Areíto sábado 31 de diciembre ,2016

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Areíto

Zona de la Cultura y de las ideas

www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Willis Aracena SÁBADO 31.12.2016

ESCRIBE FERNANDO I. FERRAND

Aristóteles en las crestas del tiempo: diálogos entre filósofos/p2

Lo acontecido

2016

En un AÑO

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¿Qué pedir? La renovación

De Salomé a Donald Trump

¿Es la historia, literatura?

Este 31 de diciembre me atrapó sin muchas ilusiones y esperanzas por este mundo convulsionado que está atrapado inmisericordemente de intereses económicos y políticos, olvidando el futuro y negando la vida.

Los esfuerzos de hombres preclaros...no han impedido que la abierta expresión por parte de la mujer, de ideas que contravienen lo establecido se considere como un atrevimiento, o la de los sentimientos íntimos una falta de pudor. Página 6

Ante la pregunta de si la historia es un género literario, como la oratoria, la didáctica y el periodismo, conviene decir que, en sentido amplio, diríamos que sí; en sentido estricto, pues no. Página 8

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Victor Marie Hugo (Poeta, novelista y dramaturgo francés) El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.

Aristóteles en las crestas del tiempo: diálogos entre filósofos Fernando I. Ferrán

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uego de 24 siglos, si la UNESCO hace un alto en el camino y declara el año 2016 como el de Aristóteles, eso solo se justifica por la vigencia que aún preserva el pensamiento del insigne filósofo griego en el mundo contemporáneo. Esa vigencia resulta del diálogo que el Estagirita sostuvo a través de los años con los más variados filósofos occidentales. Para muestra, algunos botones. Edad Media. Desde tiempos de Averroes (1126-1198), cuando sus manuscritos son rescatados, las obras de Aristóteles han marcado los más diversos derroteros de la filosofía y de la civilización occidental. Autores van y autores vienen, pero su pensamiento sigue siendo el techo bajo el cual se debaten y enmiendan las más diversas concepciones. La Edad Media, dominada sobre todo por Tomás de Aquino, se levantó sobre las espaldas del Estagirita y así llegó revestida de Victoria y de Suárez a preservar su presencia en la doctrina teológica y filosófica de la Iglesia Católica. Esa presencia preserva en el presente su prestancia ideológica en la era post colonial debido a la personalización ontológica del viejo Primer Motor inmóvil del pensador griego. Por supuesto, con el paso de los años, las enseñanzas de Aristóteles sufrieron modificaciones y añadiduras debido a sus serias limitaciones conceptuales. No obstante, no sufrieron rupturas que conlleven la desaparición íntegra del mundo y de los conceptos propuestos hace ya dos docenas de siglos. Sus enseñanzas transmutaron --mas no perecieron—en la cresta de las más diversas ideas a través del Renacimiento (Galileo), la Ilustración y la Edad Moderna (racionalismo, empirismo, idealismo, materialismo), en la justa medida en que se depende de él para avanzar el saber científico, el accionar ético y la convivencia sociopolítica. A seguidas tan solo algunos nombres que evoquen tan largo peregrinar, señalando divergencias y convergencias esenciales entre Aristóteles y alguno de los autores posteriores más fundamentales. Comienzo ese diálogo o contrapunteo de divergencias y convergencias en tiempos de la Ilustración. Kant. Kant entronizó las condiciones de posibilidad del conocimiento y su epistemología respira en cada una de sus categorías a priori las soslayadas formas aristotélicas. Una diferencia fundamental lo demarca del Estagirita. Para el filósofo prusiano dichas categorías están desprovistas, a la mejor usanza platónica, de contenidos, mientras que para el griego son inseparables de la materia y por eso fructifica en estudios científicos que van desde la biología hasta otras áreas de la realidad física y de la existencia humana. Uno de esos dominios indispensable al pensamiento kantiano es el de la obligación moral.

Según el insigne profesor de la ciudad prusiana de Köning, la ley moral se define por su universalidad y necesidad. La ética kantiana se basa así en un solo imperativo categórico válido para todas las circunstancias posibles y por ello puede vislumbrar --aunque solo de lejos-- la paz perpetua entre las naciones. Concebida así, la perpetuidad de la paz, a semejanza de lo que acontece con la actual Carta de la Paz, únicamente es un deseo, irrealizable por definición. En vivo contraste con lo anterior, en el caso de Aristóteles la ética está conformada por muchos imperativos hipotéticos, tantos como circunstancias posibles se puedan dar y por eso las realizaciones específicas son tan fundamentales como las meras aspiraciones existenciales e intelectuales. En resumen, la ley moral kantiana no se basa en la experiencia, sino en el propio sujeto que es capaz de concebir la ley moral. Su fundamento es a priori. Para el filósofo griego, al contrario, la ley moral emerge de la experiencia, pues son el hábito, la costumbre, la experiencia, los quellevan a obrar de manera correcta. Su fundamento es, por lo tanto, a posteriori y no a priori como en Kant.

Schopenhauer fue uno de los primeros --si no el primer filósofo occidental-en afirmar que el universo no es un lugar racional. E igualmente a diferencia de Aristóteles, sostuvo que la única virtud de la existencia es la "voluntad" Pero en medio de ese contrapunteo de importantes divergencias, emerge la coincidencia fundamental debido a la cual Kant no rompe con Aristóteles. Ambos autores consideran que la ética es una forma de vida que está necesariamente relacionada con la existencia social, pues solo gracias a esta llegamos a conocer y a establecer costumbres morales. El conocimiento depende de la convivencia social como esta de la práctica virtuosa. Por una u otra vía, el ser humano no deja de ser ni de comprenderse como social en la justa medida en que puede conocer como ente racional y conoce lógicamente porque es miembro ético de una comunidad. Expresando lo mismo de manera más simple, como afirmó originalmente el Estagirita antes de que coincidiera con ella Ilustración y con ella Kant, el hombre es racional porque piensa lógicamente y social dado que actúa de manera ética. Fue precisamente eso lo que retumbó a lo largo y ancho de toda la Modernidad por medio del pensamiento del que nos habló Descartes (“cogito”) cuando sembró la semilla de un yo (“sum”) moderno que así comienza a reconocer su existencia. Hegel. Otro ejemplo de la transfiguración del pensamiento aristotélico puede

