Historia y Vida #166

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Oración del enfermo Señor, tú conoces mi vida y sabes mi dolor,

Ayúdame a sufrir con amor,

has visto mis ojos llorar,

y hasta con alegría

mi rostro entristecerse,

si no es ¨posible que pase de mí este cáliz¨.

mi cuerpo lleno de dolencias, y mi alma traspasada por la angustia.

Te pido por todos los que sufren:

Lo mismo que te pasó a ti

por los enfermos como yo,

cuando, camino de la cruz,

por los pobres, los abandonados,

todos te abandonaron.

los desvalidos, los que no tienen cariño ni comprensión y se sienten solos.

Hazme comprender tus sufrimientos y con ellos el amor que nos tienes.

Señor, sé que también el dolor lo permites

Y que yo también aprenda,

para mayor bien de los que te amamos.

que uniendo mis dolores a tus dolores,

Haz que estas dolencias que me aquejan,

tienen un valor redentor

me purifiquen, me hagan más humano,

por mis hermanos.

me transformen y me acerque más a ti. Amén


SUMARIO 4

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BIOÉTICA

PASTORAL DE LA SALUD

EN PRIMERA PERSONA

Cuidar en el final de la vida: una mirada integral

Por una Pastoral que acompañe fragilidades

PASTORAL JUVENIL Y VOCACIONAL

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GESTIÓN HOSPITALARIA

GESTIÓN HOSPITALARIA

GESTIÓN HOSPITALARIA

FORMACIÓN

La gestión carismática en los Centros de la Orden hospitalaria

Cómo transmitir los valores de la Orden a través de los Recursos Humanos

Formulaciones médico sociales para la atención de personas enfermas

Los nuevos desafíos en la formación de Hermanos y Colaboradores

FORMACIÓN

Seminario en Oxford para líderes de salud de Latinoamérica................. 27

Cómo acompañar a los millennials y las nuevas generaciones de jóvenes

25 años de sacerdocio a título de hospitalidad

EDUCACIÓN ESPECIAL

Educación especial en La Paz................................................................... 32

FORMACIÓN

La función investigativa, clave en la formación de profesionales de enfermería.............................................................................................. 29

VIDA CONSAGRADA

Tiempos de turbulencias........................................................................ 34

ENFERMERÍA

El rol de la enfermera de enlace en la continuidad de la atención del binomio madre e hijo.............................................................................. 30

HISTORIA Y VIDA

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Revista informativa de la Provincia Sudamericana Meridional Año 36 N° 166 | Septiembre 2018

FICHA TÉCNICA REPRESENTANTE Hno. Erik Castillo Carreño EQUIPO DE REDACCIÓN Hno. Daniel González - Matías Casano ADMINISTRACIÓN comunicacion@hsjd.org | www.hsjd.org DISEÑO Synapsis C.I. www.synapsis.com.ar

CURIA PROVINCIAL: Ardoíno 714 B1704EIP Ramos Mejía Buenos Aires | Argentina


BIOÉTICA

ACOMPAÑAMIENTO DE LOS ADULTOS MAYORES: UNA CONTRIBUCIÓN DESDE LA PSICOLOGÍA Y EL TRABAJO SOCIAL

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El envejecimiento de la población es un hecho irrefutable que la mayoría de las sociedades necesita visualizar anticipadamente para enfrentar el futuro en el aspecto social, cultural y económico. Se hace imprescindible comprender la vejez y el proceso de envejecimiento desde una perspectiva biopsicosocial y, por otro, desde la reintegración social y economía de los países. En Chile, el crecimiento de la población lleva aparejado un proceso de envejecimiento poblacional, tal como sucede en la mayoría de las sociedades neotecnológicas. En este escenario, los avances biomédicos han mejorado su alcance, aumentando muchas veces las expectativas de vida de la población, como también la duración de las etapas finales de enfermedades de carácter terminal, lo que está suscitando nuevos escenarios de intervención y toma de decisiones en este último tramo o fase de la vida, tanto para los adultos mayores enfermos como para sus familias, que concitan interpelaciones que involucran esferas de lo público, lo legal y ético.


CUIDAR EN EL FINAL DE LA VIDA:

UNA MIRADA INTEGRAL

La misión de la bioética frente a la realidad del adulto mayor es dar criterios de acción para afrontar situaciones o desafíos que generan conflictos éticos relacionados con dicha etapa final de la vida. La dificultad a superar estriba en reflexionar desde y para la cultura en la que nos movemos, y cómo buscar fundamentos éticos para responder ante ella. La bioética establece principios para la deliberación moral. Estos principios son criterios orientativos para el buen comportamiento personal y el correcto ejercicio profesional que pueden ser aplicados a temáticas y problemáticas que afectan al adulto mayor. Los principios de beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia (Informe Belmont, 1978) son aplicables a todos los ámbitos de la vida natural y humana, y en el adulto mayor se vuelve significativa en situaciones de indefensión. De este modo, centros sociosanitarios detentan decisiones de accionar sobre cuidados e intervención sobre situaciones, cuidados en fase terminal, evaluando intensidad del tratamiento médico, evitando el encarnizamiento terapéutico y otorgando

los cuidados necesarios al paciente, sin dejar de involucrar al mismo paciente y su familia. En este contexto, la atención de estos pacientes se enmarcan en las leyes y normas de cada nación. Desde el prisma bioético, el derecho a morir con dignidad también encierra el derecho a ser “cuidado”. Cuando el “curar” no es posible, permanece operante la obligación ética de cuidar. Una ética del cuidado aplicada al mundo asistencial geriátrico supone tener en consideración todo lo que significa una asistencia humana y médica integral. El derecho a una muerte digna conlleva, en cualquier caso, el cuidado hasta el último instante de la vida, proporcionando todas las condiciones que permitan a los enfermos, a quienes se pronostica la muerte a corto plazo, mantener medidas proporcionadas que disminuyan o supriman dolor o molestias, procurando que el paciente esté cómodo; movilizándolo, alimentándolo, realizando el aseo y las curaciones que sean necesarias, y por sobre todo que mantenga el diálogo con su médico, además del vínculo y comunicación con sus seres significativos, visualizando siempre al paciente como un sujeto de derechos.

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Todo lo anterior se engloba en los denominados cuidados paliativos, que en resumen y según lo que señala la Organización Mundial de la Salud (OMS) consisten en “reafirmar la importancia de la vida, considerando a la muerte como un proceso normal; establecer un proceso que no acelere la llegada de la muerte ni tampoco la posponga; proporcionar alivio del dolor y de otros síntomas angustiosos; integrar los aspectos psicológicos y espirituales del tratamiento del paciente; ofrecer un sistema de apoyo para ayudar a los pacientes a llevar una vida lo más activa posible hasta que sobrevenga la muerte; ofrecer un sistema de apoyo a la familia para que pueda afrontar la enfermedad del paciente y sobrellevar el período de duelo”. Una ética del cuidado aplicada al mundo asistencial geriátrico supone tener en consideración todo lo que significa una asistencia humana y médica integral. El respeto por la vida, que empieza desde su inicio, se extiende a lo largo de toda la existencia hasta su fin natural. El derecho a una muerte digna, conlleva, en cualquier caso, el cuidado hasta el último instante de vida en un ambiente humanizado. La bioética comprende los problemas relacionados con valores, que se presentan en las profesiones de la salud; se aplica a las investigaciones biomédicas; se ocupa de cuestiones sociales y persigue el respeto a la vida. Los enfermos terminales, requieren además de la atención estrictamente médica, de una atención humana; es decir, ne-

cesitan sentirse importantes; quieren ejercer sus derechos. Se requiere una mirada integral del ser humano. Desde esta perspectiva integral ha surgido en Chile, en espacios hospitalarios de cuidado paliativo, la intervención del área psicosocial donde el trabajador social desarrolla su ejercicio profesional bajo el concepto de respeto a la dignidad del adulto mayor y sus derechos como persona, apoyando al paciente y a su familia, abordando las circunstancias contextuales, sociales y de orientación con el enfermo y sus familiares o personas significativas. Ya que este proceso, además de afectar emocionalmente produce el agobio de los diversos trámites y acciones para obtener recursos y beneficios a favor del paciente adulto mayor, se considera que la articulación de la acción profesional con las familias, el enfermo y los servicios estatales respectivos debe facilitar las diligencias sociales para proporcionar las atenciones necesarias, adecuadas y dignas, considerando al ser humano como un sujeto de derechos. Por su parte, la figura del profesional psicólogo como una alternativa de intervención sistémica, permite generar canales de atención, comunicación y contención hacia el enfermo y su familia. Una alianza de atención con el equipo médico permite una mejor atención no solo a los requerimientos médicos sino también emocionales del paciente y su familia. Un canal de comunicación y atención con estamentos paralelos como los comité de bioética, genera una triada entre equipo tratante, paciente y familia, potenciando una atención transdisciplinaria, procurando, además, que sean atendidos su sistema

EL DERECHO A UNA MUERTE DIGNA, CONLLEVA, EN CUALQUIER CASO, EL CUIDADO HASTA EL ÚLTIMO INSTANTE DE LA VIDA EN UN AMBIENTE HUMANIZADO.

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de creencias y necesidades espirituales, acompañándolos en ésta vivencia y en comprender las acciones que ellas puedan significar.

El adulto mayor en fase terminal y su familia, merecen la observancia y participación de principios éticos en las acciones que los involucran y les afectan.

Desde el análisis ético, no todo lo técnicamente posible es éticamente admisible necesariamente y de ahí se deducen razones para limitar el esfuerzo terapéutico, razones que, obviamente, han de estar debidamente justificadas. Seguidamente, algunos ejemplos:

Siendo la población de adultos mayores una realidad que aumenta, las entidades de salud, personal hospitalario y la sociedad toda deben generar nuevas formas más humanizadoras para su atención.

• Desde el principio de no maleficencia: la contraindicación por efectos secundarios de tratamientos que prolongan innecesariamente la vida. Ampliar tiempos vitales incurriendo en mantención de funciones pero generando desmedro, daño en otras funciones o dolor, incurriendo en deterioro significativo de la calidad de vida del paciente. • Desde el principio de justicia: los esfuerzos terapéuticos también podrán ser limitados si hay que racionar recursos escasos. • Desde el principio de autonomía: considerar dentro de marcos legales de cada país los requerimientos del paciente a que tipo desea someterse o no someterse (renuncia por parte del paciente). Como se mencionó anteriormente puede, optar bajo la normativa chilena, a no someterse a tratamientos que prolonguen su vida artificialmente, y o no a realizar acciones que aceleren la muerte. • Desde el principio de beneficencia: la obligación de hacer el bien al paciente pasa por su concepto de lo que es beneficioso para él.

