considerar que este magnífico grupo multidisciplinar de historiadores, autores de una obra de aliento como es la Historia de la Medicina en Colombia en varios tomos, haya dejado por fuera la necesaria elaboración detallada y crítica sobre la evolución y el establecimiento de las farmacias en esos días. Un solo subtítulo en el periodo de 1605 a 1720 atiende esta dimensión de la terapéutica colonial: “Boticarios, visitas y disputas”, y este se desarrolla en cuatro cortos párrafos en torno a una sola disputa de tres boticarios cartageneros —Francisco Sánchez, Juan de Cueto y Rafael de Mogneymes— con […] el cirujano latino Martín Sánchez de Velasco, quien afirmaba poseer un nombramiento del Rey como ‘cirujano Mayor examinador y visitador de barberos cirujanos y boticarios [...] y algebristas y comadres de la ciudad de Cartagena y su provincia’, nombramiento que, además, habría sido ratificado por el cabildo de la ciudad38.

De resto, solo se mencionan entre líneas algunos aspectos de la farmacopea neogranadina en manos de boticarios aislados en ese mismo periodo, tanto como de los médicos que disponían de esta para su recurso personal. Un buen ejemplo de la invisibilidad de los boticarios en la historia de la medicina en la actual Colombia es el pie de imagen de la ilustración que aparece en la página 177 del tomo i de la obra enciclopédica de Quevedo y colaboradores: esta muestra una portadilla manuscrita hallada en el Archivo General de la Nación cuyo descriptor se cita como “Gaspar Martínez de Miruela (sic), médico que solicita que en Tunja no dejen ejercer 37 Quevedo, Historia de la medicina, 96-249. 38 Ibid., 179-180, basado en agn, Colonia (1634), Médicos y Abogados, legajo 6, fols. 882 r.-883 r.

36.


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la profesión de médico sino a los graduados, 1619”. El texto que la acompaña dice: “Ante la habitual carencia de médicos en las ciudades del interior, era común el ejercicio del oficio por prácticos carentes de títulos, pero con gran reconocimiento social. Bien establecido el aparato colonial, eran frecuentes los pleitos de los médicos graduados en torno a la presentación pública de los títulos ante cabildos y reales audiencias”. Pero la portadilla manuscrita original dice así: “El Licen[ciado] gaspar martin[e]z de / miruena medico / sobre / que en la ciu[dad] de tunja no curen / ningunas personas sin títulos / ni estar gradua[da]s ni tengan / Voticas sin examen”39. Nada sobre las “voticas” en la referencia y en la mente de estos historiadores. Al iniciar el siglo xix, aún en medio de un proceso de desarrollo y regulación positiva y negativa de los médicos (protomedicato), de los cirujanos (protobarberato) y de los boticarios (¿protoboticariato?), José Celestino Mutis se pronunció el miércoles 3 de junio de 1801, más de cuarenta años después de haber llegado a Santafé, sobre “el deplorable estado de [la medicina, la farmacia y la cirugía] en todo este Nuevo Reyno”40. Esta no era una opinión nueva: ya en 1778, Sebastián López Ruiz, médico de la Universidad de San Marcos de Lima nacido en Panamá, había respondido en estos mismos términos a una comisión del virrey Manuel Antonio Flórez, “para corregir los abusos de los Boticarios que dispensaban medicamentos recetados de manos poco diestras, o por lo regular mal preparados”41. Este deterioro de la salud pública en la transición del siglo xviii al xix obedecía tal vez a la enorme distancia de estos territorios de una masa crítica suficientemente formada y dinámica como lo fue la europea para los europeos en Europa en esos mismos años. Y este distanciamiento se agravaba en la medida en que los pocos médicos ilustrados que pasaban a la España americana se desencantaban con este mismo hecho y regresaban a su casilla de salida. A finales del siglo xviii, por ejemplo, había salido ya de Santafé y regresado a España don Jayme Navarro, un médico muy apreciado de Mutis 39

Ibid., 177.

40

Martínez Briceño y Hernández de Alba, De Hipócrates a Pasteur, 134-168.

41

Restrepo Zea, “Enfermedades y medicinas”, 102.

37.


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y su segundo en la comitiva del virrey Messía de la Cerda. Este facultativo era miembro, como Mutis, de la Sociedad de Nuestra Señora de la Buena Esperanza en Madrid42, y era él quien aseguraba el desarrollo de la consulta médica en Santafé en cada ausencia de Mutis, cuando este salía en comisiones botánicas y mineralógicas. Además de Navarro, Mutis menciona un segundo caso excepcional en su representación sobre el estado de la medicina, farmacia y cirugía en 1801: el de Antonio Gorraez, “boticario de profesión, y legítimamente aprobado en ella, hizo sus estudios con singular aprovechamiento en la Botica de Santo Domingo, bien dirigida y administrada hasta el fallecimiento de su insigne boticario y maestro, el Hermano fray José Mange, instruido y aprobado en el Hospital General de Zaragoza”. No solo su formación era legítima y singular: Gorraez servía […] al público con su oficina [con] su aplicación y larga práctica de treinta y cinco años, con la no pequeña ventaja que le suministra su principal profesión [de médico, franqueando] con laudable caridad y paciencia a la puerta de su casa el diario socorro de recetas y remedios a innumerables pobres desvalidos, que no pueden lograr su consuelo y despacho de los otros médicos ocupados con la de más alta jerarquía43.

Antonio Gorraez fue así un modelo ejemplar para Mutis, y también para los boticarios del Hospital San Juan de Dios, en particular para fray José Bohórquez, “también legítimamente aprobado, cuya instrucción en la farmacia y operaciones químicas comunes, de la época anterior a los profundos conocimientos de la presente, sería muy suficiente para surtir su botica

42 Véase Jaime Bernal Villegas y Alberto Gómez Gutiérrez, A impulsos de una rara resolución. El viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada, 1760-1763 (Bogotá: Universidad Javeriana / Universidad del Rosario, 2010). 43 Martínez Briceño y Hernández de Alba, De Hipócrates a Pasteur, 143. 38.


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de las drogas compuestas, cuando faltaran algunas de las que nos vienen por el comercio”44. Como se puede apreciar, no todos los terapeutas ilustrados abandonaban el Nuevo Reino de Granada, pero la presencia de unos pocos, de Gorraez por ejemplo, era insuficiente para atender a médicos y pacientes, y a la vez formar debidamente a los nuevos facultativos en ambas ramas del conocimiento. Por esta razón, en su informe al virrey al iniciar el siglo xix, Mutis propuso la sustitución de las cátedras de farmacia y química por una de botánica, entre las previstas en el nuevo plan de formación en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, puesto que las primeras y sus “necesarios instrumentos, oficinas y profesores [exigían] mayores gastos de los que [podía] soportar el fondo [...] sobre que [contaba] este proyecto”45. Un antecedente importante, que da cuenta del prestigio de Antonio Gorraez, es el resultado de la comisión recibida por Jayme Navarro de inventariar y avaluar los materiales y medicamentos que componían la botica de los jesuitas. En efecto, en el mismo año de la expulsión de la Compañía de Jesús de los territorios neogranadinos, cuando un médico local, Juan José Cortés, pretendió hacerse a la administración de esta nutrida botica, Navarro firmó el 15 de noviembre de 1767 su inventario y avalúo, que concluyó recomendando a Antonio Gorraez (y no a Juan José Cortés) para asegurar su adecuada administración en ausencia de los jesuitas. Esta botica y sus correspondientes boticarios en la Compañía de Jesús son justamente el eje de la presente obra. Así, no vamos a avanzar más en este preámbulo y, antes de seguir atentamente las descripciones y elaboraciones asociadas a las boticas y boticarios jesuitas que presenta en este volumen el padre José del Rey Fajardo, S. J., debe reiterarse que los medicamentos y otros específicos no se encontraban solamente en las boticas oficiales o no oficiales del Nuevo Reino de Granada; todo facultativo y todo curador empírico habría tenido naturalmente acceso a sus propias preparaciones, simples o compuestas, para el beneficio de los enfermos que debía tratar.

44

Ibid.

45 Ibid., 153. 39.


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Con esta advertencia se puede concluir en este punto que el estudio de las boticas y los boticarios requiere todavía tratamientos específicos e independientes, tal y como se presentan aquí, para proceder, poco a poco, a la necesaria construcción colectiva de síntesis que permitan lograr una apropiada comprensión de la farmacognosia americana y sus aportes al concierto global.

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(1799), Médicos y Abogados, tomo 2 (ff. 870 r.-879 v.): Tarifa de los precios a que se deben vender los medicamentos simples y compuestos en las boticas de esta capital de Santafé, formada de orden del Superior Gobierno, por Don Miguel de Isla. (1806-1809), Médicos y Abogados, tomo 2 (ff. 557-562): Visita de botica practicada en este año por el señor regidor decano don Fernando Benjumea y el médico don Honorato Vila.

Archivo Histórico Nacional, Madrid (ahnm) [Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco (ahjjmp)] Clero-Jesuitas (1767-1768), legajo 955, documento 3: Quaderno de Inventario de la Botica y avalúo de los bienes y efectos de la Botica de este Colegio Maximo; y entrega que de ella se hizo para su administración, y manejo a Don Antonio Gorraez, con la intervención de don Jayme Navarro, interim […] por S[u] M[ajestad] otra cosa se manda. (41 folios).

Biblioteca Nacional de Colombia (bnc) Raros y Curiosos (1778), libro 169, f. 122 v.: López Ruiz, Sebastián José. Estudio para proponer correcciones a los abusos de la medicina y de la farmacia como también a los profesores que las ejercitan.

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• prima

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Introducción josé del rey fajardo, s. j.

La colonización de los espacios americanos fue una tarea ímproba y lenta, sobre todo en los terrenos relativos a la salud y a las enfermedades, como lo atestiguan las condiciones alarmantes de insalubridad y, de manera especial, las pestes y epidemias recurrentes. De ahí la importancia que adquirieron las boticas y por ende la producción de medicamentos, en lo que las órdenes religiosas desarrollaron una loable labor1. Desde sus orígenes mostraron los jesuitas honda preocupación por las boticas2, no solo por el mandato de sus Constituciones3 sino porque

1 Véase Pedro María Ibáñez, Memorias para la historia de la medicina en Santafé de Bogotá (Bogotá: Imprenta Nacional, 1968); Adriana María Alzate Echeverri, Suciedad y orden. Reformas sanitarias borbónicas en la Nueva Granada 1760-1810 (Bogotá: Editorial Universidad de Antioquia, 2007); Javier Rivera Sandoval, De todo como en botica. Balance de los productos ofrecidos en las boticas de los hospitales de la orden San Juan de Dios en los puertos neogranadinos del siglo xviii (Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2011). 2 J. L. Valverde, Presencia de la Compañía de Jesús en el desarrollo de la farmacia (Granada: Universidad de Granada, 1978). 3 Ignacio de Loyola, Constituciones de la Compañía de Jesús. En Obras de San Ignacio de Loyola (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1991), parte III, capítulo 2, nn. 303, 304, 305, donde insiste: “[...] y es bien que los Coadjutores temporales, si no los saben, aprendan estos oficios”.

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así lo evidencia la historia de la Compañía de Jesús en todo el mundo4. Aduciremos solamente el testimonio de unos expertos, quienes resumen así su estudio: “La Compañía de Jesús tuvo en España una gran importancia como difusora de la cultura y entre esa cultura estaba la ciencia y dentro de ella la medicina y los medicamentos y, como es lógico, tenían botica en muchas de sus Casas, y eran llevadas con garantías científicas más que suficientes como lo demuestran la Bibliografía farmacéutica de que disponían en sus Boticas, y también en sus inventarios”5. Antes de entrar en materia debemos advertir al lector que el complicado mundo de la medicina y la farmacia en los tiempos coloniales fue difícil y controlado por los organismos oficiales, y es evidente que conforme se vayan abriendo nuevas investigaciones locales se irá enriqueciendo el conocimiento de esta controversial disciplina. Las fuentes originarias. Las fuentes principales para este estudio radican fundamentalmente en los Catálogos de la Provincia del Nuevo Reino (1610-1761), documentos que cíclicamente recogían la actividad de cada uno de los miembros de esta jurisdicción. Gracias a esa documentación hemos podido trazar la primera síntesis biográfica de tan notable oficio6. Otra ruta de interés serían las Cartas Anuas, colección de escritos oficiosos que recogían y reseñaban la actividad de las instituciones en pro de la ciencia, la educación, la promoción espiritual y social, tanto de las sociedades neogranadinas como del complejo mundo indígena que habitaba los grandes espacios geográficos de la Orinoquia7.

4 Véase, por ejemplo, Guillermo Furlong, S. J., Historia social y cultural del Río de la Plata 1536-1810. El trasplante cultural: ciencia (Buenos Aires: Tipográfica Editora Argentina, 1969), 303-352. Para los boticarios, véase 322 y ss. 5 Rosa María Basante Pol y Ramón Gracia Ada, “La botica del Colegio Imperial de Madrid”, Boletín de la Sociedad Española de Historia de la Farmacia 33, n.o 132 (1982): 219-221. 6 arsi, Provincia Novi Regni et Quiti, 3, 4, 5. 7 Hasta el momento han conocido la luz pública los volúmenes II y III. Próximamente aparecerá el I. José del Rey Fajardo y Alberto Gutiérrez, eds., Cartas Anuas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada. Años 1638 a 1660 (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2014); 48.


• introducción

De igual forma, es necesario recurrir a la correspondencia mantenida por los padres generales de la Compañía de Jesús con los Provinciales del Nuevo Reino de Granada, pues significa la visión de las autoridades romanas sobre tan interesante proyecto8. También son de importancia capital los expedientes levantados por los comisarios regios que llevaron la tarea de inventariar todos los bienes de la Manzana Jesuítica tras el decreto del rey Carlos III, el 1.º de agosto de 1767, por el que expatriaba de todos sus dominios a los miembros de la Compañía de Jesús9. Es lógico que se encuentren expedientes en el Archivo General de la Nación sobre los más diversos problemas que suscitaron las boticas en Bogotá. A través del estudio de dichos expedientes se puede llegar al conocimiento de algunos de los boticarios. En el caso concreto de los misioneros de la gran Orinoquia, estos eran conscientes de que la Universidad era el espacio idóneo para realizar sus consultas y mantener la correspondencia científica con sus corresponsales bogotanos, como lo evidencian, por ejemplo, los envíos del P. Gumilla al “hermano Juan de Agullón, boticario, médico y excelente químico del colegio máximo”10, así como también su intercambio epistolar con un médico de Santafé de Bogotá11. José del Rey Fajardo y Alberto Gutiérrez, eds., Cartas Anuas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada. Años 1684 a 1698 (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2014). 8

apt, leg. 132.

9 ahn, Jesuitas, leg. 955, Autos de extrañamiento y ocupación de Temporalidades de los Regulares de la Compañia del Colegio Maximo de la ciudad de Santa Fee en que fue comisoanado del Fiscal Pretector desa Real Audiencia don Francisco Antonio Moreno y Escandon. El Informe final data del 28 de octubre de 1767. Para los inventarios de la Manzana Jesuítica nos remitimos a nuestro libro: José del Rey Fajardo, Expulsión, extinción y restauración de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada (1767-1815) (Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2014), 156 y ss. Para el Colegio Mayor de San Bartolomé, anb, Curas y Obispos, 43, fols. 40-88. 10 Joseph Gumilla, El Orinoco ilustrado y defendido [...]. Segunda impression, revista y aumentada por su mismo autor, y dividida en dos partes (Madrid: Manuel Fernández, 1745), 399. 11 Ibid., 446: “Dudó un gran médico que vivía en Santa Fe de Bogotá, pidióme, y le remití cantidad de dichas hojas [la espadilla o espadín (Crotolaria stipularia)], y como llegasen secas, 49.


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Otra fuente de exploración para los científicos tuvieron que ser los diccionarios y vocabularios elaborados por los misioneros como norma de consulta para identificar las plantas y su denominación tanto indígena como castellana12. En este contexto, es interesante anotar la observación del misionero Felipe Salvador Gilij a este respecto: “De hacer un libro en este estilo, cuánto se podría decir. No hay acaso en el mundo otra región que abunde más que América en simples escogidísimos, aptos para curar las enfermedades humanas. De allí nos vienen la quina, de allí la zarzaparrilla, el salsafrás, el copaiba, y otras cien drogas, de que hoy abunda la Italia”13. En última instancia, se trataba de una experiencia acumulada tanto por la observación directa del modo de actuar de los indígenas, sobre todo de los piaches14, como por las reflexiones de los españoles allí residentes15, las recopilaciones y los ensayos llevados a cabo por los propios misioneros16. por la gran distancia, dobló la cantidad, y después de suficiente infusión, hizo el cocimiento, y surtía en aquel temperamento frío el mismo buen efecto que en el cálido, cual es el de nuestras Misiones”. 12 José del Rey Fajardo, La Universidad Javeriana, intérprete de la “otredad” indígena (siglos xvii-xviii) (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2009). 13 Felipe Salvador Gilij, Ensayo de historia americana, o sea historia natural, civil y sacra de los reinos y de las provincias españolas de tierra firme en la América meridional, 2 vols. (Caracas: Academia Nacional de Historia, 1965) [traducción al castellano de Antonio Tovar a partir de la obra original en italiano titulada Saggio di storia americana o sia Storia naturale, civile, e sacra de regni, e delle provincie Spagnuole di Terra ferma nell’ America meridionale, 4 vols. (Roma: Luigi Perego, 1780-1784)], 76. 14

Véase Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 88-101.

15 La presencia de la Expedición de Límites de 1750 también facilitó la comprobación de las pócimas tropicales con la ciencia médica de entonces (Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 79). 16 La lectura de ciertos capítulos de El Orinoco ilustrado y del Ensayo de historia americana nos revela la preocupación de los misioneros por el intercambio de información sobre la ciencia médica de entonces (Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 79; Gumilla, El Orinoco ilustrado, 360-457). Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 78: “Mis lectores se darán cuenta 50.


• introducción

Llama la atención el hecho de que una vez conocida en Europa la edición de El Orinoco ilustrado, sus aportes medicinales fueron recogidos por madame Fouquet, quien “añadió a los remedios comunes en Francia los que diligentemente recogió de la obra del P. Gumilla”17. También queremos resaltar la obra de Paula Ronderos El dilema de los rótulos, porque afronta con nitidez documental el mundo de la farmacia y los fármacos a comienzos del siglo xvii y la botica de Diego Ordónez de Taboada18. Ciertamente, estamos ante un certero libro de consulta para entender la botica y los boticarios neogranadinos. La ubicación. La sede en donde los miembros de la Compañía de Jesús realizaron su mejor proyecto neograndino ha sido denominada la “Manzana Jesuítica”, y formó parte de la vida de la Plaza Mayor de Santafé de Bogotá. Formulamos esta proposición porque dentro del imaginario histórico bogotano tres instituciones parecieran asumir el liderazgo representativo: la Universidad Javeriana19, el Colegio Mayor de San Bartolomé20 (que es

perfectamente de que yo en la descripción de los remedios orinoquenses hablo siempre de aquellos que usan los misioneros”. Véase Evaristo Eduardo De Miranda, O descobrimento da Biodiversidade. A ecologia de índios, jesuítas e leigos no século xvi (Sao Paulo: Edições Loyola, 2004). 17

Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 76.

18

Ronderos, El dilema de los rótulos.

19 Juan Manuel Pacheco, “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”. En José del Rey Fajardo, ed., La pedagogía jesuítica en Venezuela. I (San Cristóbal: Universidad Católica del Táchira, 1991), 7-111. 20 Daniel Restrepo y Guillermo y Alfonso Hernández de Alba, El Colegio de San Bartolomé. i. El Colegio a través de nuestra historia, por el P. Daniel Restrepo, S. J.; ii. Galería de hijos insignes del Colegio, por Guillermo y Alfonso Hernández de Alba (Bogotá: Sociedad Editorial, 1928); William Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1996). 51.


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periférico a la Manzana) y la iglesia de San Ignacio21. Sin embargo, la realidad jurídica presenta otra visión que es necesario precisar. Si descendemos a los detalles, tenemos que señalar qué instituciones que hacían vida en la Manzana Jesuítica dependían jurídicamente del denominado “Colegio Máximo”22, a excepción de la Curia Provincial, que era la sede donde residía el provincial de la Provincia jesuítica del Nuevo Reino de Granada y su equipo asesor, y por ende se erigía como el cerebro rector de todos los proyectos que se desarrollaban en los amplios terrenos que configuraron la entidad jurídica del mismo nombre. Sus dimensiones las definen las actuales repúblicas de Colombia, Venezuela y República Dominicana. Y durante el siglo xvii también de Ecuador y Panamá. Así pues, si exceptuamos la Curia Provincial, el concepto de “Colegio Máximo” abarcaba las siguientes entidades: En primer lugar, la Residencia de los jesuitas, que estaba integrada por el rector, el correspondiente claustro profesoral de la Universidad Javeriana, al que se debe añadir todos los agentes que laboraban en la totalidad de la Manzana, y la comunidad de todos los estudiantes jesuitas que cursaban sus estudios en esta Casa de los Saberes. En segundo término, todo el complejo mundo que se cobijaba al amparo de la Universidad Javeriana: las facultades de Teología23, Artes24,

21 La iglesia de San Ignacio en Bogotá, 1610-2012 (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2012); Mario Herrán Raquero, “Fundación del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús y el Colegio de San Bartolomé en el Nuevo Reino de Granada”, Revista de Historia de la Educación Colombiana 1, n.o 1 (1998): 9-35. 22

Herrán Raquero, “Fundación del Colegio Máximo”.

23 José del Rey Fajardo, Los precursores de la ‘Sociedad del conocimiento’ en la Javeriana colonial (Bogotá: Editorial El Búho, 2010). 24 José del Rey Fajardo y Germán Marquínez Argote, La enseñanza de la filosofía en la Universidad Javeriana colonial (1623-1767) (Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2010).

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• introducción

Jurisprudencia25, Lenguas26 y los estudios primarios. De igual forma, estaban adscritas dependencias como la Biblioteca27 y otras entidades. Otro conglomerado lo constituía el cuerpo de jesuitas encargados de que el templo de San Ignacio tuviera significación dentro de la ciudad, a través de la complicada red de organizaciones eclesiásticas que procuraban la promoción espiritual y moral de sus asistentes. El último estamento lo configuraban todas esas personas anónimas que constituían el sostén de las infraestructuras que debían garantizar el perfecto desarrollo de todas las instituciones que tenían vida dentro de la Manzana, como la enfermería, la botica28, la imprenta29, las haciendas y el orden y disciplina internos. Como la enfermería solo cumplía funciones para los jesuitas, pensamos que es una entidad ajena, en este momento, a las líneas que dedicamos a la botica. Si quisiéramos graficar todos esos estamentos a través de una realidad concreta, nos remitiríamos a las informaciones que ofrece el catálogo de la Provincia del año 175130. En la comunidad del Colegio Máximo residían 25 José del Rey Fajardo, La Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Javeriana 17061767 (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Jurídicas, 2012). 26 José del Rey Fajardo, La Facultad de Lenguas de la Universidad Javeriana colonial y la República de las Letras neogranadinas (Bogotá: Editorial El Búho, 2010). 27 José del Rey Fajardo, La biblioteca colonial de la Universidad Javeriana de Bogotá (Caracas: Miguel Ángel García e Hijos, s. f. [Universidad Católica del Táchira 2001]). 28 María Eugenia Osorio Oliveros, Curar el alma y medicar el cuerpo: ciencia médica jesuita en el Nuevo Reino de Granada (xvii-xviii). El caso de la Botica del Colegio Máximo de Santafé, monografía para optar al título de historiadora, Universidad de los Andes, 2011. 29 Eduardo Posada, Bibliografía bogotana (Bogotá: Biblioteca de Historia Nacional, xvi, I, 1917), 441-442; Luis A. Cuervo, “El primer año de la Imprenta en Santafé”, Boletín de Historia y Antigüedades, n.o 30 (1943): 874-877. Véase también Revista Javeriana, n.o 20 (1943): 245-247; Álvaro Garzón Martha, Historia y catálogo descriptivo de la imprenta en Colombia (1738-1810) (Bogotá: Gatos Gemelos Comunicación, 2008). 30

arsi. N. R. et Q., 4, fols. 298-298 v.

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42 sacerdotes, 13 estudiantes jesuitas y 19 hermanos coadjutores, lo que arroja un total de 74 personas. El estamento directivo de toda la Provincia del Nuevo Reino lo formaban cinco personas directas (el provincial, el secretario y su adjunto, el procurador de Provincia y su ayudante) y cuatro consultores que también se ocupaban de otras tareas. El claustro de la Universidad Javeriana convocaba al rector, dos profesores de teología escolástica, uno de moral, uno de artes, dos de lenguas (y uno en tiempos pretéritos, catedrático de lengua chibcha) y algunos asesores espirituales. Aquí hay que anexar al hermano coadjutor que enseñaba en la escuela de primeras letras. Los servicios religiosos del templo de San Ignacio eran atendidos de forma permanente por once sacerdotes bajo la dirección de un coordinador. Toda la gestión económico-administrativa descansaba sobre siete sacerdotes y cinco hermanos coadjutores, amén del coordinador. El mantenimiento de las infraestructuras corría a cargo de trece hermanos coadjutores, entre los que debemos mencionar al boticario y su ayudante, al carpintero, la botica y su ayudante y a veces el impresor. En el caso concreto del Nuevo Reino de Granada, hubo arquitectos, ebanistas, pintores, impresores y boticarios que con su labor callada supieron enriquecer el complejo arquitectónico de la Manzana que estudiamos y generar sus imitaciones en los grandes espacios geográficos que separaban el océano Pacífico del Atlántico31. En consecuencia, la Botica era una dependencia del Colegio Máximo, pero ello no excluye que sus preocupaciones intelectuales fueran ajenas a los hombres de la Academia, sino que se puede verificar un mutuo enriquecimiento a la hora de buscar soluciones.

31 Citaremos dos ejemplos: Patricia Rentería Salazar, Arquitectura en la Iglesia de San Ignacio de Bogotá. Modelos, influjos, artífices (Bogotá: ceja, 2001); Johannes Meier, ed., Jesuiten aus Zentraleuropa in Portugiesisch- und Spanisch-Amerika. Ein bio-bibliographisches Handbuch mit einem Überblick über das aussereuropäische Wirken des Gesellschaft Jesu in der Frühen Neuzeit. Band 3: Neugranada (1618-1771), de Christoph Nebgen (Münster: Ashendorf, 2008).

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• introducción

Las dimensiones de la botica fueron apropiadas. La habitación del boticario era la número 93, “que se compone de dos piezas capaces”32. La número 94 correspondía a la botica del Colegio33. La número 95 es la puerta “que sale de la cocina de enfermería, al tránsito o corredor y hace frente con La Botica”34. La número 99 “es la puerta principal de la botica la que respecto a ir inventariada por separado, se omiten incluirla aquí, y se anota para que conste”35. La habitación 100 “está al otro lado de la botica y le pertenece a ella, tiene sus dos ventanas de madera”36. “Otra pieza de Ladrillo y adobe cubierta de teja con su puerta de madera contigua a la antecedente que parece tener la destinada para cocina de la Botica”37. Deducimos que la botica quedaba sobre la calle 10, justo después de la iglesia. Sin embargo, es necesario precisar que esa descripción data del siglo xviii, pues el 7 de febrero de 1699 escribía el general de los jesuitas al provincial del Nuevo Reino: “Hallandose tan accomodado el Colegio con el ingresso destos y otros menores legados debo ordenar el que se fabrique lo mucho que falta para entregar la fabrica segun la planta porque segun se nos avisa ni hai enfermeria, ni piessa para la botica, ni las officinas necessarias”38. Fecha de inicio de la botica. Antes de proceder al estudio del tema propuesto, se imponen algunas observaciones críticas que ilustran la mejor comprensión de la personalidad jurídica en que se insertaba la botica y algunas consideraciones sobre la formación profesional de sus gerentes. 32 Archivo Nacional de Colombia, 1767, octubre 28, Santafé, Autos, extrañamiento y ocupación de temporalidades de los regulares de la Compañía de Jesús del Colegio Máximo de la ciudad de Santafé, en que fue comisionado el fiscal protector de la real Audiencia, Francisco Antonio Moreno y Escandón. 33

Archivo Nacional de Colombia, 1767, octubre 28, Santafé, fol. 240.

34

Ibid.

35

Archivo Nacional de Colombia, 1767, octubre 28, Santafé, fol. 242.

36

Ibid.

37

Archivo Nacional de Colombia, 1767, octubre 28, Santafé, fol. 243.

38

apt, leg. 132, fol. 139 v.

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Con respecto a la fecha del inicio de la botica jesuítica en Bogotá, no la hemos podido precisar, pero, según Esteve Barba, habría comenzado a funcionar hacia 1618 y “fue la única autorizada —según el mencionado autor— hasta que el Convento de Predicadores abrió otra en 1763”39. Precisamos que se trata de una botica institucional. Tampoco la historiografía moderna bogotana ha dilucidado este problema. Alfredo Iriarte sitúa el origen de la botica jesuítica hacia 163140; Andrés Soriano Lleras resalta la colaboración de la botica del Colegio Máximo en algunas calamidades públicas, como la sufrida en tiempos del arzobispo Bernardino de Almansa41, y Francisco Guerra fija la fundación de la botica jesuítica en 161842. Sin embargo, tenemos noticia de la existencia de la botica ya en 1616 —antes de que se iniciara la Universidad Javeriana— y de su boticario, que fue el H. Francisco Gonzalo43. 39 Francisco Esteve Barba, Cultura virreinal (Barcelona-Madrid, Salvat Editores, 1965), 784-785. 40 Alfredo Iriarte, Historia de Bogotá. Tomo III: Conquista y colonia (Bogotá, 1989), 43: “También se cuenta con datos acerca de la existencia de una botica en la Plaza Mayor (1631), atendida por su propietario, Pedro López, de la que abrieron los jesuitas por esa época y la que necesariamente debía poseer el hospital”. 41 Andrés Soriano Lleras, La medicina en el Nuevo Reino de Granada, durante la conquista y la colonia (Bogotá: Biblioteca de Historia Nacional, 1972), 1092: “Se improvisaron hospitales, puestos de socorros con medicinas, alimentos y graneros públicos. La botica de la Compañía de Jesús no llegó a cerrarse ni de día ni de noche mientras duró la calamidad”. La cita es de Patiño Camargo. Es una lástima que Soriano Lleras no haya puesto las fuentes individualizadas, pues posee una excelente información documental. 42 Francisco Guerra, “La medicina en el Virreinato de Nueva Granada”, Hojas de Cultura Popular Colombiana, n.º 42 (1954): “La existencia de boticas en la Audiencia de Santa Fe data desde los primeros años del siglo XVII, hacia 1618, pues la primera vino con los jesuitas y fue la única autorizada por el protomedicato, hasta que en 1763 se abrió otra botica de carácter ya público, propiedad del Convento de Predicadores y atendida por fray Juan José Mange, individuo de la misma orden”. 43 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 21 v. Catálogo de 1616. El catálogo de 1623 (fol. 45 v.) reseña a Francisco Gonzalo en el mismo cargo. Había nacido en Durón (diócesis de Sigüenza) e

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• introducción

También debemos afirmar que desde sus inicios los jesuitas neogranadinos funcionaron con el “botamen farmaceútico”, es decir, el escudo o la heráldica farmaceútica de la Compañía de Jesús: jhs con la cruz arriba y los tres clavos debajo. El color era azul y todos los recipientes eran de barro44. Los conflictos legales y canónicos de las boticas religiosas. Desde los inicios del siglo xvii surge un movimiento de oposición a las boticas religiosas por parte de la autoridad eclesiástica. En 1637 el papa Urbano VIII prohibió a los religiosos la venta de medicinas, y su elaboración debía circunscribirse al ámbito de su comunidad. Posteriormente, entre 1687 y 1692 se suceden disposiciones canónicas que prohibían a los religiosos ejercer como boticarios. En 1722 el papa Inocencio XII mantenía la prohibición de las ventas, con excepción de los Hermanos de San Juan de Dios45. Sin embargo, debemos reconocer que esas disposiciones no fueron cumplidas en América, como lo demuestra su proliferación. Por otro lado, la presencia de la botica no dejó de tener sus adversarios por la competencia comercial. Federico González Suárez hace referencia en su Historia del Ecuador a las pingües ganancias que tenían las boticas jesuíticas tanto en Quito como en Santafé46. Desconocemos sus fuentes, pero es interesante conocer la argumentación del P. José Jouanén. Al respecto cita una carta del P. General en la que se afirma: “El P. Martínez Rubio siendo Rector de Quito, en 1684, puso botica por estar la de la ciudad muy mal parada, corrompidas las medicinas

ingresado en la Compañía de Jesús el 24 de febrero de 1608 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 45 v.). En 1628 mandaba el general de la Orden despedirlo (arsi. N. R. et Q. Epistolae Generalium, fol. 303 v. Carta del General al P. Ayerbe. Roma, 2 de febrero de 1628). 44 M. E. del Río Hijas, “Enfermerías y boticas en las casas de la Compañía en Madrid siglos xvi-xix”, Archivum Historicum Societatis Iesu, n.o 64 (1995): 46. 45 Véase María Cristina Vera de Flachs y Carlos Page, “Textos clásicos en la botica jesuítica del Paraguay”, Cuadernos del Instituto Antonio Nebrija, n.o 13 (2010): 117-135. 46 Federico González Suárez, Historia general de la República del Ecuador. v (Quito: Imprenta del Clero, 1894), 260.

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y también en manos de un ignorante, que con desconsuelo y peligro grande de los sujetos, trocaba las recetas”47. Y el 24 de septiembre de 1695 le escribía al rector de Quito el superior supremo de los jesuitas en Roma: “Siendo las boticas tan necesarias en los colegios de Santafé y de Quito para la salud de los Nuestros”, establece las normas para la venta de sus productos y en el fondo desea evitar cualquier especie de negociación. Y concluye: “El P. Calderón trabaja mucho para conseguir dos buenos boticarios, y que estos enseñen a otros”48. La actuación de la botica. Hasta el momento el mejor estudio que conocemos de la botica de los jesuitas de Bogotá se debe a la historiadora María Eugenia Osorio Oliveros, que permanece lamentablemente inédito49, con una publicación parcial preliminar50. Varias razones nos inducen a pensar que debía tener reputación. Una, porque la preocupación por los estudios sobre la salud motivó la enseñanza de la medicina en la Javeriana, el 1.º de abril de 1636, bajo la dirección de don Rodrigo Enríquez de Andrada, médico graduado en la Universidad de Alcalá51. Otra, porque su institucionalidad se mantuvo a lo largo de la biografía colonial de esta universidad y fue lugar de experimentación de las fórmulas tanto del Viejo como del Nuevo Mundo; la personalidad profesional de algunos de sus directores nos induce a pensar que científicamente estaban bien preparados. Finalmente, a ella remitían los misioneros lo que consideraban podía ser útil para su mejoramiento; así lo evidencian, por

47 Citado por José Jouanén, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito 1570-1774. i (Quito: Editorial Ecuatoriana, 1941), 281-282. 48 Ibid., i, 282. 49

Osorio Oliveros, Curar el alma.

50 María Eugenia Osorio Oliveros, “La botica neogranadina de la Compañía de Jesús: un laboratorio para explorar prácticas médicas en la provincia de Santafé, primera mitad del siglo xviii”, Historia y Memoria, n.o 6 (2013): 143-169. 51 También referido como Rodrigo Enríquez de Andrade en algunas fuentes. Para más información, véase Juan Manuel Pacheco, Los jesuitas en Colombia. i (Bogotá, 1959), 538-539. 58.


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ejemplo, los envíos del P. Gumilla al “hermano Juan de Agullón, boticario, médico y excelente químico del colegio máximo”52. En verdad, es necesario entender el contexto en que se desarrollaron en América las boticas jesuíticas y para ello apelamos el criterio de Basante Pol: “La Compañía de Jesús tuvo en España una gran importancia como difusora de la cultura y entre esta cultura estaba la ciencia y dentro de ella la medicina y los medicamentos, y como es lógico, tenían botica en muchas de sus Casas, y eran llevadas con garantías científicas más que suficientes como lo demuestra la Bibliografía farmeceútica de que disponían sus Boticas, y también sus inventarios”53. Debemos confesar que la documentación neogranadina es muy parca cuando se asoma a este tema. Pareciera que solo se hace alusión a la botica en las grandes crisis sanitarias. La famosa peste de Santos Gil54 la describen las Cartas Anuas: “No había contagio como éste; pegábase de sólo llegar al enfermo, de tocarle, de respirar el aire de la sala y aun de la cuadra en que estaba, los vestidos, las camisas, las camas, la ropa y platos de su comida, todos quedaban infestos”55. Y cuando toca el tema de la botica dice: “Nuestra casa de Santa Fe gastó en esta ocasión gran suma de ducados en limosnas y estuvo nuestra botica patente a los pobres; y no solo esto, pero el Padre de la cofradía de los indios puso despensa pública en que se daba lo necesario a los de el pueblo y a esto acudían algunos piadosos del lugar con limosnas más que medianas”56. 52

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 399.

53 R. M. Basante Pol y R. García Ada, “La botica del Colegio Imperial de Madrid”, Boletín de la Sociedad Española de la Historia de la Farmacia 33, n.o 132 (1982): 219-221. 54 Véase “La peste de Santos Gil”. En Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada, escrita sobre documentos auténticos. i, de José Manuel Groot (Bogotá: Casa Editorial de M. Rivas y Cía., 1889), 286 y ss.; Pedro María Ibáñez, Crónicas de Bogotá (Bogotá: Biblioteca de Historia Nacional, 1913), 172 y ss. 55 apt, Fondo Astrain, leg. 4. Relación Annua de la Provincia del Nuevo Reino de Granada desde el año de 1655 hasta el de 1660, fol. 26 v. 56 Ibid., fols. 31 v.-32. 59.


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Una confirmación de este modus operandi de las boticas jesuíticas americanas la verificamos en la ciudad argentina de Córdoba cuando por las mismas fechas certificaba: “Sirvió de socorro universal nuestro colegio de Córdoba, siendo que nuestro Hermano boticario apenas pudo descansar un rato, porque el Padre rector había ordenado que no sólo se diesen víveres de balde, sino también todas las medicinas necesarias, además ropa, colchones, frazadas en abundancia”57. El 2 de abril de 1767 firmaba y promulgaba el rey de España, Carlos III, una Pragmática Sanción por la que expatriaba de todos sus dominios a más de 5000 miembros de la Compañía de Jesús. En el caso específico del Nuevo Reino de Granada se truncaba la biografía de una institución religioso-cultural que se había enraizado en tierras patrias desde los albores del siglo XVII, y cuya acción espiritual, educativa, social y económica formaba parte no solo de ciudades como Bogotá, Cartagena, Mompox, Honda, Tunja, Antioquia, Mérida, Maracaibo, Coro, Caracas, Isla de Santo Domingo y territorios de Guayana, sino que además había contribuido eficazmente al conocimiento humano, geográfico y científico de grandes regiones de nuestra Orinoquia58. Así se explica la instrucción del modo como se deberán realizar los inventarios y el interrogatorio a que deberán ser sometidos los “Procuradores”59, las normas para inventariar libros, bibliotecas y papeles

57 Carlos A. Page, El Colegio Máximo de Córdoba (Argentina) según las Cartas Anuas de la Compañía de Jesús, 1609-1767 (Córdoba: s. e., 2004), 119. 58 “Pragmática sancion de su Magestad, en fuerza, de Ley, para el estrañamiento de estos Reynos á los Regulares de la Compañia, ocupacion de sus Temporalidades, y prohibicion de su restablecimiento en tiempo alguno, con las demas precauciones que expresa”. En Documentos jesuíticos relativos a la historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. iii, de José del Rey Fajardo (Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1974), 103-109. 59 Instrucción del modo con que deben hacer los Comisionados los Inventarios de los Papeles, muebles, y efectos de los Regulares de la Compañía, y Interrogatorios por el qual deben ser preguntados sus Procuradores (Madrid, 7 de abril de 1767). Cfr. del Rey Fajardo, Documentos jesuíticos, iii, 113-118. 60.


• introducción

personales60; o el uso que deberá darse a las boticas61, a las imprentas62 o a los edificios que habían servido a la educación tanto del pueblo español como del americano63. Una vez que fueron incautados los bienes de los expatriados se entregó la administración de la botica a D. Antonio Gorraez, con la intervención de D. Jayme Navarro, con un salario de seiscientos pesos para los dos. La botica fue tasada en 20 141 pesos con cinco reales. Desconocemos el resultado de su posterior administración.

60 Instrucción de lo que se deberá observar, para inventariar los libros, y Papeles existentes en las Casas, que han sido de los Regulares de la Compañía, en todos los Dominios de S. M. (Madrid, 23 de abril de 1767). Cfr. del Rey Fajardo, Documentos jesuíticos, III, 118-121. 61 Real Provision de S. M. A Consulta del Consejo, en el Extraordinario, aplicando las Boticas, existentes en las Casas de Regulares de la Compañía a Hospitales, Hospicios, Inclusas, y otras Casas de misericordia, que estén bajo de la Real Protección (Madrid, 22 de septiembre de 1767). Cfr. del Rey Fajardo, Documentos jesuíticos, III, 135-136. 62 Carta circular, sobre que se haga Inventario de los Pertrechos de las imprentas que tenian los Regulares de la Compañía (Madrid, 14 de octubre de 1767). Cfr. del Rey Fajardo, Documentos jesuíticos, iii, 139. 63 Real Provisión, de los Señores del Consejo en el Extraordinario, a consulta con S.M., para reintegrar a los Maestros y Preceptores seculares en la enseñanza de las primeras Letras, Gramática y Retórica, proveyéndose estos Magisterios, y Cátedras a oposición, y estableciendo viviendas, y casas de pupilage, para los Maestros y Discípulos en los Colegios donde sea conveniente, informando por menor al Consejo (Madrid, 5 de octubre de 1767). Cfr. del Rey Fajardo, Documentos jesuíticos, iii, 136-139. 61.



ş capítulo 1



Boticarios jesuitas en el Nuevo Reino de Granada José del Rey Fajardo, S. J.

Un capítulo relevante de la historia de los jesuitas lo presentan sus boticarios y es importante para ulteriores investigaciones conocer sus nombres, su formación y también su desempeño. Siempre fueron hermanos coadjutores, es decir, jesuitas no sacerdotes. Debemos señalar que en la historia de la Compañía de Jesús en Hispanoamérica tuvieron un papel crucial, pero todavía no se ha estudiado suficientemente su aporte a las ciencias aplicadas coloniales1. En el caso concreto del Nuevo Reino de Granada, hubo arquitectos, ebanistas, pintores, impresores y boticarios que con su labor callada supieron enriquecer el complejo arquitectónico de la Manzana Jesuítica en Santafé de Bogotá y generar sus imitaciones en los grandes espacios geográficos que separaban el océano Pacífico del Atlántico2. 1 La bibliografía es ingente. Rasgos significativos pueden verse en Gauvin Alexander Bailey, “La Calera de Tango (1741-1767) y los otros talleres de arte misional de la Compañía de Jesús en Chile colonial”. En Luis Marzal y Luis Bacigalupo, eds., Los jesuitas y la modernidad en Iberoamérica 1549-1773 (Lima: Universidad Católica del Perú / Instituto Francés de Estudios Andinos / Universidad del Pacífico, 2007), 259-269. 2 Citaremos dos ejemplos: Patricia Rentería Salazar, Arquitectura en la Iglesia de San Ignacio de Bogotá. Modelos, influjos, artífices (Bogotá: ceja, 2001); Johannes Meier, ed., Jesuiten aus Zentraleuropa in Portugiesisch- und Spanisch-Amerika. Ein bio-bibliographisches Handbuch mit einem Überblick über das aussereuropäische Wirken des Gesellschaft Jesu in der Frühen Neuzeit. Band 3: Neugranada (1618-1771), de Christoph Nebgen (Münster: Ashendorf, 2008).

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En este trabajo nos limitaremos a los que gestionaron la botica en este complejo, ya que hasta el presente no conocemos ningún estudio que haya incursionado en tan importante labor. Un punto interesante en el estudio de los gerentes de la botica es el de su formación. Hay que reconocer que el complicado mundo de la medicina y la farmacia en los tiempos coloniales fue difícil y tuvo el control de los organismos oficiales; es evidente que en la medida en que se vayan abriendo nuevas investigaciones locales se irá enriqueciendo el conocimiento de esta controversial disciplina. En tal sentido, queremos resaltar, una vez más, la obra de Paula Ronderos, El dilema de los rótulos, porque afronta con nitidez documental el mundo de la farmacia y los fármacos a comienzos del siglo xvii y la botica de Diego Ordónez de Taboada3. Ciertamente, estamos ante un certero libro de consulta para entender la botica y los boticarios neogranadinos. Al parecer, la institucionalidad de los boticarios se mantuvo a lo largo de la biografía colonial del Colegio Máximo y fue lugar de experimentación de las fórmulas tanto del Viejo como del Nuevo Mundo; la personalidad profesional de algunos de sus directores nos induce a pensar que científicamente estaban bien preparados4. Además, nos consta la preocupación de las autoridades jesuíticas por los estudios sobre la salud, ya que motivaron la enseñanza de la medicina en la Javeriana el 1.º de abril de 1636, bajo la dirección de don Rodrigo Enríquez de Andrade, médico graduado en la Universidad de Alcalá5. El anexo 3 presenta mayores detalles de esta iniciativa colonial. En el caso de los boticarios javerianos, debemos confesar que hasta el momento no poseemos información documentada directa sobre su capacitación profesional, pero sí existen los testimonios indirectos que parecen garantizar su ideoneidad en la materia farmaceútica.

3 Ronderos, El dilema de los rótulos. 4

Más adelante hablaremos de los boticarios que rigieron esta oficina.

5 Véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, I, 538-539. 66.


• capítulo 1

Además, siempre los hombres formados en la Universidad Javeriana eran conscientes de que la Manzana Jesuítica era no solo lugar de formación para el futuro, sino también destino obligado de todas las noticias y descubrimientos con que sus egresados debían enriquecer ese Centro de los Saberes. En el caso concreto de los misioneros de la gran Orinoquia, estos eran conscientes de que la Universidad era el espacio idóneo para realizar sus consultas y mantener la correspondencia científica con sus corresponsales bogotanos, como lo evidencian, por ejemplo, los envíos del P. Gumilla al “hermano Juan de Agullón, boticario, médico y excelente químico del colegio máximo”6, así como su intercambio epistolar con un médico de Santafé de Bogotá7. Otra fuente de exploración para los científicos habrían sido los diccionarios y vocabularios elaborados por los misioneros como norma de consulta para identificar las plantas y su denominación tanto indígena como castellana8. Con estos antecedentes, pasamos a ofrecer la primera lista en orden cronológico de los diez boticarios que dirigieron la botica desde su fundación hasta el año 1767. La información proviene, fundamentalmente, de los Catálogos de la Provincia del Nuevo Reino. Francisco Gonzalo (c. 1580-?)9. Nació en Durón (diócesis de Sigüenza) hacia 158010 e ingresó a la Compañía de Jesús el 24 de febrero de 160811. No hemos podido precisar cuándo vino a América. En 1610 laboraba 6

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 399.

7 Ibid., 446: “Dudó un gran médico que vivía en Santa Fe de Bogotá, pidióme, y le remití cantidad de dichas hojas [la espadilla o espadín (Crotolaria stipularia)], y como llegasen secas, por la gran distancia, dobló la cantidad, y después de suficiente infusión, hizo el cocimiento, y surtía en aquel temperamento frío el mismo buen efecto que en el cálido, cual es el de nuestras Misiones”. 8

Del Rey Fajardo, La Universidad Javeriana.

9

arsi. N. R. et Q., 3. Catálogos: 1610, 1616, 1623.

10 Catálogo de 1610: 30 años (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 6); catálogo de 1616: 36 años (fol. 21 v.); catálogo de 1623: 44 años (fol. 41 v.). 11 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 6. Catálogo de 1610.

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en el Colegio de Bogotá12. En el catálogo de 1616 aparece ya como boticario del Colegio Máximo13 y en este cargo permanecería, al menos, hasta 162614, fecha en que aparece como fugado15. En 1628 era despedido de la Compañía de Jesús16. Ignoramos ulteriores datos de su biografía. Diego Molina (c. 1595-1659)17. Nació en Priego (Córdoba) hacia 159518 e ingresó a la Compañía de Jesús el 1.º de septiembre de 161219. Atravesó el Atlántico en la expedición de 161820. En 1623 residía en la Universidad Javeriana21. Posteriormente, al menos de 1642 a 1659, ocupó el cargo de boticario en el Colegio Máximo22. En 1655 se le reseña como ayudante del procurador ante las cortes de Madrid y Roma23. Por un tiempo vivió en Cartagena de Indias como procurador de la Provincia del Nuevo

12 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 6. Catálogo de 1610: “Sastre”. 13 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 21 v. Catálogo de 1616. 14

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 41 v. Catálogo de 1623.

15 arsi. N. R. et Q., 1. Epistolae Generalium. Carta del P. General al P. Florián de Ayerbe. Roma, 21 de septiembre de 1626. 16

arsi. N. R. et Q., 1. Epistolae Generalium, fol. 303 v. Carta del 2 de febrero de 1628.

17

arsi. N. R. et Q., 3 y 5. Catálogos de 1623, 1642, 1649, 1651, 1655, 1657, 1659, 1660, 1661, 1664, 1667 y 1668.

18 El catálogo de 1623 le asigna veintiséis años (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 46). En el resto de los catálogos se mantiene esta misma relación. 19 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 84. Catálogo de 1649. 20 arsi. N. R. et Q., 14. Historia-I: “El Hermano Diego de Molina de Pliego natural, coadjutor de veynte y siete años”. 21 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 46. Catálogo de 1623: “Compañero del Procurador y otros oficios”. 22 Dan testimonio de su cargo: Catálogos de 1642 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 50 v.); 1649 (fol. 84); 1651 (fol. 110 v.); 1655 (fol. 138), y 1657 (fol. 161 v.). Pensamos que su trayectoria como boticario pudo haber comenzado mucho antes. 23 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 138. Catálogo de 1655. Ciertamente nos extraña esta aseveración ya que al “Procurator ad Urbem” lo elegía la Congregación Provincial y la vi había sido el año 1646 y la vii sería el año 1657.

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• capítulo 1

Reino (1659-1661)24. En 1664, a los 69 años, todavía se desempeñaba como boticario25. Sus últimos años transcurren en Santafé26. Falleció en Bogotá el 19 de octubre de 166927. Manuel Fernández (c. 1609-1681)28. Nació en España hacia 160929 e ingresó a la Compañía de Jesús el 11 de diciembre de 162730. No hemos podido precisar cuándo vino a América31. En su biografía jesuítica aparecen tres etapas: la primera, como boticario del Colegio Máximo, que no podemos precisar cuándo comienza pero concluye hacia 165832. La segunda se desarrolla en el Colegio de Popayán (1659 hasta posiblemente 1665)33. La tercera etapa se consuma en Bogotá (1667-1681) y todos los catálogos lo señalan como “caecus”34. Falleció en Santafé el 9 de diciembre de 168135.

24

arsi. N. R. et Q., 5, fol. 6. Catálogos de 1659 (fol. 2 v.) y de 1661.

25

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 215. Catálogo de 1664.

26

Catálogo breve de 1667 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 8). Catálogo de 1668 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 240).

27

arsi. Historia Societatis, t. 48, fol. 342.

28

arsi. N. R. et Q., 3 y 5. Catálogos de 1642, 1649, 1651, 1655, 1657, 1659, 1660, 1661, 1664, 1667, 1668, 1671 y 1678.

29 El catálogo de 1642 afirma que tenía 33 años (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 51 v.) y la misma relación guardan el resto de los catálogos, con excepción del de 1660, que le asigna 55 años (fol. 216). Los catálogos hablan de “Fabilanus”, diócesis de Haro o Faro. 30

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 84 v. Catálogo de 1649.

31 No aparece en las listas de Agustín Galán García, El Oficio de Indias de los Jesuitas en Sevilla 1566-1767 (Sevilla, 1995). 32 Dan testimonio del cargo: Catálogos de 1642 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 51 v.); 1649 (fol. 84 v.); 1651 (fol. 111 v.); 1655 (fol. 139), y 1657 (fol. 162 v.). Es muy probable que su actividad como boticario se haya iniciado con anterioridad a 1642. 33 Dan testimonio de su estancia en Popayán: Catálogo breve de 1659 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 7) y el de 1661 (fol. 3 v.). 34

Dan testimonio de su estancia en Popayán: Catálogo breve de 1659 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 7) y el de 1661 (fol. 3 v.).

35 arsi. Historia Societatis, t. 49, fol. 642. 69.


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Nicolás Fernández de Acuña (c. 1624-1662)36. Nació en Tunja hacia 162437 e ingresó a la Compañía de Jesús el 22 de julio de 164238. En 165739 aparece como boticario del Colegio Máximo y en este cargo duraría hasta su prematura muerte (1657-1662)40. Falleció en Santafé de Bogotá el 10 de marzo de 166241. Ignacio Carranza (1687-1733)42. Nació en Santafé de Bogotá el 13 de abril de 1687 e ingresó a la Compañía de Jesús el 10 de diciembre de 170243. Durante algún tiempo fue ayudante del boticario y como tal aparece en 171144. En 1713 había abandonado ese cargo45 y desempeñó otros oficios dentro de la Universidad Javeriana46. La muerte le sobrevino en Cartagena de Indias el 18 de junio de 173347.

36

arsi. N. R. et Q., 3 y 5: Catálogos de 1649, 1651, 1655, 1657, 1659, 1660 y 1661.

37 El catálogo de 1649 afirma que tenía 24 años (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 90 v.); el de 1651, 26 años (fol. 117); el 1655: 30 años (fol. 143 v.); el de 1657: 34 años (fol. 167 v.), y el de 1660: 37 años (fol. 194). 38 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 90 v. Catálogo de 1649. 39

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 143 v.: “Subminister et Pharmacopola”.

40 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 5 v. Catálogo breve de 1659. Boticario. Catálogo de 1660 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 194). Catálogo breve de 1661 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 10). 41

arsi. Historia Societatis, t. 48, fol. 106 v.

42 arsi. N. R. et Q., 4. Catálogos de 1711, 1713, 1715, 1718 y 1720. 43 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 158 v. Catálogo de 1720. 44

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 57: “Pharmacopolae socius”.

45 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 115 v. Catálogo de 1713. 46 En 1718 aparece como portero (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 158 v.): “Nunc janitor”. Y en 1720 estaba al cuidado de alguna de las haciendas del Colegio Máximo (fol. 201). 47 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 256 v. Supplementum primi et secundi Catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 20 Aprilis 1732 ad 11 Julij 1733. 70.


• capítulo 1

Inocencio Hoesteler (Höchstetter) (1694-1747)48. Nació el 8 de octubre de 1694 en Mindelheim (diócesis de Ausburgo) e ingresó a la Compañía de Jesús el 10 de abril de 172249. Atravesó el Atlántico en la expedición del P. Mateo Mimbela en 172350. Llegado al Nuevo Reino debió residenciarse en Bogotá, donde satisfizo sus servicios como boticario en el Colegio Máximo, por lo menos hasta 173651. En 1738 debía estar al mando de alguna de las haciendas de la Universidad Javeriana52. Falleció en la hacienda de Apiay el 5 de octubre de 174753. Juan Agullón (1659-1737)54. Nació en Huesca55 el 19 de abril de 165956 e ingresó a la Compañía de Jesús el 12 de febrero de 168157. De Zaragoza se dirigió a Sevilla, a donde llegó el 3 de abril de 1694, y atravesó 48 arsi. N. R. et Q., 4. Catálogos de 1736 y 1738; Anton Huonder, Deutsche Jesuitenmissionäre des 17 und 18 Jahrhunderts (Friburgo de Brisgovia: Herder’sche Berlagshandlung, 1899). 49 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 228 v. Catálogo de 1736. Pensamos que el P. Huonder (Deutsche Jesuitenmissionäre, 197) confunde a dos jesuitas con el mismo nombre, pues en su confusión lo hace viajar a Chile y después a Angola: “Nacido el 17 de agosto de 1691 en Mindelheim (Diócesis de Ausburg), e ingresado el 11 de abril de 1722, estudió Filosofía y Teología, después devino en Boticario y fue muy experimentado en ese arte, fue destinado a Chile en 1722, pero fue, quizá más tarde, a Angola, donde trabajaba 1731-1734”. El error debe provenir de las propias fuentes jesuíticas bávaras: Herbert Gerl, Catalogus Generalis Provinciae Germaniae Superioris et Bavariae Societatis Iesu 1556-1773 (Múnich, 1968), 183, afirma: “[...] natus 17 Aug. 1691 Mindelheim; ingressus 11 aprilis 1722; in Angola”. 50 agi, Contratación, 5549. Expedición de 1723: “26. El Hermano Ynosensio de Ochsteler coadjutor natural de Mintelmo en Bauiera, de edad de 32 años, mediano de cuerpo, abultado de cara, blanco y rubio”. 51

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 228 v. Catálogo de 1736.

52

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 266 v. Catálogo de 1738: “Fuit Pharmacopola, curat praedia”.

53

Biblioteca Nacional de Bogotá, Sección de Manuscritos. Mss. 57. Libro de la Sacristía del Colegio de Tunja, fol. 157 v.

54

arsi. N. R. et Q., 4. Catálogos de 1702, 1711, 1713, 1718, 1720 y 1736.

55 El catálogo de 1702 lo ubica como “Hoscensis” (Huesca, Aragón) (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 39 v.), pero los demás catálogos señalan como lugar de nacimiento Igries: Catálogos de 1711 (fol. 61 v.); 1713 (fol. 114 v.); 1718 (fol. 158); 1720 (fol. 200), y 1736 (fol. 228 v.). 56 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 61 v. Catálogo de 1711. 57

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 39 v. Catálogo de 1702.

71.


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el Atlántico en la expedición de 1695 dirigida por el P. Pedro Calderón58. Toda su biografía americana se desarrolló en Santafé de Bogotá (1695-1737) al frente de la farmacia que prestaba sus servicios dentro del complejo del Colegio Máximo59. El P. José Gumilla lo conceptuaba como “[...] boticario, médico y excelente químico del colegio máximo”60. Falleció en Bogotá el 9 de enero de 173761. Juan Artigas (1698-1759)62. Nació en Valdeneu (Barcelona) el 8 de octubre de 1698 e ingresó a la Compañía de Jesús el 25 de octubre de 173463. Viajó de Barcelona al Puerto de Santa María, a donde llegó el 17 de enero de 1734, y atravesó el Atlántico en la expedición que condujo el P. Ignacio Meaurio en 173564. Concluyó su noviciado en Bogotá, en donde pronunció sus votos del bienio el 26 de octubre de 173665. Su biografía americana (17351759) se circunscribió a Santafé de Bogotá, lugar en el que estuvo siempre al

58 agi, Santafé, 250. Expedición de 1695. “40. Juan de Agullón, hermano coadjutor, natural de Huesca, de su obispado, hedad de 34 años”. 59 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 39 v. (catálogo de 1702); fol. 61 v. (catálogo de 1711); fol. 114 v. (catálogo de 1713); fol. 158 (catálogo de 1718); fol. 200 (catálogo de 1720), y fol. 228 v. (catálogo de 1736). 60

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 399.

61 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 288 v. Supplementum primi et secundi Cathalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 6 Martij 1736 ad 2 Junij 1737. Idéntica data ofrece el catálogo de toda la Compañía de Jesús (arsi. Historia Societatis, 53a, p. 24). Sin embargo, el Libro de la Sacristía de Tunja le adjudica el 16 de enero (Biblioteca Nacional de Bogotá, Sección de Manuscritos. Mss. 57. Libro de la Sacristía del Colegio de Tunja, fol. 154). 62

arsi. N. R. et Q., 4. Catálogos de 1736, 1738, 1751, 1753 y 1756.

63 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 230. Catálogo de 1736. Para la fecha de ingreso: fol. 307 (catálogo de 1753). 64 agi, Contratación, 5549. Expedición de 1735: “5º. Hermano Juan de Artigas, de treinta y seis años, natural de Valdeneu, obispado de Barzelona, cariancho, buen cuerpo, naris gruesa y hoyoso de biruelas”. 65 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 288. Supplementum primi et secundi Cathalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 6 Martij 1736 ad 2 Junij 1737. 72.


• capítulo 1

frente de la farmacia del Colegio Máximo66. Falleció en la capital del virreinato el 8 de julio de 175967. Juan Bruno Prieto (1716-1792)68. Nació en Helito (Cuenca)69 el 7 de octubre de 1716 e ingresó a la Compañía de Jesús el 15 de febrero de 173470. Se encontraba en el Puerto de Santa María el 10 de febrero de 1734 y atravesó el Atlántico en la expedición de 1735 dirigida por el P. Ignacio de Meaurio71. Llegado al Nuevo Reino pasó a Tunja, donde se desempeñó como sacristán y portero72. En 1736 se había radicado en la capital del virreinato y se desempeñaba como encargado de la enfermería del Colegio Máximo73. Después actuó durante varios años como ayudante de la botica del H. Juan de Artigas74. Fallecido el titular en 1759, ascendió a la dirección

66 Ejercía el cargo aun siendo novicio (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 230. Catálogo de 1736). Dan testimonio de su profesión y servicio todos los catálogos (1751: fol. 298; 1753: fol. 307; 1756: fol. 347). Sin embargo, el apartado de “Ministeria” del catálogo de 1738 (fol. 267) está vacío y solamente nombra al H. Inocencio Hoesteler (fol. 266 v.). 67 Biblioteca Nacional de Bogotá, Sección de Manuscritos. Mss. 57. Libro de la Sacristía del Colegio de Tunja, fol. 162 v. 68 arsi. N. R. et Q., 4. Catálogos de 1736, 1738, 1751, 1753, 1756 y 1763. ahn, Jesuitas, 827/2. Filiación de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios... n.º 51; Juan M. Pacheco, “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”, Ecclesiastica Xaveriana, n.o 3 (1953): 43. 69 agi, Contratación, 5549. Expedición de 1735. Los catálogos de la Provincia del Nuevo Reino hablan de “Helitensis” (arsi. N. R. et Q., fol. 229 v. Catálogo de 1736). 70 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 229 v. Catálogo de 1736. 71 agi, Contratación, 5549. Expedición de 1735: “Hermano Juan Bruno Prieto, estudiante Humanista, de diez y nueue años, natural de Helito, obispado de Cuenca, buen cuerpo, trigueño claro, naris gruesa y ojos pardos”. 72

ahn, Jesuitas, 827/2. Doc. cit., n.º 45.

73

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 224. Catálogo breve de 1736.

74

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 298. Catálogos de 1751, 1753 (fol. 307) y 1756 (fol. 347).

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hasta la expulsión (1759-1767) de la Compañía de Jesús75. Expatriado a Italia, falleció en Ferrara el 26 de octubre de 179276. Leonardo Wilhelm (1722-1767)77. Nació el 25 de octubre de 1722 en Mindelheim, como el H. Höchstetter, e ingresó a la Compañía de Jesús el 7 de marzo de 175478. Concluido su noviciado pasó al Puerto de Santa María, a donde llegó el 26 de agosto de 1756 y se embarcó para el Nuevo Reino en la expedición de 1761 dirigida por el P. José Pagés79. Su breve estancia en Bogotá (1761-1767) la dedicó a ser ayudante del boticario del Colegio Máximo80. El decreto de expulsión de la Compañía de Jesús de tierras americanas lo sorprendió en la Universidad Javeriana el 1.º de agosto de 176781. Falleció el 7 de noviembre de 1767 durante la travesía de Cartagena a La Habana82. Luis Marís (1735-1800)83. Nació en Lérida (Cataluña) el 14 de diciembre de 1735 e ingresó a la Compañía de Jesús, en Tunja, el 1.o de febrero

75

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 353. Catálogo de 1763. ahn, Jesuitas, 827/2. Doc. cit., n.º 45.

76

anb, Temporalidades, t. 9, fol. 605.

77 arsi. N. R. et Q., 4. Catálogo de 1763; Anton Huonder, Deutsche Jesuitenmissionäre des 17 und 18 Jahrhunderts (Friburgo de Brisgovia: Herder’sche Berlagshandlung, 1899); Pacheco, “Los jesuitas del Nuevo Reino”, 44; Herbert Gerl, Catalogus generalis Provinciae Germaniae Superioris et Bavariae Societatis Iesu 1556-1773 (Múnich, 1968); Pacheco, Los jesuitas en Colombia. 78 Gerl, Catalogus generalis, 481. El catálogo de 1763 afirma que nació el 24 de octubre (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 353). 79 agi, Contratación, 5549. Expedición de 1761: “22. El Hermano Leonardo Wilhelm, natural de la ciudad de Mindelhemio, Obispado de Augusta, de treinta y siete años, alto, blanco, pecoso, ojos azules, pelo rubio”. 80 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 353. Catálogo de 1763: “Socius Pharmacopolae”. 81 anb, Temporalidades, t. 7, fol. 276. 82

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 530-531.

83 arsi. N. R. et Q., 4. Catálogos de 1756-1763; ahn, Jesuitas, 827/2. Filiación de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios..., n.o 146; Archivo de Monumenta Historica Societatis Jesu. Armadio F-10. Relación individual de los Ex-Jesuitas muertos en las Once Provincias de España e Indias desde la expulsión hasta el día 30 de junio de 1777. Por don Juan Antonio Archimbaud. Provincia de Santa Fee, n.º 4376; Pacheco, “Los jesuitas del Nuevo Reino”, 43.

74.


• capítulo 1

de 175584. En 1756 se había trasladado, siendo novicio, al Colegio Máximo, donde actuaba como ayudante del boticario85. En 1763 residía en el Colegio de Mompox como maestro de escuela86 y en ese servicio permanecía en 176487. La expulsión lo sorprendió en el Colegio Máximo de Bogotá el 1.º de agosto de 176788. Abandonó la capital santafereña el 6 de agosto89. Fue reseñado en el Puerto de Santa María el 18 de abril de 176890. Desterrado en los Estados Pontificios, vivía en 1774 en Cantiano y falleció en Urbino a comienzos de 180091.

84 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 357. Catálogo de 1763; ahn, Jesuitas, 827/2. Filiación de los Regulares…, n.º 146: “[…] entró en la Compañía en la Provincia de Santa Fee. Noviciado en Tunja”. 85 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 347. Catálogo de 1756: “Santafé. Novitious. Socius Paharmacopolae”. ahn, Jesuitas, 827/2. Filiación de los Regulares…, n.º 146: “[…] en el Máximo asiste en la Botica”. 86 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 357. Catálogo de 1763: “Instructor puerorum”. ahn, Jesuitas, 827/2. Filiación de los Regulares…, n.º 146: “Maestro de primeras letras en Mompos”. 87 Luis Carlos Mantilla, Fuentes para la historia demográfica de la vida religiosa masculina en el Nuevo Reino de Granada (Santafé de Bogotá, 1997), 72: “Mompox. Maestro de Escuela”. 88 Pacheco, “Los jesuitas del Nuevo Reino”, 43; ahn, Jesuitas, 827/2. Filiación de los Regulares…, n.º 146: “[…] de donde pasó [de Mompox] sin destino al Colegio Máximo de Santa Fee donde actualmente se hallaba”. De este texto deducimos que acababa de llegar de Mompox. 89 José Manuel Groot, Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada, ii, xxxii. 90

ahn, Jesuitas, 827/2. Filiación de los Regulares…, n.º 146.

91 Archimbaud, Relación individual, n.º 4376. 75.



ş capítulo 2



Boticas misionales: centro y periferia José del Rey Fajardo, S. J.

Después de tratar sobre los boticarios de la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino de Granada, la primera pregunta obligada versa sobre si existieron o no boticas en los inhóspitos espacios de la Orinoquia. Varios testimonios de primera mano evidencian la realidad de la institución que estudiamos. Citaremos tan solo dos, con las salvedades que imponía la lejanía y la pobreza de los poblados misionales que dispusieron de su rudimentaria botica. Es convincente la declaración de un personaje clave en la historia del Orinoco entre 1730 y 1750; nos referimos al H. Agustín de Vega, quien al describir al misionero dice: “[Es] un amoroso Padre de familia, que tiene prevención de medicinas, quantas puede adquirir, y el libro de mayor importancia despues de los necesarios, que nunca les falta, es alguno de medicina”1. El P. Gilij, desterrado en Roma, recordará en 1780 la visita que le hizo al autor de El Orinoco ilustrado en su reducción de Betoyes el año 1749 y escribirá: En su casa, o cabaña, [el P. Gumilla] tenía toda suerte de útiles medicinas caseras, y al primer aviso del fiscal, dedicándose como amorosa madre a cuidarlos, era todo agilidad, todo prontitud, todo alegría. Yo estaba a su lado sorprendido

1 Agustín de Vega, Noticia del principio y progresos del establecimiento de las Missiones de gentiles en el río Orinoco por la Compañía de Jesús (Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 2000), 105. 79.


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de sus dulces maneras. [...] Y movido del ejemplo de tan gran hombre, una vez que hube llegado al Orinoco me afané por imitarle en algo2.

Una segunda pregunta la constituiría el espacio y el tiempo requeridos para implantar la botica en la “cultura reduccional”. Este concepto abarca el proceso que vivirían las reducciones en sus usos y costumbres hasta llegar a desarrollar formas de vida cada vez mejores. Algunas de ellas, y no las más importantes, fueron: el cruce y selección de modos de subsistencia europeos e indígenas, así como en su resultante híbrido, que adoptó formas más eficientes para llevar a cabo las tareas tradicionales. De esta suerte, las reducciones se convirtieron progresivamente en centros urbanos en miniatura, poblados por indígenas que producían bienes para su propia subsistencia y para los mercados españoles3, a la vez que cultivaban fórmulas de bienestar social. En el siglo xvii aparece un personaje totalmente anónimo hasta la fecha que impulsaría de forma decisiva los programas de salud en el área misional casanareña. Nos referimos a Renato Xavier, quien acompañaría al jesuita francés P. Dionisio Mesland desde Martinica a Tierra Firme en 1653 y se instalaría en las reducciones jesuíticas hasta su muerte. Por un juicio que se le siguió por extranjero sabemos que era “cirujano y médico y hace las más curas y medicinas con mucha [ilegible] de interés y los pobres los cura de balde y aun los sustenta en su casa mientras los esta curando y que asimismo tiene una botica donde saca los reca[u]dos para las medicinas necesarias sin ningún interés”4. También otro juicio nos acerca a finales del xvii al concepto de beneficencia organizada, la cual comenzaba a rendir sus frutos a juzgar por las reiteradas preguntas del juez a ciertos testigos sobre la existencia de un hospital 2 Gilij, Ensayo de historia americana, iii, 81-82. 3 David Block, La cultura reduccional de los Llanos de Mojos. Tradición autóctona, empresa jesuítica & política civil, 1680-1880 (Sucre: Historia Boliviana, 1997), 32. 4 Archivo Nacional de Chile, Jesuitas, 226. Renato Xabier y el Sargento Guido Belile vecinos de la ciudad de Santa Maria de Rosa ante vuestra merced parecemos... y decimos que a nuestro derecho conviene que vuestra merced mande se nos saque un tanto autorizado... [Pauto, marzo de 1678]. 80.


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en Pauto. Don Tiburcio Medina, capitán de la escolta del Orinoco, declaraba al respecto: “En las veces que ha estado en el dicho Pueblo de Pauto, antes que se mudase al paraje donde hoy está, vio en él una casa grande donde el padre Cura de dicho Pueblo, Padre Juan Fernández Pedroche, recogía los indios y muchachos enfermos y allí los curaba y daba de comer y asistir por medio en ella Renato Xavier de nación francesa, pero no sabe cuya costa se fabricó dicha casa”5. El fracaso de los intentos de arraigarse en el Orinoco entre 1681 y 16956 llevó a los jesuitas neogranadinos a retirarse al piedemonte andino y reorganizarse hasta la búsqueda de proyectos que pudieran avalar su entrada al gran río venezolano. En esta revisión optaron los misioneros casanareños por solicitar del general de la Compañía de Jesús que se le elevara el puesto de Pauto a la categoría de colegio. En 1693 declaraba el P. Tirso González que “no hay lugar de poder darse ejecución a los antiguos deseos de aquellos Padres Misioneros [...] por la incapacidad que hay allí de ministerios propios y necesarios para colegio”. Pero añade que, dadas las ventajas del sitio, […] se acomodase vivienda capaz para que pudiesen juntarse en ella los demás Misioneros para hacer los Ejercicios del año y los dichos de las Renovaciones, que serviría para consuelo de los mismos Misioneros y para que los Ejercicios se hiciesen con puntualidad y exacción, porque el hacerlos separados en los curatos o Misiones con el mismo peso de ocupaciones que en lo demás del año está muy expuesto o a que no se hagan o a que no se hagan como se deben hacer7.

También el siglo xviii nos abre posibilidades para seguir el puesto de las boticas en la vida misional. 5 agi, Santafé, 249. Testimonio de los Autos hechos a pedimiento del Padre Procurador General de la Religión de la Compañía de Jesús de la ciudad de Santa Fe... cerca de la escolta y lo demás que han pedido se de para el fomento de las misiones de la Provincia de Orinoco, fol. 77 v. Semejantes declaraciones aducen los otros testigos: José Ruiz Romero (fols. 62 v.-63); Salvador Esparza (fol. 52 v.). 6 Jose del Rey Fajardo, Misiones jesuíticas en la Orinoquia. i (Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1977), 108-114. 7

apt, leg. 132, fol. 76. Carta del P. Tirso González al Provincial del Nuevo Reino. Roma, 15 de agosto de 1693. 81.


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En tiempos del P. Gilij debió ser crecido el comercio de las drogas de botica en las demarcaciones misionales. Ejemplo de ello es la siguiente aseveración: Pero lo que [a] los bárbaros les da menos fastidio en sus enfermedades son los medicamentos diaforéticos hechos con flores de casia, de rosas, o bien de borraja, traídos de Santa Fe, y ya sea por el azúcar que se mezcla en estas infusiones, y que a los indios les gusta extraordinariamente, o por la utilidad que de ellas sacan, las piden muchas veces por si mismos8.

De igual forma, queremos llamar la atención sobre la presencia de hombres que conocían de medicina. El P. Juan Rivero, autor de la Historia de las Misiones de los Llanos de Casanare y los ríos Orinoco y Meta9, había estudiado medicina en la Universidad de Alcalá y su huella se trasparenta cuando en el correr de su obra analiza algunas enfermedades10. Un tercer punto haría referencia a lo que podríamos designar como criterios experimentales y científicos que rigieron la vida de las boticas en países “en que faltan médicos y boticarios”11. El P. Gilij observaba ya en su tiempo que en las regiones americanas hay muchos “que creen estar en condiciones de curar a los enfermos”. En realidad, eran pocos los entendidos y afortunados en sus curas, pero su éxito entre los enfermos era tal que, “aun en las ciudades en que hay médicos”, apelaban a aquellos más gustosamente en sus necesidades12. Mas en la Orinoquia la realidad era otra. En última instancia, se trataba de una experiencia acumulada tanto por la observación directa del 8 Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 77. [El énfasis es nuestro]. 9

Editado en Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de la República, 1956.

10 José Gumilla, Escritos varios (Caracas, 1970), 25: “Se aplicò desde entonces muy de varas al estudio de la Medicina, à que tiraba su genio, o por mejor decir, la oculta Providencia de Dios [...]. Prosiguiò el estudio de esta facultad, y llegado al tiempo de entrar à Practicante [...]”. 11 Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 76. 12 Ibid., 88-89. 82.


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modo de actuar de los indígenas, y sobre todo de los piaches13, como también de las reflexiones de los españoles allí residentes14 y de la recopilación y ensayos llevados a cabo por los propios misioneros15. No es muy amplia la bibliografía que contenían las bibliotecas llaneras referente a los saberes medicinales. Con todo, nos encontramos la obra usual del H. Esteyneffer, Florilegio medicinal16, que reposaba en las bibliotecas de Tame17, Caribabare18 y Surimena19. También utilizaron los jesuitas la Obra Médico-chirurgica de Madame Fouquet20, de la que cuatro tomos se ubicaban en la Misión de Casimena21. Y en la Procuraduría de Caribabare, la biblioteca más rica de las misiones, hay que citar dos libros más: uno de medicina y otro de cirugía22. De las bibliotecas del Orinoco no podemos hacer 13 Véase ibid., 88-101. 14 La presencia de la Expedición de Límites de 1750 también facilitó la comprobación de las pócimas tropicales con la ciencia médica de entonces (Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 79). 15 La lectura de ciertos capítulos de El Orinoco ilustrado y del Ensayo de historia americana nos revela la preocupación de los misioneros por el intercambio de información sobre la ciencia médica de entonces (Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 79); Gumilla, El Orinoco ilustrado, 360-457; Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 78: “Mis lectores se darán cuenta perfectamente de que yo en la descripción de los remedios orinoquenses hablo siempre de aquellos que usan los misioneros”. 16 Juan de Esteyneffer, Florilegio medicinal de todas las enfermedades, sacado de varios y clasicos Authores para bien de los pobres, en particular para las provincias remotas en donde administran los RR. Misioneros de la Compañia de Jhesus [México, 1712]. [Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, VII, 1537]. 17 anb, Conventos, t. 32. fols. 403-404 v. 18

anb, Temporalidades, t. 5, fols. 685 v.-689.

19

anb, Temporalidades, t. 3, fols. 834 v.-838.

20 Marie de Maupeou Fouquet, Obra médico-chirurgica de Madama Fouquet (Salamanca, 1750). Traducido del francés al español bajo el nombre de Francisco Monroi y Blasso = Francisco de Moya. [Sommervogel, v, 1348]. 21 Marcelino Ganuza, Monografía de las misiones vivas de agustinos recoletos (candelarios) en Colombia (Bogotá, II [MCMXXI]), 28-29. 22 anb, Temporalidades, t. 5, fols. 685 v.-689. Yttem. Uno descuadernado. Medicina. Yttem. Uno descuadernado. Cirugia. 83.


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alusión alguna, pues hasta el momento no hemos podido ubicarlas, pero por el testimonio del P. Gilij ambos autores servían en el gran río venezolano de orientación a los misioneros. Johann Steinhöfer o Esteyneffer había nacido el 7 de marzo de 1664 en Jihlava (Moravia) y murió el 2 de abril de 1716 en Yécora (Sinaloa). Trabajó en diversos puntos misionales del norte de México y la primera edición de su obra apareció en la capital de dicho virreinato en 171223. Llama la atención el hecho de que una vez conocida en Europa la edición de El Orinoco ilustrado sus aportes medicinales fueron recogidos por Madame Fouquet, quien “añadió a los remedios comunes en Francia los que diligentemente recogió de la obra del P. Gumilla”24. Fundamentada la vida reduccional, observamos el intercambio epistolar entre los misioneros y los profesionales de la farmacia o de la medicina. El testimonio del P. Gumilla patentiza la preocupación: hemos citado antes su correspondencia con el boticario de la Universidad Javeriana25. También nos consta con un médico de Santafé de Bogotá26. Es interesante anotar, sin embargo, la observación del misionero Felipe Salvador Gilij a este respecto: De hacer un libro en este estilo, cuánto se podría decir. No hay acaso en el mundo otra región que abunde más que América en simples escogidísimos, aptos para curar las enfermedades humanas. De allí nos vienen la quina, de

23 Amplia información en: Bernd Hausberger, Jesuiten aus Mitteleuropa im kolonialen Mexico (Viena-Múnich, 1995), 315-318. 24

Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 76.

25

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 399.

26 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 446: “Dudó un gran médico que vivía en Santa Fe de Bogotá, pidióme, y le remití cantidad de dichas hojas [la espadilla o espadín (Crotolaria stipularia)], y como llegasen secas, por la gran distancia, dobló la cantidad, y después de suficiente infusión, hizo el cocimiento, y surtía en aquel temperamento frío el mismo buen efecto que en el cálido, cual es el de nuestras Misiones”.

84.


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allí la zarzaparrilla, el salsafrás, el copaiba, y otras cien drogas, de que hoy abunda la Italia27.

Las enfermedades y sus remedios Al dibujar el mapa sanitario de la Orinoquia, Felipe Salvador Gilij establece dos grandes categorías que conllevan la “infelicidad de los orinoquenses”. La primera categoría recoge las enfermedades autóctonas, originadas tanto por el clima como por los míseros alimentos y la pobreza de sus viviendas28. La segunda no era propia de aquellos climas y procedía “del mutuo comercio de las naciones”29. Al iniciar el jesuita italiano el estudio de las enfermedades a que estaban sujetos los orinoquenses, anota que “un cuerpo como es el de los indios, grácil, delicado, débil, perpetuamente desnudo y expuesto continuamente a las lluvias o al sol, es necesario que sea la cuna de mil extrañísimas enfermedades”30. En el caso de la realidad orinoquense, es preciso hacer referencia a las enfermedades que cíclicamente se hacían presentes en la vida misional. Las más frecuentes eran: fiebres, pleuresía, tos y catarro, ictericia y úlceras, enfermedades venéreas y disenterías, pero a ellas se añadían de vez en cuando el bicho y el ambíu. También eran temidas las que importadas causaban verdaderos estragos: la viruela, la escarlatina y el araguato. A las fiebres debían los habitantes del gran río pagar su tributo anual, como lo afirma el misionero italiano después de haberlas soportado durante seis años, por lo que le es fácil recordar su ciclo: desde septiembre, “mes en que baja el río”, hasta el comienzo de las lluvias, a cuyo flujo se inicia de nuevo

27 Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 76. 28

Ibid., 68.

29 Ibid., 74. 30

Ibid., 68. 85.


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la crecida del gran río. Estas epidemias causan las tercianas y las cuartanas y ocasionan la muerte a muchos nativos31. Para las fiebres se adelanta a decir Gilij que de ningún modo sufrirían que se les sacase la sangre. Utilizaban el cariaquillo, flor menuda y colorada, “muy provechosa para refrescar y confortar a los febricitantes”. Había que ponerla en infusión la víspera y darse a beber a la mañana siguiente. De igual modo, se servían del fruto o los retoños del guamache, o bien de las semillas del onoto bien machacadas en agua32. Asimismo, eran utilizados bebedizos “de pulpa de casia y de jugo de limón”33. Si los remedios dichos no atajaban la fiebre, con el tiempo iban los indígenas aceptando las “lavativas”. De igual forma, encargaban en Bogotá los “medicamentos diaforéticos” hechos con flores de casia, rosas o borraja34. El misionero, no obstante, iba todavía más adelante y apelaba a los medios sudoríficos y para ello les facilitaba las mantas necesarias35. Sin embargo, si a la fiebre se añade el dolor de cabeza, se le aplican las hojas de anoto. Gilij además hace referencia a la higuereta (también tártago). Se parece a la higuera en el tronco y en las hojas. Su fruto está hecho de racimos y “es del tamaño y del color del café más menudo” y de él se extrae una especie de aceite semejante al de lino. Como tuviera un pertinaz dolor de cabeza mientras estudiaba en la Universidad Javeriana de Santa Fe, por sugerencia de un mulato se cubrió la cabeza con dos o tres hojas y encima se puso un sombrero. A los pocos minutos “comenzó un sudor de cabeza tan copioso, que no se podía más […]. Repetido dos o tres veces el remedio, quedé perfectamente libre”. Y concluye que esta planta era desconocida en el Orinoco y la introdujeron los jesuitas36. 31

Ibid., 68-69.

32 Ibid., 77. 33

Ibid., 79.

34 Ibid., 77. 35

Ibid.

36

Ibid., 77-78.

86.


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De tres formas solía presentarse la disentería. La primera, como “solturas de vientre”, ocasionada por las aguas insalubles o por ciertos frutos. Si este mal alcanzaba la categoría de epidemia en una reducción, se llevaba de esta vida a la otra a muchos indios, que se consumían rápidamente en pocos días y quedaban “como cadáveres que respiraran”. La segunda era todavía más grave pues se unía la sangre. Y la tercera, a las dos disenterías anteriores se adicionaba otra que consistía en “feísimos vómitos amarillos y negros” conceptuada como una de las enfermedades “más fieras”37. Al hablar de los remedios de las disenterías, afirma con tristeza que tanto los indígenas como los misioneros “ignoran la causa y el remedio”. Para las disenterías comunes se dan “confortativos y caldos”, sin embargo, para las “perentorias [con] las cámaras de sangre”, se consigue algún alivio con las infusiones de la raíz de la guayavilla. Mas, para el misionero italiano era más estimable la corteza de merey, “astringente no ciertamente impropio en semejantes ocasiones”, y por supuesto mantenía su fe en las lavativas y en los eméticos para las personas cansadas de vomitar38. De igual forma, son comunes los males de pleuresía, inflamaciones y dolores de garganta, “quizá por los vientos o por el agua, acaso porque sudando se meten inconsiderablemente en los ríos para refrescarse”. También hay que vincular los catarros “al bajar y crecer el río”39. Para las pleuresías el justo remedio sería una buena emisión de sangre, pero como se niegan los indígenas, se buscan otros remedios. El primero es la decocción de la madera de uanarúca (carnestoliendo), la cual, hecha trocitos y dada tibia a beber, “es un lenitivo no despreciable”. Pero más eficaz resultaba el hervido de la espadilla. El misionero consultó con el célebre don Francisco Rodríguez, cirujano de la Real Expedición de Límites, pero no supo explicarle la raíz de la bondad de esta yerba. A veces resultaba beneficiosa la cataplasma de guamache machacado y de verdolaga40. 37

Ibid., 69.

38

Ibid., 80-81.

39

Ibid., 70.

40

Ibid., 78-79. 87.


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Los eméticos también formaban parte de la farmacia popular y podían ser o la esponjilla o el jugo de la planta chiviúru (caña agria). Se exprimía el jugo la noche anterior, se ponía al sereno y a la mañana siguiente, temprano, se le daba a beber al febricitante41. La tos era no solo contagiosa, sino también un mal periódico pues aparecía “al comenzar y al acabar las lluvias”. En estas épocas de contagio afectaba a la gran mayoría y era persistente tanto de noche como de día y se combatía dándoles “agua caliente con azúcar”. Si además el enfermo tenía dolor de cabeza, se le aplicaban en las sienes “emplastos de sebo extendido en trocitos redondos de papel agujereado” y también se podía untar de sebo “la punta de la nariz y las sienes” 42. La ictericia también tenía carta de ciudadanía, aunque sus efectos no eran ni tan peligrosos ni se propagaban como los anteriores. Los portadores se volvían amarillos “en ciertos tiempos” y producían hinchazones bastante gruesas que causaban grandes dolores43. Más tolerable para los remedios consideraba Gilij la ictericia, a la que diagnosticaba fácilmente el misionero viendo el color natural externo. Recurría de inmediato para su cura a refrescantes como el fruto del anoto macerado en agua o también el limón. Pero su planta preferida era el accúrimatiri (teta de picure), a la que había que tenerla en infusión por la noche y beberla al alba del día siguiente y su efecto era beneficioso aun con las ictericias negras44. Los indígenas no se preocupaban de los abscesos pequeños, pero de los grandes se defendían aplicándose una hoja de ají del pajarito “untada con sebo caliente a modo de emplasto”. Si el dolor persistía era aconsejable

41 Ibid., 79. 42 Ibid., 81-82. 43 Ibid., 69. 44

88.

Ibid., 81.


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recurrir al “sebo bien amasado con jugo de limón y extendido por encima a modo de ungüento”45. Asimismo, el tratamiento de las úlceras requería de sus prevenciones. Era útil la marána (copaiba) si se aplicaba de inmediato a las heridas recientes. Si la herida se enfriaba había que esperar a que apareciera la llaga y entonces se apelaba a los abstergentes, entre los que recomendaba la miel de cucuisa, es decir, “el jugo de áloe vulgar cocido y convertido en miel, o bien un emplasto de la corteza bien machacada del guásimo”46. Las enfermedades venéreas también eran frecuentes en aquellas latitudes. Este mal, se inclina a creer el P. Gilij, que fue llevado por los españoles de las Indias a la península ibérica y de allí a Italia, lo cierto es —acotará el misionero— que en las selvas del interior guayanés “apenas la conocen”47. También eran corrientes las dermatosis inflamatorias e infecciosas, como lo demuestran las diversas clases de impétigos que culminaban con tumefacciones frías de los ganglios linfáticos, principalmente cervicales, que los predisponían a las tuberculosis. Para disimular estos males las mujeres se adornaban el cuello con esferitas de vidrio48. Entre los maipures, quirrupas, avanes y guaipunabis se daba el carate, que les cubría con feas escamas la cara, o bien todo el cuerpo. Era una especie de lepra que levantaba las carnes y las tornaba deformes. Los infectados asumían un color blanquecino, “como peces”. Como les daba vergüenza se restregaban las escamas con huesos para poder raerlos, pero como la enfermedad era interna, “les vuelve a salir otro tanto de lo que con vano afán se

45 Ibid., 82. 46

Ibid., 82-83.

47 Gilij, como lingüista, siempre tendrá presente en muchas de sus reflexiones el argumento filológico. Por ello, afirmará que “los caribes la llaman kirisi y no sé de qué lengua lo tienen en préstamo” (Ensayo de historia americana, ii, 69-70). 48

Ibid., 70. 89.


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quitan”49. Gilij reconocía con tristeza que no había “remedio para este mal”, mas se podía aliviar en cierto modo poniendo cenizas sobre la herida50. El italiano Gilij observaba cómo la humedad producía a los orinoquenses “dolores extremados de los dientes”, a lo que colaboraban las frutas dulces para que muchos jóvenes aparecieran desdentados. De igual forma, detalló que con el correr de los años el cuerpo se tornaba débil y, sin embargo, anotaría que eran poquísimos los “que tienen temblor de manos”51. La enfermedad más fatal para los habitantes de la Orinoquia fue el bicho. La sintomatología está bien descrita por el misionero de La Encaramada pues la padeció en dos oportunidades: “Va siempre acompañado de fiebre, pero ligera y apenas conocida de quien la tiene. Siéntese además dolor en las rodillas, debilidad en las piernas y ciertos pequeños escalofríos. Produce igualmente somnolencia, pero leve”. Y uno de los efectos más extraños es “que distiende el ano de manera insólita, cayendo los excrementos sin que ni siquiera se den cuenta los pacientes”. Una vez instalado definitivamente en el enfermo, se inicia con algunas horas de delirio para “ir risueño al encuentro de la muerte”. Este mal “engañoso” tenía que ser descubierto a tiempo por personas muy prácticas, pues, si tomaba cuerpo, llevaba consigo la muerte en 24 horas52. Gumilla en la descripción que hace del bicho parece fijarse solamente en la etapa final de la enfermedad. Es un mal “muy común y casi cotidiano” en los Llanos. Las señas —dice el autor de El Orinoco ilustrado— son “una gran calentura junta con un profundo sueño, que no hay forma de que despierte ni abra los ojos el doliente; al mismo tiempo se aflojan y laxan notablemente los músculos hemorroidales”. También se combatía con limón, pero si no se procedía a tiempo a las doce horas “le tiembla algo el brazo izquierdo, y de allí a poco el brazo derecho, luego empiezan a temblar y encogerse los dedos pulgares, y en fin todos los dedos se agarrotan reciamente 49

Ibid.: en su lengua designaban la enfermedad como uné.

50 Ibid., 83. 51

Ibid., 71.

52 Ibid., 72. 90.


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contra las palmas de las manos”. A las 24 horas moría y precedían “notables convulsiones en todos los miembros del cuerpo”53. Para desentrañar las causas del bicho recurre a diversas “adivinaciones”. Para los tamanacos es un “gusanillo interno” que logra penetrar hasta las vísceras u ocasiona los daños descritos. Sin embargo, los españoles consideraban que era una inflamación interna de las vísceras. Gumilla deja la explicación final “a los profesores de física”, pero opina que es “una especie de calentura efímera, que preocupa toda la sangre”. Una parte subía al cerebro y era la que causaba la modorra y el sueño profundo, pero si se refrescaban las hemorroidales desaparecían esos síntomas y “los dichos músculos se estrechan y recobran volviendo al estado connatural”54. El P. Gilij, que se salvó de la enfermedad gracias al uso del limón55, reconocía que este era el mejor medicamento, “no sólo entre todos, sino acaso el único”56. De ahí la importancia que le asigna el misionero al limón, pero como en tiempos de sequía era muy difícil conseguirlo, se recurría al sistema de “exprimir a tiempo los limones, cocer ligeramente el jugo y guardarlo en frascos bien tapados para las necesidades cotidianas”. Sin embargo, como no era tan fresco cuando se usaba como medicina, había que doblar la dosis

53 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 411. 54 Ibid. El doctor Fortique opina que “todo hace pensar en procesos infecciosos locales, como la rectitis, con complicaciones generales gravísimas; en el curioso libro aparecido a mediados del siglo pasado Medicamentos indígenas, de Jerónimo Pompa, en el renglón 370 correspondiente a la planta llamada ‘rabo de zorro’, encontramos lo siguiente: ‘El zumo de las hojas se da interiormente en la disentería gangrenosa, llamada vulgarmente bicho’; el Dr. P. D. Rodríguez Rivero la consideró una afección rectal aguda muy grave, y el Dr. Ricardo Archiva como una rectitis gangrenosa, opinión esta última más cercana a la muy aceptable descripción hecha por Gumilla del cuadro septicémico (‘calentura efímera que preocupa toda la sangre’), con intoxicación general, estado semicomatoso ‘parte de la cual elevada al cerebro, causa aquella modorra y sueño profundo’), y finalmente muerte”. José Rafael Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla (Caracas, Italgráfica, 1971), 91-92. 55

Gilij, Ensayo de historia americana, II, 72.

56

Ibid., 83. 91.


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ordinaria. Y en el caso de que llegara a faltar el limón, era bueno el retoño del árbol candelero, aunque Gilij diría: “Pero yo no lo he usado nunca”57. Tres escenarios de intensidad progresiva descubrió Gilij para enfrentar este mal. En el primero se le daba a beber al enfermo “gran cantidad de jugo de limón, mezclado con agua, haciéndole después sorber algunas gotas por las narices”. Si los dolores persistían se recurría al segundo escenario, en el que al jugo de limón se le mezclaba “hollín y pólvora de arcabuz” y el enfermo debía tomar aquella bebida negra. Para erradicar el mal era necesario “la aplicación del limón en la parte trasera”. Se le quitaba la corteza al limón y “se introducen dos o tres gajos, y si siente dolor al meterlo es buena señal”, pues de lo contrario hay que doblar la dosis, “y si esta no basta, se pasa a lavativas de puro jugo de limón, las cuales ordinariamente lo vencen”58. Otra enfermedad que como peste se deslizaba y llenaba en pocos días de enfermos una reducción era el ambíu59. En ciertos tiempos, el calor o la humedad producían unas fluxiones en los ojos que obligaban a los indígenas a mantenerse en la oscuridad y con los ojos llenos de sangre. La vehemencia del dolor podía reventar del todo los ojos “y se los hace salir de manera deforme hacia fuera”. Algunos quedaban ciegos o con grandes trastornos de la visión. La curiosidad del misionero escritor no llegó a descifrar cómo se difundía tan rápidamente ni cuál era la verdadera causa de la enfermedad60. Los remedios para las fluxiones de los ojos eran todos “debilísimos”. Se podía utilizar el agua fresca de la mañana, aunque otros se servían de la clara de huevo, “con poco o ningún provecho”. Además, se podía refrescar los ojos con un trapo de lino mojado con agua de rosas, en tanto que otros 57 Ibid., 84-85. 58 Ibid., 83-84. Cuenta Gilij que en un viaje con el P. Juan Bautista Polo le atacó de tal forma al otro jesuita la enfermedad que se vio obligado a atajarla. Como no llevaban clíster tuvieron que recurrir a “una bolsa de tabaco, llena de jugo de limón, a la cual por sifón fue aplicada una caña de río”, y de esta forma sanó de inmediato (ibid., 84). 59 Ibid., 73: “Voz tamanaca que expresa las fluxiones de los ojos”. 60 Ibid. Y en el mismo texto añade Gilij: “También yo tuve que sufrir esto y estar inactivo entre dolores abrasadores dos meses”.

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prescribían baños de agua caliente en las piernas, “manteniendo entre tanto los pies en una palanquita llena de agua” caliente. Mas, para curarse “es preciso tener paciencia y tiempo”. Los indígenas, desesperados, solían apelar a meterse ají pulverizado en los ojos61. Tampoco dejaría pasar la ocasión para hacer referencia a otros males que eran corrientes en aquellas selvas. Dormir a la luna era nocivo y si se veían obligados a pernoctar en el campo se debía buscar un árbol donde cobijarse de los rayos lunares. Si no había árboles recurrían a los vestidos o tejidos. Los que no podían o se olvidaban de buscar el debido resguardo corrían el peligro de despertarse por la mañana “con dolores en el cuerpo y con la boca torcida”, pero acotaba el misionero que, aunque había oído muchas veces esta historia, “nunca tuve ocasión de verlas”62. Los pies mojados por la lluvia, por los lugares pantanosos o por los ríos podían “producir males increíbles a la naturaleza humana”. Al llegar a casa solían lavarse bien con aguardiente, pero estas enfermedades afectaban más a los europeos63. Entre las enfermedades extranjeras se mencionan la viruela, la escarlatina y el araguato. La viruela también ocasionaba sus mortandades cuando se hacía presente64. En las misiones orinoquenses apareció en la década de 1740 a 175065, pero hasta la expulsión de los jesuitas en 1767 se mantuvo alejada. Es preciso señalar, no obstante, que ya para entonces las reducciones tenían sus medidas

61

Ibid., 85.

62

Ibid., 73.

63

Ibid., 85-86.

64

Ibid., 298-299.

65 aiul, Papeletas: Manuel Román, “Descubrimiento de la comunicación del Orinoco con el Marañón y Relación que hace [...] de su viaje de Carichana al Río Negro: desde el 4 de febrero hasta el 15 de octubre de 1744”.

93.


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sanitarias cautelares, como los guardias en los caminos para impedir el ingreso de los infectados a la reducción66. La viruela se descubrió en un soldado de Pánfilo de Narváez —según el misionero de La Encaramada— en la isla de Santo Domingo. De allí pasó a las otras Antillas y de ellas saltó al continente. Gilij confiesa en diversas oportunidades que para convertir a América en una soledad “bastaría la sola viruela”67. El araguato68 llegó al Orinoco poco antes del año 1767 y recorrió toda América. Los caraqueños lo llamaron “no me iré sin verte”, pero en la Orinoquia al ver la semejanza con el toser del mono araguato le traspasaron el nombre. La enfermedad consistía en “una tos convulsiva acompañada de una fiebre ardentísima”69. De igual forma hizo acto de presencia en tierras orinoquenses el escorbuto, al que se le daba el nombre de “mal de Loanda” porque se creía que había sido llevado a América por los negros y consistía en tener “estropeadas las encías de extraña manera”70. Y concluye nuestro cronista afirmando que “nunca oí hablar de orinar arenillas ni de piedra ni de hernias. Los ataques, las parálisis y las muertes repentinas son rarísimas”71. Una es la visión metódica de Gilij y otra la que ofrece el P. Gumilla para los Llanos de Casanare y Meta. Una afección cutánea ordinaria en las tierras calientes era la producida por los aradores, “animalillos imperceptibles a la vista” pero que caminan “entre el cuero y carne” y a su paso dejan surcos de sarpullido en forma de semicírculo con “ardiente comezón”. Lamentaba el misionero no haber 66 Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 70. 67

Ibid., 75.

68

Ibid.: “En tamanaco aravatá, en maipure maravé ”.

69

Ibid., 75-76.

70

Ibid., 85.

71 Ibid., 68. 94.


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conseguido remedio eficaz contra esta “molesta plaga”, pero se apaciguaba con limón caliente y pólvora72. Gumilla también habla de otra infección de la piel llamada culebrilla (i). Se da en climas sumamente cálidos y húmedos, aunque no con frecuencia. Se manifiesta por “la inflamación que ocupa la planta del pie y por la calentura que de ella excita”. La terapia parece haberla aprendido durante su estancia en Cartagena de Indias pues hace alusión al cirujano, quien con agua bien caliente lavaba los pies y piernas del enfermo y de inmediato se veía la marca o “verdugón más o menos enroscado, según los días que lleva de engendrada la culebrilla”. La curación se llevaba a cabo sumergiendo el pie en agua caliente (cuánto puede sufrir el paciente) y de esta forma la culebrilla asomaba parte de su cuerpo. En esta situación se aprovechaba para atarla con un lazo de seda cuya extremidad se ataba al tobillo, “de modo que el lazo quede tirante, y arropado el pie y quieto hasta el otro día, se repite el baño, y se halla que ya la culebrilla salió hacia fuera”. El proceso siguiente requería gran destreza pues, por una parte, no se podía “violentar a la culebrilla para que salga” y, por otra, lentamente y de forma progresiva se debía hacer su extracción completa. Su medida era “de una tercia de largo, del grueso de un bordón ordinario de arpa; es casi nervosa y de poca carnosidad”. Si el proceso fallaba se quedaba dentro “y se apostema el pie, dando materia a una prolija curación y arriesgada”73.

72 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 411-412; Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 90-91: “No vemos muy claras estas descripciones de Gumilla y Humboldt y lo más que podemos aventurar es su parecido a la sarna humana, producida por el arador Sarcoptes scabiei, antrópodo de la clase Arácnida, familia Sarcoptidae”. 73 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 409. Según Fortique, “parece corresponder a la Filaria de Medina, un parásito cuyo nombre científico es Dracunculus medinensis, llamándose Dracunculosis a la enfermedad que produce […]; es de indudable origen africano y arribó a América con los negros. […] Desde el punto de vista clínico, el parásito se observa debajo de la piel como un cordón (el verdugón más o menos enroscado de Gumilla), de donde provine la denominación de Dracontiasis (de dracón, serpiente) o Dracunlosios, y seguramente también de culebrilla, citada por el sacerdote […]. El tratamiento científico es extraer el animal por medio de sustancias como el cloroformo, siendo las complicaciones infecciosas controladas por antibioterapia; no se aconseja la extirpación quirúrgica propuesta por algunos autores” (Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 86-88). 95.


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También en los Llanos de Pauto y Casanare se daba otra enfermedad con el mismo nombre: culebrilla (ii). La descripción que utiliza el misionero es la vivencia de haberla padecido. Se trataba de una inflamación en el pecho o en la espalda, aunque también podía darse en los brazos y en los muslos. Su proceso era como sigue: comenzaba con la calentura; después brotaban “unas ampollas con aguadija clara sobre la dicha inflamación”; luego empezaba “la inflamación a caminar” e iba dando la vuelta al cuerpo como si la cabeza de la culebrilla “buscara el sitio mismo de donde salió”, y penetraba con “una punta piramidal”. El sitio que ocupaba un día amanecía al día siguiente lleno “de dichas ampollas”. Una vez que la culebrilla se había apoderado de la mitad del cuerpo del misionero, un “indio silvestre” caldeó un cuchillo y fue sajando y quemando el recorrido de la culebrilla por diecisiete puntos. El mal no siguió y la calentura desapareció, pero las sajaduras tardaron mucho tiempo en cicatrizar. En esta situación una vieja mestiza le dijo que bastaba “calentar bien un limón, partirlo, empapar pólvora con aquel agrio y untar con dicho limón y pólvora con frecuencia la inflamación”. Y le añadió que si se llegara a juntar “la cabeza de esta culebrilla con la cola o sitio de donde salió luego al punto muere el paciente”. La experiencia le enseñó a Gumilla que la “sola untura del limón tibio repetida basta para atajar esta rara enfermedad”74. Las aguas de las lagunas y anegadizos circunvecinos al Orinoco “mataban mucha gente”. La solución era fácil pues, si con “un pañuelo doblado o con un jirón de la capa o de la casaca” hubieran colado dos o tres veces aquella agua antes de beberla, “nadie hubiera muerto”. La razón era que el agua estancada se corrompía y “cría lama verde sobre sí, y dentro engendra multitud de sanguijuelas, renacuajos, cabezones y otros innumerables animalejos casi 74 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 410-411. Según Fortique, “esta afección parece ser el Herpes zoster de la actual Patología, conocida aún entre nosotros con el nombre de culebrilla, afección viral dotada de un tropismo cutáneo y de los troncos nerviosos periféricos, ocasionando lesiones vesículo-ampollosas que dibujan bandas”. La creencia popular de que si se unen los dos extremos de la culebrilla el paciente muere se basa “tal vez en los casos muy raros de Herpes zoster intercostal bilateral, verdaderamente graves debido a la postración, declinación del estado general y los vivos dolores experimentados por el paciente, quien apenas puede respirar pues los movimientos de expansión torácicos le despiertan tremendas molestias” (Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 89-90). 96.


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imperceptibles a la vista”, los cuales, una vez ingeridos, se aferran al estómago y “ora sea porque allí crecen, o sea porque sin crecer más, llevan consigo bastante malignidad”. Y así se seguían las consecuencias malignas tanto por la putrefacción del agua como por la acción de los animalejos antes citados75. Para las fiebres palúdicas el misionero de Betoyes recurría a la verbena, una “florecita entre morada y blanca”. Era muy eficaz para “las calenturas efímeras” y para “las tercianas y cuartanas”. Después de cocida, con sabor muy amargo, podía producir dos efectos: o un sudor copioso, o repetidos vómitos, y “es siempre cierta la mejoría”76. Para la “calentura hética” se recurría al corozo (Acrocomia sclerocarpa), que se debía beber el agridulce durante quince días y en ayunas. Es una especie de palma que se da en “sitios secos y tierras arenosas”, pero es muy difícil de derribar y sobre todo de “abrirle la concavidad en el tronco junto al cogollo”, que es lugar donde se consigue su jugo. Este se mantiene dulce durante veinticuatro horas y en las siguientes se torna agridulce77. A lo anterior se podría añadir una enfermedad descrita por Gumilla que consistía en que sin ningún achaque les iba creciendo “el bazo, hasta cubrir todo el estómago; y luego que llega a topar en la costilla del otro lado, que viene a ser la penúltima, sin acceso alguno de calentura muere el enfermo”78.

75 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 412-413. Y apunta Fortique: “Con lo cual, aparte de trazos rudimentarios auguradores de la etiología y patogenia de muchas afecciones, dejaba asomado un esbozo de profilaxia” (Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 93). 76 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 446-447. Fortique muestra su extrañeza en el hecho de no haber utilizado para el tratamiento algunas de las variedades de la quina y concluye: “En realidad esta planta (Stachytarpha jamaicensis) se la considera útil como amargo, tónico y febrífugo” (Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 94). 77 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 439. Confirma Fortique: “Efectivamente, del árbol sale un líquido claro de sabor dulce que después de algún tiempo es algo parecido al champaña, y todavía se cree que esta especie de vino fermentado provoca la concepción en mujeres con tendencia a la esterilidad” (Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 95). 78 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 412; Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 95: “Y el diagnóstico de paludismo crónico con esplenomegalia gigante se hace de inmediato al leer esta descripción”.

97.


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En los márgenes de los ríos abundaba la caña que los indígenas llamaban titicaná y que los misioneros conocían como caña agria (Gynerium sagittatum), porque era muy parecida a la caña dulce, pero su jugo era agrio, “poco menos intenso que el del limón”. Se descubrió que para las calenturas era eficaz la bebida de ese jugo, “hervido con proporcionada cantidad de azúcar”, pues pronto “prorrumpían en copioso sudor” y después aminoraba notablemente la calentura. Y “repetido el remedio quedaban sanos”79. De igual forma, el veneno de hormigas reducía al que lo tomaba “a un vivo esqueleto, a violencias de una calentura irremediable”. El origen de esta enfermedad lo recogió Gumilla en 1719 a orillas del río Apure de boca de un “indio de buena ley”. Observó el misionero, con extrañeza, la magnitud de una hormiga “toda veteada de listas negras, amarillas y encarnadas”, y todavía más acaparó su atención el modo de caminar “porque echados los dos pies de delante hacia sus espaldas venía como parada, y la cabeza en alto contra mi”. Su informante le comunicó que “los indios malignos y matadores sacan de estas hormigas el veneno para matar y vengar sus agravios”. El veneno se consigue dejando “caer el vientre” de cada una en una olla con agua, la cual, puesta a hervir “a fuego manso las sacan”. Una vez que el agua se hubiera enfriado se producía una “tela o nata de grasa” que recogían y guardaban en “cañutos”, no de caña, sino de unos que labraban de canillas de tigre, mono o de león. Cuando se juntaban a sus bebezones, el homicida “pone bajo su uña del pulgar un poquito de manteca de estas hormigas, con gran disimulo mete en la chicha su dedo pulgar, y da de beber al que quiere matar”80. Sin embargo, el médico Fortique pensaba que este tipo de muerte se debía a la malaria81. Contra el dolor de costado (neumonías, pleuresías, etc.) utilizaban la espadilla o espadín (Crotalaria stipularia), llamada por los indígenas issocá, 79 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 446. 80

Ibid., 369-371.

81 Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 95-96: “Cabe la pregunta si el buen padre, dejando a un lado su mirada perspicaz para creer en patrañas fabricadas por maliciosos indios, tan sólo ayudó a bien morir a unos enfermos de malaria”.

98.


• capítulo 2

que quiere decir ‘amargura’. Es un heno de los campos del Orinoco parecido a “una macolla de diez o doce hojas” cuya largura no excede a la de un “jeme”. Las hojas son tan amargas “que parecen ser la misma amargura alambicada”. Seis u ocho hojas medio machucadas y hervidas “dan una tintura excesivamente amarga”, la cual debe ser bebida por el doliente y las hojas, aplicadas “a la parte de las punzadas”. Generalmente, bastaba con una repetición para que se atajaran los dolores82. Recurre a unos piñones (Jatropha curcas) que “conmueven los humores y causan una grande operación” (peristálsis intestinal). Estos piñones maduran dentro de unas frutas parecidas a los higos verdes y las hojas de los árboles que los producen son similares a las higueras. Si los piñones “se tomaron con vino, cesa la operación bebiendo agua fresca; y al contrario, si se tomaron con agua, cesa la conmoción tomando vino; pero si se los comió el enfermo, en tal caso cesa la operación tomando vino o agua”83. Como purgante, hace referencia tanto a la raíz guajira como al frailecillo. En los arroyos y ríos se daba la raíz guajiva, que es “como una batata” que tiene las mismas características que la “batata de Michoacán”. Cuatro o cinco hojas verdes de su vástago “hervidas en agua clara” y tomadas producen el mismo “efecto purgante que su raíz”84. Más curiosa es la planta denominada frailecillo o túa-túa (Jatropha gossypifolia), de la que tiene Gumilla noticia por algunos testigos que habitaban en La Habana. Con las hojas de la planta se formaba una ensalada “muy propicia al gusto”, con la particularidad además de “que cuantas hojas comiere tantas evacuaciones ha de expeler”85. 82 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 446. Gumilla dice que le envió estas hojas a un gran médico de Bogotá que dudaba de la epítema y obtuvo tan buenos resultados que cambió radicalmente de opinión. Véase Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 96. 83

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 447-448. Véase Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 96.

84 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 448. 85 Ibid. Sin embargo, Fortique critica aquí la credulidad del misionero cuando señala que había que tener cuidado en la forma como se arrancaran las hojas porque, si se arrancaban hacia abajo, causaban evacuaciones, y si hacia arriba, ocasionaban vómito (Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 96-97). 99.


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Para el dolor de oídos usaban el último “hueso de la cola del armadillo” (Dasypus novemcinctus). Había que colocar con cuidado “aquella extremidad” dentro del conducto auditivo externo “y se sosiegan los latidos que da, poco a poco, hasta quitarse del todo”86. Las infecciones urinarias, especialmente las uligurias, las curaban con unas piedras que se encontraban en la higuana (Iguana iguana), “tan blanca como una cal viva y fina”, y se buscaba con ahínco porque era “específico singular para que corra la orina”. Sus polvos debían tomarse en agua tibia y en pequeña cantidad87. Para la retención de orina apelaban a las piedras de curbinata (Cynoscion virescens). La curbinata es un pescado mediano y abunda en el Orinoco. Es de gusto suave y especial pero su mejor aprecio proviene “por las dos piedras que cría en la cabeza, del tamaño de dos almendras sin cáscara. Su color de perla fina y sus visos de nácar”. Usadas en forma de polvos “tomados en una cucharada de agua o de vino tibio, hacen correr la orina”88. El tratamiento de la “gota coral” requería un polvo que provenía de las uñas de la danta (Tapirus terrestris). Algunas personas utilizaban alguna de aquellas uñas en el cuello como amuleto89.

86 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 450. Véase Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 97. 87

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 451. Véase Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 97.

88 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 228: “Pero se ha observado que si no se guarda la dosis, y hay exceso en la cantidad de dichos polvos, se laxan de tal modo los músculos, que no se puede retener la orina”. Véase Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 98: “Las piedras o concreciones nombradas por el misionero son otólitos o huesos auriculares, a los cuales, aún en estos días, en algunos de nuestros pueblos llaneros atribuyen propiedades medicinales. […] Pensamos nosotros que el efecto beneficioso reportado en algunos casos pueda derivarse del perejil o del espárrago, pues la composición química de este hueso de curbina [sólo] da carbonato de cal con sustancia orgánica”. 89 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 211. Véase Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 97-98: “el Dr. A. Ernst menciona [1884] las uñas de danta como un artículo tan solicitado que ni una sola muestra quedó para el Museo Nacional, y este éxito lo atribuye a la creencia de que la uña o el casco de danta, raspado y puesta la raspadura en vino blanco, servía para curar la epilepsia o ‘mal de corazón’, y muchos de los afectados por esta enfermedad la llevaban colgada al cuello”.

100.


• capítulo 2

Un hueso redondo del manatí (Trichechus manatus) era la solución para frenar los “flujos de sangre”. Tiene esta vaca marina una “chocozuela redonda del tamaño de la bola de truco” entre la “última juntura del pescuezo y el casco de la cabeza” que se convertía en medicina muy solicitada90. Asoma la impotencia humana ante el tabardillo (tifus), pues a la muerte del P. Juan Rivero por esta enfermedad se reducirá a escribir: “No hay en aquellos de la Cristiandad, otro remedio, para estos achaques, sino recibir los santos Sacramentos, y esperar la muerte”91. A pesar de que a veces la credulidad invadía el espíritu inquieto de Gumilla, lo cierto es que mostró un talento especial para la observación que conducía a la práctica de una mejor medicina. El misionero verificó que los autóctonos para protegerse del sol usaban unas como pelotas de achote que molidas con aceite resultaban un ungüento reconfortante. Cuando un ayudante de Gumilla se quemó gravemente, lo único que se le ocurrió fue echarle “polvos de achote en aceite de oliva, y hecho el ungüento, lo mismo fue aplicarle a la parte dolorida y lastimada que faltar repentinamente el dolor”. El éxito de este experimento lo trasmitió a los demás misioneros y todos comprobaron “la misma actividad y eficacia” 92. Para prevenir apostemas en aquellos casos de hematomas, “sangre molida o extravenada por caídas, palos o porrazos”, recomendaba aplicar en la parte afectada la porción carnosa del totumo (Crescientia cujete): “la cantidad de tres onzas”93. Las úlceras eran corrientes en aquellas regiones y podían degenerar en cáncer. Gumilla informa sobre las siguientes hierbas, utilizadas en forma de emplasto, para “supurar las llagas”. La primera es la hierba Santa María (Pyrethrum parthenium), muy parecida a la hierbabuena de España. La segunda es el mastranto (Hyptis suaveolens), de hojas vellosas, y la tercera, 90 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 227. Véase Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 98. 91 Gumilla, Escritos varios, 45. 92 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 442-443. 93

Ibid., 443. Véase Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 102. 101.


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el espino (Cassia aculeata), frecuente en los llanos húmedos94. El autor de El Orinoco ilustrado narra con satisfacción la curación que le proporcionaron estas hierbas al cacique Seysere, “régulo de su nación Guanera” y al que obedecían otras naciones que se le habían agregado. Tenía “un peligroso cáncer en la piel” y como estaba radicado en un pie no podía caminar, pues el ofrecimiento del misionero era buscar mejores ubicaciones para su pueblo. Y habiéndosele cicatrizado las heridas pudo cumplir los deseos del misionero95. Una fe grande depositó Gumilla en la otova y apeló al futuro pues “el tiempo irá descubriendo muchas virtudes”. No es resina ni goma, “es como una avellana blanca […] tan blanda como la mantequilla” que se halla dentro de las flores del árbol de la otova u otiva. Sus bondades son muchas, pero se caracteriza por ser “un admirable preservativo contra las niguas, piques o pulgas imperceptibles, que se entran hasta la carne viva”. Además, es un remedio recurrido no solo para “sarnas, tiñas y otros males”, sino también un gran “confortativo para el estómago”. Una pelotilla del tamaño de una avellana y dos sorbos de agua tibia quitan el dolor de estómago; tres o cuatro pelotillas “fomentadas con agua tibia” sirven de purga96. Gumilla observó que sus indígenas no habían encontrado otro remedio “que morir después de encancerada la herida” que causaba la raya (Potamotrygon humboldtii). Este animal se encuentra en todos “los ríos, arroyos y lagunas de tierra caliente”, cubierto con arena. La herida de raya “no arroja gota alguna de sangre” y produce un dolor fuerte. Los españoles aliviaban el dolor “aplicando una tajada de queso bien caliente”, pero no evitaban la llaga que seguía a esta operación. Deseoso de atajar tantos daños, cuando le trajeron al primer enfermo introdujo por la herida que causaba la púa de la raya una vena que “hay en el centro de los ajos” (que es la que pasa a retoño cuando nacen), y confiesa el misionero que en breve

94 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 447. Véase Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 102: “La palabra cáncer en aquellos días no tenía la significación que ahora se le da, y abarcaba un conjunto de lesiones ulcerosas de la piel casi siempre de naturaleza benigna, aunque algunas veces podían tratarse de afecciones malignas”. 95

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 289-290.

96

Ibid., 215.

102.


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espacio de tiempo botó tal copia de sangre que se llevó consigo la vena del ajo introducida. Después que se cortó la hemorragia procedió por segunda vez a realizar la misma operación y salió sangre, pero “en menor cantidad”. Juzgó oportuno retener al enfermo en su casa durante tres días al final de los cuales quedó totalmente restablecido. Llegó a la siguiente conclusión que trasmitió a los otros misioneros: “Lo cálido del ajo pone fluida la sangre coagulada con el frío del veneno, y se ve que con la misma sangre sale el veneno que la púa había entremetido”. También ensayó la misma curación con “raspadura de nuez moscada”97. Sobre “empeines” dice el misionero que basta una brizna de currucay (Protium heptaphyllum) para quitarlos “enteramente sin ser necesario repetir el remedio”. Se trata de una goma muy pegajosa “que llora el árbol” cuando le pican la corteza. Es parecida al anime pero su olor aromático es mucho más fuerte e intenso. Una pequeña cantidad “quita la frialdad que se introduce en las descoyuntaduras de huesos, y en los pasmos”98. La picadura de la serpiente cascabel (Crotalus durissus terrificus) era mortífera. Sin embargo, pronto llamó la atención de “los curiosos y a los médicos” pues los cascabeles que porta en su cola sirven “de triaca y remedio para varias dolencias”, y por ello se buscaban con ansiedad y eran costosas99. En los hormigueros era frecuente encontrar la rarísima culebra de dos cabezas. Tenía el grosor del dedo pulgar y la mayor no llegaba a dos palmos; eran de movimiento tardo y “su ponzoña muy activa”. Sin embargo, 97 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 413-414. Véase Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 10: “El terrible dolor que sentían los heridos de raya y su proceso de curación tan prolongado por falta de cicatrización de la lesión, Gumilla los achacaba a un veneno especial, muy tóxico, que el animal descargaba por la púa y el cual también coagulaba la sangre explicando esto último la escasa hemorragia, y todavía muchas personas en nuestro país creen firmemente en lo expuesto por el padre”. 98

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 215.

99 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 395-396. Fortique afirma que los indígenas del continente sentían admiración por esta culebra y “le atribuían dones misteriosos y hasta divinos; los colmillos, los cascabeles, la piel y la carne fueron usados en el tratamiento de enfermedades como tuberculosos, parálisis, trastornos digestivos, y para facilitar el parto o hacer crecer los cabellos […]. Actualmente, en la moderna medicina, el veneno de ciertas serpientes encuentra uso como calmante y antihemorrágico” (Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 69). 103.


