Areíto sábado 16 de julio, 2016

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Zona de la Cultura y de las ideas

www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Aimée Piccirillo SÁBADO 16.07.2016

LIPE COLLADO

Francisco del Rosario Sánchez, el Primer Presidente Dominicano

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Metáfora y concepto Página 6

Hermenéutica de la mirada

la ciudad de Santo Domingo en el tiempo

¿El poema o la vida eterna?

Juan Trinidad Persistencia y trascendencia

La mirada de Wieves comienza trazando el mapa de la isla, su descripción sale del Cabo, ve la empobrecida Monte Cristi, un lugar de pescadores en Puerto Plata, un francés perdido en Samaná.

He optado por el concepto de eternidad y epifanía, del poeta cubano José Lezama Lima, porque según él, somos seres para la resurrección y no para la muerte, como diría Heidegger.

Hasta finales del mes en curso, la Galería Nacional de Bellas Artes, mantiene abierta la muestra antológica de Juan Trinidad, titulada “Impacto”, integrada por más de 60 obras.

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HOY

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Zona Areíto Areito

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Stephen Hawking (Físico y cosmólogo inglés) El peligro radica en que nuestro poder para dañar o destruir el medio ambiente, o al prójimo, aumenta a mucha mayor velocidad que nuestra sabiduría en el uso de ese poder.

Francisco del Rosario Sánchez El Primer Presidente Dominicano Lipe Collado (Con ocasión de haberse cumplido el 4 de julio último los 155 años de su fusilamiento)

A

los 27 años –menos 10 días- de edad, Francisco del Rosario Sánchez (9-3-1817/4-7-1861), un saltapatrás, como se le denominaba al hijo de una mulata parda y un negro, asumió en la madrugada del 28 de febrero de 1844 la presidencia de la República Dominicana como primer presidente del primer gobierno dominicano. Al otro día, el 29 bisiesto, renunció a la presidencia de la Junta Central Gubernativa para cedérsela al blanco conservador Tomás Bobadilla, a pesar de reunir todos los méritos porque dirigió, planificó y ejecutó en los días finales decisivos la conspiración patriótica de un grupo liberal mayoritariamente blanco criollo, que desembocó en la proclamación de la independencia la noche del 27 de febrero y enarboló en un manifiesto el establecimiento de un sistema democrático, la libertad de imprenta y la abolición “para siempre de la esclavitud”, igualando “los derechos civiles y políticos sin atender a las distinciones de origen y de nacimiento”. El 9 de junio, a los tres meses y once días, Sánchez reasumió la presidencia del gobierno cuando su sector liberal dio el primer golpe de Estado dominicano, pero el 13 de julio, un mes y cuatro días después, fue derrocado por el sector conservador encabezado por el general Pedro Santana, quien sería desde el 6 de noviembre el primer presidente constitucional, y luego traidor a la patria por partida doble al propiciar la pérdida de la soberanía e independencia al anexarnos a Espana en 1861 y al ordenar el fusilamiento el 4 de julio de ese año del dos veces expresidente y patricio Sánchez, herido y apresado al poco de llegar al país por la frontera, a la cabeza de un grupo armado contrario a la anexión. En el discurrir del tiempo, al enlistarse cronológicamente los presidentes de la República, Sánchez ha sido ignorado y/o saltado y en cambio resaltados los blancos Tomás Bobadilla y Pedro Santana, el primero falsamente como primer Presidente de la República y el segundo como el primer presidente constitucional de la República, a lo que han contribuido una legión de historiadores y de sus vecinos, los inciertos narradores e intérpretes al vuelo tenidos por el público como historiadores, porque enfocan a veces con pertinencia acontecimientos de primer orden y hechos menudos de trascendencia cultural, política, social y económica embutidos en nuestro decurso como nación. En la galería de presidentes del Palacio Nacional aparece Bobadilla como el primer presidente dominicano en el sitial que le corresponde a Sánchez, el saltapatrás dos veces presidente y uno de los tres Padres de la Patria.

¿Bajo cuáles argumentos de interpretación histórica y de lógica política se escatima su primacía presidencial? ¿Que fue presidente efímero de una junta central gubernativa provisional preconstitucional? Entonces, ¿por qué Bobadilla, presidente de esa junta, aparece en la galería de presidentes dominicanos del Palacio Nacional y en la relación de presidentes? ¿Y por qué figuran también en aquella galería y en la lista los que han sido presidentes de las juntas gubernamentales provisionales patrióticas durante la guerra de la Restauración? ¿Por qué estos? ¿Por qué él no? ¿Por qué aquellos? ¿Por qué él no? ¿Por qué el blanco Bobadilla? ¿Por qué él no? ¿Acaso Bobadilla no lo sucedió en la Presidencia? ¿Acaso él no le sucedió luego a Bobadilla en la Presidencia? El 9 de marzo de 2017 se cumplirán 200 años de su nacimiento, fecha propicia para

hacer justicia reconociéndolo y colocándolo en el Palacio Nacional como el Primer y el tercer Presidente de la República, y haréis justicia a este destello expresivo de la presencia refleja de lo africano –como cuando se ven destellos de luz en una piedra vidriada- y quien tal vez haya sido víctima del inconsciente racial de los cronistas históricos hispanófilos, que hasta décadas pasadas inocularon una falsa interpretación de nuestros orígenes y sus protagonistas. Solo a partir de entonces podrá descansar tranquilo en su lecho en el Altar de la Patria y los buenos ciudadanos rememorarlo en toda la justa dimensión condensada en su célebre frase, poco celebrada hoy día: “YO SOY LA BANDERA NACIONAL”, pronunciada para despejar cualquier duda al irrumpir al país por Haití para luchar contra la anexión a España.

LA HISTORIA/Fuente: Portal de Bibliófilo Enmascarado

1889

1933

NACIÓ EL 17 DE JULIO. Erle Stanley Gardner, novelista estadounidense. Autor de novelas policíacas, auténticos bestseller, la mayoría de las cuales tienen como protagonista a Perry Mason, su personaje más célebre.

NACE EL 18 DE JULIO. Evgeni Evtushenko, poeta ruso. Su obra “Una autobiografía precoz”, ofrece una interpretación en clave personal de la historia de la Rusia soviética.

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1566

MUERE EL 17 DE JULIO. Fray Bartolomé de las Casas, historiador y teólogo español. Defensor de los derechos de los indígenas en contra de los abusos de los conquistadores españoles. _

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1898

NACIÓ EL 19 DE JULIO. Archibald Joseph Cronin, novelista y médico escocés. Sus obras más populares, “La ciudadela”, y “Las llaves del reino” han sido llevadas al cine con gran éxito.

