AÑO I ›SOCIEDAD Y VIOLENCIA
Mayo-julio de 2009 Número 2 Año I
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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA Líder Ibero
Javier Sordo Madaleno Poemas de
Eduardo Lizalde
Héctor Aguilar Camín José Luis Barrios Óscar R. Galicia Castillo Carlos Montemayor
›SOCIEDAD
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
Y VIOLENCIA Fernando Moreno Suárez Gilberto Prado Galán Gabriela Warkentin
Juan Federico Arriola El proceso electoral mexicano de 2009 visto desde el pensamiento de Octavio Paz Ignacio Padilla Su aldea enorme Ernesto de la Peña El más viejo arte culinario Herón Pérez Martínez Jean-Marie Le Clézio en México Víctor M. Pérez Valera, S. J. Importancia y necesidad de la ética
ÍNDICE del Rector, Dr. José Morales Orozco, S. J. la violencia y la inseguridad, protesta con propuesta, Juan Domingo Argüelles 08 Prisión perfecta, Héctor Aguilar Camín 14 La violencia de Estado en México, Carlos Montemayor 18 Morir entre la pluma y el espectáculo, Gabriela Warkentin 21 El cerebro ardiendo: Neurofisiología de la violencia, Óscar R. Galicia Castillo 22 Cine, violencia y narcotráfico, Fernando Moreno Suárez 24 Narrativa del norte mexicano: Un asedio al tema de la violencia y sus ramificaciones, Gilberto Prado Galán 26 Entrevista con Javier Sordo Madaleno: La arquitectura mexicana: tradición y modernidad, Carlos Deveaux Homs 30 El vino antiguo y un soneto de Du Bellay, Eduardo Lizalde 32 El proceso electoral mexicano visto desde el pensamiento de Octavio Paz, Juan Federico Arriola 36 Los alumnos de la Ibero ante el proceso electoral, Francelia Vargas Martínez 38 Importancia y necesidad de la ética, Víctor M. Pérez Valera, S. J. 40 Arte y narcotráfico, José Luis Barrios 44 Jean-Marie Le Clézio en México: Una evocación, Herón Pérez Martínez 48 Su aldea enorme, Ignacio Padilla 50 El más viejo arte culinario, Ernesto de la Peña 52 Qué leer y por qué 54 Qué escuchar y por qué 03 Carta 04 Ante
DIRECTORIO UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO Dr. José Morales Orozco, S. J. Rector Dr. Javier Prado Galán, S. J. Vicerrector Académico IBERO REVISTA DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA Consejo editorial Juan Pablo Franco Ávalos, Víctor Gavito, Miguel Ángel Granados Chapa, Vicente Leñero, José Morales Orozco, S. J., María Nieves Noriega de Autrey, Paola Ortiz Machain, Eugenio Páramo Ortega, S. J., Javier Prado Galán, S. J. Comité de asesores Carlos Alvarado Santoyo, José Carreño Carlón, Carlos Lugo Galera, Ignacio Padilla, Carlota Peón, Gilberto Prado Galán, Alberto Ruiz Treviño, Ilán Semo, Helena Varela, Gabriela Warkentin Director Carlos Deveaux Homs Director editorial Juan Domingo Argüelles Asistente de edición Beatriz Palacios Administración Áurea Maristany Información Angélica Cortés, Francelia Vargas Redacción Carlos Mario Castro, Ana Langner Diseño Gloria Martínez GRUPO MEXICANO DE MEDIOS, S. A. DE C. V. Socios directores Elías González Rogel, Ricardo Rubio Martínez Gerente editorial Sergio Albarrán Vaca Diseño Albelia Gamboa y Vázquez Comercialización Silvia Carranza Nieto, Israel Villanueva Villegas Atención a clientes Lupita Espínola Medina VENTAS PUBLICIDAD (55) 5291-5577 CORREO ELECTRÓNICO ventas@gmmedios.com.mx
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CARTA DEL RECTOR
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no de los encargos fundamentales de la Universidad Iberoamericana es mantener su vinculación y su compromiso para coadyuvar a la resolución de los problemas y retos de México. La relevancia y pertinencia de su quehacer en su conjunto sólo cobran sentido a la luz de su capacidad de ofrecer respuestas de largo alcance y a gran escala, a los requerimientos de la sociedad. Por tradición, la Universidad Iberoamericana ha buscado siempre no sólo alcanzar los más altos niveles de formación académica, sino también responder con lucidez y eficacia a los profundos cambios que está experimentado nuestra sociedad y contribuir a la solución de las problemáticas de nuestro entorno con propuestas responsables, alentando la reflexión y la participación de toda la comunidad universitaria. Aunque la tarea de la universidad no es esencialmente política, no se puede negar que su labor incide en ámbitos diferentes del educativo, y así, su función crítica y propositiva también repercute en la esfera política. Por ello, la UIA nunca ha sido indiferente a los graves problemas del país, uno de los cuales es sin duda la violencia que nos afecta y nos atañe a todos. Reflejo de esta preocupación y vocación de compromiso es el contenido principal de este segundo número de IBERO, en cuyas páginas algunos especialistas abordan distintos aspectos de un problema que nos exige el análisis más riguroso y las necesarias propuestas de solución. Ante esta problemática hemos asumido iniciativas y favorecido un debate abierto, y lo seguiremos haciendo porque esta situación social tan preocupante requiere nuestra más plena atención. LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES Dr. José Morales Orozco, S. J. Rector
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/examen
›Ante la violencia y la inseguridad, protesta con propuesta Juan Domingo Argüelles
Fotografías de Ernesto Ramírez. Marcha contra la inseguridad “Iluminemos México”, 30 de agosto de 2008. Exposición fotográfica en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México: “Seguridad: Todos somos parte de la solución”.
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n momentos sumamente críticos en materia de seguridad pública, la Universidad Iberoamericana Ciudad de México realizó el Foro sobre violencia e inseguridad “Sí podemos, no renunciaremos”, que ratificó que la vocación de la Universidad no sólo es la formación, producción y difusión del conocimiento, sino también el servicio a la sociedad, donde la reflexión profunda sobre las demandas sociales es algo ineludible para apoyar el establecimiento de nuevas y armónicas formas de convivencia. Esta vocación humanista es la que ha venido motivando e impulsando este diagnóstico veraz y este examen a fondo de las mayores problemáticas que padece México. El doctor José Morales Orozco, S. J., Rector de la UIA, en una frase clave manifestó que, para asumir y enfrentar la escalada de la violencia en México, “no basta con decir basta, ni se vale protesta sin propuesta”. La exigencia de análisis y propuestas, junto a la comprensible indignación ante la inseguridad nacional, fue el eje del Foro “Sí podemos, no renunciaremos”, que recogió no sólo la protesta, sino
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también, y sobre todo, el examen, el debate y las proposiciones ante una situación social preocupante. Desde la realización del Foro se ha mantenido un seguimiento puntual a las conclusiones y propuestas generadas en la conferencia magistral de John Bailey, director del Proyecto México de la Universidad de Georgetown (Washington, D. C.), y en las distintas mesas temáticas. Parte de dicho seguimiento es, precisamente, este número de IBERO, que mantiene el espíritu que animó al Foro, expresado por el Rector Morales Orozco en estos términos: “Ante la situación de violencia que se vive en México, las universidades deben contribuir al análisis y la reflexión de fondo sobre cuestiones fundamentales como son las garantías para la vida y la convivencia armónica de quienes integramos la sociedad, las condiciones de gobernabilidad del país y la seguridad pública, en vistas a la construcción de los acuerdos necesarios para desterrar definitivamente la impunidad y contribuir a la edificación de un verdadero Estado de derecho. Por ello, a través de una convocatoria plural, interinstitucional e interdisciplinaria, la Universidad Iberoameri-
“No basta con decir basta, ni se vale protesta sin propuesta”: José Morales Orozco, S. J. de sus aulas, en actividades organizadas por la propia UIA y en la participación de su cuerpo docente y de investigación, así como del interés de sus estudiantes, en otros foros y en otros ámbitos.