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este excepcional reptil gozaba de propiedades cicatrizantes tan extraordinarias que cuando se le trataba de matar y era seccionado “unen las extremidades cortadas y sirviendo la misma sangre de liga quedan otra vez unidas”. El polvo de esta culebra era “un específico maravilloso para soldar y reunir los huesos quebrados por caída o golpe”100. No se contentó Gumilla con ser un estricto preocupado por la salud de sus indígenas, ni con portar soluciones a las enfermedades que de continuo los asaltaban. También se nota su correspondencia con médicos de Santafé101 y con los boticarios de la Universidad Javeriana102. El deseo de avanzar en soluciones sanitarias lo llevó a realizar una serie de actos quirúrgicos propiamente dichos. Luchó contra lo que consideraba “carnicerías”, que sufrían los jóvenes con la circuncisión, pero a la vez supo captar los elementos anestésicos que utilizaban e incorporarlos a la medicina misional. Cita dos ejemplos. Uno era el de los sálivas, que circuncidaban a sus infantes a los ocho días de nacidos, “sin exceptuar a las niñas, no cortando, sino lastimándolos con una sangrienta transfixión de que solían morir algunos de uno y otro sexo”. El segundo se refiere a los pueblos ribereños del Apure y se aplicaba a los niños de doce o trece años, pero además le producían al iniciado considerables “heridas por todo el cuerpo y brazos”103. 100 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 396-398. Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 70-71: “Se trata del género Amphisbaena del cual hay en Venezuela varias especies y no es en realidad una serpiente sino un lagarto” al que se le llama también culebra bachaquera. “Tiene la característica de que su cabeza y rabo son casi iguales, de aquí el nombre de culebra de dos cabezas, aunque naturalmente tiene una sola cabeza con boca y ojos, sólo que le extremidad posterior es bastante parecida”. “En algunos de nuestros pueblos del interior aún prepara el llamado ron de culebra, o sea uno de estos reptiles muerto e introducido en una botella de aguardiente que conservan y venden: el líquido, después de algún tiempo, se supone enriquecido con las propiedades cicatrizantes del animal y el lesionado se beneficia de ellas, no solamente al beborrotear el licor, sino también usándolo en fricciones o en forma de compresas húmedas sobre la zona traumatizada”. 101 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 446. Gumilla dice que le envió estas hojas a un gran médico de Bogotá que dudaba de la epítema y obtuvo tan buenos resultados que cambió radicalmente de opinión. 102 Como Juan de Agullón (399). 103

104.

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 113. También hace referencia a esta ceremonia a los guamos y otomacos.


• capítulo 2

Más allá de estos ritos percibió que “embriagaban de antemano a los pacientes”104. Pero esta experiencia la enriqueció con los efectos que la yupa causaba entre los otomanos, pues “les quita totalmente el juicio y furiosos echan mano de las armas”. Este estupefaciente lo fabricaban de “unas algarrobas de yupa” (que en sí solo tienen el olor fuerte del tabaco). Después se servían de las conchas grandes de unos caracoles que sometidas al fuego “las reducen a cal viva”. A continuación mezclaban en partes iguales ambos componentes, de donde salía “un sutilísimo polvo”, que es el que inhalaban y les daba “una fortaleza diabólica”105. El interés por la investigación sanitaria del misionero de Betoyes le insinuó la disección de animales para estudiar su anatomía. Se gloriaba de haber abierto una raya y su admiración comenzó al observar que en su matriz no estaba “llena de huevecitos”, sino llena de rayas “del tamaño de medio real de plata”, más de veinte, “armadas con sus púas en la cola”106. También realizó zoonecropsias con varios caimanes y confirmó que rara vez “les hallé en el estómago comida alguna”. Se preguntaba por la razón que explicara el “gran canasto de piedras menudas muy lisas y lustrosas” que encontró en el fondo “del ventrículo”. Y su respuesta acoge con reservas la opinión de los otomanos: traga tantas piedras cuantas necesita “para su lastre y contrapeso” a fin de que le ayuden “a irse al fondo, que busca para su descanso”107. Otro animal estudiado por Gumilla fue el morrocoy o icotea. Después de abrirlos confiesa que “no se halla calor alguno” ni en el corazón, ni en el estómago ni en otra parte de sus entrañas. Y acaba preguntándose: “¿Quién fomenta su nutrición?”108. De igual forma, experimentó el poder de las hojas de tabaco con las mismas serpientes. 104

Ibid.

105 Ibid., 155. Véase Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 104-105: “La yupa, llamada también nupa, nopo o yopo, es una planta estupefaciente que provoca fenómenos de embriaguez y de narcosis y fue llamada Acacia niopo por Humboldt quien la creyó una Mimosácea, lo que admite Pittier pero cambiándole el nombre por el de Piptadenia peregrina”. 106

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 414.

107

Ibid., 419-420.

108

Ibid., 451-452. 105.


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Una vez que conseguía sujetar la “raíz de la cabeza” con una horquetilla, conseguía que la culebra abriera la boca y aprovechaba la oportunidad para introducirle tabaco mascado. Su efecto era en primer lugar “un temblor general” y a continuación quedaba tiesa y fría, “como si fuera un bastón duro”109. El veneno era tema obligado entre españoles e indígenas en el Orinoco, y “todos lo temen igualmente”. Confesará el misionero de La Encaramada: “Digo ingenuamente que de venenos no sé nada, si exceptuamos aquellos que a todos nos son conocidos en el Orinoco, esto es, los procedentes de las mordeduras de los insectos y de los reptiles venenosos”110. Sin embargo, Gumilla fue más audaz en sus investigaciones y a él hemos acudido a lo largo de este estudio. Aquí nos circunscribiremos a los diversos procedimientos utilizados en los casos de mordeduras de serpientes. El autor de El Orinoco ilustrado hace alusión a los “remedios usuales” que los misioneros “tienen prontos” y llevan en sus correrías apostólicas. Hace alusión a seis grandes remedios: El primero es el bejuco de Guayaquil, “un sarmiento que, enredándose por los árboles, crece”. Era utilizado de la siguiente manera: se masticaba una cantidad de esa planta y “con aquella masa y la saliva tinturada” se untaban los pies, las piernas, los brazos y las manos y se convertía en un “preservativo admirable”111. Concluye el misionero que a causa de la distancia es difícil conseguirlo112. El segundo recurre a la hoja de tabaco, que de igual forma es “remedio universal”. Se masca una buena cantidad y una parte se traga y otra se aplica a la mordedura sajada, y “continuándose dos o más días”, se convierte en remedio eficaz113. Gilij anotará: después de masticarla se traga parte de la 109

Ibid., 401.

110 Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 86-87. 111 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 293-294. 112 Ibid., 401. 113 Ibid., Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 72: “[…] y en relación al empleo del tabaco debemos señalar que desde la conquista española los médicos europeos estudiaron por mucho tiempo sus posibilidades terapéuticas y aún hasta el siglo pasado, antes del descubrimiento de la anestesia, los cirujanos usaron enemas de tabaco para impedir los espasmos musculares de sus pacientes”.

106.


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saliva, y “la hoja masticada se pone a modo de emplasto sobre la herida. El efecto es pronto y feliz”. La potente virtud de esta hoja la experimentaban continuamente los nativos “salpicando con dos o tres gotas la cabeza de los sapos”, los cuales morían en el acto114. El tercero es la piedra oriental, que no era sino el asta de venado aserrada y tostada hasta tomar el color del carbón115. Gilij habla del cuerno de ciervo, bien calcinado, que se usaba para las mordeduras de las serpientes. No era conocido de los indígenas, pero lo aplicaban los españoles. Se aproximaba a la herida un trozo de este cuerno e inmediatamente se pegaba a ella. “Su efecto es admirable, y no he visto a nadie morir curado de esta manera”116. El cuarto alude a las ventosas, si el sitio era capaz de tolerarla. Primero se aplicaba una seca; la segunda “sajada, chupa un humor amarillo”; la tercera da el mismo humor “con pintas de sangre”, y la cuarta ya saca la sangre pura “y queda evacuado el veneno y sano el paciente”117. El quinto consiste en una buena porción de aguardiente, “fuerte, tinturado con pólvora”; se repetía la acción y a la tercera ya “se superó y amortiguó el veneno”118. El sexto es el bejuco de playa (¿Vitis caribaea?) que se da en las playas de los ríos de tierra caliente, en los arenales limpios. Se debía tomar su zumo pero con suma precaución, pues si se añadía “cualquiera de los remedios ordinarios, luego le cuesta la vida”119.

114 Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 87-88. 115 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 401; Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 72-73: “El uso de la piedra oriental era extraño a los indígenas y fue traído a nuestras tierras por los españoles; se empleaba corrientemente en Europa y es curioso que un hombre de tanta capacidad crítica como Feijóo aceptara de buena fe e incluso sostuviera su poder curativo considerándola ‘el contraveneno más celebrado contra las mordeduras de sabandijas venenosas’ (Teatro crítico. Madrid, ii, 56)”. 116

Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 87.

117 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 401. 118 Ibid. 119 Ibid. 107.


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A ellos es necesario anexar otras experiencias en este ramo, bien provenientes de Gumilla, bien del P. Gilij o de otros misioneros. El colmillo de caimán era conceptuado por los españoles y por los negros como un “contraveneno potentísimo”, mientras que los autóctonos “no hacen ningún caso de él”. Algunos los portaban como collares y creían que era un antídoto contra todo veneno120. El jengibre también se utilizaba como antídoto contra el veneno, y aunque Gilij no pudo comprobarlo directamente, aduce el testimonio de un señor cumanés, don Luis Alemán, que un franciscano sobrevivió a los intentos de ser envenenado por los indios gracias a que todos los días tomaba chocolate121. La frutilla de San Ignacio, raspada “y dada a beber en aguardiente”, tiene el mismo efecto y también servía para curar a los mordidos por arañas coloradas122. Aunque la figura coloreada de las corales (Micrurus) le arranca a Gumilla “que a la verdad enamoran y arrebatan la vista”, reconoce que en aquellos territorios en cuanto a veneno se refiere “ninguna llega a la violencia de las corales” y no habla de antídotos123. En el contexto de este cuadro de enfermedades, es lógico que los misioneros se preocuparan por el decrecimiento de la población indígena en sus misiones.

120 Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 87. Gumilla también cita este contraveneno y dice que tuvo su origen en la provincia de Caracas y se debe a los negros. Además, le añade idénticas virtudes para la mordedura de víboras (Gumilla, El Orinoco ilustrado, 402; 426-427). 121 Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 88. 122 Ibid., 87. 123 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 400; Fortique, Aspectos médicos en la obra de Gumilla, 72: “De carácter neurotóxico, el veneno es mortal y lamentablemente no se consigue suero para neutralizar su acción”.

108.


ş capítulo 3



Haberes bibliográficos de los jesuitas relativos a la botica josé del Rey Fajardo, s. j., y alberto gómez gutiérrez

Dada la importancia que alcanzó la botica en el Colegio Máximo de la Compañía de Jesús en Bogotá, no es de extrañar la presencia de varias bibliotecas sobre el tema en los dominios jesuíticos. Podemos afirmar que fueron tres los reservorios que contenían aportes sobre el asunto que tratamos. El primero (A) fue la Biblioteca de la Universidad Javeriana1, el segundo (B) fue el aposento del H. boticario2 y el tercero (C) fue el recinto de la propia botica3. Para poder identificar a los autores de la bibliografía citada hemos optado por otorgar a cada entrada un número arábigo seguido de una letra del abecedario. Si pertenece a la Biblioteca de la Universidad Javeriana, el primero será: 0001A; si el libro se encontraba en el aposento del boticario, será: 0001B, y si reposaba en la propia botica, será: 0001C. Solo el primer listado se presenta en orden alfabético, por provenir así de la fuente correspondiente.

1 José del Rey Fajardo, La biblioteca colonial de la Universidad Javeriana de Bogotá (Caracas: Miguel Ángel García e Hijo, s. f. [Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana / Universidad Católica del Táchira, 2001]), 577-583. 2

Archivo Histórico Nacional de Madrid, Clero / Jesuitas, leg. 955, Aposento, n.º 93, fols. 228 y ss.

3

Ibid., Biblioteca de la Botica, fols. 30 v.-33 v. 111.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

A - Biblioteca de la Universidad Javeriana B 0001A Sebastianus Bado, Chinae defensio. Un tomo en quarta, vitela, en el numero segundo. BALDO, Sebastián. Anastasis corticis peruviae seu chinae chinae defensio Sebastiani (Baldi dicti Badi)..., contra ventilationes Joannis Jacobi Chifletti, gemitusque vopisci Fortunati Plempii... Genuae, typis P. J. Calenzani, 1663. 0002A Joannes Bravo, De curandi ratione per medicamenta purgantia. Un tomo en octaba, vezerra, al nuº 2, fol. 127 v. BRAVO, Juan. Ioannis Bravi Petrafitani... de Curandi Ratione per medicamenti purgantis exhibitionem Libri. iii. Salmanticae (Cornelius Bonardus: sumptibus Claudij Curlet, 1588)4.

C 0003A Hieronimus Cardano, De curation admir. Un tomo en quarta, delgado, de pergamino, en el numero primero. CARDANO, Jerónimo. Somniorum synesiorum omnis generis insomnia explicantes libri IIII, per Hieronymus Cardanum... Quibus accedunt ejusdem haec etiam: De libris propiis, de curationibus et praedictionibus admirandis, Neronis encomium, geometriae encomium, de humanis consiliis, Tetim inscriptus. Item, ad somniorum libros pertinentia de minismis et propinquis, de summo bono... Basileae, ex officinia Henrici Petri, 1562.

D 0004A Pedanius Dioscorides, De materia medica. Un tomo en decima sexta, vezerra, en el numero primero. DIOSCORIDES, Pedacius. Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos por Pedacio Dioscórides Anazarbeo. Traduccion del Dr. Andres de Laguna. Valencia, en la imprenta de Claudio Maçè, 1651.

E 0005A Esteyneffer, Florilegio medicinal. Un tomo en octaba, de pergamino, al n. 2. STEINHÓFER, STEYNEFER (ESTEYNEFFER), Juan. Florilegio medicinal de todas las enfermedades, sacado de varios y clasicos Authores para bien de los pobres, en particular para 4 Palau, ii, 390.

112.


• capítulo 3

las provincias remotas en donde administran los RR. Misioneros de la Compañia de Jhesus. Reducido a tres libros: El primero de Medicina: El Segundo de Syruxia, con un Apendix, que pertenece al modo de sangrar, abrir, y curar fuentes, aplicar ventosas, y sanguixuelas. El tercero contiene un Cathalogo de las Medicamentos usuales, que se hacen en la Botica, con el modo de componerlos. Escrito por el Hermano Juan de Esteyneffer, coadjutor formado de la Sagrada Compañia de Jesus, y natural de Silesia en el Reyno de Bohemia... En Mexico, por los Herederos de Juan Joseph Guillena Carrasceso, Año de 1712, y por su original en el Año de 1719 a costa de D. Domingo Saenz Pablo... Amsterdam en casa de J. Oosterwyck5.

F 0006A Don Gavino Farina, Patrocinium medicinale. Un tomo en quarta, de pergamino, en el numero segundo. FARINA, Gavino. Medicinale patrocinium ad tyrones Sardiniae medicos: in quo natura febris Sardinia provincias vexantis caussae, signa prognostica et medendi methodus iuxta Hippocratis et Galeni doctrinam describitur... auctore Gavino Farina... Venetiis, Apud Iacobum Sarzina, 16516. 0007A Don Juan Fernelio, De medicina. Un tomo en decima sexta, de pergamino, en el numero segundo, fol. 128. FERNEL, Juan. Joannis Fernelii Ambiani, vniversa medicina, tribus & viginti libris absoluta, ab ipso quidem authore ante obitum diligenter recognita. & quatuor libris nunquam ante editis, ad praxim tamen per quam necessariis aucta; postea autem stuidio & diligentia Gu L. Pantiij Cenomani postremum elitata, & in librum therapeutices septimum doctissimis scholiis illustrata. Lugduni, sumptibus Alexandri Marsilii, 1578.

G 0008A Claudius Galeno, Opera. Dies y siete tomos, en octaba, de pergamino, en el numero primero.

5

Sommervogel, vii, 1537.

6 Biblioteca Nacional de Colombia, Ex-libris ms. de la Librería del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé.

113.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

GALENO, Claudio. Opera quaedam nvnc recens inventa ac latinitate donata. Quorum numerum sequens continet folium Iohanne Baptista Rosario Medico Novariensi interprete. Caesaraugustae, 1567 7. 0009A Juan Gutierres de Godoy, Tres discursos de la obligacion que tienen las madres de criar a sus hijos. Un tomo en quarta, de pergamino, en el numero 2. GUTIERREZ DE GODOY, Juan. Tres discursos para prouar que estan obligadas a criar sus hiios a sus pechos todas las madres quando tienen buena salud, fuerças y buen temperamento, buena leche y suficiente para alimentarlos autor el dotor Iuan Gutierrez de Godoy... Impresso en Iaen: por Pedro de la Cuesta, 16298.

H 0010A Dominus Joannes Heurnio, Opera medica. Dos tomos en folio, de pergamino, en el numero segundo. HEURNIO, Juan. Universa medicina cum notis observationibus, et remediis secretis. Johannis et Othonis Heurni Ultrajecti: aliorumque praestantissimorum medicorum. Traiecti ad Rhenum [Utrecht] 1656. 0011A Hipocrates. Un tomo en octaba, de pergamino, al numero segundo. HIPOCRATES. Hippocartes Coi Opera Quae Extant Graece et Latine. Veterum codicum collatione restituta, etc. Interpretationis Latinae, emendatione & scholiis illustrata a Hieronymus Mercuriali. Venetiis, Industria ac Sumptibus Iuntarum, 1588.

KL 0012A Andreas Laurentio, De Crisibus. Un tomo en quarta, de pergamino, en el numero segundo. LAURENS, Andrés de. Andreae Laurentii... de crisibus libri tres: adiecta est uniuersalis quaedam methodus ad prognosin & crises omnium morborum, sed praecipue acutorum morborum conferens... Lugduni: apud Horatium Cardon, 1605. 0013A Leonelli, Practica cum apendicula de [fol. 128 v.] de morbis puerorum per Dominum Gregorium Kuhfnero. Un tomo en octaba, de pergamino, en el numero 2.

7 Palau, vi, 20. 8

Antonio, i, 709.

114.


• capítulo 3

[(a) VETTORI, Leonello. Practica Medicinalis Leonelli Faventini de Victoriis cum escholiis Ioannis Kufneri. De aegritudinibus infantium, eodem authoris tractatus. Item appendix ad eundem per Georgium Kufnerum iuniorem. Lugduni, apud Ioannem Frellonium, 1547. (b) KUFNERUS, Georgius. De morbis puerorum. Lugduni, excudebat Ioannes & Franciscus Frellonii fratres, 1546].

M 0014A Dominus Aloysius Mercado, Medicinalia. Dos tomos en folio, de pergamino, en el numero segundo. MERCADO, Luis. Tomus primus operum Ludouici Mercati... de veritate et recta ratione principiorum ac theorematum & rerum omnium que in medica facultate tractantur, in tres libros diuisus... Impressum Pintiae, in aedibus eiusdem auctoris, 1604. 0015A Benedictus Matamoros, Selectar. medicinae disputat, tomus primus. Un tomo en folio, de pergamino, en el numero segundo. MATAMOROS VAZQUEZ GALLEGO, Benito. Selectarum medicinae disputationum: tomus I in quo praeter ea quae de febrium theoria, coetione & putredine & alijs ex professo disputantur... authore Benedicto Matamoros Vazquez Gallego... cum indice rerum praecipnarum locupletissimo... Vrsaonae: apud loannem Serrano de Vargas & Vreña... 1622. 0016A Manuale medicorum. Un tomo en decima sexta, de pergamino, en el numero primero. BICAISSIUS, Honorato. Manuale medicorum: seu aphorismorum Hypocratis, pranotionum, coacarum & praedictionum, secundum propriam morborum omnium nomenclaturam, alphabetico digesta ordine. Labore & industria D. Honorati Bicaissii... Londini, typis Tho. Roycroft, 1659. 0017A Andreas Matida, De simplicium medicamentorum facultatibus. Un tomo en octaba, de pergamino, en el numero segundo. MATTIOLI, Pedro Andrés. De simplicium medicamentorum facultates secundum locos atque etiam secundum genere. Petrus Andreas Matthiolus Senensis Medicus. Oeniponti, V nonas Martii, 1569.

N No tuvo nada [fol. 129]

115.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

O 0018A Oddi de Oddis, De peste. Un tomo en quarta, de pergamino, en el numero segundo. ODDIS, Oddo degli. De pestis et periferorum omnium affectuum causis, signis, praecautione, & curatione libri 4, Apologiae pro Galeno, tum in logica, tum in philosophia, tum etiam in medicina libri 3. De coenae & prandij portione libri 2. Nunc primum in lucem editi, aut illustrati opera, & diligentia Marci Oddi medici eiusdem filij totum incompletum perficientis. Quibus accessit ipsius filii De putredine germanae, ac mundum explicatae Aristotelis & Galeni sententiae aduersus Argenterium apologia. Venetiis, apud Paulum & Antonium Meietos fratres, 1570.

P 0019A Don Antonio Pazio Patabino, Florida corona. Un tomo en 4ª, de pergamino, numº 2. GAZIO, Antonio. Florida corona: quae ad sanitatis hominum conseruationem ac logeuvam vitam perdudendam sunt pernecessaria continen ab Antonio Gazio Parauino... composita. Lugduni, Per Gilbertum Deilliers, 1514.

QRS 0020A Daniel Senmerta, Compendium institutionum medicarum. Un tomo en decima sexta, de pergamino, en el numero segundo. SENNERTI, Daniel MOCHINGERUS, Jorge. Compendium Institutionum Medicarum. D. Sennerti... disputationibus xvii... propositum, a G. M. Multo quam antea emendatior, & indice auctior. Parisiis, 1631.

TVXZ 0021A Josephus Zamora et Claveria, Patologicae elucubrationes. Un tomo en folio, de pergamino, en el numero segundo. ZAMORA Y CLAVERIA, José. Pathologicae elucubrationes, in quius explanantur sex Galeni libri de morborum et symptomatum diferentiis... Zaragoza, por Miguel de Luna y Juan de Ibar, 1659.9

9 Palau, xxviii, 335-336.

116.


• capítulo 3

B - Biblioteca del aposento del boticario 0001B Daza De Cirugía, dos tomos en folio. DAZA CHACÓN, Dionisio. Practica y Theorica de Cirugia en Romance y en Latin. Valladolid, Bernardino de Santo Domingo, 1582. Segunda parte de la Practica y Theorica de Cirugia en Romance y en Latin que trata de todas las heridas. Valladolid, Herederos de B. de Santo Domingo, 1595. 0002B Curbo, Poliantea Medizinal, dos tomos en folio. CURVO SEMMEDO, Joam. Polyanthea medicinal: noticias galenicas, e chymicas repartidas em tres tratados… Lisboa, na Offic. de Miguel Deslandes, 1697. 0003B López de León, un tomo en folio. LÓPEZ DE LEÓN Pedro. Práctica y teórica de las apostemas. Calatayud, Impresor Cristóbal Galibez; 1685. 0004B Juan Seraphio, Prácticas, un tomo en folio muy maltratado. Juan SORAPAN DE RIEROS. Medicina Española contenida en Proverbios vulgares de nuestra lengua, muy provechosa para todo género de estados, para Philósophos y Médicos, para Theólogos y Iuristas, para el buen regimiento de la salud y más larga vida. Granada, Martín Fernández Zambrano, 161610. 0005B Gido Cauteliaco, dos tomos en folio. CAULIACO, Guido [Guy de Chauliac]. Cirurgia de Guido de Cauliaco con la glosa de Falco: Agora nueuamente... Impressa en Valencia en casa de Pedro Patricio, 1596. 0006B Gonzales Godoy, Crisol de la cirugía, un tomo en folio. AQUA PENDENTE, Jerónimo Fabricio. Crisol de la cirujía. escrito por el autor en latin y traducido en Castellano por don Pedro Gonzalez de Godoy. Valencia, Benito Macé, 1676. 0007B Valcacer, Compendio de medicina, un tomo en folio. TORRE VALCÁRCEL, Juan de la. Espejo de la philosophia y compendio de toda la medicina teorica y practica. Amberes, B, Moreto, 1668. 0008B Fragoso, dos tomos en folio. FRAGOSO, Juan. De succedaneis medicamentis liber denuo auctus, Ioanne Fragoso Toletano medico & regiæ maiestatis chirurgo autore. Eiusdem animaduersiones, in quamplurima medicamenta composita, quorum est vsus in Hispanicis officinis. Mantuæ, excudebat Petrus Cosin, 1575. 10 Real Academia de Historia, Diccionario biográfico español, http://dbe.rah.es/biografias/32682/juan-de-sorapan -rieros

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• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

0009B Hidalgo Agüero, Tesoro de Cirugía, un tomo en folio. HIDALGO DE AGÜERO, Bartolomé. Tesoro de la verdadera cirugia y via particular contra la comun. [Valencia] en casa de Claudio Macè... y a su costa, 1654. 0010B Fabrizzio, De Anatomía, un tomo. FABRIZI D’ACQUAPENDENTE, Girolamo. Tractatus anatomicus triplex quorum primus De oculo, visus secundus aure, auditus tertius laringe, vocis organo admirandam tradit historiam, actiones, utilitates: magno labore ac studio clarissimi experientissmíque viri Domini Hieronimi Fabricy supra Ordinarii in Gymnasio. Patavino medices professore conscriptus plus quàm trecentis figuris proportionatis exornatus, et in gratiam artium ac medicinæ candidatorum. [Frankfurt?]. Per Johann Theodorum de Bry denuò publicatus, MDCXIV, [1614]. 0011B Danezio, Diccionario latino francés, un tomo en folio. DANET, Pierre. Magnum dictionarium Latinum et Gallicum ad pleniorem... scriptorum Latinorum intelligentiam... Parisiis, Thiboust, Claudii, viduam, 1704. 0012B Henao, Antigüedad de canta, un tomo en folio. HENAO, Gabriel de. Averiguaciones de las antigüedades de Cantabria. Salamanca, Eugenio Antonio García, 1689. 0013B Cegarra, Comentarios Fisiológicos, un tomo en folio. SEGARRA, Jacobus. Commentarii physiologici, quipus praefixus esst ejusdem auctoris libellus de artis medicae prolegomenis. Valencia, 1596. 0014B Eustaquio Rudo, Arte médico, un tomo. RUDIO, Eustaquio. Eustachii Rudii Vtinensis... Ars medica, seu de omnibus humani corporis affectibus, siue internas eius, siue externas partes, siue etiam totum corpus obsideant, medendis libri quatuor. Ipsam etiam theoricam partem vulgo dictam totam, et practicam sinu suo complectentes... Venetiis, apud Io. Antonium & Iacobum de Franciscis, 1608. 0015B Modus Faciendi, un tomo en folio. LAREDO, Bernardino de. Modus faciendi cum ordine medicandi. Sevilla, Juan Cromberger, 1527. 0016B Lovera, Vergel de Sanidad, un tomo en cuarto. LOBERA DE ÁVILA, Luis. Vergel de sanidad que por otro no[m]bre se llamaua Banquete de caualleros y orden de biuir... Alcalá de Henares, en casa de Joan de Brocar, 1542. 0017B Discordias del Agua, un tomo en folio. PEDRAZA Y CASTILLA, Juan de. La verdad sobre el agua: dissertación Histórico-CríticoMédico-Práctica en que se prueva evidentemente que el agua no puede ser remedio universal de todas las dolencias: refutanse todos los papeles a favor del agua. En la ciudad y gran puerto de Santa Maria: en la imprenta de la Casa Real de las Cadenas, 1761. 118.


• capítulo 3

0018B Mazario, Practica medica, un tomo. MASSARIA, Alessandro. Alexandri Massariae... Practica medica in qua methodus accuratissima traditur & cognoscendi & rectissimé curandi omnes humani corporis morbos...; addito nunc demum ex eiusdem auctoris... De urinis & pulsibus tractatu. Tarvisii, sumptibus Roberti Meietti, 1603. 0019B Calbo, De Cirugia, un tomo en cuarto. CALVO, Juan. Primera y segunda parte de la Cirugía Universal y particular del cuerpo humano. Sevilla, 1580. 0020B Loribalo, En pulso, portugués, un tomo. [No identificado] 0021B Vega, De Arte medendi, dos tomos en cuarto. VEGA, Cristóbal de. Liber de arte medendi. Lyon, apud Gulielmum Rovillium, 1564. 0022B Riberi, Opera médica, tres tomos en folio. RIVIÈRE, Lagare. Lagare Riberii... Opera Medica universa... adornata a Ioh. Danièle Aorstio editio novissima auctior et correctior cui prefatus est Iacobus Grandius... Acceserunt in Riverii, institutones utiles anonymi Animadversiones et supplementa. Venetiis, typis Stephani Curti, 1687. 0023B Hipócrates, un tomo en folio. Quizá se refiera a: HIPÓCRATES. Hipocratis aphorismi variorum auctorum maxime Hipocratis & Celsi, locis parallelis illustrati. Subjiciuntur Celsi Sententiae studio et cura Theodori Janssonii ab Almeloveen Editio nova diligenter correcta. -Argentorati: Apud Amandum König, 1756 (Basileae: Typis Emanuelis Thurnisii). 0024B Doleo, Enciclopedia medica y Cirugía, dos tomos en folio. DOLEO, Juan. (a) Enciclopedia medicinae theoretico practicae. Frankfurt, 1689. (b) Enciclopedia chirurgica racionalis. Frankfurt, 1703. 0025B El diccionario de Moreri, en su primera edición, en francés, un tomo en folio. MORERI, Luis. El gran diccionario histórico o miscellanea curiosa de la historia sagrada y profana, traducido en castellano por D. Joseph de Miravel y Casadevante. París, 1753. 0026B Valerio, Controversias médicas, dos tomos en folio. VALLES DE COVARRUBIAS, Francisco. Controuersiarum medicarum et philosophicarum Francisci Vallesij Couarruuiani; Accessit libellus De locis manifestè pugnantibus apud Galenum eodem Vallesio auctore; Cum indice rerum & verborum copiosissimo. Lugduni, apud Haeredes Gulielmi Rouillii, 1591 (ex typographia Petri Rolandi).

119.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

0027B Foresto Almariano, un tomo en folio. FOREEST, Pieter van. Observationum et curationum chirurgicarum libri quatuor posteriores... in quibus eorundem caussae, signa, prognoses accurate et graphice depinguntur, auctore Petro Foresto Alcmariano med. Delphensi... nec non rerum ac materiarum indice locupletissimo. Francofurti, apud D. Zachariam Palthenium, 1611. 0028B Vigo, De Cirugía, un tomo en folio. DA VIGO, Juan. Libro o pratica en Cirugia del muy famoso y experto Doctor Juan de Vigo… traduzido de lengua latina en castellana por el Doctor Miguel Juan Pascual Valenciano. Valencia, s. n. 1537. 0029B Madama Foudguet, dos tomos en cuarto. FOUQUET. Obra médico-chirurgica de Madama Fouquet. Salamanca, 1750. Traducido del francés al español, bajo el nombre de Francisco Monroi y Blasso [Francisco de Moya]. 0030B Metáfora de medicina y cirugía, un tomo. LAREDO, Bernardino de. Metaphora medicine [et] chirurgie nueuamente copilada por vn frayle menor de la p[ro]uincia de los Angeles... va añadido vn dialogo muy vtil y prouechoso que nunca hasta agora fue impresso. Hispali, in domo Ioannis Varele, 1536. 0031B Vida nova, un tomo en cuarto mayor. [No identificable] 0032B Silberico Vocabulario médico, un tomo. [No identificado] 0033B Herrera, un tomo en folio. [No identificado] 0034B Dubal, Tesoro general, en francés, uno. DUVAL, Denis. Thresor de la langue francoyse, tant ancienne que moderne. Auquel entre autres choses sont les mots propres de marine, venerie, & faulconnerie, cy deuant ramassez par Aimar de Ranconnet... A Paris, chez David Douceur, libraire jure, rue Saint Jacques a l’enseigne de Mercure arreste, 1606. 0035B Bartolomé [Perdulze], un tomo en cuarto. [No identificado] 0036B Díaz, Tratado de las enfermedades, un tomo en octavo. DÍAZ, Francisco. Tratado nuevamente imparesso, de todas las enfermedades de los riñones, vegiga y … Impreso en Madrid por Francisco Sánchez, año 1588.

120.


• capítulo 3

0037B [Aiala], De cirugía, un tomo en cuarto. AYALA, Jerónimo de. Principios de cirugia, utiles y prouechosos para que puedan aprouecharse los principiantes en esta facultad, su autor Geronimo de Ayala. Madrid, por Gregorio de Mata, 1673. 0038B Juanini, Física natural, uno en cuarto. JUANINI, Juan Bautista. Nueva Idea Physica Natural demostrativa, origen de las materias que mueven las cosas... Zaragoza, herederos de Domingo de Puyada, 1685. 0039B VILLALON, Luis. Nuevo tesoro de medicina sacado de los aphorismos de la charidad: segun la practica de muchos enfermeros capuchinos assi españoles como italianos. Madrid, en la oficina de Fermin de Estrada, 1731. 0040B Abreu de las siete enfermedades, uno en cuarto. ABREU, Aleixo de. Tratado de las siete enfermedades, de la inflamacion vniuersal del higado, zirbo, pyloron y riñones, y de la obstrucion, de la satiriasi, de la terciana y febre maligna, y passion hipocondriaca: lleua otros tres tratados: del mal de loanda, del guzano y de las fuentes y sedales… Lisboa, por Pedro Craesbeeck, a costa del autor, 1623. 0041B [Bidos], Cirugía y medicina, un tomo en cuarto. VIDOS Y MIRÓ, Juan de. Primera parte de medicina y cirugia racional y espagirica sin obra manual de hierro, ni fuego, purificada con el de la Caridad, en el crisol de la razón y experiencia para alivio de los Enfermos... Zaragoza, Gaspar Tomás Martínez, 1691. 0042B Florilegio medicinal, un tomo en cuarto. STEINHÓFER, STEYNEFER (ESTEYNEFFER), Juan. Florilegio medicinal de todas las enfermedades, sacado de varios y clasicos Authores para bien de los pobres, en particular para las provincias remotas en donde administran los RR. Misioneros de la Compañia de Jhesus. Reducido a tres libros: El primero de Medicina: El Segundo de Syruxia, con un Apendix, que pertenece al modo de sangrar, abrir, y curar fuentes, aplicar ventosas, y sanguixuelas. El tercero contiene un Cathalogo de las Medicamentos usuales, que se hacen en la Botica, con el modo de componerlos. Escrito por el Hermano Juan de Esteyneffer, coadjutor formado de la Sagrada Compañia de Jesus, y natural de Silesia en el Reyno de Bohemia... En Mexico, por los Herederos de Juan Joseph Guillena Carrasceso, Año de 1712, y por su original en el Año de 1719 a costa de D. Domingo Saenz Pablo... Amsterdam en casa de J. Oosterwyck. 0043B Mucitano, De Cirugía, dos tomos en cuarto. MUSITANO, Carlos. R. D. Caroli Musitani... Opera medica chymico-practica, seu Trutina medico-chymica... Genevae, Sumptibus Cramer & Perachon, 1716.

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• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

0044B Virrey, sus obras, cuatro tomos en cuarto. VIRREY Y MANGE, Pascual Francisco. Tyrocinio practico, medico-chymico-galenico, breve methodo de curar los enfermos por racionales indicaciones; tomo primero de las obras que escrivio el Doct. D. Pascual Francisco Virrey y Mange, Doctor Medico Valenciano. En Madrid, en la Oficina de Antonio Sanz, Impresor del Rey...,1750. Manual de Cirugia practica, promptuario completo, acomodado à la mas breve eficàz curacion racional, y comprehensible direccion Espagyrica: con insercion de instituciones medicinales, segun el systèma de la fermentacion, que incluyen el mas verisimil [sic] capitulo singular / su autor Don Pasqual Francisco Virrey y Mange… tomo III y IV. En Madrid, en la Oficina de Antonio Sanz, impresor, 1760. 0045B Pichel, sobre Hipócrates, un tomo en cuarto. PICHI, Antonio. L’ arcano de’ segreti medicinali, e per onzione, con la rifermazione del mercurio, e la trasmutazione de’metalli. Dato nuovamente in luce da me Antonio Pichi detto il Nastera Danese furlinensis. Torino, per Gio: Battista Valletta, 1737. 0046B Samuel Sarhp, Crítica de cirugía, un tomo en cuarto. SHARP, Samuel. Critica synopsis de la cirugia y compendio practico manual de sus operaciones compuesto por... Samuel Sharp... enriquecido con estampas finas, que arreglado à la quinta impression del autor publica en lengua española don Andrès Garcia Vazquez... En Madrid: en la Oficina del Mercurio, por Joseph de Orga... se hallarà en la libreria de Alonso Martin... frente de San Phelipe el Real, 1753 0047B Roche, Fragmentos y observaciones, tres tomos en cuarto. ROCHE, Juan Luis. Fragmentos curiosos, y eruditos de algunos ingenios modernos en que se expone una critica universal en todo genero de materias. Puerto de Santa María, en la Imprenta de la Casa Real de las Cadenas, 1758. 0048B Heister, Compendio anatómico, uno. HEISTER, Lorenz. Compendio Anatómico, que brevissimamente comprehende, y explica esta ciencia. Madrid, por los Herederos de Don Miguel Francisco Rodríguez, 1755. 0049B Heredia, Observaciones prácticas, un tomo en cuarto. [CALDERA DE HEREDIA, Gaspar. Tribunalis Medid Illustrationes et Observationes Practicae, Amberes, J. Meursius, 1663]. 0050B León, De Arte [medendi], un tomo en octavo. VEGA, Cristóbal de. Christophori a Vega Liber de arte medendi… Lugdunum [LyonFrancia]: Apud Gulielmum Rovillium, 1564.

122.


• capítulo 3

Adicionalmente existen ediciones de: (a) 1565, Lugdunum [Lyon-Francia]: Apud Gulielmum Rovillium. (b) 1580, Compluti [Alcalá de Henares-España]: Ioannes Yñiguez a Lequerica excudebat11. 0051B Mazaría, Medicina practica, uno. MASSARIA, Alessandro. Alexandri Massariae... Practica medica in qua methodus accuratissima traditur & cognoscendi & rectissimé curandi omnes humani corporis morbos...; addito nunc demum ex eiusdem auctoris... De urinis & pulsibus tractatu. Tarvisii, sumptibus Roberti Meietti, 1603. 0052B Galeno, De pulsos, un tomo en octavo. GALENO. Del uso de las partes del cuerpo humano; De las fiebres; Del pulso; El arte médico; El método de curar; Sobre los pulsos para principiantes; Sobre la utilidad de los pulsos. [Véase Mercedes López, Salvá, ed., Madrid: Gredos, 2010]. 0053B Etmulcoro, Práctica médica, un tomo. ETMÜLLER, Mlichael. Pratique speciale de medecine de Michel Ettmuller; sur les maladies propres des hommes, des femmes et des petits enfans; avec des dissertations du meme auteur sur l’epilepsie, l’yvresse, le mal hypocondriaque, la douleur hypocondriaque, la corpulence, et la morsure de la vipere. Deuxieme edition revue, corrigee & augmentee. A Lyon. Chez Thomas Amaulry... 1698. 0054B Galeano, sus obras, cuatro tomos en folio. GALEANO, Giuseppe. [Autor de las siguientes seis obras “in 4to”, además de una “in 8vo” y tres “in 12”:] Epistola medica in qua de epidemia febre theorice et practice agitur, Palermo, 1648; Oratio de medicinae praestantia a philosopho, ac medico Iosepho Galeano habita in noua panormitana medicorum academia astante illustrissimo senatu foelicis vrbis Panormi totius Siciliae metropolis Don Vincentio Landolina a Consilio S.C.M. illust. praetore ac prothomedico eiusdem vrbis, spectabilib. D. Mariano Leofanti, D. Vincentio Curto, D. Francisco Piola, D. Hieronymo Grimaldi, D. Thoma Vassallo, D. Federico Sabia senatoribus integerrimis, Roma, apud Iacobum Phaeum, anno iubila-

ei 1650; Smilacis asperae et salsae pariliae causa, Palermo, 1654; Politica medica pro leprosis, Palermo, 1657; Del vero metodo di conservar la sanità e di curar ogni morbo col solo uso dell´acquavita, Palermo, 1662; Il café con più diligenza esaminando, Palermo, 167412. 11

Catálogo Cisme, Biblioteca Complutense de Madrid, https://ucm.on.worldcat.org/oclc/1025366263

12 Società di Dotti, Biografia universale antica e moderna ossia Storia per alfabeto della vita pubblica e privata di tutte le persone che si distinsero per opere, azioni, talenti, virtù e delitti. Opera affatto nuova compilata in Francia da una società di dotti ed ora per la prima volta recata in italiano con aggiunte e correzioni (Venecia: Giovanni Battista Missiaglia, 1825), https://play.google.com/books/reader?id=PHNwiaoXpAwC&hl=es&pg=GBS.

123.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

0055B Balbuletro, sus obras, un tomo el folio. BARBETTE, Paul. Opera chirurgica anotomica conformata al moto circolare del sangue, & altre inuenzioni de’ piu moderni. Aggiuntovi un trattato della peste con varie osservazioni... Tradotta dalla fiaminga nella latina, e da questa nella nostra lingua volgare... Venetia, Francesco Groppo, 1696. 0056B Montano, Consultas médicas, uno. MONTE, Juan Bautista de. Io. Baptistae Montani… Consultationum medicinalium Centuria prima a Valentino Lublino Polono quam accurate collecta… Venetiis, in officina Erasmiana, apud Vincentium Valgrisium, 1556. 0057B [ Jucin Mestia] un tomo en folio. [No identificado] 0058B Allen, Medicina práctica, un tomo en folio. ALLEN, Juan. Synopsis universae medicinae practicae, sive, Doctissimorum virorum de morbis eorumque causis ac remediis judicia: accesserunt nunc demum casus nonnulli oppido rari… Amstelaedami: apud R & J. Wetstenios & G. Smith, 1730. 0059B Versebal, Restario, un tomo en octavo. RESTIARIUS, Bartholomeus. Theses ex universa philosophiae desumptae, ab ingenuis ac doctis philosophiae baccalaureis, Bartholomaeo & Ioanne Restiarius (1570). Edité par Ingolstadt, Alexander Weissenhorn, 1570. 0060B Faubi, Tratado de medicamentos, en francés, un tomo en octavo. TAUVRY, Daniel. Traite des medicamens et la maniere de sten servir peur la guerison des Maladies suivant les expriences des Medcins modernes avec les formules pour la composition des Medicamens. Paris, chez Barthelemy Girin, 1699. 0061B Capelo, Secciones en italiano, uno en octavo. CAPELLO, Juan Bautista. Lessico farmaceutico-chimico contenente li rimedj più usati d’oggidì di Gio. Battista Capello speziale all’insegna de’ tre Monti in Campo Sant’Apollinare. In Venezia, per Domenico Lovisa, 1728. 0062B Maurisau, De las mujeres gruesas, dos tomos en cuarto. MAURICEAU, François. Observations sur la grossesse et l’accouchement des femmes, et sur leurs maladies & celles des enfans nouveau-nez: en chacune des quelles les causes & les raisons des principaux évenemens sont décrites & expliquées. Paris: L’Auteur, 1694.

124.


• capítulo 3

Itt: En cuyo estado por ser tarde se suspendió esta diligencia reservando continuarla otro día, y lo rubricaron dos señores por ante mí de ello doy fe= Continúa inventario En veinte y dos del expresado mes y año los referidos señores jueces comisionados, en procesión de estas diligencias, habiendo abierto la puerta del aposento N.93, se continuó su inventario en esta forma: 0063B López, Compendio Anatómico, uno. LÓPEZ, Juan de Dios. Compendio Anatómico dividido en quatro partes... (Madrid, 1750-1752). 0064B Auda, Compendio, un tomito en dozavo. AUDA, Domingo. Breue compendio di marauigliosi secreti, approuati con felice successo nelle indispositioni corporali: diviso in quattro libri... dato in luce dal signor fr. Domenico Auda... con nuova aggionta dell’istesso auttore. In Milano, Per Federico Francesco Maietta, [s.a.]. 0065B Califa, que explicación de fiebres, un tomo en octavo. CAUFAPE, Anicet. Nouvelle explication des fievres; avec des observations singulieres sur les matieres les plus importantes pour bien exercer la medicine.... Pour Me. Anicet Caufapé, docteur en medecine: Reflexions singulieres sur le frequent usage de la saignée, sur le déreglement de la circulatione. Toulouse: chez Dominique Desclassan, imprimeur & marchand libraire, 1696. 0066B Porta, De los efectos de la naturaleza, un tomo en octavo. PORTA, Juan Bautista de la. De i miracoli et maravigliosi effetti dalla natura prodotti. Libri 4. Di Gio. Battista Porta Napolitano. In Venetia, appresso gli Heredi di Iacomo Simbeni, 1588. 0067B Deza, Govierno De Agricultura, un tomo en cuarto. DEZA, Lope de. Gouierno Polytico de Agricultura: contiene tres partes principales. Madrid, por la viuda de Alonso Martin de Balboa, 1618. 0068B Veldebel, De reducciones de oro y plata, un tomo en cuarto. BELVEDER, Juan de. Libro general de las reducciones de plata, y oro de diferentes leyes y pesos, de menor a mayor cantidad, y de sus intereses a tanto por ciento con otras reglas y avisos necesarios para estos Reynos del Peru. Lima, por Antonio Ricardo, 1597. 0069B Lexicón físico médico, un tomo en cuarto. QUINCY, John. Lexicon physico-medicum: or, A new physical dictionary; explaining the difficult terms used in the several branches of the profession... with account of the things signified... 125.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

collected from the most eminent author... by John Quincy, M.D. London, printed for J. Osborn and T. Longman, at the Ship in Pater-noster-Row, 1730.z 0070B Marque, un tomo en octavo. MARQUE, Jacques de. Methodique introduction a la chirurgie, tirée des bons autheurs, & diuisée en deux parties. Par Iacques de Marque, chirurgien à Paris. Reueuë en cette dernier edition, corrigée, & enrichie d’annotations sur chaque chapitre: d’un discours del preseance contestée entre la diete, pharmacie & chirurgie, et d’un sommaire des bandes & bandages. A Paris, chez Iean Bessin, ruë de Reims, prez le College, 1637. 0071B [Golez], Del grande y pequeño mundo en francés, un tomito en dozavo. GOLLES, Adrien. Abrégé de l’économie du grand et du petit monde,... par... Adrian Golles. Rouen: F. Vaultier le jeune. [pièces limin., 413 p. et la table; In-12] (1670)13. 0072B Fontano, Curación de enfermedades, un tomo en octavo. FONTANO, Jacobo. Methodus generalis cognoscendi praedicendi, et curandi morbos. eorumque symptomata. Ad veterum, maximéque Hippocratis & Galeni normam exacta. Authore Iacobo Fontano Sammaximitano. Avenione, ex typog. Iacobi Bramereau, 1601.

0073B Solís, Historia de México, un tomo en folio. SOLÍS Y RIBADENEYRA, Antonio. Historia de la conquista de México, población y progresos de la América Septentrional, conocida por el nombre de Nueva España. Escribióla Don Antonio de Solís y Ribadeneyra, secretario de su majestad, y su cronista mayor de Indias. Madrid, 1684. 0074B Merrino de Morris, Internus, uno en folio. MERINO, Diego. Didaci Merini Hurunnuelensis... De morbis internis libri sex ad illustrissimum... D. D. Didacum Couarruuiam Episcopum Segouiensis... Bvrgis Apud Philippum Iuntam, 1575. 0075B Diccionario de la Lengua Francesa, un tomo en cuarto. NÚÑEZ DE PRADO, José. Grammatica de la lengua francesa: dispuesta para el uso del Real Seminario de nobles por el Padre Joseph Nuñez de Prado de la compañía de Jesus. En Madrid: en la imprenta de la Vda. de Manuel Fernandez, y del Supremo Consejo de la Inquisición, 1764. 0076B Vida de Sor Mariana de Astorga, un tomo. [No identificado] 0077B Cazani, Historia de el Nuevo Reino, uno. CASSANI, Joseph. Historia de la Provincia de la Compañia de Jhesus del Nuevo Reyno de 13 Catálogo Cisme, Biblioteca Complutense de Madrid, https://ucm.on.worldcat.org/oclc/458003058

126.


• capítulo 3

Granada en la America, escrita por el P. Joseph Cassani de la misma Compañía. Un tomo de a folio bien tratado; en pergamino. En Madrid con licencia y aprobación. Año de 1741. 0078B Vocabulario de Antonio, añadido, un tomo. NEBRIJA, Antonio. Vocabulario español-latino. Salamanca, circa 1495, Dictionarium Latino-Hispanicum, Geographicum, & Hispano-Latinum. Compluti 1532. 0079B Nebrija, De Diciones latinas, un tomo. LEBRIXA (NEBRIJA), Antonio de. Aelii Antonii Nebrissensis grammatici Dictionum Hispanarum in Latinum sermonem translatio explicita est, atque impressa Hispali, anno a Natali Christiano millesimo quingentesimo decimo sexto tertio Kalendas maii absoluta in domo Joannis Varele Salmanticensis14. 0080B Vida de San Francisco de Borja por Cienfuegos, un tomo en folio. [CIENFUEGOS, Alvaro. La Heroyca Vida, Virtudes, y Milagros del Grande S. Francisco de Borja, antes Dvque Qvarto de Gandia; y despues Tercero General de la Compañia de Jesvs. Escrivela el Maestro Alvaro Cienfvegos de la misma Compañia, del Gremio, y Claustro de la Vniversidad de Salamanca, Cathedratico de Visperas de Theologia en ella, Calificador de la Suprema y General Inquisicion... Año 1702. Con Privilegio. En Madrid: Por Jvan Garcia Infanzon, Impressor de la Santa Cruzada15]. 0081B El tomo tercero de las obras de Núremberg, en folio. NIEREMBERG, Juan Eusebio. Diferencia entre lo temporal y lo eterno: desengaños e la vida con la memoria de la eternidad, postrimerias humanas y misterios divinos, por el Padre Juan Eusebio Nieremberg, S.J., y adicionada con dos opusculos... Pecado Mortal y Confgesion y Pecado Venial y Frecuencia de Sacramentos. Barcelona: Imprenta de María Angela Martí, 1766. 0082B Andrade, el tomo quinto, en folio. ANDRADE Alonso de. Varones Ilvstres en santidad, letras, y zelo de las almas. De la Compañia de Jesus. Tomo Qvinto, a los qvatro que saco a lvz el Venerable, y Erudito Padre Iuan Eusebio Nieremberg, de la Compañia de Iesus - Tomo sexto. Por el Padre Alonso de Andrade, de la misma Compañia de Iesus, natural de Toledo, Calificador del Consejo Supremo de la Santa, y General Inquisicion... Año 1666. Con Licencia, En Madrid... Año 1667 Por Ioseph Fernandez de Buendia16. 14 Antonio, i, 136-137. 15

Uriarte-Lecina, ii, 229; Sommervogel, ii, 1182.

16

Uriarte-Lecina, i, 195-196.

127.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

0083B Cazani, Varones ilustres, tres tomos. CASSANI, Joseph. Glorias del segundo Siglo de la Compañia de Jesus, dibuxadas en las Vidas y Elogios de algunos de sus Varones Ilustres en virtud, y zelo de las almas, que han florecido desde el año 1640 primero del segundo Siglo, desde la aprobacion de la Religion. Escritas por el P. Joseph Cassani, de la misma Compañia. (Tomo I y VII en el orden de Varones Ilustres, Obra que empezó el V. P. Juan Eusebio Nieremberg). Dedicase al Venerable Augusto Soberano Sacramento, que debaxo de veinte y quatro milagrosamente incorruptas Formas, se venera en el Colegio de la misma Compañia de Alcalá y comunmente se nombra las Santissimas Formas de Alcalá. Con Licencia. En Madrid: Por Manuel Fernandez, Impresor de Libros, Año de mdccxxxiv. Tomo ii y viii en el orden... de mdccxxxvi. Tomo Tercero y Nono en el orden de Varones Ilustres, Obra, que empezó el P. Juan Eusebio Nieremberg. Dedicase a la Muy Ilustre Señora, la Señora Doña Eugenia Rodriguez de los Rios, Marquesa de Valdeolmos, de la Torrecilla, y Peña Tajada, Señora de las Casas, y Castillos de Lardez y de Boscan Alto, y Bajo. Con Licencia, En Madrid: Por Manuel Fernandez, Impressor de Libros, Año de mdccxxxvi. Tres tomos en folio de 692 pgs. + 23 de preliminares; 679 pgs. + 6 de preliminares; 728 pgs. + 16 preliminares. De la Relacion inserta en las pp. 658-679 del tomo ii (viii en el orden de Varones Ilustres) se hizo tirada aparte17. 0084B Riba de Negra, Flor santorum, un tomo. RIBADENEYRA, Pedro de. Flos Sanctorum, o Libro de las vidas de los Santos. Dirigido a la Reyna de España D. Margarita de Austria, ñra. Señora. Primera parte En la qual se contienen las vidas de Christo nuestro Señor, y de su Santissima Madre, y de todos los Santos de que reza la Iglesia Romana, en los seys primeros meses del Año. En Madrid, por Luis Sanchez, 1599 [Sommervogel no cita la edición de 1661]. La Segunda Parte fue editada en 160118. 0085B Itt: Firmiano Guiges Gadius, un tomo en cuarto. FIRMIANO, Pedro (Seud. de ZACHARIE DE LISIEUX). Gyges Gallus Firmiano authore. Accessere Somnia sapientis, & Saculi genius. Mediolani, ex typographia Caroli Iosephi Cuinti in platea mercaroum, 1694. 0086B Itt: Languer, Historia del Corazón de Jesús, un tomo en folio. LOYOLA, Juan de. Historia de la devocion al Sagrado Corazon de Jesus, en la vida de la venerable Madre Margarita Maria, Religiosa de la Visitacion de Santa Maria, del Monasterio de Paray-Le-Monial en Charolois. Escrita en Frances por el Illustrissimo Señor Don Juan 17

Ibid., 145.

18

Sommervogel, vi, 1738.

128.


• capítulo 3

Joseph Languet, Obispo de Soissons, de la Academia Francesa, traducida en nuestro idioma por el Padre Juan de Loyola de la Compañia de Jesus, Maestro de Theologia, y al presente Instructor de los Padres de la tercera probacion de la Provincia de Castilla. En Salamanca, por Antonio Joseph Villagordo. Año de 1738 19. 0087B Itt: Martinez, toda su obra, cuatro tomos en cuarto y uno en octavo. (a) MARTINEZ DE RIPALDA, Juan. R. P. Joannis Martinez de Ripalda, Pompeiopolytani, e Societate Jesu, in Academia Salmanticensi pro eadem Societate Primario olim Professore: In Scholis Regalibus Matritensibus Moralis disciplinae Interprete: et in supremo Sacrae Inquisitionis Senatu Fidei Catholicae Censore. Tractatus Theologici, et Scholastici de Virtutibus Fide, Spe, et Charitate. Opus posthumum necessariis Indicibus illustratum: nunc primum in lucem prodit. Lugduni, sumpt. Philip. Borde, Laur. Arnaud, et Cl. Arnaud, mdclii20. (b) MARTINEZ DE RIPALDA, Juan. De Ente Supernaturali Dispvtationes. In vniversam Theologiam. Tomus Prior. Cum Indice Locupletissimo eorum, quae Juxta Methodum scholasticam praeceptoris Angelici disseruntur. Avtore P. Joanne Martinez de Ripalda Pompeiopolitano, è Societate Jesu. Bvrdigalae, apuvdGvillemum (sic) Millangivm. Anno 1634.- Tomus Posterior... Lvgdvni, Sumptibus Haerd. Petri Prost, Philippi Borde, et Lavrentii Arnavd, mdcxlv.- Tomus iii. Coloniae Agrippinae, Apud Cornelivm ab Egmondt et Socios, mdcxlviii21. (c) MARTINEZ DE RIPALDA, Juan. Expositio brevis litterae Magistri sententiarum. Cum quaestionibus quae cierca ipsam moveri possunt, et Auctoribus qui de illis disserunt. Auctore Patre Joanne Martinez de Ripalda e Societate Jesu, pro eadem Societate in Salmanticensi Academia Theologiae publico professore, et apud supremum Fidei Senatum Censore... Salmanticae, ex Officina Hyacinthi Tabernier, Universitatis Typorgraphi. Anno mdcxxxv22. 0088B Itt: [Voerabe], Instituciones médicas y de materia médica, tres tomos en octavo. BOERHAAVE, Hermann. Instituciones médicas y de materia médica, tres tomos en octavo. Paris, 1708.

19

Ibid., v, 127.

20

Ibid., 642.

21

Ibid., 640.

22

Ibid., 641-642. 129.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

0089B Itt: Ledran, Observaciones de cirugía, en francés, dos tomos en octavo. LEDRAN, Henri-François. Observaciones de cirugia, a las quales se añaden muchas reflexiones muy utiles por Mr. Ledran; traducidas del Francés al Castellano por Felix Galisteo y Xiorro. Madrid: Imprenta de Pedro Marin, 1780. 0090B Itt: Flores, España Sagrada y clave historial, catorce tomos en cuarto. [FLÓREZ DE SETIEN Y HUIDOBRO, Enrique. España Sagrada. Theatro geographicohistórico de la Iglesia de España. Origen, divisiones y límites de todas las Provincias, antigüedades, traslaciones y estado del antiguo y presente de sus Sillas, con varias Dissertaciones críticas. Madrid, 174723. 0091B Itt: Comentario de la guerra de España, dos tomos en cuarto. BACALLAR Y SANNA, Vicente. Comentarios a la guerra de España, e historia de su Rey Phelipe V el Animoso, desde el principio de su reinado hasta el año 1725... Genova, Matheo Garvizza, 172524. 0092B Itt: Murillo, curación de [procondicos], un tomo en cuarto. MURILLO Y VELARDE, Tomas de. Aprobacion de ingenios, y curacion de hipochondricos, con obseruaciones y remedios muy particulares; escriuelo... Thomas de Murillo y Velarde, medico del Rey. En Zaragoça, por Diego de Ormer [sic], 1672. 0093B Itt: Vocabulario español y francés, un tomo en cuarto. [No identificable] 0094B Itt: Cirugía Universal, tres tomos en cuarto. FRAGOSO, Juan. Chirurgia universal. Aora nuevamente emendada y añadida en esta sexta impression... y mas otros quatro tratados, el primero es una suma de proposiciones contra ciertos avisos de Cirugia. El segundo, de las declaraciones acerca de diversas heridas, y muertes. El tercero, de los Aforismos de Hipocrates tocantes a Cirugia. El quarto, de la naturaleza y calidades de los medicamentos simples. Alcalá de Henares, en casa de Juan Gradan que sea en Gloria, 1607. 0095B Itt: Gumilla, Orinoco ilustrado, un tomo en cuarto. GUMILLA, Joseph. El Orinoco ilustrado. Historia Natural, Civil y Geographica, de este Gran Río, y de sus cau­dalosas vertientes: Govierno, usos, y costumbres de los indios sus habitantes, con nuevas y utiles noticias de Animales, Arboles, Aceytes, Resinas, Yervas, y Raíces medicinales: Y sobre todo, se hallarán conversiones muy singulares a nuestra Santa Fé, y 23 Aguilar Piñal, iii, 503. 24

130.

Ibid., i, 481.


• capítulo 3

casos de mucha edificacion. Escrita por el P. Joseph Gumilla, de la Compañía de Jesús, Missionero, y Su­perior de las Missiones del Orinoco, Meta, y Casanare, Calificador, y Consultor del Santo Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias, y Examinador Sy­nodal del mismo Obis­pado, Provincial que fue de su Provincia del Nuevo Reyno de Gra­nada, y actual Procurador a entrambas Curias, por sus dichas Missiones y Provincia. Ma­drid, Por Manuel Ferndandez, 174125. 0096B Itt: El hijo de David perseguido y pecador, seis tomos en cuarto. LOZANO, Cristóbal. Primera parte de David Perseguido, y alivio de lastimados: historia sagrada, paraphraseada... por el Doctor Don Christoual Lozano... Añadida por su autor, y corregida en esta edicion... En Valencia: vendese en casa Juan Bautista Rouanals, a la Plaza de Villarrasa, 169826. LOZANO, Cristóbal. David perseguido y alivio de lastimados: Historia Sagrada, parafraseada con exemplos, y varias historias humanas y divinas... por... Christoval Lozano; tomo segundo añadido por su autor, y corregido en esta edicion. (Barcelona: Por Pablo Campins... se hallará en su casa... y a su costa, 1745)27. 0097B Itt: Vida de el Padre Antonio Ruiz, un tomo. Francisco JARQUE. Vida prodigiosa en lo vario de los sucesos, exemplar en lo heroico de religiosas virtudes, admirable en los favores del Cielo, gloriosa en lo apostolico de sus empleos del Venerable Padre Antonio Ruiz de Montoya... Zaragoza, 166228. 0098B Itt: Bauzelis, Fuente mística, un tomo en cuarto. BAUCELLS, Francisco. Fuente mistica y sagrada del paraiso de la Iglesia, dividida en quatro partes, en que se explica con claridad y brevedad toda la doctrina crhistiana... compuesta por... Francisco Baucells... religioso menor de la regular observancia del P.S. Francisco. Barcelona, en la imprenta de Joseph Giralt, 1740. 0099B Itt: Rodríguez Apiz [hiblea] un tomo en cuarto. RODRÍGUEZ, P., S.I., Marin, V., Martinez Abad, D., (Madrid), Real, C., Real Colegio de Cirugía de San Carlos (Madrid), ant. pos., & Universidad, C., Universidad Complutense (Alcalá de Henares), ant. pos. (1705). Apis hyblaea, siue petri ioseph rodriguez e societate iesu... 25 Sommervogel, iii, 1949. 26

Antonio, i, 246.

27

Ibid., 247.

28

Uriarte, iii, 506-508.

131.


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utilia pharmaca elaborandi per-breuis methodus neotericorum usui valde accomodata; in lucem prodiens sub auspicijs... vitalis marin. Matriti: Ex thypographia Didaci Martinez Abad29. 0100B Itt: Caucino, Corte Santa, veinte y cuatro tomos en octavo. CAUSSIN, Nicolás. La Cour sainte ou l’Institvtion chrestienne des grands Auec les exemples de ceux que dans les Cours ont fleury en Saincteté. Par le R. P. Nicolas Caussin de la Compagnie de Iesvs. A Paris, chez Sebastien Chappelet mdcxxv30. 0101B Itt: Vida de Luis Gonzaga, uno en octavo. CEPARI, Virgilio. Vita di San Luigi Gonzaga della Compagnia di Gesù. In Milano, nella stamperia di Giuseppe Pandolfo Malatesta, 172831. 0102B Itt: Un arte de Lebrija en cuarto. LEBRIXA (NEBRIJA), Antonio de. Ars literaria cum expositione ex figuris Antonii Mancinelli, ubi non modo quae Donatus, verum quae Fabius Quintilianus & alii de Figuris diferuerunt, ille culci quodam filio discerpsit. Lucronii 150332. 0103B Itt: Mañer, en ortografía, dos tomos en octavo. MAÑER, Salvador José. Methodo breve de Orthographia Castellana, para con facilidad venir en el pleno conocimiento del bien escribir. Córdoba, 1725. También podría ser: Tratado de Orthographía castellana. Escrito por Don ---. Tercera edición. Revista y considerablemente añadida por el autor. Madrid, 174233. 0104B Itt: García, Dia lleno, dos tomos en octavo. GARCÍA, Francisco. Dia lleno: exercicios devotos para gastar el dia en ervicio de Dios por el Padre Francisco Garcia, de la Compañia de Jesus. Madrid por Andrès Ortega, Calle de las Infantas se hallará en la Librería de Bartholomé Ulloa, Calle de la Concepcion, frente a la Portería del Salvador, 1760. 0105B Itt: Senerto, Instituciones de medicina, dos tomos en octavo. SENNERT, Daniel. Compendium institutionum medicarum. D. Sennerti… Parisiis: Sumptibus Petri Billaine, 1631. 29 Catálogo Cisme, Biblioteca Complutense de Madrid, https://ucm.on.worldcat.org/oclc/1025573850 30

Sommervogel, ii, 906.

31 Ibid., 957. 32 Antonio, i, 135-136. 33

132.

Aguilar, v, 386-387; Palau, viii, 160.


• capítulo 3

0106B Itt: Froment, De medicina, un tomo en octavo. [No identificado] 0107B Itt: Biro, Secretos medicinales, uno en cuarto. VIDOS Y MIRÓ, Juan de. Primera parte de Medicina y cirugia racional y espagirica, sin obra manual de hierro ni fuego, purificada con el de la Caridad, en el crisol de la razon, y experiencia, para alivio de los enfermos: con su antidotario de rayzes...: y la farmacopea… En Madrid: Por Iulian de Paredes, 1698. 0108B Itt: Método de Galeno, un tomo en octavo. MURILLO Y OLLACARIZQUETA, Miguel de. Terapéutica: Método de Galeno en lo que toca á cirugía: va añadido un tratado de cirugía. Por Juan de Ibar, 1651. 0109B Itt: Alforismo de Hipócrates, un tomo en octavo. HOULLIER, Jacques. Iacobi Hollerii... In Aphorismos Hippocratis commentarij septem recens per Ioannem Liebautium... in lucem editi, eiusdemque scholiis doctissimis illustrati. Parisiis, apud Iacobu[m] du Puys..., 1582. 0110B Itt: Gastón, Elementos de geometría, un tomo en octavo. PARDIES, Ignacio Gaston. Elemens de Geometrie, où par une Methode courte et aisée on peut apprendre ce qu’il faut savoir d’Euclide, d’Archimede, d’Apolloius, et les plus belles inventions des anciens et des nouveaux Geometres. Paris, chez Sebatien Mabre-Cramoisy, 1673. [Sommervogel, vi, 200-201] 0111B Itt: Otro que trata de Animales terrestres. CORTES, Jeronimo. Libro, y tratado de los animales terrestres, y volatiles, con la historia y propriedades dellos; alabado de cada vno de los terrestres la virtud en que mas se auentajo, y sanalo con autoritad de doctos, y fantos. Compuesto por Geronymo Cortes. Valencia, en casa de Iuan Chrysostomo Garriz, 1615. 0112B Itt: Núñez, Avisos de sanidad, un tomo en octavo. NUÑEZ DE ORIA, Francisco. Aviso de sanidad que trata de todos los generso de alimentos, y del regimiento de la sanidad, co[m]prouado por los mas insignes y graues doctores. En Madrid, por Pierres Cusin, 1572. 0113B Itt: Zapata, Avisos de medicina, uno en octavo. Posiblemente ser refiera a: ZAPATA, Giovanni Battista. Li marauigliosi secreti di medicina e chirurgia... raccolti dalla prattica dell’eccellente medico M. Gio. Battista Zapata da Gioseppe Scientia [...]. In Venetia, appresso Michele Bonibelli, 1595. 0114B Itt: Ovidio Fastos y Ponto, un tomo en octavo. OVIDIO NASÓN, Plubio. Pvb. Ovidii Nasonis fastorvm liber i-iv. Tristivm liber primvs – 133.


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qvintvs. de ponto liber primvs – iv. in ibin. consolatio ad liviam. Antverpiae (Amberes, Bélgica): ex oficina Christophori Plantini, 1567. 0115B Itt: Torres, sus obras, diez tomos en cuarto. TORRES VILLARROEL, Diego de. Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras de el doctor don diego de torres Villarroel; Medico para el bolsillo, doctor a pie, Hypocrates chiquito: medicina breve, facil, y barata, para mantener los cuerpos con salud, y curarlos de los achaques mas comunes: sirve desde este presente año, hasta el dia de el Juìcio particular de cada pobre, y lo envia desde Portugal, à unos de valde, y à otros por su dinero (1734). 0116B Itt: Manrique, Laurea Evangélica, un tomo. MANRIQUE, Ángel. Laurea evangelica hecha de varios Discursos predicables: con Tabla para todos los Sanctos y Dominicas de entre Año. En Salamanca, Por Artus Taberniel, 160534. 0117B Itt: Pinamonti, sus obras, seis tomos en cuarto. PINAMONTI, Giovanni Pietro. Breves meditaciones sobre los novissimos: repartidas por los dias del mes: con la regla para vivir bien todo el tiempo / por el P. Juan Pedro Pinamonte, de la Compañia de Jesus; traducidas del idioma toscano al castellano, por un Deseoso del bien de las almas. Valencia: Joseph Thomàs Lucas..., 176035. 0118B Itt: Ribero, Tratado de desengaños, un tomo. RIVERO, Juan. Teatro del desengaño en que se representan las verdades católicas, con algunos avisos espirituales a los estados principales, conviene a saber, Clérigos, Religiosos y Casados, y en que se instruye a los mancebos solteros para elegir con acierto su estado y para vivir en el ínterin en costumbres cristianas. Obra póstuma, escrita por el V. P. Juan Rivero, Religioso Profeso de la Compañía de Jesús, misionero apostólico y Superior de las Misiones del Orinoco, Meta y Casanare, que cultiva la provincia del Nuevo Reyno, en la América Meridional. Córdoba, 174136. 0119B Itt: Ejercicios de San Ignacio por Rodríguez, dos tomos en cuarto. RODRIGUEZ, Alonso. Exercio de Perfeccion, y virtudes cristianas por el Padre Alonso Rodriguez de la Conpñia (sic) de Jesus natural de Valladolid. Dividido en tres partes. Dirigido a los Religiosos de la misma Compañia. Sevilla 160937. 34 Palau, viii, 130. 35 Sommervogel, vi, 763-792, http://www.cervantesvirtual.com/obras/autor/pinamonti-giovanni-pietro-si1632-1703-22444 36

Del Rey, 526.

37

Sommervogel, vi, 1946.

134.


• capítulo 3

0120B Itt: Diferencia entre lo temporal y lo eterno, dos tomos en cuarto. NIEREMBERG, Juan Eusebio. Diferencia entre lo temporal y lo eterno: desengaños e la vida con la memoria de la eternidad, postrimerias humanas y misterios divinos, por el... Padre Juan Eusebio Nieremberg... y adicionada con dos opusculos... Pecado Mortal y Confgesion y Pecado Venial y Frecuencia de Sacramentos. Barcelona, imprenta y libreria de Subirana Hermanos, 1898. 0121B Itt: Oviedo, Elogio de coadjutores, dos tomos. OVIEDO, Juan Antonio de. Elogios de muchos hermanos coadjutores de la Compañia de Jesus, que en las quarto (sic) partes del Mundo han florecido con grandes creditos de Santidad. Recogiolos de muchos autores el Padre Juan Antonio de Oviedo de la misma Compañia. Prefecto de la Ilustre Congregacion de la Purissima, y Calificador del Santo Oficio. Primera parte, en que se contienen los seis primeros meses del año; y los dedica A sus Carissimos Hermanos Coadjutores de toda la Compañia, y especialmente a los de esta Provincia de Nueva España. En Mexico en la Imprenta de la Viuda de D. Joseph Bernardo del Hogal. Año de 175538. 0122B Itt: Lozada, Juventud triunfante, un tomo. Se discute si el autor es el P. Luis de Losada o el P. José Francisco de Isla. IHS. La juventud trionfante, representada en las Fiestas, con que celebrò el Collegio Real de la Compañia de Jesus de Salamanca la Canonizacion de San Luis Gonzaga, y San Stanislas Kostka, y con que aplaudiò la Proteccion de las Escuelas Jesuitcas, assignada a San Luis Gonzaga por Nuestro SS. Padre Benedicto XIII. Obra escrita por un Ingenio de Salamanca, y dada a la stampa de orden del Señor D. Rodrigo Cavallero y Llanes... En Salamanca, por Eugenio Garcia de Honorato y San Miguel, s. a. [La aprobación es de 1727]39. 0123B Itt: Sales, Vida devota, un tomo en cuarto. FRANCISCO DE SALES, San. Introduccion a la Vida Devota de S. Francisco de Sales, Obispo y Principe de Genova, Fundador de la Orden de la Visitacion de Santa Maria. Traducida de el frances, enmendada y añadida por el Lic. D. Francisco de Cubillas Dony-ague. Valencia, en la Imprenta de Vicenta Cabrera, 171840.

38

Ibid., 49.

39

Ibid., v, 28, y iv, 655-656.

40

DS, 5, 1064-1066.

135.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

0124B Itt: [Conicroni], Vida cristiana, un tomo. Quizá se refierea a: ADRICHEM, Christian. Cronicon de Christiano Adricomio Delfo / traduzido de latin en español por Don Lorenço Martinez de Marcilla... Impresso en Sevilla: por Simon Faxardo, 1649. 0125B Itt: Ejercicios de San Ignacio, un tomo en cuarto. Son innumerables las ediciones. Quizá pueda referirse a: Exercicios espirituales De nuestro P. San Ignacio de Loyola. En Sevilla. Año de 173341. 0126B Itt: El tercer tomo de el Año virginio. DOLZ DEL CASTELLAR, Esteban. Año virgineo cuios dias son finezas de la gran Reyna del cielo, Maria Santissima... sucedidas aquel mismo dia en que se refieren: añadense à estas, trecientos y sesenta y seys exemplos, con otras tantas exortaciones, oraciones... autor el dotor Estevan Dolz del Castellar... quarta parte... En Valencia: por Vicente Cabrera, impressor y librero..., 168842. 0127B Itt: Viaje de el mundo, sin principio ni fin. DANIEL, Gabriel. Viage de el mundo de Descartes, escrito en Frances por el P. Gabriel Daniel, de la Compañia de Jesus. Trducido por D. Juan Baptista de Ibarra. Segunda edicion añadida en mas de una tercera parte. Madrid, s. d., imprenta del Reyno43. 0128B Itt: Discurso de Monsio Lesabaier, un tomo. [No identificado] 0129B Itt: Cirugía de Calbo, un tomo en cuarto. CALVO, Juan. Primera y segunda parte de la Cirugía Universal y particular del cuerpo humano. Barcelona, J. Cendrat, 1591. 0130B Itt: Molina, De oración, un tomo en cuarto. MOLINA, Antonio de. Exercicios espirituales, de las excelencias, prouecho, y necessidad de la oracion mental, reduzidos à dotrina, y meditaciones: sacados de los Santos Padres, y Doctores de la Iglesia por... Antonio de Molina... En Madrid: en la Imprenta Real, 1662. 0131B Itt: Retiro espiritual, un tomo en octavo. BOURDALOUE, Luis. Retiro espiritual. Cuatro tomos en octavo, en pergamino, bien tratados; de un mismo contenido. Dos en Sevilla con licencia, año de 1727; otro en Marzo (sic) 41 Uriarte, i, 285. 42

Caracas. BN. ZB-1216.

43

Sommervogel, ii, 1797.

136.


• capítulo 3

con licencia, en el mismo año; y el otro en Barcelona con licencia, año de 1757. Escrito en francés por el P. Luis de Bourdaloue de la Compañía de Jhesus y traducido en español por otro Padre de la misma Compañía, cuyo nombre se ignora. [Sommervogel, ii, 23-24. No cita esta edición castellana.] Sin embargo, fue un texto muy difundido en España. BOURDALOUE. Retraite spirituelle à l’usage des Communautés religieuses. Par le Père Bourdaloue, de la Compagnie de Jésus. A París, 8.º, 172144. 0132B Itt: Cuatro semaneros, en octavo. DE LA CHICA BENAVIDES, Fray Antonio [de la orden de la Santísima Trinidad Calzados de Granada]. Gazetilla curiosa o Semanero granadino, noticioso y util para el bien común (1764-1765)45. 0133B Itt: Gago, Discursos de Cirugía, uno en octavo. GAGO DE VADILLO, Pedro. Luz de la verdadera cirugia y discursos de censura de ambas vias y eleccion de la primera intencion curativa y vnion de las heridas compuestos por... Pedro Gago Vadillo... En Pamplona, por Juan Micòl, 1692. 0134B Itt: Aquin, Secretos de la sanidad, un tomo en octavo. [No identificado] 0135B Itt: Aventuras de Telémaco, uno en cuarto. FENELON. François de SALIGNAC de la MOTHE FENELON. Aventuras de Telemaco, hijo de Ulisses: continuación del libro 4 de la Odissea de Homero. Tomo segundo por el Señor Arzobispo de Cambray; tr. del original francés. Nueva ed. enmendada y añadida. En Amberes: A costa de los Hermano de tournes, 174346. 0136B Itt: Daniel, Instituciones medicinales, un tomo en octavo. SENNERT, Daniel. Institutionum medicinae libri V autore Daniele Sennerto. Wittebergae, apud haeredes Zach. Schureri Sen. (typis haeredum Salomonis Auerbach), (1628). 0137B Itt: Lebe, Remedio secreto, uno en octavo. LIÉBAULT, Jean (1616) Secrets de med. et philos. chym. Lyon: Chez Pierre Rigaurd47. 44

Ibid., 22.

45 http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/catalogo/consulta/registro.cmd?id=102038 46 Georges Bonnant, “La librairie genevoise en Amérique Latine au XVIIIe siècle”. En Jean-Daniel Candaux y Bernard Lescaze, eds., Cinq siècles d’imprimerie genevoise (Ginebra, 1981), 34. 47

Véase rhttps://opacplus.bsb-muenchen.de/search?oclcno=165767302&db=100&View=default

137.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

[MARINELLI, Giovanni. (1579). Thrésor des remèdes secrets pour les maladies des femmes, pris du latin et faict françois par Jean Liébaut, Paris]48. 0138B Itt: Vilarz, Curso de cirugía, uno en octavo. COL DE VILLARS, Élie. Cours de chirurgie dicté aux écoles de médecine de Paris / par M. Elie Col de Vilars... A Paris: chez Ch. Jean-Baptiste Delespine..., 1741. 0139B Itt: Pinelo, Perfección Religiosa, dos tomos en octavo. PINELLI, Lucas. (Pablo José de ARRIAGA). Tratado de la Perfeccion Religiosa, y de la obligacion que todos los Religiosos tienen de aspirar a ella. Compuesto en Italiano por el P. Lucas Pinel de la Compañia de Jesus, y en otra segunda edicion corregido, y añadidido por el mismo Autor. Traduzaido por el P. Pablo Joseph de Arriaga de la misma Compañia. Año 1610. En Barcelona A Costa de Miguel Manescal49. 0140B Itt: Faudi, Tratado de medicamentos, un tomo en octavo. TAUVRY, Daniel. Traite des medicamens et la maniere de sten servir peur la guerison des Maladies suivant les expriences des Medcins modernes avec les formules pour la composition des Medicamens. Paris, chez Barthelemy Girin, 1699. 0141B Itt: Ceballos, Despertador, uno en octavo. CEBALLOS, Blas Antonio de. Flores de el yermo, pasmo de Egypto, assombro de el mundo, sol de el occidente, portento de la gracia, vida y milagros de el grande S. Antonio Abad / escrita por... Blas Antonio de Ceballos... En Barcelona, en la Imprenta de Maria Angela Martì Viuda.., 1759. BARCIA Y ZAMBRANA, José. Compendio de los cinco tomos del Despertador christiano. Olite, 168550. 0142B Itt: [Vlcai o Ulcai], Tratado francés, uno en octavo. [No identificado] 0143B Itt: Francisco Toledo, un tomo en octavo. TOLEDO, Francisco. [No identificado]. Véase Sommervogel51. 0144B Itt: Sumario de recetas, uno en octavo. FOUQUET, François, Madame. Recueil de receptes, où est expliquée la maniere de guerir à peu de frais toute sorte de maux, tant internes qu’externes le tout a êté experimenté par les charitables 48

Véase https://opacplus.bsb-muenchen.de/search?oclcno=220748863&db=100&View=default

49

Sommervogel, i, 576; Sommervogel, vi, 810.

50

Uriarte, iii, 557-559.

51

Sommervogel, viii, 64-69.

138.


• capítulo 3

soins de Madame Fouquet; augmenté des remedes du clergé, des boüillons & ptisanes... A Toulouse, par la Société [des libraires], 1684. 0145B Itt: Nepueu, dos tomos en octavo. NEPVEU, Francisco. Pensamientos o reflexiones christianas para todos los dias del año. Escritos por el Rdo. Padre Francisco Nepueu de la Compañia de Jesus. Y aora traducidos en Castellano... Año 1764. Barcelona: En la Imprenta de Jayme Osset, Mercader de Libros52. 0146B Itt: Elvetius, Tratado de enfermos, uno. HELVETIUS, Juan Adrian. Traite des maladies les plus frequentes, et des remedes specifiques pour les guerir, avec la methode de s’en servir pour l’utilite du public et le soulagement des pauvres par M. Helvetius. Paris, chez Pierre-Augustin le Mercier, 1707. 0147B Itt: Bozuet, Historia Universal, un tomo en octavo. BOSSUET, Jacques Bénigne. Discours sur l’histoire universelle, a monseigneur Le Dauphin: pour expliquer la suite de la Religion, & des changemens des Empires: premiere partie... / par Messire Jacques-Benigne Bossuet... A Paris, chez Christophe David..., 1738. 0148B Itt: Vida de el padre Barasi, uno en cuarto. Posiblemente se refiera a: ORELLANA, Antonio de. Relación sumaria de la vida y dichosa muerte de N. P. Cypriano Barazo de la Compañía de Jesu, muerto a manos de barbaros en la Mission de los Moxos… En Lima, 1704. 0149B Itt: Bluceli Secretos nuevos, uno en octavo. [No identificado] 0150B Itt: Berbeo, Cirugía, un tomo en cuarto. VERBRUGGE, Johannes [Cirujano], en: Bout, B., Hoorn, J., & Verbrugge, J. (1694). ‘t nieuwe examen der chirurgie na de hedendaagse praktyk: T’samen gestelt voor de gene, welke hare promotie moeten doen om vry meester te werden, en voor die te lande of te water in den oorlog dienen: In een seer goede order, na de hedendaagse praktyk der chirugicale collegie gestelt, tot dienst der leerlingen. Amsterdam: By Jan ten Hoorn53. 0151B Itt: Uno alemán, en cuarto. [No identificable] 0152B Itt: Practica de Boticarios uno en octavo. GUTIÉRREZ DE ARÉVALO, Pedro. Practica de boticarios, guia de enfermeros, remedios para pobres. En Madrid, por Maria de Quiñones, 1634. 52

Ibid., v, 1631.

53

Véase https://ucm.on.worldcat.org/oclc/889842589

139.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

0153B Itt: Remedios ccurativos, uno en dozavo. MARTÍNEZ DE LEYVA, Miguel. Remedios preservativos y curativos, para en tiempo de la peste. Y otras curiosas experiencias. Divido en dos cuerpos... En Madrid: en la Imprenta Real, 1597. 0154B Itt: El devoto peregrino, un tomo en octavo. CASTILLO, Antonio del. El devoto peregrino y viage de Tierra Santa compuesto por el R. P. F. Antonio de Castillo... En Paris: por Antonio Mureto..., 166454. 0155B Itt: Medicamentos de Silva, uno en octavo. VIGIER, Jean. Pharmacopea Ulyssiponense, galenica e chymica: que contem os principios, diffiniçoens e termos geraes de huma [et] outra pharmacia, [et] hum lexicon universal dos termos pharmaceuticos, com as preparaçoens chymicas [et] composiçoens galénicas… Lisboa: na Officina de Pascoal da Sylva..., 1716. 0156B Itt: Ideas de Hipócrates, uno en dozavo. [No identificado] 0157B Itt: Meditaciones de el Corazón de Jesús, retiro espiritual y ejercicios de Santos, tres tomitos en octavo. [No identificado] 0158B Itt: El capuchino escoses, tres tomos en octavo. RINUCCI, Juan Bautista. El capuchino escocés. Cádiz, Don Manuel Espinosa de los Monteros, Impressor Real de Marina, 1764. 0159B Itt: Epístolas de San Gerónimo, dos en octavo. (a) MOLINA, Juan de. Epistolas de San Geronymo. Valencia, apud Georgium de Castilla, 152655. (b) LOPEZ CUESTA, Luis. Epistolas del glorioso doctor de la Yglesia San Geronimo: repartida en seis libros... traduzidas en lengua castellana por Francisco Lopez Cuesta. En Madrid, por Luis Sanchez, 161356. 0160B Itt: Fray Juan de la Trinidad, sobre la bulla de Paulo decimo quinto sobre solicitación, un tomo en octavo. JUAN DE TRINIDAD. Espositionem Constitutionis Gregorii XV contra Confessarios sollicitantes in confessionibus. Hispali, 164357. 54 Antonio, i, 108. 55

Ibid., 744.

56 Real Biblioteca, xii, 294. 57

140.

Antonio, i, 789.


• capítulo 3

0161B Itt: Inquirillo, Médico, un tomo en dozavo. HILLARY, William. An inquiry into the means of improving medical knowledge: By examining all those methods which have hindered, or increased its improvement in all past ages. To which is added, an explanation of the motion and action of fire, in and upon the human body, both in continuing life, and in producing and curing diseases. By William Hillary, M.D. London: Printed for C. Hitch and L. Hawes in Pater-Noster-Row, 1761. 0162B Itt: Amateus, Tratado de medicina, un tomo. AMATUS, Johannes Carolus. Fructus medicinae ex variis Galeni locis decerpti. Lugduni, apud Ludovicum Prost, 162358. 0163B Itt: Dregelio, un tomito en diez y seis. DREXELIUS, Hieremias. Aloe amari sed salubris succi jejunium, quod... Antuerpiae. 0164B Itt: Quince cuadernitos Catálogos. [No identificables] 0165B Itt: Villa Castin, Reglas, San Ignacio y sumario de constituciones, nueve tomos. (a) VILLACASTIN, Tomas de. [Véase Sommervogel, viii, 759-764.] (b) Regvlae Societatis Iesv. Romae, In Collegio eiusdem Societatis. mdlxxx59. (c) Sumario de las Constituciones que pertenecen a la espiritual institucion de los nuestros, y todos las deben observar. Valladolid, en la Imprenta de la Congregacion de la Buena Muerte, 174360. 0166B Itt: Queil, Medicina estática, un tomo en cuarto. QUINCY, John. Medicina Statica, T. Longman, Londinum, 173761. 0167B Itt: Quince cuadernillos manuscritos. [No identificables] 0168B Itt: Curso de operación de filosofía, un tomo en cuarto. [No identificable] 0169B Itt: Olvesio, Ideas de animales, dos tomitos, en octavo. [No identificado]

58

Ibid., 672.

59

Sommervogel, v, 100-101.

60

Uriarte, ii, 193.

61

Véase https://opacplus.bsb-muenchen.de/search?oclcno=643119712&db=100&View=default

141.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

0170B Itt: López, Compendio anatómico, un tomo. LOPEZ, Juan de Dios. Compendio anatonico, segunda parte, myotomologia, o Discurso theorico-practico de la naturaleza, i circunstancias de los musculos, llamado por otro nombre la myologia. En Madrid, [s. n.], 1751. 0171B Itt: Tubri, Nueva práctica medicinal en francés, un tomo en octavo. [No identificado] 0172B Itt: El conde Basi, Discursos, un tomo en octavo. [No identificado] 0173B Itt: Chavier, Tratado de operaciones, un tomo en octavo. DE LA CHARRIÈRE, Joseph. Traité des opérations de la chirurgie: dans lequel on explique mécaniquement les causes des maladies qui les précedent, fondées sur la structure de la partie... Horthemels: Paris, 172762. 0174B Itt: Luis Petito, Tratado de los huesos, uno. PETIT, Jean Louis. Tratado de las enfermedades de los huesos: en el que se trata de los aparatos y máquinas más útiles para curarlas. Traducido al español por don Félix Galisteo y Xiorro. Madrid, En la Imprenta de Pedro Marín, 1774. 0175B Itt: Vilarz, Curso de cirugía, un tomito. COL DE VILARS, Elie. Cours de chirurgie dicté aux écoles de médecine de Paris. Paris, Mercier, Rollin, Hérissant, 1752-1746-1757-1749. 0176B Itt: Vázquez, Instituciones médicas, un tomo en octavo. HEISTER, Lorenz. Fundamentos o Instituciones médicas breves y claras, en latín y en español, compuestas por... Lorenzo Heister... y las publica D. Andrés García Vázquez... En Madrid, en la Oficina be [sic] Juan de Zúñiga, 1751. 0177B Itt: Veioste, Cirugía del hospital, un tomo. BELLOSTE, Agustín. Cirujano de hospital y modo de curar pronto las heridas. [Cerdeña], 169763. 0178B Itt: Ledran, Reflexiones, un tomito. LEDRAN, Henri-François. Tratado ò reflexiones sacadas de la practica acerca de las heridas de armas de fuego. Escrito por Mr. Ledran… traducido al español por don Felix Galisteo y Xiorro, Profesor de cirugia en esta corte. Madrid, en la Imprenta de Pedro Marín, año de 1774. 62

Véase https://lib.ugent.be/catalog/rug01:001727416

63 Diccionario de medicina y cirugía, o Biblioteca Manual Médico-Quirúrgica (Madrid: Francisco Martínez Dávila, 1815), 455.

142.


• capítulo 3

0179B Itt: Poesías de Malerve, un tomo en octavo. MALHERBE, François de. Les poésies de M. de Malherbe… A Paris, Chez T. Iolli, 1666. 0180B Itt: Faudaz, Método de curación. [No identificado] 0181B Itt: Un arte de Antonio Nebrija. LEBRIXA (NEBRIJA), Antonio de. Ars literaria cum expositione ex Hispalensi exemplari, per eumdem Antonium novissime correcta, sumpta, cum figuris Antonii Mancinelli, ubi non modo quae Donatus, verum quae Fabius Quintilianus & alii de Figuris diferuerunt, ille culci quodam filio discerpsit. Lucronii 150364. 0182B Itt: El breve Apostolicum Pasendi. [No identificado] 0183B Itt: Algunos cuadernos y apuntes sueltos de la sacristía, carpintería y cierra de el agua con un plan de el Colegio de la Ciudad de Tunja. [No identificables] Y por ser ya noche se suspendió estas diligencias, para proseguir otro día y los dos señores lo rubricaron de que doy fe. Santafé, octubre 23 de 1767.

C - Biblioteca de la botica 0001C Primeramente “Pharmacopea” de Palacios un tomo en folio. PALACIOS, Felix. La pharmacopea triunfante de las calumnias, y imposturas, que en el “Hipocrates defendido” ha publicado el doctor don Miguèl Boix... su autor don Felix Palacios. En Madrid, por Francisco Martinez Abad..., 1713. 0002C “Matritense”, un tomo en quarto. COLEGIO DE BOTICARIOS DE MADRID. Esplicación de las virtudes y método de usar la triaca magna matritense, elaborada por la descripción de Andrómaco el viejo. Madrid, en la oficina de las Sras. Descalzas reales, s.f. 0003C Loecha, un tomo en quarto. ALONSO ESTEBAN Y LECHA, Francisco. Escrutinio physico-medico-mechanico-chimico sobre las especiales virtudes medicinales de las aguas de Alaraz y Muñana para la mas exacta curacion de todas rebeldes dolencias... contiene una dissetacion physico-medico-Pharmaceutica 64 Antonio, i, 135-136.

143.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

sobre el Mannà que se observo en varios Pueblos de la inmediacion de esta ciudad de Abila... su author Francisco Alonso Esteban y Lecha. Salmanticae ex Officina Typografica Petri Ortiz Gomez, [s. a.]. 0004C Churras, un tomo en quarto. CHARAS, Moyse. Pharmacopée royale galenique et chymique par Moyse Charas. A Lyon, Chez Anisson & Posuel, 1693. 0005C “Vienense”, un tomo en folio. [No identificable] [Fol. 31 r.] 0006C Fuente, duplicada en un tomo en folio. FUENTE PIEROLA, Jeronimo de la. Tyrocinio Pharmacopeo método medico y chimico en el cual se contienes los canones de Ioanes Mesue, Dasmaceno y su explicación, Madrid: Diego Diaz de la Carrera, 166065. 0007C Fuente, “examen Pharmaceutico”, un tomo en quarto. FUENTE PIEROLA, Jeronimo de la. [Ibid.]. 0008C Lameri, en frances, un tomo en quarto. Quizá pueda referise a: LÉMERY, Nicolas. Dictionnaire universel des drogues simples, contenant leurs noms, origine, choix, principes,... par seu monsieur Lemery. A Paris, chez L.-Ch. d’Houry, 1759. 0009C Lameri, “química” en frances, un tomo en quarto. LÉMERY, Nicolas. Cours de chymie contenant la maniere de faire les operations quisont en usage dans la medecine... avec des raisonnements... par Nicolas Lemery. Huitieme edition reveuë, corrigée et augmentée par l’auteur. A Paris, chez Estienne Michallet..., 1693. 0010C Lameri, “química” en italiano, un tomo en octavo. LÉMERY, Nicolas. Corso di chimica del signor Nicolo Lemery: ch’insegna il modo di fare l’operationi che sono usuali nella medicina, con metodo facilissimo e raggionamenti sopra ciascuna operatione, tradotto dall’ultima editione francese la qual è stata molto aumentada dall’autore et arricchita d’VIII figure in rame. In Venetia, apresso l’Hertz..., 1700. 0011C Lameri, “Pharmacopea”, un tomo folio. LÉMERY, Nicolás. Pharmacopea universale che contiene: tutte le composizione di farmacia le 65 José María López Piñero et al., Bibliographia Medica Hispanica, 1475-1950. Vol. ii: Libros y folletos, 16011700 (Valencia: Instituto de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia – Universidad de Valencia / csic, 1989).

144.


• capítulo 3

quali son in ufo nella medicina tanto in Francia, quanto per tutta l`Europa, le loro virtù, dose, e maniere di mettere in pratica le più semplici e le migliori... / di Niccolo Lemery. In Venezia, nella stamperia dell`Hertz..., 1742. 0012C “Pharmacopea Augustana renovata”, un tomo en folio. Pharmacopoeia Augustana renovata et appendice denuo aucta. Augustae Vindelicorum, apud Laurentium Kronigerum & Haeredes, Theophilii Göbelii, 1694. 0013C “Parisiense” por Brison, un tomo en quarto. BAUDERON, Brice. Pharmacopea parisiense paraphraseada por el dotor Brison Bauderon; traduzida por Iuan del Castillo, boticario de la ciudad de Cadiz; diuidida en dos libros, el primero contiene los medicamentos internos, el segundo, los externos. Y al fin un sumario de los pesos... con un indice alphabetico... Impresso en la ciudad de Cadiz, por Iuan de Borja, 1622. 0014C “Diccionario Italiano” de Drogas, un tomo en folio. LEMERY, Niccolo. Dizionario o vero Trattato universale delle droghe semplici in cui si ritrovano i loro differenti nomi, la loro origine, la loro scelta, i principi che hanno, le loro qualità, la loro etimologia e tutto cio che v’hà di particolare negli animali, ne’vegetali e ne’minerali: opera dipendente dalla farmacopea universale: scritta in francese dal sig. Niccolo Lemery dell’Academia reale delle delle scienze, dottore in medicina; e tradotta in in italiano… Nella stamperia dell’Hertz, 1737. 0015C Silvio en francés, un tomo en octavo. SYLVIUS, Franciscus (Franz de le Boë). Praxeos medicae idea nova, liber primus, de afectibus naturales hominis fuinctiones laesas vel constituentibus, vel producentuibus, vel consequentibus. Lugduni Batavorum, Apud viduam Joannis Le Carpentier, 1671. 0016C Jungken, “corpus pharmaceuticum” un tomo en folio. JUNGKEN, Johann Helfrich. Johannis Helfrici Jungken... Corpus pharmaceutico-chymicomedicum universale sive Concordantia pharmaceuticorum compositorum discordans, modernis medicinae practicis dicata. Editio tertia, prioribus longe auctior reddita per Davidem de Spina Liberum Baronem. Francofurti ad Moenum, typis Reinhardi Eustachii Molleri, sumptibus Friderici Danielis Knochii, 1732. 0017C Martines de Leache, “discurso farmacéutico”. Un tomo en quarto. MARTÍNEZ DE LEACHE, Miguel. Discurso farmacéutico sobre los cánones de Mesue. Pamplona, por Martín de Labayen y Diego de Zabala, 1652. 0018C Joanne Schrodero en italiano, un tomo en quarto. SCHRÖDER, Johannes. Pharmacopoea Schrödero-Hoffmanniana illustrata et aucta, qua composita quaeque celebriora, hinc mineralia, vegetabilia & animalia chimico-medice describuntur, 145.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Opus selectissimorum quorumque tum pharmacologorum & chimiatrorum..., Compilavit Iohannes Iacobus Mangetus... Cum indicibus variis... Genevae, sumptibus Samuelis de Tournes, 1687. 0019C Fray Domeneco en Italia, un tomo en octavo. 0020C Pharmacopoeia Londinense, un tomo en diez y seis. REAL COLEGIO DE MÉDICOS (LONDRES). Pharmacopoeia Collegii Regalis Medicorum Londinensis. Amstelaedami, apud Ioannem Boom, 1722. [Fol. 31 v.] 0021C Gutiérrez de Arévalo, “practica de Boticario”. GUTIERREZ DE AREVALO, Pedro. Practica de boticarios, guia de enfermeros, remedios para pobres... por Pedro Gutierez [sic] de Arevalo... En Madrid, por María de Quiñones, 1634. 0022C Oviedo, Luis, “Methodo dela Colección reposición y composición de medicinas. OVIEDO, Luis. Methodo de la coleccion y reposicion de las medicinas simples, de su correccion y preparacion y de la composicion de los letuarios, jaraves, pildoras, trociscos y azeytes que estàn en vso, va añadido en algunos lugares el tercer libro y todo el quarto libro en que se trata de la composicion de los vnguentos, cerotos y emplastos que estàn en vso y las recetas autor Luis de Oviedo... En Madrid, en la oficina de Melchor Alvarez, 1622. 0023C “Officina medicamentorum, et methodus ea componendi, Autore”. COLEGIO DE FARMACEÚTICOS DE VALENCIA. Officina medicamentorum et methodus recte eadem componendi: cum variis scholiis... ex sententia Valentinorum Pharmacopolarum auctore eorundem Collegio. Valentiae, Apud Iohannem Chrysostomum Garriz, 1601. 0024C “Colegio valentino”. [Ibid.] 0025C Sgobbis, Theatro Pharmaceutico en Ytaliano. SGOBBIS, Antonio. Vniuersale theatro farmaceutico: fondato sopra le preparationi farmaceutiche scritte da’ medici antichi, greci, & arabi; principalmente da Galeno, e Mesue: appoggiato sopra le preparationi, dette spagiriche, già da gli antici, in parte, abbozzate : ma da più moderni medici illustrate, e meglio coltiuate : scritte dal Beguino, Crollio, Hartmanno, Libauio, Minsicht, Paracelso, Quercetanno, Sennerto, & altri... adornato & ampliato oltre le fabriche e compositioni medicinali, in qualsiasi forma fabbricabili, contenute ne’gli antidotarij veneti di Giorgio Melichio, aumentato da Alberto Stecchini...; eretto, et esposto alla luce da Antonio de Sgobbis... Venetia : presso Paolo Baglioni, 1682.

146.


• capítulo 3

0026C Penicher, “collectanea pharmaceutica”. PENICHER, Ludovicus. Collectanea pharmaceutica, seu apparatus ad novam Pharmacopeam. Parisiis, apud Stephanum Michallet, 1695. 0027C Hartmanni, “opera medico chymica”. HARTMANNI, Johaannis. Opera medico chymica. Frankfurt, Corn. Johrenio, 1684. 0028C Dioscorides Anazarbeus, “de medicinali materia”, interprete Joanne Ruellio. DIOSCORIDES. Pedacii Dioscorides Anazarbei de medicinali materia libri quinqe: de viruletis animalibus et venenis cane rabioso, et eorum notis ac remediis libri quatuor, Joanne Ruellio Suessionensi interprete. Joanne Ruellio. Lugduni, 1554. 0029C Ioannis Fabri “Opera de Alchymia”. FABRI, Petri Ioannis. Opera Chymica. Francofurti, 1658. 0030C Padre Esteban de Villa, “Simples incognito en la medicina”. VILLA, Esteban de. Libro de simples incognitos en la medicina compuesto por Fr. Esteuan de Villa, monge de S. Benito. En Burgos, por Pedro Gomez de Valdiuieso, 1643. 0031C Padre Esteban, ramillete “De plantas”. VILLA, Esteban de. Ramillete de plantas compuesto por el Pe. Fray Esteuan de Villa, monge de S. Benito. En Burgos: por P\so Gomez de Baldiuiesso, 1637. 0032C Lancilloti, “Quimica” de Carlos, en Ytaliano. LANCILLOTTI, Carlo. Guida alla chimica, che conduce gl’affetionati per il regno metallico, dimostrando ad estraere di loro, sali, oglij, essenze, magisterij, mercurij... Diuisa in tre libri, composta, e data in luce da Carlo Lanzillotti... by Carlo Lancillotti. In Modona, 1672. [Fol. 32 r.] 0033C Beguin, “Elementos de Chimica” en franzes, un tomo en octavo. BEGUIN, Jean. Les elemens de Chymie de Maistre Jean Beguin; [revus], expliquez et argumentez par Jean Lucas de Roy. Edición: A Rouen, Chez Iean Behourt..., 1647. 0034C Meuue “Diccionario farmacológico” en francés, un tomo en quarto. MEUVE, M. d. Dictionnaire pharmaceutique ou apparat de medecine, pharmacie et chymie etc... A Paris, chez Laurent D’Houry, 1689. 0035C Lemott, “Farmacia”, un tomo en octavo. [No identificado]

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0036C Guiseppe Donzelli, “theatro farmacológico” en italiano, un tomo en quarto. DONZELLI, Giuseppe. Teatro farmaceutico, dogmatico, espagirico aggiuntoni à contemplatione de i pii e diuoti professori vn catalogo de i Santi medici... del dottore Giuseppe Donzelli... In Napoli: per Giacinto Passaro, 1667. 0037C Antonius Musa, “Examen Syruporum”. Un tomo en dozavo. MUSA, Antonius. Examen omnium syruporum quorum publicus usus est. Basileae, apud Hieronimum Frobenium et Nicolaum Episcopium, 1549. 0038C Valerius, “Cordo Dispensatorium pharmacorum”, un tomo en dozavo. VALERIUS, Cordus. Dispensatorium sive pharmacorum conficiendorum ratio, plus quadragentis erroribus liberata atque vindicatsa, scholiisque illustraata… Antwerpen, ex oficina Christophe Plantin, 1580. 0039C Francisco Velez, “Theoria pharmaceutica”, un tomo en quarto. VELEZ DE ARCINIEGA, Francisco. Theoria pharmaceutica. Sectiones septen regularum universalium â Ioanne Mesue Damasceno scriptarum aliquot, simpliciumquè medicaminum electtiones, hispanicam in linguam translatas, latinis in ipsas annotationibus continens Francisco Velez ab Arciniega. En Çaragoça, por Gaspar Tomas Martinez, 1698. 0040C Fragoso. “Medicamementa succedanea”, un tomo en octabo. FRAGOSO, Juan. De succedaneis medicamentis liber denuo auctus. Hispali, excudebat Emanuel a Sandi, 1632. 0041C Nicolaus Monardes, “simpleza medica”, un tomo en octavo. MONARDES, Nicolaus. De simplicibus medicamentis ex occidentali India delatis, quorum in medicina vsus est auctore D. Nicolao Monardis hispalensi medico; interprete Carolo Clusio. Antuerpiae: ex officina Christophori Plantini..., 1574.

Índice de autores ABREU, Aleixo de. Tratado de las siete enfermedades, de la inflamacion vniuersal del higado, zirbo, pyloron y riñones, y de la obstrucion, de la satiriasi, de la terciana y febre maligna, y passion hipocondriaca: lleua otros tres tratados: del mal de loanda, del guzano y de las fuentes y sedales… 0040B. ADRICHEM, Christian. Cronicon de Christiano Adricomio Delfo / traduzido de latin en español por Don Lorenço Martinez de Marcilla... 0124B. ALLEN, Juan. Synopsis universae medicinae practicae, sive, Doctissimorum virorum de morbis eorumque causis ac remediis judicia: accesserunt nunc demum casus nonnulli oppido rari… 0058B. 148.


• capítulo 3

ALONSO ESTEBAN Y LECHA, Francisco. Escrutinio physico-medico-mechanico-chimico sobre las especiales virtudes medicinales de las aguas de Alaraz y Muñana para la mas exacta curacion de todas rebeldes dolencias... 0003C. AMATUS, Johannes Carolus. Fructus medicinae ex variis Galeni locis decerpti. 0162B. ANDRADE Alonso de. Varones Ilvstres en santidad, letras, y zelo de las almas. De la Compañia de Jesus. Tomo Qvinto. 0082B. AQUA PENDENTE, Jerónimo Fabricio. Crisol de la cirujía. escrito por el autor en latin y traducido en Castellano por don Pedro Gonzalez de Godoy. 0006B. Aquin, Secretos de la sanidad. 0134B. AUDA, Domingo. Breue compendio di marauigliosi secreti, approuati con felice successo nelle indispositioni corporali. 0064B. AYALA, Jerónimo de. Principios de cirugia, utiles y prouechosos para que puedan aprouecharse los principiantes en esta facultad. 0037B. BACALLAR Y SANNA, Vicente. Comentarios a la guerra de España, e historia de su Rey Phelipe V el Animoso, desde el principio de su reinado hasta el año 1725... 0091B. BALDO, Sebastián. Anastasis corticis peruviae seu chinae chinae defensio. 0001A. BARBETTE, Paul. Opera chirurgica anotomica conformata al moto circolare del sangue, & altre inuenzioni de’ piu moderni. Venetia, presso Francesco Groppo, 1696. 0055B. BARCIA Y ZAMBRANA, José. Compendio de los cinco tomos del Despertador christiano. 0141B. Bartolomé [Perdulze] [No identificable]. 0035B. BAUCELLS, Francisco. Fuente mistica y sagrada del paraiso de la Iglesia, dividida en quatro partes, 0098B. BAUDERON, Brice. Pharmacopea parisiense paraphraseada por el dotor Brison Bauderon. 0013C. BEGUIN, Jean. Les elemens de Chymie de Me Iean Beguin. 0033C. BELLOSTE, Agustín. Cirujano de hospital y modo de curar pronto las heridas. 0177B. BELVEDER, Juan de. Libro general de las reducciones de plata, y oro de diferentes leyes y pesos, de menor a mayor cantidad, y de sus intereses a tanto por ciento con otras reglas y avisos necesarios para estos Reynos del Peru. 0068B. Berbeo, Cirugía [VERBRUGGE, Johannes [Cirujano], en: Bout, B., Hoorn, J., & Verbrugge, J. (1694). ’t nieuwe examen der chirurgie na de hedendaagse praktyk: T’samen gestelt voor de gene, welke hare promotie moeten doen om vry meester te werden, en voor die te lande of te water in den oorlog dienen: In een seer goede order, na de hedendaagse praktyk der chirugicale collegie gestelt, tot dienst der leerlingen. Amsterdam: By Jan ten Hoorn]. 0150B. 149.


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BICAISSIUS, Honorato. Manuale medicorum: seu aphorismorum Hypocratis, pranotionum, coacarum & praedictionum, secundum propriam morborum omnium nomenclaturam, alphabetico digesta ordine. 0016A. Bluceli Secretos nuevos. 0149B. BOERHAAVE, Hermann. Instituciones médicas y de materia médica. 0088B. BOSSUET, Jacques Bénigne. Discours sur l’histoire universelle, a monseigneur Le Dauphin: pour expliquer la suite de la Religion, & des changemens des Empires: premiere partie... 0147B. BOURDALOUE, Luis. Retiro espiritual. Cuatro tomos en octavo, en pergamino, bien tratados; de un mismo contenido; BOURDALOUE. Retraite spirituelle à l’usage des Communautés religieuses. 0131B. BRAVO, Juan. Ioannis Bravi Petrafitani... de Curandi Ratione per medicamenti purgantis exhibitionem Libri. iii. 0002B. CALDERA DE HEREDIA, Gaspar. Tribunalis Medid Illustrationes et Observationes Practicae. 0049B. Califa, que explicación de fiebres [CAUFAPE, Anicet. Nouvelle explication des fievres; avec des observations singulieres sur les matieres les plus importantes pour bien exercer la medicine... Pour Me. Anicet Caufapé, docteur en medecine: Reflexions singulieres sur le frequent usage de la saignée, sur le déreglement de la circulatione. Toulouse: chez Dominique Desclassan, imprimeur & marchand libraire, 1696]. 0065B. CALVO, Juan. Primera y segunda parte de la Cirugía Universal y particular del cuerpo humano. 0129B. CALVO, Juan. Primera y segunda parte de la Cirugía Universal y particular del cuerpo humano. 0019B. Capelo, Secciones en Italiano [CAPELLO, Juan Bautista. Lessico farmaceutico-chimico contenente li rimedj più usati d’oggidì di Gio. Battista Capello speziale all’insegna de’ tre Monti in Campo Sant’Apollinare. In Venezia, per Domenico Lovisa, 1728]. 0061B. CARDANO, Jerónimo. Somniorum synesiorum omnis generis insomnia explicantes libri iii. 0003A. CASSANI, Joseph. Glorias del segundo Siglo de la Compañia de Jesus, dibuxadas en las Vidas y Elogios de algunos de sus Varones Ilustres en virtud, y zelo de las almas, que han florecido desde el año 1640 primero del segundo Siglo, desde la aprobacion de la Religion. Escritas por el P. Joseph Cassani, de la misma Compañia. (Tomo I y VII en el orden de Varones Ilustres, Obra que empezó el V. P. Juan Eusebio Nieremberg). 0083B.

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• capítulo 3

CASSANI, Joseph. Historia de la Provincia de la Compañia de Jhesus del Nuevo Reyno de Granada en la America. 0077B. CASTILLO, Antonio del. El devoto peregrino y viage de Tierra Santa. 0154B. CAULIACO, Guido [Guy de Chauliac]. Cirurgia de Guido de Cauliaco con la glosa de Falco: Agora nueuamente... 0005B. CAUSSIN, Nicolás. La Cour sainte ou l’Institvtion chrestienne des grands Auec les exemples de ceux que dans les Cours ont fleury en Saincteté. 0100B. CEBALLOS, Blas Antonio de. Flores de el yermo, pasmo de Egypto, assombro de el mundo, sol de el occidente, portento de la gracia, vida y milagros de el grande S. Antonio Abad / escrita por... Blas Antonio de Ceballos... 0141B. CEPARI, Virgilio. Vita di San Luigi Gonzaga della Compagnia di Gesù. 0101B. CHARAS, Moyse. Pharmacopée royale galenique et chymique par Moyse Charas. 0004C. Chavier, Tratado de operaciones [DE LA CHARRIÈRE, Joseph. Traité des opérations de la chirurgie: dans lequel on explique mécaniquement les causes des maladies qui les précedent, fondées sur la structure de la partie... Horthemels: Paris, 1727]. 0173B. CIENFUEGOS, Alvaro. La Heroyca Vida, Virtudes, y Milagros del Grande S. Francisco de Borja, antes Dvque Qvarto de Gandia; y despues Tercero General de la Compañia de Jesvs. 0080B. COL DE VILARS, Elie. Cours de chirurgie dicté aux écoles de médecine de Paris. 0175B. COL DE VILLARS, Élie. Cours de chirurgie dicté aux écoles de médecine de Paris par M. Elie Col de Vilars... 0138B. COLEGIO DE BOTICARIOS DE MADRID. Esplicación de las virtudes y método de usar la triaca magna matritense, elaborada por la descripción de Andrómaco el viejo. 0002C. COLEGIO DE FARMACEÚTICOS DE VALENCIA. Officina medicamentorum et methodus recte eadem componendi: cum variis scholiis... ex sententia Valentinorum Pharmacopolarum auctore eorundem Collegio. 0023C. CORTÉS, Jeronimo. Libro, y tratado de los animales terrestres, y volatiles, con la historia y propriedades dellos… 0111B. Cuatro semaneros [no identificables] [DE LA CHICA BENAVIDES, Fray Antonio - De la orden de la Santísima Trinidad Calzados de Granada]. 0132B. Curso de operación de filosofía. 0168B. CURVO SEMMEDO, Joam. Polyanthea medicinal: noticias galenicas, e chymicas repartidas em tres tratados… 0002B. DA VIGO, Juan. Libro o pratica en Cirugia del muy famoso y experto Doctor Juan de Vigo… 0028B. 151.


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DANET, Pierre. Magnum dictionarium Latinum et Gallicum ad pleniorem... scriptorum Latinorum intelligentiam... 0011B. DANIEL, Gabriel. Viage de el mundo de Descartes. 0127B. DAZA CHACÓN, Dionisio. Practica y Theorica de Cirugia en Romance y en Latín. Segunda parte de la Practica y Theorica de Cirugia en Romance y en Latín que trata de todas las heridas. 0001B. DEZA, Lope de. Gouierno Polytico de Agricultura: contiene tres partes principales. 0067B. DÍAZ, Francisco. Tratado nuevamente imparesso, de todas las enfermedades de los riñones, vegiga y … 0036B. Diccionario Italiano de Drogas. 0014C. DIOSCORIDES. Pedacii Dioscorides Anazarbei de medicinali materia libri quinque. 0028C. DIOSCORIDES, Pedacius. Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortìferos por Pedacio Dioscórides Anazarbeo. 0004A. Discurso de Monsio Lesabaier. 0128B. DOLEO, Juan. Enciclopedia chirurgica racionalis. 0024B. DOLEO, Juan. Enciclopedia medicinae theoretico practicae. 0024B. DOLZ DEL CASTELLAR, Esteban. Año virgineo cuios dias son finezas de la gran Reyna del cielo, Maria Santissima... 0126B. DONZELLI, Giuseppe. Teatro farmaceutico, dogmatico, espagirico aggiuntoni à contemplatione de i pii e diuoti professori vn catalogo de i Santi medici... 0036C. DREXELIUS, Hieremias. Aloe amari sed salubris succi jejunium quod… 0163B. DUVAL, Denis. Thresor de la langue francoyse, tant ancienne que moderne. 0034B. El breve Apostolicum Pasendi. 0182B. El conde Basi, discursos. 0172B. ETMÜLLER, Mlichael. Pratique speciale de medecine de Michel Ettmuller; sur les maladies propres des hommes, des femmes et des petits enfans; avec des dissertations du meme auteur sur l’epilepsie, l’yvresse, le mal hypocondriaque. 0053B. FABRI, Petri Ioannis. Opera Chymica. 0029C. FABRIZI D’ACQUAPENDENTE, Girolamo. Tractatus anatomicus triplex quorum primus De oculo, visus secundus aure, auditus tertius laringe, vocis organo admirandam tradit historiam, actiones, utilitates: magno labore ac studio clarissimi experientissmíque viri Domini Hieronimi Fabricy supra Ordinarii in Gymnasio… 0010B. FARINA, Gavino. Medicinale patrocinium ad tyrones Sardiniae medicos: in quo natura febris Sardinia provincias vexantis caussae, signa prognostica et medendi methodus iuxta Hippocratis et Galeni doctrinam describitur... 0006A. 152.


• capítulo 3

Faudaz, Método de curación. 0180B. FENELON. François de SALIGNAC de la MOTHE FENELON. Aventuras de Telemaco, hijo de Ulisses: continuación del libro 4 de la Odissea de Homero. Tomo segundo por el Señor Arzobispo de Cambray. 0135B. FERNEL, Juan. Joannis Fernelii Ambiani, vniversa medicina, tribus & viginti libris absoluta, ab ipso quidem authore ante obitum diligenter recognita… 0007A. FIRMIANO, Pedro (Seud. de ZACHARIE DE LISIEUX). Gyges Gallus Firmiano authore. 0085B. FLÓREZ DE SETIEN Y HUIDOBRO, Enrique. España Sagrada. Theatro geographicohistórico de la Iglesia de España. Origen, divisiones y límites de todas las Provincias, antigüedades, traslaciones y estado del antiguo y presente de sus Sillas, con varias Dissertaciones críticas. 0090B. FONTANO, Jacobo. Methodus generalis cognoscendi praedicendi, et curandi morbos. eorumque symptomata. 0072B. FOREEST, Pieter van. Observationum et curationum chirurgicarum libri quatuor posteriores... in quibus eorundem caussae, signa, prognoses accurate et graphice depinguntur. 0027B. FOUQUET. Obra médico-chirurgica de Madama Fouquet. Salamanca, 1750. Traducido del francés al español, bajo el nombre de Francisco Monroi y Blasso [Francisco de Moya]. 0029B. FOUQUET, François, Madame. Recueil de receptes, où est expliquée la maniere de guerir à peu de frais toute sorte de maux, tant internes qu’externes le tout a êté experimenté par les charitables soins de Madame Fouquet. 0144B. FRAGOSO, Juan. Chirurgia universal. Aora nuevamente emendada y añadida en esta sexta impression... 0094B. FRAGOSO, Juan. De succedaneis medicamentis liber denuo auctus. 0040C. FRAGOSO, Juan. De succedaneis medicamentis liber denuo auctus… 0008B. FRANCISCO DE SALES, San. Introduccion a la Vida Devota de S. Francisco de Sales. 0123B. Fray Domeneco en Italia. 0019C. Froment, De medicina. 0106B. FUENTE PIEROLA, Jeronimo de la. Tyrocinio Pharmacopeo método medico y chimico en el cual se contienes los canones de Ioanes Mesue, Dasmaceno y su explicación, Madrid: Diego Diaz de la Carrera, 1660. 0006C, 0007C. GAGO DE VADILLO, Pedro. Luz de la verdadera cirugia y discursos de censura de ambas vias y eleccion de la primera intencion curativa y vnion de las heridas… 0133B. 153.


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Galeano, sus obras, cuatro tomos en folio [GALEANO, Giuseppe. Quizá pudiera referirse a: Oratio de medicinae praestantia a philosopho, ac medico Iosepho Galeano habita in noua panormitana medicorum academia astante illustrissimo senatu foelicis vrbis Panormi totius Siciliae metropolis Don Vincentio Landolina a Consilio S.C.M. illust. praetore ac prothomedico eiusdem vrbis, spectabilib. D. Mariano Leofanti, D. Vincentio Curto, D. Francisco Piola, D. Hieronymo Grimaldi, D. Thoma Vassallo, D. Federico Sabia senatoribus integerrimis. Roma, apud Iacobum Phaeum, anno iubilaei 1650.]

0054B. GALENO. Del uso de las partes del cuerpo humano; De las fiebres; Del pulso; El arte médico; El método de curar. 0052B. GALENO, Claudio. Opera quaedam nvnc recens inventa ac latinitate donata. 0008A. GARCÍA, Francisco. Dia lleno: exercicios devotos para gastar el dia en Servicio de Dios… 0104B. GAZIO, Antonio. Florida corona: quae ad sanitatis hominum conseruationem ac logeuvam vitam perdudendam sunt pernecessaria… 0019A. Golez del grande y pequeño mundo en francés [GOLLES, Adrien. Abrégé de l’économie du grand et du petit monde..., par... Adrian Golles. Rouen: F. Vaultier le jeune. [pièces limin., 413 p. et la table; In-12] (1670).] 0071B. GUMILLA, Joseph. El Orinoco ilustrado. Historia Natural, Civil y Geographica, de este Gran Río, y de sus caudalosas vertientes: Govierno, usos, y costumbres de los indios sus habitantes, con nuevas y utiles noticias de Animales, Arboles, Aceytes, Resinas, Yervas, y Raíces medicinales… 0095B. GUTIÉRREZ DE ARÉVALO, Pedro. Practica de boticarios, guia de enfermeros, remedios para pobres. 0152B. GUTIERREZ DE AREVALO, Pedro. Practica de boticarios, guia de enfermeros, remedios para pobres... 0021C. GUTIERREZ DE GODOY, Juan. Tres discursos para prouar que estan obligadas a criar sus hiios a sus pechos todas las madres quando tienen buena salud, fuerças y buen temperamento, buena leche y suficiente para alimentarlos. 0009A. HARTMANNI, Johaannis. Opera medico chymica. 0027C. HEISTER, Lorenz. Compendio Anatómico, que brevissimamente comprehende, y explica esta ciencia. 0048B. HEISTER, Lorenz. Fundamentos o Instituciones médicas breves y claras. 0176B. HELVETIUS, Juan Adrian. Traite des maladies les plus frequentes, et des remedes specifiques pour les guerir, avec la methode de s’en servir pour l’utilite du public et le soulagement des pauvres… 0146B. HENAO, Gabriel de. Averiguaciones de las antigüedades de Cantabria. 0012B. Herrera [no identificable]. 0033B. 154.


