Areíto
Zona de la Cultura y de las ideas
www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Willis Aracena SÁBADO 1.10.2016
ESCRIBE ADRIANA MU KIEN SANG
Una carta que no me conmovió/p4
José M á r m ol y la mirada espejo PÁGINA 7
Encuentros y diálogos fotográficos con Herminio Albertí Herminio Albertí ha producido intensamente y experimentado los lenguajes de todas las prácticas fotográficas que encontramos en sus obras. Página 4
Leonor Feltz Mujeres dominicanas atormentadas Apenas doce cartas y todas tienen la impronta de una mujer atormentada y visionaria a la vez y, comparativamente aquejada de un vacío grande, como si nadie pudiera llenarlo.Página 3
Los problemas nacionales:
la educación superior Me parece perentoria una meditación sobre la importancia de la educación superior ahora que la Universidad Autónoma de Santo Domingo está pidiendo un nuevo presupuesto. Página 2
HOY
AREÍTO
Sábado 1 de octubre de 2016
Areito Zona Areíto
2
Víctor Hugo (Novelista francés) El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.
Los problemas nacionales: la educación superior MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN
M
e parece perentoria una meditación sobre la importancia de la educación superior ahora que la Universidad Autónoma de Santo Domingo está pidiendo un nuevo presupuesto. La coyuntura llega como anillo al dedo porque es en la asignación presupuestaria donde se encuentra un ente autónomo como la universidad y el Estado que tiene, o debe tener, prioridades en todos los órdenes de la vida de los ciudadanos. No es necesario que iniciemos ni con la historia de la universidad ni con la ponderación de su importancia. No hay que sacar a pasear los discursos de legitimación. Es muy sencillo. La sociedad dominicana parece de espaldas a la UASD cuando esta exige un mayor presupuesto, y la academia primada parece de espaldas a la sociedad cuando aquella exige que se actualice.
El mundo ha cambiado. El cambio se impuso por nuevas formas de transformar la materia prima, nuevas vías de comunicación y nuevas formas de transporte marítimo y aéreo. En fin, renovadas maneras de llevar gentes y mensajes de un lado a otro. Podría hacer una breve historia de la velocidad. Solo cabe decir que ya nos comunicamos a velocidad luz y que muchas de las máquinas que usamos precisan de una inteligencia cuántica que desbordó la física en el momento en que se fisionaba el átomo. El mundo ha unido inteligencia, saber, negocio y comercio. Y hemos creado la llamada economía del conocimiento. En la actualidad el análisis de la educación está reducido al “accountability” proceso reduccionista, pero que parece no morir. Consiste en examinar cuánto invierto y que cuánto me retorna. Una sociedad debe invertir de acuerdo a lo que busca lograr. Y en la educación los logros son muy importantes. Ya que en ella se articulan una serie de actividades que nos comprometen económicamente. La educación es la ‘paideia’ de soluciones. Por esta razón, y muchas más, creo que hay que volver a pensar la universidad como pro-
yecto social. Como proyecto cívico, como proyecto económico. El problema del pensamiento sobre lo universitario es que no se puede aislar de una serie de factores históricos, económicos y culturales. Y lo más conveniente es separar la discusión de los discursos insulares que la han estancado. Si es que hoy verdaderamente existe. Porque en este aspecto tengo mis dudas. Las universidades a nivel global vienen homologando una serie de criterios que les permiten evaluar sus ejecutorias. Voy a enumerar algunas a continuación.
Es necesario que a los estudiantes dominicanos se les promueva el intercambio con estudiantes de otros países y se les permita estudiar en otras universidades competitivas. Lo mismo vale para los profesores, que puedan integrar redes de investigadores en las que se discutan y expongan problemas propios de sus disciplinas.
La calidad de los profesores. Este parámetro es muy importante e implica que las universidades deben tener un claustro formado por profesores de prestigio. Estos deben estar dedicados a la docencia y a la investigación. Sus artículos deben publicarse en revistas reconocidas en el mundo académico, evaluados por pares, en libros que sean citados por otros académicos, pues los universitarios construimos cada día el conocimiento. De ahí que se prefiere académicos que tengan preparación de segundo o tercer ciclo, es decir, maestría y doctorado. Que hayan logrado esta distinción, haber realizado investigaciones en universidades de prestigio. Se busca que no asciendan a puestos muchos de los alumnos de la propia universidad. Es necesario que vengan de otras universidades para que haya un flujo de experiencias distintas. Sabemos que este es un problema crítico para la UASD que, a pesar de los esfuerzos que ha realizado en los últimos años, no ha logrado un número importante de doctorados con suficiente solvencia ni en las materias humanísticas ni en las de ciencia. Esta última que tuvieron una entrada importante
en los ochenta y noventa con los profesionales formados en países socialistas. Los profesores deben tener sueldos que les permitan desarrollar sus actividades docentes e investigativas sin emplear todo su tiempo en el salón de clases. Ese es otro asunto fundamental. La cantidad de alumnos por profesor y la cantidad de secciones que debe impartir un docente dominicano sacan a la UASD de las clasificaciones mundiales. Una universidad muy grande viene a ser una universidad ineficiente. Parece que este razonamiento no ha tenido mucha cabida. Cada día la Universidad es más grande y sufre la pérdida de sus profesores más experimentados. Otro aspecto es que los profesores deben estar dentro de un principio de mérito en todos los niveles de su reclutamiento y, durante los primeros cinco años por lo menos, de su vida profesional. Este aspecto tendría que romper con las influencias políticas, el amiguismo y otras prácticas que imposibilitan que sean los mejores los que tengan el puesto. Que sean los mejores o más destacados en una disciplina los que impartan docencia y que el profesor entienda que es un profesional digno. Que es necesario su esfuerzo constante para el logro de las metas de su academia. De la calidad del profesorado hablará la calidad de la educación y la formación de los alumnos. La educación pública está comprometida en la creación de profesionales en distintos órdenes que permitan el desarrollo de la salubridad, nuevas formas democráticas y de convivencia; es decir, es preciso que tengamos educadores competentes para llevar a cabo las tareas educativas del país. Sin olvidar el desarrollo en el área de comercio y negocios internacionales. Otro asunto, la admisión de estudiantes. Para que una universidad sea competente, debe elegir a los mejores estudiantes. Con este razonamiento se debe tener en cuenta que pobreza no es sinónimo de incapacidad para aprender y pensar. Si bien es cierto que la universidad del Estado debe dar cabida a todos los que se acerquen a sus puertas no es menos cierto que deben tener preferencia por aquellos que están más preparados a tener éxito en sus estudios. Mejores admisiones se dan en el centro educativo que cuida su claustro y le exige el mejor trabajo posible. Los estudiantes competentes quieren universidades cada día mejores. El éxito de los planes de estudios, que deben renovarse y adaptarse a las necesidades del país, debe verse en el lugar de destino de los profesionales. Hoy día es un rasero fundamental preguntarse a dónde han ido a parar nuestros estudiantes, qué hacen y cuáles son los méritos que han alcanzado en su vida profesional. De ahí que cada universidad avalúe el destino de sus profesionales. Y esto debe hacerse tomando en cuenta no solo el destino nacional, sino el internacional. Docencia, investigación, difusión son tres actividades fundamentales de la educación superior. Porque permiten que los estudiantes se sitúen como una comunidad de aprendices capaces de transformar su vida y de los que les rodean. La docencia debe ser estricta en el sentido de que se cumpla con las horas, los planes de estudios y que se dé cuenta de sus resultados, con la finalidad de ver más efectivos teniendo en cuenta que los recursos que se usan en la educación provienen de los contribuyentes que derecho tienen a exigir que se haga lo mejor con su inversión social. Es necesario que a los estudiantes dominicanos se les promueva el intercambio con estudiantes de otros países y se les permita estudiar en otras universidades competitivas. Lo mismo vale para los profesores, que puedan integrar redes de investigadores en las que se discutan y expongan problemas propios de sus disciplinas. Sin ánimo de concluir estas reflexiones, me parece fundamental contestar las preguntas consabidas. Las refutaciones y los lugares comunes. Uno de ellos es que no tenemos que hacer lo que los otros hacen, porque nosotros lo hacemos mejor. Pero no es así. Brasil, México, Chile, Colombia y Puerto Rico han trabajado en una inversión social en la educación que hoy los prestigia con las mejores universidades de la zona.