Educación, violencia y valores Fortalecer los programas de acción cívica y ética en las escuelas; fundamentalmente, en la educación primaria y secundaria, a fin de formar personas que defiendan, ejerzan y propicien la tolerancia, el aprecio a la diversidad y la conciencia de la vida social e individual. Esta labor en el entorno social de las escuelas, desde la parte geográfica hasta la relacionada con la familia de los alumnos, posibilitará encontrar Las mesas temáticas del Foro contaron con las aportaciones de los espelos mecanismos que ayuden a prevenir y cialistas Silvia Conde, Jorge Martínez, Sylvia Ortega, Guadalupe Ruiz, Luis mejorar las condiciones de vida de la niArriaga, S. J., Martha Camargo, Luis de la Barreda, Pedro de Velasco, S. J., ñez mexicana. Salvador Camarena, Leopoldo Gómez, Raymundo Riva Palacio, Celia BlanAsimismo, al impulsar en la educación co, Alejandro Gertz Manero, Pedro José Peñaloza, José Arturo Yáñez Romeprimaria los valores como un ejercicio ro, Héctor Castillo Berthier, Isabel Gil Gómez, María Elena Morera y Ernesto vivencial que permita a los individuos, López Portillo. desde pequeños, comprometerse individual y colectivamente, hará que la escuela cumpla, además de su función educativa, su responsabilidad procana propuso este espacio de revisión de diagnósticos, propuestas tectora y preventiva de la niñez. y acciones, con el fin de sumar talentos y voluntades que permitan la consolidación de un México mejor”. Víctimas, victimarios y derechos humanos Esta tarea de reflexión, análisis, debate y propuestas se ha manteDebemos combatir no sólo los índices de inseguridad provocados nido de manera sistemática y continua en la UIA desde hace ocho por la “violencia escandalosa”, sino también las otras formas de meses, y así se mantendrá a fin de encontrar una solución conjunta violencia profundas como la pobreza, los delitos “de cuello blana la muy delicada situación por la que atraviesa nuestro país. co”, la agresión intrafamiliar, la corrupción gubernamental y los En este marco de discusión, John Bailey, especialista en seguabusos policiacos y militares. ridad y gobernabilidad, afirmó que en Estados Unidos existe una En este sentido, la educación y los valores deben ser inculcados peligrosa confusión sobre la magnitud del problema de inseguridesde la infancia y la adolescencia, tanto en la casa como en la dad en México, y ejemplificó este comentario con un editorial en el escuela, en una labor conjunta de padres y maestros con el apoyo diario liberal The Washington Post, en el cual se apunta que en suelo de especialistas (psicólogos, pedagogos, etcétera). mexicano se vive una guerra comparable a la de Afganistán en cuanEs importante encontrar medidas alternativas a la prisión preto al número de bajas civiles, a grado tal que, según el diario, de no ventiva para aquellas conductas que no ameritan la reclusión, de presentar el gobierno de Felipe Calderón una respuesta suficiente manera que a las personas puedan seguírsele sus respectivos procey adecuada a esta guerra, la democracia en México está en juego. sos sin necesidad de tenerlas en la cárcel. Entre las múltiples propuestas generadas en el Foro, destacamos En relación con el narcotráfi co, el problema es la prohibición. en estas páginas algunas de las más importantes a las cuales la UniSi dejara de considerarse como un delito el uso de drogas, en ese versidad Iberoamericana ha seguido con atención dentro y fuera
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seguridad pública, que involucre a todos y trascienda los periodos sexenales. En la lucha contra la delincuencia y la impunidad, los ciudadanos debemos dar el primer paso hacia la cultura de la legalidad: dejar de seguir pensando que fuera de la ley se vive confortablemente. Además, exigir a las autoridades que cumplan con su deber, pero también dándole seguimiento a los procesos legales. Los ciudadanos debemos comprometernos a apegarnos a la cultura de la legalidad, por ejemplo, mediante la integración de grupos cuyos miembros se vigilen mutuamente para evitar conductas corruptoras como la de la “mordida”. Los universitarios pueden dar el ejemplo mediante la integración de redes cuyos miembros se comprometan a no incurrir jamás en esta práctica. Debe hacerse una revisión de toda la experiencia que, desde el área académica, se ha generado en el país y que se ha desaprovechado, a fin de integrar programas académicos sobre el tema. Debe haber un proyecto de unión con alumnos y agrupaciones para incorporar a las universidades y organizaciones con experiencia sobre el tema y tener una demanda que sea a prueba de funcionarios públicos y cambios de gobierno. Esto, por medio de una estrategia de largo plazo que siga una línea de trabajo y cuente con medios de evaluación de avances y logros. Hay que construir el diálogo entre la sociedad participativa, los estudiosos y los jóvenes y, si no es posible contar con funcionarios públicos respetuosos de estos movimientos, entonces hay que unirse para desarrollarlos y ganar los espacios. Por ejemplo, puede llegarse a acuerdos con un grupo de municipios “piloto” donde quienes cursen un postgrado relativo al tema de la seguridad tengan en automático un cargo en un área de estudios estratégicos para atender a los ciudadanos. Para censurar en la sociedad la incultura de la ilegalidad, puede tomarse como ejemplo lo realizado en Bogotá, Colombia, donde se construyeron esquemas simbólicos en la calle para ir incrementando la censura a la ilegalidad. Esto es, incluir a través de esquemas solidarios, desde la base social, la responsabilidad social llevada a ética colectiva. Queda claro que si la ciudadanía no ocupa los espacios públicos, estos son usados por la delincuencia; de ahí que los ciudadanos debemos aprovecharlos en actos que nos involucren a todos para ser mejores. El concepto de espacios culturales alternativos (como El Circo Volador) debería ser llevado a todas las ciudades y, en particular, a los corredores de delincuencia. Así, pueden aprovecharse espacios abandonados, como ciertos parques, para llevar ahí promotores y actividades culturales que atiendan a los jóvenes y a las familias de forma permanente y no sólo por periodos de gobierno o en tiempos electorales.
Queda claro que si la ciudadanía no ocupa los espacios públicos, estos son usados por la delincuencia. momento quedaría herido de muerte el narcotráfico junto con su secuela de terror y corrupción. Sería cuestión de semanas o meses para que desapareciera. La pregunta es si un solo país, como México que hace frontera con Estados Unidos, podría llevar a cabo, unilateralmente, dicha despenalización. Lo lógico es que tuviese que adoptarse como una medida internacional.
Libertad de expresión, amarillismo y escándalo El gremio periodístico debe ser más responsable de la educación inicial y de la continua dentro de la propia profesión. Al informar sobre los hechos derivados de la inseguridad, en los medios a veces no existen los parámetros para enfrentar las decisiones que deben ser tomadas. Considerando que se está en una “nueva guerra” −contra la criminalidad−, en la cual todos −los medios y otros sectores sociales− se están adaptando, no hay reglas claras y manuales que indiquen a los profesionales de la comunicación cómo atender cada nuevo caso informativo.
Autoridades, penas y prevención Ante la falta de abogados especializados en investigación, las universidades tienen una gran oportunidad de desarrollo institucional. Es necesario contar con medios para evaluar la calidad y responsabilidad de los funcionarios públicos, de modo que estos puedan ser evaluados por la sociedad no sólo en las urnas sino también en su vida ciudadana. Para combatir la impunidad es necesario cambiar el modelo penal que la propicia. Es mentira que, en México, las policías y el derecho penal sean preventivos, pues en realidad sólo disuaden. Es necesario que la visión del delito vaya más allá del derecho penal y, con una orientación multidisciplinaria y transversal, pueda percibirse desde todas sus dimensiones sociales. El país no cambiará sin la acción comunitaria de toda la sociedad. Todos debemos formar parte de un proceso de participación para auditar y sancionar las conductas del poder en torno al tema de la seguridad. El Sistema Nacional de Seguridad Pública debe ser el instrumento de las políticas de coordinación nacional en la materia. Se deben analizar los aspectos legales y éticos de los servidores públicos.