En este contexto, profesionales como el trabajador social y el psicólogo deben guiarse por principios éticos en su labor y sustentar que el hombre en estado de necesidad requiere ser reconocido y apoyado para la elaboración de dicho estado; teniendo una orientación especial hacia aquellos cuya dignidad se encuentra especialmente afectada, como los pacientes terminales, quienes han perdido su libertad y dependen, en buena parte, del médico y del equipo que les presta atención; requiriendo de un acompañamiento que les facilite volver a ser protagonistas de su vida. BIBLIOGRAFÍA - Ley 20.584 (Chile, 2012) regula los derechos y deberes que tienen las personas en relación con acciones vinculadas a su atención en salud. - Informe Belmont (1979): Principios y guías éticos para la protección de los sujetos humanos de investigación. Documento extraído del Centro de Documentación de Bioética de la Universidad de Navarra. Disponible en: http://www.unav.es/cdb/usotbelmont.html - Wilson Astudillo A. y Carmen Mendinueta A.: Principios generales de los cuidados paliativos principios generales de los cuidados paliativos. - Organización Mundial de la Salud: Cuidados paliativos.

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PASTORAL DE LA SALUD

POR UNA PASTORAL QUE ACOMPAÑE FRAGILIDADES 8


Toda Pastoral en la Iglesia tiene el objetivo de acompañar, cuidar y sostener la vida. Y eso es así porque es respuesta a la invitación de Jesús, el Pastor por excelencia, de trabajar por dignificarla, porque la vida es don de Dios y tarea humana. La vida por nacer, frágil y vulnerable, es entonces también interlocutora de una Pastoral. En Argentina hemos estado asistiendo a debates y votaciones en el Congreso Nacional buscando legislar sobre una Ley de Interrupción del Embarazo o Aborto Libre. El tema también ganó la calle, los medios de comunicación, las escuelas, las iglesias y la charla cotidiana de la gente, en algunos casos con diálogos verdaderos y en otros, confrontaciones sin escucha. Muy pocos argumentos científicos pero muchos argumentos ideológicos pareciera que tomaban la iniciativa en los debates. Transposición de “culpas” a las instancias religiosas por “no dejar” en libertad de acción a los legisladores. Argumentos de conciencia. Manifestaciones públicas de instituciones de salud confesionales. Y una catarata de información que más de una vez desinformó a una población quizá no suficientemente formada en sólidos argumentos para posicionarse en el debate. Es así que como Iglesia a partir del rechazo de la ley hay que potenciar instancias concretas, eficaces del cuidado de la vida, de toda vida, especialmente de la más vulnerable, siempre ubicada en los dos extremos del arco de la vida: la vida por nacer y la vida del adulto mayor, sin olvidar las personas con discapacidad que también, desde ciertas ideologías, son materia de opinión para, a su vez, fundamentar leyes en contra de la vida que viene, creando como un círculo vicioso, por lo tanto, nada virtuoso. La Iglesia siempre recibe la vida como viene y desde esta posición cuidarla, acompañarla, sostenerla, en la pobreza o en la riqueza, entendidos estos términos en su amplia acepción, no solo la reducción a lo material. Es aquí entonces donde la Pastoral de la Salud, aunque cualquier Pastoral lo debe hacer, tiene una variedad de herramientas para hacerse presente, desde la más básica y que sirve de sostén a las demás: la oración confiada en Dios que, como su don más precioso, da la vida; hasta aquellos instrumentos que ayudan a darle firmeza a su cuidado: consejerías, sistemas ambulatorios de seguimiento de la salud del binomio hijo-madre en perspectiva de familia, apoyos en nutrición,

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asistencia legal y social y un largo etcétera que muestran claramente que la Pastoral de la Iglesia asiste a la persona en su integridad, independientemente de la etapa de vida y desarrollo en que se encuentra. De aquí se desprende también la necesidad de una Pastoral de conjunto, que trabaje en red con las propias instancias eclesiales como también con aquellos dispositivos civiles que cuidan, alientan, sostienen la vida en todas sus fases. Se impone entonces un nuevo desafío o mejor dicho, actualizar el desafío siempre presente de la Pastoral que es la protección y promoción de la vida, de toda vida. Actualizar en recursos, reflexiones, apoyaturas, creación de nuevos instrumentos, trabajo en comunión-red, diálogo sereno, acompañamiento real y concreto, amplia capacidad de escucha y fundamentalmente acompañar, a la manera sinodal (caminar juntos) que siempre la Iglesia nos propone y a los cristianos se nos impone por convicción, como respuesta en fidelidad al Dios de la Vida, que quiere la vida en la Vida y que la bendice siempre. Como nos lo enseña el Papa Francisco: donde hay esperanza, hay vida, porque justamente es la esperanza la que mueve la vida, que mira más allá de estos límites tan finitos de la cotidianidad.

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Es así que como Iglesia a partir del rechazo de la ley hay que potenciar instancias concretas, eficaces del cuidado de la vida, de toda vida...

HNO. GUSTAVO MUCHIUTTI, SAC. Capellán del Centro de Rehabilitación San Juan de Dios (Hurlingham), director de la Escuela de Hospitalidad y delegado para la Pastoral de la Salud en la Diócesis de Morón


PASTORAL JUVENIL Y VOCACIONAL

Como acompanar a los millennials Y A LAS NUEVAS GENERACIONES DE JÓVENES

Hablar de millennials o de la cultura millennial es intentar contextualizar la realidad social de lo que hoy vivimos, donde los jóvenes son protagonistas. En primer lugar, tenemos que admitir que el poder e influencia de los jóvenes es muy grande en este momento histórico. Ellos constituyen un sector sobresaliente dentro de la comunidad. Hoy en día, tienen una experiencia mayor intentando diferenciarse de manera disruptiva a lo que históricamente sus predecesores estaban enfrentados. No es lo mismo ser joven hace diez o quince años, que serlo hoy. En la actualidad tienen acceso a mayores recursos que las anteriores generaciones. Además, para ellos, el modo de relación interpersonal

ha variado, por ejemplo en el compartir familiar. En general, su conjunto de valores tiene otra orientación. Estas notas hace que muchas veces los jóvenes de ayer, hoy en día padres, no entiendan las necesidades y la sobreexposición de sus hijos y, en muchas ocasiones, sus compañeros de trabajo. Los millennials tienen una vida variada en múltiples intereses, principalmente basada en su red social: sus amigos, sus actividades, su música, su TV, su cine, sus fiestas, sus deportes, sus romances, sus videojuegos, en fin, sus gustos. Tienen acceso a conocimientos e informaciones sin comparación en la historia.

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La cultura de lo inmediato y provisorio

La vision de un mundo digital

Los millenials están acostumbrados a la “gratificación instantánea”. La cultura de lo inmediato pretende encontrar “la respuesta”, sin necesidad de un esfuerzo de por medio; consecuencia de ello, no genera valor al resultado, por lo tanto, al no existir esfuerzo, se descarta con la misma velocidad que fue adquirido: la cultura de lo desechable. Entonces, tenemos que estos gustos, preferencias e intereses no están definidos por la familia o la institución educativa, ni tampoco por la sociedad, sino que están definidos por la sobreexposición y sobreinformación de medios de comunicación, publicidad de multinacionales, es decir, valores promovidos por medios como el cine, la TV, la música, artistas, videojuegos, red social y la intensa combinación de todos los anteriores en esta realidad hiperconectada.

Es importante reconocer que ser joven hoy es tan complejo como lo era antes, rescatando algo que hemos pasado por alto muchas veces: la capacidad de adaptación es más contundente en los jóvenes actuales.

La transformación a una cultura híbrida, la valoración de lo particular por sobre lo común y cotidiano, la sobrevaloración de la subjetividad individual y este individualismo en sí, debilita los vínculos comunitarios tradicionales, así como el interés por ser parte activa del cambio social de la realidad, sea local o global. Ser joven hoy, en general, es una experiencia nueva y muy valiosa. Los jóvenes del siglo XXI están “videoformados”. Llegan al mundo entre pantallas y redes, los límites demográficos entre 15 y 24 años ya no corren. El tránsito directo de la educación media o universitaria al trabajo fijo; y el paso de la familia de origen a la propia se ha extendido. Hoy, cortar la infancia y alargar la adolescencia es muy común, esto conlleva la búsqueda extendida de algo propio y diferente, siendo una búsqueda en lograr la realización individual por sobre lo comunitario. Este contexto se transforma en una “cultura de lo provisorio”, donde el amor se puede conectar o desconectar; existe una medición del costo-beneficio donde todo es desechable y afloran los narcisismos que no dejan ver más allá de sí mismos. Esto es alimentado por ideologías de infravaloración de la familia y de sus valores esenciales, lo que provoca finalmente un estanco emocional, sexual y orienta a un mero sentimentalismo.

Rescatar los valores familiares

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Frente a esta situación, la familia tiene que renovar su principal tarea, la cual entendemos como la institución de excelencia en formación, donde se fundan y consolidan principios y valores sólidos en los niños y jóvenes. No obstante la desfragmentación de la misma en la actualidad se ve como una normalización, donde lo desechable, pasajero y el deseo de inmediatez se califica como algo natural. Ante esta realidad, nosotros debemos poner nuestra atención en la formación rescatando lo más íntimo de los valores familiares y girando esta mirada lúgubre de esta generación.

En este mundo globalizado, los jóvenes poseen un sentido propio de la vida. Este sentido lo perciben, observan y orientan desde otro punto de vista. La realidad para ellos se encuentra sumergida en el mundo digital. Captan que todo el mundo se encuentra conectado. Con el uso sencillo de una aplicación, con solo abrir ventanas en la web, se tiene acceso a lo que sucede al otro lado del mundo. Todo circula más rápido y esta velocidad hace que tengan una visión más rápida de lo que aparece en el mundo, aunque la compresión profunda de lo que aparece no sea tal.