ser la relación aristotélica–hegeliana. Sin adentrarme aquí en profundidades innecesarias, advierto que la grandeza de Aristóteles y de Hegel reside en haber elaborado sendos sistemas de la realidad bajo una modalidad muy simple que puede ser aplicada a todas las cosas existentes. En el caso de Aristóteles esa modalidad es la idea de substancia individual entendida como compuesto hilemórfico (forma-materia). Frente a la escuela platónica, sostuvo que las formas o ideas no existen separadas de la materia y en otro mundo, sino que los seres existentes son compuestos de materia y forma. En el caso de Hegel, sin embargo, la idea fundamental no es la de una substancia estática, sino dinámica. En su sistema se trata de un ser que es sujeto y por ello el filósofo de Berlín prefiere a Heráclito --con su célebre “panta rei” (todo fluye)-- y finaliza con una Idea Absoluta concebida en vivo contraste con el estático Primer Motor aristotélico incapaz de vivir consciente de sí y de llegar a ser e incluso superar la historia. No obstante esas diferencias, ambos autores se estrechan la mano a través de los siglos y se reconocen con igual propósito; a saber, explicar científicamente la naturaleza y generar la compresión objetiva del ser humano por medio de la ética, independiente que uno lo haga vía la virtud (aristotélica) en aras de la felicidad, y el otro por medio de la hoy día omnipresente eticidad (“Sittlichkeit”) de la familia, de la sociedad burguesa y del Estado político e histórico. Por cualquier vía, sea esta la de la lógica formal que permite conformar lo informe y permanente con su idea, o por medio del método dialéctico debido al cual lo racional deviene real y viceversa, ambos filósofos asumen como bueno y válido lo mismo: es decir, el valor supremo de la razón como única conductora de la vida humana social o histórica. Schopenhauer. Para completar este contrapunteo meramente ilustrativo de la permanencia del pensamiento aristotélico, despunta la relación Aristóteles - Schopenhauer. Simplificando, aunque arriesgándome a caer en la superficialidad, la cuestión podría resumirse así. Schopenhauer fue uno de los primeros --si no el primer filósofo occidental-- en afirmar que el universo no es un lugar racional. E igualmente a diferencia de Aristóteles, sostuvo que la única virtud de la existencia es la "voluntad". A pesar de todo lo cual termina proponiendo a la "filosofía", en tanto que ejercicio eminentemente intelectual, como sustrato o "motor" volitivo. De ahí que para el filósofo polaco la voluntad no rompe ni prescinde del cerco de la racionalidad filosófica. Y quizás por eso mismo, tal y como sentenció años más tarde Nietzsche, Schopenhauer no llega a superar la metafísica y permanece circunscrito por una comprensión ética de la existencia humana. Esa concepción es heredera de Aristóteles, aun cuando paradójicamente defienda que el sabio no tiene que seguir sus propios consejos. Así, pues, del recorrido parcial que precede a lo largo de varios períodos y autores de la historia de la filosofía puede generalizarse sin temor a dudas que Aristóteles siempre fue como un interlocutor privilegiado. Queda aún pendiente por descubrir qué lega el Estagirita al siglo XXI y en qué reside su verdadero valor. Ambos temas serán tratados próximamente.


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Lo acontecido en un año El diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, define el vocablo tradición como la transmisión de hechos, doctrinas, ritos o costumbres de generación en generación. Nótese que en la tradición no hay atisbo de verdad absoluta o dictado particular, se trata fundamentalmente de un acto cuya esencia lleva implícita la repetición. Cognitivamente, no nos preguntamos las razones existentes detrás de su ejercicio ni el por qué las seguimos tan fielmente; no se cuestiona tampoco su naturaleza supersticiosa, su (falta de) lógica ni verdad, a menos que nos asumamos iconoclastas destructores de imágenes. Lo tradicional, pues, logra ser casi inviolable por poseer categoría propia, peso específico social y cultural, e incluso estatura psicológica.

JOCHY HERRERA

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al es el caso del tradicional Año Nuevo, o la fiesta de fin de año, dependiendo en qué lado del calendario nos coloquemos al evocar a Janus, el dios romano de las puertas, los comienzos y los finales a quien Julio César rindió homenaje con el primer mes del año, Januarius, (Janeiro, Enero). El 31 es un acontecimiento sobre el cual pocos pueden negar el carácter eminentemente celebratorio que arrastra en sí mismo ni el espíritu de jolgorio popular que le caracteriza. Así lo demuestran los millones de seres que participan en el ritual desu espera frente a las playas de Copacabana, en el Times Square neoyorquino o ante la imponente puerta de Brandemburgo del histórico Berlín champán en mano, pirotecnia a la vista y caderas al aire. Algunos, sin embargo, aprovechan la ocasión para dudar o cuestionar; para pausar y meditar ante la ocurrencia de tal fecha y preguntarse, como pretendemos nosotros aquí, sobre lo que ha ocurrido en el año que termina. En términos estrictamente occidentales, el Año Nuevo es la fecha escogida por la bula Inter Gravissimas, emitida en 1582 por el Papa Gregorio XIII con el propósito de redefinir la llegada de la última noche del calendario anual. Se entendía que el calendario anterior impuesto por Julio César en el año 46 d.C. adolecía de inexactitudes, ya que erróneamente asumía una duración más corta del año, hecho que provocaba, junto a las variaciones de los equinoccios continentales, que el año se atrasase un día cada siglo. Para los tiempos de la modificación gregoriana ya el calendario arrastraba 14 días de atraso, mas, el Papa solo corrigió diez, razón por la cual algunos cuestionan todavía la certeza de nuestras cronologías actuales. Han sido muchas las dudas suscitadas posterior a tal imposición, por lo que no debe sorprender el que anden por ahí tres calendarios más cronometrando el existir de los musulmanes (el Muharram), los chinos (donde el 2016 es el año del perro) y los ju-

