Machala en Puna Conquista y Evangelización

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HISTORIOGRAFIA ORENSE COLECCION LIBROS DE HISTORIA “NUESTRA TIERRA” Autor: VICENTE POMA MENDOZA Editorial: P&C DOS MIL 3 Imágenes de la portada: EL PASO DE PIZARRO POR PUNÁ GUAMAN POMA DE AYALA Impreso en: IMPSSUR, 963912 Machala Volumen Nº 1

Auspicia: DIARIO EL NACIONAL; CASA DE LA CULTURA ECUATORIANA NUCLEO DE EL ORO Y ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA NUCLEO DE EL ORO

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INTRODUCCION AL VOLUMEN Machala en Puná, es una aproximación historiográfica que se ubica desde antes del período formativo hasta la independencia política del puerto de Machala dada por el Rey Carlos III en 1784; documentadamente tenemos una nueva lectura de la memoria social de estas tierras vinculadas ancestralmente a la Región Puná, así como también la incorporación de sus aborígenes a la evangelización y a la explotación de sus bosques de nobles maderas. El Puerto de Machala posteriormente es parte de la antigua provincia de Guayaquil, siendo uno de los sectores más productivos que forman parte del primer boom cacaotero Colonial a fines del siglo XVIII. Este trabajo en su tercera edición será el curso de la memoria, ya que nos habre un espacio para observar nuestro pasado dentro de un contexto colonial inédito, ayudando notable-mente a comprender mejor el ayer, inmerso en aquel tiempo perdido en el pasado como es el de la profunda conquista y evangelización de estas tierras. La 4


presente obra a sido trabajada guardando un gran rigor cientĂ­fico en el manejo de documentos, citas y aproximaciones de hechos; es un estudio historizado que devela en cierta forma las condiciones sociales, polĂ­ticas y religiosas, asĂ­ como busca situar en el tiempo los diferentes acontecimientos que fueron el marco de esa Machala de tiempos histĂłricos.

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CONTENIDO 5

LOS TERRITORIOS DE MACHALA EN LA ESTRUCTURACION HISTORICO REGIONAL DEL GOLFO DE GUAYAQUIL

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LO QUE EVIDENCIA LA ARQUEOLOGIA EN LA ESTRUCTURACION PREHISTORICA REGIONAL DEL GOLFO DE GUAYAQUIL (3900AC-500DC)

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ESTADO TEMPRANO DE LA REGION. ELEMENTOS PRIMEGENIOS

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LA CERAMICA COMO MAXIMA EVIDENCIA

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APROXIMACIONES HISTORIZABLES AL PERIODO PRECOLOMBINO

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TRADICION ORAL, FUNDACIONES Y DOCUMENTOS

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EL TOPONIMO MACHALA

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EL JUBONES DESEMBOCO AL SUR DE MACHALA

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CARTAS GEOGRAFICAS

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A. BALEATO SE REFIERE AL JUBONES

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ANTECEDENTES PRECOLOMBINOS DE PUNA Y LAS DELTAS DEL “JUBONES”

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FEDERICO KAUFFMAN DOIG (ESTUDIOSO DE LA ARQUEOLOGIA) EN SU TRATADO DE ARQUEOLOGIA DEL INCANATO

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PIZARRO EN PUNA Y SUS CONTORNOS

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JUAN DE VELAZCO Y GONZALEZ SUAREZ, TOMANDO DE LOS CRONISTAS DE PRIMERA HORA

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CULTURA, RELIGION Y COSTUMBRES PUNAES

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PIZARRO, SU EMPRESA DE MUERTE Y CODICIA

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EL ARDID DE PIZARRO

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PIZARRO SALE DE PUNA

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LA EVANGELIZACION INTRODUCCION

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LOS REYES CATOLICOS EN LOS SIGLOS XV - XVI

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LES QUITARON LA DEIDAD Y LOS HICIERON CONVERSOS CRISTIANOS

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POR DIOS Y POR EL ORO

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ORIGENES DE LA EVANGELIZACION

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LA DOCTRINA PUNA

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LA RELIGIOSIDAD PUNA

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EL “ENCUENTRO” DEL CRISTIANISMO Y LA RELIGIOSIDAD PUNA

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FRAY MARCOS DE NIZA COMENTA LA ESTADIA DE PIZARRO EN PUNA

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MICHAEL T. HAMERLY, J.L. MONRROY Y EL GOBERNADOR ZELAYA

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CONFIRMACIóN DE LA ENCOMIENDA DEL PUERTO DE MACHALA EN FAVOR DE MARIANA JAIME DE CONTRERAS (1630-1636).

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FUENTES DOCUMENTALES QUE ANTECEDEN Y CONFIRMAN LA PROPUESTA DE INDEPENDIZAR AL PUERTO DE MACHALA DE LA TENENCIA DE PUNA

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MACHALA EN PUNA LOS TERRITORIOS DE MACHALA EN LA ESTRUCTURACION HISTORICO REGIONAL DEL GOLFO DE GUAYAQUIL El historiador José Antonio de Bustos Duthurburu indica que la lengua originaria señalaba a la isla Puná con el nombre de “LAMPUNA”. Esta gran región tenía su incidencia geográfica desde las proximidades de Salango muy al Norte de los puntos costeros actuales de San José, la entrada de Ayampe hasta las cercanías de Tumbes por el Sur; marcando influencia política en los territorios del Litoral interior, en el Continente mismo desde la cuenca Hidrográfica de los ríos Naranjal, Puerto Bola, pasando por el río «de los Jubones» hasta muy cerca del río Tumbes. A esta parte Austral de la estructuración histórica del Gran Golfo de Guayaquil le vamos a 7


dedicar de 10000 años acá, con señalamientos historiográficos y arqueológicos que tengan la posibilidad de contextualizar e incorporar elementos historizables y museables al proyecto: Vientos de Ría. Para el museo Nahim Isaías del Banco Central (2002). No obstante, la Gran Región del Golfo tener ambientes geográficos muy diversos dado el origen de diferentes formas de vida, hay que añadir los distintos orígenes de sus habitantes que llegaron a través de diferentes oleadas humanas procedentes de Asia a partir del paleolítico, quienes desarrollaron progresivamente manifestaciones culturales autóctonas que llegaron a altos niveles de expresiones alcanzados desde Mezoamérica en su zona marítima de influencia registrada hasta muy al sur del Gran Golfo de Guayaquil. Para tener clara una visión regional del Golfo hay que partir de un mapa geográfico físico con espacios, paisajes, territorios y limites naturales etc. Partiremos de consideraciones similares que hay en todo el Golfo, desde sus características, desde su biota, tipicidades climáticas, variedades topográficas, uniformidades de flora y fauna; similitudes que están ya científicamente probadas (reiteramos) por Ludwing Diels quien sostiene que la isla Puna tiene las mismas características de las costas centrales y sur del Ecuador, incluyendo las orillas del mar y los esteros, teniendo la misma formación xerofítica, mesofictica e hidrofictica, así como también rodeadas por sus aguas por 8


las mismas corrientes marinas que dan características similares a lo insular continental de su flora y de su fauna y biodiversidad. Dentro de este contexto y desarrollo prehistórico natural encontramos las formas de desarrollo social e históricas establecidas por el flujo de las interrelaciones cotidianas de multi influencias interactivas entre la naturaleza el hombre y su cultura que tendrían su escenario desde hace 6000 a 7000 años A.C. La idea de una cierta integración regional deberá sustentarse en la constatación que argumente y admita la propuesta para el estudio y escrituración de una particular historia regional del Gran Golfo que involucra a los territorios de la actual provincia de El Oro en todo lo que represente geográficamente la parte baja. El proceso de regionalización de los territorios LAMPUNAES señala remotos núcleos de colectivos familiares, cazadores y recolectores del manglar que al desarrollarse incrementaron su población para diseminarse luego en grupos familiares al fraccionarse, dado esto estaríamos asistiendo a la presencia de comunidades culturales identificables cuya organización CLANICO -TRIBAL son aun quizás temprana en los territorios de esa macroregión del golfo en su espacio más septentrional.

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LO QUE EVIDENCIA LA ARQUEOLOGÍA EN LA ESTRUCTURACION PREHISTÓRICA REGIONAL DEL GOLFO DE GUAYAQUIL (3900 A.C-500 D.C.) En la región del Golfo de Guayaquil, en su parte más austral hasta muy cerca de Tumbes, pasando por el archipiélago menor de Jambelí la isla Puna, la isla del Muerto y los territorios que están en el continente frente a esta región insular, fueron aumentando lentamente la población así como el desarrollo de la horticultura del zapallo, y el maíz; hay que citar que los numerosos estudios de los conjuntos culturales Valdivianos que conformaron una muestra de nuestro avance histórico. Todos los autores nacionales e iberoamericanos, entran en punto de entendimiento con el doctor Manuel Lucena Salmoral (Crónica de América 1990); en el citado estudio sostiene que el hombre Valdiviano se asentó en las costas ecuatorianas a partir de Manabí hasta lo que es la provincia de El Oro, añade además que inicialmente su alimentación dependía de la pesca y de la caza, accediendo a un desarrollo paulatino al manejo de las técnicas agrícolas con el fin de asegurar los productos de la tierra, citando al zapallo, maíz, frijoles, algodón, calabazas; proponiéndose una alimentación mas apetecida y digestiva, introduciendo nuevos procesos de elaboración del maíz derivando de este producto harinas y chichas, utilizando metales y cuencos para la fermentación y molienda respectivamente. 10


ESTADO TEMPRANO DE LA REGION ELEMENTOS PRIMIGENEOS Hay grupos costeros minoritarios, elitísticos que estudian e investigan la realidad del entorno, con el fin de asegurar las cosechas, de aquí al decir de historiadores españoles se deriva la profundización de lo lenitivo generándose los primeros sistemas religiosos y la atención a la producción de las necesidades agrícolas que van conformando un criterio económico del consumo de los bienes que produce la tierra. E st as nu e v as manifestaciones culturales se expanden desde muy temprano fuera del ámbito local. Con el manejo de metales vino el ensanchamiento poblacional y la ocupación de grandes espacios, extendiéndose los territorios e incrementándose el comercio en el interior de cada una de las sociedades tribales e íntertribales, en el propio territorio regional así como en territorios más alejados; dentro de todo este contexto aparecen las castas o linajes aristocráticos producto de ciertas diferencias sociales en las diferentes unidades tribales; estas castas o linajes aristocráticos asumirían de a poco el control: social, político, administrativo, religioso, de las diferentes unidades sociales tribales. Dentro de estudio de desarrollo sociohistórico, la arqueología refleja que en ese territorio regional hubo un movimiento intertrival no uniforme, desiguales, considerando que estos movimientos de grupos 11


hubieron rezagados en el desarrollo socio cultural, mientras que otros revelan comparativamente un marcado avance de desarrollo en la manifestación que tiene que ver con evidenciar una forma primitiva de estado temprano en la región. LA CERÁMICA COMO MÁXIMA EVIDENCIA Los numerosos yacimientos arqueológicos Valdivianos evidencian la afinidad cultural de artefactos, producto de la fragmentación de la familia, sirviendo como síntoma de diseminación de la cultura por toda la región del Golfo de Guayaquil. Se nota cierta especialización social en producción de bienes, la diversidad de artefactos nos hace entender la complejidad de este fenómeno del desarrollo histórico social del Golfo de Guayaquil, desde Santa Elena hasta los concheros de Huaquillas. La cerámica Valdiviana es por todos conocido que esta considerada la más antigua de América, con características técnicas bien establecidas sus vasijas y recipientes tienen formas de las calabazas y otras figuras naturales utilizadas por ellas, se ha establecido también que se ha encontrado textiles mil años anteriores a las primeras telas peruanas. El laboreo del cobre para la confección de herramientas primarias y secundarias, armas de ceremonia, adornos personales, hachas, anzuelos, porras, orejeras, ojaracas, 12


tambetas, collares, cintas. Los orfebres que laboraban el oro elaboraban joyas finas para el uso personal de la aristocracia, así como también los hilanderos y los tejedores, producían indumentarias para los sectores sociales altos. APROXIMACIONES HISTORIZABLES AL PERIODO PRECOLOMBINO La visión historiográfica de los autores españoles que encabeza Lucena Salmoral en la cátedra Historia de América en la Universidad de Alcalá de Henares, dan al último periodo que antecede la llegada de los españoles, una periodisación en dos etapas: primera 300 a 1000 años D.C., con nombres muy sugerentes en las regiones donde predomina el status cultural, utilizándose las siguientes frases: «Desarrollo Regional, Horizonte Clásico, Etapa Floreciente entre otros. La segunda etapa data de 1000 a 1525 años D.C. Y lo manejan de acuerdo al momento cronológico. Sostienen al igual que nosotros que el periodo formativo es sinónimo de gran desarrollo, agrupándose aquí en América dos culturas la Mesoamericana y la Andina no obstante las influencias Mesoamericanas marcan las características de los pueblos que se conformaron en islas y costas continentales del Golfo de Guayaquil en su parte más austral, rigiendo en todos estos territorios firmes teocracias cultas, con dirigentes in13


termediarios entre el pueblo y los dioses. La trayectoria histórica de la región del Golfo en la pre conquista nos muestra (al decir de Víctor A. Gonzáles S. Rodrigo Murillo y Freddy Calderón antropólogo y arqueólogo respectivamente), una sociedad en el desarrollo más alto organizacional económico y socio político. El centro político religioso y económico de Puná con carácter regional se extendió por toda la Península al Nor-Este y cerca de Tumbes por el Sur; frente al continente nucleaba a los territorios de esta parte baja Machala y Jambelí denominando de igual manera el gran escenario marítimo de las costa continentales, territorios de paso también para el comercio de la sal, la saladería de pescado, la alfarería y la elaboración de herramientas con oro y plata; así como también se caracterizó esta zona por el comercio de chaquira de spondylus, mercaderías que eran transportadas ya por balsas de vela usando también el guare o timón que ya se había desarrollado en otras civilizaciones. (El resumen de estas primeras 14 páginas, son tomados del trabajo hecho por Vicente Poma Mendoza para el proyecto museable Nahím Isaías del Banco Central. 2002)

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TRADICION ORAL, FUNDACIONES Y DOCUMENTOS No tratamos de anteponer nada a la tradición (vía comunicación) oral, al monografismo, a los traspoladores, y a los discursivos en temas de historia que se remiten a decir “todo” haciendo una gran síntesis, mas que todo a las tradiciones fijadas por el prisma historizado que da la tradición oral incásica que fuera promovida por los cronistas de primera y segunda hora, cuando la Corona Española intentara presentar en la crónica real imperial histórica que a una sola etnia superpotente habían vencido, me refiero “a los incas”, sobre ésto dice ese gran americanista, el Dr. Jaime Galarza cuando revela que por cuestiones logísticas, culturales, los conquistadores unificaron la utilización del quechua (KICHWA) así lo escribe Ariruma Kowii, en las tierras conquistadas; la tradición iberizante que promueve reafirmar la conquista creando falsos referentes en el tiempo histórico cuando ya está bien entrada la colonización. Sea cual fuera el tipo de tradición, ésta quedará intocada, será quizá un referente que la posteridad a lo mejor nos indique algún documento que analice su autenticidad. Mientras tanto Machala, en cuanto a su nacimiento, queda pendiente en la urdimbre del tiempo, en una bruma de misterios y conjeturas, vacíos y contradicciones. 15


Precisar el proceso de fundación española de las ciudades de la provincia de El Oro, determinar su movilidad, hasta establecer los asentamientos definitivos en los cuales se levantaron los últimos pueblos precolombinos y los primeros que nacieron al calor de la conquista, según la necesidad que iba considerando la nomenclaturadísima estructura del aparato administrativo impuesto por la corona española, así como por necesidades geográficas, es historiográficamente imposible situar o establecer fechas y hechos respecto a la fundación; en el monografismo apologético y en la tradicional narración mítica de “historias locales” que buscan origen y nacionalidad, que los investigadores actuales la están desmitifican-do, verbalizándola como TRADICIÓN; la misma que como recurso considerable plantea la imponderable posibilidad de que algún día se verificará esa propuesta de la tradición convirtiéndose quizá en algo realmente histórico. Sin suscitar polémicas, alrededor de las llamadas fundaciones de las actuales ciudades de lo que hoy es la provincia de El Oro: Machala, Pasaje, Zaruma, Piñas, Santa Rosa; la tradición ha servido para plantear varias alternativas e incitar discusiones, dividir opiniones, polemizar en base a prejuicios sin poder establecer una verdad histórica como tal. La documentación básica, conocida y desconocida, existente en el Archivo Ge16


neral de Indias en Sevilla, España, en los repositorios de Lima, así como en los Arzobispados de Loja, Cuenca y Guayaquil, en los archivos nacionales y particulares donde se encontraren los legajos que constituyen el abordamiento historiográfico de los hechos de Machala. Los próximos estudios e investigaciones nos traerán mayores datos historizables, que nos permitirán posteriormente escribir con mayor documentación. La historia moderna se apoya en documentos primigenios, esto de las fundaciones españolas, irá aclarando el panorama historiográfico de las viejas ciudades coloniales de lo que hoy es el Ecuador, cuando se abra definitivamente por Internet en el año 2004 el Archivo de Indias de Sevilla (España). Para hablar de fundaciones de los pueblos del Nuevo Reino de Castilla es muy importante precisar algunos conceptos cuya movilidad significativa los ha ido modificando hasta la presente. Comencemos con el término “Fundación”: en el régimen castellano éste era un acto solemne y privilegiado, cualquiera no podía fundar una ciudad; era facultad privativa de gobernantes y adelantados (Julio Estrada Ycaza), por citar un ejemplo: Diego de Almagro fundó Santiago de Guayaquil y San Francisco de Quito en virtud de los poderes que específicamente le dio Pizarro al nombrarlo Teniente de la Gobernación 17


y Capitán General. Pizarro ostentó el título de Gobernador de estas tierras desde la Cédula Real del 26 de Julio de 1529. Ni el mismo Benalcázar podía fundar ciudades como tampoco podía hacerlo Francisco de Orellana, pero estos dos personajes sí podían trasladar las ciudades a sitios más convenientes. Involuntariamente manejado con imprecisión el término “Fundación” lo confundieron los cronistas, la historiografía antigua y los monografistas de inicio de este siglo con los términos: “Repoblación, Traslado, Mudanza, Reasentamiento o Evolución a Título”. En el caso de Machala, monografistas y cronistas de último momento, sostienen que Machala tuvo tres fundaciones: Los cerritos, al Este, el Pozo del Pino, al sur y la última en Catamayo, donde hoy se levanta el parque Colón; confundiendo el término fundación con el de asentamiento o traslado, sin embargo, es posible que la tradición sea confirmada en la posteridad cuando se encuentren documentos que confirmen alguna propuesta, más allá de lo que sostienen los Secretarios de Pizarro, su primo hermano Pedro Pizarro, Vicente Valverde y particularmente Fray Marcos de Niza, en torno a la destrucción, no conquistada de una etnia como “La Puná”, en el tránsito obligado que tuvo este conquistador, Pizarro (junto a 180 infantes, 27 caballos, sus hermanos: Hernando Gonzalo y Juan; seis dominicos: 18


