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Entrevista Julio Medem, director de cine

ENTREVISTA JULIO

MEDEM, EL CINEASTA VASCO REPASA SU MOMENTO ACTUAL Y NOS HABLA DE LA FINANCIACIÓN DE SUS ÚLTIMOS PROYECTOS:

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“La existencia misma de las sociedades de garantía ya me pareció una gran idea. Con Iberaval he notado cercanía y un trato maravilloso. Habéis entendido lo que quería hacer, dónde estoy y por eso estamos juntos en esto”

Hablar de Julio Medem es hacerlo de uno de los cineastas españoles más importantes de las últimas décadas. Heredero de miradas tan personales como las de Buñuel o Víctor Erice, o de cineastas europeos como Ingmar Bergman o Kieslowski, Medem logró el Premio Goya al Mejor Director Novel por Vacas (1992). En su filmografía hay películas tan emblemáticas como Los amantes del círculo polar (1998), que fue nominada al León de Oro en el Festival de Cine de Venecia, o Lucía y el sexo (2001), filme que vieron 1,3 millo-

«De la pandemia saldrán obras especialísimas, buenísimas. La cantidad de sufrimiento que hay, que está dejando, se va a reflejar en las películas»

nes de personas en el cine y que obtuvo once nominaciones a los premios del cine español. En unos tiempos, allá por 2003, cuando la crítica social era todavía más arriesgada que en este momento, Medem estrenó el documental La pelota vasca, la piel contra la piel, que es el documental más visto de la historia del cine español en salas comerciales con cerca de 400.000 espectadores.

Tras cerrar ciclo con El árbol de la Sangre, nos cuenta cómo ha aprovechado los últimos tiempos, y en particular la pandemia para crear. Esta entrevista, que nos concede tras conocer de cerca Iberaval, entidad que financia algunos de sus nuevos proyectos, nos permite acercarnos a uno de ellos: la primera serie mundial que se va a grabar en formato de realidad virtual y que constará de 20 capítulos. IB: Julio, ¿le interesa la realidad vir-

tual porque la realidad que nos está tocando vivir es poco soportable?

JM: Me parece interesantísima y muy propicia para explorar sensaciones, porque es una experiencia inmersiva, es decir te pones unas gafas de realidad virtual y tu mente, a través de la imagen y el sonido, se siente transportada a otro sitio. La vista tiene la acomodación, no llega a 30 grados, y estar fuera de foco es como cuando estamos en cualquier lugar. Y me gustó crear una puesta en escena en la que hubiera personajes que estuvieran en cualquier parte, alrededor de nosotros, en este caso el personaje central, que es el propio espectador, que se llama Odiseo.

IB: Háblenos de esa serie…

JM: En ella no hay primeros planos. Odiseo es un personaje que se te puede acercar mucho a ti y le puedes mirar desde la cabeza a los pies. Alguien te habla por detrás, te vuelves y lo descubres. Alguien sale corriendo y ves cómo se aleja de ti físicamente. Esa experiencia me pareció muy interesante para escribir una ficción dramática, y fue así como nació Odiseo, la amnesia del asesino, alguien que, al cumplir los 60 años de condena, ya muy mayor, en el año 2065, sale de la cárcel… En esa época hay sistemas muy complejos para ver si realmente ocurrió aquello de lo que se le acusa, por lo que le condenan, de un asesinato en Ibiza, en un barco. Se le acusa de haber matado a seis personas y de haber violado a dos mujeres. Él no recuerda nada y tiene toda la cara quemada porque casi muere en un incendio. No se acuerda, y entran en su subconsciente y, poco a poco, vamos viendo lo que realmente hizo. Y descubrimos que realmente no fue ese asesino. Es muy interesante cómo se va evolucionando, a través de los 20 capítulos, que son simétricos: en los diez primeros nos parece que sí se cree asesino, y casi quiere serlo, y luego, descubrimos, poco a poco, que realmente no lo es. Es sobre todo la ex-

periencia de estar viendo algo que está en el pasado, desde un futuro, desde un punto de ciencia ficción, y futurista, y la inmersión en la trama.

IB: Otto el piloto de Los amantes

del Círculo Polar, la amnésica Lisa de La Ardilla Roja, la ardiente Lucía de Lucía y el sexo o una de las vacas de Vacas… De todas ellas, ¿a cuál le encajarían mejor unas gafas de realidad virtual?