Aporte
AREÍTO
Sábado 1 de octubre de 2016
HOY
Mujeres dominicanas atormentadas
Leonor Feltz
Correspondencia con Pedro Henríquez Ureña (1) * El epistolario de Leonor Feltz (LF) a Pedro Henríquez Ureña (PHU) en el libro de Bernardo Vega (Treinta intelectuales dominicanos escriben a Pedro Henríquez Ureña es muy breve.
A
penas doce cartas y todas tienen la impronta de una mujer atormentada y visionaria a la vez y, comparativamente aquejada, como Mercedes Mota, de un vacío grande, como si nadie pudiera llenarlo. Que me atrevo a afirmar es la ausencia de una figura paterna, añadido a esto las vicisitudes y miserias económicas de una época preñada de incertidumbres políticas, destrucción de los sueños positivistas de Hostos y dos largas dictaduras cuyo acíbar debió beber (Lilís y Trujillo), más aquel tiempo de anarquía que prevaleció a las muertes violentas del primero y, posteriormente, de Ramón Cáceres; y, para remate de males, la primera ocupación militar norteamericana. ¿Quién fue esta mujer de apellido extranjero, sefardí “holandizado” o “germanizado” (¿idioma donde significa “feliz” o “afrancesado”, corruptela talvez de Phelps, y nombre de heroína trovadoresca? ¿Y su segundo apellido, materno?¿Por qué vino a parar a Santo Domingo, isla de los mil peligros? ¿Quiénes fueron sus padres? ¿A qué se dedicaba ella para cumplir los requisitos de Shylock? ¿Cómo entró al Instituto de Señoritas fundado por Salomé Ureña, donde se convirtió, por su inteligencia preclara, en su discípula favorita y una de las seis primeras maestras normales graduadas en ese establecimiento? ¿Cuáles fueron las relaciones educativas, literarias y políticas que cultivó? ¿Cuáles fueron sus amores y desamores? Estas y otras preguntas las responderé; otras, quizá, no tengan respuestas. Tanto Mercedes Mota como Leonor Feltz son un misterio que atrae como las sirenas de Ulises.
DIÓGENES CÉSPEDES DIOGENES.CESPEDES@GMAIL.COM
¿Influyó en su vida y la época que le tocó vivir el delito de ser mujer y, además el de inteligente y cultivada? ¿Qué opinión se forjaron de ella sus contemporáneos? ¿Los hombres? ¿Las mujeres? Mi exalumna de Análisis de Textos de la Universidad estatal, y ahora profesora de ese centro, Mercedes García Siragusa se dedica a hurgar esa vida misteriosa de Leonor Feltz y, al leer mis crónicas sobre Mercedes Mota, se animó y me hizo llegar el resultado de su búsqueda en libros, periódicos y archivos y que compartiré con mis lectores, aparte de los que he encontrado y los que arrojan algunas cartas de los Henríquez-Ureña o de otros litorales. Quedo, pues, aquí agradecido del envío de Merche y citaré, en cada caso, los datos de su cosecha. Despejar el origen histórico y genealógico de Leonor María Dámasa Feltz (Leonor Feltz con la mayor simplicidad) y posiblemente Madrillet o Magrillet el segundo apellido materno, que quizá resulte Martillé para los amigos del Instituto Dominicano de Genealogía cuando trabajen el árbol de Leonor, su hermana Clementina y su madre y nos iluminen con respecto a quién fue el padre. De cuáles tierras lejanas vinieron, es tarea urgente para nuestra república de las letras. La profesora García Siragusa señala ese largo nombre para la mentora del joven PHU y que de ahora en adelante la llamaremos como hicieron todos en aquel XIX finisecular: Leonor Feltz. Según mi exalumna, el infatigable Julio Jaime Julia dedica en su libro “Haz de luces” un capitulillo a la eminente maestra y dice que ella nació en Santo Domingo el 11 de diciembre de 1870, texto de don Jaime que leí para ubicar su viaje a Puerto Plata en aquel tiempo políticamente borrascoso nada menos que a enseñarles francés a las hijas de Maximiliano Grullón Salcedo, hermano de Arturo y Eliseo (hijos todos del prócer restaurador Máximo Grullón Salcedo), quien marcharía a la Exposición Universal de París en 1889 en compañía de su familia y varios ciudadanos de viso de
aquel Santiago de los Caballeros seguidor de los patrones y gustos europeos. Dice García Siragusa, contrariada por el dato de Julia (que estaba emparentado con esos Grullón de Santiago por el lado materno, pues Arturo, Eliseo y Maximiliano llevaban este segundo apellido): «Sin embargo, en el Registro de Nacimientos de Santo Domingo (1860-1870) no se encuentra nada sobre ese nacimiento» y «sí aparece esta inscripción manuscrita: ‘En la ciudad de Santo Domingo a los 3 días del mes de enero de 1870 ante mí Emeterio Arredondo oficial civil de la parroquia Catedral compareció el señor Manuel de la Concha, acompañado del señor Enrique Lagrange que el día 11 de diciembre del año sesenta y nueve nació una niña hija natural de la ciudadana Margarita Féliz a que imprimieron por nombre María Dámasa Leonor, sus padrinos Manuel María de la Concha y Catalina Pou’.»
