Arte y poder en el circulo polar Artico

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ESQUIMAL | ANTROPOLOGíA DEL ARTE | Arte y poder en el Círculo Polar Ártico | LOS ESQUIMALES |






| | | | | | | | | | | | | PROFESOR : DOCTOR ALBERTO LOPEZ BARGADOS | | | | | | | | | | | | | CURSO 20092010 | | | | | | | | | | | | | LOS ESQUIMALES DE HOY SE DENOMINAN A SI MISMOS INUIT, QUE SIGNIFICA “HUMANOS”; ESTA PALABRA ESQUIMAL DERIVA DE UNA ALGONQUINA QUE SIGNIFICA “COMEDORES DE CARNE CRUDA” | | | | | | | | | | | | |

ANTROPOLOGIA DEL ARTE

| | | | | | | | | | | | ROBER PALLÀS CARDEAL | | | | | | | | | | | | FACULTAD DE BELLAS ARTES DE BARCELONA | | | | | | | | | | | | |


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ANTROPOLOGIA DEL ARTE

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Me gustaría dar las gracias a mis padres y hermanas por apoyarme a lo largo de este tiempo. A mi profesor Doctor Alberto Lopez Bargados, por sus clases magistrales, su claridad expositiva, su paciéncia, las críticas constructivas y su disponibilidad para resolver mis dudas. A todos los que quiero, y que me corresponden con apoyo cariño y paciencia.



INTRODUCCIÓN 13 GENERALIDADES 19 ORÍGENES 23 LOCALIZACIÓN 29 SUBSISTENCIA 33 VIVIENDAS Y ASENTAMIENTOS 37 ORGANIZACIÓN SOCIAL 41 LA ASIGNACIÓN DEL NOMBRE 49 RELACIÓN CON LO SOBRENATURAL 55 ARTE ESQUIMAL 59 EL CHAMAN Y LA MÁSCARA 65 TIPOLOGÍA DE MÁSCARA 69 FIESTAS Y RITUALES 73 CONCLUSIONES 79 BIBLIOGRAFÍA 83 ANEXOS FOTOGRÁFICOS 87 | | | | | | | | | | | | |

AGRADECIMIENTOS 09

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Al plantearme este proyecto académico, vemos la gran importancia para su ejecución el establecer una metodología de trabajo. en la seleción bibliográfica. Como nos dice en su libro “Tristes Tropiques” Leví_Strausss 1, necesitamos, básicamente, un método y una definición de lo que investigamos, para conseguir la constitución de unas conclusiones, que no se logran solamente sobre la crítica, las apariencias de los sentidos y las ilusiones del medio ambiente inmediato. El ensayo que presentamos a continuación se refiere a aspectos específicos del arte de la sociedad esquimal y las relaciones que este tiene con sus estructuras de poder . La obediencia y el mando como fenómenos de las relaciones de poder han estado presentes en el desarrollo de la humanidad y lo están incluso en el mundo de los animales no racionales. Han sido objeto de muchos estudios que no siempre han logrado considerarlo en todas sus dimensiones, tarea que por otra parte seguramente excederá las limitadas aspiraciones de este trabajo, que sólo pretende arrojar un poco de luz sobre algunas cuestiones. El juego del poder no sólo se expresa a través de los grandes hechos, o realidades de la sociedad, o sea en lo macro, sino también en las pequeñas realidades cotidianas. El poder es objeto de estudio de las ciencias sociales, y dentro de ellas específicamente las ciencias políticas, y constituye un elemento esencial para entender las relaciones entre los individuos y entre las naciones, y nos revela relaciones de autoridad o dominación que a veces se presentan como sutiles y complejas, atravesando los procesos y las relaciones sociales. El análisis de esos procesos, permite observar que en muchos casos, de forma inconsciente, los individuos se encuentran comprendidos en relaciones de dominación, no siempre fácilmente visualizables y abarcan tanto la actividad del que manda, como

1 Lévi-Strauss, C. (1988). Tristes Trópicos. Barcelona: Paidos p.472


del que obedece o del que se espera obediencia. Relaciones que pueden plasmarse en lo macro a partir de nuestra vida en sociedad y de las organizaciones estatales y actividades gubernativas así como también e imperceptiblemente en la diaria cotidianeidad. La parte más difundida de la obra de Michel Foucault, esta orientada en el estudio del poder; esta no se centra en los procesos de represión o coacción en su versión estratégica, si no, en su versión creadora y constructora de realidad. Dice Foucault: “(...) por dominación no entiendo el hecho macizo de una dominación global de uno sobre los otros, o de un grupo sobre otro, sino las múltiples formas de dominación que pueden ejercerse en el interior de la sociedad” 2. El problema del poder no se puede reducir a su vez, al de la soberanía, ya que entre hombre y mujer, alumno y maestro y al interior de una familia existen relaciones de autoridad que no son proyección directa del poder soberano, sino más bien condicionantes que posibilitan el funcionamiento de ese poder, son el sustrato sobre el cual se afianza: Quiero decir esto: en una sociedad como la nuestra, pero en el fondo de cualquier sociedad, relaciones de poder múltiples atraviesan, caracterizan, constituyen el cuerpo social; y estas relaciones de poder no pueden disociarse, ni funcionar de una manera autónoma. Formas de gobierno o regímenes de control, como quiera llamársele, en torno a la subjetividad. Se trata de formas o regímenes de control que tienen una dimensión creativa. Creativa en un doble sentido, porque construyen realidad más que la niegan -aunque negar otra realiad será la consecuencia indirecta de su construcción, y porque generan simultaneamente al gobierno su invisibilidad. por eso recogemos la idea de arte que también utiliza Foucault, habilidad, ación de gobernar pero sin que se vea. Su invisibilidad da al gobierno una naturaleza

2 Foucalt, M. (1991). Microfísica del Poder. Madrid. Ediciones de La Piqueta. 3ª Edición. p.10


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“de arte “. El poder en la concepción de Foucault no tiene una única fuente ni una única manifestación, entendiendo por dominación no solamente el hecho macizo de una dominación global de uno sobre los otros, o de algún grupo en particular sobre otro, sino como las variadas formas de dominación que se ejercen o manifiestan dentro de una sociedad, y en este sentido abarcan o comprenden una compleja gama de formas y de naturaleza. Es así que en cuanto un grupo social determinado se apodera de los mecanismos regulatorios de esas manifestaciones, elabora una superestructura que se aplica a los potenciales dominados. “No hay ejercicio de poder posible sin una cierta economía de los discursos de la verdad que funcionen en, y a partir de esta pareja” 3. , aludiendo a la relación entre esa superestructura y la voluntad de los potenciales dominados, emparentándose en este sentido con la visión de Max Weber al respecto: “Debe entenderse por “dominación”,(…) la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos específicos (o para toda clase de mandatos). Un determinado mínimo de voluntad de obediencia, o sea de interés (externo o interno) en obedecer, es esencial en toda relación auténtica de autoridad” 4. Y volviendo a los “discursos de la verdad”, en los planteamientos de Foucalt está referido a la creación de un discurso que presenta la realidad como un hecho “natural” y procura bloquear las posibilidades de aparición de otros discursos que tengan capacidad cuestionadora. Aparece en escena la disciplina en su doble acepción que mantiene desde su origen, apuntando tanto al conjunto de conocimientos como al control.

3 Foucalt, M. (1991). Microfísica del Poder. Madrid. Ediciones de La Piqueta. 3ª Edición. p. 140 4 Weber, M. (1993). Economía y Sociedad. Madrid. Fondo de Cultura Economica de España S.L. (Cap. III Los tipos de Dominación).


Esa necesidad de contar con un discurso de “respaldo”, con una determinada forma de verdad, lleva necesariamente a establecer una relación entre poder y saber. El poder se construye y funciona, entonces, a partir de otros poderes, de los efectos de éstos, independientes del proceso económico. Las relaciones de poder se encuentran estrechamente ligadas a las familiares, sexuales, productivas; íntimamente enlazadas y desempeñando un papel de condicionante y condicionado. En el análisis del fenómeno del poder, nos dice Foucalt que : “no se debe partir del centro y descender, sino más bien realizar un análisis ascendente, a partir de los “mecanismos infinitesimales”, que poseen su propia historia, técnica y táctica, y observar cómo estos procedimientos han sido colonizados, utilizados, transformados, doblegados por formas de dominación global y mecanismos más generales”. Michael Foucalt en su obra “La microfísica del poder” indica que “el poder no es un fenómeno de dominación masiva y homogénea de un individuo sobre los otros, de un grupo sobre otros, de una clase sobre otras; el poder contemplado desde cerca no es algo dividido entre quienes lo poseen y los que no lo tienen y lo soportan”. El poder tiene que ser analizado como algo que no funciona sino encadena. No está nunca localizado aquí o allá, no está nunca en manos de algunos. “El poder funciona, se ejercita a través de una organización reticular. Y en sus redes circulan los individuos quienes están siempre en situaciones de sufrir o ejercitar ese poder, no son nunca el blanco inerte o consistente del poder ni son siempre los elementos de conexión. El poder transita transversalmente, no está quieto en los individuos” 5 .