Vicente Valverde contado entre ellos) en su paso a Cajamarca (1531), cuando diezma a una población, atropella una cultura y desola un pueblo. Según investigaciones se establece que los punáes enviaron a toda su población: ancianos, mujeres y niños, frente a sus costas, a los estuarios que formaban los ríos Jubones, el Pagua y el Naranjal en sus desembocaduras, lugar en el cual se dice también, ya estaba poblado por punáes que aprovechaban la abundante pesca, la fertilidad de sus márgenes desde hace 400 A.C. considerando lo que sostiene A. T. Barrera en el “Compendio histórico de Machala”. También sostiene que el Jubones corría por las inmediaciones de dicha población al sur. Al referirme a la intención historiográfica de establecer el contenido de la aparición de Machala en el remoto tiempo histórico de la conquista temprana, lo cual vamos a sustentar, sin olvidar quizá el paso por esta zona de Machala del Fraile Vicente Valverde en (1531) así lo anotan Puente Candamo y Gálvez Peña en la Historia del Perú de los siglos XVI, XVII y XVIII y del primer Virrey Don Blasco Núñez de Vela, que cruza el río Tamal Aycha, y al caérsele una carga de Jubones (indumentaria de vestir en la época colonial), pone nombre al río “DE LOS JUBONES”, en 1546, según Pedro Arias Dávila. Tomamos de Leyendas Ecuatorianas un párrafo que topa a Machala en su devenir 19


histórico, situando un hecho que sostiene la tradición entre 1540-1541 (casi una década más tarde cuando Pizarro y Tumbalá se enfrentaron y se repoblara de punáes las feraces orillas del río “Tamal Aicha” (Jubones) sitio que al decir de varios autores fue el primer asentamiento aborigen que se levantó). El hecho histórico en cuestión, en su parte medular dice “Que un aventurero francés se internó con su goleta por los esteros encontrando el asentamiento de Machala. EL TOPONIMO MACHALA El método etimológico es la partida de nacimiento de las hipótesis idiomáticas vernáculas, que fueron manejadas por lingüistas y etimologistas, algunos movidos por la tradición que motivaron los “historiadores patrios”, otros quizás por toponimizar los lugares que tenían significados en idiomas aborígenes o para efectos administrativos religiosos, así como también para el acta y parte imperial, tenían que castellanizar dichos topónimos que fueron encontrando el vocablo actual que viene desde la profunda conquista, pasando y reafirmándose por la colonización como es el del término Machala. Sobre Puná, David Rodas Maldonado (Cronista Vitalicio de Machala), sostiene que es un vocablo CHIMU y que significa “terrón de tierra en el mar”. Camilo Destruje en su “Historia de la Revolución de Octu20


bre y Campaña Libertadora” en el primer capítulo cuando habla de los antecedentes, sostiene algo que puede interesar a este título “Topónimo de Machala”: “Entre las tribus se distinguen los Huancavilcas, Daulis, Chananos, Babas, Chongones, Machalas, Punáes, Chanduyes y Colonche”. Dice que en Frigia, del Asia, existió un pueblo llamado Machalán, además sobre Puná señala que el autor Paulo Galucio en su obra “Teatro del Mundo” dice que en Asia hay un lugar llamado Punata, y además que en las relaciones de las conquistas se llaman Pugnas a los de esa tribu y Pugna a los de la isla, la que recibió el nombre de Santiago cuando a ella llegó Pizarro. En el caso particular de Machala -término castellanizado- fue usado desde mucho antes de Torres de Mendoza (1605) y Pedro Arias, quienes citan a una etnia al pie de un río (Tamal Aycha - Jubones), que desagua en el estero Guaylá, que se denominaba “Mashall” (Mac-Chal); al respecto González Suárez sostiene que dicho vocablo tiene origen Maya Quiché. Barros Grez (Etimologista), dice que “Machala debió llamarse originalmente “Mah-Chal”, término de origen Quiché que traducido significa “Noble o gran lindero”. El Prof. Angel T. Barrera Bustamante trata este tema de igual forma tanto en la estructura Quiché del vocablo cuanto en la castellani-zación, aunque muchos difieren 21


en la escritura Quiché: Mac Chai o Mah Chai - confirmando el simbolismo idiomático Quiché hasta donde los diccionarios más confiables nos indican, jugando en esto un papel importante los cronistas, habitantes o documentos que castellanizaron el término en algún tiempo histórico de la conquista. Con el Dr. Enrique Aguilar Zambrano (investigador orense en el Archivo de Indias), estamos trabajando para establecer documentadamente desde cuándo aparece el término castellanizado Machala en los documentos oficiales de la conquista y la Colonia, ya sea en el Archivo de Sevilla, los Arzobispados en Lima, Cuenca y Loja. Así como en bibliotecas y archivos públicos y privados; con el fin de ubicar, desde cuando nace o se utiliza el ancestral y secular vocablo Machala. El proceso de evangelización le dio un denominativo algo toponímico y al mismo tiempo eclesiástico, Machala era conocida como una “Doctrina” de Puná, ya que en la nomenclatura política eclesiástica de la colonia, los pueblos y villorios pequeños siempre estaban atendidos por la visita del Cura de la parroquia o viceparroquia más cercana, así lo sostienen José Agustín de la Puente Candamo y Carlos Gálvez Peña, historiadores peruanos y señaladores historiográficos en los repositorios de Lima y en el Archivo de la U. De San Marcos de la misma ciudad. Sostienen además que el Padre Vicente Valverde(1531) en su inquisidor comportamiento frente a la 22


religión de los punáes, que más adelante es profundamente tratada, en los seis meses de estadía visitó las desembocaduras de los ríos: Pagua, Naranjal y Jubones con el fin de tumbar las deidades que los punáes adoraban en todas las zonas de influencia de su territorio. EL JUBONES DESEMBOCO AL SUR DE MACHALA De cuatro a cinco kilómetros de Pasaje, comienza el curso inferior del Río “El Rompido”, Devorador de hombres (Tamal Aycha) o Jubones; irrumpiendo la llanura, luego de recorrer más de 230 kilómetros desde su nacimiento en los páramos de Nabón y Allparupashca, formándose de los riachuelos de Tinajillas y Silván, del lado derecho, narra el profesor octubrino (1901) Manuel de Jesús Andrade en su Monografía de la Provincia de El Oro de 1925, tomando de los estudios hechos por el doctor Teodoro Wolf. “Hasta este último río corre de Este a Oeste pero entonces se dirige al Sur y toma el nombre de río León, precipitándose en una quebrada honda a lo largo el ramal de Silván y Allpachaca. Sus tributarios en este trecho le vienen todos del lado oriental, de aquella entregada de la cordillera que ya conocemos y son los ríos de Charcay, Tablayacu, Udushapa y Oña, muy encañonados y separados uno del otro por mesetas anchas y bien cultivadas. Sobre la primera hallamos el pueblo de Nabón en 23


2.765 metros de altura; sobre la segunda, Cochapata, en 2.696 metros; a la falda de la cuarta, Oña, en 2.552 metros. Después sigue una quinta meseta entre el río Oña y el Saraguro; pero este último recibe una parte de sus aguas del nudo de Guagra-Un (por el río Hondo) y entra del lado sur al Jubones, precisamente en el gran codo, que hace el río León cambiando su rumbo hacia el Oeste y perdiendo a la vez su nombre. Desde la boca del río Saraguro, conserva el río Jubones la dirección este oeste con poca inclinación al norte hasta el pueblo de Pasaje, donde entra en los llanos del Litoral. En este curso medio recibe del lado derecho el río Rircay, que tiene alguna analogía con el río León, con el cual por largo trecho corre de norte a sur, allende al ramal de Allpachaca. El Rircay nace de algunas lagunas sobre aquella parte alta del nudo de Portete, que se halla encima del pueblo de San Fernando en 3.800 metros de altura. De su origen hasta su reunión con el río Girón no hay más que tres leguas en línea recta y, en esta corta distancia tiene la caída de más de 2.000 metros Río Naranjo, después de unírsele el riachuelo Llanicay, entre el Rircay. Siguen estos tributarios del Jubones: Minas, San Francisco, Mollepongo, por el lado derecho; Uzhucay, Yúlug, Ganacay, Guanasang y Chilla, unidos Porotillos, Cuni, Aquero y Casacay, y por el lado izquierdo, con cabeceras en la cordillera de Chilla u Occidental. 24


Entre las bocas de los últimos dos ríos, se encuentra en un pequeño promontorio sobre las orillas del río Jubones, las ruinas de una antigua fortaleza, Pitaviña -205 metros- que Wolf considera como la última avanzada de los Cañaris contra las naciones costeñas. Ella y la fortaleza de Pucará custodiaban la entrada al valle de Yunguilla. Una legua abajo de Pitaviña ya comienzan las llanuras de Pasaje y Machala. Cerca de dicha fortaleza se han encontrado ruinas de una ciudad antigua: Tomebamba”. “El río Jubones nos interesa por ahora sólo en su curso inferior -de 4 a 5 leguas- desde el pueblo de Pasaje; porque todo el resto cae en la región andina y queda descrito más arriba. En su curso medio llevaba el rumbo de Este a Oeste, pero desde su salida de las montañas cerca de Pasaje, vira al Noroeste y lleva el nombre característico de El Rompido. Es bastante correntoso hasta su desembocadura en el Golfo de Guayaquil, al lado del pueblecito de Bajo Alto, de manera que la navegación se dificulta aún para canoas de pieza, a lo menos desde el sitio del Guabo por arriba. En esta parte atraviesa terrenos muy bajos, dividiéndose en varios brazos y formando tembladeras, por las cuales cruza un brazo al Norte hasta el río Chaguana, que es tributario del río Pagua”.

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CARTAS GEOGRAFICAS Cartas Geográficas que datan de 1700 indican que su desembocadura formaba un estuario por los salitrales que circundaban el estero de Jambelí; siendo mas preciso el Mapa de “Villavicencio” que dice “El Jubones desem-boca al Sur de la población de Machala, en el estero de Jambelí”. Desde 1890, se tiene conocimiento que corre y desemboca al Norte de Machala; no hay una fuente precisa que indique cuándo se verificó el cambio del curso y las consecuencias que se derivaron. A. BALEATO SE REFIERE AL JUBONES Cuando se trata sobre la provincia de Guayaquil (1820) dice algo muy curioso respecto al Jubones “En el límite austral de la provincia está el río de la Sabanilla o de los jubones, que baja del distrito de Cuenca y pasando por el pueblo de Yúlug, a poca distancia, se divide en dos brazos: el Norte forma el río Jubones o de Machala que desagua por la costa de este nombre; y el del Sur es el río de Sabanilla” -es ésta la razón por la cual deduce el profesor M. J. Andrade de que “El cambio se verificó a fines del siglo pasado o al principio del nuestro, y consistió en que el Jubones se rompió en un cauce nuevo 26


inmediatamente abajo del pueblo de Pasaje, embaucando al mismo tiempo el antiguo que se habría dirigido al Suroeste. De aquí se explica su nombre nuevo de El Rompido. Como las cartas antiguas son tan defectuosas, no puedo indicar con exactitud el curso antiguo del Jubones; pero basta observar con alguna atención aquella región sobre mi mapa nuevo, para aprobar la conjetura de que el antiguo Jubones haya pasado por las tembladeras al Suroeste de Pasaje y por el río Motuche, para desembocar en el actual estero de Guarumal. Probablemente esa no fue la única vez que el Jubones cambió de curso pues, en las Pampas que se extienden entre Machala, Pasaje y Buenavista, se encuentran por todas partes antiguos cauces secos del río”. Tomado del libro “El Colegio 9 de Octubre en la historia de Machala, Relación Cronológica y Documentos) 1986, autor Vicente Poma M. ANTECEDENTES PRECOLOMBINOS DE PUNÁ Y LAS DELTAS DEL “JUBONES”. Los arqueólogos e Historiadores Estrada, Menggres y Evans sostienen que la fase Jambelí habitó “desde la desembocadura del río Guayas, la Isla Puná y las costas de lo que hoy es la Provincia de El Oro”. Sentencian que desarrollaron una gran cultura, de origen Quiché y que aparecieron en el 27


Período Formativo (400 A.C.) venidos de Centro América. Se sostiene también que extendieron sus dominios hasta los contrafuertes de la cordillera occidental de Chilla, aguas arriba del Tamal Aycha (que en lengua Quiché significa “Devorador de hombres”), río que actualmente se lo denomina toponímicamente Jubones. Aguas abajo del gran “Jubones”, luego de las fortificaciones cañaris, encontramos vestigios de los Punáes a la altura de la parroquia El Progreso. En la margen derecha del Jubones que fue escenario -según algunos cronistas- de sacrificios humanos, prefiriendo niños y mujeres así como también prisioneros de guerra. Al respecto, así se refirió González Suárez, tomado de los “Cronistas de Primera Hora”, (que acompañaron a los conquistadores). González Suárez, en la Historia General de la República del Ecuador, tomo 1, sostiene: “tal vez por la significación del nombre del citado río infirieron los antiguos cronistas, que los indígenas que moraban en las cotas de Machala, tenían la costumbre de sacrificar víctimas humanas, eligiéndolas de preferencia entre niños y las mujeres; además de los prisioneros de guerra, a quienes según el uso de aquellas gentes, les estaba reservado ordinariamente tan funesto destino, aserción que también registra el historiador mencionado”. Los sacrificios antes citados son idénticos a lo que sucedía en el adoratorio de la isla 28


del Muerto, amortajado o Santa Clara; en la cual los mismos Punáes establecieron un templo, al cual concurrían en una gran peregrinación todas las tribus adyacentes desde la desembocadura del Guayas hasta arriba en las estribaciones mismas de la cordillera occidental, donde posteriormente se llamaría “Pasaje de las Nieves”, hacia las vegas del río Chaguana; las márgenes del Jubones, hasta el gran estuario del río de los Machalas (Jubones). En el ensayo provisional de Jacinto Jijón y Caamaño sobre las lenguas indígenas que se hablaron en las tierras que hoy son Ecuador, antes de la conquista española, se tomaba como base la toponimia, así como los apellidos aborígenes. Se empleaba el método de analizar los nombres geográficos de las regiones y procurar precisar a qué lengua pertenecían. En ese estudio se establece que al sur de Machala había un poblado llamado Chingana. Juan Durán competente autoridad etimológica de los inicios del siglo, sostiene que los términos topónimos de la zona son enteramente Quichés, sobre todo, el de los archipiélagos y costas aledañas, hacemos esta anotación para reafirmar aquello que ya sostuviera González Suárez y otros en torno al nombre del río Tamal Aycha, término eminentemente Quichés. A continuación insertamos lo sostenido por Durán. “En la región dominada por los chimúsyungas abundan los nombres geográficos de 29


indiscutible procedencia Quiché, y esto viene en apoyo de nuestra teoría. La moderna investigación histórica da como dice Durán, la mayor verosimilitud a la opinión que sostenía activo comercio entre Mochicas y centroamericanos; por esas relaciones comerciales se podría justificar el encuentro en el Litoral del Ecuador y el Perú, de pueblos cuyos nombres tiene neta significación Quiché”. Don Otto Von Buchwaid (Etimologista muy citado), se refiere a los vocablos Tamal Aycha como pertenecientes a la lengua Quiché, además sostiene, como González Suárez, que las riberas cercanas a la cordillera fueron colonias de Punáes, donde se establecieron en los albores de este período de integración, del cual hemos escudriñado en diferentes estudios que topan algo, sobre la presencia de habitantes de lo que después en épocas de las “composiciones” los españoles llamaron “Pasaje de las Nieves”. A continuación transcribimos lo tocante sobre el tema expuesto por este estudioso. Don Otto Von Buchwaid, en el boletín de Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos manifiesta que: “Los indios Colorados o sea las tribus de los Caras, vivían en tiempo de la Conquista hasta Machala, eran relativamente a los Mochicas lo que los cartagineses un tiempo, respecto de los Fenicios, es decir una colonia. Estos Machalas, lo mismo que el resto del Imperio del Gran Chimú, fueron juzgados por los Incas casi contemporánea30


mente a la venida de los españoles; y a efecto de la dominación incaica se derivó el cambio de nombre, de río Tamal-Ichac (ahora “De los Jubones”), vocablos pertenecientes al lenguaje Quiché, por Tamal-Aycha, ecuación quechuaimará o lenguaje Cañari, equivalente en castellano a “comedor del hombre”. Ante todos estos señalamientos historiográfi-cos donde participan varios autores pongo a consideración este breve estudio investigativo que tiene que ver en cuanto al período de integración, en el cual se consolida una cultura venida de la isla Puná, quienes llegaron por el Tamal Aycha, aguas arriba, atraídos por la fertilidad de las tierras que existen en las dos márgenes: tanto hacia la llanura como hacia las primeras elevaciones de la cordillera occidental de los Andes, hasta la misma confluencia del Tamal Aycha (Jubones) con el río Casacay. No se tiene noticia alguna desde cuando estos isleños, pescadores marinos y guerreros, ingresaron por las bocas o deltas del Jubones que estaban al norte, centro y sur de Machala, ingresaron al interior de la llanura por el gran río estableciéndose y desarrollando una cultura por más de mil años aproximadamente, así como lo sostienen algunos autores. FEDERICO KAUFFMAN DOIG (Estudioso de la Arqueología) EN SU TRATADO DE ARQUEOLOGÍA DEL INCA31