¡Caracoles, cuánta información! Primero, la fecha dada por Julia aparece diferente en el documento oficial o partida de nacimiento de Leonor Feltz; segundo, el nombre del Oficial Civil es Emeterio Arredondo, apellido de músicos, escritores y artistas de la ciudad de los Colones; tercero, los nombres de los testigos del nacimiento, obligatoriamente gente de pro y de fe pública ante el Oficial Civil, conocidos todos por vivir en una ciudad tan pequeña; cuarto, la partida consigna que Leonor es hija natural, información importantísima cuando se trata de figuras públicas, pues ya se ha visto cómo el origen de Pablo Altagracia Báez (tronco de Buenaventura Báez y todos los Báez de esa sangre existente y por existir) fue el mismo, y peor, pues fue niño expósito; o el de Galván y Gautier, grandes colaboradores de Santana y Báez, y hasta de Lilís, Manuel María; y Manuel de Jesús, convertido en azul al final de su vida.
¡Cosas veredes, Sancho! Cuarto: el apellido de la madre dado por Félix, y a veces la escasez cultural lo redujo a Félix, cuando era, al parecer, Feltz, que esto no se sabe, pues no está documentado oficialmente, como se ve por la partida de nacimiento de la pequeña Leonor. Quinto: Margarita es el nombre de la madre; sexto, el nombre de los padrinos, también ligados a familias ilustres del barrio que era la Capital para esa época: los de la Concha, trinitario y duartistas: Jacinto, Tomás y Wenceslao; y del otro lado, la madrina: Catalina Pou. ¡Pero si así se llamará una de las discípulas de Salomé Ureña y futura maestra normal! ¡Cuánta coincidencia ¿o será esta Catalina tía de la normalista? Con toda probabilidad, pues Leonor tendrá 17 años cuando ingrese al Instituto de Señoritas en 1887. Y la Catalina Pou normalista tendrá aproximadamente esa edad, o 18, para redondear. Pero falta más. Sexto, los testigos: el primero, es de apellido inequívocamente francés. Aplatanado. ¿De Francia o de los que se quedaron en el país después de la derrota de Palo Hincado o vinieron estos Lagrange de Haití cuando explotó la revolución de los negros esclavos iracundos y debieron huir despavoridos hacia la parte Este de la isla, Puerto Rico o Cuba? Y este Manuel de la Concha da todavía para más: en la segunda mención de la partida de nacimiento de Leonor, lleva un segundo nombre: María. Todavía más información: el término “hija natural” implica, por lógica, ausencia del padre, pero todos los íntimos o vecinos, conocen la historia y más de esas dos niñas: Leonor y Clementina, hermanas por la gracia de Dios, pero nadie nabla en público de ellas, porque el nombre del padre es tabú: historia secreta de familia, sicogenealógicamente hablando: ¿señorón, señorito, militar, cura o arzobispo, ¿el padre? Entre ellos anda el diablo.
3
HOY
AREÍTO
Sábado 1 de octubre de 2016
CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do
Personajes de la colonia
Rodrigo de Bastidas y sus descendientes
Encuentros
4
Julio González Hernández
O
tros contemporáneos descendientes directos de Rodrigo de Bastidas son: Manuel José (1989) y Enrique Alberto Báez Delgado (1992); José Enrique Hernández Severino (1989), Paola Patricia Santana Báez (1989), María Laura Báez Alfonso (1989), Luis Mauricio (1989), Idalia María (1992) y Michelle Marie Bogaert Tavares (2000); Claudia María (1990) y Manuel Enrique Grullón Stern (1993); Georgia Pesquera Batlle (1990), Bienvenido Eduardo Fernández Hernández (1990), Gustavo Eladio (1990), Carlos Arturo (1991) y Nicole Alejandra Catalina Tavares Knipping (1995); Alejandro Logroño Rodríguez (1991), Mariel Alexandra (1991) y Laura Denise Hernández Collado (1997); Christian Rempel Tavares (1991), Ivana Cristina (1991) y Katerina Laura Rodríguez Duluc (1994); Pedro Antonio (1991), Francisco José (1993) y María Isabel Pérez Pichardo (1996); María Mercedes Cabral Jacobo (1992), Nicolette Belén (1992) y Jacquelyne Marie Baade Cambiaso (1994). Daniel Nicanor (1992), Danielle Arlette (1993), Daniel Alfonso (1997) y Sebastián Andrés Pichardo Maldonado (2004); Daniel (1992), Leonardo Rafael (1994) y Adrian Alexander Urrutia Ornes (2001); Mauricio (1993) y Nicolás Gautier Ayuso (1994); Farailda María (1994) y José Javier Peña Martínez (1996); Daniel Alejandro Martínez Pérez (1994), Alejandro Oscar (1994), María Virginia (1996) y Arturo Alejandro Logroño Hernández (1998); Carla Nicole (1995), Carlos Diego (1997) y María Daniela Rossi Pichardo (2001); Daniel José Pérez Peynado (1995), Eric Ernesto (1995), Eduardo (2001), Ivonne Cristina Crespo Duluc (2003), María Alejandra (1995) y Anidalia González Grullón (2002); Isabella Grullón Paz (1995), Ana Amelia (1996) y Laura Emilia Batlle Cabral (1997); Enrique Arturo (1996) y Eduardo Enrique Hernández Miranda (1997). Gabrielle Alexandra Álvarez Del Valle (1996), Eric Enrique (1996), Eric Josenrique (2000) y Vinicio Enrique Hernández Mateo (2001); Zaidi Marie Edwards Hernández (1997), Lucía Amelia (1997) y Diego Enrique Báez Hoepelman (1998); Giuseppe Bonarelli Varela (1997), Andrea Muriel (1998), Jaime Manuel (1999) y Gabriel Enrique Vega Troncoso (2005); Lía Báez Frias (1998), Alejandro Enrique (1998) y Gabriel Enrique Rodríguez Martínez (1999); Enrique Miguel Báez Genao (1999), José Ramón Báez Álvarez (1999), Camila Patricia (1999) y Valeria Isabel Cabrera Proaño (2002), Brianna Alicia (1999) y Robert Brian Hudeck Álvarez (2004). Christian Alejandro (2000) y Amelia Cristina Pichardo Pizano (2002); Brian Lawley (2000) y Valentina Thomas Abreu (2005); Tomás Alberto (2000), Emilia (2003) y Andrés Polanco Vega (2010); José Aníbal (2000) y José Amado Duluc Cordero (2004); Sebastián Federico (2001) y Gabriel Horacio Ornes Peguero (2006); Karim Joaquín Angulo Sayed (2001), María Arcalá Fernández (2001), Gabriel Eduardo (2002), Luis Felipe (2003) y Tristan Alexander Rojas Jover (2010); Lían Fernando Joa Arredondo (2002), Giovanni Sebastián Duluc Martí (2002), Andrea Carías García (2003), Hugo Eduardo Nadal Sánchez (2004), Daniela (2004) y Elena Caro Cabral (2007); Daniela María (2006) y Elsa Amelia Vega Rivera (2009); Eric Omar (2007), James Christian (2009) y Andrew Joseph Barbero Lomba (2012); Mateo (2008) y Camilo Cabral Valdez (2010); Eduardo José (2008), Ana Cristina (2010) y Miranda Lomba Ureña (2012); Jorge Miguel Báez Notto (2008), Fernando Arturo Báez Victoria (2010) y José María Pimentel Trueba (2014). Otros muchos dominicanos no mencionados aquí, descienden también en línea directa de Rodrigo de Bastidas, relevante personaje de los primeros años de la colonia en Santo Domingo.