5 Foucalt, M. (1991). Microfísica del Poder. Madrid. Ediciones de La Piqueta. 3ª Edición. p. 142


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Ninguna raza humana, jamas, se ha ganado la vida en un entorno tan extremo, como cien mil o más cazadores del hielo ártico. Ningún pueblo ha sido tan rico declarado, o tan poco comprendido, como esta gente. Incluso el nombre que se les ha dado, ha sido un nombre poco apropiado. Al hablar del arte de los esquimales se trata de una idea que no era parte de su vida normal. Hicieron muchas cosas, a menudo de gran belleza, pero no más allá de objetos prácticos. Un cuchillo de nieve o un taladro de arco son un instrumento, aunque a veces sus superficies lisas estaban adornadas por algunas escenas de la caza con el fin de que les atraiera la suerte. Estos objetos fueron tallados para asemejarse a las cabezas de las focas y de los osos polares; se trataba de representar el animal que deseaba el cazador para la cena de su familia. En las largas noches de invierno, cuando el sol se escondía en meses, el trabajador producía objetos de asombroso valor artístico, no sólo porque él estaba haciendo un objeto útil y la decoración en sí mismo, si no porque el artista no era consciente de valor de su actividad artesana. En los últimos años el mundo de los esquimales ha cambiado radicalmente; nuevas armas para el cazador, nuevas propulsiones para barcos y trineos, y nuevas concentraciones de población han supuesto las nuevas necesidades. Un mercado se ha abierto para la venta de las tallas de los esquimales, así como, la forma de ampliar su arte gráfico simple, en la producción de hermosas litografías. La capacidad natural de la gente del pueblo ha hecho posible una nueva fuente de ingresos. No todos los esquimales tienen el tiempo o la inclinación para hacer tales obras de arte, y un nuevo fenómeno ha surgido en su estructura social: el artista como profesional. Los esquimales se sitúan en una encrucijada de la cultura, la vieja vida casi ha desaparecido. Ellos saben bien que las formas ancestrales son para siempre. Muchos son conscientes de la importancia de celebrar una educación cultural más globalizada, el comercio y la tecnología. Las tierras del norte se han explotado extrayendo todo su petróleo y su potencial estratégico.


Aún así, su gente no ha perdido el corazón, estan siendo inteligentes y capaces de enfrentarse a sus problemas y soluciones. No han despreciado al hombre blanco, pero han aceptado ofertas de ayuda, aún con mucha reticencia, han adoptado sus nuevas formas. Los Esquimales actuales, se cuestionan, si las viejas costumbres de los esquimales tienen algún significado en la contemporaneidad. Incluso cuando su viejo mundo ha sido abandonado por un entorno más hospitalario. Todo está cambiando, pero los hijos de los antiguos cazadores continuan a algunas tradiciones de gran belleza. Sin embargo, para poder entender el mundo del Arte esquimal tenemos que hacer un viaje al pasado, de hecho a una pasado muy lejano en el que los antepasados esquimales luchaban los peligros de la Edad de Hielo. La fecha más temprana para detectar la presencia de humanos en el ártico viene de Alaska, donde se ha encontrado un alijo de herramientas de piedra y fragmentos de madera. La fecha del radio carbono ha dado a este hallazgo una datación de hace veintiocho mil años. Es muy probable que algunas familias se encontraban en el continente americano incluso antes de eso, pero esta es la primera huella del hombre que tenemos en el mundo del lejano norte. Las condiciones entonces eran más duras de lo que son ahora. Era el final de la última glaciación, cuando el hielo se fue colocando en enormes capas alrededor de los polos y el nivel de los océanos era de casi doscientos metros por debajo del nivel del mar actual. Es casi imposible entender las condiciones en que una familia de cazadores de la Edad de Piedra avanzarían cruzando sobre tierra firme donde ahora existen las aguas del estrecho de Bering.


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“Hace aproximadamente doce mil años, en el mundo sólo había sociedades cazadoras y recolectoras repartidas por todos los lugares de la geografía; se estima que podrían haber unos diez millones de personas. Hacia el 1500 a.C. la población mundial era de unos trescientos cincuenta millos de personas, de las cuales sólo unos tres millones y medio eran poblaciones cazadoras recolectoras. Actualmente quedan unos cuantos millares, la mayoría en zonas marginales a la economía de mercado. (...) Aún con esto, muchas sociedades cazadoras recolectoras presentan una ideología cazadora, en el sentido de que valoran mucho la carne, quizá por que resulta difícil obtener. La caza es también una tarea colectiva que requiere cooperación y, por tanto, una organización social y un lenguaje evolucionado para coordinar las actividades” 6.

6 Llobera, Josep R. (2009). Antropologia Social y Cultural. Barcelona. Universitat Oberta de Catalunya FUOC. 2ª Edición p.7


La prehistoria del Ártico americano es compleja y poco conocida, pues las dificultades para llevar a cabo una exploración arqueológica son mucho mayores que en otras zonas del planeta. El origen de los esquimales y de los indios americanos ha sido y es un enorme rompecabezas, en el cual todavía faltan muchas piezas por determinar, antes de llegar a los esquimales actuales, que son un fenómeno cultural bastante reciente (1000 d.C.). “Existen dos teorías acerca del origen de los primeros americanos. Los primo-arrivacionistas defienden que los primeros hombres cruzaron el istmo de Beringia cuando éste emergio por primera vez en la glaciación Wurm-Wisconsin hace 50.000-40.000 años. Aunque los hallazgos arqueológicos son indirectos, esta hipótesis está basada en hallazgos de huesos de animales con supuesta factura humana; entre ellos el más polémico es la tibia de caribú encontrada en el yacimiento de Old Crow Flats en el noroeste de Alaska, que ha sido identificado como una espátula para quitar la carne de las pieles de los animales (...)”. Y Por otro lado nos encontramos con “los Dyukhtai, siendo ésta una población dedicada a la caza del mamut y los grandes mamíferos terrestres, y con una ascendencia mongoloide, probablemente del norte de China. Esta tradición Dyukhtai presentas grandes similitudes con la lamada tradición paleoántartica que se encuentra por primera vez en Alaska hace 12.000 años, presentando ambas hachas bifaces, microhojas y núcleos en uña. Por lo tanto, si tenemos en cuenta que no hay ninguna evidencia arqueológica de la población de Siberia oriental anterior a 18.000 años, esto favorece la teoría según la cual la población de América se tuvo que efectuar en los milenios siguientes y no en los anteriores. Lo más probable es que los cazadores siberianos siguieran lentamente su expansión hacia el este, hasta que penetraron en la zona de Beringia, que probablemente habitaron durante miles de años, pero cuyos restos arqueológicos han quedado ocultos bajo el mar” 7.

7 de Larramendi, Ramón H. (1992). Esquimales. Madrid. Mapfre S.A. p.19-20


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Es en la costa del extremo norte del continente americano, en una ámplisima extensión, donde viven un reducido número de hombres y mujeres. Los esquimales. “Vivieron 6.000 años de historia en harmonía con su entorno. Los primeros europeos que llegaron a aquellas latitudes, la tundra, les pareció tan inhospita que no sólo se imaginaban que la región pudiese estar habitada. Cuando en realidad, era justamente lo contrario: numerosas culturas paleoesquimales se habian desarrollado y se habian establecido en el Artico; pero para conseguirlo aquellos cazadores en primer lugar se tuvieron que adaptar a los cambios climáticos sobrevenidos a lo largo de los siglos (...)” 8. El origen del término esquimal no ha sido aún totalmente aclarado. La creencia generalizada, y aceptada en muchos diccionarios de la actualidad, es que procede de los indios algonquianos Askimew, palabra que significa “ los que comen carne cruda” ; se utilizaba para designar a los nativos (esquimales) del Labrador. Sin embargo parece más probable que tenga su origen en los indios montagnais, que con el término ayassime designaban también a los nativos del Labrador. Pero es en un texto inglés de 1584 donde se cita por primera vez esta palabra, bajo la forma de esquimawes, para referirse a los habitantes de “Graunde Bay”; y también en otro texto en castellano el historiador vasco Lope de Isasti utiliza , en 1625, la forma esquimaos cuando trata las actividades de los balleneros vascos en “Gran Baya” (Gran Bahía , costa del Labrador) en la segunda mitad del siglo XVI. La hipótesis más probable supondría que el nombre fuera recogido por los balleneros vascos de los indios montagnais, con los que comerciaban, y posteriormente transmitido a los ingleses y franceses. Las fuentes francesas lo citan por primera vez en 1632, también para referirse a los habitantes de la parte norte del estrecho de Belle Isle. Los términos que los propios esquimales utilizan para denominarse a sí mismos varían de unas zonas a

8 Rouseselot, Jean-Loup. (2001). Indios y Esquimales.Culturas Indígenas del norte de America. Barcelona. Fundación ”La Caixa”. pag.33


otras. Inuit significa ser humano entre la rama inupiaq de dialectos esquimales, mientras que yupik significa también ser humano, dando nombre a la rama yupik de idiomas esquimales. Inuit (plural) y inuk (singular), es utilizado en Canadá oriental; los habitantes del distrito de Thule en el noroeste de Groenlandia se autodenominan inughuit ( los grandes hombres ); en la costa oeste de Groenlandia, kalaallit (plural), kalaaleq (singular); en el delta del río Mackenzie, inuvialuit; en el norte de Alaska, sugpiaq. En el Ártico oriental canadiense, el término inuit, utilizado originariamente para designar cualquier ser humano, ha pasado a representar sólo a los habitantes de raza esquimal, mientras que los extrangeros somos llamados qallunat. En la costa occidental de Groenlandia, el término inuit se utiliza para definir a cualquier ser humano, tanto extranjero como esquimal, y el término qallunat se emplea para llamar a los daneses. En esta área, el termino utilizado para autodenominarse es kalaaleq, que se traducirá como groenlandés. El actual nombre de Groenlandia, cambiado en 1979, es Kalaallit Nunaat (La tierra de los groenlandeses), y parece tener su origen en la palabra del antiguo noruego skraelinger con la que los vikingos denominaban a los habitantes de Groenlandia y que posteriormente adoptaron para autodenominarse (Thalbitzer, 1904). Los esquimales muy raramente utilizan el término esquimal para designarse a sí mismos, en general lo consideran peyorativo (y en algunas ocasiones lo utilizan para referirse a sus antepasados de la época anterior al contacto con los europeos). Durante la década de los 70, el término esquimal se ha suprimido oficialmente, adoptándose en Groenlandia kalaaleq o gronlandsk, en Canadá inuit e inuvialuit y en Alaska inupiaq y yupik. En la Inuit Circumpolar Conference de 1977 se decidió adoptar el término Inuit para designar a toda la raza esquimal.9

9 Wrenn, Sue C. (1978). Inuit Circumpolar Conference Primera, de 1977. Cambridge. Polar Record, pp. 64-66




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Debido a la enorme área que habitan los esquimales y a las numerosas adaptaciones locales que han tenido lugar en el último milenio, es imposible hacer una descripción de la cultura esquimal en general y que sea aplicable para todos los grupos. La descripción etnológica siguiente, no prentende ser exhaustiva, se centra en los aspectos comunes y particulares de los esquimales (especialmente de Canadá y Groenlandia) que los diferencian claramente de los indios de las regiones más meridionales de Nortamérica. Alaska, con su riqueza y variedad cultural, presenta una mayor diversidad con respecto a las áreas del alto Ártico (Canadá y Groenlandia) y una mayor similitud e influencia de los indios del noreste, escapando de los “tópicos populares” sobre esquimales.