• capítulo 3

HEURNIO, Juan. Universa medicina cum notis observationibus, et remediis secretis. 0010A. HIDALGO DE AGÜERO, Bartolomé. Tesoro de la verdadera cirugia y via particular contra la comun. 0009B. HIPOCRATES. Hippocartes Coi Opera Quae Extant Graece et Latine. Veterum codicum collatione restituta, etc. Interpretationis Latinae, emendatione & scholiis illustrata a Hieronymus Mercuriali. 0011A. HIPÓCRATES. Quizá se refiera a: Hipocratis aphorismi variorum auctorum maxime Hipocratis & Celsi, locis parallelis illustrati. 0023B. HOULLIER, Jacques. Iacobi Hollerii... In Aphorismos Hippocratis commentarij septem recens per Ioannem Liebautium... 0109B. Ideas de Hipócrates. 0156B. Inquirillo, Médico [HILLARY, William. An inquiry into the means of improving medical knowledge: By examining all those methods which have hindered, or increased its improvement in all past ages. To which is added, an explanation of the motion and action of fire, in and upon the human body, both in continuing life, and in producing and curing diseases. By William Hillary, M.D. London: Printed for C. Hitch and L. Hawes in Pater-Noster-Row, 1761]. 0161B. Francisco JARQUE. Vida prodigiosa en lo vario de los sucesos, exemplar en lo heroico de religiosas virtudes, admirable en los favores del Cielo, gloriosa en lo apostolico de sus empleos del Venerable Padre Antonio Ruiz de Montoya. 0097B. JUAN DE TRINIDAD. Espositionem Constitutionis Gregorii XV contra Confessarios sollicitantes in confessionibus. 0160B. Juan Seraphio, Prácticas [ Juan SORAPAN DE RIEROS. Medicina Española contenida en Proverbios vulgares de nuestra lengua, muy provechosa para todo género de estados, para Philósophos y Médicos, para Theólogos y Iuristas, para el buen regimiento de la salud y más larga vida. Granada, Martín Fernández Zambrano, 1616]. 0004B. JUANINI, Juan Bautista. Nueva Idea Physica Natural demostrativa, origen de las materias que mueven las cosas... 0038B. Jucin Mestia [no identificado]. 0057B. JUNGKEN, Johann Helfrich. Johannis Helfrici Jungken... Corpus pharmaceutico-chymicomedicum universale sive Concordantia pharmaceuticorum compositorum discordans, modernis medicinae practicis dicata. 0016C. KUFNERUS, Georgius. De morbis puerorum. 0013A (b). LANCILLOTTI, Carlo. Guida alla chimica, che conduce gl’affetionati per il regno metallico, dimostrando ad estraere di loro, sali, oglij, essenze, magisterij, mercurij... 0032C. 155.


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LAREDO, Bernardino de. Metaphora medicine [et] chirurgie nueuamente copilada por vn frayle menor de la p[ro]uincia de los Angeles... 0030B. LAREDO, Bernardino de. Modus faciendi cum ordine medicandi. 0015B. LAURENS, Andrés de. Andreae Laurentii... de crisibus libri tres: adiecta est uniuersalis quaedam methodus ad prognosin & crises omnium morborum, sed praecipue acutorum morborum conferens... 0012A. Lebe, Remedio secreto [LIÉBAULT, Jean (1616) Secrets de med. et philos. chym. Lyon: Chez Pierre Rigaurd. - MARINELLI, Giovanni. (1579). Thrésor des remèdes secrets pour les maladies des femmes, pris du latin et faict françois par Jean Liébaut, Paris]. 0137B. LEBRIXA (NEBRIJA), Antonio de. Aelii Antonii Nebrissensis grammatici Dictionum Hispanarum in Latinum sermonem translatio. 0079B. LEBRIXA (NEBRIJA), Antonio de. Ars literaria cum expositione ex figuris Antonii Mancinelli, ubi non modo quae Donatus, verum quae Fabius Quintilianus & alii de Figuris diferuerunt, ille culci quodam filio discerpsit. 0102B. LEBRIXA (NEBRIJA), Antonio de. Ars literaria cum expositione ex Hispalensi exemplari, per eumdem Antonium novissime correcta, sumpta, cum figuris Antonii Mancinelli, ubi non modo quae Donatus, verum quae Fabius Quintilianus & alii de Figuris diferuerunt, ille culci quodam filio discerpsit. 0181B. LEDRAN, Henri-François. Observaciones de cirugia, a las quales se añaden muchas reflexiones muy utiles por Mr. Ledran; traducidas del Francés al Castellano por Felix Galisteo y Xiorro. 0089B. LEDRAN, Henri-François. Tratado ò reflexiones sacadas de la practica acerca de las heridas de armas de fuego. 0178B. LEMERY, Niccolo. Dizionario o vero Trattato universale delle droghe semplici. 0014C. L.MERY, Nicolas. Corso di chimica del signor Nicolo Lemery: ch’insegna il modo di fare l’operationi che sono usuali nella medicina, con metodo facilissimo e raggionamenti sopra ciascuna operatione. 0010C. L. MERY, Nicolas. Cours de chymie contenant la maniere de faire les operations quisont en usage dans la medecine... 0009C. L.MERY, Nicolas. Dictionnaire universel des drogues simples, contenant leurs noms, origine, choix, principes... 0008C. LÉMERY, Nicolás. Pharmacopea universale che contiene: tutte le composizione di farmacia le quali son in ufo nella medicina tanto in Francia, quanto per tutta l`Europa, le loro virtù, dose, e maniere di mettere in pratica le più semplici e le migliori... 0011C. Lemott. Farmacia [no identificado]. 0035C. 156.


• capítulo 3

León de Arte [medendi] [VEGA, Cristóbal de. (1564). Christophori a Vega Liber de arte medendi… Lugdunum [Lyon-Francia]: Apud Gulielmum Rovillium]. 0050B. Adicionalmente existen ediciones de: (a) 1565, Lugdunum [Lyon-Francia]: Apud Gulielmum Rovillium. (b) 1580, Compluti [Alcalá de Henares-España]: Ioannes Yñiguez a Lequerica excudebat]. LOBERA DE ÁVILA. Luis. Vergel de sanidad que por otro no[m]bre se llamaua Banquete de caualleros y orden de biuir... 0016B. LÓPEZ, Juan de Dios. Compendio Anatómico dividido en quatro partes... 0063B. LOPEZ, Juan de Dios. Compendio anatonico, segunda parte, myotomologia, o Discurso theorico-practico de la naturaleza, i circunstancias de los musculos, llamado por otro nombre la myologia. 0170B. LOPEZ CUESTA, Luis. Epistolas del glorioso doctor de la Yglesia San Geronimo. 0159B (b). LÓPEZ DE LEÓN Pedro. Práctica y teórica de las apostemas. 0003B. Loribalo, En pulso, Portugués. 0020B. LOSADA, Luis o ISLA, José Francisco. IHS. La juventud trionfante, representada en las Fiestas, con que celebrò el Collegio Real de la Compañia de Jesus de Salamanca la Canonizacion de San Luis Gonzaga, y San Stanislas Kostka, y con que aplaudiò la Proteccion de las Escuelas Jesuitcas, assignada a San Luis Gonzaga por Nuestro SS. Padre Benedicto XIII. 0122B. LOYOLA, Ignacio de. Exercicios espirituales De nuestro P. San Ignacio de Loyola. 0125B. LOYOLA, Juan de. Historia de la devocion al Sagrado Corazon de Jesus, en la vida de la venerable Madre Margarita Maria, Religiosa de la Visitacion de Santa Maria, del Monasterio de ParayLe-Monial en Charolois. 0086B. LOZANO, Cristóbal. David perseguido y alivio de lastimados: Historia Sagrada, parafraseada con exemplos, y varias historias humanas y divinas... 0096B. LOZANO, Cristóbal. Primera parte de David Perseguido, y alivio de lastimados: historia sagrada, paraphraseada... 0096B. MALHERBE, François de. Les poésies de m. de Malherbe… 0179B. MANRIQUE, Ángel. Laurea evangelica hecha de varios Discursos predicables: con Tabla para todos los Sanctos y Dominicas de entre Año. 0116B. MAÑER, Salvador José. Methodo breve de Orthographia Castellana, para con facilidad venir en el pleno conocimiento del bien escribir. 0103B. MARQUE, Jacques de. Methodique introduction a la chirurgie, tirée des bons autheurs, & diuisée en deux parties. 0070B. MARTÍNEZ DE LEACHE, Miguel. Discurso farmacéutico sobre los cánones de Mesue. 0017C. 157.


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MARTÍNEZ DE LEYVA, Miguel. Remedios preservativos y curativos, para en tiempo de la peste. Y otras curiosas experiencias. Divido en dos cuerpos... 0153B. MARTINEZ DE RIPALDA, Juan. De Ente Supernaturali Dispvtationes. In vniversam Theologiam. Tomus Prior. 0087B (b). MARTINEZ DE RIPALDA, Juan. Expositio brevis litterae Magistri sententiarum. Cum quaestionibus quae cierca ipsam moveri possunt, et Auctoribus qui de illis disserunt. 0087B (c). MARTINEZ DE RIPALDA, Juan. R. P. Joannis Martinez de Ripalda, Pompeiopolytani, e Societate Jesu, in Academia Salmanticensi pro eadem Societate Primario olim Professore: In Scholis Regalibus Matritensibus Moralis disciplinae Interprete: et in supremo Sacrae Inquisitionis Senatu Fidei Catholicae Censore. Tractatus Theologici, et Scholastici de Virtutibus Fide, Spe, et Charitate. 0087B (a). MASSARIA, Alessandro. Alexandri Massariae... Practica medica in qua methodus accuratissima traditur & cognoscendi & rectissimé curandi omnes humani corporis morbos... 0018B. MASSARIA, Alessandro. Alexandri Massariae... Practica medica in qua methodus accuratissima traditur & cognoscendi & rectissimé curandi omnes humani corporis morbos... 0051B. MATAMOROS VAZQUEZ GALLEGO, Benito. Selectarum medicinae disputationum: tomus I in quo praeter ea quae de febrium theoria, coetione & putredine & alijs ex professo disputantur... 0015A. MATTIOLI, Pedro Andrés. De simplicium medicamentorum facultates secundum locos atque etiam secundum genere. 0017A. MAURICEAU, François. Observations sur la grossesse et l’accouchement des femmes, et sur leurs maladies & celles des enfans nouveau-nez: en chacune des quelles les causes & les raisons des principaux évenemens sont décrites & expliquées. 0062B. Meditaciones de el Corazón de Jesús, retiro espiritual y ejercicios de Santos. 0157B. MERCADO, Luis. Tomus primus operum Ludouici Mercati... de veritate et recta ratione principiorum ac theorematum & rerum omnium que in medica facultate tractantur. 0014A. MERINO, Diego. Didaci Merini Hurunnuelensis... De morbis internis libri sex ad illustrissimum... D. D. Didacum Couarruuiam Episcopum Segouiensis... Bvrgis Apud Philippum Iuntam, 1575. 0074B. MEUVE, M. d. Dictionnaire pharmaceutique ou apparat de medecine, pharmacie et chymie etc... 0034C. MOLINA, Antonio de. Exercicios espirituales, de las excelencias, prouecho, y necessidad de la oracion mental, reduzidos à dotrina, y meditaciones: sacados de los Santos Padres, y Doctores de la Iglesia por... Antonio de Molina... 0130B. 158.


• capítulo 3

MOLINA, Juan de. Epistolas de San Geronymo. 0159B (a). MONARDES, Nicolaus. De simplicibus medicamentis ex occidentali India delatis, quorum in medicina vsus est… 0041C. MONTE, Juan Bautista de. Io. Baptistae Montani… Consultationum medicinalium. 0056B. MORERI, Luis. El gran diccionario histórico o miscellanea curiosa de la historia sagrada y profana, traducido en castellano por D. Joseph de Miravel y Casadevante. 0025B. MURILLO Y OLLACARIZQUETA, Miguel de. Terapéutica: Método de Galeno en lo que toca á cirugía: va añadido un tratado de cirugía. 0108B. MURILLO Y VELARDE, Tomas de. Aprobacion de ingenios, y curacion de hipochondricos, con obseruaciones y remedios muy particulares. 0092B. MUSA, Antonius. Examen omnium syruporum quorum publicus usus est. 0037C. MUSITANO, Carlos. R. D. Caroli Musitani... Opera medica chymico-practica, seu Trutina medico-chymica... 0043B. NEBRIJA, Antonio. Dictionarium Latino-Hispanicum, Geographicum, & Hispano-Latinum. 0078B. NEBRIJA, Antonio. Vocabulario español-latino. 0078B. NEPVEU, Francisco. Pensamientos o reflexiones christianas para todos los dias del año. 0145B. NIEREMBERG, Juan Eusebio. Diferencia entre lo temporal y lo eterno: desengaños e la vida con la memoria de la eternidad, postrimerias humanas y misterios divinos, por el... Padre Juan Eusebio Nieremberg... y adicionada con dos opusculos... Pecado Mortal y Confesion y Pecado Venial y Frecuencia de Sacramentos. 0081B, 0120B. NUÑEZ DE ORIA, Francisco. Aviso de sanidad que trata de todos los generso de alimentos, y del regimiento de la sanidad. 0112B. NÚÑEZ DE PRADO, José. Grammatica de la lengua francesa: dispuesta para el uso del Real Seminario de nobles por el Padre Joseph Nuñez de Prado de la compañía de Jesus. 0075B. ODDIS, Oddo degli. De pestis et periferorum omnium affectuum causis, signis, praecautione, & curatione libri 4. 0018A. Olvesio, Ideas de animales. 0169B. ORELLANA, Antonio de. Relación sumaria de la vida y dichosa muerte de N. P. Cypriano Barazo de la Compañía de Jesu, muerto a manos de barbaros en la Mission de los Moxos… 0148B. OVIDIO NASÓN, Plubio. Pvb. Ovidii Nasonis fastorvm liber I-IV. Tristivm liber primvs – qvintvs. de ponto liber primvs – iv. in ibin. consolatio ad liviam. 0114B. OVIEDO, Juan Antonio de. Elogios de muchos hermanos coadjutores de la Compañia de Jesus, que en las quarto (sic) partes del Mundo han florecido con grandes creditos de Santidad. 0121B. 159.


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OVIEDO, Luis. Methodo de la coleccion y reposicion de las medicinas simples, de su correccion y preparacion y de la composicion de los letuarios, jaraves, pildoras, trociscos y azeytes que estàn en vso… 0022C. PALACIOS, Felix. La pharmacopea triunfante de las calumnias, y imposturas, que en el “Hipocrates defendido” ha publicado el doctor don Miguèl Boix... 0001C. PARDIES, Ignacio Gaston. Elemens de Geometrie, où par une Methode courte et aisée on peut apprendre ce qu’il faut savoir d’Euclide, d’Archimede, d’Apolloius, et les plus belles inventions des anciens et des nouveaux Geometres. 0110B. PEDRAZA Y CASTILLA, Juan de. La verdad sobre el agua: dissertación Histórico-CríticoMédico-Práctica en que se prueva evidentemente que el agua no puede ser remedio universal de todas las dolencias: refutanse todos los papeles a favor del agua. 0017B. PENICHER “collectanea pharmaceutica” [PENICHER, Ludovicus. Collectanea pharmaceutica, seu apparatus ad novam Pharmacopeam]. 0026C. PETIT, Jean Louis. Tratado de las enfermedades de los huesos: en el que se trata de los aparatos y máquinas más útiles para curarlas. 0174B. Pharmacopoeia Augustana renovata et appendice denuo aucta. 0012C. PICHI, Antonio. L’ arcano de’ segreti medicinali, e per onzione, con la rifermazione del mercurio, e la trasmutazione de’metalli. 0045B. PINAMONTI. Pedro Juan [PINAMONTI, Giovanni Pietro. Breves meditaciones sobre los novissimos: repartidas por los dias del mes: con la regla para vivir bien todo el tiempo / por el P. Juan Pedro Pinamonte, de la Compañia de Jesus; traducidas del idioma toscano al castellano, por un Deseoso del bien de las almas. Valencia: Joseph Thomàs Lucas..., 1760]. 0117B. PINELLI, Lucas. (Pablo José de ARRIAGA). Tratado de la Perfeccion Religiosa, y de la obligacion que todos los Religiosos tienen de aspirar a ella. 0139B. PORTA, Juan Bautista de la. De i miracoli et maravigliosi effetti dalla natura prodotti. 0066B. Queil, Medicina estática [QUINCY, John. Medicina Statica, T. Longman, Londinum, 1737]. 0166B. QUINCY, John. Lexicon physico-medicum: or, A new physical dictionary; explaining the difficult terms used in the several branches of the profession... with account of the things signified... 0069B. REAL COLEGIO DE MÉDICOS (LONDRES). Pharmacopoeia Collegii Regalis Medicorum Londinensis. 0020C. RIBADENEYRA, Pedro de. Flos Sanctorum, o Libro de las vidas de los Santos. 0084B. RINUCCI, Juan Bautista. El capuchino escocés. 0158B.

160.


• capítulo 3

RIVERO, Juan. Teatro del desengaño en que se representan las verdades católicas, con algunos avisos espirituales a los estados principales, conviene a saber, Clérigos, Religiosos y Casados, y en que se instruye a los mancebos solteros para elegir con acierto su estado y para vivir en el ínterin en costumbres cristianas. obra póstuma. 0118B. RIVIÈRE, Lagare. Lagare Riberii... Opera Medica universa... 0022B. ROCHE, Juan Luis. Fragmentos curiosos, y eruditos de algunos ingenios modernos en que se expone una critica universal en todo genero de materias. 0047B. RODRIGUEZ, Alonso. Exercicio de Perfeccion, y virtudes cristianas. 0119B. Rodríguez Apiz [hiblea] [RODRÍGUEZ, P., S. I., Marin, V., Martinez Abad, D., (Madrid), Real, C., Real Colegio de Cirugía de San Carlos (Madrid), ant. pos., & Universidad, C., Universidad Complutense (Alcalá de Henares), ant. pos. (1705). Apis hyblaea, siue petri ioseph rodriguez e societate iesu... utilia pharmaca elaborandi per-breuis methodus neotericorum usui valde accomodata; in lucem prodiens sub auspicijs... vitalis marin. Matriti: Ex thypographia Didaci Martinez Abad]. 0099B. RUDIO, Eustaquio. Eustachii Rudii Vtinensis... Ars medica, seu de omnibus humani corporis affectibus, siue internas eius, siue externas partes, siue etiam totum corpus obsideant, medendis libri quatuor. 0014B. SCHRÖDER, Johannes. Pharmacopoea Schrödero-Hoffmanniana illustrata et aucta, qua composita quaeque celebriora, hinc mineralia, vegetabilia & animalia chimico-medice describuntur. 0018C. SEGARRA, Jacobus. Commentarii physiologici, quipus praefixus esst ejusdem auctoris libellus de artis medicae prolegomenis. 0013B. SENNERT, Daniel. Compendium institutionum medicarum. D. Sennerti… 0105B. SENNERT, Daniel. Institutionum medicinae libri V autore Daniele Sennerto. 0136B. SENNERTI, Daniel MOCHINGERUS, Jorge. Compendium Institutionum Medicarum. D. Sennerti... disputationibus XVII... propositum. 0020A. SGOBBIS, Antonio. Vniuersale theatro farmaceutico: fondato sopra le preparationi farmaceutiche scritte da’ medici antichi, greci, & arabi; principalmente da Galeno, e Mesue... 0025C. SHARP, Samuel. Critica synopsis de la cirugia y compendio practico manual de sus operaciones… 0046B. Silberico Vocabulario médico. 0032B. Silvio en francés [SYLVIUS, Franciscus (Franz de le Boë). Praxeos medicae idea nova, liber primus, de afectibus naturales hominis fuinctiones laesas vel constituentibus, vel producentuibus, vel consequentibus. Lugduni Batavorum, Apud viduam Joannis Le Carpentier, 1671]. 0015C. 161.


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SOLÍS Y RIBADENEYRA, Antonio. Historia de la conquista de México, población y progresos de la América Septentrional, conocida por el nombre de Nueva España. 0073B. STEINHÓFER, STEYNEFER (ESTEYNEFFER), Juan. Florilegio medicinal de todas las enfermedades, sacado de varios y clasicos Authores para bien de los pobres, en particular para las provincias remotas en donde administran los RR. Misioneros de la Compañia de Jhesus. 0005A. STEINHÓFER, STEYNEFER (ESTEYNEFFER), Juan. Florilegio medicinal de todas las enfermedades, sacado de varios y clasicos Authores para bien de los pobres, en particular para las provincias remotas en donde administran los RR. Misioneros de la Compañia de Jhesus. Reducido a tres libros… 0042B. TAUVRY, Daniel. Traite des medicamens et la maniere de s’en servir pour la guerison des Maladies suivant les experiences des Medecins modernes avec les formules pour la composition des Medicamens. 0060B. TOLEDO, Francisco [Véase Sommervogel, viii, 64-69]. 0143B. TORRE VALCÁRCEL, Juan de la. Espejo de la philosophia y compendio de toda la medicina teorica y practica. 0007B. Torres, sus obras [TORRES VILLARROEL, Diego de. Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras de el doctor don diego de torres Villarroel; Medico para el bolsillo, doctor a pie, Hypocrates chiquito: medicina breve, facil, y barata, para mantener los cuerpos con salud, y curarlos de los achaques mas comunes: sirve desde este presente año, hasta el dia de el Juìcio particular de cada pobre, y lo envia desde Portugal, à unos de valde, y à otros por su dinero (1734)]. 0115B. Tubri, Nueva práctica medicinal en francés. 0171B. VALERIUS, Cordus. Dispensatorium sive pharmacorum conficiendorum ratio, plus quadragentis erroribus liberata atque vindicatsa, scholiisque illustraata… 0038C. VALLES DE COVARRUBIAS, Francisco. Controuersiarum medicarum et philosophicarum Francisci Vallesij Couarruuiani. 0026B. VEGA, Cristóbal de. Liber de arte medendi. 0021B. VELEZ DE ARCINIEGA, Francisco. Theoria pharmaceutica. Sectiones septen regularum universalium â Ioanne Mesue Damasceno scriptarum aliquot, simpliciumquè medicaminum electtiones, hispanicam in linguam translatas, latinis in ipsas annotationibus continens… 0039C. Versebal, Restario, un tomo en octavo [RESTIARIUS, Bartholomeus. Theses ex universa philosophiae desumptae, ab ingenuis ac doctis philosophiae baccalaureis, Bartholomaeo & Ioanne Restiarius (1570). Edité par Ingolstadt, Alexander Weissenhorn, 1570]. 0059B. 162.


• capítulo 3

VETTORI, Leonello. Practica Medicinalis Leonelli Faventini de Victoriis cum escholiis Ioannis Kufneri. 0013A (a). Vida de el padre Barasi. 0148B. Vida de Sor Mariana de Astorga. 0076B. Vida nova. 0031B. VIDOS Y MIRÓ, Juan de. Primera parte de medicina y cirugia racional y espagirica sin obra manual de hierro, ni fuego, purificada con el de la Caridad, en el crisol de la razón y experiencia para alivio de los Enfermos... 0041B. VIDOS Y MIRÓ, Juan de. Primera parte de Medicina y cirugia racional y espagirica, sin obra manual de hierro ni fuego, purificada con el de la Caridad, en el crisol de la razon, y experiencia, para alivio de los enfermos: con su antidotario de rayzes...: y la farmacopea… 0107B. Vienense. 0005C. VIGIER, Jean. Pharmacopea Ulyssiponense, galenica e chymica: que contem os principios, diffiniçoens e termos geraes de huma [et] outra pharmacia, [et] hum lexicon universal dos termos pharmaceuticos, com as preparaçoens chymicas [et] composiçoens galénicas… Lisboa: na Officina de Pascoal da Sylva... 0155B. VILLA, Esteban de. Libro de simples incognitos en la medicina. 0030C. VILLA, Esteban de. Ramillete de plantas compuesto por el P. Fray Esteuan de Villa. 0031C. VILLACASTIN, Tomas de. Regvlae Societatis Iesv. 0165B (b). VILLACASTIN, Tomas de. Sumario de las Constituciones que pertenecen a la espiritual institucion de los nuestros, y todos las deben observar. 0165B (c). VILLACASTIN, Tomas de. [Véase: Sommervogel, viii, 759-764]. 0165B (a). VILLALON, Luis. Nuevo tesoro de medicin. Nuevo tesoro de medicina sacado de los aphorismos de la charidad: segun la practica de muchos enfermeros capuchinos assi españoles como italianos. Madrid, en la oficina de Fermin de Estrada, 1731. 0039B. VIRREY Y MANGE, Pascual Francisco. Manual de Cirugia practica, promptuario completo, acomodado à la mas breve eficàz curacion racional, y comprehensible direccion Espagyrica. 0044. VIRREY Y MANGE, Pascual Francisco. Tyrocinio practico, medico-chymico-galenico, breve methodo de curar los enfermos por racionales indicaciones; tomo primero. 0044. [Vlcai o Ulcai] Tratado francés. 0142B. Vocabulario español y francés. 0093B. ZAMORA Y CLAVERIA, José. Pathologicae elucubrationes, in quius explanantur sex Galeni libri de morborum et symptomatum diferentiis... 0021A. 163.


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ZAPATA, Giovanni Battista. Li marauigliosi secreti di medicina e chirurgia... raccolti dalla prattica dell’eccellente medico M. Gio. Battista Zapata da Gioseppe Scientia [...]. 0113B.

Abreviaturas Aguilar Piñal AGUILAR PIÑAL, Francisco. Bibliografía de Autores Españoles del siglo xviii. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1981-1995. Antonio Nicolao ANTONIO. Bibliotheca hispana nova sive hispanorum scritorum qui ab anno md ad mdclxxxiv floruere notitia. Matriti, 1783. Diccionario enciclopédico Diccionario enciclopédico hispano-americano de literatura, ciencias y letras. Barcelona, 1887-1899. DS VILLER, Marcel (ed.). Dictionnaire de Spiritualité ascétique et mystique, doctrine et histoire. París, Beauchesne, 1937-1995. 17 vols. Hurter HURTER, H. Nomenclator Literarius recentioris Theologiae catholicae theologos exhibens qui inde a Concilio Tridentino floruerunt aetate, natione, disciplinis distinctos. Oeniponte, 1892. Palau PALAU Y DULCET, Antonio. Manual del Librero hispano-Americano. Barcelona, Librería Antiquaria, primera edición, 1927. Quetif- Echard QUETIF, Jacques y ECHARD, Jacques. Scriptores Ordinis Praedicatorum recensiti notisque historicis et criticis illustrati, opus quo singulorum vita praeclareque gesta referuntur, chronolia insuper, seu tempus quo quisque floruit certo statuitur: scripta genuina, dubia, suppositia expenduntur, recentiorum de iis judicium aut probabur aut emendatur; codices manuscripti, varieque e typis editiones et ubi habentur, indicantur: alumni dominicani, quos alieni rapuerunt, vindicantur, dubii 164.


• capítulo 3

et extranei, falsoque scripti ad cujusque saeculi finem rejiciuntur, et suis restituuntur… Lutetiae Parisiorum, apud J. B. C. Ballard et N. Simart, 1719-1721 [reproducción en offset: Nueva York, 1959, 2 vols.]. Sommervogel SOMMERVOGEL, Carlos. Bibliothèque de la Compagnie de Jésus. Bruxelles-París, Oscar Schepens, Alphonse Picard, 1890-1932. Streit STREIT, Rob. Bibliotheca Missionum. ii. Amerikanische Missionsliteratur 1493-1699. Freiburg/Br. Herder & Co. G. M. B. H. Verlagsbuchhandlung, 1924. iii. Amerikanische Missionsliteratur 1700-1909. Freiburg/Br. 1927. Uriarte URIARTE, P. J. Eug. de. Catálogo razonado de obras anónimas y seudónimas de autores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia española: con un apéndice de otras de los mismos, dignas de especial estudio bibliográfico (28 spet. 1540-16 ag. 1773). Madrid, Establecimiento tipográfico “Sucesores de Rivadeneyra”, 1904-1916. Uriarte-Lecina URIARTE, José Eug. de y LECINA, Mariano. Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España desde sus orígenes hasta el año de 1773. Madrid, Imprenta de la viuda de López del Horno, 1925-1930.

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Referencias adicionales Del Rey Fajardo, José. La biblioteca colonial de la Universidad Javeriana de Bogotá. Caracas, Miguel Ángel García e Hijo [s. f.]. Biblioteca Nacional de Colombia. Ex-libris ms. de la Librería del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé. Real Academia de Historia. Diccionario biográfico español. http://dbe.rah.es/biografias/32682/ juan-de-sorapan-rieros Biblioteca Complutense de Madrid. Catálogo Cisme. https://ucm.on.worldcat.org Società di Dotti. Biografia universale antica e moderna ossia Storia per alfabeto della vita pubblica e privata di tutte le persone che si distinsero per opere, azioni, talenti, virtù e delitti. Opera affatto nuova compilata in Francia da una società di dotti ed ora per la prima volta recata in italiano con aggiunte e correzioni. Venecia: Giovanni Battista Missiaglia, 1825. https://play. google.com/books/reader?id=PHNwiaoXpAwC&hl=es&pg=GBS.PA1 Biblioteca Digital Mundial. https://www.wdl.org/es Biblioteca Virtual de Andalucía. http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/catalogo/es/ consulta/busqueda.cmd Bonnant, Georges. “La librairie genevoise en Amérique Latine au XVIIIe siècle”. En Cinq siècles d’imprimerie genevoise, editado por Jean-Daniel Candaux y Bernard Lescaze. Génova, 1981. Bayerische Staatsbibliothek. https://www.bsb-muenchen.de/ Universiteits Bibikotheek Gent. https://lib.ugent.be/ Diccionario de medicina y cirugía, o Biblioteca Manual Médico-Quirúrgica. Madrid: Francisco Martínez Dávila, 1815. López Piñero, José María, María José Báguena Cervellera, José Luis Barona Vilar, José Luis Fresquet Febrer, María Luz López Terrada, José Pardo-Tomás, Vicente Salavert Fabiani y María Luisa García Nájera. Bibliographia medica hispanica, 1475-1950. Vol. II: Libros y folletos, 1601-1700. Valencia: Instituto de Estudios Documetales e Históricos sobre la Ciencia – Universidad de Valencia/ CSIC, 1989.

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ş capítulo 4



Flora y fauna en las misiones josé del rey fajardo, s. j.

Se presenta a continuación el índice alfabético de la flora y fauna descrita por los misioneros jesuitas en los llanos de Casanare y en el río Orinoco. Abejas. Su picadura en general, si la tienen, no es dolorosa y además son tranquilas y nadie las teme. Su miel es negra y con esfuerzos logran ponerla un poco amarillenta1. Le damos entrada individual a cada una de las variedades: guanota, miel del araguato, piachi y parake. Abejas. Forman sus colmenas en alguna oquedad de los árboles y son mucho más pequeñas que las europeas; son de color negro, así como su miel y su cera. “Es digno de admiración que estas abejas no tengan aguijón”2.

1 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 248. 2 Pierre Pelleprat, Relato de las Misiones de los Padres de la Compañía de Jesús en las Islas y en tierra Firme de América Meridional, edición y estudio preliminar por José del Rey Fajardo, S. J. Vol. 77 (Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1965, ix-xxii), 61. La especie de abejas descrita por Pelleprat parece ser diferente a la descrita por Gilij, en cuanto no tiene aguijón.

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Accuri (en español: picure)3. Se puede decir que es “una especie de conejo”, aunque “más grande y más sabroso”. Los hay por todas partes y son muy estimados por los europeos4. Accuri-matirí. Es una hierba blanquecina que nace junto a los charcos “y es excelente para la ictericia”. La palabra tamanaca significa: “tela de picure” o “conejo silvestre”5. Aceite de caraba*. No especifica de qué palma lo extraen; sin embargo, le dan varias utilidades. Sirve para embijarse los indios y también como combustible, pues, amén de no tener mal olor, “su llama era tan hermosa como la de la cera blanca”6. Achote. Véase: Anoto. (También Onoto). Ají de pajarito. Es una variedad de pimiento y sumamente picante. Su fruto es alargado y pequeño y se utiliza para condimentar los alimentos y también para usos médicos7. Akéi-maracari (en español: espadilla). Su significado en tamanaco es “cascabel de serpiente”. Es una hierba un poco peluda, “pero de un olor aromático, y agradable para todos”8. Akkei-yemhitpe. Véase: Verdolaga orinoquense. Akkére-panári (oreja de tigre). Es una hierba baja de hojas blanquecinas y pequeñas “y se dice útil para las enfermedades venéreas”9. Algarrobo. En las selvas donde hay peñascos y piedras se da el algarrobo, que son árboles tremendos y “dejan caer de sus troncos cuajarones de 3 Alfredo Paolillo y Aldemaro Romero Díaz, “Los relatos de la fauna orinoquense hechos por Felipe Salvador Hilij, avaluados con la óptica de la zoología del siglo XX”, Montalbán, n.º 21 (1989): 174: el picure puede ser: Myoprocta pratti o Dasyprocta spp. 4 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 229. 5 Ibid., 180. 6

Pelleprat, Relato, 61.

7

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 187.

8

Ibid., 180.

9

Ibid., 179-180.

170.


• capítulo 4

goma de a dos tres libras cada uno” y es diáfana como el mejor cristal. Los indios la utilizan para alumbrarse de noche. También se usa como barniz que se aplica en los encerados de lienzo y los clarifica; hay que ponerla al calor del sol y cuando se derrite nace un licor espeso que es el utilizado para estas funciones10. Algarrobo. Véase: Guayavayá. Algodón. Se encuentra esta planta en muchas partes y es conocidísima por todos. Crece hasta la altura de dos o tres varas, y “su tronco se derrama en muchas ramitas, de las cuales unas en los veranos subsiguientes se secan, y otras permanecen verdes”. Las pequeñas plantas se cargan de algodón a los seis u ocho meses “y cuanto más crecen, más fruto dan, con tal de que se les cuide”. Lamentablemente, solo sacan para sus necesidades: “de sedal para pescar, para las redes de dormir, y para las pequeñas telas que usan para cubrirse”11. Altamisa (i). La altamisa tiene un tallo alto, las hojas recortadas y no desemejantes a las del ajenjo. Algunos creen que “tiene alguna virtud singular”12. Altamisa (ii). Es una hierba lacustre con que se alimenta la payara y los españoles la llaman altamisa, “que comida da un grato amargor a sus carnes”13. Amarachí. La amarachí es un tipo de palmera semejante al píritu, pero de tronco más grueso y de espinas más largas; “sirvió en tiempos antiguos de peine”14.

10 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 214. 11 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 199. 12

Ibid., 121.

13

Ibid., 90.

14

Ibid., 164. 171.


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Ánades. Los ánades15 son de mejor carne que el pato real por los lugares húmedos en que habitan y por los muchos insectos que comen16. Ananá. “En el Orinoco, país en que son nativas, se dan hermosísimas”. En la región la distinguen con varios nombres: menúre, nana o bien ananá y con este último apelativo las designan en Brasil y en Asia. Se dan varias especies, unas piramidales y otras cónicas, pero todas producen “frutos estimables por su sabor”. También se encuentran silvestres17. Anime. Véase: Yore. Anocó. El anocó tiene una flor entre amarilla y rojiza y solía intercalarse en las plantaciones de cacao18. Anoto (i). El árbol llamado anoto o achote es una planta coposa y produce en cada cogollo un hermoso ramillete de flores medio blancas y medio encarnadas. De cada ramillete resultan muchos racimos de frutas encarnadas cuya cáscara se parece a la de las castañas y dentro de cada cáscara madura, un gran número de granitos encarnados que semejan a las granadas silvestres. Su principal misión consiste en vestir a los indios pues con su untura se defienden de los mosquitos y de los rayos inclementes del sol. Gumilla descubrió que era un “eficacísimo remedio contra todas las quemaduras y pringues, ya de aceite, ya de grasa, ya de agua o caldo caliente”19. Anoto (ii) (achote). Es un arbusto de hojas no grandes y de un verde que tira al amarillo y rojizo. Su fruto tiene una corteza áspera, pero se abre fácilmente al modo del fruto del algodón. Su tamaño es similar al de las almendras. La diferencia entre las dos especies de anoto en el Orinoco radica 15 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 167: son los conocidos como silbadores (Dendrocygna autumnales, D. bicolor y D. viduata). 16

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 116.

17

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 194.

18

Ibid., 174.

19 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 442-443: ponen en infusión gran cantidad de estos granos y después de bien lavados y restregados con las manos, queda un agua colorada; al día siguiente toda la tintura aparece en el fondo del recipiente y al agua con su primigenio color. Se derrama el agua y dejan al sol el achote, y cuando está a medio secar, “forman los indios pelotas, que guardan para moler con aceite y untarse diariamente”.

172.


• capítulo 4

en el color de los granos de su fruto: unos son rojos y otros amarillos. Los españoles usan de los amarillos para sustituir el azafrán en la condimentación de los alimentos, mientras que los indígenas usan el rojo para embijarse para los bailes. Para conservarlo fresco machacan unos granos y los introducen en un recipiente de agua. Al final, lo rojo reposa en el fondo de la cacerola. La siguiente acción la llevan a cabo las mujeres pues vacían el agua y el rojo lo empastan con aceite de tortuga. Así, hacen bolas de como cuatro onzas y son las que utilizan después en sus pinturas, aunque no pueden evitar el olor del aceite en que están empapadas20. Antídotos. No deja de lado Gumilla los antídotos. El primero es el bejuco de guayaquil, que es muy difícil de conseguir. El segundo, la hoja de tabaco, que “mascado en cantidad, parte tragado y parte aplicado a la mordedura sajada, continuándole tres o más días” es remedio eficaz contra toda culebra. El tercero es la “piedra oriental”, aserrada y tostada hasta que toma el color del carbón; se saja la mordedura y se aferra al carbón que chupa el veneno. Pero también se recomienda al herido que masque conjuntamente tabaco. El cuarto, si la mordedura está en sitio capaz de admitir una ventosa, se aplica una seca; la segunda, sajada, chupa un humor amarillo; la tercera da el mismo humor con pintas de sangre, y por fin “saca la sangre pura y queda evacuado el veneno y sano el paciente”. El quinto: una buena porción de aguardiente fuerte tinturado con pólvora; “la tercera vez ya superó y amortiguó el veneno”. El sexto: el bejuco de playa que se da en todos los ríos de tierra caliente; su color es verde como sus hojas. Exige mucho cuidado pues si a la vez toma el picado de serpiente otro remedio, “luego le cuesta la vida”. Finalmente, el colmillo del caimán o cocodrilo21. Añil (i) Idéntico concepto al expresado sobre el café se forma del añil que crece entre las malezas22.

20 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 199-200. 21 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 401-402. 22

Ibid., 249. 173.


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Añil (ii) (en italiano: índigo; indaco). Es muy semejante casi en todo a la cabruna. Produce abundante simiente, “que una vez caída en tierra renace enseguida a las primeras lluvias y la llena toda de esta planta”23. Ara. Véase: Guacamayas. Arabata. Véase: Monos. Arácu. En las grandes sabanas se da el arácu, palma “de madera negra y dura como el guayacán”24. Aradores. Los aradores son unos animalillos imperceptibles, pero dejan su huella en su caminar entre el cuero y la carne, “donde van dejando unos surcos de salpullido en forma de semicírculo, y entre ellos ardiente comezón”. Es plaga difícil de combatir y “sólo con limón caliente y pólvora se amortigua, pero luego recobra su fuerza”25. Araguato. Es del tamaño de un perro ordinario, pero de larga barba, de color rojizo y de cola larga. Se tiene en gran estima su piel “y los tamanacos la creen conveniente para que los niños duerman encima sin peligro de enfermedades”. Su carne es estimada tanto por los indígenas como por los españoles y, añade Gilij, “creo que el araguato bien guisado sería estimado de los glotones”26. Mono (Alouatta seniculus). Araña sin nombre. Poco antes de 1767 apareció en el Orinoco “una nueva y modestísima raza”. Son pequeñas y rojas, pero tan venenosas que al morder les producían mucho sufrimiento a los heridos. Como cura usó Gilij “las raspaduras de la frutilla de San Ignacio, dadas a beber en aguardiente de miel de caña, y fue remedio oportuno y rapidísimo”. El jesuita italiano piensa que son semejantes a las coyas27. Aráta. Véase: Banana.

23 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 181. 24

Ibid., 167.

25

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 411-412.

26

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 217-218.

27

Ibid., 236-237.

174.


• capítulo 4

Aravatá-craviríri (chica de la mona). Es una variedad de chica silvestre que se da en el Orinoco y que los tamanacos llaman aravatá-craviríri, es decir, “chica de la mona”. Si se frota, no da color rojo ni de sangre, sino violado. La usan para teñir sus pampanillas, “y el colorido no puede ser más hermoso, sino que como no ponen en él vitriolo, el color es de poca duración”28. Aravatá-uanéri. Véase: Miel del araguato. Aravone. Es bueno para hacer vigas y construir casas29. Su flor es de un amarillo bastante agradable30. Araya. Es una araña del tamaño “de la cabeza de un hombre”, toda peluda, que abunda en las tierras de los parecas de quienes recibió la información. “Dicen que es del sabor de los cangrejos”31. Árbol del burro. En los llanos de Barinas, Guanare y Caracas y en los ríos que bajan al Orinoco se da un “árbol bajo, pero muy coposo, y carga de abundantes racimos de unas frutillas de la hechura y tamaño de nuestros fréjoles y es picante y aromática”. Su capacidad curativa contra la picadura de víbora era grande “con tomar cinco pepitas o seis, comidas enteras o hechas polvos, y aplicar otras tantas machacadas sobre la herida venenosa”. Según Gumilla, el nombre se debe a un fenómeno que observaron los pastores de aquella región cuando observaron que una víbora picó al garañón y este de inmediato se dirigió a uno de aquellos arbolitos y empezó a comer sus frutas y quedó sano. Por eso le llamaron el árbol del burro32. Areive. El areive se asemeja a las peras y no abunda. Su fruto es del tamaño de las almendras mayores, “aplastado como ellas, pero con cáscara de color café, sutil y lisa”33. Arimna. Véase: Pez temblador. 28

Ibid., 201.

29 Ibid., 159. 30

Ibid., 174.

31

Ibid., 237.

32 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 217. 33 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 162. 175.


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Armadillo. Pero “lo más común en estas sabanas” es el armadillo, celebrado por los indios “por lo regalado de su carne”, y por los españoles “por lo particular de su figura”. Su cabeza es “como la de un cochinillo de leche”, al cual imita en la inclinación y propiedades, “así en el alimento que usa, como en hozar la tierra”. El cuerpo se compone de varias piezas movibles “como las mallas de un peto, sirviéndole de espaldar su misma concha y de rodela dos piecezitas que abre”. Era muy perseguido por los chiricoas y guahivos34. Armadillo. Sobre los armadillos (llamados en otros idiomas cachicamos, atucó, ché, chucha y otras denominaciones) ya hemos hablado más arriba; sin embargo, el último hueso de la cola es un “remedio eficaz para el dolor de los oídos, de modo que puesta aquella extremidad o hueso en que termina la cola dentro del oído, se sosiegan los latidos que da, poco a poco, hasta quitarse del todo”35. Armadillo. Véase: Cachicamo. Arras. Tienen tanta carne como los pichones en Francia; “su plumaje es azul nacarado y tienen el pico ganchudo”36. Arroz. Gumilla llama la atención sobre la presencia del arroz, “que brota voluntariamente [en] la tierra húmeda, sin que nadie lo siembre y lo cultive”. Abunda mucho más “en terreno cultivado y de riego, en donde sembrado y trasplantado a su tiempo, conté repetidas veces sesenta espigas en una sola mata”. El arroz se da en los anegadizos de los ríos Orinoco y Meta, así como en Apure, Casanare, Tame y otros37. Arroz silvestre. Se da en los prados vecinos al Orinoco cuando caen las primeras lluvias. Así, el arroz “hace caprichosa pompa de sus verdes hojas y produce espigas en gran abundancia”, mas sus pequeños granos, que son de

34 Juan Rivero, Historia de las Misiones de los llanos de Casanare y los ríos Orinoco y Meta (Bogotá: Biblioteca de la Presidencia de Colombia, 1956), 11. 35 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 450. 36 Pelleprat, Relato, 63. 37

176.

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 430.


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color entre negro y rojizo, no igualan en el tamaño a los del arroz cultivado. Entre los indios, solamente los tamanacos lo usan38. Arúru. El arúru39 es “una especie de puercoespín” y sus espinas son de la longitud de los erizos europeos, pero están entreveradas de blanco y negro. Pesa cinco o seis libras y “su carne es tierna y sabrosa, aunque sabe demasiado a almizcle”40. Atucó. Véase: Armadillo. Auyama. Son calabazas que echan largos tallos, y si sus hojas son golpeadas con una vara, “producen una abundancia increíble de frutos”. En el verano el calor no mata sus tallos y se unen por todas partes por medio de sus raíces, pero cuando vuelven las lluvias “se llenan de hojas nuevas, de flores, y al poco tiempo de frutos”. Son de larga duración41. Avará. Véase: Corozo. Avaré. Véase: Rabipelado. Avató (en español: palma real). El avató es la palmera más alta de todas y su fruto “no es demasiado diverso del de la corova. Tampoco es ingrato al paladar”42. Aves. Gilij distingue en su exposición sobre las aves entre las de invierno y las de verano. Sobre las primeras dice que “es verdaderamente un gozo verlas en los árboles que están a la orilla y en los prados vecinos al Orinoco, cuantas están allí graznando al retorno de las lluvias y volando de rama en rama”43.

38 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 178. 39 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 174: es un puercoespín que corresponde a la especie Coendou prehensilis. 40 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 228. 41

Ibid., 186.

42

Ibid., 166-167.

43

Ibid., 114. 177.


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Avicú. “El avicú es una especie de álamo blanco, fácil de trabajar, casi del mismo color, y propio de los charcos y del agua”44. Avispa cachicamera. Véase: Avispas. Avispas. La quinta persecución corresponde a los tábanos y a las avispas furiosas “que obligan a una fuga acelerada”45. Avispas. Quien vive en la zona tórrida “sabe que toda es un nido de avispas”; sus nidos cuelgan, a modo de saquitos, tanto en las ramas de los árboles como del techo de las casas. Su picadura es extremadamente dolorosa “y hay que sufrir de espasmo un largo tiempo”. Los orinoquenses, que no se cuidan para nada de las serpientes, “son miedosísimos de las avispas, y las huyen con todas sus fuerzas”. Son de diversas clases, pero la más horrible es la cachicamera46. Babillas. Las babillas “son muy parecidas al caimán, pero de buena carne”47. Bachaco. Sus hormigueros “se encuentran en abundancia casi infinita” por todas partes. Además, son perpetuos e itinerantes pues recorren larguísimos caminos de noche “llevando sin detenerse nunca el maíz”. Dotados de “unos dientes mordaces” son un peligro para los sembrados de los indios, especialmente para las plantaciones de maíz, naranja, limón y “otros arbolitos cultivados”. Sus dientes también son venenosos, de tal forma que si el maíz no ha echado fruto, o si es tierno aún, al quitarle las hojas “no vuelve a echarlas y la cosecha está perdida indudablemente”. Asimismo, socavan el piso de las chozas de los indígenas, de tal manera que después de la época de lluvias tanto la casa como los amos y sus bienes quedan “sumergidos en la fosa hecha por los bachacos”. Su reproducción se verifica en los tiempos de lluvia y salen de sus hormigueros “adornados de alas”, y tras un breve vuelo, caen a tierra y así se convierten “en madre fecunda de un hormiguero”. Es el momento en que los indios los recogen en canastas. Sus dientes son grandes y agudos y a 44

Ibid., 158.

45 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 403-404. 46

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 246.

47

Rivero, Historia de las Misiones, 9.

178.


• capítulo 4

pesar de ello les cortan la cabeza a los que logran capturar, los “asan sobre losas de piedra puestas al fuego y se las comen”. De igual manera, les encanta el vientre del bachaco pues cuando salen de los agujeros “es del tamaño de un garbanzo blanco y lleno de una materia mantecosa”48. Bagre. Con respecto a los peces sin escamas hay que hacer mención de diversas especies de bagresk, que son pequeños “de diverso sabor y peso, y algunos grandísimos”. Gilij alude a que el amarillo es celebradísimo, el pintado no es desagradable, se estima mucho el listado y “no tienen más que la espina dorsal”49. Bagre armado. El bagre armado abunda en los ríos y “desde los huesos en que se ajustan contra el cuerpo sus agallas hasta la extremidad de la cola, tiene por cada costado una fila de uñas de hueso muy agudas y parecidas a las uñas del águila real”. Nada con la velocidad del rayo y al animal que se le arrima “le deja destruido e incapaz de vivir”50. Bálsamo caupau. Se extrae de un árbol, cuyo nombre Pelleprat no cita, haciéndole una incisión en la corteza. Es muy bueno para las heridas51. Banana. Los orinoquenses la llaman comúnmente páru o perúru y otros la llaman aráta o parataná. Sin embargo, Gilij considera que “no parece que haya de ponerse en la clase de los árboles la banana, o como otros dicen musa”, que en español significa plátano. La banana es un vegetal cuyo tronco está todo él compuesto de cortezas; sus hojas “son de maravillosa grandeza y de un verde que tira a amarillento”. No produce más que un solo ramo de frutos y no da más. Se dan varias especies de bananas: el guineo o cambur, los hartones y el dominico52. Las raíces subterráneas de las bananas producen nuevos retoños que se transplantan a

48

Ibid., 232-233.

49

Ibid., 92-93.

50 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 417. 51

Pelleprat, Relato, 61.

52

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 196. 179.


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hoyos de un palmo de hondo y “al cabo de seis meses, o a lo más de ocho a diez, se convierte en madre y produce también frutos”53. Baquiras o paquiras54. Son semejantes a los puercos de monte excepto en los pies, “que son blancos, y alguna que otra mancha también blanca”. Tienen una especie de ombligo y se suele abrir enseguida “para que con el olor al almizcle que tiene no infecte la carne del animal”55. Barcavá (para los orinoquenses: uacavá). Es célebre y grande como el itococo. Los habitantes del gran río venezolano “son de la opinión” de que cuando este pájaro divisa a extranjeros por tierra o por agua, “anuncia con el canto su venida a las poblaciones”. De ahí su nombre de barcavá, esto es, “va la barca”56. Batata. Es una hierba que “a manera de una hiedra terrestre se extiende por todas partes con sus tallos y ocupa en breve tiempo un gran campo”, y, como hace la auyama, los tallos se unen con las raíces. Estas raíces, de diversa especie y tamaño, son lo más estimado de la planta. Son casi todas alargadas y sus colores suelen ser amarillos, rojos, blancos e incluso violados. La raíz es dulce “y de tan grato sabor, que a todos les gusta”; es el socorro de las familias pobres. Se pueden comer asadas o hervidas, pero remojadas en agua “se hace una bebida no despreciable”57. Bavilla. La bavilla no es desemejante en su figura al caimán, pero sí mucho más pequeña, nada feroz y carnívora. Está cubierta de escamas, aunque no tan apretadas ni tan duras como el cocodrilo. Su color es negro, mezclado con amarillo oscuro. Los autóctonos “se vuelven locos por esta serpiente”. Por testimonio ajeno dice Gilij que “de noche hacen una voz

53 Ibid., 198. 54 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 159-178, 173: el báquiro de collar (Tayassu tajacu). El “ombligo” aludido por Gilij es una glándula de almizcle, utilizada para el reconocimiento individual y marcar sus territorios vitales. 55

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 226.

56 Ibid., 210. 57 Ibid., 189-190. 180.


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lamentable, que parece humana, y es precisamente aquella con que los llaman los tamanacos”58. Becirris. Véase: Palma. Bejuco. Para acallar la sed se da en aquellas regiones un árbol pequeño llamado bejuco, parecido al tronco de las parras, que sube enredándose hasta la copa de los álamos y suele llegar a ser del grueso de un brazo y tan tierno que de un golpe de machete se corta. Están llenos “de arriba debajo de agua cristalina, purísima, fresca y muy sana” y una vez cortados se puede recoger en vasijas su agua59. Bejuco común. Véase: Chinate. Bejuco de cadena. Es una enredadera “maravillosa en su género”. Este bejuco, dispuesto a modo de escalara o de cadena, es “plano, negruzco y de una anchura al menos de cuatro dedos”. Se enlaza a los árboles y trepa hasta arriba y después vuelve hacia abajo. Su fruto es más bien gordo “pero de ninguna utilidad”60. Bejuco del murciélago. De esta enredadera solo se utiliza la médula, pues el envoltorio “es muy frágil e inadecuado para servir de atadura”. El interior se abre con las manos y dentro se encuentra un alma “que es a modo de una cuerdecita suave, fácil de manejar, flexible y excelente para los trabajos menudos”61. Bicho. El bicho “es un animalejo vivo, nacido en los intestinos o entrometido en ellos”. Los síntomas son: “una gran calentura junta con un profundo sueño, que no hay forma de que despierte ni abra los ojos el doliente; al mismo tiempo se aflojan y laxan notablemente los músculos hemorroidales”. Su curación se basa en aplicar gajos de limón a las hemorroides y hacerle tragar del mismo agria fruta. Si no se aplica el remedio de forma oportuna, a las doce horas de explotado el achaque “le tiembla algo el brazo izquierdo, de allí a poco el brazo derecho, luego empiezan a temblar y encogerse los dedos 58 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 103. 59

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 452.

60

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 177.

61

Ibid., 176. 181.


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pulgares, y en fin todos los dedos se agarrotan reciamente contra las palmas de las manos. A las veinticuatro horas muere sin falta, precediendo notables convulsiones en todos los miembros del cuerpo”62. Bledo (pira blanca). Nace al lado de la verdolaga orinoquense y es una versión americana de los bledos españoles, pues se asemeja en mucho a ellos en el sabor. Nace al modo de la escobilla y “atado en haces, hacen uso las mujeres para barrer las cabañas”63. Bledo silvestre (pira brava). El bledo silvestre crece a “maravillosa altura, y sus hojas son muy buscadas para hacer de ellas ensaladas cocidas”64. Boró. Para la supuración de las llagas es mucho más activo el carbón del vástago del boró, muy parecido a las coles españolas. “Hecho polvo el carbón de dicho vástago y puesto en la llaga más encancerada, a la segunda cura se halla limpia y la carne viva”65. Bufeo. “Tiene mucha semejanza con el Delfín, tanto en el tamaño de su cuerpo como en su inclinación por la música”66. Buío (en español: tragavenados)67. Esta gran serpiente tiene el grueso de una viga. Su color es verde bastante oscuro y habita en lugares húmedos en la proximidad de los charcos. “Es muy perezoso, y no se mueve sino con esfuerzos”. “Si creemos lo que se dice, ‘devora hasta terneros’”; asimismo, “se dice” que exhala un aliento mortal para el hombre, “pero no sabría decirlo justamente, porque nunca he oído a los indios hablar de ello”68. 62 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 411. 63

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 180.

64 Ibid., 121. 65

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 447.

66 Rivero, Historia de las Misiones, 6-7: “Déjase ver en el oleaje, frecuentemente, de los que navegan en sus piraguas, formando entre sí cierto juguete y danza, con la cual van siguiendo y como galanteando a las canoas, especialmente cuando los navegantes, que conocen muy bien la inclinación del Bufeo, los entretienen con silbos para gozar más tiempo de tan graciosa vista”. 67

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 176: se trata de la culebra de agua o anaconda (Eunectes murinus).

68

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 251.

182.


• capítulo 4

Buíos o güios. Los buíos o güios son unas serpientes muy largas y gruesas y “el mayor regalo de los Chiricoas”69. El horrible serpentón que provoca la atención es el buío. Gumilla lo describe así: “Es disforme en el cuerpo, del tamaño de una viga de pino con corteza y todo; su largo suele llegar a ocho varas; su grueso es correspondiente a la longitud; su modo de andar poco más perceptible que el del puntero de los minutos de la muestra de un reloj […]. Sólo el verle da notable espanto y aún da consuelo saber cuán de plomo son sus movimientos”. En lo que insiste el escritor misionero es, no obstante, en el alcance de los efluvios que su boca lanza “sin errar la puntería, un vaho tan ponzoñoso y eficaz que detiene, atonta y vuelve inmóvil al animal que inficcionó; le va atrayendo hasta dentro de su boca a paso lento, sí, pero indefectiblemente se lo traga si alguna casualidad no lo impide”70. Cabeza de negro (erizo). El cabeza de negro se suele encontrar junto al árbol de la marana. Se parece al castaño, sobre todo en el fruto, que “es espinoso y redondo”. La ceniza de este árbol “es excelente y se aprecia sobre toda otra para hacer jabón”71. Cabruccucú. “Es un pájaro nocturno y de canto desagradable”72. Cacao. En las vegas del Apure crece abundante arboleda de cacao silvestre que alimenta a monos, ardillas y papagayos, pero ya los indígenas lo recogen “porque hallan quien se lo compre”73. Gumilla también recurre a las perspectivas que el cacao ofrece en las vegas del Apure, Tame y otros ríos que desaguan en el Orinoco. No duda el misionero-escritor en llamar la atención sobre el tema: “Vi en dichas vegas arboledas de cacao silvestre, cargadas de mazorcas llenas de grano, que ofrece aquel suelo espontáneamente para pasto” de innumerables aves. Al comparar el producido en los valles del Tuy y en

69 Rivero, Historia de las Misiones, 9. 70 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 376. Son interesantes las consideraciones físicas y filosófica con que Gumilla explica este fenómeno. 71

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 158.

72

Ibid., 212.

73

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 217-218. 183.


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el Orituco con los de la banda sur del Orinoco, “hallé en éstos más campo, mejor migajón en la tierra, más fácil y más abundante el riego para inmensos plantajes de cacao”74. Cacao. A los principios lo traían del alto Orinoco y el sargento Bobadilla de la Expedición de Límites le comentó a Gilij que se daba en tierras de los maquiritares, que se limitaban a chupar el fruto cuando estaba maduro. “El sabor de este cacao es poco agradable, y es bastante más áspero que el del Marañón […]. Domesticado y haciendo plantaciones en terreno oportuno, como en otras partes se suele, quizá sería buenísimo”75. Cachama76. Las selvas orinoquenses, cuando son inundadas por las crecidas invernales, se llenan de cachamas y morocotos. La cachama es de sabor no despreciable y tiene más de dieciséis libras de peso. Su carne es un poco estoposa y sus escamas son cenicientas77. Cachicamo (Armadillo)78. No es frecuente en el Orinoco, pero sí en las llanuras del Meta; vive en los prados y en ellos fabrica sus cuevas. Está cubierto de pies a cabeza de escamas “apretadas y durísimas”. Por el hocico parece un lechón, pero su largo lomo, de figura convexa, podría acercarlo a las tortugas. El sabor de su carne no es desagradable79. Cachipae. El cachipae (para los indígenas, jijirri) es una especie de palma singular en su figura y utilidad. Su tronco no es muy grueso, aun cuando puede alcanzar gran altura. Ofrece dos o tres racimos de dátiles parecidos a las camuesas y cada racimo puede tener unos cien dátiles. Para comer su fruta tiene que ser hervida al fuego y “tienen el mismo gusto que el de las camuesas hervidas en la olla”. Su capacidad nutritiva es grande. 74

Ibid., 247.

75

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 168-169.

76

Se refiere a las especies del género Colossoma (Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 160).

77

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 90.

78 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 174: puede que Gilij se haya referido tanto al cachicamo sabanero de las llanuras del Meta (Dasypus sabanicola) como al orinoquense (Dasypus novemcinctus). 79

184.

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 229.


• capítulo 4

Las mujeres blancas, después de hervir los cachipaes, los muelen, amasan y forman pan que se debe comer en corta cantidad “para evitar embarazo y empacho en el estómago”80. Cadillo. Es una hierba que nace después de que los animales han pisado el terreno. Cuando está fresca y todavía baja, “es tan buena para el ganado, que ninguna lo es más”, y se parece a la hierba fresca de los cereales. Sin embargo, es muy dañosa después de que ha dado su fruto, ya que este “no es más que una pequeña bardana armada de varias agudísimas puntas”. Hay otra cuya “saeta es bífida y penetrante, pero ésta es salvaje y se halla en los prados”81. Café. Sobre el café es enfático Gumilla en afirmar: qué “fruto tan apreciable, yo mismo hice la prueba: lo sembré, y creció de modo que se vio ser aquella tierra muy a propósito para dar cosechas de este fruto”82. Café. Su planta es cultivada por los españoles de Guayana83. Caimán. Gumilla enfatiza al hablar del caimán que “es la ferocidad misma y el aborto tosco de la mayor monstruosidad, horror de todo viviente”. Y prosigue más adelante su descripción: “aquella trompa feroz y berrugosa, toda negra y de duro hueso, con quijadas […] de cuatro palmos, y algunas algo más; aquel laberinto de muelas duplicadas las filas arriba y abajo, y tantas, no sé si diga navajas aceradas, dientes y colmillos; aquellos ojos, resaltados del casco, perspicaces y maliciosos, con tal maña, que sumida toda la corpulenta bestia bajo el agua, saca únicamente la superficie de ellos para registrarlo todo sin ser visto; aquel dragón de cuatro pies horribles, espantoso en tierra y formidable en el agua, cuyas duras conchas rechazan a las balas, frustrándoles el ímpetu, y cuyo cerro de broncas y desiguales puntas, que le afea el lomo y la cola de alto a bajo, publica que todo él es ferocidad, saña

80 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 440-441. 81

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 180.

82

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 249.

83

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 170. 185.


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y furor”84. Los caimanes no tienen lengua, solo la campanilla del garguero, “que es un tapón de carne informe que le tapa el tragadero al cerrar la boca, y al abrirla queda el paso franco para el agua”85. Suelen tener en el fondo del ventrículo “un gran canasto de piedras menudas muy lisas y lustrosas” y según los otomacos “traga tantas piedras cuantas necesita para que con su peso le ayuden a irse al fondo”. El autor de El Orinoco ilustrado manifiesta que esto es solo teoría86. También observó que se daban tres circunstancias en que los caimanes eran temibles. La primera, cuando andaban celosos por el continuo movimiento de sus hembras. La segunda, cuando puestos los huevos en hoyas para empollarse, “andan la hembra y el macho remudando la guardia no lejos de la nidada”. La tercera, cuando ya han salido del cascarón los caimancitos y entonces andan sus padres a la vista, “y en éste y en los otros dos tiempos dichos gastan infaliblemente de su sañudo humor y embisten con furia, disparando al mismo tiempo una ventosidad e intolerable mizcle tal que aturde el sentido”87. Nos han conservado varias formas de enfrentar la peligrosidad de los caimanes. A veces se servían de las flechas de la caña brava y un veneno activo para matar a este terrible animal. Los flechaban por donde eran capaces de recibir heridas: los brazuelos o los ojos. Otras lo hacían mediante una trampa que llamaban “tolete”, que consistía en atar una soga fuerte y larga en medio de una estaca en la que amarraban un pescado o carne; el caimán, por su voracidad, se tragaba la carnada y la estaca. Y ese era su fin. También usaban otra modalidad: con una estaca de puntas muy agudas, el indio provocaba al caimán, que de inmediato lo acometía con la boca abierta. Dada su dificultad de movimientos laterales, se apartaba el indio solamente un paso y así la bestia pasaba de largo. La acción se repetía varias veces hasta que se decidía a la acción final; empuñaba la estaca y esperaba al caimán con pie firme, 84 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 419. 85

Ibid., 424.

86 Ibid., 420. 87

186.

Ibid., 422-423.


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y cuando lo tenía de frente “le mete intrépidamente el puño con la estaca y todo el brazo dentro de la disforme boca, con el seguro de que, al tiempo de cerrarla, se clava el caimán la punta superior del tolete en el paladar y la punta inferior abajo de la boca, y así queda cogido con toda la bocaza abierta”88. Caimán. Al tratar Gilij el caimán89 anota que este animal “no es sino el cocodrilo”. Los más grandes tienen una longitud de doce a catorce palmos y su grosor “es como de una viga gorda” antes de que se inicie la cola. Sus huevos son del tamaño “lo menos de tres huevos de gallina” y su cáscara,un poco espesa, dura y alargada. Ponen sus huevos en las playas del río y los recubren con arena y luego son abiertos por las crías que tienen el tamaño de un dedo pulgar. Solo son vulnerables debajo de las axilas o en la barriga. De sus colmillos algunos españoles hacen estatuillas o flores y se parecen mucho al marfil90. Calabaza. En cada nación hay “en abundancia sorprendente”. Por lo común son largas, pero se pueden dar redondas. La más grande no sobrepasa el peso de cinco a seis libras. Por dentro todas son amarillas y “algunas dulces y sabrosísimas”. Para abrirlas no basta el cuchillo, es necesario recurrir al hacha, debido a la dureza de su cáscara91. Hay muchas especies. Camaracato. Es bueno para hacer vigas y construir casas92. Camavá93. Es muy agradable; es una especie de anguila que los tamanacos llaman camavá y cuyo peso no excede las cuatro onzas. Se encuentra en los cauces de agua, en los palmares y en lugares pantanosos 94. Cambur. Véase: Guineo. 88

Ibid., 423-424.

89

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 164: Crocodylus intermedius.

90

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 101-102.

91

Ibid.

92 Ibid., 159. 93 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 162: se refiere a la especie Synbranchus marmoratus, conocida como anguila de río. 94

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 95. 187.


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Camuirro. Es muy semejante a las uvas, tanto en lo redondo de los granos como en el color negro. Lo produce un árbol parecido a la palma “en la gallardía de la copa y desnudez de su tronco”. En la raíz de las ramas pende un racimo grande que contiene todos estos granos. Los achaguas trasladaron las semillas, que son como “granos de pimienta”, desde el Airico a las orillas del Guanápalo “y allí han logrado su estimable fruto”95. Canela. Gumilla diagnostica que la canela que fray Silvestre Hidalgo96 encontró en su entrada a los Andaquíes pudiera ser tema de desarrollo. Sus hojas son más fragantes que la corteza porque al ser cortada fuera de tiempo retiene su baba. Sugiere podar las ramas, como lo hacen en Ceilán, y cuando el renuevo tenga la corteza hecha se debe rajar “al contorno y de alto abajo, para que críe cuerpo; y después corten y pongan aquellas varas, no al sol, sino en cañizos dentro de casa, para que se sequen; y la experiencia les mostrará que la tal canela no es de otra ni de inferior especie que la del Oriente, en donde también parte de los árboles aromáticos son silvestres”97. Canela americana (canelilla). Venía de Río Negro, tenía sabor áspero y no era tan olorosa como la de Asia. Los misioneros encontraron que era útil “hervida a modo de te, para curar las fiebres”98. Canela orinoquense. Fue descubierta por el P. Francisco del Olmo en las aldeas de los piaroas hacia 1746 o 1747. Por las excursiones de los misioneros se ha encontrado en otros lugares, como en los países de los parecas. Tiene una corteza “áspera y tosca al tacto, del grueso de una nuez, y de un color entre el castaño y el rojizo”. Sus hojas son olorosas, de color verde tirando

95 Rivero, Historia de las Misiones, 5-6: “La hoja de esta planta es un agraciado ramillete compuesto de trece hojas largas de media vara o poco menos, y de la hechura de un plumaje; tienen por base todas trece un vástago verde y dócil como el tronco de las coles, con lo que trabadas entre sí e inclinadas a la tierra con su natural peso, se asemejan a la rueda que hace con sus plumas el pavo real”. 96 Véase Fernando Campo del Pozo, Los agustinos y las lenguas indígenas de Venezuela (Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1979), 106. 97 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 248. 98 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 168. 188.


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a blanquecino. Su fruto “no es desemejante de las nueces que llamamos moscadas, y Dios sabe si no son acaso aquellas mismas”99. Cangrejo. Aunque son buenos para comer, “no los toca nadie”. Es notable su pequeñez y fuera de las garras “el tamaño de su cuerpo no sobrepasa el diámetro de un paolo romano”100. Canune (guayavilla). Fruto salvaje que se parece al mirto. Sus frutos son sabrosos si se cogen antes de que lleguen las lluvias101. Caña agria. Véase: Chiviúru. Caña de Indias. Germina en las sabanas de los parecas “y por el relato que me hicieron” la tomé por la que llamamos “caña de las Indias”. De ellas fabricaban los sálivas “bastones de diversos y agradables colores naturales que se apreciarían mucho en Europa”102. Caña dulce. Gumilla recomienda la comercialización de la caña dulce, tanto por su tamaño como por su dulzor, y propone que con “la pendiente de los ríos diera a poca costa copiosos caños de agua para el movimiento de los ingenios y máquinas con que en otros países se beneficia la caña a excesivo coste, por falta de agua”103. Cañafístulo (cañafístolo). Uno de los árboles más coposos y hermosos es el cañafístulo, que se cubre de flor amarilla de tal forma que impide ver las hojas. Sus frutos se pierden, aunque sus algarrobas “guardan su carne para muchos remedios”. A los monos les produce los efectos del purgante104. Caparro105. Es “el más hermoso mono del Nuevo Mundo”. Fue descubierto, según Gilij, en los últimos tiempos; se encuentra en el Guaviare y 99

Ibid., 168.

100

Ibid., 231. El paolo correspondía al real de plata español.

101

Ibid., 161.

102

Ibid., 170.

103

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 249.

104

Ibid., 218.

105 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 169-170: hace referencia al Lagothrix lagotricha y esta especie no ha sido registrada en territorio venezolano.

189.


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quizá también en el alto Orinoco. Es casi del tamaño del araguato y tiene una piel “magnífica”, con pelos blancos y negros y cortos que cuando se palpan “parece tocarse terciopelo”106. Caracapá. Es una caña del grueso de las europeas y sirve para hacer instrumentos de viento107. Caracolí. Véase: Merey. Caraguate. Es muy semejante al ananá, pero tiene hojas más largas. Su fruto también es semejante, aunque pequeño “y no de sabor agradable”. Los españoles la llaman "piñuela" para distinguirla de la piña. Los orinoquenses estiman mucho sus hojas porque de ellas extraen las fibras para hacer las cuerdas, pues es como un cáñamo muy fuerte y flexible108. Caraña. Nace en los países de los guahivos y estos indígenas la usan para “aplicársela ligeramente a la piel con plumas de varios colores y para ponerse perfumados en sus bailes”. Es siempre “líquida y hermosa”. Los españoles “la usan para cerotes, y en los grandes dolores de cabeza, si se aplica a las sienes, es de gran alivio”109. Cardenal 110. Es un pájaro que se llama “cardenal” por el parecido que sugiere el capelo que lleva en la cabeza y es de un canto muy agradable111. Carey. Es una especie de tortuga muy apreciada en Francia por las conchas que de ella se sacan, pues “con ellas se hacen hermosos objetos” y además es de transporte fácil112. Cariaco. Véase: Maíz. Caribes. Véase: Guacaritos. 106 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 218. 107

Ibid., 170.

108

Ibid., 198-199.

109

Ibid., 172.

110 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 169: posiblemente Gilij se refiera al cardenal bandera alemana Paroaria gularis. 111 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 211. 112 Pelleprat, Relato, 65. 190.


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Caribito113. El caribito es plano y su peso puede ser de una libra o más; “muerde sin dudar, hiere y se lleva un buen trozo de carne a cualquiera que entre en el río”114. Carimari (en español: niñas). El carimari se da en verano y anuncia el buen tiempo. Dada su altura, los indígenas, por pereza, recogen sus frutas ya maduras en el suelo; estas son pequeñas, alargadas y de color turquí; su sabor se confunde con “la uva pasa” y dejando que se arruguen se tornan más agradables que cogidas frescas. Su tamaño es similar a la manzana y su “interior no sólo es fácil y agradable de comer, sino que puede decirse que es potable. Tan fácilmente pasa al estómago”. Se halla en Auvana y en las grandes sabanas115. Carimári. Si se le hacen en el tronco varias incisiones, “sale un licor semejante a la leche”. Es siempre líquido y blanco y su jugo no se concentra en goma116. Carimiri. Es bueno para hacer vigas y construir casas117. Carnestoliendo. Véase: Uanaruca. Cartán. El cartán, si es amarillo, es fácil de trabajar “y bueno para todo uso doméstico”; si es violáceo, es “demasiado resistente a la azuela y al hacha”; los españoles lo llaman “carpintero”118. Caruto (en español: jagua o carúto). El caruto es frecuente en las selvas del Orinoco. Su tronco y sus hojas son de color ceniciento y estas terminan en punta. Su fruto es del tamaño de una manzana alargada y si se

113 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 161: se refiere a varias especies posibles de los géneros Serrasalmus, Pygocentrus y Pygopristis. 114 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 92. 115 Ibid., 162. 116

Ibid., 173.

117 Ibid., 159. 118

Ibid., 158. 191.


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machaca verde “suelta un jugo negro muy semejante a la tinta, y en efecto sustituye a ésta cuando se viaja por las selvas”119. Cascabel. La cascabel no es de tamaño grande y al final de la cola posee unos cascabeles sonoros que son motivo de análisis, tanto por los curiosos como por los médicos; a los primeros, porque una vez muerta la serpiente, deducen los años, pues “cada año le nace un nuevo cascabel”; y a los segundos les sirve “de triaca y remedio parar variar dolencias”. En general, buscan con ansia los cascabeles porque son medicinales “y se hallan con dificultad costo”120. Cascabel (maracá)121. Su potente veneno excede a toda otra raza de serpiente. Tiene una longitud de al menos siete palmos y su grosor es el de un brazo. Su cuerpo se adorna con manchas de negro y rojo y en la extremidad de la cola varias sonajas. En ese aspecto se dice que cada año añade una nueva. Esa sonaja, cuando suena, es su señal de batalla, pero también “un febrífugo estimadísimo por los médicos”122. Cascabel. Está dotada de una bolsa con una pequeña piedra dentro “y cuando se mueven resuena como una campanilla de plomo”123. Casia fluvial. La casia fluvial tiene la altura de un nogal. “Su fruto es aplastado, de casi dos palmos de largo, de color entre el negro y el rojizo, y lleno todo por dentro de jugosa carne”124. Casia terrestre. Este árbol se da muy especialmente en La Encaramada, es de altura mediana y extiende unos ramos bellos y numerosos. Las frondas “no son muy desemejantes a las del serbal”. Su fruto es de un palmo “y no plano como el fluvial, sino redondo”. A los orinoquenses les gusta comer su

119 Ibid., 162. 120 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 395-396. 121 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 175: es la cascabel común (Crotalus durissimus). 122 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 250. 123 Pelleprat, Relato, 64. 124 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 119. 192.


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carne y “los cogen en el mes de marzo”. Para conservarlos se deben poner en un rincón de la casa o debajo de la cama125. Cebolleta (terciopelo). Es una hierba cuyas hojas son alargadas y ásperas como las de las palmeras. Tiene una altura de palmo y medio y el tallo, verdoso y liso, es del grueso de un dedo pulgar. Si se lima horizontalmente, sus raspaduras “son un esmalte tan tenaz, que dos maderas, por ejemplo, unidas con cebolleta, se separan con mucho esfuerzo”. Así pues, este raspamiento “es pegante y de olor molesto, aunque no tanto como la cebolla”. Se encuentra en abundancia por el Orinoco126. Cedro blanco (jacifate). El cedro blanco es parecido, no en la hoja, sino en el color de la madera al pino. En su interior lleva cierta goma aromática, mucho más suave que el incienso. Si es mediano, se halla la goma “en sus concavidades cuajada, pero dócil y tratable, y de color algo dorado”; si es mayor, “se halla hecha granos de goma”; si es grande y añejo, la goma “se halla hecha polvos amarillos, pero siempre con la misma fragancia y olor suavísimo”127. Cedro dulce (saquisaqui). El cedro dulce es el que se da en el Orinoco y tiene una calidad muy inferior al verdadero cedro. Sin embargo, en tiempos de lluvia las aguas arrastran verdaderos cedros que “vienen del Meta, o bien del Apure”, en cuyos ríos se encuentran. Es bueno para mesas y otros usos de casa128. Ceiba. Véase: Cumaca. Cenicientos. Después de anochecer llueven enjambres de mosquitos cenicientos; son pequeños y sumamente molestos, “no sólo por sus penetrantes picos, sino por el sonido y zumbido con que atormentan el oído”129.

125

Ibid., 171.

126

Ibid., 179.

127 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 213. 128 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 118. 129 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 404. 193.


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Chaparros. En los prados orinoquenses hay ciertos árboles semejantes a las encinas que los habitantes llaman “chaparros”130. Charas (guaimaros). Las charas producen un fruto que tiene una membrana interior “de la que está cubierta sin zurrón ni ningún otro estorbo”. Su árbol se semeja al castaño en la altura y en los frutos pero no en las hojas131. Ché. Véase: Armadillo. Chekiri. Véase: Perdiz. Chica. Es “uno de los arbustos preciosos de los orinoquenses”. Sus hojas son un poco alargadas y con venas rojas. De estas hojas, y no del fruto, “se sirven para sacar un hermoso color, oloroso sin fastidio, saludable para la cabeza”. Los guaipunabis, los cabres, los piaroas y otras naciones del alto Orinoco son los fabricantes de este color; para ello frotan las hojas en agua y así sale de ellas “un almidón de color sangre, y se une todo en el fondo del cacharrito”. Lo recogen las mujeres y sin ningún aceite hacen panecillos que son muy ligeros “y se buscan para varios usos, no menos por los pintores, que por otras personas”. Algunos españoles llevaron la chica a Bogotá y la ponían “en el rapé, y se cree muy provechosa para la jaqueca”132. Chica de la mona. Véase: Aravatá-craviríri. Chigüire. Véase: Chigüiro. Chigüiro. El chigüiro (chigüire)133 es parecido en su tamaño y pelaje al jabalí, aunque su pelo es rojizo. Sobre su carne se observa que, adobados al modo europeo, “serían quizá buenísimos”134. Chinate (en español: bejuco común). Es la trepadora “más común y menos estimada”135. 130 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 179. 131 Ibid., 161. 132 Ibid., 200-201. 133 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 163: Hydrochoerus hydrochaeris es un roedor, y es el roedor más grande del mundo. 134 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 96-97. 135

194.

Ibid., 176.


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Chinate. Véase: Trepadoras. Chinches volantes. Los chinches europeos no se dan en el Orinoco, pero hacen sus veces unos chinches volantes, que se asemejan a aquellos “en la forma y en el hedor”. Solo se ven al principio del invierno y en tal cantidad que “hacen por el aire un ruido que de noche, cuando se suelen oír, produce terror”. Son amantes de la luz, “como las mariposas”, y por ello ingresan a las casas y caen “dejando el hedor que cada uno puede imaginar por sí”136. Chirimoya137. Gilij la recuerda como un fruto mísero y añade que es “mala y de sabor nauseabundo”138. Chiviúru (en español: caña agria). Se encuentra entre las hiervas silvestres. Sus hojas son ásperas y pilosas. Su tallo es peludo y de él “se saca un jugo refrigerante y emético”139. Ciempiés. Véase: Kerepé. Ciervos. Es “increíble la multitud de ciervos que pacen en estos Llanos”, de los que no solo se benefician con la carne sino también con las pieles y “las piedras vecicales”140. Ciervos. Abundan en el Orinoco más que las dantas y no son tan grandes como los europeos. El tamaño es como el de los cabritos y el sabor es agradable, “pero no demasiado”. En el invierno comen de la fruta del guamache, “con lo cual engordan maravillosamente”. Se dan dos especies: la yama y la yaca141.

136

Ibid., 245.

137 Ludwig Schnee, Plantas comunes de Venezuela (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1984), 273: “Annona cherimola”. 138 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 160. 139 Ibid., 179. 140

Rivero, Historia de las Misiones, 10.

141 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 227-228. 195.


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Ciervos. Se dan dos especies: unos son grandes y en todo parecidos a los franceses, “excepto en sus cuernos que no tienen ramificaciones; lo otros son mucho más pequeños”142. Cocenecá. La chicha la extraen de muchas raíces como la cocenecá, que equivale a la batata143. Cocuísa (maguey). No es hierba y no parece árbol. Sus ramas tienen una vara de longitud, de un verde que tira a ceniciento, “terminando en punta y espesas a manera de tejuelos”. Con el tiempo despunta en medio de sus hojas un vástago del grueso de un puño y con una altura “por lo menos de un hombre”. Este vástago o bastón se divide en la parte más alta en varias ramas pequeñas que tienen hojas pequeñísimas. El fruto de la cocuísa “es alargado, siempre verde, y coronado de hojas pequeñas a la manera del ananá”; y si cae en tierra, echa pronto raíces “y en poco tiempo se vuelve semejante a su madre”. Con las fibras de la cocuísa se fabrica un hermoso hilo y de sus hojas “ligeramente tostadas se saca un jugo abstersivo que es muy a propósito tanto para limpiar las úlceras como para sanarlas”. Se halla en toda la región del Orinoco144. Cocuyo (en tamanaco: curbatái). Es una especie de escarabajo “y es tan luciente en la oscuridad, y conserva tan constantemente la luz, que se puede con él leer cómodamente una carta”145. Codornices. De las sementeras de los campos pasamos a la caza de aves y animales terrestres. Tentación grande eran las codornices, a las que los perros las arrinconaban en un árbol y allí eran enlazadas con toda tranquilidad. También ligaban con facilidad a las gallinas de monte en los charcos a

142 Pelleprat, Relato, 66. 143 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 438: “La piña no es un árbol sino una mata parecida a la de la pita. El fruto se parece a la piña del pino y tiene una carne muy suave y llega a pesar hasta cinco libras o más”. 144

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 175.

145 Ibid., 177. 196.


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donde acuden a beber; otra forma de captarlas era que el indio remedase su canto y allí confluían en cantidad y las iban flechando146. Cohombros (en español: patilla). Son calabazas cuyo tamaño no pesará más de ocho libras. La carne “en algunos es roja, y más frecuentemente en los otros blanca”. Se producen no solo en las tierras fértiles, sino también en “los países más estériles”. En las orillas del Orinoco se encuentran muchos nacidos de las simientes que quedaron de los viajeros147. Comején. Véase: Nuke. Conchudo. El conchudo es llamado así por la dureza de sus escamas. Su carne es sabrosa. Se encuentra en los cauces de agua, palmares y lugares pantanosos148. Conejos salvajes149. En Carichana se dan conejos salvajes que son “de color café y de buen sabor, pero pequeños”150. Coquito. El coquito es imperceptible a la vista: solo después de que el cuerpo se ha llenado de ronchas, se hace perceptible. El remedio consiste “en darse una untura de tabaco mascado, con que o caen o mueren”151. Corales. En el compendio de ofidios que hace Gumilla no deja pasar las corales: prevalece en ellas “el color encarnado, veteado de negro, pardo, amarillo y blanco”. Se encuentran en todos los climas y asumen la coloración de acuerdo con ellos, pero si varían de color, “no varían de humor” ya que ninguna otra especie “llega a la violencia del veneno de las corales”152.

146 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 449-450. 147 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 186. 148

Ibid., 95.

149

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 174: este conejo silvestre es Sylvilagus floridanus.

150 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 229. 151 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 406. 152

Ibid., 400. 197.


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Cori153. Es el más célebre entre los papagayos. Tiene en lo más alto de la cabeza un grupo de plumas rojas muy bonitas que lo distingue de los otros. Aprende muy bien a hablar “y es un placer oírlos parlotear en las diversas lenguas de los indios”154. Coriandro. Es una hierva muy olorosa cuyas hojas “se asemejan mucho a las del perejil”. Se encuentra en las sabanas155. Corocoro. Es negro, “del tamaño de un pollo mediano, y también sabrosísimo156. Corova. La corova (en tamanaco) es una palmera que no es desemejante al cucurito, ni en la figura, ni en las hojas, ni en la altura. Su fruto se come crudo “y es de una carne de dulce agradable, amarilla, tierna, y ligeramente unida a un hueso duro, dentro del cual hay también una almendra muy buena”. Con su pulpa las mujeres tamanacas cocían sus panes157. Corozo158. Entre la gran variedad de palmas crece una llamada corozo, revestida de espinas; se da en sitios secos y tierras arenosas. Su cogollo destila un jugo que “se mantiene dulce veinticuatro horas, y en las siguientes veinticuatro, agridulce”. Se usa para curar a los que están picados de “calentura hética”. Se debe beber un buen vaso de corozo en ayunas durante quince días y así “expele enteramente aquella maligna calentura”. Este fue un experimento descubierto por Gumilla159. Corozo (avará). El corozo es un tipo de palmera espinosa y su fruto, tan duro que hay que romperlo con una piedra. La almendra interior “es sabrosa, pero bastante esteposa, y dificilísima de masticar”. Los negros 153 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 168: parece referirse al loro real (Amazona ochrocephala). 154 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 208. 155 Ibid., 180. 156

Ibid., 208.

157 Ibid., 165. 158 Schnee, Plantas comunes de Venezuela, 232: “nombre colectivo para numerosas palmas, especialmente para especies de Bactris y Acrocomia”. 159

198.

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 439.


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e indios sacan un jugo que ellos llaman “vino”. Para ello cortan la palmera de arriba abajo, hacen un canal y poco a poco se escurre el jugo que cae en un vaso; después de algunos días y fermentado al sol, “se torna de un sabor que puede ciertamente embriagar”. Se dice que es útil “para las parturientas y para los tísicos”160. Cotudas161. Son una especie de gaviotas que abundan en el cerro llamado El Capuchino. Son de color negro y del tamaño de una gallina, pero poco agradables. Entre sus carnes se encuentran espinas. Se sumergen continuamente en los ríos y “se entienden muy bien con el agua, sin la cual no sobrevivirían quizá sino con esfuerzo”162. Cramáru. Es una hormiga tan pequeña que solo es visible cuando se junta con otras y constituye una verdadera plaga ordinaria en el Orinoco. Tiene un color rojizo y es de una fecundidad prodigiosa. Es voraz y golosa y “nada comestible escapa a su diente”. Para sacar de su tentación cualquier cosa hay que tenerla colgada “con cuerdas del techo de las chozas”163. Cratá. En las grandes sabanas se da la cratá, “de cuyo tronco vaciado se hacen los indios las cerbatanas, se encuentra en lugares elevados y alpestres y es del grueso de las cañas comunes”164. Cubarro. Es un racimo que lo producen otras palmas no tan pequeñas como las de los marabares y llenas de espinas165. Cucaracha. Son de color marrón, “del tamaño de los grillos mayores y de vuelo cortísimo”. Sus patas están armadas “de puntas al modo de sierra”. Son fecundísimas y en ciertos tiempos, “como si fueran limacos se pelean, y de rojizas se convierten en blancas”. Nada está libre de su acción depredadora 160 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 164. 161 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 162: se refiere a la cotúa zamurita (Phalacrocorax olivaceus), ave ictiófaga y de hábitos gregarios. 162

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 96.

163

Ibid., 234-235.

164

Ibid., 167.

165

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 209. 199.


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y entran en los cajones de las mesas “y manchan y se comen los papeles y otras cosas que encuentran”. Por la noche también con las patas se posan en el cuerpo de los que duermen y “hacen arañazos muy dolorosos, pareciendo a la mañana que uno ha estado peleando con los gatos”166. Cucurito. Véase: Uachai. Culebras cazadoras. Las culebras cazadoras en lo corpulento llegan a igualar a los buíos, pero en lo largo los exceden en muchas varas. Su velocidad, muy impropia de su pesada mole, causa espanto: “La ligereza de rayo con que corren a la presa, sea venado, irabubo, o cualquier otro animal; como lo vea le da alcance sin remedio”. A la velocidad unen la potencia de sus colmillos, “que son del mismo tamaño que los del mejor lebrel”167. Culebras de dos cabezas. En tierras calientes y donde hay muchos hormigueros, se dan las culebras de dos cabezas. De ordinario son “del grueso del dedo pulgar; no corresponde lo largo de ellas al grueso, porque la mayor apenas llega a dos palmos; su movimiento es muy tardo”, con lo cual se puede evitar que inyecten su ponzoña en el caminante. Se refugian en los hormigueros porque buscan aplacar el calor y salen cuando “ha caído un aguacero recio”. Se mueven como los cangrejos. Es difícil matarlas pues, si se les da una cuchillada, “unen las extremidades cortadas, y sirviendo la misma sangre de liga quedan otra vez unidas”. Había que secarlas “al humo de la chimenea y bien resguardadas de toda humedad”. El boticario de la Universidad Javeriana le certificó a Gumilla que sus polvos eran “un específico maravilloso para soldar y reunir los huesos quebrados por caída o por golpe”168. Culebras de dos cabezas169. La llaman también kiaucó-imu, que significa “el padre de las hormigas bachacos”. Es de color ceniciento y su tamaño y longitud son los de un palo grueso. La acepción de dos cabezas viene porque algunos creen ver otra en la cola; sin embargo, Gilij opina que le pareció 166 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 245-246. 167

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 394.

168

Ibid., 398-399.

169 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 176: ni es culebra ni tiene dos cabezas y es un reptil anfisbénido, probablemente la Amphisbaena alba. 200.


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“más bien que su extremidad era a manera de una cola cortada, entrando un poco hacia adentro, y no terminada en punta, como otras serpientes”. Es un remedio muy eficaz “para las hernias y es muy buscado por los boticarios”170. Culebrilla (i). Mucha importancia le asigna Gumilla a la culebrilla, aunque en realidad se aplica el nombre a dos enfermedades distintas. La primera se deja sentir y conocer “por la inflamación que ocupa la planta del pie y por la calentura que de ella se excita”. El médico lava el pie con agua caliente cuanto aguante el paciente y así “se deja ver un verdugón, más o menos enroscado, según los días que lleva de engendrada la culebrilla”. Para la curación se sigue el siguiente proceso: “Se prepara un lazo hecho de un torzal de seda fuerte; se vuelve a meter el pie en el agua caliente al modo dicho y finalmente sofocada la culebrilla del calor, o la tenía ya, o abre la puerta para sacar su cabeza; entonces, prontamente, antes que la retire, se le echa y ajusta bien el lazo, cuya extremidad se debe afianzar sobre los tobillos, en la garganta del pie, de modo que el lazo quede tirante, y arropado el pie y quieto hasta el otro día; se repite el baño y se halla que ya la culebrilla salió hacia fuera, el espacio de una uña”. En ese momento se deben cuidar dos acciones: una, no violentar demasiado a la culebrilla a que salga; la segunda, que el lazo no afloje pues, si la culebrilla se retira, se perderá todo lo ganado. Al repetir los baños “sale últimamente la culebrilla entera, de cosa de tercia de largo, del grueso de un bodón ordinario de arpa; es casi nervosa y de poca carnosidad”171. Culebrilla (ii). La otra culebrilla es más grave. Gumilla, que la padeció, describe su proceso y curación. Aparece primero una inflamación en el pecho o en la espalda172, “entra luego la calentura; brotan después unas ampollas con aguadija clara sobre la dicha inflamación”. Desde ese centro empieza la inflamación a caminar “dando la vuelta al cuerpo, como si la cabeza de la culebrilla buscara el sitio mismo de donde salió”. En su caminar,

170 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 250. 171 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 409. 172 También puede darse “en los brazos, en los muslos” con las mismas señales que indicamos (ibid., 411).

201.


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la inflamación avanza con una punta piramidal “y el sitio que ocupó hoy, mañana amanece lleno de las dichas ampollas”. Tres remedios presenta el autor de El Orinoco ilustrado. El primero fue el que le practicaron a él: un indio caldeó un cuchillo “y hecho una ascua de fuego, empezando desde el principio de la culebrilla, la fue sajando y quemando por diecisiete partes. La culebrilla no pasó adelante y la calentura se pasó luego; pero las sajaduras costaron de curar muchos días”. El segundo se lo enseñó una vieja mestiza que “se preciaba de médica” y le decía: “Basta calentar bien un limón, partirlo, empapar pólvora, con frecuencia toda la inflamación”. Y añadía que, si la cabeza de la culebrilla se lograra juntar con la cola, “al punto muere el paciente”. El tercero lo experimentó el misionero y constaba de la “untura del limón tibio repetida, basta para atajar esta rara enfermedad”173. Cumaca (ceiba). En el interior de las selvas se encuentra la cumaca (ceiba), árbol de “infinita grandeza”. El tronco y las ramas son de un verde bastante agradable y tanto uno como otras “están armados de puntas agudísimas” que cuando envejecen caen la suelo. La raíz externa es grande, dura y con venas. El fruto de la cumaca es “una especie de algodón o de seda que se encuentra en su fruto” y se puede usar para llenar colchones. Su tronco se trabaja con facilidad y en un abrir y cerrar de ojos “se puede hacer, como cortando queso, una barca, pero dura en proporción a la fatiga que cuesta fabricarla, pues esta clase de madera no sirve en el agua”174. Cumapána. Véase: Moyová. Cunama. También abunda la fruta llamada cunama, de la que sacan aceite semejante al de las olivas en color y sabor “y sirve a los indios para sus unturas y a los españoles para la comida, y para la luz”175. Cunama. Véase: Palma.

173 Ibid., 410-411. 174 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 159. 175 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 442. 202.


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Cunamas. Son palmas silvestres que ofrecen unos dátiles de los que también se saca “un aceite admirable”176. Cunasiri. Hay abundancia de cunasiri. Su tronco es corpulento y el color de la madera, medio encarnado; todo el palo es aromático y “está penetrado de granos muy menudos, tan aromáticos como el incienso”177. Curbatái. Véase: Cocuyo. Curbinata178. La curbinata posee escamas pequeñas y blancas y su color es semejante al alabastro común. Tiene en la cabeza dos huesecitos del tamaño de una almendra sin cáscara. Su carne es naturalmente tierna pero pasadas varias horas “se pone manida, de manera que aburre”. Sus raspaduras “bebidas con dosis justa de agua, son diuréticas”179. Currucay. La goma del currucay es parecida a la del anime, pero muy pegajosa, y tiene el olor aromático más intenso y fuerte que el anime. Se ha demostrado que “una brizna de ella quita el frialdad que se introduce en las descoyuntaduras de huesos, y en los pasmos”180. Curúba (en español: ñopa). Es un tronco áspero de hojas menudas y recortadas. Parece semejante al serbal. Su fruto son unas bayas alargadas, de gruesa corteza y de color semejante al cobre. “Dentro de estas bayas se encierran varias semillas redondas, de color verde, planas y de la circunferencia” de un medio real de plata. Para su uso como tabaco emplean el siguiente procedimiento: unen las boyas y hacen varios ramitos. Apretados los unos contra los otros, se calientan entre sí y una vez fermentados “se convierten en negros, tiernos y manejables”. Después se hacen pequeños panes que luego se cuecen en ciertos zarzos de madera y les añaden almidón de yuca y polvo de limacos calcinados.

176

Ibid., 209.

177 Ibid., 213. 178 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 161: Gilij hace alusión a alguna especie de la familia Sciaenidae. En Venezuela se conocen varias especies con el nombre de “curbinata”. 179 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 91. 180 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 215. 203.


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Cuando los cuecen, dan un olor muy agradable y son duros como el bizcocho. A continuación, los machacan hasta reducirlos a polvo. Después los colocan en un platillo “para sorber con ciertas tenacillas de patas de pájaro que adaptan a las narices”. “Qué bellos sueños tienen, embriagados y aturdidos con el largo sorber de la curaba”181. Cusicusis. Son del tamaño de un gato, no tienen cola y su lana “es tan suave como la del castor”. Duermen durante el día y ocupan la noche saltando de rama en rama “buscando pajaritos y sabandijas, de que se mantienen”. Son mansos y se pueden llevar a las casas, pero por la noche meten el dedo y la lengua (que es larga y sutil) en todos los agujeros; y cuando llega a la cama del amo, “hace lo mismo con las ventanas de las narices, y si le halla la boca abierta hace la misma diligencia”182. Cutí. En Auvana y en otras partes no lejanas al río se da el cutí, una palmera baja “que, casi sin tronco se expande en muchas ramas”. Su fruto es del tamaño de una nuez y una vez roto el hueso “se come ligeramente asada, es sabrosísima, y no se diferencia mucho de nuestras nueces”183. Danta. También merece una alusión detallada la danta. Su figura era algo parecida al mulo, “aunque en la formación de la cabeza y pies tiene más semejanza con el puerco”, pero no tiene la trompa de este y posee un “labio grande, largo y encorvado en el cual remara la nariz”. Su frente está coronada por “un hueso duro, cubierto de la misma piel a manera de peto” que le sirve para tronchar los árboles y abrirse camino por donde quiere. Sobre el cuello “campea con gallardía una pequeña crin, como la tienen las mulas, tiesa y derecha siempre”. El pelo es todo “pardo oscuro”, su longitud es “de dos varas y cuarta, por lo menos”, y remata en un “rabillo tan delgado y corto que apenas se le nota”. Su altura no corresponde a la longitud “porque las piernas son excesivamente cortas”. Sus cuatro manos rematan en cuatro uñas y cada una la tiene dividida, “como las del puerco”.

181 Ibid., 188-189. 182 Ibid., 210-211. 183

204.

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 167.


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Para su defensa cuenta con los dientes, tan fuertes que cuando le atacan los perros, sin más diligencia que agarrarlos y hacer presa en la superficie de la piel, “tiran de golpe y los despojan de ella”. También se protegen de los tigres pues, una vez que los sienten sobre sus espaldas, “corre de inmediato por las malezas y espesuras del monte con la velocidad de un rayo, y oprimiendo al tigre fuertemente con los troncos de los árboles medio caídos o inclinados, lo descoyunta y derriba”. Los indios de la zona salían a cazarla “por los inviernos a las orillas de los ríos, especialmente del Meta”. Seguían su rastro “por la figura de la huella” y cuando consideraban que se acercaban a ella, fingían el mugido del animal, que es “un bramido lento y ahogado que apenas se percibe”. Cuando la danta contestaba a esta señal significaba que se encontraba cerca y tan pronto era ubicada le arrojaban “una carga cerrada de flechas”. Una vez herida, empezaba a discurrir por el monte, y como sentía cercana la muerte, “como a un tiro de bala cae sin aliento en el suelo, y al punto expira”184. Danta (tapir)185. Los tamanacos la llaman uariári y en el Orinoco, “la gran bestia”. Casi tiene el tamaño de un asno y también su pelo. Habita en las selvas. Carece de cuernos “y se dice que tiene todo su poder en las patas y en el pecho”. Su carne es sabrosa “como la de los animales domésticos” y según apreciación del propio Gilij “no es distinta de la carne de vaca”. La uña “es bífida como la del buey” y se juzga que “es remedio oportuno para el mal caduco”, aunque los indios no padecen de esta enfermedad. Algunos se sirven de ellas para llevar cargas186. Dátiles. Los buscan los monos, que abundan en los llanos187. Dominico. Tercera especie del banano. Es un fruto intermedio entre el hartón y el guineo y se distingue de ellos solo por el fruto. Tiene forma casi

184 Rivero, Historia de las Misiones, 14-15. 185

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 173: Tapirus terrestris.

186

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 226-227.

187

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 209. 205.


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triangular, un poco curva, y su longitud es mayor que el guineo y menor que el hartón. “Se come crudo y es de un dulce bastante agradable”188. Dorado189. El dorado es del tamaño de dos cachamas y “sabroso como los más agradables peces del mar, y acaso el mejor de todos los del Orinoco”. Habita en los raudales190. Dormidera. Véase: Sensitiva. El salvaje. Concluye Rivero su visión de la fauna llanera jesuítica con la descripción de “el salvaje” —figura al parecer mítica—, tan parecido a una criatura racional que visto de lejos “apenas se puede distinguir si es bruto o algún indio de los que salen a cazar”. Según Rivero, habitaba “especialmente en la [montaña] de Macaguane y Betoyes” y para su descripción se remite al testimonio del capitán de la escolta Domingo Zorrilla. Narra este soldado que caminando por la montaña de Macaguane divisó en la maleza “una bestia parada en los dos pies, con la cabeza y brazos como si fuera hombre, de mediana estatura, gruesa la cabeza y poblado de pelo todo el cuerpo”. La primera impresión fue de sorpresa, y cuando reaccionó para dispararle, “el salvaje percibió el ruido de la llave, puso los ojos en el capitán” y partió a velocidad de allí y se emboscó en el interior de la montaña191. El Salvaje192. Gilij justifica la inclusión de este tema en su Ensayo, ya que no “soy el primero en presentarlo”. Por una parte, recurre a la autoridad del Diccionario de historia natural de M. Bomare193; por otra, se acoge a la curiosa relación del señor Juan Ignacio Sánchez, “persona honradísima, 188 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 197. 189 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 161: actualmente se asigna a los bagres del género Brachyplatystoma. Pero estos peces no son escamados, por lo que se podría tratar de otro pez. 190 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 91. El nombre le viene por el color de la piel. 191

Rivero, Historia de las Misiones, 15-16.

192 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 172: se trata de una creencia popular en Venezuela. Se le suelen atribuir las cualidades descritas al oso frontino o de anteojos: Tremarctos ornatus. 193 M. Valmont de Bomare, Dictionnaire raisonné universel d’histoire naturelle, 15 vols (Lyon: Hnos. Bruyset, 1761). Véase el tomo iii, entrada “Homme sauvage”.

206.


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y uno de los señores principales de la tierra de San Carlos en los Llanos de Caracas”194. Sin embargo, más adelante afirma que “no conocí a ningún indio que me dijese que lo había visto con sus propios ojos […]. Todos temen al salvaje, y como habita en lugares inaccesibles, nadie se atreve a acercarse a ellos por temer por su vida. Pero todos dicen las mismas cosas, y narran de él hechos sucedidos a sus antepasados”195. Es un animal bípedo y en tamanaco le llaman achi. Tiene una figura humana y no se diferencia de los hombres sino en los pies, “cuyas puntas están naturalmente vueltas hacia atrás, como por astuto artificio de Caco lo fueron antaño las huellas de los bueyes por él robados”196. Es todo peludo de la cabeza a los pies, “sumamente libidinoso, y rapta si se le antoja a las mujeres”197. Habita en los montes más altos y en los países de los mapoyes. Cerca del río Paruasi hay una montaña que la llaman achi-tipuíri, que significa ‘montaña de los salvajes’ y cerca de la Guayana hay otro monte que se llama Achi198. Emau. Los achaguas transportaron desde el Airico al Guanápalo una fruta que llaman emau, semejante a una bola de billar “por su color y redondez”. Se da en una planta de unas dos varas y “su hoja es semejante a la del melocotón o durazno”199. Enredadera. Son plantas que se enredan en unos bejucos y “con ellas atan los cercados, ellas hacen las veces de clavos para atar un madero con otro, son la fuerza de los tejados y de las paredes”200. Escarabajo sin nombre. Cuando se pudre el tronco de la palmera corozo, “produce cierto gusano del grueso del pulgar y de color blancuzco”; 194 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 223. 195 Ibid., 224. 196 Es una alusión clásica que se encuentra en el libro viii de la Eneida de Virgilio (versos 193 y ss.). 197 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 223. 198

Ibid., 224.

199 Rivero, Historia de las Misiones, 6. 200

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 176. 207.


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y a los pocos días se transforma en “una especie de escarabajo”. Dicen que es agradable al paladar y del sabor de la manteca201. Escobilla. Es una hierba no desemejante del té verde. Y a falta de cacao, “se les ocurrió a los misioneros que se podía hacer uso de esta hierba como de un té americano” 202. Escorpión. Se encuentran entre las palmas de los techos de las chozas y su picadura es dolorosísima. Gilij comenta que cuando fue picado “bebí, como me sugirieron, un poco de agua, y cesó inmediatamente el dolor”203. Escorpión. No son venenosos, pero cuando pican producen una hinchazón semejante a una avellana; veinticuatro horas después “uno se encuentra curado sin aplicar ningún remedio”204. Escorzonera. Es la raíz de una planta baja que mide dos palmos y medio. Tiene un tallo áspero y se divide enseguida en varias ramas. Las hojas son más bien gruesas y de un color verde claro, pero tienen espinas retorcidas “muy semejantes a un pequeño anzuelo”. Su raíz “es estimabilísima”. En el Orinoco son amarillentas “y del grueso y longitud de los rábanos comunes”. Significan comida para los indios205. Espadilla. Completan la visión gumillana las siguientes hierbas: la espadilla o espadín, una macolla de diez o doce hojas que semejan una espada, aunque no exceden en su longitud a “un jeme”. A pesar de que es muy amarga, sin embargo resulta muy eficaz contra el dolor de costado; se prepara con seis u ocho hojas machucadas que hervidas “dan una tintura excesivamente amarga, la que se bebe el doliente, y aquellas mismas hojas se aplican a la parte de las punzadas”, y al segundo o tercer intento “cesa el dolor de costado”206. 201 Ibid., 237. 202

Ibid., 170-171.

203 Ibid., 237. 204

Pelleprat, Relato, 64.

205 Ibid., 181. 206

208.

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 446.


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Espadilla. Véase: Akéi-maracari. Espino. El espino nace en los llanos húmedos y “tiene sus hojas de hechura de lanceta y al pie de cada hoja una espina”207. Faras o faros. Las faras o faros son animales nocturnos. Las hembras tienen duplicado el pellejo del pecho, “despegado el uno del otro, y rajado por medio de alto abajo el cuero exterior”, y en sus concavidades meten sus cuatro hijos cuando paren; estos permanecen allí hasta que pueden caminar. Los indígenas las persiguen, no por su comida, sino porque causan notables daños “en los platanales, papayos y otras frutas”208. Faros. Véase: Faras. Flamencos. Son tan grandes como los gallos de la India; su plumaje es rojo, generalmente, “y algunas veces negro y blanco”. Las crías son siempre blancas, como las espátulas, pero sus plumas se tornan rojas a medida que crecen. “Tienen el cuello largo de unos tres pies, y las patas largas también como de un pie y medio”. Su pico es grande “en forma de cuchara, la mitad negro y la mitad rojo”209. Flora. Para Gumilla resulta indubitable que en aquellas selvas hay “resinas, aromas, flores, hojas y raíces de grande aprecio y que serán muy útiles a la botánica”210. Frailejón. Es una especie de gallinazo que “tira al castaño”211. Fréjol. Gilij admite que para entender las muchas especies que se dan en el Orinoco hay que partir del hecho de que algunas son autóctonas, otras recibidas de los españoles y otras provienen de otros indios. Es semejante al europeo en lo que se refiere a las hojas y flores, pero “son muy diversos en el fruto que producen”. Entre los tamanacos, “algunos son redondos, pequeños como un garbanzo y de color de tabaco”. Entre los maipures, “son 207 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 447. 208

Ibid., 455-456.

209

Pelleprat, Relato, 63.

210

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 213.

211 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 215. 209.


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de grandes como las habas mayores, planos y de color negro”. Y en otras naciones son rojos212. Fréjol arbóreo. Es un arbusto de muchas ramas sutiles de color entre verde y ceniciento. Se llena de “bayas pequeñas semejantes a las de la retama” y dentro de ellas se encuentran tres o cuatro semillas redondas, pequeñas como guisantes, pero con un sabor más cercano a almorta. Se comen frescos y cocidos como los fréjoles “y son de un sabor exquisito”. Gilij afirma que “se cree” que esta semilla fue llevada a América por los negros213. Frutal sin nombre. Hay ciertas especies de árboles que producen frutas sabrosas y agradables y su árbol tiene la altura de un manzano214. Fruto sin nombre. Gilij hace alusión a un fruto que se encuentra en las aldeas de los guaipunaves. “La corteza exterior, que se parece a la del coco, es tan dura, que hace falta una hacha para romperla. Pero lo merece la médula, dividida en tres ricos gajos bien grandes”. Su tamaño tiene, al menos, dos libras y posee un gusto superior al de las almendras215. Gallinas de monte. Se dan en las orillas de los ríos llaneros216. Gallinazo (zamuro, zopilotes, guaraguados)217. Son pájaros fetidísimos. Se parecen mucho a las hembras de los pavos, “pero no hacen como ellos la rueda en sus amores ni vuelan tan bajo”. Su vuelo sobrepasa al de cualquier otro volátil y se dice que son de vista agudísima. Por eso, suben tan alto para de esa forma visualizar su presa. “No hay peligro de que toquen nunca a animales vivos” y su alimento son los animales muertos. Van ordinariamente en bandadas, grandes o pequeñas, como los cuervos. Ponen sus huevos “en las cavidades de las rocas, y son deformes, ahumados y negruzcos, como sus 212

Ibid., 182-183.

213 Ibid., 183. 214 Ibid., 161. 215 Ibid., 120. 216

Rivero, Historia de las Misiones, 9.

217 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 169-170: es muy posible que se refiera a las especie Coragyps atratus, pero también podría tratarse de otras aves necrófagas similares a los zamuros del género Cathartes. 210.


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madres”, pero las crías tiernas son blancas y a los pocos días “se vuelven negros como sus padres”218. Galofas. La cuarta plaga, según Gumilla, corresponde a las galofas; son moscas, negras como el azabache. “Clavan el pico, sacan sangre y dejan la herida”219. Gamelote. El gamelote es de un verde hermosísimo, tierno y muy semejante al arroz; crece a la altura de media vara y era el alimento del manatí220. Ganivets. Su tamaño es casi como el de las arras, pero de diferente color. Sus plumas “son mucho más vistosas, variadas entre el naranja, el rojo y el azul”221. Garrapata. Son rojizas y “pequeñísimas” y abundan de modo particular en la Maita. Llama la atención que no habiendo ganado caballar en aquellas sabanas, algunos piensan que invaden a las dantas. Si no entran del todo en la carne, “al sacarlas con fuerza, dejan dentro la cabeza”. El remedio es untar la parte donde se encuentra la garrapata “con hoja de tabaco masticada” y salen fácilmente222. Gavilán. Véase: Halcón. Golondrina. La golondrina es más pequeña que la de Europa y tiene “la cola en forma de tijera, que abren al tiempo de volar y cierran al irse a parar”223. Granadilla. También es “sabroso y refrigerante el fruto de la granadilla”, que se enreda a los árboles palustres y allí se desarrolla con facilidad224.

218 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 214-215. 219 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 403-404. 220 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 121. 221 Pelleprat, Relato, 63. 222 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 241. 223 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 449-450. 224 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 120. 211.


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Guacamayas. Las guacamayas225 (ara, para los tamanacos y caribes) presentan tres tipos diferentes: unas “son de plumas rojas y otras turquí”; la segunda especie, de tamaño más pequeño, al igual que el pollo, “son todas turquí”; y la tercera, “son verdes”. Cualquiera que sea la especie, “todas son comestibles y buenas, manidas por un poco de tiempo”. Los indígenas “las cogen en los nidos y las crían en sus casas. Aprenden alguna palabra, pero con esfuerzo, y no tan bien como los papagayos”. También las utilizaban por sus hermosísimas plumas, de las que fabricaban penachos para adornar sus cabezas226. Guacaritos. Los guacaritos, llamados por los indios muddé y por los españoles caribes, abundan en el Orinoco y en sus afluentes. Son voraces e integran siempre una increíble multitud. El mejor remedio es apartarse de ellos pues lo que cae en sus dientes lo dejan en un esqueleto limpio227. Guacharaca228. Es del tamaño de un pollo grande y de color castaño. Su canto es poco agradable. En invierno se reúnen en multitud en los montes vecinos a los poblados. Es de “sabor agradabilísimo” si se guisa bien229. Guadua. Es una caña silvestre, de la altura y grosor de un árbol, con muchas ramas de espinas duras y agudas. Sus usos son múltiples: son canales de agua si se abren por el medio; si se dividen en cuatro partes o más “sirven para hacer travesaños a los que se atan las ramas de palma para cubrir las casas”; cortadas cerca de sus nudos “son vasos para guardar el tabaco de fumar y el rapé”. También se utilizan como vasos “para alcanzar agua en los viajes y para llevar dentro sin romperlas las velas de sebo”230. Guaimaros. Véase: Charas. 225 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 167: Gilij parece referirse a: la guacamaya bandera (Ara macao); la guacamaya azul y amarilla (Ara ararauna), y la guacamaya verde (Ara militaris). 226

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 115.

227 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 414-416. 228

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 168: Ortalis ruficauda.

229

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 207-208.

230 Ibid., 170. 212.


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Guajiva. La raíz guajiva es como la batata y su aporte consiste en que “cuatro o cinco hojas verdes de su vástago, hervidas en agua clara, tomada ésta, hace el mismo efecto purgante que su raíz”231. Guamas. Las buscan los monos y son muy dulces, parecidas a las algarrobas de Valencia, “pero de color verde aunque estén maduras”232. Guanavanares. Los guanavanares233 son pájaros alegres, hermosos y de sabor gratísimo; “podrían llamarse los pichones del Orinoco”. Rara vez se ven en invierno, pero en verano regresan a los “lugares favoritos”. Después del mes de enero hacen en la playa sus nidos y para ello excavan ligeramente la arena “y allí deja cada uno de ellos dos huevos”. Sus huevos “son buenos, pero es un alimento, puedo decir, ligero y de poca sustancia”. Sus crías, no obstante, son “sabrosísimas, gordas y del sabor de los pichones mejores”234. Guanota. Es una abeja que hace su miel en las cavidades de los árboles junto al Orinoco. Su miel la sacan los indios en invierno y no es muy saludable pues con ella se absorbe “la fiebre para muchos días”. Usada parcamente para “vehículo del agua” no es desagradable. Los europeos la cuecen y la ponen “bien cerrada en los frascos”235. Los panales en que depositan su miel son una complicación “de varias bolsitas de cera, las unas unidas a las otras” y en algunas hay “miel siempre líquida como el aceite, y en otras cierta materia amarilla y granulosa, como huevas de pescado”236. Guapo. Es una raíz blanca producida por una hierba que se encuentra en los lugares bajos. Es gruesa como una nuez y cogida a su debido tiempo y cocida la usan mucho los orinoquenses237. 231 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 448. 232 Ibid., 209. 233 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 168: es una gaviota (Phaetusa simplex) y no se la debe confundir con el pato carretero (Neochen jubata). 234 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 117. 235

Ibid., 247.

236

Ibid., 248.

237

Ibid., 181. 213.


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Guaraguados. Véase: Gallinazo. Guavina. El guavina tiene escamas negruzcas y un sabor no despreciable. Su tamaño es como el mayor de las truchas y se encuentra en los cauces de agua, en los palmares y en lugares pantanosos238. Guayabilla. Flor olorosa y “se solían llevar en las solemnidades para esparcirlas en la iglesia”239. Guayavayá (algarrobo). No es desagradable el fruto de la guayavayá (algarrobo), parecido a las algarrobas europeas240. Guayavilla. Véase: Canune. Guaymaros. Los buscan los monos porque cargan frutos “de mucho gusto” y son menores que las bellotas241. Guineo o cambur. Su fruto es de medio palmo, aunque hay una especie tan pequeña “que no es más larga que el dedo pulgar”. Es muy sabroso, “pero no igualmente sano”, y generalmente solo se come el fruto. Cada gajo “en los terrenos fértiles, contiene al menos 120 frutos”242. Güios. Véase: Buíos. Gusano. La sexta plaga está integrada por “unos mosquitos verdes que llaman de gusano”. Estos insectos, amén de chupar la sangre, “vomitan dentro de la carne, hasta donde penetró su afilado pico, un jebecillo imperceptible que, fomentado con el calor natural, a los tres días pasa a gusano peludo, de tan mala calidad, que inflama la parte donde está y causa calentura, como si fuera un grande tumor”. El peligro radica en el diagnóstico que se hace, porque no es un tumor. Su violencia es tal que en los parajes donde abundan “aniquilan a los perros, cabras y hasta el ganado mayor perece penetrado todo por ellos”. Se combate aplicando chimú sobre la aguadija que arroja el gusano por la boca y en su ausencia se pone tabaco mascado; 238 Ibid., 95. 239 Ibid., 174. 240

Ibid., 161.

241

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 209.

242

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 196-197.

214.


• capítulo 4

después, se aprieta “con los dedos pulgares la carne a buena distancia del gusano (por no machacarle), dando el apretón con fuerza, salta el gusano entero, y sólo hay que curar el cóncavo que deja”243. Gusano sin nombre. Se encuentra agarrado a las hojas de maíz y está armado de pelos tiesísimos, o mejor, de espinas. “Es sensible en extremo la picadura de estos pelos, y causa sin duda la fiebre”244. Halcón (gavilán o milano). Se dan por todas partes y su alimento son los pollos245. Hartones. Segunda especie del banano. Si el guineo crece en los países templados, “el hartón prefiere los grandes calores”. Su tronco es más alto y grueso que el de las otras especies y sus hojas son también más grandes. Asimismo, son más grandes sus frutos que tienen una figura cilíndrica terminando en punta, y son gruesos “como las cidras mayores, y de un sabor que tira a manzana”. El hartón es la especie más sana de todas, “de un dulce no empalagoso, y buena de comer de varias maneras”; es buena cruda, mejor asada y sabrosísima cuando está seca246. Helecho. Crece en el Guarapiche en forma de árbol, “del grosor de un muslo y de una altura de 18 a 20 pies”. Su madera combina un rojo negro con un color blanquecino247. Hierba de Santa María. Para la supuración de las llagas se recomendaba la hierba de Santa María, que es muy amarga y parecida a la hierbabuena248. Hierba sin nombre. Hay hierbas que dan flores rojas “y su fruto son ciertos glóbulos negros de los que sirven para los rosarios”249.

243 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 403-404. 244

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 237.

245 Ibid., 214. 246

Ibid., 197.

247

Pelleprat, Relato, 61.

248

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 447.

249

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 179. 215.


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Hierba sin nombre. Son hierbas que producen unos globulitos de color blanquecino y con vetas que se encuentran en los huertos domésticos del Orinoco250. Higuana. Las higuanas son unos lagartos de color entre verde y amarillo que se mantienen de hojas de árboles y viven tanto en el agua como en la tierra. Una de las formas de apoderarse de ellas es meterles tabaco en la boca, lo que les causa la muerte. Están “reputadas por uno de los platos más regalados”. También constituyen un aporte a la ciencia medicinal unas piedras, blancas como la cal viva y fina, que son “específico singular para que corra la orina; tómanse sus polvos en agua tibia y en cantidad corta”251. Higuana o iguana. Aunque sobre las iguanas hemos tratado al hablar de la región del Casanare, nos circunscribiremos a las observaciones que formula Gilij. Son ciertos “lagartos grandes o serpientes cuadrúpedas”, con una longitud de cuatro palmos o más y el grosor de un brazo el lomo y el vientre. De pequeñas son de color verde, pero cuando crecen llegan a ser “cenicientas del todo”. Tienen cuatro patas y cada una consta de varios dedos. Su fuerza radica tanto en los dientes como en la cola. La piel es áspera y sería buena “para pulimentar las maderas”. Sus huevos están cubiertos de una membrana blanca y sutil y son alargados y blancos, del tamaño de los de la paloma252. Hormiga sin nombre. Tienen casi el tamaño de los bachacos, pero son negras y con dientes más agudos y cortantes. Las utilizaban los tamanacos para experimentar el valor de sus jóvenes aplicándoselas a sus carnes. Gilij se lamenta de que su nombre “se quedó con ellas en América”253. Hormigas. Si las hormigas engordan al oso, también los indios se nutren de ellas. Al comenzar las aguas aparecen ingentes enjambres. Son de “tamaño extraordinario”, cuando llegan a criar alas son un tanto mayores “y de la cintura para abajo no contienen otra cosa que manteca”. Los indios cortan 250

Ibid.

251

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 451.

252 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 99-100. 253 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 234. 216.


• capítulo 4

esa parte mantecosa y la ponen a freír en sartenes. Según ellos, esta fritada “equivale a una fritada de chicharrones del mejor lechón”, mas a la vez se erigen en una terrible plaga que puede arrasar con todas las plantaciones254. Hormigas de palo santo. Las hormigas de palo santo adquieren esa denominación porque su morada es este árbol, derecho y alto de tronco, y su copa está coronada con ramilletes de flores. Son unas hormigas pequeñas y de color rubio que cuando pican una mano dejan “una ardiente y rabiosa comezón para todo el día” y durante veinticuatro horas conlleva una calentura. Solo se apartan de su refugio tres o cuatro pasos y dejan como consecuencia todo ese espacio sin “hierva, ni chica ni grande”. Esto es un aviso para el caminante255. Ichurú. Los tamanacos llamaban ichurú a una especie de cangrejo de color blanco cuyo “hocico termina en punta”. Era alimento solo para los indios. Se encuentra en los cauces de agua, en los palmares y en lugares pantanosos 256. Icoteas. Véase: Morrocoy. Iguanas. Véase: Higuana. Índigo. Véase: Añil. Irabubo. El irabubo tiene el tamaño de una oveja, pero la trompa es parecida a la de los cebones; también se equipara al sabor de sus carnes. Vive en el agua y en tierra y sale “en manadas a destrozar y comerse las sementeras”257. Irako. Se le considera la peor de todas las hormigas pues su sensible mordedura y el dolor que causa “produce sin duda la fiebre”. Se encuentra en las grandes sabanas y es alargadita y de tamaño no pequeño. Parece que el comer carne seca y salada mitiga el dolor258.

254 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 454. 255

Ibid., 454-455.

256 Ibid., 95. 257

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 455.

258 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 234. 217.


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Itotocó. Es un pájaro del tamaño de una guacharaca. Es notable en el Orinoco por lo particular de su grito, pues diera la impresión a quien lo percibe de que escucha una voz tan clara y nítida “que parece propiamente que se oye no voz de pájaros, sino de hombres”. Gilij vivió por primera vez en Auvana esta experiencia: “Cuando he aquí que siento de improviso poco distante de mi que me entonan a numerosísimas voces el itotocó. A la voz, al piar, a la furia y rabia con que me pareció entonado, creía yo que se me había venido encima […] una tropa inmensa de bárbaros; me quedé helado […]; vuelto en mi me tranquilicé lo mejor que pude, y enseguida supe que este grito era de pájaros”259. Jabalí. Un poco más pequeño que los europeos, pero su carne es de un sabor muy delicado. “Van siempre en grupo y son muy abundantes en este país”260. Jagua. Véase: Caruto. Jaguar. Véase: Tigre. Jején (en tamanaco: puchiké). Son muy pequeños y negros y su picadura es muy sensible. Visitan a sus víctimas dos veces al día: por la mañana y por la tarde, y atacan “sólo a lo más alto de la frente”. No entran en las casas261. Jejenes. Los jejenes son mosquitos cuyo tamaño no supera un grano de pólvora de artillería262. Jengibre. Es estimado por su raíz. En el Orinoco se encuentra en dos variedades: el cultivado y el silvestre. Entre ellos no se dan diferencias sensibles, mas la raíz del cultivado es mayor. Ambos los utilizan los indígenas para condimentar los alimentos263. Jijirri. Véase: Cachipae.