NATO “El Túpac Inca Yupanqi (Túpac-Yupanqui) conquistador, gobernó estos territorios que pasaron a formar parte del Tahuantinsuyo. Las consecutivas entregas de dominios a diferentes reinados los dejaron con una franja que comenzara en Cajamarca y terminara en suelo Cañari y Huancavilca, con una superficie de 75 leguas Norte-Sur, y 50 del mar a la cordillera. La discutida ciudad de Tomebamba, estaría ubicada en las cordilleras, junto al río Jubones, bien podría ser la ciudad derruida de Pitahuiña”. El imperio incásico emprende otra conquista bajo el mando del Inca Huayna Cápac anexando el reino de Quito aproximadamente en 1487. Se encuentran ya avecindados en las márgenes del Río Jubones en su desembocadura río arriba: Los Mochicas, Machalillas o Machalas (que formarán parte del país Puná). También habitaron a orillas del estero Huaylala en la población aborigen descendiente de Los Lapunaes llamado Hualá. Según la historia del Reino de Quito del Presbítero Dn. Juan de Velasco en su obra Historia Antigua escrita en 1789, se establece que en las primeras épocas del Reino de los Quitos, existían pequeños reinos, más otros estados independientes, señalando: “seis por el norte, trece por el sur, (región interandina) y ocho estados independientes en la costa que son: 32


1) Paita, mediano, más retirado al Sur, con las tribus, Colones, Amotopes, Pelinganas y Piura. 2) Tumbes y Mayavilcas, dos pequeñas confederaciones. 3) Poceos, Machala y otros dos pequeños. 4) La Puná considerada como mediana 5) Huancavilcas 6) Mantas, etc”. Como nos damos cuenta es muy escasa la información que vierte el estudio más aceptable de la Historia Ecuatoriana. PIZARRO EN PUNA Y SUS CONTORNOS Historiadores peruanos sostienen que el curaca Punae Cotoir también recibió a Pizarro. Con la llegada de éste a Puná, luego del fracasado ataque de Tumbalá, (Tunpalá, idioma puneño, Curaca principal de la isla Puná), los pobladores de la isla no se sometieron a los vejámenes, abusos y violaciones que repetía continuamente la soldadesca española, ante ello poco a poco los punáes fueron abandonando la isla ocupando la tierra del continente, asentándose en Naranjal, junto a la desembocadura del río del mismo nombre, en Machala en el delta del hoy Jubones y aguas arriba, por el sector que posteriormente se denominaría castellanizadamente. Pasaje de las Nieves, desde los siglos XVI y XVII. Pizarro en su estadía en Puná por los años 33


de 1531-1532, esperaba refuerzos para asaltar Tumbes. Vivió amargos momentos que le propiciaron los valientes punáes: parcialidad poco estudiada, ya que los historiadores patrios escudriñaron más a los Quitus e Incas, que a los denominados “Reinos Medianos”. A los punáes, bravos guerreros, se los ha calificado de perfidos por haber protegido sus valores culturales, sin aceptar ingerencias -siempre estuvo por encima de todo: su religión, sus costumbres, su patria-. Por esta razón no se sometieron tampoco a HuaynaCápac, Atahualpa, al igual que a los “Cristianos españoles”, supuestos hijos de Viracocha según la leyenda; los punáes eran enemigos fervientes de los tumbecinos con quienes desde tiempos muy remotos mantenían serias disputas. En los boletines de la “Sociedad Ecuatorina de Estudios Históricos Americanos” se sostiene que los originarios de: Puerto Viejo, Puná y Tumbes (agrego que los de Machala también, ya que al decir de otros cronistas de primera hora en las desembocaduras del Jubones y otros ríos del continente que están frente a Puná eran habitados por los punáes desde tiempos inmemoriales), utilizaban el mismo “tocado” e igual “vestido” “Esta gente de esta isla y la de Puerto Viejo y Tumbes, traen un traje que es unos cedacillos, en la cabeza; los principales e indios de caudal traen unos cintos tejidos de chaquira de oro y plata de ancho de cuatro dedos y 34


más ceñidos a raíz de las carnes junto a las caderas que les ciñe todo el cuerpo; traen vestidura encima que lo tapa; las mujeres traen lo mismo algunas, así mismo en las muñecas y en las piernas arriba del tobillo”. Así lo sostiene Pedro Pizarro. En sus escritos “Descubrimiento y conquista del Perú”. Colección de libros y documentos referentes a la Historia del Perú, Vol. VI, Lima 1917, págs. 18 y 19. Acerca de su procedencia Puná, se dice que siglos después del gran diluvio aparecieron flotando por el mar, de ahí el término “hualingo” quiere decir en lengua Puná (Quiché) “hombre venido del agua” vocablo muy utilizado para referirnos a nuestros ribereños e isleños. (David Rodas M.). Pedro Cieza de León describe a los punáes como de mediano cuerpo, vestidos con ropa de algodón ellos, y las mujeres tenían grandes vueltas de chaquira en oro y plata. Tomado de su obra “Crónica del Perú”. A continuación un amplio estudio sobre los Punáes y su papel de resistencia valerosa que imprimieran cuando los españoles llegaron a estas tierras, librando en la Isla Puná y en los ríos del continente una gran batalla, en la cual sus pobladores prefirieron salir al estuario de los ríos Jubones, Santa Rosa, Balao, Tenguel y establecerse en su gran llanura desde el Pasaje de Las Nieves hacia la cordillera, antes que someterse a la cruz y a la espada que invocaban a sangre y 35


fuego los Ibéricos. Las versiones de cronistas castellanos como Jérez, Secretario de Pizarro y de su hermano Pedro Pizarro, que formaba parte del cuerpo del ejército de los conquistadores. El primero con su estudio “Conquista del Perú” da fiel testimonio de que Tumbalá y sus régulos Punáes enfrentaron cuanta incursión extranjera se presentare. Mucho antes de que Gonzalo Pizarro dé sus fabulosas noticias sobre el Perú, entre febrero y marzo de 1530 y llegara a lo que ahora es el Ecuador, como consta en una carta dirigida al Secretario de la Corona don Francisco de los Cobos, ya se tenían noticias de la bravura de los pobladores “Los Punáes” que asestaban fuertes ataques a los Huancavilcas y Tumbeci-nos; cuando Túpac Yupanqui, desde el inicio mismo de la conquista del Reino de Quito recorriera las costas de lo que hoy es Guayas y Manabí (A continuación insertamos un párrafo de la historia general de la República del Ecuador, la misma que tomo de las fuentes antes citadas. “Estando el inca en la provincia de Los Paltas, recibió la embajada que le enviaban los Huancavilcas felicitándole por sus triunfos y conquistas, poniéndose bajo su obediencia e implorando su auxilio y protección contra los feroces Régulos de la Puná, cuyas guerras y correrías los tenían desesperados. El Inca acogió a los embajadores con señales de mucha complacencia y, después 36


de colmarlos de agasajos, los despidió prometiéndoles que bajaría a la costa, hasta que terminara la conquista del Reino de Quito en la que estaba entonces empeñado”. (J. Velasco). Los Incas casi 100 años antes de la llegada de los españoles, tenían testimonios de una tribu isleña que habitaba la Isla Puná y los Archipiélagos de Jambelí, antes del vado de Tumbes -que en lengua Los Punáes quiere decir embarcación con velas- por la forma de dicho Archipiélago, esta tribu le hacía resistencia a sus invasores y a quienes competían en su comercio. (David Rodas Maldonado). Túpac-Yupanqui, fue en cierta forma protector de Los Huancavilcas desde el inicio de la conquista hecha por los Incas. Huayna-Cápac frente a Tumbalá.- Dándole una interpretación objetiva a la defensa que ejercían los “Los Punáes” sobre sus territorios, estableceríamos que presentaron resistencia a los Incas, nuevamente cuando ya el heredero del Incanato Huayna-Cápac decidiera conquistar las tierras del Norte, posterior a la muerte de su padre TúpacYupanqui. JUAN DE VELASCO Y GONZALEZ SUAREZ, TOMANDO DE LOS CRONISTAS DE PRIMERA HORA “Este Inca redujo las provincias de Paita y de Túmbez, y mandó a la de Guayaquil 37


algunos indios principales de su ejército para que instruyeran a los Huancavilcas en las leyes y modo de vivir de los Incas. Sea que los enviados se hicieron odiosos, sea que los Huancavilcas se arrepintieran de su primera resolución de someterse a los soberanos del Cuzco, lo cierto es que mataron a los comisionados del Inca, y, con este hecho manifestaron que había cambiado completamente de ánimo en punto a la obediencia a una autoridad extraña. Huayna-Cápac descendió a Túmbez y allí recibió una embajada de Tumbalá, régulo principal de la Puná, que le rogaba que pasara por algunos días a su isla, donde quería tener la honra de recibirlo y hospedarlo, como la grandeza del hijo del Sol lo merecía”. Los Lampunáes (PUNAES) tuvieron sus dominios desde las islas del Golfo de Guayaquil, la isla Puná, la de Santa Clara o del Muerto (Amortajado), el archipiélago de Jambelí y las riberas aguas arriba y la desembocadura del Jubones. Ya que según Teodoro Wolf habían de tres a cuatro desembocaduras: en Guarumal, Huaylá, Bajo Alto y El Guabo, según sus estudios hechos sobre el lecho de este río y su desembocadura, señalamientos historiográficos de “Baleato en su monografía de la provincia de Guayaquil 1820”, también toma este dato Manuel de Jesús Andrade en su monografía de la provincia de El Oro de 1924. -Sigamos con la emboscada de Tumbalá 38


en contra de los Incas y lo que dicen nuestros historiadores clásicos-. “Accedió el Inca y fue recibido, en efecto, con el mayor aparato y agasajo festejado con señales, al parecer, de lo más sincera amistad y adhesión a su persona. Hospedándose en un palacio aderezado y ricamente para recibirlo, y todo fue risas y contento, festejos y alegrías, mientras el regio huésped permaneció en la isla. Llegado el día de la vuelta al continente, comprendió Huayna-Cápac cuán calculada había sido la emboscada y cuán bien disimulado el ataque que presentaba el régulo de la Puná. Pasó el Inca a Tumbes en una balsa, guiada y gobernada por los remeros de la isla: seguía el Inca lo más selecto y escogido de su ejército, embarcado así mismo en balsas; más de repente, cuando los orejones estaban más descuidados, desbarataron los isleños las balsas en medio del golfo, con lo cual la mayor parte de los soldados del Inca se ahogó, y otros fueron muertos a palos por los indios de la Puná, que acostumbrados a surcar el mar desde que nacían, se burlaban de las furias de las olas y discurrían a nado de una parte a otra, para acabar a golpes con los miserables incas, que bregaban desesperados, ansiando salir a la orilla y salvar sus vidas. Los de la Puná se habían puesto de acuerdo con los de la tierra firma para no dejar escapar con vida ni a uno solo de los Incas. Cuando Hayna-Cápac supo lo acontecido con sus 39


orejones, lo sintió profundamente y concibió al punto la idea de vengar la injuria y castigar, escarmentando a los isleños. Juntó, pues, un muy respetable ejército; y, auxiliado por los tumbecinos, enemigos mortales de los Punáes, invadió la isla, logró tomar puerto con grande trabajo y pasó a cuchillo a los indios principales que pudo haber a las manos”. (J.V.). Pizarro y sus hombres (se encomendaron al Arcángel San Miguel), cuando enfrentaron a los Punáes y es a él a quien le atribuyen el “Triunfo” (luego de provocar, robarles sus sembríos, violar a sus mujeres y matarlos en masa”, “y además atacarlos con los perros de la conquista una raza cruzada de DOGO y MASTÍN entrenados para comer aborígenes”. (Galeano). Consideraron una alta victoria la obtenida sobre los bravos punáes; si tomamos en cuenta que la primera fundación española del Pacífico Sur llevó el nombre de San Miguel de Piura. En homenaje al Arcángel que les concediera la victoria frente a los (Lampunáes), Punáes que defendían su cultura, religión, costumbres, sobre los cuales se refieren tomando de: Oviedo Cieza de León, Gomara, Zárate, Herrera, Garcilazo, Velasco y Guamán Poma de Ayala, “cronistas posteriores a los de primera hora”. “Victoria” basada en el desconocido caballo, que junto al jinete y el arcabús vomitaban fuego. Los aborígenes pensaban que éste era 40


un solo ser. El soldado de la conquista que tenía caballo, arcabús y perro, recibía doble ración de oro en los repartos. CULTURA, RELIGION Y COSTUMBRES PUNAES “La isla de Puná en el Golfo de Guayaquil, estaba dividida en varias poblaciones o tribus, cada una de las cuales tenía su jefe aparte, y todas juntas formaban un solo estado, bajo un régimen federativo, a su manera, reconociendo la Autoridad de un sólo régulo sobre toda la isla. Sus adoratorios o templos estaban construidos en lugares apartados y sombríos, y muy obscuro. Ofrecían sacrificios de víctimas huma-nas, para que éstos no les faltasen, mantenían guerras constantes con las tribus de la tierra firme, principalmente con las de Tumbes. Habían también sacrificios de animales y ofrendaban a sus ídolos ropa, joyas, esmeraldas y flores. Como tribu o nación guerrera, su Dios principal era Tumbal, cuyos altares de continuo estaban empapados en la sangre de los prisioneros de guerra. Conocían el arte del dibujo y de la pintura, pues las paredes de sus templos estaban pintadas con figuras espantables al decir de los primeros conquistadores, que alcanzaron a conocer la isla en su primitivo estado de civilización indígena. 41


Practicaban el comercio en gran escala, sabían perfectamente el arte de beneficiar la sal marina, que se encontraba en su isla, y, reduciéndola a pasta la vendían no sólo a las otras tribus de la costa, sino también a las del interior, subiéndola en canoas y balsas por el río de Guayaquil, aguas arriba, hasta las tierras de los Chimbos; de los indios de la sierra recibían en cambio algodón, lana hilada, oro, plata y chaquira. Así es que los isleños eran los más ricos entre todos los aborígenes de la costa, y gustaban de engalanarse no sólo las mujeres sino los hombres con zarcillos, brazaletes, collares y muchas sartas de cuentas coloradas menudas. Para sus vestidos escogían mantas de colores vivos. Usaban una especie de tocado muy galano, que consistían en unos cuantos hilos o sartas de chaquira, con que ceñían la cabeza, dándole varias vueltas alrededor de ellas. Cuando moría un régulo, sus mujeres se trasquilaban el pelo en señal de dolor y por muchos días lloraban, haciendo otras demostra-ciones de gran sentimiento. Estos régulos eran tan celosos con sus mujeres que a los Vasallos, no solamente, cortaban el miembro viril sino que a veces hasta las manos a los encargados del servicio y custodia de ellas. En la guerra eran muy señalados; usaban hondas, porras, largas picas arrojadizas y de lanzas, con puntas de oro. Hostiles en sus correrías contra los de la costa, después de 42


sus acometidas, volvían precipitadamente a su isla, cuyos puertos habían fortificado levantando en ellos muros de piedra, muy bien construidos, los que les servían de fortaleza para defenderse del enemigo, y de parapetos para guarecerse cuando eran atacados. Insignes navegantes, se lanzaban impávidos a alta mar o bogaban en persecución de sus enemigos, manejando su balsas con destreza admirable”. (F.G.S.). Los indios de “Las Punáes” eran también insignes pescadores y sabían bucear en busca de perlas, taladrarlas con arte, lo mismo que las esmeraldas y conservarlas con mucha estima, como objetos de lujo, cuyo precio y valor les eran desconocidos”. PIZARRO, SU EMPRESA DE MUERTE Y CODICIA Aquellos hombres blancos y barbados que surcaran la mar en grandes barcas, de quienes Huayna Cápac ya tuviera noticias, cuando Pizarro y sus compañeros en sus iniciales viajes de exploración desembarcaran en la bahía de San Mateo, mucho después de la visita del adelantado Vasco Núñez de Balboa y luego de estas visitas la llegada del Piloto Ruiz topando costas en la zona de Esmeraldas, hasta las primeras noticias oceanógraficas que recibiera esa corona gracias a los relatos de don Pedro de Alvarado en su carta, en 43


donde ya hacía alusión a una corriente que eran como ríos furiosos que surcaban dentro del mismo mar”, (se trataba obviamente de la corriente de Humbolt) por las costas de lo que hoy es Ecuador. Aquellos hombres blancos, barbados, solo exploraban; pero en su tercera visita, Pizarro ya trajo su empresa de muerte y Codicia, llegó con un mayor número de hombres y caballos (monstruos misteriosos e inmortales para los ingenuos aborígenes), forrados de armaduras y lanzando fuego de la manos, la empresa de conquista con la cruz de los dominicos, la espada de los oficiales de la corona y la ignorante codicia de los aventureros sin rango, llegan al Golfo de Guayaquil, estaban por dirigirse a Puná cuando se presentó Tumbalá, sus jefes y su corte para invitar a la isla a Pizarro ofreciéndole amistad y posada en sus dominios. Pizarro comienza a maquinar un plan con el fin de satisfacer a los fervientes enemigos de los Punáes, me refiero a los tumbecinos, así fue como poco a poco fue urdiendo una estrategia para atraer a los vecinos continentales de Tumbes, pueblo el cual los sometedores españoles consideraban la puerta del Imperio del Perú. Leamos esta transcripción que González Suárez incertara en su obra y que fuera tomada de la fuente misma por Jérez y Pedro Pizarro cronistas castellanos que vivieron esos momentos de la historia, pero que las escribieron bajo una óptica in44


terpretativa oficialista, unas veces alterando los hechos, otras minimizán-dolos dentro de un marco de desinformación favorable a la corona del Rey Carlos y su conquista. “Sujetos, mal de su agrado a los Incas, sufrían con disgusto la dominación de los monarcas peruanos, y conservaban una guerra obstinada con sus vecinos de Tumbes; por esta circunstancia prefirió Pizarro la isla, para acampar en ella, pues comprendió cuanta ventaja podría sacar para el buen éxito de su empresa de la rivalidad de los dos pueblos. Había formado el conquistador el proyecto de apoderarse de Tumbes, ciudad a la cual consideraba como la llave del imperio peruano y nada le pareció tan oportuno como congraciarse con sus habitantes, abatiendo y subyugando a los belicosos isleños; o servirse de la cooperación de éstos para sujetar aquellos, ,en caso de que le fuese necesario entrar en Tumbes por la fuerza. Empero este plan, aunque sagaz, no le fue muy ventajoso, porque los tumbecinos se le opusieron tanto como los de Puná y emplearon las mismas estratagemas que éstos para destruir a los extranjeros. Tan luego como hubieron sentado sus reales en la isla, los conquistadores principiaron a hostilizar a los indios, arrebatándoles su ropa, su comida y hasta las mujeres. Pizarro, además, para agasajar a los tumbecinos, e inclinarlos a su devoción, puso en libertad y mandó transportar a Túmbez seiscientos 45