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1899

NACIÓ EL 21 DE JULIO. Ernest Hemingway, novelista estadounidense, premio Pulitzer 1953 y premio Nobel en 1954. Unos de los más importantes escritores del siglo XX, autor de novelas como “El viejo y el mar”, “Fiesta”, “Adiós a las armas”, “Por quién doblan las campanas” o “París era una fiesta”.

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Aporte

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MIGUEL ANGEL FORNERIN

Hermenéutica de la mirada, la ciudad de Santo Domingo en el tiempo M irar, ver, observar, otear… son verbos que designan distintas formas de percibir lo que se encuentra aquí, allá y acullá. El sujeto ve o percibe lo que está en el espacio. Es un espacio tiempo, pues solo vemos en un momento determinado y desde una distancia obligada. Las imágenes quedan en nuestra memoria como huellas y el trazo de la escritura registra y fija. Porque la lengua fija, como dijeron los fundadores de la Academia en 1713. Y ya los latinos decían, «verba volant y scriptamanen», lo hablado vuela y lo escrito permanece. Aristóteles, el filósofo, decía en Metafísica que de todos los sentidos es primero el de la vista. Ver y mirar no es lo mismo. Tampoco lo es observar. Y otear plantea estar situado en un punto del espacio desde donde la mirada puede tener algún privilegio. Jorge Luis Borges, en un texto citado por Michel de Foucault en “Las palabras y las cosas”, decía que un perro a las dos de la tarde no era igual al mismo perro a las tres, y que el animal de las tres de frente no era igual al de las cuatro de lado. Un juego que podemos intercambiar para significar que el ser es en el espacio tiempo. Como si yo me encontrara en el centro de una nuez, podría creer que soy el rey del espacio infinito. Como cita en el “Aleph” el maravilloso argentino. Pero esos caminos nos conducen por los fueros de la filosofía y no es nuestro interés preocupar al amable lector con asuntos tan profundos, que desbordan nuestra limitada mirada. Sabido es que la escritura es un conjunto de signos que los hablantes de una lengua compartimos. Somos herederos de ese fardo simbólico que nos permite pensar. En la complicación de entendernos encontró Ernest Cassirer el origen del pensamiento mismo. Pensar es articular un código que nos permite construir ideas, como hilvanar un manto que se teje en la escritura y se desteje en la lectura. En esos procesos de configuración y refiguración, la realidad queda entre las telas de la la semántica del texto, que se da entre la subjetividad del que ve y las elusiones de la lengua que es vehículo de una textualidad signada por el tiempo. Las distintas miradas que se le dan a la Ciudad Primada llaman poderosamente mi atención, quiero comenzar con la de Wieves, en su libro “Reflexions historiques et poli-

tiques sur le commerce de France avec ses colonies de l’ Amérique”, publicado en Ginebra en 1780 y que despertara el amor propio del criollo Antonio Sánchez Valverde. Del autor de esta crónica de antaño, convertida hoy en documento fuente de nuestra historia, sabemos muy poco. Por lo que se desprende de su libro era un burgués que tenía con su obra la pretensión de llamar a la atención al rey francés sobre la importancia de liberar a las colonias ultramarinas de la doble tributación y de que se hiciera un mejor negocio en América. No es de extrañar que el ya citado Moreau de Saint-Méry, nacido en Martinica y constituyente luego en París, no tuviera los mismos propósitos. La de ellos es la escritura para el poder real y el mejoramiento de los negocios, en defensa de la clase burguesa que explotaba en América la colonia de esclavos más grande del mundo. Antes de ver a Santo Domingo, Wieves nos da un retrato hablado de Le Cap, el antiguo Guárico, la ciudad más progresista de América en el siglo XVIII. Su mirada al puerto atlántico no deja de mostrar la satisfacción por un entorno en que la producción de la colonia sale en numerosas embarcaciones rumbo a los puertos europeos. Lo que disgusta, podemos llamarlo así, al criollo Sánchez Valverde de la obra primigenia (porque es la primera dentro de un conjunto de textos de su jaez) era la desvalorización que realizaba este europeo de la parte española de la isla de Santo Domingo. Su libro, “Ideas del valor de la Isla Española” (1785), vino a ser una defensa de nuestro suelo de las comparaciones que realiza el visitante. Valverde toma el discurso del otro y crea, lo que ha llamado Pedro San Miguel, una utopía esclavista. Como criollo, Sánchez Valverde asume el discurso colonial, y habla de los provechos que España pudiera sacar de esta parte de la Isla. Lo que no sabía el racionero de la catedral era que España no podía sacar del Este semejante provecho que el que Francia obtenía del Oeste. Eran distintos los fines y los mercados a los que se destinaba la mercancía. La mirada de Wieves comienza trazando el mapa de la isla, su descripción sale del Cabo, ve la empobrecida Monte Cristi, un lugar de pescadores en Puerto Plata, un francés perdido en Samaná. La mirada encuentra lo contrario, miseria, suciedad, negros pescadores. Y en Samaná, un puerto. Al

puerto lo cataloga como el primer espía de la marina francesa y pone en la letra, el espacio que usaran general Leclerc, quien vino a apaciguar la rebelión negra muchos años después para llevarse preso, al castillo de Joux, al más libre de todos los negros, Toussaint Louverture. La mirada del europeo es economicista: ve hatos y más hatos en su camino. Cruza en diagonal la isla, la traza por el este, por el Cabo Engaño, la registra en el Cibao, ve sus maravillas naturales. Solo hatos quedan en su caligrafía. La gente poca y poco laboriosa. El paisaje es lo más importante, nada se labra. La gente, sí hay gente, pero no tienen espíritu de trabajo, le parece que son los que no se pudieron marchar cuando España conquistó tierras firmes. Entonces, como si el europeo pensara en Foucault, ve que no hay una verdadera relación entre las palabras y las cosas. Estas ciudades, como Monte Cristi y Santo Domingo, no merecen el nombre de ciudades y la última, tampoco, el de capital. Weives mira entonces viejas defensas de la ciudad, otea a San Lorenzo de los Mina. Santo Domingo estaba ahí, durmiendo frente al viajero, como parada en el tiempo. Ningún presente parece promisorio. La capital presenta, en sus palabras, las ruinas de su antiguo esplendor (ruinas que Salomé cantara un siglo después) y hace determinante del destino a la “cupidité” de sus habitantes. La belleza del paisaje se fija en los hatos, que les parece, prefiguran a un pueblo indolente. Ante eso, la famosa Vega Real parece salvarlo todo. Sin embargo, los franceses podrían sacar mucho beneficio si invirtieran en esta parte. Al cuadro frío y monótono que él realiza, agrega el contraste de la civilización, activa e industrial, de la parte francesa de la Isla. Luego, ya al final remata que los habitantes de esta parte de la Isla son mulatos, que se han mezclado entre españoles, caribes y negros. Y apuntala que es difícil encontrar a alguien que no tenga sangre mestiza. La mirada europeísta, centrista y utilitaria que plantea la ética del capitalismo del siglo XVIII queda aquí desdibujada en una descripción apurada. En fin, Weives sobrevuela nuestras costas, ve ríos y montañas y traza un mapa de la utilidad. Las ciudades, la gente, hatos, cacao en Santiago, pescadores en Puerto Plata; cabras, en Monte Cristi, y, por toda parte, la indolencia de gente mezclada.