Un proyecto de vida trascendente Los jóvenes siempre han sido el motor de cambio. Ellos aspiran a mejorar siempre siendo signos de esperanza, gozo y felicidad. Además, aunque habitualmente están más preocupados de sí mismos, son muy sensibles a los problemas sociales y exigen autenticidad y veracidad. Rechazan con rebeldía una sociedad invadida por la hipocresía y los antivalores, están ávidos de justicia social, igualdad y solidaridad. Hoy en día, y frente a todo lo planteado, el exitismo al que están enfrentados determina que no hay compromiso de vida alguno, sea laboral, sentimental o personal, no forman familia ni pareja antes de los 28 años, priorizando una vez más lo individual a lo comunitario, es allí que la realidad de hoy es que después de los 30 años, salen de la casa de sus padres y se plantean un proyecto de vida duradero, la decisión firme de formar familia o hacer una opción de vida consagrada sucede habitualmente después de los 30 años. Se debe responder a esta realidad con un trabajo coordinado, planificado y enfocado sin perder la transversalidad de los jóvenes, pero respondiendo a la particularidad en el trabajo pastoral de cada país. Desde la pastoral juvenil y vocacional, continuamente tenemos que renovarnos y ser creativos para ofrecer principios, criterios y valores consistentes que permitan a los jóvenes armar un proyecto de vida que tenga un horizonte trascendente. Los jóvenes en la actualidad, poseen un alto grado de conciencia social, de búsqueda de espacios para prestar servicios. Muchos de ellos, contrario a lo que sucedía décadas atrás, no visualizan con claridad en la oferta de la Iglesia una opción de vida que los haga plenos.


La educacion en la fe y la vocacion religiosa La Pastoral Juvenil y Vocacional debe ser un aporte significativo en la estructura de la Iglesia y de la sociedad, donde cada uno debe asumir sus rol, desde sacerdotes, religiosos hasta laicos, incorporando a estos jóvenes que buscan un cambio en un mundo que continuamente está variando. Un aporte desde la fe consiste en ofrecer una propuesta sólida de espiritualidad, encuentros donde se valorice la fraternidad y la misión. Por lo mismo, se debe plantear un constante proceso formativo y dedicar tiempo, recursos y energías a ellos. En este proceso todos somos responsables, todos somos agentes vocacionales: familias, laicos, religiosos, consagrados, etc. Comúnmente, en las familias actuales, no está como prioridad la educación en la fe. Frente a esto, los padres deben asumir y ser los primeros motivadores. A su vez, todos quienes somos parte de la Iglesia, debemos valorar todas las vocaciones. Es aquí donde la oración se hace fundamental, ya que es el medio de respuesta, el evangelio de la vocación, para promover y provocarlas, asumiendo que quien ora trabaja incansablemente por crear cultura vocacional. Hay que tener confianza en los jóvenes y en el Señor.

Menos discursos y mas ejemplos Hoy debemos preguntarnos si nuestras estructuras eclesiales dan respuesta a los jóvenes. Se hace necesario desarrollar la lucidez y la mirada aguda y de fe en cómo crear acercamiento antes de hablar de Jesucristo. El joven quiere ver testigos de Cristo, el joven quiere ver el modelo a seguir. Nuestra respuesta

debe estar diferenciada, normada, eclesial, evangélica, comprometida y responsable; sobre todo ser acompañada y perseverante teniendo una mirada dinámica y ser participativa y alegres. El camino a trazar exige una pastoral juvenil esperanzada, arriesgada y confiada, llena de Jesús. El papa Francisco, en el Congreso Internacional “Pastoral Vocacional y Vida Consagrada: Horizontes y esperanzas”, el 28 de noviembre de 2017, decía: “hablar de pastoral vocacional es afirmar que toda acción pastoral de la Iglesia está orientada, por su propia naturaleza, al discernimiento vocacional, en cuanto su objetivo último es ayudar al creyente a descubrir el camino concreto para realizar el proyecto de vida al que Dios lo llama. El servicio vocacional ha de ser visto como el alma de toda la evangelización y de toda la pastoral de la Iglesia”. “Toda vida es vocación... desde el nacimiento se da a todos, en germen, un conjunto de aptitudes y cualidades que hay que hacer fructificar: su pleno desarrollo, fruto a la vez de la educación que da el ambiente y del esfuerzo personal, le permitirá a cada uno orientarse hacia el destino que le propone el Creador”. La cultura actual nos orienta a nuevos desafíos, pues el mensaje del individualismo y éxito económico es muy fuerte, donde una vida dirigida por otros valores como la donación y la fe pareciera perdida y fracasada. Nosotros sabemos y proclamamos con fuerza que esto no es verdad. La vida verdadera, la plenitud del corazón humano, es amar y entregar la vida; es el ejemplo de Jesús y de los santos. Es por estas voces aparentemente excluyentes y contradictorias que se hace necesario avanzar en la cultura vocacional y del discernimiento. El testimonio de los consagrados, consagradas, religiosos, religiosas y sacerdotes es fundamental.

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EN PRIMERA PERSONA

LA PRESENCIA DE LOS HERMANOS SACERDOTES EN LA ORDEN HOSPITALARIA

25 AÑOS DE SACERDOCIO A TÍTULO DE HOSPITALIDAD

HNO. NIVALDO HERNÁNDEZ DÍAZ, OH, SACERDOTE HOSPITALARIO, CAPELLÁN DE LA CLÍNICA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN (SANTIAGO DE CHILE) Deseo comenzar estas líneas dando gracias a Dios por estos 25 años de Sacerdocio a “título de Hospitalidad”, en esta amada Orden que me ha acogido. Reconozco que me cuesta escribir sobre mí. Haré el esfuerzo de compartir este camino. No quisiera ser formal, sino expresarme con palabras sencillas y cotidianas.

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Al recordar mi historia sacerdotal, me viene a la memoria lo que escuché de una Religiosa de la Visitación hace años sobre un escrito de San Francisco de Sales. “No debemos aparecer sino a Cristo, y para que sea Él y cuando Él aparezca apareceremos nosotros”. Este texto seguramente inspirado en San Pablo Apóstol es lo que define mi camino, mi experiencia y la luz que ha trazado Dios en este regalo inmerecido. Quisiera compartir una breve síntesis de mi historia. Me llamo Nivaldo Eugenio Hernández Díaz, nací el 4 de febrero


de 1964 en Victoria (Novena región de la Araucanía), Chile. Después de terminar la enseñanza media (secundaria), estudié en la Universidad de la Frontera (Temuco, dos años de Trabajo Social). En 1984, ingresé a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en Santiago de Chile, donde realicé el postulantado, siendo mi maestro el Hno. Nelson Pinilla. En 1985 y 1986 realicé el noviciado en Luján, Argentina, teniendo como maestros a los Hnos. Marino Sánchez, sac. (seis meses) y Antonio Pérez (año y medio). Realicé la profesión simple el 2 de febrero de 1987. Estando en el noviciado, el padre Marino me preguntó si había pensado estudiar para ser sacerdote. Ese interrogante quedó en mi interior, en mi corazón. Transitando el año 1987, retomé los estudios de trabajo social en la Escuela Diocesana del Obispado de Morón, anexo a la Universidad de Morón (Argentina) por dos años (1987 y 1988). Allí, en el segundo año de la carrera, comencé los estudios de filosofía y teología en el Seminario Diocesano San José del Obispado de Morón (anexo a la UCA), teniendo como primer rector al padre José Gentico (quien años más tarde, el cardenal Bergoglio, hoy papa Francisco, nombraría obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires. En ese entonces, monseñor Justo Oscar Laguna era obispo de Morón. De las manos de monseñor Laguna y del padre Gentico fui acogido en el seminario. Mi vida transcurría entre la casa formativa de Morón y las comunidades religiosas de Ramos Mejía, Hurlingham y Luján. Luego de concluir los estudios eclesiásticos, fui ordenado diácono en camino al sacerdocio por monseñor Rubén Frassia (actualmente obispo de Avellaneda y Lanús). Posteriormente, recibí la Ordenación Sacerdotal, el 8 de mayo de 1993, por el mismo obispo de Morón, monseñor Laguna. Escogí esa fecha por ser la solemnidad de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina.

Creo que sin éste preámbulo no podría hacer este relato y poner a la Virgen como quien cuidó este don tan valioso que es el sacerdocio. Una vez al mes, los días sábados, solía viajar a Luján y quedarme en el santuario principal para participar en la misa, confesarme y rezar el santo rosario. Le pedía a nuestra Madre que cuidara este ministerio que había recibido. Esta acción que realizaba cada mes, ha plenificado mi vocación de Hermano sacerdote. Algo esencial para destacar: me marcó el ejemplo de muchos hermanos y sacerdotes hospitalarios que se cruzaron a lo largo de estos 25 años, lo que ha significado para mí la importancia de dejarme guiar por ellos, y sobre todo “estar con los enfermos y escucharlos”. De ellos he aprendido a tener “misericordia y saber que el tiempo de la vida es corto, que todos los días al estar con ellos me muestran a Dios”. Cada día de ejercicio del ministerio sacerdotal, he encontrado no solamente enfermos que he acompañado, también tengo presente muchos Colaboradores que han sido parte de mi vida. “La pastoral del oído” –de la escucha- ha sido fundamental. Acompañar sus procesos de vida con respeto, delicadeza y paciencia, es un modo concreto de hacer presente la hospitalidad. He aprendido a ser humilde viendo el dolor del otro. Cada persona que se ha cruzado en mi camino ha sido un regalo de Dios. Del ejemplo de nuestro padre San Juan de Dios he aprendido a “ver a Jesús” en el rostro de cada persona. He tenido la gracia de acompañar también la vida religio-

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sa femenina y masculina, activa y contemplativa, no los he buscado; Dios ha hecho que aparezcan en mi historia para compartir la vida y aprender de ellos diversas miradas desde nuestra consagración. De ese compartir, destaco el haberme enriquecido con sus carismas y sus vidas. Creo que hemos caminado juntos construyendo un proyecto del Reino. Siempre he compartido con ellos insistiéndoles en tener mucha “misericordia y caridad”, y estar atentos para saber leer “entre líneas” la manifestación de la presencia de Dios. También he acompañado a jóvenes con inquietudes vocacionales que caminaron tanto hacia una opción de consagración de vida activa como contemplativa. A ellos, les manifiesto siempre que sean muy humildes y que oren con frecuencia,


...estar con los enfermos y escucharlos. De ellos he aprendido a tener “misericordia y saber que el tiempo de la vida es corto, que todos los días al estar con ellos me muestran a Dios. El padre Francisco Lagos (q.e.p.d), abad trapense de Graneros, Chile, solía decirme que mi vocación hospitalaria estaba dedicada especialmente a acompañar a “almas caídas”. No sé si es válido el “título”, pero creo que poniéndote siempre en el lugar de otro “las miradas y perspectivas cambian”. Para mí, eso es el Evangelio. Pienso que siendo sacerdote he aprendido que la empatía frente al que sufre es clave, sin estos mínimos nos se acoge la Hospitalidad que es bajar hasta el otro, estar con él, comprenderlo y acompañarlo para subir juntos y encontrar a Jesús que da el sentido pleno a la vida. En este camino también reconozco mis limitaciones. Me ha faltado mucho, creo que hay faltas de omisión por todo el bien que pude haber hecho y no realicé, pero he tratado cada día de ser mejor sacerdote, instrumento del Señor. Recuerdo las palabras de monseñor Laguna el día de mi Ordenación Sacerdotal: “Acuérdate que lo que has recibido gratis debes darlo gratis”. Así he tratado de vivir, ofrecer este don gratuitamente a toda persona. Resumiendo estos años, quiero dar gracias a Dios porque acompañar al enfermo en su alma y corazón es para un sacerdote “tierra sagrada donde se debe entrar con mucho respeto y con mucha caridad”.

amen mucho a la santa Virgen y renueven cada día su llamada. En mi apostolado, además, acompaño a muchos laicos en la hermosa tarea de ir santificándose en lo cotidiano de su historia. Me parece importante acentuar que gran parte de mi acción pastoral ha sido respaldar siempre “a los caídos”, a los pobres, y aquellos que para la sociedad son doblemente pobres, por ser descartados e infravalorados.