prisioneros de guerra que encontró cautivos en la isla unos ocupados como esclavos, y otros destinados a los sacrificios sangrientos de víctimas humanas, que los de la Puná solían ofrecer a su Dios “Tumbal”. Con esta demostración de parcialidad en su favor por parte de Pizarro, los tumbecinos cobraron bríos y, pretextando agradecer a los extranjeros la libertad concedida a sus paisanos, pasaron a la isla, donde, al amparo de los conquistadores, comenzaron a talar los sembrados de los enemigos, como en represalia de pasados agravios. Bramaban de coraje los orgullosos isleños; viendo así hollado su territorio tan impunemente por sus rivales, acudían en tropel a implorar con gemidos la protección de sus dioses y los sacerdotes fatigaban en vano a sus oráculos, pidiéndoles respuestas sobre el modo de acabar con los extranjeros. Concentrándoles separados unos de otros, para impedirles que se auxilien mutuamente, con este objeto les convidaron a una gran cacería, que en obsequio de ellos tenían aparejada; pero también entonces la diligencia de los intérpretes llegó a calar el plan, y se lo advirtieron oportunamente a Pizarro. Para no manifestar cobardía, dispuso éste, obrando sagazmente, aceptar la invitación sin darse por entendidos de que sabían la traición de los indios; pero ordenó también que todos saliesen al campo, armados como para pelear. El aspecto taciturno y cauteloso de los españoles, sin reservar nada por sí 46


mismo. La violencia de los extranjeros contra los caciques continuaban y los intérpretes volvieron a dar nuevo aviso a Pizarro para que no descuidara, diciéndole que los isleños se disponían en secreto a exterminar a los conquistadores, y que con el fin concertar el plan, se habían reunido los caciques a conferenciar en la casa de uno de ellos. Pizarro se hallaba en ese momento con Jerónimo de Aliaga y Blas de Atienza, oficiales del Rey, ocupado de repartir el oro que hasta entonces había recibido y, dejándolo todo, acudió al punto indicado, donde encontró, en efecto, reunidos a diecisiete caciques con Tumbalá, jefe o régulo de la isla. Apoderóse al instante de todos ellos, y, dando por probada la estrategia, entregó a los desgraciados indios en manos de sus implacables enemigos, los tumbecinos, quienes los mataron sin piedad, cortándoles las cabezas por detrás. Sólo reservó con vida a Tumbalá, pero encerrándolo en una prisión bajo muy estrecha custodia”, FGS. La permanencia de los españoles en Puná fue de seis meses, de los cuales sólo el primer mes convivieron de buena vecindad los Punáes y los españoles, luego del quinto mes recibieron refuerzos de Hernando de Soto, otro aventurero que venía de Nicaragua, hay que anotar que los ibéricos no traían mujeres en sus galeones de conquista, dada la circunstancia las tribus fueron sometidas a una verdadera casería sexual que terminaba 47


con enfrentamientos que fueron derivando en una conflagración del pueblo Puná con la soldadesca, llegando estas consecuencias hasta la oficialidad del Rey y los altos mandos que los aventureros civiles así como el séquito de dominicos que nunca hicieron oficio alguno a su Dios, sino que también participaron en los repartos de los diferentes botines de conquista. Tumbalá y sus régulos resentidos y culpables por la vejación a su pueblo, reunió a toda su corte, que fue tornada prisionera y entregada a los tumbecinos que visitaban a los españoles en su real campamento. Este execrable hecho fue el detonante para que los régulos de Tumbalá (a quien perdonaron la vida no entregándolo a los tumbecinos, pero eso sí poniéndole rigurosa custodia), decidieron tener ya una guerra abierta contra los barbados, cuyo hostilizamiento se prolongaran por más de 29 días, las 24 horas del día, en una batalla sin igual, convirtiéndose en la gran carnicería de la conquista, decía Gaicano en sus libros, las Venas Abiertas de América Latina y en Memorias de Fuego, “llegaron con su olor pestilente y con perros de ojos extrañamente amarillos queriendo no sólo hacer una campaña de extermino sino que quisieron borrarnos la memoria”. (Al respecto veamos lo que sostiene F. González Suárez). Tomado de los cronistas (españoles de primera hora). “Cayeron sobre el campamento de los 48


“conquistadores” y los cercaron por todos lados, dando espantosos gritos y haciendo horrible algazara con el ruido de sus pífanos y atabales, el choque de sus largas picas y los aullidos de furor, con que unos a otros se estimulaban a combatir. En el campo de los españoles reinaba profundo silencio, y con la ventaja de la bien ordenada maniobra, sin recibir grave daño, lo causaban tremendo en el ejército de los indios, que, con sus cuerpos medios desnudos, presentaban un blanco indefenso a las cortantes espadas de los contrarios; mientras que éstos, cubiertos de pies a cabeza con armaduras de hierro, eran invulnerables a las lanzas y dardos de los indios, en los compactos grupos de los isleños las balas de los arcabuces causaban estragos certeros a cada descarga, sin que hubiese tiro perdido. Había ya salido el sol y la mañana avanzaba; el campo estaba sembrado de cadáveres; entre los españoles habían muchos heridos y cinco muertos; pero los indios no se desalentaban, antes, tomando vigor en su misma desespera-ción, no dejaban ni un instante de reposo de la constancia de los indios, no acertaban a dispersar los pelotones de combatientes, que acudían a llenar inmediatamente el puesto de lo que morían, cuando Pizarro mandó a su hermano Hernando que los atacara con la caballería, que hasta entonces había estado sin combatir. La repentina aparición de los caballos, que 49


se segaba en ellos sin piedad, los pusieron al fin en derrota, dando tiempo a los españoles para que se recogieran a su real, pasado ya el medio día, Hernando Pizarro recibió una herida grave en una pierna por la lanza arrojadiza de un indio: murió también un caballo, al que se mandó enterrar al momento, para que los indios no perdieran la creencia que tenían de que aquellos monstruos dioses indomables. Tan reñido debió ser y encarnizado este combate, que los españoles creyeron deber su triunfo a un milagro, pues aseguraban haber visto en el aire al Santo Arcangel Miguel, peleando con Satanás, que acuchillaba a un ejército de demonios, los cuales ayudaban a los indios. Pero muy lejos estaba el cielo de favorecer con portentos, guerras como las de la conquista, en las cuales, invocando al Santo nombre de Dios, se violaban las leyes divinas. Al día siguiente, los indios derrotados pero no abatidos, se presentaron de nuevo a combatir con los españoles; y durante veinte días consecutivos tuvieron éstos, necesidad de no soltar las armas de la mano, porque los indios, sin desalentarse por las pérdidas, los atacaban sin tregua ni reposo. Navegando en sus balsas acometieron repetidas veces a los buques, surtos en el puerto, con el intento de echarlos a pique, cosa que a los españoles ponía en grande aprieto, obligándoles a dividir su tropa, unos en defensa de los navíos, 50


y otros en la del campamento”. (F.G.S.). En ninguna parte de América a la llegada de los españoles hubo tanta resistencia: ni Guacanabo en Centro América, Rumiñahui, y luego después Túpac Amaru, fueron junto a sus tropas tan reacios, resistentes y soberbios a la presencia de los blancos, así como lo fueran los (lampunáes) punáes, que viendo las intenciones de Pizarro de entregarlos al dominio de los tumbecinos, prefirieron combatirles incesante-mente hasta ver exterminada la última vida en sus guerreros, mientras que otros abandonaban las islas con el fin de no estar bajo el real dominio. Cuando Pizarro reparó en la ausencia de todo el pueblo Puná tanto por el genocidio cuanto por el escape de los aborígenes al continente, se dio cuenta que ya no podía vivir en Puná. Sus régulos y su pueblo prefirieron morir combatiendo y sus hijos y mujeres protegerse en el continente que vivir sometidos a unos extraños llenos de codicia y asesinos. Las fuerzas de conquistadores, conformadas por: oficiales del Rey, los aventureros sin rango y dominicos, no prosperaron, diezmaron a un pueblo pero no lo sometieron. Cada día los indios con sus familias iban abandonando las islas y refugiándose en el continente, en los estuarios del Jubones y desembocaduras del Balao y Tenguel; -así es que la despoblación era rápida-; incendiadas las cementeras, saqueadas las habitaciones, la escasez y el hambre sobrevinieron muy 51


pronto, y los soldados, que no hallaban esos montones de oro que se habían imaginado, caían de ánimo y hablaban mal de sus jefes, con lo cual la subordinación y disciplina padecía de día en día, notable detrimento. EL ARDID DE PIZARRO La fecunda sagacidad de Pizarro echó mano de esas circunstancias de un ardid, que le fue inútil, fingió que se había encontrado casualmente entre las de Puná una india, que había servido a. Bocanegra, aquel español que se quedó en las costas del Perú en el primer viaje, el tiempo del descubrimiento. “La india había entregado al capitán una cédula escrita por Bocanegra, en la cual se leían estas palabras: “Cualesquiera que vengáis algún día a estas tierras, sabed que aquí hay más oro que hierro en Vizcaya”. Aseguraba Pizarro que la india le había entregado este papel, envuelto en una camisa del español muerto; pero ninguno en la mal venida tropa creyó en la realidad del supuesto hallazgo, antes cada día crecía más el desaliento. Un incidente inesperado vino a aumentar los cuidados e inquietud de Pizarro. Su hermano Femando, hombre recio de carácter y soberbio, insultó a Requelme, tesorero del Rey; airado el tesorero, se embarcó secretamente en un navichelo, y por la noche se fugó de la isla, con dirección a Panamá. “Así que lo supo Pizarro, mandó en se52


guimiento de Requelme, a Juan Alfonso de Badajoz, quien le dio alcance en la punta de Santa Elena, desde donde consiguió que se volviera: de vuelta en la Puná dándole satisfacciones obtuvo Pizarro que se reconciliara con su hermano”. (F.G.S.). Llegadas a este extremo las cosas, permanecer más tiempo en la isla era ya casi imposible; “los mantenimientos faltaban, las hostilidades no cesaban, la isla cada día se iba despoblando más y más y, aunque se había ocurrido el arbitrio de poner en libertad al cacique Tumbalá” Pedro Pizarro, -dice al respecto- “para que calmase los ánimos de los súbditos y les persuadiera que, dejadas las armas, volviesen en paz a sus hogares, nada se había conseguido”. Por fortuna, la llegada de Hernando de Soto con nuevos refuerzos mejoró la situación de los aventureros. Hernando de Soto, el célebre descubridor del Missisippí y conquistador de La Florida, venía desde Nicaragua, atraído por las noticias que de la maravillosa riqueza del Perú habían llegado hasta allá, era además amigo de Pizarró y de Almagro y venían a ayudarles en su empresa. PIZARRO SALE DE PUNA Auxiliado, pues con estos nuevos refuerzos Pizarro ya no pensó más que en salir de la Puná, para ocupar Túmbez, principiar la conquista definitiva de lo que sería el Imperio 53


de los Incas. Durante los seis meses que había permanecido en la isla se había informado prolijamente de la riqueza, condiciones y recursos de los dos soberanos que se estaban disputando la corona del imperio, y ninguna circunstancia le pareció tan propicia para llevar a feliz término la proyectada conquista, como la de la guerra civil, que entonces tenía divididas las fuerzas del incanato. La fuerte resistencia que presentaban los oborígenes, las enfermedades molestas que había cundido en la gente de tropa y sobre todo, el escaso botín que hasta entonces se había recogido, eran causas poderosas para infundir desaliento en el ánimo de los aventureros-castellanos; en efecto, muchos de ellos maldecían públicamente la hora que habían abandonado las comodidades y los regalos de que gozaban en Nicaragua, para venir al Perú, donde las riquezas no se encontraban, los trabajos y sufrimientos eran inclaudicables. Pizarro no se desalentaba, pero temía que su gente se desesperara y quisiera abandonar la empresa comenzada; ante esto, resolvió pasar a Túmbez, donde tan halagüeña acogida se le había hecho en su primer viaje, y dio orden para que se aprestasen las balsas de los indios y los navíos que tenían en el puerto.

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LA EVANGELIZACION INTRODUCCION Sobre el tema de la Evangelización y su historia, especialmente en lo que respecta al Litoral, más allá de los importantes trabajos que aporta fundamentalmente Michael T. Hamerly en su “Registro de Parroquias e Inventarios de la Iglesia del Litoral”, estudioso pionero en este tipo de investigaciones; decía que, más allá de él, en lo que corresponde a nuestra provincia, sumergiéndonos en su historíografismo aún no develado y tratando de hacerlo quizá en forma elemental pero sin traicionarnos en la investigación, hemos recurrido a inventarios y fuentes correlacionadas con el tema, así como a los Registros Parroquiales de la naciente historia de la colonia y cristalización de los asentamientos que encontraban o repoblaba la corona en su afán de conquista. La memoria y archivo de la Iglesia, aplicándosela a la demografía, economía y a lo social, sacándola de la tradicional utilización geneológica y viendo en ella la movilidad demográfica que genera nuestra aboriginidad mezclada sanguineamente con los agentes de la corona, sean éstos: Militares, Encomenderos, los mismos Frailes, Enviados, Gobernadores entre otros; desarrollándose paralelamente la unidad indiscutible entre el interés económico - político y la cristianiza55


ción de las tierras conquistadas y posteriormente colonizadas. Todas esas consecuencias que genera el período colombino, también se dan en nuestra patria y haciendo una toma gráfica más focalizada diríamos que se dio regionalmente en estas tierras que políticamente corresponden hoy a la provincia de El Oro. Como dice González Meda y Rodrigo Cavero: “El estado de guerra de conquista”, manejado con la cruz y la espada contra los Moros y el Islam, aquí en América tomó las mismas características”, se vivió una atmósfera de “cruzada religiosa”, tratando de encontrar unidad política del estado español, con la diferencia de que en el nuevo mundo a quien se sometería es al aborigen que será converso al cristianismo en oposición de sus dioses y costumbres espirituales. LOS REYES CATOLICOS EN LOS SIGLOS XV-XVI Aproximaciones de la confirmación del Cristianismo del Reino Español en sus Colonias.Se llaman Reyes Católicos a Isabel I, reina de Castilla (1451 - 1504), hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, su segunda esposa y a Fernando II de Aragón (1.452 - 1516), hijo de Juan de Aragón y de Juana Enríquez. Al casarse en 1469 impulsan en su gobierno la afirmación del Cristianismo en España. 56


Eran a finales del siglo XV los dos mayores reinos de España. La tradición castellana se confundía con la lucha contra los musulmanes. La alianza de ambos reinos significaba constituir un poder con el que antes se había contado. Al hemisferio occidental se le llamó por primera vez el Nuevo Mundo en 1492; se descubrió también que llevaba ya varios siglos habitado; no obstante, aquel era el primer contacto de los nativos americanos con el cristianismo del Real Imperio. Durante centurias, el “Papado” había controlado casi por completo la vida de los europeos. Sus normas y criterios, regían casi toda actividad humana, con inclusión de la política. La alianza de la Iglesia y el Estado, la misma que engendró las cruzadas, vino a imperar igualmente en el Nuevo Mundo. La Orden Misionera que más elementos trajo el mundo evangelizador de la Nueva Castilla, fueron los franciscanos que entre los siglos XVI-XVII arribaron cerca de 3.000 de esta orden; también llegaron dominicos, mercedarios y agustinos. En 1519, Hernán Cortez arribó al territorio que hoy ocupa México acompañado de un capellán y otros eclesiásticos, menos de medio siglo después el número de misioneros ascendían a 800. En Perú, a donde había llegado Francisco Pizarro en 1531, con seis frailes habían 350 misioneros más en poco tiempo. 57