díos que renacen en cada RoshHashana, cada uno de ellos dotados por supuesto de una connotación místico-religiosa particular. A título de ejemplo, obsérvese que por mucho tiempo el primero de enero representó una ocasión trascendental para el antisemitismo no solo porque el césar había expulsado a los judíos de Galilea justamente un primero de enero, sino porque sus defensores asumieron dicha fecha como el inicio del reino de la cristiandad y la muerte del judaísmo. ¿Qué sucedió a cada uno de nosotros en este 2016 que finaliza? En el transcurso de sus trescientos sesenta y cinco días, simple y llanamente, fuimos sobre todo animales camente instintivos: respiramos siete millones de veces; latimos (sin percibirlo) al ritmo del corazón en 37 millones de ocasiones; los afortunados, ingerimos seiscientas libras de alimentos porque nuestro cuerpo así lo exigía; salivamos incesantemente 365 litros en el interior de nuestras bocas; y por supuesto, no faltaba más, defecamos unas 118 libras durante todos esos días. También, cuasi instintivamente, y no muy diferente a lo sucedido al resto de los animales, suspendimos la mirada parpadeando seis millones de veces; intentamos comunicarnos emitiendo millón y medio de palabras a través de nuestro aparato fonador,y nuestros encuentros carnales fueron compartidos en setenta coitos. Si asumimos que el ordenador representa

el oráculo de la modernidad, Google constituiría entonces la encarnación de su voz y la de los seres que la pueblan, es decir, sería el espejo de nosotros mismos. Así,la forma y el uso que demos a dicha poderosa plataforma de búsqueda podríanconsiderarse un libro abierto en cuyas páginas se inscribiríanel pensar y el sentir del hombre contemporáneo; en los reportajes anuales de los “trendingtopics”(el listado de los temas más buscados en Googlepor los millones de usuarios en todo globo) estarían entonces resumidas nuestras preocupaciones más perentorias, digamos, la huella indeleble de nuestro existir moderno. Dicha empresaacaba de informar al mundo que en el año que finaliza las búsquedas más frecuentes, en orden de frecuencia, fueronPokémonGo, iPhone7 y Trump.Respetuosamente, saque usted, lector, sus propias conclusiones. Es justo recordar en el contexto de las lucubraciones aquí depositadas que durante el primer milenio de existenciahumana se pelearon 96 guerras yque en los primeros 16 años transcurridos en el tercer milenio ya se han desatado 75 conflictos bélicos, la mayoría de los cuales persisten en 2016; observemos que en el año que finaliza se cometieron 450 mil homicidios en todo el mundoa manos congéneres;y,que penosamente, en el mismo periodo alcanzamos un record histórico de emisiones de gases contaminantes:unas 15 mil toneladas métricas. Por supuesto que ante tales cifras cualquiera podría preguntarse dónde fue a parar el Homo sapiensmoderno, el portador del cerebro contemporáneo que según los neurocientíficosnos capacita a organizar 60 mil pensamientos diarios; dónde está ese sujeto pensantedistanciado de los animales que con demasiada frecuencia parecería haberse esfumado de la faz del planeta. Las estadísticas esbozadas en estos párrafos fueron reportadas por la archiconocidaorganización sin fin de lucroNationalGeographicen un maravilloso documental tituladoThe human print, “La huella ecológica del hombre”, en el que se narra nuestro existir durante el transcurso de un año y donde se nos informa tambiénsobre asuntos de naturaleza altruista relevantes a la especie. Como los 1,338 sueños que tenemos cada año aunque no recordemos la mayoría. Sí, el soñar, fenómeno netamente humano, deberá ser quizás el acto más esperanzador que como entes provistos de raciocinio nosotros ejercitemos al pensar en el porvenir; con ese acto, donde fantasía y renovación van de la mano, lograríamos enfrentar con mejor suerte ese futuro que con cada vez mayor frecuencia, y en el contexto de las desilusiones que nos dejará el 2016, anticipa aprehensión, desazón e incertidumbre. Soñemos, pues, con la mirada dirigida al 2017 y no olvidemos en ese proceso el amar y el sentir, acciones que representan al hombre que cada año acumula siete litros de lágrimas en los rincones del ojo aunque sea incapaz (o no necesite) derramarlas.

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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do

Blanes. Cuna de los Pou Joan M. Ferrer Rodríguez (1 de 5)

Encuentros

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Arrasada durante la Guerra dels Segadors (Sublevación de Cataluña frente a la política del Conde-Duque de Olivares, 1640-1652) la población asistió, ya en tiempos del reformismo borbónico (1700-1808), a un período especial de crecimiento y recuperación motorizado, esta vez, por una serie de actividades mercantiles relacionadas entre sí, tales como la pesca, el comercio marítimo y la industria naval. De ahí en más, las calles, plazas, mercados, astilleros, muelles y dársenas de la villa quedaron convertidos en un auténtico hervidero de individuos, ligados por profesión y/o tradición familiar al espectro marinero: cordeleros, calafates, carpinteros, herreros, pilotos, maestres, toneleros, veleros, etc. Para muestra, basta con revisar las cifras que ofrecen Cabre y Torres sobre la distribución de la flota surta en la rada de Blanes para el año de 1765. Así, tenemos que un 52.87% del total de las embarcaciones se dedicaba a la pesca, el siguiente 28.74% al cabotaje y el 18.3% restante al comercio (Fuente: Cabre, Merce y Torres, Josep. Anar a fer les Ameriques. L’emigració blanenca a Cuba 1839-1862. En: Blanda Núm. 3. Arxiu Municipal de Blanes, 2000. Pág. 40) Hay que advertir, no obstante, que la incorporación del elemento catalán a la denominada “Carrera de Indias” hacia la segunda mitad del siglo XVIII, misma que tuvo como colofón la fundación, en 1755, de la Real Compañía de Comercio de Barcelona, no solo coincidió con la eliminación del monopolio comercial gaditano con América, sino que sirvió de plataforma a un proceso migratorio prolongado e intenso en el que sobresalieron, a fuerza de conocimiento y pericia, los naturales y vecinos de algunas de las principales sedes costeras del Maresme y la Costa Brava, como Mataró, Calella, Blanes, Canet de Mar, Malgrat, San Feliu de Guixols y Arenys de Mar (Véase ferrer, Joan. Los Saleta. De Arenys a Santiago. En: Cápsulas Genealógicas. Areito, suplemento cultural del periódico Hoy, 22 de noviembre 2014) En este sentido, tampoco deben dejar de ponderarse las políticas de “promoción” implementadas durante el reinado de Carlos III, como la ley de 1764 que permitió a los catalanes negociar libremente con Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo y la Margarita o el reglamento de migración promulgado en 1778, que se mantuvo en vigor hasta 1827. Instituto Dominicano de Genealogía