La persona enferma siempre nos está evangelizando, y es una oportunidad para nosotros… mirar nuestra asistencia desde el plano de fe; esto nos permite dar esperanza desde el principio de realidad. El corazón de un enfermo es el lugar donde Dios está presente de una manera particular. He aprendido a leer y descubrir las diferentes etapas y procesos que vive, saber esperar y sobre todo mostrarle a Jesús que es salud completa, que siempre tiene un plan mayor y un sentido sanador y salvífico. Viene a mi mente lo que me decía un capellán nuestro hace muchos años, recordando a nuestro padre San Juan de Dios, que cuando los enfermos llegaban al hospital, lo primero que hacía era buscarles un sacerdote que los acompañara. Agradezco el tiempo dedicado para leer estas notas, son fruto de la experiencia de ser un hermano y sacerdote hospitalario.

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GESTIÓN HOSPITALARIA

LA GESTIÓN CARISMÁTICA EN LOS CENTROS DE LA ORDEN HOSPITALARIA

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CDRA. MÓNICA IVANA CICCONI, DIRECTORA GENERAL DE LA CASA HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS (RAMOS MEJÍA, ARGENTINA) La gestión carismática en los centros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios trasciende una definición. Es un proceso continuo donde cada uno de los Hermanos y Colaboradores trabajamos por un objetivo común: “la misión que San Juan de Dios nos legó”. En toda organización la gestión abarca muchas miradas desde distintos ángulos. En un Centro de San Juan de Dios esa gestión se transforma en un desafío aún mayor. Es no solo gestionar de forma eficiente y transparente los recursos, sino comprometerse con los valores de la Orden y hacerlos visibles en cada uno de los actos diarios. Para lograrlo es necesario que confluyan los valores personales con los valores institucionales. Debe existir una identificación y apropiación de ellos, de manera de poder proyectarlos en nuestro día a día, adhiriendo así al “estilo de trabajo de San Juan de Dios”.

• la mejora contínua y el desarrollo de los Colaboradores. En la Casa Hospital San Juan de Dios de Ramos Mejía trabajamos para optimizar los procesos y la calidad de gestión con el fin de ofrecer a los pacientes un servicio organizado, basado en la Hospitalidad, humanizado y eficiente, que se convierta en una experiencia confortable y que brinde respuesta a las necesidades de una manera más ágil. Hacemos un uso eficiente y transparente de los recursos con el objetivo de seguir en el camino de la mejora continua que se refleja en el desarrollo constante de la actividad asistencial, la incorporación de nueva tecnología, la capacitación permanente de los colaboradores, la incorporación de nuevos profesionales, la modernización de las instalaciones y la búsqueda de nuevos desafíos en salud para el bien de las personas que requieren nuestros servicios.

A quienes nos ha sido dada la posibilidad de ser partícipes de esta misión mundial, debemos velar diariamente por una gestión carismática, en la que confluyen:

Es así como día a día en la Casa Hospital San Juan de Dios de Ramos Mejía buscamos “situar a la persona atendida en el centro de nuestras valoraciones y de cada acción a tomar”. Estamos presentes acompañando al que nos necesita en su dolencia, conteniendo además a su entorno y familia, como así también compartimos la alegría de quienes nos eligen para celebrar el milagro de la vida.

• la adhesión a los valores de la Orden Hospitalaria con el objetivo principal de brindar una atención centrada en el paciente y el crecimiento de la Obra en el tiempo; • la transparencia y una gestión responsable de los recursos que nos son dados a administrar;

Somos conscientes de que formamos parte de un proyecto común, del cual -todos los Hermanos y Colaboradores- somos responsables de enriquecer y sostener en el tiempo, haciendo que la misión de San Juan de Dios siga viva en cada rincón del mundo.

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GESTIÓN HOSPITALARIA

CÓMO TRANSMITIR LOS VALORES DE LA ORDEN A TRAVÉS DE LOS RECURSOS HUMANOS

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LEONARDO VERGARA MOLINA, JEFE DE RECURSOS HUMANOS, CLÍNICA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN (SANTIAGO, CHILE) Los valores de una empresa son los pilares más importantes de cualquier organización; con ellos, se define así misma porque son a su vez los valores de sus miembros y especialmente de quienes la lideran. Los usuarios y el personal juegan un rol protagónico en el éxito, siendo esto un elemento importante para el concepto de empresa que sustenta su valor de la relación e integración de todos los miembros que la componen. Liliana Milena Toro sostiene que: “en la organización, es el talento humano, el conocimiento, la experiencia, las actitudes, el comportamiento aportado por las personas, la forma particular que tienen éstas de relacionarse con otros seres humanos, con los objetivos propios y con el entorno, lo que constituye la fuente de la ventaja competitiva en la empresa y marca la diferencia entre una empresa y otra” (2008, p.31). Cada organización tiene sus valores propios, pero es fundamental que quienes lideran una organización promuevan los valores de ésta. Hoy en día, puede establecerse que la ventaja competitiva de la organización está medida en aspectos como la participación, la motivación, los conocimientos, las competencias y las habilidades que puede tener su personal que cada día trata de tener un desempeño orientado al logro de los objetivos propuestos y que hace que la organización marque diferencia respecto a otras. Para poder transmitir los valores de la Orden Hospitalaria a nuestro personal, es necesario que los directores y mandos medios estén preparados para gestionar de mejor manera lo siguiente: que exista una excelente comunicación, que utilicen un buen liderazgo y empoderamiento en sus unidades o áreas designadas, trabajar en equipo codo a codo y, por último, que potencien el buen clima laboral. Se debe tener claro que es de vital importancia que los supervisores estén bien preparados para que puedan lograr el cumplimiento de los objetivos, destacando que deben tener un grado de sensibilidad y credibilidad para poder establecer mayor confianza del colaborador. Sin lugar a dudas, las organizaciones pueden lograr una ventaja competitiva sostenible por medio de sus colaboradores, donde los directivos y mandos medios deben asumir un papel activo en la planificación estratégica y en la toma de decisiones, reconociendo de igual manera que nuestros centros serán cada día mejores si se tiene la capacidad de reconocer la gestión de los Colaboradores.

Si bien en este artículo he presentado la importancia del valor en una empresa y he manifestado como debieran comportarse las personas que lideren la transmisión de los mismos, quiero manifestar que es importante el nivel de confianza que deben tener nuestros trabajadores hacia las jefaturas. No solamente el trabajador busca un salario, también busca una buena relación con su supervisor, si logramos este beneficio para el trabajador, lograremos un mayor compromiso afectivo de los trabajadores hacia los centros de la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios, generando mayor efectividad y mayor productividad y por ende mejor calidad. Es de vital importancia escuchar al trabajador, el cual nos plantea un problema personal o laboral, pero mi pregunta es: ¿sabemos escuchar?, ¿realmente entendemos el problema real que tiene el colaborador? Si dejamos de hacer lo que estamos haciendo en nuestros escritorios y escuchamos atentamente y le damos el tiempo que se merece el trabajador, le estamos dando respeto. Somos una institución que trabaja en base a la confianza y al compromiso, pero depende de nosotros poder apreciar el valor de la hospitalidad, “los pequeños detalles hacen la diferencia”. Debemos ser capaces de conocer a las personas más allá de sus nombres, saber de sus familias, gustos, sus planes a futuro, etcétera. estableciendo una confianza y preocupación hacia su persona. Durante 12 años que trabajo en esta hermosa y valiosa institución, he aprendido a valorar a las personas y residentes, los Hermanos me han ayudado día a día a crecer y darme cuenta lo importante que fue San Juan de Dios.

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GESTIÓN HOSPITALARIA

FORMULACIONES MÉDICO SOCIALES PARA LA ATENCIÓN DE PERSONAS ENFERMAS 22

¿Cuál debe ser la actuación del médico tratante en la relación diaria con el paciente?

CIMAR ERLAN FLORES MARTÍNEZ, HOSPITAL CRISTO DE LAS AMÉRICAS


Cuando una persona acude en forma voluntaria a la guardia del hospital o al consultorio, llega en búsqueda de un médico con una queja o un mal que la afecta en lo personal, en su intimidad, en su propio organismo, o en todas estas notas en grado variable. Todo contacto entre el médico y el enfermo crea una relación específica. En principio, la relación es básica, y cambiará mientras se valora y procede en la atención al paciente. IDENTIFICAR LAS CAUSAS DE LA ENFERMEDAD