Las bulas pontificias expedidas en 1493 proporcionaron a las autoridades seculares la justificación moral que deseaban para adelantar su campaña conquistadora. Estas creían que contaban con el apoyo de Dios, pues veían en el colonialismo una expresión de su voluntad. LES QUITARON LA DEIDAD Y LOS HICIERON CONVERSOS CRISTIANOS Este sincretismo y adaptación al mensaje de la fe cristiana de elementos rituales propios de los aborígenes y muy anteriores a la conquista, nacidos en la consustancial lenitividad milenaria, es una muestra palpable de la función cultural religiosa y del mestizaje. Los primeros bautizos del Mar del Sur fueron los que practicó el Fraile Valverde en la isla Puná y en su zona de influencia en continente, cuando visitan las desembocaduras de los ríos: Gala, Naranjal, Pagua y el gran estuario que formaba la desembocadura del río Jubones. La captación de conversos al principio los misioneros empezaron “a desarraigar los viejos ritos y la mayor parte de las manifestaciones externas de la religión de los indígenas”. Aunque se recurría a la fuerza cuando era menester, muchos indios se convirtieron directamente con los frailes. Desde luego, para algunos misioneros, 58


el empleo de la fuerza era inexcusable. Por ejemplo,, Bartolomé de las Casas, sacerdote misionero español de la orden de los Dominicos, desaprobó los crueles métodos utilizados contra los indígenas; sus frecuentes intervenciones ante España en favor de éstos, le valió el título oficial de “Defensor de los Indios”. No obstante, sus esfuerzos suscitaron reacciones opuestas. Unos lo han llamado cruzado, profeta, siervo de Dios y visionario; otros, traidor, paranoico, anarquista. Con posterioridad se abandonó el objetivo de desarraigar los antiguos ritos, una vez que los nativos aceptaban a la fuerza o por la curiosidad de tener un “Dios más efectivo”, se sometían a la palabra de los cristianos, se les permitía conservar sus creencias y prácticas paganas. Ante esto hay que citar el libro MAN MYTH & MAGIC, en el cual sostiene “MUCHAS FESTIVIDADES CRISTIANAS DE LOS ABORÍGENES DE LA REGIÓN INTERAN-DINA DE TODA LATINOAMÉRICA CON-TIENEN PRACTICAS QUE SON VES-TIGIOS DE SUS CREENCIAS”. En Centro América fue diferente, las etnias tomaron el catolicismo, sumando a éste algunos elementos que encajaban con sus necesidades espirituales y rituales, mezclando sus viejas deidades ancestrales con las nuevas imágenes que propuso el Credo europizante. El misterio de la fe católica fue trasmitida utilizando, incluso intérpretes de los idiomas 59


vernáculos existentes en los momentos de la gran simbiosis sincrética social religiosa que se opera como prólogo de la conquista. Hay un hecho muy importante de anotar, ninguno de los cronistas de “primera hora”, me refiero a los que llegaron junto a los conquistadores como Pedro Pizarro, el mismo padre Valverde, en sus notas e informes nos mencionan como hecho importante algún evento de carácter religioso, ya que lo principal era contar el oro e inflar algunos acontecimientos de guerra. El POPOL-VUH, libro sagrado de los Mayas, ya preveía que una conquista extraña bañada de codicia arruinaría el reino. Los Aztecas y Mayas sostenían “el oro era el escremento de los dioses”, mientras que Hernán Cortez dijera: “Los españoles tienen una enfermedad (la codicia) que sólo el oro los cura”. Podemos destacar que la cultura del medioevo español fue fundamentalmente llena de una gran religiosidad - grecolatina cristiana-, tradición ancestral que venía del emperador cristiano Teodosio quien mediante el Edicto Real de Tesolónica (380 D.C.), la oficializó como la religión común a la cristiana, utilizándola como elemento de integración cultural y social, desde esa época cuando aún España estaba bajo el poder de Roma; de esa cultura bien acendrada, más las cruzadas en su parte final; coincide con el descubrimiento y descarga toda esa memoria de opresión so60


bre los aborígenes. El mismo Colón desde el año siguiente al descubrimiento (1493) organizó una expedición del oro aluvial en la isla Española hoy Santo Domingo, dándole poca importancia a la agricultura y la ganadería. En estos lugares de explotación y miseria sin estar oficializado el Sínodo tributo indígena para el cura doctrinero (doctrina; misionero católico que visita la zona rural), el sínodo no se lo pagaba en dinero sino en mano de obra. Durante el siglo XVI sólo existía 6 parroquias en el Vicariato de Guayaquil, una de ellas Puná (1537), con las tierras de Machala a orillas de un estero y en las desembocaduras del río eran visitadas esporádicamente por un doctrinero. Aunque Michael T. Hamerly sostiene que las doctrinas de indios fueron establecidas un poco después, ya que los españoles demoraron algo en consolidar el dominio militar y eclesiástico de la costa, considerando la hostil biodiversidad del litoral, los conquistadores en su mayoría eran serranos, así como también la resistencia de los aborígenes y el más grave impedimento fue la participación de todo el aparato de conquista que estaban ocupados en la guerras civiles de la conquista del Perú que protagonizaba Pizarro y su mesnada. T. Hamerly anota además que Machala fue doctrina de Puná desde de mucho antes de 1550 hasta el siglo XVIII a cargo de los mercedarios. El paso del primer Virrey del Perú Blas61


co Nuñez de Vela, por estas tierras rumbo a Quito, partiendo desde Tumbes, quizá la ruta que siguió, (aunque no llegó a Puná), es posible que recorrió el Jubones, aguas arriba; considerando el trabajo de Octavio Cordero Palacios quien toma una cita del Padre Pedro Arias Dávila al referirse a Paicabamba o Leoquina (hoy cantón Girón), sostiene que al primer virrey al cruzar el río “Tamal Aicha”, a éste se le llevó una carga: “Donde era lo más de ella de Jubones” (prenda de vestir muy ajustada) además hay que ver que dice el diccionario del castellano antiguo sobre este primer topónimo castellano utilizado en lo que hoy corresponde a la provincia de El Oro. Los misioneros desarrollaban una alta estrategia de sincretización, mezclando u haciendo entender la fe cristiana con los elementos rituales propios de los aborígenes, aunque la religiosidad Puná, del Dios Tumbal (Tunpal, Dios, señor de la guerra, así lo señala el diccionario de nombres Kichwas Ariruma Kowii-), especialmente no compartieron nada con la cristiana, el abrupto exterminio lo impidió, no así con la de los incas que se sincretizaron y hasta encontraron parecidos. Si bien es cierto que se bautizó a cientos de miles de nativos americanos, el “cristianismo” que se les impuso fue a lo sumo superficial. Se dedicó poco tiempo a enseñarles los fundamentos del cristianismo sobre los cua62


les edificar una fe sólida. The Cambridge History of Latín América comenta: “Habían signos alarmantes de que los indios que habían abrazado la nueva fe con aparente entusiasmo aún veneraban a sus viejos ídolos en secreto”. Incluso se sabe que algunos colocaban ídolos autóctonos detrás de los altares, por si el-” Dios cristiano” no respondía. Asimismo, les llevó mucho tiempo abandonar ciertas prácticas enraizadas profundamente como la poligamia, aunque los protestantes aceptan que hay Dioses más antiguos que los Dioses de los Incas, se refieren a los mesoamericanos del Pacífico Sur. Los miembros de las órdenes católicas romanas no siempre se comportaron como era propio de misioneros, las rencillas entre las diferentes órdenes eran habituales. Los jesuítas, en particular, fueron objeto de crítica por sus prácticas, se les desterró de Brasil (1759)... La llegada de los misioneros protestantes por el centro pero más en Norteamérica no alteró mucho el panorama. El aumento en las filas de los misioneros marchó paralelo a la típica desunión del cristianismo nominal. Los católicos acusaban a los protestantes de favorecer el imperialismo; éstos, a su vez, acusaban a los católicos de diseminar creencias paganas y mantener al pueblo en la pobreza. Había mucho de verdad en tales denuncias. Doctrineros, católicos y protestantes eran artrólatas... (cambiarán oro por 63


espejos, peinetas, rosarios, estampas). Los misioneros de la cristiandad, tanto católico como protestantes, no siguieron el ejemplo de Jesús (dicen los militares de la corona). De acuerdo con The Enciclopedia of Religión, por todo el Nuevo Mundo “la conversión fue con un brazo de las expediciones colonizadoras de españoles, franceses y británicos, fijaron su orden de prioridades equivocando y se metieron en la política. Por consiguiente, dice este mismo libro, “al finalizar la era francesa en Canadá, los misioneros habían obtenido mejores resultados inculcando en los indios lealtad a Francia que convirtiéndolos “a su religión”. POR DIOS Y POR EL ORO El Vaticano creó los “Justos Títulos”, con el fin de extender el Evangelio, autorizando de esta forma la conquista violenta. Los Reyes de Castilla para poder conquistar y poseer tierras en América, en un principio hacían tomas simbólicas de los descubrimientos, se exageraba los supuestos enfrentamientos militares de conquista con el fin de que se extiendan las bulas papales autorizando la expansión de la fe cristiana, (sobre este tema se enfrentan: Las Casas con Juan Gínes de Sepúlveda que propuso la tesis de la “Conquista Violenta” con el fin de llevar el Evangelio a los nativos calificados como idólatras. De Las Casas profesa la Evangelización 64


Pacífica. Mediante la bula de 1537 consiguió que los aborígenes sean considerados seres racionales y libres. Para 1542 escribió en su Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias: “Las causas porque han muerto y destruido tantas, tales y tan infinito número de ánimas los cristianos, ha sido solamente por tener por bono último el oro y henchirse de riqueza en muy breves días”. Sostiene el libro “La Humanidad Preshistó-rica” 1983 de Luis Pericot y Jean Maluker, que el jade fue utilizado desde el final de la época Formativa por las culturas mesoamericanas; no obstante hay que indicar que el jade tenía mayor valor que el oro, ya sea como joya o como presea sagrada, el oro era utilizado como un común metal para elaborar utencillios domésticos, no teniendo para ellos el valor adquisitivo que representaba para los conquistadores. Jijón y Caamaño, en base a los trabajos arqueológicos de Max Uhle, propone que los pueblos punáes y otros que se extendieron a lo largo de la costa de lo que hoy es Ecuador, integraron “la Confederación Hanseática de Puertos Mercantiles”, también los llama “La Liga de Mercaderes”, identificando a todos estos pueblos una característica simbólica, religiosa, funeraria, mercantil y de atuendo, según como se la elabore para su utilización a la concha “spondylus princeps”; la misma que es una hermosa ostra bivalva con borde interior de color rojizo y borde exterior púr65


pura, moluscos marino que se lo encuentra al fondo de las profundidades cercanas a la costa, se vincula al color rojizo de su concha con ritos de la fertilidad, símbolo de riqueza, poder, ofrenda funeraria, joya, objeto exótico y eventualmente como patrón de valor “moneda”, confeccionán-dose también utencilios del cabello, anillos, pendientes, etc. Sostiene además que en toda mesoamérica se usa esta variedad de molusco que vincula a los pueblos del Mar del Sur, hasta Tumbes, pasando por Machala, desde mucho antes del Período Formativo, hasta la conquista temprana española de las tierras ribereñas de todo el Pacífico en América. Es importante acotar que cuando pasara Pizarro y Valverde por esta zona, en el saqueo a la isla Puná, mandaron a traer el oro de toda la periferie continental, -estarán incluidas aquí las tierras de Máchala que dan al estero y las bocas del Jubones, tierras que están frente a su emblemático sagrado adoratorio, la Isla del Muerto o Amortajado. De esto nada dijeron los “Cronistas de primera hora”, así como los cronistas que aparecieron después como Cieza De León, quien apenas hace una cortísima referencia del hecho de la muerte en Puná del Obispo Vicente de Valverde considerado por los aborígenes “DEIDICIDA” ya que éste en 1531-1532 tiró al suelo la deidad sagrada de los punáes TUMBAL (Dios de la Guerra), hechos que también los repetía en la desembocadura de los ríos 66


anteriormente citados, cuya desembocadura están en el continente frente a la isla. ORIGENES DE LA EVANGELIZACION Primeros indicios de evangelización en las tierras que hoy corresponden a la provincia de El Oro, parte baja. Ante nuestro empeño para llegar a señalar de alguna manera el proceso, así como el de establecer los asentamientos castellanos que generó la conquista entre 1550 y el 1570; cuando se establecen las, condiciones primigenias, que llevarían a lo españoles a la explotación del cerro y minas de oro de Zaruma; hecho que atrajera toda la estructura gubernativa que movía la Corona con sus Ejércitos, los mercedarios, los dominicos, encomenderos, los obrajeros, los indígenas tributarios, “los indios peinadillos” (que por varias razones no pagaban tributos). Recurriendo sólo a documentos como único recurso considerable para este estudio emprendimos una amplia investigación que va más allá del conocimiento y la fuente que nos dan los monografistas tradicionales, que por ejemplo sostienen varias fundaciones de Machala, hecho historiográficamente inexisten-te mientras que no se descargue pruebas documentales o arqueológicas que testifiquen la veracidad de las propuestas monográficas hechas a principios del presente siglo, considerando que fundar una ciudad en términos del régimen de la Corona era facultad priva67


tiva de Gobernadores y Adelantados, siendo la tradición la que maneja imprecisamente y confunde fundación por repoblación, traslado y evangelización. Algunos autores sostienen al respecto que en el régimen castellano la fundación representaba un acto solemne y privilegiado. Sin pretender haber alcanzado nuestro propósito de hacer una toma general de la evangelización y los primeros asentamientos castellanos en Machala, consciente de lo que disponemos en cuanto a documentos básicos conocidos o desconocidos, existentes en el Archivo General de Indias de Sevilla y en los repositorios obispales de: Lima”, Loja, Cuenca y en otras ciudades e instituciones de la Corona, donde por razones administrativas, militares y religiosas del Reyno de Castilla, fueron el destino de legajos que constituyeron la crónica fundamental de la formación de nuestros pue-blos, considerando además que en el caso particular de las tierras de lo que hoy son El Oro, es en el Puerto de Jambelí hasta donde llegaban galeones a cargar el oro de la Villa del Cerro Rico de San Antonio de Zaruma, siendo la ruta del desembarco del oro los primeros pueblos sacralizados castellanizados y explotados que existieron en el sector más extremo del vicariato de Guayaquil durante el siglo XVI, cuya iglesia matriz corresponde al sitio donde hoy se levanta el Sagrario, data del año 1537, poco después esta Iglesia de Guayaquil tenía 3 parroquias 68


y cinco “doctrinas”, las de: Chongón, Daule, Pimoche, Puná y Yaguachi. “Las doctrinas de indios”, fueron establecidas por los conquistadores españoles con el fin de consolidar el dominio de la costa, sostiene M. T. Merlly; esta zona era poco atractiva, a la resistencia de diversos grupos de indígenas, lo que motivaba la participación de Guayaquil en las guerras civiles del Perú al inicio de la conquista. LA DOCTRINA DE PUNA La doctrina de la Puná fue creada antes de 1550, se considera que dentro de esta jurisdicción por mucho tiempo estuvo incluida Machala, estando a cargo de los mercedarios por casi todo el periodo colonial, los mercedarios estuvieron en Puná y Machala desde el período posterior a la guerra que tuviera Pizarro con Tumbalá y su pueblo que fuera diezmado a golpe de arcabús, espada, cruz y perros de la conquista La evangelización durante la Colonia aparece como un soporte ideológico, adormeciendo conciencias y justificando desgracias, la religión traída por los colonizadores, la católica: con su tarea de anunciar el Evangelio y la salvación del hombre, impuso un régimen de padronasgo convirtiendo al colono en el ente propicio para la tarea “salvífica”. Los mercedarios fueron una de las tantas órdenes de misioneros catequizadores que 69


llegan a América, continente que antes de llamarse así, a partir de 1516 se lo denominó Nuevo Mundo, época en la que toda Europa era controlada por la Iglesia. Toda actividad humana y política estaba regida por la alianza “Estado - Iglesia”, hecho que engendró las cruzadas y que dicha repercusión llegó a las tierras descubiertas, conquistadas y obviamente sacralizadas, al respecto así se refieren sobre el tema autoridades teológicas internacionales versadas. Sidney H. Rooy, del Instituto de Educación Teológica de Buenos Aires, escribe: “que para fines del siglo XV, los reyes de España tenían la convicción de que la corona española era el instrumento elegido divinamente para la salvación del Nuevo Mundo. El Papa trazó en el Atlántico una línea imaginaria de norte a sur, que repartía los derechos de descubrimientos y conquistas entre España y Portugal; en 1494, esa línea se trasladó un poco hacia el poniente en un acuerdo suscrito por mutuo consenti-miento. Así pues, mientras los españoles se asentaban en la mayor parte de Centroamérica y Sudamérica, los portugueses penetraban en Brasil, cuya costa oriental entonces quedaba al este de la línea de demarcación. Según Rooy, ambos países infirieron del decreto pontificio que “el derecho a las tierras iba unido al encargo de cristianizar a los nativos”. En lo que concierne al presente estudio establecen algunos documentos que los Mer70


cedarios y Dominicos recibieron doctrinas de indios en la costa. En muchas ocasiones la elemental institución de Evangelización de las colonias llamadas “Doctrinas” eran verdaderas parroquias y no misiones formadas en su mayor parte por aborígenes (así lo sostiene Fernando de Armas Medina en su obra “Evolución Histórica de las Doctrinas de Indios”). Más aportaciones sobre el tema testimonian: el Oidor de la Real Audiencia de Quito N. Navarro, quiteño de nacimiento y que entrega muchas aportaciones historiográficas en materia de estudios demográficos históricos, sobre la Iglesia y el gran proyecto de conquista. La evangelización, al igual que el Padre Juan de Velasco y el Gobernador Zelaya, éste último en informes muy detallados, revelan que Machala dejó de pertenecer administrativamente de Puná en 1783, llegando a ser parroquia secular, confirmando eso sí que Machala era doctrina de indios con derecho propio desde 1765 y antes de ello formó parte de la doctrina de Puná desde que Valverde pasara por la isla y llegaran a Cajamarca, junto a Pizarro dejando muerte y terror en Puná y en los estuarios que formara el río de los Jubones, hoy denominado Jubones. LA RELIGIOSIDAD PUNA En aquellos tiempos por efectos de evangelización lo que es hoy la provincia de El 71


Oro, estuvo dividida clerical y políticamente: La parte alta, Zaruma, pertenece al Corregimiento de Loja y dentro de esta jurisdicción encontramos a: Paccha, Manú, Chilla, Guanazán, y el actual cantón Santa Rosa (Jambelí); mientras que la parte baja pertenece a Puná que era jurisdicción del corregimiento de Guayaquil en estos territorios encontramos a: Pasaje y Machala, como doctrinas del curato de Puná que eran visitadas en forma esporádicas por los franciscanos para: Bautizos, Defunciones y Matrimonios de los “indianos”; sobre este tema de la evangelización de Machala encontramos documentos un poco antes del indio GUMAL, cuando se erije como parroquia (ECLESIASTICA) Machala, se hace cargo de la iglesia Fray Pedro Ros... (ilegible) en 1747, seguido por Fray Diego de León y éste a su vez reemplazado por Fray Pedro Ramarote (hacia los años 1750). Entre los eventos que se destacaron en homenaje a los “500 años de Colón”, entre ótros, el Congreso Internacional de Americanistas, el mismo que tenía como temática central “Las religiones amerindias 500 años después, en cuyos estudios se desarrollaron varios volúmenes de informes sobre las creencias, más que todo en el sector Sudamérica, planteándose mundos religiosos como el: Mapuche, Ayoreo, Guayaní, Xavante, Siona Secoya, inca, Aymará y la costa Atlántica nicaragüense. 72


