Areíto
Zona de la Cultura y de las ideas
www.hoy.com.do Editor: Bavegado WillisGonzález Aracena Diseño: Carla SÁBADO 30.07.2016
ESCRIBE JUAN VENTURA
Bruno Rosario Candelier: Principal crítico literario e intelectual dominicano/P2
El arte de prologar en
Borges PÁGINA 5
El mineral Minerva
La "Gloria y el Calvario"
Confronto a la biografía de Minerva Mirabal con un libro que se llama “Physcal Biology” de Flint Skinner, donde estudio los ciclos, columnas geológicas y el papel del tiempo en la conformación de las rocas y los minerales. Página 6
Lo que me impacta de Roberto son sus habilidades plásticas narrativas, dado todo lo demás. Coloca a sus lectores en la piel de cada personaje y nos hace vivir la historia.
En "Espera de penumbras en el viejo bar"
Página 3
Alberto Cruz El arte público Sin dudas, “Ventanas al Tiempo” resulta un nuevo aporte de Fernando Varela y Excel Group al acervo del arte público contemporáneo dominicano. Página 8
HOY
AREÍTO
Sábado 30 de julio de 2016
Zona Areíto Areito
2
José Martínez Ruíz-Azorín (Ensayista y novelista español) Entre todas las alegrías, la absurda es la más alegre; es la alegría de los niños, de los labriegos y de los salvajes; es decir, de todos aquellos seres que están más cerca de la Naturaleza que nosotros.
Dr. Bruno Rosario Candelier
Principal crítico literario e intelectual dominicano
Por Juan Ventura
E
l doctor Bruno Rosario Candelier se ha convertido en el principal crítico literario e intelectual dominicano, superando con creces al humanista dominicano doctor Pedro Henríquez Ureña y a los demás críticos. En su trabajo intelectual se ha dedicado, con rigor y profesionalidad, al estudio de la lengua y el cultivo de las letras, lo que le ha merecido el reconocimiento. Con más de 50 obras publicadas en su larga y fructífera trayectoria como escritor y promotor cultural, convirtiéndose en el humanista y hombre de letras más trascendente e importante de los últimos años en la República Dominicana, desplazando al doctor Henríquez Ureña del primer lugar. En el año 2015, celebró 50 años de vida literaria y 25 años del Movimiento Interiorista. Entre las obras que ha publicado están: La poesía de Emilio García Godoy, en 1975; Lo popular y lo culto en la poesía dominicana, en 1977; Juan Bosch: un texto, un análisis y una entrevista, en 1979; Ensayos críticos, en 1982; La imaginación insular: mitos, leyendas, utopías y fantasmas en la narrativa dominicana, 1984; Ensayos literarios, en 1986; La creación mitopoética: símbolos y arquetipos en la lírica dominicana, en 1987; Tendencias de la novela dominicana, en 1988; Historia y mito en Compadre Mon, en 1988; La narrativa de Juan Bosch, en 1989; Ensayos lingüísticos, en 1990; Valores de las letras dominicanas, en 1991; Poética Interior, en 1992; El Movimiento Interiorista, en 1995; La búsqueda de lo absoluto, en 1997; La creación Interiorista, en 1997; El sentido de la cultura, en 1997; El sueño de Cipango (novela), en 1998; Coloquio literario, en 2000; El Interiorismo, en 2001; Federico García Godoy: Guanuma y la Trilogía Patriótica, en 2002; La ficción montonera: las novelas de las revoluciones, en 2003; Lenguaje, identidad y tradición de las letras dominicanas, en 2004; La creación cosmopoética: sentido estético y sentido cósmico, en 2005; El ideal interior, en 2005; La garra del estrés: lenguaje, miedo y control emocional, en 2006; El vínculo entrañable, en 2007; Poesía mística del Interiorismo, en 2007; La pasión inmortal, en 2008; La fragua del sentido, en 2009; El logos en la conciencia, en 2010; La Mística en América. Contemplación, Poesía y Espiritualidad, en 2010. También están: Fundamento estético del Interiorismo, 2011; El pensamiento creativo, en 2011; La lírica metafísica, en 2011; La aventura visionaria, en 2012; La intuición quántica de la creación, en 2013; El lenguaje del buen decir, en 2014; Por las amenas liras, en 2014; La intuición trascendente, en 2015; Poética del Interiorismo, en 2015; El aspirar del aire, en 2015, La conciencia del lenguaje, en 2015, y otras. Su trabajo intelectual ha estado dedicado por completo a las letras, al magisterio y la promoción cultural. Ha sido un escritor disciplinado y formado como humanista extraordinario e intelectual de fuste. Ha hecho de él: “Ningún día sin una línea”. De ahí su éxito y consagración a las letras dominicanas. En sus catorce años (2002—2016) como Director de la Academia Dominicana de la Lengua ha abierto las puertas de par en par para recibir a nuevos miembros de número, correspondientes nacionales y extranjeros. Es el fundador del Movimiento Interiorista, en 1990, y Presidente del Ateneo In-
Doctor Bruno Rosario Candelier, presidente de la Academia Dominicana de la Lenguatt
sular. El mismo ha tenido una difusión en el país y en el extranjero. Es Licenciado en Educación, mención Filosofía y Letras, categoría Cum Laude por la PUCMM, en 1969; y doctorado (PhD) en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, España, en 1973. Además también obtuvo los diplomas de: Diplomado en periodismo, por la Difusora Panamericana de New York, en 1966; Diplomado en Filología Española, por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de Madrid, en 1973; Diplomado de Profesor de Lengua y Literatura, por el Instituto de Cultura Hispánica, de Madrid, España, en 1974. Por muchos años impartió clases en la PUCMM, desde el año 1969; y, así mismo, ha sido profesor invitado de varias universidades nacionales y extranjeras. Ha sido conferencista en congresos nacionales e internacionales de academias y universidades. Escribió su primer ensayo en el año 1965. Estudió latín, griego, inglés, francés e italiano. Desde temprana edad tuvo inclinaciones hacia el quehacer literario. El escritor José Rafael Lantigua ha sostenido: “De ahí que entendemos que Bruno Rosario Candelier es, hoy por hoy, el más sólido crítico literario dominicano, el introductor de la crítica literaria científica y no exageramos si decimos que es el más destacable crítico que ha tenido el país en los últimos veinte años, por su formación intelectual, su apego a normas y métodos lingüísticos y su capacidad analítica e investigadora” (Ensayos críticos de Bruno Rosario Candelier contenido en el libro: La trayectoria literaria de Bruno Rosario Candelier. Estudios de varios autores en honor del humanista dominicano. Santo Domingo, Editora Corripio, S. A. S., 2015, Pág. 224 (Colección “Estudios Literarios”, No. 7. Academia Dominicana de la Lengua). Ha sido considerado como el crítico dominicano más agudo y consagrado a las letras nacionales. Es el escritor dominicano que más ha escrito sobre literatura dominicana y ha resaltado la vida y obra de la gran mayoría de los escritores dominicanos. El profesor Juan Bosch lo ha ponderado así: “Me parece un sueño que hoy conte-