Para el médico, su objetivo primario es entender y conocer el mal que aflige al paciente. Esencialmente es un traductor de las manifestaciones dadas por la persona que realiza la consulta; dándole la habilidad para entender esas alteraciones desde los mecanismos anatomofisiológicos, así como también es fundamental, la capacidad de identificar el significado social y ambiental de un síntoma determinado. Hace más de 70 años, las causas de enfermedad eran únicas, según la revisión de la literatura médica (solo psicológica o somática). Actualmente, la comprensión de las causas se orienta a relaciones entre lo biológico, lo psicológico, lo social; y hasta lo tecnológico. Desde esta afirmación, formulo lo siguiente: • Todas las enfermedades tienen aspectos psicosociales que influyen en su causa, aparición, manifestación, evolución y final. • La relación causa y efecto para que se manifiesten las enfermedades tiene menos importancia que establecer relaciones biopsicosociales y sus efectos mutuos sobre la persona enferma. • Todas las enfermedades tienen componentes psicológicos y somáticos; y no existe diferencia fundamental entre la enfermedad mental y la física. • En el manejo de toda enfermedad existen reglas a seguir para el tratamiento, tanto para lo psicológico como lo somático. Las enfermedades psicosomáticas carecen de tratamiento específico. • La aproximación a alguien que sufre una enfermedad espe-

cífica, “específico dependiente” de la individualidad de su situación de vida la cual incluye atención, no solo al proceso de la afección sino también a las afecciones psicológicas y sociales. • Estas interrelaciones y correlaciones solo se darán si el médico, en la atención, permite al paciente manifestar estas asociaciones. • Sentimientos como la depresión y ansiedad forman parte de la experiencia de todo enfermo. Si se permite a este último expresar sus sentimientos, se obtendrá una mejor adaptación a su afección. • Identificar las características de la personalidad del enfermo, ayudará al médico para estructurar positivamente su relación terapéutica. Los médicos y formadores en el área médica, en ocasiones, parecen técnicos que aprenden a tratar pacientes solo en su etapa álgida y conflictiva. Por ejemplo se diagnostica ascitis. A continuación se prescriben analgésicos que limitan el sodio, y da de alta al enfermo. Según sea el caso de enfermedad, además del tratamiento farmacológico, puede recomendarse fisioterapia, terapia ocupacional o psicológica, etc. En otras palabras, sin mala intención, luego de la consulta, el profesional se desentiende del paciente. ATENCIÓN PERSONALIZADA

Para evitar una práctica clínica desencarnada, instamos a disponer al máximo nuestro potencial técnico y la aplicación de un principio fundamental: el centro de atención es la persona asistida. En la práctica médica tratamos seres humanos, no síndromes. Para que el derecho humano en la relación médico paciente sea verdadero, debemos hacer entender a nuestros formadores que la medicina de la comprensión, de la empatía y de la compasión, merecen el mismo cuidado e importancia con que diagnosticamos y recetamos medicamentos. Necesitamos ser médicos biopsicosociales.

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FORMACIÓN

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LOS NUEVOS DESAFÍOS EN LA FORMACIÓN DE HERMANOS Y COLABORADORES


¿Qué se busca con la formación de los Hermanos y Colaboradores? Esta es la pregunta que hoy se formula no solo la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios sino toda la Iglesia. HNO. JAIRO ENRIQUE URUETA BLANCO, OH, DELEGADO GENERAL DE LA ORDEN HOSPITALARIA PARA LA REGIÓN DE LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE El mayor capital con que se cuenta en la Orden Hospitalaria son las personas, y por lo tanto se debe trabajar para lograr que la misión llegue donde realmente se nos necesita: los pobres y enfermos. Un gran desafío hoy es vivir la consagración con sentido de entrega y donación, logrando así trasmitir lo que vivimos a los que están a nuestro alrededor, tarea no fácil en un mundo que nos cuestiona y descalifica por muchas situaciones vividas en nuestra Iglesia. La vida consagrada debe ser una vida centrada en Cristo, enamorada de Cristo, donde podamos ser testimonio de la vivencia del Carisma de la Orden en la región de Latinoamérica. Hemos iniciado, desde hace un tiempo, un proceso de reflexión de nuestra vida consagrada en el cual hemos buscado dar respuesta a los interrogantes que se nos presentan al respecto, hemos tratado de escuchar los gritos de nuestros Hermanos y Colaboradores. En este tiempo tomamos conciencia que no podemos pasar inadvertidos frente a lo que el mundo nos dice. Vivir la vida consagrada llevando la misión a las periferias geográficas y existenciales es volver la mirada a la vida en comunidad, es permitir que Jesús acontezca en la vida de cada uno, construyendo el Reino de Dios desde la misión de la Hospitalidad. Volver la mirada a los pobres y desvalidos es buscar la calidad evangélica que nos permite seguir siendo sensibles frente al mundo del dolor sin tener miedo, es convencernos cada vez

más de lo que somos y de lo que vivimos desde la cercanía de Jesús en nuestras vidas.

FORMAR EN CONTEXTO CON LA REALIDAD La búsqueda con simplicidad de la encarnación del carisma hospitalario en este momento histórico es un desafío que debemos saber transmitir a las nuevas generaciones. Formar a los formadores es una de las prioridades que hay que enfrentar ya que sin la formación de los mismos no se puede acompañar a nadie. Los procesos de crecimiento humano y espiritual deben insistir en la vivencia de la fraternidad. La formación en todas sus etapas debe estar centrada en la realidad del ser humano que hoy enfrenta grandes vacíos existenciales, vacíos que cuando no se abordan a futuro se tornan en dificultades de groso modo. Tenemos que formarnos sedientos de la fuerza del Espíritu, vivenciando una espiritualidad encarnada, vivida desde nuestro carisma. El mundo reclama que seamos hombres de Dios, que vivamos nuestra vida interior de manera sólida y tranquila, sin miedos de llevar la Buena Nueva a los pueblos en una América Latina golpeada y marginada por las masas sociales. Es necesario que conozcamos las realidades políticas, económicas, culturales y de salud de la región, para formar hermanos abiertos a las necesidades de la Orden en el contexto particular.

UN ENCUENTRO CON LA MISIÓN Conocer, vivir y comprender el carisma en estos tiempos es un reto en la formación. La tecnificación y los diferentes procesos de calidad en acreditación que viven nuestras instituciones, muchas veces nos alejan de la esencia de nuestra misión: los

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enfermos. La formación nos debe ayudar a entender las nuevas estructuras de gobierno, acercándonos al diálogo y transmitiendo la hospitalidad de manera creativa. Una cultura del encuentro y la comunicación es para la vida religiosa otro de los grandes desafíos y retos. En medio de una cultura de la inmediatez, es necesario ponernos en camino, a nivel personal y comunitario, de una integración que priorice el bien común y el respeto por el otro, y en este sentido, la formación está llamada a orientar el estado afectivo y emocional de los formandos desde la escucha y el diálogo. Insistir en el sentido de la inclusión y aceptación de lo diverso ante la exclusión e intolerancia que vive la humanidad es otro de los retos en la misión. En todo proceso formativo es importante un acompañamiento y encuentro interpersonal en un ambiente de diálogo y confianza que no condene y penalice, sino que ayude a vivir en la libertad de los hijos de Dios, ayudando a formar una vida consagrada agradecida y llena de mucha esperanza; un acompañamiento que sea capaz de transmitir la alegría del Evangelio a otras personas que buscan un camino que les permita su realización vocacional.

COMPARTIR EL CARISMA HOSPITALARIO

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El conjugar misión y vida vocacional debe ser tarea esencial de la Pastoral Vocacional, así como el desarrollo de programas de formación que generen habilidades para responder a la cultura de consumo que propone el mundo en el cual estamos inmersos. También es fundamental formar a los Colaboradores en el carisma de nuestra Orden desde un acompañamiento que les permita irse apropiando de una hospitalidad que se manifieste en las obras, aún sin la presencia de una comunidad de Hermanos, garantizando la permanencia y transmisión de la misión de la Orden.

Las comunidades formativas tienen que ser espacios donde todos sus miembros, identificados con la misión y el carisma, aporten al crecimiento de sus integrantes en ambientes armónicos y acogedores, respetando las diferencias y permitiendo el desarrollo de las vocaciones de manera tranquila. La experiencia desde la vivencia de los votos religiosos es uno de los puntos en que habrá que hacer énfasis, siendo un reto en estos tiempos. La vida de ascetismo en que debemos formarnos nos permite vivenciar y transmitir el ser del religioso consagrado como el que ha optado por una forma de vivir diferente según la propuesta del Evangelio. Los colaboradores deben conocer y vivir en lo posible el carisma hospitalario, siendo agentes de formación para otros colaboradores. Esta es la única forma en que la permanencia carismática será efectiva. En este sentido, la Escuela de Hospitalidad, abordando los principios y valores de la Orden, será la plataforma que nos permita lograr llegar a todos en un aporte de equipo, teniendo en cuenta la construcción colectiva de los saberes y aprovechando la gran riqueza que tenemos. La formación en bioética debe ser uno de los ejes transversales en todo el proceso, de manera que nos permita recrear el carisma desde la humanización. Este es uno de los retos en que la Orden viene empeñada desde hace ya mucho tiempo, y creemos que en los próximos años será de suma importancia lo que desde ahora pongamos en marcha en la región. Son muchos los desafíos que tenemos por enfrentar y superar. Solo cumpliendo la tarea que hacemos entre todos Hermanos y Colaboradores podremos ver una presencia de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios fortalecida como región. Que el Espíritu de nuestro padre San Juan de Dios guíe nuestros pasos.


FORMACIÓN

SEMINARIO EN OXFORD para líderes de salud de Latinoamérica HNO. LUIS ALBERTO MOJICA PAZ, OH, DIRECTOR GENERAL DEL INSTITUTO PSIQUIÁTRICO SAN JUAN DE DIOS (COCHABAMBA, BOLIVIA) “Desafíos más allá de las fronteras de la atención sanitaria” fue el título del Seminario Latinoamericano para Líderes de Salud celebrado en la Universidad de Oxford (Reino Unido) al que asistimos, del 25 al 29 de julio, el Hno. Luis Sánchez, el Lic. Luis Borge, el Dr. Ángel Vanelli, el Dr. Héctor Santander y quien les escribe. Durante las jornadas de trabajo, conocimos el sistema de Salud del Reino Unido, uno de los mejores entre los países desarrollados, no sólo por su relación costos-beneficios, sino por los indicadores de calidad de sus servicios.

Fue interesante escuchar a los protagonistas de este sistema que compartieron, ante más de cuarenta personas de siete países de Latinoamérica, la historia y dinámica del único sistema de salud en el mundo donde sus enfermeros pueden recetar medicamentos. También ha sido atrayente conocer el factor de éxito que radica en la importante financiación pública y el alto número de prestadores privados que gestionan estos servicios. Su historia nace como la de todos los países de Europa y América. Inicialmente la atención en salud en el Reino Unido se formó a través de instituciones de caridad y de la Iglesia. Fue en el siglo XIX cuando se dieron avances de impacto en la salud pública; no obstante, en ese periodo la gente de bajos recursos todavía no accedía a todos los beneficios de este progreso.

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Después de la segunda guerra mundial, se crea el National Health Service (NHS) como parte de un programa amplio de reforma social, para crear un “país a la medida de los héroes” y aplacar así los “cinco grandes demonios”: el hambre, la miseria, la ignorancia, el desempleo voluntario y la enfermedad.

permiten visualizar caminos para generar cambios con soluciones innovadoras. Por ello, resalto la participación Bernard Crump, el primer fundador y director del Instituto para la Innovación y Mejora de la Calidad del NHS, quien describió las iniciativas que se han aprobado en el Reino Unido para introducir innovaciones en el cuidado de la salud.