259

Ibid., 210.

260

Pelleprat, Relato, 66.

261

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 243-244.

262

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 402.

263

Ibid., 191.

218.


• capítulo 4

Junco. Es rarísimo en tierras del Orinoco264. Kerepé (es español: ciempiés). “En el tamaño y longitud, como también en las patas, es muy semejante al camarón”. Muchos creen que su picadura es mortal, pero “no supe nunca sin embargo que hirieran a ninguno, en tantos años que viví allí”. Se encuentra entre las palmas de los tejados265. Kiaucó-imu. Véase: Culebra de dos cabezas. Lagartos. Se dan cuatro o cinco clases “y producen muy buen sabor”266. Lamentín. Es un pescado de quince a veinte pies de largo y tiene la boca parecida a la de un buey. Se le pesca como a la ballena y “su carne es tan agradable como la ternera, cuando se come fresca”, pero si se sala pierde mucho sabor. En su cabeza posee unos huesos que, “según parece, son excelentes para disolver los cálculos y hacer expulsar las arenillas”267. Laurel. El laurel es de olor más agradable y de color amarillento. Sirve para hacer “los bancos, las cuadernas y todo el trabajo interior de un barco de los españoles”. No sirve sobre el agua268. Leche de miel (mutuculicú). Es “la reina de las frutas silvestres”. Los indios la llaman mutuculicú y los españoles, “leche y miel”, porque es sabrosa y suave y también muy sana269. Lechero. El lechero es un árbol fluvial. Es recto, de color blanco por dentro y casi una especie de álamo blanco. Su corteza es negra y áspera “y por incisión mana un licor lácteo al que debe su nombre”270.

264

Ibid., 179.

265

Ibid., 237-238.

266

Pelleprat, Relato, 63.

267

Ibid., 65.

268

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 119.

269

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 209.

270

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 119. 219.


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León (en tamanaco: uayapári)271. Es otra especie de tigre; no es a pintas sino de color entre castaño y rojizo. No se asemeja en nada al león africano; no tiene crines, no es muy valiente ni causa terror en las selvas272. Leones bastardos. Se crían entre las malezas de los llanos273. Limaco. Se encuentran por todas partes. El más celebrado es el nemu de libra y media de peso274. Lobos o perros de agua. Los lobos o perros de agua abundan en el Arauca, Apure, Duya, Cravo y en muchos ríos que bajan al Orinoco. En su tamaño parecen un perro podenco, nadan con gran ligereza y se mantienen de pescado. Para sus crías cavan cuevas en las barrancas y allí concurren muchos de ellos para vivir. Causa armonía ver sus madrigueras por la limpieza en que están, amontonan aparte los huesos del pescado que comen y trazan caminos notablemente anchos y limpios275. Loro. Con respecto a los loros y papagayos hay que señalar que no solo “los crían para su diversión y recreo, sino también por el interés de sus plumas”, y en su industrialización se distinguen los achaguas276. Loro (en tamanaco: roro). Es un papagayo que los tamanacos llaman roro; su color es verde, “salvo las alas y la cola, que son rojas, pero entreveradas de verde”277. Macaurel. Muy traidora es la culebra macaurel pues acomete al caminante sin darle seña y con increíble audacia. No queda satisfecha al primer

271 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 171: este es el león americano o puma y su nombre científico es Felis concolor. 272

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 221.

273

Rivero, Historia de las Misiones, 11.

274

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 231.

275 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 456. 276

Rivero, Historia de las Misiones, 9-10.

277

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 208.

220.


• capítulo 4

asalto y “sigue con porfía y cuanto más se defiende el pasajero, con tanta mayor ira multiplica sus asaltos”278. Maderas. Las emplean los gálibis como combustible y son de diferentes colores: “roja, blanca, verde colombina, amarmolada, incluso madera que se llama madera de letra, tan estimada en Europa”279. Maguey. Véase: Cocuísa. Maipouli (vaca salvaje). Es muy semejante a las que hay en la zona templada: la piel es parecida, el cuerpo de igual tamaño, las pezuñas más pequeñas y las orejas y la cola iguales. No tiene cuernos y la cabeza parece la de un asno. “La carne es bastante colorada pero tiene tan buen gusto como la de vaca”280. Maíz. Es la semilla más común y que se encuentra por todas partes. Tiene la altitud de las cañas mayores. Generalmente produce dos o tres panochas y se cría en cuatro meses, “pero hay especie que da fruto más pronto”. Se dan dos clases. La primera se denomina yucatano, que es duro y se machaca o muele con esfuerzo; y dentro de ella se conocen dos variedades: una es blanca y la otra amarilla, “y no sólo la envoltura, sino el mismo interior, cocido y crudo, es muy amarillo”. La segunda, el cariaco, cede pronto ante pocos y moderados golpes; se pueden diversificar en blancas, rojas, amarillas, con fajas de diversos colores y negras. La arepa que sale de este maíz es “mala e insípida”, mas para “hacer bebida se estima más que ningún otro”281. Gilij deja constancia del rendimiento del maíz según los terrenos en que se siembra: en las tierras cercanas al Orinoco, que son arenosas, “de un almud de semilla se recogen diez fanegas de fruto”, y en las selvas más fértiles, “llega el fruto también a veinte fanegas”282.

278 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 396. 279 Pelleprat, Relato, 61. 280

Ibid., 66.

281

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 183-184.

282

Ibid., 185. 221.


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Mamure (para los maipures: nepi). Dentro de las enredaderas es “la especie mejor de todas, la más flexible y fuerte” y tiene una duración increíble. Resisten la furia de los vientos. Se encuentra en las selvas de los maipures y es propia de las grandes sabanas283. Mamure. Véase: Trepadoras. Manatí. En su tamaño y peso, el manatí 284 equivale a “un corpulento novillo”. Su cabeza es grande y “termina en un hocico muy semejante al del buey”; su cola semeja “una gran pala redonda” y de ella se sirve como de timón para manejarse en el agua; tiene dos pequeños brazos ubicados algo más arriba de la barriga, “en figura de pala redonda”, que le sirven de remos; y no dispone de ninguna pata. Su piel es de color ceniciento y con un grosor de medio dedo. Nutre a sus crías “como los animales terrestres, a sus pechos”. Para alimentarse sale a la orilla a comer hierba fresca. Es un animal sanguíneo y “es sin duda vivíparo”. Todavía fresco “es sabrosísimo y bueno para hacer de él toda clase de manjares”. Por otra parte, es considerado “nocivo para las personas que tienen humores, especialmente gálicos”285. Si su piel se curtiera podría ofrecer aplicaciones curiosas: los indios la suelen convertir en cuerdas y los españoles, en bastones286. Vega certificará que la “carne del manatí, es muy saludable y no enferma como sienten algunos, y la tortuga es mejor que el carnero”. Ambas viandas son saludables pues la del manatí fresco “no se diferencia del puerco muy gordo, y con otra propiedad, que por mucho que se coma no hace daño, ni fastidia”287.

283 Ibid., 177. 284

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 163: Trichechus manatus, es un mamífero y no un pez.

285

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 97.

286

Ibid., 98-99.

287

De Vega, Noticia, 594.

222.


• capítulo 4

Mancha. Es un insecto que no se ve sino raras veces en el Orinoco. Es una especie de grillo mayor, de color verde y “llueven sobre las hojas verdes de la yuca y en poco tiempo las devoran todas”288. Maní. Es una semilla del tamaño de una avellana y su sabor no es muy distinto. “Su cáscara es asperita y frágil, se come tostado”. La planta es baja y de hojas verde oscuro y en la raíz “están unidas muchas de estas avellanitas”. Según algunos, vino de África, pero “se encuentra en naciones que no han conocido forasteros hasta ahora y no podría creerlo de origen negro como algunos piensan”289. Manioc. Véase: Yuca. Mapito. Es un maíz de color entre rojo y celeste. Se siembra en verano en los lugares que abandona el río después de las lluvias y se da “en solos dos meses”. Su altura es de tres palmos y su fruto mide medio palmo de largo y de diámetro, tres onzas. Aventaja a otros maíces por la grandeza de la panocha llena de granos largos. Los indios lo comen “chamuscado dentro de sus hojas”290. Mapurito. Una descripción muy minuciosa dedica Rivero al mapurito, que se cría en “los Llanos, [y] en las selvas de Tame y Macaguane”, un animal vil y de “ruines propiedades”. Pequeño de cuerpo “y algo parecido al gato, gracioso a la vista por la variedad de manchas y colores, ya negros, ya blancos, con que se hermosea su piel”. Está dotado para su defensa de una terrible hediondez, siendo esta “su espada y su rodela, su escopeta y su trabuco, de cuya arma usa solamente cuando lo pide la ocasión y consiste en el aire corrompido que deposita en sus entrañas, al cual le da la dirección que quiere, como si usara de una flecha”. Y estas cualidades hacen que hasta los tigres y leones “le dejen el campo libre, por el horror con que lo miran”291.

288 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 246-247. 289

Ibid., 183.

290

Ibid., 184-185.

291 Rivero, Historia de las Misiones, 11-12. Véase Gumilla, El Orinoco ilustrado, 456-457. 223.


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Marabares. Los marabares son unas palmas que ofrecen unos racimos “al modo de uvas negras” tan bajas que se pueden coger con las manos292. Maracá. Véase: Cascabel. Marana. La marana produce el famoso bálsamo y aceite que los españoles designan como “aceite de palo”. No es el más bello, pero sí “el más útil y estimado de todos” y se ha convertido en especie rarísima en el Orinoco. Se horada para sacar el jugo, la época ideal es la seca y es “casi maciza y rojiza”; no es de fiar si es blanca porque ello significa que tiene agua. Se vendía en el gran río venezolano por los indios a seis reales de plata y por los españoles, a 12293. María. En las tierras de los maipures hay ciertas frutas que provienen del árbol llamado maría, muy semejantes a la berenjena. En ellas “se mezcla el dulce con el agrio, y cocidas y crudas las comen ávidamente los maipures”294. Mariposas. Hay una “multitud y variedad casi increíble”295. Mastranto. El mastranto para la supuración de las llagas se diferencia de la hierba de Santa María “en que sus hojas son vellosas y no amargan”296. Matamata. Véase: Tortuga. Melero. Es un mosquito negro y del tamaño de tenbiguay, pero más molesto y no se halla en todas partes. El blanco del melero “son los ojos”. Este mosquito lleva “consigo una especie de materia viscosa que allí comúnmente creen que es miel”. Es posible que sean los mismos mosquitos negros “que hacen miel”297.

292 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 209. 293 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 157. 294

Ibid., 188.

295 Ibid., 241. 296

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 447.

297

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 244.

224.


• capítulo 4

Memi298. Es un pájaro que se halla en Auvana y se esconde en los matorrales más espesos. Sus huevos son de cáscara verde y de sabor bastante bueno y “lo creo bastante agradable de comer”299. Menta silvestre. Se encuentra en los lugares húmedos300. Mepe. El mepe da ciertas ciruelas amarillas que ocasionan fiebre. Pero el árbol mepe produce unas hojas que destrozadas un poco con los dedos “son de un olor maravilloso”301. Como frutos míseros y febriles recordará Gilij las tucurías y el mepe302. Merecure. El merecure es uno de los árboles frutales más estimados. Es de altura mediana y sus hojas son de un verde ceniciento y agudas. “El fruto es largo, aplastado de color semejante a ver verde tirando a ceniciento. La corteza es dura, pero la pulpa, que está unida a un gordo hueso, es tierna, granulosa, de color amarillo, y muy estimada de los indios”303. Merey. El merey de Cartagena se denominaba en Casanare caracolí. Produce una fruta muy sabrosa “del color y casi de la hechura de una manzana” y en la parte opuesta al pezón tiene una pepita del tamaño de una almendra. Si se toma con agua cocida y triturada con la corteza del árbol, “ataja las evacuaciones de sangre”. Con todo, la pepita de fuera tostada tiene el sabor de las almendras tostadas; sin tostar, “es un cáustico violento: basta un pedacito de dicha almendra para abrir una fuente o levantar vejigatoio, cuando conviene”304. Merey. En otras partes se llama caracolí. Parece una especie de manzano y los hay de dos clases: los que dan frutos amarillos y los que producen 298 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 168: es posibe que Gilij haya conocido los huevos de alguna especie de gallina de monte (Tinamidae). 299

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 208.

300

Ibid., 180.

301

Ibid., 120.

302

Ibid., 160.

303 Ibid., 119. 304

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 216. 225.


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los rojos, pero todos “son de figura cónica y sumamente jugosos”. Tienen en su extremidad “un hueso negro” que sirve luego de simiente. Su jugo es un mezclado de dulce y agrio, “pero asperillo y astringente”. También se dice que “es un cáustico de los más eficaces, pero su alma, tostada sobre brasas, es muy agradable al paladar”305. Mico. Es un “animal inmundísimo”, y “se encuentra en ellos una especie de lujuria no conocida de los otros brutos”. Su carne no es desagradable “y hacen gran uso de ella los orinoquenses”. En el gran río venezolano los hay en tanta abundancia “que a veces se ven los árboles llenos de ellos”306. Miel del araguato. En tamanaco la llaman aravatá-uanéri y su miel es más agradable, más sana y de color más bonito que la guanota. “Se halla esta miel en las selvas alejadas del Orinoco, especialmente en la Maita”307. Milano. Véase: Halcón. Mono. Son varias las especies que se dan en el Orinoco: micos, araguatos, caparro. La ferocidad del mono es defensiva y no ofensiva308. Monos. Los giraras, airicos, betoyes y otras naciones gustaban de los “monos blancos”. Su carne era buena, “pero por más fuego que se le dé siempre queda dura. El hígado de dichos monos es bocado regalado y apreciable”; los achaguas se desatinan por los “monos amarillos”, que llaman arabata y producen un ruido intolerable, “con ecos tan bajos que producen horror”; los tunebos son partidarios de los “monos negros”, que son feos y bravos y al ver gente sacuden con rabia las ramas de los árboles “y con eso los cazadores los matan a su gusto”309. Monos. Un apartado especial dedica Gumilla a la sagacidad de los monos y a las formas que tenían de cazarlos310. Abundaban en demasía en las 305 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 196. 306

Ibid., 217.

307 Ibid., 247. 308

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 219.

309

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 208-209.

310

Ibid., 431-433.

226.


• capítulo 4

selvas del Airico, a orillas del Meta y del Pauto y en el monte de Macaguane. Según el testimonio de Rivero, es el mono “uno de los animales más duros y tardíos en morir”; si recibe un tiro o dos de escopeta, se suele quedar muy sereno, “sin moverse de su sitio, mirando a los cazadores”, pero si recibe un flechazo con curare, “este animal tan duro se rinde y cae en breve”. Los cazan “a montones” y por carecer de sal para beneficiarlos se valen del fuego para ahumarlos311. Monos amarillos. Véase: Monos. Monos blancos. Véase: Monos. Monos negros. Véase: Monos. Mora. Es una hierba que crece por sí misma, llega a la altura de un palmo y medio, más o menos, y se expande en ramitas cargadas de frutillas redondas, semejantes a las bayas del enebro. “Son dulces y llenas de un jugo violado que se estima mucho por los pintores americanos”312. Morocoto313. Las selvas orinoquenses, cuando son inundadas por las crecidas invernales, se llenan de cachamas y morocotos. El morocoto es parecido en el tamaño a la cachama, pero más plano y de escamas más blancas. Es “sabrosísimo y uno de los peces buenos del Orinoco”314. Moromo. Dentro de los frutos netamente salvajes hace referencia Gilij al moromo, que se parece al laurel. Son sabrosos sus frutos si se cogen antes de que lleguen las lluvias315. Morrocoy. De igual forma abundan unas tortugas que llaman morrocoyes (y también icoteas), que no son acuáticas y su concha está matizada de amarillo, encarnado, blanco y pardo. Cuando hace sol se amontonan en unas cuevas y allí las sorprende el captador. Llama la atención que se

311 Rivero, Historia de las Misiones, 10-11. 312

Ibid., 201.

313

Se refiere a las especies del género Colossoma (Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 160).

314 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 90. 315 Ibid., 161. 227.


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multipliquen tanto pues este animal no esconde los huevos y los riega por doquier sin cuidar más de ellos316. Morrocoy317. Es la más célebre de las tortugas de tierra. Las escamas de sus patas son rojas, “y bien cocidas éstas son tiernas y sabrosas”. Su carne es mejor “que la de cualquier otra tortuga”. Es muy alabado su hígado “por su terneza y sabor”. El caparazón ofrece una bella vista por las diversas piezas de que se compone. Se usa para “tabaqueras y otras cosas”. También se dice que en la vejiga de algunos se “halla una pedrezuela redonda utilísima para los dolores de cólico”, pero esta afirmación no se funda “en buena razón”. Había mucha abundancia en La Encaramada y sobre todo en el monte Capanaima318. Moscas. Abundan en las casas y durante todo el año. No son tantas en las selvas, los ríos y los prados. “En algunas partes las he visto de color ceniciento”319. Mosquitos. Son de varias especies: nocturnos y diurnos. Se distinguen los zancudos, el riváu, el rodador, el jején, el tenbiguay y el melero320. Mosquitos. Los maringöuins son pequeños mosquitos “que producen mucho picor”. Los chiques son una especie de arador que sale del polvo “y se incrustan entre el cuero y la piel, y forman una úlcera si no se tiene cuidado de sacarlos rápidamente”321. Mosquitos bobos. Véase: Tenbiguay. Mosquitos diurnos. Los hay de dos especies y ambos sienten simpatía por las flores del maíz. Unos son de matorrales y se llaman en tamanaco riváu; son negros y más pequeños que los zancudos. Los segundos son de

316 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 451-452. 317

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 175: se trata del morrocoy sabanero: Geochelone carbonaria.

318

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 229-230.

319

Ibid., 241.

320 Ibid., 241-244. 321 Pelleprat, Relato, 64. 228.


• capítulo 4

prado, su color es verdoso y se ven en los prados cuando florece la hierba silvestre322. Moyová (se llama también cumapána). Es una raíz que se puede decir que es un rábano silvestre. Su planta sale de la tierra “a modo de un bastoncillo, sin dividirse en hojas. Pero llegado a la altura de una vara, echa algunas”. Se parece al pan y hace sus veces323. Muddé. Véase: Guacaritos. Murciélago. Un capítulo merecen los murciélagos, que se dan de dos tamaños: los regulares, que son normales, y los grandes, “que de punta a punta de sus alas tienen tres tercias”. Su peligrosidad radica en la posibilidad de encontrar alguna parte del cuerpo descubierta, pues allí se afincan, y si pican una vena, “el sueño pasa a ser muerte verdadera, desangrándose el cuerpo sin sentirlo el dormido”. Por ello, los indios duermen en chinchorro y los españoles utilizan el mosquitero. Los indígenas se defendían también con “un ungüento hecho de manteca o de aceite, con achote molido”. También construían unas pequeñas chozas “muy cerradas y de cubiertas tríplices para que no penetren los enemigos nocturnos”. Los guahivos, chiricoas y guamos duermen en el suelo duro “sin más cubierta que la del cielo raso” y expuestos a toda clase de plagas324. Murciélago325. Pájaro también nocturno, o topo “o lo uno y lo otro”. Gilij afirma que en el techo su cabaña “estaba llenísima de ellos”. Buscan las casas cubiertas de palma y allí forman sus nidos. Como hacen sus necesidades naturales y sus orines, dejan una mancha tenaz y producen la pérdida de sábanas y mantas. Además, causan un “intolerable hedor” en las chozas, pero su mayor peligro está en que se alimentan “de sangre humana”. A veces se concentran en la extremidad de los dedos de los pies y chupan a su gusto la sangre que sale, pero son muy pocos los que sienten la mordedura porque al 322 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 243. 323 Ibid., 181. 324

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 404-405.

325 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 169: aclaran que el murciélago no es pájaro sino mamífero volador. Y una ínfima parte se alimenta de sangre.

229.


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mover suavemente las alas son “como un abanico de fresco al durmiente”. En otras ocasiones los que han sido mordidos, muchas veces, “al sacarles de las venas en abundancia la sangre, se vuelven casi cadáveres”. En otras oportunidades muerden en la frente, “producen en el durmiente tal pérdida de sangre, que le quitan sin que él lo sepa la vida”326. Remedios. Gilij ofrece varios paliativos para defenderse de los murciélagos. Comienza por “dormir con luz” o “taparse bien”. También se sirven de quemar azufre con las ventanas cerradas, o encender estiércol de buey. Pero el mayor remedio “son los gatos, golosos, como si fueran otros tantos topos”327. Murciélago de monte. Es una variedad que se daba en el Orinoco. El tamaño de sus alas es de cuatro palmos y dos dedos. Sus dientes, “sin exagerar nada, eran casi del largo de una aguja”328. Muriche. La palmera muriche (quiteve) es alta y bella y nace junto a las corrientes de agua y en lugares húmedos y bajos. Su fruto “está cubierto de una cáscara que consta de pequeñas escamas, alargado y de carne amarillenta por dentro”. Fue muy utilizada por los maipures329. Mutuculicú. Véase: Leche de miel. Naranjillas. Las buscan los monos y son del mismo color y algo menores que las naranjas ordinarias, pero “de un agridulce muy sano”330. Nemu. Véase: Limaco. Nepi. Véase: Mamure. Nigua. Las niguas son una plaga universal. Son unas pulgas pequeñas que “se meten por entre las medias y zapatos, penetran la carne viva, con un dolor y comezón ardiente; luego forman una tela, y dentro de ella a las veinticuatro horas ya tienen sus jebecitos para criar un hormiguero de niguas”. Si se las deja reposar una noche, al día siguiente “se sacan juntamente 326 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 212-213. 327

Ibid., 213.

328

Ibid.

329

Ibid., 163-164.

330

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 209.

230.


• capítulo 4

con su casita, que ya tienen, del tamaño de un grano de aljófar, y aquel hueco que dejan se llena de tabaco en polvo para que no se encone”. Sin embargo, el remedio más eficaz es la resina llamada otova (de la que hablamos al tratar a los tunebos), y con ella se untan los pies “y calentados al rescoldo, se penetra la resina, que es muy sutil, y si halla niguas las mata y prepara los pies para que en todo un mes no entren otras”331. Nigua. Es una raza de pulgas que, como sanguijuelas invisibles, se agarran tenazmente al cuerpo. Siempre “buscan golosamente la carne” y su bocado favorito son los dedos de los pies de los humanos y de los animales, pero tampoco perdonan los de las manos332. Una vez que ha penetrado en la carne, esta se viste de una piel blanquecina y a los dos o tres días “se transforma en un gusano redondo, blanco, y del tamaño de un garbanzo”, y como está lleno de huevos, se convierte en otras tantas niguas. Si se posterga el sacar la nigua, esta se adueña de los miembros humanos y “los convierte en verdaderas madrigueras de gusanos” que en su continua acción devoran la carne. Algunos quedan cojos, otros se vuelven enteramente inútiles y “están todo el día sentados como estatuas”333. El mejor remedio “es sacárselos enseguida”; así lo hacen los indios con una espina en la mano o una aguja los europeos. Para ello, aprietan la carne con los dedos y si no está bien metida “salta fuera en un instante”; pero si se ha instalado en las carnes “utilizan la espina o la aguja, y separando (imagínese con qué dolor) la carne inmediata, la sacan fuera por fuerza”. Si por casualidad no se ha extraído la nigua toda entera con su piel, la parte de esta que se queda “se hincha después, y encona sumamente la llaga”. El remedio consiste “en dejarse atormentar buenamente hasta que todo, huevos y piel, haya salido”. Una vez sacadas las niguas las aplastan de inmediato y las queman334.

331

Ibid., 407-408.

332 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 238. 333

Ibid., 238-239.

334 Ibid., 239-240. 231.


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Los remedios usuales eran: aplicar a la madriguera abandonada “ceniza de tabaco de pipa”; otros acomodan a los pies agujereados por la nigua “una pieza sobre la que han extendido goma caraña”; el P. Manuel Román descrubrió “el jabón orinoqués”, que atonta a las niguas y en breve tiempo las mata, pero después hay que sacarlas “a modo de callos mórbidos”335. Es interesante la observación de Gilij sobre la actitud de los negros con respecto a las niguas: se dejan invadir de la nigua como una reacción a la obligación que les impone servir por la fuerza y el deseo de evitar el trabajo. El autor del Ensayo de historia americana hace en este sentido el siguiente retrato: “Qué fea figura hacen manos y pies de estos negros desfigurados, ásperos, gruesos, y semejantes a panales de abejas por las muchas niguas que en ellos se esconden”336. Niñas. Véase: Carimari. Nuke (en español: comején). “Hormiga también puede decirse cierto pequeño insecto que los tamanacos llaman nuke”. Su tamaño es similar al de la painke, de color blanquecino y de un diente tan voraz por encima de cualquier otro insecto”. De noche van en busca de su alimento que, amén de la comida, pueden ser libros, telas y paños. Para conservar los libros era necesario tener las paredes y el suelo limpísimos. Sus huellas son ciertas bóvedas pequeñas y alargadas que aparecen en el pavimento, del grosor de un dedo, por las mañanas. Se recomendaba aplastar con los pies las bovedillas del suelo337. Ñame. “Es una especie de trepadora y por lo que hace a sus hojas, es muy semejante a la hiedra, sino que las del ñame son más grandes, mórbidas y de color entre amarillo y verde. Si no se les pone algún apoyo serpea por tierra siempre, pero no arraiga nunca ni se extiende sino por poco espacio”. Produce dos clases de fruto: unos nacen por fuera y en el tallo “y son pequeños como una nuez y reunidos”; otros nacen en las raíces “y hasta que no los

335 Ibid., 240. 336

Ibid., 239.

337 Ibid., 236. 232.


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saquen están siempre debajo de tierra, como las batatas y los ocumos”, y estos frutos subterráneos “son de maravilloso tamaño”. Se dan variedad de especies y de colores. En el Orinoco se encuentran blancos y también violados; los hay redondos, aplastados y largos. Algunos tienen los tallos espinosos y otros lisos y suaves. Y todos los ñames “son buenos y sabrosos, pero ninguno dulce como las batatas”338. También se hacen plantaciones con las raíces del ñame cultivadas y para ello las cortan en trozos pequeños y los ponen bajo tierra. Al poco tiempo germinan y producen nuevos frutos. De igual forma, la corteza produce el mismo efecto pues, arrojada en lugares donde se amontona la basura, “apenas vienen las primeras lluvias, renace”339. Ñame de Guinea. Se llama así porque en el Orinoco se cree que procede de Guinea. “Esta planta no hace debajo de la tierra ninguna raíz, pero el tallo se llena todo de ciertas frutas aplastadas de color ceniciento por fuera y amarillento por dentro, que son muy sabrosas”. Semejantes al ñame del Orinoco, “son más agradables, más tiernas y de más amable sabor”340. Ñames mapoyes. “Son pequeños, tiernos y de color de sangre. Los indios los comen cocidos y asados”. Los españoles además “los guisan con la carne y estiman mucho el sabor”341. Ñopa. Véase: Curúba. Ocumo. Se lo considera como la col americana. Sus hojas son grandes y cenicientas y además son sabrosas, “pero mucho más agradable y pastosa es su raíz”. Entre los tamanacos se cultivaban dos especies: la tutcá, “cuyas raíces se parecen a las del jengibre, es sabrosísima”; y el veróro-yavakíri, que “se estima más por sus hojas”342.

338

Ibid., 190-191.

339

Ibid., 191.

340

Ibid.

341 Ibid. 342

Ibid., 190. 233.


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Orégano. Se asemeja a la hierba orégano tanto en sus pequeñas hojas como en su sabor. Se estima mucho para condimentar las comidas. Se daba en las selvas de La Encaramada343. Oreja de mono. Véase: Sangre de drago. Oreja de tigre. Véase: Akkére-panári. Oso. Se cría entre las malezas de los llanos344. Oso del Orinoco345 (en tamanaco: uaracá). Se asemeja en cierta manera al oso: tiene en longitud y grosor las dimensiones de un lebrel, “de larga y hermosa cola, de color ceniciento, y de boca tan estrecha, que parece un pequeño agujero”. Cuando se siente atacado “se levanta con ligereza increíble, y con las patas y con las uñas les hace el daño que no puede con los dientes”. Su alimento preferido son las hormigas bachacos y para ello mete su larga lengua “y sin preocuparse de las picaduras recibidas, se traga golosamente cuantas a ella se han adherido”. De la misma forma procede con las colmenas silvestres para sacar su miel. Sus carnes son sabrosas “y no saben a monte, como las de otras fieras”346. Oso hormiguero. El oso hormiguero tiene el tamaño de un perro de agua grande, es peludo, y su cola, tan larga que llega hasta encima de su cabeza; así se “cubre y defiende todo el cuerpo del sol y de los aguaceros”. Su cabeza no es grande y se prolonga en una trompa de media vara que en su punta “tiene un agujerito redondo que no podrá entrar por él la punta del dedo pequeño”. Cada uno de sus pies y manos rematan en tres uñas curvas y tan tenaces que si el tigre lo ataca y el oso llega a abrazarlo mueren los dos. Se alimenta de hormigas y para ello introduce su larga lengua en el hormiguero;

343

Ibid., 175.

344 Rivero, Historia de las Misiones, 11. 345 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 173: se trata del llamado oso palmero (Myrmecophaga tridactyla), un mamífero adentado. 346

234.

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 225.


• capítulo 4

una vez que la siente llena la retira y se las come. Luego “prosigue su pesquería de hormigas hasta saciar su hambre”347. Osobá. Es un hongo que nace “al pie de los árboles caídos” y se da durante todo el año348. Oulana. Es una especie de liebre mucho mayor que las francesas, aunque tiene las patas más pequeñas y “con un cuerpo tan grande como el de un cordero de un año”. Su carne es incomparable y “más agradable que ninguna otra de Europa”349. Painke. Es una hormiga doméstica de dientes tan agudos y mordaces que de ahí le viene su nombre, que en tamanaco significa jabalí. Suele estar dando vueltas por la casa “y no muerde sino a quien se le acerca”350. Pájaro sin nombre. “De un canto armoniosísimo, y no muy diverso del del ruiseñor, es un pajarito del tamaño de un tordo, de cuyo nombre no me acuerdo”351. Pájaro vaca352. Es un pájaro de tamaño pequeño. Gilij, antes de tratar de este, dice: “Yo oí su canto varias veces, pero no lo vi nunca”. Habita en los lugares inundados de los ríos y “produce una voz tan semejante al mugir de los bueyes, que sin poderlo dudar se lo parece a los más entendidos”353. Pájaros depredadores de la flora. No escapa a la minuciosidad de Gumilla la presencia de animales depredadores de la flora como las bandadas

347 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 453. 348

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 209-210.

349 Pelleprat, Relato, 66. 350

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 235.

351 Ibid. 352 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 168: como “pájaro vaco” se conocen actualmente dos especies de garzas: Tigrisoma lineatum y Tigrisoma fasciatum. 353 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 210-211. 235.


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de papagayos, loros, periquitos y otras clases de pájaros que como “se descuiden les destruyen las sementeras”354. Palma. Había una gran abundancia de palma en ambas riveras del Meta “hasta llegar al Airico”. De ellas extraían dos curiosos productos alimentacios: el becirris, fruta parecida al dátil, y el cunama, que venía a ser una especie de aceituna silvestre. Estas frutas las cuecen y obtienen un brebaje “como de huevos batidos”355. También tenía uso industrial pues con el cunama elaboraban un aceite los chiricoas que vendían a los achaguas para ungirse el cabello356. Palma real. Véase: Avató. Palma sin nombre. También recuerda Gilij una especie de “muriche pequeña, cuyo nombre he olvidado”: se ve en las orillas del Auvana, pero no en el Orinoco357. Palmera. Un capítulo íntegro dedica Gilij a la palmera, pero con dos observaciones: la primera se refiere al coco, rey de todas las palmeras, cuyo fruto hay que cultivarlo y no lo han hecho los indígenas; la segunda confirma que no repetirá lo dicho por Gumilla358. Abre su disertación afirmando que “el más hermoso árbol que se pueda ver en América, y en especial en los países del Orinoco, son sin duda las palmas”359. Palo de anime. El palo de anime se encuentra en los ríos Tame, Cravo y Macaguane. Si lo hieren con el machete, “por cada herida llora cantidad de resina tan blanca como la nieve, de un olor muy suave”. Su humo alivia el dolor de cabeza “aunque esté con jaqueca; y cuando ésta proviene del frío, con dos parches que se ponen en las arterias que bajan de la cabeza por detrás de las orejas se reconoce luego la mejoría”. Este árbol da tres frutas a modo de

354 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 431. 355 Rivero, Historia de las Misiones, 4-5. 356

Ibid., 5.

357

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 167.

358 Ibid., 163-167. 359 Ibid., 163. 236.


• capítulo 4

ciruelas verdes que jamás maduran y su jugo es “un cáustico tan activo que morder la fruta, ampollarse, y rajarse los labios es todo uno”360. Palometa361. Ofrece un sabor preferible a todo otro pescado. Es plana y sus escamas, menadísimas y blancas; su peso no excede las cinco libras. “Cocida es desagradable, pero frita es de gusto incomparable”. Debe consumirse de forma moderada “pues produce como efecto natural la fiebre”. Con una red mal hecha se puede pescar una gran cantidad362. Pan de los loros. Véase: Vuchiaracá-yuru. Papagayo. Con respecto a los loros y papagayos hay que señalar que no solo “los crían para su diversión y recreo, sino también por el interés de sus plumas”. En su industrialización se distinguen los achaguas363. Papagayo. “Es increíble la multitud y variedad que se ve de estos pájaros en el Orinoco”. Son comestibles, pero de carne dura364. Papaya. Su árbol se encuentra por todas partes. Si se miran sus hojas, se la puede llamar “una especie de higueras”, y si se come su fruto, podríamos hablar de “melón”, más concretamente un “melón arbóreo”. El papayo “no es un árbol de gran duración; es frágil de tronco y fácil de cortar”. Produce frutos en gran cantidad que se apiñan en lo más alto del tronco “antes de que se divida en hojas”, pues el papayo joven, fuera del tronco, no tiene más que hojas en la copa, mas a medida que envejece echa también ramas. Sus frutas tienen una cáscara sutil y lisa y cuando están maduros tiran al amarillo. En su cavidad interior hay “semillas redondas, pequeñas, negras, asperillas y que pican un poco a modo de mostaza”. La carne es amarilla y dulce y se parece mucho al melón. Se cree que es muy provechosa para las ensaladas. Se distinguen dos clases: el papayo-hembra tiene “flores 360 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 213-214. 361 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 169-161: se refiere a algunas especies de los carecidos de los géneros Mylossoma, Myleus y Metynnis, de alto valor comercial. La referencia al efecto febril de su carne no tiene fundamento. 362

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 91.

363

Rivero, Historia de las Misiones, 9-10.

364

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 208. 237.


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de corona monopétala campaniforme”, y el papayo-macho no produce más que flores y son blancas, olorosas y de la forma de los junquillos. Gilij contradice con su experiencia en La Urbana el relato de aquellos autores que mantienen “que el papayo hembra no produce los frutos si no está cerca del papayo macho”365. Papayo. Después del plátano y la piña, los papayos adquieren el tercer lugar en importancia. El papayo es un árbol de tronco hueco y poco sólido, pero con el tiempo se consolida y adquiere mucha altura; produce ramilletes de flores “por todo el tronco, ramas y hasta junto al mismo cogollo”. Pueden adquirir el mismo volumen que los melones españoles366. Papayo macho. El papayo macho “tiene flores blancas bastante agradables”367. Paquiras. Véase: Baquiras. Paraguatán. El paraguatán es rojo y viene a ser una especie de palo de Brasil orinoquense. Si se ponen algunos trozos de esta madera en un cuenco con agua, se vuelve roja, y si se mezcla con harina, “se hacen hostias rojas muy buenas para sellar las cartas”368. Parake. Es una avispa que hace una miel “muy agradable, semejante a la nuestra, tanto en la dulzura como en el color”. Se encuentra en los árboles de los prados inundados. Como las parakes tienen “un picotazo muy doloroso”, no se acercan los indios a sus colmenas sino con un ramo de palma encendido para aturdirlas. Sus panales “son planos y llenos de agujeros, pero secos a manera de yesca, y quizá ineptos para todo uso”369. Parataná. Véase: Banana.

365 Ibid., 195-196. 366

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 440.

367

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 174.

368

Ibid., 158-159.

369

Ibid., 248.

238.


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Pardillo. El pardillo es de color castaño claro con venas negras, “de olor agradabilísimo y muy a propósito para los usos de los carpinteros”370. Páru. Véase: Banana. Pata-metepó. Es una hierba cuyo significado es “escoba”, tiene hojas más grandes que el bledo y es silvestre371. Patilla. Véase: Cohombros. Pato real. El pato real 372 es el más hermoso y el más grande. Como habita demasiado tiempo en las aguas, sus carnes “saben demasiado a pescado”373. Patos. En sus lagunas se crían muchos patos “de diversas especies”374. Paují. Los indios matan gran cantidad de paujíes, voladores grandes, de buena carne, que van saltando de rama en rama por las vegas. Además de su comida, logran sus “plumas, que son vistosas y mucho más los copetes”, y lo mismo sucede con los papagayos375. Paují. El paují 376 tiene un tamaño como el de una buena gallina, de buen sabor y de color negro. Se dan varias especies, pero los más comunes se llaman unepoterí. Otros viven a las orillas del Auvana, pero son grandes y negros, aunque “de un negro más resplandeciente y más hermosos”. Sus distintivos son “ciertas plumitas rizadas que a modo de moño o de cresta tienen en la cabeza”, que por cierto es bellísima. También en la Guayra conoció

370

Ibid., 158.

371 Ibid., 180. 372

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 167: son los Cairina moschata.

373

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 116.

374

Rivero, Historia de las Misiones, 9.

375

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 210.

376 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 167: el paují con cresta rizada es el paují culo colorado (Crax alector) o el paují de copete (Crax daubentoni), y la otra especie podría ser el paují culo colorado (Mitu tomentosa). 239.


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Gilij una tercera especie377 parecida a los de Auvana, pero en vez de la cresta tienen “un hueso de color castaño”; es muy alabada y muy sabrosa378. Paujiles. Se dan en las orillas de los ríos llaneros379. Pavas. Se dan en las orillas de los ríos llaneros380. Pavas pardas. Los indios matan gran cantidad de pavas pardas, voladores grandes de buena carne que van saltando de rama en rama por las vegas. Además de su comida, logran sus “plumas, que son vistosas y mucho más los copetes”. Lo mismo sucede con los papagayos381. Pavón382. El pavón tiene un peso parecido a la palometa. “Fresco y comido a la orilla de un lago, es agradabilísimo. Secado en zarzos, como allá se suele, al fuego, es duro, y su carne parece leñosa”383. Payara384. Dice Gumilla que es uno de los peces más hermosos de la hidrografía orinoquense y llanera y puede llegar a pesar “veinticinco y más libras”. Suelen ir al lado de las canoas y dan “brincos de más de una vara fuera del agua”. Tienen una dentadura “larga y sutil, los colmillos de la quijada inferior son tan largos que […] les van a salir las puntas junto a los ojos, por lo cual cierran como con llave”. Cuando muerden la ropa, al no poder cortarla del todo, quedan aprisionados con sus propias armas. Son de buen sabor385.

377

Ibid.: se trata del paují copete de piedra (Pauxi pauxi).

378

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 115-116.

379 Rivero, Historia de las Misiones, 9. 380 Ibid. 381 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 210. 382 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 161: se refiere a cualquiera de las especies Cichla ocellaris, C. temensis y C. nigrolineatus. 383 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 91. El nombre de pavón fue puesto por los españoles al observar sus colores naturales, porque se parecen a la cola de un pavo real. 384

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 160: se refiere a la especie Hydrolycus scomberoides.

385 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 418. 240.


• capítulo 4

Por su parte, Gilij anota que sus escamas son muy agradables, pero con un poco de sabor a lodo. En ciertas épocas del año come una hierba lacustre que los españoles llaman altamisa (artemisia), “que comida da un grato amargor a sus carnes”. Abunda al final de el invierno en los lagos386. Peces. Con respecto al pescado, Rivero afirma que todos los ríos llaneros “son despensas provistas de peces”, pero el que excede a todos en abundancia es el río Meta387. Peje Buey. El peje Buey no tiene diferencia “en su gusto con el de la ternera o del cabrito, sin sabor de pescado”388. Pepita de toda especie. La denominada “pepita de toda especie” tiene el tamaño de una almendra pelada y su olor “tira al de la canela y en el picante no dista mucho de la pimienta y clavo”. Muchos la buscan para echarla al chocolate389. Pequi. Es una goma que se da en Auvana, muy olorosa y no demasiado desemejante al uaramitpe de los tamanacos. Con esta goma tanto los maipures como los piaroas llenan largas cortezas de árbol envueltas en forma cilíndrica. Las encienden al modo de velas “y arden tan bien, que parecen una antorcha de viento”. También las utilizan para pescar de noche390. Peramán. Es la goma más célebre y preciosa de las selvas del Orinoco, es “de color negro y después de derretida al fuego es pegante”. Cada pieza pesa ordinariamente una libra y su figura es cilíndrica. “Los indios la usan para poner pez en las flechas y para hacer emplastos para consolidar las fracturas de huesos”391.

386 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 90. 387

Rivero, Historia de las Misiones, 6.

388 Ibid., 7: “Sale a pacer por la yerba como el buey a las orillas del río. Tiene dos manos, de las cuales usa para poder nadar; la hembra tiene ubres para criar a sus hijos”. 389 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 217. 390 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 173. 391

Ibid., 172-173. 241.


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Perdiz (en tamanaco: chekiri)392. Gilij propone que se los llame “codornices de América”, pues, si se quiere llamarlas perdices, “digamos que han decaído de su antigua grandeza en aquellos lugares”. Se parecen a ellas en el tamaño y en el sabor y su color es castaño393. Pereza (en tamanaco: proto)394. Gilij afirma que no la ha visto nunca. Es insufrible “por los lamentos que de continuo emite por la noche”. Muchos creen que es “una especie de fiera cuadrúpeda”, pero los tamanacos la consideran ave. Toda su información se la suministró Yucumare, “persona célebre entre los tamanacos”, que había visto a la pereza en el Cuchivero. Para subir a los árboles hace un infinito esfuerzo y esta acción la realiza “no vuelta la cara hacia el árbol, sino de espalda, y sujetándose a las ramas con las manos vueltas hacia atrás”395. Pericoligero. Se llama ligero porque “la mayor jornada de todo un día será un cuarto de legua”. Tiene el tamaño de un “perro lanudo”, su pelo es muy suave y sutil. En el pecho y en la espalda tiene “dos manchas pardas cuadrangulares”. La cara y la cabeza, “de hechura de tortuga”, pero en cambio tiene orejas; los dos brazos y las piernas, “tendidos a uno y otro lado, como una rana”. Sus pies y manos rematan con tres uñas en forma de semicírculo, “tan fuertes que la cosa que cogen no hay forma de soltarla”, y con ellas se ayudan para subir a los árboles, de cuyas hojas se mantienen “y no de otra cosa”. Para levantar la mano “gasta tanto tiempo que se puede rezar un credo despacio”. De día duerme y por las noches no deja dormir, “porque cada rato da tres ayes en punta de solfa, y luego de otros sitios responden otros muchos en el mismo tono; y con esta música se ahuyenta el sueño”396.

392 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 168: Colinus cristatus. 393 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 208. 394 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 169: popularmente se denomina “pereza de plumas”. Es del género Nyctibius y se dan tres especies de esta ave nocturna en la región central del Orinoco. 395 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 212. 396 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 210. 242.


• capítulo 4

Periquito. Es una especie de loro que no aprende nunca a hablar. Es de color verde y el más manso de los pájaros. “Les interesa mucho en la Martinica, y se los llevan del Orinoco con increíble avidez los viajeros franceses”. Cuando son pequeños y no han echado aún plumas “pían continuamente y casi lloran, intercalando chacaracá”. De ahí viene su nombre tamanaco. Los orinoquenses usan sus plumas como adorno “y cuando les viene en gana se comen con gusto la carne”. Gilij observó que “veía pasar por encima de mi, por la mañana hacia el río, y por la tarde de vuelta a las selvas, un tropel numerosísimo de periquitos”397. Perros. Fueron traídos por los primeros conquistadores, “pero dado el escaso alimento, los perros de los orinoquenses son pequeños y esmirriados”. Son bastante feroces y “ligeros se lanzan sobre el cuerpo de los que se dirigen a las cabañas”. De noche aúllan “de manera espantosa”398. Perros de agua. Los perros de agua399 son del tamaño de un perro y su pelaje es de color entre rojizo y negro. Es “suavísimo al tacto, y estimado universalmente por todos” por su piel400. Perúru. Véase: Banana. Pez espada. El pez espada tiene en su cabeza una espada “no de dos filos, sino de dos sierras”, y por ella se hace respetar de los peces y hasta de los caimanes, manatíes y bagres. También arremete contra las canoas y si son nuevas “suele dejar la mitad de su espada encajada a bordo y se va medio desarmado”401. Pez temblador. El pez temblador se parece en su hechura a las anguilas, pero crece mucho más que ellas: pueden tener el grosor de un muslo y más de una brazada de largo. No tiene agallas, pero están sustituidas por “dos como orejas de color rosado” y en ellas reside su facultad para producir 397 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 209. 398 Ibid., 251- 252. 399

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 165: es el mamífero mustélido Pteronura brasiliensis.

400

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 103.

401

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 416. 243.


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el torpor. Tiene una carne muy gustosa en los lomos, aunque llena de espinas que rematan en una horqueta; el resto de su cuerpo es manteca blanca. Todo su cuerpo es sólido, menos “un corto jeme más abajo de la boca, donde no se halla tripa alguna, sino sólo el buche e inmediatamente el desaguadero de las heces”402. Según Gilij, los tamanacos lo llamaban arimna (el que priva de movimiento) y en él “tenemos, según les parece a los físicos, una máquina eléctrica en un ser acuático vivo, y en un dedal de algodón, o bien de caraguata, un conductor”403. Pez volador. Es marino y tiene la forma y el tamaño de los arenques. Está provisto de alas que son “de la misma materia que la extremidad de las colas de los peces” y su vuelo es generalmente de ocho a diez pasos, “pero también he visto a menudo algunos volar a tanta distancia, que los perdía de vista”404. Piachi. Son abejas bastante pequeñas, negras y no “demasiado desemejantes de los mosquitos ordinarios”. Dan una cierta especie de miel negruzca, “ingrata por su sabor amargo, pero muy estimada por los médicos”. Forman colmenas al pie de los árboles con tierra405. Picazas. Entre los pájaros de verano están las picazas406, que son blancas y comidas no son de mal sabor407. Picure. Véase: Accuri. Pimiento. Los pimientos en general son pequeños y por ende menores que los de Europa. Se dan de varios colores: rojos, amarillos y algunos que tiran a violado. La planta no se seca en el verano y crece a manera de un arbusto. En el Orinoco se encuentran especies rarísimas. Es un elemento 402

Ibid., 417.

403

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 93-94.

404

Pelleprat, Relato, 67.

405

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 247.

406 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 168: son las aves zancudas conocidas actualmente como garzas, gabanes y garzones. 407

244.

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 116.


• capítulo 4

fundamental en la dieta diaria de los indios, bien frotado en su cazabe, bien junto a otros alimentos408. Pimiento redondo. También es muy estimado, sobre todo por los franceses, y es como la pimienta de Jamaica409. Piña. Había abundancia de piñas en las orillas del Guanápalo y del Orinoco410. Piñas. Por el suelo se topa con facilidad “una multitud grande de varias especies de piñas silvestres” y de otras más pequeñas que llaman “piñuelas”, “unas y otras suaves al gusto”411. Piñones. Los piñones son producidos por unos arbolitos parecidos a la higuera y maduran dentro de unas frutas parecidas a los higos verdes. Son de tal eficacia que cinco o seis piñones “conmueven los humores y causan una grande operación”. Si se toman más piñones, puede tener resultados mayores de lo que se preveía, y “entonces es cosa singular que, si se tomaron con vino, cesa la operación bebiendo agua; y al contrario, si se tomaron en agua, cesa la conmoción tomando vino; pero si se los comió el enfermo, en tal caso cesa la operación tomando vino o agua”412. Píritu. Es un género de palmera pequeña y espinosa. De su tronco, que es negro y sutil, “se hacen comúnmente las pipas”. Su fruto es en tamaño y sabor parecido a la uva413. Pitos. A los cenicientos les siguen los pitos, unos insectos pardos del tamaño de los tábanos medianos, que tienen un pico rabioso y suave. Mientras beben la sangre no se dejan sentir, pero al retirarse “dejan un dolor y comezón intolerables”414. 408

Ibid., 187.

409

Ibid.

410

Rivero, Historia de las Misiones, 5.

411 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 209. 412 Ibid., 447-448. 413 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 164. 414 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 404. 245.


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Plagas de insectos y otros animales. Gumilla recoge seis plagas principales de sabandijas que persiguen de día al habitante de aquellas regiones: zancudos, jejenes, rodadores, galofas, tábanos y avispas, Además de estas, se refiere en detalle a unos mosquitos verdes que llaman “de gusano”, y a la manera de tratar y eliminar esta infección que inicia con la inoculación de huevecillos y termina con la proliferación de gusanos en la piel del afectado. La noche en las monterías no son tan tranquilas como se pudiera suponer. A los tigres hay que ahuyentarlos con el fuego, pero a ello hay que añadir la “plaga de innumerables mosquitos, los gritos incesantes de los pericoligeros, y el ruido de los gatos de monte que llaman cusicusis”415. Plagas nocturnas. “No solamente roban la sangre, sino también el sueño y el descanso”: cenicientos, pitos, murciélagos. Platanillo. Es una hierba cuyas hojas son semejantes a las de la banana. Se da junto a los charcos y bosques416. Plátano. Entre las frutas silvestres se destacan los plátanos417. Una devoción especial muestra Gumilla para con los platanales, pues son “el fruto más duradero y más útil de cuantos los indios siembran”418. En definitiva, se convierten en “el socorro de todo pobre; en la América sirven de pan, de vianda, de bebida, de conserva y de todo, porque quitan a todos el hambre”. Para el misionero que funda una misión, su primera diligencia es “desmontar y prevenir un dilatado platanal, para socorro universal de los que se han de ir agregando”419. Para la ampliación de todas las bondades del plátano y la industria de sus derivados nos remitimos a la extensa descripción que ofrece el autor de El Orinoco ilustrado420.

415 Ibid., 210. 416 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 179. 417 Rivero, Historia de las Misiones, 5. 418

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 435.

419 Ibid., 436. 420

246.

Ibid., 435-438.


• capítulo 4

Pringamoza. Esta hierba se da en el monte Capuchino. Sus hojas están erizadas de espinas “tan ásperas y tan ardientes, que quien la toca, si tiene la suerte de que no le venga inmediatamente la fiebre, debe tener espasmos y quejarse por largo tiempo”421. Proto. Véase: Pereza. Puchiké. Véase: Jején. Puercos de monte. Las manadas de puercos de monte, “muy semejantes a los jabalíes de España”, se constituyen en los tiempos de invierno en “el mayor alivio y socorro de los naturales”422. Puercos de monte423. Se dan en mucha cantidad en el Orinoco. En realidad, “no son más que del tamaño de los puercos nuestros caseros que no pasan de seis meses”. Son de color negro y “anteriores a las conquistas de los españoles”. El sabor es bueno “pero no como el de nuestros jabalíes” y su carne “es más bien seca, poco jugosa y sabe un poco a montuno”424. Pupérri. Véase: Seye. Purúma. Si se machacan en el agua las hojas del arbusto de este nombre se obtiene la purúma, que “es amarilla, olorosa y agradable como la chica, y quizá aún más”. Se da en tierras de los maipures y hacen panecillos de una y de dos onzas. “A mi parecer, cualquier otro amarillo, de aquellos países y de los nuestros, desaparece, puesto en comparación con la puruma”425. Quanamári. Véase: Seye. Quiapocó426. Es un pájaro frecuente en las selvas de los quaquas, pero bastante raro en las cercanías del Orinoco. Es de agradable y lindo color, aunque su distintivo lo constituye el pico pues, siendo del tamaño de un 421 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 178. 422 Rivero, Historia de las Misiones, 10. 423

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 173: el báquiro cachete blanco (Tayassu pecari).

424

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 225-226.

425

Ibid., 201.

426 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 168-169: pertenece al género Ramphastos. Aquí se refiere al tucán, diostedé o piapoco.

247.


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tordo, “es extraordinariamente grueso y no corresponde nada al resto de su cuerpo”. En todo caso, bien sea el pico, bien la lengua “(que no me acuerdo bien) se cree útil a la medicina”427. Quina. Se encuentra en las misiones de los capuchinos, pero en el Orinoco “existen febrífugos que si se usaran bien no hacen echar de menos la quina”428. Quiteve. Véase: Muriche. Rabipelado (avaré)429. Tiene el tamaño de un conejo, el pelo castaño y un olor ingratísimo. La cola es de cerca de palmo y medio y sin pelo. La hembra tiene una abertura desde el pecho hasta el bajo vientre “dentro de la cual tiene agarradas a las mamas a las crías”. Habitan entre las rocas y de noche salen a comer sus frutas430. Rabudos. Son muy parecidos al puerco de monte y suelen habitar en el agua431. Raíz de China. Se encuentra en los repechos que suben a la Sierra Nevada y al páramo de Chita. Es de color entre encendido y amarillos y “es raíz de poco bulto y mucho peso”. Se utiliza contra muchos males432. Rajacá. La chicha la extraen de las raíces de la rajacá, pero la proveniente de la piña “es fresca y muy regalada”433. Ranas. Son tan grandes “que una sola es capaz de llenar una fuente grande”. Su carne pareciera de pollo434. 427 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 211. 428

Ibid., 170.

429

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 171: mamífero marsupial Didelphis marsupialis.

430

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 222.

431

Rivero, Historia de las Misiones, 11.

432

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 216.

433 Ibid., 438: la piña no es un árbol sino una mata parecida a la de la pita. El fruto se parece a la piña del pino y tiene una carne muy suave y llega a pesar hasta cinco libras o más. 434

248.

Pelleprat, Relato, 63.


• capítulo 4

Raya. Las rayas “son unos animales redondos y planos al modo de un plato grande, y llegan a crecer disformemente; tienen el pecho contra el suelo y en medio de él tienen la boca, pegada siempre contra la arena o tierra, de cuyo jugo se mantienen; en la parte inferior tienen cola, bastante larga y armada con tres o cuatro púas o aguijones de hueso firme y de punta muy aguda, y lo restante hasta la raíz, con dientecillos de sierra muy sutiles y firmes”435. Cuando siente ruido encorva la cola como un alacrán y sin perder la púa hiere al que la pisa. Esta herida “no arroja gota alguna de sangre o porque el frío de aquella púa venenosa la cuaja, o porque la misma sangre, a vista de su contrario, velozmente se retira”. Para la curación Gumilla utilizó varios medios. Uno consistía en introducir en la herida producida por la púa la “vena que hay en el centro de los ajos, que es la que pasa a retoño cuando nacen”. Al poco tiempo, “brotó por ella tal copia de sangre, que arrojó a la dicha vena o nervio del ajo; después que paró la sangre, puse otro semejante y volvió al cabo del rato a salir sangre pero en menor cantidad”. Y llegó a la siguiente conclusión: “que lo cálido del ajo pone flúida la sangre coagulada con el frío del veneno, y se ve que con la misma sangre sale el veneno que la púa había entremetido”. El segundo experimento se basó “en llenar la herida hecha por la dicha púa de raya con raspadura de nuez moscada. Y surtió el mismo efecto y con las mismas circunstancias dichas en el experimento primero”436. Raya. Entre los peces planos hace referencia en primer lugar a la raya437. Como ya está descrita en la fauna casanereña solo añadiremos algunas observaciones propias del Orinoco. Si un perro come los huesos de la raya, “les hacen perder a éstos el pelo”438. Pero lo más importante es que si la herida se inflama, “después se gangrena y lleva infaliblemente a la muerte”. El aguijón de la raya “es de cualidad venenosa y frigidísima”; para quitarle el frío 435 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 413. 436

Ibid., 413-414.

437

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 162: pertenecen a varias especies del género Potamotrygon.

438

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 94. 249.


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“unos ponen la semilla tierna de un ajo, otros aplican fuego y la cauterizan antes de vendarla bien, otros aplican otros remedios”. La cura más eficaz consiste sin embargo en aplicarle polvo de azufre cuando todavía está manando sangre la herida. Si se demora esta práctica ya no es adecuado el azufre “y es preciso meterse en la cama, o andar cojeando más de dos meses, antes de curar con el lento remedio del fuego”439. Resinas. En el Orinoco se halla “una abundancia sorprendente”440. Rey de gallinazos441. Es de color blanco y “no se sabe la genealogía”. Se sospecha que es uno de los gallinazos viejísimos que “cuanto más envejecen, más blancos se ponen”. También “son muy malolientes, y el hedor que despiden es tal, que dan asco a todos”. Cuando hay una presa ningún gallinazo pica nada del animal muerto “si no lo prueba primero su rey”442. Rimi. Es sabrosísimo el rimi, árbol bajo y de hojas gruesas y blanquecinas. Su fruto tiene el tamaño de una naranja, “de color café, de corteza gruesa pero tierna, y por dentro de una carne tan líquida, que se come con cuchara”. En invierno abundaba en la Maita, pero también se encuentra casi por todas partes “en las colinas y en los montes”443. Riváu. Véase: Mosquitos diurnos. Rodador. Los rodadores son mosquitos que “luego que se llenan de sangre, no pudiendo sus alas sostener tanto peso, ruedan por el suelo, y se pierden por golosos”444. Rodador. Es un mosquito diurno. Habita en las chozas y solamente las abandona cuando “ha concluido la luz del día”. Su picadura es aguda y se adhiere “al rostro, a las manos y a cualquier parte descubierta del cuerpo”. 439 Ibid., 95. 440

Ibid., 171.

441 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 169-170: al parecer se trata de una especie diferente a la citada por Gilij y denominada Sarcoramphus papa. 442

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 215.

443

Ibid., 161.

444

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 402.

250.


• capítulo 4

De esta forma, deja unas ampollas. Únicamente abandona su presa cuando ya no puede sacar más sangre445. Rue. Es una caña más pequeña que la caracapá y sirve para hacer instrumentos de viento446. Salsafrás. El salsafrás, tan apreciable “tanto por lo saludable y aromático del palo, como de su corteza, se halla con abundancia en los contornos del río Caura en el Orinoco”447. Salsafrías. El salsafrías es utilizado tanto por los carpinteros como por los médicos. Es de olor demasiado penetrante448. Salvaje. Véase: El salvaje. Sangre de drago (oreja de mono). Si el tronco de este árbol se corta por la corteza, “escurre un licor semejante a la sangre. Se la usa para limpiar los dientes”449. Sapos450. Existen en los prados una serie de sapos pequeños, “pero no sé decir el color”, que croan por la noche con “hórridas voces”. Los sapos domésticos son grandes y su color, como los de Italia. En verano no se ven estos sapos “pues les gusta la humedad”, pero en invierno invaden las casas y es preciso tener una persona que los espante continuamente451. Scarsica. Se encuentra en los lugares pantanosos junto al Orinoco452. Sensitiva (en español: vergonzosa, dormidera; en tamanaco: vetúi). Es un arbusto frecuente en el Orinoco que tiene unas hojas menudísimas y 445 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 243. 446

Ibid., 170.

447

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 249.

448

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 119.

449

Ibid., 173.

450 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 177: es el sapo común (Bufo marinus), conocido por su afición a penetrar los medios antrópicos. 451 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 251. 452

Ibid., 179. 251.


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si las tocan los vestidos, un bastón o la mano, “se bajan enseguida y languidecen”, pero al breve tiempo recobran su estado y vigor perdido453. Serbas. En las islas del Orinoco se producen unas pequeñas serbas que solo sirven para quitar el hambre454. Seye. La palmera seye se encuentra en las selvas más próximas al Orinoco y más concretamente en los matorrales más espesos. Gilij la conceptúa como “el olivo de estos países” y su fruto, si no fuera por la cáscara, que es más dura, haría que pensáramos que estamos ante una genuina oliva. Se dan dos especies: la quanamári, que da un fruto grueso, y la pupérri, que proporciona uno más pequeño. El más importante es el seye pequeño (pupérri) y sus palmeras se yerguen lejos del Orinoco; Gilij las vio en Auvana. De su fruto producen un aceite “que es en todo semejante al nuestro”455. Sibucán. Muy temible es la culebra sibucán; su color es térreo. Cuando está tendida a lo largo, se confunde con la tierra, y cuando se “recoge enroscada dentro de si misma se hace más incógnita, porque a cualquiera le parece que es una bosta de buey ya seca”. Gumilla piensa que el espinazo se compone de “o goznes, o cañutos de hueso” que al tiempo de recogerse se entran unos dentro de otros y cuando se desenvuelve da un salto tan ligero que puede alcanzar el pecho del caminante. No se da ni en las tierras frías ni en las muy calurosas. Se multiplican con mucha fecundidad “por haber poca gente que las persiga”456. Sicutí. Muy semejante en todo al cutí es el sicutí457. Soldado. El rey de las picazas es el soldado458, así llamado “tanto por el tamaño y altura de sus patas, como porque caminando demasiado despacio, 453 Ibid., 175. 454

Ibid., 120.

455 Ibid., 166. 456 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 396-397. 457 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 167. 458 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 168: se trata del garzón soldado (Jabiru mycteria), cicónido de 1,30 m de longitud corporal.

252.


• capítulo 4

pausado y como a compás, parece la marcha de los soldados”. Pesa entre treinta y cuarenta libras. Su largo cuello y cabeza están recubiertos de una piel negra, la cual cortada y rellena de paja “se hace una bolsa liadísima para guardar tabaco de fumar”459. Subsistencia en las monterías. Una vez acomodado el terreno para la ranchería, deben tomar algunas providencias. En primer lugar, amontonan gran cantidad de leña para mantener toda la noche llamaradas contra los tigres, pues “como arda el fuego, no hay que temer”460. En segundo término, tejen unos cañizos sobre los cuales colocarán la carne “para irla secando a fuego manso”. Estos se levantan sobre la tierra “cosa de una vara” y los afianzan sobre la tierra sobre cuatro o seis horquetas fuertes. A continuación, previenen sus arpones, que son de hueso o de hierro y de punta muy afilada “y a buena distancia de ella tiene dos lengüetas para que salga”. El arpón lleva un cordel fuerte de pita bien retorcida y sirve para afianzar el otro extremo “contra la verada o astil de la flecha”461. Así cazan jabalíes, paquiras, armadillos y multitud de monos y micos462. Tabaco. En las naciones orinoquenses “tres cosas se encuentran constantemente en todas, esto es, maíz, tabaco y caña de azúcar”. Se da con facilidad en el Orinoco, pero se halla bastante bueno “entre los quaquas, los tamanacos y otros indios montañeses”. Solo lo usan para fumar, pero no lo sorben por las narices, sino que aspiran el humo después de cortarlo en trocitos y envueltos en hojas de maíz. A los extranjeros les piden el tabaco en polvo. También hacían tabaco en polvo los otomacos, los yaruros y algunos otros y lo sacaban de un árbol salvaje463.

459 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 117. 460

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 206-207.

461

Ibid., 207.

462

Ibid., 207-209.

463

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 188. 253.


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Tábano. La quinta persecución corresponde a los tábanos y a las avispas furiosas “que obligan a una fuga acelerada”464. Tamborete. El tamborete abunda en las bocas del Orinoco y en las costas de la isla de Trinidad y en las del golfo Triste. “No crece mucho; el mayor no llega a ocho onzas de peso; no es pez de escama, sino de pellejo, más grueso de lo que pedía su longitud; el lomo casi morado, y la barriga blanca”. Los incautos que lo han comido “luego se les ha hinchado horriblemente el vientre y han muerto”465. Taparos. Son calabazas redondas, blanquecinas y su peso oscila entre treinta y cuarenta libras. Su carne es amarga y nociva, aunque algunos “son sabrosísimos y sanos”. Una vez vaciados pueden contener agua, aceite de tortuga y otros licores466. Tapir. Véase: Danta. Tatous. Es un reptil que anda a cuatro patas. Tiene mucho parecido con la tortuga pues es del mismo tamaño “y las dos llevan la casa a cuestas”. Su concha, que parece de hierro, “se compone de bandas imbricadas las unas en las otras y que son muy parecidas a las de un escudo de guerra”467. Taváru. Véase: Tujudío. Tayelu (en español: terecayas)468. Son tortugas no desemejantes en la figura de la terecaya, pero muy distintas en el tamaño, que es notablemente pequeño; su peso no excede a tres o cuatro libras. El sabor de su carne es muy agradable. Hacen grandes hoyos a las orillas de los canales y sacarlos con la mano supone un gran riesgo porque puede haber también serpientes469.

464 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 403-404. 465 Ibid., 416. 466

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 186.

467

Pelleprat, Relato, 63-64.

468 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 175: se refiere al galápago llanero (Podocnemis vogli), muy similar al terecay. 469

254.

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 230.


• capítulo 4

Té. Gilij ignora su existencia470. Temblador. Dejamos de lado el temblador ya que el propio Gilij afirma que no sabe “si se halla en el Orinoco, pero sí en los lagos donde hay las palmeras muriche”471. Tenbiguay (en español: mosquitos bobos). Es un animalito que no pica “y es semejante a los mosquitos que se hallan alrededor de los botos”. En el Orinoco “donde no hay vino, se posan en cualquier cosa”, sobre todo en los prados inundados y cubren todo el cuerpo del que pasa por ahí472. Terecayas. El tamaño de las terecayas473 puede ser como cuatro o cinco veces el de las italianas. Sus huevos equivalen a los de la paloma, de “cáscara alargada, durita y blanca, de un sabor estimadísimo”. Los ponen en diciembre o enero y de ellos hacen provisión los orinoquenses474. Eran habitantes del raudal de Atures475. Terecayas. Véase: Tayelu. Tiburón. Sobre el tiburón476 anota Gilij que “se encuentran pocos en el Orinoco” y de su grasa pudo servirse el misionero para alumbrar día y noche el Santísimo Sacramento de su iglesia477. Asimismo, deja de lado informaciones trasmitidas por los sálivas y los negros sobre “ciertos animales semejantes a hombres” vistos en la desembocadura del Paruasi478. 470

Ibid., 170.

471 Ibid., 93-94. 472

Ibid., 244.

473

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 165: Podocnemis unifilis.

474 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 105. 475

Ibid., 107.

476 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 165: aunque no es fácil identificar la especie del tiburón descrito por Gilij, sin embargo es posible que haya sido el tiburón toro (Carcharhinus leucas) que habita en Venezuela y ha sido registrado en el río Amazonas en el Perú. 477 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 104. 478

Ibid. 255.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Tigre. No escapa a esta enumeración de la fauna el tigre, al que equipara al león africano por su fiereza. Lo combaten los caminantes encendiendo mucha leña cerca de las rancherías pues esa llama de fuego “es la que refrena su osadía”. En general, los indígenas se servían del arco y la flecha envenenada para combatirlo, pues una vez asaeteado, “ninguno escapa después de herido”. Otra modalidad era cuando se presentaba en “tierra limpia”: el cazador lo estudiaba “como quien espera a un toro” y el tigre respondía dando un salto en el aire para acometer al retador. De inmediato, el indio enristraba con presteza la lanza “e hiriéndole con ella en el cuerpo, lo abate en la tierra en donde lo vence y mata”. Los más diestros en estas tareas eran los guahivos y los chiricoas, “a quienes se debe en gran parte la disminución de esta especie479. Tigre (jaguar)480. El tigre es un animal frecuente en el Orinoco. Su longitud suele ser de diez palmos. Gilij afirma que ha escuchado “que el tigre no mata con los dientes, sino con las uñas, las cuales son, a lo que se dice, muy venenosas. Su herida se encona al poco tiempo, y si no se cura prontamente, se gangrena”. Los que logran salvarse se curan con el jugo de la cucuísa o maguey. En tiempo de Gilij los mataban con un tiro de fusil, con una flecha envenenada o como lo hacían los negros. Cuando lo divisaban subido a un árbol lo cercaban con lanzas larguísimas y agudísimas. Si el tiro de fusil no lo mataba, descendía “convertido en fuego y embiste furiosamente al primero que se le presenta en el corro”. Sin embargo, como el cerco de lanzas era muy apretado, trataba de abrirse paso entre ellas y al clavársele alguna todos los demás se echaban encima y a porfía le quitaban la vida. A los comienzos de una reducción nueva, los tigres se metían en las chozas y arremetían contra perros, tortugas y otras especies de animales y a veces también a los amos481.

479 Rivero, Historia de las Misiones, 13-14. 480

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 170: se refiere a la Panthera onca.

481 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 219-220. 256.


• capítulo 4

Tigre. Se dan cuatro clases de tigres: tres tienen la piel de diferentes tonos, “pero el cuarto lleva el pelo rojizo y es semejante a un ternero de seis meses”482. Tigre negro. Esta especie fue descubierta en el año 1766 en El Cuchivero. Su piel era negra pero el tamaño y la hechura era iguales a los demás483. Tigrito484. Debe contarse entre los tigres por su semejanza con ellos. Tiene pintas y no excede el tamaño de un perro ordinario. Pone acechanzas a la vida de los pollos485. Timiti. La palmera timiti se da en el bajo Orinoco y sus hojas y ramas son de una longitud de al menos dos varas. Se usa para cubrir las casas486. Timutú487. Es una especie de tortuga que mide más de dos morrocoyes y su carne es sabrosa. Gilij recibió la información de los quaquas488. Titicaná. La caña titicaná se asemeja algo a la caña dulce pero su jugo es agrio, poco menos intenso que el limón. Se probó con los que padecían calentura el darles el jugo mencionado, “hervido con proporcionada cantidad de azúcar, y se reconoció que luego prorrumpían en copioso sudor, y después de él minoraba notablemente la calentura; y repetido el remedio quedaban sanos”489. Tonina. No es mucho lo que Gilij escribe sobre la tonina490 pues reconoce que la ha visto muchas veces, pero “nunca de cerca, no puedo dar 482 Pelleprat, Relato, 66. 483

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 221.

484

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 171: son conocidos como cunaguaros: Felis pardalis y Felis wiedii.

485

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 221.

486

Ibid., 166.

487

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 175: Geochelone denticulata.

488

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 230.

489

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 446.

490 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 164: Inia geoffrensis, mamífero acuático que antiguamente lo consideraban pez.

257.


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señas más particulares”. Se la suele ver en tiempos tranquilos y de calma y “sale del agua hasta la mitad de su vasto cuerpo, quedando sumergida la otra mitad”. Su figura es parecida a un puerco marino y se dice que su sabor no es demasiado distinto al del manatí491. Topos492. Vienen a ser “una tercera especie de conejos”. Hay una especie que se llama común: son notablemente pequeños, pero semejantes a los europeos. Una segunda especie es más grande y “habitan en madrigueras que excavan en los palmerales y son comestibles”. Una tercera especie se encuentra en “los árboles de las selvas inundadas” y “son de tamaño extraordinario”493. Tortolitas. Aunque no se parecen mucho a las europeas, tampoco son muy diferentes, tanto en el color como en el sabor494. Tortuga. Todo un capítulo dedica Gilij a las tortugas495. Dejando de lado las terrestres, analiza dos clases de fluviales: las terecayas y las tortugas, pero a lo largo del texto hace alusión también a las tortugas de mar, “de tamaño bastante mayor, pero semejantes a las del Orinoco”496, y las matamata, más pequeñas que las otras, de caparazón áspero y plano y también deforme497. Tortugas. Las hay de mar y de tierra y estas son de diferentes especies “y de un sabor muy agradable”498. Las marinas tienen tres pies de largo y dos y medio de ancho. Se las caza cuando van a poner los huevos a tierra y para ello basta con ponerlas boca arriba “para impedirle volver al mar”. Las hembras descargan los huevos en huecos que hacen en la orilla del mar y los 491 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 99. 492

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 174: posiblemente se refiera al picure pequeño (Myoprocta pratti).

493 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 229. 494

Ibid., 208.

495

Ibid., 104-110.

496 Ibid., 106. 497

Ibid., 105.

498

Pelleprat, Relato, 63.

258.


• capítulo 4

cubren de arena. Por influencia del calor del sol emerge una muchedumbre de pequeñas crías que van directamente al mar. Los huevos son redondos y gordos, pero no tienen cáscara, “sino solamente una pequeña membrana blanda que conserva la clara y el núcleo”. Y Pelleprat afirma que “una tortuga llega a producir hasta mil doscientos o mil quinientos huevos. Puede nutrir a cincuenta o sesenta personas por todo un día”499. Tortugas mayores500. Su magnitud se mide por el peso, que es de cincuenta a sesenta libras españolas para las hembras, pues “el macho es muy pequeño y no excede de seis libras”. El caparazón es plano por abajo y convexo por arriba. “La carne es universalmente estimada y bien condimentada se asemeja, como a muchos les parece, a la carne de los más sabrosos corderos capones”501. Como lugares privilegiados, además de La Encaramada, eran célebres los de Curucuruparu, Apure, Caicara, Cuchivero “y otras que son vecinas a las aldeas de los caribes”; eran los lugares preferidos por ellas para poner sus huevos502. A fines de febrero o comienzos de marzo ciertas playas dan la impresión de que toda su orilla “está sembrada de cabezas” de tortugas que están a punto de poner sus huevos. Si en ese momento son desconfiadas ante cualquier ruido, también es verdad que a la hora de poner sus huevos no temen la presencia de nadie503. Si la tortuga tiene tiempo suficiente “con las patas traseras excava una fosa de palmo y medio más o menos” y lo recubre de arena; de lo contrario, los deposita en la superficie504. Después viene el llamado “aguacero de las tortugas”, que es la época en que las lluvias junto con el calor hacen que los huevos enterrados en

499

Ibid., 65.

500

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 165: Podocnemis expansa (tortuga arrau).

501 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 105. 502

Ibid., 107.

503

Ibid.

504

Ibid., 111. 259.


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las playas se abran y den motivo para las fiestas consiguientes505. Gilij narra cómo cerca de Buenavista “encontré dentro [de una hermosa tortuga] hasta ciento veinte huevos. Ordinariamente no sobrepasan sesenta”. Y ello explica que cada nido contenga “un gran número de tortugas pequeñas”506. En la memoria del jesuita italiano se quedaron grabadas las imágenes de este fenómeno orinoquense. Llega a escribir “que si no se hiciera tanto estrago por fieras y por hombres en las tortugas, apenas sería en algunas partes del río navegable por la multitud de ellas”507. Y junto a este sentimiento aflora también el ecológico: “deberían, ciertamente […], salvaguardarse estos pobres animalitos”508. Al hablar de los otomacos se describe cómo elaboraban el aceite del huevo de tortuga, así como sus aplicaciones y la consiguiente comercialización. Totumo. El totumo es una planta muy útil pues de su fruto sacan los indios “escudillas, platos, vasijas para beber y cargar agua, y para guardarla en la casa”. Su aspecto es parecido al de las sandías. Cuando su carne está tierna, y tomando algunas veces la cantidad de tres onzas, “es específico experimentado para que la sangre molida o extravenada por caídas, palos, o porrazos, no pase a formar postemas en lo interior del cuerpo”509. Tragavenados. Véase: Buío. Trepadoras. Son bastante largas y de color comúnmente ceniciento, unas sutiles y otras gruesas. Tienen varias especies: chinate, bejuco del murciélago, mamure y bejuco de cadena510. Tucuchí. Es un pájaro de color verde y muy semejante a los “aguzanieves”. Gilij lo califica como “el más pequeño entre los pájaros que he visto en América”511. 505 Ibid., 108. 506

Ibid., 109.

507

Ibid., 110.

508

Ibid., 109.

509 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 443. 510

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 176-177.

511 Ibid., 211. 260.


• capítulo 4

Tucurías. Son poco apreciables las tucurías, cuyos frutos son amarillos pero muy insípidos512. Como frutos míseros y febriles recordará Gilij las tucurías y el mepe513. Tujudío (en tamanaco: taváru). Es un pajarraco del que Gilij no puede decir ni el color, ni el tamaño, “pero sé decir bien el canto y el nombre”. El tujudío dice “llorando continuamente, la antedicha palabra, y es tan aburrido y tan melancólico y molesto su canto, que en las enfermedades, allá frecuentísimas, no es posible reposar”514. Turpial 515. Este pájaro “merecería por su canto y por la singular belleza ser llevado a Italia”516. Tutcá. Véase: Ocumo. Uacavá. Véase: Barcavá. Uachai (en español: cucurito). La palmera uachai tiene abundancia de ramas largas que son verdes, pero maduras se vuelven amarillentas. Lo más buscado es sin embargo el renuevo, porque “es de un sabor agradabilísimo, y nada desemejante al sabor de nuestras almendras”, aunque debe cogerse cuando todavía no se ha abierto y sin separarlo de las hojas. Es el más sabroso de los renuevos de todas las palmas517. Uachái kine itépi. Vendría a ser una cuarta especie de banano que Gilij conoció entre los tamanacos. Se distingue de los dominicos comunes “no menos por el fruto, que es ciertamente muy agradable, que por el tronco, manchado de vez en cuando de negro, como el de los guineos”518.

512 Ibid., 120. 513 Ibid., 160. 514 Ibid., 211-212. 515

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 169: es el ave nacional de Venezula: Icterus icterus.

516

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 211.

517

Ibid., 164-165.

518

Ibid., 197. 261.


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Uanarúca. En la reducción de La Encaramada no se daba la purúma, pero existían unas flores amarillas que daba la uanarúca y de ellas solían sacar un panecillo semejante “pero inferior con mucho a su puruma”519. Uanaruca (en español: carnestoliendo). Es de color amarillo y llena todas las sabanas. Cuando el paisaje se viste de amarillo es señal de que se acerca el invierno520. Uaracá. Véase: Oso del Orinoco. Uaramitpe. Se encuentra en “la Uaccára-yotta y otras partes”. Si se coge fresca, es tierna y mórbida “y pegante como la de la caraña”; pero si hay descuido en su recolección se vuelve durísima por la acción del sol521. Uarí. El uarí es “dulce y sabroso”, del tamaño de una pera española, mas para comerlo se “requiere dentadura de joven”522. Uarimari. Es la flor de la casia menuda y su color es amarillo oscuro. La flor la “usan para sudoríficos”523. Uarré. Hay un arbusto al que los maipures llaman uarré que produce un fruto “que es salubre y de sabor muy semejante a las almendras”, incluso en el tamaño y en la dureza de la cáscara524. Uayapári. Véase: León. Uepi. En el alto Orinoco se daba una palmera cultivada que los maipures llamaban uepi; era un buen socorro para el hambre y se preparaban cociéndola en algunas ollas. No se come cruda pues sabe a castaña “y su hueso circundado de una pulpa abundante, sustanciosa y sabrosa, es pequeñísimo”525. Urraca (para los gálibis: coaké). Se trata de una “especie de urracas” que tienen un pico largo y ganchudo de color rojo-amarillo o marrón; son 519

Ibid., 201.

520

Ibid., 174.

521 Ibid., 172. 522

Ibid., 161.

523 Ibid., 174. 524

Ibid., 120.

525

Ibid., 167.

262.


• capítulo 4

de plumaje negro, cola larga y las extremidades de las alas rojas. En la parte delantera tienen una especie de babero blanco, y “no anda más que dando saltos como las urracas”526. Vainilla. Entre las plantas, la vainilla era muy codiciada tanto por los españoles como por los indígenas; la buscaban sobre todo los chiricoas y los achaguas527. Es una especie aromática que se da silvestre y nace “en las mayores espesuras de los bosques y vegas”. Si halla arrimo sube y se enreda entre los árboles con multitud de sarmientos “de color verde, y las hojas de la hechura y forma que tiene la lengua acerada de la lanza”, pero si nace en tierra y no tiene arrimo, no da fruto528. Vainilla. En años anteriores a la presencia de Gilij era llevada de Casanare, pero después se verificó que en los países de los parecas “la hay en maravillosa abundancia”. El jesuita italiano la describe como una especie de hiedra gruesa, que se enreda en los árboles para sostenerse. Sus bayas, cogidas maduras y secadas al aire en una habitación, se vuelven de verdes en negruzcas. Su olor es muy penetrante y “les parece a propósito para poner perfumada la ropa blanca, y a tal efecto ponen entre ellas algunas bayas”. Los españoles la juzgaban poco sana “y propensa a llevar la tisis a quien la usa, y al menos allá no la usan en modo alguno en el chocolate”529. Valentón530. El valentón es “el rey de los bagres”; los indios lo llaman lauláu. Habita cerca de los escollos y donde el río es más fuerte. Tiene una cabeza muy grande y su peso, al decir de Gilij, el menor “es al menos de cuarenta libras”. Se requiere mucha precaución para su pesca pues al sentirse

526 Pelleprat, Relato, 63. 527

Rivero, Historia de las Misiones, 4.

528 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 250. 529

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 169-170.

530 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 161: se refiere probablemente a las dos especies del género Brachyplatystoma conocidas hoy vulgarmente también como laulao (B. vaillantii y B. filamentosum). 263.


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atrapado “da un salto y una sacudida tan fuerte al pescador al huir, que no basta sino uno o dos de los más robustos indios”531. Dentro del ámbito de los bagres señala que algunos tienen “la cabeza armada de una punta, a modo de pequeño cuerno”. Sin embargo, al tratar de concretar el género de bagres con cuerno, se adelanta a matizar “que me parece que es el pez espada”532 y además “nunca los he visto”. Y, en el terreno de las suposiciones, añade: “Se dice que tiene uno en la cabeza, largo, agudo y dentado por ambos lados”533. Vasúri-ainé. Es muy estimado por los maipures. Su traducción es “pimiento del diablo”. Es amarillo y semejante al cuerno. Al comerlo deja un ardor tan grande en la boca que parece que se tiene fuego en ella. Gilij narra cómo lo superó en su excursión al Auvana: “Tomando en las manos un tizón ardiendo, y haciéndome sacar la lengua, me lo arrimó muy cerca […] [y] desapareció el dolor en un instante”534. Vayavayá-yepucúru. Es palabra tamanaca para designar el fruto que ofrece un árbol muy semejante a las algarrobas. Esta especie de goma, “que en maravillosa abundancia se condensa en las ramas en el tronco del árbol citado, es de raro espesor, blanca, diáfana, y de extrañas y muy agradables figuras”. Si se machaca en un mortero hace las veces de incienso y su olor no produce los efectos que el incienso provoca en Italia. “Si se le aplica el fuego por medio de una vela o tizón encendido, no sólo toma la llama, sino que la conserva hermosa durante largo rato”535. Vecerris. Son palmas silvestres que ofrecen unos dátiles de los que también se saca “un aceite admirable”536. 531 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 93. 532 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 161-162: es bastante improbable que se haya tratado de un bagre. Tampoco parece ser el mismo que describe Gumilla (El Orinoco ilustrado, 416). 533 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 93. 534 Ibid., 187. 535 Ibid., 171-172. 536 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 209. 264.


• capítulo 4

Venado. Véase: Yama. Venado de cuerno peludo. Véase: Yaca. Verbena. Es una hierba que nace entre la maleza y cada hoja tiene una florecita entre morada y blanca. Es eficaz para las calenturas efímeras ocasionadas por el mucho calor; también quita las tercianas y cuartanas. El cocimiento de esta hierba produce dos efectos: o un sudor copioso o repetidos vómitos, “y en unos y otros es siempre cierta la mejoría, y a pocos días de repetición, la salud”537. Verdolaga orinoquense (en tamanaco: akkei-yemhitpe). Es una hierba pequeña de hojas redondas, a manera de euforbio, y “puede decirse entre nosotros piel de serpiente o verdolaga orinoquense”. En realidad, es un simple esbozo de la verdolaga. Los misioneros la utilizaban como ensalada538. Vergonzosa. Véase: Sensitiva. Veróro-yavakíri. Véase: Ocumo. Vesirri. Otra palma llamada vesirri da racimos de dátiles que son comestibles y algunas naciones los hierven y “arrojan gran cantidad de aceite purísimo, de que usan los indios para sus unturas y para comer, por ser de muy buen gusto”539. Vetúi. Véase: Sensitiva. Volatería. Completa la “volatería” el cuerpo de papagayos, loros, guacamayos, patos de varias especies y otras muchas aves que muestran “lo exquisito de sus plumas”540. Con respecto a las aves, lamenta Rivero que los indígenas hayan acabado “con su gran variedad y multitud” por el envenenamiento de sus flechas541.

537 Ibid., 446-447. 538 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 180. 539 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 442. 540

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 449-450.

541 Rivero, Historia de las Misiones, 9-10. 265.


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Vuchiaracá-yuru (es español: pan de los loros). Esta goma mana de un “árbol que produce flores turquíes. Es de color rojizo, y al coagularse hace figuras varias y muy graciosas”542. Yaca (en español: venado de cuerno peludo)543. Son ciervos muy semejantes a las yamas excepto en los cuernos, que son peludos y de medio dedo de longitud. Son muy aficionados a las selvas544. Yama (es español: venado)545. Es un ciervo que tiene cuernos ramificados y va a menudo a los prados. Su cuerno, que no excede de palmo y medio, calcinado “es un poderoso contraveneno”546. Yore. El yore es verdoso en la corteza exterior y de un lindo rojo por dentro; “tiene la carne unida a un hueso, tan blanca, tan dulce y tan delicada, que parece semejante al azúcar”547. Yore (anime). De su árbol mana una goma blanca y menuda “de agradable olor y no menos apreciada que el fruto”548. Yuca. Gilij no duda en afirmar: “La raíz de mayor utilidad, y la mejor sin duda de todas, es la yuca”. Es un arbusto cuyas hojas son semejantes a las del cáñamo y fue llevado este arbusto desde la isla de Santo Domingo al continente549. En general, la yuca, o bien echa retoños nudosos tan tiernos y delicados que fácilmente se rompen, o bien sin ramificar, “echan sus retoños a manera de varas o bastones”; o bien, una vez que han crecido cuatro o cinco palmos sobre la tierra, “se dividen después, como los otros arbustos, en varias 542 Gilij, Ensayo de historia americana, i, 172. 543 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 173-174: se podría tratar de una de dos especies de venado matacanes o lochos: Mazama americana o Mazama gouazoubira. 544

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 228.

545 Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 173: es el venado caramenudo (Odocoileus virginianus). 546

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 227-228.

547

Ibid., 161.

548

Ibid., 172.

549

Ibid., 191.

266.


• capítulo 4

ramas”550. Esta planta no viene en semilla, ni de raíces cortadas en trozos, “sino de las varas de la misma yuca, plantadas y puestas bajo tierra hasta la mitad. Estas varas, cortadas en trozos de la longitud de un palmo, deben estar maduras y bien hechas, y apenas recomienzan las lluvias, germinan”. Un campo plantado de yuca lanza un verde muy agradable y es de una “vista bellísima”551. Con respecto al nombre, el autor del Ensayo de historia americana se decide por el de yuca, pero recoge parte de una historia botánica. Unos lo llaman manioc, otros mandioca, “y Dios sabe cuántos otros nombres se encuentran en historias que yo he visto”552. También los botánicos italianos le dan el nombre de yuca, pero “no se parece en nada a la verdadera”; fue traída de México y por eso “se da bien en nuestro clima”. Tiene las hojas grandes, hecho que las distingue de las del Orinoco, y sus frutos “son negros y comestibles, pero no muy agradables”. El nombre que le asignan en México es hixote553. Mas, en verdad, como son muchas las especies, cada una tiene su nombre y de “nada serviría aquí hacer una ensalada de tantas voces orinoquenses”554. Al menos, se dan dos especies de yuca: la dulce o mansa y la agria o brava. La yuca dulce presenta dos modalidades: unas tienen raíz blanca y otras la tienen amarilla, pero ambas raíces “se parecen en el sabor a nuestras castañas”. Ambas son muy sabrosas asadas sobre las brasas, pero “la amarilla, que es más pastosa que la blanca, es mejor para cocer”. Su tallo es ordinariamente blancuzco, pero se debe proceder con mucha cautela porque algunas agrias también lo tienen “blanquísimo” y son las que producen veneno. Generalmente, el pan que se produce con ellas “no pasa de ser insípido”555. 550

Ibid., 192.

551

Ibid., 193.

552 Ibid., 191. 553

Ibid., 193-194.

554

Ibid., 192.

555

Ibid. 267.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Las raíces de la yuca amarga producen un jugo que es un veneno potentísimo, pero si se raspan esas mismas raíces y se exprime su jugo “con cestillos elásticos”, no solo son buenas para confeccionar el pan, sino que también hay entendidos que los prefieren a las dulces. La raíz de esta planta llega generalmente “a su perfección en un año”556. Yucatáno. Véase: Maíz. Yuorocó (en español: zorra)557. No merecería ser nombrado entre los animales raros del Orinoco. Es de color rojizo, de orejas tiesas, y muy semejante al perro. Gilij lo conceptúa raro, no “por su extraña forma, sino por su tamaño, mayor sin duda que el de nuestras zorras”558. Zamuro. Véase: Gallinazo. Zancudo. Se puede decir que son mosquitos nocturnos y están “infestadas de zancudos las playas de los ríos, y las selvas y los prados”. En el Orinoco abundan de tal forma que producen asombro a los no acostumbrados, aunque se reconoce que en las reducciones habitadas desde largo tiempo y todas limpias en su alrededor “no los hay en tanta abundancia”. Parece que se atenuaban las picaduras “con los vientos periódicos de los tiempos secos”, pero fuera de ellos no se encuentra remedio alguno. De los mosquiteros dice Gilij que parecen “propiamente una estufa, y difícilmente se soporta quieto el gran calor”. Por lo tanto, había que descubrirse y por allí invadían los mosquitos. Algunos se servían del humo, pero era de poquísima utilidad559. Zancudos. Los zancudos son mosquitos “que tienen las piernas largas y pintadas de blanco”560.

556

Ibid., 193.

557

Paolillo y Romero Díaz, “Los relatos”, 172: Gilij se refiere al zorro común: Dusicyon thous, mamífero cánido.

558

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 222.

559

Gilij, Ensayo de historia americana, i, 241-243.

560

Gumilla, El Orinoco ilustrado, 402.

268.


• capítulo 4

Zarza contra el mal gálico. En los ríos Chire, Tate, Punapuna y otros “se halla la zarza, tan celebrada y aprobada contra el mal gálico”561. Zopilotes. Véase: Gallinazo. Zorra. Véase: Yuorocó.

561 Gumilla, El Orinoco ilustrado, 216. 269.



ş epílogo



Al cabo de unos años, solo oímos la voz del que habló sin estridencias. Nicolás Gómez Dávila1

Decíamos, al iniciar esta obra sobre las boticas y boticarios jesuitas en Santafé y en las misiones de la Orinoquia del Nuevo Reino de Granada entre 1616 y 1767, que esta comunidad mostró, desde sus orígenes, una honda preocupación por los oficios no sacerdotales. Estos oficios estuvieron a cargo de los hermanos coadjutores e incluyeron, entre otros, el quehacer de boticario, de carpintero y de impresor, tanto como el de sus ayudantes. Así lo especificaron las Constituciones dictadas por Ignacio de Loyola. Consta, además, la preocupación de las autoridades jesuíticas por los estudios sobre la salud: estas motivaron la enseñanza de la medicina en la Universidad Javeriana a partir del 1.º de abril de 1636 bajo la dirección de Rodrigo Enríquez de Andrade, médico graduado en la Universidad de Alcalá de Henares. De acuerdo con el concepto emitido por varios autores previos que hemos citado en el curso de esta obra, la botica javeriana, complemento esencial de la práctica de la medicina en el Nuevo Reino de Granada, habría comenzado a funcionar en Santafé hacia 1616, lo cual implica que persistió por más de 150 años y que estuvo al servicio de la comunidad jesuita y no jesuita. Con estas dos evidencias, y con la prueba documental que aporta el presente volumen en la transcripción anotada del Quaderno de Inventario de 1 Nicolás Gómez Dávila, Escolios a un texto implícito: selección (Bogotá: Villegas, 2001), 172. 273.


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la Botica y avalúo de los bienes y efectos de la Botica, preparado en 1767 con motivo de la expulsión de los jesuitas de los territorios de la monarquía española, hemos buscado fundamentar la participación formal de la Compañía de Jesús en la historia de la medicina en nuestros territorios a partir de su arribo en el siglo xvii. Esta aproximación historiográfica podrá ser de utilidad a otros académicos como fuente secundaria, y referente crítico para comprender más profundamente el curso de las ciencias médicas y farmacéuticas neogranadinas. También debe entenderse esta obra como una iniciativa que quiso configurar, a cuatro manos, un suplemento que era necesario para la inmensa bibliografía publicada por el padre José del Rey Fajardo, S. J., la cual supera, a la fecha, los 85 volúmenes con más de 30 000 páginas en total, cubriendo diversas dimensiones del legado de los jesuitas en la Nueva Granada y Venezuela. Estos se relacionan a continuación como parte de este epílogo y, a la vez, como un recurso excepcional para el estudio de la obra jesuítica en el norte de Suramérica, tanto como el de su impacto en la sociedad colonial y poscolonial en este continente. Alberto Gómez Gutiérrez Bogotá, marzo 12 de 2020

274.


Fuentes para el estudio de la obra jesuítica en el Nuevo Reino de Granada y Venezuela2 [1] 1965 Pelleprat, Pierre. Relato de las Misiones de los Padres de la Compañía de Jesús en las Islas y en tierra Firme de América Meridional. Edición y estudio preliminar por José del Rey Fajardo, S. J. Vol. 77. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1965, ix-xxii. [2] 1966 Rey Fajardo, José del. Documentos Jesuíticos relativos a la Historia de la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Vol. 79. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1966. [3] 1967 Cassani, Joseph. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reyno de Granada en la América. Estudio preliminar y anotaciones al texto por José del Rey Fajardo, S. J. Vol. 85. Caracas: Biblioteca Academia Nacional de la Historia, 1967. [4] 1970 Gumilla, José. Escritos varios. Vol. 94. Compilado por José del Rey Fajardo, S. J. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1970. [5] 1970 Rey Fajardo, José del. Fuentes para el estudio de las Misiones. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1970. 2 Se incluye solamente la bibliografía, sin considerar artículos en revistas y otras publicaciones complementarias.

275.


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[6] 1971 Rey Fajardo, José del. Aportes Jesuíticos a la Filología Colonial Venezolana. 2 vols. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1971. [7] 1972 Rey Fajardo, José del. Apuntes de Metodología. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1972. [8] 1974 Rey Fajardo, José del. Bio-bibliografía de los Jesuitas en la Venezuela Colonial. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1974. [9] 1974 Rey Fajardo, José del. Documentos Jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Tt. ii y iii, vols. 118 y 119. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1974. [10] 1974 Rey Fajardo, José del. Filósofos y Teólogos Jesuitas en la Venezuela Colonial. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1974. [11] 1975 Rey Fajardo, José del. “Apuntes para una Historia de la Cartografía Jesuítica en Venezuela”. Boletín Histórico 38 (1975): 152-169. (Múltiples artículos más entre 1975 y 2020). [12] 1977 Rey Fajardo, José del. Misiones Jesuíticas en la Orinoquía. T. i, Aspectos Fundacionales. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1977. [13] 1979 Rey Fajardo, José del. La Pedagogía Jesuítica en la Venezuela Hispánica. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1979. [14] 1981 Rey Fajardo, José del. Los Jesuitas y las Lenguas Indígenas Venezolanas. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1981. [15] 1988 Rey Fajardo, José del. Fuentes para el estudio de las Misiones jesuíticas en Venezuela (1625-1767). San Cristobal: Universidad Católica del Táchira, 1988. [16] 1990 Rey Fajardo, José del. La expulsión de los jesuitas de Venezuela (1767-1768). San Cristóbal: Universidad Católica del Táchira, 1990. 276.


• epílogo

[17] 1991 Rey Fajardo, José del, y Alberto Gutiérrez, eds. La Pedagogía Jesuítica en Venezuela. San Cristóbal: Universidad Católica del Táchira, 1991. [18] 1992 Rey Fajardo, José del. Misiones jesuíticas en la Orinoquía. 2 vols. San Cristóbal: Universidad Católica del Táchira, 1992. [19] 1995 Rey Fajardo, José del. Biobibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. 2.a ed. San CristóbalSantafé de Bogotá: Universidad Católica del Táchira, 1995. [20] 1996 Rey Fajardo, José del, y Edda O. Samudio. Hombre, tierra y sociedad. T. i, Topohistoria y Resguardo Indígena. San Cristóbal-Santafé de Bogotá: Universidad Católica del Táchira, 1996. [21] 1996 Rey Fajardo, José del, Manuel Briceño Jáuregui y Edda O. Samudio. Virtud, letras y política en la Mérida colonial. 3 vols. San Cristóbal-Mérida-Santafé de Bogotá: Universidad Católica del Táchira, 1996. [22] 1996 Rey Fajardo, José del. Una utopía sofocada: Reducciones jesuíticas en la Orinoquia. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1996. [23] 1998 Rey Fajardo, José del. Las Mentalidades en el Nuevo Reino: la Universidad Javeriana. T. ii, La Biblioteca en 1767. San Cristóbal-Santafé de Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 1998. [24] 1999 Rey Fajardo, José del. Las Bibliotecas Jesuíticas en la Venezuela Colonial. 2 tt. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1999. [25] 2000 Rey Fajardo, José del, Agustín de Vega y Daniel de Barandiarán. Noticia del Principio y Progresos del establecimiento de las Misiones de Gentiles en el Rio Orinoco, por la Compañía de Jesús. Estudio introductorio por José del Rey Fajardo, S. J., y Daniel Barandiarán. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 2000. [26] 2001 Rey Fajardo, José del. Maestro Javeriano Denis Mesland. Amigo de Descartes y Maestro Javeriano (1615-1672). Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana / Universidad Católica del Táchira, 2001. 277.


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[27] 2001 Rey Fajardo, José del. La Biblioteca colonial de la Universidad Javeriana de Bogotá. BogotáCaracas: Editorial Pontificia Universidad Javeriana / Universidad Católica del Táchira, 2001. [Caracas: Miguel Ángel García e hijo, s. f.]. [28] 2002 Rey Fajardo, José del. Catedráticos Jesuitas de la Javeriana Colonial. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2002. [29] 2002 Rey Fajardo, José del. Denis Meslan, amigo de Descartes y maestro javeriano (1615-1672). Estudio histórico y filosófico por José del Rey Fajardo, S. J., y Germán Marquínez Argote. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2002. [30] 2003 Rey Fajardo, José del. El aporte de la Javeriana colonial a la cartografía orinoquense. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2003. [31] 2003 Rey Fajardo, José del. Virtud y letras en el Maracaibo hispánico. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 2003. [32] 2003 Rey Fajardo, José del, Edda O. Samudio y Manuel Briceño Jáuregui. El Colegio San Francisco Javier en la Mérida colonial: germen histórico de la Universidad de Los Andes. 8 tt. Mérida: Universidad de Los Andes, 2003. [33] 2004 Rey Fajardo, José del. Los Jesuitas en Cartagena de Indias 1604-1767. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2004. [34] 2004 Rey Fajardo, José del. Entre el deseo y la esperanza: Los Jesuitas en la Caracas colonial. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 2004. [35] 2004 Rey Fajardo, José del. La “Facultad de Lenguas” en la Javeriana colonial y sus profesores. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2004. [36] 2004 Rey Fajardo, José del. Breve tratado del cielo y los astros del Maestro javeriano Mateo Mimbela (1663-1763). Estudio histórico y filosófico por José del Rey Fajardo, S. J., y Germán Marquínez Argote. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2004. 278.


• epílogo

[37] 2004 Rey Fajardo, José del. Jesuitas, libros y política en el Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. Bogotá: Colegio Mayor de San Bartolomé, 2004. [38] 2005 Rey Fajardo, José del. Un sueño educativo frustrado: Los jesuitas en el Coro colonial. CaracasValencia: Universidad Católica Andrés Bello / Universidad Arturo Michelena, 2005. [39] 2005 Marquínez Argote, Germán. Física especial y curiosa del maestro javeriano Francisco Javier Trías (1755). Edición bilingüe y estudios por José del Rey Fajardo, S. J., y Germán Marquínez Argote. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2005. [40] 2005 Rey Fajardo, José del. La enseñanza de las humanidades en los colegios jesuíticos neogranadinos: 1604-1767. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2005. [41] 2006 Rey Fajardo, José del. Jesuitas, haciendas y promoción social en la Orinoquia. Editado por José del Rey Fajardo, S. J., y Edda O. Samudio. Mérida: Ediciones del Rectorado de la Universidad de Los Andes, 2006. [42] 2006 Rey Fajardo, José del. Los jesuitas en Venezuela. T. i, Las Fuentes. Caracas-Bogotá: Universidad Católica Andrés Bello / Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2006. [43] 2006 Rey Fajardo, José del. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2006. [44] 2006 Rey Fajardo, José del. Los jesuitas en Venezuela. T. ii, Los hombres. Caracas-Bogotá: Universidad Católica Andrés Bello / Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2006. [45] 2007 Rey Fajardo, José del. El mito Schabel. Las antinomias de un jesuita aventurero. Valera: Universidad Valle del Momboy, 2007. [46] 2007 Rey Fajardo, José del, y Germán Marquínez Argote. Vida, obra y pensamiento del maestro javeriano Juan Martínez de Ripalda (1641-1707). Estudio preliminar por Germán Marquínez y José del Rey Fajardo, S. J. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2007.

279.


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[47] 2007 Rey Fajardo, José del. Los jesuitas en Venezuela. T. vi, La República de las Letras. Caracas: Academia Nacional de la Historia / Universidad Católica Andrés Bello, 2007. [48] 2007 Rey Fajardo, José del. Los jesuitas en Venezuela. T. v, Las Misiones germen de la nacionalidad. Caracas-Bogotá: Universidad Católica Andrés Bello / Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2007. [49] 2008 Rey Fajardo, José del, y Felipe González Mora. Los jesuitas en Antioquia 1727-1767. Aportes a la historia de la cultura y el arte. Editado por José del Rey Fajardo, S. J., y Felipe González Mora. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2008. [50] 2008 Rey Fajardo, José del. La biblioteca colonial de la Universidad Javeriana comentada. Editado por José del Rey Fajardo, S. J., y Myriam Marín Cortés. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Archivo Histórico Javeriano, 2008. [51] 2008 Rey Fajardo, José del. El archivo espiritual del maestro javeriano Francisco Javier Trías. Editado por José del Rey Fajardo, S. J., y Luz María Cabarcas. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Biblioteca General, 2008. [52] 2009 Rey Fajardo, José del. La Universidad Javeriana, intérprete de la otredad indígena (siglos xvii-xviii). Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2009. [53] 2009 Rey Fajardo, José del. Sevilla y América en la historia de la Compañía de Jesús. Coordinado por José J. Hernández Palomo y José del Rey Fajardo, S. J. Córdoba: Caja Sur Publicaciones, 2009. [54] 2010 Rey Fajardo, José del. Los precursores de la “sociedad del conocimiento” en la Javeriana colonial. Bogotá: Editorial El Búho, 2010. [55] 2010 Rey Fajardo, José del. Educadores, ascetas y empresarios. Los jesuitas en la Tunja colonial (1611-1767). 2 vols. Bogotá-Tunja: Editorial Pontificia Universidad Javeriana / Academia Boyacense de Historia, 2010. [56] 2010 Rey Fajardo, José del, y Narciso Coll y Prat. Memoriales sobre la Independencia de Venezuela. 280.


• epílogo

Estudio Preliminar por José del Rey Fajardo, S. J. Caracas: Academia Nacional de la Historia, Colección Bicentenario de la Independencia, 2010, Estudio Preliminar (pp. 10145), Memoriales (pp. 147-460). [57] 2010 Rey Fajardo, José del, y Germán Marquínez Argote. La enseñanza de la Filosofía en la Universidad Javeriana colonial (1623-1767). Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2010. [58] 2010 Rey Fajardo, José del, y Germán Martínez Argote. La Facultad de Lenguas de la Universidad Javeriana colonial y la República de las Letras neogranadinas. Bogotá: Editorial El Búho, 2010. [59] 2011 Rey Fajardo, José del. Los jesuitas en Venezuela. T. iii, Topo-historia. 2 vols. San Cristóbal: Fondo Editorial Simón Rodríguez, 2011. [60] 2011 Rey Fajardo, José del. Los jesuitas en Venezuela. T. iv, Nosotros también somos gente. Indios y jesuitas en la Orinoquia. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 2011. [61] 2011 Rey Fajardo, José del. La respuesta de la Provincia del Nuevo Reino de Granada al reto legado por Ignacio de Loyola a sus seguidores. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2011. [62] 2012 Rey Fajardo, José del. La Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Javeriana 1706-1767. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2012. [63] 2012 Rey Fajardo, José del. Estudios para una historia venezolana de la lingüística indígena. Caracas: Academia Venezolana de la Lengua, 2012. [64] 2013 Rey Fajardo, José del, y Felipe González. Los jesuitas en Mompox 1643-1767. Añoranzas de un pasado cultural. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2013. [65] 2013 Rey Fajardo, José del, ed. Libro de grados de la Universidad y Academia. Actas de la Universidad Javeriana colonial. 2 vols. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Archivo Histórico Javeriano, 2013. [66] 2014 Rey Fajardo, José del. La biografía de un exilio (1767-1916). Los jesuitas en Venezuela: Siglo y medio de ausencia. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 2014. 281.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

[67] 2014 Rey Fajardo, José del, y Alberto Gutiérrez, eds. Cartas Anuas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada. Años 1684 a 1698. Trascripción, traducción, notas e introducción por José del Rey Fajardo, S. J., y Alberto Gutiérrez, S. J. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2014. [68] 2014 Rey Fajardo, José del, y Alberto Guitiérrez, eds. Cartas Anuas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada. Años 1638 a 1660. Trascripción, traducción, notas e introducción por José del Rey Fajardo, S. J., y Alberto Gutiérrez, S. J. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2014. [69] 2014 Rey Fajardo, José del. Expulsión, extinción y restauración de los jesuitas en Venezuela (1767-1815). Caracas: Academia Nacional de la Historia, 2014. [70] 2014 Rey Fajardo, José del. Expulsión, extinción y restauración de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada (1767-1815). Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2014. [71] 2014 Rey Fajardo, José del. Biobibliografía de los jesuitas expulsados del Nuevo Reino de Granada (17671815). Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2014. [72] 2015 Rey Fajardo, José del. Cronología documentada de la expulsión y restauración de los jesuitas en Venezuela: 1767-1916. Mérida: Universidad de Los Andes, 2015. [73] 2015 Rey Fajardo, José del. La República de las Letras en la Babel étnica de la Orinoquia. Caracas: Academia Venezolana de la Lengua, 2015. [74] 2016 Rey Fajardo, José del, y Alberto Gutiérrez, eds. Cartas Anuas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada. Años 1604 a 1621. Trascripción, traducción, notas e introducción por José del Rey Fajardo, S. J., y Alberto Gutiérrez, S. J. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2016. [75] 2016 Rey Fajardo, José del. Historia y crónica orinoquense. T. i, Historia. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2016. [76] 2016 Rey Fajardo, José del. Historia y crónica orinoquense. T. ii, Crónica. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2016. 282.


• epílogo

[77] 2017 Rey Fajardo, José del. Historia y crónica orinoquense. T. iii, Crónica. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2017. [78] 2017 Rey Fajardo, José del. Los jesuitas en Honda, 1634-1767. Entre el esplendor y las cenizas. 2 vols. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2017. [79] 2017 Rey Fajardo, José del. Fuentes documentales de la paideia jesuítica. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, Colección Cátedra, 2017. [80] 2017 Rey Fajardo, José del. La Facultad de Teología de la Universidad Javeriana (1612-1773). Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2017. [81] 2018 Rey Fajardo, José del. José Gumilla y la Historia territorial y social de la Orinoquia: siglos xvii y xviii. Madrid: Editorial Académica Española, 2018. [82] 2018 Rey Fajardo, José del. La aculturación en la Orinoquia. Del poblado indígena a la reducciónmunicipio. Caracas: Editorial Jurídica Venezolana, 2018. [83] 2018 Rey Fajardo, José del. Historiografía jesuítica en la Venezuela colonial. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, Colección Letraviva, 2018. [84] 2020 Rey Fajardo, José del, y Alberto Gómez Gutiérrez. Boticas y boticarios jesuitas en Santafé y las misiones de la Orinoquia, Nuevo Reino de Granada: 1616-1767. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2020.

En proceso editorial en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá [85] El nomenclator biográfico de los Jesuitas neogranadinos. [86] El método, clave para la formación integral del educando en la docencia jesuítica. El caso neogranadino.

283.



ş anexo 1



Quaderno de Inventario de la Botica y avalúo de los bienes y efectos de la Botica1 alberto gómez gutiérrez (ed.) Transcripción2 Portadilla [...] de S[an]ta Fé Año 1767 [...] Quaderno de Inventario y avalúo de los bienes y efectos de la Botica de este Colegio Maximo;

1 “Inventario de los Bienes y Avalúo de la Botica del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús 1767. Bogotá”. La copia original del documento reposa en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, España, Fondo Clero-Jesuitas, legajo 955, documento número 3. Véase http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/ Control_servlet?accion=2&txt_id_fondo=172351 2 Se presenta la transcripción literal, en tres columnas, del “Inventario de los Bienes y Avalúo de la Botica del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús 1767”, con algunas precisiones preliminares. Un número importante de términos se registran tal y como aparecen en el original, para referencia, y requieren un análisis detallado disciplinar y sucesivo para definir con exactitud su significado.

287.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Y entrega que de ella se hizo para su administración, y manejo a D[o]n Antonio Gorraez, con la intervención de D[o]n Jayme Navarro, interim que S[u] M[ajestad] otra cosa se manda. Con 21 [sic]3 folios Leg 955/3

Folio 1 r. En la ciudad de Santafe a catorze de noviembre de mil setecientos sesenta y siete años los Señores juezes comissionados dixeron que haviendo manifestado verbalmente al Excelentísimo Señor Virrey la necesidad de que el inventario de la Botica de este Colegio Máximo se practicase por sugeto inteligente, que no solo tuviese conocimiento de las medicinas, y sus nombres, sino que también pudiesse calcular a juizio prudente su cantidad y calidad, separando los medicamentos que pudiessen ser nocivos por su corrupción o deterioro, y aun apreciándolos para venir en conocimiento de su valor, respecto a ser este tan necesario para entregarla por arrendamiento o administración: a que condecendiendo dicho Excelentísimo Señor mande que para el efecto concurriese don Jayme Navarro médico de su Excelencia y de acreditada conducta, a quien se le hara saber concurra a este dicho Colegio a evacuar por ante el presente escribano la expressada diligencia franqueándose y para este efecto las llaves de la botica y sus oficinas reservando en su visita las mas providencias que correspondan y por este que proveyeron assi lo mandaron y firmaron Arostegui Moreno Fui pres[en]te Joseph de Roxas Esc[riba]no de S[u] M[ajestad]

3 El documento presenta 41 folios. En consecuencia, la cifra manuscrita se interpreta como “41” folios, lo cual se confirma en la foliación superior derecha del documento, puesto que los folios “4”, “14”, “24”, “34”, “40” y “41” tienen el mismo trazo para el número “4”, que parece un “2”.

288.


• anexo 1

Folio 1 v. En el mismo día yo el escribano hize sabe lo contenido en el auto antecedente a Don Jayme Navarro médico del Excelentísimo Señor Virrey de este Reyno quien inteligenciado de lo que previene este estar prompto a cumplir con lo que manda y lo firmo por ante mi doy fe Navarro Fui pres[en]te Joseph de Roxas Esc[riba]no de S[u] M[ajestad] En la ciudad de Santafe a quince de noviembre de mil setecientos sesenta y siete: habiendo comparecido en este Colegio Máximo don Jayme Navarro a efecto de practicar las diligencias de Ynventario y reconocimiento de los efectos de la botica y sus oficinas como también el aprecio y regulación de ellos aviertas que fueron las puertas se procedio a ello por antemi en la manera siguiente: componese esta oficina de dos piezas con tres ventanas de fierro embebidas y sus vastidores de vidrieras y rejas de alambre, la primera pieza tiene nueve pasos naturales de largo y ocho de ancho, la segunda catorce pasos de largo y ocho de ancho en cuyo espacio y alrededor de las paredes se hallan los estantes de madera en que

Folio 2 r. estan colocados los vasos y frascos con los medicamentos que por ABC se inventarían en esta forma

289.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

[Item (peso)] Abaluo por onzas

Reales de V[elló]n 4

Agua destil[ada]. Primeramente, Agua de

8 m[aravedie]s5

U6 056…16

Chamaemel (@8 1½)

8 maravedíes

U 105…30

Naphae (@5)

17 maravedíes

U 750

Citror (@3)

17 maravedíes

U 744…4

Violar (lbiiij)

17 maravedíes

U 024

Parietar (lbiij)

8 maravedíes

U 008…16

corzomer (lb7 xx)

Portulac (@1) 80 maravedíes U 070…20 Rhaphan (lbj) 8 maravedíes U 002…28 Rhaphan compos (lbiij) 17 maravedíes U 018 Naturit aquat (lbvj)

8 maravedies

U 036

Matricar (lbvij)

8 maravedíes

U 019…26

Menth (lbxv)

8 maravedíes

U 042…12

Capil vener (lbxiiij)

8 maravedíes

U 039…18

Cichor (lbj)

8 maravedíes

U 002... 28

Pimpinel (lbxiiij) 8 maravedíes U 039…18 Kerefol (lbij)

8 maravedíes

U 005…22

Plantaginus (@3)

8 maravedíes

U 026…16

Fumar (@1)

8 maravedíes

U 070….20

Melissae (lbxv)

8 maravedíes

U 042…21

4 El real de vellón equivalía a 0,4 reales de plata, pues era producto de una aleación de plata y un poco más de 50 % de cobre. Entre menos cobre, más “rico” era el vellón, clasificado en “vellón rico” y “vellón pobre”. 5 Registrado en el original como “ms” o bien “mrs”: se sustituye en el resto del documento con “maravedíes”, antigua moneda española utilizada entre los siglos xii d. C. y xix d. C.​Su equivalencia con el real de vellón fue variable en el tiempo: a partir de 1686, 64 maravedíes equivalían a un real de plata, equivalente, a su vez, y grosso modo en función de la riqueza de la aleación, a dos reales de vellón. 6

La “U” sustituye al símbolo

, semejante al calderón, para indicar un múltiplo indeterminado. Ante la ausencia de este carácter en Word, se reemplazó en el presente listado por una “U” en mayúscula. 7 Libras. Se escribe en adelante, entre paréntesis, como “lb” seguido del descriptor aparentemente cuantitativo. 8

Arrobas, seguidas del descriptor cuantitativo que le corresponde en cada caso.

290.


• anexo 1

Lactus (lbxvj)

8 maravedíes

U 045…6

Petroselin (@1½)

8 maravedíes

U 105…30

Pulegii (lbvj)

8 maravedíes

U 016…32

Papaver rhead (@1)

8 maravedíes

U 070...20

Absinth (lbiiij)

8 maravedíes

U 011…10

Cardui Benedict (lbxxx)

8 maravedíes

U 084…24

Gramin (lbij)

8 maravedíes

U 005…22

Rosarium (@4)

8 maravedíes

U 282…12

Faenicul (@½)

8 maravedíes

U 35… 10

Borragin (@1½)

8 maravedíes

U 105…30

Cera[...] (lbv)

8 maravedíes

U 014…4

Tiliae (@½)

8 maravedíes

U 035…10

Salvia (lbiij)

8 maravedíes

U 008… 16

Peoniae (lbij)

17 maravedíes

U 012

Quina radic (lbij)

8 maravedíes

U 005…22

Artemis (@½)

8 maravedíes

U 035…10

Anmet (@2)

8 maravedíes

U 141…6

Nucum virid (lbxv)

8 maravedíes

U 042…12

Mille hor (℥9 viij)

17 maravedíes

U 004

Vulnerar (lbz10) 2 r[eale]s11

U 012

Folio 2 v.

9 El símbolo ℥, que se incluye a partir de este compuesto, corresponde a otra medida de peso, la “onza medicinal” española. De acuerdo con Díaz Piedrahita, esta onza equivalía a ocho dracmas y a la doceava parte de una libra farmacéutica, para una equivalencia transitiva de 96 dracmas por libra. Santiago Díaz Piedrahita, "Parangón entre dos boticas neogranadinas del año 1776”, Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales 36, n.o 139 (2012): 219-236. 10 Aparece aquí un nuevo símbolo, semejante a una “z” minúscula, como símbolo cuantitativo no identificado. 11 Las abreviaturas “Rs” o “Rl” corresponden a la unidad monetaria del real (reales), que se enfrentan al total consolidado en cada producto tasado en reales de vellón. En este caso, por ejemplo, la cantidad de libras registrada para el específico “vulnerar” (lbz) tendría un valor total de 12 reales de vellón, de acuerdo con su

291.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Appoplect (lbz) 3 reales U 018 Arterial (lbz) 2 reales U 012 Vitriol abb ex virid gris (℥viij) 2 reales U 016 Antigal mercurial (℥ij) 2 reales U 004 Arsenical (lbz)

2 reales

U 012

Aonmabil (℥iij) 3 reales U 009

Folio 3 r. Ranfranc (℥iij 2 reales U 006 Carmel (lbjz) 6 reales U 108 Alumin rupei ex subli (℥viii) 2 reales U 016 Cinnamom hordeat (@½)

2 reales

U 300

Secunda Madam Fouq (lbvi)

17 maravedíes

U 072

Ferri Madam Fouq (lbiv)

1 real

U 072

Oxalid (lbvij) 8 maravedíes U 019…20 Lact alexiter (℥ij) 2 reales U 004 Herbae medicae (@½)

17 maravedíes

U 075

Frumentiae (@½) 1 real U 150 Vitae rectificat (lbxx)

1 real

U 204

Regin ungar (℥xvj) 2 reales U 032 Brion compos (lbvij)

4 reales

U 336

Gentian compos (lbiij)

4 reales

U 192

Fortis (lbviij) 1 ½ reales U 144 Zaphir (lbij) 1 real U 024 Lumbric compos (lbj)

4 reales

U 048

Cerevitiae seu spirit per fermentar (lbij)

2 reales

U 048

Balsam ad sirup balsam (℥iij) 2 reales U 006 Acetum vini (lbvj)

4 maravedíes

U 008…16

costo registrado como “2 Reales por onza”. Así, teniendo en cuenta que una onza equivale a 0,06 libras, el costo de este específico se puede estimar en 2 reales para 0,12 libras, y la “z” cuantitativa que califica a las libras inscritas para el “vulnerar” correspondería a un factor de 100 unidades, antes de tener en cuenta el valor del múltiplo que correspondería al calderón de la tercera columna.

292.


• anexo 1

Acetum destil expome (lbiij)

8 maravedíes

U 008…16

Acetum scillitic (lbiij)

17 maravedíes

U 024

Alumen rupeum (@2)

8 maravedíes

U 141…16

Alumen ustum (lbj)

17 maravedíes

U 006

Alumen brasil (lbz)

17 maravedíes

U 003

Folio 3 v.

Alumen dulce (℥iiij) 17 maravedíes U 002 Antimon crud (@2) 1 real U 600 Antimon ustum (℥iij) 1½ reales U 004…17 Antimon pp (lbj)

3 reales

U 036

Antimon diaphoret (lbijz)

3 reales

U 090

Antimon regul (℥ij) 24 reales U 048 Antimon martial (℥iij) 48 reales 1U 72812 Antimon vitrum (lbij)

16 reales

U 384

Antihecti Poter (lbiiijz)

48 reales

2U 592

Aloes rosat (lbj)

24 reales

U 282

Aloes hepatic (@½)

24 reales

3U 600

Aloes succotrin (@½)

24 reales

3U 600

Arcanus duplicatum (lbjz)

72 reales

U 296

Anodinus dissolut (℥iij) 6 reales U 018 Anodinus mineral (℥iiij) 4 reales U 016 Agaric (lbvj) 8 reales U 576 Agaric trochisc (lbj)

16 reales

U 192

Alabast (lbij)

4 maravedíes

U 004

Alquitrir (lbix) 1 real U 108 Almartag (lbj) 3 reales U 036 Accasia (lbiiij) 3 reales U 144 Amil (lbjz)

4 maravedíes

U 002

Alb grecum (lbz)

4 maravedíes

U 002…24

12

En algunos casos, como en este, se presenta un prefijo numérico adicional al símbolo del “calderón”.