MU-KIEN ADRIANA SANG

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ou, que en catalán significa pozo, es un apellido muy antiguo, oriundo de la comarca de La Selva, provincia de Gerona, extendido actualmente por casi toda España y buena parte de América. Por lo que se refiere a la rama dominicana, procede de la localidad de Blanes, levantada a escasa distancia del exuberante y pintoresco delta del río Tordera, considerada por muchos la puerta de entrada a la popular y siempre concurrida Costa Brava. En términos históricos, la extinta fortificación romana de Blanda dio lugar a una comunidad completamente nueva, que vive y ha vivido de cara al mar, cuyo núcleo urbano se empezó a articular, con cierto grado de rigor, entre los siglos XIII y XIV, al amparo del mecenazgo de los vizcondes de Cabrera, en las que presumimos eran, por entonces, tierras de señorío. En interés de arrojar más luz y otorgar fecha cierta a estos imprecisos parámetros geográficos y temporales, es oportuno señalar que el decreto de erección de la parroquia –límites territoriales incluidos– fue promulgado en la ciudad de Gerona a 7 de junio de 1319.

¿Qué pedir? La renovación de la esperanza El sol padre de los incas Dador de luz y calor… Los mira distante Y sus hijos en ritual sagrado Celebran el amor Que su padre les otorga. El “Inti Raymi” Fiesta del sol. Alúmbranos padre y danos calor, Que la Pacha Mama Abriéndose está Recibe tus rayos Y de los hijos de su amor Recibe las semillas En sensual posesión. Que suenen tambores Rondadores pingullos, las flautas de huesos que entonen los ritmos para su gran dios que dancen los diablos humas que la tierra esperando está el más hermoso ritual. La danza de la fertilidad, Tanto en Machu Pichu Como en Ingapirca Los descendientes del inca Se reúnen fervorosos En algarabía ancestral, Y le piden a su gran padre sol Su ansiada libertad. [1]

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scribo estas palabras un atardecer maravilloso en mi ansiada fortaleza de la soledad en las montañas. Me acompaña, por supuesto, mi compañero de vida. Mientras escucho el zumbido de los pinos que bailan al compás de una agradable brisa de diciembre, escucho la música de mi preferencia y me tomo una copa de vino, pienso, pienso y me hago muchas preguntas. ¿Vale la pena preocuparse por el mundo, cuando los reclamos casi nunca son escuchados? rrado la utopía. En nombre de una supuesta El sabor agridulce me acompaña. Cuando sociedad igualitaria se inmolaron muchas era muy joven hacía mi lista de proyectos, y vidas; sin embargo, el resultado es penoso y con mi acostumbrada necedad por el orden, doloroso. Necesito nuevas ideas y esperanel cumplimiento de lo planeado, evaluaba zas para creer en esta humanidad. siempre el cumplimiento. Con el paso del Y mientras escribo, los pinos siguen dantiempo decidí ser más libre. Y, a esta altura de zando al compás de la brisa que anuncia a mi vida, en que me he ganado el derecho a todas luces que estamos en Navidad. hacer solo las cosas que amo, que ya no me Estoy cansada de las frases manidas de importa demostrar nada, que he caminado, esta época. De la hipocresía colectiva, de los ya no defino metas. Seguiré escribiendo, deseos vacíos, de los abrazos obligados, de porque es mi pasión; seguiré hablando, por- las sonrisas construidas, de la hermandad que la palabra me define; y seguiré al lado de falsa y del amor proclamado como un cummi familia nuclear y ampliada; así como con la plimiento, porque se cumple y, por supuesfamilia elegida: los verdaderos amigos. to, se miente. Tengo el firme propósito de amar más a Llega el nuevo año. Comenzará a escribirse mis nietos, mis tres regalos del cielo, un nuevo trozo de la historia, de una historia que sus inocencias me alimenten y que que construimos todos. Solo pido en este año sus alegrías me contagien. un poco de humanidad, de solidaridad y amor Seguiré deleitándome con la lluvia, el verdadero por el otro, el prójimo, el que está amanecer, la puesta del sol, más próximo, e incluso al que con la brisa que golpea mi cano conocemos. ¿Acaso es mura, con los pajaritos que acucho pedir? Solo pido en den al néctar improvisado preSoy el Año Nuevo, vengo a parado por nosotros, con las ti puro e inmaculado; acabo este año un plantas que riego con amor; en poco de humanidad, de salir de las manos de Dios. fin, disfrutando de las pequedía es una perla de gran de solidaridad y amor Cada ñas cosas que las angustias coprecio que te es concedida tidianas impiden que repare- verdadero por el otro, para que la ensartes en el hilo mos en esos regalos divinos y el prójimo, el que está de plata de la vida. Una vez engratuitos. sartada, ya no puede desenhemás próximo, e Este 31 de diciembre me brarse jamás; queda allí como incluso al que no atrapó sin muchas ilusiones y un testimonio inmortal de tu esperanzas por este mundo conocemos. ¿Acaso es fe y de tu destreza. Debes funconvulsionado que está atra- mucho pedir? dir entonces, cada minuto, copado inmisericordemente de mo eslabón dorado a la caintereses económicos y políticos, olvidando dena eterna de las horas. el futuro y negando la vida. Ya lo he dicho: En tus manos te han sido entregados riapuesto a la esperanza, sigo defendiendo la queza y poder para hacer de tu vida lo que utopía de un mundo mejor, pero… ¡Qué di- quieras. Te doy, libremente y sin reservas, fícil es aferrarse a ellas! doce meses gloriosos de lluvia refrescante A veces pienso que mis lágrimas se se- como una caricia y de luz de sol con fulgores caron. Ya no puedo llorar por esta huma- de oro. Los días, para trabajar y recrearte en nidad que desde el inicio de los tiempos se la belleza de las cosas; las noches, para que ha embarcado en la guerra; que la inteligen- duermas con un sueño tranquilo. Todo lo cia humana sea empleada en mejores for- que tengo te lo doy con amor que no puede mas de matar; que en nombre del beneficio definirse. económico y la acumulación desmedida, Todo lo que te pido es que no permitas existan personas capaces de pisotear, des- que nadie profane tu fe ni oscurezca tu vitruir a otros seres humanos. Se ha desga- sión.[2]

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De Señal a Señal

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Marcia Guerrero El proceso de una travesía