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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do

Genealogía y estudios de ADN

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Milcíades H. Núñez Núñez

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on el avance de la tecnología, la genealogía contemporánea utiliza distintas disciplinas y herramientas como soporte y apoyo. Es así como se ha integrado como herramienta el uso de pruebas de ácido desoxirribonucléico (ADN). El ADN humano es tan rico en información que se afirma que contiene todo lo que se quiera saber del ser humano. Por medio de su estudio podemos determinar desde las enfermedades a las que se tiene inclinación de padecimiento hasta niveles de tolerancia de una persona a distintos grupos de alimentos; potencial y capacidades que posee un adulto o niño; pruebas de paternidad y pruebas con respecto a ancestros inmediatos o remotos con fines genealógicos, entre otros. Para entender un poco más el tema, recordemos que la célula, esa pequeña parte del ser vivo, se divide en membrana, citoplasma y núcleo. Para fines genealógicos nos interesan el núcleo, donde se encuentran los cromosomas, y el citoplasma, donde están unos organelos que se llaman mitocondrias. Cuando los científicos investigaban en sus inicios el núcleo de cada célula observaron pequeñas y extrañas formas o garabatos que por su colorido nombraron cromosomas. Al analizarlos más detenidamente se dieron cuenta que cada uno tenía un homólogo y que eran 23 pares de cromosomas totalizando 46; los ordenaron por tamaño y les dieron número, dejando para último el par 23. Los cromosomas de este par 23, en el caso de las mujeres, eran semejantes y parecían una X, por lo que le llamaron cromosoma XX, mientras que en el caso de los hombres eran disparejos: uno parecía una X y el otro una Y, por lo que lo llamaron XY. Con otras investigaciones, se comprobó que, en la fecundación, tanto el padre como la madre aportan 23 cromosomas a cada nuevo ser humano. En el esperma del padre van sus 23 cromosomas y en el óvulo los 23 que aporta la madre. Al seguir profundizando encontramos que en cada cromosoma puede verse una larga maraña de hilos que está formada por un ácido que por su composición química se llama desoxirribonucleico, mejor conocido como ADN. Ese ácido (A) está formado por nucleótidos (N) y cada nucleótido tiene a su vez un azúcar - desoxirribosa - (de donde sale la D de ADN), un fosfato y una base nitrogenada. Este ADN tiene información e “instrucciones” para la vida que se pasan de una generación a otra. Instituto Dominicano de Genealogía

Encuentros

HOY

MU-KIEN ADRIANA SANG

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José Ortega y Gasset y seguimos con su España invertebrada Yo necesitaba para mi vida personal orientarme sobre los destinos de mi nación, a la que me sentía radicalmente adscrito. Hay quien sabe vivir como un sonámbulo; yo no he logrado aprender ese cómodo estilo de existencia. Necesito vivir de claridades y lo más despierto posible. Si yo hubiese encontrado libros que me orientasen con suficiente agudeza sobre los secretos que el camino que España lleva por la historia, me habría ahorrado el esfuerzo de tener que construirme malamente, con escasísimos conocimientos y materiales… un panorama esquemático de su evolución y de su anatomía… Pero el hombre no puede esperar… La vida es prisa. Yo necesitaba sin remisión ni demora aclararme un poco el rumbo de mi país a fin de evitar en mi conducta, por lo menos, las grandes estupideces… José Ortega y Gasset, Prólogo a la cuarta edición.[1]