mos con críticos literarios como Bruno Rosario Candelier y algunos más (…), que han asumido la responsabilidad de estudiar la literatura dominicana con una dedicación científica y con conocimientos científicos. Porque como decía al comenzar estas palabras, la critica literaria es hoy una ciencia muy sugestiva; es una ciencia que yo la calificaría, no simplemente entre las ciencias, entre las bellas ciencias o las ciencias sociales, porque evidentemente responde a concepto muy parecidos a los matemáticos” (Juan Bosch. Textos culturales y literarios. Santo Domingo, Editora Alfa & Omega, 1988, Pág. 84). Ha sido Subsecretario de Estado de Educación, Encargado de cultura, en 1999; Director General de Bellas Artes, en 2000; Dirigió la Asociación Dominicana de Críticos Literarios. Ha participado como conferenciante en congresos nacionales e internacionales de academias, universidades y ateneos celebrados en España, Estados Unidos de América, México, Hondura, Argentina, Costa Rica, Colombia, Puerto Rico, Panamá, y en Santo Domingo y otras ciudades dominicanas. Dirigió el suplemento Coloquio, del desaparecido periódico El Siglo. Ha recibido galardones por su labor literaria, lingüística y cultural en su larga y fructífera trayectoria. En el año 2008 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura, que auspician la Fundación Corripio y el Ministerio de Educación. Miembro Correspondiente de la Real Academia Española y de las Academias: Norteamericana, Filipinas y Puertorriqueña de la Lengua Española. Miembro del Consejo Nacional de Cultura, del Ministerio de Cultura. Ha participado en calidad de jurado en varios certámenes literarios nacionales e internacionales. El Dr. Bruno Rosario Candelier ha ayudado a formar a grandes escritores que tenemos en la actualidad. Su amplia y vasta obra, habla y responde, por el connotado filólogo, lingüista, ensayista, narrador, periodista, promotor cultural, filósofo, crítico literario, biógrafo, novelista, académico y profesor universitario.
Literatura
AREÍTO
Sábado 30 de julio de 2016
HOY
La "Gloria y el Calvario"
En "Espera de
penumbras en el viejo bar" NOVELA DE ROBERTO MARCALLÉ ABREU
Roberto Marcallé Abreu
‘‘
“[…] si comienzo por el amor, es porque el amor es para todos,y por más que lo nieguen,el amor es para todos la gran cosa de la vida”. Jean Allouch
ELI QUEZADA
A
l comenzar a escribir sobre esta novela “Espera de penumbras en el viejo bar.” [Editorial MC, Santo Domingo, 2016] y que gracias a esta segunda edición tenemos en nuestras manos, tengo una sonrisa dilatada de satisfacción que deviene de ese placer fundamental que todo texto bien argumentado debe dejar. Palabras e ideas se complementan de una manera admirable. Lo primero es que, con esta historia, el narrador y novelista reafirma su calidad y su bien logrado sitial en las letras dominicanas (Premio Nacional de Literatura 2015) entre otros laureles. Es, definitivamente, como el ‘Rey Midas’ de la literatura dominicana: todo lo que toca (escribe) se vuelve oro puro. La novela “Espera de penumbras en el viejo bar” está matizada de dramáticas descripciones hiperrealistas sin descartar un agudo sentido poético. La prosa se viste del verso y este desnuda al narrador. Y en lo humano ese aire existencial, fatalista y anárquico, que puede ser considerado un signo general de ese lapso que recrea a la perfección el autor, y cito: “(…) era una vida pobre y estúpida, sin mayor sentido del que le daba la rutina, lo normal, lo evidente, lo fehaciente”. pp.32 La novela debe retratar una época como ningún otro género y es ahí que se definen y conforman los proyectos narrativos. Marcallé Abreu posee ese don mágico para plantear no solo el aspecto psicológico de sus personajes, sino las situaciones latentes en la sociedad. Por ejemplo, ese juego intertextual con temas musicales románticos que, como metáfora, nos habla de la angustia y el desasosiego que experimenta su protagonista –René-; pero igual cualquiera de nosotros. Y, por otro lado, la dejadez, la manipulación y el juego amatorio que probablemente sea inconsciente en Irene, que se perfila como ‘chica light’, otro aspecto socio-temporal del periodo o tiempo espacial. Estamos inmersos en una época de cambios socio- políticos que involucran tanto el país como la región, pero más que eso, de un despertar a libertades y formas de vida que permanecían en las penumbras. Y como segunda lectura ese aire imperante del neobarroco de constructor de recursos semánticos, nostalgias de ese existencialismo o angustias a lo Kierkergaard, por no decir como el Gabriel de Kafka, que sufre René, sin el recurso de la metamorfosis física pero si en su evolución sentimental. Esto sin abundar mucho sobre el discurso de Jacques Lacan que el autor cita en labios del sufrido René cuando esboza su ‘dolor que no cesa’… Porque, créanme, esta novela revela y retrata profundidades filosóficas en ese juego dialéctico y manipulador que ocurre entre los protagonistas. Dada la riqueza de contenido del texto podemos abordar varias aristas, pero para mí, el discurso central lo define la siguiente terna de vocablos: AMOR-PASION-ESPERA, en la disyunción René-Irene como personajes principales. Ovidio mismo, en “las Cartas de las heroínas”* dice que "El amor es cosa llena de angustias y de miedos", y justamente es el calvario que sufre nuestro protagonista, René, en la espera agónica de su amada.
Portada de la novela de Marcallé Abreu
En síntesis Roberto Marcallé Abreu
Es autor de más de veinte obas entre novelas y cuentos. Entre sus libros se citan “Las dos muertes de José Inirio”, “Cinco bailadores sobre la tumba caliente del licenciado”, “Las siempre insólitas cartas del destino”, “El minúsculo infierno del Señor Lukas”, “Sábado de sol después de las lluvias”, “Cinco bailadores sobre la tumba caliente del licenciado”, “Estas oscuras presencias de todos los días”, “Sobre aves negras cortes de media luna y lágrimas de sangre”, “La manipulación de los espejos”, “Las calles enemigas” y “Bruma de gente inhóspita”.