Ciudadanía organizada y participativa El acuerdo nacional por la seguridad debiera ser mucho más amplio y alcanzar la dimensión de un pacto nacional. Casi todas las acciones que realizan las autoridades son más reactivas que preventivas y se necesita una política de Estado para la
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El Foro “Sí podemos, no renunciaremos” se realizó en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México en circunstancias donde los actos violentos en México alcanzaron cimas nunca antes vistas, con ejecuciones sumarias perpetradas por los cárteles y atentados contra la población civil, como el ocurrido en Michoacán.
SOCIEDAD Y VIOLENCIA
/crónica
›Prisión Almoloya, 1992 El penal de alta seguridad de Almoloya de Juárez, el primero en su tipo de México, es inaugurado en 1992, luego de la crisis de las prisiones normales. El funcionario inspirador de este “Centro Federal de Internamiento Cerrado”, Juan Pablo de Tavira, es también su primer director. En marzo de 1994, nueve meses antes de dejar el cargo, De Tavira explica al reportero Miguel Cabildo: —A partir de 1985, con la captura de muchos jefes narcos, las prisiones tradicionales se vuelven polvorines. Hay motines sangrientos, como en Nayarit, Hermosillo y Puebla. En Matamoros, hay una “monarquía” dirigida por el capo Chávez Araujo. En el Reclusorio Norte de la ciudad de México, Caro Quintero vive como rey, y Félix Gallardo en el Reclusorio Sur. Las prisiones están en manos de los internos, debido al “autogobierno”. El “autogobierno” nace de la actitud benévola de las autoridades en los años setenta. Las autoridades piensan entonces que dando concesiones al interno mantienen la prisión en paz. Pero esto sólo contribuye a que los internos tengan una situación de privilegios, lo cual, para muchos penitenciaristas, está bien: es el mal menor que permite alcanzar el bien mayor de tener en paz las prisiones. Pero cuando, a partir del año de 1985, empiezan a llegar los grandes capos del narcotráfico a la cárcel, empieza la lucha por el poder dentro de las prisiones, y las matanzas entre internos. Las prisiones se vuelven arsenales y surge la necesidad de crear prisiones de máxima seguridad. De Tavira describe un día en Almoloya: —El interno se levanta a las seis de la mañana, en primavera y verano. Cuando empieza a hacer frío, la hora de levantarse cambia a las siete. Debe bañarse entre las siete y las ocho de la mañana o entre las ocho y las nueve. Después, baja a de-
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sayunar. La comida es la misma para todos, para los internos y para el personal. No se permite la entrada de alimentos. Las cosas que se venden en las tiendas de la institución, desodorantes, dulces, leche y queso, se compran con una tarjeta de crédito del Banco Obrero. “Después de desayunarse, cada interno tiene que realizar una actividad. Puede ir al Centro Educativo, hacer deportes en el patio o estar en los talleres. Los talleres están concesionados. Creemos que una administración penitenciaria no debe dedicarse a los negocios en ningún sentido. Por eso los talleres están concesionados a la iniciativa privada. Hay talleres de bandas de garantía para envases, guantes, ropa interior, vestidos para mujer, uniformes médicos, tapabocas, corbatas. Los internos trabajan siete horas y se les paga el salario mínimo. El sueldo lo paga la empresa, que deposita la nómina en el Banco Obrero. Cada interno tiene una cuenta bancaria, pero sólo recibe el comprobante de depósito. Como sus gastos dentro de la institución son mínimos, su fondo de ahorro va en aumento. Igualmente está abierta la posibilidad de que su familia haga retiros en cualquier sucursal del país. “Cada interno tiene su celda. No la comparte con nadie. Las celdas cuentan con regadera y baño. Pueden tener una televisión de cinco pulgadas. No grandes aparatos ostentosos. Hay una televisión en el comedor, que todos pueden ver, pero la escuchan con audífonos. No se permite sonido abierto en radio ni en televisión. Si lo hacen, se les recoge el aparato. No pueden usar ropas distintas a las que otorga la institución, en color beige. Tienen número, un resabio del pasado pero es un buen sistema de control para decirles ‘esta es tu ropa y de ningún otro’. Cada celda tiene el nombre del interno. Se le llama por su nombre, no por
su número. El número es para control de albardería. No les permitimos que laven su ropa, ni en los patios ni en las celdas, que es una mala costumbre de las prisiones tradicionales. “El personal se encarga de todo, a cambio de mantener una alta seguridad. Se trata de evitar que haya autogobierno, evitar todos los problemas que han hecho que nuestras instituciones tengan problemas graves. Por eso el Estado gasta tanto dinero: doscientos nuevos pesos al día en cada interno (doscientos nuevos pesos son entonces unos sesenta dólares, tres nuevos pesos por dólar, equivalentes a tres mil pesos viejos. El gobierno ha limpiado la moneda quitándole tres ceros. Donde antes había mil manoseados viejos pesos, ahora hay un estable, luciente, intocado nuevo peso). Sigue De Tavira: —Muchos buscan sabotear este régimen; pero no se puede dar marcha atrás en la construcción de prisiones de máxima seguridad, si se quiere acabar con los autogobiernos que operan en la mayoría de las cárceles del país”. —¿Está preocupado por las amenazas que ha recibido? —pregunta Miguel Cabildo a De Tavira. —Aquí el interno amenaza con facilidad —dice De Tavira—. Lo hace porque siempre le ha funcionado. “Este señor vive horas extras”, dice Rafael Caro Quintero refiriéndose a mí. —¿Se lo dice personalmente? —Se lo dice a otros, porque no hay trato directo con él. Pero lo grita frente a mucha gente, para que me entere: “Este señor está viviendo horas extras. Es un muerto en vida. Hay quinientas personas dispuestas a matarlo en cualquier momento”.1
Caro Quintero en su laberinto Sin bigote, “con el cabello lacio que antes tuvo ensortijado, casi completamente
perfecta
Este texto está dedicado a sus cosechadores originales, los reporteros Miguel Cabildo, Carlos Camacho, Carlos Marín, Ciro Pérez Silva y Raúl Monge
Héctor Aguilar Camín
Foto: Corbis
Aquí el interno amenaza con facilidad —dice De Tavira—. Lo hace porque siempre le ha funcionado. “Este señor vive horas extras”, dice Rafael Caro Quintero refiriéndose a mí.
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cano”, Rafael Caro Quintero, a sus treinta y ocho años de edad, “parece mayor de cincuenta”. Le da la impresión al reportero Carlos Marín de “vivir en el espanto”. Dice: —Toda la gente aquí anda, andamos, mejor dicho, idos de la cabeza. No tiene usted idea de lo que es esto… Por los orificios de la mica que separa a los encarcelados de sus visitantes, Caro dice que su prioridad es salir de este lugar, que Marín metaforiza como un “laberinto hermético”. Almoloya no es una cárcel de alta seguridad, dice Caro, sino un “encierro de segregación donde no se respetan los derechos humanos”.