Instituto Dominicano de Genealogía
MU-KIEN ADRIANA SANG
(4 de 4)
Una carta que no me conmovió Después de muchos, muchos años, hoy di clase en la universidad por última vez. No dictaré clases allí el semestre que viene y no sé si volveré algún día a dictar clases en una licenciatura en periodismo. Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla. Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no pueden despegar la vista de un teléfono que no cesa de recibir selfies. Claro, es cierto, no todos son así. Pero cada vez son más. Profesor Leonardo Haberkorn
D
esde hace unos días está circulando por todas las redes sociales un artículo titulado “La carta del profesor uruguayo que conmueve al mundo de la educación”, en la que el profesor y periodista Leonardo Haberkorn hacía pública su renuncia de seguir dando clases en la universidad ORT de Montevideo, diciendo, entre otras cosas: “Me cansé de pelearle a los celulares, el Whatsapp y el Facebook”. La misiva fue publicada inicialmente en su blog titulado “El Informante Sociedad” el 14/09/2016. A partir de ese momento la carta se hizo viral. Muchas personas se han expresado a favor, solidarizándose con el profesor y enfrentando e incluso insultado a los jóvenes por su desinterés en los estudios, pero sobre todo, la adicción a los teléfonos celulares, pero sobre todo al chateo constante. Señalaba también que lo más difícil para él era lograr la motivación a jóvenes que no les interesaba lo que acontecía en el mundo:
puestamente un libro, me acercaba sigilosamente y descubría que el libro era solo una pantalla de la historieta. El resultado era sencillamente quitarle el cuerpo del delito y nunca dárselo. Con esto quiero decir que el reto del maestro es ser atractivo, artista, creativo para motivar a los jóvenes que están sentados en esas sillas, esperando que el tiempo pase lo más pronto para poder salir y sentirse libres. El arte está en que los que asumimos el difícil reto de enseñar, tener la capacidad de transformarnos para motivarlos. En mi caso, he sido profesora de historia durante muchas décadas. Al principio buscaba demostrarles lo mucho que sabía. El resultado no era el esperado. Yo ratificaba mis conocimientos, y ellos su ignorancia. Me inicié como profesora en la primaria y secundaria del colegio Padre Fortín de Santiago. Enseñaba las ciencias sociales en 7mo, 8vo y los cuatro años de bachillerato. Imagínense hablar de la historia a estos adolescentes que tenían sus hormonas a flor de piel. Era una tarea casi imposible. En mis años de docencia, me he convencido que es necesario iniciar la clase partiendo de algún interés común entre el público indiferente que integra el curso del momento.
“Cada vez es más difícil explicar cómo funciona el periodismo ante gente que no lo consume ni le ve sentido a estar informado. Esta semana en clase salió el tema Venezuela. Solo una estudiante en 20 pudo decir lo básico del conflicto. Lo muy básico. El resto no tenía ni la más mínima idea”. En su larga misiva decía que poder conectar a gente tan desinformada con el periodismo era complicado. “Es como enseñar botánica a alguien que viene de un planeta donde no existen los vegetales”. En seguida el profesor uruguayo hace una crítica directa a los maestros anteriores, al afirmar que “la incultura, el desinterés y la ajenidad no les nacieron solos. Que les fueron matando la curiosidad y que, con cada maestra que dejó de corregirles las faltas de ortografía, les enseñaron que todo da más o menos lo mismo”. Ahí entonces, concluye diciendo: “No quiero ser parte de ese círculo perverso. Nunca fui así y no lo seré”. Finaliza dramáticamente diciendo que estaba tratando de generar una discusión en base a una entrevista que la gran periodista Oriana Fallaci le había hecho a Galtieri y el resultado fue nulo: Llegamos a la entrevista. Leímos los fragmentos más duros e inolvidables. Silencio. Silencio. Silencio. Ellos querían que terminara la clase. Yo también. Esta carta me ha hecho reflexionar. Al principio me sumé al coro de críticas. Después reflexioné y me di cuenta que el verdadero maestro tiene el reto de vencer esos obstáculos. En todos los tiempos, desde la antigüedad, la juventud es rebelde por antonomasia. Hurgando por todas partes encontré la frase de Sócrates sobre la juventud, en la que decía, ¡en aquel entonces! que los jóvenes eran irrespetuosos: Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y les faltan al respeto a sus maestros. Comencé a dar clases siendo una adolescente, con apenas 15 años. Desde entonces, ya lo he dicho, soy maestra. La indiferencia de los jóvenes, con muy escasas excepciones, ha sido el signo de siempre. Antes del Internet, o el celular digital e inteligente, existían otras distracciones: los paquitos de súper héroes, las revistas con noticias rosas…. Nunca olvido que cuando en una de las clases encontraba a un joven leyendo su-
Educar es una decisión, una opción de vida, un compromiso con el presente y el futuro. Los maestros tenemos que estar convencidos de nuestra misión. Nadie dijo que enseñar era algo fácil. El que enseña debe no solo conocer lo que debe enseñar, sino estar dispuesto a sacrificarse, a dar lo mejor de su alma para llegar al alma de los jóvenes indiferentes. Me alegra que profesores como Leonardo Haberkorn hayan abandonado la enseñanza. El sistema educativo del mundo entero no necesita de seres que se hastían de la rebeldía natural de los jóvenes. Los que están impartiendo docencia como obligación, o como forma de ganar un salario para sobrevivir, que imiten su ejemplo y renuncien. Abandonen las aulas. No los necesitamos. El verdadero maestro debe estar implicado en el futuro. Sabe que educar a los jóvenes, que enseñarles con el ejemplo es la única garantía de formar ciudadanos conscientes del mundo que a ellos les toca transformar. Soy maestra por decisión, elección y vocación. El que no apuesta al optimismo, el que no confía en la educación, que se vaya a hacer otra cosa. El sistema necesita y apuesta a los maestros que viven a través de los ojos inocentes y esperanzados de los que acuden a las aulas: Como individuos y como ciudadanos tenemos perfecto derecho a verlo todo del color característico de la mayor parte de las hormigas… es decir, muy negro. Pero en cuanto educadores no nos queda más remedio que ser optimistas…Y es que la enseñanza presupone el optimismo…Quien sienta repugnancia ante el optimismo, que deje la enseñanza y que no pretenda pensar en qué consiste la educación. Porque educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender…Con verdadero pesimismo puede escribirse contra la educación, pero el optimismo es imprescindible para… ejercerla. Fernando Savater, El valor de educar.