De modo que la novela es un juego de manipulación en el campo del amor o relaciones pasionales donde la aventura, la novedad y ese –tequiero- pero –notequiero- son mecanismos de seducción y determinan la sal y permanencia o durabilidad de la relación con obtención o no del sujeto deseado-a. Aunque las feministas me maten, y siendo objetiva con lo que leo, el autor recreó perfectamente esa maniobra femenina cuando se trata de trastornar a su pretendiente; obviamente porque las razones de ambos no se fundamentaban en el ‘amor’ platónico… pero sí en el deseo por lo prohibido. Irene lo manipuló todo el tiempo. Debo afirmar además que los hombres también controlan y manipulan aunque este no es el caso. La segunda palabra o grupo que para mí cobra mucho valor estético, casi como personaje o metonimia es PENUMBRA. Y con ella como figura literaria podemos encontrar innumerables ejemplos. Penumbra define la obsesión del protagonista. La oscuridad mental, el desasosiego, la niebla, la oscuridad. Otra connotación semántica de la obra es el nombre del bar ‘GLORIA’. Y lo es porque René pretendía una supuesta “felicidad” o más bien un renacer de su vida atávica, recurrente y empobrecida desde adentro hacia afuera. Bar Gloria pretende ser su ‘cielo’ pero se convierte en lo contrario… un infierno donde encuentra angustia, desesperanza y martirio, mejor dicho, se convierte en un calvario. “(…) desde la penumbra de la entrada al bar Gloria, bar de recuerdos, bar de tristezas, bar de Eros y de Baco, bar de tu recuerdo,
mujer…” pp.22 El autor nos cuenta una anécdota o leyenda urbana sobre un presidente, pero muchos conocemos que se trata de Balaguer, no como apología de la prostitución pero sí como elemento ético o crítica social obviamente a la doble moral de Palacio. Al parecer la corrupción no se detenía en la puerta de su despacho. Lo que me impacta de Roberto son sus habilidades plásticas narrativas, dado todo lo demás. Coloca a sus lectores en la piel de cada personaje y nos hace vivir la historia. En fin, esta historia no es más que una reminiscencia de aquellos años, que los merengueros, o sus manejadores llaman en nuestro país los ‘años dorados’, y yo no digo que solo del merengue sino de la balada, de las costumbres, del buen vivir; aun para aquellos que vivimos esas nostalgias, esa música disco o motown. Esos sinsabores y ese regustarse en el dolor porque sí: la música, los tragos, los bares, discotecas, etc; como si ser existencialista fuera una moda o boom de ese momento. Un retrato de la sociedad minucioso y exhaustivo. Coincido totalmente con el inquisitivo y versado crítico literario Giovanny Di Pietro cuando dice sobre Roberto Marcallé-Abreu: “(…) Algún día, la obra de Marcallé habrá que estudiarla a fondo como una preclara ilustración de todas las facetas de una sociedad en franco descalabro”.
Nota bibliográfica. J. Lacan, seminario Los escritos técnicos de Freud (1953–1954). Trad. de Juan Granica, Rithee Cevasco y Vicente Mira Pascual. Barcelona, Paidós, 1981, sesión del 17 de marzo de 1954, p. 173. Ovidio, Cartas de las heroínas. Trad. de Ana Pérez Vega. Madrid, Gredos, 1994, p. 28.
Eli Quezada Estudio Filosofía y Letras, Es autora de “Amores rotos, textos de amor y desamor” [Alternativa Editorial, España, 2004] Premio Milena de Cartas de amor, España 2003. Antología Internacional Sensibilidades [Alternativa Editorial, España, 2003-2005] Diez Cuentos bailando la escala en prosa, [Amazon,USA, 2011] entre otros.
3
HOY
AREÍTO
Sábado 30 de julio de 2016
CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do
Genealogía y estudios de ADN (3 de 3)
Encuentros
4
MU-KIEN ADRIANA SANG
C
Instituto Dominicano de Genealogía
LA REBELIÓN DE LAS MASAS.
El significado de “masa”
Milcíades H. Núñez Núñez omo parte del Proyecto Genográfico (Genographic Project) de la Sociedad Geográfica Nacional (National Geographic Society) de Estados Unidos, liderado aquí por la Academia Dominicana de Historia, mil personas fueron seleccionadas y se les realizaron pruebas de ADN en toda República Dominicana. La totalidad de las pruebas individuales fueron promediados y el resultado que se obtuvo evidencia la composición ancestral del dominicano promedio: el 39% de los ascendientes es de origen europeo, el 49% de origen africano y un 4% de origen indígena o nativo-americano. A nivel individual, se diría que de los 32 tatarabuelos que tiene cada persona, uno de ellos sería completamente taino o nativo americano, 16 serían africanos y 13 provendrían de Europa; el resto estaría conformado por personas de origen taino y asiático. El lugar con mayor proporción de ancestros precolombinos fueron Jánico, con un 7.8%, lo cual duplica el promedio general. Esto podría confirmar que las zonas montañosas, donde se conservaron algunas tradiciones orales indígenas, fueron refugio de muchos sobrevivientes taínos. Independientemente de los resultados de la composición de los ancestros dominicanos, el potencial de estas pruebas es bien amplio. Lo publicado hasta ahora es solo el inicio de muchos trabajos que se van a presentar en corto y mediano plazo por las distintas entidades y especialistas que participaron. Según se realicen otros estudios en regiones y grupos étnicos asociados, estos se complementarán y enriquecerán mutuamente. Así mismo, dado que todas las muestras tomadas se han preservado, su futura manipulación permitirá que se descubran nuevos grupos y marcadores que nos darán nuevos datos acerca del ADN dominicano y su procedencia. En distintas áreas se puede investigar y descubrir mucha información. Dentro de los datos interesantes en los que se seguirá profundizando están aquellos referidos a la presencia taína o nativo-americana. Se podrán comparar el grupo y subgrupo presente en nuestras tierras con los encontrados en Suramérica, Centroamérica y otras regiones del continente para con ello confirmar o determinar con certeza el verdadero origen de los tainos aborígenes en nuestras tierras a la llegada de los españoles. Con relación a nuestros ancestros africanos, será posible identificar más datos sobre sus distintos orígenes. Por un lado, están los llegados a la parte este de la isla directamente desde África durante varios siglos, distintas migraciones desde Haití, primero de la colonia francesa de Saint Domingue y luego durante la ocupación de 1822 a 1844 hasta el presente. De otra parte, están las migraciones de libertos norteamericanos y de los arribados desde distintas islas del Caribe. Aunque la mayoría de los esclavos vino del este de África, las tribus y zonas de procedencia variaban, dependiendo de la época en que los transportaban, así como el origen del país que los comercializaba (Holanda, España, Portugal) Dentro de los grupos caucásicos podremos confirmar la influencia de los canarios y de poblaciones de distintas regiones de Europa, así como indagar sobre la presencia judía, por ejemplo. Sin lugar a dudas, las nuevas tecnologías y las pruebas de ADN son herramientas de mucha ayuda para indagar, confirmar o descartar datos sobre ascendientes. El estudio liderado por la Academia Dominicana de Historia así lo evidencia y representa un hito y un avance para nuestro país, al ofrecer datos mucho más precisos y detallados que los conocidos desde mediados del siglo pasado a partir de pruebas sanguíneas.
Ortega y Gasset:
Ortega sostiene que las masas gozan de los placeres inventados por las minorías. En el siglo XVIII se descubrió que todos los individuos son seres humanos, por el simple hecho de nacer.