293.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Folio 4 r. Asplenium (lbz) 3 reales U 018 Agrimon (lbiz) 1 real U 036 Ammon (lbz) 17 maravedíes U 006 Artemis (lbz) 17 maravedíes U 003 Abrotan (lbz) 1 real U 036 Absinth (lbz) 4 maravedíes U 001...14 Anacard (℥iiij) 4 reales U 016 Aristoloq (lbj) 1 real U 012 Angelic pul (lbvj) 2 reales U 144 Axungia gallin (lbvj) 1 real U 072 Axungia Tigr (lbj) 1 real U 036 Axungia Leon (lbz) 4 reales U 024 Axung Ursi (@2) 2 reales 1U 200 Algalia (lbz) 216 reales 1U 296 Ambar gris (lbj) 432 reales 5U 184 Arsenic alb (@½) 3 reales 1U 350 Aurum pigmentum (lbx) 3 reales U 360 Auri fol n° 100 20 reales U 020 Argent fol n° 220 20 reales U 020 Aurum dictum purpurina (℥iij) 2 reales U 006 2 reales U 024 Argentum vivum (lbj) 40 reales U 960 Azul de prusia (lbij) 1 real U 024 Azul del Pais (lbij) Amatist (℥ij) 6 reales U 012 Reales de V[ell]ón 31U 488…13

Con lo qual por ser tarde se suspendio esta Diligencia para proseguirla el dia de mañana, el dicho D[o]n Jayme lo fir

Folio 4 v. mó por ante mi, doy fee Navarro Fui pres[en]te Joseph de Roxas Esc[riba]no de S[u] M[ajestad]

294.


• anexo 1

En la ciudad de S[an]ta Fee a diez y seis de Noviembre de mil setecientos sesenta y siete, haviendose abierto las Puertas de esta Botica con asistencia del expresado D[o]n Jayme, se continuó por ante mi el inventario, y aprecio de ella en la forma sig[uien]te. (Al margen) Balsam[os] Primeram[en]te Roris marin (lbiij)

3 reales

U 108

Lucatel (℥x) 3 reales U 030 Antiasthmat (℥iiij) 3 Reales U 012 Annodin (lbz) 6 reales U 036 Mercur (lbj)

3 reales

U 036

Alkalin Joan (lbjz)

6 reales

U 108

Nephritic Lemort (℥ij)

3 reales

U 006

Innocent (℥j) 1½ reales U 000…25½ Sulphur anisat (lbj)

48 reales

U 576

Sulphur terebinth (lbj)

8 reales

U 048

Virid (lbjz)

8 reales

U 048

Tranquil (lbjij) 2 reales U 072 Rubr (lbiiijz) 2 reales U 108 Copayb (℥iij) 4 reales U 012

Folio 5 r. Armen (℥j) 3 reales U 003 Samaritan (lbj) 3 reales U 036 Judaic (℥ijz) 3 reales U 007…17 Italic ad vulner (℥iij)

3 reales

U 009

Catholic (lbv) 6 reales U 360 Peruvian (lbz) 12 reales U 072 Cativo Mangle (℥ij) 1 real U 002 Tolu (lbjz) 1 real U 018 Arcei (lbvj) 2 reales U 144 Butir maph (lbj)

1 real

U 012

Butir croci (℥iiij) 2 reales U 008

295.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Butir nucu muscat (lbij)

4 reales

U 096

Butir camis (lbiij)

8 maravedies

U 008…16

Butir Lacert Cayman (℥iij)

10 maravedies

U 000…30

Baccae lauri (lbviij)

17 maravedíes

U 048

Sumper (lbvjz) 17 maravedíes U 039 Sabin (℥ij)

17 maravedies

U 001

Heders (lbz)

17 maravedies

U 003

Baymlla (lbj) 1 real U 060 Borragims (lbj)

6 maravedies

U 002…4

Balaust (lbijz)

17 maravedies

U 015

Berber (lbz)

17 maravedies

U 003

Benjui (@½) 3 reales U 450 Bezoard animal (℥ij)

70 reales

U 140

Bezoard animal Pharma Bat (℥j)

16 reales

U 016

Solar (lbij)

240 reales

5U 760

Folio 5 v.

Jovial (lbj) 192 reales 1U 152 Martial (℥iiij) 288 reales 1U 152 Mineral (lbjz) 192 reales 3U 456 Boliusarmen (lbx) 3 reales U 360 Armen p.p. (℥iiij) 6 reales U 024 Bermellon (lbz) 3 reales U 018 Borax (℥viij) 16 reales U 128 Reales de V[ell]ón 14U 828…24 (Al margen) Confect[iones] Mobil al kerm (lbjz

32 reales

U 576

Hierz logad (lbz)

24 reales

U 144

Anacard (℥iiij) 3 reales U 012 Hamec (℥iiij)

2 reales

U 008

Smargag (lbz) 3 reales U 018 Coral rubr (@1)

4 reales

1U 200

Rubr p.p. (lbj

8 reales

U 096

296.


• anexo 1

Album (lbij) 2 reales U 048 Albupulver (lbj) 2½ reales U 060 Album p.p. (lbiiij)

5 reales

U 240

Crystal montan (lbjz)

4 reales

U 072

Montan p.p. (lbvij)

16 reales

1U 344

Crystal tartar (lbiij)

8 reales

U 288

Cremor tartar (@4)

4 reales

4U 800

Crocus hispan (lbj)

6 reales

U 072

Croc mart ustus (℥iv) 6 reales U 024 Croc mart aperit (lbij)

16 reales

U 384

Croc mart adstring (lbjz)

24 reales

U 432

Croc Metallor (lbjz)

48 reales

U 864

Condit Sthecad (lbij)

3 reales

U 072

Folio 6 r.

Absinth (℥iv) 2 reales U 008 Prunor (lbj) 3 reales U 036 Jujubar (lbv) 3 reales U 180 Flor borragin (lbz)

2 reales

U 012

Roris marin (lbjz)

2 reales

U 036

Conserv Cydonior (@3)

17 maravedíes

U 450

Coclear (℥j) 3 reales U 003 Corn cerv (lbvj)

17 maravedíes

U 036

Limat (℥ij) 1 real U 002 Usti et p.p. (℥ij) 12 reales U 024 C.C. p.p. (lbj)

8 reales

U 144

C.C. ust (lbj)

1½ reales

U 018

Cera Comun (@½)

4 maravedíes

U 017…22

Flava (lbvj)

8 maravedíes

U 016…32

Ceratus mercur magist (lbj)

2 reales

U 024

Diapalm (lbj) 1 real U 012 Dialtheae (lbz) 1 real U 006 Benedict mussitan (lbij)

2 reales

U 048

297.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Vidos Camphor (lbiij)

2 reales

U 072

Diaquil (lbij) 1 real U 024 Galen ad combust (lbz)

1 real

U 006

De Minio (lbjz)

1 real

U 018

Castor ad tinctur (℥j) 16 reales U 016 Castor (lbjz) 32 reales U 576 Cinnabr mativ (lbx)

8 reales

U 960

Folio 6 v. Cinnab antimon (℥v) 82 reales U 410 Calomel River (℥iv) 124 reales U 496 Confortut mervin (℥iij) 6 reales U 018 Confort febr (℥ij) 4 reales U 008 Cranium humanum (lbjz)

2 reales

U 036

Ceruisa (@3) 2 reales 1U 800 Camphor (@1)

16 reales

4U 800

Chelid cancror p.p. (lbj)

144 reales

1U 728

Cantharid (lbiij) 4 reales U 144 Caput mortuus vitriol (lbj)

2 reales

U 024

Cauterium potential (℥jz) 3 reales U 004…17 Clax p.p. (℥iij) 1 real U 003 Calx Joris (℥ijz) 3 reales U 007…17 Colirius spir sal amnon camph (℥ij)

6 reales

U 009

Caryoph (lbz) 8 reales U 048 Cinnamom (lbiij) 5 reales U 180 Album (lbz) 2 reales U 012 Peruvian (lbvij)

17 maravedíes

U 042

Capill vener (lbj)

4 maravedíes

U 001...14

Caphe (lbvj)

8 maravedíes

U 016…32

Castellin (℥jz) 1 real U 001…17 Chimu (lbz) 2 reales U 012 Camepithreos (lbiij) 2 reales U 072 Camedrios (lbiij) 2 reales U 072

298.


• anexo 1

Folio 7 r. Chamaemel (lbj) 4 maravedíes U 001…14 Cassia lignea (℥iv) 1 real U 004 Coloquint (lbvj) 17 maravedíes U 036 Cathecu (lbiij) 1 real U 036 Centaur (lbiiij) 2 reales U 096 Capua papaver albi (lbij)

4 maravedíes

U 002…28

Canchilag (lbj) 4 reales U 048 Carduus benedict (lbj)

4 maravedíes

U 001…14

Cherejol (lbjz) 2 reales U 036 Chica (lbj) 1 real U 012 Corallin (℥viij) 2 reales U 016 Corallin p.p. (lbz)

4 reales

U 024

Czlidon (lbjz) 2 reales U 036 Cylantrum (lbv) 1 real U 060 Cardamom min (lbvj)

4 reales

U 288

Cardum maj (lbvij)

4 reales

U 336

Cuminus (lbij) 1 real U 024 Cantues (lbviij) 2 reales U 192 Cupres (lbz) 8 maravedíes U 001…14 Cyper rotund (℥iv) 1 real U 004 Cycla minor (lbj)

1 real

U 012

Cortex pini (@1)

8 maravedíes

U 070…20

Quercus (@½) 4 maravedíes U 017…22 Radic tamarisc (lbiij)

17 maravedíes

U 018

Salsafras (lbj) 1 real U 012 Gramator (lbij) 2 maravedíes U 001…14 Vulnerar (℥v) 1 real U 005

Folio 7 v. Contra vermes (lbiij)

16 reales

U 576

Contra vermes de Mompox (lbvj)

6 reales

U 432

299.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Salsafras de Apiai (lbij)

17 maravedíes

U 018

Guayac (lbz) 17 maravedíes U 003 Taray (lbijj) 8 maravedíes U 008…16 Tachuelo (lbij)

8 maravedíes

U 005…22

Colub tataqua n° 12

40 reales

U 040

Reales de V[ell]ón 25U 920…9 Dentes apri (℥xiiij) 2 reales U 028 Dentes apri p.p. (℥viij) 8 reales U 064 Dictamum creten (lbiiij)

3 reales

U 144

Diascord pul (lbj)

8 reales

U 096

Diaprun simplex (lbjz)

2 reales

U 036

Diamor (@1) 2 reales U 600 Diamor de sacchar (lbx)

3 reales

U 360

Diamargarit pul (lbij)

64 reales

1U 536

Diamargar frigid (℥ij) 72 reales U 144 Diaphoret Helvet (℥viij) 72 reales U 576 Reales de V[ell]ón 3U 564

Con lo qual por ser tarde se suspendió esta Diligencia para proseguirla el dia de mañana, el dicho D[o]n Jayme lo firmo por ante mi, doy fee Navarro Fui pres[en]te Joseph de Roxas Esc[riba]no de S[u] M[ajestad] En la Ciudad de S[an]ta Fee a diez y siete de Noviembre de mil setecientos sesenta y siete havien

Folio 8 r. dose havierto las Puertas de esta Botica, con asistencia del expresado don Jayme se continuo por ante mi el inventario y aprecio della en la forma siguiente.

300.


• anexo 1

(Al margen) Emplastos Primeramente Gum ammon (lijz)

4 reales

U 072

Melilot (lbv) 1 real U 060 Nigrum vidos (lbiij)

1 real

U 036

Ramax cum duplic morc (lbjiz)

4 reales

U 120

Cipres duplicat (lbvj)

3 reales

U 216

Ramax cum quad mercur (lbvj)

5 reales

U 360

Minij (lbiiij) 1 real U 048 Apostol (lbvij) 2 reales U 168 Pro Matrice (lbiiij)

1½ reales

U 072

Benedict musitan (lbvij)

2 reales

U 168

Taken (lbxv) 3 reales U 540 Rubr vigon (lbviij)

1 real

U 096

Hidor hirund (lbx)

1 real

U 120

Oxicroc (@½) 4 reales U 600 Diaquil major (lbviij)

1½ reales

U 144

Diaquil min (lbj)

1 reales

U 012

Diaquil gum (lbijz)

2 reales

U 060

Masthic (lbiiij) 4 reales U 192 Diapalma (lbij) 1 real U 024 Centaur (lbv) 1½ reales U 090 De Cimino (lbj)

1 real

U 012

Diaphenic (lbj) 3 reales U 036

Folio 8 v. Sperm cet (lbz)

4 reales

U 024

Sperm cet cum ol Junip (lbz)

4½ reales

U 027

Vesicans (lbij) 4 reales U 096 Diaphoret Minsich (lbv)

3 reales

U 180

Issis (lbjz) 1½ reales U 027 Guil serv (lbjz) 1½ reales U 027 De cicuta (lbj)

2 reales

U 024

De cicuta cus ammon (lbiij)

3 reales

U 108

301.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

De cupres (lbz)

2 reales

U 012

Contra rupturam (℥ijz) 1½ reales U 003…25 Contra ruptur magn (lbij)

1½ reales

U 036

Cphilagro (℥iij) 2 reales U 006 Galvan crocat (℥j) 4 reales U 004 De gummis (℥jz) 4 reales U 006 De Ribera (lbj)

1½ reales

U 018

Gum elem (lbz)

3 reales

U 018

Betonic (℥viij)

2 reales

U 016

Baccar lauri (lbz)

2 reales

U 012

Carminat (lbij)

6 reales

U 144

De gemminis (lbij)

1 real

U 024

Diabotan (lbij)

6 reales

U 144

De mucilagin (lbj)

2 reales

U 024

Triapharm Gal (℥iij) 1½ reales U 004…17 Magnet arsenic ang sal (lbij)

6 reales

U 144

@ abortus (℥iiij) 4 reales U 016

Folio 9 r. Contra abort duplicat (lbv)

6 reales

U 360

De manib Dei (lbvij)

3 reales

U 252

Divinum (lbjz)

4 reales

U 072

Diasulphur de Ruland (lbjz)

4 reales

U 072

Confortat vigon (lbz)

1½ reales

U 009

Fil Zachar (lbj)

1½ reales

U 036

De Terbinth thur gum ammon (℥j)

1½ reales

U [036]…25½

De Tereb resin cer vulgo bonito (lbj)

2 reales

U 024

De sapone (lbjz)

3 reales

U 054

Contra dolor dentium (lbz)

1 real

U 006

Miraculosum (℥iij) 2 reales U 006 Grecum (℥ijz) 1½ reales U 003... 25[½] Regium (lbz) 1½ reales U 009 Assae faetid galvan & (℥z) 3 reales U 001

302.


• anexo 1

Contra vermes (℥iz) 1½ reales U 002 Ad ganglium (℥ijz) 2 reales U 004 De Cera thur et medul (℥jz) 3 reales U 004…17 De pulver restringent (℥jz) 2 reales U 003 Omnia samanis duplic (lbvj)

4 reales

U 288

De Matheo (lbjz)

2 reales

U 036

Ad ulcer (lbx)

2 reales

U 240

Olieronim de la Fuente (lbjz)

2 reales

U 036

De Monarde (lbxiiij)

1½ reales

U 252

Suppurat (lbx)

1 real

U 120

Folio 9 v. Ad callum (℥jz) 2 reales U 003 De Lascanis (lbj)

1 real

U 012

Regine (℥iij) 2 reales U 006 (Al margen) Extractos Extract Saturn seu Color (lbiij)

8 reales

U 288

Petit (℥z) 16 reales U 008 Elater (℥z) 48 reales U 024 Cortic Gramat (℥jz) 24 reales U 036 Ruiz (℥z) 8 reales U 004 Bistort (℥ij) 24 reales U 048 Tormentil (℥z) 24 reales U 012 Fumar (℥ij) 24 reales U 048 Peoniae (℥z) 20 reales U 010 Radic enulae (lbz)

16 reales

U 096

Coclear (lbj) 32 reales U 384 Melissae (lbz)

24 reales

U 144

Ebut (lbj) 30 reales U 360 Juniper (lbjz) 16 reales U 288 Rhabar (lbij) 72 reales 1U 728 Elebor nigri (℥z) 48 reales U 024 Cardui Benedict (℥ijz) 16 reales U 040

303.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Mechoac (℥z)

40 reales

U 020

Eupathor (℥iij)

48 reales

U 144

Theriacal Palacios (lbz)

64 reales

U 384

Gentian (℥ij) 16 reales U 032 Centaur (℥j) 16 reales U 016 Mart aperit (lbjz)

32 reales

U 576

Splen bovis (lbjz)

24 reales

U 432

Cidonior (lbj) 16 reales U 192

Folio 10 r. Kin Kin (lbvij)

96 reales

8U 064

Catholic (lbjz) 72 reales 1U 296 Liquirit (lbjz) 16 reales 1U 152 Hypochist (lbz) 16 reales U 096 Electuarium Diatartar (lbj)

4 reales

U 048

Diacatholic (lbiij) 3 reales U 108 Rosat mercur (℥iij)

4 reales

U 012

Mechoac (℥iv) 3 reales U 012 De baccis lauri (℥j) 3 reales U 003 Restringenis ad disenter (℥jz) 4 reales U 006 Orbutan Hoffm (lbij)

4 reales

U 096

Elixir uterin Jungk (℥z)

24 reales

U 012

Vitae (℥iiij) 32 reales U 096 Vitae magnum (lbz)

32 reales

U 192

Sthomac laxans (lbj)

8 reales

U 096

Magnum sthomac (lbiij)

8 reales

U 288

Sthomac (lbijz) 6 reales U 180 Purgans (℥iiij)

8 reales

U 032

Confort et restring (℥iv) 16 reales U 064 Propriet Paracel (lbijz)

16 reales

U 480

Propriet essential (lbj)

24 reales

U 288

Anti epileptic (℥vij) 24 reales U 168 Citri (℥iiij) 6 reales U 024

304.


• anexo 1

Essentia annisi (℥ijz)

40 reales

U 100

Absinth (℥z) 16 reales U 008 Roris marin (℥iiij)

24 reales

U 096

Salsafras (℥j) 24 reales U 024 Faeniculi (℥jz)

24 reales

U 036

Folio 10 v. Anodina Roulleau (℥iiij) 24 reales U 096 Aethiops mineral (℥v) 24 reales U 120 Ens vener (℥viij) 288 reales 2U 304 Euphorb pul (lbijz)

4 reales

U 120

Echelid cancror (lbj)

144 reales

1U 728

Eupatorium (lbz) 6 reales U 036 Epithym o palo de Bomba (lbiiij)

4 reales

U 192

Enula campan (lbjz)

2 reales

U 036

Elebor album (lbj)

3 reales

U 036

Elebor nigrum (lbj)

3 reales

U 036

Espongilla (℥j) 3 reales U 003 Ebur (lbxv) 4 reales U 720 Reales de V[ell]ón 3U 045…16 Flores Sulphur (lbix)

4 reales

U 432

Antimon ex Ribera (℥j) 48 reales U 048 Antimon (℥ij) 48 reales U 096 Saturn (℥z) 24 reales U 012 Benzoin (℥jz) 72 reales U 108 Menjui (℥viij) 2 reales U 016 Papaver rub (lbj) 1 real U 012 Rosar siccar (lbxv)

2 reales

U 360

Sambuc (lbiij) 3 reales U 144 Centaur pul (lbz)

4 reales

U 024

Tiliae (lbiiij) 5 reales U 240

305.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Folio 11 r. Violar (lbv) 4 reales U 240 Cartham (lbj) 3 reales U 036 Hymph (℥viiij) 6 reales U 048 Tunicae (lbz) 6 reales U 036 Folia sen (lbxx)

2 reales

U 480

Scabiosae (lbiij) 1 real U 036 Mucilagin (lbjz) 1 real U 018 Farin lupin (lbz)

1 real

U 006

Farin Jubar (lbj)

17 maravedíes

U 006

Farin hordei (lbvij)

4 maravedíes

U 009…30

Farin semin lini (lbz)

4 maravedíes

U…24

Fel lauri (℥jz) 4 maravedíes U…6 Faecul brioniae (℥iv) 6 reales U 024 Faecul ari (lbjz)

10 reales

U 180

Fenugrecu pul (lbz)

12 reales

U 072

Fabae S Ignat[ius] (℥ij) 6 reales U 012 Fabae marin (lbx)

3 reales

U 360

Fabae commun torrefact (lbj)

4 maravedies

U 001…14

Fumus terreae (lbz)

3 reales

U 018

Reales de V[ell]ón 3U 076…6 Gumina Laca (lbvj)

3 reales

U 216

Guttae (lbvj) 72 reales 5U 184 Arabic (@½) 1 real U 150 Serapin (lbvj) 4 reales U 288 Ammoniac (lbiij) 3 reales U 108 Mirrh (lbxv) 3 reales U 540

Folio 11 v. Opoponac (lbvij) 8 reales U 672 Galban (lbv) 4 reales U 240 Boelium (lbiiij) 3 reales U 144

306.


• anexo 1

Mastich (lbiij) 3 reales U 108 Scamon (lbv) 48 reales 2U 880 Jacamac (lbj) 2 reales U 024 Fragacant (lbx) 2 reales U 240 Zariocol (lbiiij) 3 reales U 144 Sagapen (lbix) 2 reales U 216 Caraña (@4) 8 reales 9U 600 Copal (℥viij) 4 reales U 032 Heredae (lbiiij) 3 reales U 144 Assae faetid (lbxx)

3 reales

U 880

Clemi (lbiij) 4 reales U 144 Guayac (℥iv) 2 reales U 008 Juniper (lbiij) 1 real U 036 Euphorb (lbxij) 1½ real U 216 Faeniculi (lbjz) 3 reales U 054 De Algarrobo (lbvj)

3 reales

U 216

Anime (lbx) 3 reales U 360 De Muelle (lbij)

3 reales

U 072

Grana Kermers (lbjz)

24 reales

U 432

Grana Tinctor (lbz)

10 reales

U 060

Gualanday (lbj) 8 reales U 096 Glanders (lbz) 8 maravedíes U 001…14 Gallae (lbiij) 1 real U 036 Gordo Lobo (lbij)

3 reales

U 072

Granates (lbij) 15 reales U 360 Grunates p.p. (℥iij) 20 reales U 060 Reales de V[ell]ón 24U 033…14

Folio 12 r. Hyera magna (lbjz)

24 reales

U 452

Picra (℥iiij) 16 reales U 064 Herba vulneraria (lbj)

2 reales

U 024

Herba del Paraguay (lbjz)

4 reales

U 072

307.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Herba moradilla (lbij)

17 maravedíes

U 012

Hyperic (lbij) 3 reales U 072 Hysopus (lbv) 3 reales U 180 Hedera terrest (lbv)

3 reales

U 180

Hordeum (@3)

1 maravedíes

U 026…16

Hermodac (lbiij) 2 reales U 072 Hyacint (lbjz) 40 reales U 720 Hyacint p.p. (lbz) 48 reales U 288 Reales de V[ell]ón 2U 162…16 Jalapa (@1) 12 reales 3U 600 Iva artetica (lbijz) 13 reales U 480 Jurado (lbx)

3 reales

U 360

Icthiocol (℥iiij) 24 reales U 096 Ireos Florent (lbij)

6 reales

U 144

Jus cancror destillat (lbvj)

4 reales

U 288

Reales de V[ell]ón 4U 968 Kin Kin (lbxv)

8 reales

1U 440

Kermeis mineral (℥jz) 636 reales U 954 Karabe elect (lbj)

16 reales

U 945

Karab p.p. (lbz)

18 reales

U 108

Karab trochiscat (lbz)

24 reales

U 144

Reales de V[ell]ón 2U 838

Con lo qual por ser tarde se suspendió esta diligencia para proseguira el dia de maña

Folio 12 v. na el dicho D[o]n Jayme lo firmo por ante mi doy fee Navarro Fui pres[en]te Joseph de Roxas Esc[riba]no de S[u] M[ajestad]

308.


• anexo 1

En la ciudad de S[ant]a Fee a diez y ocho de Noviembre de mil setecientos sesenta y siete : haviendose abierto las Puertas de esta Botica con asistencia del expresado D[o]n Jayme, se continuó por ante mi el inventario y aprecio de ella en la forma sig[uien]te: Primeramente Lapis haematit (@1½)

4 reales

1U 800

Haematit p.p. (lbij)

8 reales

U 192

Punicus (lbjz) 3 reales U 054 Lapis (@1) 4 reales 1U 200 Ceruleus (lbz) 3 reales U 018 Sardonic p.p. (℥j) 16 reales U 016 Contrahier (lbj) 192 reales 2U 304 Lazul p.p. (lbz)

64 reales

U 384

Armen (℥z)

16 reales

U 008

Coturius (℥z) 8 reales U 004 Arcenical (℥ij) 12 reales U 024 Judaicus (lbz) 8 reales U 048 Yguan (lbz) 16 reales U 096 Ynca (℥iv) 1 real U 004

Folio 13 r. Aquilae (lbj)

1 real

U 012

Aquil p.p. (℥iv) 2 reales U 008 Curbinat p.p. (lbz)

3 reales

U 018

Linze (℥viij) 16 reales U 128 Calaminar (lbiiij) 4 reales U 192 Medicinal (lbijz) 12 reales U 360 De goa (lbz)

144 reales

U 864

Bezoard pul (lbj)

15 reales

U 180

Litargirium (@1) 17 maravedíes U 150 Pulveriact (lbj) 17 maravedíes U 030 Auri (lbij) 16 reales U 384 Argenti (lbij)

12 reales

U 288

309.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Lac solutivum (lbz)

16 reales

U 096

Lac solutiv nigrum (lbjz)

16 reales

U 288

Lac terrae (@1)

16 reales

4U 800

Lac terrae p.p. (lbiiij)

20 reales

U 960

Lac machoac (lbiiij)

8 reales

U 384

Lac virginal (lbj)

4 reales

U 048

4 reales

U 032

Lac virginal S (℥viij)

Lac sulphur (℥ij) 3 reales U 006 Licor C.C. (℥ij) 48 reales U 096 Liquidamb (lbv) 24 reales U 096 Labdanum (lbviij) 1 real U 096 Laudan liquid (lbviij)

48 reales

4U 608

Limatura cupri (℥j) 3 reales U 003

Folio 13 v. Limatura ferri (lbvj)

1 real

U 072

Luc major (lbjz)

16 reales

U 096

Looc ad asthm Palac (℥jz) 3 reales U 004…17 Lingua avis (℥iiij) 2 reales U 008 Laur (lbjz) 1 real U 018 Lavendul (lbvj) 1½ reales U 108 Liquiritia (lbvij) 3 reales U 252 Lupin (lbj)

8 maravedíes

U 002…28

Lignum manzanuque (lbz)

1 real

U 006

Lignum aloes (lbijz)

1 real

U 030

Lignum buxi (lbviij)

4 maravedíes

U 011…10

Lignum juniper (lbiiij)

1 real

U 048

Lignum sandalor alb (lbiij)

1 real

U 036

Lignum sandal rub (lbiiij)

1 real

U 048

Lignum sandal citrin (lbjz)

1 real

U 018

Lignum nephritic (lbxv)

1 real

U 180

Lignum tamarisc (lbiiij)

1 real

U 048

Lignum salsafras (@1)

1 real

U 300

310.


• anexo 1

Lignum sana (lbz)

1 real

U 006

Lignum rhodinum (lbj)

1 real

U 012

Lignum brasil (lbz)

1 real

U 006

Reales de V[ell]ón 22U 993...21 Mercurius dulc (@1½)

48 real

21U 600

Vitae (℥jz) 72 reales U 108 Vitae corrosiv (℥jz) 48 reales U 072 Praecipitat cum auro (℥z) 40 reales U 020 Praecipitat cum spirit vini (℥z) 24 reales U 012 Praecipit virid (℥ij) 48 reales U 096 Praecipit rub (lbj)

16 reales

U 192

Folio 14 r. Praecipit alb (℥ijz) 32 reales U 080 Praecipitat rub emetic (℥j) 24 reales U 024 Balsam (lbj) 16 reales U 192 Magisterium purgans (℥ij) 16 reales U 032 Magisterium matris perlar (℥iv) 72 reales U 288 Magist antimony diaphor (℥iiij)

48 reales

U 192

Magist Saturn (℥z) 48 reales U 024 Magist Jovis (℥z) 48 reales U 096 Magistral coral (℥j) 72 reales U 036 Mater perlar (lbiiij)

2 reales

U 096

Mater perlar p.p. (lbx)

12 reales

1U 440

Mitridat (lbiij) 4 reales U 144 Mirabol emblic (lbvij)

8 reales

U 672

Chebul (lbiiij) 8 reales U 384 Citrin (lx) 8 reales U 960 Indie (lbiij) 8 reales U 768 Belleric (lbijz)

8 reales

U 240

Masa caustica canthar (℥j) 12 reales U 012 Mugnes (lbxv)

17 maravedíes

U 090

Minium (@1½ )

1 reales

U 450

311.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Manna (@10) 2 reales 6U [450] Mumia (lbv) 6 reales U 360 Mechoac (@½) 2 reales U 300 Moschus (℥v) 231 reales 1U 155 Mel apum (@6)

17 maravedíes

U 900

Mel anacard (lbj)

6 reales

U 072

Mel motue (lbjz)

3 resles

U 054

Mandibul curbinat (lbz)

4 reales

U 024

Medulla cervi (lbz)

8 reales

U 048

Maqui maqui vel cathecu (lbz)

1 real

U 006

Macropiper (lbj) 1 real U 012

Folio 14 v. Mani (lbij)

17 maravedíes

U 012

Marrub (lbv) 1 real U 060 Macus (lbvj)

8 reales

U 576

Melilot (lbvj)

1 real

U 072

Mayoran (lbiiij) 1 real U 048 Matricar (lbj)

1 real

U 012

Mentha (lbij)

4 maravedies

U 002…28

Melissa (lbjz)

4 maravedies

U 002…4

Mirthum (lbj)

8 maravedies

U 002…28

Reales de V[ell]ón 38U 038…26 Nitrum (@1) 1 real U 300 Nitrum purificat (@4)

3 reales

3U 600

Nitrum nitrat (lbiij)

3 reales

U 108

Nitrum antimon (lbiijz)

16 reales

U 672

Nitru subiat (lbz)

24 reales

U 144

Neche (lbij)

1 reales

U 024

Neme (lbiiij)

4 maravedies

U 005...22

Nimph (℥ij) 2 reales U 004 Nuces cupres (lbjz)

312.

17 maravedies

U 009


• anexo 1

Nuces muscat (lbjz)

2 reales

U 036

Reales de V[ell]ón 4U 830…22 Oleum destil roris marin (lbvj)

16 reales

1U 152

Nucum muscat (℥v) 32 reales U 160 Nucum (lbiij)

20 reales

U 720

Cariophilorum (lbjz)

40 reales

U 720

Folio 15 r. Lavandul (lbij) 2 reales U 048 Chamaemel (℥j) 60 reales U 030 Carui (lbj) 48 reales U 576 Absinth (℥j) 48 reales U 024 Cerae (lbj) 32 reales U 384 Juniper (lbz) 48 reales U 288 Mayoran (℥z) 16 reales U 008 Guayac (℥j) 24 reales U 024 Philosophor (℥ij) 16 reales U 032 Contra vermes (℥j) 16 reales U 032 Citror (℥ij) 96 reales U 192 Rutae (℥ijz) 48 reales U 120 Cuminor (℥j) 16 reales U 016 Anisi (lbijz) 24 reales U 720 Sabinae (℥z) 32 reales U 016 Coclear (℥ij) 32 reales U 064 Aurantior (℥jz) 96 reales U 144 Camphor (℥ij) 48 reales U 096 Croci (lbj) 16 reales U 096 Origan (℥j) 16 reales U 016 Oleum peridecoct Rutae (lbijz)

17 maravedíes

U 015

Cathapict (lbijz) 1½ reales U 045 Lilior albor (@1)

1 real

U 300

Agrip (lbij)

1 real

U 024

Pulpinor (lbv)

1 real

U 060

313.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Folio 15 v. Catellor (lbxiiij) 1 real U 168 Oty peric (lbijz)

1 real

U 130

Masthic (℥iij)

2 reales

U 006

Mirrh (lbj)

2 reales

U 024

Mosch (lbjz) 2 reales U 036 Ocul cancror (℥iij) 2 reales U 006 Papaver alb (℥iiij) 1 real U 004 Ex baccis laur (lbvj)

2 reales

U 144

Kin Kin (℥ij) 2 reales U 004 Mayoran (lbjz) 1 real U 018 De lateribus (lbijz)

16 reales

U 480

Euphorb (lbijz) 1 real U 030 Santonic (lbvj) 2 reales U 048 Absinth (lbvj)

17 maravedíes

U 036

Faenicul (lbvj) 17 maravedíes U 036 Juniper (lbiij)

2 reales

U 072

Anmet (lbviiij) 1½ reales U 144 Aparitii (lbjz) 1½ reales U 027 Chamaemel (lbiij) 17 maravedíes U 018 De Cappar (lbiij)

1 real

U 036

Cydomior (lbxv) 1 real U 180 Keirin (lbjz) 2 reales U 036 Mumiae mineral (℥viij) 2 reales U 016 Jrinum (lbv)

2 reales

U 120

Lumbricor (lbiij) 17 maravedíes U 018 Scorpionum de messue (lbv)

1½ reales

U 090

Scorpionum Mathiol (lbvj)

12 reales

U 864

Viperar (lbj)

4 reales

U 048

Lacertor (℥iiij) 2 reales U 008 Menth (lbz) 17 maravedíes U 003

314.


• anexo 1

Folio 16 r. Mirtillor (lbijz) 2 reales U 084 Rosar (lbviij)

17 maravedíes

U 048

Rosat omphan (lbij)

17 maravedíes

U 012

Sesami (lbj)

1½ reales

U 018

Pulegij (℥x)

2 reales

U 020

Stinch (lbj)

2 reales

U 024

Basilic (℥iiij) 2 reales U 008 Ranar (lbij)

1 reales

U 002

Tranquil (lbjz) 2 reales U 036 Sachar citri (lbj)

2 reales

U 024

Abrotan (lbx)

2 reales

U 240

Solan (lbz) 2 reales U 012 Castor (lbv)

2 reales

U 120

Sambuc (lbiij)

17 maravedíes

U 024

Spic nard (℥iiij) 3 reales U 012 Guayacan (lbj) 3 reales U 036 Oleum exprercum amigdal amar (lbvj)

1 real

U 072

Amigdal dulcium (@12)

2 reales

7U 200

Ajonjoli cum igne (℥vij) 12 reales U 084 Semin papaver rub (℥iij) 4 reales U 012 Vitel ovar (lbj)

12 reales

U 144

Semin napor (lbz)

8 maravedíes

U 001…14

Canime (lbvj)

4 reales

U 288

Palm vulnerar (lbz)

2 reales

U 012

Oleum seu balsam Mariq (lbj)

6 reales

U 072

Anisi (℥ij) 20 reales U 040 Ol sulphur (℥z) 16 reales U 008 Succin (lbj)

16 reales

U 384

Oleum petroleum (lbiij)

8 reales

U 384

Vitriol ℥iiij) 16 reales U 064

315.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Folio 16 v. Sapon (℥ij) 24 reales U 048 Crassum C.C. (lbj)

24 reales

U 288

Tartar faetid (lbz)

8 reales

U 048

Tartar per deliquium (lbj)

8 reales

U 096

Oximel simplex (lbij)

17 maravedíes

U 012

Scilliticum (lbij) 1 real U 024 Opium (lbiiij)

24 reales

1U 152

Ocul cancror (lbiiij)

16 reales

U 768

Oculi canc p.p. (lbij)

24 reales

U 864

Ocre (℥jz) 3 reales U 004…17 Otova (@1)

8 maravedíes

U 070…20

Ocymum (lbj) 2 reales U 024 Origanum (lbvj) 1 real U 072 Oriza (lbj)

2 maravedíes

U [072]...24

Ossa usta v p.p. (lbijz)

2 reales

U 060

Ossa sepiae (℥iiij)

2 reales

U 008

1 real

U 006

Ossa ex corde cervi (℥j)

240 reales

U 240

Ossa dacil (lbz)

4 maravedíes

U [240]...24

Ossa manat (lbz)

Reales de V[ell]ón 21U 881…31 Pillulae mercurial (lbj)

48 reales

U 576

De agaric (℥iiij)

24 reales

U 096

Cocciae mayor (lbij) 24 reales U 576 De hibus rid (℥vz) 48 reales U 072 Catholic (lbj) 32 reales U 384

Folio 17 r. Gummos (℥z) 32 reales U 016 Atritic Nicol (℥ij) 32 reales U 064 Faetid cocciae minor (℥z)

48 reales

U 024

Universal (℥iiij) 24 reales U 096

316.


• anexo 1

Gummos de escrod (℥z) 32 reales U 016

48 reales

U 072

Familiar Minsich (lbj)

32 reales

U 384

Faetid mesue (℥jz)

Tartar bont (℥iij) 24 reales U 072 Panchimag (℥viij) 24 reales U 192 Aloetic (℥viij) 32 reales U 256 Ammon Palac (℥z) 96 reales U 048 Angelic Lemer (lbz)

32 reales

U 192

Sine quibus (℥iij) 24 reales U 072 Ante cibum (℥ij) 16 reales U 032 Lucies major (℥iij) 24 rales U 072 De creta palmar (℥jz) 48 reales U 072 Aggregativ (lbj) 24 reales U 288 Benedict musitan (℥j) 32 reales U 032 Aureae (℥j) 24 reales U 024 Alephangin (℥iij) 32 reales U 096 Antiasthmatic (℥j) 48 reales U 048 De estafic (℥j) 16 reales U 008 Sthomac (℥j) 24 reales U 012 Absinth (℥j) 16 reales U 008 Diagrio (℥jz) 32 reales U 048 Scrophular (℥iiij) 16 reales U 064 Desobstrent cum mercur dul et agaric (lbjz)

40 reales

U 072

Folio 17 v. De hiera et galvan (℥z) 24 reales U 012 Brioniae (℥j) 16 reales U 016 Aethiop mineral (℥z) 48 reales U 024 Cephalic (℥jz) 24 reales U 036 De Aethiop et xalap (℥z) 32 reales U 016 Restringent (℥z) 16 reales U 008 Picis naval cum masthic et pulv [...] (℥j) 16 reales U 016 Pulvis viperar (lbz)

24 reales

U 144

317.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Correctiv temperant (℥ij) 16 reales U 032 De gemmis (℥z) 24 reales U 012 Radic ceri compossit (℥ij) 24 reales U 048 Pliris arcoticon (℥iiij)

16 reales

U 048

Limacum ad oculor caligin (℥iij)

12 reales

U 036

Aly abat (℥ij) 32 reales U 064 Datr sandal Reform (℥ijz) 24 reales U 060 Dentes apri (℥ij) 16 reales U 032 Diarrhod alb (℥ij) 32 reales U 064 Aromat rosat (lbij)

32 reales

U 768

Diaireos (℥z) 16 reales U 008 Diatragacant frigid (℥z) 16 reales U 008 Sthomac Palace (lbj)

48 reales

U 576

De cova longa (℥z) 6 reales U 003 Ckelid cancror (lbj)

144 reales

1U 728

De guttet River (℥ij) 96 reales U 192 Sympactic (℥z) 16 reales U 008 Cinnab Michael (℥iiij) 96 reales U 384 Antiepileptic (lbj)

80 reales

U 960

Laetit Gal (lbj)

20 reales

U 576

Capital (lbjz) 20 reales U 360

Folio 18 r. Marchion seu imperial (lbj)

96 reales

1U 152

Coral rub (℥iiij)

12 reales

U 048

Restringent (lbx)

1 real

U 120

Vulnerar (lbj)

8 reales

U 096

Febrifug (lbj)

20 reales

U 240

Contra vermes (lbj)

8 reales

U 096

Rosar (℥viij) 10 reales U 080 Contra casum (℥iiij) 16 reales U 064 C.C. crud (lbj)

8 reales

U 096

Febrifug Limesel (℥iiij) 24 reales U 096

318.


• anexo 1

Febrifug caracul (lbij)

24 reales

U 576

Castor (lbz) 20 reales U 120 Omnium specier (lbz)

10 reales

U 060

Partum provoc (℥j)

20 reales

U 020

Part prov cum trochisc mirabol (℥ij)

24 reales

U 048

Cranii human (℥j)

10 reales

U 010

De gemin (℥iij)

24 reales

U 072

Ad cachexiam (℥v)

40 reales

U 200

Ad confectione hiacint (℥j) 32 reales U 032 De tribus (℥j) 48 reales U 048 Contra dissuriam (℥z) 16 reales U 008 Carminativ (℥j) 16 reales U 016 Lacertr (℥j) 6 reales U 006 Cachect quercetan (℥iij) 18 reales U 144 Salamand (℥iij) 16 reales U 048 Ventris gallin (℥ij) 6 reales U 012 Pecticus (lbz) 16 reales U 096 Cortic guayac (lbz)

8 reales

U 048

Scillea (℥iij) 8 reales U 024

Folio 18 v. Radic serpent virgin (℥iij) 16 reales U 048 Corallin (℥iij) 4 reales U 012 Fol sen (lbj)

2½ reales

U 030

Resin pini (lbj)

2 reales

U 024

Smilac (lbj)

2 reales

U 024

Jalapae (lbj)

1½ reales

U 018

De loxa (lbz)

4 reales

U 024

Mastich (lbz) 4 reales U 024 De butua (℥ij) 2 reales U 008 De santon et cortic lumbric (lbj)

4 reales

U 048

Radic angelic (℥viij) 3 reales U 024 Radic ariscloq (℥viij)

3 reales

U 024

319.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Diacartham (℥x) 3 reales U 030 Euphorb (lbj)

4 reales

U 048

Otierae picre (℥ij) 4 reales U 008 Semin coriand (℥v) 3 reales U 015 Gland (℥j) 8 maravedíes U…8 Del chivato (℥j) 10 maravedíes U…10 Panacea mercur (℥viij) 120 reales U 960 Panacea aurea (℥iij) 96 reales U 288 Panac antimon (℥ij) 64 reales U 128 Peraman (lbiiij) 2 reales U 096 Piper nost (℥j) 17 maravedíes U… 17 Piper nigrum (lbxx)

17 maravedíes

U 120

Piper album (lbiij)

1 real

U 048

Piper Jamaic (lbj)

17 maravedíes

U 006

Piper long (lbijz)

2 reales

U 060

Pix graeca (@8)

8 maravedíes

U 564…24

Plumbum (lbxv)

4 maravedíes

U 021…6

Plumbum ustum (lbz)

6 maravedíes

U 001…2

Philon Roman (lbijz)

8 reales

U 240

Pectoral anglic (lbj)

12 reales

U 144

Folio 19 r.

Philon Persic (℥iv) 8 reales U 032 Pomata Valenc (lbj)

2 reales

U 032

Pomat mercurial (℥x) 6 reales U 060 Prunae (lbiij)

1 real

U 036

Passulae (lbij)

1 real

U 024

Pulpa prunar (lbviij)

2 reales

U 192

Pulpa passid (℥iij) 2 reales U 006 Pulpa tamarind (lbxx)

1 reales

U 240

Pulpa cassiae fistul (@1)

2 reales

U 600

Perlae minutissimae (℥x) 16 reales U 160 Pes Palomin (lbz)

320.

2 reales

U 012


• anexo 1

Poma colochint (@1)

17 maravedíes

U 150

Psilium (℥iij) 1 real U 003 Portulac (lbz)

2 maravedíes

U 000…12

Puleguim (lbjz) 1 real U 018 Papaver rub (lbz)

1 real

U 006

Reales de V[ell]ón 19U 448

Folio 19 v. Quint essen auri (℥j) 80 reales U 08 Quinua (lbx)

17 maravedíes

U 60

Reales de V[ell]ón U 140 Radix Jreos Florent (lbj)

4 reales

U 048

Gentian (lbij) 1 real U 024 Cinoglos (lbij)

17 maravedíes

U 012

Vincetox (lbj)

8 reales

U 096

Briusc (lbij)

17 maravedíes

U 012

Virperin (lbijz) 2 reales U 060 Bistort (lbiij)

1 real

U 036

Yesgpo (lbv)

17 maravedíes

U 030

Elebor alb (lbij)

1 real

U 024

Elebor nigri (lbij)

1 real

U 024

Cyper (lbij)

17 maravedíes

U 012

Filipendul (lbx) 1 real U 120 Calam aromat (lbiij) 1½ reales U 054 Imperator (lbiij) 1 real U 036 Petroselin pul (lbjz)

17 maravedíes

U 009

Otermodact (lbiij) 1 real U 036 Aristholoc rotund (lbviij)

1 real

U 096

Aristhol long (lbij)

1 real

U 024

Genist (lbv)

8 maravedíes

U 014…4

Hipeccaq (lbvij) 1 real U 084 Calagual (lbvj)

8 maravedíes

U 016…32

Ligni buxi (lbiiij)

8 maravedíes

U 011...1

321.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Lilior albor (lbiij)

1 real

U 036

Piret (lbij) 1 real U 024 Rubiae tinctor (lbjz)

1 real

U 018

Pelitre (lbjz)

17 maravedíes

U 009

Folio 20 r. Peoniae (lbx)

17 maravedíes

U 060

Rusci (lbv)

1 real

U 060

Turbit (lbijz) 1 real U 030 Essulae (lbij)

2 real

U 048

Valerian (lbjz) 1 real U 018 Curcum (lbiiij) 3 reales U 144 Carlin (lbjz) 1 real U 018 Cappar (lbv)

1 real

U 060

Brion (lbj) 1 real U 012 Bardan (lbij)

1 real

U 024

Aissar (lbj)

2 reales

U 024

Altheae (@1) 1 real U 300 Chibassae (℥iv) 1 real U 004 Costo (lbj)

1 real

U 012

Irid n (lbjz)

1 real

U 018

Zedoar (lbij)

1 real

U 024

Galang (lbvj)

1 real

U 072

Enulae campan (lbij)

2 reales

U 048

Ciperi rotund (lbjz)

2 reales

U 036

Ciper long (lbv)

2 reales

U 120

Cartham major (lbz)

2 reales

U 012

Symphit (lbij)

2 reales

U 048

Dictam alb (lbiiij)

1 real

U 048

Dictam creten (lbjz)

1½ reales

U 027

Tormentil (lbj) 1 real U 012 Asaron (lbj)

2 reales

U 024

Chinae (@½)

1 real

U 150

322.


• anexo 1

Visci quercin (lbij)

1 real

U 024

Angelic (℥viiij) 2 reales U 016 Asparrag (lbz)

17 maravedíes

U 003

17 maravedíes

U 002

Folio 20 v. Gramini (℥iv)

Condrid (℥ij) 1 real U 002 Serpentar (℥ij) 2 reales U 004 Mandragor (lbz) 1 real U 006 Rutae (lbj)

8 maravedíes

U 002…28

Polypod (lbiij) 1 real U 036 Contrahier (lbz) 1 real U 006 Smilac (lbz) 1 real U 006 Rhubar (lbxv)

24 reales

4U 320

Rhaphont (lbx) 12 reales 1U 440 Rasura lign sanct (lbij)

2 reales

U 048

Rasura vini (℥z) 1 real U…17 Rasura tamar (lbj)

17 maravedíes

U 006

Rasura ebur (lbvj)

2 reales

U 144

Resinus (lbiij)

1 real

U 036

Resin Juniper (℥ij) 1 real U 002 Resin Jalap (lbiv)

72 reales

3U 456

Resin guayac (lbiij)

3 reales

U 108

Resin Copal (lbjz)

2 reales

U 036

Resin pini (lbxv)

4 maravedíes

U 012…6

Ros merin (lbij)

4 maravedíes

U 002…28

Regulum medicinal (lbz)

3 reales

U 018

Regulum antimon simp (lbjz)

8 reales

U 144

Residuum stagni calcinat (℥iv) 1 real U 004 Resid antim diaphor mart (℥ij) 3 reales U 006

323.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Folio 21 r. Rubies et granat p.p. (℥jz) 64 reales U 096 Rubies (℥iij) 40 reales U 120 Reales de V[ell]ón 12U 525...23

Con lo qual por ser tarde se suspendió esta Diligencia para proseguirla el Dia de mañana, el dicho d[o]n Jayme lo firmo por ante mi doy fee. Navarro Fui pres[en]te Joseph de Roxas Esc[riba]no de S[u] M[ajestad] En la ciudad de S[an]ta Fe a diez y nuebe de Noviembre de mil setecientos sesenta y siete haviendose habierto las Puertas de esta Botica, con asistencia del expresado D[o]n Jayme se continuó por antemi el inventario, y aprecio de ella en la forma sig[uien]te: Primeram[en]te Sirupus liquiritiae (lbviij)

1 real

U 096

Mirtillor (lbvj) 1 real U 072 Hyperic (lbz) 1 real U 006 Capillor vener (lbvj)

17 maravedíes

U 036

Matricar (lbiv) 1 real U 048 Rhaphan simpli (lbij)

17 maravedíes

U 012

Rutae (lbiij)

17 maravedíes

U 018

Aerest (lbxv)

1 real

U 180

Peoniae (lbxij) 1 real U 144

Folio 21 v. Peoniae comp (lbjz)

2 reales

U 018

Flor persic (lbxv)

1½ reales

U 270

Agrimon (℥viiij) 1 real U 008 Coclear (lbvij)

324.

17 maravedíes

U 126


• anexo 1

Cartham commun (lbiiij)

1 real

U 048

Hysop (lbxij)

1 real

U 144

Antivener curol musit (lbv)

1½ reales

U 090

Coral (lbj) 4 reales U 048 Contra vermes (lbiij)

1½ reales

U 054

Succin anodin (lbiij)

2 reales

U 192

Violar (lbij)

1 real

U 024

Coccimel (lbj) 1½ reales U 018

17 maravedíes

U 012

Acetositat citri (lbvj)

2 reales

U 144

Rosar siccar (lbij)

1 real

U 024

Filiae (lbij)

1½ reales

U 036

Altheae (lbij)

Diamor (lbiiij) 1 real U 048 Sthecad (lbiiij)

1½ reales

U 072

Oxalid (lbiij)

1 real

U 036

Condril (lbvj)

1 real

U 072

Pomor (lbj)

1 real

U 060

1 real

U 300

1 real

U 072

1½ reales

U 450

Rosar solutiv (@1)

Limon (lbvj) Flor tunicae (@1)

Acetosae (lbij) 1 real U 024 Gramator (lbj) 1 real U 012 De quinq radic (lbiij)

2 reales

U 072

Nicotian (lbiij) 1 real U 096 Borragin (lbxx)

17 maravedíes

U 120

Melissae (lbiiij)

17 maravedíes

U 024

17 maravedíes

U 030

Cichor simplex (lbxv)

17 maravedíes

U 090

Cichor cum dupli rhab (lbxv)

3 reales

U 540

Absinth (lbiij)

17 maravedíes

U 018

De mechonio (lbiiij)

1 real

U 048

Folio 22 r. Fumar (lbv)

325.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Cidonior (lbijz) 1 real U 030 Cardui benedict (lbiij)

17 maravedíes

U 018

Portulac (lbvj)

17 maravedíes

U 036

Solut sen (lbvij)

1 real

U 084

Ammoniac (lbj)

2 reales

U 024

Hurtic (lbij)

17 maravedíes

U 012

Menthae (lbiij)

17 maravedíes

U 018

Cortic citri (lbxv)

1 real

U 180

Endiviae (lbvj)

17 maravedíes

U 036

Plantagin (lbj)

17 maravedíes

U 006

Parietar (lbj)

17 maravedíes

U 006

Radic contrahierv (lbij)

1 real

U 024

Fusillagin (lbxv)

1 real

U 180

1 real

U 024

Papaver rub (lbij)

Nimph (lbxij) 1 real U 144 Diacodion (lbjz) 2 reales U 036 Berber (lbx) 1½ reales U 180 Balsam (lbij) 2 reales U 048 Mercurial (lbiiij)

17 maravedíes

U 024

Antirheumat (lbjz)

1½ reales

U 027

Aranc (lbv) 1 reales U 060 De ramno cathar (lbj)

3 reales

U 036

Altheae fermel (lbiij)

1 real y 17 maravedíes

U 054

Pectoral (lbv) 2 reales U 120 Spirit Ligni guayac (lbj)

8 reales

U 096

Folio 22 v. Corticum citri (℥z) 8 reales U 004 Nitri dulc (lbvj)

32 reales

2U 304

Menth (℥jz) 8 reales U012 Vini camphor (lbij) 2 reales U024 Vini cum spirit saturn (lbjz)

6 reales

U180

Peoniae compos (℥iv) 24 reales U 096

326.


• anexo 1

Lumbric (℥j) 16 reales U 016 Coclear (lbx)

12 reales

1U 440

Lumbric compos (lbiij)

20 reales

U 720

Coclear aquatic (lbiij)

12 reales

U 432

Lentisc (℥iij) 8 reales U 024 Melissae (lbz) 12 reales U 072 Frumentiae cum aq vitae (lbxij)

3 reales

U 432

Theriacal (lbiij) 16 reales U 576 Terebintin macis aloc (lbz)

16 reales

U 096

Roris marin (℥iv)

12 reales

U 048

Aceti cum salib mineral (lbj)

8 reales

U 096

Lavendul (lbij) 12 reales U 288 Lavendul compos (℥iij) 16 reales U 048 Nitri corrosiv (℥ij) 10 reales U 020 Sal ammoniac (℥iij) 24 reales U 072 C.C. (℥viij) 24 reales U 192 Urinae (℥j) 16 reales

U 016

Cephalic carol quint (lbz)

20 reales

U 120

Capil vener (lbz)

12 reales

U 072

Volat sal ammon (lbz)

24 reales

U 144

Sal dulc (lbj)

40 reales

U 480

Sal commun (℥iij)

40 reales

U 160

Vitriol (lbj)

16 reales

U 192

Vitriol acid (lbv)

1½ reales

U 090

Folio 23 r.

Volat ol silv (℥j) 48 reales U 048 Carminat silv (lbj)

24 reales

U 288

Sulphur (@½)

16 reales

2U 400

Sulphur succutrin (℥iij) 20 reales U 060 Cranii huma (℥iv) 96 reales U 384 Fuligin (lbij)

48 reales

1U 152

Cinnamom (℥ij) 24 reales U 048

327.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Rosar (lbjz) 32 reales U 576 Guayacan (℥iv) 16 Reales U 064 Mund (℥ij) 8 reales U 016 Aurantior Chinen (℥iiij) 16 reales U 048 Sal marinus (lbiiij)

4 maravedíes

U 005…22

Cucutae (lbv)

4 maravedíes

U 007…2

Gemma (lbz) 8 reales U 048 Prunel (lbxv)

8 reales

1U 440

Ammoniac (lbxx) 8 reales 1U 920 Anglicus (@6) 2 reales 3U 600 Fatar (lbxxx)

16 reales

5U 760

Mirabil Glauber (lbj)

48 reales

U 576

Absinth (lbx)

48 reales

5U 760

Cardui benedict (lbx)

32 reales

3U 840

Folio 23 v. Centaur (lbxv) 48 reales 8U 640 Tamarisc (lbij)

48 reales

1U 152

Tamarind (lbj)

32 reales

U 384

Saturn (lbjz) 24 reales U 432 Mart (lbij)

48 reales

1U 152

Sabin (lbj)

24 reales

U 288

Volatil sal ammon (lbz)

16 reales

U 096

48 reales

U 024

Volatil ol silv (℥z)

Volat C.C. (℥ij) 144 reales U 288 Volat viperar (℥iij) 360 reales 1U 080 Volat succin (℥iij) 288 reales U 864 Gentian (℥iij) 72 reales U 216 Cinnamom (℥z)

96 reales

U 048

Polycrest (lbij)

24 reales

U 576

Roris marin (℥ij) 72 reales U 144 Scord (lbz)

72 reales

U 432

Artimis (℥x)

72 reales

U 720

328.


• anexo 1

Jovis (lbz) 24 reales U 144 Juniper (℥j)

72 reales

U 072

Vitriol (lbj)

48 reales

U 576

Catharticum (lbj) 2 reales U 024 Coagul Minisich (℥z)

48 reales

U 024

Coral (lbz) 72 reales U 432 Febrifug compos (lbz)

24 reales

U 144

Fabar (℥jz) 72 reales U 108 Extract ex terra cucutae (℥j) 3 reales U 003 Saccharum album (@2)

4 maravedíes

U 070

Sacchar cand (lbij)

17 maravedíes

U 012

Sacchar anisat (℥z) 8 reales U 004 Sulphur viv (@1)

17 maravedíes

U 150

Folio 24 r. Sulphur antimon (℥z) 2 reales U 001 Sulphur anodin vitriol (℥iiij)

2 reales

U 006

Sulp anod mart antrip hol (℥viij)

16 reales

U 112

Sulp Helvet (lbvj)

17 maravedíes

U 108

Succus limon (lbij)

4 maravedíes

U 002…28

Aurantior (lbvj)

4 maravedíes

U 008…16

Liquirit (lbz)

4 reales

U 024

Absinth (℥viij) 1 real U 008 Eupathor (℥j)

4 reales

U 004

Acasiae (lbz) 4 reales U 024 Hypochist (lbj)

4 reales

U 048

Labdun (lbjz) 4 reales U 072 Semen fenugrec (lbvj)

8 maravedíes

U 016..32

Faenicul (lbiij)

8 maravedíes

U 008…16

17 maravedíes

U 018

Nigelle (lbjz)

17 maravedíes

U 009

Carui (lbij)

17 maravedíes

U 012

Fraxin (lbz)

17 maravedíes

U 003

Mille solis (lbiij)

329.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Anisi (@5)

4 maravedíes

U 176…16

Cubebar (℥viiij) 17 maravedíes U 004 Cannab (lbiij)

4 maravedíes

U 004…8

Basilic (lbj)

1 real

U 012

Natura hoctens (lbiiij)

1 real

U 048

Sumac (lbz)

17 maravedíes

U 003

Peoniae (lbij)

1 real

U 024

Pesilii (lbviij)

1 real

U 096

Dauc (lbjz)

1 real

U 018

Cumin (lbj)

17 maravedíes

U 006

Cartham (lbx)

1 real

U 120

Lactusae (lbj)

17 maravedíes

U 006

Anmet (lbj)

1 real

U 120

Hyoschiam (lbv)

1 real

U 060

Cardamom (lbiij) 2 reales U 072 Acetos (lbij)

1 real

U 024

17 maravedíes

U 018

Folio 24 v. Papaver alb (lbiij)

Papaver nigri (lbz)

17 maravedíes

U 003

Amon (lbiiij)

1 real

U 048

Quatitor sem frig major (@1½)

4 maravedíes

U 052…32

Coriand (lbjz)

4 maravedíes

U 002…4

Asin (℥ij) 1 real U 002 Lim (@3)

4 maravedíes

U 105…30

Kin Kin (lbz)

1 real

U 006

Asparag (lbjz)

4 maravedíes

U 002…4

Sinapij (lbij)

8 maravedíes

U 005…22

Contra vermes (lbij)

3 reales

U 072

Sesam (lbij)

1 real

U 024

Rusci (lbij)

1 real

U 024

Stanphisag (lbij)

1 real

U 024

Viperin (℥j)

1 real

U 001

330.


• anexo 1

Rhaphan (lbj)

4 reales

U 048

Endiv (℥iiij)

4 reales

U 016

Caulium (lbz) 4 maravedíes U…24 Petroselin (℥v)

4 maravedíes

U 000…20

Tiliae (℥ij)

1 real

U 002

Mespil (lbj)

4 maravedíes

U 001…14

2 reales

U 003

Rutae (lbz)

4 maravedíes

U 000…24

Violar (lbiij)

17 maravedíes

U 018

Atripl pul (℥jz)

Alkeken (lbz) 1 real U 006

Cucumer (lbj)

4 maravedíes

U 001…14

Lupin (℥viij) 4 maravedíes U…32

Folio 25 r. Cicer (lbjz)

4 maravedíes

U 002…4

Bombac (℥iiij) 4 maravedíes U...16 Agni cast (lbvj)

1 real

U 072

Altheae (lbjz)

17 maravedíes

U 009

Cardui Benedict (lbij)

17 maravedíes

U 012

Prunor (℥iiij)

4 maravedíes

U 000…16

Liquirit (℥jz)

1 real

U 001…17

Apii (lbjz) 4 maravedíes U 002…4 Mantagin (℥iij) 17 maravedíes U 001…11 Hymi (℥iij) Fum Terrae (℥viij)

1 real

U 003

1 real

U 008

Briusc (℥ij)

1 real

U 002

Cidonior (lbj)

1 real

U 012

Sperm cet (lbiij)

8 reales

U 288

Sthorax (lbij)

1 real

U 024

Sthirax (lbiij)

1 real

U 036

Sthirax calamin (lbv)

3 real

U 180

Succinum alb (lbvij)

16 reales

1U 344

Succinum citrin (lbvj)

16 reales

1U 152

331.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Scamon (lbv)

16 reales

U 960

Sublimat crud (lbj)

12 reales

U 144

Sublimat corrosiv (lbxxx)

8 reales

2U 800

Sanguis dracon (lbvij)

1 real

U 084

Sanguis Hirci (lbij)

4 maravedíes

U 002…28

Stercus povon (℥iij)

4 maravedíes

U…12

Stercus columb (℥v) 4 maravedíes U...20 Stercus muris (℥j)

8 maravedíes

U…8

Stercus lacert (lbjz)

17 maravedíes

U 009

Spodium p.p. (lbz)

8 reales

U 048

Spalt (℥iij)

4 reales

U 012

8 reales

U 016

Smaragd vulgo morrallon (lbjz)

3 reales

U 054

Santonic (lbij)

4 reales

U 096

Folio 25 v. Smaragd p.p. (℥ij)

Athecad (lbjz) 4 reales U 072 Scordium (lbij)

1 real

U 024

Sabina (lbiij)

17 maravedíes

U 018

Sandal alb (lbxij)

1½ reales

U 216

Sandal citrin (lbiij)

2 reales

U 072

Sandal rub (lbij)

1 real

U 024

12 reales

U 432

Spica mard (lbiij)

Spica celtic (℥z) 4 reales U 002 Scabixa (lbj)

4 maravedíes

U 001…14

Salvia silvestr (lbiij)

4 maravedíes

U 004…8

Satureg (lbiij)

1 real

U 036

Serpentar virgin (lbj)

2 reales

U 024

Scillea (lbj)

1 real

U 012

Summitat tamariic (lbj)

17 maravedíes

U 006

Species ad electuar (lbz)

6 reales

U 036

8 maravedíes

U 005…22

Sebum hirci (lbj)

4 maravedíes

U 001…14

Sebum cervi (lbij)

332.


• anexo 1

Sebum vaccinum (lbxx)

12 reales

2U 880

Sapo tartareus (℥iij) 2 reales U 006 Serum lact cum herb emolient (lbiiij)

8 maravedíes

U 011…10

Cum radic aperit (lbvj)

8 maravedíes

U 016…32

Cum herb antiscorbut (lbvj)

17 maravedíes

U 036

Cum pimpinel (lbiij)

8 maravedíes

U 008…16

Reales de V[ell]ón 74U 484...26 Tinctura antihister Palac (lbj)

8 reales

U 096

Anticol (lbj)

6 reales

U 072

Anticol Palac (lbj)

6 reales

U 072

Folio 26 r. Coral (lbz) 40 reales U 240 Cinnamom (lbz) 30 reales U 180 Juniper (lbj)

1½ reales

U 018

Rutae (lbj)

1½ reales

U 018

Metallor (lbj) 10 reales U 120 Metallor dicta lilium (lbj)

12 reales

U 144

Castor (lbij)

32 reales

U 768

Mirrhae (lbz) 24 reales U 144 Aloe (lbij)

16 reales

U 384

Assae faetid (lbz)

24 reales

U 144

Cantharid cum spirit vitriol (℥iij)

8 reales

U 024

Cantharid compos crol (℥z)

12 reales

U 006

Regia (℥iij) 10 reales U 030 Mart aperit (℥ij)

8 reales

U 016

Mart extract cum aq (lbz)

2 reales

U 012

Succin (lbj)

24 reales

U 288

Euphorb (℥iij) 12 reales U 036 Babar (℥j) 8 reales U 008 Secunda croci (℥viij)

2 reales

U 016

Ad dolor dentium (℥z)

4 reales

U 002

6 reales

U 018

Absinth (℥iij)

333.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Bal de Tolú (℥jz) 8 reales U 012 Helebor (lbj)

12 reales

U 144

Sacra (℥viij)

8 reales

U 064

Smaragdar (℥j)

12 reales

U 012

10 reales

U 040

Lactis virgin (℥iij)

Bal temper sthomac Hof (℥v) 10 reales U 050 Argentin (℥iiij) 8 reales U 032

Folio 26 v. Hyperic (℥ij)

8 reales

U 016

Escamon seu solut sanguin (℥z) 10 reales U 005 Antimon (lbj) 6 reales U 072 Theriac (℥viij)

10 reales

U 080

Rosar (lbj) 1 real U 012 Rosar cum spirit vitriol (lbz)

2 reales

U 012

Lavendul (℥ij)

10 reales

U 020

Vulnerar cum aqua Regi ung (℥iiij)

8 reales

U 032

Tartar crudus (@1)

1 real

U 300

1 real

U 003

Coctus (℥iij)

Vitriolat (lbz) 48 reales U 288 Vitriol martial non solub (lbjz)

20 reales

U 360

Vitriol mar solub (℥iiij)

48 reales

U 192

Solubil (lbjz) 28 reales U 504 Emetic (lbz) 288 reales 1U 728 Trochisc alb Rasis (lbz)

8 reales

U 048

Alb Rasis cum opio (lbz)

9 reales

U 054

Gordon (℥j)

16 reales

U 016

Alhandal (lbz) 16 reales U 096 Caus (℥j) 8 reales U 008 Ramic (lbjz) 24 reales U 432 Galiae (℥ij)

20 reales

U 040

Galiae Messue (℥j) 32 reales U 032

334.


• anexo 1

Folio 27 r. Galieae aleae (℥ij) 60 reales U 120 De galia muscat (℥viij)

32 reales

U 256

Alkekeng (lbj)

16 reales

U 192

Decappar (lbz) 16 reales U 096 Berber (lbz) 12 reales U 072 Absinth (℥viij)

12 reales

U 096

Eupathor (℥iv)

16 reales

U 064

Rhabar (℥viij) 24 reales U 192 De spodio (lbj)

16 reales

U 192

De mirrh (℥iv)

24 reales

U 096

De minio (lbz)

8 reales

U 048

Terrae sigillat (lbj)

24 reales

U 288

Diarrhod (℥j)

16 reales

U 016

De agaric (lbj)

16 reales

U 192

1 real

U 240

Thus gague, vel squinant (@1)

2 reales

U 600

Tutiae (lbv)

4 reales

U 240

Tutiae p.p. (lbv)

8 reales

U 480

Terebinth hispanic (@2)

17 maravedíes

U 300

Terebinth cocta (lbij)

1 real

U 024

Terebinth de frailejon (@3)

4 maravedíes

U 105…30

2 reales

U 004

Theriac magn (lbviij)

4 reales

U 384

Therra sigillata (lbiij)

8 reales

U 288

Terra saponica (lbj)

1 real

U 012

Terra cretens (lbx)

1 real

U 120

Testes ovor calcin et p.p. (℥iv)

6 reales

U 024

Thurp mineral (lbz)

72 reales

U 432

Topatiu (lbij)

16 reales

U 384

Thus (lbxx)

Tatacoa (℥ij)

Folio 27 v.

335.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Topat p.p. (℥j)

30 reales

U 030

1 real

U 012

Timuis (℥iiij)

17 maravedíes

U 002

Tavera (lbz)

17 maravedíes

U 003

Tres Hores cordial (lbj)

Tussillago (lbz) 1 real U 006 Tormentil (lbiij)

1 real

U 048

Tamarisc (lbij)

17 maravedíes

U 012

The (℥ij) 1 real U 002 Reales de V[ell]ón 12U 880...30 Unguentum rosat (lbiiij)

1 real

U 048

@ scabiem (lbij)

1½ reales

U 036

Ad herpet (lbj)

2 reales

U 024

Sarracenor (lbz)

1½ reales

U 009

Advariol (lbj)

1 real

U 012

Aregon (lbv)

1½ reales

U 090

Artanit (lbv)

1½ reales

U 090

Altheae (lbxij) 1 real U 144 Altheae compos (lbz)

1½ reales

U 009

Comitis (lbvj)

2 reales

U 144

Flavum (lbvj) 1 real U 072 Ad paralysin (lbjz)

1½ reales

U 027

Mundificat (lbiij)

2 reales

U 072

Sthorac (lbz)

1½ reales

U 009

Hervin (lbz)

4 reales

U 024

Pomor (lbjz)

1 real

U 018

Mercur (lbjz)

1½ reales

U 027

Album (lbiij) 1 real U 036 Populeum (lbxv)

1½ reales

U 270

Folio 28 r. Alabast (lbij)

2 reales

U 048

Martiat (lbiij)

1½ reales

U 054

Ad morpheam gallic (lbjz)

1½ reales

U 027

336.


• anexo 1

Cinnab de Riber (lbj)

3 reales

U 036

Cucurb (lbxiiij)

1 real

U 168

Plumb (lbv)

1 real

U 060

Fil Zachar (lbj)

1 real

U 012

Egiptiac (lbv)

1 real

U 060

1 real

U 006

Feutrit (lbz)

Desopilati (lbx) 1½ reales U 180

1 real

U 180

1 real

U 060

Basil (lbxv) Virid aeris (lbxv)

Issis (℥iiij) 1 real U 004 Ad Schirrum (lbz)

1½ reales

U 009

Sandal rosat (lbjz)

1½ reales

U 027

1 real

U 012

Sandal (lbj)

Citrin (lbjz) 1 real U 018 Calamin (lbij)

1 real

U 024

Apostol (lbviij)

1½ reales

U 144

Anodin (lbz) 1½ reales U 009 Calc (lbz) 1 real U 006 Ad capil decidend (lbij)

1 real

U 024

Pallidum (lbij)

1 real

U 024

Gum elem (lbj)

1½ reales

U 018

Diapalm (lbz) 1 real U 006 Rubrum (lbj)

2 reales

U 024

Nicotian (lbj)

1 real

U 012

Tutiae (lbj)

1½ reales

U 018

Minii (lbz) 1 real U 006 Vitrum antimon (lbz)

16 reales

U 096

Vitriol antimon rub (℥ij)

16 reales

U 032

Vitriol seu caparros (lbvj)

4 maravedíes

U 008…16

Vitriol roman (lbviij)

3 reales

U 288

4 reales

U 720

Folio 28 v. Vitriol alb (lbxv)

337.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Virid aeris (lbxv)

1 real

U 090

Vinum stipticum (lbz)

17 maravedíes

U 003

Vinum destil cum rose marin (lbj)

1 real

U 012

Vinum amarum (℥viij)

1 real

U 008

Vinum emetic (lbij)

1 real

U 024

Unicorn (℥iiij) 50 reales U 200 Ungul alc (lbz) 30 reales U 180 Viperae sicce (n.o 40)

6 reales

U 006

Veronic (lbiij)

2 reales

U 072

2 reales

U 096

Vinca per vinca (lbj)

2 reales

U 024

Virga aurea (lbiv)

Vincetoxic (℥ij) 2 reales U 004 Reales de V[ell]ón 4U 300...16 Zingiber (lbviij)

1 real

U 096

Zaphir (lbij) 300 reales 7U 400 Reales de V[ell]ón 7U 496

Con lo qual por ser tarde se suspendió esta diligencia para proseguirla el día de mañana el dicho D[o]n Jayme lo firmo por ante mi, doy fee Navarro Fui pres[en]te Joseph de Roxas Esc[riba]no de S[u] M[ajestad] En la ciudad de S[an]ta Fee a veinte de Noviembre de mil setecientos sesenta y seis [sic]13 haviendose havierto

Folio 29 r. las Puertas de esta Botica, con asistencia del expresado D[o]n Jayme, se continuó por antemi el inventario y aprecio de ella en la forma siguiente:

13 Esta diligencia se llevó a cabo en 1767, después de la expulsión de los jesuitas del Nuevo Reino de Granada.

338.


• anexo 1

Pesos Reales Primeramente, un estante de nogal muy capaz y bien dispuesto U 600 Otro dicho de madera común, capaz paro sin labor U 100 Un mostrador de Nogal grande U 030 Una mesa regular con caxones U 008 Quatrocientos frascos regulares de vidrio a 3 reales cada uno U 150 Cinquenta dichos grandes a ocho reales cada uno U 050 Quinientos dichos pequeños de Christal a dos reales cada uno U 125 Veinte y seis madamas Juanas14 a ocho reales cada una U 208 Cien botellas de vidrio a real y medio U 018...6 Trescientos botes de loza ordinaria a dos reales U 075 Ciento y cinquenta dichos medianos a real U 018...6 Ciento veinte dichos pequeños

Folio 29 v. a medio real U 007...4 Doscientos dichos, de loza olandesa medianos a tres reales U 075 Ciento dichos pequeños a real y medio U 018...6 Doze botijas a dos reales U 003 Veinte botijuelas a real U 002...4 Ocho espátulas de hyerro a quatro reales U 004 Otra de plata, pesa tres onzas U 003 Quatro almirezes de bronce con sus manos respectivas, a dos y media @ cada uno y a razon de tres reales libra U 093...6 Tres dichos pequeños, con sus manos todo pesa una @ a tres reales libra U 009...3 Dos manos de hyerro, ambas pesan media @ a real y medio libra U 002...2¾ Quatro morteros de mármol medianos U 008 Tres almirezes pequeños de marfil U 018 Tres alambiques medianos de cobre batido U 060 14 Se refiere a las damajuanas o garrafas para líquidos, usualmente de vidrio o cerámica​, de forma esférica y con cobertura de mimbre.

339.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Tres dichos más medianos U 036 Dos cabezas de alambique de plomo U 008

Folio 30 r. Ocho dichas pequeñas de vidrio U 004 Tres serpentinas de plomo U 009 Una hornilla grande de hyerro U 012 Dos fornelos de lo mismo U 020 Quatro calderos de cobre fundido con quince libras cada uno a tres reales libra U 022...4 Otro dicho de cobre batido con cinco libras U 003 Dos ollas de cobre batido, una grande y otra mediana U 012 Cinco trevedes de hyerro medianos U 006 Tres cazuelas de cobre batido U 004 Una cazuela de cobre estañada hecha armero U 003 Una despumadera de hyerro U 001 Tres coladores de azofar U 009 Tres casos de lo mismo U 009 Un dicho de peltre U 002 Tres chocolateras de cobre U 002 Siete dichas de oja de lata U 003 Ocho embudos U 002 Medidas de oja de lata desde una libra hasta media onza U 002 Una oja de plata de dos onzas y media U 002...4 Doce cedazos de cerda U 004 Ocho dichos de cerda U 002

Folio 30 v. Una prensa grande U 020 Quatro piedras para preparar U 003 Una romana que entra por quintal hasta onze arrobas U 012 Una dicha pequeña U 006 340.


• anexo 1

Unas valanzas grandes de cobre con fiel y cadenas de hyerro, y pesas desde media onza hasta quatro libras U 020 Dos dichas medianas de azofar. U 012 Cinco dichas pequeñas U 010 Un marco desde una ochava hasta quatro libras U 003 Pesas sueltas desde un grano hasta una libra U 004 Pesos Fuertes 1U 960…5 Libros de la Botica15

Primeramente, Pharmacopea de Palacios16, un tomo en foliación Matritense, un tomo en quarto Loechas, un tomo en quarto Charras, un tomo en quarto Vienense, un tomo en folio

U004 U 003 U 002 U 002 U 004

Folio 31 r. Fuente, duplicada un tomo en folio Fuente Examen Pharm[acope]o, un tomo en quarto Lameri, en francés, un tomo en quarto Lameri, química en francés, un tomo en quarto Lameri, química en italiano, un tomo en octavo Lameri, Pharmacopea, un tomo en folio Pharmacopea Augustana Renovata, un tomo en folio Parisiense por Brison, un tomo en quarto Diccionario italiano de drogas, un tomo en folio Silvio, en francés, un tomo en octavo Jungken Corpus Pharmac[euti]m, un tomo en folio Martinez de Leache Discur[so] farm[aceutic]o, un tomo en quarto

U 006 U 002 U 002 U 002 U 001 U 004 U 004 U 001 U 004 U 001 U 006 U 001

15 Para una descripción de cada tomo incluido en el presente listado, y el contexto de las bibliotecas jesuitas coloniales, véase en esta misma obra el capítulo titulado “Haberes bibliográficos de las boticas”. 16

Se registran en cursivas los títulos y autores para referencia.

341.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Joanne Schrodero, en italiano, un tomo en quarto Fray Domeneco, en Italia[n]o, un tomo en octavo Pharm[acope]a Londinense Collegarus, un tomo en diez y seis

U 001 U…4 U…4

Folio 31 v. Gutiérrez de Arevalo, Práctica de Boticarios, un tomo en dozavo U…4 Luis Oviedo, Methodo de la Colección y Reposición y Composición de medicinas, un tomo en folio U 004 Officina Medicamentorum, et Methodus ca Comprendi, Autore Colegio Valentino, un tomo en folio U 004 Sgobbis, Theatro Pharmac[eutic]o, en italiano, un tomo en folio U 004 Penicher Collect[ane]a Pharma[ceutic]a, un tomo en quarto. U 002 Hartmanni Opera Medico-chymica, un tomo en folio U 004 Dioscorides Anazarbeus de Medicinali Materia, interprete Joanne Ruellio, un tomo folio U 003 Dioscorides Anaz[arbeu]s de Medicinali Materia, illustratus per Lacunam, un tomo en folio U 003 Joannis Fabri Opera de Alchymia, un tomo en quarto U 002 Padre Esteban de Villa, Simples incognitos de la medicina, un tomo en quarto U 001 Padre Esteban, Ramillete de Plantas, un tomo en quarto U 001 Quimica de Carlos Lancilloti, en italiano, un tomo en dozavo U…4

Folio 32 r. Beguin, Elementos de Chimica, en francés, un tomo en octabo U…4 Meuve, Dicc[ionari]o farm[acéutic]o, en francés, un tomo en quarto U 001 Lemott, Farmacia, un tomo en octabo U 001 Guiseppe Donzelli, Theatro Farmaceutico, en italiano, un tomo en quarto U 001 Antonius Musa, Examen Syruporum, un tomo en dozavo U…4 Valerius Cordo, Disp[ensatoriu]m Pharm[aceuticu]m, un tomo U…4 en dozabo. 342.


• anexo 1

Francisco Velez, Theor[i]a Pharm[aceutic]a, un tomo en quarto Fragosi, Medicam[ent]a Succedanea, un tomo en octabo Nicolaus Monardes, Simp[lez]a Medica, un tomo en octabo Pesos Fuertes

U 001 U 001 U 001 U 087…4

Sumario general según el orden de A, B, C del importe de los medicamentos, utensilios y libros de la Botica En Reales de V[ell]ón En Pesos Fuertes A 31U 448…13 1U 574…3...3 B 14U 828…24 U 741…3 C 25U 920…9 1U 296 D 3U 564...1 U 178…1…17 E 30 U045…16 1U 502…2

Folio 32 v. En Reales de V[ell]ón En Pesos Fuertes F 3U 076…6 U 153…7…17 G 24U 033…11 1D 201…5…8 H 2U 162…16 U 108…2 J 4U 968 U 248…3…8 K 2U 838 U 141…7…8 L 22U 933…21 1U 146…5…25 M 38U 038…26 1U 901…25 N 4U 830…22 U 241…4 O 21U 881…31 1U 094…17 P 19U 448 U 972…3…8 Q U 140 U 007 R 12U 525…23 U 626…2…17 S 74U 484…26 3U 724…1...17 T 12U 880…30 U 644…17 V 4U 300…16 U 215…8 Z 7U 496 U 374…5…17 343.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

361U 885…21 18U 093…4…1 Están avaluados los utensilios de la Botica en 1U 960…5…25 Así mismo los libros de ella en U 087…4 Total 20U 141...5…26 Por donde se ve ascender el importe de los medicamentos a trescientos sesenta y un mil ochocientos ochenta y cin

Folio 33 r. co R[eale]s veinte y un m[aravedíe]s de V[elló]n que hacen diez y ocho mil noventa y tres P[eso]s quatro reales un maravedí de Plata, y aunque entre estas dos cantidades hai alguna diferencia, consiste en los m[aravedíe]s que se pierden en las reducciones de una moneda a otra, en cada partida de por sí. Agregando al valor de las medicinas el de los utensilios y libros resulta por total la cantidad de veinte mil ciento quarenta y un peso cinco reales, veinte y seis maravedíes según queda demostrado salvo y caro, etcétera. Juzgando imposible pesar y medir con exactitud los medicamentos, que van expresados en el ynventario: hice un compunto [sic] o tanteo prudencial de cada una cantidades. El precio que se ha dado a las medicinas fue dirigiéndome por unas tarifas mui viejas del Real Proto-medicato, que fueron las únicas que encontré para valorear dichas medicinas. No obstante de lo mui maltratadas que están las mas de las medicinas, (no por el poco aseo, y ningún cuidado que reconoci tenia el hermano Boticario, sino también por la poquísima inteligencia en el Arte) he apreciado cada una de estas, como si estuvieren perfectamente buenas

Folio 33 v. confiado de que las mas de ellas, aplicándome con solicitud y cuidado lograría perfeccionarlas como [y]a lo que conseguido en algunas. De los medicamentos de que hai crecida cantidad de los que tienen pocho despacho, y juntamente otros que no tienen consumo en el día, separé 344.


• anexo 1

alguna porción, reservanodolos en pieza aparte con el fin de hir remplazando en la Botica, según el consumo, que en ella se experimentase. D[o]n Jayme Navarro Fui pres[en]te Joseph de Roxas Esc[riba]no de S[u] M[ajestad]

Folio 34 r. Excelentísimo Señor17 El Doctor Don Juan Joseph de Cortes protho-medico de esta ciudad puesto a los pies de Vuestra Excelencia con la maior veneración se presento a la justificada piedad de Vuestra Excelencia que siendo la botica de la Compañía de Jesús de esta ciudad la que contiene los mas exquisitos medicamentos entre los que ay algunos que los son tanto que solamente en ellas de hallarse de tal suerte que muchas veces según la experiencia me ha enseñado se han visto precisadas las otras boticas a ocurrir a la susodicha a proveerse de lo que les falta; y hallándose esta en lo presente cerrada y sin persona que la maneje de lo qual resulta contra el bien del publico el imponderable mal que dexo a la savia comprehension de Vuestra Excelencia para ocurrir, a el suplico a su acreditada piedad se sirva mandar se me entregue interin se hacen los inventarios y abaluos de todo lo que dentro della se comprende que protesto llevar cuenta de todo quanto se fuese sacando de ella y daría quanto se me pida con relación jurada, lo q assi espero de la justificación de

Folio 34 v. Vuestra Excelencia en consideración al beneficio del publico que de ello se sigue y a que de este modo se evitará la perdida de muchos compuestos que en ella ay que necesitan o ya del que prefieren o de que perfeccionados se consuman con promptitud en los enfermos por lo que pongo presente a Vuestra Excelencia que la referida Botica tengo el conocimiento necesario 17

El autor de la presente es Juan José Cortés, quien la escribe y firma.

345.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

para su administración por haberme versado en ella al tiempo de diez años como en caso necesario lo podrá informar el actual p[adr]e Bruno Prieto Boticario de ella en cuios términos. A V[uestra] Exc[elenci]a reverentemente suplico se sirva proveer como solicito que juro en devida forma de derecho no proceder de malicia Etcétera. D[o]n Juan Joseph de Cortés S[an]ta fee 1° de Di[ciembr]e de 1767 Vista al S[eño]r Fiscal [Firma] Olarte Ex[celentísmo] S[eño]r y S[eñores] El Fiscal se remite a lo expuesto en este dia a escrito de igual naturaleza. S[anta] Fee 2 de Diciembre de 1767 [Francisco Antonio] Moreno

Folio 35 r. Ex[celentísmo] S[eño]r El D[octo]r D[o]n Juan Joseph de Cortés vezino y protho-medico de esta ciudad con maior rendimiento parezco ante Vuestra Excelencia y digo: que ha llegado a mi noticia que el dia de oy primero de diciembre, se celebra una junta de Real Hacienda sobre la administración de la Botica que fue de la Compañía y por hazer algun servicio a Su Majestad (q[ue] D[ios] g[uarde]) a quien oy pertenecen estos bienes como por el bien publico en cuyo beneficio también cede, me ofresco a la administración de dicha Bottica y su expendio con el esmero posible y mayor cuidado, dándoseme por cada un año que la administrase mil pat[acone]s, obligándome a mantener los sujetos que fuesen precisos para la administración y confeccionar los medicam[en]tos que considero sea necesarios quatro que han de concurrir a la manipulación, siendo del cargo de lo que se expendiese de la Botica, lo que se necesitare de costos para las medicinas y los mil patacones anuales se me paguen cada cuatro meses de la R[ea]l Hacienda lo que corresponde que son trescientos treinta y tres p[eso]s dos y medio r[eale]s para el prompto

346.


• anexo 1

socorro de lo que necesitaren los sujetos de su servicio lo que siendo del agrado de la grandeza y superioridad de V[uestra] Exc[elenci]a

Folio 35 v. Reverentem[en]te suplico se sirva providenciar que hallaron por conveniente al servicio de Su Mag[esta]d y juro lo necesario, etcétera. D[o]n Juan Joseph de Cortés Santafee 1° de diciembre de 1767 Vista al Señor Fiscal [Firma] Olarte Ex[celentísmo] S[eño]r y S[eñores] de la Junta El Fiscal dice que aunque assi para el beneficio publico como de los mismos bienes ocupados a la Comp[añí]a y fácil reintegro de la R[ea]l Hac[ien]da sería mui conveniente que se pusiese en administración la Botica del Colegio Má[xi]mo [expresa] que no hay proporción por arbitrios menos expuestos a perdidas, pero con todo no puede esto verificarse en los térm[ino]s que propone el Protho Medico; pues ignorándose la cant[ida]d a que podrá atender el producto anual de la Botica administrada, no es regular gravarla con una pension, sobre cierta, desmedida, como la de mil p[atacone]s

Folio 36 r. pero tal vez no producirá otro tanto y quedaría grabado en pagar del fondo la asignación y gastos de confecciones y demás: por lo que esto solo podría llegar conceniendole al Admin[istrado]r un seco por lo de lo que produciese la administración, y respectivamente para los gastos como sucede gradualmente en manejo de rentas, cortas y dudosas, a fin de que el premio sea correspondiente y de igual naturaleza, que la utilidad de la administración en cuios términos y no de otro modo podrán V[uestra] E[xcelencia] y V[uestras] S[eñoría]s admitir la propo[sici]ón que en estos dos escritos hace el Protomédico d[on] Ju[a]n Cortes, en Just[ici]a que el Fiscal pide, S[anta] Fee y Dic[iembr]e 2 de 1767.

347.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Moreno S[anta] Fee 10 de Dic[iembr]e de 1767. A lo proveydo a representación de D[o]n Antonio Gorraez [Firma] Olarte

Folio 36 v. Inventario de la Botica de este Colegio Máx[im]o con toda distinción y abaluacion correspondiente

Folio 37 r. [Al margen] S[anta] Fee 10 de Dic[iembr]e de 1767. D[o]n Jayme Navarro informe lo que se le ofreciere y paraciere en orden a la pretención del suplicante, su conducta y circunstancias para obtener el encargo que solicita. [Firma] Olarte Ex[celentísim]o S[eñ]or D[o]n Antonio Gorraez puesto a los pies de Vuestra Excelencia con el mas respetuoso rendimiento digo que hallándose la Botica que fue de los Padres Jesuitas y oy pertenece a S[u] M[ajestad] sin persona que pueda administrarla de que nace el preciso perjuicio a la Real Hac[ien]da asi por la corrupción de sus compuestos como la suspensión de su venta, y del publico por carecer de esta oficina tan necesaria, hallándome suficien[temen]te instruido en la Botánica por servir al publico y a Su Ma[jesta]d me ofrezco a su asistencia y despacho si la Grandesa de V[uestra] E[xcelencia] se digna concederme el sueldo que sea corresp[ondien]te a mi manutención y nimio trabaxo, y cuidado, que esta ocupación necesita entregándoseme con su corresp[ondient]e Inventario y entendiéndose que los costos que se ha de refundir

Folio 37 v. en la substancia principal para su conservación y expendio deben ser de su mismo presupuesto o de quinta de la Real Hac[ien]da como lo que se volviere 348.


• anexo 1

inservible sin culpa mia, pues como [nuevo] administrador no debe ser de mi cargo sino lo que resultare de omisión culpable dando quenta mansual de su producción y entregando por el Inventario siempre que se me preceptue V[uestra] E[xcelencia] o se halle por conven[ien]te mi remosion, o me resulte algún inconv[enien]te de su asistencia y en estos términos. A V[uestra] E[xcelencia] suplico se sirva admitir mi propuesta, y determinar lo que corresponde en Jus[tici]a que pido y juro, etcétera Antonio Gorraez Ex[celentísmo] S[eño]r y S[eñores] de la Junta Siempre que la Botica que fue del Colegio de la Comp[añí]a de esta ciudad no se pueda vender por falta de compradores u otros inconvenientes, considero que no hay otro medio de evitar la corrupción y atraso de los medicamentos que el de ponerla en administración en persona de toda legalidad

Folio 38 r. y confianza, supuesto que de esta como única causa depende la utilidad que podrá resultar de la administración junto con el esmero de la confeccion de medicinas y continua asistencia a su despacho cuya pension como tan prolixa merece premio correspondiente, en cuias circunstancias por el conocimiento que tengo de D[o]n Ant[oni]o Gorraez, dimanado de haber despachado por algunos años la Botica que en esta ciudad tiene en consorcio de D[o]n Joseph de Mutis, me parece que a excepción de los Boticarios del Conv[en]to de Santo Domingo y Hospital de San Juan de Dios, ninguno ay en esta ciudad que pueda igualarle a la intelig[enci]a y que en quanto a su conducta es arreglada, y de juicioso proceder, sin que me ocurra cosa en contrario, por lo que tengo experimentado. Siendo lo que puedo informar en cumplimiento del anterior superior precepto de V[uestra] E[xcelencia] y V[uestras] S[eñoría]s. S[anta] Fee y Dic[iembr]e 16 de 1767 Jayme Navarro. S[anta] Fee 20 de Dic[iembr]e de 1767 Vista al señor fiscal [Firma] Olarte 349.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Ex[celentísmo] S[eño]r y S[eñores] de la Junta El fiscal a esta vista dice que teniendo por una parte presente

Folio 38 v. la imposibilidad de encontrar sujeto que con fianzas se haga cargo de la Botica y por la necesidad de procurar su expendio para evitar su perdida, le parece que mediante la inteligencia y buena conducta que de d[o]n Ant[oni]o Gorraez informa d[on] Jaime Navarro, se le puede confiar en administración con un premio moderado y correspondiente a su trabajo y utilidad de la administración y que [respecto] a no ser necesario para estos, que se le entregue íntegramente toda la Botica y sus adiacentes; podrá dársele únicamente aquello que a juicio de sujeto inteligente se crea necesario para el despacho del publico, reservando lo restante con separación para quando considere procura la repocision de aquellas medicinas, supuesto que si se proporciona la venta de algun medicamento en general o por Botiquines, se deberá seguir distinto método y de este modo como que es menor el valor de lo que se confie en la administración es también menor el riesgo de su dilapidación y mas fácil el averiguar e inquirir en tiempo la buena o mala versación de su manejo para cuio fin seria acertado que el mismo d[on] Jayme o sugeto que se tengo por conveniente esté a la mira y observe en calidad de interventor que tenga la obligación de reconocer a menudo la Botica y modo de su despacho para dar cuenta a V[uestra] E[xcelencia] lo que fuere de su Sup[erio]r agrado y aceptación de V[uestras] S[eñoría]s asi se podrá mandar en Just[ici]a que el Fiscal pide S[anta] Fee 22 de Dic[iembr]e de 1767 Moreno Santafe

Folio 39 r. Y Enero 12 de 1768 Con reflexión a lo deducido por el S[eño]r Fiscal e informado por d[o]n Jaime Navarro, entréguese por este como que ha entendido en los inventarios de la botica a d[o]n Antonio Gorraez todo lo que de ella considerase necesario para el consumo y despacho del publico reservando en pieza 350.


• anexo 1

seperada lo demás y mas precioso para irle provisionando según dictare la experiencia, authorizandose la entrega por ante el escribano de las diligencias del Colegio Máximo, y bajo de formal recibo y obligación, en que a de quedar constituido dicho Gorraez de llevar la buena quenta, y razon, que corresponde en la administración de lo que se le confía, sugeto y subordinado a las prevenciones, que por el expresado d[o]n Jaime se le hicieren, quien para este fin y en calidad de interventor será obligado de estar a la mira del modo con que se maneja y economisa esta administración, acudiendo frecuentemente a su reconocimiento, con que igualmente

Folio 39 v. se ocurre al beneficio publico en la calidad, cantidad y precio de las medicinas a cuyo fino se asigna al mencionado Gorraez el estipendio de quatrocientos pesos anuales, y docientos de gratificación al indicado Navarro, que se satisfarán de los productos de la Botica; entregándose los sobrantes a sus respectivos tiempos en caxas, con la distinción, y resguardos necesarios: reservando expedir las demás providencias, que correspondan conforme en lo succesivo lo pidan las circunstancias. [Firma] Olarte [Al margen] Diligencia de entrega. En la ciudad de Santafee a quince de Henero de mil setecientos sesenta y ocho, estando en este Colegio Maximo que fue de la Comp[añí]a de Jesús, D[o]n Jayme Navarro Medico Sirujano en esta ciudad y D[o]n Antonio Gorraez recidente en ella, se habrieron las puertas de la Botica de este dicho Colegio para efecto de hacer entrega de todo lo que incluie perteneciente a Medicamentos, y trastos en que estos se componen, al citado Gorraez en cumplimiento de lo preceptuado por el Ex[celentísi]mo S[eñ]or

Folio 40 r. Virrey en el Superior Decreto que antecede, a cuio fin tenendo a la vista el imbentario que por quaderno ceparado se ha formado de la expresada Botica, con sus Piesas y utensilios, se procedio por el referido Don Jayme 351.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

y ante mi el presente escribano actuario de estas diligencias, a hacer formal entrega de ella al dicho Gorraes, y llamando por el Imbentario cada cosa, bote y frasco de medicamentos, de por si, lo fue reciviendo hasta completarse todo lo que consta de el dicho Imventario dándose por entregado a toda su satisfacción el expresado D[o]n Antonio Gorraez, obligándose en toda forma de derecho a llebar la buena Cuenta y Razon que corresponde en la administración de esta dicha botica y expendio de sus medicamentos que se le confían, y que en todo se constituie sugeto y subordinado a las prevenciones y advertencias que por el referido Don Jayme se le hisieren, quien igualmente en consecuencia de lo mandado

Folio 40 v. por su Ex[celencia] y Señores de la Junta en el citado Superior Decreto que ovedeze, acepta el nombramiento que en el se le hace de interbentor en esta Botica obligándose a estar a la mira de el modo como se maneja y economisa esta administración y de acudir, prontamente y con frecuencia a el reconocimiento de la calidad, cantidad y presio de las medizinas que se expendieren a veneficio de el publico, quedando también de su cargo el ceparar en distinta pieza todas aquellas medicinas que no contemplare presisas para menudear en la Botica, y de ellas proveerle a su tiempo de lo necesario, siguiendo en uno y otro encargo, el methodo regular y buena cuenta para darlas, el y el dicho Gorraez siempre que se les pida y tome; y ambos se obligan con sus vienes y Rentas havidos y por haver a cumplir cada uno con lo que es de su cargo por esta Razon; y devolber dicha Botica siempre que se le pida al administrador, con

Folio 41 r. la Cuenta y Razon que [dixo] prometido llevara de todo, dando como dar poder y sumisión a todas las justicias de S[u] M[ajestad] especialmente al dicho S[eñ]or Ex[celentísi]mo [y] Señores de la Junta y demás que de esta causa conozcan para que al cumplimiento de esta obligación les compelan según derecho y renuncian las Leies, fueros y privilegios que hagan a su favor 352.


• anexo 1

hasta la general que prohive toda renunciazion; en cuio testimonio otorgan la precente que firman por ante mi dicho es[criba]no siendo testigos Antonio Lozano, Miguel Geronimo Maldonado y Estevan Lopez vecinos y precentes. D[octo]r Jayme Navarro Antonio Gorraez Ante mi Joseph de Roxas Esc[riba]no de S[u] M[ajestad] Santafe y Henero 22 de 1768 Respecto a estar conclusas las diligencias de inventario y avaluo de los efectos de la Botica

Folio 41 v. y de la entrega de ella para su administración en interim la resolución de S[u] M[ajestad] saquese testimonio y permítase el Original al Ex[celentísi]mo S[eñ]or Virrey para que providencie su remisión a España. [Firma] [Firma] Fui pres[en]te Joseph de Roxas Esc[riba]no de S[u] M[ajestad] En conformidad de lo mandado en auto antesedente se compulsó el testimonio 41 f[olio]s en 38 de Enero de 1768. Roxas

353.



ş anexo 2



Inventarios de boticas coloniales en Santafé y el Nuevo Reino de Granada alberto gómez gutiérrez Una vez transcrito el Quaderno de Inventario de la Botica y avalúo de los bienes y efectos de la Botica de la Compañía de Jesús, de acuerdo con el informe presentado en 1767 por el médico Jayme Navarro y el escribano Joseph de Roxas, se elabora en este segundo anexo una síntesis de los inventarios y reportes relativos a otras boticas coloniales neogranadinas entre 1608 y 1799, para contextualizar lo contenido en la botica santafereña de los jesuitas. Debido a la complejidad de la información reportada en cada uno de los inventarios, y a que estos ya fueron publicados por al menos cuatro historiadores independientes, hemos optado por construir una tabla sintética, a la manera de la que fue presentada por Rivera Sandoval en el año 2011 en su monografía sobre las boticas de los hospitales de la orden de San Juan de Dios establecidos en cuatro puertos neogranadinos. Esta estructura básica cualitativa, que presenta los medicamentos según su preparación en dos categorías (simples y compuestos), fue reelaborada y cuantificada por nosotros para dar cuenta de una nueva categoría jerárquica en las boticas referenciadas. Adicionalmente, se incluyeron otras variables presentadas en este y otros trabajos sobre las boticas coloniales neogranadinas, tales como la

357.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

cantidad y el tipo de recipientes y artefactos que estas contenían, así como sus respectivos avalúos generales consolidados. Una importante variable por determinar es la proporción de sustancias de origen americano, que hasta la fecha ha sido solo aproximada muy someramente bajo el concepto teórico (a priori) de que se presentaba un predominio de medicamentos europeos, sin calificar ni cuantificar unos y otros apropiadamente. Tampoco se ha logrado determinar su real uso y popularidad en el contexto de un inventario extenso de origen europeo, con una posible mayor apropiación local en función de los saberes tradicionales (p. ej., quina y tabaco) y de su costo eventualmente más económico. Esta deficiencia en los trabajos previos sobre boticas coloniales, que aplica también al presente, debería ser subsanada en el futuro con el concurso de botánicos y farmaceutas disciplinares. Por lo pronto, y para nuestro propósito, el presente trabajo sobre las boticas jesuitas aporta una compilación de los productos americanos que fueron registrados por los propios misioneros jesuitas que viajaron a la periferia del Nuevo Reino de Granada en los siglos xvii y xviii. Tabla 1. Boticas censadas en el Nuevo Reino de Granada entre 1608 y 1799 Inventario

Fuente primaria

Fuente secundaria

Botica de Diego

agn, Colonia (1608),

Ronderos, Paula.

Ordóñez de Taboada

Testamentarias de

El dilema de los rótulos, 2006.

Cundinamarca, tomo 28 (ff. 1-203). Botica de Cartagena

agn, Colonia (1776),

Pita Pico, Roger. “Las boticas en el

[Nicolás del Villar]

Miscelánea, tomo 55

Nuevo Reino de Granada a finales

(ff. 792 r.-799 v.).

del período colonial: el lento camino hacia la modernidad”, 2015.

Botica del Convento

AGN, Colonia (1777),

Díaz Piedrahita, Santiago, y Luis

de Santo Domingo

carpeta 36 (s. f.).

Carlos Mantilla. La terapéutica en el Nuevo Reino de Granada, 2002.

358.


• anexo 2

Inventario

Fuente primaria

Fuente secundaria

Botica Hospital San

AGN, Colonia (1777),

Rivera Sandoval, Javier. De todo

Juan de Dios

Conventos, carpetas 29

como en botica. Balance de los

(ff. 213-226), 34 (ff. 592-

productos ofrecidos en las boticas de

617), 36 (ff. 292-312), 52

los hospitales de la orden San Juan de

(ff. 954-957).

Dios en los puertos neogranadinos del siglo XVIII, 2011.

Botica de Miguel

AGN, Colonia (1799),

Martínez Briceño, Rafael, y

de Isla

Médicos y Abogados,

Guillermo Hernández de Alba.

tomo 2 (ff. 870-879).

De Hipócrates a Pasteur: contribución para la Historia de la Medicina Colombiana, 1966.

Tabla 2. Distribución y cuantificación de la diversidad de los productos de botica en cuatro hospitales [de la orden de San Juan de Dios] en los puertos neogranadinos del siglo XVIII. Nota: Modificada a partir de Javier Rivera Sandoval, De todo como en botica, 12-13 Productos según preparación

Cartagena

Santa Marta

Panamá1

Portobelo

Simples Animales y partes de ellos

X

Vegetales Semillas

26

X

19

Raíces y leños

41

X

5

Yerbas y flores

30

X

Gomas y resinas

16

X

17

1 Rivera no registra las cantidades de los específicos en la botica de Panamá. Véase agn, C29, ff. 222-223; agn, C34, ff. 612-615; agn, C36, ff. 308-309; agn, C52, ff. 954-957.

359.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Productos según preparación Minerales

Cartagena

Santa Marta

Panamá

Portobelo

27

X

Confecciones [y eleutarios]

8

X

Pulpas y conservas

5

X

Aceites

26

X

21

Bálsamos

11

Tinturas

14

46

X

12

Espíritus

14

4

X

9

Aguas simples y compuestas

16

Polvos preparados y compuestos

25

X

17

[Trociscos]

21

Sales

21

X

12

Extractos

9

X

14

Emplastos

24

X

23

Ungüentos

31

X

16

Jarabes

19

X

Testacios y tisanas

26

Compuestos

22

Sándalos Total

4

X 365

72

ND

169

Tabla 3. Distribución y cuantificación de la diversidad de los productos de botica en tres inventarios coloniales neogranadinos entre 1608 y 1799 Productos según preparación

Ordóñez

Simples

360.

Santo Domingo 33

Animales y partes de ellos

21

Vegetales

173

Semillas

3

Raíces y leños

10

Isla


• anexo 2

Productos según preparación

Ordóñez

Santo Domingo

Yerbas y flores

Isla 6

Gomas y resinas

12

21

10

Minerales

17

11

Confecciones [y eleutarios]

18

7

10

Pulpas, zumos y conservas

13

2

45

Aceites

22

15

66

Compuestos

Bálsamos

30

Tinturas

19

Espíritus

19

Cordiales (Ac/Bál/Esp/Sales/ Tint.)

118

Aguas simples y compuestas

18

19

47

Polvos, preparados y compuestos

96

5

93

22

4

45

Píldoras, tabletas, triacas y trociscos Sales

6

Extractos (e indefinidos)

13

33

26

Emplastos

22

17

42

Ungüentos y colirios

46

Jarabes (oximel)

41

93 39

Testacios y tisanas (infusiones)

49

Sándalos Total

652

343

574

361.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

1600 1400 1200 1000 800 600 400 200 0

Ordóñez

Jesuitas

Cartagena

Santo Domingo

San Juan de Dios

Isla

Figura 1. Productos de botica en seis inventarios coloniales neogranadinos Tabla 4. Productos de botica en seis inventarios coloniales neogranadinos Ordóñez

Jesuitas

Cartagena

Santo Domingo

S. Juan de Dios

Isla

652

1370

168

343

6062

574

Tabla 5. Materiales, libros y mobiliario en tres boticas neogranadinas Ítems

Ordóñez

Jesuitas

Santo Domingo

Artefactos (clases)

58 (27)3

115 (32)

349 (14)

Contenedores (clases)

828 (29)

1978 (12)

304 (12)

Materiales (clases)

40 (6)

ND

ND

Medidas (clases)

3 (2)

10 (5)4

39 (4)

Mobiliario (clases)

10 (6)

11 (4)

88 (7)

2 Incluye los fármacos de las boticas de Cartagena, Santa Marta y Portobelo. No incluye los de la botica de Panamá. 3 Se desglosan en esta misma tabla los 64 libros que aparecen referidos como “artefactos” en Ronderos, El dilema de los rótulos, 159. 4 No se incluyen en este cálculo las “Pesas sueltas desde un grano hasta una libra”, las “Medidas de oja de lata desde una libra hasta media onza” ni “Unas valanzas grandes de cobre con fiel y cadenas de hyerro, y pesas desde media onza hasta quatro libras”, de cantidad indeterminada en el inventario fuente.

362.


• anexo 2

Ítems

Ordóñez

Jesuitas

Santo Domingo

Libros (clases)

64 ND

42 (42)

5 (3)

Total (clases)

1003 (70)

2156 (95)

785 (40)

400 350 300 250 200 150 100 50 0

Artefactos

Medidas

Materiales

Jesuitas

Ordóñez

Libros

Mobiliario

Santo Domingo

Figura 2. Artefactos, materiales, medidas, libros y mobiliario en tres boticas neogranadinas Nota: No se incluyen los recipientes o contenedores de diferentes tipos inventariados en cada una de las boticas presentadas, los cuales se totalizaron así: Ordóñez (828), Jesuitas (1978) y Santo Domingo (304) Tabla 6. Avalúo (en pesos) de los productos de botica en tres inventarios coloniales neogranadinos entre 1608 y 1799 Ítems

Ordóñez

Jesuitas

Santo Domingo

Productos

3023,3

18 093,4

1433

Materiales y mobiliario

1218,13

1960,5

666

Libros

ND

87,4

ND

Total

4241,43

20 141,5

2999

Debe tenerse en cuenta que, además de las boticas neogranadinas, los jesuitas tenían como referente americano sus propias boticas en la Audiencia de Quito, la Capitanía de Caracas y el Virreinato del Perú, por solo citar los territorios vecinos en los que se habían radicado desde finales del siglo xvi. 363.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

La botica de la Compañía de Jesús en Quito, en particular, ha sido estudiada por diferentes autores. Uno de ellos anotó que los “sacerdotes que tenían la titulación de médicos o botánicos de reconocido prestigio, como los padres de origen alemán: Ignaz Lyro de Oppeln (médico) y Andreas Lechner de Munich (boticario) [...], por su prestigio, examinaron oficialmente en el año de 1763 al único boticario de la ciudad”5, con un resultado positivo: Habiendo comparecido por mandatdo de la Real Audiencia a examinarse de la Farmacopea Botánica, don Restituto de Paz, boticario en esta ciudad de Quito, lo examiné en compañía del boticario de este Colegio [padre Andrés Legner], en teórica, práctica, y química, a lo que respondió con capacidad, y suficiencia bastante para poder ejercitar la facultad en ésta y otras tierras, por lo que le juzgo inteligente, y digno de esta presente aprobación dada en forma en este Colegio Máximo de la Compañía de Jesús. En Quito en dos de marzo de 1763. Ignacio Liro [médico de la Compañía de Jesús]6.

Este mismo historiador, Byron Núñez Freile, refiere la historia del vínculo de la quina con la farmacopea jesuita en la Audiencia de Quito: Cabe recordar que en el campo de la farmacopea y la botánica en el año de 1636 se produjo uno de los más grandes descubrimientos de la medicina, ya que en el pueblo de Malacatos el Jesuita Juan López recibió el secreto de la utilidad del árbol de la Quina de parte del médico aborigen Pedro de Leiva, para luego enviar la planta milagrosa al virrey de Lima para curar las fiebres palúdicas de su esposa, la Condesa de Chinchón Doña Francisca Henríquez de Ribera. Las farmacias de los jesuitas cooperaban entre ellas y formaban una red farmacéutica por todo el mundo en especial en la región andina, a través 5 Johannes Meier, “Totus mundus nostra fit habitatio”, Jesuitas del territorio de lengua alemana en la América portuguesa y española, citado en “El pensamiento microbiológico de los jesuitas de la Universidad de San Gregorio Magno en la Real Audiencia de Quito”, de Byron Núñez Freile, Acta Medica Peruana 27, n.o 1 (2010): 65-73, 67. 6

Archivo Nacional de Ecuador, Gobierno, C. 32, carpeta con fecha 8, vi, 1782.

364.


• anexo 2

de la farmacia del Colegio Romano a donde llegaba la corteza de la quina suministrada predominantemente desde Lima y Loja, ya que los jesuitas controlaron y monopolizaron durante la colonia la mayor parte del comercio de la quina desde América a Europa.

El padre Cicala describe la botica de los jesuitas quiteños de la siguiente manera: [...] el otro corredor [...] está ocupado todo él por la botica que llena cuatro habitaciones muy amplias. En la primera hay la droguería, muy bonita y grande con balancitas, vasitos y otros instrumentos necesarios, todos ellos de plata; en la segunda hay morteros de toda medida, de bronce y de mármol o alabastro blanco, calderos de cobre rojo y amarillo, alambiques y retortas, braceros, hornillos, etc. En la tercera y cuarta habitaciones hay estantes llenos de cajitas muy finas, cajones y cajas grandes, llenas de hierbas medicinales y otras cosas relacionadas con medicamentos. Verdaderamente es una botica bella, vistosa y bien provista de toda clase de medicinas, de la que se sirve casi a toda la ciudad7.

Con base en estos recursos farmacológicos, los jesuitas neogranadinos lograron posicionarse como una de las principales fuentes terapéuticas para la medicina neogranadina en los siglos xvii y xviii.

Específicos, ponderaciones y valoraciones Medicamentos específicos Las fuentes primarias disponibles en calidad de inventarios permiten una primera aproximación, al considerar los productos registrados según su preparación (tabla 2). Sin embargo, el inventario de la botica jesuita de Santafé solo presenta cuatro categorías: bálsamos, confecciones, emplastos y extractos. En consecuencia, habría que identificar cada categoría suplementaria con 7 Mario Cicala, Descripción histórico topográfica de la Provincia de Quito de la Compañía de Jesús (Quito: Biblioteca Aurelio Espinoza Pólit, 1994), 182.

365.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

base en el nombre del específico que, en algunos casos, es suficientemente explícito al referirse a “aceti”, “herba”, “radic”, entre otros. Sin embargo, no en todos es fácil identificar su tipo. De hecho, la mayoría de los específicos tienen nombres que hoy no se comprenden comúnmente y requieren una investigación detenida para su identificación. El historiador y botánico Santiago Díaz Piedrahita se refirió con autoridad disciplinar a las tipologías farmacéuticas de la época: La terapéutica aplicada a lo largo de los siglos xvii y xviii se basaba en la teoría de los humores; los medicamentos, en su mayoría depurativos, se prescribían en forma de aguas, emplastos, ungüentos, jarabes, colirios, confecciones, extractos, simples, cordiales, píldoras, aceites, polvos, zumos o soluciones que se empleaban para baños, enemas y apósitos o en preparados que eran tomados por el paciente en forma de píldoras, jarabes o purgas. Las aguas, por lo general se elaboraban con zumos o extractos de plantas. Los aceites también eran extraídos de plantas, aunque también se usaban aceites de origen mineral y otros extraídos de animales. Las confecciones se elaboraban combinando diversas substancias y por lo general llevaban el nombre de quien las había inventado o descubierto. Los elatuarios se preparaban a partir de simples mezclados con miel. Los emplastos se hacían mezclando un licor con un ungüento, a veces enriquecidos con otras substancias. La oximiel llevaba vinagre y tenía consistencia de jarabe. Las tríacas eran diversas en su composición y podían contener desde tres hasta muchos ingredientes, pero casi siempre llevaban opio. Los jarabes, ungüentos y píldoras no requieren ninguna explicación. El origen de los fármacos era diverso. En su mayoría se trataba de plantas utilizadas desde la antigüedad y descubiertas a través del método de ensayo y error, siguiendo la teoría de los signos, pero también se utilizaban materias diversas de origen animal y mineral entre las que figuraban excrementos humanos y de animales, dientes de jabalí, testículos de castor, conchas de caracol, cuernos de ciervo, semen y grasa de ballena, almizcle, cochinilla, marfil, unto de oso, manteca de puerco, tela de araña, piedra coral, alcanfor, alumbre, azufre, mercurio, algunas piedras como la magnetita y el lapislázuli y varias sales, aparte de semillas de adormidera o amapola, raíces, tallos, hojas, cortezas y resinas de alhucema, almendras, pulpas de frutos, anís, aristoloquia, eléboro,

366.


• anexo 2

incienso, mirra, jengibre, ortiga y muchas más que, independientemente de su eficacia, eran la única solución en el tratamiento de enfermedades comunes como cámaras, comezones, peste, opilaciones, cáncer, caída de la madre, fiebre terciana, fiebre cólica, úlceras, diviesos, infecciones, aparte de otras dolencias y de las heridas y fracturas causadas por accidentes8.

Es evidente, a partir del inventario transcrito en la presente obra, que la botica jesuita santafereña estaba muy bien provista, en relación con la diversidad y la cantidad de productos registrados en su inventario, aun teniendo en cuenta el comentario del experto consultado, don Jayme Navarro: No obstante de lo mui maltratadas que están las mas de las medicinas, (no por el poco aseo, y ningún cuidado que reconoci tenia el hermano Boticario, sino también por la poquísima inteligencia en el Arte) he apreciado cada una de estas, como si estuvieren perfectamente buenas confiado de que las mas de ellas, aplicándome con solicitud y cuidado lograría perfeccionarlas como [y]a lo que conseguido en algunas9.

La solución propuesta por el fiscal del Nuevo Reino, Francisco Antonio Moreno y Escandón, para una buena gestión de la botica confiscada a los jesuitas expulsos, de acuerdo con el concepto de Navarro, médico del virrey y compañero de José Celestino Mutis, fue contratar a Antonio Gorráez, con la supervisión de Navarro a tal efecto: El fiscal a esta vista dice que teniendo por una parte presente la imposibilidad de encontrar sujeto que con fianzas se haga cargo de la Botica y por la necesidad de procurar su expendio para evitar su perdida, le parece que mediante la inteligencia y buena conducta que de d[o]n Ant[oni]o Gorráez informa d[on] Jaime Navarro, se le puede confiar en administración con un premio moderado y correspondiente a su trabajo y utilidad de la administración y que [respecto] a no ser necesario para estos, que se le entregue íntegramente toda la Botica y 8

Díaz Piedrahita, “Parangón", 219-235, 220.

9

Véase supra, folio 33. 367.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

sus adiacentes; podrá dársele únicamente aquello que a juicio de sujeto inteligente se crea necesario para el despacho del publico, reservando lo restante con separación para quando considere procura la repocision de aquellas medicinas, supuesto que si se proporciona la venta de algun medicamento en general o por Botiquines, se deberá seguir distinto método y de este modo como que es menor el valor de lo que se confie en la administración es también menor el riesgo de su dilapidación y mas fácil el averiguar e inquirir en tiempo la buena o mala versación de su manejo para cuio fin seria acertado que el mismo d[on] Jayme o sugeto que se tengo por conveniente esté a la mira y observe en calidad de interventor que tenga la obligación de reconocer a menudo la Botica10.

La tarea impuesta a estos dos ilustrados coloniales parece haberse prolongado al menos tres años, según el reporte de José Celestino Mutis al conceptuar años después sobre la idoneidad de Gorráez el 16 de enero de 1808, como se mencionó en un capítulo anterior. Por lo perteneciente a la suficiencia de don Antonio Gorráez debo manifestar el conocimiento adquirido en 45 años desde el principio de su destino a la instrucción de boticario, que hizo por muchos años bajo la dirección de su habilísimo maestro el Padre fray José Mange, religioso lego de Santo Domingo, regente de la botica del hospital general de Zaragoza en España, conquistado allí para pasar a este reino por el superior de la misión, que tuvo la fortuna de reclutar para esta provincia religiosos de virtud y letras en el reino de Aragón. Con tal maestro y su continua aplicación logró Gorráez una más que mediana instrucción en el conocimiento de las drogas simples, y composiciones usuales de la farmacia, que posteriormente fue adelantando hasta ponerse en estado de manejar por sí una oficina pública. Posteriormente, informado el superior gobierno de su instrucción, fidelidad y arreglada conducta, le confirió la administración de la gran botica de los regulares expatriados, que regentó por tres años hasta su piadosa aplicación al hospital de San Juan de Dios11. 10 Véase supra, folio 38 r.-v. 11 Véase Rafael Martínez Briceño y Guillermo Hernández de Alba, De Hipócrates a Pasteur: contribución para la historia de la medicina colombiana (Bogotá: Schering, 1966), 231. 368.


• anexo 2

No obstante, la “fidelidad y arreglada conducta” de Gorráez en su botica parece haberse relajado después de poco más de una década de ejercicio, tal y como lo refirió en su informe el visitador de las boticas santafereñas, Antonio Joaquín Froez, el 28 de noviembre de 1791: Don Antonio Gorráez es igual boticario examinado y aprobado por el ya citado Protomédico12, su botica está regularmente surtida de los medicamentos más usuales; podría desempeñar con exactitud su ministerio [si] asistiera a su Botica; pero siendo constante que emplea la mayor parte del día en otras ocupaciones, que no asiste a su botica como es debido, que la tiene confiada a un mozo incapaz de desempeñar las delicadas obligaciones de un farmacéutico, de cuya habilidad, vigilancia y exactitud pende la vida y salud del público, podrá vuestra excelencia determinar en este particular lo que fuere del superior agrado de vuestra excelencia13.

Sobre este punto en particular, Mutis saldría también en su defensa a comienzos del siglo xix, el 3 de junio de 1801, cuando Gorráez regentaba ya su propia botica: Don Antonio Gorráez, boticario de profesión, y legítimamente aprobado en ella, hizo sus estudios con singular aprovechamiento en la Botica de Santo Domingo, bien dirigida y administrada hasta el fallecimiento de su insigne boticario y maestro, el Hermano Fray José Mange, instruido y aprobado en el hospital general de Zaragoza. No solamente sirve al público con su oficina, sino también por su aplicación y larga práctica de treinta y cinco años, con la no pequeña ventaja que le suministra su principal profesión, franquea con laudable caridad y paciencia a la puerta de su casa el diario socorro de recetas y remedios a innumerables pobres desvalidos, que no pueden lograr su consuelo y despacho de los otros médicos ocupados con la de más alta jerarquía. Sus modales afables, su caridad y un cierto tino mental (más apreciable en la práctica que cuantas doctrinas superfluas se toleran en las llamadas incubaciones académicas) con que 12

Se refiere a Juan [José] Cortés, a quien cita previamente en su informe de visita. Véase ibid., 255.

13

Ibid., 256. 369.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

ejercita la medicina más sencilla, y ciertamente más recomendable en el día, han hecho tan estimable su existencia en algunas comunidades religiosas de ambos sexos, y en los vecinos de mediana e ínfima clase, que no la trocarían por la del médico más acreditado14.

Siete años después, en su reporte sobre la idoneidad de Gorráez, el 16 de enero de 1808, Mutis insistió en la correcta gestión de este farmaceuta medianamente empírico: En cumplimiento del superior decreto de V. E. ordenándome que informe sobre la representación del boticario D. Antonio Gorráez con inspección de su botica, si pudiere hacerla; me parece que comprehende dos puntos: el primero, sobre un nuevo y más prolijo reconocimiento de todas las drogas simples y remedios compuestos a que se obliga [...]. En segundo lugar, pretende justificarse de los cargos hechos sobre su asistencia al despacho público, y la suficiencia de su instrucción teórica y práctica para poderle permitir el ejercicio de su profesión [...]. Habilitado en los anteriores destinos, abrió su oficina propia con la aprobación y licencias que podrá hacer constar, manejándose en ella hasta la presente con la conducta propia de su delicada profesión, especialmente en beneficio de los pobres que participan de su caridad y limosnas. Así es que tanto por esta consideración, como por la de no haber oído queja alguna judicial de algún perjuicio público dimanado de causal equivocación, o fraudulento engaño, en el despacho de las recetas, no he dudado en el dilatado curso de mi práctica encargarle de las más cuidadosas en los casos críticos con la misma confianza con que suelo dirigirlas a la de San Juan de Dios. Reconociendo también las diligencias practicadas en estas visitas, no debo desentenderme de la particularidad con que se le objeta a Gorráez la falta de su asistencia a la oficina, que [h]a de ser tan absoluta como se pondera sería indispensable su corrección y enmienda, después de combinadas otras reflexiones con los intereses del público. Es muy cierto que este sujeto, violentado por los clamores de los enfermos que imploran su asistencia, sale de su 14 Ibid., 144. 370.


• anexo 2

oficina; pero con la precaución de ordenar a su mancebo que solamente despache las drogas simples, y de ningún modo hasta su vuelta las muy compuestas, y en caso urgente las lleven a la de San Juan de Dios15.