Al sector que corresponde los dominios punáes se los encierra en la “generalidad territorial de los Incas”, a quienes se les dedica “mucha atención” y se desconocen otras manifestaciones religiosas más ricas y culturalmente más antiguas o contemporáneas, desconociéndose en este caso particular la religión Puná que abarcó el Golfo de Guayaquil, el Archipiélago de Jambelí y las costas de lo que hoy son las provincias de El Oro y Guayas, aguas arriba por el Jubones hasta los contrafluentes de la cordillera Occidental de los Andes. Raf Masón (1957), sostiene que la religiosidad Siona Secoya proviene de orígenes comunes ya que básicamente estas dos creencias tienen una profunda lenitividad naturista y animista, al igual, y en forma particular la religión Puná tuvo las mismas semejanzas, aunque hay antropólogos que objetan estas comparaciones por la diferencia simbólica - cultural. Matraus, Roe y Weis, confirma que: “los mitos nativos y elementos religiosos a lo largo de Sudamérica tienen gran semejanza”, estableciendo ciertas diferencias en la organización burocrática de dichas religiones, así como en los ciclos: ceremoniales, arquitectura religiosa, veneración, élites y dinastías. Willian T. Vickers, en su estudio comparativo de las religiones aborígenes de la actual América del Sur, sólo hace dos grandes grupos, maneja el tema como una generalidad sucinta, aplicándose en sus estudios más a 73


los sectores de la amazonía, tomando como la de mayor influencia a la religión “Siona Secoya”, y en lo que respecta a la región andina toma a la religión Inca, al decir de Vikers, también sostiene que esta religión dominó las costas del Pacífico de América del Sur, (hecho alejado de la realidad, considerando que se consolida la religión Puná como una sociedad religiosa de isleños y marineros, profundos conocedores de su habitat oceanógrafico así como corrientes, Las balsas de los Punáes y la de los españoles se encontraban en sus dominios, utilizaban ya la vela “Latina” de algodón y la guara un sistema de gobierno del timón, con gran maniobra-vilidad, así como velocidad de impulso del viento en la vela (La Balsa, Yeni Estrada), vientos, climas, posición de los astros y además su mayor adoratorio estaba en la isla del Muerto muy distante de Puná, lugar donde se llevaban las mayores ceremonias, para lo cual se organizaban verdaderas procesiones marítimas en busca de la Huaca o Adoratorio donde rendían culto a su más alta deidad el Dios Puná “Tunpal”. (Dios de la Guerra, -Ariruma Kowi). A los dominios Puná se los encasilla deliberadamente como un Reino medio, ubicándoselo dentro de la territorialidad que los historiadores de la colonia a efectos de tener una unidad geográfica lo situaron en el sector Inca, pero la procedencia mesoamericana (Centro América) y su presencia pre-incásica 74


son historiográficamente evidentes, al respecto tomamos algo de Jorge Salvador Lara, gran panamericanista de nuestra historia “Las fases culturales ribereñas del Pacífico muestran el contacto por mar e influencia recíproca con las culturas aborígenes preincásicas que habitaron el Ecuador”. Esta fase se convierte en el gran referente de continuidades históricas, para valorar a los punáes como una aborigeneidad que quizá anteceda a muchas que se desarrollaron en el Cordón Interandino por el Período de Integración, situándose antes de este espacio de la historia y permaneciendo vigente hasta bien entrada la conquista”. También se las denomina a estas culturas como mesoamericanas, (Lilian Benítez y Alicia Garcés en su estudio “Culturas Ecuatorianas Ayer y Hoy”, al referirse a las principales culturas indígenas prehispánicas, en lo referente a la región mesoamericana, sostienen que: El término se lo aplica e incluye a la mitad de México, toda Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica), exponentes máximos de una gran religiosidad, producto de una lenitividad atemorizada por los fenómenos -naturales, extraordinariamente idólatras; tenían dioses nacionales, regionales, locales, familiares, etc. Todas estas características punáes derivaban en prácticas de multideidad, sus dioses principales eran: el sol, los astros, los planetas, las serpientes, el fuego, el aire, la lluvia, la tierra, el maíz, las aves, los animales marinos; más 75


los cronistas del siglo XVI, especialmente, les sumaron un Dios más: “El demonio” con el fin de satanizarles ante el Papa y ante la “historia cristiana” La práctica de realizar penitencias y ofrendas divinas a sus deidades, es común desde autosacrificios y a la vez también sacrificaban a sus prisioneros de guerra lo que motivaba estar en constante refriega con sus enemigos ancestrales los tumbecinos: a través de sus cuerpos manifestaban la intrínseca dependencia de su voluntad, respecto al deseo dinamizador de sus Dioses. En los rituales y celebraciones festivas dedicadas a los dioses, les ofrecían sangre de su enemigo, al sacrificar a sus prisioneros Cortándoles orejas, lenguas, brazos; sangre que corría en las mesas de sacrificio en “los peños o pucarás” donde se había previsto pequeños canales labrados en roca viva por donde corría la sangre hacía el vacío desde donde los lanzaban. Una prueba arquelógica de ésto aún está visible en la “Loma Pelada” en la margen derecha del río Jubones, así como también en los pequeños sistemas montañosos que dan al este de la isla Puná y en la isla del Muerto, su gran adoratorio, llenos de riscos y peñascos altos junto al mar. Estas ofrendas a los dioses la hacían en la noche con gritos y entonando: atabales, tamboras, maracas de vainas de acacias y con grandes caracolas marinas. Los templos del Dios Tumbal eran dife76


rente a los templos del Dios del viento y de la lluvia, pero se caracterizaban por ser circulares con puertas en forma de boca de un gran pescado, serpiente o animal, haciendo siempre arder fuego en grandes braceros delante de los altares de sus dioses, rituales que se repiten en tiempo de cosecha o de siembra, así como también según su calendario de celebraciones sagradas en donde consumían comidas, manjares, maíz en chicha y en tortillas y decoraban con rosas y perfume de cacao y frutas. En todo el territorio Puná estaban sus dioses, en la zona marítima de la isla Puná, el Archipiélago de Jambelí, la isla del Muerto, así como en las orillas aguas arriba de los ríos Balao, Tenguel, Jubones y Santa Rosa (sus límites con los cañaris eran los contrafuertes de la cordi-llera occidental de los Andes). A estos ídolos se los encontraba en templos, donde se había previsto pequeños canales labrados en roca viva por donde corría la sangre hacia el vacío desde donde los lanzaban. Una prueba arquelógica de ésto aún está visible en la “Loma Pelada” en la margen derecha del río Jubones, así como también en los pequeños sistemas montañosos que dan al este de la isla Puná y en la isla del Muerto, su gran adoratorio, llenos de riscos y peñascos altos junto al mar. Estas ofrendas a los dioses la hacían en la noche con gritos y entonando: atabales, tamboras, maracas de vainas de acacias y con grandes caracolas 77


marinas. También estaban sus raíces representados en: bosques, patios, puertos, caminos, tambos, playas, desfiladeros, encañonadas, precipicios, acantilados; en las fuentes los altares eran en forma de cruz, uno frente a otro y la fuente en medio y las deidades eran de: Piedra, madera, barro cocido, de masa de maíz, de semillas, con incrustaciones de piedra turquesa y oro; tenían figura de hombre con morteros en la cabeza para poner chicha, de féminas, de león, tigre, perro, venado, culebras, águilas, aves marinas y especies del mar. La arraigada religiosidad se extendía hasta el más allá; el ritual funerario, este era otro gran evento lleno de sagradas características y tenían una marcada diferencia de clases. Las ceremonias de sacerdotes, jefes militares y nobles tenían gran boato, las ofrecían los sacerdotes más importantes mientras que para el aborigen común sólo lo asistía un sacerdote de menor rango. Sus vidas pendientes del mar y su clima, adoraban al arco iris, al agua, al viento, cada una de estas celebraciones tenían un ritual y un tiempo diferente, el máximo oráculo siempre fue la isla del Muerto a donde concurrían por las noches navegando con antorchas y braceros, atizados por aceite y grasa, marinos, prendidos en sus grandes balsas; conocedores milenarios del tiempo marino, aguajes y las corrientes navegables 78


en el mar en el cual viajaban sin dejar de lado sus supersticiones para lo cual ofrendaban y pedían protección a sus dioses con collares, amuletos, manijas, coronas, manillas, gargantillas, zarcillos en cabuya, de corteza de mangle, frutales, oro y piedras preciosas. EL “ENCUENTRO” DEL CRISTIANISMO Y LA RELIGIOSIDAD PUNA La capitulación de Toledo impone a Pizarro el deber de llevar en su campaña de conquista, religiosos que se dediquen a predicar a los aborígenes “descubiertos”, la fe cristiana; en esta empresa acompañaron a Vicente Valverde: Antonio Burgales, Pablo de la Cruz, Juan de Yépez, Tomás del Toro y Reinaldo de Pedraza, todos dominicos que habían tomado los hábitos en el Convento de San Esteban de Salamanca; Vicente de Valverde el más maquinador, político y menos discreto que sus compañeros, mientras estuvo seis meses en el asalto a Puná, no dejó Dios ni ídolo de los punáes en pie, ese joven fraile de cabeza calva, de sotana blanca y túnica negra se convirtió en el “Dios del mal” para los puneños: destruyó adoratorios, exterminó templos y los más grave fue derribar la inmensa y sagrada estatua de piedra que se alzaba en el centro de la plaza de la capital Puná. Los punáes vengaron a sus dioses muchos años después, cuando Valverde regresara a la isla y fuera muerto ofreciendo una misa. Caído 79


el Dios de la guerra, provocación que enfureció a los punáes, heridos en lo más íntimo de su espiritualidad lenitiva, comienzan días de hostilidades para los conquistadores que salen de Puná “salvados por el Arcángel San Miguel”, Valverde recorrió junto a la caballería y en balsas todas las zonas de la isla, al igual que las desembocaduras: desde el río Santa Rosa, pasando por las bocas del Jubones (Machala) hasta las desembocaduras del Tenguel y río Balao. El, personalmente destrozó figuras, petroglifos esculpidos en piedras, templos, santuarios y destruyó toda deidad de la índole que sea (Puente Candamo y Gálvez Peña).- Habían llegado las cruzadas a estas tierras.- Valverde se adelantó en la historia ciento cincuenta años ya que la extirpación de la idolatría fue ordenada por el fanático Felipe Segundo (quien ordenó sesenta y dos mil misas de réquien luego de su muerte), a fines del siglo XVI y llevada a efecto en 1660 ordenada desde Lima por Francisco de Avila y Hernando de Avendaño. El fanatismo de Valverde y su soldadesca logró movilizar a más de veinte mil guerreros punáes en contra de Pizarro, todos los ancianos, niños y mujeres huyeron despavoridos a las bocas de los ríos hoy denominados: Jubones, Santa Rosa, Tenguel, Balao y Gala. El centro de la cultura Puná fue su religiosidad, su espiritualidad, sostiene el Padre Juan Batasso “que la religión es el núcleo de toda cultura”, en este breve estudio no 80


podemos definir el pasado de las creencias Puná, ni podemos reconstruir lo que sería el modelo de este comportamiento cultural espiritual de una etnia, que como rebanar un tajo, les quitaron sus: Dioses, creencias y costumbres religiosas - espirituales; extirpada su ritualidad cúltica, desaparecidos todos sus dioses y deidades no es imposible hasta ahora hacer una investigación profunda ni en el mismo terreno Puná, peor aún en la zona de influencia en el sistema hidrográfico que desemboca en el canal de Jambelí separando Puná del continente. William T. Vickers sostiene que las religiones andinas dominaron la costa del Pacífico Sur, criterio un poco inconsistente aunque el origen de las religiones amazónicas andinas e insulares en el Pacífico Sur dice Raf Masón (1957), provienen de un mismo origen común ya que son “naturalistista y animalista”. Los Punáes tuvieron las mismas características, aunque hay antropólogos que objetan este tipo de comparaciones, ya sea por la diferencia simbólica cultural o por origen e influencia regional, en este caso la influencia Quiché centro americana del lado del Mar del Sur, aunque Metraux, Roe y Weiss insisten que los mitos nativos y elementos religiosos a lo largo de Sud América tienen gran semejanza. No es nuestra intención analizar la expresión de la religiosidad Puná dentro de un marco teórico. “Pero siendo también una creencia animista representa la prueba obvia 81


para llegar a comprender su universo físico”. Como colofón de esta nota quiero citar otra vez a Vickers que resume aquello de que:” En los ritos está nucleada la institucionalidad religiosa” (Puná). FRAY MARCOS DE NIZA COMENTA LA ESTADÍA DE PIZARRO EN PUNA: “En una isla que está cerca de las mismas provincias, que se llama PUNA, muy poblada y graciosa, y recibiéndole el señor y gente de ella como a ángeles del cielo, y después de seis meses, habiéndoles comido todos sus basti-mentos y de nuevo descubriéndoles las reservas de maíz que tenían para sí sus mujeres e hijos, los tiempos de seca y estériles, y ofreciéndoselas con muchas lágrimas que las gastasen y comiesen e su voluntad, el pago que se les dieron a la fin fue los metieron a espada y almacenaron mucha cantidad de gentes de ellas, y los que pudieron tomar a vida hicieron esclavos con grandes y señaladas crueldades, otras que en ellas hicieron, dejando casi despoblada la dicha isla”. Sobre estos hechos, en los que Pizarro y los suyos participaron en Puná, Fray Marcos de Niza corrobora lo actuado en cuanto al maltrato a los aborígenes: La tortura, la humillación, el despojo, sostiene Niza que la llegada de Pizarro fue infeliz para los pueblos en los cuales hacía estancia hasta llegar al Reino del Perú o Virú, (tierras así 82


denominadas inicialmente por Pascual de Andagoya en 1522, término posteriormente castellanizado con el vocablo de “Perú”). En el tercero y definitivo viaje al Perú por parte de Pizarro con los resultados de la capitulación de Toledo en sus manos, siendonombrado Gobernador adelantado y Alguacil Mayor de Nueva Castilla (nombre otorgado al Nuevo Reyno), trajo 180 soldados que eran nobles menores, soldados e hidalgos, plebeyos, españoles fugitivos de Centro América, entre ellos descendientes de moros y judíos e indígenas de Centro América, todos unidos en una expedición de codicia, riqueza y fama. MICHAEL T. HAMERLY, J.L. MONROY Y EL GOBERNADOR ZELAYA La histórica parroquia de Puná y su tradicional “Doctrina Machala”, considerando que la Iglesia Matriz del Sagrario (Guayaquil) data de 1537, así lo sostiene Michael T. Hamerly, acota este autor que la “Doctrina de Puná, por mucho tiempo incluyó Machala, que estuvo a cargo de los mercedarios durante todo el período colonial, por lo menos hasta muy adelantado el siglo XVIII, (Machala) fue la primera “Doctrina” en crearse aparentemente hacia 1550, si no antes, ya que los mercedarios estuvieron presentes en la isla de Puná desde su pacificación (Joel Monroy, Los religiosos de La Merced en 83


la costa), considerando igualmente algunos sacerdotes entendidos en este quehacer que Machala fue la primera “Doctrina” de la zona costera de la provincia de Guayaquil y que nucleaba a otras doctrinas, como la de Pasaje y la del Puerto de Jambelí (1540-1700) por donde salía el oro de Zaruma, (documentos de Zaruma y el Archivo de Sevilla (investigación hecha por Enrique Aguilar Zambrano 1993). En las etapas iniciales de la Colonia, Guayaquil crecía muy lentamente, la movilidad de la natalidad de: aborígenes, negros, españoles y mestizos fue lenta pero sostenida, esto podemos apreciar en la “Descripción de la Gobernación de Guayaquil”, que se mueve dentro de la cosmovisión de esta provincia entre fines del siglo XVI y a inicios del siglo XVII. Los conventos de los agustinos, dominicos y franciscanos se establecen en Guayaquil entre 1570 y el 1605, fecha en la que, incluso, el padrón censal del distrito en cuanto a la población aborigen habría sufrido una baja a 2408, siendo esta la razón por la que quizá el número de parroquias no pasó de seis hasta 1675. T. Hamerly pionero en este tipo de trabajos que hacen referencia a la Evangelización en la Colonia, propone que Machala es doctrina asignada a los Mercedarios desde 1765 siendo elevada a parroquia en 1786, no obstante indicaremos que en el año de 1995 cuando 84


investigábamos con el Padre Ángel Feijóo los archivos de la Catedral, encontramos en el libro más antiguo que el Fray Pedro Ros.... (puede ser Rosillo) en 1747, concretamente el 12 de noviembre de ese año desposa en Machala a “Joseph Reina con Francisca Aren”, sin embargo, según otros investigadores. Machala es parroquia secular desde 1786, más adelante expondremos algunos datos extraídos del archivo de la catedral de Machala. J. L. Monroy dice que el Obispado de Quito no tenía ingerencia sobre las doctrinas de Machala y Puná en los inicios de la Colonia, sino que estaban subordinadas a las Ordenes religiosas a las cuales pertenecían; quienes mantenían y hacían copias: de sus libros bautismales, defunción, matrimonios y otros. El destino de toda esta documentación debe encontrarse en los archivos de los principales conventos de las órdenes referidas. Intentando establecer los entornos en que se van desarrollando estos acontecimientos, queda abierta la investigación de este tema, pero eso sí, siempre que sea respaldada con documentos y no con la crítica de “entendido”, haciendo una gran síntesis sin contenido historiográfico. El Gobernador de la provincia de Guayaquil, el español De Zelaya (1765), manifiesta que “Machala era una doctrina de indios por derecho propio, habiendo sido parte de la doctrina de Puná”. Aquello de “por derecho 85


propio” en su significado idiomático desde hace más de doscientos años, quizá no ha cambiado y tiene el mismo significado, quiero decir con esto que, Machala no tuvo fundación ni designación alguna dentro de la estructura civil política colonial, la única asignación que le daban era precisamente la clérigo-secular en su más elemental concepción por la cantidad de colonos, aborígenes y por su ruralidad, que es la de “Doctrina”; aunque se propone que Machala deja Puná en su religiosidad administrativa a partir de 1783 - 1786. “El poblado siempre se fue desarrollando al pie del estero y del río (Bocas del Jubones), varias desembocaduras”, propone Teodoro Wolf. CONFIRMACIÓN DE LA ENCOMIENDA DEL PUERTO DE MACHA LA EN FAVOR DE MARIANA JAIME DE CONTRERAS (1630-1636). El presente documento es parte de un gran expediente, en que el Puerto de Machala, es reclamado como encomienda de sucesión en favor de Mariana Jaime de Contreras, hija legítima del Capitán Juan Sánchez Jaime, expediente que se gestionó en Guayaquil desde 1630, cuyo trámite fue resuelto en Quito en enero de 1636. Estas encomiendas eran entregadas por el Rey a altos oficiales de la Corona, los mismos que podían conceder 86


los derechos a sus hijos (pero a veces las encomiendas estaban en manos de una familia por varias generaciones). Con el Archivo de Indias, en Sevilla, España, la Sociedad Historiográfica de El Oro tiene estrechos vínculos, desde mucho antes de la publicación de los libros “Documentos de Zaruma” (1998) y “Machala en Puná” (1999), obras que están para consulta en la biblioteca auxiliar de dicho archivo en España, aquí presentamos documentos que reposan en esa institución española, donde se encuentra también parte de la historia documental de nuestra provincia. La petición de sucesión de encomienda está dirigida por Mariana Jaime de Contreras al Justicia Mayor Don Francisco Pérez de Navarrete y como testigos al Capitán Juan Ruiz de Palma y al Alférez Alonso de Vargas, nieto de Don Juan de Vargas, antiguo conquistador de las tierras de Machala, junto al primer encomendero de este Puerto Don Alonso de Montalvo registrado en la historia como Encomendero de Machala en 1573, cuando al decir de Torres de Mendoza este puerto recién era una encomienda, todavía y la división política colonial de esa época, la tenía a Machala como una parcialidad que pertenecía al Corregimiento de Guayaquil (1531-1560). Epoca en la cual estos terrenos eran considerados los más incómodos de dicho Corregimiento; no obstante llegar al puerto de Machala galeones y navíos, Puerto 87


que estaba situado a orillas del río Jubones, tres leguas de distancia al mar. El Puerto junto al mar es el de Huaylá. A continuación presentamos la traducción paleográfica de varias partes donde se alude a Machala en este documento que data de los inicios de siglo XVII, tiempo en el cual el reino del Perú tenía 17 encomiendas de españoles y 52 de indios, estando Machala ya considerada como encomienda según estos documentos del archivo de Indias, cuyas once páginas son escaneadas en su totalidad, subrayadas las partes pertinentes que se tradujeron paleográfi-camente y publicadas junto a este anexo con el castellano caligráfico del siglo XVI y XVII. La primera transcripción paleográfica corresponde a la parte inicial del documento donde se prepara las preguntas y los testimonios a los testigos juramentados “en señal de la cruz” (y la espada). Fiel traducción paleográfica (Imagen Nº 1) del documento registrado en el archivo de Indias bajo el catálogo-Quito 55 B Nº 22 A-19 de abril de 1630: “Por las preguntas siguientes que se examina con los testigos presentados por parte de Doña Mariana Jaime de Contreras hija legítima del Capitán Luis Sánchez Jaime, domiciliado en esta ciudad. 1.- Primeramente si conocieron al Capitán Juan Sánchez Jaime, vecino feudatario domiciliado en esta ciudad, persona ameritísima y de calidad y ser padre legítimo de doña 88