D
efinimos el lenguaje como el medio que nos sirve para manifestar nuestros pensamientos. Pero una definición, si es verídica, es irónica, implica tácitas reservas. Y cuando no se interpreta así, produce funestos resultados… Lo de menos es que el lenguaje sirva también para ocultar nuestros pensamientos, para mentir. La mentira sería imposible si el hablar primario y normal no fuese sincero. La moneda falsa circula sostenida por la moneda sana. A la postre, el engaño resulta ser un humilde parásito de la ingenuidad. No; lo más peligroso de aquella definición es la añadidura optimista con que solemos escucharla. Porque ella misma no nos asegura que mediante el lenguaje podamos manifestar con suficiente adecuación todos nuestros pensamientos… José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas. Prólogo para los franceses. Este libro, como bien dice Ortega en el prólogo que escribió para la edición francesa, comenzó a publicarse en un diario madrileño en 1926. Como la España Invertebrada, fue escrito al calor de la actividad política de una nación que se debatía entre la monarquía o la república. En la primera parte del libro, cuenta con un apartado titulado “El hecho de las aglomeraciones”. Ortega destaca que en la Europa de los años 20 había ocurrido un nuevo fenómeno social: la presencia de las masas. En sus palabras: “¿Qué es lo que vemos, y al verlo nos sorprende tanto? Vemos la muchedumbre como tal, posesionada de los locales y utensilios creados por la civilización. Apenas reflexionamos un poco nos sorprendemos de nuestra sorpresa… La muchedumbre, de pronto se ha hecho visible, se ha instalado en los lugares preferentes de la sociedad. Antes, sí existía inadvertida, ocupaba el fondo del escenario social; ahora se ha adelantado a las baterías, es ella el personaje principal. Ya no hay protagonistas: solo hay coro”.[1] La muchedumbre, dice, cuando se hace visible, se convierte en una categoría social. A su juicio la sociedad es una unidad interesante que combina la mayoría y la minoría. Esta última está integrada por individuos que están bien cualificados o poseen poder económico. La mayoría, la masa o muchedumbre, constituye un conjunto de personas no especialmente cualificadas. En definitiva, masa es todo aquel que no se valora a sí mismo, que se siente como todo el mun-
do y no se angustia por eso. Interesante es que Ortega establece una diferencia entre masas y minorías y las clases sociales, pues en cada clase social, sigue explicando, existen masas y minorías. Para Ortega la masa es silente, no tiene voz, arrolla todo lo que es diferente e individual. En el segundo apartado de esta primera parte, “La subida del nivel histórico”, el autor dice con cierto desdén que el mundo de su época vive bajo “el brutal imperio de las masas”. ¿Qué significa esto? Que las masas han pasado del olvido al advenimiento, a la superficie de la historia. ¿Será que Ortega favorece a las minorías letradas? O como él mismo dice, ¿Le provocan un poco de abominación y de repugnancia? Se responde diciendo: “A mí, de quien es notorio que sustento una interpretación de la historia radicalmente aristocrática. Es radical, porque yo no he dicho nunca que la sociedad humana deba ser aristocrática, sino mucho más que eso. He dicho, y sigo creyendo, cada día con más enérgica convicción, que la sociedad humana es aristocrática siempre, quiera o no, por su esencia misma, hasta el punto de que es sociedad en la medida en que sea aristocrática en la medida en que se desaristocratice. Bien entendido que hablo de la sociedad y no del Estado…No; a quien sienta la misión profunda de las aristocracias, el espectáculo de la masa le incita y enardece como al escultor la presencia del mármol virgen. La aristocracia social no se parece en nada a ese grupo reducidísimo que pretende asumir para sí íntegro, el nombre de sociedad, que se llama a sí mismo “la sociedad” y que vive simplemente de invitarse o de no invitarse”. [2]´ Lo cierto es que Ortega lo que defiende es el derecho a la disidencia, a pensar distinto, a tener cabeza propia, a ser UN INVIDIVIDUO en medio de la muchedumbre. Enfrenta la mimetización que imponen las muchedumbres. La mayoría no necesariamente es poseedora de la razón. Ahí está la esencia de su pensamiento: “Rechazo, pues, igualmente, toda interpretación de nuestro tiempo que descubra la significación positiva oculta bajo el actual imperio de las masas y las que lo aceptan beatamente, sin estremecerse de espanto. Todo destino es dramático y trágico en su profunda dimensión. Quien no haya sentido en la mano palpitar el peligro del tiempo, no ha llegado a la entraña del destino, no ha hecho más que acariciar su mórbida mejilla. En el nuestro, el ingrediente terrible lo pone la arrolladora y violenta sublevación moral de las masas, imponente, indominable y equívoca como todo destino. ¿A dónde nos lleva? ¿Es un mal absoluto o un bien posible? Ahí está, colosal, instalada sobre nuestro tiempo como un gigante, cósmico signo de interrogación, el cual tiene siempre una forma equívoca, con algo, en efecto, de guillotina o de horca, pero también con algo que quisiera ser un arco triunfal”.[3] Ortega sostiene que las masas gozan de los placeres inventados por las minorías. En el siglo XVIII se descubrió que todos los individuos son seres humanos, por el simple hecho de nacer. Por este hecho venía con los llamados derechos naturales. En el siglo XIX al ver que las masas no hacían uso de ese privilegio que otorgan los derechos, pues seguían sintiéndose como miembros del “Antiguo Régimen”, nació la noción de pueblo soberano. Las masas sabían que eran las poseedoras de la soberanía, pero no lo creían. En el siglo XX, ese ideal que viene desde el siglo XVIII se hizo realidad: La soberanía de individuo no cualificado, del individuo humano genérico”. Se nos agotó el espacio. Sobre ese tema seguiremos en la próxima entrega.
1] José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas. Edición francesa, Psikolibro, PDF, p. 34 [2] Ibidem, p.29. [3] Ibidem, p. 30
AREÍTO
Sábado 30 de julio de 2016
HOY
Lieratura
lectores hipotéticos o como una ética de su escritura. Para la crítica brasileña, Bella Josef, los prólogos son para Borges: “una especie lateral de la crítica”. Así pues, en sus prólogos el escritor argentino hace un ejercicio íntimo de comunión en soledad con los autores que lo influyeron, y que conforman su vida sensible. En Prólogos con un prólogo de prólogos, Borges define el arte de prologar así: “El prólogo, en la triste mayoría de los casos, linda con la oratoria de sobremesa o con los panegíricos fúnebres y abunda en hipérboles irresponsables, que la lectura incrédula acepta como convenciones del género”. Con esta sentencia, funda una “teoría del prólogo”, pues como él mismo señala está consciente de que no la ha escrito, y por eso afirma: “Que yo sepa, nadie ha formulado hasta ahora una teoría del prólogo”. En el mismo texto, Borges postula otra concepción del prólogo. Así pues, afirma: “El prólogo, cuando son propicios a los astros, no es una forma subalterna del brindis; es una especie lateral de la crítica”. Como se ve, para el autor de El Aleph, el prólogo equivale al ejercicio de la crítica literaria, pero como una forma parcial, paralela, colateral al ejercicio de la crítica. En los prólogos están las confesiones de Borges sobre sus grandes temas: la amistad, la metafísica, la ética, los espejos, los laberintos y, en la postrimería de su vida, la vejez. Insisto y confirmo, que en Borges el prólogo funciona como mecanismo confesional y pretexto de ars poética. Prácticamente en cada prólogo, Borges insiste en no profesar ninguna estética, con lo que admite no poseer ninguna concepción estética o técnica previa a su escritura de poemas. Estética y ética confluyen en su arte de prologar. Son textos divertidos, imaginativos, ingeniosos y placenteros, que informan y seducen, como suelen ser siempre los suyos. El poeta chileno Oscar Hahn afirma: “A Borges le debemos la elevación del prólogo y del auto-prólogo a la categoría de obra de arte. A esta deuda hay que agregar otra: el aporte de una pieza maestra al género de la dedicatoria en letra impresa”.