El programa nace con seis características: 1. Acceso universal a través de un registro. 2. Gratuidad en el lugar de uso. 3. Servicio solventado a través de los impuestos. 4. Organización y gestión nacional. 5. Prioridad política para el parlamento. 6. Nacionalización de hospitales existentes.

Creo que junto a la calidad de los docentes, el ambiente donde estuvimos, el Harris Manchester College, y sus centenarias aulas nos abrieron la posibilidad de observar hacia atrás, comprender el presente y mirar hacia adelante para plantear mejor el futuro de la salud en los lugares donde nos encontramos trabajando.

Después de algunos años de prueba hubo logros y fracasos. Antes de iniciar la década de 1980, se introdujo la gestión centralizada para dar mejor respuesta a las necesidades de los usuarios y lograr una mejor gestión de los recursos. Este paso, si bien ayudó, no fue la solución total ya que provocó algunos problemas financieros y largos tiempos de espera en la atención. El gobierno de ese entonces, desconfiaba, además, del sector público como único proveedor. De esta forma, a principios de los 90 se contratan a compañías privadas como nuevos prestadores, con los cuales se negocia precio-calidad. En 1997, el gobierno del Reino Unido devuelve los poderes a las asambleas locales en Escocia, Gales e Irlanda del Norte para tomar decisiones en varios temas, entre ellos, la Salud. Posteriormente, centrados nuevamente en Inglaterra, se hicieron algunas reformas gracias a importantes personalidades del país y especialistas en economía. Las mismas incluyeron: • Uso más racional de la tecnología. • Mayor énfasis en la intervención “up-stream” • Disminución en los tiempos de espera. • Se crea el NICE (Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica). • Se incrementan los recursos financieros a través del aumento de impuestos; aunque es una medida impopular, permite afrontar el nivel de crecimiento del gasto en salud. 28

En este mismo proceso, los hospitales que son considerados exitosos por sus resultados reciben recursos para optimizar sus instalaciones, mejorar los salarios y operar comercialmente con mayor eficiencia. Podría seguir detallando algunos puntos, pero creo que el aprendizaje de los temas emergentes de este sistema, nos

Despertar a nuevos retos y abrir ventanas para deshabituarnos de la lógica en la que el diseño de los procesos a los que se somete a los pacientes responde más a la visión de la organización que a las necesidades reales y a las preferencias de los usuarios, es uno de los mayores desafíos después de nuestra participación en este evento. Pienso que debemos buscar modelos que proporcionen a cada persona lo que necesita, en el momento que lo necesita y adecuando los recursos a dicha necesidad. También, considero oportuno expresar que las oportunidades representadas abren los espacios a promesas que sostienen el camino de cada uno de los participantes de este seminario. Caminar velando por el cuidado de la vida y de la dignidad de las personas, y todos desde valores personales e institucionales, es otro desafío. Esto me recuerda un valor que la Orden profesa, la responsabilidad: “obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la Tierra”, en palabras de Hans Jonas. Dominus illuminatio mea reza el escudo de la Universidad de Oxford. Palabras del Salmo 27, que traducidas nos dicen: “el Señor es mi Luz”. No hay palabra divina fuera de la historia, y en consecuencia, no hay historia que no pueda ser iluminada por ella. Este principio lo rescaté al final del evento porque se me pidió dirigir unas palabras finales a todos los participantes. Y lo hice porque creo que es una expresión fundamental que nos tiene que animar a la hora de la vuelta a lo cotidiano. Nuestro retorno a casa debe comprender un crecimiento y capacidad de agudizar la mirada y la escucha, de modo que la realidad del mundo de la salud, que nos toca vivir, sea camino para orientarnos hacia lo que nuestros clientes realmente necesitan. Ojos claros y oídos más atentos son los que han dado al hombre la capacidad de percibir los “signos de los tiempos”, desde los cuales Dios lo ha conducido a lo esencial.


FORMACIÓN

LIC. MARIANO MARIANO LORENZO, LORENZO,PROFESOR PROFESORDEDEMETODOLOGÍA METODOLOGÍADEDELA INVESTIGACIÓN, ESCUELA DE ENFERMERÍA OHJD/USAL LA INVESTIGACIÓN, ESCUELA DE ENFERMERÍA OHJD/USAL

LA FUNCIÓN INVESTIGATIVA, CLAVE EN LA FORMACIÓN DE PROFESIONALES DE ENFERMERÍA La investigación es una aventura que invita a las personas a descubrir, a crear, a transformar; de algún modo es una forma de ejercer la curiosidad que el ser humano posee desde niño, es esa tendencia a preguntarnos, a indagar: ¿Cómo funciona? ¿Por qué esto es así? ¿Podría ser de otra forma? Con esta frase generalmente inicio los cursos de Metodología de la Investigación que me toca dictar en las universidades, siendo todo un desafío el poder, no solo motivar a los alumnos, sino también modificar la percepción que los mismos tienen de la investigación.

EL DESAFÍO DE LA UNIVERSIDAD En un mundo en cambio constante, con demandas cada vez más complejas, con la necesidad de redefinir los perfiles profesionales en función de estas demandas y de ofrecer a la sociedad recursos humanos altamente calificados; la universidad tiene el desafío de pensarse y repensarse en su misión y sus objetivos. Pienso que la universidad cumple tres funciones esenciales: 1. Una sólida formación académica que contemple no solo los contenidos necesarios para el ejercicio profesional, sino la capacidad para indagar sobre el fundamento de los mismos, para que los alumnos no solo se apropien de esos saberes, sino que puedan desarrollar un pensamiento crítico posibilitando la construcción de una dimensión epistemológica-ética-axiológica. 2. Una función social. El profesional universitario, en especial el profesional de la salud, ejerce una función social que fo-

menta el desarrollo de las personas y de la comunidad; las demandas de la sociedad, sus problemáticas complejas, exigen de los profesionales una formación integral e interdisciplinaria en áreas tan sensibles como lo es el campo de la salud. En este sentido uno de los desafíos que tiene la universidad es fortalecer la imagen del licenciado en Enfermería para que ocupe un lugar de alta valoración social. 3. Una función investigativa. En la búsqueda de la consolidación de conocimientos y del fortalecimiento de la valoración social, la investigación es clave en este proceso. La investigación no puede reducirse solo a un contenido curricular, que se presente como una receta de pasos y procedimientos, sino que debe ser un ejercicio transversal a lo largo de la formación de los profesionales enfermeros y que estimule la creatividad de los alumnos; debemos derribar el mito que solo investigan los científicos altamente capacitados. La investigación es un proceso cognitivo, un ejercicio mental de abordaje de la realidad y no solo un producto (El Informe Científico). Es un proceso progresivo de descubrimiento, que tiende a la generación de conocimientos necesarios para el ejercicio de su rol en la sociedad actual, sobre todo para la mejoría de la calidad en la promoción, prevención y asistencia. Siendo éstas las funciones claves de la universidad debemos redoblar esfuerzos para consolidar este sistema que integre formación académica, función social y función investigativa en una relación de retroalimentación sinérgica, solo así podremos generar profesionales enfermeros altamente capacitados y con alta valoración social.

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ENFERMERÍA

Por definición, realizar una tesis doctoral tiene por fin aportar nuevos conocimientos a la ciencia. Estos conocimientos deben ser significativos y originales de un campo determinado del conocimiento. Sobre la base de los aspectos mencionados, al momento de elegir el tema de mi tesis doctoral decidí que debía ser algo innovador, que no hubiese sido tratado hasta el momento, al menos en nuestro país, y que tuviera que relacionarse a las funciones autónomas de la profesión de enfermería, basadas fundamentalmente en la promoción y prevención de la salud. En muchas ocasiones, creemos que se es más profesional de enfermería cuanto más compleja es la atención del paciente; como ser en un área crítica, con equipamiento de primera tecnología y con procedimientos invasivos en el paciente. Pero, en base a mi experiencia personal, las mayores gratificaciones las recibí en aquellos momentos que trabajaba en el primer nivel de atención del sector público, y donde pequeños actos hacían grandes cambios y sobre todo fomentaban el autocuidado y la autonomía del individuo.

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Fue así que decidí que el tema iba a estar relacionado con estos aspectos. Comencé a investigar en el estado del arte. Mucha fue la bibliografía que consulté hasta que encontré realmente el sentido concreto a mi pensamiento imaginario: “enfermería de enlace”. La figura de la enfermera de enlace dentro del sistema de salud español tiene por función garantizar la tan importante continuidad de los cuidados, coordinando las actividades necesarias entre el nivel hospitalario y el resto de la estructura asistencial,

pero fundamentalmente hacer de facilitadora al paciente y su familia, cuando éste necesite de servicios asistenciales. Su actividad comienza durante la internación hospitalaria, visitando al paciente junto a la supervisora del área, cuando se prevé el alta del paciente. Durante las visitas, la enfermera de enlace realizará la valoración correspondiente y elaborará el “documento del alta de enfermería”, donde describirá las necesidades alteradas, los diagnósticos enfermeros y el diagnóstico médico establecido. Una vez obtenidos estos datos, realizará el plan de cuidados con la participación de la enfermera tratante, el médico y -de ser posible- el propio paciente. Antes del alta hospitalaria, la enfermera de enlace comienza a ejecutar las acciones necesarias a fin de determinar la adquisición de conocimientos por parte del integrante de la familia -o cercano a ella- que realizará los cuidados principales del paciente. El día anterior al alta, la enfermera de enlace le comunica al “Equipo de Atención Primaria” correspondiente la valoración de enfermería y el plan de cuidados realizado, a través del “Documento de Alta de Enfermería”. Una vez que el paciente llega a su domicilio luego del alta, recibirá la visita del profesional de enfermería de atención primaria, ya sea acompañado por la enfermera de enlace o solo. (Jódar-Solàa G. 2005). Tomando como base este modelo y adaptándolo a las necesidades de nuestro propio sistema de salud, trabajé sobre “El rol de la enfermera de enlace en la continuidad de la atención del binomio madre e hijo en el sector privado y de la seguridad social del sistema de salud argentino”. El objetivo de la investigación fue establecer el rol de la enfermera de enlace en la continuidad asistencial del binomio madre – hijo y su accionar en la prevención de las complica-