Aporte
AREÍTO
Sábado 1 de octubre de 2016
El ensayo filosófico, zona de confluencia y (2)
Y
FIDEL MUNNIGH
HOY
a es común citar la célebre frase de Ortega y Gasset de que la claridad es la cortesía del filósofo. En esa misma línea, tiene otra frase mucho menos citada: “Hay que llegar en la claridad hasta el frenesí, hasta el frenesí de la claridad”. Criticando la oscuridad de estilo de muchos intelectuales, agrega que los científicos suelen interponer entre sus valiosos descubrimientos y la curiosidad profana “el dragón tremebundo de su terminología hermética”. La obra entera de Ortega es un homenaje al “estilo”, un monumento al buen decir y escribir, pero también al riguroso y profundo pensar. Apenas agregaría que esa cortesía que Ortega le reclama al filósofo se le debería reclamar también al ensayista, al teórico y al investigador científico. El buen ensayo filosófico se escribe hoy con estilo claro y conciso, transparente, sin rebuscamiento verbal ni enredamiento expresivo. Los mejores ensayistas de nuestro tiempo se expresan siempre en estilo diáfano e inteligible. Muy a pesar de Góngora, que defiende la oscuridad minoritaria y condena, tanto en prosa como en poesía, el estilo claro y llano (que entiende como “fácil” y “bajo” a la vez) de Lope de Vega y Quevedo, el ensayo debe procurar ser inteligible, penetrable, pues solo así puede resaltar como acierto. En este punto es preciso aclarar un posible equívoco: claridad no es necesariamente sinónimo de facilidad o superficialidad, lo mismo que oscuridad no lo es de profundidad. Como expresión literaria, el ensayo debe aspirar a la claridad y aun a la clarividencia. Su propósito es arrojar luz, aclarar ideas o hechos, iluminar un texto fascinante o un acontecimiento relevante sobre el que se escribe y que, al convertirse en objeto de reflexión, se reconstruye en el acto de escritura. El intelecto y la erudición, soportes básicos del ensayo, descansan en lo discursivo. El razonamiento discursivo es ese proceso mediante el cual el pensamiento del autor toma forma de discurso, es decir, discurre, argumenta, razona, explica, interpreta, refuta, contradice; en una palabra: verbaliza. Para desplegarse, la razón requiere de un fundamento verbal y es tal fundamento lo que hace posible su despliegue. En su obra Ensayo sobre Cioran (1980), el filósofo y escritor español Fernando Savater enumera brevemente los rasgos estilísticos distintivos de algunos escritores-pensadores de diversas épocas. Identifica así dos grandes tendencias: una es la ruptura de las reglas gramaticales o literarias (Heráclito y la invención de palabras nuevas, la Jose Ortega y Gasset quiebra de la sintaxis en Artaud y Bataille, la reducción del discurso a puro balbuceo o gruñido en Beckett); la otra, la exacerbación de distinciones retóricas (Adorno y la circulación dialéctica, la ironía y la paradoja en Diderot, Chesterton, Unamuno,...). Ya en el campo del ensayo contemporáneo habría que mencionar los hallazgos expresivos de un puñado de escritores notables del siglo XX: Paul Valéry, José Ortega y Gasset, Antonio Machado, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, Octavio Paz, Jorge Luis Borges, E.M. Cioran, entre otros. En la mayoría de estos autores –no en todos, ciertamente- hay un predominio de la escritura clásica. Hay, digamos, una atención y sujeción respetuosas a las normas del buen decir, una renuncia a provocar innecesarias rupturas sintácticas o morfológicas, un rechazo a cualquiera innovación expresiva y a todo tipo de experimentalismo verbal. Escriben con claridad, con transparencia, sin consumar transgresiones, sin desmesuras verbales, sin inútil barroquismo. Algunos
Fernando Savater
Pedro Henriquez Ureña
cultivan un equilibrio sereno y armonioso. Mientras menos desmesura, tanto mejor; cuanto menos audacia verbal, tanto mayor dominio. Otros pueden experimentar, escribir con vértigo y desgarro, con angustia lacerante, y expresar verdades amargas, dolorosas y trágicas, pero casi siempre en lenguaje y estilo contenidos, refrenados, dueños de sí mismos aun cuando parezcan desbordarse, para que nada, absolutamente nada, pueda alterar la serenidad del texto. Todos ellos intentan pensar con rigor y coherencia, todos elucubran sobre la realidad, la existencia o el texto acudiendo a la alegoría, la metáfora o la metonimia. Borges combina con maestría única diversos géneros literarios, sorprendiendo y confundiendo al lector, tendiéndole trampas, creando un nuevo género, un nuevo tipo de escritura que escapa a cualquier encasillamiento fácil y ligero. Paz concibe la escritura como búsqueda y camino. Su escritura es a un tiempo clásica y moderna. Tiene textos auténticamente híbridos, como El Mono Gramático (1974), texto espléndido y deslumbrante que se convierte en experimento verbal, en exploración acerca de las relaciones entre pensamiento y lenguaje y de las posibilidades e imposibilidades del lenguaje poético. Allí recurre a un lenguaje innovador, provoca rupturas, fusiona distintos géneros en un ejercicio brillante de “ars combinatoria”. Algunos textos de Bataille son relatos-ensayos en los que lo narrativo (lo ficcional) se fusiona con lo discursivo, en un estilo espasmódico, convulsivo, descarnado, que provoca la quiebra sintáctica. Que el pensamiento sienta y el sentimiento piense, como quería Unamuno. “Lo que en mí siente, está pensando”, escribe Pessoa en un célebre poema. Pero si lo que en mí siente está pensando, ¿lo que en mí piensa está sintiendo también? La vieja oposición sensible-inteligible queda problematizada. Esta intuición surrealista rige no solo para la poesía y la narrativa, sino también para el ensayo. Para el ensayo esclarecedor y enriquecedor, aclaro, que ilumina zonas oscuras y profundas, estratos semánticos desconocidos del texto o del fenómeno, para revelarlos y fomentar su aprecio o su comprensión. He eludido exponer una estética preceptiva o normativa, en la que descreo. No es posible formular reglas exactas o normas claras acerca de cómo escribir ensayos. El arte de escribir no se enseña ni se transmite: se aprende solo, sobre la marcha, escribiendo y reescribiendo una y otra y otra vez, hasta la fatiga. Nadie enseña a escribir a nadie. Nadie aprende a escribir ensayos directamente de su maestro, Octavio Paz aunque haya sido un Montaigne. Cuando decimos que tal o cual autor nos enseña a escribir (y a pensar), lo único que queremos decir con ello es que su prosa constituye para nosotros un modelo de escritura, un ejemplo digno de emular. Confesamos nuestra admiración por el autor. Y es solo en este sentido como nuestro admirado autor nos enseña a escribir. Si, como apunta Paz en Las peras del olmo (1957), “no hay recetas para escribir novelas o poemas”, tampoco las hay para escribir ensayos. Escribir ensayos filosóficos es un oficio que nos enfrenta a una exigencia ineludible de claridad conceptual y expresiva; es entrar a una zona de confluencia donde coinciden felizmente el rigor de pensamiento y la sensibilidad poética, el razonamiento discursivo y la imaginación creadora. El ensayo es como una luz diurna y solar. Cultivarlo es como sentarse uno tranquilo y plácido a la sombra meridiana de un árbol después de haber agotado una mañana de andanzas.