‘‘ El arte de prologar en
Borges (A treinta años de su muerte)
BASILIO BELLIARD
P
rologar es un arte. Acaso el más elocuente escritor en cultivar el arte de prologar fue Jorge Luis Borges (1899-1986), cuyos prólogos a sus propios libros, y a los libros de los otros, lo hizo un proverbial artífice de esta expresión literaria. Pocos autores, como él, hicieron un prólogo a cada una de sus obras. En Borges los prólogos funcionan, en cierto modo, como epitafios. Por su brevedad se leen como poemas en prosa. Participan como sentencias íntimas que semejan monólogos, apuntes autobiográficos o testimonios. Cada prólogo escrito por Borges a sus propios libros es una suerte de testamento estético de tipo festivo, ceremonial y entusiasta, del arte de la lectura. En cada uno subyace una poética del lector, y se leen como una cortesía a sus hipotéticos lectores. La brevedad en la técnica del prólogo la tomó Borges, acaso de la teoría del prólogo de su admirado poeta Quevedo, quien, en su prólogo al libro Los sueños, escribió: “Dios te libre, lector, de un prólogo largo y de los malos epítetos”. El prólogo como tal es una ventana, una puerta de acceso para que el lector se adentre en el bosque de los símbolos y las palabras que su autor postula. En algunas oportunidades, la lectura del prólogo aleja al lector, y, en otras, lo sumerge en el tiempo mismo de la lectura. Un prólogo no es, pues,
un estudio literario sino una presentación espontánea, breve, personal y libre, al margen del rigor académico. Debe contener gracia verbal y frescura expositiva. Hay prólogos célebres que, en el devenir de la historia, se han hecho autónomos, y han trascendido las obras que les sirvieron de pretexto. En sus prólogos, Borges prefigura su concepción estética del poema y de la poesía, y aun su idea del oficio poético y del escritor. Borges no escribió, en efecto, un tratado de poética, sin embargo, los prólogos a cada libro pueden leerse como tales. Cada prólogo suyo se lee como un testamento literario de cada libro, en el que señala su experiencia de escritura, y su proceso técnico. Cada uno encierra una vocación de despersonalización, de desposesión, que refleja su concepción de que la autoría se pierde al publicarse un libro, pues pasa al dominio público del lector. ¿Cuál es el origen y la razón de ser de la obsesión de Borges por prologar sus libros? ¿Por qué su afán de explicar el origen de sus temas y las motivaciones de sus libros? Esos prólogos a sus mismas obras deparan en algo así como auto-prólogos, en aras de definir los prólogos a las obras ajenas. Si reuniéramos los prólogos de sus obras de creación tendríamos una antología que se leería como un libro de poemas en prosa o un conjunto de poéticas. También como cartas a los
Los prólogos en Borges son un ejercicio de dicción, erudición y oralidad. Fue un inventor del prologar. Cuando perdió la visión dictaba sus libros, pero en los prólogos se percibe un énfasis especial, que remite a sentencias estéticas.
Para Borges, la entrevista y el prólogo son nuevos géneros literarios. De ahí que les diera status, valor, dignidad y categoría estética. Para la mayoría de sus libros de poesía, Borges escribe un prólogo, no así para sus libros de ensayos. Sin embargo, para su libro Discusión, de 1932, que se lee como un testamento de vida y muerte, elaboró uno, y que es emblemático en la amplia bibliografía del autor argentino, pues argumenta y expone ideas estéticas y éticas de proverbial factura teórica. Así pues, se observa en este prólogo una intención o una definición del lenguaje narrativo, donde nos revela algunas claves de sus temas y su concepción ética de la escritura. De los tres primeros libros de ensayos de Borges, que se negó a reeditar, pues los consideraba barrocos – El tamaño de mi esperanza, El idioma de los argentinos e Inquisiciones- el que, a mi modo de ver, conjuga o encierra la mejor aproximación retórica a la definición del prólogo aparece en El idioma de los argentinos, un libro de 1928, y donde dice: “Ningún libro menos necesitado de prólogos que este de formación haragana, hecho sedimentariamente de prólogos, vale decir, de inauguraciones y principios. Si mi pluma está asistida de claridad, lo estará también en las páginas subsiguientes; si la oscuridad la mueve, no será más ilustrativa su operación por el hecho de apellidarse prólogo lo que redacta. El prólogo quiere ser el tránsito del silencio a la voz, su intermediación, su crepúsculo; pero es tan verbal, y tan entregado a las deficiencias de lo verbal, como precedido por él”. Los prólogos en Borges son un ejercicio de dicción, erudición y oralidad. Fue un inventor del prologar. Cuando perdió la visión dictaba sus libros, pero en los prólogos se percibe un énfasis especial, que remite a sentencias estéticas. Como se sabe, en los prólogos, el vidente Borges pone el dedo en la llaga en no pocas frases memorables.
En síntesis Como se sabe, Borges se fue a morir a Ginebra, en 1986, y el texto Los conjurados, de poemas en prosa y en verso, acaso haya sido su último poemario en escribir -o dictar. La última oración de su prólogo reza: “Dicto este prólogo en una de mis patrias, Ginebra”.
5
AREÍTO
Sábado 30 de julio de 2016
Aporte
HOY
El mineral
Minerva
“Es posible que haya un divorcio entre el ideal y la realidad, Y no puedo dejar de ser una incurable idealista; Cuando trato de amoldarme a la realidad me parezco a esos ríos de aguas turbias Que no dejan conocer su fondo”. Minerva Mirabal, 14 de Dic. De 1954.