DELIA BLANCO

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arcia Guerrero trabaja la línea, sus pinturas se convierten en una alquimia de surcos y colores que constituyen un efecto visual de cada obra, como si estuviéramos frente a una tela, en el sentido literal de la palabra, una tela pintada con la que se visten las mujeres de Africa, manteniéndola en paño sin corte o dándole la forma del sastre para convertirla en un traje ceremonial. Esta artista es el resultado de la formación impecable de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Ha llevado un proceso académico serio e intenso que le permitió con oficio y creatividad encontrar una composición y una tesitura originales. Es obvio que busca todo el espesor del trópico, sin miedo de cruzar una vorágine de vegetación y luces. Dentro de tanta abundancia natural, Marcia Guerrero sabe dar con el equilibrio del movimiento de la línea y del fondo. La figura humana está ausente, más sin embargo, el conjunto de sus obras se impone como una alegoría terrenal para el ser humano. En toda su paleta cromática, el verde, el azul , el ocre y el amarillo se frecuentan con un equilibrio de convivencia botánica, así como sucede en el fondo de un bosque húmedo tropical, donde el verde de las frondas de las arboledas convive con el amarillo de un limón dulce, el marrón de una piel de zapote, el morado de un caimito, y poder compartir con las variaciones cromáticas de la chinola y del mango. Si en la misma naturaleza insular, estos colores conforman una sinfonía. Así lo logra Marcia Guerrero con una limpieza admirable en el tratamiento técnico del color. Entendemos por limpieza, la sutileza llevada técnicamente para alcanzar los efectos intensos y densos hasta el fondo de tela. El primer plano surge como el andamio de toda una construcción que evoluciona hacia el fondo en una perspectiva conducida por la línea. En términos formales la mayoría de sus trabajos podrían calificarse dentro de la tendencia abstraccionista lírica, cuyo adjetivo nos permite referirnos a la poética que se conjuga desde el diálogo entre línea y color, como un lenguaje de signos y códigos que dejan una gran libertad interpretativa y lúdica. Es a través de esas capas dibujadas y pintadas que la luz se extiende con todos sus juegos de sol y sombra. Parece ser que la artista tiene un registro

visual muy pensado y meditado con la naturaleza, de tal manera que puede archivarlo intelectualmente para condimentarlo con su propia sensibilidad y sacarlo a través de un proceso creativo. Estamos frente a un desfile de imágenes cuyas composiciones se alteran y animan con la interpretación singular del entorno existencial. Es una lectura posible, pero también podemos pensar que todo el trabajo de la línea es una manera de llevarnos hasta un fondo filosófico y en este caso la lectura podría ser de orden más espiritual y asimilar las dinámicas de la línea y del color como señales de

energías y vivencias. Cuando las formas abstractas se visten de colores tan intensos, es imposible mantener una relación desprendida sicológicamente de la obra, caemos en una mística indefinible que depende de cada lector. Hay una magia en la conducción de la línea imperfecta, no recta, pero sí libre suelta que guarda la pulsión de una indicación, el riesgo de una travesía donde todo está por encontrar. Es frente a esta lectura posible que el vidente posicionado frente a la tela encuentra una libertad abierta, en una palabra una liberación de su propio imaginario. Es ahí donde la obra ya no es lo que se ve sino lo que cada uno interpreta, muchas veces la pintura viaja lejos de la intención del artista. En el caso de Marcia Guerrero se confirma que el lirismo, la poética, son esenciales en el discurso visual. Son factores que tocan la siquis, el ánimo, la sensibilidad y hacen de una obra de arte un medio introspectivo en cada vidente o público. Quizás estemos tocando el factor de la emoción que provoca el arte. Este aspecto es fundamental en los trabajos de Marcia Guerrero, tanto en la tela como en el papel.

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De Salomé a Trump “Dadme una generación que hable la verdad, y yo os daré una generación que haga el bien. Daos madres que les enseñen científicamente a sus hijos, y ellas os darán una patria que obedezca virilmente a la razón, que realice concienzudamente la libertad, que resuelva despacio el problema capital del nuevo mundo, basando la civilización en la ciencia, en la moralidad y en el trabajo”. (Hostos: 43). “Nosotros…los que monopolizamos el poder social…prescindiendo temerariamente de la mitad del género humano, nosotros somos responsables de los males que causa nuestra continua infracción de las leyes eternas de la naturaleza. Ley eterna de la naturaleza es la igualdad del hombre y de la mujer. Instituyamos su responsabilidad ante sí misma, ante el hogar, ante la sociedad; y para hacerlo, establezcamos la ley de la naturaleza, acatemos la igualdad de los dos sexos, devolvamos a la mujer el derecho de vivir racionalmente”. (Hostos: 44).

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CHIQUI VICIOSO

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n su ensayo: “La educación de la mujer en el siglo XX, hitos del pensamiento caribeño”, la intelectual cubana Yolanda Ricardo nos recuerda que desde los siglos XVII y XVIII, con las actividades de la Marquesa de Rambouillet (1588-1665); de las tertulias de Mme. Necker, Susanne Curchod de Nasse (1739-1794), y de los textos de tónica reivindicativa de Albertine Adriene de Saussure (1766-1841), se sientan algunas premisas para el desarrollo de las corrientes emancipadoras de la mujer, en tanto se recrudecen los cotejos de la capacidad femenina con relación al hombre. En 1791, Marie-Olympe Gouges (1748-1793) abogó por un cambio en la situación social de la mujer, en “La Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana”. Premisa para que, décadas más tarde, el filósofo, historiador y economista inglés John Stuart Mill reclamara la igualdad de la mujer en su obra LA ESCLAVITUD DE LA MUJER. Stuart Mill fue una excepción al pensamiento masculino predominante, así como Hostos, ya que las propuestas de emancipación femenina fueron enfrentadas con trabajos que pretendían demostrar científicamente “la incapacidad intelectual de la mujer”, a pesar de su rol socializante como maestra en el seno del hogar y de su papel en la historia del activismo social e intelectual de América. Un papel que abarca desde Sor Juana y Leona Vicario (México); Mercedes Cabello de Carbonera (Perú); Gertrudis Gómez de Avellaneda (Cuba); Manuela Sáenz (Ecuador, la libertadora del Libertador); Flora Tristán (de origen peruano, fundadora del movimiento obrero de Francia, autora de la frase atribuida a Marx, ¡OBREROS DEL MUNDO UNIOS!); hasta nuestra Nicolasa Billini (quien en 1896 fundó El Dominicano, la primera escuela primaria para niñas); Socorro del Rosario Sánchez (quien fundó dos instituciones escolares en Santiago: El Colegio de Señoritas Luperón, y el Corazón de María); Rosa Duarte, María Trinidad Sánchez y Salomé Ureña. En la historia del activismo social e intelectual de la mujer no faltaron hombres lúcidos como Eugenio María de Hostos (1839-1903) y José Martí, quienes escribieron páginas fundamentales para la ética, moral, pedagogía, y su emancipación. Los esfuerzos de hombres preclaros, a través de la historia, no han impedido que la abierta expresión por parte de la mujer, de ideas que contravienen lo establecido se considere como un atrevimiento, o la de los sentimientos íntimos una falta de pudor. A las que osaban transgredir ese tabú, ahí están Julia de Burgos, Delmira Agustini, Alfonsina Storni, Eunice Odio o Rosario Castellanos para mencionar solo unas cuantas, las sometían al peor de los ostracismos; las hacían enloquecer (lo que se insinúa pudo sucederle a Altagracia Saviñón), o suicidarse moral o físicamente, una tradición que ahora no se consigna con sangre, como la re-