El paisaje del Ártico no parece ser una zona muy adecuada para el desarrollo de ningún tipo de vida, con sus largos meses de noche polar, el frío intenso y la gruesa capa de hielo que cubre el mar. Sin embargo, esta zona es relativamente rica en recursos, que son bastante similares de unas zonas a otras si tenemos en cuenta la enorme área geográfica de la que estamos hablando y la comparamos con áreas geográficas de dimensiones parecidas en otras zonas del planeta. La flora está formada únicamente por musgos, líquenes y pequeños sauces enanos, que sustentan a una población terrestre de caribús, bueyes almizcleros, zorros, osos, liebres, etc. Sin embargo, no es en tierra firme donde está la mayor riqueza, sino en el mar, donde la abundancia de plancton permite el desarrollo de gran cantidad de mamíferos como las ballenas, las focas, las morsas o los narvales. De hecho, son precisamente estos recursos marítimos los que han sustentado de un modo importane la vida en el Ártico. Los esquimales no pueden ser reconocidos como un grupo homogéneo de gente, puesto que en el área geográfica que habitan hay una gran diversidad. Todos los grupos tienen en común que se dedican únicamente a la captura de animales salvajes mediante la caza y la pesca, sin dedicarse al pastoreo de renos, como los lapones o sus vecinos los chukchis siberianos, ni a la agricultura, que es obviamente imposible debido a las severas condiciones climáticas.


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Para la supervivencia, disponían de una serie de elementos, comunes en casi todos los grupos, como pueden ser el trineo tirado por perros, el kayak y el umiak, y algunas armas, por lo demás muy comunes entre los cazadores prehistóricos, como el arpón, la lanza y el arco y las flechas. Su modo de vida, sus ciclos anuales y las presas, base de su subsistencia, varían de una zona a otra, siendo difícil comparar a los esquimales del Pacífico , muy similares a los indios de Norteamérica, con los esquimales polares de Groenlandia. De hecho, no todos los grupos esquimales han sido nómadas, sino que algunos, especialmente los dedicados a la caza de la ballena o los que habitaban una zona con aguas libres de hielo durante todo el año, solían vivir de un modo sedentário, como es el caso del norte, noreste y sur de Alaska; otros habitaban exclusivamente en el interior, y su vida estaba basada en la caza del caribú, lo que les exigía estar constantemente en movimiento. Sin embargo, prescindiendo de estos dos extremos, lo más normal parece haber sido tener un cierto equilibrio entre los recursos marítimos y los terrestres, pasando el invierno en la costa y viviendo en verano tanto en la costa como en el interior, demostrando con ello una notable capacidad de adaptación. La caza de la ballena tenía un ritual que se realizaba antes de emprender su captura, y también tenía unas implicaciones socioeconómicas muy importantes para el grupo. Su carne se comía y era muy apreciada, la grasa servía como alimento y también como combustible y la piel, llamada matak, se comía cruda y era muy rica en vitaminas. Con sus huesos se formaban las vigas para sostener el tejado de algunas casas semisubterráneas o para construir instrumentos. En zonas idóneas se cazaban hasta 20 grandes ballenas al año, lo que significaba cientos de toneladas de alimento y grasa. La foca era el recurso más común en todo el Ártico. Destacan entre sus múltiples variedades la foca anillada y la barbuda, siendo la primer la más frecuente de todas. Es uno de los más preciados animales, puesto que se utilizaban todas sus partes, sirviendo de un modo completo para la alimentación, vestimenta y como fuente de combustible. También las morsas o el narval era


muy apreciado no sólo por su colmillo gigante, sino también por su piel, que contiene vitamina C y era considerada una delicia. Los animales terrestres eran también importantes, principalmente el caribú y el buey almizclero. Además de estas presas, se cazan multitud de otros animales cuya importancia para su subsistencia era pequeña, tales como el lobo ártico, el oso polar o el zorro.

Uno de los problemas mayores era el de almacenar los alimentos. Normalmente se congelaban dejándolos escondidos en invierno, y en verano coloncándolos entre bloques de hielo que se podían obtener de los pequeños témpranos flotantes del mar. La mayor parte de la comida se tomaba cruda o congelada, aunque también era frecuente hervir tanto el pescado como la carne con la ayuda de boles de esteatita que se colocaban encima de la lámpara de aceite. A veces se asaba la carne con la ayuda de una piedra fina que se colocaba encima del fuego. La alimentación estaba compuesta por carne o pescado, que siempre se tomaba acompañada de grasa de foca o ballena. Los esquimales del interior comerciaban con los de la costa para obtener grasa, producto del cual carecían. El pescado, a pesar de sus vitaminas, era insuficiente y los esquimales creían que si se alimentaban sólo de él morirían. Los vegetales tenían muy poca importancia en su dieta, casi siempre se comían las plantas parcialmente digeridas que encontraban en los estómagos de los caribús


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Los esquimales acostumbraban a vivir en pequeñas comunidades formadas por varias familias. Raramente sobrepasaban los 100 habitantes. Normalmente, los poblados se establecían durante el invierno, mientras que durante el verano se emprendían viajes en pequeños grupos, tanto hacia el interior para cazar caribús como a otros lugares de la costa para cazar o comercializar. Así, el concepto de población permanente no existía, excepto en algunos puntos de la costa de Alaska, como Point Barrow o Point Hope, donde la caza de la ballena permitía llevar casi sedentaria. Una vez más, el tipo de poblado estaba supeditado a la actividad base de subsistencia, lo que implicaba una diversidad. Los poblados balleneros o comerciantes antes citados y los más grandes registrados tenían de 200 a 500 habitantes. Las viviendas estaban colocadas de un modo anárquico y las casas solían estar orientadas para evitar los vientos más frecuentes o pra aprovechar al máximo el sol. Estos poblados estaban compuestos por las viviendas, que eran frecuentemente compartidas por dos o más familias a la vez, y por multitud de pequeñas construcciones que servían para almacenar la comida y también por estructuras elevadas donde se guardaban las embarcaciones de piel para que estuvieran protegidass de los voraces perros. Asimismo existían unas casas comunales llamadas kashims o karigis, que eran utilizadas por los hombres como lugar para trabajar, reunirse e incluso dormir. Estas casas, más grandes que las demás, eran usadas también para ceremonias, celebraciones o bailes. En la zona sur de Alaska aparecen las saunas, tan comunes entre los indios de Norteamérica. Los lugares donde se instalaban los poblados eran escogidos teniendo en cuenta una serie de factores como el disponer de agua y de algún tipo de combustible, como sauces troncos de la deriva. Pero, sobre todo, importaba que estuviera localizado en una buena zona de caza y pesca desde donde se pudieran controlar los movimientos de los animales, por lo que se escogían los cabos o zonas un poco elevadas, especialmente en Alaska, para evitar las frecuentes y desbastadoras olas sísmicas. También se buscaba una


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zona desde donde se pudieran controlar fácilmente los accesos para prevenir posibles ataques enemigos. Las casas eran construidas de muchos modos diferentes, normalmente semisubterráneas, a base de troncos (procedentes de la deriva o traídos de la taiga), turba, láminas de tierra arrancada del suelo y pieles. Las famosas casas de nieve o iglús no eran utilizadas como residencia fija más que en el Ártico canadiense. En Groenlandia se usaban solamente durante los viajes o como residencia temporal y en Alaska eran prácticamente desconocidas. Garrick Mallery, la mayor autoridad del Smithsonian de su tiempo, dice: “lo que más sorprende en relación con los indios de Nortamérica, y que no ha sido reconocido hasta hace muy poco, es que éstos vivían, de modo habitual, en y por la religión en un grado comparable al de los antiguos israelitas de la teocracia. (...) Su modo de vida, su pensamiento, todos sus actos reciben una significación espiritual, y son enfocados y embellecidos con una completa comprensión del mundo del espíritu” 10.