C
CHIQUI VICIOSO
6
onfronto a la biografía de Minerva Mirabal con un libro que se llama “Physcal Biology” de Flint Skinner, donde estudio los ciclos, columnas geológicas y el papel del tiempo en la conformación de las rocas y los minerales. Busco la relación entre la evolución de las grandes mujeres de este país y su conclusión en Minerva, y la relación entre la presión y el fuego con la naturaleza de las rocas: las ígneas (resultantes del enfriamiento y solidificación de la lava); las sedimentarias (compuestas de partículas de sedimento que se funden para formar nuevas rocas); y las metamórficas, las cuales pueden ser ígneas o sedimentarias, pero que al ser enterradas y sometidas a una alta presión y al fuego cambian de carácter. A las metamórficas las veo en la superficie, cuando la litosfera se levanta por el desgaste de las rocas que la sostienen. Lo contrario de las rocas sedimentarias, que son producto de los procesos externos, las metamórficas son producto de los procesos internos de la tierra. Inútil ejercicio poético, aunque no me cabe duda de que Minerva era una roca metamórfica, producto de la presión y el fuego; surgida a la periferia como fruto del esfuerzo acumulado y desgastante de otras rocas de la identidad femenina. Pienso en Juana de Sotomayor, natural de Santiago, sitio de La Otra Banda, quien en 1655 se enroló a combatir la invasión comandada por el almirante Penn y Venables, que ese mismo año desembarcó por Haina y Palenque para apoderarse de Santo Domingo. Juana, dicen, “participó en los combates vestida de hombre y con armas, peleando con valentía y arrojo”. Pienso en Micaela de Rivera, 1785, quien en unión de una hija suya “fabricó cartuchos para los revolucionarios y sacrificó sus haberes para la compra de los primeros buques que debían formar la flotilla nacional, encargada de la defensa de nuestras costas en 1844”. Pienso en María Baltasara de los Reyes, 1789, madre del prócer Juan Alejandro Acosta, quien “armada de un fusil estuvo la noche del 27 de febrero y en la madrugada del 28, de guardia en el Fuerte de Angulo e hizo varias incursiones atrevidas hacia el río”. Pienso en Ana Valverde, 1798, quien por su adhesión al Padre de la Patria y sus notables
servicios a la causa separatista, fue expulsada del país. En la costurera María de las Angustias Villa (1814), de La Vega, quien confeccionó la primera bandera dominicana que ondeó en el Cibao, cuando se proclamó la Independencia en La Vega, el día 4 de marzo de 1844. Pienso en Petronila Abreu y Delgado, 1815, quien “se distinguió cuando el grito de Independencia por haber transportado pólvora y municiones al Baluarte de El Conde, la noche del 27 de febrero de 1844”. Son las piedras desconocidas de la litosfera en las que se apoyaron otras figuras femeninas más reconocidas por nuestra historia: Manuela Díez y Jiménez (madre de Duarte); María Trinidad Sánchez (tía de Sánchez), fusilada en 1845, durante el primer aniversario de la Independencia; Chepita Pérez, 1788, en cuya casa se fundó la Sociedad Patriótica La Trinitaria; Concepción Bona, quien confeccionó la primera bandera nacional que se enarboló en la Puerta del Conde, y Juana Saltitopa, “La Coronela”, y de todas quizás la más vanguardista. Vegana, “de carácter belicoso, usaba pañuelo de madrás amarrado a la cabeza y como arma llevaba un corto machete. Además se hacía acompañar de dos mujeres como guardaespaldas”. Para Rosa Duarte guardo un lugar especial, porque es ella La madre de la patria, la costurera que supo apoyar con su trabajo a toda la familia Duarte; la que recopiló lo poco del pensamiento de su hermano que perdura, la que renunció a su noviazgo para seguir al exilio a toda la familia, cuando irónicamente esta fue condenada como traidora a la patria por los traidores de ayer investidos de patriotas. Es fuego y presión de las guerras libertarias, antes de la oscuridad y el enfriamiento general de las Ruinas cuyo desgaste haría subir a la superficie a Salomé Ureña, precursora de nuestra libertad intelectual, del derecho de la mujer a educarse y a intervenir en la vida pública como vocero de las grandes preocupaciones nacionales. Es fuego tiempo, presión y poesía en el horno de la Historia, del cual surgieron las heroínas anónimas de la resistencia a la invasión norteamericana del 1916, con sus marchas de calderos. Y es tiempo, presión y poe-
sía que encarna en la maestra Ercilia Pepín, a quien le cupo la gloria de izar la bandera dominicana en la Fortaleza San Luis, de Santiago, el día 12 de abril de 1924, fecha de la desocupación del país por las tropas norteamericanas. De Carmen Natalia a Minerva, descubro que la alegoría de las rocas no la abarca. A las rocas les falta esa “cualidad e intensidad de la luz reflejada”, el lustre metálico, vítreo, resinoso, perineo y adamantino”. Les falta color, forma (dependiendo de su estructura de cristal), dureza, cierta gravedad específica, dependiente de la densidad, o la correlación entre el peso de la sustancia y el peso de un volumen igual de agua pura, les falta magnetismo. Tendría entonces que hablar de Minerva Mirabal como de un mineral, filigrana de la naturaleza, su mejor producto en el mundo silente del fuego, la presión, el frío, el movimiento, de los ciclos evolutivos de la materia inorgánica. Y tendría que hablar de la poesía, único lenguaje que puede intentar definir la figura de esa mujer que fue la voz de la dignidad y la valentía en los tiempos del robo, la iniquidad y el asesinato impune: Los tiempos de Trujillo. El 4 de noviembre de 1955, le escribía Minerva a Manolo Tavarez, entonces su novio, fundador del Movimiento 14 de Junio, mártir de la gesta de Manaclas, algo que podríamos decir hoy las mujeres en estos tiempos de negación de lo mejor que hemos sido, de falsos valores: “Aquí también Llueve un poco Para no mojarme Leo, estudio De todo un poco Desde luego que no sé Cómo una persona como yo Se adapta a tan escasas dimensiones De lo poco”. Era noviembre de 1955 y Minerva no entendía cómo podía adaptarse a tan escasas dimensiones de lo poco. Cinco años más tarde, su no-adaptación la convirtió, junto con sus hermanas Patria y María Teresa, en la mártir más importante de la lucha contra la dictadura; la más trascendental proponente de la sociedad que sonaba una parte fundamental de la sociedad dominicana; la que encarnaba el rescate de la Constitución del 59, enarbolada por los combatientes de la Gesta de 1959 de Maimón, Constanza y Estero Hondo; retomada luego por Manolo y el Catorce como bandera de lucha, en 1963. Retorno a ese mineral convertido en diamante que es Minerva Mirabal, hoy fuerza de luz que puede y debe alumbrar el sendero por donde transita la inadaptada,a lo poco, Patria de hoy.
