ALMAGRO Y PIZARRO: UN APUNTE SOBRE EL ORIGEN DE LAS DISPUTAS ENTRE LOS INVASORES ESPAÑOLES DEL TAHUANTINSUYO Luis Guzmán Palomino – Milagros Martínez Muñoz Los conflictos entre los españoles que incursionaron en América se dieron desde siempre. Baste recordar la imagen de Cristóbal Colón puesto en cadenas no obstante haber sido el descubridor de este continente. La insaciable codicia los deshumanizó y hasta los trastornó, pues se disputaron sangrientamente los territorios invadidos, a la par que diezmaron a su población nativa, en el más grande genocidio que registra la historia universal. En lo que toca al Perú no varió la constante, sobre todo porque se asociaron para la conquista personajes tan disímiles como Francisco Pizarro y Diego de Almagro, el primero prototipo del conquistador sin escrúpulos y el segundo practicante tardío de los rasgos caballerescos que alguna vez tuviera el feudalismo europeo. El tercer socio, Hernando de Luque, desconfió siempre de Pizarro y fue consuelo de Almagro hasta su temprana muerte, acaecida en Panamá antes de la entrada de los españoles en el Tahuantinsuyo. La historia de la invasión y la conquista del Perú por los españoles amerita ser revisada. No sólo porque sigue tratando esos temas desde una óptica occidental, sino también porque repite sin variantes una versión tradicional plagada de yerros y equívocos. Carente de todo análisis y obviando toda referencia a lo que acontecía en España o en las Españas, de donde procedían los invasores de nuestro continente, esa versión solo concatena datos, entrelazándolos con anécdotas muchas veces intrascendentes. Ni una sola mención a los movimientos comuneros que conmocionaron España cuando aquí en América se sojuzgaba a los pueblos indígenas a sangre y fuego. Esa versión tradicional no habla de los viajes de los españoles al Tahuantinsuyo, sino de los viajes de Pizarro al Perú, otorgando desde el principio el rol protagónico y destacado a este personaje. Pero la voluminosa documentación publicada desde el