10 Thompson Seton, E., Seton, J.M., (1992). La tradicción del indio Norteamericano. Palma de Mallorca. de Olañeta, José J. Editores. p.42



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“La sociedad de cazadores que vivía en el Ártico central estaba constituida por multitud de pequeñas células. No existía una institución dirigente que coordinara los esfuerzos individuales. Cuando se formaba un pueblo, siempre de manera efímera, el reagrupamiento no se hacía alrededor de un jefe. La gente se reunía por razones sociales o prácticas, porque determinadas actividades se realizaban más fácilmente en común. Ni siquiera se establecía un consejo de cazadores, tan sólo existía un foro con capacidad de decisión en materia de trabajo o de ocio. Dicha organización se debía a la escasez de recursos naturales que imponía la caza en solitario. Cuando se fundaba una nueva familia, esta buscaba un territorio de caza donde operar de manera casi autárquica. Dos complementos importantes ampliaban este modo de vida individualista: por una parte, los mercados de temporada que reunían a las familias de toda una región y, por otra, las alianzas que sellaban dos cazadores que vivían en entornos diferentes. En ambos casos, los intercambios les permitían procurarse los productos de los que no disponían. Lo único que provocaba la dispersión de las familias era la caza de aves migratorias y la pesca de temporada. No obstante, una clase de cazadores particularmente activos y emprendedores podían imponer sus opiniones. Dada la desigualdad de los resultados obtenidos por los cazadores, el que no alcanzaba a alimentar a su familia se veía en la obligación de aceptar la ayuda de un cazador con más suerte. A consecuencia de ese favor, que quizás no podría devolver nunca, el cazador desafortunado estaba cada vez más en deuda con la familia próspera. Su mujer y sus hijos entonces tenían que compensarla trabajandopara ella. Esta situación no engendró clases sociales inmutables, ya que dependía de la continuidad del éxito del cazador dominante, de su suerte y de su estado de salud”11 .

11 Rouseselot, Jean-Loup. (2001). Indios y Esquimales.Culturas Indígenas del norte de America. Barcelona. Fundación ”La Caixa”. pag.37


“La sociedad esquimal tenía el nivel más bajo de organización en el cual un grupo puede existir, siendo su única institución la familia, lo que implicaba que no había ningún tipo de relaciones de pertenencia a tribus más allá del parentesco, ni control por parte de grandes jefes. Éstos solían ser los mejores cazadores o los umialiks que habían demostrado, además de su habilidad, una gran sabiduría, generosidad y modestia. Eran líderes morales del grupo o poblado y nunca imponían su voluntad, tan sólo sugerían o aconsejaban, tomando el mando real sólo en circunstancias excepcionales. Estos grupos formaban unos núcleos totalmente autosuficientes, donde el trabajo estaba claramente repartido según el sexo. Los hombres se dedicaban a la caza y a la fabricación de artefactos en marfil, piedra y madera, mientras que las mujeres se encargaban del procesamiento de la comida y de la preparación y costura de la pieles. Los ancianos ayudan en lo que podían y los niños iban aprendiendo desde muy pequeños las tareas que correspondían a su sexo. Dentro de estos grupos había unas reglas bien claras y una extensa gama de tabús que se debían respetar. En el seno de la familia había un alto grado de cooperación; la propiedad privada existía, y cada hombre y mujer tenía sus própios utensilios, que podía usar cualquiera, bajo previa autorización y posterior devolución. Sin embargo, la comida era un bien comunitario, y bajo cualquier circunstancia se compartía, incluso con miembros de otras familias menos afortunadas. La generosidad era vista como una de las mayores virtudes, y el egoísmo como uno de los peores defectos.(...). Las relaciones de parentesco tenían una importancia vital. Uno de los anhelos constantes de estos grupos era el de tener el mayor número posible de contactos directos con otros grupos. En caso de penuria, estas familias lejanas siempre ofrecían comida y alojamiento. Además, en caso de entablarse una guerra entre familias, disponían de mayor respaldo y apoyo. Estas disputas, que normalmente tomaban la forma de venganzas sucesivas en las que cada muerto era pagado con otro muerto de la otra familia, era una espiral de violencia que a veces no aca-


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baba hasta el exterminio total de una de las familias. Todos los parientes estaban obligados a tomar parte en estas vendettas. Los matrimonios tenían lugar cuando ambos cónyuges eran muy jóvenes; las mujeres se consideraban preparadas desde que tenían la primera mestruación, hacia los 12 o 13 años, y los hombres cuand era capaz de cazar por sí mismo, hacia los 20 años. Estos matrimonios estaban pactados desde el nacimiento, aunque también exstían bodas por amor. Los esquimales consideraban el matrimonio de un modo distinto al occidental, para ellos era un pacto entre dos personas que se necesitaban mutuamente para sobrevivir y normalmente se veía como un medio para establecer nuevas relaciones familiares y, por tanto extender el área de ayuda mutua y cooperación. Ser madre soltera era frecuente y no representaba ningún estigma; al padre se le solía reconocer por el parecido físico, y curiosamente era la familia del padre la que solia reclamar al niño. Toda mujer fértil era deseada como esposa. El divorcio era corriente y con frecuencia estaba ocasionado por los malos tratos infligidos a la mujer, ante lo cual su familia exigía la separación. Cuando esto ocurria, cada cual se llevaba sus objetos personales, aunque no había reglas fijas. A pesar de las separaciones se mantenía contacto y seguían formado parte de la familia, debido a la afinidad sanguínia de los hijos. El incesto entre hermanos era totalmente desconocido. Los tabús al respecto eran tremendos y se creía que el mundo se acabaría si esto ocurriese. La escasez de mujeres era compensada con la poliandría o el matrimonio de una mujer con dos hombres, o por el contrario, si había escasez de hombres, algunos podían tener dos o tres esposas, aunque esto no era común debido a que hacía falta cierta riqueza para mantenerlas. (...) Las personas mayores o débiles se solian suicidar para evitar que sus parientes tuvieran que tomar la penosa decisión de abandonarlos. Estos no quiere decir que los esquimales no apreciasen a sus mayores, puesto que éstos eran muy respetados y escuchados debido a su mayor sabiduría.


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Los abandonos no se realizaban más que en situaciones extremas en que la muerte del individuo significaba la supervivencia del grupo. Las personas que lo habían practicadono no eran criticadas ni estigmatizadas. Sin embargo, aquél que abandonaba al grupo para salvarse era considerado y tratado como un asesino. Además del núcleo familiar y de las relaciones de parentesco, la sociedad esquimal tenía otros modos de establecer relaciones profundas sin necesidad del lazo de sangre. La sociedad esquimal no tenía ningún tipo de organización y se lapuede considera como anárquica. Los jefes no eran más que líderes morales y no existía ninguna relación coactiva. Tan sólo en algunas zonas del sur y sureste de Alaska los esquimales tenían una estratificación social, con sus correspondientes jefes, nobles, plebeyos y esclavos” 12. Liderazgo, riqueza y posesión. Estos tres aspectos estaban fuertemente unidos y recaían sobre las personas que poseían una mayor habilidad para la caza. Estos grandes cazadores debido a su gran eficacia, obtenían mayores recursos, que se demostraban por el hecho de poder alimentar un tiro más numerosos de perrros o por mantener varias esposas. Sin embargo el mayor éxito tenía que ir acompañado de ciertos valores morales para adquirir un pretigio y respeto, tales como la generosidad y la modestia. Estas comunidades aisladas tenían un fuerte sentio igualitario, donde primaba la cooperación por encima de la competición. No existía un liderazgo en el sentido literal de la palabra, y cada familia tenía una libertad total de acción. Sin embargo, en casi todos los grupos existía un individuo que, además de por su habiliad en la caza y sus virtudes morales, era conocido por su mayor sabiduría, inteligencia y sentido común y que ejercía el papel de líder moral y, sólo en situaciones extremas o en las grandes cacerías comunales, de líder real. Es representativo el nombre que recibían, tales como “el que piensa”, “el que es escuchado por todos” o “el que conoce todo mejor”. Su posición era la de ser el 12 de Larramendi, Ramón H. (1992). Esquimales. Madrid. Mapfre S.A. pp.70-78


primero entre iguales, lo cual se adquiría por méritos propios y no era hereditario. La generosidad era expresada repartiendo la riqueza, es decir, el producto de la caza y la modestia al no mostrar jamás delante de los demás sus mayores habilidades. Estos valores eran esperados de cualquier miembro de la comunidad y significaban el ideal de comportamiento en el grupo. En la sociedad esquimal se valoraba mucho el hecho de sacrificar los intereses y egoísmos personales a los de la comunidad. El que era más hábil e inteligente no tenía que mostrar sus dotes ante los demas para no herir susceptibilidades, el buen cazador tenía que alimentar a los menos hábiles sin sentirse superior por ello, la tiera no pertenece a nadie. Pero en numerosas ocasiones, esta politica de evitar conflictos no era suficiente y era preciso tomar medidas que restableciesen la normalidad. Sólo el asesinato era considerado como delito realmente grave, las otras faltas, tales como el robo o el incumplimiento de las obligaciones, se solucionaban mediante la rediculización. El ladrón era ridiculizado y se convertía en el hazmerreír hasta que devolvía lo robado; el avaro se le hacia el vacío y se le ponía en evidencia hasta que el aislamiento y desprecio que sentía era tan insoportable que se decidía a cambiar su comportamiento o cambiar de lugar. Una vez corregido el mal comportamiento se olvidaba totalmente el suceso y no se estigmatizaba al individuo. Lo pasado dejaba de importar, siempre que en el futuro se corrigiese. Cuando los jóvenes eran culpables de delitos, el sentimiento hacia ellos era más el de protección y enseñanza de los valores auténticos que el de castigo y represión. Cuando dos individuos estaban enfrentados por algún tipo de rencillas y a enemistad era latente, se recurría a los llamados “duelos cantados” o peleas en público. Uno de los dos enemigos convocaba al otro en duelo. Éstos eran considerados como actos sociales de máxima importancia y tenían lugar delante de todos los habitantes del poblado.