—Chilaquiles en el desayuno, chilaquiles al mediodía, chilaquiles en la cena. Y qué bueno si fueran chilaquiles, son tortillas hechas atole. Comemos arroz y salchichas en caldo. Yo nunca había visto eso, las salchichas en caldo. Pero aquí hay. Nunca pensé que hubiera un lugar así en México, nunca lo imaginé. No puedo describir la situación, pero Almoloya no es para estar mucho tiempo.2
De Tavira, 1996 Juan Pablo de Tavira deja la dirección de Almoloya en noviembre de 1994, al terminar el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. En
De Tavira presenta su libro, Caro ha purgado nueve años de una sentencia de cien. Según De Tavira, Félix Gallardo es “un hombre inteligente, frío y calculador, a quien podría considerarse el iniciador de la segunda generación de narcotraficantes en México, luego de la caída de Sicilia Falcón, en 1975”. Llega a la prisión de Almoloya el mismo año que Caro, en 1992, a la edad de 45 años. Sus sentencias acumuladas suman ochenta años de prisión. Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto”, dice De Tavira, es una personalidad “tenaz, perseverante, egocentrista, ambiciosa, manipuladora y mercantilista”. Las relaciones que
Describe su celda “igual que un pasillo”, “muy reducida”, con una ventana que da al patio, pero “el patio no tiene nada, unas bancas, nada más”. Almoloya “no es para estar mucho tiempo”, dice Caro: “Toda la gente anda mal de la cabeza”. —Nos despiertan a las seis de la mañana. A las ocho nos bajan al comedor. Desayunamos. Nos vuelven a subir a la celda después de desayunar. A las diez nos bajan al patio. Permanecemos ahí hasta la una de la tarde. Nos suben de vuelta a la celda. Como a las tres nos bajan al comedor. Subimos a la celda otra vez. Nos bajan al patio a las cinco. Y como a las seis entramos a clases. A las once de la noche nos dejan que nos duérmamos. —¿De qué toma clases? —pregunta Marín. —De primaria, primer año —dice Caro—. Porque estuve nueve años en el primer año de primaria y los nueve los reprobé. Describe su celda “igual que un pasillo”, “muy reducida”, con una ventana que da al patio, pero “el patio no tiene nada, unas bancas, nada más”. Almoloya “no es para estar mucho tiempo”, dice Caro: “Toda la gente anda mal de la cabeza”. Es el año de 1992. A Caro le faltan noventa y dos años de cárcel en este “laberinto hermético”, cuyo menú describe así:
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el libro que publica dos años después, ¿Por qué Almoloya?, caracteriza a sus huéspedes célebres. Caro Quintero, dice De Tavira, tiene una inteligencia natural sorprendente. Es “narcisista, egocéntrico, tenaz, oportunista, ambicioso, utilitarista y rebelde”. Es también un gran corruptor de autoridades: siempre intenta comprarlas. Su poder económico le ayuda a desarrollar su liderazgo en un estilo “ostentoso y alardeante”. Su narcisismo lo lleva a depilarse las cejas y a juzgar las actividades culturales como “mariconerías”. Caro Quintero tiene una sentencia acumulada de cien años de prisión por lavado de dinero, narcotráfico, homicidio y secuestro. Ingresa a la cárcel de alta seguridad de Almoloya, cuyo nombre técnico es Centro Federal de Readaptación Social de Almoloya, el 31 de julio de 1992. Lo segregan en dos ocasiones “por faltarle el respeto al personal de enfermería” cuando es atendido por la tensión nerviosa que le provoca su traslado del Reclusorio Norte, donde gozaba de amplios privilegios. En el momento en que
establece con su entorno “son de tipo familiar y comercial, vinculándose con personas afines a su capacidad ideoafectiva. Polígamo, ha procreado varios hijos con diversas mujeres. Su actividad delictiva es estructural y formal, y siempre busca beneficios económicos. Por su ambición, incurre fácilmente en el acto criminal”.3
Almoloya, 1998 Una comisión de diputados ha venido a visitar Almoloya. Las quejas constantes sobre violación de los derechos humanos en la prisión los traen en visita de inspección ocular. El reportero Raúl Monge consigna los detalles de la visita. Antes, informa: Las estrictas normas que rigen Almoloya provocan trastornos físicos y mentales a los internos. Su rutina es la inactividad, el aislamiento, la falta de privacía. Uno de cada tres internos (hay trescientos ochenta) sufre ataques depresivos. Ciento veinticinco guardias cuidan el penal de alta seguridad. Están sometidos también a normas estrictas. Toda falla se paga con arrestos o suspensiones
Foto: Corbis
falta pie de corbis
Fotografía de: Óscar Estévez. Operativo de la Policía Federal Preventiva en Culiacán, Sinaloa. Exposición fotográfica en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México: “Seguridad: Todos somos parte de la solución”.
temporales, sin goce de sueldo. Tienen estrictamente prohibido tratar con los internos. Sus jornadas son de cuarenta y ocho horas de trabajo, por veinticuatro de descanso. La rotación de personal es permanente para evitar el surgimiento de intereses. Ganan alrededor de mil quinientos nuevos pesos al mes (quinientos dólares, el dólar vale entonces tres nuevos pesos, equivalente de tres mil viejos pesos). En los últimos tres meses han renunciado alrededor de sesenta custodios, según informes extraoficiales. Después de caminar por estrechos pasillos, cruzar una docena de puertas, subir y bajar escaleras, los visitantes llegan al módulo cuatro, mejor conocido como el de los “ricos y los famosos”. La quinta parte de los presos y todos los problemas de la prisión están ahí. La mayoría de los reclusos pasa el día sin hacer nada. Las celdas del módulo cuatro son cuartos de dos por tres metros, separados de tal forma que los internos no tienen manera de comunicarse.
Fotografía de Eduardo Jiménez Fernández. Robacoches detenido en el barrio de Tepito. Exposición fotográfica en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México: “Seguridad: Todos somos parte de la solución”.
En cada cuarto hay una cama de cemento, un pequeño retrete y una repisa. Una televisión de cinco pulgadas es el único aparato electrónico autorizado, aunque sólo puede utilizarse en horarios preestablecidos. A las ocho de la noche, las luces se apagan. Los visitantes pasan al área de segregación, un módulo independiente, con cerca de doce celdas. Tienen doble reja y están bajo vigilancia constante. Las celdas aquí son más pequeñas. Tienen sólo una plancha de cemento para dormir y el retrete. El silencio es total. No hay posibilidad de ningún contacto. Los internos comen dentro de sus celdas. Quienes así lo desean, pueden tomar el sol en un patio de tres por tres metros, durante quince minutos. Los ocho internos castigados por infringir el reglamento, dormitan. Explican a los visitantes que les han dado sedantes para mantenerlos tranquilos. En Almoloya las actividades comienzan a las seis de la mañana y terminan a las tres
de la tarde, después de la comida. Luego, hay una hora para salir al patio. Es el único momento en que los presos pueden tratarse unos a otros en forma personal. Cámaras de video instaladas en todos los rincones de la cárcel siguen los pasos de cada uno de los internos. Son las dos de la tarde. Los visitantes entran al comedor, un salón grande cuya mesa es una plancha de cemento. Comen en ese momento, distantes unos de otros, Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo, Alberto Sicilia Falcón, Ernesto Fonseca, “Don Neto“, y otros narcos célebres. El menú del día es arroz, pollo, frijoles, tortillas y agua de sabor. El director del penal presenta a los visitantes y los deja solos con los reos. Dice que ha tenido muchos roces con ellos. Caro Quintero, por ejemplo, lo ha amenazado de muerte. Apenas cruza la puerta la comisión de diputados, Caro se levanta y festeja: —¡Qué bueno que nos visita gente in-
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Cámaras de video instaladas en todos los rincones de la cárcel siguen los pasos de cada uno de los internos. dependiente, porque no hacen caso a la Comisión Nacional de Derechos Humanos! Tal parece que los derechos humanos en México no existen. Uno de los visitantes encuentra a Caro avejentado, el pelo casi totalmente blanco, demacrado por la úlcera que sufre, los pantalones atados con un mecate. Caro se queja: —Cuando entré a la cárcel mis hijos eran pequeños; hoy se encuentran en la definición de su personalidad. He solicitado a las autoridades mi traslado a la cárcel de Culiacán porque quiero estar más cerca de mis hijos. Mi esposa ha sido padre y madre todos estos años. No quisiera que mis hijos siguieran el camino que yo seguí, para bien o para mal. No quiero que ellos cometan errores, pero para ello necesitan la vigilancia del padre. Por eso he solicitado a las autoridades mi traslado… Refiere Monge: Sin los privilegios que gozó durante su estancia en el Reclusorio Norte —celdas exclusivas, teléfono, cama de agua, calefacción, agua caliente, sala de juegos, cocineta, protección personal, drogas, fiestas, mujeres y alcohol—, Caro se queja también de la comida y del “trato inhumano” que reciben. —Yo no tomaba nada de medicinas —dice—. Ahora tengo que tomar pastillas para dormir, pastillas para despertar, pastillas para todo. Me siento muy mal. Esta cárcel fue construida para volver loca a la gente. Según él, en Almoloya se gasta más dinero en medicinas que en alimentos. Dirigiéndose al presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Sinaloa, suplica: —Tú eres de los nuestros, ayúdanos, ayuda a nuestras familias. Caro no trabaja, no se ejercita, no participa. Lo invitan a actuar en una obra de teatro, pero se niega porque, dice: —Eso es para maricas… Miguel Ángel Félix Gallardo conversa a solas con Loza Ochoa, uno de los visitantes. Le dice: —Aquí estamos por peligrosos, pero hasta ahorita no nos los hemos comido.