5
AREÍTO
Sábado 1 de octubre de 2016
De Señal a Señal
HOY
Encuentros y diálogos
fotográficos con Herminio Albertí León Las múltiples manifestaciones visuales de FHOTOIMAGEN 2016 nos llama a un acercamiento lento y paulatino antes de apretar el gatillo, pues tenemos un concepto intimista con la fotografía, por lo cual vamos visualizando a ritmo de encuentros de algunas de las selecciones. Herminio Albertí León es un artista que destaca la sonrisa y la pasión sostenida por la experiencia y mucha seguridad en su obra que de inmediato nos permite captar lo que él busca y encuentra en la imagen.
E
DELIA BLANCO
6
n el evento PHOTOIMAGEN 2016, nos trae una realidad en burbujas… En nuestra cita reciente en Casa de Teatro, donde está exponiendo sus obras hasta el 15 de octubre, nos comenta sobre su búsqueda en ese sentido cuando evocamos con este artista la conexión a la realidadvisual tomando en cuento el factor antropológico “Hay una conjugación de lenguajes… Lo visual está normado por lo antropológico y viceversa. Hay una correlación, y por ende, coexistencia entre ambos. Lo visual es el sello que la historia nos permite enriquecer, al tiempo de que lo antropológico tiene su esencia en el testimonio visual de realidades y tradiciones. Precisamente, nuestra Muestra “Retratos del más acá” trata de dejar un legado de cómo la marginalidad está duramente afectando a segmentos en nuestra población… Segmentos que están al borde de la pobreza y que, para provecho de muchos, se les mantiene dentro de una burbuja intocable, para no afectar sus intereses… Es una realidad con la que puedes jugar. A la que te puedes acercar, verla, ser parte de ella… Y, si quieres, puedes ser parte de su trasformación…”, nos manifestó sabiamente Herminio. Visitamos a este artista del lente, cuya exposición nos conmovió, ya que del conjunto de la misma emana una sensibilidad humana profundamente sellada con su conciencia de la belleza, del ser… Herminio Albertí ha producido intensamente y experimentado los lenguajes de todas las prácticas fotográficas que encontramos en sus obras. Conjunción de dos mundos que experimenta en un “face to face” con la misma imagen en blanco y luego en color, su obra “Huellas de abril” con la colaboración de los poetas Tony Raful y Juan José Ayuso, en la que rinde homenaje a todos los que llevaron esa gesta. A través de mis ojos, se asocia el poeta José Mármol, y nos entrega una relación visual con la poética de la realidad vista en su lente poético a partir de su trayectoria, tomando en cuenta estos trabajos. Preguntamos de nuevo, ¿Cómo concebía la fotografía contemporánea en República Dominicana? Con y más allá de PHOTOIMAGEN, “La Fotografía contemporánea dominicana es una arista a ser desarrollada con creces”. Y, un grupo de fotógrafos artísticos dominicanos estamos en eso. En esta tarea, no importa la edad, ni el sexo. Todos los que estamos comprometidos en este proyecto, estamos en eso… Pero, a nuestro entender la Fotografía Contemporánea Dominicana estará existiendo mientras alguno de nosotros aporte un ápice de creatividad en nuestros
trabajos. Mientras, lo que se muestra al público le permite a ese público interactuar con la obra. Es interesante ver cómo la tecnología ha calado en nuestra vida diaria… Sin embargo, cuando lo que interpretas, asimilas y captas a través de tu lente, y lo quieres alterar hasta cambiar su sustancia, estás trasmutando una realidad que, entonces, deja de ser tuya para entrar en el campo de lo irreal… La fotografía es, y seguirá siendo ¡luz! Y, si ese destello, poco o mucho, lo llevas al extremo sin control, pierde su esencia… Pasará entonces al renglón de “Pseudo Fotografía”, una tendencia a entregar una fotografía no lograda, a que un ordenador le dé terminación y recree lo que querías fotografiar pero nunca lo lograste. Confío en las generaciones que luchan por preservar la esencia fotográfica. Este concepto se basa en los descubrimientos ópticos de hace 2,500 años, que luego -hace ya unos 170 años, le fue permitido acceder a los medios culturales y a las artes. Esa Fotografía Contemporánea Dominicana solo será posible permitirle desarrollarse, si los que respetamos este arte asimilamos el principio de Richard Avedon: “Si un día transcurre en mi vida sin yo hacer algo relacionado a la fotografía, eso sería como si estuviera negando algo esencial en mi existencia, como si hubiera olvidado levantarme”. Pasando al terreno práctico y que nos recrea mucho, observamos que cuando entramos en la burbuja de las manos arrugadas y selladas por el tiempo de esa mujer campesina limpiando las semillas de macadamia, entendimos la emoción del diálogo de
la piel en sus manos con la capa del fruto, y en esta correlación visual se nos apretó la conciencia de la vinculación orgánica y existencial de piel a piel, entre lo humano y lo vegetal. No sabemos si en esa toma el artista tocó ese vínculo, pero surgió con la mística de quien le da al gatillo con fuerza intelectual y emocional... Cuando intercambiamos, sentimos una sobriedad extraordinaria en el ejercicio y la profundidad de una praxis que viene de lejos desde esa cámara que le regaló su madre en los años 60, y edificándose poco a poco con René Taveras y Ricardo Thorman le nació el oficio, hasta encontrar sus propias huellas artísticas. Le quisimos plantear el misterio de los cuatro ojos, los dos del fotógrafo y los dos del público, como decía Brassai…En la página 39 del libro ”Huellas de Abril, 50 años después”, la pieza se parece a una cámara desarticulada, descompuesta, desarmada…¿Compartes la metáfora?... Coméntala, si puedes… Me responde Herminio, “si supieras, ¡No había pensado en eso! Nunca en mi mente lo percibí de esa forma, pero, ahora que lo planteas, me transportas en una dimensión que enriquece mi planteamiento fotográfico en esa producción impresa. Al momento de llevar a cabo esa producción –que ha sido la más reciente-, sentí un reto enorme al tener que plasmar –como dice el texto que dio origen a la misma”…“Pero, el intento de las tropas de San Isidro para controlar todo Santo Domingo y terminar con la revolución DEL 65, empleando tanques, artillería pesada y pelotones entrenados, resultó un fracaso al ser heroicamente repelidos”. El cañón cuya desgarrada boca ha sido plasmada en esa foto, es el real y original de la tanqueta utilizada en su momento… Quizás, poco más de un año después, me has llevado a reflexionar sobre esto.