es la primera condición para imperar a los demás. Castilla se afana por superar en su propio corazón la tendencia al hermetismo aldeano, a la visión angosta de los intereses que reina en los demás pueblos ibéricos”.[4] Ortega afirma que las naciones se construyen y fortalecen cuando existe una correcta y dinámica política internacional. España, sigue diciendo, nació en la mente de Castilla, no como realidad, sino como un mañana imaginario “capaz de disciplinar el hoy y de orientarlo”. Cuando Castilla se alió con Fernando de Aragón, nació la unidad española, con el fin de lanzarla a los cuatro vientos, “para inundar el planeta, para crear un Imperio aún más amplio. La unidad de España se hace para esto y por esto….”.[5] Así pues, Ortega apuesta por la unidad de España, y fustiga duramente los intentos separatistas de los vascos y catalanes, tal y como lo expresa en el párrafo que citamos a omo hemos dicho en los dos continuación: artículos anteriores, he iniciaSi Cataluña o Vasconia hubiesen sido las do una serie sobre el pensa- razas que ahora se imaginan ser, habrían damiento del do un terrible tirón de Casgran intelectilla cuando ésta comenzó a tual español de hacer particularista, es decir, Defiende que principios del siglo XX: don a no contar debidamente una cosa es la José Ortega y Gasset. En el con ellas. La sacudida en la anterior, empezamos a ha- diferencia natural en un periferia hubiese acaso desblar de una obra que impac- grupo social y otra la pertado las antiguas virtudes tó muchísimo en su época: del centro y no habrían por La España Invertebrada, que escisión. Una sociedad, ventura, caído en la perduafirma, es el conjunto fue publicada en 1922. rable modorra de idiotez y Comenzamos a resu- de individuos que egoísmo que ha sido duranmir-presentar la primera pueden o no formar te tres siglos nuestra historia. parte del libro, titulada “Par[6] ticularismo y Acción Direc- grupos. No niega el gran intelecta”. Cuenta 9 apartados. Los tual, en el ensayo titulado dos primeros fueron abordados en la entre- Compartimentos Estancos, que en una naga anterior y llevaban por título “Incorpo- ción, por muy unida que esté, existan peración y Desintegración”, “Potencia de Na- queños grupos, pues el proceso de unificacionalización”. En esta oportunidad tratare- ción de una sociedad tiene un contrapunteo mos de abordar los restantes: “¿Por qué hay de un proceso diferenciador que divide en separatismo?”, “Tanto Monta”, “Particularis- clases, grupos profesionales, oficios y gremo”, “Compartimentos Estancos”, “El Caso mios. Pero nunca una división que implique del Grupo Militar”, “Acción Directa” y “Pro- separación. En Acción Directa Ortega, sigue desanunciamientos”. Se preguntaba el intelectual “¿Por qué hay rrollando su línea de pensamiento. Defienseparatismo?” su auto respuesta fue un largo de que una cosa es la diferencia natural en e interesante artículo. Decía que uno de los un grupo social y otra la escisión. Una sograndes fenómenos y problemas de la vida ciedad, afirma, es el conjunto de indivipolítica de España era la aparición desde los duos que pueden o no formar grupos. Y, primeros años del siglo XX de los regiona- sigue diciendo, cuando un grupo quiere algo en específico debe prolismos, separatismos y naceder a comunicarlo a los cionalismos. Se preguntaba demás y negociar. Así, la votambién: ¿Son muchos los Enfrentó luntad privada debe conespañoles que han llegado a duramente a los vertirse en una voluntad hacerse cargo de cuál es la general. Significa que la verdadera realidad de estos nacionalismos de “acción directa” es la táctica movimientos? Se respondía Cataluña y Vasconia. que se deriva del particulaa sí mismo diciendo que no. rismo de los intereses. Enfrentó duramente a los Decía que eran Ahí termina la primera nacionalismos de Cataluña y movimientos artificiosos, parte de la obra. En las próVasconia. Decía que eran extraídos de la nada, y ximas entregas hablaremos movimientos artificiosos, peor aún, sin causas ni de la segunda parte, que él extraídos de la nada, y peor tituló “La ausencia de los aún, sin causas ni motivos motivos profundos. mejores”. El espacio no nos profundos. Con estas posiciones han desvertebrado a España, que an- permite seguir. Finalizo con una reflexión tes de sus apariciones era “una masa homo- de Ortega: La insolidaridad actual produce un fenógénea, sin discontinuidades cualitativas, sin confines interiores de unas partes con otras. meno muy característico de nuestra vida púHablar ahora de regiones, de pueblos dife- blica –que debemos meditar-: cualquiera rentes, de Cataluña, de Euzkadi, es cortar tiene fuerza para deshacer –el militar, el con un cuchillo una masa homogénea y tajar obrero, esto o el otro político, éste o el grupo cuerpos distintos en lo que era un compacto de periódicos-; pero nadie tiene fuerzas para hacer, ni siquiera para asegurar sus propios volumen”.[2] Afirma que estos separatismos surgie- derechos”.[7] ron por la codicia y la soberbia de unos cuantos hombres, y esta ambición, los ha [1][1] Prólogo de la Cuarta Edición, José Orllevado a una “faena de despedazamiento tega y Gasset, España invertebrada, hernacional que sin ellos y su caprichosa la- manotemblon.com/.../Ortega%20y%20Gasset,%20Jose/Ortebor no existiría”.[3] El siguiente apartado se denomina “Tanto ga%20y%20Gasset,%2, p. 21 Monta”. Admite como verdad la preeminencia de Castilla, pues “NO hay que ver más [2] Ibidem, p. 31. [3] Ibídem. [4] Ibidem, p. 32 que la energía con que acierta a mandarse a [5] Ibídem, p. 33 [6] Ibidem, p. 39 [7] Ibidem, sí misma, pues “ser emperador de sí mismo p. 51

