LA ARQUEOLOGÍA DECIMONÓNICA ESPAÑOLA EN PRÓXIMO ORIENTE, ENTRE LA ERUDICIÓN Y EL COLECCIONISMO
JORGE GARCÍA SÁNCHEZ
¿No habrá entre nuestros arqueólogos, entre nuestros orientalistas, entre nuestros sabios, uno solo que se proponga hacer públicos en España los descubrimientos de la Egiptología y Asiriología? Ramiro Fernández Valbuena, Egipto y Asiria resucitados, 1895 (I, 2-4)
En contraste con la negativa respuesta implícita en la cuestión que se planteaba el asiriólogo Fernández Valbuena (1848-1922) a finales del siglo XIX, hoy en día la información relativa a los más nimios descubrimientos en el Oriente antiguo tiene una difusión inmediata en las publicaciones españolas especializadas –así como en las no tan especializadas-, y la presencia de las misiones arqueológicas españolas en Próximo Oriente es una constante que ha sido favorecida por el proceso de internacionalización del panorama actual de la investigación. Dicha presencia posee su propia y azarosa historia, que en lo que a la realidad del momento en que nos hallamos se refiere, ha ido evolucionando desde un estadio inicial que arranca con las investigaciones de los institutos religiosos asentados en Tierra Santa (la Casa de Santiago y el Instituto Español Bíblico y Arqueológico de Jerusalén), sobre todo en Jordania y Palestina, las cuales abrieron el camino a los proyectos desarrollados por las universidades, ampliados a zonas de Siria, en la década de los 80’: las excavaciones en Balih, Tell Qara