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“Para los esquimales, el universo es una unidad fundamental. Los contrastes, entre la vida y la muerte, los sueños y la realidad, y el principio y el final no tenían sentido. Los extremos de tiempo, espacio y existencia se ven como puntos diferentes de un todo, o como las distintas fases o aspectos de un todo único y unificado, que era la realidad. Los esquimales ni siquiera distinguian entre lo posible y lo imposible, bajo las condiciones adecuadas, todo era posible. Los esquimales creen que todo está imbuido de un alma, o fuente de energía, que transmite a su forma el potencial de acción, y la disposición a, que determina su actitud hacia los demás fenómenos” 13. Nunca se les ocurriría pensar que un afloramiento rocoso en una ladera, por ejemplo, no tuviese vida; piensan que es un ser vital. Creen que estos afloramientos puediesen llegar a matar al que tubiera la temeridad de acercarse a ellos muy de cerca. Incluso pensaban que en realidad, eran personas o animales, cuyos cuerpos

13 Enerst S. Burch, Jr & Forman, W. (1988). The Eskimos. Londres. Macdonald & Co Publishers Ltd. pp. 89-92


se transformaron en roca atraves de las prácticas de un chamán o de un espíritu. Y que sus cuerpos permanecerían paralizados hasta que fuesen liberados por otra fuerza poderosa. Un afloramiento era más que una roca debido a la fuerza que anima y reside dentro de él. Los esquimales percivían un mundo complejo, emocionante y aterrador frecuentado de fenómenos naturales y sobrenaturales en la que incluso las características topográficas inertes, son dotados de contenidos y de acción dinámica. Tenían la creencia de que los seres animados se caracterizan también por la respiración, además de un alma, una forma y una disposición. Si bien esta no es la fuerza que les da la vida - el alma hace que - la respiración otorgue a los animales y las personas de su especial habilidad para interactuar con el Espíritu del Aire, y esto significa que tienen más poder que las plantas y las rocas. Los seres humanos, a demás de las cuatro características fundamentales mencionadas, también tienen nombres. Para la mayoría de los esquimales, un nombre tenía su propio poder, que se transmitia atraves del alma, de una disposición y de la respiración. Por eso la gente, que tienen todas estas cualidades, son generalmente más poderosos que las rocas, o el caribú. Entendieron los nombres como algo más que simples etiquetas, para ellos eran sagrados. Un recién nacido no se consideraba humano hasta que había sido nombrado. La asignación de un nombre a un bebé por lo tanto era un asunto urgente. Un niño no era considerado como un individuo único, sino como la encarnación de la nueva alma de una persona muerta. Todo lo que se requería para completar el proceso de rencarnación era asignar al bebé el nombre de una persona fallecida. El inventario de los nombres de los miembros de una sociedad esquimal no era en modo fijo. La mayoría de la gente moría con varios nombres, y el mismo nombre podía tenerlo varias personas al mismo tiempo. En las poblaciones en declive, por el contrario, tuvieron que inventar otros nuevos a fin de satisfacer


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la creciente demanda. En estos, como en la mayoría de los asuntos, los esquimales no tenían una concepción doctrinaria sistemáticamente elaborada de la realidad, es por lo que los occidentales consideran inconsistente su visión del mundo, llena de muchos cabos sueltos. En el sudeste de Alaska, sin embargo, al nombre de donación y al nombre común se trataba con mucho más cuidado. Nombre y chamanes estaban involucrados por lo general, y el otorgamiento de un nombre era una ocasión para celebrar una ceremonia. Una vez que el nombre había sido dado, ya no podía ser pronunciado, ya que los nombres eran interconectados el uno al otro. El nombre del difunto no deberá ser pronunciado directamente, sino a través de la relación que mantenía con otras personas (p.e.: el marido de Suopia, el hijo de Kristian...), hasta el momento en que nazca ese primer niño. Podría decirse que existe un tabú sobre el uso del nombre propio del muerto. El recién nacido recibirá, junto con el nombre, la posición social del fallecido; así, por ejemplo, cuando la madre de un cazador muere y nace un niño, éste recibe el mismo nombre y además la parte de carne -iseq- que le correspondería tradicionalmente a la madre del cazador. Con esta tradición, el nombre nunca desaparece después de la muerte. Los esquimales asiáticos intentado descubrir el alma que estaría en un bebé antes de que naciera. Analizaron los sueños y los meditaban, buscando pistas acerca de quién estaba a punto de renacer. Si únicamente se enfermó, se suponía que el paciente necesitaba más nombres; entonces el chamán seguía agregando le hasta que la salud del niño mejoraba. En el este de Groenlandia, un niño podía tener muchos nombres. Algunos de ellos habían sido los de las personas fallecidas. Después de haber muerto una persona estaba prohibido mencionar siquiera uno de sus nombres o de lo contrario su alma volvería a rondar al que lo pronunció. Esto no fue problema en el caso de palabras que eran nombres y nada más, pero eso significaba que los nombres tomados de objetos ya no podía ser usados para referirse a ellos. Las nuevas palabras tuvieron que ser inventadas.


Cuando otro niño naciese podría recibir algunos de los nombres tabú, lo que podría decirse una vez más, pero los objetos correspondientes tomaban denominaciones nuevas que habían sido asignadas. Por acumulación a través de los años, esta costumbre dio lugar a cambios en las secciones enteras del vocabulario del este de Groenlandia. La muerte era simplemente la liberación de un organismo. El cuerpo se desintegraba, y con el tiempo desaparecía, pero las otras cualidades, importantes de una persona ( la disposición, el aliento, el alma y el nombre) sobrevivía en algún lugar hasta ser reencarnado en otra forma humana. El reciclaje de las almas, el nombre y las disposiciones a través de una serie de órganos se pensaba que era un ciclo continuo. La idea de trascender la vida y el ciclo de la muerte no les preocupaba porque sabían que siempre volvería a aparecer en forma humana en otro lugar. Los esquimales estaban muy atentos a las necesidades de los fallecidos o como ellos llamaban “recién liberados”. Para que sus almas no estubiesen descontentas y evitar que causaran sufrimientos graves entre las personas que dejaron atrás, colocaban en su tumba, o cerca del cuerpo las cosas que había utilizado en vida. Una mujer sería enterrada con sus agujas, lámparas, ollas y otros utensilios, mientras que un hombre con su caja de herramientas y armas. Los elementos más importantes o escasos, como barcos o lámparas, eran reproducidos en miniatura para su uso como ajuar funerario. Mientras que los objetos eran representados de alguna manera, acompañarían a sus almas para que el difunto,tuviese una vida cómoda hasta que se re-encarnase en la forma de un nuevo bebé. Para los esquimales, como para todos los pueblos primitivos, la frontera entre el mundo natural y el sobrenatural estaba muy poco definida. Todos los objetos, animales o fenómenos tenían un espíritu o alma que se llamaba inua, que significa persona. Constantemente era necesario tomar precauciones para no ofender a los inuas. Estas preocupaciones se materializaban en forma de prescripciones y tabús.


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En el noroeste de Alaska, donde la caza de la ballena se practicaba de manera colectiva, existían numerosos tabúes y supersticiones referentes a este acontecimiento. El equipaje, que se renovaba cada año, se preparaba en invierno en la qasgiq o “casa de los hombres”, se hacían nuevos revestimientos para los barcos (umiaks) y las mujeres cosían nuevas parkas para los cazadores. Antes de embarcar, los hombres tomaban un baño de vapor en común: estaban seguros de que las ballenas se dejarían atrapar más fácilmente si ellos estaban limpios y su equipamiento era nuevo. El umialik (propietario de un barco y capitán de cazadores que se comunica y canta con las ballenas) hacía un debido repaso para asegurarse de que todos los restos de carne de la caza del año precedente habían sido comidos. Los ritos propiciatorios terminaban con un cortejo de todos los participantes precedidos por un grupo de hombres que llevaban el umiak hasta mar abierto. Los tabúes en estas culturas presentaban un aspecto irracional. Así, en el norte, el cazador no debía dormir con su mujer en el momento de su menstruación o antes de ir a la caza de la ballena. Cuando el barco perseguía a uno de estos mamíferos, la mujer del umialik debía permanecer completamente inmóvil, acostada en su cama. Se pensaba que un movimiento de la esposa desenca-


denaría en la ballena un terrible coletazo que hundiría el umiak. Cuando los cazadores volvían con la ballena, la mujer del uinialik daba la bienvenida al animal de la siguiente manera; “Estamos felices de volver a verte, te esperábamos. Debes estar sedienta despuésde tan largo viaje” 14, y la mujer vertía entonces agua dulce en la boca de la ballena. Entre los esquimales costeros existe el tabú implícito de no poder pronunciar el nombre verdadero de la diosa del mar, y el de no mezclar las carnes y actividades terrestres con las marinas. De ahí que estaba prohibido comer carne de morsa y reno al mismo tiempo, asi como; antes de que empezase la caza de la foca, las armas debían ser ahumadas en un fuego de algas, para quitarles el “olor a tierra”. Excepcionalmente, cuando la presa era un oso, se dejaba de trabajar durante tres días y debían realizarse obsequios al animal capturado. Los esquimales creían que todos los seres de la naturaleza, hombres, animales, lugares o cosas, tenían un espíritu que podía actuar de forma beneficiosa para el hombre o producir males, y que era controlado por el chamán. “Los dioses de estos pueblos no eran seres de naturaleza superior a los que debieran adorar o rendir culto, sino personificaciones de fuerzas naturales a las que “guardaban lejos y miraban con precaución”. Así, como fuerzas mágicas, encontramos a Sila (espíritu del aire y del agua), Tarqueq (espíritu de la luna) o Takanakapsaluka (espíritu del mar). La primera de ellas- Sila, es la más influyente y personifica el destino. Su nombre, traducido directamente del inuit, significa “se nos escapa”; es el espíritu del tiempo y habla a los hombres a través de la tempestad y la tormenta. Este término también es utilizado para designar los fenómenos atmosféricos. Tarqueq, el espíritu de la luna, es la responsable de

14 Nooter, G. (2005). Espíritus del Agua. Arte de Alaska y la Colombia Británica. Barcelona. Fundación “La Caixa”. p.35


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que las reglas de la vida sean debidamente respetadas. Ésta, junto con el espíritu del mar, Takanakapsaluka, puede emplear a Sila para ejecutar castigos (tormentas y enfermedades) si no se llevan a cabo los debidos rituales. La comunidad acudirá al chamán para que éste aplaque la ira de Takanakapsaluka, enfadada porque por culpa de los pecados de los hombres tiene el cabello sucio, y será éste quien limpie las faltas de su pueblo. Para ello deberá cumplir fuertes ayunos y superar trances en los que su alma realizará largos y peligrosos viajes a través de las diferentes esferas del mundo” .