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¿El poema

o la vida eterna? ARCHIVO

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e optado por el concepto de eternidad y epifanía, del poeta cubano José Lezama Lima, porque según él, somos seres para la resurrección y no para la muerte, como diría Heidegger. Epifanía misteriosa del poema, súbito de la imagen, que nos redime y fundamenta, y que brota del espacio y la gnosis, como promesa eterna de vida. En la finitud de la página en blanco, somos la luz (el poema) “el primer animal visible de lo invisible” (el misterio y su eternidad). La eternidad del instante u "ocupatio temporal" de la sobreabundancia y la dicha. La poesía, en Lezama Lima, se define por la sobreabundancia, a través de la lmago, que nace y transfigura el poema en eras imaginarias, poéticas, históricas y culturales. La dicha del poema: la resurrección del verbo y la palabra, encarnación instantánea del ser para la muerte, insurrecta y viva, y siempre infinita y viva en el poema, como ente celestial de alegría y gozo. Esos instantes excepcionales que, en un poema o en un período histórico, alcanzan la plenitud de una forma, aunque cuando parezca sumergirse o naufragar sin sucesión visible provocan una cadena de resonancias, una nueva irrupción de lo naciente, que hace engañosa la aparente enemistad de los condicionamientos causales y lo que Lezama llama “el incondicionado poético”, ya que se trata solo, como advierte en la primera línea de “Imagen y posibilidad”, de una causalidad más “secreta”. Al buscar ese “punto errante”, el mediador, como el cocuyo, nuestro “ animal carbunclo”, entre lo viviente y lo estelar, que nos convida a penetrar el bosque oscuro, a partir de ese punto rotativo cuyo sueño solo toca en la hoja escogida, y asciende cada vez a zonas de más luz, sin sobresaltarse por el caos de lo intermedio, Lezama nos obliga a ver en su descendimiento a los “orígenes” solo la búsqueda de ese único impulso que está en la raíz, lo mismo de las fabulaciones míticas que de la naturaleza o la historia, traspasándola con José Lezama Lima un desconocido fulgor. Por eso dice: “Gota, germen, corpúsculo, esfera trocándose el hálito del lenguaje, como morada del ser va percepción de la materialidad esencial del fluencia, cuerpo, participación, logrando la para la resurrección. mundo; en Lezama es posible verificar, hasta epifanía verbal por la que el cuerpo se vuelve Naturaleza y sobrenaturaleza: el orden cierto punto, un movimiento similar al de signatura”, y substancia inmaculada de re- natural es así reformulado por el código de Neruda: la sustantivación por la irradiación surrección. su abundancia, de su realización. Esta de- material del lenguaje, el vértigo del sentido En Lezama, la sobreabundancia puede ducción supera, asimismo, la ideología tra- en los sentidos, en la vida original y física que ser una gracia (en el sentido teológico) o un dicional del orden natural como demostra- precede a las formas del pensamiento. Pero don. No es lo que importa. ción de espíritu: el orden na- es también posible verificar un movimiento Importa más saber que Letural está, en la obra de Le- similar al más radical emprendido por Vazama Lima la asume como zama, según Julio Ortega, llejo: la materialidad del mundo demanda La obra de una manera de existir y que, “en situación transitiva”, un pensamiento asimismo exteriorizado, reLezama, al final, tiende a ser, a conocerse y a hecho desde su raigambre física, orgánica, como la existencia misma, no es “una posesión sino al- remite el sentido de su desconocerse en un espacio viva. Como Vallejo, Lezama desplaza el sugo que nos posee”. En efecto, unidad a un acto sin de indagación ontológica. jeto del lenguaje al objeto material y preforhay otros poetas de la (so- sentido: a la certidumbre De modo que aquí el drama mal del mundo. Pero, a diferencia de Nerubre) abundancia; pensemos, espiritual del mundo es su da, Lezama no emerge de esa materialidad por ejemplo, en uno con- de una fe, o sea, al acto posible transformación: la para sustentar los poderes terrestres del sutemporáneo y también lati- previo a las ideologías, a realidad, parece decirnos es- jeto que al nombrar devora; y, a diferencia de noamericano: Pablo Neru- esa zona indemostrable ta obra, tal como la vivimos y Vallejo, la materialidad sustantiva no supone da. No es posible, creo, otro que es un abismo del pensamos, tal como la deci- en Lezama la rebelión de la cosa frente al caso más privilegiado. Las mos, es solo una posibilidad nombre, ese mutuo desequilibrio y esa conacumulaciones de Neruda, lenguaje. del sentido, no su realización ciencia crítica moderna. Este es el movisus largos inventarios de la mayor. En verdad, ese drama miento que corresponde a un retorno a la naturaleza, sus encadenamientos metafóri- radica en la latencia de la transmutación, materia originaria: el poema se moviliza cocos son un modo de poseer el mundo, des- que supondría un orden natural trascendido mo el magma que acarrea las fuentes del Pricribiéndolo aun indirectamente; la realidad en su propia inmanencia; o sea, no se pre- mer Día, o de la resurrección de la muerte, sigue siendo, en última instancia, más po- tende negar el mundo y su para lograr mediante el poederosa que la imaginación y se constituye en espesor real, no se intenta ma, el espacio gozoso de la su apoyo irreemplazable. Lezama, en cam- una fuga simple de un orden vida eterna. La poesía, en bio, trabaja tangencialmente, por impregna- naturalizado, sino que, más La obra de Lezama, al fiLezama Lima, se nal, remite el sentido de su ción. Cada palabra suya—como lo explica en bien, se reconstruye con la un poema—puede ser un “apeiron de arci- imagen una naturaleza más define por la unidad a un acto sin sentido: lla”, pero solo está sostenida “por la respi- plena, libre de determinis- sobreabundancia, a a la certidumbre de una fe, o ración nocturna”, y el poeta no hace más que mo y su caída; y la poesía, través de la lmago, que sea, al acto previo a las ideohilarlas como un “Parménides ciego tejien- como la literatura, como la logías, a esa zona indemosdo la alfombra de Bagdad”. Quiero decir: Ne- historia y la cultura, es el nace y transfigura el trable que es un abismo del ruda busca la “equivalencia” del mundo y proceso de conversión: la vía poema en eras lenguaje. No el hombre para cree en ella; como se ha dicho muchas veces, realizadora de esa sobrena- imaginarias, poéticas, la muerte sino el hombre paes un poeta neorromántico y, en cierto mo- turaleza ganada. En último históricas y culturales. ra la resurrección: esta visión do, “antisignatario”: la cosa, lo dado es quizá término, la sobrenaturaleza del mundo asume el propólo más importante para él (“Hablo de cosas vendría a plasmarse como el sito espiritual de su obra en que existen, Dios me libre/de inventar cosas espacio superior de un orden natural huma- un acto de remisión final, que es incontescuando estoy cantando”). Lezama, por el nizado. table; como lo es su creencia en la poesía contrario, parece buscar más la “modulaSi ya en Vallejo y en Neruda la exterioridad como vía paradisíaca. En el fondo, estas ción” del mundo; su poesía trata, en fin de es una materia que no responde por el len- apuestas últimas de la obra no tendrían sencuentas, no con la realidad de los seres y las guaje, y por lo tanto, según Julio Ortega, la tido si no vinieran de su origen mismo: de su cosas sino con su “respirante diferencia”: así, poesía debe proceder a su desconstrucción, religiosidad, que no en vano actúa como el el mundo solo puede estar encarnado en la promoviendo de ese modo tanto una pro- reconocimiento de una energía primordial y “imagen de la suspensión” que va trazando funda revisión del idealismo como una nue- sensorial.

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PLINIO CHAHÍN

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Metáfora y concepto en Deleuze y Guattari Veintiocho días de esta influencia pesada, de este montón de órganos mal agrupados que soy yo, y en los que me daba la impresión de estar presente, como en un inmenso paisaje de hielo a punto de desmoronarse. Antonin Artaud FUENTE EXTERNA

Friedrich Nietzsche

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DAYANA FRAILE

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menudo escuchamos hablar sobre el rechazo a la metáfora en Deleuze y Guattari y sobre lo paradójicas que resultan estas afirmaciones en dos pensadores que, con bastante frecuencia, recurrieron a figuras del discurso estrechamente vinculadas con la creación poética. Esta paradoja se recrudece, sin duda alguna, cuando pensamos en las intensas correspondencias que se establecen entre sus postulados teóricos y la producción poética de Antonin Artaud. Así es como el “cuerpo sin órganos” de los filósofos parece ser una fusión o, más bien, un ensamblaje conformado por el concepto de raigambre filosófica, la sintomatología del delirio y la imagen poética. Sintomatología en cuanto la destrucción de los órganos es un aspecto importante del delirio del Presidente Schreber, sintetizado por Freud de la siguiente manera: Sostiene haber experimentado en los primeros años de su enfermedad destrucciones en diversos órganos de su cuerpo, que a cualquier otro hombre le habrían provocado indefectiblemente la muerte desde mucho tiempo atrás, pero él ha vivido un largo período sin estómago, sin intestinos, sin pulmones casi, con el esófago desgarrado, sin vejiga, con las costillas rotas, muchas veces se ha comido parte de su laringe al tragar, etc. Imagen poética en cuanto es posible que Artaud lograra resignificar las huellas de la enfermedad sobre la página en blanco, trazando un mapa de ambigüedades: “Cuando ustedes le hayan hecho un cuerpo sin/ órganos lo habrán liberado de todos sus auto-/ matismos y lo habrán devuelto a/ su verdadera libertad” (Para terminar…). La tensión entre las palabras que antes resultaron características del delirio se autodestruyen en el interior del poema, en lo que Paul Ricoeur denominaría “una contradicción significativa”: la interpretación literal de una frase se contradice internamente, termina por resultar absurda y entonces prevalece la segunda interpretación, la metafórica. Una metáfora viva, explica Ricoeur, está inscrita en la tensión entre dos interpretaciones de una frase, la literal y la que establece una nueva relación del sentido. Estoy convencida de que las imágenes que habitan la poesía Artaudiana han comportado para Deleuze y Guattari líneas de fuga ante la aridez del concepto. Está claro que esta dupla nunca abandona la tarea central de la filosofía que consiste, precisamente, en crear conceptos, no obstante, parece haberse arriesgado a explorar otras formas posibles de estas construcciones. A veces da la impresión de que estuvieran replicando en ellas el modelo de sus “agenciamientos”,