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Loza le pregunta por el lote de autos de colección que Félix tiene en Culiacán. El ex jefe del cártel de Guadalajara responde que la Secretaría de Hacienda los ha incautado y rematado a precios ridículos. —Algunos se quedaron en manos de funcionarios —dice. Asegura que la pasa bien en el penal. Se queja sólo de la falta de vegetación y de espacios abiertos. El patio más grande que hay en Almoloya tiene diez metros por diez, no hay una planta, sólo cemento. —Esto es para trastornar a cualquiera —dice Félix Gallardo. En sus ratos de ocio, asegura, se dedica a escribir.4
De Tavira, 2000 Juan Pablo de Tavira dirige la prisión perfecta llamada Almoloya desde su inauguración, en 1992, hasta el 30 de noviembre de 1994, en que termina el gobierno que lo nombró. El 1 de diciembre de ese mismo año es nombrado por el nuevo gobierno, de Ernesto Zedillo, director de la Policía Judicial Federal. No dura mucho en el cargo. El 23 de diciembre de 1994, cuando apenas ha cumplido diez días al frente de la PJF, De Tavira sufre un accidente con trazas de atentado en su casa de Cuajimalpa, en las afueras de la ciudad de México. Después de cenar en un restaurante de Polanco, De Tavira llega tarde a su casa. Mientras duerme, queda expuesto a una fuga de gas del sistema de calefacción doméstico. Ninguno de sus escoltas se percata de la fuga, hasta la mañana del 24 de diciembre, en que el penalista es llevado al hospital en estado grave. El proceso de
desmielización que sufre, casi le causa una muerte cerebral. Permanece casi todo el año de 1995 en tratamiento y logra recuperarse. El procurador de la República, Antonio Lozano, informa que la fuga de gas en la casa del ex funcionario ha sido un accidente, cancela toda posibilidad de un atentado. Vuelto a la actividad, De Tavira es contratado por Lozano Gracia como asesor del Instituto Nacional de Combate a las Drogas (INCD). Poco se sabe de De Tavira hasta 1997, cuando busca acomodo en el equipo del recién electo jefe de gobierno de la ciudad de México, Cuauhtémoc Cárdenas. De Tavira se propone para ocupar la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal del flamante gobierno perredista. Es rechazado, se aleja de la función pública y se dedica a la docencia. El 14 de agosto del año 2000, De Tavira visita al nuevo presidente electo, Vicente Fox, para presentarle sus propuestas en materia de seguridad pública y prisiones. Nada se sabe del destino de sus proyectos. El 21 de noviembre de ese mismo año acude a la Universidad Autónoma de Hidalgo a presentar su currículum, en busca de una cátedra. Luego de entrevistarse con las autoridades, conversa con Alejandra Sánchez Galindo en el comedor del Centro de Extensión Universitaria de la Universidad. El comedor del centro universitario no es un sitio público. Sólo puede entrar a él gente de la misma institución o sus invitados. Son las siete y media de la tarde, empieza a anochecer. Un sujeto no identificado se acerca a la mesa donde conversa De Tavira y descarga cuatro tiros de calibre .38 sobre la cabeza del penalista. De Tavira muere instantáneamente. Se abre una averiguación por homicidio contra quien resulte responsable. Su caso pasará a la estadística como uno de los 11,902 homicidios no aclarados de ese año 2000, en que hubo 14,372 muertes dolosas y sólo 2,472 homicidas presos. Se ignora aún quién es el asesino.5
1 Miguel Cabildo, “Juan Pablo de Tavira se decide a hablar”, Proceso, núm. 905, 5 de marzo de 1994. 2 Carlos Marín, “Caro Quintero, desde Almoloya, ese encierro de segregación: ‘Fui narcotraficante pero me juzgan por algo que no hice’”, Proceso, núm. 854, 13 de marzo de 1993. 3 Ciro Pérez Silva, “Radiografía de De Tavira sobre huéspedes célebres de Almoloya”, La Jornada, 8 de febrero de 1996. 4 Raúl Monge, “En el penal de alta seguridad, trastornos físicos y mentales por la inactividad y el aislamiento”, Proceso, núm. 911, 16 de abril de 1994. 5 Carlos Camacho, “Ejecutan de cuatro tiros en la cabeza a Juan Pablo de Tavira”, La Jornada, miércoles 22 de noviembre de 2000; Guillermo Zepeda Lecuona, Crimen sin castigo, México, Fondo de Cultura Económica/Cidad, 2004, págs. 273 y siguientes.
SOCIEDAD Y VIOLENCIA
/análisis
›La violencia de
Estado en México
Foto: Corbis
Carlos Montemayor
L
a violencia de Estado en México a partir del siglo XX se ha desplegado en una amplia gama de regiones y sectores sociales tanto en los contextos de prevención, contención, represión o persecución de procesos de inconformidad social, como en su canalización contra núcleos sociales vulnerables, sectores gremiales, regiones aisladas, comarcas, partidos políticos, movimientos subversivos, manifestaciones populares. Sería natural suponer que a la complejidad de los procesos de inconformidad social corresponde la complejidad de la violencia de Estado, pero esta premisa adolece de un reduccionismo particular: creer que la inconformidad social es una forma de violencia que el Estado se propone frenar o resolver. El concepto de “paz social” se confunde con la ausencia de inconformidad popular y deja de lado una polarización ya institucionalizada: la pobreza,
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la desnutrición, el desempleo, al analfabetismo, la marginación, la carencia de servicios de salud, la vivienda deficiente, los servicios públicos insuficientes o inexistentes, la desigualdad social extrema, la pérdida de talla o estatura en núcleos rurales e indígenas, el acortamiento del promedio de vida en zonas rurales y marginadas. Indicadores así, y otros más que pueden conformarse de acuerdo con características regionales, gremiales o de legislación local o nacional constituyen un amplio sistema de violencia legal, ya institucionalizada, que el Estado y la sociedad confunden con la estabilidad y la paz sociales. La inconformidad se confunde con el inicio de la violencia social misma y no se le entiende, precisamente, como un proceso que surge para que cesen, amengüen o se suspendan temporal o definitivamente los indicadores de la violencia social ya institucionalizada. Esto es, la inconformidad social no inicia la violencia; por el contrario, surge para que la violencia previa cese.
La inconformidad se confunde con el inicio de la violencia social misma y no se le entiende, precisamente, como un proceso que surge para que cesen, amengüen o se suspendan temporal o definitivamente los indicadores de la violencia social ya institucionalizada.