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El arte esquimal presenta una considerable variación de Este a Oeste. Alaska, es el área en la que tuvo un mayor desarrollo, con gran cantidad de figuras en madera tallada y a veces también pintada. El arte en Groenlandia presenta una menor complejidad que el de Alaska, y en Canadá, la región de vida más precaria, los ejemplos son escasos y muy modestos. La piezas más trabajadas son las esculturas en madera, hueso, cuerno o marfil. Ropas con bordados de cuero y piel de diferente colore. Máscaras pintadas en Groenlandia y Alaska y tatuajes en la cara como decoración personal. Casi todo el arte estaba producido por hombres. Todo el arte se hacía como adorno para utensilios o cosas prácticas; hay pocos ejemplos de objetos de arte hechos únicamente para satisfacer una necesidad estética. Gran parte del arte esquimal era naturalista y representaba seres humanos, animales, embarcaciones, casas, aunque también existía una arte geométrico, con diseños hechos con gran variedad de líneas y también con figuras abstractas en dos dimensiones. “Especímenes arqueológicos procedentes de las culturas prehistóricas de Dorset y Thule, atestiguan una tradición escultórica de dos mil años de antigüedad, creada por los esquimales de las regiones árticas del Canadá. Ante esas esculturas en miniatura, halladas en recientes excavaciones, experimentamos la misma emoción que cuando contemplamos arte del magdaleniense. Arte prehistórico de tal economía de medios, ya sea del paleolítico europeo o protoesquimal, parece provocar una mágica descarga. Nos hallamos en presencia de objetos utilizados para curar, para aplacar a los dioses enfurecidos, para hacer la caza provechosa, para repartir hechizos. Con qué concentración e intensidad el artista, trabajando durante la larga noche polar el marfil de la morsa o la piedra, con simples utensilios de hueso, nos pone en inmediato contacto con el mundo real de los animales y de los hombres en toda su densidad plástica. Que misterios de la vida real y sobrenatural mezclados de modo inextricable nos acechan


desde esas diminutas máscaras esculpidas, enigmáticas y eternas. Ampliadas, sacadas del mundo en miniatura de los espíritus en el que el escultor-hechicero las situó, ¿ no revelarían cualidades plásticas propias de la escultura monumental sin perder un ápice de su sensibilidad ?. Las tribus marineras de la costa noroeste, los Tlingit, Haida, Tsimshian, Bella Coola, Kwakiutl y Nootka, habitaban una franja costera dentada que se extendía entre el Océano Pacífico y las protectoras montañas. Estos maestros de la talla en madera no fueron descubiertos por los exploradores europeos hasta finales del siglo XVIII. Tuvieron tiempo por tanto de desarrollar una estructura social y de verse impulsados a expresarla en términos visuales y plásticos, logrando un arte primitivo que se ecuenta quizá entre los más refinados del mundo. La tendencia a dar forma visual al mundo sagrado y sobrenatural, en madera o mendiante la pintura, nos ha permitido descubrir el mágico reino de las máscaras ceremoniales animistas; la necesidad de dar forma visual a rivalidades del mundo profano nos han legado un arte que atestigua el orgullo del rango (penachos y trajes), de casta (totems y esculturas monumentales) así como la riquez y el prestigio ( artículos cotidianos finalmente trabajados). El resultado fue una cultura que covivia el arte con las actividades de la cotidianidad, sin ser conscientes los artistas de la función estética que desempeñaban. El contacto con los europeos, limitado durante un largo período del siglo XIX al comercio más que a la colonización o a la evangelización, estimuló la creación artística sin corromper los estilos indígenas. La nueva riqueza trajo nuevas exigencias y nuevas herrmientas que facilitaron el virtuosismo técnico con lo que se creó un clima de fermento artístico comparable al Renacimiento europeo. Lo que resta de esta herencia artística incitó al antropologo francés Lévi_Strauss a comparar este arte con el Egipto antiguo y la Grecia arcaica.


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En el arte de la costa noreste pueden distinguirse dos modos tradionales de expresión artística: la busqueda tridimensional plástica, esencia de la escultura y la búsqueda bidimensional de la represenación pictórica, esencia de la pintura. Basta comparar la sencillez plástica de la máscara en piedra de Tsimshian con la orgía de decoración simbólica, de imágines desdobladas que llena la superfice de la mampara pintada y la túnica tejida de danza Tlingit. Las dos tradiciones de entrelazan y se confunden siguiendo gradaciones de tensión variables. Basta comparar los sonajeros para hechicero de Haida y de Tsimshian: en el primero la decoración de la superficie tiende a la forma en el segundo la forma es acentuada por la decoración. Al examinar la escultura monumenal totémica observamos la influencia de la técnica del pintor no como decoración sino como diseño plano bidimensional, que se curva alrededor del tronco del árbol y se esculpe en un relieve tridimensional. En los ejemplos más refinados de este arte, todo el espacio disponible se trabaja y la visión del espectador, como preso en una marea invisible, se ve atraido de la superficie plana al volumen y luego de nuevo por el diseño lineal. Para conocer a un hombre esquimal, escudriñamos su rostro intentando penetrar la máscara que ofrece al mundo. El artista de la costa noroeste ha poblado con su arte literalmente de rostros humanos clásicos, caras de animales, de demonios, de rostros antropomórficos. Algunos parecen posesos y otros se “transforman” de modo teatral ante nuestros ojos. Durante las Fiestas de Invierno las máscaras no representan solamente espíritus o demonios. Por un proceso de transubstanción, la madera se convierte para los fieles en carne humana. Percibimos ese poder turbador al examinar el rostro de esas máscaras que nos escudriñan con mirada penentrante, arrancadas de sus ritos esotéricos. No podemos profundizar en ellas; pero si nuestros sentidos se hallan en estado de gracia, ellas sí pueden hablarnos, a través del sortilegio del arte, acerca de la universalidad del hombre ” 15.

15 Chritie Clark, I. (1975). Arte indio y esquimal del Canadá. Barcelona. Ediciones. Poligrafía S.A. pp 18-24


Podemos distinguir tres periodos, perfectamente diferenciables en su arte: 1 El periodo prehistórico, donde aparecen una série de obras de alto valor artístico, basado en la magia y en la religión. 2 Periodo de transición, el arte comienza a sentir una “transformacion” debido a la influencia blanca, a la vez que se inicia un notable comercio con sus obras artísticas. 3 Arte actual, resaltamos la influencia blanca patente en todos los aspectos , así como, el incremento sobremanera, del “comercio” de obras artísticas.


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El chamán es el mediador entre lo natural y lo sobrenatural, también llamado lornalik que significa “el que tiene espíritus auxiliadores”. Éste tiene una gran luz interior ungkkud que le permite ver en la oscuridad, en la distancia y en el tiempo del mundo material, y que a su vez le otorga la posición de clarividente, médico, metereólogo, adivino y artista. El chamán es capaz de retirar el alma de su cuerpo para emprender el gran viaje como espiritu volador, entrando en trance con ayuda del tambor. Una de sus tareas más importantes consistía en descender al fondo del mar en el invierno para hablar con los animales y asegurar que no faltara la caza. Era también él, quien dirigía la mano del artista a la hora de confeccionar las máscaras, ya que sólo el chamán conocía los espíritus tupilek de los animales así como las tradiciones y sus formas a la perfección. La máscara es un arte sagrado, un arte chamán. Los inupiak, los yupik y los aleutas creaban máscaras con muy diversos fines, sociales y religiosos. Las de orden inuií yupik que se conocen actualmente fueron encontradas en diferentes puntos de esta península: región del río Yukón, cuenca del río Kuskokwin; bahías de Saint Michael y Goodnews, islas de Nunivak, Kodiak y Nelson, región de Oíd Hammilton y región de Anvik. Vemos que Lévi-Strauss 16 intenta descifrar el secreto de la representación de las máscaras. Juega con los objetos como lo hace con los mitos: y se pregunta:“¿Por qué ese estilo casi demoníaco que en nada se asemeja al de las culturas vecinas, ni siquiera a aquélla que lo creó?. En el pensamiento indígena, la decoración crea el rostro, pero el rostro no existe más que para el decorado.

16 Claude Lévi-Strauss (Bruselas, Bélgica, 28 de noviembre de 1908 – París, Francia, 30 de octubre de 2009) Antropólogo francés, una de las grandes figuras de su disciplina, fundador de la antropología estructural e introductor en las ciencias sociales del enfoque estructuralista basado en la lingüística estructural de Saussure. Dado el peso de su obra, dentro y fuera de la antropología, fue uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX.