JM: (ríe) Pues quizá a Lucía. Seguramente a Lucía, sí…

IB: Julio, Iberaval ha apoyado su

participación en esta serie, así como en otras. Háblenos, lo que se pueda contar, de estas otras producciones…

JM: Hace dos años y medio ya terminé, porque mis manos soltaron mi última película, El árbol de la sangre, y decidí claramente que quería dar el paso de escribir y dirigir series para televisión. Ya me pasó cuando escribí la novela Aspasia, amante de Atenas, sobre una mujer que vivió en el siglo V antes de Cristo, la más influyente de la Grecia clásica, que además era la pareja de Pericles, el gran político de la democracia ateniense… Esa historia de amor la escribí del 2010 al 2013. A partir de ahí me planteo reservar tiempo para poder escribir series, para desarrollar personajes. Eso era lo que, poco a poco, iba yo necesitando cada vez más. A partir de esa película dije: voy a dedicarme a escribir series. Y he estado escribiéndolas, sin parar. Y tengo bastantes. Por ejemplo, una de ellas, que ya está dando pasos, Aspasia, con Morena Films, entre otros, y puede convertirse en una serie internacional. Tengo otra sobre un personaje que me gusta muchísimo, un hombre que ha creado moda... un biopic. Tengo también cosas más de thriller, muy interesantes, por ejemplo, una sobre la Guerra de Cuba, sobre el hundimiento del Maine. Y otra que tiene que ver con el final de la Reconquista, ambientada entre 1482 y 1492. Son muchas cosas que seguramente no podré hacer todas a la vez, pero muy probablemente sí de aquí a cuatro o cinco años, pues las puedo concretar, y va a ser un cambio en mi vida muy importante. Estoy deseándolo.

IB: Es un giro de 180 grados, como

entenderá cualquiera que conozca el mundillo audiovisual porque cines y series son muy diferentes… ¿O no?

JM: Yo hago el cine que puedo y sé hacer, de autor. Es el que me sale. En los 90 y en la primera década de los 2000 se veía, pero cada vez tiene menos interés para el público este tipo de películas. Tengo varias películas en HBO – Vacas, Tierra, Los amantes del Círculo Polar, Lucía y el sexo-. En Flixolé, en 2020, la tercera obra más vista ha sido Lucía y el sexo, y la quinta Habitación en Roma. De esta manera, voy a tener la oportunidad de que haya más gente que me vea y es que, además, los productores ya están pidiendo series de autor. Me piden que estén contadas a mi manera. Esto no pasaba hace cuatro años. Ahora mismo tengo la oportunidad de poder tener un futuro interesante como narrador de historias y de imágenes.

IB: Este giro de guión es interesan-

te, porque a lo largo de su carrera sí ha conformado un universo que provoca que sepamos si estamos ante una película suya casi desde la primera imagen, ¿lo está aplicando ya a esos guiones? Es decir, ¿las series de Julio Medem serán reconocibles?

JM: Lo son y lo van a ser de una forma natural. Porque yo no tengo más que imaginarme la historia, aplicarla y rodarla, porque, aunque sean series de televisión, yo voy a seguir haciendo cine. Será un lenguaje cinematográfico y desde ahí se va a notar mi forma de narrar.

“Veo a veces momentos de cine en series y pienso: ¡qué barbaridad!, ¡qué bien!, ¡qué gusto!, ¡qué placer!”

IB: Esa característica que une a sus

películas, ¿puede ser esa constante del héroe idealista cuyos objetivos se limitan porque la realidad es como es y aparece el amor verdadero, que es también otra constante en su obra?

JM: Lo que sí es cierto es que son historias de amor, pero también más cosas. Son complejas y tienen diferentes capas. Pero la más central y la más íntima es una historia de amor. Es muy curioso, pero eso me sigue pasando. Incluso en Odiseo, todo lo que le ocurre es por su historia de amor, que vamos descubriendo poco a poco. Hay también una serie que tiene algo que ver con Lucía y el sexo: ocurre una tragedia, hay algo insoportable al inicio de la historia para ella, que huye a otro sitio y no quiere saber que esa tragedia ha ocurrido, para darle una segunda oportunidad, para que su destino le ponga delante, al final, una solución, o niegue directamente la tragedia, porque ella está investigando qué ha ocurrido para que muriese la otra persona.

IB: En las plataformas de streaming, en el ámbito cinematográfico, por supuesto en el de las series, lo ha revolucionado todo. No sé qué opinión le merecen, porque por ejemplo en el ámbito de la música, hay grupos como El Último de la Fila, que no tiene toda su discografía subida. Esta universalización de los contenidos, para un director que hace obras de autor,

como bien ha dicho, ¿cómo lo ve? ¿Cree que van a cambiar aún más las formas de consumo de este tipo de producto?