Don Emilio Demorizi también afirma nuncia de Sor Juana Inés de la Cruz a escribir y a la búsqueda de conocimiento, pero que que más de dos centenares de señoritas se graduaron de maestras normales y casi cuesta sangre. El tres de noviembre de 1881, Salomé Ure- todas ganaron diplomas universitarios, ña fundó, junto con Hostos, el Instituto de proviniendo la mayoría de las profesoras Señoritas, una “floración” (según Demorizi) de la capital, afirmando que en esta esde la Escuela Normal formada por Hostos en cuela Salomé recogió “el legado de angus1880. El Instituto continuaba los esfuerzos tiosas aspiraciones renacidas en 1873, al de ambos por “formar un ejército de maes- término de la dictadura baecista de los tros que, en toda la República militara contra seis años”, las cuales resurgieron con la la ignorancia, la superstición, el cretinismo, presencia de Hostos entre 1875-76, y luela barbarie, como maestros de la verdad y go entre 1879-1888, con la aspiración de verdaderos iluminadores del bien (Camila que la mujer no fuera “simple intelectual ni frágil espejo de virtudes, ni letrada roHenríquez Ureña: 131). Entre 1881-1883, el Instituto formó tres ge- mántica, sino mujer armónicamente preneraciones de maestras y llegó a ser, según parada para formar en la escuela y el hogar los nuevos ciudadanos requeridos paHostos: ra el engrandecimiento de “El alma de una gran mujer hecha institución y, que al haEn la historia del la República”. 137 años después de esta cerse conciencia de la mujer activismo social gesta intelectual, con tantas dominicana, puso en favor de e intelectual de la mujer heroínas reconocidas y anóla obra de bien la voluntad, prinimas en todo el mundo, las mero de todas las mujeres de la no faltaron hombres mujeres y hombres progreRepública, y la conciencia deslúcidos como Eugenio sistas del planeta observapués, de la sociedad entera”. María de Hostos mos con horror la emergenQue el Instituto era algo más que un centro de educación su- (1839-1903) y José Martí, cia de un “Hombre Alfa”, moderna versión de John Wayne; perior lo confirma suemocio- quienes escribieron nado testimonio: páginas fundamentales un “líder” político que alardea de su poder “viril” y de su de“Gracias a la sinceridad de su para la ética, moral, predación sexual: “Cuando enseñanza y al cariño realmenpedagogía, y su eres una celebridad las mujete maternal como trataba a sus res dejan que les agarres los discípulas, formó un discipula- emancipación. senos, la entrepierna, y que do tan adicto a ella y a sus dochagas con ella lo que quieres”. trinas, que bien puede asegurarse que nunY una se pregunta: ¿Cómo es que la igca, en parte alguna y en tan poco tiempo, se norancia histórica de una persona puede dar ha logrado reaccionar de una manera tan al traste con la tradición intelectual de las eficaz contra la mala educación tradicional naciones y lograr que sesenta millones de de la mujer en nuestra América Latina y forhabitantes de un país considerado como mar un grupo de mujeres más inteligentes, modelo mundial, renieguen de la lucha por mejor instruidas y más dueñas de sí mismas, los derechos humanos de las mujeres de su a la par que mejor conocedoras del destino nación? ¿O es que ya olvidaron que deben el de la mujer en la sociedad”. CHU: 136. horario de su jornada laboral a las costureras El poeta Gastón Deligne, citado también por Demorizi en su libro “Salomé Ureña y el de Chicago? ¿Y las mujeres que votaron por Instituto de Señoritas”, lo recuerda en versos Trump, incluyendo las latinas, qué ha pasado con su conciencia? vibrantes: ¿En qué hemos fallado Salomé? ¡Fue un contagio sublime; Muchedumbre ¿Y cómo y dónde retomamos el liderazgo De almas adolescentes la seguía perdido en la República Dominicana de hoy, Al viaje inaccesible de la cumbre y en el mundo? Que su palabra ardiente prometía!

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AREÍTO

Viaje por la historia

Sábado 31 de diciembre de 2016

HOY

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“No noto mucha preocupación en cuanto al trabajo de corrección de estilo y de edición”

Daniel García Santos, maestro de la lengua y de la buena edición Un autor debe prestar especial atención al lenguaje a la hora de escribir su texto y tener en cuenta que para que este se convierta en libro es necesario que pase por un proceso de carácter profesional que no solo requiere conocimientos sino también el tiempo para lograr que su obra sea legible, comprensible, atractiva.