La misión de esas máscaras es ofrecer una serie de formas que aseguren el paso del símbolo a la significación, de lo mágico a lo normal, de lo sobrenatural a lo social” 17. Nada es más humano que considerar que toda civilización tiende a sobrevalorar la orientación objetiva de su reflexión, lo que nos lleva a renunciar a ese trascendentalismo occidental que nos ha marcado desde Emmanuel Kant. Lévi-Strauss escribe justamente: «El pensamiento mágico no es un comienzo, un boceto, la parte de un todo todavía no realizado, es pensamiento. Constituye un sistema bien articulado, independiente, bajo esta relación con ese otro sistema que es la ciencia, salvo por la analogía que los aproxima y que hace del primero una especie de expresión metafórica del segundo». En el juego del aparecer y desaparecer se va iluminando la lógica de procesos culturales irrepetibles que dan cuenta de la historia humana, tal como afirma Lévi Strauss en “La voie des masques” de 1979. Los esquimales excitan la imaginación romántica. Habitantes de tierras inhóspitas, la tundra ártica, y de las algo más suaves zonas del bosque boreal, son tan admirables por su capacidad de supervivencia como por su alegría de vivir. Ese espíritu se manifiesta en las máscaras inuit yupik, que toman parte en las danzas ceremoniales de los hombres para propiciar la caza, durante las curaciones chamánicas y en los ritos funerarios. Como son soñadas o vistas en estado de trance por el chamán, no tienen existencia real así que, después de cumplir la función para la cual fueron talladas, todas (excepto las propias del chamán) son incineradas. Esta es una de las razones de su relativa escasez. Gracias a las investigaciones de Marie Meade y Ann FienupRiordan, hoy se tiene un mayor conocimiento de la tradición de los yupik de la zona central. Los grandes ciclos de fiestas de los yupik se celebraban originalmente en la “casa de los hombres”, la

17 Lévi-Strauss, C. (2001). La vía de las máscaras. Madrid. Siglo XXI de España Editores. S.A.


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qaseiq. En muchas de estas fiestas se utilizaban máscaras creadas especialmente para la ocasión u otras que se sacaban para narrar determinado relato . Todas las máscaras estaban y están relacionadas con la oración. En la lengua de los yupik de la isla de Nunivak, según lo registrado por Ann Fienup-Riordan, agayu significa “máscara” 18, mientras que agayuliluteng quiere decir “ellos hacen máscaras”, en el sentido de estar pidiendo o rogando que haya animales para cazar el año próximo. Llevar una máscara y bailar con ella puesta es entonces una expresión de carácter religioso, un acto de súplica dirigido a los espíritus de los animales o de otro tipo, para garantizar que se ofrezcan al cazador. Cabría pensar que la utilización de mascaras otorgaría y pondría de manifiesto el poder y la conexión del chamán con lo sobrenatural. Sin embargo esta cualidad no lo eleva a un plano superior sobre el resto de la comunidad. La sociedad esquimal, en general, se basa en los principios de liderazgo, riqueza y posición, entendiendose estos como mayor sabiduria, inteligencia y sentido común. Su posición, era por tanto, la de ser el primero entre iguales. Sin núnca uilizar sus habilidades para diferenciarse. Los tipos y sus representaciones variaban según la función; aparte de ser usadas para propiciar la caza y la recolección, podían ser utilizadas por los hombres para representar historias o leyendas jocosas en las fiestas y festivales. A veces, podían aludir a los tuunrat, espíritus de animales amigos y guardianes de personas específicas. Muchas máscaras eran confeccionadas para los chamanes o angalkut, como representaciones de sus tuunrat. Éstos podían ser animales, seres extraordinarios o personas muertas, a los que veía y con los que hablaba el chamán durante su viaje en trance. Una vez que se había formado la idea, el chamán com-

18 Meade, M. (2005) Yup’ik Elders at the Ethnologisches Museum Berlin: Fieldwork Turned on Its Head. Washington. Universidad de Prensa de. p. 337


ponía una canción y encargaba la máscara a un artesano, según Andy Paukan. Entonces el chamán bailaba y las características del espíritu determinaban las evoluciones de la danza. La tipología de las máscaras características de los inuit yupik oscila entre las simples y esquemáticas, que representan caras humanas o de animales -pertenecientes a la región del Yukón- y las más elaboradas, abstractas y móviles del kuskokwin. Entre las representaciones humanas encontramos algunas de tipo naturalista y de expresión realista, y otras con menor grado de naturalismo, usadas en las fiestas con fines cómicos y teatrales. De todas las encontradas en el sudoeste de Alaska y, en especial, en la región del bajo Yukón, las denominadas nepcetat son las más importantes y poderosas, ya que representaban el poder del chamán. Suelen estar hechas de madera y representan categorías bastante genéricas, como el mundo, a través del cual los animales se mueven por agujeros realizados en la tabla al aproximarse al cazador. De ellas se dice que se fundían con el rostro de quien las llevaba al ponerse éste un anorak por la cabeza. Los chamanes las usaban para demostrar que con sus facultades no sólo podían lograr que la máscara les golpeara la cara. sino también realizar curaciones o, incluso. influir en los animales y hacerlos propicios, dando así la posibilidad a los hombres de obtener comida. Una vez utilizada, el chamán guardaba la máscara para volver a vestirla en sucesivas ocasiones en el kashím, centro de la vida social y religiosa. Otra de las principales categorías es la de los seres mitológicos, los ircenrrat o ircit, en parte humanos y en parte animales, representados por seres con rostros divididos en dos partes. La mayoría muestran un rostro humano y, rodeándolo o a un lado, una figura de animal, acaso una foca. Mediante la pintura se intenta dar a la cara las cualidades del animal que representa la máscara. El rostro es el inua, el espíritu que poseen todos los seres. La naturaleza es uniforme. La máscara es, por lo tanto, el animal


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completo, con su espíritu y su cuerpo. Se utilizaban antes de las máscaras cómicas durante la Fiesta de la Invitación. El estilo es reconocible: todas miran con cara de foca, como si milenios de dependencia hubiesen armonizado los árboles genealógicos de hombres y animales. Las máscaras abstractas, representan un tunghak, o espíritu maléfico, y otras fuerzas como Sila (el tiempo y el espíritu de otoño). Muestran una cara esbozada, asimétrica y con frecuencia distorsionada, o bien un círculo con un agujero en el centro. Las formas presentan una fascinante mezcla de abstracción y naturalismo, ojos alternados y adicionales, y colores no naturales. A través de la forma se explica el poder de los espíritus y el miedo de los esquimales a estas fuerzas; los tamaños y el grado de abstracción miden el temor hacia cada una de ellas y es por esto que el conjunto ofrece una variedad extraña al mundo de las artes “salvajes”. Los avangcat son máscaras con apéndices que se dan en las tipologías nepcetat, ircenrraty abstracta. Muchas de ellas están rodeadas por uno o dos aros, los elanguat, cada uno de los cuales representa un mundo o universo modelo. En su perímetro se incorporan plumas (simbolizando la levedad del espíritu), representaciones de arpones, manos y piernas, colas de pescado... (miembros que introducen al ser en su elemento), que evitan toda sensación de pesadez y equilibran y balancean los posibles desajustes de la composición. Durante la danza, o incluso en las vitrinas de los museos, la ligereza adquirida de las máscaras expresa una de las características definidas del arte esquimal de los yupik: los objetos son, o se piensan, planos. Otra característica: son de orden dinámico, con plumas y elementos perimetrales a los que hay que añadir el uso de colores, y que invitan a verlas en movimiento. Encontramos, por ejemplo, una máscara cuyos bordes forman círculos concéntricos que evocan las hondas que se producen en el agua cuando se tira una piedra, fenómeno que era considerado poseedor de vida y de un espíritu, por lo que tal vez


el rostro con forma de pájaro de su interior represente a un inua y los apéndices en forma de manos y piernas simbolicen su poder. Aunque menos conocidas, también existen máscaras de dedos que eran usadas en ambas manos por las mujeres esquimales en algunos bailes de los más importantes festivales de invierno de los inuit yupik, realizados de noviembre a abril con una función religiosa, social y chamánica. Estos bailes femeninos estaban relacionados con representaciones de leyendas y acontecimientos de los antepasados. Las máscaras de dedos podían variar en su aspecto, cuadrangular, hexagonal o circular, y en la representación de caras de animales o de seres humanos cuyos rasgos a veces aparecen distorsionados. Los bailes se limitaban a flexiones de rodillas y movimientos de cuerpo, brazos y manos siguiendo el ritmo sin mover los pies, acompañados de cantos y música de tambor. Según Enrique Ocampo, “las máscaras están hechas de los nudos de las raices de árboles arrastrados por la corriente. La principal herramienta para tallar era el cuchillo curvo, llamado caviggaq o mellgar. Los colores: blanco, negro y rojo (de significado mágico), son los característicos y de mayor simbología en el mundo inuit; eran obtenidos de minerales (sales de cobre, carbón), del hollín de las lámparas, sustancias que se mezclarían con algún líquido graso - entre otros posibles, sangre de animales o del mismo pintor - y se aplicarían con una cola de ardilla o una pluma. La decoración por puntos de color, generalmente blancos, era típica de las máscaras inuit yupik. Es posible que se volvieran a pintar cada vez que eran utilizadas, excepto las que debían ser quemadas o las que se daban a los niños como juguetes” 19.