Paul Ricoeur

por aquello de que implican una amplitud que acarrea componentes heterogéneos. El cuerpo sin órganos, por ejemplo, es una formación del inconsciente, un desierto, el soporte del deseo, una superficie en donde los agenciamientos se enganchan, la desorganización del organismo, un territorio poblado de una manada de signos, el grado cero de las intensidades, experimentación, es un límite en el que uno está “arrastrándose como un gusano, tanteando como un ciego o corriendo como un loco, viajero del desierto y nómada de la estepa” (Mil mesetas…). Esta confluencia de imágenes, definiciones, características, sospechas y ausencias parecen pertenecer al concepto “por un pie, una mano, una pata, por el ano, por un ojo” (Derrames…). Pudiéramos pensar entonces que esta lógica conecta, de alguna forma, y hasta pudiera tener antecedentes en las propuestas de Nietzsche en “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”: Esa monstruosa viguería y andamiaje de los conceptos, a las que de por vida se aferra el hombre menesteroso para salvarse, para el intelecto liberado es solo un tinglado y un juguete para sus obras de arte más osadas: y cuando lo destruye y confunde los pedazos, y lo recompone irónicamente, apareando lo más ajeno y separando lo más próximo, pone de manifiesto que no necesita de aquellas muletas de la indigencia y que ahora ya no es por conceptos que se rige, sino por intuiciones. Ningún camino regular conduce desde esas intuiciones a la región de los esquemas espectrales, de las abstracciones: la palabra no está hecha para ellas, el hombre enmudece al verlas o habla en copia de metáforas prohibidas y ensambles inauditos de conceptos, para corresponder de modo creador, aunque solo sea mediante la destrucción y el escarnio de las antiguas barreras conceptuales, a la impresión de la poderosa intuición presente. En este orden de cosas, el acto de leer Para terminar con el juicio de Dios y Viaje al país de los tarahumaras nos remite automáticamente a los conceptos que encontramos en Mil mesetas o en el Anti Edipo. Es como si las imágenes poéticas hubieran impreso su huella sobre la superficie de los conceptos. Cuando leo en Artaud “Este séptimo hombre,/ es un caballo,/ un caballo con un nombre que lo acompaña./ Pero el caballo/ es el sol/ no el hombre” (Para terminar…), pienso en los regímenes de signos de estos filósofos, en sus máquinas de expresión o agenciamientos maquínicos del estilo “caballo de tiro-omnibús-calle” (Mil mesetas…). Y cuando Artaud rememora a los tarahumaras ejecutando sus danzas “de libélulas, de pájaros, del viento, de

las cosas, de las flores”, o cuando los describe en hilera lanzando un grito helado ante el espectáculo de un toro sacrificado, “y su voz evoca el grito dolorido de una hiena o de un perro enfermo o de un gallo estrangulado”, y resulta que es un grito emitido de forma sucesiva, que pasa de boca en boca “como una gama humana que toma en la sombra el valor de un llamamiento” (Viaje al país…), por supuesto, pienso en los “devenires”, en ese proceso del deseo que es puro principio de aproximación (Mil mesetas…). En un ejercicio de la imaginación, pudiera aventurarme a plantear que si Deleuze y Guattari desdeñan las metáforas y tienden a considerarlas como un simple efecto (Mil mesetas…) es, quizás, porque no las conciben como un fin o como entidades autónomas. Para este par parecen constituir, más bien, máquinas retóricas incapaces de funcionar de forma aislada, al mejor estilo de todas sus máquinas. Conectan. Interactúan. Devienen. Nunca permanecen estáticas como un mero excedente de sentido. Dayana Fraile (Puerto La Cruz, 1985) Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Trabajos creativos de su autoría han sido distinguidos con premios y menciones en concursos, como el Festival Literario Ucevista, la Semana de la Nueva Narrativa Urbana y el Concurso de Cuentos Policlínica Metropolitana para Jóvenes Autores. Cursa estudios de postgrado en el departamento de Hispanic Languages and Literatures de University of Pittsburgh. (Fuente: Blog Revista Hispanoamericana de Literatura Unica)

Referencias bibliográficas Artaud, Antonin. México y Viaje al país de los tarahumaras. México D.F.: FCE, 1984. Print. ---. Para terminar con el juicio de Dios y otros poemas. Buenos Aires: Caldén, 1975. Print. Deleuze, Gilles and Félix Guattari. El Anti Edipo. Capitalismo y esquizofrenia. Buenos Aires: Paidós, 1998. Print. ---. Derrames entre el capitalismo y la esquizofrenia. Buenos Aires: Cactus, 2005. Print. ---. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-Textos, 2002. Print. Freud, Sigmund. Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente. Tomo IV. Madrid: Biblioteca nueva, 1972. Print. Nietzsche, Friedrich. “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”. Escuela de Filosofía – Universidad Arcis. Web. 14 de septiembre de 2009. http://bit.ly/13E7Z6A Ricoeur, Paul. Teoría de la interpretación. México D.F.: Siglo XXI, 2006. Print.