ÁNGELA PEÑA A.PENA@HOY.COM.DO

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ara alcanzarlo, debe estar atento a la evolución de la lengua y tener un diálogo con el editor que, en última instancia, es el aliado que le ayuda a mejorar su creación. Las consideraciones fueron emitidas por Daniel García Santos, un consagrado intelectual cubano que ha dedicado su vida a la edición de libros, el estudio del lenguaje, la docencia universitaria. Es crítico literario, traductor del francés al español, maestro de literatura, redacción, estilo, gramática, apreciación literaria, pero su pasión es editar libros, estar atento a las actualizaciones en la palabra escrita e incorporarse a las nuevas modalidades para convertir en correcto, agradable y cautivante un relato mal logrado. Ha ganado fama en Santo Domingo no solo por su labor como encargado del área de Publicaciones del Archivo General de la Nación sino también porque pone magia en cada ejemplar que toca, ya que pocos combinan todos los aspectos del oficio de escribir que él domina. Es en extremo sencillo, humilde. No alardea de sus conocimientos ni pone obstáculos para compartir sus avanzadas experiencias. Los cursos de edición y ortografía que imparte tienen tal demanda que los cupos se agotan seguido los anuncian. La gramática ha cambiado en los últimos años pero escritores y periodistas, algunos laureados y otros tenidos por muy versados, se mantienen atados a las viejas normas. Daniel conversa sobre las variaciones en la lengua, la necesidad de que los libros cuenten con un editor y la obligación de escribir bien que precisan los comunicadores sociales porque, a su juicio, “la prensa, de alguna manera contribuye a la educación de las personas”. “Si el periodista comete alguna falta puede que esté legitimando esa falta, puesto que la ha escrito un redactor que tiene un nivel de credibilidad ante los lectores”, expresa el exdirector de la Editorial Letras Cubanas, la mayor de Cuba. Aconseja a los reporteros revisar sus textos “no obstante la dinámica de la prensa, porque un error cometido o inadvertido se reproduce tantas miles de veces como ejemplares se tiran del periódico. Imagínate qué amplitud alcanza ese error. Que eso no ocurra es parte de la responsabilidad del que escribe”. Su apodo, Danielito, contrasta con la sa-

biduría que posee. Quizá lo llamen así por su baja estatura, la contextura física, su dulzura o la facilidad con que se desliza de uno a otro despacho del AGN. Se muestra sorprendido por la proliferación de diagramadores existentes en la República Dominicana, comparada con la escasez de editores. “En la medida en que se ha fomentado el oficio de diagramador debería fomentarse el de editor o corrector de estilo porque la diagramación es un servicio pero quien determina la manera en que va a salir un libro, la calidad del texto, es el corrector de estilo o editor”, significa el habanero nacido el 20 de abril de 1953. “Aquí hay pocos editores, la tendencia es a ser diagramador, pero no noto mucha preocupación en cuanto al trabajo de corrección de estilo y de edición”, manifestó el escritor. “Democratizando el léxico”. “La gramática es parte inseparable del desarrollo de la lengua y en consecuencia, es impactada por el habla, que es un cuerpo viviente. La lengua es un organismo que vive, se transforma, evoluciona, sufre modificaciones a lo largo del tiempo. La Academia de la Lengua, como institución que le da coherencia a nuestro idioma común, a veces se ha caracterizado por su rigidez y por no asumir esas manifestaciones que se producen en el habla”, razona Daniel García Santos.

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Si el periodista comete alguna falta puede que esté legitimando esa falta”

Agrega que los hablantes “somos los que a fin de cuentas construimos la lengua, y la Academia ha tenido que ir incorporando paulatinamente algunas de esas modificaciones, ha ido democratizando su léxico, su canon, y flexibilizando el uso del lenguaje y la forma de escribir”. Añade que el diccionario, por tanto, ha estado incluyendo localismos, regionalismos, neologismos, “muchas palabras que son propias de determinadas regiones, hasta la asimilación de términos en otros idiomas, españolizándolos, en especial los provenientes de las tecnologías de la información”. De esta manera, añade, “se contribuye a hacer más afectiva la comunicación, tanto mediante el habla como mediante la escritura”. En el caso de la gramática, la Academia introdujo en 2010 una serie de cambios que

simplifican la manera de escribir, exclamó. Entre las normas que más han impactado Daniel cita la supresión del acento en solo. Antes se colocaba cuando equivalía a solamente, para diferenciarlo de alguien aislado. Hoy, explica, “el contexto es lo que dice al lector cuándo se trata de adverbio o cuando es solo, de soledad”. Tampoco llevan acento los pronombres demostrativos en función de sujeto: este, ese y aquel y los plurales correspondientes. Otro cambio es el de los prefijos, que se usaban por lo general separados de la palabra que determinaban, ahora deben ir junto a esa palabra: expresidente, exesposa, antimperialista… “La expresión está cuando la base léxica es pluriverbal: ex primer ministro, pro derechos humanos”. Se suprimieron los dígrafos formados por letras ya incluidas: ch, ll, rr, “de modo que el alfabeto se reduce a 27 letras” y se españolizaron muchos términos procedentes del inglés. A la palabra guion se le suprimió el acento, considerando que los diptongos no se acentúan cuando el acento recae en las vocales a, e, o; las palabras mayúsculas que lo requieran deben acentuarse. Daniel señala, además, que la tendencia es a escribir los cardinales complejos en una sola palabra: dieciséis, veintiún, y que debe aceptarse la fusión a partir de treinta: treintaiséis, cuarentaitrés. “Queda abierta la opción de continuar escribiéndolos separados”. En otra entrega habla de cuál debe ser el tratamiento para las citas, las comillas, en qué ayudan las normativas de la Academia y se refiere, además, a las licencias concedidas al que crea la obra. “Con frecuencia enfrentamos textos que nos parecen no han sido suficientemente revisados por sus autores: están plagados de redundancias, párrafos largos que hacen ininteligibles las ideas, uso excesivo de las mayúsculas, citas cuyas fuentes no se consignan, faltas de concordancia, signos de puntuación mal o excesivamente usados”. Enfatiza: “A veces nos da la sensación de que el autor lo que quiere es ver su libro publicado y no piensa que el objetivo no es solo la publicación sino que lo escrito sea leído y comprendido… De lo contrario, el resultado es un libro que puede satisfacer la vanidad del escritor pero no cumple su función de transmisión de ideas, de valores, de contenidos”.