EXPERIENCIA EN LA REALIZACIÓN DE UNA TESIS DOCTORAL

EL ROL DE LA ENFERMERA DE ENLACE EN LA CONTINUIDAD DE LA ATENCIÓN DEL BINOMIO MADRE E HIJO LIC. SANDRA CORONEL, JEFA DEL DEPARTAMENTO DE ENFERMERÍA, CASA HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS (RAMOS MEJÍA, ARGENTINA)

ciones relacionadas a la lactancia materna desde el puerperio precoz hasta el puerperio alejado en la Casa Hospital San Juan de Dios de Ramos Mejía. En cuanto al material y el método utilizado, se puede decir que el rol se determinó mediante un trabajo de investigación de tipo observacional, longitudinal, prospectivo, cualicuantitativo y de campo, tomando como muestras a todas las mujeres que se internaron para tener sus hijos en la maternidad durante el período agosto - noviembre de 2017. Se tuvieron presentes criterios de inclusión, exclusión y de eliminación. El accionar de la enfermera de enlace comienza 24 horas antes del alta y finaliza aproximadamente a los 30 días posteriores de la misma. Se trabajó con el modelo de seguimiento del binomio madre e hijo que realiza la enfermera de enlace junto con la supervisora de matronas del Parc Sanitari del Saint Joan de Deu de Barcelona, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Este modelo consta de una comunicación semanal con la paciente, haciendo un interrogatorio preestablecido, talleres de lactancias personalizados y comunicación permanente a través de WhatsApp o email. La investigación arrojó los siguientes resultados, a partir de la asistencia de 342 mujeres que concurrieron a tener sus hijos (binomios madres e hijos): • 284 binomios (83%) eligieron participar de la investigación, mientras que 58 (17%) decidieron no hacerlo. De la muestra que aceptó participar, 235 binomios (87%) quedaron incluidos, mientras que 49 (13%) quedaron eliminados por decisión propia. • Con el accionar de la enfermera de enlace, se pudo detectar a tiempo complicaciones en el 45% (127) de los binomios,

mientras que en el 38% (109) no se detectó complicación alguna y en el 17% (48) no se contó con datos. • Es importante destacar que si bien fueron 49 los binomios que no desearon continuar en el programa, en el estudio de esta variable se observó que uno de ellos consultó por una duda sobre lactancia, pese a no desear continuar con la atención. Como conclusión, se estableció el rol de la enfermera de enlace en la continuidad asistencial del binomio madre e hijo, permitiendo no solo detectar a tiempo complicaciones relacionadas a la lactancia materna, sino también complicaciones de tipos obstétricas, neonatales e incluso una combinación de estas. Muchas fueron las experiencias que se obtuvieron en el desarrollo de la investigación, aunque la mayor satisfacción redunda en la efectiva incorporación del rol de la enfermera de enlace en nuestra Casa Hospital San Juan de Dios, transformándonos así en la única Institución del país en contar con esta función, permitiendo de este modo la continuidad de atención del binomio madre e hijo luego del alta hospitalaria. Este rol innovador en la función de enfermería ha permitido que nuestra institución esté presente en distintas jornadas científicas, donde pude exponer tanto la función en sí como las experiencias adquiridas en el tema. No quiero dejar de destacar que esta visión de continuidad de atención le da un valor agregado de contención a la paciente, en un momento tan importante de la vida de la familia, haciendo hincapié en los valores de la Orden Hospitalaria: hospitalidad, respeto, responsabilidad, calidad y espiritualidad.

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EDUCACIÓN ESPECIAL

EDUCACIÓN

ESPECIAL

EN LA PAZ LIC. MIGUEL ANGEL MEDRANO MONRROY, DIRECTOR DESIGNADO DEL CENTRO DE EDUCACIÓN ESPECIAL SAN JUAN DE DIOS (LA PAZ, BOLIVIA)

LOS PRIMEROS PASOS El Centro de Educación Especial San Juan de Dios de La Paz, Bolivia, inició sus actividades en 2007, a raíz de una necesidad presentada en el Centro de Rehabilitación y Salud Mental San Juan de Dios para beneficio de sus pacientes. A tal efecto, se creó entonces la Unidad de Terapia Ocupacional, que contaba con 32 pacientes. En 2010, debido al crecimiento de la población de pacientes internados, se dio inicio a una segunda etapa de fortalecimiento y desarrollo de una nueva propuesta denominada Apoyo Terapéutico Integral (ATI), cuyos componentes de trabajo con los pacientes fueron: psicología, educación y terapia ocupacional. En el año 2013, se iniciaron las gestiones para crear un Centro de Educación Especial (CEES). Con el apoyo técnico de los profesionales de área se elaboró una propuesta de malla curricular y fue presentado como proyecto al Ministerio de Educación. Posteriormente, se firmó un Convenio de Cooperación Interinstitucional entre el Ministerio de Educación y la Orden Hospitalaria para la implementación de un Centro de Educación Especial.

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Desde 2017, el Centro de Educación Especial San Juan de Dios cuenta con la Resolución Ministerial y está habilitado para un correcto funcionamiento como Unidad Educativa, con un profesional designado por el Ministerio de Educación con el cargo de Director.

EL CENTRO, HOY El Centro de Educación Especial San Juan de Dios cuenta con 71 estudiantes que se encuentran entre los 18 y los 60 años de edad y que presentan algún tipo de discapacidad psíquica mental. Estos pacientes se dividen en dos grupos de atención: Pacientes internados: son Estudiantes que asisten a la Escuela


y viven dentro del Centro de Rehabilitación y Salud Mental San Juan de Dios. Pacientes del hospital de día: son pacientes que tienen alta médica y, para continuar con la rehabilitación, asisten al Centro de Educación Especial San Juan de Dios. El objetivo del Centro de Educación Especial es fortalecer el desarrollo y la adecuada evolución de la salud de sus pacientes, utilizando la terapia manual como estrategia de apoyo y mejoramiento de la rehabilitación médica para que logren reinsertarse en la sociedad y en el ámbito laboral.

REHABILITACIÓN PARA LA INCLUSIÓN El Centro de Educación Especial San Juan de Dios cuenta con espacios donde se desarrollan diversas áreas de intervención.

máquina de coser, sino más que todo el ingenio para el tejido con palillos.

Sala de costura y marroquinería: los estudiantes desarrollan sus capacidades en el arte de la costura en cuero. El profesor responsable se hace cargo de motivar a los estudiantes desde el trazado del patrón en el cuero, hasta lograr el producto final. Todo el proceso de costura es realizado con el uso de máquinas de coser industriales.

Sala de intervención educativa: trabaja el área humanística en educación (lenguaje, matemática, ciencias naturales y sociales). El principal objetivo es desarrollar en los estudiantes la memoria y el aprendizaje de las actividades de la vida diaria.

Sala de arte y creatividad: los estudiantes demuestran su capacidad para el tejido a mano, con el uso de palillos y crochet, realizan diferentes adornos y accesorios. También realizan prendas de vestir que no necesariamente necesita el uso de una

Sala de biblioteca: brinda apoyo a los pacientes que ya cuentan con un proceso de rehabilitación estable. La responsable del área trabaja la memoria, la comprensión lectora, proponiendo debates en relación al texto. Sala audiovisual: en esta sala de dispersión se presentan videos que los mismos estudiantes eligen para disfrutar de un momento de entretenimiento entre compañeros. Sala de terapia ocupacional: al tratarse del trabajo con personas con patología psíquica mental, esta área de intervención al igual que las anteriores, cumple una función fundamental, ya que desarrolla capacidades en relación al arte y la pintura que los estudiantes poseen.

ACTIVIDADES INTEGRADORAS Una de las prioridades del Centro de Educación Especial San Juan de Dios es que los pacientes puedan desempeñarse adecuadamente en actividades de socialización y convivencia entre sus compañeros y la comunidad que los rodea. Para ello, se organizan actividades extracurriculares donde puedan presentar y demostrar sus habilidades y capacidades. Entre ellas, destacamos las olimpiadas plurinacionales, la presentación de obras de teatros, la escuela de canto, la presentación en el coro de la Iglesia, etc. Más allá de la patología psíquica mental que presentan nuestros pacientes, el Centro de Educación Especial y el Centro de Rehabilitación y Salud Mental San Juan de Dios ven la capacidad de los estudiantes que supera sus propios límites.

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VIDA CONSAGRADA

REFLEXIÓN DE UN HERMANO HOSPITALARIO ANTE UN CAMBIO DE ÉPOCA

TIEMPOS DE TURBULENCIAS

HNO. HERMIT AGUAYO GARCÉS, OH, SUPERIOR DE LA CLÍNICA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN (SANTIAGO, CHILE)

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Cuando me solicitaron un artículo para nuestra revista “Historia y Vida”, reflexioné en relación a la temática y barajé de qué manera lo llamaría, sobre todo si pienso en los tiempos que se viven en la vida religiosa y cómo hemos intentado recomponer la imagen de aquellos que hemos optado sinceramente por consagrarnos a ella. Es así como entre los títulos pensados estaban: ¿Hemos perdido la confianza en nuestro futuro? ¿Qué debemos hacer para enfrentar esta nueva etapa que estamos viviendo en la vida religiosa? Y mientras continuaba analizando el nombre del artículo, inevitablemente consideraba la actual visión de la fe en las comunidades. Probablemente, en la vorágine del tiempo y en el mundo acelerado que vivimos, hemos ido dejando de lado las enseñanzas de San Juan de Dios. Sería por ello, que hoy se nos presentan aún más desafíos “evangelizar” y “liderar” con

el carisma que Juan de Dios nos ha enseñado y encomendado sobre todo hoy en estos “tiempos de turbulencias”... Es así que opté por esta última opción para encabezar el artículo. Quizás para muchos no sea el más apropiado, pero creo que en el fondo de mí, lo es; ya que responde a lo que hoy está viviendo nuestra Iglesia, acusaciones justas o no, eso sólo lo sabe Dios; cambios en la Orden en cuanto a la organización en los Centros, estructuras de las Provincias… Creo que estamos viviendo de verdad un clima embravecido y de grandes turbulencias por lo que estimo que es necesario ajustarse bien los cinturones y mantener claras nuestras convicciones y valores que finalmente serán los que nos permitirán sobreponernos ante cualquier adversidad. Desarrollando el tema que me han solicitado, “ser líderes de conducción en el siglo que vivimos y en el que viene”, no es fácil tener una visión clara del futuro cuando hay perturbaciones o cuando vives una conducción dudosa o agresiva de los


líderes que nos guían; líderes que deberían ser el modelo que nos orienta, guía y contiene ante nuestras dudas y temores. Por ello, muchas veces olvidamos lo que nos dice el Evangelio y actuamos, acusamos y criticamos por rumores, porque “alguien dijo” por qué “han Contado”; sin embargo, para estos tiempos necesitamos líderes reflexivos que nos entreguen la confianza en el futuro, un futuro justo, lleno de respeto, responsabilidad, compromiso, espiritualidad y, por supuesto, hospitalidad, con el objetivo de ir en busca de la mejor alternativa para salir del estado o del espacio de las turbulencias.

po se encuentra amenazada por la burocracia, el agobio, el egoísmo, la soledad o la pérdida del sentido de Dios… en fin, tiempos de turbulencias.