Lieratura
AREÍTO
Sábado 1 de octubre de 2016
HOY
José Mármol
y la mirada espejo El ojo del arúspice, obra fundacional de la poesía dominicana de las décadas finales del pasado siglo aparece en un momento histórico premonitorio donde país, literatura y el pensar mismo están asomados en el introito de la posmodernidad.
JOCHY HERRERA
L
a media isla, apenas recuperada tras 20 años de vértigos políticos hervía entre acuerdos FMI y una galopante inflación; la Union Carbide y el isocianato de metilo asesinaban miles en la India; recién se descubría el bicho culpable del VIH, y aunque la primera página web estaba por nacer, el Internet iniciaba la desacralización del pudor. La imagen, empujada por las hiperverdades de la tecnología de comunicación de masas adquiere vestimenta pornográfica en la que ideología es desplazada por apariencia, utopía por inmediatez y Borges, consciente de la finitud, se aferra más que nunca a la idea heracliteana que hace del fluir del tiempo un rio. Mientras tanto, el joven José Mármol se preguntaba en este libro “¿Hacia dónde van los hacia dóndes de mi jardín de furias y de penas?”, es decir, ¿hacia dónde nos llevará ese río que indefectiblemente arrastra vida hacia la muerte? Como expresión vivencial del acontecer atribulado y el de su propio existir, este poeta presagia. Sacerdote curioso, ve indicios mientras en ejercicio nerudiano se detiene en la nada “sin ver ni morir”. Desde allí otea paisajes de la realidad cotidiana invitándonos a sacudir su aparente certeza, a crear formas del tiempo que en la dimensión del universo poético conformen estaciones del andar: …de olvidar vienen los hombres porque de conocer se van como las bestias. El existir está entonces en la palabra, todas las cosas están en la palabra de Mármol: Dios, el mar, Nietzsche, el amor-cuerpo, la pasión de buscar para nada hallar, los sueños, Sísifo sucumbiendo bajo el peso de la piedra…y Cavafy, desnudo, mostrándonos sus muslos. En la travesía de este libro la angustia existencial, como un trapecio, “se cuelga de las manecillas de las horas buscando trascendencia con la muerte”. Mármol ejercita así la propia conciencia de sí mismo desnudándose ante a la muerte. Muerte ignorada desde donde siempre provenimos, dice el autor, la que Huizinga lamenta “como danza que arrebata a los hombres de toda edad y condición” y que en la contemporaneidad es tabú. La muerte vedada de Aries ocultada infructuosamente por el hombre moderno. ¿Mira, ve o pregunta el poeta? Cuestionar lo atrapado a través de los sentidos, indudable tarea del creador, trasciende a lo que la mirada arroja para penetrar a ese otro espacio hogar de la verdad: al texto. Lecho donde sucumbe la palabra depositada por la mano obediente al ojo, esa ventana al alma, metonimia fundamental, medio de percepción sensorial esencial para el desarrollo de la cognición humana. Nuestro sistema conceptual (y por ende, el mental) está construido tanto a través del ejercicio corporal (visión, movimiento) como en la propia experiencia socio-ambiental que brindan la
En la travesía de este libro la angustia existencial, como un trapecio, “se cuelga de las manecillas de las horas buscando trascendencia con la muerte”. Mármol ejercita así la propia conciencia de sí mismo desnudándose ante a la muerte. cotidianidad y el otro. Las cosas que no vemos la reconstruimos gracias a la memoria y al hiperdesarrollo de los demás sentidos, tal como lo sucedido al no vidente. El ojo, en suma, es un órgano para ser (nos) y Mármol lo revela a través del suyo, de su ojo desde donde salen las cosas a existir y a donde regresan hechas poemas. Han transcurrido 30 años desde la publicación de El ojo del arúspice y su relectura podría plantear dos desafíos: su contextualización en el devenir filosófico, social y poético contemporáneo, y lo que a mi juicio constituiría una propuesta fútil: el disecar su contenido en búsqueda de augurios y pronósticos implícitos en lo que en aquella época constituyó una propuesta literaria paradigmática dentro del pensar y letras dominicanas. La interrogante de los hacia dóndes previamente mencionada destruye, felizmente, toda pretensión de carácter profético asignada a su contenido. No le competen a la poesía ni la persecución de respuestas ni la elaboración de corpus epistemológico alguno; ella apenas es capaz de leer una verdad: la del hecho poético mismo significante de la realidad o su imaginario. Contextualicemos, pues, algunas de las pistas contenidas en esta obra: Hemos es-
tablecido cómo la visión y la pupila abierta permitieron al autor dibujar, en una suerte de espejo doble, los vericuetos de sus propias entrañas; sus vacilaciones y sacudidas al mismo tiempo que plasmaba el universo exterior que le contenía, y en él, las circunstancias de aquél 1984 huérfano de Google y Facebook. Hablamos de épocas donde aún éramos capaces de abrir y cerrar los ojos a nuestro antojo, donde los sentidos parecían tener control de su ejercicio y en donde vivíamos la inocencia del asombro. Hoy, como anota el articulista Guillermo Rodríguez Alonso, el párpado representa la última frontera divisoria entre el ser nosotros mismos y el no ser lo que vemos. Se nos induce a “no mirar” como resultado del incesante bombardeo de visiones construidas para todo comprador o todo gusto: somos testigos virtuales de suicidios, asesinatos y masacres en cada uno de los oráculos electrónicos que se han hecho parte de nuestro existir. ¡Nunca antes vio el ojo humano tantas imágenes! Tanto pixel mentiroso robando imaginación. En el ensayo “Teatro dentro de la vida” Magritte establecía que su pintura representaba un escenario en el que se abolían las leyes naturales del tiempo y del espacio; quizás por tal razón fue capaz de contemplar, como la poesía, el discurrir del pensamiento a través de los ojos y plasmar en el lienzo lo obtenido desde las cosas y los otros. Con ello empujó el observador a modificar su percepción de la realidad haciéndose consciente del entorno, entendiendo al ojo como instrumento mentiroso que a veces construye paisajes puramente ilusionistas, ergo, su magnífico óleo El espejo falso. En él, Magritte muestra una ventana al exterior desde un gran ojo avizor de nubes que aparece bajo un intenso cielo azul; mas el perímetro del cuadro sugiere que el paisaje está reflejado en el ojo mismo de forma que la imagen es también una puerta al interior. Una alegoría que invita a “mirar” en ambas direcciones y cuestionar la certeza de lo aparente. Justamente lo dicho por el Mármol pintor de la metáfora poética en sistema referido a Van Gogh: “...tengo un trípode que inventa contrastes en la tela”. El acto de ver continúa siendo el más contundente ejercicio de la sensibilidad humana. Así lo establece Magritte en Manifestes et autresécrits:“…no es necesario temer a la luz del sol bajo el pretexto de que casi siempre ha servido para iluminar un mundo miserable. Porque bajo trazos nuevos y encantadores las sirenas, las puertas, los fantasmas, los dioses, los árboles, todos esos objetos del espíritu serán restituidos a la vida interna de las luces vivas en el aislamiento del universo mental”. La pupila, pues, es todavía “la erección del ojo”, y El ojo del arúspice lo confirma.