Mariana Jaime de Contreras su hija, la cual por ser mayor y no tener sucesor en la encomienda de indios de Yanco y Machala. Con lo cual por ser tan corto el arriendo de ellos no se puede sustentar a Doña Mariana por ser esta ciudad y Puerto el más caro de este reino y por traerse de fuera los bastimentos”. Segunda traducción paleográfica de la parte pertinente donde se cita a Machala (Imagen Nº2) del expediente de confirmación de encomienda de la señora Mariana Jaime de Contreras. “De la primera pregunta dijo este testigo, conoció al Capitán Juan Sánchez Jaime vecino feudatario en esta ciudad, que fue persona benemérita y de calidad; asimismo atestiguó que fue padre legítimo de Doña Mariana Jaime de Contreras que le presentó por testigo, la cual sucedió en la encomienda de indios de Yanco y Machala, con cuyo arriendo es imposible sustentarse por ser este Puerto el más caro del territorio y traerse de fuera los bastimentos”. Tercera traducción paleográfica de lo pertinente donde se cita a Machala (Imagen Nº 3) del expediente de confirmación donde se interroga a los testigos para verificar la sucesión de encomienda en favor de doña Mariana Jaime de Contreras - interrogatorio al Capitán Juan Luis de Pardo. “De la primera pregunta dijo que conoció al Capitán Juan Sánchez Jaime vecino feudatario que fue de esta ciudad, persona 89


benemérita y de calidad y que se hace asimismo querer, padre legítimo de Doña Mariana Jaime de Contreras, la cual sucedió en la encomienda de indios de Yanco y Machala, con lo cual sus cuentas es imposible sustentarse por ser este el puerto más caro de todo el reino y traerse los bastimentos desde afuera”. En el tiempo histórico en que se desarrolla esta Confirmación de Encomienda (1630), en el virreinato del Perú se desenvolvía como autoridad máxima Luis Cabrera de Bobadilla, Virrey que introdujo una serie de impuestos, como la “Media nata” que consistía en el pago del haber de medio año por parte de los beneficiados con algún cargo rentado; otro impuesto era “La avería” que consistía en el 1% a los artículos importados que llegaban a las Encomiendas. El presidente de la Real Audiencia de Quito era Don Antonio de Morga, quien impuso en su territorio la organización de la Hacienda Real que era la encargada de los asuntos económicos del Virreinato y la Real Audiencia y estaba conformada por oficiales reales divididos en: factores, veedores y tesoreros; los mismos que controlaban las Encomiendas de criollos y de indios con el fin de hacer efectivo los impuestos para la Caja Real. La Hacienda Real del Virreinato creó el Tribunal Mayor de Cuentas que tomó a su cargo la labor financiera (hacendística), actividad que antes era reservada para las audiencias, creando así un mayor orden en el 90


COPIAS ORIGINALES DEL DOCUMENTO EN EL QUE CONSTA EL PUERTO DE MACHALA COMO ENCOMIENDA DE LOS SANCHEZ JAIME CONTRERAS 1630-1636 IMAGENES

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estado imperial en cuanto a lo administrativo, que tenían las colonias en los aspectos económicos y sobre todo en la entrega del dinero a la Corona, la misma que creaba nuevos organismos para controlar los efectos de la corrupción. En esta época disminuyeron las prerrogativas de los cabildos y de los ricos vecinos” chapetones”, incorporándose mestizos en los cabildos, se crean colegios para los hijos de los Caciques cuya misión fue la de educarlos al estilo de la realeza española. Para ese entonces el corregimiento de Guayaquil estaba gobernado por el Maestre de Campo Don Baltazar Malo de Molina, Machala como Encomienda tenía como administrador al Capitán Juan Sánchez Jaime quién desarrolló más el puerto a inicios de los 1.600; del puerto de Machala salían todos los frutales tropicales que se daban en la zona, así como las maderas especialmente el mangle que era llevado a Lima, Guayaquil y Panamá; la guaranga, madera impermeable muy demandada en los incipientes astilleros de Guayaquil y Punádonde ya se reparaban embarcaciones coloniales. Sostiene José Antonio Gómez Iturralde en su libro Diario de Guayaquil tomo 1-(1999). Que para esa época la ciudad de Guayaquil comenzó a construirse a continuación de la ya levantada ciudad junto al cerro en la parte llana bordeando el río. En el aspecto comercial en la administración del Virreinato, era muy importante que 92


el corregidor de Guayaquil Malo de Molina se traslade a Lima para gestionar actividades en favor de los comerciantes, basados en el contenido de la Real Cédula que su majestad estableció en el sentido de que un navío salga de Guayaquil hacia Nueva España (México), para lo cual tenían que nombrar un representante con el fin de proteger las actividades comerciales, evitando el entorno virreinato, ocupando los servicios de personas importantes residentes en la ciudad de los Reyes, Lima. Este gran expediente que duró de 1630 a 1636 indica en forma resumida que Machala no era una encomienda productiva ya que a los herederos de Cristóbal Sánchez Jaime en segunda generación no les alcanzaba para pagar los “expendios, diezmos y sueldos de los doctrineros, corregidores y caciques”, concluye el documento pidiendo una cédula real por parte de estos herederos que piden una encomienda con mayor posición. FUENTES DOCUMENTALES QUE ANTE-CEDEN Y CONFIRMAN LA PROPUESTA DE INDEPENDIZAR AL PUERTO DE MACHALA DE LA TENENCIA DE PUNÁ La base argumental historiográfica de esta época, trata de partir desde las reformas borbónicas (1768), que se inicia en el reinado de Carlos III; fueron creadas para incrementar 93


los ingresos de la Real Hacienda, así como también para buscar eficacia en los gobiernos de las antiguas Colonias Americanas. Entre las reformas más importantes tenemos: El inicio del libre (1779), entre los trece puertos de la Península Ibérica y los puertos de las colonias del Nuevo Mundo; la creación de impuestos fiscales, las aduanas e incrementos de impuestos o alcabala. El libre comercio abrió la posibilidad a otros puertos del lado del Mar del Sur, ya que la Feria de Portovelo quedaba a la costa del Caribe en Panamá y que era el antiguo puerto de llegada y descarga de los barcos mercantes procedentes de España, servía para distribuir las mercaderías desde allí a toda América; además, anotan varios autores que este nuevo tratado de comercio puso fin al predominio del Puerto de Callao, tomando importancia el Puerto de Guayaquil, ciudad en la cual se acentúo mas la reforma por parte de la administración de la Real Audiencia de Quito gobernada por el Presidente Don José García de León y Pizarro (26-Noviembre-1778). Se implantó también en estos territorios el régimen de intendencias, que respondían directamente a la Corona, limitando el poder de las autonomías regionales y locales. El Puerto de Machala vive quizá momentos de mayor esplendor de la época de la colonia, sobre esto anota el Gobernador Zelaya (1763- 1771); “Pertenecía a la Isla Puná, en el Puerto vivían 106 indios libres 94


de tributo y que en sus huertas se producían 300 cargas de cacao y que tenían 2000 reces de cría”, estas cifras son quizá las más altas desde la profunda conquista hasta fines del siglo XVIII. El Gobernador de la provincia del Guayas que reemplazara a don Antonio de Zelaya y Vergara(1763-1771), fue Don Franciso de José Ugarte, período en el cual las fuentes documentales ya dan aún noticias sobre el Puerto de Machala, el mismo que le da cierto grado de importancia. Cuando llega el Gobierno de Guayaquil Don Ramón García de León y Pizarro (1776-1790), este funcionario es hermano del Presidente de la Real Audiencia de Quito de ese entonces, desarrolla una frútifera labor, su función es contemporánea con hechos muy importantes que marcan nuevos referentes en la región costa de dicha Real Audiencia: Se firma la paz entre España e Inglaterra, se forman en Guayaquil sociedades de comercio, en los astilleros se construyen buques propios, en toda la provincia de Guayaquil se prohíben las casas de madera y paja y se aconseja la utilización de quincha y teja (con el fín de evitar los incendios), se organizan milicias y salas de armas, se construye el fuerte del Puerto de Machala y de San Carlos y por razones de gobierno se independiza al Puerto de Machala del Puerto de Puná, pidiendo se nombre un Juez Real así como un Teniente Gobernador en dicho Puerto, en cuya juris95


dicción se encontraba parte de los 664.890 arboles de cacao que se sembraron en toda la provincia de Guayaquil, los mismos que daban un total de 16.000 cargas de cacao. (En los 11 años-1779-1790-de Gobierno de Ramón García de León y Pizarro ascendió al grado de Coronel y fue nombrado Caballero de la Orden Militar de Calatraba). Presentamos luego del analisis historizado de los antecedentes del Puerto de Machala independiente de Puná, acontecimiento que ha sido algunas veces señalado, pero no se ha hecho un profundo estudio filológico e investigativo de los entornos y otros hechos que tuvieron relación con ese acontecimiento, cuyo expediente se encuentra equivocadamente en “DOCUMENTOS ANEXOS A LA MEMORIA DEL PERÚ”, considerando que para aquel entonces la provincia de Guayaquil pertenecía a la Real Audiencia de Quito. La misma que a su vez estaba adscrita política y cléricamente al Virreynato de Nueva Granada. Este hecho, de ondo contenido sociopolítico del siglo XVIII, como es la creación de la Tenencia de Gobernación de Machala, lo señalan documentadamente algunos historia-dores contemporáneos como Michael T. Hamerly (1917), Abel Romero Castillo (1778), lo presenta también al docuemento el Monografista orense Dr. Virgilio Mendoza (1962). Así como otros Monografistas que 96


anteceden al mismo Manuel de Jesús Andrade (1924) como lo es el Profesor Angel T. Barrera (Monografista que han trabajado historicidades de la provincia de El Oro, desde el inicio del siglo pasado). En el presente trabajo, al anotar los: antecedentes, entornos, así como hechos y consecuencias posteriores, el mandato real de Carlos III, de ampliar la jurisdicción de la provincia de Guayaquil, independizando Machala de Puná; e aqui el seguimiento de los diferentes documentos (cinco), desde la primera comunicación del Gobernador de Guayaquil hasta la orden real del Rey Carlos III creando la “Tenencia del Gobierno del Puerto de Machala” emitida desde el Palacio del Pardo, España, el 27 de Marzo de 1784. COMUNICACION DEL GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE GUAYAQUIL DIRIGIDA AL PRESIDENTE DE LA REAL AUDIENCIA DE QUITO EN EL QUE SE PIDE QUE: “LA VASTA JURISDICCION DEL PUERTO DE MACHALA ESTE CON TOTAL INDEPENDENCIA DEL DE LA PUNÁ” (30 de Octubre de 1782). “Muy Señor mío: conozco que no debo deferir a después, sin faltar a mi obligación, el presentar a V.E., para que se digne darle el uso que convenga, que el Puerto de Puná, de esta provincia se agregre bajo el mando de un solo Juez Real la vasta jurisdicción del 97


Puerto de Machala, con total independencia del de la Puná, y los que obligan a representarlo así demuestro en los puntos siguientes: El Puerto de la Puná es el que fondean todas las embarcaciones que aquí se destinan para estar al reparo de las introducciones clandestinas, ya de los efectos que conducen, ya de los cargamentos para su regreso, que de aquí salen en balsas y otras embarcaciones menores; se hace indispensable que siempre se mantenga el Teniente; también es para el fin de que no carezca de un auxilio a tiempo de tales embarcaciones, que si no (es) el Teniente no pueden contribuirle la gente de aquel pueblo por ser toda de ninguna razón, forzada en todo caso y por tan pronta a negarse, ocultándose con facilidad en los montes, como quiera que su clase no es otra que de indios y mestizos”. “No es de menos consideración la asistencia allí del Teniente para los prontos partes a este Gobierno, de las velas que se descubran por los vigías o centinelas desde considerables distancias, lo cual tampoco pueden desempeñar aquellos vecinos; punto es este más principal porque debiera estar siempre en aquel Puerto del Teniente, y más en las circunstancias actuales de guerra, en cuyo casi ni un instante debe faltar de allí por los referidos y otros graves motivos que durante ella pueda ocurrir, pues no faltando de su puesto serán firmes en los suyos los centinelas a su reparo y cuidará debidamente 98


de este ramo de su primera atención, segun las órdenes e instruidas prevenciones que se le han dado por este Gobierno, para precaver en este tiempo cualquier peligro de enemigos. Los ramos de la Real Hacienda de ambos pueblos, que son de cargo del Teniente de la Puná, estarán más bien preparados y mejor servidos siempre que en cada uno haya un Teniente, y nada de lo dicho será concebible, mientras que en sus dos poblaciones hay un solo Juez”. “Para que V.E, conozca los inconvenientes que se tocan para que ni uno ni otro pueblo están bien servidos, así en los particulares que dejó relacionado, como la administración de justicia mejor servicio del Rey y del público, daré de ellos una breve idea. Ocho leguas hay del mar promediante y sin recursos por tierra desde la Puná al Puerto de Machala, cuyo brazo de mar no se transita en menos que en grandes Chatas, y así no sin peligro por los grandes vientos que se experimentan en su travesía, en que no pocas de ellas se pierden; de ella al pueblo, doce leguas hay por tierra y de esta a las huertas de Machala se cuentan ocho, que son todas veinte leguas; en este paraje de las huertas que es tierra adentro, se halla lo más del año, en varios tiempos, el Teniente de la Puná, y así en tal abandono aquel importante puerto, siendo el único motivo de su estancia allí los comercios. En esta virtud, parece indudable que este Teniente pueda contribuir al pronto 99


reparo de cualquier acontecimiento que en la Puná ocurriere, hallándose en tanta distancia retirado del puerto, y esto aún cuando por rara casualidad viene un pronto aviso; algunas de las referidas causas obligaron a V.E., y a este ilustrísimo señor Obispo a hacer la división del curato de la Puná ya independiente de el de Machala, y pués ocurre más motivo para que también se dividan por lo que hace a la jurisdicción real, según tengo relacionado, V.E., dispondrá en este particular lo que tenga por más acertado y por cuanto puede ser adaptable V.E., este pensamiento que no conspira a otro que debidamente se haga el servicio al Rey y del público, y así tratar de tomar la providencia conveniente a que se cumpla para este, debiedo proponer para Teniente del referido pueblo de Machala a un sujeto de probidad y que en consecuencia desempeñe este cargo lo hago en la persona de Don José Ubaldo de Alcívar, quién con honor se ha portado el tiempo que allí ha sido Juez pedánio, así como los cuidados del ramo de la Real Hacienda, que fueron algún tiempo a su cargo, y solo administra el de aguardientes con la utilidad que manifiesta el Administrador Principal de dicho ramo, en razón de que adjunto, como a las varias comisiones que del real servicio se le han conferido por este gobierno, V.E., sobre todo resolverá como sea más coforme a su superior agrado”. “Dios guarde a V.E., muchos años.- Gua100


yaquil y Octubre, 30 de 1782.- Besa la mano de V.E., su más atento servidor.- (firmado).RAMON GARCIA DE LEON Y PIZARRO.(dirigido al señor don José García de León y Pizarro)”. El Fiscal de la Santa Misión encuentra compatibilidad de la Creación de dicha Tenencia del Puerto de Machala, prevenir declarada con la Real Cédula del 17-Mayo-1781 (Santa Fé de Bogotá 30-Diciembre-1782). “Exmo. Señor.- El Fiscal S.M., dice: que la división de jurisdicción que se propone por el Gobernador de Guayaquil y la creación del nuevo Teniente, que aprueba el señor Presidente de la Real Audiencia de Quito en su antecedente informe o carta del 18 de Noviembre último, en su concepto, y por lo que a su Ministerio toca, tiende ser conveniente al Real Servicio por los motivos que ambos se fundan y solo se le ofrece el reparo de que el propuesto para la tenencia tiene la incompatibilidad prevenida y declarada en la Real Cédula de 17 de Mayo de 1781. En cuya atención V.E., con el superior acierto que acostumbra se servirá a determinar lo más arreglado y conforme justicia, Santa Fé y Diciembre 30 de 1782.- (f) MARTINEZ”. DECRETO PROVISIONAL DEL VIRREY DE NUEVA GRANADA, APROBANDO LA CREACION DE LA TENENCIA EN EL PUERTO DE MACHALA (SANTA FE DE BOGOTA, 9-1-1783). 101