AREÍTO
HOY
Aporte
Sábado 30 de julio de 2016
La identidad (mitocondrial)
dominicana
JOCHY HERRERA
C
onjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás”. Así define identidad el diccionario de la Real Academia. Una acepción adicional reza: “conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás”. La predominancia de la palabra conciencia en dicho enunciado sugeriría que la identidad es una aventura personal, variable y única, es decir, particular e íntima. Si bien la antropología reconoce que ella expresa pertenencia a una cultura o país, la psicología, con Erikson a la cabeza, aunque admite la poderosa influencia de la ideología, la asume como pura expresión de la conciencia de “mismidad”. Estas aristas nos conducen entonces a una deducción común: que el concepto de identidad es indefectiblemente una construcción cultural. Si transmutamos las observaciones mencionadas a lo colectivo arribaremos al propósito de estos párrafos: intentar debatir el concepto de identidad en la República Dominicana. Benedict Anderson ha establecido que una nación es una comunidad construida socialmente –imaginada– por aquellos que se perciben parte de ella. De tal forma se sitúa en el extremo opuesto de los sociólogos primordialistas quienes sostienen que los países han existido como tales desde los inicios de la Historia. Desde el ángulo de Anderson la identidad nacional es en consecuencia, una comunidad (porque su cohesión radica en una unión horizontal) inherentemente soberana (ya que se imagina libre bajo un Estado soberano) y limitada (porque es imaginada con las dimensiones de la humanidad). Insistiríamos en otras apreciaciones sobre la constitución del carácter de lo Nacional (como los conceptos de poder y dominio de los mapas, del museo y el censo, según las ideas de Foucault, entre otros); mas nos interesa abordar, al menos someramente, lo acaecido dentro del grupo de Estados al cual pertenecemos. Toda Latinoamérica ha protagonizado batallas similares en la construcción de su identidad compartiendo un turbulento pasado de colonización y una accidentada conformación de su ethos en el transcurso de un periodo cronológicamente joven. Ya lo decía Pazen “El laberinto de la soledad”: Toda la historia de México, desde la Conquista hasta la Revolución, puede verse como una búsqueda de nosotros mismos, deformados o enmascarados por instituciones extrañas, y de una forma que nos exprese. El lado mexicano no estuvo solo: las grandes narrativas del pensamiento de Sarmiento, Rodó, Martí, Reyes, Mariátegui y el propio Pedro Henríquez Ureña, verdaderos sembradores de las semillas del discurso de lo Nacional en sus respectivos países, le precedieron. A nuestro juicio, el proceso de conformación de la
En síntesis Coda:
El malogrado escritor cubano Antonio Benítez Rojo decía que el Caribe no es un archipiélago común sino un meta-archipiélago, y como tal “tiene la virtud de carecer de límites y de centro”. Tal vez le corresponde entonces a la meta-nación dominicana reencontrarse una vez por todas dentro de aquel perímetro para finalmente encontrarse a sí misma.
identidad dominicana comparte muchos de los rasgos andersonianos ya descritos: como espacio geográfico repartido entre dos culturas; como producto de la influencia ejercida por casi media docena de imperios sobre sus destinos; como conglomerado protagonista de encarnizadas luchas intestinas en la persecución del poder; y como hijos de frágiles democracias amenazadas por la corrupción en las que hemos sido simultáneamente juez y parte de una distópica danza racial que al unísono nos emblanquece, nos encasilla en colores de piel muy particulares (indio, moyeto, moreno…),y también nos negrea. Asumir nuestra identidad, por ende, parecería una tarea incompleta que continúa atascada en el arcoíris del color de la piel dominicana. El desarrollo de las ciencias biológicas y en particular la genética, ha contribuido a descifrar el andamiaje ancestral de las etnias contemporáneas basándose en el análisis del genoma, esqueleto conformador de la anatomía humana localizado en el ADN del núcleo celular. Allí duermen las huellas cromosómicas, padre y madre igualmente representados. Desde 1963 sabemos que parte del material genético también está contenido en las mitocondrias, complejos organillos encargados de la respiración celular; curiosamente, estos conservan únicamente el ADN materno ya que el espermatozoide sólo aporta su núcleo al embrión en formación y por ende, el hombre no transmite material genético materno a la descendencia. En otras palabras: el ADN materno no se re-
¿
Acaso constituye el estudio “genográfico” aquí discutido una oportunidad para enriquecer el debate socio-antropológico en torno a nuestra identidad de nación híbrida? ¿No representaría la historia de esta Eva mitocondrial un útil instrumento para descifrar las ataduras de aquella tríada primogenitura-frontera-parecer/ser Mi respuesta es rotundamente afirmativa.
?
combina ya que permanece intacto en las mitocondrias lo que permite trazar la historia cromosómica progenitora (y por ende, de toda la población) a través de interminables generaciones. Se trata entonces de una verdadera exploración arqueológica por así decirlo, justamente lo que ha arrojado una investigación recién presentada en la Academia Dominicana de la Historia. Científicos del National Geographic Society y la Universidad de Pensilvania, en colaboración con la Universidad Iberoamericana (UNIBE) y el Museo del Hombre Dominicano coordinados por el Lic. Bernardo Vega, tras analizar mil muestras de saliva de voluntarios esparcidos en 25 comunidades del país anunciaron que la composición genética dominicana contiene 49% de ADN africano, 39% europeo, 4% precolombino y 8% neandertal u originario del continente asiático. La mayor presencia precolombina y europea se encontró simultáneamente en San Francisco de Macorís, Jánico y El Rubio; las áreas de predominio africano por su parte, fueron La Caleta, La Romana y Villa Mella. Podría especularse que tales hallazgos dibujan un patrón de migración espejo de las prácticas coloniales en las que los esclavos eran agrupados en áreas cercanas al mar y los indígenas se refugiaban en el interior de la isla; sin embargo, es indiscutible que un estudio de este tipo no puede ejecutarse libre de inconsistencias. Por su naturaleza deductiva asumimos, por ejemplo, que los patrones migratorios mencionados explicarían la distribución genética de forma confiable y que el muestreo utilizado así lo revelaría. Igualmente, existen limitaciones intrínsecas al análisis del ADN mitocondrial (ya que este detecta parentescos entre grupos o individuos y no las particularidades de cada uno sus miembros);sin embargo, su solidez científica como fotografía de la huella ancestral materna está ampliamente demostrada, de hecho, ha sido aplicada en proyectos similares en múltiples países y continentes. Estudiosos contemporáneos de la Historia dominicana han elaborado serias (y no tan serias) hipótesis sobre la conformación de nuestra identidad ampliamente conocidas. Sin embargo, se me ocurre traer el ruedo de estos párrafos tres pertinentes observaciones del filólogo y académico Andrés L. Mateo publicadas hace veinte años en su libro Al filo de la dominicanidad. El autor propone: 1) Que “la dominicanidad tiene un abolengo histórico que se funda en un rosario de primogenituras, a partir de las cuales la identidad se convierte en una escena eternamente parecida a sí misma”: la primera catedral americana, el primer cabildo americano, la primera Universidad del nuevo mundo… 2) Que “el presupuesto antropológico de la dominicanidad es una síntesis trágica, y la línea épica de la frontera una disyuntiva que no alcanza a desgarrar el silencio”; porque porosa o delimitada, esa frontera ha sido sempiterno escenario de heroísmos y nacionalismos; y 3) Que “la dominicanidad es un pendular entre el parecer y el ser”; una intangible batalla en la que surca triunfante el fantasmeo.