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AREÍTO

Sábado 31 de diciembre de 2016

Aporte

HOY

Frank Moya Pons

¿Es la historia, literatura? A Frank Moya Pons

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BASILIO BELLLIARD

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nte la pregunta de si la historia es un género literario, como la oratoria, la didáctica y el periodismo, conviene decir que, en sentido amplio, diríamos que sí; en sentido estricto, pues no. Por lo primero, y atendiendo a la definición que dio Jean Paul Sartre en su clásico libro ¿Qué es la literatura?, todo lo que está escrito y se lee es literatura, es decir, letra. De ahí que es literatura, desde una nota de compra hasta un aviso, en sentido lato, no así en sentido estricto, pues para que se produzca el fenómeno literario tiene una estructura verbal que estar poseída, caracterizada y matizada por la ficción, como piedra angular del arte literario. La historia, como hecho del lenguaje y de la lengua, se nutre del pasado y de la memoria, y su artífice, el historiador, deviene intérprete de los acontecimientos. Si bien hay literatura histórica, no menos cierto es que existe la historia literaria como disciplina de la literatura. Si la historia es la memoria del pasado, el periodismo es la historia del presente, suele decirse. Lo cierto es que la literatura y la historia tienen vínculos que constituyen un problema metodológico. Para los historiadores clásicos, la historia no es literatura; en cambio, para los historiadores modernos, sí lo es, verbi gracia, Roger Chartier. Ahora bien, ¿qué tipo de literatura es la historia? ¿En qué sentido la ficción literaria es historia? ¿Puede hacerse ficción de los hechos históricos? ¿Dónde cabría la novela histórica o la ficción novelada? ¿Dónde radican el estatuto científico y el estatuto literario de la historia? Ante estas interrogantes, Chartier afirma: “Mi posición es que la historia es escritura y es conocimiento...” La literatura es objeto de interpretación histórica, y en tanto la historia es letra, y se escribe en prosa, se colige que ambas viven en habitaciones contiguas. Aristóteles, que fue filósofo y no historiador, tenía un concepto más verídico de la poesía ante la historia; no así Herodoto, el padre tutelar de la historia en el mundo clásico griego. ¿Qué diferencias existen entre las estructuras narrativas que emplean los novelistas y cuentistas y las que usan los historiadores, aun cuando estos hagan uso de mapas, gráficos y estadísticas? ¿No son dables para el historiador el uso de las metáforas y la ironía como figuras retóricas? Si la tradición literaria se nutrió de la oralidad, es decir, de mitos, leyendas y fábulas, no menos cierto es que la historia escrita también se alimenta de lo oral, o sea, de anécdotas y diálogos. Si el objeto de estudio de la historia es el pasado, o sea, algo que ya no es, que sucedió en el tiempo, por lo tanto es un hecho abstracto, intangible, cuya veracidad reside en la transmisión, a través de la escritura, plasmada por los historiadores. De ahí que la diferencia, en la historia,descansa en la veracidad de los hechos yen la literatura, en la verosimilitud, como ley de la narración, es decir, que el hecho relatado sea creíble. ¿Hasta qué punto podemos extender la ligación entre la historia y la literatura? Si todo lo que está escrito se presta a interpretación y, más aún, si la historia siempre es contada o narrada, ¿por qué ha de haber diferencia con

Fernand Braudel

Friedrich Hegel

Jean Paul Sartre

Marc Bloch

la literatura? Si la historia es la narración de un hecho pasado que ya no existe, ¿por qué no puede ser ficción? Así pues, todo discurso histórico es escritura, la literatura de una representación del pasado temporal. En efecto, en la literatura, el pasado es presente: está presentificado como imagen. Lo cierto es pues que la historia, si es una ciencia social, no es una ciencia dura, como las ciencias naturales. Hay una diferencia entre los tratadistas de la historia, que escribían -y escriben- densos tratados científicos con los historiadores-escritores, cuya prosa y gracia de estilo lo convierten en escritores de la historia. A esta escuela pertenecen, por derecho propio, Roger Chartier, Ernst Renan, Jules Michelet, E. H. Gombrich, Michel de Certeau, Jacques Le Goff, Fernand Braudel y la escuela de los Anales, Charles Duby, etc. Son pues teóricos o filósofos de la historia, que han hecho de esta disciplina humanística una metahistoria, y que han escrito una historia cultural de la sociedad humana. A esta aventajada estirpe pertenecen los historiadores franceses y británicos.

Si la historia es la memoria del pasado, el periodismo es la historia del presente, suele decirse Toda narración histórica de los hechos está permeada por una retórica y un estilo literarios. La diferencia entre un historiador y otro, y entre un científico de la historia y un escritor de la historia, descansa en la vocación de estilo, en la capacidad retórica. Otro rasgo común entre la literatura y la historia es que ambas producen conocimientos. Los historiadores entre sí no se diferencian en la búsqueda de la verdad histórica, sino en su modo de escritura, en su manera de contar

Roger Chartier

los hechos; también, en su concepción y filosofía de la historia. Si la historia produce conocimiento científico, la literatura engendra conocimiento estético, pues hay un saber histórico y un saber estético. En el tratado histórico no hay placer, en cambio, en el ensayo histórico personal, si hay vocación de placer, reside en la prosa y la frase estilística. Durante muchos años, la historia se desentendió de su dimensión estética o literaria, a expensa del rigor científico. Acaso por su búsqueda de la verdad de los hechos, pues normaba la moral de la historia, vinculada a la vida. En Hegel, como gran filósofo de la historia, esta deviene tratado moral o filosofía moral del pasado. De modo que la escritura de la historia, a partir del predominio del estilo literario, es un rasgo de la modernidad y de los historiadores poshegelianos. La entronización de la ciencia en la historia contribuyó a separar la narración literaria, los mitos y las fábulas, de la disciplina histórica. Con el advenimiento de la escuela francesa de los Anales, liderada por Braudel, surge una concepción moderna de la historiografía como historia no solo social de los hechos, sino como historia general de la cultura y la civilización. Esta visión de la historia tiene vocación de totalidad, la cual le da dimensión global a la microhistoria y la sitúa en los anales de la macrohistoria, de un saber histórico enciclopédico, ecuménico y humanístico. La historia cultural de Marc Bloch o Lucien Febvre, fundada en 1929, que tuvo una filiación con la escuela de los Anales, fundaron una manera de hacer historia con énfasis en el hombre, con sus hechos sociales, económicos y militares, en una especie de historia de las mentalidades. Entre los novelistas históricos y los historiadores hay una relación con el pasado y una visión de la memoria de naturaleza afectiva y representacional que, en ocasiones, se confunden. Mientras que el novelista transforma la memoria en imagen del pasado, el historiador convierte el pasado en materia prima, en su desciframiento de la verdad social. Aquel relata y este interpreta. El primero fantasea y fabula; el segundo descubre y revela. Historia de las ideas políticas o historia social del arte -o “la historia como hazaña de la libertad”, como la concibió Croce-, lo cierto es que la historia ha de tener vocación estilística para ser un género literario.


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