Viaje por la Historia

AREÍTO

Sábado 16 de julio de 2016

Rafael Andrés Brenes Pérez Un poeta y escritor olvidado E

ARACELIS MENA

l gran olvidado” aún permanece sepultado. Uno de sus hijos rescató su nombre, sus obras inéditas y las dispersas en conocidos periódicos y revistas de su tiempo, preparó un voluminoso libro, listo para la imprenta, pero lo archivó. Todavía pocos saben qué hizo, quien fue Rafael Andrés Brenes Pérez. Mario Emilio Sánchez Córdova y Margarita Piñeyro de Sánchez realizaron un impresionante trabajo de búsqueda y compilación. Iván García Guerra y Gisela Guerrero, de corrección. Pedro Vergés lo leyó y exaltó al literato por sobre el poeta, historiador, costumbrista, abogado y el servidor público que estuvo entre los miembros del Postumismo, los fundadores del semanario Bahoruco, mantenía correspondencia con reconocidos intelectuales hispanoamericanos y hablaba cuatro idiomas. Breno Brenes Guridi, quien se propuso sacar a su padre de esa postergación desde 1966 cuando dio a la luz una de sus obras póstumas, cuenta que estando recientemente en lecho de muerte se encontró en un túnel en el que observó cuatro personas vestidas de blanco, una de las cuales presiente que era su progenitor, pues no vio sus facciones. Narró lo sucedido a un sacerdote de su confianza y este le manifestó que le habían dado una oportunidad. “Por eso tengo que empezar a unir lo que está suelto”, confesó, y uno de esos propósitos sin cumplir es este libro que antes de morir le encargó su madre Altagracia Guridi porque si rica era la biblioteca de Brenes Pérez, más voluminoso era su archivo. Brenes Guridi publicó uno de los libros que el suicidio de su papá impidió llevar a la imprenta, La Casona, con prólogo de Vigil Díaz y a cuya puesta en circulación asistió su madre que se llevó a la tumba esa satisfacción. Domingo Moreno Jimenes, amigo íntimo del autor y compañero de generación, lo presentó en un acto concurrido. Rafael Andrés, quien acabó con su vida el cuatro de febrero de 1950, solo había publicado “Sombras”, en 1927. Representó “el primer paso para la historia de El gran olvidado”, significa Breno. Los trabajos de Rafael Andrés Brenes Pérez tienen hasta los créditos. El libro, de 581 páginas estaba pautado para ser impreso en Alfa y Omega. Lo compuso Arsenio Estrella. La diagramación es de Ana Aurelia Báez S. Contiene poesía, cuentos dominicanos, perfiles y crítica literaria, ecología, prosa, epistolario literario y político, biografías y tres libros breves. La trama de “La Casona”, que se incluye como segunda edición, discurre en el último Gobierno de Ulises Heureaux. Es un esbozo sociológico que diferencia la idiosincrasia capitaleña de la cibaeña, concretamente la de los habitantes de Santo Domingo y Santiago, con un predominio tácito de la dominicanidad, característico de las obras de Brenes, apuntó Sánchez Córdova. Lo considera didáctico, que enseña parte de la geografía nacional, folclor y tipos y costumbres populares. Plantea diferencias de los movimientos intelectuales y publica semblanzas que lo distinguen “como un crítico independiente, justo y valiente”, agrega.

EL GRAN OLVIDADO

ÁNGELA PEÑA A.PENA@HOY.COM.DO

HOY

Iván García Guerra fue también investigador y excelente escritor de la genealogía de Brenes Pérez, hijo del doctor Rafael Andrés Brenes Ruiz (Suso), quien se destacó por su generosa y activa participación en la epidemia de viruelas. Expresa que ha querido saber de la vida de Rafael Andrés Brenes Pérez y no es mucho lo que ha logrado. Empero, dedica 13 páginas a su biografía familiar en un capítulo llamado Creación y vida. Después vienen opiniones sobre el escritor publicadas en revistas literarias con las firmas más autorizadas, y otras ediciones de Sombras (1927) y La Casona. En Sombras, Valentín Tejada se refiere a Brenes Pérez como “el revolucionario poeta postumista poseedor de la más envidiable cualidad de poder vaciar en cada manifestación chorros de bellezas surgidas del secreto de su estética”. Son sus versos iniciales, cargados de dolor y lamento. El gran olvidado incluye un capítulo dedicado al movimiento postumista del que se alejó Brenes al final de sus días pidiendo que se hablara de “la obra de los otros, con la que se confundió la mía bajo la sombra amable

Breno Brenes explica la historia de El gran olvidado. Caricatura de Brenes Pérez incluida en el libro.

Rafael Andrés Brenes Pérez (Fellito).

Brenes Pérez y su esposa Altagracia María Guridi.

del postumismo”. Tiene el Manifiesto Postumista y poemas suyos de esa corriente publicados en Blanco y Negro, Listín Diario, Bahoruco, Analectas. A continuación se insertan poemas de otras tendencias aparecidos en Rachas, El día estético y otros inéditos. En los perfiles literarios describe con sencillez y atractivas pinceladas artísticas y humanas a Luis Rivera, Piro Valerio, Andrés Avelino, Manuel de Jesús Camarena Perdomo, Osvaldo García de la Concha, Yoryi Morel, Rafael Augusto Zorrilla, Domingo Moreno Jimenes, Rafael Américo Henríquez, Julio a Piñeyro, Ricardo Pérez Alfonseca, Indalecio Rodríguez, Concha Benítez, Juan José Llovet, Eulogio C. Cabral, Federico Henríquez y Carvajal, Arturo Pellerano Castro, Fabio Fiallo, Antonio Valdez hijo, Alfredo Guzmán Arias, Juana de América, Fernando Defilló. Su epistolario literario y político es extenso. Quiénes le escribieron y a quiénes se dirigía: Luis A. Franco, Ramón Emilio Jiménez, Manuel del Cabral, Osvaldo Bazil, Porfirio Herrera, Fabio A. Mota, Tomás Hernández Franco, Luis Armando Abreu. Entre sus libros que se recogen está “El último breviario de Moreno Jimenes”. El gran olvidado concluye con sus trabajos jurídicos, municipales, políticos, económicos, culturales y los libros citados. Rafael Andrés nació el 4 de febrero de 1903, su madre era Asunción Pérez y Pérez. Le apodaban Fellito. Era masón y Príncipe Rosacruz. En 1933 casó con Altagracia María Guridi Bobea. Procrearon a Margarita (fallecida), Isabel, Breno, Rafael Andrés (Cholo) y Francis. Aidita

Portada de La Casona.

es otra hija de crianza. Las causas de su suicidio son un misterio. La víspera de su cumpleaños invitó a sus amigos a celebrarlo en su casa de la calle Doctor Báez 3A. En un momento pidió permiso, en minutos sonó un disparo. Lo encontraron tirado, sin vida, en un charco de sangre. Había trabajado como Abogado ayudante del Procurador General de la República, Registrador de títulos, Secretario de la Comisión Depuradora de Créditos versus el Estado, vicepresidente del Ayuntamiento, secretario del Consejo de Directores del Banco de Reservas. Breno considera que las instituciones se han ocupado poco de registrar en sus memorias a figuras importantes de sus épocas y que su padre y su abuelo son dos ejemplos. Pone este volumen a disposición de alguna fundación que se anime a publicarlo. Explica que “el mérito de esta obra fascinante es toda la enseñanza que encierra. Es un libro que inspira hasta a los ignorantes, para que dejen de serlo. Mi padre invita a las personas a prepararse para ser bobos o para ser gente”.