JM: Están cambiando mucho desde hace pocos años, porque hace diez era impensable, y ahora ya se aprecia que alguien tenga una manera particular de pensar. Esto es un valor que se está fomentando ahora. Estoy viendo una cosa muy curiosa en el cine y es que, por ejemplo, hay películas españolas que están también producidas en gran parte por Netflix, que luego permite que haya estrenos en salas. Es el caso de Black Beach, que en la plataforma ha sido un éxito, pero que antes se estrenó en cines. Esa fórmula mixta a mí me parece interesantísima de cara al cine, y déjame decirte que mi mujer, Montse Sanz, es directora de arte de ese filme, y estuvo nominada a los

Goya por la Mejor Dirección Artís-

tica. Conozco muy bien a su director, al equipo, me gusta muchísimo esa película, y creo que es un buen ejemplo para que se hagan más obras en el cine español que tengan esta fórmula mixta de explotación y comercialización.

IB: Este tipo de plataformas, un

poco desde el desconocimiento, ¿cree que han elevado la exigencia a las producciones?

JM: Ha subido muchísimo el nivel porque antes se hacía televisión de una forma mucho más barata, los rodajes se hacían rapidísimo y se notaba. Había mucha diferencia en el acabado de una película para salas de cine que una serie de televisión. Se hacía con cuatro cámaras, en un plató, y entonces ya ha ido evolucionando y se ha ido acercando cada vez más al cine. Y ahora tienen un valor cinematográfico la mayoría de ellas. Sigue habiendo series… hay una variedad de producciones que es impresionante, lo que es muy interesante. En general, las que aspiran a contar bien, a tener unas connotaciones de cine, poderosas y con cierto presupuesto son buenísimas. Yo veo a veces momentos de cine en serie que pienso: ¡qué barbaridad!, ¡qué bien!, ¡qué gusto!, ¡qué placer!

IB: ¿Qué salud tiene el cine

español? ¿Cómo lo ve?

Está un poquito débil y asustado. Hay mucha incertidumbre, porque el parque de salas de cine seguramente habrá bajado cuando salgamos de la pandemia, y habrá un 40 por ciento menos. Cada vez los presupuestos son más bajos, porque se hacen películas por 1,5 millones o 2 millones de euros, y se ha bajado más del 50 por ciento el nivel medio de los presupuestos del cine español y también se nota en la calidad. Cada vez hay que rodar en menos tiempo, y los sueldos han bajado muchísimo. Pero somos una profesión de románticos, y de valientes, y de entregados. Por encima de todo nos gusta nuestra profesión, nos apasiona, y ahí estamos… Somos muy luchadores y de esto también sacaremos cosas. Saldrán obras especialísimas, buenísimas, que pueden contar esto. El cine es muy sensible con lo social. La cantidad de sufrimiento que hay, que está dejando esta pandemia, se va a reflejar en las películas. Seguro.

IB: Hubo gente que aprovechó la

pandemia para aprender a hacer pan…

JM: Yo me he dedicado a escribir. Me he encerrado a escribir como nunca en mi vida. Si es que tengo cinco series. Yo hago la biblia, que es la presentación, pero, además, en muchas, escribo también los capítulos, porque me gusta saber el detalle, saber meterme totalmente para descubrir cada capítulo de la serie. He escrito muchísimo. También tengo escritas dos películas porque sí me gustaría filmar sobre todo una de ellas, porque es sencilla y se puede hacer con el dinero que se hace ahora el cine español. Es también posible que, entre una serie y otra, poder hacer una película.

IB: ¿Cómo ve la financiación en el

ámbito cultural y del cine? ¿Vamos a peor?

Está muy complicada, pero es verdad que hay también inversores con asociados, que se están animando a hacer cosas. El mundo de las subvenciones… se habla mucho de los subvencionados, pero es poquísimo dinero en comparación a Francia, donde se dan 1.000 millones, seiscientos directo y el resto indirectos. Y el cine francés representa el 3,5 por ciento del PIB. Y a cualquier francés, da igual la ideología, le parece maravilloso el cine francés y se sienten muy orgullosos del cine francés porque el retorno económico es grandísimo. Aquí que, hace unos años eran 36 millones, ahora creo que está en 56 millones, y es para todo el cine español. En Italia son 400 millones, en Alemania, 600… lo que se da aquí es muy muy muy poco. Y nos mantenemos como podemos. Haré cine, pero tendré detrás a una plataforma que haga lo que Black Beach, produzca en parte y luego estrene cines para luego disponer de ella en la plataforma. La financiación está cambiando, eso está claro.

IB: En estos últimos tiempos que

se ha dedicado más a ese proceso de la guionización de series, sí ha contado con el apoyo de entidades como Iberaval. ¿Qué experiencia ha tenido?

JM: Yo no sabía nada que existían las sociedades de garantía hasta que me lo contaron desde mi banco, y pensé: qué interesante esta posibilidad. La existencia misma de las sociedades de garantía ya me pareció una gran idea. Y luego he notado una cercanía y un trato maravilloso, muy comprensivo y habéis entendido lo que quería hacer, dónde estoy y estamos juntos en esto, lo cual yo agradezco muchísimo.

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