7
AREÍTO
Sábado 1 de octubre de 2016
Arte Contemporáneo
HOY
En el Museo Bellapart Las deliciosas fotos Polaroids de
Andy Warhol! ‘‘
“Una fotografía significa que sé dónde estoy en cada momento. Por eso las hago. Es un diario visual”… Esta precisa y enunciadora frase de Andy Warhol nos lo revela como un verdadero precursor del “selfie” e Instagram. Plataforma que actualmente registra más de 300 millones de usuarios, compartiendo cada día más de 70 millones de imágenes instantáneas tomadas con teléfonos celulares. Cuando Warhol ya había presagiado las tendencias hedonistas y voyeristas globales de nuestro tiempo, no habían sido ni siquiera soñadas las redes sociales ni mucho menos las nuevas plataformas comunicativas del hipermundo.
C
AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ ARTOPIA01@GMAIL.COM
8
on un total de 27 exposiciones, la participación de más de 500 artistas visuales del país y el extranjero y bajo el lema “Entre el retrato y el autorretrato: fotografía y representación”, la Fundación Imagen 83 y el Centro de la Imagen, han vuelto a lucirse de manera espectacular con el VII Festival Internacional de Fotografía y Video Photoimagen, evento bienal que desde el 2008 viene fortaleciéndose y proyectándose como la más importante plataforma consagrada a la difusión de la fotografía artística contemporánea en la región del Caribe. Con exposiciones en las principales instituciones culturales, museos y galerías de arte de Santo Domingo, Santiago de los Caballeros, Higüey, Puerto Plata y La Romana, además de los espacios ganados en las principales plazas comerciales de la ciudad capital, a nivel representativo, Photoimagen 2016, exhibe un notable equilibrio entre los invitados y seleccionados nacionales y extranjeros. Al seleccionar a Cuba como país invitado de honor, a nivel representativo, el Comité Organizador y los curadores de esta séptima edición del magno evento bienal, también se acreditan notas excelentes con la poderosa simetría que logran entre los aspectos cualitativos y cuantitativos, entre sustancia y espectacularidad. La profundidad se percibe de prisa y despacio en exposiciones de gran trascendencia como “Marucha y Mayito: Ordinary People”, con obras de dos grandes artistas cubanos del lente que han marcado pautas en su país: María Eugenia Haya (1941-1991) y Mario García Joya (1938); “Contra viento y marea: fotografía cubana 1959-2016” y “La Banalidad del Mar: Fotografía Cubana Contemporánea”, en el Museo de Arte Moderno; “La Frontera: un acercamiento reflexivo a la exposición de Wifredo García” (1935-1988), en el Centro Cultural de España y “Diego y Frida: Una sonrisa a mitad del camino”, en el Centro Cultural Quinta Dominica, con imágenes de prominentes fotógrafos mexicanos, europeos y norteamericanos del siglo XX como Manuel Álvarez Bravo, Juan Guzmán, Guiller-
mo Kahlo (padre de Frida), Peter A. Juley, Edward Weston y Nickolas Murray. Precisamente, el Museo Bellapart presenta dos exposiciones extraordinarias que se constituyen en un extracto formidable de ese riguroso equilibrio entre esencia y sensación que, según mi particular punto de vista, caracterizaría a grandes rasgos esta séptima edición de Photoimagen. Se trata de “Polaroids by Andy Warhol” y “APECO, retratos y autorretratos”. La simple reseña de la importancia de cada una de estas muestras, exigiría todo el espacio disponible para nuestra entrega. Así que en esta ocasión, vamos a proceder brevemente con la primera. “Polaroids by Andy Warhol” es una muestra compuesta por 68 fotografías instantáneas, realizadas por el genial artista estadounidense Andy Warhol (1928-1987) entre 1970 y 1987. Su presentación en el marco de Photoimagen 2016 constituye un verdadero acontecimiento artístico y cultural ya que, siempre “armado” con diferentes modelos de Polaroid, desde finales de la década de los cincuenta, Warhol utilizaba lo que podríamos llamar tecnología “protodigital” con los mismos fines que los “instagramers” de hoy: sorprender, presumir, incitar, excitar y alardear con sus “juntillas”, sus excéntricos amigos y amantes “celebrety”, sus adminículos tecnológicos, su colección de más de 500 pelucas azules y plateadas y sus “looks” de úl-
timo modelo. Entre las fotos de la colección Walter Otero que ha seleccionado el curador Carlos Acero Ruiz para esta interesantísima exposición del Museo Bellapart, destacan los retratos de celebridades del mundo del arte, la música, la moda, el cine y el deporte que rebosaron las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo, tales como Jean-Michel Basquiat, John Lennon, Yoko Ono, Mick Jagger, Yves Saint Laurent, Carolina Herrera, Dolly Parton, Audrey Hepburn, Ryan O'Neal, Farrah Fawcett, Grace Jones y O. J. Simpson, así como varios autorretratos del llamado Rey Midas del “Pop Art” norteamericano. Entonces, resulta increíble y todavía más fascinante, confrontar y disfrutar estas deliciosas imágenes de extraordinario poder evocador con las cuales Andy Warhol, moviéndose espontáneamente como un lúcido “cronista del futuro”, entre su fructífera e inefable performance creadora y su intensa conexión existencial con la fotografía y el mundo del estrellato, logra documentar su época con la misma “magia” tecnológica, la misma velocidad y la misma efectividad con que hoy día utilizamos nuestros teléfonos celulares y tomamos miles de fotos o “selfies” para luego “revelarlas” y reproducirlas a través de Facebook, Instagram o Wassap y de esta manera continuar reflejando los procesos de mutación social, las íntimas gestualidades y los rituales colectivos que definen la vertiginosa y deslumbrante vorágine cultural de nuestro tiempo.
En síntesis La exposición “Polaroids by Andy Warhol” se presenta en Santo Domingo, gracias al auspicio de VISAInfinite y a la efectiva gestión de Herminio Alberti, Mayra Johnson y la Galería Walter Otero de San Juan, Puerto Rico. La muestra permanecerá abierta al público en el Museo Bellapart hasta el 22 de octubre en horario de lunes a viernes de 9:00 de la mañana a 6:00 de la tarde y los sábados de 9:00 a.m. a 1:00 p.m.