Creo que la vida religiosa y el encontrarse con el otro, con mis hermanos, con aquellos que me han sido encomendados; esos que han llamado débiles, pero que engrandecen mi corazón, son la mejor opción para poder capear este complejo tempo que nos afecta como Iglesia… Y no es mi afán buscar responsables; esto es de mayor profundidad, ya que hablamos de la vida, de la vida de muchos, sin sentir in situ la realidad, por lo que proyectar sin saber lo que vive, o vivir en el terreno lo que deseo modificar, no es posible cambiar desde un escritorio.

Al mismo tiempo, nos hemos encontrado con cambios profundos en la situación interna de las Comunidades, como el aumento del promedio de edad de nuestros hermanos, la disminución de nuevos miembros, la pérdida vocacional, las diversidades en los estilos de vida y en las obras, y transcurrir un tiempo de reconfiguración en la organización de la Orden en nuestra América Latina. Ante ello, reflexiono… será una necesidad o una idea personal, ya que para que esto sea un éxito hay que vivir la realidad de nuestra tierra, de nuestros ancestros, de nuestro pasado, tener en cuenta la historia del porqué se llegó a los momentos actuales.

Miles de preguntas vienen a mi mente y solo deseo que hagamos juntos un camino que en algún momento hemos elegido vivir. Decisión libre y espontánea, que nace en lo más profundo y sagrado del hombre, su ser. Somos Iglesia y que nuestra vida de consagrados sea capaz de cambiar la mirada de muchos que nos observen en el futuro, donde nuestra vida sea ejemplo para otros, ejemplo de justicia, caridad, siguiendo con aquella decisión de consagración.

Vivimos con países marcados en el nacionalismo y por costumbres bien arraigadas, naciones diferentes tanto en lo social como lo político, distancias de un país a otro... con frecuencia, incertidumbre acerca de su identidad social y política. El resultado ha sido una experiencia comprensiblemente compleja, con muchos aspectos positivos y algunos otros notablemente dudosos, y es ahí cuando pienso: ¿habrá más hermanos en los años venideros? ¿Qué debemos hacer para poder lograr perdurar en el tiempo? Si hoy no estamos convencidos de lo que estamos haciendo, sí debemos estarlo de nuestra fe, de nuestros valores, de nuestras convicciones, de lo que nos ha hecho encomendarnos a la vida religiosa y servir a Dios en los hombres o al hombre que sufre.

Creo que no hay que ser un gran pensador como para darnos cuenta de lo que hoy estamos viviendo como Iglesia y como Orden. Veo que en estas últimas décadas, la vida religiosa ha sufrido transformaciones y que ellas continuarán, por una serie de procesos o factores tanto internos como externos, modificando muchas veces las prácticas en las comunidades de una Provincia o Diócesis. Y me pregunto, ¿habremos perdido nuestro horizonte y nuestro pilar fundamental, el carisma heredado de San Juan de Dios? La vida religiosa actual se abre paso en un mundo complejo y, reubicando su sentido a la luz del Evangelio y de los signos de los tiempos, trata de mirarse así misma preguntándose qué nos pide Dios en el contexto actual, qué nos pide Jesús. Sinceramente, nO es fácil contextualizar una visión clara. En lo fundamental, debemos volver a la llamada que hizo Jesús en los evangelios… “Sean perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt.5, 48). Se han realizado esfuerzos generosos para explorar a fondo en la oración. ¿Qué significa vivir la vida consagrada según el Evangelio? Pero nuestra vida consagrada en nuestro tiem-

El carisma fundacional es esencial para ir avanzando y afrontar los cambios exigidos por la rápida evolución de la sociedad a la cual somos enviados, por el desarrollo de los medios de comunicación que condicionan sus posibilidades de evangelización; en fin, por este mundo globalizado, que aparentemente ha crecido más que la fe.

¿Nuestras comunidades están abiertas a la inclusión? ¿Ofrecemos lugares donde permitimos nuevas creencias de las personas que colaboran en las comunidades, donde encontramos personas de diferentes razas, religiones, aspiraciones e inhabilidades? ¿Qué debemos hacer? Ser tolerantes hacia las personas con diferencias y aprender a obtener el máximo de todos. “Es de todo y nace de todos”.

La consagración religiosa establece una comunión particular entre nosotros y Dios, y en Él, entre los miembros de una misma comunidad. Este es el elemento fundamental en la unidad, es una tradición compartida, de trabajos comunes, estructuras racionales, recursos mancomunados, constituciones comunes y espíritu de cuerpo. Son todos elementos que pueden ayudar a construir y a fortalecer la unidad, pero el fundamento de la unidad es la comunión en Cristo establecida por el único carisma fundacional. Esta comunión está enraizada en la consagración religiosa misma.

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VIDA CONSAGRADA

La vida consagrada, como nunca, está llamada a ser un fuego que enciende otros fuegos y “encender el corazón” (Benedicto XVI); está llamada al fervor, a la intensidad en la oración, a la radicalidad evangélica y al servicio de la misión intensa, la propia del discípulo misionero. En estas últimas décadas se ha ido ofreciendo un denso menú a las comunidades con propuestas diversas: vida consagrada inserta, el impulso de programas de renovación, el camino de Emaús, la opción preferencial por los pobres, el horizonte y el proceso para llegar a una vida mística y profética, unas economías al servicio de la misión, nuevas fundaciones frontera, caminos de revitalización y de reforzamiento de la identidad carismática, impulso del trabajo por una sociedad justa y fraterna, mayor sensibilidad por la fraternidad en nuestras vidas y actividades apostólicas, lectura orante de la palabra, el camino de la misión compartida con los laicos, reestructuraciones, cercanía a los jóvenes... Pero vivimos la impresión de haber querido cambiar todo y, sin embargo, nosotros mismos hemos cambiado poco. En pocas palabras, como que faltara que germine una vida comunitaria más fiel a Jesucristo y al carisma recibido de nuestros fundadores y estuviéramos necesitados, también, de asumir riesgos y abandonar falsas seguridades. Vitalizar la vida consagrada… Vitalidad se identifica con expresiones como: “seguimiento apasionado de Jesús”, “discipulado radical”, “radicalidad evangélica”, “testimoniar la primacía de Dios”, “espiritualidad evangélica”, “vida de oración intensa”, “dinamismo misionero”, “entusiasmo misionero”, “comunidades vivas”, “comunidades sencillas y abiertas”, “opción por los pobres”, “el fervor intenso”. Y el grito de guerra es: “volver a Jesús”, “volver al Evangelio”, “volver a la Palabra de Dios”, y olvidar casi todo lo demás”. Viene del Espíritu y se identifica con la pasión por Cristo y por la humanidad. Exige crear o apoyar personas consistentes, hombres y mujeres marcados por la radicalidad evangélica, inmersos en el Espíritu de Dios y comunidades vivas, con misión, con vida espiritual intensa; comunidades sencillas y abiertas. Esas comunidades y personas estarán movidas por el fervor, la fraternidad y el dinamismo misionero.

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La vida consagrada del mundo entero tiene que acertar a recuperar la mística que le da la lectura orante de la palabra de Dios, alma de la existencia cristiana y de los consagrados, y que le lleva a un seguimiento apasionado por Jesús y a compartir con los más pobres. “Tiene que ser fuego; ello supone intensidad de vida cristiana y entrega misionera; en una palabra, pide calidad de vida religiosa” como acostumbraba a decir el padre Arrupe. Para terminar, puedo decir que es importante liderar hacia el futuro, no con un liderazgo de poder y dominio, sino con un liderazgo de humildad, carisma, responsabilidad de los actos; a partir de las bases de nuestra Orden, que nos ha mantenido en varios siglos, avanzar en este siglo XXI, a líderes dispuestos a ser liderados. Líderes capaces de construir puentes de uni-

dad y cercanía, de diálogo sincero, deseos de ser compañeros de ruta de sus hermanos, hermanos que necesitan de la mano de alguien que dé confianza… Confianza que no defrauda, hombres capaces de liderar por una causa “Bien Común”. No olvidar que ningún cambio puede o debe ser impuesto. Ningún cambio es dominio ni suficiente para cambiar, como un cambio de territorios o demarcaciones. Se producirán los cambios si nacen de lo profundo de cada uno de los que vivimos en la Iglesia como consagrados. Para este cambio que deseamos, se debe de profundizar la formación, todo está dentro de cada ser humano y no fuera de ellos. Confiemos y tengamos fe y esperanza. Sin ello, tenemos el claro riesgo de caer en el egoísmo y en el vacío. Para subir esta escalera perfecta necesitamos líderes capaces de animar y acompañar el caminar de la vida en las comunidades y así, juntos, alcanzar la Perfección y aun cuando creo que la perfección es una utopía, es un trabajo de día a día. Busca felicidad en tu interior y no la busques fuera, está en el baúl de la vida, necesitas abrirlo para contagiar tu felicidad de ser lo que hoy eres: un Hermano de San Juan de Dios, un líder capaz de acompañar a sus hermanos y no juez de ellos. Te invito a vivir en libertad tu entrega a Dios y al hombre que sufre. Vivamos en la libertad de los hijos de Dios. Que la turbulencia sea algo pasajero y así todos llegaremos al puerto de la esperanza y de la realización personal y comunitaria.

de la oración, Dios se revela en primer “lugarA través como Misericordia, es decir, como Amor que va al encuentro del hombre que sufre. Amor que sostiene, que levanta, que invita a la confianza” —Papa Juan Pablo II. La vocación del cristiano es la santidad, en todo “momento de la vida. En la primavera de la juventud, en la plenitud del verano de la edad madura, y después también en el otoño y en el invierno de la vejez, y por último, en la hora de la muerte” —Papa Juan Pablo II.

Finalmente, sólo quiero mencionar que existe una contradicción divina que necesitamos entender. El orden de Dios siempre está precedido por un caos, para así dar nacimiento a algo nuevo. Cada proceso es parte de un transición y siempre es mejor pasarlo en equipo, como un verdadera familia. Una familia nacida y unida en Cristo Jesús.


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