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AREÍTO

Sábado 16 de julio de 2016

Pensante. Talla en Roble.

Arte Contemporáneo

HOY

Nido del Caribe. Roble policromado.

Homenaje a Picasso II. Roble policromado.

En la Galería Nacional de Bellas Artes

¡Juan Trinidad Persistencia y trascedencia! Con esta magnífica muestra que ha organizado la Galería Nacional de Bellas Arte con los auspicios del Ministerio de Cultura, la Dirección General de Bellas Artes y los hermanos Rizek-Sued, la obra de Juan Trinidad se proyecta definitivamente hacia un grado mayor de depuración formal y trascendencia significativa. Esto se aprecia y se confirma en la gran atención que siguen recibiendo sus piezas y sus exposiciones por parte de importantes coleccionistas, instituciones y especialistas a nivel nacional e internacional.

H

AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ ARTOPIA01@GMAIL.COM

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asta finales del mes en curso, la Galería Nacional de Bellas Artes, mantiene abierta la muestra antológica de Juan Trinidad, titulada “Impacto” (más elocuente y efectivo no podría resultar este título), integrada por más de 60 obras, realizadas en madera y bronce durante los últimos cinco años y con la cual el expositor se reafirma como uno de los máximos exponentes activos de la escultura dominicana contemporánea. En efecto, ante el formidable cuerpo de Union II. obras que ha logrado reunir en los espacios Roble Policromado. del Salón de la Cúpula del Palacio de Bellas Artes, Juan Trinidad persiste y trasciende como un artista en cuya práctica creadora se manifiesta nuevamente el “mito inextinguible”: la maravillosa consumación del vínculo absoluto entre vida y obra. Un artista dotado con el talento y la capacidad de expresar y recrear, mediante las formas sublimes de la tridimensionalidad y una dicción plástica hermosamente impecable, las esencias naturales, espirituales y socioculturales del Cosmos caribeño/dominicano. Tal como advierte Marianne de Tolentino, directora de la Galería Nacional de Bellas Artes y curadora de la impactante exposición: “Hoy, Juan Trinidad, tallista enamorado de la madera y de la nobleza del corte, revela, con una muestra individual, la ardua labor que ha hecho en los últimos años, y una inquietud creadora, siempre en marcha. Siendo el escultor dominicano actualmente más representativo y comprometido con la talla directa, vive inmerso en concepciones, ideas y proyectos”… Mientras que el crítico de arte Patrick Landry señala que esta exposición: “Es una retrospectiva en el sentido que las obras seleccionadas nos muestran las diferentes facetas y los diferentes caminos de la producción artística del escultor durante los últimos cinco años. Tenemos la gran oportunidad de ver todas esas esculturas reunidas en un mismo lugar para apreciarlas.

En Síntesis Juan Trinidad

Juan Trinidad nace en Jayaco, Bonao, el 10 de junio de 1963. En 1994, viaja a Buenos Aires, Argentina, donde realiza varios talleres y se integra al medio artístico de la ciudad. A su regreso a la República Dominicana (1996), inicia su formación artística en el Centro de Artes Plaza de la Cultura de Bonao, bajo la orientación directa del maestro Cándido Bidó, donde realiza una especialización en escultura. En el 2003 realiza un Taller de Talla Directa en el Instituto de Estudios Superiores de Arte de París, Francia. La obra de Juan Trinidad ha sido exhibida exitosamente en importantes galerías, museos y centros culturales de Francia, Estados Unidos, España, Canadá y Costa Rica. Entre sus principales reconocimientos, destacan: Mención de Honor Concurso de Escultura “Prats Ventós”, Centro Cultural de España, Santo Domingo (1994); Primer Premio de Escultura XXII Bienal Nacional de Artes Visuales, Museo de Arte Moderno, Santo Domingo (2002); Finalista en la Bienal Mundial del Hielo, Ottawa, Canadá (2004) y Primer Premio de Escultura de la II Bienal Paleta de Níquel, Museo Cándido Bidó, Bonao (2007). En el 2011, presenta su muestra individual “Trascendencia del Caribe”, en la Sala de Exposiciones de la embajada de Francia en Santo Domingo.

Podemos constatar que existe una evolución bien interesante que nos permite, no solamente entrar en su mundo, sino también entender la dinámica de la evolución de su obra y las respuestas plásticas plasmadas en sus esculturas”...(Listín Diario,09.07.2016, p.6-C) En la mayoría de las obras que integran la muestra, destacan las transfiguraciones expresionistas, logradas a base de una efectiva multiplicidad de planos geométricos, los lúcidos juegos de aristas, los cortes angulares y las oquedades interiores en una perpetua búsqueda armoniosa de forma, ritmo, equilibrio y abstracción. Asimismo, a través de su

inteligente y poderosa síntesis de Cubismo y Expresionismo, Trinidad imprime dramatismo y un mensaje de contenido trascendental a sus esculturas. Sin embargo, a la hora de confrontar la ardiente eticidad de su estética y los sugestivos contenidos espirituales de su producción, más vale valorar honestamente los profundos cimientos de su obra y trayectoria, ennoblecidas todavía más por la esplendorosa resolución conTernura de un ceptual y la conmoamanecer. Roble vedora vitalidad expolicromado. presiva con que Juan Trinidad llega a materializar una obra cuyo potencial significativo, también asimila y transmuta en forma única la reveladora complejidad de su experiencia existencial. Y es que desde las pulsiones más íntimas de su inefable personalidad y mediante una producción simbólica eminentemente identitaria, en las últimas dos décadas, Juan Trinidad materializa una verdadera estética de la existencia. Ya en su niñez, él comunica a sus progenitores su decisión inquebrantable de ser artista. Sus reflexiones y el viaje introspectivo se intensifican en plena adolescencia, llegando a autocuestionarse sobre cómo iba a lograr realizar su sueño ante los obstáculos, precariedades y circunstancias definitorias. De ahí que en cierto momento el mismo Juan Trinidad haya llegado a autodefinirse como autentico “testimonio” de su pueblo. “Al inicio de mi carrera, yo me fui de Santo Domingo para no hacer lo mal hecho. En un momento dado me acerqué a mis amigos Yaqui Núñez del Risco-Dios le tenga en gloria- y a Chiqui Hadad y lo único que me podían ofrecer en ese momento era suapiar en la academia”… De manera que quienes han estado atentos al proceso de desarrollo de Juan Trinidad como ser humano y como artista, también han podido comprobar que su ejemplar persistencia creadora le debe bastante a una actitud vital y a una experiencia espiritual tensadas con el mismo riesgo, el mismo cuidado y la misma pasión con que concibe, talla y pule cada una de sus esculturas.


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