Los mecanismos propios de la violencia de Estado suelen ser recurrentes.A nivel policial y militar, la creación de comandos de élite como fuerzas de choque para enfrentar movimientos populares no armados. A nivel procesal, la acción coordinada del Ministerio Público y de los jueces que obvian procedimientos legales para acusar, castigar y resolver de manera expedita e injusta. En la desaparición forzada de personas, la aquiescencia de autoridades políticas, militares, policiales y judiciales a nivel municipal, estatal y federal. Reiteremos la persistencia o la recurrencia de cuerpos de choque policiacos o militares. Estos grupos o comandos han ido evolucionando tanto en cuerpos regulares del Estado y del ejército, como en corporaciones paramilitares. Su actividad tiene variantes no tan pronunciadas como para que resulte difícil identificarlas en diversos operativos. Fueron policías judiciales de Guerrero, ac-
tuando como grupos de choque, los causantes de la masacre en la plaza central de Atoyac el 18 de mayo de 1967. Los padres de familia de la escuela primaria Juan Álvarez se manifestaron para protestar por las elevadas cuotas que la directora de la escuela imponía a los estudiantes. Los policías judiciales acuartelaron a los policías preventivos y atacaron a la población, como describo pormenorizadamente en la novela Guerra en el Paraíso.1 Las autoridades quisieron culpar a Lucio Cabañas de la masacre e intentaron aprehenderlo; ese día Lucio se vio obligado a remontarse a la sierra: así se originó su guerrilla. También fueron policías judiciales de Guerrero, actuando como grupos de choque, los que irrumpieron en una reunión de la Asociación de Copreros en el puerto de Acapulco, en agosto de ese mismo año de 1967. La Asociación iba a celebrar las elecciones de la nueva mesa directiva y tenían como invitado al líder campesino veracruzano César del Ángel. Los policías, entre ellos conocidos pistoleros de la Costa Grande y la Costa Chica al servicio de caciques, asesinaron a mansalva a veintisiete campesinos a fin de evitar la elección libre de la nueva mesa directiva y luego atribuir la masacre a César del Ángel, que logró huir antes de que también lo liquidaran.2 Fueron igualmente policías judiciales del estado de Guerrero los que perpetraron en el vado de Aguas Blancas, el 28 de junio de 1995, la masacre de 17 campesinos que se dirigían a una manifestación pacífica que la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) celebraría en la ciudad de Atoyac de Álvarez. Por muchos indicios sabemos que estos hombres fueron abatidos en un operativo policiaco preparado con anticipación. Declaraciones de sobrevivientes y de la entonces alcaldesa de Atoyac, fotografías tomadas por Martín Gómez Muñoz antes de que colocaran armas en las manos de los cadáveres, y el análisis del documento fílmico que fue filtrado desde el gobierno del estado, confirmaron, primero, que el nutrido contingente policiaco estaba emboscado. Segundo, que los disparos iniciales, con pistola, fueron sólo una señal para que se abriera el fuego con armas de largo alcance. Tercero, que no hubo tiroteo entre fuerzas campesinas y policiacas. Cuarto, que se acribilló a los campesinos que estaban arracimados en el camión de redilas. Quinto, que fueron colocadas pistolas en los cadáveres fotografiados por Martín Gómez Muñoz porque los campesinos sólo portaban machetes y palos de madera. Sexto, al no contar con capacidad de fuego ni de respuesta, el sometimiento de los campesinos hubiera sido inmediato, sin necesidad de disparar indiscriminadamente sobre tantos hombres inermes. Séptimo, recibieron el tiro de gracia los heridos que fueron detectados por las patadas propinadas a los cuerpos ensangrentados. En suma, imposible haber liquidado con armas de alto poder a 17 personas sin darse cuenta de que éstas estaban indefensas.3
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Esta masacre no fue un caso aislado de tinuidad de mandos, contingentes y modo represión; formó parte de una estrategia de de operar de cuerpos policiales y del ejérguerra más amplia en varias regiones de la cito a lo largo de varias décadas de guerra sierra de Guerrero y de manera particular sucia, hasta los militares que masacraron a en contra de la OCSS. Los 17 campesinos estudiantes y profesores en El Bosque y en masacrados pertenecían a esa organizaEl Charco, Guerrero. ción y cinco años después ascendió a 42 En diciembre de 1997 irrumpió en el número de hombres asesinados. Antes y México otra variante de la violencia de después de la masacre, se formó una orgaEstado a través de los grupos de choque nización campesina paralela, que en vano ya no integrados por militares ni policías, intentó neutralizar a la OCSS. Todo esto sino por paramilitares indígenas. Uno de fue el probable detonante del alzamienestos contingentes perpetró el 22 de dito del Ejército Popular Revolucionario ciembre de 1997 la masacre de Acteal7 en (EPR), que en el vado de Aguas Blancas los Altos de Chiapas. Dos semanas deshizo su primera aparición al año siguiente, pués, el ejército se propuso requisar armas en 1996.4 y dos mil soldados se instalaron en 18 Los cuerpos de choque también se han campamentos para realizar cateos e informado en el ejército, no sólo en la politerrogatorios. Pero no efectuaron la recía. Sabemos ahora que fueron comandos quisa entre los grupos paramilitares, sino Fotografía de Robert Capa. La primera víctima del del Estado Mayor Presidencial los francoen quince municipios zapatistas, algunos día de las elecciones, ciudad de México, 7 de julio de 1940. tiradores que perpetraron la masacre de muy lejanos de Acteal; buscaron armas no estudiantes y soldados el 2 de octubre de entre los agresores, sino entre las víctimas, 1968 en Tlatelolco. Que uno de esos comandos apostado en el saqueando casas, tiendas y cooperativas. techo de la iglesia de Santiago Tlatelolco fue el agresor del geneLa violencia de Estado se ha manifestado, además, en procesos ral José Hernández Toledo. Que estos comandos efectuaron ataelectorales, abarcando una variada gama de fraudes, desaparición ques con explosivos en diversos edificios públicos y privados en selectiva de candidatos o de opositores, represión y masacres. En 1969. Que de ellos se derivaron los comandos conocidos como los inicios del siglo XXI se amplió este espectro hacia un nuevo los Halcones, perpetradores de la masacre de estudiantes el jueves extremo: la manipulación de medios electrónicos. La violencia de Corpus de 1971, también en la ciudad de México. Sabemos de Estado en este campo desplegó diferentes recursos desde el que al tercer día de haber tomado posesión como Presidente de la golpe militar a Madero y su fusilamiento, hasta la represión a los República, Luis Echeverría instruyó a su Canciller Emilio Rabasa vasconcelistas, a seguidores del general Juan Andrew Almazán, a para que pidiera oficialmente asesoría militar y policial a Estados la coalición de partidos que apoyaron la candidatura presidencial Unidos para los Halcones y para su responsable directo, el entondel general Manuel Henríquez Guzmán, el fraude de las eleccioces coronel Manuel Díaz Escobar.5 nes federales de 1988, el asesinato gradual y selectivo de varios El 2 de octubre de 1968 fue un laboratorio de experimentos centenares de militantes del Partido de la Revolución Democrárepresivos a gran escala: la coordinación entre cuerpos policiales tica (PRD) durante el periodo presidencial de 1988 a 1994, la y militares con el ministerio público y jueces; una maquinaria guerra sucia de medios electrónicos en las elecciones de 2006. inmensa echada a andar en la Operación Galeana con el Batallón En la primera década del siglo XXI es visible aún la resistencia Olimpia en primer término, los destacamentos militares apostados de Estado a cancelar la violencia del fraude o la manipulación de en diversos puntos de un amplio perímetro que ceñía a la plaza medios en los procesos electorales. de Tlatelolco y las actuaciones en serie del Ministerio Público y Por último, la violencia se ha manifestado también en la forresoluciones de jueces.6 El modus operandi de esta vasta maquinaria mulación de leyes que conducen de manera expedita a la crimidel Ministerio Público y del Poder Judicial se había aplicado en la nalización de la inconformidad social, como fue el caso del delito represión de movimientos sociales anteriores, particularmente el de disolución social y recientemente el del secuestro equiparable ferrocarrilero y el magisterial. La diferencia entonces fue la cony el del terrorismo.
1 Describo esta masacre en Guerra en el Paraíso, Editorial Planeta, México, cap. I, pp. 13-20. 2 Para una exposición amplia de las luchas copreras en Guerrero, véanse Florencio Encarnación Ursúa, Las luchas de los copreros guerrerenses, Editora y Distribuidora Nacional, México, 1977, y Francisco A. Gómez Jara, Bonapartismo y luchas campesinas en la Costa Grande de Guerrero, Editorial Posada, México, s.f. 3 Véase el Dictamen de la CNDH en www.cndh.org.mx/lacndh/infomes/espec/espec.htm Recomendación 104/1995, del 14 de agosto de 1995; también el documento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en www.scjn.gob.mx, expediente 01648/2001-PL Ministro Guillermo I. Ortiz Mayagoitia con fecha de resolución 15-nov-2001. 4 He expuesto diversos aspectos de este movimiento guerrillero en varios pasajes de los capítulos I, IV, y VIII de Chiapas, la rebelión indígena de México, Editorial Random House Mondadori, México, 2009, y en el ensayo “Los servicios de inteligencia”, La guerrilla recurrente, Editorial Random House Mondadori, México, 2008, pp. 82 y ss. 5 Sobre los hechos del 2 de octubre de 1968, véase “Rehacer la historia” y, respecto a los Halcones, “La Fiscalía especial”, ambos en La guerrilla recurrente, op. cit., pp. 159 y ss. He actualizado varios puntos en los artículos “Lo personal y lo real”, en revista Proceso número 1666 del 5 de octubre de 2008, pp. 41-45, y “Los caídos en Tlatelolco”, en revista Proceso número 1687 del 1 de marzo de 2009, pp. 46-49. 6 Véase Jorge Carrasco Araizaga, “Ignominia procesal”, en revista Proceso, edición especial 23, México, 2008, pp. 26-29. 7 He ampliado este análisis en el “Apéndice I. Recordar Acteal”, en Chiapas, la rebelión indígena de México, op. cit., pp. 291-310.