7
AREÍTO
Sábado 30 de julio de 2016
Arte Contemporáneo
HOY
¡ALBERTO CRUZ: EL ARTE PÚBLICO COMO APUESTA TRANSFORMADORA!
“VENTANAS AL TIEMPO es una escultura muy pensada y muy elaborada del maestro Fernando Varela, donde hay una relación muy íntima entre artista y obra. Una obra que requiere contemplación tranquila. Y eso es lo que nosotros estamos tratando de lograr con este proyecto. Aportar una obra de arte público que nuestro personal; nuestros clientes; la ciudad y la comunidad, puedan disfrutarla, descubrirla y que puedan lograr una conexión espiritual y efectivamente transformadora a través del arte”… (Alberto Y. Cruz, 2016).
E
AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ ARTOPIA01@GMAIL.COM
8
l espacio público impacta profundamente el desarrollo colectivo e individual. De ahí que su concepción tenga que ser inteligente y que su proceso transformador se desarrolle atento y sensible a las necesidades de la ciudadanía. Así como en el pasado los espacios públicos no sólo cumplen una función determinada dentro del perímetro de las ciudades, adquiriendo gran relevancia como conjuntos arquitectónicos, urbanísticos o ámbitos de esparcimiento, en las sociedades avanzadas de nuestro tiempo se establece una relación altamente significativa entre espacio público, arte público y vida urbana. Cuando el espacio urbano se vuelve “paranoico”, resulta asfixiante, árido y maquinal. Y es que no puede funcionar “desnudo” ni aislado ni apagado. Razón por la que se torna urgente un tipo de intervención que recupere su funcionalidad sensibilizadora, tornándolo más humano, más edificante y más atractivo. Tal como ya he advertido, el arte público tiene la capacidad de transformar el espacio urbano en escenario estético, lúdico, reflexivo, divertido y recreativo, constituyéndose en una opción propiciadora del desarrollo espiritual al que aspiran, tienen derecho y se merecen los distintos sectores y sujetos que fundan, viven, significan, re-significan y “deconstruyen” la ciudad. En la República Dominicana, la garantía de los derechos culturales, así como la disposición de recursos para el desarrollo de iniciativas que permitan a los ciudadanos un acceso mayor, libre y amplio a los bienes culturales y las diversas manifestaciones artísticas, devienen en dos de las más complejas y retadoras tareas pendientes, tanto para las instancias oficiales y municipales como para el sector privado. Entonces, ante la inquietante precariedad de las propuestas artísticas a escala cívica en nuestro país, especialmente en la ciudad de Santo Domingo, debo reiterar mi observación de que la incapacidad de estos sectores para asumir tales desafíos, les ha imposibilitado advertir a tiempo el potencial reactivador, integrador y transformador del arte público. La desinformación y la negación de los criterios curatoriales, siguen desfigurando la desconcertante realidad actual del arte público en la República Dominicana. ¿Podría estar cifrada la clave de tal desconcierto en las tétricas añagazas de la mediocridad y la pudrición ética que traspasan el folclore y la
consciencia nacional o en el “espectacular” extravío de la estrecha relación que debe existir siempre entre las obras artísticas a escala cívica y los espacios designados o consagrados para las mismas? El diálogo sobre las distintas respuestas que desataría esta inflamable interrogante, implicaría varias entregas y diferentes contextos. Mientras tanto, en esta ocasión se impone registrar uno de los más recientes y significativos aportes al arte público en Santo Domingo. Se trata de la excelente escultura "Ventanas al Tiempo", realizada en Acero Corten (acero, níquel, cromo, cobre y fósforo) por el reconocido artista Fernando Varela y la cual ha sido instalada estratégicamente a la vista del público en el entorno del edificio de Excel Group, empresa especializada en banca de inversión y consultoría en servicios financieros con oficinas corporativas localizadas en la calle Max Henríquez Ureña #78 del sector Piantini. Sin dudas, "Ventanas al Tiempo" resulta un nuevo aporte de Fernando Varela y Excel Group al acervo del arte público contemporáneo dominicano. La escultura resiste mediante una factura impecable y una estética rotundamente abstracta de líneas, formas y planos geométricos “cortados” que se trasponen e interpenetran perpetuamente, adquiriendo una sólida, elegante y sugestiva fluidez estructural. La misma se desprende de su serie "Forma y Vacío", iniciada hace dos años y a través de la cual Varela explora, reflexiona y juega con los conceptos de unidad, dualidad, espacio, tiempo, sincronicidad y espiritualidad.
La obra fue develada la tarde del pasado lunes 18 de julio, durante un emotivo acto con la presencia del artista, algunos invitados especiales y los principales ejecutivos de Excel Group, encabezados por su presidente, Alberto Y. Cruz, quien no sólo es uno de los principales coleccionistas de arte de nuestro país y un entusiasta admirador de la obra pictórica, dibujística y escultórica de Fernando Varela, sino que ahora también se nos revela como un apasionado estudioso, promotor y protector del arte público. Precisamente, al referirse a sus motivaciones, Alberto Y. Cruz enfatiza en que esta iniciativa forma parte de las acciones de responsabilidad social corporativa que viene desarrollando la entidad que preside desde hace más de una década: “En Excel Group nos sentimos responsables de reciprocar el apoyo recibido y nos esforzamos para retornarle a la comunidad parte de lo mucho que nos ha dado, actuando con excelencia en todas nuestras actividades y a través de nuestros programas de responsabilidad social”... Y agrega: “El primer capítulo de esta responsabilidad lo dedicamos a brindar oportunidades de crecimiento a niños y jóvenes a través de la educación y el segundo a apoyar el desarrollo y la difusión de las artes visuales dominicanas… Como coleccionista de arte apasionado y amante de las artes plásticas, disfruto mucho esta iniciativa que nos une hoy, pues constituye un paso importante en el desarrollo local de lo que se conoce como arte público. Al poner en marcha esta iniciativa no dudamos en seleccionar el artista. El maestro Fernando Varela es una persona a la que me une un afecto muy grande, le tengo mucha admiración, mucho respeto, es un extraordinario artista”... Así que se impone agradecer sinceramente a Fernando Varela, Excel Group y Alberto Y. Cruz por esta resuelta, oportuna, esperanzadora y valiosa apuesta, ya que el arte público en tanto alternativa multidisciplinaria y/o manifestación estética capaz de combinar y asimilar la imaginación, la ingeniería, la arquitectura y el urbanismo, adquiere en la actualidad unos niveles de efectividad potenciadora y transformadora que justifican su valoración como una necesidad cultural de vital importancia, tanto para los individuos como para la misma ciudadanía.