La botica de los jesuitas quedó, pues, en buenas manos: primero, en las de Antonio Gorráez, defendido una y otra vez por José Celestino Mutis y supervisado por Jayme Navarro, y luego, a partir del año 1770, en las de los frailes del Hospital San Juan de Dios. En cuanto al inventario de específicos propiamente dicho y también a los recipientes o contenedores, es evidente que la botica de los jesuitas en Santafé desbordaba a las demás en el Nuevo Reino de Granada, tanto desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo (tablas 4 y 5; figuras 1 y 2). La relación de 1370 entradas (entre las que se presentan múltiples repeticiones que resultan en un total consolidado de 1106 específicos diferentes) (tabla 7), muestra bien la capacidad de acopio y concentración de disponibles terapéuticos de la Compañía de Jesús en este territorio. Sobre la particularidad de cada uno de los medicamentos simples y compuestos deberá hacerse un trabajo sucesivo, que requiere a la vez una cuidadosa atención historiográfica y disciplinar en los campos de la química y de la medicina. Atendiendo este precepto, dejamos en manos de la comunidad la presente obra como un somero aporte preliminar a esta iniciativa.

15

Ibid., 229-231. 371.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Tabla 7. Medicamentos específicos en la botica colonial de los jesuitas en Santafé de Bogotá Medicamentos

Reg.

Abortus

1

Abrotan

2

Absinth

12

Acasiae

1

Aceti cum salib mineral

1

Acetosae

2

Acetositat citri

1

Acetum destil expome

1

Acetum scillitic

1

Acetum vini

1

Ad cachexiam

1

Ad callum

1

Ad capil decidend

1

Ad confectione hiacint

1

Ad dolor dentium

1

Ad ganglium

1

Ad herpet

1

Ad morpheam gallic

1

Ad paralysin

1

Ad Schirrum

1

Ad ulcer

1

Advariol

1

Aerest

1

Aethiop mineral

2

Agaric

1

Agaric trochisc

1

Aggregativ

1

Agni cast

1

Agrimon

2

Agrip

1

372.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Agua destil[ada]. Primeramente, Agua de corzomer

1

Aissar

1

Ajonjoli cum igne

1

Alabast

2

Alb Rasis cum opio

1

Alb grecum

1

Album

4

Albupulver

1

Alephangin

1

Algalia

1

Alhandal

1

Alkalin Joan

1

Alkeken

2

Almartag

1

Aloe

1

Aloes hepatic

1

Aloes rosat

1

Aloes succotrin

1

Aloetic

1

Alquitrir

1

Altheae

4

Altheae fermel

1

Altheae compos

1

Alumen brasil

1

Alumen dulce

1

Alumen rupeum

1

Alumen ustum

1

Alumin rupei ex subli

1

Aly abat

1

Amatist

1

Ambar gris

1

Amigdal dulcium

1

Amil

1

373.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Ammon Palac

1

Ammoniac

4

Anacard

2

Angelic

1

Angelic Lemer

1

Angelic pul

1

Anglicus

1

Anime

1

Anisi

3

Anmet

3

Annodin

2

Anodina Roulleau

1

Anodinus dissolut

1

Anodinus mineral

1

Ante cibum

1

Anti epileptic

1

Antiasthmatic

2

Anticol

1

Anticol Palac

1

Antiepileptic

1

Antigal mercurial

1

Antihecti Poter

1

Antimon

3

Antimon crud

1

Antimon diaphoret

1

Antimon ex Ribera

1

Antimon martial

1

Antimon regul

1

Antimon ustum

1

Antimon vitrum

1

Antirheumat

1

Antivener curol musit

1

Aonmabil

1

374.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Aparitii

1

Apii

1

Apostol

2

Appoplect

1

Aquilae

1

Aquil p.p.

1

Arabic

1

Aranc

1

Arcanus duplicatum

1

Arcei

1

Arcenical

1

Aregon

1

Argent fol n.° 220

1

Argenti

1

Argentin

1

Argentum vivum

1

Aristhol long

1

Aristholoc rotund

1

Aristoloq

1

Armen

3

Aromat rosat

1

Arsenic alb

1

Arsenical

1

Artanit

1

Artemis

2

Arterial

1

Artimis

1

Asaron

1

Asin

1

Absinth

1

Asparrag

2

Asplenium

1

Assae faetid

2

375.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Assae faetid galvan &

1

Athecad

1

Atripl pul

1

Atritic Nicol

1

Aurantior

2

Aurantior Chinen

1

Aureae

1

Auri

1

Auri fol n.° 100

1

Aurum dictum purpurina

1

Aurum pigmentum

1

Axung Ursi

1

Axungia gallin

1

Axungia Leon

1

Axungia Tigr

1

Azul de prusia

1

Azul del Pais

1

Babar

1

Baccar lauri

1

Baccae lauri

1

Bal de Tolú

1

Bal temper sthomac Hof

1

Balaust

1

Balsam

2

Balsam ad sirup balsam

1

Bardan

1

Basil

3

Baymlla

1

Belleric

1

Benedict musitan

3

Benjui

1

Benzoin

1

Berber

3

376.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Bermellon

1

Betonic

1

Bezoard animal

1

Bezoard animal Pharma Bat

1

Bezoard pul

1

Bistort

2

Boelium

1

Boliusarmen

1

Bombac

1

Borax

1

Borragims

1

Borragin

2

Brion

1

Brion compos

1

Brionia

1

Briusc

2

Butir camis

1

Butir croci

1

Butir Lacert Cayman

1

Butir maph

1

Butir nucu muscat

1

C.C.

2

C.C. crud

1

C.C. ust

1

Cachect quercetan

1

Calagual

1

Calam aromat

1

Calamin

2

Calc

1

Calomel River

1

Calx Joris

1

Camedrios

1

Camepithreos

1

377.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Camphor

1

Canchilag

1

Canime

1

Cannab

1

Cantharid

1

Cantharid compos crol

1

Cantharid cum spirit vitriol

1

Cantues

1

Caphe

1

Capil vener

4

Capital

1

Cappar

1

Capua papaver albi

1

Caput mortuus vitriol

1

Caraña

1

Cardamom

1

Cardamom min

1

Cardui benedict

5

Cardum maj

1

Carduus benedict

1

Cariophilorum

1

Carlin

1

Carmel

1

Carminat silv

1

Carminativ

2

Cartham

2

Cartham commun

1

Cartham major

1

Carui

2

Caryoph

1

Cassia lignea

1

Castellin

1

Castor

4

378.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Castor ad tinctur

1

Catellor

1

Cathapict

1

Catharticum

1

Cathecu

1

Catholic

3

Cativo Mangle

1

Caulium

1

Caus

1

Cauterium potential

1

Centaur

4

Centaur pul

1

Cephalic

1

Cephalic carol quint

1

Cera Comun

1

Cera[...]

1

Cerevitiae seu spirit per fermentar

1

Ceratus mercur magist

1

Cerae

1

Ceruisa

1

Ceruleus

1

Chamaemel

4

Chebul

1

Chelid cancror p.p.

1

Cherejol

1

Chibassae

1

Chica

1

Chimu

1

Chinae

1

Cicer

1

Cichor

1

Cichor cum dupli rhab

1

Cichor simplex

1

379.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Cidonior

3

Cinnab antimon

1

Cinnab de Riber

1

Cinnab Michael

1

Cinnabr mativ

1

Cinnamom

4

Cinnamom hordeat

1

Cinoglos

1

Ciper long

1

Ciperi rotund

1

Cipres duplicat

1

Citrin

3

Citror

2

Ckelid cancror

1

Clax p.p.

1

Clemi

1

Coagul Minisich

1

Cocciae mayor

1

Coccimel

1

Coclear

5

Coclear aquatic

1

Coctus

1

Colirius spir sal amnon camph

1

Coloquint

1

Colub tataqua n° 12

1

Comitis

1

Condit Sthecad

1

Condrid

1

Condril

1

Confort et restring

1

Confort febr

1

Confortat vigon

1

Confortut mervin

1

380.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Conserv Cydonior

1

Contra abort duplicat

1

Contra casum

1

Contra dissuriam

1

Contra dolor dentium

1

Contra ruptur magn

1

Contra rupturam

1

Contra vermes

6

Contra vermes de Mompox

1

Contrahier

2

Copal

1

Copayb

1

Coral

3

Coral rubr

2

Corallin

3

Coriand

1

Corn cerv

1

Correctiv temperant

1

Cortex pini

1

Cortic Gramat

1

Cortic guayac

1

Corticum citri

2

Costo

1

Coturius

1

Cphilagro

1

Cranium humanum

1

Crassum C.C.

1

Cremor tartar

1

Croc mart adstring

1

Croc mart aperit

1

Croc mart ustus

1

Croc Metallor

1

Croci

1

381.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Crocus hispan

1

Crystal montan

1

Crystal tartar

1

Cubebar

1

Cucumer

1

Cucurb

1

Cucutae

1

Cum herb antiscorbut

1

Cum pimpinel

1

Cum radic aperit

1

Cumin

1

Cuminor

1

Cuminus

1

Cupres

1

Curbinat p.p.

1

Curcum

1

Cycla minor

1

Cydomior

1

Cylantrum

1

Cyper

1

Cyper rotund

1

Czlidon

1

Datr sandal Reform

1

Dauc

1

De Aethiop et xalap

1

De agaric

2

De Algarrobo

1

De baccis lauri

1

De butua

1

De Cappar

1

De Cera thur et medul

1

De cicuta

1

De cicuta cus ammon

1

382.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

De Cimino

1

De cova longa

1

De creta palmar

1

De cupres

1

De estafic

1

De galia muscat

1

De gemminis

1

De goa

1

De gummis

1

De guttet River

1

De hibus rid

1

De hiera et galvan

1

De Lascanis

1

De lateribus

1

De loxa

1

De manib Dei

1

De Matheo

1

De mechonio

1

De Minio

2

De mirrh

1

De Monarde

1

De mucilagin

1

De Muelle

1

De pulver restringent

1

De quinq radic

1

De ramno cathar

1

De Ribera

1

De santon et cortic lumbric

1

De sapone

1

De spodio

1

De Terbinth thur gum ammon

1

De Tereb resin cer vulgo bonito

1

De tribus

1

383.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Decappar

1

Del chivato

1

Dentes apri

3

Desobstrent cum mercur dul et agaric

1

Desopilati

1

Diabotan

1

Diacartham

1

Diacatholic

1

Diacodion

1

Diagrio

1

Diaireos

1

Dialtheae

1

Diamargar frigid

1

Diamargarit pul

1

Diamor

2

Diamor de sacchar

1

Diapalm

3

Diaphenic

1

Diaphoret Helvet

1

Diaphoret Minsich

1

Diaprun simplex

1

Diaquil

1

Diaquil gum

1

Diaquil major

1

Diaquil min

1

Diarrhod

1

Diarrhod alb

1

Diascord pul

1

Diasulphur de Ruland

1

Diatragacant frigid

1

Dictam alb

1

Dictam creten

1

Dictamum creten

1

384.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Divinum

1

Ebur

1

Ebut

1

Echelid cancror

1

Egiptiac

1

Elater

1

Elebor alb

1

Elebor album

1

Elebor nigrum

3

Electuarium Diatartar

1

Elixir uterin Jungk

1

Emetic

1

Endiviae

2

Ens vener

1

Enulae campan

2

Epithym o palo de Bomba

1

Escamon seu solut sanguin

1

Espongilla

1

Essentia annisi

1

Essulae

1

Eupathorium

4

Euphorb

5

Ex baccis laur

1

Extract ex terra cucutae

1

Extract Saturn seu Color

1

Fabae commun torrefact

1

Fabae marin

1

Fabae S Ignat[ius]

1

Fabar

1

Faecul ari

1

Faecul brioniae

1

Faenicul

5

Faetid cocciae minor

1

385.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Faetid mesue

1

Familiar Minsich

1

Farin hordei

1

Farin Jubar

1

Farin lupin

1

Farin semin lini

1

Fatar

1

Febrifug

1

Febrifug caracul

1

Febrifug compos

1

Febrifug Limesel

1

Fel lauri

1

Fenugrecu pul

1

Ferri Madam Fouq

1

Feutrit

1

Fil Zachar

2

Filie

1

Filipendul

1

Flava

1

Flavum

1

Flor borragin

1

Flor persic

1

Flor tunicae

1

Flores Sulphur

1

Folia sen

1

Fortis

2

Fragacant

1

Fraxin

1

Frumentiae cum aq vitae

1

Frumentiae

1

Fuligin

1

Fumar

3

Fumus terreae

2

386.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Fusillagin

1

Galang

1

Galban

1

Galen ad combust

1

Galiae

1

Galiae alea

1

Galiae Messue

1

Gallae

1

Galvan crocat

1

Gemma

1

Genist

1

Gentian

3

Gentian compos

1

Gland

1

Glanders

1

Gordo Lobo

1

Gordon

1

Gramator

2

Gramin

2

Grana Kermers

1

Grana Tinctor

1

Granates

1

Grecum

1

Grunates p.p.

1

Gualanday

1

Guayacan

5

Guil serv

1

Gum ammon

1

Gum elem

2

Gumina Laca

1

Gummos

1

Gummos de escrod

1

Guttae

1

387.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Haematit p.p.

1

Hamec

1

Hedera terrest

1

Heders

1

Helebor

1

Herba del Paraguay

1

Herba moradilla

1

Herba vulneraria

1

Herbae medicae

1

Heredae

1

Hermodac

1

Hervin

1

Hidor hirund

1

Hierz logad

1

Hipeccaq

1

Hordeum

1

Hurtic

1

Hyacint

2

Hyera magna

1

Hymi

1

Hymph

1

Hyoschiam

1

Hyperic

3

Hypochist

2

Hysopus

2

Icthiocol

1

Imperator

1

Indie

1

Innocent

1

Ireos Florent

1

Irid n

1

Issis

2

Italic ad vulner

1

388.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Iva artetica

1

Jacamac

1

Jalapae

2

Jovial

1

Jovis

1

Jrinum

1

Judaicus

2

Jujubar

1

Juniper

6

Jurado

1

Jus cancror destillat

1

Karab p.p.

1

Karab trochiscat

1

Karabe elect

1

Keirin

1

Kerefol

1

Kermeis mineral

1

Kin Kin

4

Labdanum

1

Labdun

1

Lac machoac

1

Lac solutiv nigrum

1

Lac solutivum

1

Lac sulphur

1

Lac terrae

2

Lac virginal

2

Lacertor

1

Lacertr

1

Lact alexiter

1

Lactis virgin

1

Lactusae

2

Lapis

1

Lapis haematit

1

389.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Laudan liquid

1

Laur

1

Lavandul

1

Lavendul

3

Lavendul compos

1

Lazul p.p.

1

Laetit Gal

1

Lentisc

1

Licor C. C.

1

Ligni buxi

1

Lignum aloes

1

Lignum brasil

1

Lignum buxi

1

Lignum juniper

1

Lignum manzanuque

1

Lignum nephritic

1

Lignum rhodinum

1

Lignum salsafras

1

Lignum sana

1

Lignum sandal citrin

1

Lignum sandal rub

1

Lignum sandalor alb

1

Lignum tamarisc

1

Lilior albor

2

Lim

1

Limacum ad oculor caligin

1

Limat

1

Limatura cupri

1

Limatura ferri

1

Limon

1

Lingua avis

1

Linze

1

Liquidamb

1

390.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Liquiritia

4

Litargirium

1

Looc ad asthm Palac

1

Luc major

1

Lucatel

1

Lucies major

1

Lumbric compos

2

Lumbricor

2

Lupin

2

Macropiper

1

Macus

1

Magist antimony diaphor

1

Magist Jovis

1

Magist Saturn

1

Magisterium matris perlar

1

Magisterium purgans

1

Magistral coral

1

Magnet arsenic ang sal

1

Magnum sthomac

1

Mandibul curbinat

1

Mandragor

1

Mani

1

Manna

1

Mantagin

1

Maqui maqui vel cathecu

1

Marchion seu imperial

1

Marrub

1

Mart

1

Mart aperit

2

Mart extract cum aq

1

Martial

1

Martiat

1

Masa caustica canthar

1

391.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Masthich

4

Mater perlar

2

Matricar

3

Mayoran

3

Mechoac

3

Medicinal

1

Medulla cervi

1

Mel anacard

1

Mel apum

1

Mel motue

1

Melilot

2

Melissae

5

Menjui

1

Menthae

5

Mercur

2

Mercurial

1

Mercurius dulc

1

Mespil

1

Metallor

1

Metallor dicta lilium

1

Mille hor

1

Mille solis

1

Mineral

1

Minii

1

Minium

1

Mirabil Glauber

1

Mirabol emblic

1

Miraculosum

1

Mirrhae

3

Mirthum

1

Mirtillor

2

Mitridat

1

Mobil al kerm

1

392.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Montan p. p.

1

Moschus

2

Mucilagin

1

Mugnes

1

Mumia

1

Mumiae mineral

1

Mund

1

Mundificat

1

Naphae

1

Natura hoctens

1

Naturit aquat

1

Neche

1

Neme

1

Nephritic Lemort

1

Nicotian

2

Nigelle

1

Nigrum vidos

1

Nimph

2

Nitri corrosiv

1

Nitri dulc

1

Nitru subiat

1

Nitrum

1

Nitrum antimon

1

Nitrum nitrat

1

Nitrum purificat

1

Nuces cupres

1

Nuces muscat

1

Nucum

1

Nucum muscat

1

Nucum virid

1

Ocre

1

Ocul cancror

2

Oculi canc p.p.

1

393.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Ocymum

1

Ol sulphur

1

Oleum destil roris marin

1

Oleum exprercum amigdal amar

1

Oleum peridecoct Rutae

1

Oleum petroleum

1

Oleum seu balsam Mariq

1

Olieronim de la Fuente

1

Omnia samanis duplic

1

Omnium specier

1

Opium

1

Opoponac

1

Orbutan Hoffm

1

Origanum

2

Oriza

1

Ossa dacil

1

Ossa ex corde cervi

1

Ossa manat

1

Ossa sepiae

1

Ossa usta v p. p.

1

Otermodact

1

Otierae picre

1

Otova

1

Oty peric

1

Oxalid

2

Oxicroc

1

Oximel simplex

1

Pallidum

1

Palm vulnerar

1

Panac antimon

1

Panacea aurea

1

Panacea mercur

1

Panchimag

1

394.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Papaver alb

2

Papaver nigri

1

Papaver rhead

1

Papaver rub

3

Parietar

2

Part prov cum trochisc mirabol

1

Partum provoc

1

Passulae

1

Pecticus

1

Pectoral

1

Pectoral anglic

1

Pelitre

1

Peoniae

5

Peoniae compos

2

Peraman

1

Perlae minutissimae

1

Peruvian

2

Pes Palomin

1

Pesilii

1

Petit

1

Petroselin

2

Petroselin pul

1

Philon Persic

1

Philon Roman

1

Philosophor

1

Picis naval cum masthic et pulv [...]

1

Picra

1

Pillulae mercurial

1

Pimpinel

1

Piper album

1

Piper Jamaic

1

Piper long

1

Piper nigrum

1

395.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Piper nost

1

Piret

1

Pix graeca

1

Plantaginus

2

Pliris arcoticon

1

Plumbum

2

Plumbum ustum

1

Polycrest

1

Polypod

1

Poma colochint

1

Pomat mercurial

1

Pomata Valenc

1

Pomor

2

Populeum

1

Portulac

3

Praecipit alb

1

Praecipit rub

1

Praecipitat cum auro

1

Praecipitat cum spirit vini

1

Praecipitat rub emetic

1

Praecipitat virid

1

Pro Matrice

1

Propriet essential

1

Propriet Paracel

1

Prunae

1

Prunel

1

Prunor

2

Psilium

1

Puleguim

3

Pulpa cassiae fistul

1

Pulpa passid

1

Pulpa prunar

1

Pulpa tamarind

1

396.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Pulpinor

1

Pulveriact

1

Pulvis viperar

1

Punicus

1

Purgans

1

Quatitor sem frig major

1

Quercus

1

Quina radic

1

Quint essen auri

1

Quinua

1

Radic angelic

1

Radic ariscloq

1

Radic ceri compossit

1

Radic contrahierv

1

Radic enuls

1

Radic serpent virgin

1

Radic tamarisc

1

Radix Jreos Florent

1

Ramax cum duplic morc

1

Ramax cum quad mercur

1

Ramic

1

Ranar

1

Ranfranc

1

Rasura ebur

1

Rasura lign sanct

1

Rasura tamar

1

Rasura vini

1

Regia

1

Regin ungar

1

Regine

1

Regium

1

Regulum antimon simp

1

Regulum medicinal

1

397.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Resid antim diaphor mart

1

Residuum stagni calcinat

1

Resin Copal

1

Resin guayac

1

Resin Jalap

1

Resin Juniper

1

Resin pini

2

Resinus

1

Restringenis ad disenter

1

Restringent

2

Rhabar

2

Rhaphan

2

Rhaphan compos

1

Rhaphan simpli

1

Rhaphont

1

Rhubar

1

Roris marin

5

Ros merin

1

Rosar

4

Rosar cum spirit vitriol

1

Rosar siccar

2

Rosar solutiv

1

Rosarium

1

Rosat mercur

1

Rosat omphan

1

Rubiae tinctor

1

Rubies

1

Rubies et granat p. p.

1

Rubr vigon

1

Rubrum

3

Ruiz

1

Rusci

2

Rutae

5

398.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Sabinae

4

Sacchar anisat

1

Sacchar cand

1

Saccharum album

1

Sachar citri

1

Sacra

1

Sagapen

1

Sal ammoniac

1

Sal commun

1

Sal dulc

1

Sal marinus

1

Salamand

1

Salsafras

2

Salsafras de Apiai

1

Salvia silvestr

1

Salvia

1

Samaritan

1

Sambuc

1

Sambuc

1

Sandal

1

Sandal alb

1

Sandal citrin

1

Sandal rosat

1

Sandal rub

1

Sanguis dracon

1

Sanguis Hirci

1

Santonic

2

Sapo tartareus

1

Sapon

1

Sardonic p.p.

1

Sarracenor

1

Satureg

1

Saturn

2

399.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Scabiem

1

Scabiosae

1

Scabixa

1

Scamon

1

Scamon

1

Scillea

2

Scilliticum

1

Scord

1

Scordium

1

Scorpionum de messue

1

Scorpionum Mathiol

1

Scrophular

1

Sebum cervi

1

Sebum hirci

1

Sebum vaccinum

1

Secunda croci

1

Secunda Madam Fouq

1

Semen fenugrec

1

Semin coriand

1

Semin napor

1

Semin papaver rub

1

Serapin

1

Serpentar

1

Serpentar virgin

1

Serum lact cum herb emolient

1

Sesami

2

Sinapij

1

Sine quibus

1

Sirupus liquiritiae

1

Smaragd p. p.

1

Smaragd vulgo morrallon

1

Smaragdar

1

Smargag

1

400.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Smilac

2

Solan

2

Solubil

1

Solut sen

1

Spalt

1

Species ad electuar

1

Sperm cet

2

Sperm cet cum ol Junip

1

Spic nard

1

Spica celtic

1

Spica mard

1

Spirit Ligni guayac

1

Splen bovis

1

Spodium p.p.

1

Stanphisag

1

Stercus columb

1

Stercus lacert

1

Stercus muris

1

Stercus povon

1

Sthecad

1

Sthirax

1

Sthirax calamin

1

Sthomac

2

Sthomac laxans

1

Sthomac Palace

1

Sthorac

1

Sthorax

1

Stinch

1

Sublimat corrosiv

1

Sublimat crud

1

Succin

2

Succin anodin

1

Succinum citrin

1

401.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Succinum alb

1

Succus limon

1

Sulp anod mart antrip hol

1

Sulp Helvet

1

Sulphur

1

Sulphur anisat

1

Sulphur anodin vitriol

1

Sulphur antimon

1

Sulphur succutrin

1

Sulphur terebinth

1

Sulphur viv

1

Sumac

1

Summitat tamariic

1

Sumper

1

Suppurat

1

Sympactic

1

Symphit

1

Tachuelo

1

Taken

1

Tamarind

1

Tamarisc

2

Taray

1

Tartar bont

1

Tartar crudus

1

Tartar faetid

1

Tartar per deliquium

1

Tatacoa

1

Tavera

1

Terebinth cocta

1

Terebinth de frailejon

1

Terebinth hispanic

1

Terebintin macis aloc

1

Terra cretens

1

402.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Terra saponica

1

Terrae sigillat

1

Testes ovor calcin et p.p.

1

The

1

Theriac magn

1

Theriacal

2

Theriacal Palacios

1

Therra sigillata

1

Thurp mineral

1

Thus

1

Thus gague, vel squinant

1

Tiliae

3

Timuis

1

Tinctura antihister Palac

1

Tolu

1

Topatiu

2

Tormentil

3

Tranquil

2

Tres Hores cordial

1

Triapharm Gal

1

Trochisc alb Rasis

1

Tunicae

1

Turbit

1

Tussillago

1

Tutiae

3

Unguentum rosat

1

Ungul alc

1

Unicorn

1

Universa

1

Urinae

1

Usti et p. p.

1

Valerian

1

Ventris gallin

1

403.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Medicamentos

Reg.

Veronic

1

Vesicans

1

Vidos Camphor

1

Vinca per vinca

1

Vincetox

1

Vincetoxic

1

Vini camphor

1

Vini cum spirit saturn

1

Vinum amarum

1

Vinum destil cum rose marin

1

Vinum emetic

1

Vinum stipticum

1

Violar

4

Viperar

1

Viperae sicce

1

Viperin

1

Virga aurea

1

Virid

1

Virid aeris

2

Virperin

1

Visci quercin

1

Vitae

2

Vitae magnum

1

Vitae rectificat

1

Vitae corrosiv

1

Vitel ovar

1

Vitriol

3

Vitriol abb ex virid gris

1

Vitriol acid

1

Vitriol alb

1

Vitriol antimon rub

1

Vitriol mar solub

1

Vitriol martial non solub

1

404.


• anexo 2

Medicamentos

Reg.

Vitriol roman

1

Vitriol seu caparros

1

Vitriolat

1

Vitrum antimon

1

Volat C.C.

1

Volat ol silv

1

Volat sal ammon

1

Volat succin

1

Volat viperar

1

Volatil ol silv

1

Volatil sal ammon

1

Vulnerar

3

Vulnerar cum aqua Regi ung

1

Yesgpo

1

Yguan

1

Ynca

1

Zaphir

2

Zariocol

1

Zedoar

1

Zingiber

1

Registros totales

1370

Ponderaciones El inventario de la botica colonial jesuita presenta tres unidades de ponderación: arrobas (@), libras (lb) y onzas (℥), con múltiplos cuantitativos representados por las letras i, j, v, x y z. De acuerdo con el análisis previo de un inventario colonial contemporáneo en Santafé16, elaborado en el mes de julio de 1776 en la botica del convento de Santo Domingo por Antonio Cabrejo, ministro y prior, y fray Josef Antonio Pontón, notario del convento, la libra farmacéutica equivalía a 12 onzas medicinales, para un total aproximado de

16 Díaz Piedrahita y Mantilla, La terapéutica en el Nuevo Reino, 175-186. 405.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

373,24 gramos actuales. Por su parte, la arroba equivale a 25 libras o 12,5 kilogramos actuales. En cuanto a los múltiplos cuantitativos de estas unidades de peso, en aparente orden de magnitud descendente x-v-i-j-z, la equivalencia es, hasta el momento, incierta para nosotros.

Valoraciones monetarias El avalúo de los bienes de la botica jesuita santafereña indica tres unidades monetarias principales: pesos fuertes, reales de vellón y maravedíes. El real de vellón equivalía a 0,4 reales de plata, pues era producto de una aleación de plata y un poco más de 50 % de cobre. Entre menos cobre, más “rico” era el vellón, clasificado en “vellón rico” y “vellón pobre”. Su relación con el peso fuerte era de 20:1, es decir, veinte reales de vellón por peso fuerte. En cuanto a la equivalencia del maravedí con el real de vellón, esta fue variable en el tiempo: a partir del año 1686, 64 maravedíes equivalían a un real de plata, equivalente, a su vez, y grosso modo en función de la riqueza de la aleación, a dos reales de vellón.

Referencias Fuentes primarias Archivo General de la Nación (agn) Colonia (1608), Testamentarias de Cundinamarca, tomo 28 (ff. 1-203). Colonia (1776), Miscelánea, tomo 55 (ff. 792 r.-799 v.). Colonia (1777), Conventos, carpetas 29 (ff. 213-226), 34 (ff. 592-617), 36 (ff. 292-312), 52 (ff. 954957). Colonia (1799), Médicos y Abogados, tomo 2 (ff. 870-879). Archivo Nacional de Ecuador (ane) Gobierno, C. 32, carpeta con fecha 8, vi, 1782.

406.


• anexo 2

Fuentes secundarias Cicala, Mario. Descripción histórico topográfica de la Provincia de Quito de la Compañía de Jesús. Quito: Biblioteca Aurelio Espinoza Pólit, 1994. Díaz Piedrahita, Santiago. “Parangón entre dos boticas granadinas del año 1776”. Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales 36, n.o 139 (2012): 219-235. Díaz Piedrahita, Santiago, y Luis Carlos Mantilla. La terapéutica en el Nuevo Reino de Granada. Un recetario franciscano del siglo xviii. Bogotá: Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 2002. Martínez Briceño, Rafael, y Guillermo Hernández de Alba. De Hipócrates a Pasteur: contribución para la historia de la medicina colombiana. Bogotá: Schering, 1966. Núñez Freile, Byron. “El pensamiento microbiológico de los jesuitas de la Universidad de San Gregorio Magno en la Real Audiencia de Quito”. Acta Medica Peruana 27, n.o 1 (2010): 6573, 67. Pita Pico, Roger. “Las boticas en el Nuevo Reino de Granada a finales del período colonial: el lento camino hacia la modernidad”. Medicina 37, n.o 3 (2005): 223-241. Rivera Sandoval, Javier. De todo como en botica. Balance de los productos ofrecidos en las boticas de los hospitales de la orden San Juan de Dios en los puertos neogranadinos del siglo xviii. Bogotá: Icanh, 2011. Ronderos, Paula. El dilema de los rótulos: lectura del inventario de una botica santafereña de comienzos del siglo xvii. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2006.

407.



ş anexo 3



Primera cátedra neogranadina de medicina Alberto Gómez Gutiérrez

Años después de iniciada la práctica farmacéutica en el Nuevo Reino de Granada, tal y como se ha referido hasta el momento en la presente obra, debe considerarse que la primera cátedra de medicina registrada en este territorio se ha atribuido a un médico de origen portugués, Rodrigo Enríquez de Andrade. Este facultativo arribó a Santafé en 1635, en medio de la comitiva del nuevo arzobispo fray Cristóbal de Torres, de la orden de los predicadores, quien fundaría en 1653, dieciocho años después, el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Pero ya al año siguiente de su desembarco en 1636, en respuesta a la falta de facultativos diplomados en esta y otras ciudades del reino, Enríquez de Andrade, su protomédico de cabecera, inició los trámites para formalizar la enseñanza de la medicina. Una lectura detenida de los tres folios que contienen los manuscritos originales asociados al protocolo de la época para fundar cátedras en el Nuevo Reino de Granada, permitirá entender por qué se dictó en la Javeriana y sustentar adecuadamente este hito en la historia de la medicina neogranadina. Los documentos fuente, que incluyen una “solicitud”, una “respuesta”, una “notificación” y una “noticia” de la cátedra por parte de la Real Audiencia de Santafé, se conservan hoy en el Archivo General de la Nación1, y dicen así: 1 Para una reproducción preliminar de estos textos, véase Alberto Gómez Gutiérrez, “Primera cátedra de medicina en el Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé”, Universitas Medica, n.o 48 (2007): 54-60. 411.


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Solicitud para dictar Cátedra de Medicina en el Real Colegio Mayor de San Bartolomé Año de 1636 El Licenciado Rodrigo Enríquez de Andrade. Digo que a mi noticia ha venido de que en esta ciudad, habiendo cátedras de artes y teología, y faltar para adorno de esta Corte quien lea cátedra de medicina para que se vayan creando médicos sin ser menester enviar a España por ellos, y que [así mismo] que haya muchos aficionados que por falta de (de) doctrina no lo son, ni hacen la dicha facultad, a V[uestra] A[lteza] pido y suplico me mande dar licencia para que en la parte que más idónea pareciere pueda leer la dicha cátedra de medicina [en] tanto honra y provecho de toda esta corte que recibiré merced. [Firma:] El Licenciado Enríquez. Respuesta a la solicitud para dictar Cátedra de Medicina en el Real Colegio Mayor de San Bartolomé 31 de marzo de 1636 Atento a la utilidad que se podrá seguir a este reyno con la enseñanza y lectura de la medicina, se le da licencia y facultad para que pueda leer sin que por esto haya de llevar derechos algunos, ni los oyentes ganar cursos y para que cómodamente se acuda a este efecto, se le ruega y encarga al Padre Rector de la Compañía de Jesús le señale el aula que más oportuna y a propósito le pareciere. [tres rúbricas] Salió proveído el auto decreto de suyo de la sala del Real Acuerdo de Justicia hecho por los señores presidente y oidores de la Audiencia Real de su Majestad Don Sancho Girón, Marqués de Sófraga, Presidente y Licenciados Don Gabriel de Carvajal, Blas Robles de Salcedo, oidores, en Santafé, a treinta y uno de marzo de mil y seiscientos y treinta y seis años. [Firma:] Velásquez. Notificación para dictar Cátedra de Medicina en el Real Colegio Mayor de San Bartolomé 1 de abril de 1636 En Santafé a primero de abril de mil y seiscientos y treinta y seis años notifiqué este acto al Licenciado Rodrigo Enríquez de Andrade de que doy fe. Testigos: Bartolomé Delgado y el Maestro Antón Pardo. [Firma:] Pedro de Bustamante.

412.


• anexo 3

Noticia sobre la Cátedra de Medicina en el Real Colegio Mayor de San Bartolomé 1 de abril de 1636 En Santafé, a primero de abril de mil y seiscientos y treinta y seis años notifiqué el auto de [suyo] al padre Francisco de Fuentes de la Compañía de Jesús, rector del colegio de esta ciudad, y su paternidad dijo que para la lectura de esta facultad desde luego señala a dicho Licenciado Rodrigo Enríquez de Andrade el aula donde se lee la Filosofía, y que para que lea la dicha cátedra de medicina a la hora de las ocho y un cuarto de la mañana y estando en la dicha aula y sala que es la que cae y linda, calle en medio, con casas que habitan los señores arzobispos y el Licenciado Blas Robles de Salcedo, oidor de esta Real Audiencia que habita al presente, y con otras aulas que el dicho colegio tiene donde se leen otras ciencias, en la dicha aula señalada [hay] una cátedra en que subió dicho Licenciado Rodrigo Enríquez de Andrade y recitó en lengua latina, donde concurrieron el dicho padre rector y otros padres maestros de la dicha compañía y gran concurso de estudiantes y colegiales que cursan en ella y otras muchas personas, clérigos y seculares; y de cómo se hizo dicho acto sin contradicción, el dicho padre rector lo pidió por testimonio y que los presentes le sean testigo e yo el presente escribano infraescrito doy fe y verdadero testimonio a todos los que vieren el presente, que pasó y se hizo el dicho acto según y como va expresado de suyo, quieta y pacíficamente, sin contradicción. Testigos que se hallaron presentes: Estacio Sanguino Rengel, escribano real, Pedro Sánchez Cueto, procurador de la Real Audiencia de este Reyno, y el bachiller Diego de Parada, presbítero, y Don Diego Osorio y otras muchas personas. En testimonio de verdad, [Firma:] Pedro Bustamante, escribano del Rey Nuestro Señor2.

Una vez revisadas las fuentes primarias de este suceso, debe considerarse que, tal y como lo sustentó Guillermo Hernández de Alba en su colección de Documentos para la historia de la educación en Colombia3, la tarea de 2 Archivo General de la Nación, Miscelánea, vol. 66, fols. 555-557. Transcripción de la historiadora Adriana Castaño y de Alberto Gómez Gutiérrez a partir de los manuscritos originales. 3 Véase Guillermo Hernández de Alba, “La primera cátedra de medicina en el Nuevo Reino de Granada”, en Documentos para la historia de la educación en Colombia, tomo i, capítulo 5 (Bogotá: Patronato Colombiano de Artes 413.


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este protomédico para convencer a los estudiantes de la época no fue fácil, debido a la percepción de la medicina como un arte manual, sin el prestigio de otras profesiones preferidas por la élite, y a que en esta no podrían “ganar cursos” ni recibir títulos en ese momento. Tampoco fue fácil convencer a las autoridades de la importancia de la docencia de la medicina. El P. Juan Manuel Pacheco, S. J., historiador de la Compañía de Jesús, refirió lo que los jesuitas consideraron sobre esta cátedra en el Libro de grados de la Universidad colonial, dos años y medio después de aprobada, en el Acta del 19 de diciembre de 1638, cuando Enríquez de Andrade solicitó alguna remuneración: [El Licenciado Don Rodrigo Enríquez de Andrade, Protomédico de este Reino y Catedrático de Medicina de esta Universidad por especial orden de la Real Audiencia y recibimiento que por tal Catedrático se me hizo en este Colegio y su Visitador (digo) que por cuanto yo estoy presente a leer dicha Cátedra, y] ser cosa al parecer indecente que siendo miembro de esta dicha Universidad, solo lo sea para el trabajo de la dicha lectura, y no para los útiles que a los tales catedráticos se les siguen de las propinas. [A Vuestra Señoría pido y suplico que en conformidad de lo por mí aquí referido ya, que desde luego a ser Médico de los Doctores y Maestros que hay y hubiere graduados en esta dicha Universidad me obligó, y en su equivalencia, se me admita para que lleve las propinas que deban a dichos Doctores y Maestros pues bien mirado se lo miro [en] la honra que se me seguirá, que a los útiles, pues más es lo que ofrezco con comodidad de todo el Claustro que lo que sin descomodidad se me puede conceder, que recibiré merced. [Firma:] El Licenciado Don Rodrigo Enríquez4.]

y Ciencias, 1969), 106-113; Emilio Quevedo y Camilo Duque, Historia de la Cátedra de Medicina en el Colegio Mayor del Rosario durante la Colonia y la República: 1653-1865 (Bogotá: Centro Editorial Universidad del Rosario, 2002). 4 Lo que va en cursivas en esta y las citas siguientes fue citado por el padre Juan Manuel Pacheco en su obra Los jesuitas en Colombia, tomo I (Bogotá: Editorial San Juan Eudes, 1959), 538. Véase la transcripción original de los documentos fuente primarios en el Libro de grados de la Universidad. Libro I: 1634-1685 - Actas de la Universidad Javeriana Colonial, editado por el padre José del Rey Fajardo, S. J. 414.


• anexo 3

Frente a esta solicitud, aparentemente razonable, las directivas del Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé decretaron ese mismo 19 de diciembre de 1638 que, una vez leída esta petición por el escribano Alonso Rodríguez Bernal, tal y como fue [presentada por el Licenciado Don Rodrigo Enríquez, Médico, se vio con ella su título del dicho Grado en Medicina escrito en pergamino y autorizado de Don Rodrigo de la Serna, Notario en la Universidad de Alcalá, con sello pendiente, y también se leyó la Real Provisión librada con acuerdo del Marqués de Sófraga, Presidente de esta Real Audiencia, en que le nombró Protomédico por ausencia del Doctor Mendo López del Campo. Y habiéndose practicado y conferido cerca de lo propuesto por el Padre Prefecto, se fue votando y de votos conformó en mayor número [y] se determinó por muy graves razones que el dicho Licenciado Don Rodrigo] no se admitiese [a] Corporación sino solo como Catedrático de Medicina en este Colegio, con beneplácito de la Real Audiencia y como Protomédico se recibiese por Médico que se obliga a curar a los Doctores y Maestros de la dicha Academia, y que por esto se le dé propina como si fuera Maestro, y el asiento por ahora, y el lugar en todos los actos públicos se ha dispuesto de los Maestros, así los presentes como los que de aquí en adelante se fueren graduando o incorporando, y que en los dichos actos no usen de borla sino solo la muceta, y que faltando a este trato se le haga multa rata por cantidad a juicio del Padre Rector, y que así se le diga y notifique5.

Quedaba así explícita la jerarquía de segunda categoría del catedrático Enríquez de Andrade y sus obligaciones para con la comunidad académica de este colegio, aunque no se precisaron las “muy graves razones” para esta determinación. Rodrigo Enríquez de Andrade, “Protomédico [del] Reino, primer Catedrático Fundador y Decano de la Facultad de Medicina de esta Academia por especial orden y licencia y dispensación de [la] Real Audiencia”, protestó inmediatamente, alegando “notable agravio en detrimento de esta Academia, 5 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 539. Citado erróneamente como “Pacheco, Juan Manuel, S. J. Los jesuitas en Colombia (1970). Vol. 2. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo” en Quevedo et al., eds., Historia de la medicina en Colombia, tomo i (2007), 183 y 254. 415.


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como catedrático suyo que [era]” y suplicó para que “viéndose [su] Justicia, se [enmendara] el dicho decreto”6. El P. Pacheco reporta que (el 1.º de enero de 1639) la Universidad “derogó su resolución, en vista de que Enríquez era decano de la Facultad, y su fundador y primer catedrático, y se le concedió llevar la borla [en la gorra] e ir inmediato a los doctores de teología y recibir propinas como los demás catedráticos”7. Lo de la borla funcionó sin contradicción, pero la cátedra y las propinas no tanto. Casi tres años después, en noviembre de 1641, el licenciado envió una constancia escrita a las autoridades de la Academia Javeriana refiriendo que […] por auto de la Real Audiencia de este Reino, y decreto del Claustro de esta Academia, se me dio nombramiento de Catedrático de Medicina en ella, dándome asiento y gajes porque leyese dicha cátedra a los que me quisiesen oír, lo cual hice por espacio de más de dos años hasta que no tuve discípulos que me oyesen, [y por cuanto a mi noticia ha venido que por los Padres aparte del dicho Claustro y Rector de él se me ha quitado dicha propina por decir [que] no leo (sin darme, o haber quien me oiga) […] y en España y Real Consejo de las Indias está hecho informe de que en esta Academia hay Cátedra de Medicina, lo cual, según se pretende por lo acordado es contra la verdad del hecho pues en el dicho Real Consejo se tendrá por cierto lo que a ella ha faltado8.

En consecuencia, por falta de auditores, se le había privado de las propinas de los grados, a lo cual Enríquez volvió a protestar, exigiendo “se me vuelva lo poco que se me daba por estar expuesto con nombre de Catedrático a leer por tan poca remuneración, y jurídicamente se me declare por no Catedrático, y se me mande dar testimonio en manera que haga fe, pues es justicia que pido”9. La resolución correspondiente se demoró, y entre tanto el médico

6 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, I, 539; del Rey Fajardo, Libro de grados, i, 85. 7

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, I, 539; del Rey Fajardo, Libro de grados, i, 85-86.

8

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, I, 539; del Rey Fajardo, Libro de grados, i, 140.

9

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, I, 539; del Rey Fajardo, Libro de grados, i, 140.

416.


• anexo 3

Enríquez recibió las propinas que los graduandos de la universidad depositaron en la caja de esta, incluyendo las que se le debían. Esta situación inestable hizo que el médico del arzobispo Cristóbal de Torres, O. P., y primer catedrático de prima de medicina en el Nuevo Reino de Granada (es decir, de anatomía y fisiología en el cuerpo sano), tomara la decisión de regresar a España. En 1643, Martín de Saavedra y Guzmán, presidente de la Real Audiencia de Santafé entre 1637 y 1645, evaluó y emitió su juicio sobre la persona y la labor pasada de Enríquez de Andrade, en carta fechada el 13 de agosto de ese mismo año en Santafé, afirmando que “era portugués, cristiano nuevo, perjudicial y escandaloso”10, aclarando así, tal vez, las “muy graves razones” en su contra que no habían sido expuestas cinco años antes. La percepción del presidente de la Real Audiencia debe modularse y analizarse detenidamente frente a los eventuales conflictos de interés de la élite rectora colonial en Santafé. A partir de este primer antecedente, habría que esperar más de 160 años, hasta 1804, cuando sería presentado al virrey Antonio Amar y Borbón el primer plan de estudios de medicina en esta ciudad, con la firma del médico y botánico José Celestino Mutis y Bossio, director de la Real Expedición Botánica al Nuevo Reino de Granada. Con base en este plan, Miguel de Isla, de la orden hospitalaria de San Juan de Dios, había inaugurado ya el 21 de octubre de 1802 la cátedra de Medicina en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, segundo intento de formalización de los estudios de medicina en Santafé de Bogotá, también efímero. Una vez superadas las vicisitudes de las guerras de Independencia, la educación médica se estableció en diferentes escuelas transitorias en Bogotá, hasta concretarse con la fundación de la Facultad de Medicina y Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia en 1867, bajo la rectoría de Manuel Ancízar Basterra y la dirección del médico santandereano Antonio Vargas Reyes. Vargas Reyes había sido, por su parte, el fundador de la primera revista médica de Colombia, titulada La Lanceta, en 1852, así como de la 10

Original en el Archivo General de Indias, Santafé, leg. 8, citada en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 539. 417.


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Gaceta Médica de Colombia en 1864, y fue también el principal promotor de la fundación de la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales, la cual tendría lugar en 1873 —el mismo año de su muerte— bajo la presidencia de su paisano Manuel Plata Azuero. Esta sociedad se convertiría en 1891 en la Academia Nacional de Medicina de Colombia. Por diferentes motivos que no desarrollaremos en este texto, la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana solo iniciaría labores formalmente en 1942, 306 años después de la primera iniciativa de Rodrigo Enríquez de Andrade. Después de comentar en este punto, y con algún detalle, la primera cátedra de medicina en Santafé en 1636, cerraremos esta reflexión con una aproximación anacrónica a la biblioteca médica de los jesuitas en el Virreinato de la Nueva Granada. Para el efecto, se presenta un listado de seis obras médicas publicadas hasta mediados del siglo xviii que se conservan hoy en las bibliotecas de esta misma universidad. Tabla 1. Obras médicas coloniales en la Biblioteca General de la Pontificia Universidad Javeriana en 2019 Año

Autor

Título

1497

Mesue, Johannis

Canones universales divi Johannis Mesue, de consolatione

1549

Ruellio, Joanne

Pedanii Dioscoridis Anarzabei, de medicinale materia libri sex

1549

Dioscorides, Pedanius

De materia medica

1736

Gilabert, Vicente

Examen medicum, per dialogos, juxta antiquorum et recentiorum placita, ut tyronibus prodesse queat

1745

Rodríguez, Antonio J.

Nuevo aspecto de la theologia medico moral, y ambos derechos; obra crítica provechosa a parochos, confessores y professores de ambos derechos, y útil a médicos, philósofos y eruditos

1754

418.

Baglivi, Giorgio

Opera omnia medico practica et anatomica


• anexo 3

A estas se podrán sumar un buen número de las obras médicas coloniales que se conservan en el fondo Libros Raros y Curiosos de la Biblioteca Nacional de Colombia, parte de las cuales, como se sabe, fueron confiscadas a los jesuitas en 1767, año de su primera expulsión. De acuerdo con el criterio del P. José del Rey Fajardo, S. J., el análisis historiográfico de los vínculos de los jesuitas con la medicina colonial permanece inédito, y este debe incluir, más allá del registro de las obras médicas impresas que se conservaban en los fondos de la Compañía, el estudio de las boticas y sus medicamentos, como se ha hecho en el presente volumen. Un buen contexto para esta tarea lo ofrece, justamente, la muy completa colección de publicaciones del P. del Rey que fue ya la base de una publicación previa del Instituto de Genética Humana en 2008, titulada Scientia Xaveriana.

419.



ş anexo 4



Los rectores de la Universidad Javeriana colonial josé del rey fajardo, s. j.

Se presenta a continuación la relación de 57 rectorías de la Universidad Javeriana colonial entre 1604 y 1767, las cuales estuvieron a cargo de cerca de 50 rectores, varios de ellos en periodos sucesivos y algunos por precisar. Esta relación configura un contexto esencial para el estudio del desarrollo de las boticas y la labor de los boticarios en Santafé. 1. Martín de Funes (1561-1611)1. Hay que confesar que el fundador de los estudios jesuíticos en el Nuevo Reino era una de las personas más idóneas para diseñar el futuro de lo que sería la Universidad Javeriana. Al concluir sus estudios eclesiásticos en Salamanca, fue destinado al Colegio Máximo de Gratz (Austria)2, donde enseñó teología escolática de 1588 a 15963. En 1597 proseguía su labor docente en el Colegio de Viena como profesor de teología moral4. 1 José del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos (Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2006), 298-300. 2 José Luis Sáez, “La visita del P. Funes a Santo Domingo y sus Memoriales sobre las Indias (1606-1607)”, Paramillo, n.o 14 (1995): 574. 3 Ladislaus Luckas, Catalogus Personarum et Officiorum Provinciae Austriae S. I., i (Roma, 1978), 496, 545; Sáez, “La visita”, 574. 4

Luckas, Catalogus Personarum, i, 563; Sáez, “La visita”, 575. 423.


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Como no se sintiera a gusto en Austria, fue trasladado a Milán, donde proseguiría su docencia en teología moral (1597-1604)5. El 30 de abril de 1604 se embarcaba en Cádiz y llegaba a Cartagena a mediados de julio6. El primer rector del Colegio de Santafé (1604-1606)7 fue un hombre cosmopolita con mentalidad renacentista, y demostró ser un visionario, como lo evidencian todos sus diseños de la nueva demarcación jesuítica que se instalaba en Tierra Firme. Pronto debió adquirir un prestigio académico y social relevante en la sociedad santafereña que lo acreditaba como un hombre de dimensiones de futuro. Como hombre de ciencia traía en sus haberes las siguientes publicaciones: Theologica Dispvtatatio de vitiis et peccatis in genere (1588)8; Theologica Dispvtatio de Deo vno (1588)9; Methodus practica aureei libelli Thomae de Kempis de Imitatione Christi… (1590)10; Dispvtatio de Fide

5 Sáez, “La visita”, 575. 6

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 88.

7

Ibid., 100-104.

8 Theologica Dispvtatatio de vitiis et peccatis in genere. Praeside R. P. Martino Fvnes, Societatis Iesv, S. Theologiae Professore Ordinario; Respondente R. D. Matthaeo Scholastico artivm liberlaivm et philosphiae magistro, in Civitate S. Viti Parocho, ac S. Theologiae Baccalaureo Biblico, pro secunda in eadem facultate laurea consequenda; in alma Academia Graecensi Anno mdlxxxviiii, die… Nouembris publice proposita. Graeci, Excudebat Georgius Widmanstadius, 4.º, pp. 17, sld. (Sommervogel, Bibliothèque, iii, 1067). 9 Theologica Dispvtatio de Deo vno. Praeside… Respondente P. Floriano auancino eiusdem Societatis Theologiae studioso In Alma… Anno mdlxxxviiii die… Nouembris… Graeci, Excudebat Georgius Widmanstadius, 4.º, pp. 14. (Sommervogel, Bibliothèque, iii, 1067). 10 Methodus practica aureei libelli Thomae de Kempis de Imitatione Christi, in qua docetur homo a principio perfectionis Christianae usque ad summum gradum ordinate progredi, tam Magistris quam discipulis vitae spiritualis perutilis. Coloniae, Sumptibus Hermanni Mylii, anno 1590, 16.º, pp. 43. Sommervogel (Bibliothèque, iii, 1067) cita otra edición en Colonia en 1610, y añade: “Este pequeño tratado ha sido insertado frecuentemente al principio de las ediciones de la Imitación; fue traducido al italiano por Bartolomé Zucchi: Milan, 1603, y quizá al francés por el P. Francisco Mainfroy S. J.”.

424.


• anexo 4

ivstificante (1592)11; Specvlvm morale, et practicvm (1598)12; Martinus Funes Societatis Jesu et duodecim clerici saeculares… (1608)13. En Bogotá dejó dos manuscritos interesantes: Tabvlae methodicae totius moralis theologiae14 y De sex ultimis praeceptis15. 11 Dispvtatio de Fide ivstificante, habita in Alma Academia Graecensi die II Iunij Anni 1592. Praesidente R. P. Martino Fvnes e Societate Iesu, Sacrosanctae Theologiae Doctore, et eiusdem ibid Professore ordinario, Arguente vero Balthasare Fischero, Sectae Lutheranae ministro. Dicata et oblata eidem Fischero, vt suos inde errores manifeste deprehendat. Edita a Petro Simenio Societatis Iesv Doctore Theologo. Graecii, Excudebat Georgius Widmanstadius, 8.º, fols. 39. (Sommervogel, Bibliothèque, iii, 1067). 12 Specvlvm morale, et practicvm. In qvo medvlla omnium casuum conscientiae continetur. Pro confessariis et penitentibus extructu. Nvmqvam antehac in lucem editum: Nunc vero ex Methodica doctrini Martini Funes Hispani, Doctoris Theologi desumptum, et in certa capita ac numeros distinctum. Pars prima. Qva praecepta Decalogi, Methodice explicantur, ac in species morales vltimas distribuuntur. Constantiae, Ex officina Nicolai Kalt, imdxcviiiii, 12.º, fols. 40, sdl. (Sommervogel, Bibliothèque, iii, 1067-1068). La segunda y tercera parte aparecieron el mismo año en Constancia. Hay una segunda edición en Constancia, 1599, y una tercera en Venecia en 1600. Sin embargo, es necesario resaltar que el propio Funes precisó que la primera edición de esta obra era espurea. En el prólogo de su Tabulae methodicae totius moralis theologiae, escribe: “Prodiit libellus q¿uidam, superioribus annis in Germania, saepius postmodum in Italia editus. Speculum constientiae… quem cum contulissem cum meis vel lectionibus publicis vel privatis lucubrationibus, vix earum umbram vel conticem nedum medullam aspexi; quam ob rem non solium mihi sed etiam superioribus meis necessarium visum tuit, ul aliquo publico scripto, illud immaturum et furtivum esse declararem” (el prólogo está firmado en Milán el 25 de marzo de 1601). Véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 89. 13 Martinus Funes Societatis Jesu et duodecim clerici saeculares… Roma, 25 de marzo de 1608; Giuseppe Piras, La Congregazione e il Collegio di Propaganda Fidei di J. Vives, G. Leonardi e M. de Funes (Roma, 1976), 119-124. Original: Arcchiv. Gener. O. M. D. Roma, fols. 49-57. [Memorial de M. de Funes y doce sacerdotes seculares a Paulo V sobre la fundación del seminario de misiones]. 14 Tabvlae methodicae totius moralis theologiae P. Martini Funes Vallisolitani Doctoris Theologiae Societatis Jesu Commentariis eiusdem illustrata Cum octuplici Indice. Francisco Quecedo, “Manuscritos teológicofilosóficos coloniales santafereños”, Ecclesiastica Xaveriana, n.o 2 (1952): 266: “Ms. encuadernado en pergamino. Desempastado, Mide 310 por 215 mm. De dorso 150. En éste: signatura antigua 228. Se lee la siguiente inscripción… P. MARTINUS DE FUNES. TABVLA… Comprende 358 fols. Enumerados 333 y los demás modernamente a lápiz”. Existen dos manuscritos: uno en la Biblioteca Nacional (Ms. 136), que contiene la segunda parte de la obra, y otro en el Archivo Histórico Nacional (Ms. 228). 15 Quecedo, “Manuscritos teológico-filosóficos”, 266: “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 295 por 210. De dorso 70. En éste se lee ‘Funes de sex vltimis praeceptis’ Sign. Antigua 73; moderna 136”, Archivo Histórico Nacional.

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Por esa razón no es de extrañar que en 1606 fuera enviado por las autoridades civiles y eclesiásticas neogranadinas a España, a fin de conseguir la aprobación del V Concilio Provincial de Lima16. A ello hay que añadir que juntamente con esa delicada misión llevaba la de representar a la Provincia del Nuevo Reino ante la VI Congregación General que se reunió en Roma (21 febrero-marzo 1608)17. Su inquieta y atrevida personalidad intelectual18 dejó sus huellas en el alma de la nueva Provincia. En los diez Memoriales que presentó el año 1608 en Roma al general de la Compañía de Jesus, P. Claudio Aquaviva19, quedaba plasmada la visión de lo que sería la Provincia del Nuevo Reino. En primer lugar, solicitaba la independencia de la Provincia del Perú y abogaba por la adquisición de una identidad propia en el Memorial 9.° que presentó al P. general de los jesuitas en Roma ese mismo año20. Martín de Funes atravesaba de nuevo el Atlántico en 1607 con la obsesión puesta en un proyecto universitario y decidido a alcanzar las aprobaciones legales requeridas por Madrid y Roma. Así, suplicaría al P. Aquaviva que interviniera a fin de que su Majestad “funde este colegio y universidad como se lo han pedido el Presidente, el Arzobispo, el Visitador de toda la Audiencia y la Audiencia misma”21. Su visión geopolítica de lo que él denominaba “Provincia de Tierra Firme” abarcaba desde Panamá hasta Canarias (de donde esperaba conseguir

16 agi, Santafé, 226. Carta del Presidente, arzobispo y visitador del Nuevo Reino a Felipe III. Santafé, 17 de agosto de 1606; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 113. 17

arsi, Congregationes Generales, i, fol. 154 v.

18 Piras, La Congregazione. 19

Sáez, “La visita”, 595-612. El original, en arsi, Congregationes Generales, 52, fols. 197-212 v.

20 Martín de Funes, Memorial 9.°: Que la Viceprovincia del Nuebo Reino de Granada sea y se llame provincia, en arsi, Congregationes Generales, 52, fols. 209-210. 21

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arsi, Congregationes Provinciales, t. 52, fol. 206, memorial 6.º.


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vocaciones para tan magna empresa); también se incluían todos los llanos hasta el Brasil; por el norte comprendía las islas de La Española y Cuba22. Pero la figura de Martín de Funes también se proyectó en Roma y ello le valió un enfrentamiento con el general de la orden, P. Claudio Aquaviva, que le acarreó el destierro de la Ciudad Eterna; sin embargo, es bueno consignar que pasaría a la historia eclesiástica romana como principal ideólogo del primer seminario de misiones extranjeras23. Para poder levantar el edificio educativo jesuítico, inauguró con toda solemnidad el 1.º de enero de 1605 las bases del gran proyecto educativo: la Facultad de Lenguas, en lo que a partir de 1623 sería la Universidad Javeriana24. El elegido para pronunciar la clase inaugural sería el jesuita italiano P. José Dadey (c. 1576-1660)25. Como buen humanista, no solo enseñó a Lebrija, sino que también inició a sus discípulos en “los meteoros y la esfera del P. Clavio”26. En otro ámbito de cosas, Funes deseaba afrontar de inmediato el reto de levantar la planta física para dar asiento al reto educativo que estaban decididos a promover en Bogotá. En realidad, el punto de partida era la inversión hacia el futuro que había realizado el P. Alonso de Medrano (c. 1564-1648)27 antes de partir para España en 1600. Con vistas a una posible fundación, había comprado a débito una excelente casa ubicada en la esquina de la Plaza Mayor por la suma de 5600 pesos. Esta arriesgada acción financiera se basó muy posiblemente 22

Véase la trascripción castellana en Sáez, “La visita”, 605-606.

23 Alberto Gutiérrez, “Gloria y tragedia del primer Rector de Santafé”, Theologica Xaveriana, n.º 152 (2004): 629-649; Sáez, “La visita”, 573. 24 arsi. N. R. et Q., 12, fol. 33. Carta annua anonima; José del Rey Fajardo, La “Facultad de Lenguas” en la Javeriana colonial y sus profesores (Bogotá, 2004). 25

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 236-240.

26 Pedro de Mercado, Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús, 4 vols. (Bogotá: Biblioteca de la Presidencia de Colombia, 1957), i, 183. 27 Ignacio Acevedo, “Medrano, Alonso de”, en Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, de Charles E. O’Neill y Joaquín M.ª Domínguez, iii (Roma-Madrid, 2001), 2610.

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en la generosidad inicial del acaudalado vecino santafereño Gaspar Núñez, quien adelantó 2000 ducados; sin embargo, el resto fue puesto a censo a cargo de la Compañía de Jesús28. En definitiva, el Colegio de Santafé tenía que enfrentar tres censos: uno de 1000 pesos de oro, de principal perteneciente al cabildo catedralicio, con cuyos réditos se atendía a una memoria instituida por don Gonzalo Jiménez de Quesada; el segundo, de 1400 pesos, para la capellanía establecida por don Juan de Albis, y el tercero, de 2000 pesos, de cuyos réditos se beneficiaba el convento de San Agustín29. La presencia de Gaspar Núñez en los comienzos de la fundación bogotana es necesaria para poder explicar la forma decidida de actuación de los primeros jesuitas. El 5 de mayo de 1600 este acaudalado español residente en Bogotá se dirigía al P. General de los jesuitas en una larga carta en la que hacía la siguiente promesa: “He determinado y propuesto ayudar con mi hacienda, dándome Dios vida, a la fundación de un colegio de la Compañía de Jesús, para que en él se críen niños huérfanos, y se enseñen en letras y buenas costumbres, conforme al uso de la Compañía”30. El P. Claudio Aquaviva aceptó este ofrecimiento y le envió carta de hermandad con la Compañía31. Lamentablemente, la enfermedad del generoso donante le impidió hacer testamento y el 7 de enero de 1608 otorgó poder a su hijo Gaspar Núñez, presbítero, y a Sancho Camargo para que en su nombre lo redactaran, “mandando por las mandas y legados que les pareciese”32. Los herederos cambiaron la voluntad del donante y así surgió un

28

arsi. N. R. et Q., 17. Fundaciones, fols. 51 y ss.

29 agi, Santafé, 18. Testimonio de la información hecha a petición del Padre Martín de Funes… Un resumen, en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 103. 30 arsi. N. R. et Q., 17. Fundaciones, fol. 47. La carta está autorizada por escribano público el 5 de mayo de 1600. 31 agi, Santafé, 242. Memorial del abogado Diego García de Meñaca. 32 agi, Santafé, 242. Testamento de Gaspar Núñez. 428.


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enojoso pleito entre la Orden de Ignacio de Loyola y los albaceas de Gaspar Núñez33. Este litigio produjo dos acciones inesperadas: la primera, que todo el capital en que confiaban los jesuitas neogranadinos para levantar la planta física de su universidad pasaba a manos de los dominicos por el cambio de testamento, y, en segundo lugar, este valioso aporte lo encauzaron los dominicos en 1608 a favor del colegio de Santo Tomás para transformarlo en universidad, gracias a los privilegios pontificios de que disponían. El 4 de septiembre de 1612 el papa Paulo V, mediante la bula Cathedram militantis Eccesiae34, autorizaba el traspaso y en consecuencia se abría el camino para la apertura de la universidad dominica, mas el Consejo no le concedió el placet porque todavía no era favorable para la erección de la universidad. Así se iniciaba el proyecto jesuítico santafereño: con unas casas que darían pie, con el correr de los años, a la Manzana Jesuítica pero también con una deuda que casi se hacía impagable. Ante este panorama, el rector solicitó el 21 de octubre de 1606 a la Audiencia para que levantara un informe sobre la grave situación económica en que se debatía la fundación, a fin de acudir al monarca español en solicitud de ayuda. El 30 de octubre escribía la Audiencia al rey avalando la veracidad de los testigos consultados y concluía que “V. M. les hará la merced que fuere servido”35.

33 Véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 518-523; Alberto E. Ariza, Los dominicos en Colombia, ii (Santafé de Bogotá: Provincia de San Luis Bertrán de Colombia, 1993), 1380-1398. 34 Alonso de Zamora, Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada, prólogo del doctor Caracciolo Parra… (Caracas: Parra León Hermanos / Editorial Sur América, 1930), 426-428; Francisco Javier Hernáez, Colección de bulas, breves y otros documentos relativos a la Iglesia de América y Filipinas, dispuesta, anotada e ilustrada por el P. Francisco Javier Hernáez de la Compañía de Jesús, ii (Bruselas: Imprenta de Alfredo Vromant, impresor-editor, 1879), 445; José Abel Salazar, Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reino de Granada (1563-1810) (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1946), 740-742. 35 Todo este largo expediente se encuentra en: agi, Santafé, 18. Testimonio de la información hecha a petición del Padre Martín de Funes, sobre la llegada, asiento y fundación de los Padres de la Compañía de Jesús en Santafé hecha con el fin de pedir a S. M. les haga limosna para proseguir en sus ministerios en dicho Reino, con el parecer de la Audiencia del Nuevo Reino de Granada. 429.


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Dado lo exiguo de la vivienda, Funes decidió comprar otra casa contigua, propiedad de Juan Martín Bastidas, por 2800 pesos, plata que recolectaron el arzobispo y los oidores más antiguos36. 2. Juan Antonio Santander (c. 1569-1624)37. Había llegado a Bogotá tras haber gerenciado el seminario de San Luis en Quito (1601-1604)38. Era natural de Écija (Andalucía) y todos sus estudios los había realizado en España. Su rectorado corrió de 1606 a 161039. Dos grandes hechos definen su gestión: la creación de la Facultad de Artes en 1608 y la obsesión por resolver la situación económica en que vivía el incipiente colegio. En Roma juzgaban apresurado el inicio de los estudios de filosofía en el Colegio Máximo santafereño e incluso mostraban su preocupación adicional porque “la prisa de tener estudios no sea ocasión para que lo temporal del dicho Colegio que está tan en los principios se empeñe”40. Sin embargo, los hechos se impusieron sobre las cavilaciones romanas. 36 Véase agi, Santafé, 18. Testimonio de la información hecha a petición del Padre Martín de Funes. 37 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 630-632. 38 arsi, Perú, 19, fols. 162-165 v. Carta del P. Rodrigo de Cabredo, Provincial, al P. Claudio Aquaviva. Julio 1602: “Puso el Padre Visitador en el Seminario de San Luis por Vice Rector al P. Joán Antonio de Santander, que fue uno de los Padres que yo truxe de España, de muy buenos talentos y partes, y con estar ocupado alli leyendo curso de Artes, me escriben que da tan buena qüenta de entrambas cosas, que va muy bien en todo aquel Seminario”; “Historia General de la Compañía de Jhs en la Provincia del Perú”, en Historia General de la Compañía de Jesús en la Provincia del Perú, I, de Francisco Mateos (Madrid, 1944), 455: “El qual aun antes de embarcarse para Indias yba ya apren­d iendo la lengua de los yndios, con el gran deseo de que llevaba de emplearse entre ellos, como lo hizo en llegando a Lima, sin dexar de ayudarles en lo que podía, aun aviendole encargado una cátedra de Casos de conciencia en la ciudad de Quito por ser hombre sufficiente para ello”. 39 Una síntesis de su gestión, en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 114-115; arsi. N. R. et Q. 14. Historia 1, fols. 54 y ss., Testimonio auténtico del Presidente don Juan de Borja sobre el catecismo chibcha, fechado en Santafé a 25 de agosto de 1606. 40 arsi. N. R. et Q., 1, fol. 14: “Si Vuestra Reverencia tiene ay quien pueda leer Curso de Artes y lo demas que es necesario para yr asentando estudios mayores en el Colegio de Santa Fee podriase poco a poco dar principio a ello, estando Vuestra Reverencia muy advertido que la prissa de tener estudios no sea ocasión para que lo temporal del dicho Colegio que esta tan en los principios se empeñe” (Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Luis de Santillán. Roma, 8 de septiembre de 1609). 430.


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Pronto enfrentó el nuevo rector las angustias económicas. Por un lado, el arzobispo don Bartolomé Lobo Guerrero (c. 1535-1622)41, antes de ser trasladado a la sede de Lima (partió de Bogotá el 8 de enero de 1609), “dio quinientos ducados de renta a este colegio por los días de su vida”42. Por otro lado, el presidente don Juan de Borja entregaba al colegio de la Compañía, el 14 de marzo de 1608, las tierras vacas y de resguardo y asiento de los indios del cacique Diego Techotiba, del pueblo de Techo, en la encomieda de Esteban de Orjuela43. También compró “unas casas que nos faltaban para tener toda la cuadra” por 5000 pesos. Para mejorar los servicios internos del Colegio Máximo pidió al cabildo la merced de dos pajas de agua, pero solo le concedieron una (6 de febrero de 1607)44. Y además se adquirieron catorce estancias de ganado mayor por 3000 pesos y en ellas se metieron 2000 mil cabezas de ganado45. 3. Francisco de Victoria (c. 1545-1618). No era desconocido en la sabana bogotana este jesuita, que había nacido hacia 1545 en Vellimar (Segovia), pues había llegado por vez primera a Bogotá el 29 de marzo de 1590 como compañero del presidente del Nuevo Reino, don Antonio González46. Sin embargo, al fracasar el proyecto de arraigarse en la capital neogranadina47, pasó a ser rector de Quito (1596-1599)48. De allí fue llamado a Lima para desempeñar los

41 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 118-124. 42

arsi. N. R. et Q., 12-I. Gonzalo de Lyra, Letras Annuas de 1608 y 1609, fol. 48.

43 Derecho de la Compañía de Jesús sobre la Hacienda de Techo. Breve síntesis de esta causa y sus documentos (Bogotá: Editorial Cromos, s. f.), 79-84. Cesión de las tierras del pueblo de Techo por don Juan de Borja. 44 anb, Miscelánea, 89, fol. 891. 45

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 495 y 496.

46

Ibid., 66.

47

Véase ibid., 66-71.

48 José Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito 1570-1774, i (Quito: Editorial Ecuatoriana, 1941), 114-115.

431.


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cargos de rector y maestro de novicios en el recién fundado noviciado de San José (1599-1603)49. Regresó el año 1610 para hacerse cargo del Colegio Máximo (1610-1613)50. Debido a la carestía de medios y la dureza de la vida que se llevaba en el Colegio Máximo, se creó una situación de descontento entre algunos jesuitas españoles que habían venido a América y, al experimentar que se derrumbaban sus ilusiones y la consiguiente pérdida de horizontes, se generó entre ese pequeño grupo un profundo desconsuelo. Uno de ellos, el P. Jerónimo de Lazarraga, fundador de la Facultad de Artes en 1608, le escribía al P. General solicitando regresar a Europa ya que para lo poco que eran esas tierras bastaban hombres de cualidades ordinarias51. El problema se atajó sacando a los descontentos y enviándolos unos a España y otro a Tunja52. A pesar de todas las penurias financieras, el 1.º de noviembre de 1610 se colocó la primera piedra de la futura iglesia de San Ignacio, inspirada en la iglesia del Gesú de Roma. El 3 de noviembre de 1610 escribía el P. Victoria a Roma: “Colocóla el viceprovincial. Mostró todo el pueblo mucho contento de ver darse principio a iglesia nueva, donde ha de recibir mucha ayuda para su salvación y consuelo de sus almas”53. Otra tarea importante para el rector fue el problema de los títulos universitarios, pues la primera cohorte de Artes se había iniciado en 1608

49 Francisco Mateos, Historia General de la Compañía de Jesús en la Provincia del Perú. Crónica anónima de 1600 que trata del establecimiento y misiones de la Compañía de Jesús en los países de habla española en la América Meridional, i (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1944), 32; arsi. N. R. et Q., 3, fol. 5. En carta del 9 de octubre de 1603 le notifica al general de la Compañía de Jesús haber dejado el rectorado (arsi. N. R. et Q., 1, fol. 34). Según el Catálogo de 1600 de la Provincia del Perú, había sido “lector de casos” Antonio de Egaña y Enrique Fernández, Monumenta Peruana, vol. vii: (1600-1602), (Roma, 1981), 248. 50 arsi. N. R. et Q., 14-I, fol. 80. Carta del Rector del Colegio de Santa Fe al P. General dándole cuenta de los ministerios del colegio, Santafé, 3 de noviembre de 1610. arsi. N. R. et Q., 1. Epistolae Generalium. Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Jerónimo Lazárraga, Roma, 28 de enero de 1614.

51

52 Pueden verse más en detalle los hechos en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 115-111. 53 arsi. N. R. et Q., 14-I, fol. 80.

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y deseaba continuar sus estudios en el Colegio Máximo, pero también se preocupaban por el reconocimiento oficial54. El año 1610 se había dirigido la Compañía de Jesús neogranadina al general de la orden solicitando el privilegio55, y el P. Claudio Aquaviva facultó al provincial para que pudiera graduar a los estudiantes externos, pero con dos condiciones: que no se diera motivo de queja a la universidad y que fuera aprobado por los ministros reales56. En vista de las dificultades que habían surgido en Madrid, el P. Victoria insistía en 1613 en la petición para que los alumnos pudieran graduarse ya que la universidad más cercana era la de Lima y distaba quinientas leguas, y anexaba en su escrito las recomendaciones tanto del arzobispo Pedro Ordóñez Flórez (1613-1614)57 como también las de la Audiencia del Nuevo Reino58. 4. Luis de Santillán (1570-1654)59. La personalidad de este jesuita limeño estuvo definida por su vocación gerencial. Ocupó los más altos cargos dentro de la Compañía de Jesús neogranadina e incluso fue elegido procurador a las cortes de Madrid y Roma en la primera congregación provincial reunida en el Nuevo Reino el año 161060. Antes de llegar a Bogotá había dirigido el 54 Para este problema nos remitimos a Juan Manuel Pacheco, “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”, en La pedagogía jesuítica en Venezuela, editado por José del Rey Fajardo, i (San Cristóbal, 1991), 83-111; Ariza, Los dominicos en Colombia, ii, 1399-1415, 1445-1467. 55 arsi, Congregationes Provinciales, 53, fol. 140. 56

arsi, Congregationes Provinciales, 53, fol. 140. Contestación al postulado anterior.

57 Juan Manuel Pacheco, Historia eclesiástica, tomo ii: La consolidación de la Iglesia. Siglo xvii (Bogotá: Historia Extensa de Colombia, Vol. xiii, 1975), 49-53. 58 Carta del Arzobispo de Bogotá al Rey, Santa Fe del Nuevo Reino de Granada, a Julio 8 de 1613; Joaquín Gracia, Los jesuitas en Córdoba (Buenos Aires-México: Espasa / Calpe Argentina, 1940), 714; agi, Santafé, 19. Un resumen, en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 510-511. 59

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 634-636.

60 Nos consta de su paso por Sevilla (arsi. N. R. et Q., 1. Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Luis de Santillán. Roma, 4 de enero de 1611) y por Roma (ibid., Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Rojas. Roma, 19 de julio de 1611); Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 148. Regresó a Cartagena el 22 de mayo de 1652: Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 150. 433.


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Colegio-Seminario de San Luis de Quito en torno al año 160561. También regiría el Colegio de Santiago en la ciudad de La Plata y sería el primer rector de la Universidad de San Francisco Javier de Chuquisaca (1624-1627)62, luego de lo cual regresaría a tierras colombianas para fungir como provincial del Nuevo Reino (1627-1632)63. Su rectorado al frente del Colegio Máximo de Santafé de Bogotá corrió de 1613 a 161564. Durante su gestión se fundó la cátedra de Lengua Chibcha en el Colegio Máximo bogotano, como una opción privada de la Compañía de Jesús65. Se puede aseverar que desde 1613 la educación jesuítica superior se había consolidado en sus áreas fundamentales: lenguas, artes, teología y lengua chibcha. 5. Gonzalo de Lyra (1566-1628)66. Nacido en Oropesa (Toledo), había estudiado jurisprudencia antes de formar parte de la Orden de Loyola en la Universidad de Alcalá de Henares y a ella regresó para estudiar filosofía y teología67. Fue también un hombre hecho para el cursus honorum.

61

aiul, Papeletas: Santillán, Luis de.

62 Pablo Pastells, Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay, i (Madrid, 1912), 367-368; Javier Baptista, “Santillán, Luis de”, en Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, de Charles E. O’Neill y Joaquín M.ª Domínguez, vi (Roma-Madrid, 2001), 3503. 63 arsi. N. R. et Q. 1, fol. 318. Epistolae Generalium. Carta del P. M. Vitelleschi al P. Luis de Santillán, Roma, 13 de septiembre 1628. En esta carta encomendaba el general al nuevo provincial intensificar los ministerios con indios y negros y obligar a los estu­d iantes jesuitas a aprender las lenguas indígenas antes de ordenarse sacerdotes; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 460-461. 64 arsi. N. R. et Q., 1, fol. 34. Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Victoria, Roma, 7 de septiembre de 1614. Seguía en 1617 (ibid., Carta del 17 de febrero de 1618). En 1615 pedía la permuta de la doctrina de Cajicá por la Duitama (anb, Curas y Obispos, t. 28, fol. 130). 65 José del Rey Fajardo, La Universidad Javeriana, intérprete de la “otredad indígena” (siglos xvii y xviii) (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2009), 26 y ss. 66

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 402-404.

67

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 151. Tuvo como maestro al P. Francisco Suárez.

434.


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En el Colegio del Cuzco había enseñado filosofía y tenido bajo su dirección la cátedra de Casos de Conciencia (1595-1598)68; rector del Colegio de Arequipa (1598-1601)69; rector del Colegio-Noviciado de Lima (16011607)70. Llegó al Nuevo Reino como viceprovincial (1607-1615)71. Luego de haber regresado al Perú fue nombrado visitador de dicha provincia y después provincial. En el desempeño de este cargo falleció el 8 de agosto de 1628 en Chuquisaca72. Con ese aval gerencial se hizo cargo del Colegio Máximo de Santafé de Bogotá de 1615 a 161873. Ya como provincial había dado un gran impulso a los estudios superiores y realizado la construcción de la iglesia de San Ignacio74. Como rector completaría el estatus definitivo de los estudios de teología al fundar la cátedra de Vísperas en 161675.

68 Antonio de Egaña, Monumenta Peruana, vol. v (1592-1595) (Roma: Institutum Historicum Societatis Iesu, 1974), 767; Catálogo de la Provincia del Perú, 14 de marzo 1595: “[…] obrero de indios y españoles, leyó un año de artes, lector de casos”. 69 Antonio de Egaña y Enrique Fernández, Monumenta Peruana, vol. vii (1600-1602) (Roma, 1981). Rector en 1598 (408, 751). Rector en 1601 (255). Catálogo del Perú, 15 de marzo de 1601. 70 Egaña y Fernández, Monumenta Peruana, vii, 575. 71 José Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito 1570-1774, i (Quito: Editorial Ecuatoriana, 1941), 118. El 15 de septiembre de 1615 se reunía la Segunda Congregación Provincial y aparece como provincial el P. Manuel Arceo (ARSI, Congregationes Provinciales, 55, fol. 222). 72 Antonio Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, v (Madrid), 417-418; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 155. 73 arsi. N. R. et Q., 1. Epistolae Generalium, fol. 49. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Manuel Arceo, Roma, 6 de septiembre 1617. 74

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 109-113.

75 Si en 1615 había solamente dos profesores de teología, el de prima y el de moral (arsi, Annua della Provincia del Nuevo Regno di Granda dell’anno 1615, fol. 1), y el catálogo de 1616 afirma que el P. Francisco de Victoria había enseñado teología moral y ahora escolástica (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 18. Catálogo de 1616), es lógica la conclusión de que para esa fecha se iniciaba la división entre las labores del catedrático de prima y el de vísperas.

435.


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Para poder asomarse a la vida cotidiana universitaria en la Santafé de aquellos años, en torno a 1615, puede citarse un interesante documento que enfrentó a los defensores de la tesis de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y sus opositores76. La polémica alcanzó tales magnitudes que el propio presidente don Juan de Borja tuvo que intervenir de forma radical77. Curiosamente, por este mismo documento llegamos al conocimiento de que la deuda del colegio ascendía a 20000 pesos y no tenía cómo pagarlos78. 6. Juan Antonio Santander. Su segundo rectorado se desarrolló entre los años 1618 y 162079. Su nombramiento se produjo después de haber representado a la Provincia del Nuevo Reino en Madrid y Roma (1615-1618)80. 7. Baltasar Mas y Burgués (1568-1642)81. Al igual que los anteriores, fue un hombre de alto gobierno. Había atravesado el Atlántico en la expedición del P. Luis de Santillán en 1612, cuando tenía 43 años82. Fue rector del Colegio 76 Carlos E. Mesa, “‘Debates concepcionistas en Santa Fe de Bogotá’. Relacion de las fiestas que se hizieron en Santa Fe de Bogota del Nuevo Reyno de Granada de la Inmaculada Concepción de la Virgen Maria nuestra Señora en el mes de maio del año de 1616”, Bolívar, n.º 44 (1955): 759-788. Un resumen puede verse en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 544-554. 77

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 400.

78

Mesa, “Debates concepcionistas”, 777.

79 arsi. N. R. et Q., 1. Epistolae Generalium. Carta del P. Vitelleschi al P. Santander, Roma, 31 de mayo de 1620. 80 Tras un viaje lleno de penalidades, llegaba a Lisboa el 19 de noviembre de 1616 (arsi. N. R. et Q., 1, fol. 53. Carta del P. M. Vitelleschi al P. Santander, Roma, 18 de febrero 1617). En octubre de 1617 se encontraba de regreso en Génova (arsi. N. R. et Q., 1, fol. 54). En Roma dio cuenta pormenorizada del estado de la Provincia (arsi. N. R. et Q., 1, fol. 53). 81

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 433-436.

82 arsi. N. R. et Q. 3, fol. 13: “Padre Baltasar Mas natural de la villa de Alcira arzobispado de Valencia [...] de edad de quarenta y tres años, 28 de Compañía, ocho de profeso de quatro votos, tres maestro de humanidad, quatro de ministro y cinco de compañero del provincial y otros cinco de Rector”, en Memoria de los Padres y Hermanos que en la flota que se despacho este año de 612 para Tierra Firme fueron en compañia del Padre Luis de Santillan a la provincia del Nuevo Reyno de Granada, en la nao nombrada Nta. Sra. de los Remedios. Desde 436.


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de Cartagena en dos oportunidades (1613-161583 y 1617-1620)84. Su prestigio interno lo llevó a ser, en 1627, elegido procurador para las cortes de Madrid y Roma (1628-1631)85. A su regreso a América recibió el nombramiento de rector de la Universidad Gregoriana de Quito (1631-1632)86, y en el ejercicio de sus funciones rectorales fue designado provincial del Nuevo Reino (1632-1639)87. Largo sería su rectorado al frente del Colegio Máximo de la ciudad de Bogotá (1621-1628)88. El 13 de junio de 1623 se presentaba como rector del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús en Santa Fe de Bogotá, ante la Real Audiencia y entregaba todos los documentos89 que autorizaban al Colegio Máximo de la Compañía de Jesús para conferir grados.

noviembre de 1607 era rector de Tarazona. Cfr. aiul, Papeletas: “MAS, Baltasar”. Cfr. Catálogo, 1616 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 19 v.). 83 Rector en 1613 (arsi. N. R. et Q., 1, fol. 34. Epistolae Generalium. Carta del 7 de septiembre de 1614). El 15 de septiembre de 1615 asiste a la Congregación Provincial como rector de Cartagena (arsi. Congregationes Provinciales, t. 55, fols. 222 y ss.). 84 arsi. N. R. et Q., 1, fol. 58 v. Epistolae Generalium. Carta del 17 de febrero de 1618. Durante su rectorado el colegio se mudó al sitio que actualmente ocupa (Pacheco, Los jesuitas en Colombia, I, 99-100). 85

ARSI, Congregationes Provinciales, t. 61, fols. 218 y ss.

86 arsi. N. R. et Q., 14, Historia-I, fol. 173. Carta del P. Cavero al P. General, Panamá, 10 de octubre de 1651. arsi. N. R. et Q., 1, fol. 118 v. Epistolae Generalium. Carta del P. Vitelleschi a Baltasar Mas, Roma, 28 de enero de 1634. En este escrito alude el P. General a varias cartas escritas por el P. Mas, cuando era rector de Quito, por julio y octubre de 1632. 87 Amplia información, en Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua provincia de Quito, i, 214218; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 427-428, 463. 88 arsi. N. R. et Q., 1, fol. 235, Epistolae Generalium. Carta del 31 de octubre de 1622. En octubre de 1621 asiste a la tercera Congregación Provincial como rector de Santafé (arsi, Congregationes Provinciales, t. 56, fol. 254). Asiste a la Congregación de 1627 con el mismo cargo (arsi. Congregationes Provinciales, t. 61, fol. 218). 89 Letras Apostólicas In Supereminenti (9 de julio de 1621) a favor de la Compañía de Jesús y la Real Cédula del 2 de febrero de 1622.

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Asimismo, presentó las constituciones y reglas de la Academia Javeriana y a la vez solicitó del presidente la correspondiente aprobación, mientras se obtenía la confirmación del Consejo de Indias90. Su capacidad organizativa lo llevó a completar las normas de la recién fundada universidad, como lo demuestran dos escritos perdidos: Reglas que deben observar los que formaren parte de la Academia de San Francisco Xavier en el Colegio de Santa Fe: 162391, y Memorial en defensa del derecho que tiene la Compañía de Jesús a conferir grados en su Colegio de Santa Fe: 162392. Todavía más diera la impresión, por el Memorial de la Audiencia de 1623, que la Javeriana tenía todo preparado para iniciar la nueva etapa, y así procedieron al nombramiento de los oficiales universitarios93. Un primer malestar surgió cuando el presidente de la Audiencia manifestó que los jesuitas habían procedido de inmediato a graduar “a muchos que de tiempo atrás habían estudiado, antes del indulto y cédula de vuestra Majestad”94. El verdadero conflicto surgió no obstante ese mismo año cuando los padres de Santo Domingo “hicieron contradicción en esta Audiencia, diciendo que tenían el mismo privilegio y breve de Su Santidad de Paulo V de 90 En la copia de la Real Cédula del 2 de febrero de 1622 se lee al pie: “El 13 de junio de 1623 se presentó con el breve y esta cédula el padre Baltasar Mas Burgues, rector del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús en Santa Fe, y dijo: que para conferir los grados estaban hechas unas reglas y constituciones que se habían de confirmar en el Real Consejo de Indias y que en el ínterin las confirmase el presidente, y en esta conformidad el mismo año de 1623 se fundo la academia conforme a dicha cédula y Breve”. Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, i, 144 (original en agi, Santafé, 403). 91

aiul, Papeletas: mas, Baltasar.

92 Ibid. 93 Carta de la Audiencia de Santa Fe…, en Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, i, 146: “La Audiencia dejará testimonio de que ‘el dicho colegio de la Compañía ha hecho constituciones y fundado cátedras de estas facultades y nombrado rector, examinadores y bedeles, secretario y depositario de propinas y derechos […] las cuales presentaron ante el Presidente de esta Audiencia y gobernador general para que las aprobase, como las aprobó, en cuanto había lugar en derecho’”. 94 agi, Santafé, 20. Carta de la Audiencia de Santafé al Rey. Santafé, 30 de junio de 1623, en Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, i, 146. 438.


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2 de marzo de 1619 y por cédulas de vuestra Majestad que se han referido y particular una de 7 de febrero de 1610 años”95. Lo curioso del caso es que la Audiencia le escribía al monarca hispano indicándole que “en esta ciudad y provincia no es necesaria por ahora universidad formada [porque] que es muy corto el Reino y el haber de V. M.”, y se pronunciaba por el criterio de fundarla “cuando sea necesaria” y bajo los conceptos de universidad pública96. Un hecho muy importante para la época fue la creación en la Universidad Javeriana de la cátedra de Lengua Chibcha (1625-c. 1680), que venía a ser una fusión de la cátedra oficial, que dependía de la Audiencia, y la privada, que había venido funcionando desde 1613 en el mismo centro del saber. El presbítero Gonzalo Bermúdez había regido esta institución educativa desde 158297 y al fallecer en 1625 el presidente del Nuevo Reino encomendó esta tarea educacional al P. Pedro Pinto98. El 25 de junio de 1625 don Juan de Borja le expedía el nombramiento como catedrático99. En el ámbito de las finanzas son de loar los esfuerzos que realizó el P. Mas por sanear la catastrófica situación económica que vivía el Colegio Máximo. Una de las medidas tomadas fue enviar a Quito a treinta jesuitas, la 95

agi, Santafé, 20. Ibid., Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, i, 146.

96 AGI, Santafé, 20. Ibid., Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, i, 147-148. 97 Humberto Triana y Antorveza, Las lenguas indígenas en la Historia social del Nuevo Reino de Granada (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1987), 266. 98 agi, Santafé, 20. Carta del Presidente Juan de Borja al Rey, Santafé de Bogotá, 26 de junio de 1625. Se inició con el P. Pedro Pinto. AGI, Santafé, 20, Carta del Presidente Borja al Rey, Bogotá, 26 de junio de 1625: “Hice por las vías que me fue posible apretadas diligencias para inquirir y saber qué sujeto de los que hay en este Reino y saben este idioma sería más a propósito para podérselo encargar, y generalmente hallé que todos se inclinaban a los padres de la Compañía de Jesús por tener en su religión algunas personas que con eminencia podrían enseñar [...]. Fuelo el P. Pedro Pinto, y en la certificación que le dió [Gonzalo Bermúdez] dice que le examinó y le halló inteligentísimo, así en la lengua general que se lee en la dicha cátedra, como en los demás vulgares y comunes que se hablan entre los indios de este Reino, y así, por auto que proveí, le elegí y nombré”. 99 anb, Curas y Obispos, 9, fol. 359. El texto trascrito, en Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, iii, 348-349. 439.


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mayor parte estudiantes, para que prosiguieran sus estudios en la Universidad Gregoriana de la capital ecuatoriana100. Pensamos que esta acción tuvo que conllevar consecuencias en el claustro javeriano. También en Roma no parecían estar de acuerdo con el rector en su política de fomentar las haciendas en vez de librar de censos a la casa y pagar las deudas101. Mucho molestó al P. Mas la venta de una hacienda cercana a Funza, contra su voluntad, por parte del provincial a don Antonio Maldonado y Mendoza por 13 000 pesos102. En todo caso, el propio general de la Compañía de Jesús le escribía al procurador del Colegio, Beltrán de Lumberri, el 8 de septiembre de 1625 animándole en sus esfuerzos por superar la pobreza de la casa103. Quizá haya que armonizar en este contexto de datos, al parecer contradictorios, la aserción que ofrece la carta necrológica escrita en honor del P. Mas cuando afirma que en menos de tres años liberaron 40 000 pesos de censos y deudas104. 8. Sebastián Murillo (c. 1573-1657)105. Con el acceso de este jesuita extremeño al rectorado de la Universidad Javeriana se iniciaba un nuevo modelo de gestión. Por una parte, había dirigido la experiencia de la Escuela de Lenguas de Cajicá para la formación acelerada de los jesuitas que iban a dedicarse a la 100

agi, Santafé, 245. Carta del P. Luis de Santillán al Rey, Bogotá, 2 de julio de 1629.

101 arsi. N. R. et Q., 1. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Baltasar Mas, Roma, 12 de febrero de 1624 (fol. 247 v?). 102 arsi. N. R. et Q., 1. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Florián de Ayerbe, Roma, 2 de febrero de 1628. Véase arsi. N. R. et Q., 17. Fundationes… Relación hecha sobre la venta de las tierras de Bogotá del colegio de Santafé del Nuevo Reino de Granada, fol. 323. 103 arsi. N. R. et Q., 1. Epistolae Generalium. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Beltrán de Lumberri, Roma, 8 de septiembre de 1625. 104 Archivo de la Academia de la Historia, Madrid, tomo 129. Juan Manuel, Carta de edificación del P. Baltasar Mas, provincial que fue de esta Provincia del Nuevo Reino, para el Padre Fabián López, Santafé, a 1.º de noviembre de 1642, fols. 419 y ss. 105

440.

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 499-501.


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acción directa con los indígenas (1610-1615)106, y por otra, se había dedicado a ser maestro de la vida espiritual de los jóvenes jesuitas que se formaban en Tunja (1615-1625)107. Con esta experiencia se hacía cargo de la Universidad Javeriana en un mandato de cuatro años (1628-1632)108. Suponemos que alguna crisis tuvo que enfrentar la Universidad Javeriana por el envío de un grupo de estudiantes a continuar sus estudios en Quito109, como hemos mencionado más arriba. Durante su gestión debió enfrentar el delicado problema de la lucha, tanto de los dominicos como de los jesuitas, por la obtención de la exclusiva de la universidad en Bogotá. Mas, para poder ubicar el problema con toda precisión, es necesario tomar el agua de más arriba y circunscribirlo a sus verdaderos límites. Un segundo capítulo de este litigio se abría por petición de una real cédula del 6 de septiembre de 1627, por la que el rey solicitaba de las autoridades santafereñas un informe “de la forma que ha usado y usa el Colegio de la Compañía del breve y cédula en cuya virtud pretende tener universidad, y si se ha excedido y en qué”110. El P. Murillo cumplió con el mandato real y así se presentó tanto ante la Audiencia como también ante el Cabildo Eclesiástico. Pero, simultáneamente, entregó un documento en el que alegaba una serie de razones para que en el Colegio de la Compañía se “den los grados y no en el convento

106 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 5. Catálogo de 1610: “Lector de Latín. Lengua. Superior de la Residencia de indios”. 107 Nombrado en 1615: arsi. N. R. et Q., 1. Epistolae Generalium, fol. 39 v. Carta del P. M. Vitelleschi al P. Gonzalo de Lira, Roma, 1.º febrero, 1615. El catálogo de 1616 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 19 v.): “Maestro de Novicios y Rector un año”. 108 De Mercado, Historia de la Provincia, i, 322: “[...] y lo ejercitó [el Rectorado] por tiempo de cuatro años”. El 13 de septiembre de 1628 otorgaba el placet el general de la Compañía de Jesús (arsi. N. R. et Q., 1. Epistolae Generalium. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Luis de Santillán, Roma, 13 de septiembre de 1628). 109 agi, Santafé, 245. Carta del P. Luis de Santillán al Rey, Santafé, 2 de julio de 1629. 110 agi, Santafé, 245; Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, i, 158. 441.


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de Santo Domingo”. En el escrito aduce once razones para justificar su posición111. Las más significativas son: los estudios generales, “desde la gramática hasta la teología”, se han “leído con continuación y sin interrupción”. En los grados que se han otorgado se han observado siempre “las constituciones y estatutos hechos por el Doctor don Fernando Arias de Ugarte y aprobadas por el señor presidente y real audiencia”. Y concluye, después de otras razones, insistiendo que “la merced de S. M. y bula de S. Santidad se dio primero a la Compañía, y ella la ha usado mucho antes”. El punto más conflictivo es el que se refiere a los dominicos y aduce: “No hay estudios fundados, y el decir que el convento de Santo Domingo tiene colegio y renta fundada para cátedras, no tiene fundamento, como es notorio, porque no consta ni se sabe de tal fundación, antes de lo contrario”. Como confirmación señala que “sólo se han graduado cuatro o cinco estudiantes de fuera” y los demás son religiosos del mismo convento. El 18 de julio contestaba el Cabildo Eclesiástico el requisitorio real. En primer lugar, certificaban los cabildantes que la Compañía de Jesús tenía asentados los estudios generales desde la gramática hasta la teología escolástica y en ellos se tenían “continuos ejercicios de letras, en conclusiones así públicas de todo el día, como particulares y domésticas”. En un segundo punto, señalaban que “antes que entrase la Compañía en esta tierra no había este ejercicio y curiosidad de estudio y letras […] sin pretender pasar a estudios mayores por falta de quien los enseñase a ellos y si algún estudio se comenzaba en pocos días se caía y acababa”. En tercer lugar, certificaban que los jesuitas habían sometido a sus alumnos a los exámenes requeridos, “guardando exactamente las órdenes y direcciones” fijadas por el arzobispo Fernando Arias de Ugarte y el presidente don Juan de Borja. En cuarto lugar, reconocían que, “aunque hay otros particulares estudios en otros conventos de esta ciudad, no hay en ellos tantos maestros como se requieren por la buena y conveniente enseñanza de los que acuden 111 agi, Santafé, 245. Petición del P. Sebastián Murillo al Cabildo eclesiástico de Santafé, Santafé, 17 de julio de 1628. El texto, en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 524-525. 442.


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a sus estudios”. Y, de seguidas, ofrecían una interesante información sobre la demografía estudiantil en Bogotá. Para esas fechas conceptuaban que había “casi 300” y a “los otros estudios […] acuden como una docena de estudiantes, y a la Compañía todos los demás”. Con estas premisas establecían la siguiente conclusión: “Por todo lo cual, y atendiendo a las razones dichas, nos parece que habiendo de ponerse universidad en una sola parte de esta ciudad, en ninguna se hará más servicio a Dios nuestro Señor y de Vuestra Majestad y en mayor beneficio de la causa pública que en la Compañía de Jesús”112. No conocemos la respuesta de la Audiencia a la exigencia real, pero con anterioridad había en diversas ocasiones manifestado su criterio. Ya el 30 de junio de 1623 sentaba posición al declarar que “no es necesaria por ahora universidad formada” y si se llegara a fundar “no conviene fundarla en colegio de religión”113. En enero de 1633, el P. Murillo predicó un sermón en la iglesia de San Ignacio que provocó el descontento del arzobispo don Bernardino de Almansa. Como consecuencia, tuvo que salir desterrado de Santafé114. 9. Juan Bautista Coluccini (1569-1641)115. Si Funes aportaba la visión de la Europa transmontana, Juan Bautista Coluccini116 y José Daddey (¿1576?-1660)117 significaban la inserción de la Italia renacentista en tierras neogranadinas, pues, como escribirá Daniel de Barandiarán, la “empatía de los italianos es un 112 agi, Santafé, 245. Informe del Cabildo eclesiástico de Santafé, Santafé, 18 de julio de 1628. El texto puede verse en Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, i, 159-164. 113 agi, Santafé, 20. Carta de la Audiencia de Santafé al Rey, Santafé, 30 de junio de 1623, en Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, i, 147-148. 114

Amplia información en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 412-424.

115 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 216-219. 116 José del Rey Fajardo, Catedráticos jesuitas en la Javeriana colonial (Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2002), 81-84. 117

Ibid., 96-99. 443.


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caso relevante en la historia de la relaciones mundiales y de la captación antropológica de los pueblos más inverosímiles”118. El nuevo rector (1632-1634) lucía una imagen diferente a la de sus antecesores, pues para la historiografía neogranadina representa la presencia de un científico al frente de una joven universidad que luchaba por existir en medio de grandes debates legales. En Coluccini se pueden distinguir las facetas de arquitecto119, lingüista120, músico121 y cultivador de la astronomía122. Pero, sin lugar a duda, la obra maestra de este jesuita italiano fue la concepción arquitectónica de toda la Manzana Jesuítica, de la que solo quedan la iglesia de San Ignacio y el Museo de Arte Colonial123.

118 Daniel de Barandiarán, “El Orinoco amazónico de las misiones jesuíticas”, en Misiones jesuíticas en la Orinoquia, editado por José del Rey Fajardo, iii (San Cristóbal, 1992), 306. 119 Patricia Rentería Salazar, Arquitectura en la Iglesia de San Ignacio de Bogotá. Modelos, influjos, artífices (Bogotá: ceja, 2001. Sobre la obra arquitectónica y su bibliografía, véase las páginas 98-103; 107-117). Fernando Arellano, El arte jesuítico en la América española (1568-1767) (San Cristóbal: Universidad Católica del Táchira, 1991), 87-91; José de Mesa y Teresa Gisbert, “La arquitectura jesuítica española en Bogotá y Quito”, Boletín del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas, n.º 23 (1978). Conviene destacar que el P. Coluccini era arquitecto y así lo evidencian los catálogos: el de 1610 dice que había estudiado cuatro años de matemáticas (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 5) y el de 1616 afirma que era arquitecto (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 18). 120 De Mercado, Historia de la Provincia, i, 137. Fue la primera doctrina que tuvieron los jesuitas en el Nuevo Reino y allí se inició, con ocho jesuitas, la primera escuela de lenguas indígenas: “Aprendió la lengua de los indios de este Reino [...]. Logrósele también este trabajo que entre muchos que la aprendieron juntos, fue el padre Juan Bautista el primero que la predicó y confesó en ella”; José del Rey Fajardo, La Universidad Javeriana, intérprete de la “otredad indígena”, 37 y ss. 121 José Eug. de Uriarte y Mariano Lecina, Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asisttencia de España desde sus orígenes hasta el año de 1773, ii (Madrid, 1929-1930), 272. 122 En noviembre de 1640 solicitaba el presidente Saavedra y Guzmán el parecer del P. Coluccini sobre un eclipse de sol acaecido en Santafé el 13 de noviembre de ese año. Fue publicado: “Un eclipse observado desde Bogotá en 1640”, Revista Javeriana, n.o 45 (1956), 76-81; Juan Flórez de Ocariz, Libro Primero de las Genealogías del Nuevo Reino de Granada, i (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo / Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1990), 224: “Era gran Arquitecto, y con inteligencia de Astrología”. 123 Patricia Rentería Salazar, Arquitectura en la Iglesia de San Ignacio de Bogotá. Modelos, influjos, artífices, 113-130.

444.


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10. Francisco Fuentes (1588-1645)124. Como hombre de gobierno podemos afirmar que desempeñó todos los altos cargos de la Provincia del Nuevo Reino. Rector del Colegio Mayor de San Bartolomé (1620-1621)125, rector de la Universidad Gregoriana de Quito (1627-1630)126, de donde salió para Madrid y Roma como procurador de la Provincia (1631-1634)127, e incluso sería designado viceprovincial de Quito en el fallido intento de separar el Nuevo Reino de Quito128. Acabaría sus días en la fundación del Colegio de Popayán129. Como hombre de ciencia serviría a dos universidades: en la Javeriana de Bogotá tendría a su cargo la docencia en la Facultad de Artes (1617-1620 y 1620-1623)130 y en la Gregoriana de Quito regentaría por tres años la cátedra de Teología131.

124

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 294-298.

125 arsi. N. R. et Q., 1, fol. 226. Epistolae Generalium. Carta del P. Vitelleschi al P. Arceo, 1622; de Mercado, Historia de la Provincia, iv, 48. 126 De Mercado, Historia de la Provincia, iv, 49. 127 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 435. Sobre sus gestiones, cfr. Pacheco, Los jesuitas en Colombia, I, 202206. Se embarcó en Cartagena el 15 de octubre de 1631 (Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua provincia de Quito, I, 159). arsi. N. R. et Q., 1, fol. 101 v. Epistolae Generalium, carta del 30 de enero de 1633. 128

arsi. N. R. et Q., 14, Historia, i, 173 v.-174.

129 G. Muñoz Cobos, “El P. Francisco Fuentes fundador y rector del Real Colegio Seminario en la ciudad de Popayán”, Revista de la Academia Colombiana de Historia Eclesiástica, n.o 2 (1967): 33-50; L. Deubler, Becerro o Sumario de la fundación, principios, progresos y otros acontecimientos..., arsi. N. R. et Q., 3, fol. 63 v. Catálogo, 1642. Pero, sin duda, su estancia en la urbe payanesa es anterior a 1641 (Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 209). 130 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 39. Catálogo, 1623: “A leydo Gramática y dos cursos de Artes”. En 1620 era profesor de artes (arsi. N. R. et Q., 1, fol. 87 v., Epistolae Generalium). Aquí tenemos que corregir las fechas que dimos en nuestro libro Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial, 127. 131 De Mercado, Historia de la Provincia, iv, 48-49. Era profesor de teología en Quito en 1625 (arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium, carta del 21 de septiembre de 1625). 445.


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El rectorado en la Universidad Javeriana se extendió de 1634 a 1637132. Un signo de la vitalidad que estaba experimentando la universidadfue su preocupación por ir ampliando el abanico de posibilidades académicas que fueran capaces de dar respuestas serias a las necesidades de la sociedad colonial. En este contexto nació la cátedra de la enseñanza de la medicina, el 1.º de abril de 1636, bajo la dirección del licenciado Rodrigo Enríquez de Andrada, graduado en la Universidad de Alcalá de Henares133. Esta cátedra duró hasta 1641 y se clausuró por falta de oyentes134. El 29 de julio de 1635 pudo ser dedicado el templo de la Manzana Jesuítica a San Ignacio, una vez concluido135. En 1634 finalizaba el privilegio de graduar a los alumnos, porque solo tenía una duración de diez años. Sin embargo, ese mismo año obtuvieron los jesuitas del papa Urbano VIII la bula Supereminenti, que renovaba las facultades concedidas, sin limitación de tiempo. Dos observaciones son necesarias para comprender el alcance de esta bula. En primer lugar, es de notar que el pontífice utilizó las mismas palabras iniciales en su documento que su antecesor Gregorio XVI. En segundo lugar, en un análisis de textos, pareciera que en alguna versión se suprimió ad decenium. Tal es el caso del P. Delplace en su obra Synopsis actorum

132 arsi. N. R. et Q., 14, Historia i, fol. 172 v., 173; Carlos Rodríguez Maldonado, La hacienda de Tena: IV Centenario, 1543-1943 (Bogotá: Editorial El Gráfico, 1944), 34-36; De Mercado, Historia de la Provincia, iv, 50. 133 Para la documentación oficial, véase Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, i, 170-171; Guillermo Hernández de Alba, Aspectos de la cultura en Colombia (Bogotá: Publicaciones del Ministerio de Educación de Colombia, 1947), 105-113. 134 Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 528-529. 135 arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Juan Bautista Coluccini, Roma, 1.º de noviembre de 1636, fol. 167. Para una síntesis de la cronología de la Iglesia nos remitimos a Gloria Zuluaga, “Estudio cronológico para la interpretación constructiva del tempo de San Ignacio de Bogotá”, en Libro homenaje al P. José del Rey Fajardo sj., coordinado por Allan R. Brewer-Carías, Alberto Baumeister Toledo y Pedro Nikken, i (Caracas: Editorial Jurídica Venezolana, 2005), 45-65.

446.


• anexo 4

S. Sedis136. Sin embargo, el texto copiado por Hernáez dice que fue concedido sin limitación de tiempo y aduce como fuente: “sacado del Archivo Nacional de Lima. Leg., 1186. Hállase impreso pasado por el Consejo de Indias”137. El P. Pacheco138 añade que el informe que reposa en Roma sobre el caso ratifica expresamente el mismo aserto139, e idéntica aseveración aduce el fiscal del Consejo de Indias en su informe del 24 de julio de 1685140. Estas explicaciones no se compaginan con las afirmaciones del P. Alberto Ariza, quien sostiene que al texto de la bula se le hicieron “mutaciones sustanciales” al cambiarle la fecha y suprimir la frase final “praesentibus ad decennium proximum valituris”141. Con respecto al ámbito económico, hemos preferido ubicar aquí la síntesis de los procesos por los que se adquirieron la hacienda de Tena y la de Neiva. El 27 de noviembre de 1626 compraba el Colegio Máximo por 200 pesos una estancia de 1500 pasos de largo por 800 de frente. El 25 de enero de 1628 proveyó don Juan de Borja seis estancias de ganado mayor, “bajo los límites y linderos contenidos en el pedimento que de ellas había hecho don Antonio Maldonado de Mendoza”. Y el 14 de febrero de 1633 tomó posesión de ellas el H. Luis Méndez. El mismo día, 25 de enero de 1628, don Juan de Borja otorgaba “al Padre Baltazar Marburger, Procurador General de la Provincia”, dos estancias de ganado mayor en el valle de Tena, “entre las quebradas de La Calera y de los Hermitaños”. El 20 de junio de 1635 vendió el

136 Louis Delplace, Synopsis Actorum S. Sedis in causa Societatis Iesu 1605-1773 (Lovaina: Istas, 1895) [Urbano VIII, n.º 154]. 137 Francisco Javier Hernáez, Colección de bulas, breves y otros documentos relativos a la Iglesia de América y Filipinas dispuesta, anotada e ilustrada por…, ii (Bruselas: Imprenta de Alfredo Vromant, impresor-editor, 1879), 449. 138 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 527. 139

arsi, Fondo Jesuítico, n.º 842.

140

agi, Santafé, 249.

141 Ariza, Los dominicos en Colombia, II, 1405. 447.


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capitán Andrés López de Escalante al P. Francisco Fuentes “las estancias que venía disfrutando tranquilamente desde 1606”142. El gobernador de Neiva, don Francisco Martínez de Ospina, donaba en 1631 tres caballerías de tierra “desde donde entra el río Villavieja en el río Grande de la Magdalena, corriendo el dicho río Villavieja arriba en todo lo que alcanzare el límite de las caballerías”143. La diligente administración del H. Manuel Martín144 consiguió formar un solo lote gracias a nuevas adquisiciones145. 11. Francisco Sarmiento (c. 1578-1646)146. Había nacido en Jaén (España), pero toda su formación la realizó en Lima, primero como alumno del Colegio Real de San Martín147 y después todo el currículum filosófico y teológico como jesuita. Su biografía la sintetizó su biógrafo de la siguiente manera: “Ejercitó el oficio de compañero de provincial y de rector muchas veces en los colegios mas principales desta provincia”148. En efecto, podemos señalar sus rectorados: Cartagena (1627-1632)149, Panamá (1639-1642)150 y de nuevo Cartagena (1643-1645)151.

142 Seguimos la secuencia que trae Rodríguez Maldonado, La hacienda de Tena, 34-36. 143 Joaquín García Borrero, Neiva en el siglo xviii (Bogotá: Biblioteca de Historia Nacional, vol. 62, 1939), 22. 144 El elogio del H. Manuel Martín puede verse en De Mercado, Historia de la Provincia, i, 221-222. 145 García Borrero, Neiva en el siglo xviii, 35-37. 146

Del Rey Fajardo, Catedráticos jesuitas en la Javeriana colonial, 303-304.

147

De Mercado, Historia de la Provincia, iii, 348.

148 Ibid., 349. 149 arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium, cartas: del 6 de febrero de 1628; 8 de septiembre de 1631; 20 de febrero de 1632. 150 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 58 v. Catálogo de 1642. 151 José del Rey Fajardo, Los jesuitas en Cartagena de Indias 1604-1767 (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2004), 295-296; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 295. 448.


• anexo 4

Al frente de la Universidad Javeriana estuvo de 1637 a 1639152. Hombre de fuerte influencia social153, implementó un modelo distinto de gerencia de la máxima casa de estudios superiores en Bogotá. 12. Baltasar Mas y Burgués (segundo rectorado, 1639-1642)154. En 1639 regresó de España, a donde había viajado en 1635 en representación de las órdenes religiosas de Quito, a fin de poder derogar una orden del 20 de mayo de 1625 de la Real Audiencia de Quito que prohibía a las comunidades religiosas adquirir bienes raíces155. Aunque era un carácter duro, fue sin embargo un gran negociador, tanto que uno de sus biógrafos escribirá que le llamaban “en Sevilla el hombre de acero; y en Madrid le decían que era de hierro y de bronce, porque no es posible declarar el esfuerzo y exacción con que solicitaba las cosas que traía entre manos”156. En 1641 se finiquitaba un conflicto sobre las tierras de Ibagué que se había iniciado en 1633 cuando el Colegio Máximo compró unas tierras a orillas del río Chípalo, cercanas al pueblo indígena de Las Piedras157. El visitador P. Rodrigo de Figueroa mandó venderlas, con el consiguiente deterioro de la hacienda de Villavieja158. Finalmente, el alcalde de Ibagué, Francisco de Leuro

152

arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium, fol. 208 v., carta del 30 de octubre de 1638.

153 De Mercado, Historia de la Provincia, iii, 347: “Tuvo por sobrino al conde Salvatierra, virrey de México, y fue primo suyo don Iñigo de la Mota, del orden de Santiago y presidente de Panamá”. 154

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 49. Catálogo de 1642.

155 Amplia información, en Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua provincia de Quito, i, 214218; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 427-428, 463. 156

De Mercado, Historia de la Provincia, i, 155.

157

anb, Temporalidades, 12, fol. 673.

158 arsi. N. R. et Q., 17, Fundaciones, fol. 304 y ss. Razón para darla a N. P. General de las haciendas que el Collegio de Santafé tiene en el Valle de Nieva y en Ibagué, cotejando la una con la otra, la cual razón es prueba de la evidente utilidad del dicho Colegio en dejar del todo la hacienda de Ibagué y en llevar adelanter la del Valle de Neiva. 449.


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Bocanegra, daba posesión en 1641 a la Compañía de tres estancias de ganado mayor y otra de pan comer, colindantes con el río Chípalo159. 13. Juan Manuel (c. 1589-1647)160. Este jesuita madrileño, que culminó sus estudios en la Universidad Javeriana de Bogotá161, fue una síntesis curiosa de erudición, ciencia y fervor indigenista162. El historiador de Mercado no eximirá en alabarlo y escribir que fue “como un archivo de todas las ciencias”163. También fue hombre de gobierno pues tuvo a su cargo los colegios de Tunja (1625-1629164 y 1631-1632)165 y Cartagena (1632-1636)166. Fue director de estudios de la Universidad Javeriana (1636-1641)167 y rector de esta (1642-1645)168.

159 anb, Temporalidades, 12, fol. 669. En resumen, todo el conflicto puede verse en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 498-501. 160 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 414-417. 161

De Mercado, Historia de la Provincia, i, 451.

162

Ibid., 457.

163

Ibid.

164 Suponemos que se inicia en 1625 pues en dicho año dejó el cargo el P. Sebastián Murillo. En 1626 (de Mercado, Historia de la Provincia, I, 453). En 1628 (arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium, carta del 2 de febrero de 1628). 165 arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium, carta del 28 de enero de 1634. Hace alusión a septiembre de 1631 y a octubre de 1632. 166 Nombramiento en 1632 (arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium, carta del 20 de febrero de 1632). Testimonio en 1634 (ibid., carta del 30 de noviembre de 1634); 1635 (ibid., Carta del 30 de diciembre de 1635). Pero los súbditos no estaban contentos con él (Ibid., fol. 174, carta del 1.o de noviembre de 1636) y el general mostraba su desagrado por haber enviado a un seglar a traer negros de Guinea (Ibid., fol. 174 v.). 167 Archivo de San Bartolomé, Libro de grados de la Universidad Javeriana, fol. 6, 61. El 20 de mayo de 1636 firmaba en calidad de Praefectus Studiorum junto con el P. Rodrigo de Figueroa un caso de moral (anb, Miscelándea, 54, fol. 507). 168

450.

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 562.


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14. Pedro Fernández Berruca (c. 1592-1650)169. Es muy poco lo que conocemos de este jesuita que había nacido en Munebrega (Aragón) y atravesado el Atlántico en la expedición de 1618170. En dos oportunidades dirigió los destinos de la institución educativa tunjana (1637-1639171 y 1642-1645). Al llegar a la capital boyacense traía a su favor el haber regido el Colegio de Panamá (1632-1635)172. Debió de fallecer el 25 de marzo de 1650173. Rector de la Universidad Javeriana de 1645 a 1649174. Graves problemas surgieron con la presencia del oidor Francisco de Prada175, quien sostenía que el Colegio Máximo tenía más haciendas de las que necesitaba. El propio presidente del Nuevo Reino, Juan Fernández de Córdoba, se dirigía al monarca español en 1648 en los siguientes términos: “Y siendo este colegio más descansado, me consta que viven con empeños y necesitan de mucha asistencia y trabajo personal para sustentarse”176. Sobre las obras de la iglesia de San Ignacio recogen las Cartas Anuas: “Acabose el cuerpo de nuestra Yglesia, que es de los mejores Templos, que las Indias tienen, muy capaz, muy hermoso, muy bien dispuesto, y edificado, alegre, y vistoso, y de una techumbre ó bobeda de artificiosas molduras, y artesones guarnecida; Labrose en el un retablo costossisimo, y dorose lucidamente, disponiendo en sus nichos doce cuerpos de Sancthos ricamente estofados: 169

Del Rey Fajardo, Catedráticos jesuitas en la Javeriana colonial, 120.

170 agi, Contratación, 5538. Expedición de 1618, arsi. N. R. et Q., 14, Historia-I: “El Hermano Pedro [Fernandez] Beruca theologo de Munebrega de Aragon de veynte y seis años”. 171 anb, Censos Boyacá, t. 1, fol. 114. arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium, carta del 30 de octubre de 1638. 172 arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Luis de Santillán, Roma, 20 de febrero de 1632. 173 En unas notas del P. Pacheco encontramos el dato: “Murió 25 marzo 1650. Potosii in Sta. Fide?”. Flórez de Ocariz, Libro Primero de las Genealogías del Nuevo Reino de Granada, I, 169: “Murió en el oficio [de Rector]”; esto abriría la posibilidad de que hubiera fallecido en 1649. 174 Pacheco, “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”, I, 128. 175 Véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 468-470. 176

APQu, leg. 3, Carta del Presidente del Nuevo Reino al Rey, Santafé, 26 de septiembre de 1648. 451.


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A los lados del cuerpo de la Yglesia para su mayor vistosidad y mejor asiento de los que acuden a nuestras fiestas, se dispusieron unos corredores, ó Tribunas coloridas de oro y azul que agracian vistosamente el Templo: Los ornamentos, y riquezas de la sacristia, es de lo mejor, que goza la América, mucha tela, y mucha lana, y los mas finos brocados, y damascos escogidos, que tejo [sic] la Europa”177. También la economía, aunque no pasaba por buen momento, podía mantener a sus moradores178. 15. Juan de Toro Zapata (c. 1596-1654)179. Había nacido en Remedios (Antioquia) hacia 1596180 e ingresó a la Compañía de Jesús en Tunja el 12 de noviembre de 1612181. Su formación intelectual la recibió en el Colegio Máximo de Santafé de Bogotá182. Toro, juntamente con Lucas Rangel183 y Hernando Domínguez Camargo184, constituyen la primera trilogía literaria 177 Gabriel Melgar, Letras anuas de la Compañía de Jesus de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada. Desde el año de mil y seyscientos y treinta y ocho hasta el año de mil y seys cientos quarenta y tres (Zargoza, 1645), 35-36. 178 Melgar, Letras anuas de la Compañía de Jesus de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada, 36: “Tanbien de quatro años a esta parte sean pagado algunas deudas sueltas, ya con limosnas, ya con inteligencias, y se an minorado los censos dela casa; no tiene hasta aora el Colegio fundación, pero si comodidad para el sustento delos sujetos, que en el avitan: porque las haciendas son crecidas (en nombre pero, no en probecho) pero ayudadas al presente con una donación, que nos hace una Señora piadosa, que nos deja treinta mil pesos de su hacienda, sera esto lo mas descansado dela Provincia”. 179 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 685-687. 180 Los catálogos no ofrecen la fecha exacta de su nacimiento sino los años que tenía. Año 1616: 19 años (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 20 v.); año 1623: 27 años (fol. 39 v.); año 1642: 46 años (fol. 57); año 1649: 53 años (fol. 87); año 1651: 55 años (fol. 113 v.). 181 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 39 v. Catálogo de 1623. Sin embargo, el catálogo de 1649 (Ibid., fol. 87) señala el 21 de noviembre. 182 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 20 v. “Estudiante de Seminario”. De esta suerte tuvo que concluir sus estudios el año 1622. 183

José del Rey Fajardo, Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial (Bogotá: CEJA, 2002), 275-277.

184 Guillermo Hernández de Alba, “Domínguez Camargo, Hernando”, en Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, de Charles E. O’Neill y Joaquín M.ª Domínguez, ii (Roma-Madrid, 2001), 1138. 452.


• anexo 4

de los jesuitas criollos neogranadinos. Son la expresión del culteranismo en la Nueva Granada. Toro y Rangel fueron cultores del conceptismo que insistía en la ingeniosidad de los conceptos; Domínguez Camargo se alista entre los gongoristas quienes se preocupaban más por la brillantez y novedad de las metáforas185. Es una lástima que el conflicto que mantuvieron los jesuitas con el arzobispo don Bernardino de Almansa significara el destierro de algunos ignacianos de Bogotá, con el consecuente perjuicio para la nueva universidad186. Juan de Toro fue uno de ellos, a pesar de su posición en pro del entendimiento187, y de esta forma se frustró su posible brillante carrera como catedrático de la Academia de San Francisco Javier: profesor de artes (16261629)188 y a continuación de teología (1629-1633)189. Hombre de indudables cualidades intelectuales y humanas, no es de extrañar que fuera requerido por el presidente del Nuevo Reino, marqués de Sofraga, por compañero190. Seguidamente asumió el rectorado del Colegio de Cartagena (1639-1642)191 y en 1642 fue elegido procurador de la Provincia del Nuevo Reino ante Madrid y Roma192. Su estancia en Europa fue larga, pues en Roma permaneció del 25 de noviembre de 1645 al 14 de

185

Véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 563 y ss.

186

Una síntesis puede verse en ibid., 412-424.

187

Ibid., 419.

188 arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium. Carta del P. M. Vitelleschi al P. Luis de Santillán, Roma, 6 de febrero de 1630. 189

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 57. Catálogo de 1642: “Docuit Philosophiam et Theologiam”.

190 arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Baltasar Mas, Roma, 30 de octubre de 1637. 191 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 57. Catálogo de 1642. 192

arsi, Congregationes Provinciales, t. 71, fols. 186 y ss.; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 476-477. 453.