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SOCIEDAD Y VIOLENCIA
/meditaciones
›Morir entre la pluma y el espectáculo Gabriela Warkentin
Foto: Corbis
Directora del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y de la estación de radio de la UIA, Ibero 90.9 FM
20 IBERO 2009
L
a primera bala que mata a un periodista, es una excepción. La décima comienza a marcar una tendencia. La primera vez que la sala de redacción de un medio de comunicación se enfrenta a la disyuntiva de publicar o no la fotografía de diez cabezas degolladas por alguna banda del crimen organizado, es una excepción. La décima comienza a marcar una tendencia. Mucho se ha dicho en nuestro país sobre el estado de la libertad de expresión y las nuevas amenazas en contra de la misma. Los informes que presentan asociaciones gremiales, organismos multilaterales o instituciones dedicadas a la protección de los derechos humanos, coinciden en señalar que en los últimos años se ha recrudecido la amenaza en contra del ejercicio informativo en México. Como formadora de comunicadores, me ha tocado dar conferencias y pláticas sobre el estado de la libertad de expresión en diferentes partes de nuestro país. La escena que comienza a repetirse es, por decir lo menos, conmovedora: ante grupos de periodistas, en las zonas más conflictivas del país, cuando se menciona el tema del crimen organizado y la libertad de expresión, todos los presentes levantan ostensiblemente la pluma para posarla sobre la mesa. El mensaje es claro: de eso no vamos a hablar. Y quién los puede forzar: nadie está obligado a ser héroe, de ninguna causa. La sola imagen de la propia muerte, con o sin tortura, o la de seres queridos, tiene el poder disuasivo suficiente para inhibir la práctica. En el camino es mucho lo que perdemos: una sociedad que no se narra a sí misma, que no puede relatar sus coyunturas, que no encuentra espacio para analizar sus patologías, será una sociedad no ya enferma, sino condenada a morir. Cuando Baudrillard, décadas ha, ponía al simulacro como característica de nuestra inasible posmodernidad, ni siquiera imaginó la perversión que significa el simulacro del ejercicio periodístico.Y no podía hacerlo: pensar desde Francia las realidades sangrantes de otras latitudes es, si no otra cosa, un despropósito intelectual. Volvamos a México. No sólo ha aumentado significativamente la muerte de periodistas. En los últimos meses, hemos visto cómo los “levantones” de comunicadores del norte del país, las agresiones (algunas letales) en contra de comunicadores comunitarios, el asesinato vil de activistas a favor de la libertad de expresión, han ido en aumento. Esto, en sí mismo, ya es un agravio. Es cierto: hay que reconocer que, a diferencia de lo que sucedía en otras épocas de la historia de nuestro país, en donde la represión contra la libertad de expresión venía de las más diversas instancias de gobierno, hoy son los llamados poderes fácticos (sobre todo el crimen organizado) quienes han puesto en la mira la correcta canalización, según sus intereses claro está, de lo que debe o no decirse en México. Esto no resta responsabilidad a las autoridades. Una nación que no puede asegurar el libre desempeño informativo de sus ciudadanos, es una nación herida en su esencia democrática. Pero el problema no se centra sólo en las amenazas a quienes ejercen la expresión, profesional o amateur. La complejidad del
miedo y la amenaza alcanzan también a quienes toman decisiones editoriales.Veamos: el 15 de septiembre de 2008, por la noche, se congregan familias, amigos y algún solitario a celebrar el Grito de Independencia en la plaza central de la ciudad de Morelia. Si de por sí la vida nos ha deparado a los mexicanos del siglo XX (porque a los del XXI ya no) una cierta ingenuidad convivencial, no hay acto que resuma esto mejor que las fiestas del Grito de la Independencia: un momento en que, si acaso, le tememos a los borrachos. Porque nadie nos quita el placer de gritar por la patria. Tanto más lo sorprendente del estallido, por la sangre, por el susto, por la confirmación de la ingenuidad perdida. Las granadas que cobraron vidas y miembros, terminaron por poner los puntos sobre las íes: México está, oficialmente, tocado en su tejido social. Sabemos que ese mismo día, las decisiones en los medios de comunicación fueron debatidas: ¿qué debemos publicar?, ¿cuerpos mutilados?, ¿cadáveres?, ¿o publicar esas imágenes contribuye al mensaje de terror de quienes buscan desestabilizar sistemas? La disyuntiva era clara: la decisión sobre lo que se publique o
¿Qué debemos publicar?, ¿cuerpos mutilados?, ¿cadáveres?, ¿o publicar esas imágenes contribuye al mensaje de terror de quienes buscan desestabilizar sistemas? no, contribuirá a la construcción de la realidad que vivimos los mexicanos. ¿Debemos colocar en primera plana de un diario la fotografía de las cabezas degolladas?, ¿debemos dar voz al secuestrador que desde la prisión llama a uno de los programas de radio más escuchados para transmitir un mensaje de amor a la esposa ausente?, ¿debemos hacer eco de las narcomantas, los narcomensajes, los narcocorridos, los narcohéroes? ¿Hasta dónde los medios contribuyen al pánico social y hasta dónde siguen estando obligados a narrar los horrores de la vida marcada por la innegable inseguridad? La manera en que los medios de comunicación, por el ejercicio de quienes ahí laboran y por las decisiones de los que ahí dirigen, representan a México, influye sin duda en lo que los ciudadanos del siglo XXI percibimos de la salud social de nuestro entorno.Veo, no obstante, que todo esto que aquí se ha apuntado termina encerrado en el torbellino de la coyuntura: México hoy, en prácticamente todas sus dimensiones, carece de la altura de horizontes. Por ello, seguirá habiendo asesinatos de periodistas, los medios seguirán debatiendo en sus entrañas si deben o no hacer lo que hacen, y a los ciudadanos seguirá no importándoles demasiado que México sea hoy uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Cuando ante el primer asesinato de un periodista la sociedad no reacciona, estamos frente a una excepción. La décima vez, comienza a marcar una tendencia. Comunicación y violencia no deberían ser buenos aliados, porque cuando lo son, se impone el terror.