19 Ocampo, E. (1985) Apolo y la Máscara. Barcelona. Editorial Icaria. p.32




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Algunas máscaras muestran una tipología y un carácter surrealista que hace suponer que tenían una pareja que se les oponía y complementaba, de modo que los colores podían cambiar de unas a otras; también los rasgos -asimétricos o distorsionados- podían hallarse invertidos, buscando la oposición y complementariedad que subyace en todos los seres y cosas, es decir, el equilibrio entre las fuerzas de la naturaleza. Así, las comisuras de los labios hacia arriba hacen referencia al género masculino, mientras que las comisuras hacia abajo se refieren al femenino. Muchos pueblos de Alaska, si no la mayoría, llevaban a cabo danzas con uso de máscaras durante el invierno. Algunas de sus fiestas rendían honores a las almas de los animales capturados para que no se vengaran contra la tribu. La “Fiesta de la Vejiga”, o nakaciup, abría el ciclo de ceremonias del invierno. Era la más importante de todas y, en ella, los hombres agradecían a los animales el hecho de que les cedieran sus pieles para protegerse del frío. Los esquimales creían que en las vejigas o vesículas de las focas, morsas, ballenas blancas o belugas mora el alma de estos animales. Por ello se celebraban fiestas en honor de estos órganos, que posteriormente serían devueltos al mar para que tuviera lugar la reencamación; teniendo así la certidumbre de que el alma de los animales había sido bien tratada y que, aquellos que volvieran voluntariamente, tras su reencamación, se dejarían apresar por los hombres. Todo cazador guardaba las vejigas de las presas que había matado durante el año anterior. Entonaba un cántico, hinchaba las vejigas y las llevaba a la “casa de los hombres” qasgiq, la cual había sido arreglada y limpiada previamente, ya que las fiestas duraban tres días. Las armas de caza y los cascos se llevaban también a la casa de los hombres y se ataban en fardos. Se recolectaba apio silvestre en grandes cantidades, se dejaba secar para luego quemarlo de vez en cuando y purificar las vejigas, así como a los participantes y su equipo, como si se tratara de incienso. Cada fase de la celebración iba acompañada de toque de tambores, oraciones


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y danzas, en las cuales las máscaras hacían revivir los mitos de la creación del mundo y en las que varios bailarines se sucedían imitando a los mamíferos marinos. En la “Fiesta del Mensajero”, o kevgig (kevgiryabag), las aldeas competían para ver cuál era la que hacía más regalos. Se trataba de una ceremonia similar al potlach, en la que el prestigio de cada aldea o pueblo estaba directamente relacionado con el nivel de derroche. En ella también se invertían las relaciones sociales normales, entre hombre y mujer, por ejemplo; esto se hacía para demostrar a los espíritus de los animales que los cazadores estaban preparados para aceptarlos y recibirlos. La “Fiesta de la Invitación” era una ceremonia de tipo religioso a la cual eran invitados tanto los animales como las plantas. Estos eran representados en la misma por medio de máscaras. Según Ocampo, hacia el año 1911, en el área alaskiana esta fiesta se organizaba de la siguiente manera: “ el primer día, actuaba un grupo danzantes con máscaras cómicas que asistía a los esquimales anfitriones y demás huéspedes humanos; el segundo día no se usaban máscaras y sólo se realizaban danzas de pantomima; el tercer y último dia se utilizaban máscaras de animales, y era entonces cuando el chamán entraba en trance y se comunicaba con el mundo de los espíritus para, posteriormente, comunicar al pueblo que el inua de los animales había sido complacido con las danzas. Similares a esta celebración eran la “Fiesta de los Muertos”, y la “Gran Fiesta de los Muertos”. En la última mascarada del invierno, denominada kelek, se elevaban plegarias para que el año que se avecinaba fuera favorable. En ella se utilizaban numerosas máscaras de animales y también de los benefactores espirituales, es decir, los seres a quienes los chamanes solicitaban ayuda para asegurar que no faltara la caza durante el año.


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No podemos dejar de observar a la sociedad esquimal en su conjunto de comportamientos en relación con sus diferentes rituales y manifestaciones artísticas, en los diferentes momentos estacionales. Marcel Maus nos apunta que: ” La sociedad esquimal se contruye bajo dos formas netamente opuestas y paralelas a su doble morfología (...) dos formas de agruparse, donde estas formas corresponden a dos sistemas jurídicos, dos morales y dos especies de economía doméstica y de vida religiosa. A la auténtica comunidad de ideas y de intereses de la aglomeración del invierno, a su fuerte unidad mental religiosa y moral se oponen el aislamiento y una extrema pobreza moral y religiosa en el esparcimiento del verano. (...) las diferencias cualitativas que separan esta misma civilización en verano y en invierno, son en realidad desigualdades cuantitativas en la desigualdad de intensidad de la vida social durante dos momentos del año. En el invierno la sociedad está tremendamente concentrada en un estado crónico de efervescencia y sobreactividad; al estar los individuos ligados los unos a los otros , son más numerosas las acciones y reacciones sociales, se intercambian ideas,y los sentimientosnse refuerzan y avivan mutuamente: el grupo, siempre activo y presente en la mente de todos, tiene mayor conciencia de sí msmo y ocupa un lugar importante dentro de la conciencia de cada individuo” 20 . El poder, en este contexto de próximidad, se transmite a traves de la organización reticular de afectos y de intereses. “Por el contrario, en verano, los lazos sociales se relajan las relaciones son más escasas y son menos las personas entre las que éstas se producen (...) Existe pues, entre estos dos momentos del año marcados por un período social intenso y una fase social lánguida y abatida.(...) La vida social de los esquimales no tiene el mismo nivel durante todo el año sino que atraviesa por fases sucesivas y regulares,

20 Mauss M. (1979). Variaciones estacionales de las sociedades esquimales. Madrid . Editorial Tecnos S.A. pp.426-427


de intensidad creciente y decreciente, de reposo y de actividad, de gasto y de reparación. Se diría que la vida social causa en el organísmo y a la conciencia individual una violencia que no se puede soportar durante mucho tiempo y que por eso el indiviudo se ve obligado a disminuir su vida social o a sustraerse a ella en parte. Hay un hecho que nos confirma esta postura: cuando bajo la influencia de determinadas circunstancias (gran pesca de ballena ) los esquimales del estrecho de Behring y se han visto obligados a reunirse en verano, ha aparecido de nuevo temporalmente y con el las ceremonias, danzas, comidas e intercambios públicos que lleva consigo. Las estaciones, por tanto, no son la causa inmediatamente determinante de los fenómenos que condicionan, sino ejercen un poder que actúan sobre la densidad social que regulan.


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En este trabajo, he pretendido ofrecer una panorámica clara y general de la cultura esquimal. la idea central de todo el trabajo es el arte, y su relación con el poder, estudiado desde sus manifestaciones; tal y como nos ha llegado hasta nuestros días. No he intentado hacer un repaso exhaustivo de todas las manifestaciones de poder de la sociedad esquimal, ya que carecería de interes inventariarlos. He desarrollado un texto argumental donde mediante la aportanción de una extensa bibliográfia, he construido un discurso que nos permite establecer conexiones entre el arte y el poder; esencial para entender las relaciones entre los individuos revelandonos las “inexistentes” relaciones de autoridad o dominación de la sociedad esquimal, tal y como las entendemos en el primer mundo. Como dice Foucault: “(...) por dominación no entiendo el hecho macizo de una dominación global de uno sobre los otros, o de un grupo sobre otro, sino las múltiples formas de dominación que pueden ejercerse en el interior de la sociedad” 21. El problema del poder no se puede reducir a su vez, al de la soberanía, ya que entre hombre y mujer, alumno y maestro y en el interior de una familia existen relaciones de autoridad que no son proyección directa del poder soberano. La tradiciones obligan, las condiciones ambientales, la baja natalidad femenina y la obligatoriedad de una mujer a estar casada con más de un hombre (poliandría)..., por ejemplo, ejerce ese poder de dominación del que nos habla Foucault y que es totalmente asumido con normalidad por los miembros de la comunidad, con no otro fín que el de perpetuar la especie. Me ha parecido conveniente insertar, unos cuantos capítulos previos, dedicados a los origenes, vida material y creencias de este pueblo, ya que no es posible comprender su arte sin saber antes el ambiente en que se desenvuelve. He desistido de, incluir por no aumentar la extensión de este trabajo, sobre manera, un capítulo sobre la literatura, aún sabiendo que estos relatos transmitidos de

21 Foucalt, M. (1991). Microfísica del Poder. Madrid. Ediciones de La Piqueta. 3ª Edición. p. 10


forma oral denotan su forma de ser y sentir y que hoy día aprovechan los artístas aplicandolos en sus obras. La descripción del arte, lo he abordado de manera general destacando en los periodos prehistoricos, la aparición de una serie de obras de alto valor artístico, basado en la magia y en la religión. como son las máscaras y como su ritualización ponen de manifiesto el poder del chamán. En el periodo de transición, el arte comienza a sentir una “transformación” debido a la influencia blanca; y aúnque no puede ser separado de su mundo de creencias, a su vez en estrecha conexión con el frágil y precario medio ártico, cuyo equilibrio era necesario para permitir la supervivencia de estos pueblos. En la evangelización de los esquimales, podemos apreciar otra manifestación del poder colonizador, que corrió a cargo de misioneros moravos que no entendieron ni el significado de las máscaras ni el de los rituales y lucharon por suprimir ese mundo de prácticas y creencias requisando y prohibiendo su uso, así como las actuaciones de los chamanes. A la vez que se inicia un notable comercio con sus obras artísticas varias máscaras fueron adquiridas por misioneros entonces, o por galeristas más tarde, que desconocían el hecho de que algunas de ellas estuvieran emparejadas. Este es el motivo por el cual, a día de hoy, dichas máscaras se encuentran en museos y colecciones diferentes. Y finalmente como el arte actual, ha generado un “comercio” de obras artísticas que se ha incrementa sobremanera, siendo la influencia blanca patente en todos los aspectos de la creación artística, sometidas estas al poder del capital y de las exigencias del mercado.


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