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abril de 1646193 y en España hasta el 13 de enero de 1648, fecha en que se hizo a la vela con una expedición de jesuitas para el Nuevo Reino194. Se desempeñó como rector de la Universidad Javeriana de 1649 a 1651195. A las cualidades anteriores hay que añadir la de “aventajado predicador”, como lo conceptuaría Flórez de Ocariz196. 16. Juan Gregorio Irigoyen (c. 1585-1674)197. Había nacido en Olite (Navarra) hacia 1585 e ingresado a la Compañía de Jesús en Villarejo de Fuentes el 9 de abril de 1604198. Se embarcó para América el 15 de abril de 1610199 y concluyó sus estudios en el Colegio Máximo de Bogotá200. Su actividad fundamental en tierras neogranadinas fue la de regir varios colegios: Pamplona (1625-1632)201 y

193 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 570. Asiste como elector a la Congregación General que eligió al P. Vicente Carafa. 194 agi, Contratación, 5539, expedición de 1648. 195 Pacheco, “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”, I, 128. En agosto de 1650 fungía como rector (agi, Santafé, 27) y como tal se dirige al rey suplicándole que no admita la renuncia de don Juan Fernández de Córdoba, presidente del Nuevo Reino. En septiembre de 1651 ya había sido sustituido (Ibid.). 196 Citado por Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 570. 197 Del Rey Fajardo, Catedráticos jesuitas en la Javeriana colonial, 329-331. 198 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 6 v. Catálogo de 1610; de Mercado, Historia de la Provincia, ii, 137. Fue además discípulo del célebre maestro de la vida espiritual P. Luis de la Palma. 199 agi, Contratación, 5318; Ángel Valtierra, El santo que libertó una raza (Bogotá, 1954), 122-123. El Catálogo de 1610 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 6 v.) dice que había estudiado cuatro años de artes y uno de teología. 200

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 18 v. Catálogo de 1616: “Ha leído Gramática 6 años”.

201 arsi. N. R. et Q. 1, Epistolae Generalium, fol. 114. Carta de Vitelleschi a Santillán, Roma, 20 de febrero de 1632. En esa fecha es sustituido por el P. Villalobos en el rectorado. En 1627 había asistido a la Congregación Provincial como rector de Pamplona (arsi, Congregationes Provinciales, t. 61, fol. 218). 454.


• anexo 4

Mérida de Venezuela (1647-1650)202. No hemos podido precisar si realmente fue rector del Colegio de Tunja203. En 1651 recibía el rectorado de la Universidad Javeriana y allí permaneció hasta 1653204. Su perfil es muy distinto al de su antecesor, pues a pesar de que era hombre culto en ciencias religiosas205, su mundo habitual fue el de predicador por la geografía colombiana206. De la planta física se refiere en las Cartas Anuas de 1652: “Desde la ultima Annua, que se escribió de esta Provincia se ha adelantado mucho este Collegio en su vivienda, derribáronse quartos antiguos, para que nuevamente edificados ajustasen a la planta que es conforme a la Casa Professa de Sevilla, de quartos dobles de vivienda, corredores por medio, y patio capaz con corredores inmediatos, se las dehato [sic] y espasiosa escalera para la subida a los altos: tiene el quarto sus Galerias, que se enseñorean de casi toda la Ciudad; y en lo edificado tiene bastante habitazion para mas sujetos de los que hoy permite la Provincia”207.

202 La fecha de conclusión del rectorado es clara. El 3 de febrero de 1651 era rector de la Universidad Javeriana (anb, Curas y Obispos, t. 9, fol. 603) y en 1650 seguía en Mérida (aam, Seminario, Caja 1, Inventario de los papeles del archivo, fol. 34 v.). Sobre el inicio, la primera información data de 1648 (aam, Ibid., fol. 35 v.). El inicio de 1647 lo estatuimos por el final del rectorado del P. Julio Ledi. 203 arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium, fol. 142. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Juan Gregorio, Roma, 30 de diciembre de 1635. Juan Gregorio era rector de Tunja. 204 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 113 v. Catálogo de 1651: “Fuit ter Rector et modo Sanctae Fidei”. El Libro de la Universidad está fragmentado en lo que respecta a estos años, pero aparece su firma en 1651, 1652 y 1653 (Archivo del Colegio de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fols. 213-251 v). 205 De Mercado, Historia de la Provincia, ii, 137: “Tal era su vivir ajustado y religioso en nuestra casa que parecía un San Gregorio en su monasterio. También le imitó en escrebir los morales de muy buena doctrina que solía con mucha frecuencia predicar en sermones y pláticas”. 206 Ibid., 141: “Predicaba muchas veces haciendo antes que le leyesen lo que tenía escrito de su mano en unos cartapacios que llamaba sus barras y a la verdad lo eran de plata y oro, sacadas de las minas de su estudio”. 207 arsi. N. R. et Q., 12-I, Carta annua desde los años 1642 hasta el de 1652 de la Prouincia del Nueuo Reyno, y Quito a a. m. r. p. General de la Compañía de Jesus [Goswino Nickel], fols. 2 v.-3. 455.


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17. Francisco de Varáiz Villaguarda (c. 1580-1658)208. Nació en Onteniente (Valencia)209 hacia 1580210 e ingresó a la Compañía de Jesús el 25 de abril de 1597211 en Tarragona, después de haber estudiado letras humanas en Valencia212. Cursó tres años de filosofía y tres de teología y salió del Colegio de Zaragoza para ordenarse en Sevilla y pasar a las Indias213. Atravesó el Atlántico en la expedición de 1607214. Toda su biografía neogranadina estuvo consagrada al mundo indígena, pues pudo acercarse a sus hombres gracias al dominio de la lengua. Regentó el rectorado de la Universidad Javeriana de 1653 a 1656215. Aunque en un principio pudiera llamar la atención este nombramiento, hay que tener en cuenta que casi toda su vida vivió en el Colegio Máximo y además el cultivo de las lenguas indígenas fue un criterio mantenido tanto por la Compañía de Jesús como por los reyes de España.

208

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 712-714.

209

De Mercado, Historia de la Provincia, i, 167. Los catálogos hablan siempre de Valencia.

210 El catálogo de 1610 dice que tenía 30 años (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 5 v.); el de 1616: 36 años (fol. 18 v.); el de 1623: 44 años (fol. 39); el de 1649: 68 años (fol. 85); el de 1651: 70 años (fol. 112); el de 1655: 74 años (fol. 139 v.). 211 Cita el 25 de abril de 1598 el catálogo de 1610 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 5 v.). El 25 de abril de 1597 los catálogos de: 1616 (fol. 18 v.) y 1623 (fol. 39). El 25 de abril de 1596 los catálogos de: 1649 (fol. 85), 1651 (fol. 112) y 1655 (fol. 139 v.). Nos inclinamos por la fecha de 1597 porque en su ficha de embarque, año de 1607, dice que tenía diez años de Compañía. 212 De Mercado, Historia de la Provincia, i, 167. 213

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 1, Catalogo de los Padres queste año de 607 se embarcaron en Sanlucar...

214 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 1, Catalogo de los Padres queste año de 607 se embarcaron en Sanlucar en uno de los galeones del cargo de don Francisco del Morral que a siete de Março se hicieron a la vela para tierra firme: “4º. Padre Prançisco Varaiz de Valençia, hijo de Juan Varaiz y de Agueda Villaguarda de hedad de 25 años y diez de conpañia, avia oydo sus artes y tres años de teulogia, salio del collegio de Zaragoza y ordenose en Sevilla con extra tempora”. 215 De Mercado, Historia de la Provincia, i, 175: “[...] cargo que ejerció por espacio de un trienio”. En enero de 1653 aparece ya como rector (anb, Gobierno, t. 1, fol. 514). Ejercía el cargo en 1655 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 139 v.). Catálogo de 1655.

456.


• anexo 4

Es digno de señalarse que por vez primera hizo acto de presencia en Santafé el P. Denis Mesland, amigo de Descartes y seguidor de sus doctrinas. El rector lo describía el 19 de mayo de 1654 de la siguiente manera: “El padre es muy amable, grave y docto, que argumentó muy bien el estotro día en unas conclusiones”216. Aunque volvería a la capital neogranadina en diversas ocasiones, es llamativo que en la lejana Bogotá se conocieran tan pronto las ideas cartesianas217. 18. Juan Gregorio Irigoyen. Vuelve por segunda vez al rectorado el año 1656 y allí permanecería hasta 1658218. 19. Gaspar Cugía (1600-1667)219. Una interesante personalidad es la de este jesuita nacido en Cáller (Cagliari, Cerdeña)220 y que atravesó el Atlántico en 1634221. En la Provincia del Nuevo Reino se dio con frecuencia el fenómeno de grandes hombres que gastaron su vida en la evangelización de los indígenas y que también fueron exitosos en la más alta gestión administrativa dentro de la Compañía de Jesús. En el caso de Gaspar Cugía observamos con nitidez esas dos grandes etapas de su biografía: misionero en el Marañón (1637-1651)222 y el cursus honorum (1651-1667). En realidad, fue siempre un 216

APQu, leg. 4. Carta del P. Francisco Varáiz al P. Pedro Varáiz, Provincial, Santafé, 19 de mayo de 1654.

217 José del Rey Fajardo y Germán Marquínez Argote, Denis Mesland amigo de Descartes y maestro javeriano (1615-1672) (Bogotá: ceja, 2002). 218

Archivo del Colegio de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fols. 253 v.-276.

219 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 712-714. 220 Sobre la ciudad de origen hay varias versiones. El Catálogo de 1642 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 60) dice: “Callerianus in Sardinia”. El Catálogo de 1649 (ibid., fol. 86 v.): “Civitatis et dioecesis Caller in Sardinia”. Y el Catálogo de 1660 (ibid., fol. 189 v.): “Callerensis in Sardinia”; de Mercado, (Historia de la Provincia, iv, 283) señala a Cáller; y Pacheco (Los jesuitas en Colombia, ii, 58) expresa a Cagliari. 221 De Mercado, Historia de la Provincia, iv, 285. Llegó a Cartagena el 23 de junio de 1634. 222 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 58-59; Francisco Figueroa, Relación de las Misiones de la Compañía 457.


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gerente. Durante trece años fue el superior de la difícil avanzada misional del Marañón223. En 1651 pasó a dirigir el Colegio de Cuenca224 y de esta apartada ciudad ecuatoriana salió a regir los destinos de la Provincia del Nuevo Reyno del 15 de agosto de 1654 a 1658225. En 1661 volvía a encargarse de la Provincia del Nuevo Reino, pero el 25 de junio del mismo año se le intimaba una real cédula por la que se le citaba a la corte de Madrid para el 20 de febrero de 1662226, pero el viaje se llevaría a cabo el 1.º de mayo de 1664227.

de Jesús en el pays de Maynas (Madrid, 1904), 16-19, 98-104; Antonio Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en la asistencia de España, V, 445-446; Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua provincia de Quito, I, 355-356; arsi. N. R. et Q. 1, Epistolae Generalium, fol. 163 v. Carta del P. Vitelleschi al P. Gaspar Cugía, Roma, 1.o de noviembre de 1636; Figueroa, Relación, 34-49: Carta del P. Lucas de la Cueva al P. Gaspar Cugía, Jeveros, 16 de abril de 1638. Es posible que escribiera algo sobre las lenguas indígenas que estudió (de Mercado, Historia de la Provincia, iv, 286): “Aprendió el P. Gaspar la lengua general del Perú y otras tres lenguas de aquellas naciones, con que ya instruido los instruía y enseñaba”. Carta del Gobernador de Mainas al P. Gaspar Sobrino pidiéndole que no saque de las Misiones al P. Gaspar Cugía, Loja, 10 de noviembre 1641 (APQu, leg. 3). Petición del Cabildo civil para que no salga el P. Gaspar Cugía de las misiones, Borja, 22 septiembre 1642 (APQu, leg. 3). Carta del P. Juan A. Manquiano al P. Gaspar de Cugía. Da cuenta de las misiones del Paraguay y de la persecución del obispo Cárdenas (APQu, leg. 3). Decreto, auto, etc. sobre la Doctrina de San Francisco de Borja de lo cual pide un traslado el P. G. Cugía, Quito, 18 de julio 1650 (APQu, leg. 1). 223 De Mercado (Historia de la Provincia, IV, 286) dice que fue superior de 1637 a 1652, pero en 1651 lo encontramos ya de rector en el Colegio de Cuenca (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 113. Catálogo, 1651). Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 60. No nos detenemos en su acción misional en el Marañón. Véase José Chantre y Herrera, Historia de las misiones de la Compañía de Jesús en el Marañón español. 1637-1767 (Madrid, 1901), 283; Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua provincia de Quito, i, 478 y ss.; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 477. 224

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 113. Catálogo, 1651.

225

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 58, 60.

226

arsi, Fondo Gesuitico, Busta 203, n.º 1588/15.

227 anb, Curas y Obispos, t. 19, fols. 414-422. El presidente, don Diego de Egües, le había suspendido el embarque mientras informaba a la Corte (agi, Santafé, 29. Carta de don Diego de Egues al Rey, Bogotá, 15 de junio de 1662). Mientras recibía de nuevo la orden de trasladarse a la península visitó parte de la Provincia (Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 69) e incluso la misión de los llanos (arsi. N. R. et Q., 15-II, Memorial de la visita del P. Madrid). 458.


• anexo 4

Como rector de la Universidad Javeriana laboraría de 1658 a 1661228. Por una carta del P. Cujía del 12 de abril de 1658 deducimos que la docencia universitaria debió de enfrentar serias dificultades pues en ocho años, de marzo de 1650 a abril de 1658, la Provincia había pedido 63 jesuitas por muerte y 12 se hallaban inutilizados por achaques y ancianidad229. 20. José Urbina (1610-1665)230. Conoció la luz terrena el año 1610231 en la ciudad de Cáceres (Antioquia) e ingresó a la Compañía de Jesús en Tunja el 13 de enero de 1628232. En este jesuita antioqueño convergen dos facetas que fueron habituales en la Provincia del Nuevo Reino: la del catedrático y la del líder educativo. Sus dotes humanas y gerenciales le hicieron cultivar los campos de la administración y así dirigiría los destinos del Colegio Mayor de San Bartolomé (1651-1653)233 y después sería rector y maestro de novicios

228 Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fols. 281-322 v; arsi. N. R. et Q., 5, fol. 5. Catálogo Breve de 1659; catálogo de 1660 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 189 v.); catálogo breve de 1661 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 1). Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 64-65. 229 anb, Curas y obispos, 36, fol. 317. Memoria de los sujetos de la Compañía que han muerto en esta Provincia del Nuevo Reino y Quito desde veinte y cinco de marzo de seiscientos cincuenta. 230 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 707-708. 231 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 57. Catálogo de 1642: 32 años. En todos los demás catálogos se reitera la misma proporción y por ello señalamos el año 1610 como fecha de nacimiento. Fueron sus padres el capitán don Juan de Urbina y doña Ana de Eraso Valdivia (Juan Flórez de Ocariz, Libro primero de las Genealogías del Nuevo Reino de Granada [Bogotá: Instituto Caro y Cuervo / Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, edición facsimilar de la impresión de Madrid de 1674], 11, 31). 232 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 88 v. Catálogo de 1649. En 1631 seguía en Tunja, tras acabar su noviciado, pues se encuentra un memorial suyo en el que pide una información sobre su padre (Archivo Histórico de Tunja, leg. año 1631). A don Juan de Urbina le seguía la Inquisición de Cartagena un proceso pues se le acusaba de bigamia (J. T. Medina, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Cartagena de las Indias [Bogotá: Publicación de la Biblioteca Nacional de Colombia, 1952], 241). 233 José Restrepo Posada, “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”, Revista Javeriana, n.o xxxviii (1952): 93-94. 459.


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del colegio bogotano de Las Nieves234. Durante el provincialato del P. Hernando Cabero (1658-1661) fue secretario de la Provincia del Nuevo Reino235. Falleció en Bogotá el 21 de septiembre de 1665236. Y concluiría su periplo rectoral de 1661 a 1664, años en que rigió los destinos de la Universidad Javeriana237. Gracias a la renuncia que hizo de sus bienes el P. Gabriel Álvarez en el año 1661 en favor del Colegio Máximo, se pudo continuar la obra de la iglesia de San Ignacio. La legítima ascendía a 20 000 pesos, pero al abandonar la Compañía en 1679 el arzobispo exigiría a la Compañía la devolución de esa suma amén de los intereses238. El problema de los grados en la Universidad Javeriana239 se remonta al 26 de abril de 1662, cuando el fiscal de la Audiencia, el licenciado Carlos Cohorcos, ponía en tela de juicio el alcance de los documentos aducidos por la Compañía de Jesús para graduar a personas particulares y a otros religiosos que asistían a sus clases240. El fiscal interpretaba así la bula de Pío IV Exponi nobis, del 19 de agosto de 1561, por la que autorizaba a los miembros de la Compañía de Jesús a graduar estudiantes externos de sus colegios donde no hubiese universidad241, y también hacía ver que la real cédula del 20 de noviembre de

234 De Mercado, Historia de la Provincia, I, 128: “[...] varón muy religioso en la vida y muy docto en las cátedras de Artes y Teología, que leyó en la Academia de esta ciudad de Santa Fe”. 235 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 5. Catálogo breve de 1659. Catálogo de 1660 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 191 v.). Catálogo breve de 1661 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 1). 236 ARSI, Historia Societatis, 48, fol. 85. 237 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 219 v. Catálogo de 1664; Pacheco, “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”, I, 128. 238 Amplia información en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 106-119. 239 Una síntesis puede verse en Pacheco, “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”, I, 79-111. 240 El texto puede verse en Alonso de Zamora, Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada (Caracas, 1930), 433-434. 241

460.

El texto puede verse en Institutum Societatis Iesu, i (Florencia, 1892-1893), 36.


• anexo 4

1620, por la que Felipe III permitía a la Compañía de Jesús usar en América los privilegios pontificios, no hacía mención de la facultad de conferir grados242. 21. Gaspar Vivas (c. 1606-1687)243. Es otro jesuita que vino de la parte de Quito para regir los destinos de la Universidad Javeriana. Había nacido hacia el año 1606 en Alburquerque (Badajoz) e ingresado a la Compañía de Jesús el 18 de marzo de 1625244. La primera etapa de su biografía está dedicada a la docencia de la Filosofía y la Teología en la Universidad Gregoriana de Quito245. En la segunda abandona el claustro universitario para dedicarse al cursus honorum. Tuvo a su cargo los siguientes rectorados: Popayán (1651-1653)246, Cuenca (1653-1657)247,

242

De Zamora, Historia, 433-434.

243

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 735-737.

244 Para la fecha natal los catálogos ofrecen las siguientes oportunidades. 1642: 36 años (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 60); 1649: 43 años (ibid., fol. 86 v.); 1651: 45 años (ibid., fol. 113); 1655: 49 años (ibid., fol. 140 v.); 1657: 51 años (ibid., fol. 140 v.); 1660: 54 años (ibid., fol. 189 v.); 1664: 58 años (ibid., fol. 218); 1668: 62 años (ibid., fol. 241); 1671: 64 años (ibid., fol. 288); 1678: 72 años (ibid., fol. 316); 1684: 76 años (ibid., fol. 349 v.); 1687: 80 años (ibid., fol. 381). Con respecto a la fecha de ingreso a la Compañía de Jesús, observamos que los catálogos de 1642 a 1668 indican el 18 de marzo de 1626, pero los comprendidos entre 1671 y 1687 señalan el 18 de marzo de 1625. Hemos adoptado esta última fecha porque se instaura durante su provincialato. 245 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 60. Catálogo, 1642. A partir del catálogo de 1657 (ibid., fol. 164) se repite de forma persistente que enseñó filosofía y teología. Hernán Rodríguez Castelo, Literatura en la Audiencia de Quito siglo xvii (Quito: Edición del Banco Central del Ecuador, 1980), 409: “el P. Gaspar Vivas, ‘eminente predicador, docto en todas las materias’, catedrático de vísperas en la Universidad de san Gregorio”. 246 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 113. Catálogo, 1651; L. Deubler, Becerro o Sumario de la fundación, Principios progresos y otros acaecimientos del Colegio de Popayán, de que consta por su archivo, resumen preliminar (Ms. del Archivo de la Provincia de Colombia de la Compañía de Jesús). 247 Deubler, Becerro, resumen preliminar; arsi. N. R. et Q., 3, fol. 140 v. Catálogo, 1655. Según el catálogo de 1657 (ibid., fol. 164) ya había concluido su rectorado, pues anota escuetamente: “Bis Rector. Concionator hispanorum”.

461.


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Tunja (1658-1660)248, Universidad de San Gregorio de Quito (1660-1664)249 y por segunda vez (1672-1676)250. También fue provincial del Nuevo Reino (16681672)251. Fue rector de la Universidad Javeriana de 1664 a 1666252. 22. Bartolomé Pérez (1596-1668)253. Provenía de la parte quiteña y su especialidad eran las lenguas indígenas pues aprendió la chibcha en Fontibón y la “incaica” en Quito254. También sobresalió por sus conocimientos de la Sagrada Escritura255 y tenemos noticia de algunos manuscritos suyos sobre el tema: Commentarii breves litterales in Sacram Scripturam, cum explicatione locorum difficiliorum256. Como hombre de gobierno debemos hacer referencia a las gestiones que realizó como rector o superior de las siguientes instituciones: San Luis de Quito257,

248 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 5 v. Catálogo breve de 1659: “Tunja. Rector, Maestro de Novicios, Instructor”; y en el de 1660 aparece ya en Quito. 249 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 189 v. Catálogo, 1660. Catálogo breve, 1661 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 2 v.). Carta del P. Cavero al P. Gaspar Vivas, Rector de Quito encargando que se remitan los informes para el noviciado de Latacunga y otras casas, Santafé, 28 marzo, 1661 (APQu, leg. 4). 250

Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua provincia de Quito, i, 331 (año 1673), 458 (año 1676).

251

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 88; arsi. N. R. et Q., 5, fol. 20. Catálogo breve, 1671.

252 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 218. Catálogo, 1664. Rector de la Javeriana de 1664 a 1666 (Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fols. 337-341). 253

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 543-545.

254

De Mercado, Historia de la Provincia, ii, 221.

255 Ibid.: “Era fama común entre los nuestros que era el mejor escriturario que había en la provincia”. 256 A este respecto conviene recordar la afirmación de Hernán Rodríguez Castelo, Literatura en la Audiencia de Quito. Siglo xvii (Quito: Banco Central del Ecuador, 1980), 409: “el P. Bartolomé Pérez, natural de España, gran escriturista, teólogo y predicador”. aiul, Papeletas: Rodríguez y Pérez, Bartolomé. 257 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 63. El Catálogo de 1642 dice: “Fuit Rector Seminarii”. De Mercado, Historia de la Provincia, ii, 222. 462.


• anexo 4

Cuenca (1642-1645)258, Misión de Mainas (1651-1653)259, Universidad Gregoriana de Quito (1654-1657)260 y viceprovincial (1664-1666), ya que su titular, el P. Gaspar Cujía, tuvo que viajar a España por orden del Consejo de Indias261. Fue rector de la Universidad Javeriana de 1667 a 1668262 pues falleció en el ejercicio de su misión el 13 de octubre de 1668263. 23. Juan de la Peña (1605-¿?)264. Para suplir el deceso inesperado de Bartolomé Pérez fue designado el P. Juan de la Peña. Este jesuita boyacense es el primer representante de la Compañía de Jesús neogranadina que además de conocer la lengua autóctona desde niño se dedicó tanto a su enseñanza como al estudio de esta. Su dedicación primordial parece haber sido la atención a los indígenas de la sabana bogotana y haberse dedicado como profesor del chibcha durante muchos años en la Universidad Javeriana265. Su gestión, a nuestro juicio, comienza en 1658 a la muerte del P. Francisco Varáiz y hasta el año 1671 estuvo al frente de esta importante labor 258

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 63.

259 Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito, I, 408; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 456. Como superior fundó Santa María de Ucayale de los cocamas y de allí partió el 14 de abril de 1653 (Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito, I, 382). 260 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 137 v. Catálogo de 1755: “Fuit Rector conquensis, et modo Quitensis”. En 1757 asiste a la Congregación Provincial como Rector de Quito (arsi, Congregationes Provinciales, 74, fol. 132). Sin embargo, el catálogo de 1657 afirma que “3 fuit Rector” (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 159 v.). 261

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, II, 65-73.

262 Catálogo breve de 1667 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 8). Catálogo de 1668 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 239). En este cargo asiste a la Congregación Provincial de 1668 (arsi, Congregationes Provinciales, 77, fol. 267). 263 De Mercado, Historia de la Provincia, ii, 229. Sin embargo, en las informaciones oficiales de la Compañía de Jesús se señala el 15 de octubre (arsi, Historia Societatis, 48, fol. 22). 264 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 539-541. 265 En todos los catálogos de la Provincia se hace referencia a que era “concionator indorum”. La primera noticia de que era “lector de lengua” nos la ofrece el catálogo breve de 1659 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 5) y la reiteran todos los demás.

463.


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lingüística. Así lo demuestra la serie de informaciones que nos proporcionan los denominados “catálogos breves” de la Provincia del Nuevo Reino266. Hasta el momento no tenemos noticia de algún escrito suyo en lengua chibcha. Sin embargo, también demostró dotes de gobierno pues fue rector tanto del Colegio de Mérida (Venezuela) (1650-1653)267 como del de Pamplona (16551657)268. También fue el primer provincial criollo de la Provincia del Nuevo Reino (1672-1677)269. Su rectorado de la Javeriana se circunscribió al año 1668270. 24. Hernando Cavero Cabero (1599-1679)271. Es, sin lugar dudas, la personalidad más significativa de la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino. Había nacido en Frías de Albarracín (Aragón) el 25 de diciembre de 1599. Estudió la gramática en Zaragoza y la filosofía en Valencia, ciudad en la que se graduó de maestro en artes272. Ingresó a la Compañía de Jesús en Valencia, Provincia jesuítica de Aragón, el 24 de febrero de 1618273. Ignoramos cuándo atravesó 266 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 5 (catálogo de 1659); fol. 1 (catálogo 1661); fol. 8 (catálogo de 1667); fol. 12 (catálogo de 1668); y fol. 20 (catálogo de 1671). 267 El 3 de febrero de 1651 presenta el P. Juan Gregorio, rector de Santafé, para la doctrina de Santa Ana a los PP. José Dadey, Pedro de Salazar y Alonso González, en vez del P. Juan de la Peña, que había sido nombrado rector de Mérida (anb, Curas y Obispos, t. 9, fol. 603). El catálogo de 1651 lo recoge como rector de Mérida (ARSI. N. R. et Q., 3, fol. 113 v.). 268 En realidad, para su rectorado pamplonense disponemos de dos datos oficiales, ambos de 1657: el primero pertenece a la Congregación Provincial reunida en octubre de 1657 en Bogotá (arsi, Congregationes Provinciales, t. 74, fol. 132); el segundo es de lectura más difícil ya que el catálogo de 1657 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 165) recoge escuetamente: “Bis Rector”, lo cual se puede interpretar como que ya había concluido su segundo rectorado o que todavía estaba en su ejercicio. 269

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 88-90.

270

Pacheco, “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”, 128.

271 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 152-159. 272 apt, leg. 26, fols. 212-218, Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de la Compañía de Jesús, desde el año de 1694 hasta fines de 98, fols. 211-212. 273

464.

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 85. Catálogo de 1649. Todos los demás catálogos reiteran la misma fecha.


• anexo 4

el Atlántico, pero en 1628 aparece como profesor de humanidades en Santafé274. Su estancia en el Colegio de Santafé no debió de ser muy larga275, ya que a partir de 1640 fue secretario de la Provincia tanto con el P. Gaspar Sobrino (1639-1642) como con el P. Sebastián Hazañero (1642-1645)276. En 1647 era ya rector del Colegio de Panamá277, de donde salió en 1651 al ser elegido procurador ante las cortes de Madrid y Roma278. Su trayectoria como hombre de gestión está avalada por los altos cargos desempeñados. Se inició como procurador a las cortes de Madrid y Roma (1651-1658)279 y a continuación se distinguiría por su desempeño como provincial del Nuevo Reino de Granada (1658-1661)280, visitador de la Provincia de México (1661-1664)281 y a continuación provincial (1664274 Fernando Fernández Valenzuela, Thesaurus linguae latinae: explicatio libri quarti, frases, vocabula, verba synonima, sententiae simul cum adagiis ex diversis authoribus recopilatae... Santa Fe (1629). Mss. n.o 4 de la Biblioteca Nacional de Bogotá, fol. 15 r., al hablar del P. Cavero dice: “expertissimo en todas lenguas, y especialmente en la latina”. 275 De 1637 a 1639 fue ministro y director de la Congregación de Nuestra Señora de Loreto (anb, Curas y Obispos, t. 19, fol. 325). 276 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 76. Catálogo, 1642 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 49 v.). apt, leg. 26, Letras annuas, 211 v.-212. 277 Uriarte y Lecina, Biblioteca de Escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España, I, 433. Carta del P. Rodrigo Barnuevo al P. Hernando Cavero, Rector del Colegio de Panamá, Santafé, 16 de septiembre de 1647. Cuándo comenzó el rectorado, no lo sabemos. Las Letras annuas (apt, leg. 26, fol. 212) dicen: “Gobernó después seis años el Collegio de Panama”. El catálogo de 1651 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 111v) dice: “Bis Rector Panamá”. 278

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 194.

279 Ibid., 64. Se embarcó el 5 de junio (M. Rodríguez, El Marañón y el Amazonas, índice cronológico). 280 Juan de Velasco, Historia moderna del Reyno de Quito y crónica de la Provincia de la Compañía de Jesús del mismo Reyno (Quito, 1941), 286-287. Catálogo breve: 1659; 1661. Acerca de su primer provincialato, cfr. Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 77-80. 281 Synopsis Historiae Societatis Jesu, Lovaina (1950) col. 556; Gerard Decorme, La obra de los jesuitas mexicanos durante la época colonial. 1572-1767, i (México, 1941), 161-162, 368, 384. Una detallada descripción de su actividad en México se encuentra en Francisco Zambrano, Diccionario Bio-Bibliográfico de la Compañía de Jesús en México, v (México, 1965), 119-131.

465.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

1665)282. Luego de haber regresado al Nuevo Reino asumió por segunda vez la alta dirección de la Provincia (1666-1668)283. En 1672 era enviado por los superiores romanos como visitador de la Provincia del Perú (1672-1675) y a continuación como provincial (1675-1678)284. Fue rector de la Universidad Javeriana (1668-1672)285. Aunque bajo el rectorado del P. José de Urbina se habían reanudado los trabajos de la iglesia de San Ignacio en 1661, sería el P. Cavero quien pondría todo su empeño en culminar la obra pues todavía faltaban la capilla mayor, el crucero y la bóveda286. 25. Juan de Santiago (1610-1688)287. Aunque había nacido en Cartagena de Indias, la mayor parte de su vida jesuítica transcurrió en el área quiteña de la Compañía de Jesús. En la primera etapa de su biografía se dedicó de lleno a la docencia universitaria en la Universidad Gregoriana de Quito: primero en la Facultad de Artes288 y después en la de Teología, y ciertamente podemos 282 Francisco Javier Alegre, Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús de Nueva España, nueva edición por E. Burrus y Félix Zubillaga, iii (Roma, 1960), 12. 283 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 8. Catálogo breve de 1667; (ibid., fol. 12). Catálogo de 1668; de Mercado, Historia de la Provincia, II, 164. El año 1668 reunió la Congregación Provincial (arsi, Congregationes Provinciales, t. 77, fols. 267 y ss.); Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 81, 171. 284 Synopsis Historiae Societatis Jesu. Col. 538, 15 de noviembre 1672. Amplia información sobre esta etapa en Antonio Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, iv (Madrid, 1920), 522-526, 547549, 735-737; F. Zambrano, Diccionario Bio-Bibliográfico de la Compañía de Jesús en México, v, 131-133; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 85-86; E. Torres Saldamando, Los antiguos jesuitas del Perú (Lima: Imprenta Liberal, 1882), 214-215. Funda la misión de Los Mojos: Astrain, Historia de la Compañía de Jesús, VI, 547 y ss. 285 Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fols. 350-365 v., Carta del P. Rector de Llerena al P. Hernando Cavero, Llerena, 18 de mayo de 1669 (APQu, leg. 4). Catálogo breve 1671 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 20); Juan Flórez de Ocariz, Genealogías del Nuevo Reyno de Granada (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo / Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1990), I, 169; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 85. 286

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 120.

287

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 632-634.

288

El catálogo de 1649 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 87 v.) dice: “docuit Grammaticam et Philosophiam”.

466.


• anexo 4

aseverar que su magisterio corrió, al menos, de 1655 a 1661289. Sin embargo, pronto tuvo que abandonar el claustro universitario para dedicarse a las altas labores administrativas: rector del Seminario de San Luis de Quito (16581661)290, rector del Colegio de Panamá (1666-1668)291, rector de la Universidad de San Gregorio de Quito (1668-1672)292, rector de Tunja (1677-1681)293, de nuevo rector de San Gregorio (1681-1684)294 y finalmente provincial del Nuevo Reino (1684-1688)295. Fue asimismo rector de la Universidad Javeriana de 1672 a 1677296. Con respecto a la Academia de San Francisco Javier debemos insistir en el paso que dio el P. Alonso de Pantoja297, procurador de la Provincia del Nuevo Reino y Quito, al conseguir del papa Clemente X Filosofía, para esas fechas, se enseñaba en Bogotá y Quito. Además, si como era corriente el profesor de Filosofía que dictaba los tres años consecutivos con el curso con el que se había iniciado, habría que retrotraer la estancia quiteña hacia el año 1645. Ciertamente, en 1656 era ministro del Colegio de Quito (Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua provincia de Quito, i, 220) e incluso, aunque no lo especifique, el catálogo de 1655 parece confirmarlo. 289 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 141 v. Catálogo de 1655: “Docuit Grammaticam et Philosophiam, nunc Theologiam”. arsi. N. R. et Q., 5, fol. 7; catálogo breve de 1659. De igual manera, el catálogo breve de 1661 (ibid., fol. 3); Hernán Rodríguez Castelo, Literatura de la Audiencia de Quito siglo xvii (Quito: Banco Central del Ecuador, 1980), 409: “El P. Juan de Santiago, natural de Cartagena de Indias, ‘predicador docto’ y lector de filosofía”. 290 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 7: “Rector del Seminario. Lector de Teología”. Idéntica información aduce el catálogo breve de 1661 (Ibid., fol. 3). 291 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 9 v. Catálogo breve de 1667. La misma información el de 1668 (ibid., fol. 13 v.). 292

arsi. N. R. et Q., 5, fol. 20 v. Catálogo breve, 1671.

293 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 319. Catálogo, 1678. En la información del mismo catálogo se deja constancia de que fue: “Rector Panamensis, Quitensis et Sanctafidensis”. En 1678 asiste a la Congregación Provincial como rector de Tunja (arsi, Congregationes Provinciales, t. 80, fol. 106). 294

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 349 v. Catálogo, 1684.

295 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 101; arsi. N. R. et Q., 5, fol. 24. Catálogo breve, 1687. Provincial. 296 Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fols. 385-409. 297

Del Rey Fajardo, Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial, 262-264. 467.


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el breve Exponi nobis nuper, del 30 de mayo de 1672, por el que la Universidad Javeriana de Bogotá y la Universidad Gregoriana de Quito adquirían el privilegio del que gozaba el Colegio San Clemente de Bolonia, según el cual sus grados se consideraban otorgados por una universidad de estudios generales298. El 17 de abril de 1675 el propio Clemente X, en un nuevo breve que inicia con las mismas palabras, Exponi nobis nuper, otorgaba por diez años a los rectores, prefectos y maestros del Colegio de Santafé el privilegio que poseía el Colegio Romano de poder graduar a sus alumnos299. Ambos breves obtuvieron el placet con Consejo de Indias el 13 de julio de 1675300. 26. Juan Martínez Rubio (1627-1709)301. Había nacido en La Roda (Albacete) hacia 1627302 e ingresado a la Compañía de Jesús el 19 de marzo de 1647303. Atravesó el Atlántico en la expedición del P. Cavero en 1658304. Toda su formación académica la había recibido en España. En la Universidad Gregoriana de Quito fue catedrático de artes (1661-1664)305, pero pronto abandonó la docencia por el cursus honorum. Rector del Colegio-Seminario de San Luis de Quito (1665298

arsi, Fondo Jesuítico, vol. 842, fol. 561.

299 arsi, Fondo Jesuítico, vol. 842, Informe del hecho y reparos que se hacen sobre el pleyto que los collegios y seminarios de la Compañía de Jesús de Santafé y Quito tienen con los Padres dominicos de las dichas ciudades sobre la forma de conferir los grados, en último de diciembre de 1694. 300

Ibid.

301 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 426-430. 302 Según los catálogos: 1660: 33 años (ARSI. N. R. et Q., 3, fol. 191); 1664: 37 años (ibid., fol. 219 v.); 1668: 41 años (ibid., fol. 247 v.); 1671: 44 años (ibid., fol. 284 v.); 1684: 55 años (ibid., fol. 359 v.); 1687: 59 años (ibid., fol. 381); 1691: 63 años (ARSI. N. R. et Q., 4, fol. 6), y 1702: 74 años (ibid., fol. 38). 303 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 191. 304 Agustín Galán García, El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767 (Sevilla: Fundación Fondo de Cultura de Sevilla, 1995), 257. 305 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 219 v.: “Docuit Grammaticam et Philosophiam”. Catálogo de 1664. A partir de esta fecha todos los catálogos posteriores confirman: “docuit Grammaticam et Philosophiam”. Como el profesor duraba un trienio, quiere decir que para 1664 había concluido su magisterio.

468.


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1667)306, rector de Popayán (1667-1672)307, rector del Colegio-Noviciado de Tunja (1672-1677)308, provincial del Nuevo Reino (1681-1684)309, rector de la Universidad Gregoriana de Quito (1684-1689)310, provincial por segunda vez del Nuevo Reino (1695-1699)311, concluiría su brillante carrera en el rectorado del Colegio-Noviciado de Tunja (1703-1709)312. Como historiador se lo puede considerar un continuador de la obra del P. Pedro de Mercado. Es de lamentar que se haya perdido su Historia de la Provincia de Santafé desde el año de 1684. Colegio de Santafé y Abril 1º de 1691313. También colaboró en la redacción de las Cartas Anuas de los años 1691-1693314 y las de 1694-1698315, documentos de

306 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 10 v. Catálogo breve, 1667. El catálogo de 1668 recoge que fue rector del Seminario de Quito (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 247 v.). 307 Deubler, Becerro o Sumario de la fundación, principios, progresos y otros acaecimientos del Colegio de Popayán, de que consta por su archivo, resumen preliminar; arsi. N. R. et Q., 5, fol. 14. Catálogo breve de 1668; ibid., fol. 22. Catálogo breve de 1671. Carta del P. Jaime Jiménez al P. Rector de Quito Juan Martínez Rubio, Coronados, 13 marzo 1668 (APQu, leg. 4). 308 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 99. Rector de Tunja en septiembre de 1672 (anb, Testamentarías Boyacá, 9, fol. 447). 309

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 99.

310 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 381, APQu, leg. 5; Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito, I (Quito), 254; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 100. 311 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 219, 232-233; apt, leg. 132. Carta de Tirso González a Martínez Rubio, Roma, 7 febrero 1699, 5 carta; Carta de Tirso González a Martínez Rubio, Roma, 12 marzo 1700 (Ibid.). 312 Obras completas de la madre Francisca Josefa del Castillo, introducción, notas e índices elaborados por Darío Achuri Valenzuela, I (Bogotá, 1668), 150, 189, 194, 212. 313 aiul, Papeletas: Martínez Rubio, Juan: “Teníala en su poder el P. Alejandro Mas el año de 1800. Es continuación de la del P. Pedro Mercado”. 314 apt, Fondo Astrain, leg. 5, Letras Annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada. Contiene los años de 1691, 92 y 93. Está fechada en el Colegio de Santafé a 25 de febrero de 1694. 315 arsi. N. R. et Q., 13-II, Letras Annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de la Compañía de Jesús, desde el año 1694 hasta fines de 98, fechada en Santafé a 30 de diciembre de 1698. 469.


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vital importancia para estudiar la vida de la Universidad Javeriana en el último decenio del siglo xvii. En tres oportunidades fungiría como rector de la Universidad Javeriana: 1677-1681316, 1689-1695317 y 1699-1703318. 27. Francisco Álvarez de Barbosa (c. 1628-1687)319. Había nacido en Muzo (Boyacá) hacia 1628 e ingresado a la Compañía de Jesús en Tunja, el 28 de mayo de 1642320. Todos sus estudios universitarios los realizó en la Universidad Javeriana321. Es curioso el perfil intelectual de este jesuita boyacense. Suponemos que, por sus conocimientos del chibcha, el 13 de abril de 1659 partía hacia los llanos casanareños para explorar la posibilidad de reentablar las misiones que se habían frustrado en 1628322, y allí permanecería hasta octubre de 1660323. 316 Archivo del Colegio San Bartolomé, Libro de la Universidad, fols. 411 v.-433; arsi. N. R. et Q., 3, fol. 314. Catálogo de 1678. 317 APQu, leg. 15. En 1693 seguía en el cargo (apt, leg. 132, fol. 86, Carta de González a Altamirano, 15 de agosto de 1693). Catálogo, 1691. 318 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 38. Catálogo, 1702. 319

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 95-97.

320 En relación con la fecha de nacimiento nos inclinamos por el 1628, de acuerdo con los datos ofrecidos por los catálogos: 1649: 22 años (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 86); 1651: 23 años (ibid., fol. 112 v.); 1655: 27 años (ibid., fol. 139 v.); 1657: 29 años (ibid., fol. 163); 1660: 32 años (ibid., fol. 188 v.); 1664: 36 años (ibid., fol. 216 v.); 1668: 40 años (ibid., fol. 239); 1671: 43 años (ibid., fol. 276); 1678: 50 años (ibid., fol. 314); 1684: 55 años (ibid., fol. 347); 1687: 59 años (ibid., fol. 415 v.). Con respecto a la fecha de ingreso hay unanimidad en todos los catálogos, a excepción del de 1657, que señala, creemos que por equivocación, el 15 de septiembre de 1643 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 163). 321 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 86. Catálogo de 1649. Para esa fecha había estudiado tres años de filosofía y uno de teología. Si tenemos en cuenta que en 1651 era teólogo (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 112 v.), debemos deducir que acabó la teología en 1652. En 1653 debió de culminar su carrera con la Tercera Probación. 322 Juan Rivero, Historia de las misiones de los llanos de Casanare y los ríos Orinoco y Meta (Bogotá: Biblioteca de la Presidencia de Colombia, 1956), 86. 323 Varias razones aconsejan esta afirmación que contradice la afirmación de Rivero (Historia de las Misiones, 97) de que el viaje duró “49 días”. En octubre de 1660 el alcalde de la Santa Hermandad de San José de Cravo

470.


• anexo 4

De esta estancia nos han llegado noticias sobre su Catecismo en lengua airica324 y de la Doctrina cristiana en lengua airica, con algunos apuntamientos para formar arte y vocabulario de la misma325. Residiría en la isla de Santo Domingo de 1662 a 1667326. En el espacio insular colaboró eficazmente en la evangelización de los negros, según el testimonio del arzobispo Francisco de la Cueva y Maldonado327. A la muerte del P. Jaime de Torres en 1663 asumió el superiorato de la Residencia de Santo Domingo328. Luego de haber regresado a la capital santafereña volvió a ser miembro del claustro desde 1667329. Falleció en Tunja el 9 de diciembre de 1687330.

declaraba que en agosto de 1660 les habían dicho una misa a los tunebos en Patute los padres de la Compañía de Jesús (anb, Gobierno, ii, fol. 437). Esto explica la aseveración del catálogo de 1660 (arsi. N. R et Q., 3, fol. 188 v.): “Nunc missionarius gentilium”. 324 Rivero, Historia de las Misiones, 93: “Tomó por su cuenta a los giraras el Padre Jimeno y el Padre Alvarez a los airicos; así tanto uno como otro tradujeron el catecismo que les tocaba”. 325 aiul, Papeletas: Álvarez, Francisco. 326 Antonio Valle Llano, La Compañía de Jesús en Santo Domingo durante el período hispano (Ciudad Trujillo, 1950), 101; Cipriano de Utrera, Universidades de Santiago de la Paz y de Santo Tomás de Aquino y Seminario Conciliar de la ciudad de Santo Domingo de la Isla Española (Santo Domingo, 1932), 187, 192, 194. Estuvo presente en los actos solemnes con que se celebró la proclamación dogmática de la Inmaculada Concepción en la Catedral de Santiago el 10 de diciembre de 1662 ( José Luis Sáez, “Los jesuitas en el Caribe insular de habla castellana (1575-1767)”, Paramillo, n.o 16 (1997): 22; Cipriano de Utrera, La Inmaculada Concepción: Documentos y noticias para la historia de la Archidiócesis de Santo Domingo, Primada de América (Ciudad Trujillo, 1946), 85-108. 327 José Luis Sáez, “Universidad Real y Pontificia Santiago de la Paz y de Gorjón en la Isla Española (17471767)”, en La pedagogía jesuítica en Venezuela, editado por José del Rey Fajardo, i (San Cristóbal, 1991), 184. 328

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 276. Catálogo de 1671: “Superior Residentiae S. Dominici”.

329 Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fols. 348 v.-465 v. 330 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 415 v., Supplementum primi et secundi Catalogi a prima martii 1684 ad 15 octobris 1688. Según Sáez (“Los jesuitas en el Caribe”, 22), murió en una hacienda del Colegio de Tunja. El P. Ignacio Meaurio escribió “Elogio de la vida y muerte del P. Francisco Alvarez de Barbosa”, en Monumenta aliqua Provinciae Novi Regni Granatensis ex Societate Jesu, Roma, 21 de marzo de 1732 (arsi. N. R. et Q., 14, Historia, I, fols. 30 v.-31 v.). 471.


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Ejerció el rectorado de la Universidad Javeriana de 1681 a 1684331. En su tiempo se consiguió el breve Alias felices, otorgado por el papa Inocencio XI el 15 de mayo de 1682, por el que facultaba conferir grados en derecho canónico a los alumnos de sus seminarios en Santafé y Quito332. 28. Diego Solano (1624-1685)333. Nació en Tunja hacia 1624 e ingresó a la Compañía de Jesús en su ciudad natal el 5 de agosto de 1639334. Toda su carrera universitaria transcurrió en Bogotá335. Fue un selecto humanista y al parecer de una fina y abierta sensibilidad literaria, espiritual y mística, como lo atestigua de Mercado en su biografía. Se distinguió además por su conocimiento nada vulgar del complicado mundo de la teología mística y de la teología moral336. Fue rector del Colegio-Noviciado de Tunja (1663-1666)337. Rigió la Universidad Javeriana durante el año de 1684338. 331 Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fols. 441-465 v. Aparece en dicho documento por vez primera el 5 de febrero de 1682. Sin embargo, el 14 de noviembre de 1681 actúa como rector (anb, Notaría-1, t. 91, fol. 62). arsi. N. R. et Q., 3, fol. 347 (catálogo, 1684). 332 L. Delplace, Synopsis actorum S. Sedis in causa Societatis Iesu, Lovaina, tomo ii (1605-1773) (1895). Inocencio XI, n.° 25, 407. arsi. N. R. et Q., 18, Memorial del procurador de la Compañía a la Sagrada Congregación de obispos y regulares…, n°. 4. 333

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 653-655.

334 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 83 v. Catálogo de 1649. 335 De Mercado, Historia de la Provincia, ii, 84. Si en 1642 estudiaba retórica en Santafé (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 50 v.), vale decir que concluyó sus estudios en 1649. En efecto, el catálogo de ese año (Ibid., fol. 83 v.) dice que estudió siete años y en el capítulo de Ministeria, categoriza “Nulla”, afirmación que nos lleva a concluir que ese preciso momento había puesto punto final a su carrera eclesiástica. 336 De Mercado, Historia de la Provincia, ii, 85: “Habilitándose en ellos con eso, no solo para consumado maestro de letras, sino para diestrísimo maestro de la teología mística en que fue tan acertado después en el discurso de su vida. [...] pero al estudio a que con más aplicación se entregó desde este tiempo fue al de la Teología Moral [...] en la cual salió tan consumado que [...] en este de Santa Fe lo ejercitó con tanto Magisterio”. 337 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 215. Catálogo de 1664. 338 Ejerció el rectorado de la universidad de marzo a diciembre de 1684 (Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fol. 465 v.). 472.


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29. Pedro de Mercado (1620-1701)339. Con la llegada al rectorado de la Universidad Javeriana de este jesuita nacido en Riobamba (Ecuador) en 1620340 se cierra un interesante ciclo de ignacianos ecuatorianos en la Academia de San Francisco Javier de Bogotá. Toda su formación humanística y filosófico-teológica la recibió en la Universidad de San Gregorio de Quito (1638-1646)341. Como hombre de gobierno se inició en el Colegio de Honda (1657-1664)342 y después siguió en Tunja (1667-1672)343, segundo rectorado en Honda (1672-1678)344 y Colegio-Noviciado de Las Nieves (1678-1684)345. De Mercado ejerció como escritor ascético una gran influencia durante la segunda mitad del siglo xvii y primera del xviii y, a pesar de que nunca pisó Europa, sus escritos interpretan la forma de concebir la vida y de realizarse según la espiritualidad de la Compañía

339

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 451-459.

340 Todos los catálogos, menos el de 1664: 46 años (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 222 v.); 1678: 59 años (ibid., fol. 322 v.); 1687: 68 años (ibid., fol. 379); 1691: 72 años (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 6). 341 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 60 v. Catálogo, 1642: “Studuit 3 Philosophiae; est teologus 2 anni”. Parece ser que en enero de 1647 residía todavía en Quito a juzgar por el testimonio sobre el H. Hermano de la Cruz, “a quien tuve la dicha de conocer y alcanzarlo vivo más de ocho años en el colegio de Quito” (de Mercado, El cristiano virtuoso, fol. 92 v.). Y en la biografía que le dedica en su Historia (Historia de la Provincia, iii, 372) dice que “murió en el Señor a ocho de enero de mil seiscientos y cuarenta y siete”. 342 arsi, Congregationes Provinciales, t. 74, fol. 132 (El P. de Mercado, rector de Honda, está legítimamente impedido por enfermedad para asistir a la Congregación). Testimonios de su rectorado. Año 1659 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 6); año 1660 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 194); año 1661 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 2). El catálogo de 1664 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 222 v.) anota: “fuit VRector Hondensis”, pero no indica su residencia. 343 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 9. Catálogo breve, 1667: “Vice-Rector et Magister Novitiorum”. Catálogo breve, 1668 (ibid., fol. 13). El de 1671 (ibid., fol. 21) añade: “Instructor tertiae probationis”. En 1672 entregó su cargo al P. Juan Martínez Rubio (Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 99). 344 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 322 v. Catálogo, 1678: Rector de Honda. El 19 de junio de 1678 todavía ocupaba el cargo como lo demuestra la Congregación Provincial de 1678 (arsi, Congregationes Provinciales, t. 80, fol. 106 y ss.). 345 arsi. N. R. et Q, 15, Memorial de la visita del P. Madrid. Un resumen, en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 96-97; arsi. N. R. et Q., 3, fol. 357. Catálogo de 1684.

473.


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de Jesús346. El estudio de su prolífica obra es imprescindible para poder comprender la mentalidad colonial y la búsqueda de fórmulas propias, aun dentro del espíritu cosmopolita que practicaba la Orden de Ignacio de Loyola. Ciertamente, no es un teórico de la teología espiritual sino un expositor sólido y ameno de la ascética ignaciana, y se fundamenta, según Rodríguez Castelo, en Francisco Suárez, Álvarez de Paz y Luis de la Puente347. Además, conviene incluir al jesuita riobambeño en esta primera visión de la América profunda que se da entre una curiosa generación de jesuitas neogranadinos y quiteños que tuvieron como punto de encuentro el Colegio de Popayán: 1661, Informe de las misiones del Marañón, Gran Para o Río de las Amazonas, Francisco de Figueroa348; 1676, Ramillete de varias flores poéticas, P. Antonio de Bastidas Madrid349; 1684, Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús, Pedro de Mercado350; y 1684, El Marañón y Amazonas. Historia de los descubrimientos, entradas y reducción de naciones, trabajos malogrados de algunos conquistadores y dichosos

346 Para las obras: José del Rey Fajardo, Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial (Caracas, 1974), 352-361. Véase también Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 297-316. 347 Hernán Rodríguez Castelo, Literatura en la Audiencia de Quito. Siglo xvii, 216. 348 Joseph Cassani, Glorias del segundo siglo de la Compañía de Jesús, iii (Madrid, 1736), 573-583; José Chantre y Herrera, Historia de las misiones de la Compañía de Jesús en el Marañón español (Madrid, 1901), 228-234; José Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito 1570-1774, i, 347-348, 385-388; Antonio Gómez Restrepo, Historia de la literatura colombiana, ii (Bogotá, 1946), 231-239; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 285-288, 454-460; Jorge Villalba y Juan Manuel Pacheco, “Figueroa, Francisco de”, en Charles E. O’Neill y Joaquín M.ª Domínguez, Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, ii (Roma-Madrid, 2001), 1417-1418. 349

Se publicó a nombre de Maestro Xacinto de Evía. De las 117 composiciones, 99 pertenecen al P. Bastidas.

350 Sobre la abundante producción ascético-literaria del P. de Mercado, cfr. José del Rey Fajardo, S. J., “P. Pedro de Mercado (1620-1701)”, en Documentos jesuíticos relativos a la historia de la Compañía de Jesús en Venezuela (Caracas, 1966), xxxviii-xliii; José del Rey Fajardo, Bío-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial (San Cristóbal-Santafé de Bogotá, 1995), 388-395.

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de otros, así espirituales corno temporales, en las dilatadas montañas y mayores ríos de América, Manuel Rodríguez351. Pedro de Mercado es el primer historiador jesuita que escribe en castellano sobre la Provincia del Nuevo Reino y Quito y sus hombres352. Hay que resaltar que la redacción de la obra mercadiana llega hasta 1684, pero su manuscrito permaneció inédito hasta 1957353. Como rector de la Universidad Javeriana se desempeñó del año 1684 al de 1689354. Ante la reacción de los padres dominicos, los jesuitas percibieron que en Roma tenían perdida la batalla y comenzaron a darla en España, en el Consejo de Indias. El procurador Juan de Segovia355, elegido en la Congregación abreviada de 1685, presentó en Madrid un memorial en el que solicitaba se concediera a la Compañía establecer en sus seminarios de San Bartolomé y San Luis cátedras de leyes y cánones356. La economía del Colegio Máximo la define una especie de Carta Annua de los años 1684-1690: “Parece que este Colegio tiene un patrimonio abundante si se consideran solo los predios; pero si se analizan sus réditos, se ve que son muy escasos debido a que se han sucedido frecuentes infortunios en el tiempo anterior al de esta narración y han dejado al Colegio sumido en

351 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 288, 293. El padre Pacheco ha recogido en estas páginas toda la problemática fundamental relativa a la vida y obra del P. Rodríguez. aiul, Papeletas: “Rodríguez, Manuel”. 352 Quien desee más información: José del Rey Fajardo, Los jesuitas en Venezuela, tomo i: Las fuentes (CaracasBogotá, 2006), 247-269. 353 De Mercado, Historia de la Provincia. 354 APQu, leg. 15, Carta del P. Tirso González al P. Juan de Santiago, Roma, 8 de febrero de 1688. Archivo de S. Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fol. 466, recoge su firma a partir de diciembre de 1684. arsi. N. R. et Q., 3, fol. 379. Catálogo de 1687. 355 Del Rey Fajardo, Bío-bibliografía, 593-594. 356

El Memorial se encuentra en APQu., leg. 5.

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la estrechez, sumándose a los malos tiempos el hecho de que cada año son gravados con censos de no pequeña cuantía”357. Sobre el templo de San Ignacio también aporta el documento interesantes informes: “El templo de este Colegio aun no se ha terminado y solamente se ha techado el pronao [la parte de la entrada]; falta todavía todo lo que pertenece a la capilla principal: hace 12 años se echaron los cimientos de esta capilla y en todo este tiempo solo se ha podido llevar a término el techo de la bóveda; todo lo demás está por terminar. El trabajo es eterno si se tiene en cuenta la solidez de las paredes; ciertamente admirable si se somete a juicio la estructura, acomodada a todas las leyes de la simetría. Y ciertamente una tal obra parecía demandar un tal pronao que por cierto no solo puede compararse con las edificaciones de las Indias, sino también, y con sobrado mérito, con las de Europa. Por esa causa no se ha podido poner punto final a la obra ya que nos ha faltado el dinero; un tan enorme edificio y de tal calidad ha ido saliendo a la luz, más con las limosnas que nos han dado donantes piadosos que con los dineros del Colegio. Poco después de esta etapa todas las paredes del pronao se han revestido de cuadros que representan a los fundadores de las Órdenes religiosas, tanto mendicantes como monacales, que no poco han adornado todo el templo. De manera semejante, todas las áreas del pórtico en las paredes exhiben cuadros de mayor dimensión en los cuales se exhiben hechos destacados de la vida de San Ignacio. Al lado de las anteriores otras pinturas más pequeñas que representan retratos de personas ilustres de nuestra Compañía, de algunos que murieron en esta Provincia o fueron ornamento de otras”358.

357 arsi. N. R. et Q., 13-1, Commentarii eorum quae gesta sunt a patribus Societatis Jesu Provinciae Novi Regni granatensis ab anno sexcentesimo octogesimo quarto ad annum millesimum sexcentesimum nonagesimum, fol. 38 v. 358

476.

arsi. N. R. et Q., 13-1, Commentarii eorum quae gesta sunt…, fol. 39.


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30. Juan Martínez Rubio. Su segundo rectorado se extiende de 1689 a 1695359. El 11 de marzo de 1693 el P. Pedro Calderón360, por orden del P. general de la Compañía de Jesús, otorgaba en Madrid una escritura de dotación de dos cátedras (una en derecho civil y otra en canónico) en los colegios de Santafé y Quito, por la que se obligaban los colegios aludidos a pagar anualmente quinientos pesos a cada uno de los catedráticos361. Todavía más, en la ciudad eterna se obtenían del papa Inocencio XII, el 1.º y el 28 de septiembre de 1693, los breves Alias felicis recordationis, por los que se concedía a los jesuitas del Nuevo Reino y Quito poder conferir grados no solo en filosofía y teología, sino también en derecho canónico, amén de confirmar los privilegios ya concedidos por Clemente X en 1675362. Sin embargo, el 17 de diciembre de 1694, el Consejo de Indias emitía el siguiente decreto: “No ha lugar al paso pedido por el Maestro Fray Ignacio de Quesada de los breves emitidos por la Santidad de Inocencio XI, el 1 de 11 de abril de 1685, en que se concedió la gracia de universidad en sus dos colegios de Santafé y Quito; y el otro de 10 de junio de 1686 en que revocó las facultades y privilegios de graduar la religión de la Compañía de Jesús en los colegios seminarios de Santafé y Quito. Ni ha lugar el paso a justicia pedido por la dicha religión de la Compañía de Jesús de los referidos breves. Y sobre esta dependencia no se admita más petición, ni memorial por ninguna de las dos religiones”363.

359 APQu, leg. 15. En 1693 seguía en el cargo (apt, leg. 132, fol. 86, Carta de González a Altamirano, 15 agosto 1693). Catálogo, 1691. 360

Del Rey Fajardo, Catedráticos jesuitas, 56-60.

361 agi, Santafé, 402. Escritura de dotación de dos cátedras, una de derecho civil y otra de cánones, de los colegios de Santafé y Quito, Madrid, 11 de marzo de 1693. 362 Los textos pueden verse en: Francisco Javier Hernáez, Colección de bulas, breves y otros documentos relativos a la Iglesia de América y Filipinas, II, 465-467; José Abel Salazar, Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reino de Granada (1563-1810) (Madrid, 1946), 745-747. 363

arsi, Fondo Jesuítico, vol. 842, Informe del hecho y…, n.° 98, nota 12. 477.


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El P. Pedro Calderón había sido enviado por el P. Diego Francisco Altamirano a Madrid para resolver los problemas de la Provincia364, pero el dominico Ignacio de Quesada se había movido y publicado un memorial contra la Javeriana. Calderón contestó de inmediato, mas la habilidad del dominico impidió que su respuesta se publicara en España y por ello apareció en Colonia (Alemania)365. Con todo, por real cédula del 4 de julio de 1695 el Consejo mandó recoger el escrito del jesuita ya que se había publicado sin su licencia366. Sin embargo, las pruebas del memorial debieron de ser serias, a juzgar por sus consecuencias. Calderón distinguirá entre la doctrina de Santo Tomás y la llamada tomista y que oponerse a esta no era oponerse a la del Doctor Angélico367. Para borrar esta falsa imagen y campaña contra la docencia jesuítica en Bogotá, el P. Juan Martínez de Ripalda368 publicaría en Leodii (Países Bajos) el año 1704 su obra De Usu et abusu doctrinae Divi Thomae369.

364 No hemos logrado precisar cuándo llegó a España el P. Calderón. Pareciera que a fines de 1692 partió para la Península, según se desprende de una instrucción del visitador del Nuevo Reino: Instrucción del Pe. Diego Francisco Altamirano Visitador y V. Provincial de la compañía de Jhs en la Provincia del Nuevo Reyno de Granada y Quito para el Pe. Pedro Calderón Procurador a España para negocios de dicha provincia… fecha en Cartagena a primero del mes de Noviembre de mil seyscientos y noventa y dos (José Eug. de Uriarte y Mariano Lecina, Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España desde sus orígenes hasta el año de 1773, i [Madrid, 1925], 132; Biblioteca de la Academia de la Historia, en fol. 4 hs.). 365 Memorial del Reverendissimo Padre Maestro Pedro Calderón, de la Compañía de Jesvs, Procurador General de la Provincia del Nuevo Reyno y Quito, presentado en el Real, y Supremo Consejo de las Indias en 30 de marzo de 1693. EN RESPUESTA de otro impreso del Reverendissimo Padre Maestro Fr. Ignacio de Quesada, del Orden de Santo Domingo, Procurador General de su Provincia de Santa Cathalina Martir de Quito. Dalo a la estampa Don Gerónimo Lezcano y Sepúlveda, Doctor en ambos Derechos. Impreso con licencia en Colonia en la Oficina de Hermano Dehmen, año de 1695. 366

anb, Reales Cédulas, 5, fol. 392.

367

Memorial del Reverendissimo Padre Maestro Pedro Calderón…, fol. 37 v.

368

Del Rey Fajardo, Catedráticos javerianos, 188-198.

369 Juan Martínez de Ripalda, De usu et abusu doctrinae Divi Thomae, pro Xaveriana Academia Collegii Sanctaefidensis in Novo Regno Granatensi… Leodii, apud Guilielmum Henricum Streel, 1704. 478.


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El 23 de abril, a las nueve de la noche, se vino abajo la media naranja de la iglesia de San Ignacio, arrastrando en su ruina el primer tramo de la bóveda, pero no sufrieron los arcos de las paredes ni del retablo del templo370. Afortunadamente, la llegada del italiano H. Juan Batista Milano el año 1690 “aplicó todo su cuydado, y desvelo a restaurar lo caído, y valiéndose de su pericia en la architechura, sin más maestro que su asistencia, en poco más de tres años dio acabada con singular hermosura y perfección toda la obra”371. A la hora de hacer referencia a los egresados de la Javeriana a comienzos del siglo xviii, podemos presentar dos opiniones. La primera pertenece a Martínez de Ripalda, quien asignaba en 1704 a la Javeriana 120 doctores, 412 maestros en Filosofía y más de 500 títulos otorgados por la Academia372. Renán Silva establece que entre 1608 y 1719 hubo 539 egresados: 380 clérigos de San Bartolomé, 95 religiosos, en su mayoría del Colegio Máximo, y 64 del grupo de los manteístas373. 31. Andrés de la Barrera (1641-1701)374. Santafereño, nacido el 8 de diciembre de 1641375. Ingresó a la Compañía de Jesús en Tunja el 19 de febrero de 1661376 y provenía del Colegio Mayor de San Bartolomé, en donde había 370 apt, leg. 26, Letras anuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de la Compañía de Jesús desde el año 1694 hasta fines de 98, fol. 16 v., y en el fol. 35 v. explicita que con “la coz dio al caher en el cuerpo de la Yglesia derribo el primer tramo de bobeda, aunque no hizo la menor mella en los fornidos arcos, y paredes del templo y lo que es mas cayendo sobre el arco toral, en cuyo hueco estava el retablo guardada la espalda con un grueso paredon de tierra, no hizieron en el mas daño las ruinas que cubrirle de polvo”. 371 apt, leg. 26, Letras anuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de la Compañía de Jesús desde el año 1694 hasta fines de 98, fols. 36-36 v. 372

Juan Martínez de Ripalda, De usu et abusu doctrinae divi Tomae, Leodii, 1704. Epístola dedicatoria.

373 Renán Silva, Universidad y sociedad en el Nuevo Reino de Granada (siglos xvii y xviii) (Santafé de Bogotá: Banco de la República, 1992), 67. 374 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 129-132. 375 Pacheco, “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”, 137. El P. Pacheco cita la partida de bautismo. Sus padres fueron el licenciado José de la Barrera y doña Cecilia de Castro. 376

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 213 v. Catálogo de 1664.

479.


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obtenido el grado de bachiller en filosofía el 8 de mayo de 1659377. Siguió sus estudios universitarios en la Universidad Javeriana378. Fue un intelectual a tiempo completo y su magisterio javeriano se extiende de 1675 a 1699379. Sin embargo, no pudo eximirse de pagar tributo a sus excepcionales dotes culturales y científicas y así tuvo que aceptar ser rector del Colegio Mayor de San Bartolomé (1685-1689)380, aunque también es verdad que en dos oportunidades el P. general de la Compañía de Jesús lo nombró rector, primero del Colegio de Mompox381 y después del Colegio de Pamplona382, pero no se llevaron a cabo por sus excelentes dotes de profesor. Al final de su vida se le encargó el Colegio de Cartagena en 1699383 y falleció en el ejercicio del cargo el 25 de junio de 1701384. 377 Archivo de San Bartolomé, Libro de grados de la Universidad Javeriana, fol. 278 v.; William Jaramillo Mejía, dir., Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. -Nobleza e hidalguía- Colegiales de 1605 a 1820 (Santafé de Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1996), 264. 378 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 10 v. Catálogo breve de 1667: “Theologus quarti anni”. Estaba residenciado en el Colegio de San Bartolomé. 379 Así lo demuestran los catálogos: 1684 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 347 v.); 1691 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 1). El año 1699 presidía la Congregación de Nuestra Señora de Loreto (anb, Curas y obispos, t. 19, fols. 325 y ss.). Libro de la congregacion de Nuestra Señora de Loreto que por autoridad apostolica esta fundada en este colegio y casa de la Compañia de ihs, desde ciudad de Sancta fee de Bogota. 380 José Restrepo Posada, “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”, 96. Enero de 1685 a 1689. 381 apt, leg. 132, fol. 15, Carta del P. Tyrso Gonzalez al Padre Juan de Santiago, Roma, 21 de septiembre de 1687. 382 APQu, leg. 15, Carta del P. Tyrso Gonzalez al P. Altamirano, Roma, 25 de octubre de 1689, 3.ª carta: “El estado apurado del colegio de Santafé pedía que no lo quitase de procurador al P. Juan de Tobar, que con tanta satisfacción lo cumple, y así apruebo que V. R. haya nombrado Rector de Pamplona al P. Andrés de la Barrera”. Pero en Carta del P. Tyrso Gonzalez al P. Altamirano, Roma, 15 de agosto de 1693, 10.ª carta, señala el General de los jesuitas: “Apruebo la mudanza que V. R. hizo en el colegio de Pamplona, promoviendo por rector al P. Juan de Tobar, en lugar del P. Andrés de la Barrera, que tan necesario era para la cátedra de teología de Santafé”. 383

apt, leg. 132, fol. 142.

384 Archivo de la Provincia de Colombia, Libro V de la iglesia y sacristía del colegio... de Santafé, fol. 185; agi, Santafé, 702. Carta del P. B. Felices al P. Martinez de Ripalda, Cartagena, 21 de agosto de 1701. 480.


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Fue rector de la Universidad Javeriana el año 1695385. 32. Juan Martínez de Ripalda (1641-1707)386. Vio la luz de este mundo en Olite (Navarra) el año 1641387 e ingresó a la Compañía de Jesús en el noviciado de Villagarcía de Campos el 20 de septiembre de 1659388. Vino a América en la expedición del P. Alonso de Pantoja, que se hizo a la vela el 17 de febrero de 1663389. Toda su formación universitaria la adquirió en la Universidad Javeriana (1663-1670)390. Dos etapas netamente diferenciadas podemos descubrir en la biografía americana de este ilustre jesuita nacido en España y formado en la Universidad Javeriana. La primera está dedicada casi exclusivamente

385

apt, leg. 26, Letras Annuas 1694-1698, cap. 3.

386

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 417-426.

387 Archivo de la Parroquia de San Pedro (Olite), Libro de bautizados (1570-1680), fol. 108 v.: “Juan Martinez, 13. En veinte y siete dias del mes de lulio del año mill y seiscientos y cuarenta y uno, yo el infrascrito Vicario de la parrochia de San Pedro desta ciudad de Olite bapticé un niño de German Martinez y Antonia de Gurria coniuges. Pusosele nombre Juan. Fue su padrino D. Juan de Arategui diacono y beneficiado y firme D. Phelippe de Ursua”. La partida fue descubierta por el filósofo javeriano Fabio Ramírez. 388 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 220 v. Catálogo de 1664. En realidad, existe unanimidad en todos los catálogos sobre esta fecha. Ignacio Acevedo, “Martínez de Ripalda, Juan”, en Charles E. O’Neill y Joaquín M.ª Domínguez, Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, iii (Roma-Madrid, 2001), 2526; Germán Marquínez Argote, “El Maestro neogranadino Juan Martínez de Ripalda (1641-1707)”, Cuadernos Salmantinos de Filosofía xxviii (2001): 5-64. 389 agi, Contratación, 5548. Expedición del año 1662: “H. Juan Martínez, natural de Olite, en el Obispado de Pamplona, filósofo, de 20 años de edad”. Agustín Galán García, El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767 (Sevilla, 1995), 258. 390 En 1664 estudia Lógica (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 220 v. Catálogo, 1664). En 1667 cursa el primer año de Teología (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 8. Catálogo Breve, 1667). Según nuestros cálculos, estudió filosofía de 1663 a 1666 y teología de 1666 a 1670. Nuestro aserto se basa en el siguiente razonamiento: si el 30 de junio de 1667 estaba culminando el primer año de teología (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 8), quiere decir que en 1666 había concluido el curso filosófico y de inmediato pasó al teológico. En consecuencia, si estudió tres años de filosofía y cuatro de teología (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 287 v), debemos deducir la conclusión antes enunciada. De 1662 a 1663 suponemos que estudiaría humanidades.

481.


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a la Academia (1677-1687)391. La segunda etapa, aunque se inicia en 1685, podemos decir que se intensifica a partir de 1687 cuando es considerado el hombre más idóneo para enfrentar los graves problemas que comenzaban a amenazar a la Compañía de Jesús en tierras neogranadinas. Nos referimos a la problemática planteada en concreto por el caso del P. Álvarez de Velasco; los enfrentamientos con los arzobispos de Bogotá; la crisis de las misiones de los llanos de Casanare y la Orinoquia; el problema de los títulos universitarios y los intentos de marginación del Colegio Mayor de San Bartolomé —y en consecuencia de la Universidad Javeriana—, y, por supuesto, la amenaza de bancarrota económica de la Provincia por la caprichosa e injusta decisión del arzobispo392. Avala esta percepción el haber sido designado procurador a Madrid y Roma el año de 1695393. No pudo viajar a tiempo y, al percatarse el P. Altamirano de la guerra con Francia, lo nombró rector de la Javeriana el 21 de abril de 1696394. Cuando en 1697 se encaminaba a cumplir sus funciones de procurador y estaba por entrar a Cartagena, tuvo que retroceder a Mompox pues la escuadra francesa se había ubicado frente a la Ciudad Heroica. En la urbe del río Magdalena permaneció casi ocho meses395. Solo se pudo embarcar en mayo de 1698, una vez que terminó el asedio y la toma de Cartagena por la escuadra del barón Pointis396. 391 asb, Libro de la Universidad y Academia, fol. 411 v; asb, Libro de la Universidad y Academia, fol. 465 v. arsi. N. R. et Q., 3, fol. 359: “Docuit Grammaticam, Philosophiam et Theologiam”. 392 José del Rey Fajardo, “Perfil histórico de Juan Martínez de Ripalda”, en Germán Marquínez Argote y José del Rey Fajardo, Vida, obra y pensamiento del maestro javeriano Juan Martínez de Ripalda (1641-1707) (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, Archivo Histórico, 2006), 21-47. 393 agi, Santafé, 33. Carta del P. Diego Francisco Altamirano al Presidente Cabrera y Dávalos, Santafé, 20 de septiembre de 1695. 394 apt, leg. 26, Letras Annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada... desde los años 1694 hasta fines de 98, fol. 3; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 185; Guillermo Hernández de Alba, Crónica del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (Bogotá: Editorial Centro, 1938), I, 245-246. 395 apt, leg. 26, Letras Annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada... desde los años 1694 hasta fines de 98, fol. 3 v. 396 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 219. 482.


• anexo 4

Existe una tercera fase que se desarrolla por completo en la capital española (1698-1707) y su acción está dirigida a agenciar las peticiones provenientes del Nuevo Reino y Quito, la obtención de la igualdad de los grados del Colegio del Rosario y de la Universidad Javeriana, la Facultad de Leyes para Bogotá y la capital ecuatoriana, así como las difíciles negociaciones con el Consejo de Indias para que pudieran seguir pasando a las Indias los jesuitas extranjeros397 y otros por el estilo. Cargado de méritos falleció en la capital de España el 2 de diciembre de 1707398. De facto fue rector de la Javeriana en 1696. 33. Fernando Monterde (c. 1640-1698)399. La acción discreta y eficaz parece ser la compañera de este ignaciano nacido en la población de Frías (Aragón) e ingresado a la Compañía de Jesús el 16 de noviembre de 1654400. Sus indudables dotes de gobierno lo llevaron a dirigir los planteles educativos de Mérida (1678-1680)401 y Tunja (1681-1684402 y 1689-1692)403. De la capital boyacense se dirigió a los llanos de Casanare para ser superior de esas misiones

397 José del Rey Fajardo, “Perfil histórico de Juan Martínez de Ripalda”, 47-60. 398 Archivo de la Provincia de Colombia, Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del colegio de… Santafé, fol. 186. 399

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 486-487.

400

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 321. Catálogo de 1678.

401 El inicio hay que ponerlo después de junio de 1678 ya que para esa fecha era rector el P. Mateo Gómez (arsi, Congregationes Provinciales, t. 80, fol. 106). El término se debe colocar antes de febrero de 1680, fecha en que el P. Juan Bautista Rico le otorga como rector un poder (ahm, Protocolos, xxxii, fol. 204). Constancia de su rectorado nos queda tanto en el testimonio de las Letras annuas de 1694-1698 (fol. 118) como en un poder otorgado al P. Martín Niño el 24 de mayo de 1679 (ahm, Protocolos, t. xxxii, fol. 74). 402 El comienzo de 1681 nos lo ofrecen las Letras annuas de 1694-1698 (apt, leg. 26, fol. 118) hasta 1684 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 353 v. Catálogo de 1684). 403 Disponemos del testimonio del catálogo de 1691 para este segundo rectorado (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 8 v.). Suponemos que debió tomar posesión del cargo una vez nombrado el nuevo Provincial P. Altamirano; sustituyó al P. Pedro Calderón, quien en diciembre de 1688 todavía regía el Colegio de Tunja. El 23 de octubre de 1690 firma como rector la escritura de fundación de la escuela de Tunja por Francisco Niño y Alvarado (anb, Temporalidades, t. 13, fol. 749 v.). 483.


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(1692-1696)404. También fue secretario de la Provincia del Nuevo Reino durante el provincialato del P. Juan de Santiago (1684-1688)405. De la población de Pauto pasó a Bogotá a regir la Universidad Javeriana (1696-1698)406 y en el ejercicio del cargo falleció el 15 de abril de 1698407. El 1.° de marzo de 1697 el P. José Herrera, rector del Colegio de San Bartolomé, y sus consiliarios acordaron interponer una súplica ante el rey “para que se sirviese concederle fundación de cuatro cátedras de cánones y leyes en dicha Academia” pues, teniendo en dicho colegio “ingenios aventajadísimos, que se comprueban en la literatura de la filosofía y sagrada teología, y que según su estudiosa aplicación pudiendo perfeccionarse en la jurisprudencia con las misma[s] ventajas que en las otras ciencias, no logran esta enseñanza por no leerse esta facultad” en su Academia408. Este acuerdo se concretó en una carta corporativa al rey con fecha del 1.º de marzo de 1697409. 34. Hasta el momento no hemos podido identificar al rector que realizó el tránsito entre Fernando Monterde y Juan Martínez Rubio.

404 Testimonio de que fue superior de los Llanos lo ofrecen las Letras annuas de 1694-1698 (apt, leg. 26, fol. 118). Que se inició en ese cargo en 1692 lo deducimos por la destitución del superior de las Misiones en 1692 por el P. Visitador (apt, leg. 132, fol. 77. Carta del P. Tirso González al Visitador del Nuevo Reino, Roma, 15 agosto de 1693). 405 El inicio lo confirman las Letras annuas (apt, leg. 26, fol. 118) y el catálogo de 1687 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 379). El provincialato del P. Juan de Santiago duró desde el 5 de agosto de 1684 (Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 101) hasta el 1.o de julio de 1688, fecha en que falleció en Bogotá (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 418, Supplementum primi et secundi Catalogi a 1 martii 1684 ad 15 octobris 1688). 406 La fecha que concluye su rectorado por la muerte nos la ofrece la nota siguiente. Sabemos que el 25 de febrero de 1697 firmaba en Bogotá las Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada. Contiene los años de 1691, 92 y 93 (apt, Fondo Astrain, leg. 5). Si como estatuyen las Letras annuas de 1694-1698, fol. 118: “pero al año y medio de su Rectorado nos lo quitó la muerte”, debemos concluir que su mandato misional finalizó en 1696. 407 apt, leg. 26, Letras annuas... 1694-98, fol. 117 v. 408

Documento del Archivo de San Bartolomé. Citado por Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 261.

409 agi, Santafé, 402. Carta del Colegio San Bartolomé al Rey, Santafé, 1.° de marzo de 1697. 484.


• anexo 4

35. Juan Martínez Rubio. Tercer rectorado de la Javeriana de 1699 a 1703410. En 1698 comenzó la resolución del conflicto entre dominicos y jesuitas con la solución que contemplaba la igualación de los privilegios de ambas órdenes religiosas. El 19 de agosto se declararon iguales en todo a los colegios de San Fernando y San Luis de Quito y, además, se le concedieron a este último los privilegios y derechos de colegio mayor411. El 3 de agosto de 1701 el Consejo estableció la igualdad entre la Universidad Tomista y la Universidad Javeriana en Santafé de Bogotá412, pero en octubre de 1701 el P. Juan Martínez de Ripalda representaba ante el Consejo que la deseada igualdad no se cumplía en Bogotá pues la Compañía carecía de la facultad de graduar a los colegiales de San Bartolomé “en decretos y sagrados cánones” y también adolecía de los honores de colegio mayor. Concluye su memorial solicitando que el agente del rey en Roma pase a Su Santidad los oficios encomendados, a fin de facilitar la consecución del breve para que San Bartolomé, al igual que el Rosario, pueda graduar en cánones “y que una de las cátedras de cánones, si pareciere y fuera del gusto y agrado de V. M., pueda ser regentada por los religiosos de la Compañía”413. El Consejo admitió todas las peticiones, a excepción de la última, por mirar, decía el fiscal, “estas cátedras al fuero secular y haber prohibiciones canónicas para con los regulares”414. Finalmente, el 23 de junio de 1704 Clemente XI daba en Roma el breve In apostolicae dignitatis, en el que se establecía una perfecta igualdad entre la Orden de Predicadores y la Compañía de Jesús. Todas las tramitaciones hispanas se desarrollaron con una velocidad desconocida para la burocracia hispana.

410

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 38. Catálogo, 1702.

411 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 262. 412 agi, Santafé, 403. Memorial del P. Juan Martínez de Ripalda sobre la igualdad en los privilegios y facultades de estudios concedidos a las religiones de Santo Domingo y la Compañía de Jesús, octubre de 1701. 413 Ibid. 414 agi, Santafé, 403. Informe del Fiscal, 10 de noviembre de 1701. 485.


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El 28 de febrero de 1702 fallecía el P. Gabriel Álvarez luego de haber reconocido sus errores e ingresado de nuevo a la Compañía de Jesús415. Con su actitud había estado a punto de hacer quebrar a la orden de San Ignacio416, con la ayuda de los arzobispos Antonio Sanz Lozano (1681-1688)417 y fray Ignacio de Urbina (1690-1703)418. Como conclusión escribía el P. Pedro Calderón: “El regocijo y gracias fue tan universal en toda la ciudad, que no se ha visto cosa semejante a dicho de todos, ni será fácil que se vea […] así por la justificación con que se ha procedido en este pleito, como por la piedad y demostración de caridad con que recibió al Gabriel, arrepentido”419. 36. Francisco Daza (1647-1723)420. Había nacido en Campanario (Badajoz) el 27 de marzo de 1648421 e ingresado a la Compañía de Jesús en Tunja, el 21 de abril de 1668, después de haber obtenido el título de maestro en Filosofía como colegial de San Bartolomé422. En 1671 había regresado a la

415 APQu, leg. 8, Declaración del P. Gabriel Álvarez autenticada por el P. Pedro Calderón, Santafé, 28 de enero de 1702. 416 arsi, Fondo Gesuitico, n.º 843. Alegación jurídica por parte del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé sobre la causa de nulidad de profesión y votos, que demandó el P. Gabriel Álvarez, Profeso de dicha Religión, Juan Martínez de Ripalda, Santafé, a 17 de octubre de 1685. Y la síntesis de todo el proceso, en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 106-119. 417 Juan Manuel Pacheco, Historia eclesiástica, tomo II, La consolidación de la Iglesia. Siglo xvii, 250-256. 418

Ibid., 259-274.

419 Diego Francisco Altamirano, Relación sumaria del fin que ha tenido el prolongado y ruidoso pleito con que el P. Gabriel Álvarez molestó por espacio de veintidós años a nuestra Compañía en la Provincia del Nuevo Reino de Granada. Fue publicada por Antonio Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, vi (Madrid), 639-646. La cita puede verse en Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 118. 420

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 240-243.

421 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 59. Catálogo, 1711. 422 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 277. Catálogo de 1671. A partir del catálogo de 1711 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 59) se afirma que la fecha de ingreso fue el 22 de abril de 1668. William Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1996), 264. 486.


• anexo 4

Universidad Javeriana para continuar sus estudios universitarios423. Tras una etapa oscura en informaciones se inicia en 1681 su docencia en la universidad jesuítica neogranadina424. Dos etapas se presentan también en su vida. En una primera fase temporal (1681-1695) recorrió como catedrático el currículum filosófico-teológico de la Universidad Javeriana425, pero la realidad le llevó a abandonar la docencia para dedicarse a la alta gerencia como provincial tanto en Quito (1700-1703)426 como en el Nuevo Reino (1706-1709)427. Mientras ejercía su magisterio en la Academia de San Francisco Javier tuvo bajo su dirección el Colegio Mayor de San Bartolomé (1691-1695)428. Fue rector de la Universidad Javeriana de 1703 a 1706429. El breve In apostolicae dignitatis del 23 de junio de 1704 ponía fin a una casi centenaria polémica entre dominicos y jesuitas en Santafé y los equiparaba en perfecta igualdad430. El Consejo de Indias dio el pase a este breve el 1.° de septiembre de 1704 y le añadió una real cédula, fechada en Madrid el 25 de noviembre, 423 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 20. Catálogo breve, 1671. En verdad, todos los catálogos a partir del de 1711 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 59) persisten en que estudió tres años de filosofía y dos años de teología “extra” y dos “intra”. 424

Archivo de San Bartolomé, Libro de grados de la Universidad Javeriana, fol. 433 v., 441.

425 A partir del catálogo de 1684 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 347 v.) todos coinciden en afirmar que “enseñó Filosofía”. arsi. N. R. et Q., 3, fol. 379 v. Catálogo, 1687. 426 J. Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua provincia de Quito, ii, 13-30; APQu, leg. 8, Carta del P. Gaspar Vidal al P. Provincial Francisco Daza, Gayes, 12 de junio de 1702; Carta del P. Samuel Fritz al P. Provincial Francisco Daza, San Joaquín de Omaguas, 25 de agosto de 1702. 427 Tenemos noticia de su provincialato ya el 23 de marzo de 1706 (agi, Santafé, 294). En diciembre de 1706 escribía el general de la Compañía de Jesús al P. Daza: “En carta de 9 de julio de 1706 me da noticia V. R. de haber entrado en el oficio de Provincial de esa Provincia” (apt, leg. 132, fol. 187). Su sucesor fue el P. Juan de Tobar, quien ya fungía como provincial en mayo de 1709 (anb, Notaría 2, t. 98 [1709], fols. 129-131). 428

José Restrepo Posada, “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”, 96.

429

anb, Notaría 2.a, t. 91 (1702-1703), fol. 208 v.

430 Antonio Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, vi (Madrid, 1920), 857-859. Antes de transcribir el documento, dice el P. Astrain: “del original que se conserva en nuestro colegio de Quito”.

487.


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por la que San Bartolomé adquiría todos los derechos de los que gozaban la Universidad de Santo Tomás y el Colegio del Rosario431. El P. Francisco de Urbina presentó ante la Audiencia, el 9 de marzo de 1706, la real cédula aprobatoria de la Facultad de Derecho y manifestó la decisión favorable de las autoridades jesuíticas neograndinas para otorgar las escrituras de dotación de las mencionadas cátedras432. El 27 de mayo presentaba los estatutos de la nueva facultad ante la Audiencia, la cual los aprobó de forma interina mientras informaba de ello al Consejo de Indias433. El 13 de junio fue la fecha elegida para la apertura solemne de la facultad. En la iglesia de San Ignacio se dieron cita todas las personalidades relevantes de la capital del Nuevo Reino y fue el orador de orden el doctor Pedro Sarmiento Huesterlín434. Por la noche la ciudad se sumó al regocijo de la nueva facultad con iluminación de las calles, fuegos artificiales y repique de campanas435.

431 agi, Santafé, 395. Cédula definitiva del litigio universitario sobre igualdad de preeminencias del Colegio Seminario de San Bartolomé con el Colegio Mayor del Rosario, y concesión al Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, de Santa Fe, de la facultad de otorgar grados universitarios, Madrid, 25 de noviembre de 1704 (trascrito en Guillermo Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, tomo ii: 1654-1710 [Bogotá, 1973], 400-403, y en José Abel Salazar, Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reino de Granada (1563-1810) [Madrid, 1946], 753-756). 432 agi, Santafé, 294. Catorce días después, el 23 de marzo, firmaban las escrituras los PP. Francisco Daza, provincial; Pedro Calderón, rector del Colegio Máximo, Francisco Herrera, rector del Colegio-Seminario de San Bartolomé, y Francisco Urbina, procurador. 433 José Joaquín Borda, Historia de la Compañía de Jesús en Nueva Granada, ii, 14. Citado por J. A. Salazar, Los estudios eclesiásticos, 650. El texto puede verse en J. A. Salazar, Los estudios eclesiásticos, 757-766; G. Hernández de Alba, Documentos para la historia, iii, 41-52. 434 agi, Santafé, 294. Carta de la Audiencia de Santa Fe a S. M. Sobre la concesión hecha a la Compañía de Jesús de erigir cátedras de cánones y leyes y erección formal de la Universidad Javeriana, Santafé, 9 de diciembre de 1706. (G. Hernández de Alba, Documentos para la historia, ii, 403-406). 435 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 411. 488.


• anexo 4

37. Pedro Calderón (c. 1638-1708)436. Oriundo de San Vicente de la Barquera (Santander), donde vio la luz de este mundo hacia 1638437, ingresó a la Compañía de Jesús el 3 de mayo de 1657438. Siendo novicio atravesó el Atlántico en la expedición que preparó el P. Hernando Cabero en 1658439. Concluyó su noviciado en Tunja y a continuación realizó todos sus estudios universitarios en la Universidad Javeriana440. Tras la enseñanza de la gramática en el Colegio de Cartagena de Indias441 y su año de Tercera Probación en Tunja442, se incorporó al claustro javeriano a partir de 1672. Es altamente signficativo que la Universidad Javeriana haya estado regida durante el primer decenio del siglo xviii por eminentes catedráticos y a la vez provinciales de mucha significación.

436

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 163-168.

437 Como ningún catálogo ofrece la fecha exacta de nacimiento, transcribimos su contenido. Catálogos: 1660: 22 años (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 195); 1664: 26 años (ibid., fol. 223 v.); 1668: 30 años (ibid., fol. 245 v.); 1671: 33 años (ibid., fol. 281 v.); 1678: 43 años (ibid., fol. 324); 1684: 51 años (ibid., fol. 347); 1687: 55 años (ibid., fol. 384 v.); 1702: 65 años (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 38). 438 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 38. Catálogo, 1702. Ponen como fecha de ingreso el 28 de febrero los catálogos de: 1660 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 195); 1664 (ibid., fol. 223 v.); 1668 (ibid., fol. 245 v.); 1671 (ibid., fol. 281 v.); 1678 (ibid., fol. 324). El 20 de mayo: catálogo, 1684 (ibid., fol. 347), y el de 30 de mayo: catálogo, 1687 (ibid., fol. 384 v.). Hemos aceptado la fecha del catálogo de 1702 porque se elaboró durante su provincialato. 439 Agustín Galán García, El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767 (Sevilla, 1995), 256. No cita a Calderón, pero pensamos que se trata de un error material (Véase Pastells). 440 En 1660 estudiaba Humanidades (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 195. Catálogo, 1660); en 1661 se inició en la filosofía (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 1 v. Catálogo breve, 1661); en 1664 estudiaba teología (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 223 v. Catálogo, 1664), y en 1667 actuaba como ministro del Colegio-Seminario de San Bartolomé, a la vez que estudiaba el 4.º año de teología (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 10 v. Catálogo breve, 1667). 441 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 245 v. Catálogo, 1668: “docuit Grammaticam”. 442

arsi. N. R. et Q., 5, fol. 21. Catálogo Breve, 1671.

489.


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El magisterio javeriano (1672-1684) se vio interrumpido por el cursus honorum: rector de Tunja (1684-1688)443, antes había compartido la docencia universitaria con el rectorado del Colegio Mayor de San Bartolomé (16781683)444. Fue provincial de Quito (1696-1700)445 y a continuación del Nuevo Reino (1700-1706)446. En 1683 su biografía académica se vio bruscamente interrumpida para transitar los caminos de la alta gerencia jesuítica. Hombre de indudables dotes humanas e intelectuales, desempeñaría un papel decisivo en la solución de los graves problemas que aquejaban en aquel momento a la Provincia del Nuevo Reino. Su actuación en España para solucionar los conflictos que mantenía el Colegio Mayor del Rosario con la Universidad Javeriana logró encauzar las soluciones posteriores447. En el conflicto sobre la validez de los títulos de la Universidad Javeriana tuvo un papel importante en España, a donde fue enviado por el P. Diego Francisco Altamirano (1692-1695)448. De esa época son dos escritos sobre el tema, publicados en Europa: Breve Noticia de los Privilegios perpetvos, con que la Sede Apostólica ha favorecido a la Compañía de Jesús, para poder graduar en sus Colegios a 443 Obras Completas de la Madre Francisca del Castillo, 10, 11, 13. En 1683 ya predicaba en Tunja; sin embargo, en el catálogo de 1684 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 347) aparece su nombre todavía en el Colegio Máximo de Santafé. El catálogo de 1687 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 384 v.) lo reseña como rector de Tunja. 444 Restrepo Posada, “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”, 96. Ya en 1678 asiste a la Congregación Provincial como rector de San Bartolomé (arsi, Congregationes Provinciales, t. 80, fol. 106). Catálogo, 1678 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 324). 445 Su provincialato duró hasta 1700. Cfr. Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito, ii, 7-13. 446

apt, leg. 132, fol. 166. Su sucesor fue el P. Francisco Daza (Pacheco, Los jesuitas en Colombia, III, 107-135).

447 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 114-115. 448 Uriarte y Lecina, Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España, i, 132 y ss., y ii, 47-48: “Instrucción del Pe. Diego Francisco Altamirano Visitador y Vº Provincial de la compañia de Jhs en la Provincia del Nuevo Reyno de Granada y Quito para el Pe. Pedro Calderon Procurador a España para negocios de dicha Provincia... fecha en Cartagena a primero del mes de Noviembre de mil seyscientos y noventa y dos”. Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 114-115, 258-259. 490.


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todos los Estudiantes, que cursan sus Escuelas449, y el segundo, Memorial del Reverendissimo Padre Maestro Pedro Calderón, de la Compañia de Jesvs, Procurador General de la Provincia del Nuevo Reyno, y Quito, presentado en el Real, y Supremo Consejo de las Indias en 30 de Marzo de 1693. EN RESPUESTA de otro impreso del Reverendissimo Padre Maestro Fr. Ignacio de Quesada del Orden del Santo Domingo, Procurador General de su Provincia de Santa Cathalina Mártir de Quito. Dalo a la estampa Don Gerónimo Lezcano y Sepulbeda, Doctor en ambos Derechos. Impreso con licencia en Colonia en la Oficina de Hermano Dehmen, año de 1695450. Fue rector de la Universidad Javeriana de 1706 hasta el 31 de octubre de 1708, fecha en la que falleció en el ejercicio del cargo451. Es digno de mencionar el hecho de que el 5 de junio de 1706 el general de la Orden escribía a toda la Compañía de Jesús para comunicar que en la enseñanza de la filosofía en las facultades regidas por los jesuitas se prohibían treinta proposiciones452. El 7 de agosto del mismo año hacía idéntica mención sobre cuatro proposiciones teológicas453. 449 J. Eug. de Uriarte, Catálogo razonado de obras anónimas y seudónimas de autores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua asistencia española, i, 84-85. Todas las disquisiciones del P. Uriarte las ha basado en la Historia moderna del Reyno de Quito del P. Velasco (“Ms. en el archivo de la Residencia de Madrid”). 450 J. Eug. de Uriarte, Catálogo razonado de obras anónimas y seudónimas de autores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua asistencia española, iii (Madrid, 1906), 334. El P. Uriarte se inclina a atribuir la paternidad intelectual al P. Antonio Matías Jaramillo. Sin embargo, el P. Pacheco (Los jesuitas en Colombia, II, 258-259) opina lo contrario. Sobre el memorial, cfr. Beltrán de Heredia, O. P., “Universidades dominicanas de la América española”, Ciencia Tomista, n.o 28 (1923): 362. José Abel Salazar, Los estudios eclesiásticos Superiores en el Nuevo Reyno de Granada (Madrid, 1946), 540-541; Federico González Suárez, Historia General de la República de Ecuador, 2.a. ed., vii (Quito), 94. Real cédula mandando recoger el memorial del P. Calderón (14 de junio de 1700) (ANB, Reales Cédulas, 5, fol. 392). 451 Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús, Libro 5 de la Iglesia y Sacristía del colegio de Santafé, fol. 186 v. 452 apt, leg. 132, fols. 179-180. Reverendo Patri in Christo Prouinciali Prouinciae Noui Regni Societatis Jesu, Roma, 15 de junio de 1706. 453 apt, leg. 132, fols. 181-181 v. Reverendo Patri in Christo Prouinciali Prouinciae Noui Regni Societatis Jesu, Roma, 7 de agosto de 1706.

491.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

El 31 de julio de 1707 se estrenó en la iglesia de San Ignacio la famosa custodia llamada vulgarmente “La Lechugua”. Esta excepcional obra de arte se inició por septiembre de 1700 y se acabó el jueves 16 de junio de 1707. Su artífice fue el platero José de Galaz, ayudado por tres personas cuyos nombres desconocemos454. Guillermo Hernández de Alba sintetiza la composición artística de la siguiente manera: “Total de piedras preciosas: 1.485 esmeraldas; 62 pelas; 168 amatistas, 28 diamantes; 13 rubíes; un topacio; un zafiro. Total: 1.758 piedras preciosas”455. 38. Juan de Tobar (c. 1644-1711)456. La figura de este jesuita santafereño es la del excelente administrador. Nació hacia 1644 en Santafé de Bogotá457 e ingresó a la Compañía de Jesús en Tunja, el 20 de junio de 1668, después de haber cursado filosofía y teología y conseguido el título de Magister Philosophiae458. Concluido su noviciado debió repasar teología en el Colegio-Seminario de San Bartolomé459. El 30 de septiembre de 1671 recibió la ordenación sacerdotal en su propia ciudad natal460. Desde 1681 fungía como procurador del 454 Libro 5.º de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé, fols. 41 v.-42. Allí puede verse toda la información original de la custodia. 455 Guillermo Hernández de Alba, “La Iglesia de San Ignacio de Bogotá”, Anuario de Estudios Americanos, n.o 5 (1948): 539-540; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 138-139. 456 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 677-680. 457 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 245. 458 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 245. Todos los catálogos posteriores reiteran la misma fecha de ingreso. De igual forma, expresan que estudió la filosofía y la teología antes de hacerse jesuita. 459 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 23: “Theologus”. Muy posiblemente debió de preparar ahí su examen ad gradum, prueba que todo jesuita debía afrontar sobre todos los conocimientos que durante la filosofía y la teología hubiere aprendido. 460 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 312. Cathalogus tum eorum qui in Societatem admissi sunt, tum etiam illorum qui ab eadem expulsi sunt, qui e vita decessere, tum denique scholarium qui ad sacros ordines promoti fuere in hac Provincia Novi Regni et Quiti ab ultimo Cathalogo R. P. VGenerali Joanni Pauli Oliva misso anno 1671 usque ad praesentem 1675. Según este informe, al parecer se había ordenado en 1674, porque no pone fecha para los neosacerdotes de Santafé y le anteceden los de Quito que habían recibido la ordenación sacerdotal en 1674. Sin embargo, el

492.


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Colegio Máximo461, pero su eficiente actuación en este delicado cargo le hizo pensar al P. Altamirano en 1689 en la conveniencia de cambiar el nombramiento de rector de Pamplona para que pudiese seguir desempeñando el mismo oficio462. Sus evidentes aptitudes administrativas le abrieron los caminos para los rectorados: Colegio de Pamplona (1691-1695)463 y ColegioNoviciado de Tunja (1696-1703)464. Sus éxitos culminaron con el cargo de provincial, primero de Quito (1703-1706)465 y después en el Nuevo Reino (1709-1711)466. Falleció el 10 de marzo de 1711467.

segundo suplemento de los catálogos hechos por el P. Gaspar Vivas, en el Añadido del 1.o de febrero de 1672, habla de “octubre” (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 274, Segundo Supplemento de los Cathalogos hechos por el P. Gaspar Vivas Provincial de el nuevo Reyno y Quitto en Santafé a 20 de enero de 1671 años. AÑADIDO. Aora de nuevo en Quitto por el mismo en 1º de febrero de 1672 años). 461 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 347. Catálogo, 1684: “Minister”. Catálogo, 1687 (ibid., fol. 379): “Minister... 6 años”. Si el catálogo de 1691 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 29) nos dice que ejerció el cargo de ministro durante seis años, hay que concluir que el ministerio se extendió de 1681 a 1687. Con todo, debió de permanecer en su oficio de procurador (anb, Censos, Cundinamarca, t. 8, fol. 503: Poder dado por el P. Pedro Mercado, provincial de esta provincia del Nuevo Reyno y Quito y Cartagena al P. Juan de Tobar, 20 de agosto de 1688). 462 No sabemos si la decisión llegó a llevarse a cabo, pues aunque el general Tirso González aprobaba la idea (APQu, leg. 15: Carta del P. Tirso González al P. Altamirano, Roma, 25 de octubre de 1689), sin embargo en fecha 15 de agosto de 1693 le escribía el general al P. Altamirano: “Apruebo la mudanza que V. R. hizo en el colegio de Pamplona, promoviendo por el Rector al P. Juan de Tobar, en lugar del P. Andrés de la Barrera, que tan necesario era para la cátedra de Teología de Santafé” (apt, leg. 132, fol. 90). 463 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 1 v. Catálogo Breve, 1691. 464 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 40 v. Catálogo, 1702. Obras Completas de la Madre Francisca Josefa de Castillo, I, 37, 69. 465 Abril de 1703 (Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito, ii, 46) al 17 de noviembre de 1706 (Ibid., 53). 466 anb, Notaría 2, t. 98 (1709), fols. 129, 130 y 131. 467 Archivo de la Provincia colombiana de la Compañía de Jesús, Libro 5.º de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé, fols. 136 v.-137. 493.


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Su rectorado de la Universidad Javeriana se dio en las fechas comprendidas entre ambos provincialatos: 1708 y 1709468. Entre las mejoras de la iglesia de San Ignacio hay que señalar el altar de Nuestra Señora de Loreto, de estilo barroco y “uno de los más bellos de la iglesia”469. 39. Ignacio de Meaurio (1670-1751)470. Santafereño, nacido el 10 de diciembre de 1670471 e ingresado a la Compañía de Jesús en Tunja, el 6 de mayo de 1688472. Provenía del Colegio Mayor de San Bartolomé y había estudiado la carrera completa de filosofía y dos de teología473. Reinsertado en la Universidad Javeriana, concluyó su curso de teología en 1692474. Dedicó varios años a la enseñanza de las humanidades en el colegio venezolano de Mérida, por lo menos entre 1698 y 1702475. El 8 de agosto de 1710 se interrumpía su carrera académica para asimilarlo al cursus honorum. Su destino gerencial se había impuesto y así devendría en provincial del Nuevo Reino (1716-1720)476 y visitador de la Provincia de Quito (1720-1723)477. Luego de regresar al Nuevo

468

En 1709 figura como rector: anb, Notaría 2, t. 98 (1709), fol. 5 v.

469 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 139-140. Para los gastos puede verse el informe en anb, Curas y Obispos, 19, fols. 370, 373; Guillermo Hernández de Alba, Teatro del arte colonial (Bogotá: Ministerio de Educación Nacional, 1938), 100. 470

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 437-440.

471 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 59. Catálogo de 1711. 472 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 7. Catálogo de 1691. 473 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 7. Catálogo de 1691. 474 Según nuestros cálculos, debió de concluir la teología en 1692, pues el catálogo de 1702 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 42) dice que dedicó dos años a los estudios dentro de la Compañía de Jesús, y el catálogo de 1691 (Ibid., fol. 7) dice que es “Theologus”, luego para octubre de 1692 había cumplido los requisitos académicos. 475 Aucab, Libro de Consultas, fols. 14-14 v. Consulta del 10 de junio de 1698, arsi. N. R. et Q., 4, fol. 42. 476

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 174-190.

477 Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito, ii, 81-91. 494.


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Reino, regiría el importante Colegio de Tunja entre 1726478 y 1729479, fecha en que fue elegido procurador del Nuevo Reino ante las cortes de Madrid y Roma480. Regresó de Europa con una nutrida expedición de misioneros al Nuevo Reino en 1735481. Residenciado en Bogotá, allí transcurrieron los largos últimos años de su vida, hasta que falleció el 14 de octubre de 1751482. De su gestión nos han quedado las Annuae Litterae Collegii Sanctafidensis Novi Regni Granatensis Societatis Jesu. Anno 1711483. Posteriormente escribiría Monumenta aliqua Provinciae Novi Regni Granatensis... 1732484. Ocupó el rectorado de la Universidad Javeriana de 1710485 a 1716486. Gracias a un documento de 1711 conocemos la situación económica del Colegio Máximo. Poseía nueve haciendas, tres casas, 31 tiendas, un molino y una tenería. Todo ello producía anualmente la suma de 18 178 pesos. También se especifica que las rentas del molino y de doce tiendas las había cedido el Colegio a favor de la Facultad de Leyes. Sin embargo, con el resto de las rentas, con dificultad, sostenía a sus 69 moradores. En el ejercicio de agosto de 1710 a julio de 1711 habían ingresado 15 716 pesos y 6 reales, pero

478

apt, leg. 132, sin foliar, Carta del P. Tamburini al P. Méndez, Roma, 15 de diciembre de 1725.

479 Hay constancia de la estancia del P. Meaurio en Tunja en 1727 y 1729. Biblioteca Nacional de Bogotá, Ms. 105, Libro de la Sacristía del colegio de Tunja, fol. 13 v. 480 El 23 de enero de 1730, el provincial, P. Francisco Antonio González, otorgaba poder a los procuradores para todos los asuntos civiles (anb, Notaría 3.ª [año 1730], fol. 1). No se conocen las actas de la Congregación Provincial de 1729; a ella se refiere el P. general de la Compañía de Jesús en carta al P. González de fecha 31 de diciembre de 1731: apt, leg. 132, fol. 313. 481

agi, Contratación, 5549, expedición de 1735.

482 J. A. Vargas Jurado, “Tiempos coloniales”, en La Patria boba, de Eduardo Posada y Pedro María Ibáñez (Bogotá: Biblioteca de Historia Nacional, 1902), 32. 483

aiul, Papeletas: Meaurio, Ignacio: “4 hs. en el Archivo de la Compañía”.

484

arsi. N. R. et Q., 14.

485 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 59. Catálogo de 1711. 486

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 173. 495.


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los gastos ascendían a 18 818 pesos y 2 reales, lo cual arrojaba un déficit de 3102 pesos y 4 reales487. El 8 de julio de 1710 la reina gobernadora confirmaba en Madrid la decisión tomada por los oidores cuatro años antes, así como también “los extractos que se formaron por la referida Religión de la Compañía de Jesús para su mejor régimen y observancia” en la Facultad de Leyes488. En 1711 la Congregación Provincial del Nuevo Reino, al analizar el estado de la Provincia, manifestaba su preocupación por el escaso número de alumnos de la Javeriana y por consiguiente la disminución de los actos académicos en las facultades de Filosofía y Teología489. 40. Francisco Javier Urbina (1660-1734)490. El 16 de mayo de 1684 había ingresado a la Compañía de Jesús, en Tunja491, y toda su formación académica la había recibido en la Universidad Javeriana, pero como convictor de San Bartolomé492. Este jesuita santafereño tocaba a las puertas de la Orden de Ignacio de Loyola, en cuyo interior obtuvo los títulos de Magister in Philosophia y Doctor in Theologia493. A pesar de esta primera perspectiva, que parecía asomarse a la genuina vida intelectual, su trayectoria jesuítica se orientaría por una parte al mundo administrativo y por otra a la dirección de las entidades educativas. En el primer renglón se desempeñó como procurador de la Provincia494 y en virtud de ese cargo presentaba el 9 de marzo de 1706 ante la Audiencia la real cédula del 25 487

arsi. N. R. et Q., 4, Praesens status Collegii Maximi Sanctafidensis, fol. 70.

488

agi, Santafé, 395, fol. 13. Citado por J. A. Salazar, Los estudios eclesiásticos, 651.

489

arsi, Congregationes Provinciales, 87, fols. 286 y ss.

490

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 705-707.

491 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 38. Catálogo de 1702. 492 William Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. -Nobleza e hidalguía- Colegiales de 1605 a 1820, 267. 493 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 8 v. Catálogo de 1691. 494

496.

anb, Notaría 2.ª, t. 90, fol. 92 v., 2 de mayo de 1702.


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de noviembre de 1704, por la que se le permitía a la Javeriana fundar la Facultad de Derecho495. En ese mismo año presentaría ante la misma institución tanto un Memorial… en defensa de los privilegios de la Compañia concedidos por los Sumos Pontifices y los Reyes de España: 1706496, como un Informe y peticion del P. Francisco Javier Urbina a la Real Audiencia del Nuevo Reino, con presentacion de las Reglas y Constituciones del Colegio de la Compañia de Jesus de Santa Fe, sobre las clases que se van a abrir en el., de mayo de 1706497. También fungió como secretario de la Provincia del Nuevo Reino durante el provincialato del P. Mateo Mimbela (1711-1713)498. En la vertiente educativa hay que señalar sus rectorados en los colegios de Honda (1696-1700)499 y de Tunja (1713-1716)500. Como rector de la universidad actuó de 1716 a 1720501. Por un informe de 1718 conocemos que el número de estudiantes “llegarán al número de ciento y veinte más o menos conforme ocurren no solo de los lugares comarcanos sino de los más distantes a estudiar en ella, siendo este perenne y continuamente la semilla que fructifica después en todas partes”. También señala que hay otras tres cátedras “dotadas” de cánones y leyes “que leen los seglares por oposición con toda la formalidad de escuelas”. Dos venían funcionando con normalidad; “la otra ahora se trata de que se ponga en concurso de opositores de los mismos sujetos que ha criado la Universidad”502. 495

agi, Santafé, 294. Citado por Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 409.

496

aiul, Papeletas: Urbina, Francisco Javier.

497

Ibid.

498

El catálogo breve de 1711, fechado en noviembre, recoge ya el nombramiento (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 57).

499 De este rectorado hablan todos los catálogos a partir del de 1702. Testimonio de su rectorado en 1697 (anb, Curas y Obispos, t. 14, fol. 399). 500

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 115 v. Catálogo de 1713 y catálogo de 1715 (fol. 133 v.).

501 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 157. Catálogo de 1718; Pacheco, “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”, 128. 502 Ignacio de Meaurio, “Estado espiritual de la Provincia del Nuevo Reyno y sus Ministerios. Año de 1718”, en José del Rey Fajardo, Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela, ii (Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1974), 286.

497.


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41. Mateo Mimbela (1663-1736)503. Nació en Fraga (Huesca) el 20 de septiembre de 1663 e ingresó a la Compañía de Jesús en Tarragona el 21 de noviembre de 1677504. El 10 de enero de 1690 se hacía a la vela para América en la expedición comandada por el P. Juan de Segovia505. Llegaron a Cartagena de Indias el 3 de mayo del mismo año506. Dos etapas, claramente diferenciadas, observamos en la biografía de este jesuita aragonés: la académica (1691-1702)507 y la del cursus honorum (1702-1735). En 1702 cambió la vida universitaria por la gerencial ya que en ese mismo año aparecía como secretario de la Provincia508 y al poco tiempo habría de encargarse del rectorado de Tunja (1709-1711)509. Al partir hacia Quito en 1711 el visitador P. Sierra dejó como viceprovincial del Nuevo

503

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 466-472.

504 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 157. Catálogo de 1718; Cassani, Historia de la Provincia de la Compañia de Jesus del Nuevo Reyno de Granada en la América (Madrid, 1741), 606. Con respecto a la fecha de ingreso en la Compañía de Jesús, los catálogos señalan el 27 de noviembre. 505 Agustín Galán García, El Oficio de Indias, 280. 506

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 150.

507 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 1: “Minister”. Catálogo, 1691. Biblioteca de la Academia de la Historia, Ms. 149, Tratado de Astronomía, fol. 7 v.: “[...] in hac civitate Sancta Fidensi die 23 augusti anno Domini 1691 Luna operuit solem, totaliter ut eum non videremus”. El 20 de octubre de 1693 iniciaba su curso de cosmología (Biblioteca de la Academia de la Historia, Mss. 149), lo cual nos lleva a concluir que por lo menos había dictado antes el curso 1692-1693, según el modo ordinario de proceder de la Javeriana que el profesor seguía con sus alumnos a lo largo de toda la Filosofía. Y para la Teología: en el fol. 1 del prólogo al tratado De Essentia et attributis Dei dice: “Triennio interrumptum Scholasticarum institutionum pensum iterum cogor instaurare” (Ms. de la Academia de la Historia, Bogotá, Biblioteca Zaldúa). El 4 de agosto de 1698 recibió el título de doctor (José Abel Salazar, Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reyno de Granada, 764). 508

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 38. Catálogo de 1702.

509 Creemos errados los cómputos de Cassani, quien le asigna al P. Mimbela una estancia de ocho años (Cassani, Historia de la Provincia, 613) e incluso nueve (Ibid., 611) en Tunja. Nos consta de su rectorado por el catálogo de 1713 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 113). De 1702 a 1709 ocupó el rectorado de Tunja el P. Juan Martínez Rubio y falleció el 3 de septiembre de 1709 (arsi, Historia Societatis, 50, fol. 85 v.). El único espacio hábil para el rectorado cierto del P. Mimbela corre obligatoriamente entre 1709 y 1711.

498.


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Reino al P. Mimbela (1711-1713)510, y en 1713 fue nombrado provincial (17131716)511. Concluido su periodo permaneció en Santafé512 dedicado al servicio de la Universidad Javeriana. En agosto de 1720 asumía el rectorado de la universidad513. Poco duraría al frente de la Academia santafereña, pues el 10 de septiembre de ese mismo año era elegido por la Congregación Provincial como procurador a Madrid y Roma (1721-1723)514. El 31 de diciembre de 1723 se hacía a la vela en Cádiz con una expedición misionera que arribó a Cartagena el 19 de febrero de 1724515. En Santafé transcurrieron los postreros doce años de su vida516. Su acción se centró en la dirección espiritual y

510 apt, leg. 132, fols. 193-194, Carta del P. Tamburini al P. Mateo Mimbela, Roma, 3 de diciembre de 1711. Quizá los dos actos más significativos fueron la Congregación Provincial (arsi, Congregationes Provinciales, t. 87, fols. 286 y ss.) y la pretendida renuncia a las misiones ya asentadas (Antonio Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en la asistencia de España, vii, 452 y ss.). arsi. N. R. et Q., 4, fol. 57. Catálogo breve, 1711. 511

apt, leg. 132, fol. 200; arsi. N. R. et Q., 4, fol. 113. Catálogo, 1713.

512 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 157. Catálogo de 1718. 513 apt, leg. 132, fol. 247, Carta del P. Tamburini al P. Ignacio Meaurio, Roma, 13 de mayo de 1719. Ponemos el mes de agosto como inicio del rectorado porque el provincial Francisco Antonio González entró a gobernar la Provincia el 5 de agosto (arsi, Congregationes Provinciales, t. 88, fol. 322). 514 arsi, Congregationes Provinciales, t. 88, fols. 322 y ss.; Cassani, Historia de la Provincia, 614. Sostiene que al dejar el provincialato fue nombrado rector de Santafé. Sin embargo, en el catálogo de 1718 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 186) aparece como rector el P. Francisco Urbina, pero en el catálogo de 1720 sí reseña a Mimbela como rector de la Javeriana (ibid., fol. 199). El 8 de enero de 1721 recibía el poder del P. Provincial para viajar a Europa (anb, Notaría 3.ª, t. 148 [año 1721], fol. 1). En 1722 estaba en Madrid (agi, Santafé, 263). Sobre su actuación en Madrid véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 195-198. 515 agi, Contratación, 5549, expedición, 1723 (Stöcklein), Weltbott, n.º 283, 88; Carta del P. Francisco Javier Zephyris al P. Francisco Molindes, Latacunga, 9 de marzo de 1725. 516 En 1723 pedía al P. General ser exonerado de todo cargo de gobierno (apt, leg. 132, fol. 268, Carta del P. Tamburini al P. Francisco Antonio González, Roma, 27 de marzo de 1723). Quizá esto pueda explicar el alejamiento del P. Mimbela de la dirección de la Provincia. Así parece confirmarlo la correspondencia del P. general con los provinciales: en ninguna de las patentes enviadas de Roma a los nuevos superiores aparece su nombre; ni en el año 1723 (apt, leg. 132, fols. 263-263 v.), ni en 1725 (apt, leg. 132, carta del 15 de diciembre de 1725) ni en 1729 (apt, leg. 132, fol. 290-290 v.).

499.


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en el cargo de prefecto de estudios517. A la muerte del P. Francisco Méndez, acaecida el 3 de octubre de 1728518, debió asumir el rectorado de la universidad hasta que llegó de Roma el nuevo gobierno (1728-1730)519. Durante el provincialato del P. Francisco Antonio González (1730-1733) permaneció en su habitual dedicación a supervisar los estudios de la Javeriana520, mas al fallecer este el 3 de noviembre de 1733521 se encargaba de nuevo el provincialato (1733-1734) al P. Mimbela, pues estaba designado para sustituir in casu mortis del titular522. Fue rector de la Universidad Javeriana (17341736)523 por haber fallecido el que venía designado, el P. Francisco Antonio González524. La muerte lo sorprendió en Santafé el 22 de abril de 1736 en el ejercicio de su cargo525.

517 anb, Notaría 3, t. 160 (año 1728), fol. 4 v. 518 Archivo de la Provincia colombiana de la Compañía de Jesús, Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Sancta Fe, fol. 189 v. 519 Confirmación de su rectorado: anb, Notaría 3, t. 160 (año 1729), fol. 62. Opinamos que su rectorado corrió desde la muerte del P. Méndez, el 3 de octubre de 1728, hasta el nombramiento del nuevo rector, el P. Diego de Tapia, que se llevó a cabo el 17 de enero de 1730 (apt, leg. 132, fol. 301, Carta del P. Retz al P. Francisco Antonio González, Roma, 31 de diciembre de 1731). 520 anb, Notaría 3, t. 160 (año 1730), fol. 9. 521 Archivo de la Provincia colombiana de la Compañía de Jesús, Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Sancta Fe, fol. 189 v. 522 Cassani, Historia de la Provincia, 616. Testimonios de su provincialato: apt, leg. 132, fol. 335, Carta del P. Retz al P. Jaime López, Roma, 1.o de enero de 1735. Enero de 1734 (anb, Notaría 3, t. 158, fol. 434). 523 anb, Notaría 3.ª, t. 160 (año 1734), fol. 31, diciembre de 1734. Ejerció el rectorado de la Javeriana de 1735 hasta su muerte (Archivo de S. Bartolomé, Libro de grados: 1733-1756, fols. 20-25). arsi. N. R. et Q., 4, fol. 226. Catálogo de 1736. 524 apt, leg. 132, fol. 352, Carta del P. Francisco Retz al P. Francisco Antonio González, Roma, 15 de septiembre de 1733. 525 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 288, Supplementum primi et secundi catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 6 martii 1736 ad 2 junii 1737. 500.


• anexo 4

Su primer rectorado de la Javeriana fue breve. Aunque lo asumió en agosto de 1720526, ese mismo año sería elegido para representar a la Provincia en Madrid y Roma527. Por un testimonio del provincial de los Agustinos de Bogotá sabemos que en 1720 el orden de los estudios era satisfactorio y la asistencia a clase de alumnos y profesores era asidua. Al parecer, además, el nivel era bueno528. 42. Francisco Javier Urbina. Este segundo periodo correría desde el año 1721 a 1723529. Pensamos que la cátedra de Sagrada Escritura se debió de iniciar en octubre de 1722, pues el 27 de marzo de 1723 le contestaba el P. general al Provincial mostrando su satisfacción por “el nuevo entable” de la cátedra de Escritura. Solicitaba también que tuviera clase diaria al modo de los colegios de Europa530. Sin embargo, en 1723 se reiteraba una preocupación de las autoridades de Roma con respecto a la “falta de latinidad” entre los jóvenes estudiantes y apelaban a la falta del criterio de selección a la hora de admitir candidatos a la Compañía de Jesús, así como también a la indulgencia de los examinadores a la hora de fijar sus calificaciones531. Como es natural, las 526 apt, leg. 132, fol. 247, Carta del P. Tamburini al P. Ignacio Meaurio, Roma, 13 de mayo de 1719. Ponemos el mes de agosto como inicio del rectorado porque el Provincial Francisco Antonio González entró a gobernar la Provincia el 5 de agosto (arsi, Congregationes Provinciales, t. 88, fol. 322). 527

arsi, Congregationes Provinciales, t. 88, fols. 322 y ss.

528 agi, Santafé, 404. Escribía el provincial: “En el trabajo han sido constantísimos los lectores y catedráticos siguiendo en cada año nueve meses y medio de continuas lecciones, supliendo a los catedráticos enfermos porque en nada se falte al régimen y distribución”. Citado por J. A. Salazar, Los estudios eclesiásticos, 658. 529

Pacheco, “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”, 128.

530 apt, leg. 132, fol. 259, Carta del P. Miguel Angel Tamburini al P. Francisco Antonio González, Roma, 27 de marzo de 1723: “He tenido gusto con el nuevo entable de la Cathedra de Escritura. Solo, que me parece muy poco el que se lea solo una vez por semana: desseo que se entable, si puede conseguirse, con leccion cuotidiana de media hora, y por el mismo espacio de tiempo, se tengan una vez cada semana conferencias o repetición al modo que se exsecuta en los Collegios de Europa donde esta entablada”. 531 apt, leg. 132, fols. 266 v.-267, Carta del P. Miguel Angel Tamburini al Padre Francisco Antonio González, Roma, 27 de marzo de 1723 (quinta carta): “La segunda cosa que se me avisa, y en que deseo una total

501.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

deficiencias en la lengua latina significaban una simetría a la hora de poder comprender la bibliografía y la literatura, tanto filosófica como teológica. 43. Francisco Antonio González (1668-1733)532. Este jesuita nacido en Jerte (Cáceres), diócesis de Plasencia, el 28 de marzo de 1668, ingresó a la Compañía de Jesús en Madrid el 19 de mayo de 1685533, y atravesó el Atlántico, siendo ya sacerdote, en la expedición de 1694534. Poco sabemos de sus primeros años en tierras americanas, mas es de loar que se dedicara en Cartagena a la atención de los negros que venían del África535. Su carrera administrativa se iniciaría al ser llamado por el P. Mateo Mimbela para el cargo de secretario de Provincia (1713-1716)536. Su ascenso en el escalafón iba a ser rápido: rector del colegio venezolano de Mérida (1716-1720)537, provincial del Nuevo

enmienda, es la falta de Latinidad en Nuestros Hermanos estudiantes; de donde se sigue necesariamente el poco aprovechamiento en las facultades superiores. Temome, que la ansia de hacer gente y de tener recivos sea la causa de este desorden […]. Tengo por necessario, que haga V. R. un serio encargo con carta circular ordenada a este solo fin […] y siendo entre estas la principal la Latinidad de nuestros Scholares, cargara V. R. las conciencias de los examinadores sobre que no aprueben a los que no supieren la Gramatica, de suerte que en el año que tiene destinado la Compañía después de el Bienio, no solo sean capaces de perfeccionarse en ella, sino adelantarse en la Retorica y Letras humanas”. 532 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 321-323. 533 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 77. Catálogo de 1711. Herman González O, “González, Francisco Antonio”, en Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, de Charles E. O’Neill y Joaquín M.ª Domínguez, ii (Roma-Madrid, 2001), 1781. 534 agi, Santafé, 250: “Nº. 6. Francisco Antonio González, sacerdote, natural de Gerte, obispado de Plasencia, de edad de 27 años”. 535 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 57 v. Catálogo breve de 1711: “operarius Aethiopum”. 536

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 113. Catálogo de 1713.