Santa Fé, 9 de enero de 1783.- Autos y Vistos.- Con reflexión a las causas que se representan por el Gobernador de Guayaquil, para la creación de Juez Real en el pueblo de Machala con total independencia del de la Isla de la Puná y lo que en su virtud se expone por los señores Visitador General de aquella provincia y Fiscal de ésta Real Audiencia, desde luego se condesciende en ella para reparar los quebrantos que de lo contrario sufriría la Real Hacienda y podrían originarse al Estado, particularmente en el actual tiempo de guerra con la nación británica. Y considerando la arreglada conducta de don José Ubaldo de Alcívar, según lo informado por el mismo Gobernador, sin que contra ella conste cosa encontrario a el dicho Visitador General, desde luego se le nombra por Teniente de dicho pueblo, con la jurisdicción bastante para el ejercicio de sus funciones, a los mismo términos que antes las ejercía el de la referida Isla de Puná. En cuya inteligencia, pásase el correspondiente oficio con copia de este Decreto al expresado señor Visitador General para que, dirigiendo el competente aviso al mensionado Gobernador, le haga entender el relacionado don José Ubaldo la gracia que se le ha conferido, para que acuda en su virtud a recoger el competente Título, con la calidad e haber de dejar la ocupación de administrador particular que del Real Ramo de aguardientes ejercen del referido pueblo, 102


mediante la incompatibilidad que por ella lo resulta en el ejercicio de la jurisdicción, como se halla declarado para los Alcaldes Ordinarios y de la Hermandad por Real Cédula de 17 de Mayo de 1781, dándose cuenta S.M., con testimonio íntegro del Expediente, para que se sirva resolver lo que fuere de su real agrado.- Hay dos rúbricas.- Doy y firmo el presente, en Santa Fé de Bogotá, en Indias, a 5 de Junio de 1783.- (f).- RAFAEL ARAOS, Escribano Teniente de Gobernación”. EL PRESIDENTE DE LA REAL AUDIENCIA DE QUITO, PIDE AL VIRREY DE NUEVA GRANADA SE ATIENDA EL PEDIDO DEL PUERTO DE MACHALA (18-Diciembre 1783). “Exmo. Señor.- Muy señor mío.- El Gobierno de Guayaquil me ha representado lo conveniente que será el mejor servicio del Rey y del Público, se cegregue demando y jurisdicción del Tenientazgo de la Isla de la Puná, de aquella Gobernación, el pueblo de Machala que hasta hoy a corrido unido a dicha Tenencia, y consiguientemente con jurisdicción Real total independiente del primero, que administre justicia y atienda con inmediación a todos los asuntos ocurrentes. Y pareciéndome muy arreglados los motivos que al intento exponen, he juzgado por conveniente hacerle presente a V.E., con testimonio íntegro de dicha representación; y mediante a que el sujeto que propone di103


cho Gobernador para este empleo, informa ser de arreglada conducta, no teniendo cosa en contrario, lo hago igualmente presente a V.E., a fin de que con atención a todo se sirva nombrarlo o determinar lo que sea de su superior agrado”. “Nuestro señor guarde a V.E., muchos años.- Quito, 18 de Noviembre de 1783.Exmo. Señor.- Besa la mano de V.E., su muy atento y seguro servidor (f).- José García de León y Pizarro.- (Dirigido al Exmo. Señor Don Antonio Caballero y Góndora)”. REAL ORDEN DEL REY CARLOS III, CREANDO LA TENENCIA DEL GOBIERNO DEL PUERTO DE MACHALA. “Aprueba el Rey que, por razones que expone V.E., en carta número 245, de 20 de Agosto del año próximo pasado, haya dispuesto la creación del empleo de Teniente Gobernador del Partido de Machala, independiente del de Puná, en la Provincia de Guayaquil, y que haya nombrado V.E., a don José Ubaldo y Alcívar para que le sirva en los mismos términos que le temía antes el de la Isla de Puná.- Dios guarde, etc.- El Pardo, 27 Marzo de 1784.- (f).- Yo, el Rey.- (Dirigido al Arzobispo Virrey de Santa Fé”. Aunque el Rey confirma el (27 de marzo de 1784), la disposición del Teniente Gobernador del Partido del Puerto de Machala a don José Ubaldo y Alcívar quien ya se había 104


desenvuelto en Machala como Juez Pedanio, encargado del ramo de la Real Hacienda, del ramo de aguardiente así como de otras comisiones del Real Servicio y otorgándosele el título de Teniente Gobernador así como la creación del Juez Real; Machala tenía un promedio de cerca de 1.030 habitantes, esto debe incluir al villorio de Pasaje, siendo importante precisar que no obstante el pedido de independenciar a Machala de Puná que fuera el 30 de octubre de 1782; el nombramiento a don José Ubaldo y García se lo confirió el 5 de junio de 1783. Machala para aquel entonces tenía ya 36 años (1747-1781), con iglesia y un fraile hecho cargo de los feligreses, pero coincide que se abre en enero de 1782 el primer libro de defunciones, ejerce la función de párroco Fray Francisco Javier Reyes. La historia documental no tiene aún memoria alguna de la posición geográfica donde se levantaba el Puerto de Machala, así como la distancia de los esteros que entraban a recibir las aguas del Jubones en ese gran estuario que propone Teodoro Wolf, no obstante es importante anotar lo que dice Michael T. Hamerly, que Machala distaba 2 leguas del estero de Santa Rosa y del de Pilo. Es en Barcelona, (España), cuando fueran presentados documentos de Machala en el gran arbitrio de 1906, en el que participa D. Mariano H. Cornejo y D. Felipe de Osma plenipotencia-rios del Perú ante su majestad. 105


Al Rey, como Real Arbitro le entregaron todo el expediente de la creación del partido de Machala. Como soporte histórico sería importante encontrar este expediente que quizá tenga señalamientos geográficos, aunque ha quedado establecido que se habla del Puerto de Machala desde los 1.600; un profundo seguimiento arqueológico podría establecer donde estuvo dicho Puerto, donde se acoderaban o quizá los galeones quedaban anclados en el estero o río, también hay que considerar la gran movilidad del lecho del río Jubones que ha venido cambiando los últimos siglos en forma vertiginosa hacia el norte cuando se tiene señalamientos geográficos que el Jubones desembocaba al Sur de Machala. En cuanto a lo demográfico: en los cuadros de Michael T. Hamerly desde 1765 a 1790 se incrementa la población de 408 a 1333 población activa, hay en los años de la independencia de Machala sobre Puná (1782-1784), 80 indios tributarios, 84 mestizos y blancos, 486 indios, 412 pardos y 48 esclavos. De una fuente que no indica documento propone que en Machala para esa época la mano de obra estaba distribuida de la siguiente forma: 123 jornaleros, 35 agricultores chacareros, 3 carpinteros, 2 cigarreros, 2 sastres, 3 zapateros, 2 chinganeros, 7 plateros, 4 aguateros, 1 alfarero, 1 orfebre, 2 tenderos y 75 hacendados propietarios, 2 curtiembres, 1 herrero. La curtiembre como oficio era ejercida por personas de rango y la ejecutaban sin escrú106


pulos, una Cédula Real emitida por Carlos IV (18 mayo 1783), dispuso como oficios honestos a los curtidores, herreros, sastres, zapateros, carpinteros y otros quedándose a salvo el abolengo y los pergaminos de los que ejercen estos oficios. Ayala Mora, (1994), viene periodizando la época colonial, a los “mil setecientos” los denomina como “la crisis”, acusando a factores internos y externos, así como un nuevo pacto colonial, ante la recesión de la industria textil como impulso a la exportación agrícola (el cacao), consolidándose de esta forma el proceso latifundista que tuvo los primeros visos en la costa en los 1.600, cuando el cacao comenzó a gravitar en la economía colonial del Puerto de Guayaquil, las haciendas cacaoteras crecieron de tal forma que se acumuló más cantidad de trabajadores y los límites de siembra y cosecha. Machala formaba parte de esa gran masa cacaotera que producía el sector austral de la Provincia de Guayaquil; se cosechaban en las riveras y llanuras del Jubones y Buenavista, son más los propietarios de hacienda así como más los jornaleros. En la historia social y económica de la provincia de Guayaquil, anota M.T. Hamerly que la creación de la Tenencia en el Puerto de Machala se debe no a una falla administrativa de Puná, sino más bien como respuesta a la creciente importancia de esta zona como productora de cacao “siendo la exportación del cacao 107


del Litoral responsable de la prosperidad de Guayaquil”, además sostiene que el cacao de Machala era mayormente apetecido por el cacao de Baba que, incluso se encarecía por el transporte. España en los siglos XVI y XVII tenía los puertos de América cerrados para otras colonias, de esta forma el cacao de la provincia de Guayaquil era solo enviado a la península y alguna que otra remesa que, según Camilo Destruje, era mandada especialmente a México, no obstante Felipe IX expidió una Cédula Real prohibiendo el comercio entre los Virreinatos del Perú y el de Nueva España, quedando de esta forma impedida e enviar cacao a otros países, toda la zona cacaotera de la antigua provincia de Guayaquil, es en 1629 cuando la soberana Cédula Real del 20 de abril de ese año concedía el privilegio de comerciar con el Virreynato de Nueva España (México). Aunque los limeños en 1699 trataron de impedir esta apertura del Puerto de Guayaquil ya que el (cacao) se iba a la península ibérica y a México. Es la definitiva Orden Real de 1798 (5 de junio) la que convoca a los: Virreynatos del Perú, Santa Fé, Guatemala y Nueva España hacer comercio libre de cacao con el Puerto de Guayaquil. La zona del Puerto de Machala, a más del cacao, también producía mangle, caña guadúa, café, caña dulce (aguardiente), tabaco y frutales los más variados que da el litoral. En 108


lo que respecta a maderas, se daba en la gran llanura del Jubones, en la media montaña cerca del Pasaje de las Nieves y en la montaña por los contrafuertes de la cordillera de Mollopongo a la margen derecha del río y de Chilla en la margen izquierda, las siguientes especies de maderas en estos bosques: Roble, Guachapelí, Bálsamo, Sedar de María, Guarango, Piñuela, Pechiche, Azafrán, Laurel Negro, Caoba, Ebano, Cascol, Guayacán, Colorado, Guayabo, Mangle, Balsa y Canelo. Los de mayor rendimiento eran los que enviaban a Guayaquil, el Guarango y Guachapi utilizados en los astilleros; los labradores a su vez se dedicaban a la caza y a la pesca y los gualingos descendientes directos de los punáes proveían de mariscos del mar y moluscos del gran manglar, el más rico de la zona litoral en aquel entonces. El producto que mayor ingreso tenía era el cacao, la carga de cacao tenía alrededor de 81 libras, el precio era de acuerdo a la oferta y demanda, el precio llegaba hasta los 40 y 25 reales con demanda y cuando no había demanda este fluctuaba desde 6 reales hasta 9 reales. Al Puerto de Machala llegaban por vía marítima a través de Guayaquil desde puerto Nueva España (México), los siguientes productos: aguardiente, vinos, hierros, ropas de castilla, aceites, bayetas, tintas, alquitrán, cordobanes, harinas, lienzos, entre otros productos que se podían manufacturar en estas 109


tierras de América. BIBLIOGRAFIA • Crónicas y grabados de Antonio Herrera. • Documentos sobre la provincia y Gobernación de Guayaquil, informatizados en el Archivo de Indias de Sevilla, España. • Cronistas de Primera Hora, informatizados en el Archivo de la Biblioteca Nacional del Perú y en la Biblioteca de Historia de Indias de la U. de San Marcos de Lima: (Pedro Pizarro, Fray Vicente Valverde), Francisco Jérez, Secretario de Pizarro, “Conquista del Perú y provincia del Cuzco”, editado en 1534. • Pedro Arias Dávila “Paicabamba y Leoquina”. • Torres de Mendoza “Descripción de la Provincia de Guayaquil”. • Gonzalo Fernández de Oviedo, “Historia Ge-neral y Natural de las Indias Occidentales”. • Alonso Palomino, Oficial de Benalcázar escribió: “Informe de lo obrado en Quito y Popayán, en dos partes, sólo la primera en manuscrito se hallaba en Quito y la segunda está impresa en la “Brevísima Relación” del Obispo Casas, Cap. 23. • Fray Marcos Niza franciscano que entró en Benalcázar a la conquista de Quito. Sus obras son: “Conquista de la Provincia de El Oro”. • Ritos y Ceremonias de los Indios”, “Las 110


líneas de los Incas y los Shyris, señores del Cuzco y de Quito”, “Cartas Informativas de lo obrado en las provincias del Perú y Quito, que fueron escritas a Panamá, a México y a España”, “Viaje por tierra a Cebole, Reino de las siete ciudades”. • Fr. Alonso de Montenegro, dominicano, escribió “La propagación del Evangelio sobre las ruinas del gentilismo”, es la parte fundamental de la Orden de Predicadores. • Pedro Chica, escribió hasta 1550 “La Crónica del Gran Reino del Perú”, en cuatro partes y solo se imprimió la primera en Sevilla. • Bravo Saravia, uno de los primeros Oidores de Lima, escribió “Las Antigüedades del Perú”. • Don Agustín de Zárate, escribió “Descubrimiento y Conquista del Perú”, impreso en 1553 y en la Colección de Brazia, Tomo III. • Francisco López Gomara, escribió “Historia General de las Indias Occidentales” (Amberes 1554 y Roma 1556). • Dr. Bartolomé de las Casas, Obispo, escribió 4 Tomos 1o. “Historia o Brevísima Relación de la destrucción de las Indias Orientales”, 2o. “El rendido esclavo indiano”, 3o. “La libertad pretendida del rendido esclavo indiano”, 4o. “La conquista de las Indias Occidentales”. Se imprimió en Sevilla en 1552 y fue reimpresa en Venecia en 1643. • Monardez “Historia de los Simples y Aromas de las Indias Occidentales”, 40. Sevilla 111


1574. • El Inca Garcilazo de la Vega “Comentarios Reales de las Indias”. Sevilla 1609. • M. Barros-Grez, (citado continuamente por Angel T. Barrera B.). • Eduardo Galeano.- Las venas abiertas de América Latina, Memorias de Fuego. • Jaime Galarza, Diálogos con el autor (Señalamientos). • Alfonso Anda Aguirre, Señalador Historiográ-fico sobre temas de Evangelización en Loja. • Juan Durán, Etimologista citado por Angel T. Barrera B. • Julio Estrada Icaza, Señalador Historiográfico sobre las Fundaciones Españolas. • Octavio Cordero Palacios “Estudios de Historia” • Angel T. Barrera Bustamante “Compendio Historiográfico de Machala” (1920), “Leyen-das Ecuatorianas”. • Juan Pío Montúfar, “La provincia de Quito”. • P. Juan de Velasco “Historia Antigua y Moderna del Ecuador”. • P. Federico González Suárez “Historia General de la República del Ecuador”. • “La Provincia de Guayaquil”, A. Baleato. • Cartas Geográficas de Villavicencio. • Estudios Geográficos de Teodoro Wolf. • Relaciones Geográficos de Morales Figeroa. • Otto Von Buchwald “Boletín de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos”, tomos 1-2-3, (B.C.E.). 112


• Planos Geográficos de Dionicio Alcedo y Herrera. • Michael T. Hamerly “Registros de Parroquias e Inventarios de la Iglesia del Litoral”, Revista No. 12, Archivo Histórico del Guayas. Guión para contextualización del Museo Nahím Isaías “Vientos de Ría” Vicente Poma Mendoza (2002) • Michael T. Amerly, “Historia social y económica de la antigüa provincia de Guayaquil 1763-1842”. • Religiones Amerindias, 200 Años después, Tomo 1 y 2, Juan Battasso, Coordinador colección 500. • Archivo de la Municipalidad de Machala. Señalador Historiográfico Sr. David Rodas Maldonado, cronista Vitalicio de Machala. • Archivos de la Catedral de Machala, Señalador Historiográfico, Revdo. Padre Angel Feijóo. • Enrique Ayala Mora “Nueva Historia del Ecuador, Epoca Colonial”. Volumen #3. • Justo González Meda y Franco Rodríguez Cavero, “Entre la cruz y la espada”. • Evangelización, adoctrinamiento en América Latina. • José de la Puente Candamo y Carlos Gálvez Peña, “Historia del Perú, Conquista y Virreinatos”. • Hugo Burgos Guevara, “El Guamán, el Puma y el Amuru”, (formación cultural del gobierno indígena en el Ecuador). 113


• Robson Brines Tyrer, “Historia Demográfica y Económica de la Audiencia de Quito”. • William T. Vichers “Estudio Comparativo de las Religiones de América del Sur”. • D isquet Siber, Libro Informatizado en el Instituto Teológico de Buenos Aires, Haciendo Señalizaciones Historiográficas Sidney H. Rooy de los libros: “Manmicth & Magic”, “The Combridge History of Latin América”, y de la “The Enciclopedia of Religion”. • Servio Moscoso Molina, “Retablo de la Historia de Piñas”. • Manuel de Jesús Andrade “Monografías editadas a la Provincia de El Oro, Zaruma - Pasaje”. • Abg. Estuardo Salgado, Señalador Historiográfico. • El cacique Tomalá: Nacionalidad y Soberanía. • Víctor A. Granda S. • Los Gobernaadores de Guayaquil del siglo XVIII, Abel Romero Castillo. • La Balsa, Jenny Estrada. • Historia de la Revolución de Octubre y Campaña Libertadora, Camilo Destruje. • Actas del Cabildo de Guayaquil 17.... 17.... • Diccionario de Nombres Kichwas, Ariruma Kowii. • “Cultura”, Revista del Banco Central #245. • La Humanidad Prehistórica, Luis Pericot Juan Maluquer. • Historia Demográfica y Económica de la Audiencia de Quito, Robson Brines Tyrer. 114


• Revista del Archivo Histórico del Guayas, #2. • Guayaquil y el Río #1-2-3. • Breve Historia del Ecuador, Alfredo Pareja Diezcanseco. • Culturas Ecuatorianas, Ayer y Hoy, Lilyan Benítez.

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