537 Catálogos de 1718 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 180 v.) y 1720 (Ibid., fol. 217). El Libro de Consultas recoge las actuaciones del P. Francisco Antonio González desde el mes de diciembre de 1716 hasta el 1.o de marzo de 1719 (Aucab, Libro de Consultas, fols. 33 v.-42). Lamentablemente, el documento salta del 1.o de marzo de 1719 a enero de 1721.

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• anexo 4

Reino (1720-1723)538, en 1730 asumiría de nuevo tan importante tarea539. Su gestión concluiría con su muerte, acaecida el 3 de noviembre de 1733540. Fue rector de la Universidad Javeriana de 1723 a 1726541. Durante su primer trienio de provincial se estatuyó la cátedra de Sagrada Escritura542. 44. Francisco Méndez (1670-1728)543. Es curiosa la biografía de este jesuita, nacido en Pamplona (Colombia) el 17 de diciembre de 1670 y que ingresara a la Compañía de Jesús en Tunja, el 9 de julio de 1693, después de haber obtenido el Magister in Philosophia y estudiado un año de teología544. Tras haber sido destinado a la isla de Santo Domingo ejerció el cargo de rector del colegio jesuítico (1711-1716)545. Luego de regresar a Tierra Firme, ejerció el rectorado del Colegio de Cartagena (1720-1723)546 y a continuación asumió la alta dirección de la Provincia del Nuevo Reino (1723-1724)547. Como

538 arsi, Congregationes Provinciales, t. 88, fol. 322. Para el trienio: Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 192-209. 539 apt, leg. 132, fol. 301. Para su segundo periodo, véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 225-245. 540 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 261, Catalogus defunctorum Provinciae Novi Regni ab anno 1733 usque ad mensem Augusti anni 1735. 541 anb, Notaría-3, (año 1723), t. 151, fol. 201; apt, leg. 132, fol. 263 v. 542

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 415.

543

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 448-449.

544 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 213. Catálogo de 1720. 545 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 98 v. Sobre sus actuaciones en Santo Domingo, véase Sáez, “Los jesuitas en el Caribe insular”, 58-59; arsi. N. R. et Q., 4, fol. 118 v. Catálogo de 1713 (fol. 137) y catálogo de 1715; Antonio Valle Llano, La Compañía de Jesús en Santo Domingo durante el período hispánico (Ciudad Trujillo, 1950), 318. 546 apt, leg. 132, fols. 247-248, Carta del P. Tamburini al P. Meaurio, Roma, 13 de mayo de 1719. 547 apt, leg. 132, sin foliar, Carta del P. Tamburini a Francisco Méndez, Roma, 15 de diciembre de 1725; Pacheco, Los Jesuitas en Colombia, iii, 210-214. 503.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

rector de la Universidad Javeriana inició en 1726548. En el ejercicio de sus funciones le salió al encuentro la muerte, el 3 de octubre de 1728549. 45. Mateo Mimbela. Sustituyó al P. Francisco Méndez en el cargo hasta que llegó de Roma el nuevo gobierno (1728-1730)550. En 1729 le advertía el P. Miguel Ángel Tamburini al provincial del Nuevo Reino que las cátedras de cánones adolecían de dificultades difíciles de superar551. En el ámbito universitario las grandes solemnidades se celebraban de muy diversas formas. Aunque en diciembre de 1726 fueron canonizados por Benedicto XIV dos jóvenes jesuitas, Luis Gonzaga y Estanislao de Kostka, en la capital santafereña ello se celebraría en 1729. Según el historiador José Cassani, se aplicó el rector “a solemnizar esta festividad con el mayor lucimiento, como a expensas de sus fatigas lo consiguió, aplaudiendo con luces, con instrumentos, con fuegos, con sermones y con el mayor aparato esta función”552. El diarista Vargas Jurado anota al respecto: “Este año [1729] 548 anb, Notaría 1.ª, t. 140 (año 1726), fol. 157. En 1728 actúa como testigo del testamento del arzobispo Francisco de Mendigaña y Armendáriz (Sáez, “Los jesuitas en el Caribe insular de habla castellana”, 59; Roberto Tisnés, “Mendigaña: Últimos años y actuaciones de un arzobispo de Santo Domingo que no lo fue”, Clío XXVI, n.o 113 (1958): 114-115). 549 Biblioteca Nacional de Colombia, Mss. 105, Libro de la Sacristía del colegio de Tunja, fol. 150; Archivo de la Provincia de Colombia, Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañia de Jesus, de Santa Fe... Año 1701, fol. 189 v. 550 Confirmación de su rectorado: (anb, Notaría 3, t. 160 [año 1729], fol. 62). Opinamos que su rectorado corrió desde la muerte del P. Méndez, el 3 de octubre de 1728, hasta el nombramiento del nuevo rector, P. Diego de Tapia, que se llevó a cabo el 17 de enero de 1730 (apt, leg. 132, fol. 301, Carta del P. Retz al P. Francisco Antonio González, Roma, 31 de diciembre de 1731). 551 apt, leg. 132, fol. 295, Carta del P. Miguel Ángel Tamburini al P. Diego de Tapia, Roma, 10 de junio de 1729: “Siento los atrasos de los estudios de cánones en el colegio de Santafé. Veo lo escrupuloso de la materia; mas al mismo tiempo veo ser el remedio sumamente dificultoso, siendo como son los catedráticos personas tan condecoradas, con quienes los medios fuertes nunca sirven de otra cosa que de daño. Y más, si como puede acontecer, se dieren por ofendidos los señores de esta audiencia, el señor obispo y esa Iglesia Catedral. Váyase V. R. en este punto con muchísimo tiento y con esperas muy largas”. 552 Joseph Cassani, Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reyno de Granada en la América (Madrid, 1741), 615-616.

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• anexo 4

fueron las fiestas de San Luis Gonzaga en la Compañía de Jesús, y después los toros”553. 46. Diego de Tapia (1666-1740)554. Hermano de los PP. Andrés de Tapia, egregio maestro en las aulas javerianas555, y Matías de Tapia, escritor556, representa la iniciativa antioqueña en el manejo de los asuntos administrativos y gerenciales. Tras una estancia en las misiones del Casanare en torno a 1691557, a partir de 1702 se vincularía a la dirección de los colegios de Mompox (1702-1709)558, Mérida (1710-1713559 y 1715-1716)560 y Tunja (1721-1723)561.

553 J. A. Vargas Jurado, “Tiempos coloniales”, en La Patria boba, de Eduardo Posada y Pedro María Ibáñez (Bogotá: Biblioteca de Historia Nacional, 1902), 13. 554 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 661-663. 555

Del Rey Fajardo, Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial, 313.

556

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 663-665.

557 A pesar de que el catálogo de 1702 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 42 v.) no hace alusión a este ministerio, sin embargo sí lo reseñan los posteriores: catálogo de 1711 (Ibid., fol. 82); catálogo de 1718 (Ibid., fol. 157); catálogo de 1736 (Ibid., fol. 226). 558

anb, Notaría 2.a, t. 91 (años 1702-1703), fol. 108 v.; t. 98 (año 1709), fol. 195; anb, Curas y Obispos, t. 20,

fol. 344. Su residencia en Mompox es anterior a su rectorado (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 42 v.). 559 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 82: “ViceRector a die 2 januarii 1710”. En 1713 se inicia como rector el P. Nicolás de Aguilar (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 117 v.). 560 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 135 v. Catálogo de 1715. Su segundo rectorado merideño lo interrumpió al ser llamado por el provincial P. Ignacio de Meaurio para ejercer el cargo de secretario de la Provincia en 1716 (Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 174). 561 Biblioteca Nacional de Bogotá, Mss. 105, Libro de la Iglesia y Sacristía del Colegio de Tunja, fols. 129 v.-130. El lapso recogido va de mayo de 1721 a septiembre de 1723.

505.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

En un orden superior de gestión, se desempeñó como secretario de Provincia (1716-1720)562 y como provincial (1726-1730)563. Fue rector de la Universidad Javeriana de 1730 a 1734564. En 1733 —escribía el general de la Orden al Provincial— la cátedra de Sagrada Escritura “[…] está muy caída, y que ya no se tienen aquellas públicas funciones de ella que se hacían antes”565. También debemos señalar que en ese mismo año el general de la Compañía hacía hincapié en las deficiencias en el estudio de las humanidades: “Nuestros hermanos estudiantes, con sola una medianía de gramática y sin saber poesía y retórica, son señalados para los estudios mayores de filosofía y teología”. También critica la actitud de algunos profesores que se contentan con repetir lo que enseñaron en años anteriores e incluso de no bajar a clase. Y añade: “Todo esto, si es así, cede en perjuicio no pequeños de nuestros estudios y de nuestros estudiantes. De V. R. las providencias que juzgare más convenientes para el efectivo remedio”566.

562 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 157. Catálogo de 1718. En la Congregación Provincial de 1720 asiste en su calidad de secretario de la Provincia (arsi, Congregationes Provinciales, t. 88, fol. 322). A fines de 1716 debió de visitar el Colegio de Mérida (Aucab, Libro de Consultas, fol. 34). Consulta del mes de enero de 1717. 563 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 215-224. El 12 de marzo de 1727 visitaba como provincial, en compañía del P. Carlos Anisson, la hacienda de Tocaría (anb, Curas y Obispos, t. 8, fol. 690). 564 apt, leg. 132, fol. 289 v., 301; anb, Notaría 3, t. 169 (año 1733), fol. 41. Durante el año 1734 aparece firmando y presidiendo como rector los actos de grado de la Javeriana (Archivo de San Bartolomé, Libro de grados: 1733-1756, fols. 1-19). 565

apt, leg. 132, fol. 331 v., Carta del P. Retz al P. Francisco Antonio González, Roma, 15 de septiembre de 1733.

566 apt, leg. 132, fol. 324, Carta del P. Francisco Retz al P. Francisco González, Roma, 15 de septiembre de 1733: “[…] y que en algunos maestros no hay el celo y aplicación que se requiere, repitiendo en formales términos las materias de otros, y a veces no bajando a la clase, sino dando el cartapacio al hermano bedel para que dicte”.

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• anexo 4

47. Mateo Mimbela. Rector de la Universidad Javeriana (1734-1736)567 por haber fallecido el que venía designado, el P. Francisco Antonio González568. La muerte lo sorprendió en Santafé el 22 de abril de 1736 en el ejercicio de su cargo569. 48. Francisco Cataño (1678-1755)570. Nació en Medellín (Colombia) el 14 de julio de 1678571 e ingresó a la Compañía de Jesús en Tunja el 21 de abril de 1700, después de haber concluido sus estudios de filosofía y teología572. La biografía de este jesuita antioqueño se debe interpretar, fundamentalmente, a la luz de dos grandes coordenadas: la Universidad Javeriana (1710-1730) y Santafé de Bogotá. Como rector hay que hacer referencia a su desempeño en el Colegio Mayor de San Bartolomé (1726-1729)573 y en el Colegio de Las Nieves, a su regreso de Europa (1738-1743)574, para pasar después a San

567 anb, Notaría 3.ª, t. 160 (año 1734), fol. 31, diciembre de 1734. Ejerció el rectorado de la Javeriana de 1735 hasta su muerte (Archivo de S. Bartolomé, Libro de grados: 1733-1756, fols. 20-25; arsi. N. R. et Q., 4, fol. 226. Catálogo de 1736). 568 apt. leg. 132, fol. 352, Carta del P. Francisco Retz al P. Francisco Antonio González, Roma, 15 de septiembre de 1733. 569 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 288, Supplementum primi et secundi catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 6 martii 1736 ad 2 junii 1737. 570

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 202-204.

571 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 59 v. Catálogo de 1711. Hijo de Francisco Cataño Ponce de León, teniente general de Antioquia y alcalde de Medellín y de María de Castrillón (anb, Notaría 2.ª, t. 92, fol. 104). 572 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 41. Catálogo 1702. Figura entre los alumnos ilustres del Colegio-Seminario de San Bartolomé (Guillermo Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, iii [Bogotá, 1976], 78; Daniel Restrepo, El colegio de San Bartolomé, I [Bogotá, 1928], 120-121). 573 J. Restrepo Posada, “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”, 98. 574 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 271 v. Catálogo 1738.

507.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Bartolomé (1743-1751)575. En noviembre de 1729576 fue elegido procurador a Madrid y Roma y allí permanecería hasta 1735577. Ocupó el rectorado de la Universidad Javeriana a la muerte del P. Mateo Mimbela (1736-1738)578. En 1736 se recibían con agrado en la Ciudad Eterna los buenos informes sobre el Colegio San Bartolomé y por el número de estudiantes, que llegaba al centenar579. Asimismo, insistía que el rigor de los exámenes aplicados a los jesuitas debía extenderse a los estudiantes externos pues, al parecer, el rigor de exigencia hacía que algunos fueran a graduarse al Colegio del Rosario580. En 1737, gracias a las gestiones del P. Antonio Naya, consiguió el Colegio Máximo la introducción de la imprenta en el Nuevo Reino de Granada581.

575 J. Restrepo Posada, “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé”, 99. Asiste a la Congregación Provincial de 1750 como rector de San Bartolomé (arsi, Congregationes Provinciales, t. 90, fol. 162). Catálogo breve, 1751 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 298 v.). 576 apt, leg. 132, fol. 313. Debió de salir de Cartagena el 12 de julio de 1730 (anb, Miscelánea, t. 56, fol. 543, Carta del P. Mimbela al Obispo de Pamplona, Santafé, 2 de agosto de 1730). 577 agi, Contratación, 5549, expedición de 1735. Al llegar a Bogotá se residenció en el Colegio Máximo de Santafé (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 226. Catálogo 1736). 578 Archivo de San Bartolomé, Libro de grados: 1733-1758, fols. 25-61 v. 579 apt, leg. 132, fol. 342, Carta del P. Francisco Retz al Provincial del Nuevo Reino, Roma, 15 de septiembre de 1736: “Las noticias del Real Seminario de San Bartolomé me son muy gustosas, así por el buen estado de esa casa, como por el copioso número de sus convictores, que dice V. R. que llegan a ciento”. 580

Ibid.

581 anb, Miscelánea, t. 68, fol. 441, Representación del P. Antonio Naya, Procurador General de la Provincia, con respecto a 3 cajones de imprenta dirigidos a este Colegio Máximo, 1737; Eduardo Posada, Bibliografía bogotana, i (Bogotá: Biblioteca de Historia Nacional, XVI, 1917), 441-442; Luis A. Cuervo, “El primer año de la Imprenta en Santafé”, Boletín de Historia y Antigüedades, n.o 30 (1943): 874-877. Véase también Revista Javeriana, n.o 20 (1943): 245-247; Álvaro Garzón Martha, Historia y catálogo descriptivo de la imprenta en Colombia (1738-1810) (Bogotá: Gatos Gemelos Comunicación, 2008).

508.


• anexo 4

49. Jaime López (1680-1759)582. Nació en Cartagena (España) el 25 de julio de 1680583 y debió de ingresar a la Compañía de Jesús en Valencia, el 1.º de abril de 1704, después de haber concluido los estudios de Filosofía y tres años de teología584. Atravesó el Atlántico en la expedición de 1705585. Dos periodos netamente diferenciados definen la estancia americana de este jesuita cartagenero. El primero se desarrolla en la isla de Santo Domingo, al principio como profesor de gramática en 1713586, y más adelante como catedrático de filosofía y teología587. En 1723 regresó al continente y abandonó la docencia universitaria para dedicarse de lleno al cursus honorum. Fue rector de Honda

582

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 383-385.

583 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 86. Catálogo, 1711. Creemos que es un lapsus calami la fecha que da el catálogo de 1720: 22 de abril de 1682 (ibid., fol. 222). Las fechas de los demás catálogos son aproximativas: 1713: 32 años (ibid., fol. 118 v.); 1718: 38 años (ibid., fol. 161 v.); 1736: 57 años (ibid., fol. 226); 1753: 73 años (ibid., fol. 312). 584 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 86. Catálogo 1711. Con todo, señalan el 22 de abril los catálogos de 1736 (ibid., fol. 226) y 1738 (ibid., fol. 264), con la particularidad de que el catálogo de 1736 se redactó siendo él provincial. Sin embargo, en la patente expedida por el P. Juan Bautista Arcayna, rector del Colegio de Valencia, el 6 de abril de 1704, certifica que el H. Jaime López pertenece a la Compañía de Jesús. Su llegada a Sevilla data del 20 de abril de 1704 (agi, Contratación 5548, expedición de 1705). 585 agi, Contratación, 5548, expedición de 1705: “Joseph Jaime López, natural de Cartagena de Levante, obispado de dicha ciudad, theologo de quatro años, su hedad veinte y cuatro años”. “[...] de buen cuerpo, barva rubia”. 586 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 118 v. Catálogo, 1713. En 1715 (ibid., fol. 137) ya había concluido su docencia humanística. En 1719 tuvo que enfrentar un pleito con el oidor por causa de su hijo Diego de Cereceda (José Luis Sáez, “Universidad Real y Pontificia Santiago de la Paz y de Gorjón en la Isla Española (1747-1767)”, 193-194. 587 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 222. Catálogo 1720: “Docuit Grammaticam et Philosophiam. Modo Theologiam”. Antonio Valle Llano, La Compañía de Jesús en Santo Domingo durante el período hispánico, 317. Y en la página 201: “Alguna reputación como teólogo gozó el Padre Jaime López y él y algún otro aparecen frecuentemente en el papeleo de negocios y pleitos, o envueltos en algún grave disgusto con las autoridades”. Sáez (“Los jesuitas en el Caribe insular”, 51-53) recoge el enfrentamiento del P. López con el oidor Sebastián de Cereceda y Girón.

509.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

(1723-1730)588, Cartagena (1730-1733)589, nuevamente de Honda (17431745)590, y del Colegio Mayor de San Bartolomé (1751-1754)591. También había sido provincial del Nuevo Reino (1733-1738)592. Fue rector de la Universidad Javeriana de 1738 a 1743593. El 18 de octubre de 1743 un terremoto dejó la cúpula tan maltrecha que fue necesario descargarla y reconstruirla. Desapareció la cúpula en madera, “obteniendo así la cuarta versión de cúpula para el edificio”594.

588 apt, leg. 132, fols. 263-264, Carta del P. Tamburini al P. Francisco Antonio González, Roma, 27 de marzo de 1723; apt, leg. 132, sin foliar, Carta del P. Tamburini al P. Francisco Méndez, Roma, 15 de diciembre de 1725. Testimonios de su rectorado: 5 de marzo de 1728 (anb, Curas y Obispos, t. 20, fol. 291). 12 de septiembre de 1729 (anb, Temporalidades, t. 11, fol. 688). 589 apt, leg. 132, fol. 301. Otros testimonios: 12 de marzo de 1731 (anb, Curas y Obispos, t. 20, fol. 363). Fue rector hasta 1733 (anb, Notaría 3.a, t. 169 (año 1733), fol. 41). 590 anb, Conventos, t. 75, fols. 248-252; anb, Curas y Obispos, t. 51, fols. 607-611. Para los incidentes entre don José Palacio y Valenzuela y los jesuitas de Honda véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 280-284. 591 J. Restrepo Posada, “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”, 99-100; arsi. N. R. et Q., 4, fol. 312. Catálogo de 1753. 592 apt, leg. 132, fol. 352, Carta del P. Francisco Retz al P. Francisco A. González, Roma, 15 de septiembre de 1733. Para una amplia información del provincialato del P. López véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 246-256. 593 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 264. Catálogo, 1738; Archivo de San Bartolomé, Libro de grados: 1733-1756, fols. 61 v.-95. En 1743 residía en Santafé (Gilij, Ensayo de historia americana, iv, 169). 594 Gloria Zuluaga, “Estudio cronológico para la interpretación constructiva del tempo de San Ignácio de Bogotá”, 52.

510.


• anexo 4

50. Tomás Casabona (1678-1756)595. Atravesó el Atlántico en la expedición de 1705596. Había nacido en Valencia el 23 de diciembre de 1678597. En diciembre de 1702 se trasladó de Barcelona a Madrid cuando cursaba el tercer año de teología, a fin de preparar su viaje a Indias598. Fue profesor de filosofía en la Universidad Javeriana (1710-1713)599, pero al concluir su docencia cambió la academia por la administración educativa. Fue rector en los colegios de Las Nieves (1713-1715)600, Pamplona (1715-1724)601 y dos veces de Tunja (17241727602 y 1733-1738)603. En 1738 recibía el nombramiento de provincial del 595

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 184-187.

596 agi, Contratación, 5548, expedición de 1705. “No. 8. El Padre Thomas de Casabona, Sacerdote natural de Valencia, Arzobispado de dicha ciudad de hedad de veinte y cinco años poco mas o menos de buen cuerpo, trigueño, pelo negro”. 597 No hay unanimidad ni en el día ni en el año de nacimiento: a) los catálogos de la Provincia de Aragón coinciden en señalar el 1678 como año de nacimiento, sin embargo, indican el 23 de diciembre (1693, 1696) o el 13 de diciembre (1700) como día natal (Uriarte y Lecina, Biblioteca, ii, 138); b) los catálogos del Nuevo Reyno coinciden en señalar el 1679 como año de nacimiento y el 21 de diciembre como día natal (arsi. N. R. et Q., 4., fols. 59 v., 118, 136 v., 216, 230, 264, 304). 598 Bartolomé Garcés Ferra, “Relación de jesuitas de la Provincia de Aragón enviados a Indias en los siglos xvii y xviii”, Revista de Indias, n.º viii (1947): 530. [En el Ms. Dimissi, Defuncti et Missi ad Indias et ad alias Provincias, p. 226, n.º 96]. Sin embargo, la patente de viaje fue expedida por el P. Francisco Badea, rector del Colegio de Barcelona, el 26 de diciembre de 1702. Llegó a Sevilla el 19 de enero de 1703 (agi, Contratación, 5548, expedición de 1705). 599 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 57. Catálogo breve, 1711. El catálogo de 1720 (ibid., fol. 118) dice que enseñó tres años filosofía. Según nuestros cálculos habría dictado el curso entre 1710 y 1713. 600

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 118. Catálogos de 1713 y de 1715 (ibid., fol. 136 v.).

601 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 160 v. Catálogo 1718; catálogo de 1720 (ibid., fol. 216). Testimonios de su rectorado, 13 de diciembre de 1719 (anb, Temporalidades, t. 17, fol. 15 v.). 20 de marzo de 1720 (anb, Asuntos Eclesiásticos, t. 3, fol. 272); 8 de septiembre de 1720 (arsi, Congregationes Provinciales, t. 88, fol. 322). Fue ratificado en su cargo en 1720 por el P. general Miguel Ángel Tamburini (apt, leg. 132, fol. 247 v., Carta del P. Tamburini al P. Ignacio Meaurio, Roma, 13 de mayo de 1719). 602 apt, leg. 132, fol. 263 v., Carta del P. Tamburini al P. Francisco Antonio González, Roma, 27 de marzo de 1723. 603 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 264. Catálogo de 1738. En la carta de Gobierno enviada de Roma (apt, leg. 132, 5.a carta, Roma, 25 de septiembre de 1733) se señala al P. José Gumilla como rector de Tunja. No sabemos

511.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Nuevo Reino, misión que habría de cumplir entre 1738 y 1743604. Sus últimos años transcurrieron en la capital del Nuevo Reino605, donde lo sorprendió la muerte el 6 de octubre de 1756606. Es de lamentar que se haya perdido su manuscrito intitulado Historia de las conquistas de españoles y descubrimientos de naciones, y reducciones de infieles en el río Orinoco, a cargo de la Religión de la Compañía, por el Padre Juan Rivero y Thomas de Casabona607. Fue rector de la Universidad Javeriana de 1743 a 1751608. Durante su rectorado recibió la donación de unas casas en Cádiz609.

por qué razones el autor de El Orinoco ilustrado siguió en las misiones y, consecuentemente, el P. Casabona fue designado por el provincial para el cargo. El P. general aprobó el cambio (apt, leg. 132, Carta del P. Francisco Retz al P. Jaime López, Roma, 15 de septiembre de 1736, 2.ª carta). 604 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 264. Catálogo 1738. Su provincialato se extiende hasta 1743 (ANB, Notaría 3, t. 182, fol. 282). Testimonio de 1740: Carta de D. Dionisio Martínez de la Vega al P. Tomás Casabona, Panamá, 27 de octubre de 1740 (anb, Caciques e Indios, t. 12, fols. 1-2). Para su provincialato, véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 259-266. 605

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 304. Catálogo de 1753.

606 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 345, Supplementum 1i. et 2i. Catalogui Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 30 junii 1756 ad 31 decembris ejusdem anni 1756. Vargas Jurado dejó escrito en la página 44 de su Diario: “Hoy 6 de octubre [...] murió el P. Tomás de Casabona S. J. hombre justo y muy penitente. El entierro fue ostentoso, con mitra de pontifical y deán y cabildo; fomentó y gastó lo que tuvo en el altar del Sr. S. José, cuya estatua costeó con lo demás que tiene”. 607 Archivo Nacional de Chile, Jesuitas, 446. Inventario de la biblioteca de la Procura de la Provincia del Nuevo Reyno, hecho a raíz de la Expulsión de 1767. 608 Archivo de San Bartolomé, Libro de grados: 1733-1756. Aparece el P. Casabona como rector ya en abril de 1743 (fols. 101 v.-102) y permanece en el cargo hasta por lo menos abril de 1751 (fol. 142 v.). arsi. N. R. et Q., 4, fol. 298. Catálogo breve, 1751. Otros testimonios: 11 de mayo de 1744 (anb, Real Audiencia, t. 13, fol. 23), 28 de julio de 1746 (anb, Temporalidades, t. 23, fol. 253), 6 de julio de 1748 (agi, Santafé, 409), 1.o de agosto de 1749 (anb, Real Audiencia, t. 13, fol. 183). 609 anb, Temporalidades, 23, fol. 253. Tomás Casabona, rector del Colegio Máximo, el 30 de mayo de 1746 recibe una donación de unas casas en Cádiz.

512.


• anexo 4

En la década de los años cuarenta el escultor Pedro Laboria610 se vinculó de cierta manera a la Javeriana para seguir enriqueciendo la obra artística de la iglesia de San Ignacio. El artista andaluz había venido a Santafé traído por Cristóbal de Vergara611. “Hizo para la Compañía el Rapto del señor San Ignacio, a señor San Javier, a señor San Borja y a señor San José”. A ellas “habría que añadir las de San Joaquín, Santa Ana y San Luis Beltrán”612, pero la obra más excepcional es la Capilla del Rapto, que reconstruye de forma prodigiosa el hecho histórico que vivió el fundador de los jesuitas en Manresa (España). Para su descripción artística nos remitimos a la fina sensibilidad del P. Eduardo Ospina que la plasmó en su artículo “Un joyel artístico”613. 51. Pedro Fabro (Le Febvre) (1698-1758)614. Dentro de las personalidades que se desempeñaron en el rectorado de la Universidad Javeriana hubo modalidades interesantes que a nuestro juicio enriquecieron la visión que debía tener la cabeza máxima de tan ilustre corporación. Una de ellas es la de este jesuita flamenco, en quien distinguimos tres facetas distintas: la del intelectual, la del aventurero y la del alto gerente. Había nacido el 4 de enero de 1698 en Oudenard (Flandes)615 e ingresado a la Compañía de Jesús el 4 de octubre de 1715616 en Malinas, después de haber estudiado seis años de humanidades617. 610 Luis Alberto Acuña, Historia extensa de Colombia, vol. 20, tomo iii, La escultura (Bogotá: Ediciones Lerner, 1967), 185-189. 611 Vargas Jurado, Diario, 19. 612

Ibid., 18.

613

Eduardo Ospina, S. J., “Un joyel artístico. La Capilla del Rapto en la Iglesia de San Ignacio”, Ximénez de

Quesada, n.o 1 (1953): 64-67. 614 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 264-1758; F. Kieckens, “Les enciens Missionaires belges de la Compagnie de Jésus dans les deux Amériques”, Precis Historiques, n.º 28 (1879): 146152, 149; Willem Audenaert, Prosopographia iesuitica belgica antiqua, ii (Lovaina-Heverlee, 2000), 60. 615 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 235 v. Catálogo de 1736. “Aldenardensis”. 616

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 235 v.

617

arsi, Flando-Belga, 36, p. 60: “In collegio Mechelinensi. Novitius Scholaris. Studuit humanitates 6”. 513.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Sus estudios teológicos los cursó en Lovaina, de 1726 a 1730618, y de tan prestigiosa universidad pasó a Roma, donde en 1733 era asistente del P. Ignacio Pien (1681-1763) en el Colegio Romano619. De la Ciudad Eterna debió de regresar a Bélgica, donde enseñó sagrada escritura620. Cuando atravesó el Atlántico en 1735621, al parecer, dejaba en el Viejo Continente sus inquietudes intelectuales para arrostrar retos nuevos en un mundo nuevo. Llegado al Nuevo Reino trabajó en las misiones de Casanare, de las que fue superior (1736-1738)622. En 1744 emprendía un reto al parecer imposible: penetrar en la difícil región del Darién623, territorio al que pudo llegar en octubre de 1745624. Empero, las graves dificultades que padecieron él y el P. Salvador Grande los obligaron a abandonar aquel escenario misional en 1746625.

618

arsi, Flando-Belga, 37, fol. 51. Estudia cuarto año de teología.

619 arsi, Romana, 102, fol. 99 v. El P. Pien fue profesor de filosofía en Amberes y de teología y Sagrada Escritura en Lovaina. Desde 1731 se radicó en Roma (Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, VI, 727-733). 620 El testimonio de la docencia en Sagrada Escritura lo ofrecen los catálogos de la Provincia del Nuevo Reino desde 1736 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 235 v.), lo cual evidencia que dicho magisterio tuvo que llevarse a cabo en Europa. Y, evidentemente, tuvo que ser anterior a su salida de Lovaina para Sevilla, el 5 de abril de 1734 (agi, Contratación, 5549, expedición de 1735). 621 agi, Contratación, 5549, expedición de 1735: “El Padre Pedro Fabure, sazerdote natural de Adenarda, obispado de Gante en Flandes, de edad de treinta y siete años, blanco y rubio, ojos azules, delgado y mediano de cuerpo”. 622

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 273. Catálogo de 1738.

623 anb, Curas y Obispos, t. 20, fols. 133-134. Carta del P. Angel María Manca al Virrey don Sebastián de Eslava,Santafé, 30 de julio de 1744. 624 anb, Milicia y Marina, t. 135, fols. 295-296. Carta de los PP. Fabro y Grande al Presidente de Panamá, Río de Caimán, 28 de octubre de 1745. 625

ANB, Virreyes, t. 19, fol. 1022. Carta del Virrey Sebastián de Eslava a la Audiencia de Santafé, Cartagena, 1.o

de agosto de 1746.

514.


• anexo 4

En 1746 finalizaba su etapa de aventurero para ingresar a la del cursus honorum: provincial del Nuevo Reino (1747-1751)626. En 1757 sería elegido por la Congregación Provincial para representar a la Provincia ante las cortes de Madrid y Roma627. Lamentablemente, la muerte lo sorprendería en la capital de España el 8 de diciembre de 1758 en el ejercicio de su misión628. Fue rector de la Universidad Javeriana de 1751 a 1754629. Por la correspondencia de este jesuita flamenco deducimos que no todo marchaba bien por esos años en los claustros universitarios neogranadinos. Las cátedras de cánones de la Universidad Javeriana atravesaban por un momento difícil a causa del incumplimiento de los catedráticos. Esta situación la aprovechó el provincial Pedro Fabro para solicitar en Madrid que se diera licencia para que uno o dos miembros de la Compañía pudieran leer una o dos cátedras de cánones, función que estaba reservada a profesores seglares que accedían a ellas por concurso y, una vez posesionados, no cumplían adecuadamente con sus obligaciones. En la misma solicitud, no obstante, plantea el rector de la Javeriana otro problema universitario que causaba permanente malestar en los medios académicos: “Ya casi se ha establecido en la Universidad que la Religión de Santo Domingo tiene en esta ciudad de Santafé el conferir grados de doctor así en teología como en sagrados cánones, sin los cursos que deben tener los estudiantes y sin la suficiencia necesaria, y con esta facilidad de poder graduar, descaecen y han descaecido notablemente las letras y su aplicación. Para obviar daño de la mayor consideración no han sido bastantes los remedios que se han practicado, y que ha podido sugerir la prudencia y discreción religiosa, por lo qual se vale la Compañía de la suprema autoridad de V. M. Solicitando con las

626

anb, Notaría 2, t. 112 (años 1747-1748), fol. 40 v.; arsi. N. R. et Q., 4, fol. 298. Catálogo breve de 1751.

627 arsi, Congregationes Provinciales, t. 92, fols. 115 y ss. 628

arsi, Historia Societatis, 53; agi, Santafé, 409. Memorial del P. José Pagés.

629 Archivo de San Bartolomé, Libro de grados, fols. 151-153. El libro recoge sus actuaciones entre 1752 y 1754. arsi. N. R. et Q., 4, fol. 304. Catálogo de 1753.

515.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

más ansiosas y más rendidas súplicas el eficaz remedio, como solicitarán, con las mismas veras, los mencionados procuradores”630. 52. Ignacio Ferrer (1694-1759)631. La biografía americana de este ignaciano nacido en Olot (Gerona) el 14 de febrero de 1694632 la absorben, fundamentalmente, Bogotá y Caracas. Había atravesado el Atlántico en la expedición de 1723633. En la capital colombiana se desempeñaría como catedrático tanto de filosofía como de teología (1728-1735)634. En 1735 abandonaría la capital del virreinato para trasladarse a Caracas, donde habría de dedicarse a las tareas fundacionales en la capital venezolana de un colegio jesuítico. Esta biografía americana se cierra en 1747635. Aunque pueda parecer extraño al lector desprevenido el desplazamiento de dos profesores de la Universidad Javeriana a la lejana Caracas, sin embargo es necesario valorar las dimensiones del proyecto. Al iniciarse el siglo xviii la Compañía de Jesús neogranadina iba a replantearse de nuevo su vocación caribeña y atlántica. En 1696 se había llevado a cabo la división de la Provincia del Nuevo Reino y Quito en sus 630 anb, Curas y Obispos, 20, fols. 13-14. Representación del P. Pedro Fabro al Rey, Bogotá, 23 de abril de 1751. 631 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 274-277. 632 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 304. Catálogo de 1753. Hemos elegido la información de este catálogo porque al ser elaborado durante su provincialato las fechas adquieren mayor validez. Las diferencias son pequeñas, ya que el catálogo de 1736 (Ibid., fol. 236 v.) pone como fecha de nacimiento el 13 de febrero y como ingreso el 16 de mayo. 633 agi, Contratación, 5549, expedición de 1723: “9. Padre Ygnacio Ferrer, sacerdote natural de Olot en Cataluña, de edad de 29 años, delgado de cuerpo, moreno, ojos y pelo negro”. 634 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 236 v. Catálogo de 1736: “Docuit Grammaticam, Philosophiam et Theologiam”. 635 En 1735 recurre el Provincial P. Jaime López al P. Ignacio Ferrer para que defienda al P. Bernardo Rotella, misionero del Orinoco, acusado de contrabando (anb, Reales Cédulas, t. 9, fol. 838. Carta del P. Jaime López al Oidor José Martínez Malo, Santafé, 27 de junio de 1737). La estancia la confirman los catálogos de 1736 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 236 v.) y 1738 (Ibid., fol. 274). En noviembre de 1746 escribía el P. Ferrer un memorial resignando los bienes de la fundación en manos del Sr. Obispo (agi, Santo Domingo, 716. Testimonio sobre fundación de Caracas, n.º 1. El mismo documento se encuentra en ANCh, Jesuitas, 211). 516.


• anexo 4

dos entidades constitutivas636. De esta suerte, el Nuevo Reino se deslastraba de sus obligadas concepciones andinas y podía comenzar a dar respuesta a su vocación guayanesa, caribeña y venezolana. Dentro, pues, de la concepción geopolítica de la Compañía de Jesús, la ciudad de Santo Domingo, en la isla de La Española, asumía una fundamental importancia estratégica, pues el 26 de septiembre de 1701 había otorgado el nuevo monarca español Felipe V una real cédula por la que entregaba a la Compañía de Jesús el Seminario de Santo Domingo, con sus rentas, cátedras y cargas637. Esta decisión real formulaba una nueva racionalización de los espacios geográficos jesuíticos y volvía a asumir vital importancia el enclave en el Caribe insular. De igual forma, se concebía a Caracas como un polo de desarrollo que debería favorecer las incipientes misiones del Orinoco, consolidar las aspiraciones fundacionales de Maracaibo y proyectarse hacia las islas del Caribe e incluso anexar la misión de Curazao638. Y, como telón de fondo, la implantación de estudios universitarios tanto en Santo Domingo como en la capital venezolana639.

636 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 228-234; José Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia de Quito, i, 299-305. 637 El texto lo copia Antonio Valle Llano, La Compañía de Jesús en Santo Domingo durante el período hispánico, 113-115; Sáez, “Universidad Real y Pontificia de Santiago de la Paz y de Gorjón en la Isla Española (17471767)”, 188-190. 638 apt, leg. 132, sin foliar, Carta del P. Francisco Retz al Provincial del Nuevo Reino, Roma, 15 de septiembre de 1736. En la quinta carta decía: “Y si bien todo esto parece satisfacer V. R. y los consultores de Cartagena, ni me basta el parecer de estos, ni asiento muchos de sus motivos ni a las utilidades que se le presentan a V. R.”. Y en la sexta carta, de la misma fecha (sin foliar) añade: “Y finalmente nada menos que practicadas son las otras utilidades que V. R. apunta, de la cercanía de Caracas a muchas islas de Barlovento, y especialmente a Curazao, cuya misión (que ya no hay) juzga V. R. pudiera agregarse a esa provincia. Ella está tan falta de sujetos que apenas puede cumplir con sus obligaciones y el extenderse en muchas islas y emprender muchas y distantes entre si, solo es abarcar mucho y apretar poco”. 639 José del Rey Fajardo, Entre el deseo y la esperanza: los jesuitas en la Caracas colonial (Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 2004).

517.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Reintegrado al claustro javeriano en 1747640, su vida académica solamente se vería interrumpida por su ascenso al provincialato del Nuevo Reino (1751-1754)641. Falleció en la hacienda de Tena (Cundinamarca) en diciembre de 1759642. Fue rector de la Universidad Javeriana de 1754 a 1757643. 53. José Molina (1689-¿?)644. Con este jesuita nacido en Medellín retornaba a la cabeza de la Universidad Javeriana el grupo antioqueño, que tan grandes servicios prestara a la cultura colombiana. Estamos ante una biografía en la que se dan cita las más variadas virtudes académicas, espirituales y sociales. Con toda razón, Pacheco la sintetiza en la siguiente frase: “Era muy instruido en letras y de mucha virtud y gran predicador”645. Nació en Medellín (Colombia) el 19 de marzo de 1689 e ingresó a la Compañía de Jesús el 15 de abril de 1709646. Todos sus estudios superiores 640

Archivo de San Bartolomé Nacional, Libro de grados: 1733-1756, fol. 129 v.

641 Actuaba como provincial el 20 de agosto de 1751 (anb, Temporalidades, t. 22, fol. 652). Catálogo breve de 1753 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 300). Y en diciembre de 1754 fungía como provincial el P. José Molina (arsi, Congregationes Provinciales, t. 92, fol. 115). Para el provincialato: Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 335-342. 642 Biblioteca Nacional de Bogotá, Sección Manuscritos, Mss. 105, Libro de la Iglesia y Sacristía del Colegio de Tunja, fol. 163. 643 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 347. Catálogo breve de 1756. Archivo de San Bartolomé Nacional. Libro de grados: 1733-1756, fol. 159, 162. 644

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 476-479.

645

Pacheco, “Los jesuitas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”, 46.

646 No existe unanimidad en cuanto a la fecha natal. Señalan: 1) el 19 de marzo de 1689 como día natal los catálogos de 1711 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 71), 1736 (ibid., fol. 234 v.), 1753 (ibid., fol. 304 v.) y 1763 (ibid.,fol. 358); 2) 19 de marzo de 1668: catálogos de 1718 (ibid., fol. 159) y 1720 ibid., fol. 200). En cuanto al día de ingreso a la Compañía de Jesús: 1) 15 de abril de 1709 los catálogos de 1711 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 71), 1713 (ibid.,fol. 114 v.), 1736 (ibid., fol. 234 v.), 1738 (ibid., fol. 272 v.), 1753 (ibid., fol. 304 v.), 1763 (ibid., fol. 358); 2) 15 de abril de 1708, los catálogos de 1718 (ibid., fol. 159) y 1720 (ibid., fol. 200). Nos inclinamos por la fecha de 1709 porque pronunció sus votos del bienio en Tunja el 16 de abril de 1711 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 75 v. Supplementum primi 518.


• anexo 4

los realizó en la Universidad Javeriana. Como alumno de San Bartolomé no solamente obtuvo el Magister Philosophiae, sino que cursó dos años de teología (1704-1709)647, y como jesuita completó las exigencias de su currículum de las ciencias teológicas (1711-1713), a la vez que dictaba la clase primera de gramática en la Facultad de Lenguas648. De su aporte científico hablaremos más adelante. Como hombre de gobierno, tuvo bajo su dirección los colegios más emblemáticos que dirigían los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada. De 1738 a 1743 rigió los destinos del Colegio-Seminario de San Bartolomé649 para seguir de inmediato al Colegio-Noviciado de Tunja (1743-1751), centro de espiritualidad y formación de todos los jesuitas neogranadinos650. En 1754 asumía la máxima responsabilidad en la gerencia de la Provincia del Nuevo Reino de Granada. Su provincialato se extendió hasta 1757651. A partir de 1763 aparece en el colegio bogotano de Las Nieves652, donde lo sorprendió la expulsión de 1767653. No pudo seguir a los demás jesuitas al destierro, por encontrarse enfermo654.

et secundi Catalogui Colleg. et domus Probationis Tungensis ab anno 1696). Ingresó al Colegio de San Bartolomé el 15 de octubre de 1704 (Archivo de San Bartolomé, Libro de colegiales, fol. 123 v.). 647

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 71. Catálogo de 1711.

648

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 68. Catálogo breve, 1711.

649 José Restrepo Posada, “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”, 99: enero de 1739, abril de 1743. Sin embargo, el catálogo de 1738 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 272 v.) lo incluye como rector de San Bartolomé (Biblioteca Nacional de Bogotá, Ms. 257, fols. 12-13, sin numerar, 1742). 650 En 1749 era rector de Tunja (agi, Santafé, 398. Informe del Padre José Molina a favor de los Hermanos de San Juan de Dios). 651 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 342; arsi. N. R. et Q., 4, fol. 347. Catálogo breve, 1756; arsi. Congregationes Provinciales, t. 92, fol. 115. 652

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 358. Catálogo de 1763.

653

Pacheco, “Los jesuitas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”, 46.

654 anb, Miscelánea, t. 90, fol. 1: “[...] por su edad y enfermedades a nuestro entender no pueden seguir la marcha de los demás”.

519.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Ignoramos la fecha de su muerte. Su producción escrita teológica se desarrolló en el ramo de la teología escolástica. Culminaría su gestión administrativa con el rectorado de la Universidad Javeriana (1754[¿1757?]-1761)655. El 25 de enero de 1761 se inauguró el camarín de Nuestra Señora de la Luz en la “Compañía chiquita”, que hoy pertenece al Museo Colonial656. La obra artística fue realizada por el H. Jorge Puyó y costeada en su totalidad por el virrey don José Solís. Su costo fue de novecientos pesos657. 54. Manuel Román (1696-1766)658. Sin lugar a duda el rectorado más llamativo de la Universidad Javeriana fue el del P. Manuel Román, pues su trayectoria vital se desarrolló en la gran Orinoquia (1729-1761). Junto con el P. José Gumilla, son los grandes descubridores de los mundos míticos de los hombres y las tierras orinoquenses, y a su obra hay que remitirse para poder entender la personalidad histórica y territorial de la gran Provincia de Guayana659. Entre 1744 y 1749 la historia de la Orinoquia viviría el inicio de una gran transformación. Cuatro grandes acontecimientos cambiarían la visión y las estrategias misionales en el gran río venezolano: la publicación en Madrid en 1741 de El Orinoco ilustrado, escrito por el P. José Gumilla; el descubrimiento del Casiquiare por el P. Manuel Román (1744)660; el mapa de Rotella (1747), que hoy es el primer testimonio gráfico del Orinoco guayanés y no andino661; y el extermino caribe en la zona media del Orinoco por acción 655 arsi, Congregationes Provinciales, t. 92, fol. 115 y ss. Asiste el 16 de agosto de 1757 como rector de la Javeriana. 656 Vargas Jurado, Diario, 56-57. 657 anb, Miscelánea, 63, fol. 291. 658

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 595-599.

659 Véase José del Rey Fajardo, Los jesuitas en Venezuela, tomo v: Las misiones germen de la nacionalidad (Caracas-Bogotá, 2007). 660 aiul, Papeletas: Manuel Román, “Descubrimiento de la comunicación del Orinoco con el Marañón y Relación que hace [...] de su viaje de Carichana al Río Negro: desde el 4 de febrero hasta el 15 de octubre de 1744”. 661 Museo Naval de Madrid, Manuscrito 320. Allí reposan tanto el “Mapa de Guayana” como las “Noticias sobre la geografía de la Guayana”. Caicara, abril primero, año de 1747.

520.


• anexo 4

de los guaypunabis, traídos por el P. Manuel Román en 1746. Después de su estadía en Santafé se desempeñaría como rector del Colegio de Tunja (17631766)662. Luego de haber regresado al río Orinoco le sobrevino la muerte, el mismo año 1766, en la pequeña población de La Urbana663. De forma sorpresiva este jesuita misionero orinoquense es designado como rector de la Universidad Javeriana el año 1761664 hasta el 1763665. No es fácil explicar esta decisión de la autoridad jesuítica neogranadina, pero sin lugar a duda era la mejor personalidad científica para dar respuesta a las exigencias de la Ilustración de interpretar los grandes potenciales de recursos que dormían en los espacios inexplorados de la Orinoquia. Por unos apuntes de Antonio Margallo sabemos que “el 10 de septiembre de 63 cayó la copa de la media naranja de la Compañía. Y no hizo daño por estar ya prevenidos”666. Sin embargo, por Carlos Arbeláez Camacho tenemos conocimiento de que “el violento terremoto de 1763 destruyó totalmente la cúpula, la cual se reconstruyó aunque con bastante lentitud”667. 55. Domingo Scribani (1707-1769)668. También sorprende la trayectoria de este jesuita italiano, que había nacido en Plasencia (Italia) el 21 de septiembre de 1707 e ingresado a la Compañía de Jesús el 2 de febrero de 1725

662

arsi, Congregationes Provinciales, t. 92, fol. 106.

663 Giuseppe Boero, Menologio di pie memorie d’alcuni religiosi della Compagnia de Gesù che morirono in virtu e santitá per Giuseppe Antonio Patrignani e continuate... per Giuseppe Boero, ii (Roma, 1859), 243. 664

agi, Santafé, 395. Carta de la Audiencia al Rey, Santafé, 28 de septiembre de 1763.

665 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 349; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 412-413; José Abel Salazar, Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reino de Granada (1563-1810) (Madrid, 1946), 680. 666

Enrique Tobar y Tobar, “Antigüallas curiosas en Santafé y Bogotá”, Bogotá, n.o 7 (1929): 81.

667 Gloria Zuluaga, “Estudio cronológico para la interpretación constructiva del tempo de San Ignácio de Bogotá”, 52. Véase Jesús Emilio Ramírez, Historia de los terremotos en Colombia (México, 1968), 69-72. 668

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 641-642. 521.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

en Novellara669. Aunque había enseñado retórica en la Facultad de Lenguas de la Javeriana en 1736670, sin embargo podemos visualizar su vida americana en una primera fase netamente misional en el Casanare, pues su estancia se extiende de 1738671 hasta 1751, fecha en que concluyó su superiorato iniciado en 1747672. Tras regresar a la vida citadina fue rector de Tunja (1751-1754)673 y en Bogotá enseñó derecho canónico en torno a 1756674. Fue nombrado provincial del Nuevo Reino (1757-1763)675. De inmediato, fue elegido procurador ante las cortes de Madrid y Roma (1764-1766)676. De nuevo en tierras colombianas, fue designado rector de Tunja (1766-1767)677. Su paso por el rectorado de la Universidad Javeriana fue muy breve: diciembre de 1763-febrero de 1764678.

669 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 307 v. Catálogo de 1753; G. Kratz, “Gesuiti italiani nelle missioni spagnuole al tempo dell’expulsione (1767-1768)”, Archivum Historicum Societatis Iesu, n.o 11 (1942): 44. Pertenecía a la Provincia Véneta. 670

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 226 v. Catálogo de 1736.

671

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 273 v. Catálogo de 1738.

672 En 1748 ya era superior (Gilij, Ensayo de historia americana, iv, 392). Y en 1751 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 299). Sobre su residencia habitual de Tame: agi, Santafé, 408; Memorial del Padre Pedro Ignacio Altamirano, Procurador General de Indias, al Consejo de Indias, presentado el 30 de octubre de 1753. 673 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 300 v. Catálogo breve de 1753. Para los problemas de este nombramiento véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 338-339. 674 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 347. Catálogo breve de 1756. 675

Vargas Jurado, Diario, 47; arsi, Congregationes Provinciales, t. 92, fol. 106.

676 Bernardo Recio, Compendiosa relación de la cristiandad de Quito (Madrid, 1947), 569. “Era éste [...] de tan acreditado talento que fue dos veces, una tras otra, provincial de Santafé. Era italiano, hijo de Parma, muy bien parecido y entendido, y como tal halló cabida con la reina madre doña Isabel, la Parmesana”. 677

Pacheco, “Los jesuitas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”, 48.

678

Pacheco, “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”, 129.

522.


• anexo 4

56. Manuel Zapata (1709-1777)679. Había nacido en Medellín el 16 de enero de 1709 y había estudiado la carrera de Artes como colegial de San Bartolomé680. Gran parte de su actividad la dedicó a la fundación del Colegio de Maracaibo (1736-1751)681. Una vez reintegrado a la zona colombiana, rigió los colegios de Antioquia (1751-1754)682, Pamplona (1754-1757)683 y Mérida (1757-1759)684. Fue rector de la Universidad Javeriana de 1764 a 1767685. En 1765 solicitaba ante la Audiencia la primacía de la Javeriana en las conclusiones de final de curso686. 679

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 743-744.

680 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 237. Catálogo de 1736. Había ingresado, como convictor, en el ColegioSeminario de San Bartolomé el 7 de octubre de 1722 (Archivo de San Bartolomé, Libro para assentar todos los colegiales, que ay, y van entrando en este real Colegio Mr. y Seminario de San Bartolomé. Corre desde el primero de enero de 1702, fol. 139). 681 Catálogo de 1736 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 237); 1738 (ibid., fol. 274); 1751 (ibid., fol. 299). Su estancia ininterrumpida la seguimos a través de algunos documentos fundamentales: ANCh, Inventario del Archivo de la Residencia de Maracaibo, fol. 24 v. Era Superior en 1736. Allí permanecía en 1742 (ibid., fol. 28 v.); en 1746 (Aucab, Libro de Consultas, fol. 77 v. Consulta del 24 de noviembre de 1746), y en 1750 (arsi, Congregationes Provinciales, t. 90, fol. 166). El 27 de agosto de 1752 certificaba don Francisco Miguel Collado que “conozco de trato, vista y comunicación a los Padres de la Compañía de Jesús de la Residencia de esta ciudad, Andrés García, Superior actual de ella, y su antecesor el Padre Manuel Zapata, de la misma Compañía, Rector electo del Colegio de Antioquia, quienes residieron en esta ciudad el tiempo de mi gobierno [...]” (ahn, Jesuitas, 127128). El gobierno de don Francisco Miguel Collado corrió de 1746 a 1751. José del Rey Fajardo, Virtud y letras en el Maracaibo hispánico (Caracas, 2003). 682

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 312. Catálogo de 1753.

683

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 347 v. Catálogo breve de 1756.

684 En el Libro de Recibo que comienza a primero de marzo de 1749 (aam, Caja Única) se reseñan sus actividades desde octubre de 1757 (fol. 39 v.) hasta abril de 1759 (fol. 44 v.). También se recoge el pago del viático del viaje en 1759 (aam, Seminario, caja 1, Inventario de los papeles del Archivo del colegio San Francisco Javier, fol. 14 v.). 685 anb, Colegios, t. 1, fols. 503 y ss. En abril de 1762 residía en la Universidad Javeriana (anb, Curas y Obispos, t. 43, fol. 23). 686 anb, Colegios, t. 1, fols. 503 y ss. Manuel Zapata, rector del colegio maximo y de la Universidad Javeriana, solicita primacia en la defensa de sus conclusiones de fin de curso: 1765. 523.


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57. Nicolás Candela (1712-1782)687. Nació en Castalla (Valencia) el 6 de diciembre de 1712688 e ingresó a la Compañía de Jesús el 23 de abril de 1735689 en el Puerto de Santa María690. Había estudiado toda la carrera de Filosofía y un año de teología691. Atravesó el Atlántico en la expedición de 1735692 que se hizo a la vela el 28 de mayo bajo la dirección del P. Ignacio de Meaurio693. Llegado al Nuevo Reino tuvo que dirigirse de inmediato a Tunja para poder llevar a cabo su formación del noviciado694. Nos llama la atención que recibiera la ordenación sacerdotal el 5 de mayo de 1736, siendo todavía novicio695. Si la filosofía la había cursado en España, en la Universidad Javeriana de Bogotá completaría sus conocimientos teológicos (1737-1738)696. A partir de 1739 se vincularía a la Universidad Javeriana como profesor de gramática en la

687

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 174-176.

688 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 231. Catálogo de 1736. Hijo de José Candela y Esperanza Bernabeu (ahn, Jesuitas, 827/2, Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios..., n.º 79). 689 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 231. 690

ahn, Jesuitas, 827/2, n.º 79, Filiacion de los Regulares.

691 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 354. Catálogo de 1763. Estudió “extra” tres años de Filosofía y uno de Teología. Le otorgamos pleno valor a este catálogo ya que como secretario del provincial tuvo que elaborarlo él personalmente. 692 agi, Contratación, 5549, expedición de 1735: “35. Hermano Nicolas Candela, estudiante philosofo de veinte y dos años, natural de Castalla arzobispado de Valencia, pequeño de cuerpo, hoyoso de viruelas, y un lunar al lado ysquierdo de la barba”. 693

Agustín Galán García, El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767, 313.

694 ahn, Jesuitas, 827/2, nº 79, Filiacion de los Regulares; arsi. N. R. et Q., 4, fol. 224 v. Catálogo breve de 1736. Su noviciado tuvo que concluirlo el 23 de abril de 1737. 695 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 287 v. Supplementum primi et secundi Cathalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 6 Martij 1736 ad 2 Junij 1737. 696

524.

ahn, Jesuitas, 827/2, n.º 79, Filiacion de los Regulares.


• anexo 4

Facultad de Lenguas697 y en 1741 fue enviado al novel Colegio de Antioquia para idénticos fines698. El último rector de la Universidad Javeriana colonial había dedicado lo mejor de sus talentos a la prosperidad de la Academia en su etapa de catedrático. Fue secretario de la Provincia durante la gestión del P. José Molina (1754-1757)699 y a partir de ese momento siguió la ruta de gran parte de los profesores javerianos: la gerencia educativa: rector de Pamplona (1757-1762)700 y Tunja (1763-1767)701. Falleció en Gubbio (Italia) el 5 de abril de 1782702. En 1767 había sido nombrado rector de la Universidad Javeriana y en ese cargo lo sorprendió la expulsión de Carlos III, el 1.º de agosto de 1767703.

697

Ibid.

698 José del Rey Fajardo y Felipe González, Los jesuitas en Antioquia 1727-1767. Aportes a la historia de la cultura y el arte (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2008), 169. 699

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 342-346; arsi. N. R. et Q., 4, fol. 347. Catálogo breve de 1756.

700

ahn, Jesuitas, 827/2, n.º 79, Filiacion de los Regulares.

701

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 354. Catálogo de 1763; ahn, Jesuitas, 827/2, n.º 79, Filiacion de los Regulares.

702 Archivio Vescovile, Registro dei Morti. Catt., n.º 27, p. 125: “1782, aprile 5. Rev. D. Nicolaus Candela de Valentia Hispanus ex Jesuita muore a 76 anni. Vene sepolto in Cattedrale”. 703 AHN, Jesuitas, 827/2. n.º 79, Filiacion de los Regulares; Pacheco, “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”, 27-28.

525.



ş anexo 5



Los directores de estudios superiores en la Universidad Javeriana colonial josé del rey fajardo, s. j. El primero del que tenemos noticia es del P. Juan Manuel (c. 1589-1647)1, jesuita madrileño educado en Granada2. Atravesó el Atlántico en la expedición de 1612 y para entonces había estudiado por completo la carrera de Filosofía y dos años de teología3. Entre los compañeros de viaje se encontraba el P. Antonio Agustín (1562-1636)4, que venía a fundar los estudios jesuíticos de teología en el Nuevo Reino y junto a quien concluiría su formación intelectual. Juan Manuel fue un talento universal, docto y cultivador de las

1 José del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 414-417. 2

Pedro de Mercado, Historia de la Provincia, 451.

3 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 13. Memoria de Padres y hermanos que en la flota que se despacho este año de 612 para tierra firme fueron en compañia del Padre Luis de Santillan a la provinçia del Nuevo Reino de Granada en la nao nombrada Nuestra Señora de los Remedios: “Padre Juan Manuel natural de Madrid, arzobispado de Toledo hijo del doctor Perez Manuel y de Doña Maria de Medina, de hedad de 25 años, ocho de compañia, tres de artes y dos de teologia, ordenado de todas ordenes a titulo de ir a las Indias”. 4

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 79-81. 529.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

ciencias5, e incluso de la astrología6. También fue un excelente conocedor de la lengua chibcha7. Su cargo de prefecto de Estudios de la Universidad Javeriana se extendió de 1636 a 16418. El P. Jerónimo Escobar (1596-1673)9 es uno de los grandes intelectuales que ilustraron a las generaciones javerianas durante cuatro décadas. Su imagen como teólogo la describiremos al hablar de la cátedra de Prima. Había llegado a Bogotá en 1637 y la capital virreinal le absorbería los casi cuarenta años de su vida como profesor de teología escolástica10. En diversas oportunidades asumiría la tarea de director de estudios, pero la primera se inició el año de 1642 y duraría hasta 164511. Este difícil cargo lo enfrentó el “catedrático santo” basado en el diálogo personal tan fecundo para el alumno12

5 De Mercado, Historia de la Provincia, I, 457: “Tuvo opinión todo el Reino de que era el hombre más docto que había en toda la provincia y aun fuera de ella, y así le enviaban de muy lejas [sic] tierras casos muy graves y enmarañados para que los desatase con su sabiduría [...] y así acudían a él en cualquiera materia que se dificultaba por ser universal en todas las facultades y ser como un archibo de todas las ciencias”. 6

Ibid. 459.

7 Ibid., 452: “El celo por la salvación de las almas de los indios le obligó a que aún siendo estudiante aprendiese su dificilísima lengua, y habiéndola sabido con perfección la tuvo muy grande en ser operario de los indios en el Colegio de Tunja”. 8 Archivo de San Bartolomé, Libro de grados de la Universidad Javeriana, fol. 6, 61. El 20 de mayo de 1636 firmaba en calidad de Praefectus Studiorum, junto con el P. Rodrigo de Figueroa, un caso de moral (anb, Miscelándea, 54, fol. 507). 9 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 254-258. 10 Se puede verificar este aserto por las dataciones que ofrecen sus numerosos escritos. Todos los catálogos son contestes de esta docencia. 11 Archivo de San Bartolomé, Libro de grados de la Universidad Javeriana, fols. 111 v. y ss. 12 De Mercado, Historia de la Provincia, i, 200-201: “En bajando de su cátedra se quedaba al poste (que llaman) para responder a las dificultades que sus discípulos le proponían cumpliendo esta distribución con la misma exacción que guardaba en el leer. Al tiempo de pasar los hermanos estudiantes acudía al lugar diputado para este ejercicio y soltaba las dudas que se le ofrecían, no sólo a los teólogos sino también a los filósofos, porque a todos ayudaba y enseñaba su caritativa docilidad”.

530.


• anexo 5

y por la autoridad moral que su docencia había labrado en la intelectualidad santafereña13. Damián Buitrago (c. 1596-1650)14 nació en Toledo (España) hacia 159615 e ingresó a la Compañía de Jesús en Villarejo de Fuentes (Cuenca) el 5 de octubre de 161216. Atravesó el Atlántico en la expedición que dirigió el P. Juan Antonio Santander en 161817. Representa una nueva concepción de la visión del jesuita neogranadino en el que se integran los conocimientos teológicos, los compromisos de gobierno y la disponibilidad irrestricta al servicio de la Compañía de Jesús. El primer tramo de su biografía lo dedicó a los indígenas de Duitama18, pero en 1633 fue llamado a Bogotá para encargarse del rectorado del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1633-1639)19. Regresaría a la capital santafereña para desempeñar el cargo de director de Estudios mayores en la Javeriana (1646 y 1647)20. En 1650 fue enviado con el 13 Ibid., 201: “Sino también porque fue como un sol en este nuevo orden que a todos alumbraba, y como un oráculo a quien preguntaban todos. Con curriendo de todas partes muchos a preguntarle casos de conciencia […] y a todos satisfacía con mucha doctitud”. 14

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 146-149.

15

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 53 v. (46 años, catálogo de 1642); fol. 83 v. (53 años, catálogo de 1649).

16 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 83 v. Catálogo de 1649. Sáez, “Los jesuitas en el Caribe insular de habla castellana (1575-1767)”, 23-25; José Luis Sáez, “Buitrago, Damián de”, en Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, de Charles E. O’Neill y Joaquín M.ª Domínguez, i (Roma-Madrid, 2001), 568-569. 17 Del Rey Fajardo, Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela, III, 19: “[…] philosofo de Toledo de veynte y tres años, hijo de Gonzalo Buytrago y Beatriz de Rivera, a oydo curso de artes”. 18 De Mercado, Historia de la Provincia, I, 338. Quizá debió de regresar a Bogotá pues en 1630 pronuncia allí sus últimos votos (Sáez, “Los jesuitas en el Caribe insular”, 24) y también recibe una carta del general de la Orden: arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium, fol. 328 v, Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Damián Buitrago, Roma, 6 de febrero de 1630. En 1632 aparece como superior de Diutama (arsi. N. R. et Q., 1, Epistolae Generalium, fol. 98 v, Carta del P. Mucio Vitelleschi a Damián Buitrago, Roma, 30 de enero de 1633). 19 José Restrepo Posada, “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”, 92. 20 De Mercado, Historia de la Provincia, i, 343. Archivo del Colegio San Bartolomé. Libro de la Universidad y Academia, fundada en el Colegio de la sagrada Religion del dulce nombre de Iesus desta ciudad de Sanctafe; en que se escriven y assientan los examenes que se hazen a los estudiantes en ella y sus aprovaciones y grados que se dan en las 531.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

P. Andrés de Solís y el H. Días a Santo Domingo21 y allí falleció, víctima de la peste, el 10 de marzo de 165122. El P. Esteban Arrótegui (1604-1654)23 nació en Murcia (España) en 1604 e ingresó a la Compañía de Jesús el 25 de abril de 162124. Estudió en España todo el currículum filosófico y teológico25. En 1631 atravesó el Atlántico en la expedición del P. Baltasar Mas, siendo ya sacerdote26. Es una personalidad inédita en la historia de la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino. El 23 de septiembre de 1641 ya aparece en el claustro de la Universidad Javeriana27, donde regentaría la cátedra de Teología28. La carencia de información sobre este ignaciano nos impide descubrir las virtudes que lo llevaron a regentar el cargo de prefecto de Estudios de 1648 a 165129. Falleció en Bogotá el 2 de agosto de 165430.

sciencias y facultades de Artes y sagrada Theologia, en conformidad de las Bulas y breves Apostolicos y Cedulas Reales concedidas a la dicha Religion y sus Colegios. Siendo Secretario della Alonso Rodriguez Vernal, por título de los superiores de la dicha Religion, el qual mando hacer e hizo este libro, fol. 143. 21 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, i, 232-234. 22 arsi, Historia Societatis, 48, fol. 30 v.; de Mercado (Historia de la Provincia, I, 343) dice que falleció en 1650 “de la peste general que infestó la costa de Cartagena e Islas de Barlovento”. 23 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 110-111. 24 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 92. Catálogo de 1649. 25

Agustín Galán García, El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767, 242.

26 Ibid. 27 Archivo del Colegio San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fol. 62. 28

arsi. N. R. et Q., 3, fol. 49 v. Catálogo de 1642.

29

Archivo del Colegio San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fols. 144 y 156 v.

30

arsi, Historia Societatis, 48, fol. 126 r.

532.


• anexo 5

La crisis que vivió la Provincia del Nuevo Reino en la década de 1650-165831 explica quizá el silencio con que las fuentes ignoran este cargo entre 1652 y 1657. A partir de 1658 reasume el cargo de prefecto de Estudios el P. Jerónimo Escobar, hasta el año de 167132. Es evidente que el sabio catedrático de prima theologia tuvo que afrontar esta nueva responsabilidad por la reestructuración que sufrió la Provincia del Nuevo Reino tras la hecatombe de los 63 jesuitas desaparecidos en tan poco tiempo. Un excelente teólogo fue el santafereño Martín de Eusa (c. 16311693)33. Educado en su totalidad en la Universidad Javeriana34, a ella le dedicaría lo mejor de su vida en las diversas cátedras de teología35. El haber tenido que viajar a Panamá para poder recibir la ordenación sacerdotal de manos del obispo de Nicaragua, el filósofo don Alonso Briceño36, significó un cambio ideológico en su carrera docente, pues desde entonces se convirtió en un ferviente discípulo de Duns Escoto. Esta apertura a otra visión filosófico-teológica juzgamos que fue provechosa para la Javeriana pues abrió los horizontes tradicionales de “Escuela” y la hizo más universal. Sus funciones de prefecto de Estudios se desarrollaron entre 1672 y 167837. 31 anb, Curas y Obispos, 36, fol. 317. Representación del P. Gaspar Cujía a la Audiencia de Santafé, Santafé, 12 de abril de 1658. Allí informa que la Provincia había perdido 63 jesuitas. 32 Archivo del Colegio San Bartolomé, Libro de la Universidad, fol. 332. arsi. N. R. et Q., 5. Catálogos breves 1659-1671. 33

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 260-263.

34 En 1651 era Metaphisicus (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 116 v.). El catálogo de 1655 (fol. 116 v.) afirma: “Studuit 3 an. Phil. et 4 Theol.”. 35 apt, Fondo Astrain, leg. 5, Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada. Contienen los años de 1691, 92 y 93, fol. 43: “Volvio a esta corte donde acabada su tercera [probacion] lo pusieron a leer la 3ª catedra de Teologia, Q. es la de moral y prosiguio leyen las otras hasta la de prima”. 36 Ibid.: “Por estar en sede vacante este arzobispado, lo enviaron los superiores a la ciudad de Panamá donde recibió los sacros órdenes, y hizo tanto aprecio de el Padrse el Illustrisimo Sr. Briseño, obispo entonces en aquella ciudad, Q. le presentó dos tomos que había sacado su Señoría sobre Escoto”. 37

Archivo del Colegio San Bartolomé, Libro de la Universidad, fol. 390. 533.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

Una serie de circunstancias extrañas motivó una alternancia en la alta dirección académica de la universidad jesuítica santafereña entre 1678 y 1680. Al partir para Madrid y Roma el P. Antonio Maldonado en 1678, regresaría al cargo el P. Martín de Eusa, pero a su vez este tendría que abandonar Bogotá en 168038 pues en un sermón predicado en la catedral el 28 de junio se sintió aludido el presidente don Francisco Castillo de la Concha, quien lo desterró a Cartagena39. Breve sería la primera presencia del cartagenero Antonio Maldonado (c. 1631-1687)40 en la Prefectura de Estudios de la Universidad Javeriana. Designado en 1678 para el cargo41, se vio obligado a renunciar para representar a la Provincia del Nuevo Reino ante las cortes de Madrid y Roma42. Esta importante misión lo mantendría fuera de Colombia durante tres años (1678-1681)43. Toda su carrera intelectual la llevaría a cabo en la Academia de

38 Archivo del Colegio San Bartolomé, Libro de la Universidad, fol. 429. Desterrado en 1680 por un sermón. 39

agi, Santafé, 531. Real Cédula de 18 de junio de 1683; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 268.

40

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 408-410.

41 Archivo del Colegio San Bartolomé, Libro de la Universidad, fol. 412 v. Elegido procurador a Roma. 42 arsi, Congregationes Provinciales, t. 80, fols. 106 y ss. Algunas informaciones sobre su estancia en Europa trae su compañero de viaje el P. Manuel Rodríguez, El Marañón y Amazonas. Historia de los descubrimientos, entradas y reducción de naciones… (Madrid, 1684), 195 y ss., 368-369. 43 agi, Contratación, 5549, expedición de 1681: “1º. P. Antonio Maldonado, sacerdote, Procurador General de la Provincia del Nuevo Reino, superior de la misión, de Cartagena de Indias, de 50 años de edad, moreno de rostro, alto, delgado, pelo castaño oscuro”.

534.


• anexo 5

San Francisco Javier. Primero como estudiante44 y después como catedrático, recorrería todo el currículum filosófico45 y teológico46. Con la salida intempestiva del P. Martín de Eusa vino a hacerse cargo de la Prefectura de Estudios el P. Pedro Calderón (c. 1638-1708)47. Para más información sobre esta figura cultural del Nuevo Reino nos remitimos a los capítulos referentes a los rectores y a los catedráticos de las diversas facultades. Calderón había atravesado el Atlántico en la expedición de 165848 y todos sus estudios superiores los realizó en la Universidad Javeriana49. Estamos ante una de las grandes personalidades jesuíticas del siglo xvii: en 1672 se integraba al claustro javeriano, primero en la Facultad de Artes y a continuación

44 El catálogo de 1649 dice que había estudiado dos años de Filosofía (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 82 v). El breve de 1651 expresamente dice “Metaphisicus” (fol. 109 v.). Luego, su teología debió de transcurrir entre 1651 y 1655. 45 Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fol. 325 v. (citado por Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 269). Si nos atenemos a la información suministrada por los catálogos deberíamos concluir que la estancia bogotana se inicia en 1661. El catálogo de 1668 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 251) señala que “docuit [...] bis Philosophiam”; así pues, habría que pensar la primera vez de 1661 a 1664 y la segunda de 1664 a 1667. El catálogo de 1664 (fol. 213) dice: “docuit [...] Philosophiam”. Sin embargo, pensamos que la cronología es la siguiente: 1663-1666, primer periodo como profesor de Filosofía; 1667-1669, segundo periodo, pues sustituye al P. Miguel Galindo tras su fallecimiento en 1667, y concluye en 1669, como lo atestigua José Ortiz Morales. Germán Marquínez Argote, Breve tratado del cielos y los astros del maestro javeriano Mateo Mimbela (1663-1736) (San Cristóbal-Santafé de Bogotá, 1999), 19: “El P. Juan Martínez de Ripalda, que acababa de ser pasante en el segundo curso de Artes que acabó de ller este mes de Julio el P. Maldonado”. 46

arsi. N. R. et Q., 5, fol. 23. Catálogo breve de 1671; Marquínez Argote, Breve tratado del cielos y los astros, 28.

47

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 163-168.

48 Damos la nota como exacta por exclusión: si ingresó en 1657 y era novicio en Tunja en 1659 (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 5 v. Catálogo breve, 1659), lógicamente debió de venir al Nuevo Reino de 1658. 49 En 1660 estudiaba humanidades (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 195. Catálogo, 1660); en 1661 se inició en la filosofía (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 1 v. Catálogo breve, 1661); en 1664 estudiaba teología (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 223 v. Catálogo, 1664), y en 1667 actuaba como ministro del Colegio-Seminario de San Bartolomé a la vez que estudiaba el cuarto año de teología (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 10 v. Catálogo breve, 1667).

535.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

en la de Teología50. Se desempeñó como prefecto de Estudios de 1680 a 168451. En 1690 fue enviado por el visitador a España para tratar de resolver los conflictos que se habían generado entre la Javeriana y el Rosario por la cuestión de los títulos universitarios52. A partir de 1684 se nos abre un espacio temporal que abarca aproximadamente cuatro décadas en las que la información es casi nula acerca de los hombres que ejercieron este importante cargo en la Universidad Javeriana. Con todo, en 1691 volvía de nuevo el polémico P. Martín de Eusa53 a encargarse por tercera vez en la segunda mitad del siglo xvii de tan importante misión académica. Las Cartas Anuas del año 1693 trazan la siguiente semblanza del letrado santafereño: Luego que cumplió los dos años le dieron los votos y lo trajo la obediencia al Colegio de Santafé, donde oyó la Philosophia y Teología, en que salió tan consumado, que reconocían todos en él la ventaja, que hacía a sus condiscípulos. […]. Volvió a esta corte donde acabada su tercera lo pusieron a leer la 3ª Cátedra de Theologia, que es la de Moral, y prosiguió leyendo las otras, hasta la de Prima, con tanto lucimiento, y conocido crédito de la Compañía que no había caso arduo o de parte del Señor Arzobispo, o Señor Presidente,

50 Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fols. 365 v.-441; arsi. N. R. et Q., 3, fol. 324. Catálogo, 1678: “Docuit Grammaticam, Philosophiam et Theologiam”. En el catálogo de 1702 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 38) se dice que era “Doctor”. 51

Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fols. 365 v.-441.

52 Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 114-115, 258-259; Uriarte y Lecina, Biblioteca, i, 132 y ss.: “Instrucción del Pe. Diego Francisco Altamirano Visitador y Vº Provincial de la compañia de Jhs en la Provincia del Nuevo Reyno de Granada y Quito para el Pe. Pedro Calderon Procurador a España para negocios de dicha Provincia... fecha en Cartagena a primero del mes de Noviembre de mil seyscientos y noventa y dos”. Memorial del Reverendissimo Padre Maestro Pedro Calderón, de la Compañia de Jesvs, Procurador General de la Provincia del Nuevo Reyno, y Quito, presentado en el Real, y Supremo Consejo de las Indias en 30 de Marzo de 1693. En respuesta de otro impreso del Reverendissimo Padre Maestro Fr. Ignacio de Quesada del Orden del Santo Domingo, Procurador General de su Provincia de Santa Cathalina Mártir de Quito. Dalo a la estampa Don Gerónimo Lezcano y Sepulbeda, Doctor en ambos Derechos. Impreso con licencia en Colonia en la Oficina de Hermano Dehmen, año de 1695. 53

536.

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 1. Catálogo breve de 1691.


• anexo 5

o Real Audiencia, en que no fuere consultado, siendo siempre muy atendidas y veneradas sus respuestas. En boca de todos era el oráculo del Reyno. Unos decían de el que era como una fuente, que en abriéndola echaba christalinas aguas de doctrina. Otros decían, que no ignoraba cosa54.

En 1696 encontramos al frente de los estudios javerianos al santafereño Andrés de la Barrera (1641-1701)55. Toda su formación intelectual la recibió en la Universidad Javeriana56 y a su alma mater le retribuiría con la docencia en artes (1675-1678)57, para seguir después en la Facultad de Teología con su currículum completo58: moral (1678-1681), vísperas (1681-1684) y prima (1684-1698). Tenemos noticia de que en 1695-1696 estuvo a su cargo tanto la dirección rectoral de la Universidad Javeriana como su Prefectura de Estudios59. Se cerraría el siglo xvii con la gerencia del antioqueño José Matías Herrera (1659-1716)60. Hijo de la Academia de San Francisco Javier, donde

54 apt, Fondo Astrain, leg. 5, Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada. Contienen los años de 1691, 92 y 93, fol. 43. 55

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 129-132.

56 Archivo de San Bartolomé, Libro de grados de la Universidad Javeriana, fol. 278 v.; Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 264. 57 Marquínez Argote, Breve tratado del cielos y los astros, 32; Archivo de San Bartolomé, Libro de la Universidad y Academia, fol. 392. 58 Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 264: “Padre Andrés de la Barrera, catedrático de filosofía y teología hasta la de prima y prefecto de los estudios, rector del Colegio de San Bartolomé, del Máximo de Santafé y de Universidad y del Colegio de Cartagena”. 59 Ibid.; apt, leg. 26, Letras Annuas 1694-1698, fol. 70: “Era al presente Rector de la academia el Padre Provincial Juan Martínez Rubio por muerte del Padre Fernando Monterde, Rector de nuestro Collegio Máximo que lo es juntamente de nuestra Escuela. Seríalo al tiempo de los grados el Padre Provincial para entrambos oficios, al Padre Andrés de la Barrera, que acababa de leer la Cathedra de prima”. 60

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 352-354. 537.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

adquirió toda su formación intelectual61, regresaría a la capital santafereña para hacerse cargo de la enseñanza de la filosofía (1690-1692)62. Culminaría en la cátedra de Prima63: moral (1692-1695), vísperas (1695-1698) y prima (1698-1704). A pesar de su salud enfermiza tuvo un papel protagónico al solicitar, en nombre del Colegio Mayor de San Bartolomé, la fundación de cuatro cátedras de cánones y leyes64. Como prefecto de estudios debió actuar, al menos, entre 1698 y 170065. En 1711 nos encontramos con el P. Juan Manuel Romero (16631726)66 como prefecto de Estudios67, cargo en el que permanecía en 171268. Este jesuita santafereño había realizado todos sus estudios superiores en la Universidad Javeriana69 y en ella laboraría como profesor de todo el currículum javeriano70: filosofía (1695-1698), moral (1698-1702), vísperas (17021704) y prima (1704-1711). 61 Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 265. En 1678 estudiaba teología (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 315). 62 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 1: “Philosophiae Professor”. Catálogo breve de 1691. 63 Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 265: “catedrático de filosofía y teología hasta la de prima, prefecto de los estudios, rector del colegio de San Bartolomé”. 64

Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 261-262.

65 Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 265. 66

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 601-604.

67

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 67. Catálogo de 1711.

68

Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 330.

69 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 380. Catálogo de 1687. Estudió tres años de filosofía y uno de teología “extra” y tres de Teología “intra”. El catálogo de 1702 afirma que estudió tres años “extra” y cuatro “intra” (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 38 v.). arsi. N. R. et Q., 3, fol. 384. Catálogo de 1684: “Theologus”. Pensamos que debió de estudiar la teología de 1681 a 1685. 70 Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 264, n.º 431: “Padre Juan Manuel Romero, catedrático de filosofía y teología hasta la de prima, prefecto de los estudios, rector del Colegio Mayor del San Bartolomé [tachado: y del Colegio de Tunja]”. ARSI. N. R. et Q., 4, fol. 38 v. Catálogo de 1702: “Docuit Grammaticam, Philosophiam et Theologiam”.

538.


• anexo 5

Continuador de la gestión del P. Juan Manuel Romero fue el antioqueño Andrés de Tapia (1671-1716)71, quien en 1713 había asumido las delicadas funciones del prefecto de Estudios72. Toda su formación intelectual procedía de la Universidad Javeriana, donde culminó sus estudios en 169573. Recorrió como catedrático todo el currículum filosófico-teológico de su alma mater74: artes (1701-1704), moral (1704-1707), vísperas (1707-1711) y prima (1711-1715)75. El santafereño José Antonio de las Varillas (1665-1728)76 personifica la visión del gerente como prefecto de estudios de la Universidad Javeriana, al menos de 1716 a 171977. Toda su educación universitaria la recibió en la Academia de San Francisco Javier (1682-1690)78. Llama la atención que como catedrático solamente fungiera como profesor de teología moral de 1695 a 169879 y que dedicara la mayor parte de su biografía a regentar algunos colegios y ocupar cargos administrativos. La mejor expresión de su espíritu

71

José Del Rey Fajardo, Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial, 313.

72

Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 332.

73

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 44. Catálogo de 1702.

74 Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 265: “Padre Andrés de Tapia catedrático de filosofía y teología hasta la de prima, rector del colegio San Bartolomé y del de Cartagena [tachado: todos] tres cuñados del Marqués de San Juan de Rivera”. Y en la página 286: “Los padres Matías, Diego, Francisco y Andrés de Tapia, hermanos. […]. El padre Andrés, doctor teólogo, maestro de filosofía y en su universidad prefecto de sus estudios, y rector del Colegio de San Bartolomé y del de Cartagena”. 75

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 57. Catálogo breve de 1711: “Professor Theologiae primarius”.

76

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 716-719.

77

Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 339, 345.

78 La filosofía, entre 1682 y 1685 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 348: “Philosophus”, año 1684). El catálogo de 1687 afirma que “Docuit Grammaticam per annum” (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 380), lapso que hay que interponerlo entre los estudios de filosofía y los de teología. 79 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 59. Catálogo de 1711. Sin embargo, el ciclo de docencia, pensamos, se había concluido para 1702, según datos del catálogo de ese año (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 44).

539.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

de servicio a los intereses de la Provincia del Nuevo Reino radica en su elección como procurador ante las cortes de Madrid y Roma (1720-1724)80. En 1721 volvía el P. Juan Manuel Romero a asumir la Prefectura de Estudios, mientras se desempeñaba como rector del Colegio Mayor de San Bartolomé81. Un hombre clave para entender el tránsito del siglo xvii al xviii en la Provincia del Nuevo Reino es el P. Mateo Mimbela (1663-1736)82. Sobre este ilustre jesuita hemos tratado tanto en el capítulo de los rectores como en el relativo a los profesores de artes. Hombre de gran experiencia en el campo de las ciencias y de la función social de la universidad, regentaría la Dirección de Estudios, pensamos, de 1725 a 173083. En 1730 parece retornar la información más seguida sobre tan importante tema y así descubrimos al bogotano Diego Terreros (1682-¿?)84 en la misión de dirigir los estudios en la Academia de San Francisco Javier (1730-1734)85. Toda su carrera universitaria transcurrió en la universidad jesuítica santafereña y la culminó hacia 170486. Su dedicación a las ciencias eclesiásticas la inició en la Facultad de Artes (1719-1722) para seguir después en la de Teología. Se inició en la cátedra de Vísperas (1722-1730) y culminó en la de Prima (1730-1734)87. Hombre de talento universal, dedicaría al cursus honorum gran parte de su futura biografía. 80

arsi, Congregationes Provinciales, t. 88, fols. 322 y ss.; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 193-198.

81

Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 349-352.

82 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 466-472. 83 anb, Notaría 3, t. 160 (año 1728), fol. 4 v.; anb, Notaría 3, t. 160 (año 1730) fol. 9. 84

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 671-673.

85

Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 375.

86 En 1702 había estudiado un año de teología (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 39 v.); arsi. N. R. et Q., 4, fol. 57. Catálogo breve de 1711. Ignoramos por completo su actividad entre 1705 y 1711. Según el catálogo de 1711 (Ibid., fol. 60) toda su actividad fue: “Docuit Grammaticam. Operarius hispanorum”. 87 En 1718 residía en el Colegio-Seminario de San Bartolomé con el cargo de ministro (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 163). En 1720 enseñaba filosofía (Ibid., fol. 199 v.). Al fallecer el 9 de noviembre de 1722 el P. Juan

540.


• anexo 5

En 1734 se interrumpe la tradición de presidir los estudios universitarios jesuíticos santafereños los ignacianos nacidos en el Nuevo Reino para dar paso a un catalán que había atravesado el Atlántico en 172388. El P. Ignacio Ferrer (1694-1759)89 sería el continuador del P. Terreros al frente de los estudios de la Javeriana (1734-1735)90. Fue catedrático de artes (1728-1731)91 y profesor de prima theologia (1734-1735), función que debió interrumpir para viajar a Caracas a fin de fundar un colegio en la capital venezolana92. En 1735 se recobraba la tradición criolla con el nombramiento del P. José de Rojas (1688-1755)93. Toda su formación académica la recibió en la Universidad Javeriana (1709-1716)94. Hombre de cualidades humanas y científicas, tuvo la de Tejada, lo sustituyó el P. Terreros (Quecedo, “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños, Ecclesiastica Xaveriana, n.o 2 [1952]: 245). 88 agi, Contratación, 5549, expedición de 1723: “9. Padre Ygnacio Ferrer, sacerdote natural de Olot en Cataluña, de edad de 29 años, delgado de cuerpo, moreno, ojos y pelo negro”. 89

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 274-277.

90

Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 375.

91 Nos basamos para establecer esta fecha en el manuscrito In Logicam, del P. Ignacio Ferrer, que reposaba en la Biblioteca del Colegio de San Bartolomé (La Merced) en Bogotá, Sección de Manuscritos y Libros Antiguos. El texto concluía con las siguientes palabras: “[...] finem imposuit die 24 julii anno mdccxxix”. Esto quiere decir que el curso comenzó en 1728. [El Mss. lo consultamos en 1967, pero en la actualidad ha sido sustraído de su lugar primigenio]. 92 En 1735 recurre el provincial P. Jaime López al P. Ignacio Ferrer para que defienda al P. Bernardo Rotella, misionero del Orinoco, acusado de contrabando (anb, Reales Cédulas, t. 9, fol. 838, Carta del P. Jaime López al Oidor José Martínez Malo, Santafé, 27 de junio de 1737). La estancia la confirman los catálogos de 1736 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 236 v.) y 1738 (Ibid., fol. 274). En noviembre de 1746 escribía el P. Ferrer un memorial resignando los bienes de la fundación en manos del Sr. Obispo (agi, Santo Domingo, 716. Testimonio sobre fundación de Caracas, n.º 1. El mismo documento se encuentra en ANCh, Jesuitas, 211). 93 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 588-591. 94 Según el catálogo de 1720 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 221) estudió: dos años de humanidades, tres de filosofía y cuatro de teología. En 1713 había cursado tres años de filosofía (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 114 v.). Según esta información, habría concluido su formación en 1716. En 1715 actuaba como pasante en el ColegioSeminario de San Bartolomé (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 138).

541.


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flexibilidad de manejarse tanto entre los indígenas del Casanare (1718-172195 y 1741-1749)96 como entre los universitarios de Santa Fe (1728-173597 y 17381741)98. Según William Jaramillo, era prefecto de Estudios el 16 junio 173699. También nos consta que se mantenía en ese cargo entre 1738 y 1739100. Una personalidad original y rica es la del antioqueño José Molina (1689-¿?)101. La Universidad Javeriana fue su casa de formación intelectual, primero como alumno del Colegio Mayor de San Bartolomé102 y después como miembro de la Compañía de Jesús103. En la calidad de miembro activo 95 El catálogo de 1720 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 221) señala que llevaba en misiones tres años. 96 José Gumilla, Escritos varios (Caracas, 1970), 275: Carta del P. Manuel Román al P. José Gumilla, Cabruta 11 de junio de 1741: “En la isla de Santo Domingo el P. Joseph Roxas; no el que fue Secretario que está de cura en Pauto o Manare” (cfr. agi, Santo Domingo, 716). Gilij, Ensayo de historia americana, ii, 154: “Vi en el año 1749 en el río Cravo a unos mil guahívos que por las muestras de contento que daban, tanto de su misionero el P. Roxas, persona de edad y muy buena” (véase también I, 66). 97 En 1733 aparece en el claustro (Archivo de San Bartolomé, Libro de grados: 1733-1756, fol. 1). Según el mencionado Libro de grados (fol. 24 v.), a fines de 1735 ya era el P. Rojas rector de San Bartolomé. 98 Según Francisco Quecedo (“Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”, 248-249), el mismo padre Rojas afirma en el prólogo de su manuscrito De proemialibus Theologiae que había enseñado durante siete años continuos la teología especulativa y práctica, y que un honor conferido por la obediencia le alejó por al­gún tiempo de la enseñanza, pero vuelve de nuevo a su antiguo cargo hacia el que siente inclinación por su amor a la lectura y a la ciencia. Estas afirmaciones las proclama en octubre de 1738 y el honor al que parece hacer referencia es el rectorado del Colegio-Seminario de San Bartolomé, que se extiende de enero de 1736 a octubre de 1738. José Restrepo Posada, “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (16051767)”, 98. En consecuencia, sus siete años ininterrumpidos de docencia teológica en la Javeriana deben correr de 1728 a 1735. 99

Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 379.

100 Manuscrito de la Academia de la Historia, Bogotá, De proemialibus Theologiae. En 1739 permanecía en dicho cargo (Archivo de San Bartolomé, Libro de grados: 1733-1756, fol. 63). 101 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 476-479. 102 Ingresó al Colegio de San Bartolomé el 15 de octubre de 1704 (Archivo de San Bartolomé, Libro de colegiales, fol. 123 v.). 103

542.

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 68. Catálogo breve, 1711.


• anexo 5

del claustro universitario se desempeñaría como profesor de artes (1722-1725), moral (1725-1726), vísperas (1730-1733)104, prima (1737-1738) y como prefecto de Estudios (1739-1743)105. Un conflicto informativo se nos presenta para el periodo 1743-1745 pues, aparentemente, coinciden en el ejercicio del cargo de director de Estudios los PP. Simón Vinans y Francisco Cataño. En la biografía del belga Simón Vinans (1669-1759)106 podemos distinguir tres grandes etapas: la europea (1687-1705), que abarca su formación intelectual y su docencia de gramática en Cortrique y humanidades y retórica en Dunquerque107; la estancia neogranadina, que comprende dos vertientes bien disímiles: la primera (1705-1723) estuvo dedicada a los ministerios sacerdotales, tan distantes como son las misiones de Casanare o dirigir el Colegio de Mompox108. Conjeturamos que su etapa académica en la Universidad Javeriana se inicia en 1723 y perdura hasta su muerte, en 1759109. Al parecer, fue el fundador de la cátedra de Sagrada Escritura en 1723 y es probable que fuera el único catedrático hasta 1742110. Según el Libro de grados fue director de Estudios de 1743 a 1745111. 104 El catálogo de 1736 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 234 v.) nos ofrece los siguientes rasgos biográficos: “Docuit Grammaticam, Philosophiam et Teologiam moralem et scholasticam. Bis Minister. Superior. Socius Provincialis”. 105

Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 390-391.

106

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 733-734.

107

Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, viii, 1305-1306.

108

Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 733.

109

Biblioteca Nacional de Bogotá, Mss. 105, Libro de la Sacristía del Colegio de Tunja, fol. 162 v.

110 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 264. Catálogo de 1738. Con ese título figura en las aprobaciones que da a la Novena de San Pablo del doctor José de Texeira y Mena y la Novena de Nuestra Señora del Socorro del doctor Bernardo José García (Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 436). Véase la aprobación de la Novena En honor de María Santísima En su advocación del Socorro Que saca a Luz el Doctor don Bernardo Joseph Garzía, Clerigo Presbytero. En Santa Fe de Bogotá. En la Imprenta de la Compañía de Jesús. Año 1741. 111 Archivo de San Bartolomé, Libro de grados: 1733-1756, fols. 104 v.-112. 543.


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Por otra parte, si nos atenemos a la información que aduce Jaramillo Mejía, en 1743112 se desempeñaba en tan delicada misión el P. Francisco Cataño (1678-1755)113, quien llegó a la Dirección de Estudios de la Academia de San Francisco Javier en la madurez de su vida. Su formación académica la llevó a cabo en la Casa del Saber jesuítico de Santafé de Bogotá114. Concluida su formación jesuítica, regresó al claustro: moral (1710-1716)115, vísperas (1718-1722)116 y prima (1722-1730)117. Elegido procurador a Madrid y Roma, interrumpió su docencia universitaria (1730-1735)118. Al regresar de Roma, el P. Diego Terreros asumió la Dirección de Estudios de la Universidad Javeriana por un largo periodo (1745-1751)119. Le sucedería en el cargo el P. José Molina (1751-1753)120. Tras la gestión de los jesuitas intelectuales y gerentes viene la del momposino Pedro Choperena (1708-1763)121. Catedrático a dedicación 112 Ibid. 113 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 202-204. 114 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 41. Catálogo, 1702. Figura entre los alumnos ilustres del Colegio-Seminario de San Bartolomé (Guillermo Hernández de Alba, Documentos para la historia de la educación en Colombia, III, 78); Daniel Restrepo, El colegio de San Bartolomé, I (Bogotá, 1928): 120-121. 115

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 57. Catálogo breve, 1711. Catálogo de 1713 (ibid., fol. 113 v.).

116 El catálogo de 1718 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 157 v.) estatuye: “Docuit Theologiam Moralem nunc Scholasticam”. Lo mismo el de 1720 (ibid., fol. 199 v.). Catálogo de 1720. 117

Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 358, 359, 362.

118 apt, leg. 132, fol. 313. Debió de salir de Cartagena el 12 de julio de 1730 (anb, Miscelánea, t. 56, fol. 543, Carta del P. Mimbela al Obispo de Pamplona, Santafé, 2 de agosto de 1730); agi, Contratación, 5549, expedición de 1735. Al llegar a Bogotá se residenció en el Colegio Máximo de Santafé (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 226. Catálogo, 1736). 119 Archivo de San Bartolomé, Libro de grados: 1733-1756, fol. 113 (13 de junio de 1745); fol. 131 (28 de febrero de 1748). Después salta el libro de 1748 a 1751. 120 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 298. Catálogo breve, 1751. Catálogo de 1753 (ibid., fol. 304 v.). Archivo de San Bartolomé, Libro de grados: 1733-1756, fol. 142 v. 121 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 233-236. 544.


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exclusiva, recorrería todo el ciclo curricular de la Universidad Javeriana: artes (1737-1740)122 y sin pasar por la cátedra de Teología Moral asumiría la de Vísperas (1741-1747)123, y a continuación la de Prima (1748-1763)124 hasta su muerte. Sucesor de Pedro Choperena sería el catalán José Pagés (1709-¿?)125, quien había atravesado el Atlántico en la expedición de 1743126. Toda su formación intelectual la había recibido en España. Hombre de ciencia teológica, sería profesor de teología en la cátedra de Vísperas (1748-1757)127 y de Prima (1763-1767)128 tras su regreso de Roma y Madrid129. Fue director de Estudios de 1763 a 1767130.

122 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 264 v. Catálogo de 1738. 123 Jaramillo Mejía, Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 404. 124

anb, Notaría 1.ª, t. 175, fol. 84; arsi. N. R. et Q., 4, fols. 298, 300, 347, 349.

125 Del Rey Fajardo. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 528-531. 126 agi, Contratación, 5549, expedición de 1743: “12. El Padre Joseph Pages, sacerdote, natural de la ciudad de Barcelona en su obispado, de edad de treinta y tres años. Buen cuerpo, moreno, pelo negro, barba poblada, ojos negros, dos señales de herida, una en la frente y otra en la barba”. Y en el folio 7 v. del expediente dice que salió para Cartagena el 7 de enero de 1743. 127 El catálogo breve de 1751 lo reseña como catedrático de vísperas (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 298); el de 1753 (ibid., fol. 304 v.) como catedrático de teología especulativa; el de 1756 (ibid., fol. 347) lo ubica en la hacienda de Tena dedicado a ministerios espirituales; el de 1763 (ibid., fol. 349 v.) dice que fue profesor de retórica de los jesuitas que se preparaban al estudio de la filosofía y profesor de Sagrada Escritura; y el breve de 1763 (ibid., fol. 374), profesor de prima y prefecto de estudios de la Javeriana. 128 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 374. Catálogo breve de 1763. Catedrático de Prima el 27 de marzo de 1764 (anb, Colegios, iii, fol. 846). 129 A finales del año 1758 se encontraba en España (agi, Santafé, 409. Memorial del P. José Pagés al Rey, 1758). Y en 1761 ya había regresado a Bogotá (Vargas Jurado, Diario, 59). 130 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 374. Catálogo breve de 1763. En 1764 continuaba en las mismas funciones. Luis Carlos Mantilla, Fuentes para la historia demográfica de la vida religiosa masculina en el Nuevo Reino de Granada (Santafé de Bogotá: Archivo General de la Nación de Colombia, 1997), 70.

545.


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Cerraría el ciclo de la presencia jesuítica en la Universidad Javeriana con el cargo de prefecto de Estudios el P. Juan Francisco Granados (17061767)131. Había atravesado el Atlántico en la expedición de 1735132 y con sus estudios eclesiásticos ya concluidos133. En la Universidad Javeriana se desempeñaría primero como profesor de teología moral (1738-1740)134 y, curiosamente, se haría cargo después de la docencia de la filosofía (17401743)135. También dedicaría una década de su biografía al apostolado con los negros en Cartagena (1753-1763)136. La expulsión de 1767 lo sorprendió en la Universidad Javeriana, donde se desempeñaba como director de Estudios Superiores137. La muerte salió a su encuentro cerca de Honda, el 9 de agosto de 1767, cuando seguía a los miembros de su comunidad camino del destierro138.

131 Del Rey Fajardo, Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 326-327. 132 agi, Contratación, 5549, expedición de 1735: “9º. Padre Juan Francisco Granado, sacerdote de treinta años, natural de Barvastro, ovispado de Aragon, pequeño de cuerpo, blanco, buena gracia y un poco calvo”. 133 El catálogo de 1738 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 265) estatuye que estudió tres años de filosofía y tres de teología “extra”, mientras que los de 1753 (fol. 309) y 1763 (fol. 355 v.) aseveran que fueron tres años de filosofía y cuatro de teología. 134 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 265. Catálogo 1738: “Docet nunc Theologiam Moralem”. 135 Como el profesor acompañaba a sus alumnos durante un trienio, es posible que la docencia filosófica de Granados vaya de 1740 a 1743. Véase el Mss. 257 de la Biblioteca Nacional de Bogotá (Quecedo, “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”, 286). 136 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 309. Catálogo de 1753, catálogo de 1756 (fol. 347 v.) y catálogo de 1763 (fol. 355 v.). 137 Pacheco, “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”, 30. 138 anb, Temporalidades, 7, fol. 278: “Para completar la c. nomina de sujetos que me envia S. Exa. han faltado dos, el uno quedo enfermo en las Guaduas que es el P. Melchor de Moya y el otro Francisco Granados, que murió llegando a las Bodegas y actualmente se le quedan haciendo los sufragios en la parroquial”. Oficio de José Palacios al Señores oficiales reales de Mompox, Honda, 10 de agosto de 1767. 546.


ş anexo 6



Superiores de la misión de los Llanos y el Orinoco josé del rey fajardo, s. j.

1. 2. 3. 4.

Ignacio Cano (1661-1664)1. Antonio Monteverde (1664-1668)2. Juan Fernández Pedroche (1668-1672)3. Agustín Rodríguez (1672-1673)4.

1 Rivero, Historia de las misiones, anb, Gobierno, t. 2, fol. 398: nombramiento como cura de Pauto, 26 de marzo de 1661; anb, Tierras Boyacá, t. 21, fol. 847: firma un memorial, como superior, en diciembre de 1661. 2 arsi. N. R. et Q., 3, fol. 213. Catálogo de 1664. El 22 de enero de 1665 firmaba como superior la carta al Real Acuerdo: rhm, 203-206. 3 arsi. N. R. et Q., 5, fol. 12. El 30 de septiembre aparece en el catálogo de 1668 como superior. El provincialato del P. Gaspar Vivas se extiende de 1668 a 1672 (Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 88). Sin embargo, el 14 de septiembre de 1668 se reunía la Congregación Provincial del Nuevo Reino, convocada por el P. Hernando Cavero como provincial (arsi, Congregaciones Provinciales, t. 77, fol. 267). A partir de esa fecha pudo efectuarse el cambio del P. Cavero por el P. Vivas y por ende los demás superiores. Lo curioso es que el P. Fernández Pedroche aparecen el catálogo breve de 1668 como superior (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 15), y en el trienal de 1668 todavía se señala al P. Monteverde como superior (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 250 v.) y ambos están fechados el 30 de septiembre. 4 De Mercado, Historia de la Provincia, ii, 371. No podemos precisar en qué mes se realizó la transmisión de mando, pero tuvo que realizarse a lo largo del primer semestre de 1672, pues el 2 de febrero de 1672 el P. Fernando Arias pronunciaba sus últimos votos en la Misión de los Llanos ante el P. Juan Fernández Pedroche, superior. Sin embargo, el 15 de agosto de ese mismo año los pronunciaba el P. Ortega ante este y el documento ya no subraya que era superior (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 344). Como fecha de salida de los Llanos tuvo que

549.


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5. 6. 7. 8. 9.

Pedro Ortega (1673-1678)5. Juan Fernández Pedroche (1678-1681)6. Felipe Gómez (1681-1684)7. Juan Fernández Pedroche (1684-1688)8. Felipe Gómez (1688-1692)9.

ser en 1673, ya que se tuvo que retirar por enfermo (de Mercado, Historia de la Provincia, ii, 377) y murió de hidropesía en Bogotá el 12 de marzo de 1674 (arsi. N. R et Q., 3, fol. 343, Supplementum Catalogi huius Provinciae Novi Regni et Quiti ab anno 1671. Sin embargo, en el Catalogus tum eorum qui in Societatem admissi sunt, tum etiam illorum... fol. 312 tan solo dice que murió en Santafé en 1674). 5 Aunque el primer documento que hasta el momento certifica que el P. Ortega era superior de las Misiones data del 21 de marzo de 1676 (anb, Poblaciones Boyacá, t. 2, fols. 75-75 v.), sin embargo, creemos que su acción debió de comenzar tras el retiro del P. Rodríguez de las misiones y se prolongó hasta 1678, fecha en que fue reemplazado por el P. Juan Fernández Pedroche. 6 arsi. N. R. et Q., 15-II, Resulta de la visita de la Mission de los Llanos, hecha por el P. Joseph de Madrid, Visitador y ViceProvincial del Nuevo Reyno, en el mes de febrero de 1678, fol. 16. Para el fin del mandato véase Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 99. 7 Con el cambio de provincial se renovaba la Provincia, y si el P. Felipe Gómez era superior en 1684, según aparece en el catálogo de 1684 (arsi. N. R. et Q., 3, fol. 358 v.), y el catálogo parece fechado el 15 de julio de ese año (ibid., fol. 346) y rubricado por el P. Juan Martínez Rubio, a todas luces su gestión obedece a ese lapso de tiempo. El P. Juan Martínez Rubio fue sustituido por el P. Juan de Santiago el 5 de agosto de 1684 (Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito 1570-1774, i, 271). 8 El P. Altamirano llegó a Cartagena el 30 de agosto de 1688 (Pacheco, Los jesuitas en Colombia, ii, 207). En consecuencia, los cambios debieron de llevarse a cabo con posterioridad. En todo caso, el catálogo breve de 1687 confirma que el P. Juan Fernández Pedroche era superior en ese año y por ende durante todo el lapso (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 26). 9 Por la correspondencia del P. general de la Compañía de Jesús con el Provincial del Nuevo Reino vemos que fue mandado destituir, creemos que en 1692. En carta del 15 de agosto de 1693, escribe el P. Tirso González: “Lo que no nos puede agradar es aquella acción tan imprudente, que yo llamaría inhumana, del P. Felipe Gómez de haber dejado solos en aquel peligroso páramo los tres nuevos Misioneros que llevaba consigo; gracias a Dios que no les sucedió desgracia alguna. Esta sola acción es bastante argumento de que no era capaz para el gobierno de aquellas Misiones” (apt, leg. 132, fol. 77). El catálogo breve de 1691 señala al P. Felipe Gómez como superior de la Misión (arsi. N. R. et Q., 5, fol. 5).

550.


• anexo 6

10. Fernando Monterde (1692-1696)10. 11. Martín Niño (1696-1700)11. 12. Alberto Buckowski (1700-1703)12. 13. Juan Fernández Pedroche (1703-1706)13. 14. Pompeyo Carcasio (1706-1709)14. 15. Alberto Buckowski (1709-1711)15. 16. Ginés Marín (1711-1713)16. 17. Juan Capuel (1713-1723)17. 18. José Gumilla (1723-1729)18. 10 Testimonio de que fue superior en las misiones de los llanos lo ofrecen las Letras annuas de 1694-1698 (apt, leg. 26, fol. 118). El inicio lo ofrece la destitución del P. Felipe Gómez. El final las propias Letras annuas (fol. 118): “Pero al año y medio de su rectorado nos lo quitó la muerte”. Falleció el 15 de abril de 1698 (ibid., fol. 117 v.). 11 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 38. Catálogo de 1702: “3 Rector. Semel Superior Planorum”. 12

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 43 v. Catálogo de 1702.

13 anb, Real Hacienda, t. 23, fol. 551: menciona en 1704 al P. Pedroche como superior de la misión. Y para 1705 existe otro testimonio en anb, Miscelánea, t. 57, fol. 438. 14 apt, leg. 132, fol. 189: “Cuando visite V. R. las Misiones se informará de el Padre Pompeo Carcasio Superior de ellas, y de el modo que ha tenido en gobernar y tratar a sus súbditos y si es verdad que ha introducido el obligar a los indios a las Hilanzas para que tengan ese útil los Gobernadores y hallando que este cargo subsiste dará V. R. al Padre una muy buena penitencia, de forma que sirva a los otros de ejemplar pues el amor y caridad con que los Nuestros deben mirar por esos Neófitos no permite que se les añada peso, sino que se resista, conforme la mente Real, a los que se les procuran injustamente cargar”. Carta del P. Tamburini al P. Francisco Sierra, Roma, 14 de septiembre de 1710. Cualquier duda que pudiera ofrecer la interpretación del texto transcrito la desecha el resumen final de la carta (fol. 190 v.): “2. Que vea cómo se ha portado en los Llanos siendo Superior el P. Carcasio”. 15

A finales de 1711 residía ya en Bogotá (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 57. Catálogo breve de 1711).

16

arsi. N. R. et Q., 4, fol. Catálogo breve de 1711.

17 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 119. Catálogo de 1713; arsi. N. R. et Q., 4, fol. 137 v. Catálogo de 1715; ibid., fol. 162 v. Catálogo de 1718; ibid., fol. 221. Catálogo de 1720. De su designación por parte de Roma nos consta: para 1716 (apt, leg. 132, fol. 213, Carta del P. Tamburini a Mimbela, Roma, 16 de marzo de 1715); ratificado para el trienio de 1720 (apt, leg. 132, fol. 247, Carta del P. Tamburini al P. Meaurio, Roma, 13 de mayo de 1719). 18

apt, leg. 132, Carta del P. Tamburini al P. Francisco Antonio González, Roma, 27 de marzo de 1723, fol. 263. 551.


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19. Juan Rivero (1729-1736)19. 20. Pedro Fabro (1736-1738)20. 21. Agustín de Salazar (1738-1744)21. 22. José Gumilla (1744-1747)22. 23. Domingo Scribani (1747-1751)23. 24. Antonio Ayala (1751-1754)24. 25. José Gereda (1754-1757)25. 26. Manuel Padilla (1757-¿1760?)26. 27. Manuel Castillo (1759-1763)27. 28. Antonio Ayala (1763-1767)28. 29. José Gereda (1767)29.

19

Gumilla, Carta de edificación, 41 (n.º 20). Ribero falleció el 17 de agosto de 1736: Gumilla, Breve noticia, 23.

20 anb, Asuntos Eclesiásticos, t. 3, fol. 288. Agustín Cavero de Guzmán declara que el P. Fabro era superior en 1736. arsi. N. R. et Q., 4, fol. 273. Catálogo de 1738. 21 La única referencia de que disponemos es el testimonio de Francisco Agustín González de Acuña. Alcalde ordinario de Santa Rosa de Chire, quien testifica que desde el 30 de mayo de 1742 al 31 de mayo de 1743 el superior era el P. Agustín Ignacio de Salazar y residía en Betoyes (agi, Santafé, 306). 22 anb, Temporalidades, t. 5, fol. 789: como superior de las misiones pide dos títulos: uno de alguacil mayor y otro de notario. 23 En 1748 ya era superior (Gilij, Ensayo de historia americana, iv, 392). En 1751 permanecía en el cargo (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 299. Catálogo de 1751). 24

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 301 v. Catálogo breve de 1753.

25

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 348. Catálogo breve de 1756.

26 El catálogo de 1763 dice que fue superior de las misiones (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 359 v.), así pues, el espacio hábil para dicho cargo es el asignado por nosotros. 27

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 359 v. Catálogo de 1763.

28

Fue dos veces superior.

29 Archivo de Archivum Historicum. Armadio, F-10. Catálogo de Archimbaud, n.º 4474. 552.


• anexo 6

Superiores de la misión del Orinoco 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 30

José Gumilla (1731-1737)30. Manuel Román (1737-1745)31. Bernardo Rotella (1745-1748)32. Manuel Román (1748-1754)33. Roque Lubián (1754-1757)34. Manuel Román (1757-1761)35. Felipe Salvador Gilij (1761-1765)36. José María Forneri (1765-1767)37.

agi, Caracas, 391, Carta del P. José Gumilla a don Carlos de Sucre, 23 de febrero de 1733.

31 No podemos precisar la fecha ni el documento del nombramiento de Román como superior, pero sus actuaciones comienzan tras la salida del P. Gumilla de las misiones. Sospechamos que para marzo de 1737 había tomado posesión del Colegio de Cartagena (agi, Santafé, 400. Carta de Guillermo Duez, Santafé, 1.o de marzo de 1737 (Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 469). 32 vno, 142. Falleció en el ejercicio del cargo el 20 de enero de 1748: vno, 146. 33 vno, 147. Ciertamente aparece como superior del Orinoco en los catálogos de 1751 y 1753 (arsi. N. R. et Q., 4, fols. 299, 313). Así lo confirman una Carta del P. Manuel Román al P. Alonso de Hinistrosa, Orinoco, 28 de noviembre de 1750 (agi, Santo Domingo, 634), y la Carta del P. Manuel Román al Rey, Carichana, 11 de mayo de 1752 (agi, Santafé, 670). 34

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 348 v. Catálogo de 1756.

35 agi, Santo Domingo, 639, Carta del P. Manuel Román a don Joseph Ygnacio de Goyeneche, Carichana, 30 de abril de 1758: “Por conducto del Goberno de Cumaná, llega a mis manos (como superior que me hallo de estas Misiones)" (cursivas propias). En 1761 se hallaba ciertamente en Bogotá como rector de la Universidad Javeriana: agi, Santafé, 395. Carta de la Audiencia al Rey, Santafé, 28 de septiembre de 1763. Véase José Abel Salazar, Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reino de Granada (1563-1810) (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1946), 680; Pacheco, Los jesuitas en Colombia, iii, 412-413. Asimismo, el 13 de octubre de 1761 visitaba la hacienda de Doyma en su calidad de rector del Colegio Máximo y Viceprovincial (anb, Temporalidades, t. 18, fol. 886). En 1762 se dirige al virrey en favor del rector del Colegio de Maracaibo (anb, Miscelánea, t. 89, fol. 490-491 v, Carta del P. Manuel Román al Virrey, Santafé, 1.o de diciembre de 1762). 36

La primera noticia oficial que conocemos la ofrece el catálogo de 1763 (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 359 v.).

37 ahn, Jesuitas, 128/1. Inventario del archivo del Colegio de Caracas, fol. 12 v. 553.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

9. Francisco Riberos (1767)38. 10. Felipe Salvador Gilij (1767-1768)39.

Superiores de la misión del Meta 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Ignacio Asuaje (1743-1747)40. Roque Lubián (1747-1754)41. Manuel Román (1754-1757)42. Juan Espinosa (1757-1761)43. Roque Lubián (1761-1763)44. Martín Soto-Río (1763-1767)45. Cayetano Pfab (1767)46.

38 ANCh. Bogotá, 446. 39 ahn, Jesuitas, 827/2: Filiación de los Regulares de la Compañía de Jesús de la Provincia de Sta. Fe de Bogotá en el navío nombrado Sn Pedro y Sn Pablo, n.º 161: P. Phelipe Gilij “[...] y al haver muerto el Superior fue nombrado Vice Superior en la Guaira”. 40

agi, Santafé, 306. Año 1751: Testimonio de autos seguidos..., fol. 15, pp. 3, 14.

41 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 299. Catálogo breve de 1751. Todavía en el catálogo de 1753 fungía como superior (arsi. N. R. et Q., 4, fol. 301 v.). 42 arsi. N. R. et Q., 4, fol. 348. Catálogo de 1756. El 29 de julio de 1757 fue designado provincial del Nuevo Reino el P. Domingo Scribani (Vargas Jurado, Diario, 47). 43 Alvarado, Informe reservado, 294-296. El único testimonio de que disponemos es el de Alvarado, quien hace alusión a una carta de 20 de marzo de 1760 y a su estancia en Surimena de febrero a agosto de 1760. 44

arsi. N. R. et Q., 4, fol. 375. Catálogo breve de 1763.

45 La única información de que disponemos proviene de unas papeletas del archivo privado del difunto P. Juan Manuel Pacheco. 46 anb, Conventos, 29, Testimonio de autos /sobre/ la expulcion de quatro religiosos de la Compañia /en/ el Partido de Meta, fol. 815. 554.


ş los autores



José Del Rey Fajardo, S. J. Nació en Zaragoza, España, en donde cursó el bachillerato. Ingresó en ese mismo año en la Compañía de Jesús en Loyola (España) y viajó a América, en donde recibió la licenciatura en Filosofía y Letras y, simultáneamente, fue profesor de Ciencias Sociales en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Posteriormente se radicó en Venezuela, en donde obtuvo la licenciatura en Humanidades —mención letras— en la Universidad de Los Andes (Mérida) y luego viajó a Fráncfort del Meno (Alemania), en donde estudió Ciencias Teológicas en la Philosophische-Theologische Hochschule Sankt Georgen, y fue ordenado sacerdote. En 1979, finalizó sus estudios de doctorado en Historia en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, la cual le otorgaría años después el doctorado honoris causa, el cuarto en su haber después de recibir los de la Universidad de Los Andes, en Mérida, la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales de Venezuela y la Universidad de Zulia, en Maracaibo. Ha ejercido como director de la Escuela de Letras, director de la Escuela de Filosofía, decano de la Facultad de Humanidades y Educación, director del Instituto de Investigaciones Históricas y Vicerrector Académico en la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela. Fue rector de la Universidad Católica del Táchira por un lapso de 20 años y presidente del Consejo Superior de la Universidad Valle del Momboy, Valera. Por más 557.


• boticas y boticarios jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia, nuevo reino de granada 1616-1767

de 15 años fue asesor para asuntos históricos del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país. Es miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia, individuo de número de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela —en donde fue primer vicedirector—, miembro honorario de la Sociedad Venezolana de Historia de la Educación, individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua, miembro correspondiente de la Academia Dominicana de Historia, académico correspondiente de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, académico correspondiente de la Academia Paraguaya de Historia y académico correspondiente de la Academia Boliviana de Historia. En Colombia es miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Historia, miembro correspondiente de la Academia Boyacense de Historia y miembro correspondiente de la Academia de la Historia de Cartagena de Indias. Pertenece actualmente al máximo nivel en el Programa de Promoción del Investigador del Conicit en Venezuela y ha sido miembro investigador del Centro de Historia Universitaria Alfonso IX en Salamanca, España. Es cofundador del Centro Venezolano de Lenguas Indígenas y de los Congresos de Historia Eclesiástica Venezolana. Su bibliografía incluye más de 80 libros publicados (véase el epílogo de esta obra) y su hemerografía supera el centenar de artículos en revistas acreditadas. También es fundador de la colección Sumarios, de Monumenta Pædagogica Venezolana y de la colección Estudios Interdisciplinarios.

Alberto Gómez Gutiérrez Es bachiller del Colegio Helvetia, biólogo y microbiólogo de la Universidad de los Andes en Bogotá y doctor en Bioquímica de la Universidad de París VII. Desde 1988 ha sido profesor y director de la Unidad de Genética Clínica, del Instituto de Genética Humana, en la Facultad de Medicina, y del Departamento de Microbiología en la Facultad de Ciencias de la Pontificia Universidad Javeriana, director científico del Laboratorio Clínico Gómez Vesga y asesor científico del Instituto de Referencia Andino en Bogotá. También ha sido miembro del comité editorial de las revistas Medicina, Infectio, Universitas Medica y de la Revista de la Academia Colombiana de 558.


• los autores

Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y forma parte del comité científico asesor de la revista Biomédica del Instituto Nacional de Salud. Asimismo, es investigador senior de Colciencias/Minciencias, miembro correspondiente de la Academia Nacional de Medicina de Colombia, de la Academia Colombiana de Historia, de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y de la Academia Colombiana de la Lengua. Es miembro activo de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina, miembro fundador de la Comisión Mutis y fellow de la Linnean Society de Londres. Recibió en 2011, junto con los doctores Jaime Bernal Villegas e Ignacio Briceño Balcázar, el Premio de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Fundación Alejandro Ángel Escobar por su trabajo Patrones de identidad genética en poblaciones contemporáneas y precolombinas. Sus investigaciones moleculares han tratado sobre el polimorfismo genético humano en poblaciones contemporáneas y precolombinas, y sobre la filiación y localización taxonómica de diferentes especies animales y vegetales en el árbol de la vida. Es autor y coautor de un centenar de artículos en revistas nacionales y extranjeras, y de varios libros sobre la historia de los viajeros y expedicionarios en el territorio colombiano, entre los que se destacan: Al cabo de las velas. Expediciones científicas en Colombia: siglos xviii, xix y xx (1998); Del macroscopio al microscopio (2002); Hereditas, diversitas et variatio. Aproximación a la historia de la genética humana en Colombia (2007); Medicina científica mutisiana (2008); Scientia xaveriana. Los jesuitas y el desarrollo de la ciencia en Colombia, siglos xvi-xx (2008); Filosofía natural mutisiana (2009); A impulsos de una rara resolución. El viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada, 1760-1763 (2010); La Expedición Helvética. Viaje de exploración científica en 1910 de los profesores Otto Fuhrmann y Eugène Mayor (2011); Academia mutisiana (2011); Los hermanos Alexander y Wilhelm von Humboldt en Colombia (2013); Ernst Röthlisberger y Walter Röthlisberger Ancízar. El Dorado: estampas de viaje y cultura de la Colombia suramericana (2016, dos volúmenes), y Humboldtiana neogranadina (2018, seis volúmenes). Actualmente prepara la obra titulada Caldasiana neogranadina (seis volúmenes).

559.


Paupertas ſapiens.

Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S. J.

SAPIENTIA ÆDIFICAVIT SIBI DOMvM


en el siglo xv i, con la fundación de la Compañía de Jesús, se fortaleció la indagación científica y social. Esta comunidad religiosa se centró en destinos periféricos,

boticas y boticarios

viajando a lugares recónditos con su mensaje evangélico y, adicionalmente,

jesuitas en santafé

con un espíritu característico de curiosidad y sistematización. Evidencia de

y las misiones

ello en el Nuevo Reino de Granada es la extensa cartografía fluvial que pro-

de la orinoquia,

dujeron los misioneros jesuitas en sus viajes a las selvas, lejos de las ciudades

nuevo reino

principales, en donde instauraron sus bases operativas y establecieron la bo-

de granada

tica de Santafé en 1616. Esta obra ofrece una visión completa del aporte de la Compañía de Jesús al estudio de la medicina y la farmacia en el Nuevo Reino de Granada, par-

1 6 1 6 - 1767

Quaderno de Inventario de la Botica y avalúo de los bienes, y efectos de la Botica de este Colegio Máximo elaborado en 1767, documento pleno de referencias explícitas a medicamentos y otros específicos de particular interés para la historia de la medicina americana. Con esta obra se cierra un ciclo de estudio de las áreas científicas desarrolladas por los jesuitas ilustrados a través de la Universidad Javeriana colonial. ¶

jesuitas en santafé y las misiones de la orinoquia,

ticularmente en Santafé y las misiones de la Orinoquia, durante los siglos xvii y xviii. Además, presenta por primera vez la versión integral del

boticas y boticarios

nuevo reino de granada

josé del rey fajardo, s. j. alberto gómez gutiérrez, ph. d.

1616-1767

Colección archivo histórico javeriano

Paupertas ſapiens.

Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S. J.

• jo sé del r ey fa jar d o , s . j. • al b erto g óm ez gu t i ér r ez , ph. d.


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