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SOCIEDAD Y VIOLENCIA
/investigación científica
›El cerebro ardiendo Neurofisiología de la violencia Óscar R. Galicia Castillo
S
i bien durante miles de años la correcta expresión de la conducta agresiva ha permitido a las diferentes especies actividades diversas desde la supervivencia, la reproducción, la ganancia de territorio y la obtención de recursos hasta ser factor determinante en la organización social, hoy en las sociedades humanas la obtención de pareja, recursos o estatus ya no implican una confrontación física con otros individuos; por el contrario, depende del despliegue adecuado de una serie de conductas sociales. El liderazgo en las sociedades humanas ya no obedece, en la mayoría de los casos, a las características físicas del individuo, esto es, el liderazgo no depende de lo grande, fuerte y agresivo que pueda ser el individuo sino a otro tipo de virtudes más apreciadas en la sociedad humana, tales como la inteligencia, la simpatía, etcétera. Hace apenas unos seis o siete millones de años todavía compartíamos un ancestro común con los chimpancés (o sea, éramos tan animales como ellos) y sólo hace unos 50 mil años aparece el Homo sapiens sapiens. Durante este periodo denominado Era Neolítica emergen los patrones modernos de comportamiento relacionados con la aparición de la mente simbólica que permitió el desarrollo del lenguaje, la innovación tecnológica con herramientas, la adaptación a distintos ambientes, el establecimiento de redes sociales y comerciales, los dibujos en las cuevas y el enterramiento de los muertos como práctica constante, la conciencia de la propia existencia y la propia muerte, lo cual podría haber posibilitado incluso la aparición de las primeras manifestaciones religiosas. El desarrollo de estos patrones fue una gran revolución cultural para nuestra especie que la fue separando del resto de los homínidos y los primates. Toda esta gran revolución cognoscitiva nos llevó a modificar lo suficientemente nuestro genoma hasta alcanzar la sorprendente diferencia con respecto al chimpancé de 5% de nuestro ADN. Este desarrollo cerebral no sólo nos permitió convivir en grupos de individuos más grandes aumentando nuestra complejidad
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Fotos: Corbis
Profesor e investigador en Neurociencias del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
social, sino que la misma complejidad social se convirtió en factor de presión sobre la actividad cerebral. Las nuevas macrosociedades requirieron que el individuo se diese cuenta de la existencia, los sentimientos, creencias, ideas, necesidades de los otros y reaccionar adecuadamente a las manifestaciones conductuales y emocionales de los demás. Los seres humanos desarrollaron la habilidad para entender y compartir los estados mentales de otros humanos, lo que implicó compartir sentimientos y emociones por otras personas en una gran variedad de contextos que van desde las emociones y sensaciones básicas como el enojo, el miedo, el sufrimiento, el gozo, el dolor y el deseo, hasta estados emocionales más complejos como el amor y la venganza. Se ha sugerido que la empatía es un proceso que nos previene de hacer daño a otros y nos motiva hacia la conducta altruista y prosocial, por lo que la ausencia de la misma se considera un elemento patológico que podría repercutir dramáticamente en la capacidad de interacción social del individuo como ocurre en la sociopatía o la psicopatía, lo que conduce al individuo a lastimar a otros sin sentir culpa o remordimiento. Durante mucho tiempo se asoció a la empatía con cualidades deseables del ser humano como la simpatía, la compasión y el altruismo; sin embargo, no necesariamente se encuentra asociada a conductas prosociales. Esto es, nuestra capacidad para darnos cuenta del sufrimiento y el dolor del otro también puede ser usada para realizar actos de naturaleza antisocial.
En este sentido podemos definir a la empatía como la capacidad para entender y compartir los estados mentales y emocionales de otros humanos. Claramente podemos desarrollar sentimientos prosociales como sufrir por el dolor del otro (como en la compasión), podemos gozar por el bienestar del otro (como en la simpatía), pero de igual forma podemos desarrollar sentimientos antisociales como sufrir por el bienestar del otro (como en el caso de la envidia) o gozar con el dolor del otro (como en la crueldad o la venganza). La empatía que el ser humano puede sentir por otras personas se ha mostrado relacionada con la actividad de diferentes redes neurales, que incluyen a la corteza somatosensorial, la corteza insular, áreas límbicas, la corteza cingulada anterior y la corteza prefrontal. De manera interesante, la corteza prefrontal también se ha visto relacionada con el aprendizaje y ejecución de importantes funciones que permiten la interacción social como el aprendizaje de reglas sociales, la elaboración de acuerdos sociales complejos, el aprendizaje de reglas morales, la toma de decisiones, el aprendizaje de prohibiciones, la interacción social y la empatía emocional, entre otras funciones. Algunos estudios clásicos han observado signos relacionados con la personalidad antisocial después de la lesión de la corteza prefrontal; dichos signos de manera característica incluyen el pobre control de impulsos, agresividad explosiva, expresiones verbales inapropiadas (groseras y en volumen desmedidamente alto), locuacidad y pérdida de sensibilidad interpersonal. Adicionalmente a estas funciones la actividad de la corteza prefrontal parece fundamental para el control de la agresión. Los datos obtenidos a través de la tomografía por emisión de positrones (PET) han mostrado un decremento significativo de actividad metabólica en la corteza prefrontal en un grupo de convictos acusados por asalto con violencia o asesinato.También se han observado relaciones recíprocas entre el metabolismo de la glucosa entre varias áreas de la corteza prefrontal y la amígdala (la amígdala es un núcleo diencefálico cuya actividad se ha asociado con la expresión de conductas tales como el miedo y la agresión, esto es, cuando la amígdala se activa el sujeto cae en alguno de estos estados). Desde los años setenta se había mostrado que la preestimulación prefrontal reduce la respuesta de las neuronas de la amígdala haciendo evidente un mecanismo de inhibición prefrontal sobre los núcleos amigdalinos. Esta evidencia sugiere la existencia de un mecanismo que subyace a la supresión de emociones negativas modulado por la actividad de la corteza prefrontal. El aprendizaje de la normatividad social y el desarrollo de la empatía son procesos que podrían ocurrir de manera simultánea
durante el desarrollo de la corteza prefrontal. El ser humano nace con esta corteza en estado inmaduro, estableciendo conexiones aun después de la adolescencia. Cabe recordar que durante este periodo los niños se entrenan en el aprendizaje de las reglas sociales y morales que de acuerdo con el juicio del entorno les señalan lo que está bien de lo que está mal. El aprendizaje de la normatividad social y el desarrollo de la empatía podrían resultar fundamentales para los mecanismos de inhibición de la corteza prefrontal. En algunos casos, durante este periodo de maduración el sujeto podría estar expuesto a ambientes de normatividad antisocial, como la violencia intrafamiliar, el abuso de drogas, el maltrato, el abuso sexual. En un ambiente donde el individuo puede aprender
Nuestra capacidad para darnos cuenta del sufrimiento y el dolor del otro también puede ser usada para realizar actos de naturaleza antisocial. que es posible el abuso del otro como norma, donde el uso de la fuerza se convierte en un medio lícito para obtener recursos o donde la fuerza y la violencia son un modelo viable de interacción social. En otros casos, alguna anormalidad del funcionamiento prefrontal podría impedir ya sea el aprendizaje de estas normas o en su defecto su pérdida por parte del sujeto después de alguna lesión. Una combinación en diferente medida tanto del aprendizaje de normas como de la funcionalidad prefrontal podría estar presente en los casos donde la violencia se transforma en una actividad delictiva. Si bien la empatía es un mecanismo importante de la inhibición de la conducta agresiva, no necesariamente está supeditada a la realización de conductas prosociales, esto es, la capacidad de ponernos en el lugar del otro también puede proporcionarnos información sobre si el otro está en una posición vulnerable, si está asustado, enojado, etcétera. En este sentido, en la utilización de nuestra capacidad empática para fines antisociales podría subyacer un aprendizaje ético-moral distorsionado por exposición a un ambiente limitante o abusivo donde sufrir el bienestar del otro o gozar con el dolor del otro son permisibles (como en la sociopatía). Curiosamente, la estructura cerebral que participaría de manera importante en esta toma de decisiones también sería la corteza prefrontal.
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SOCIEDAD Y VIOLENCIA
/cine
›Cine, violencia Fernando Moreno Suárez
Profesor de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, socio fundador de la Productora Los Olvidados y conductor de El cine y… en Ibero 90.9
C
uando se habla de la violencia en los medios de comunicación en nuestros días y del tratamiento que se hace de la misma es lugar común regresar a la pregunta eterna sobre si fue primero el huevo o la gallina. ¿Somos violentos por los contenidos a los que nos exponemos o lo que vemos es simplemente resultado de la realidad que vivimos? Sobre el asunto se han escrito innumerables teorías y contrastado argumentos con pasión y vehemencia. Hoy parece demasiado sencillo culpar a los medios del estado actual de las cosas y resulta inocente pensar que no tienen ningún tipo de influencia social. También parece ocioso seguir pensando en la realidad social y los medios como entes separados y no reparar en que los medios son en buena medida un componente fundamental de la realidad. Más allá de discusiones bizantinas y posiciones encontradas es fundamental entender al cine como un arte industrial que obedece a dinámicas muy particulares y que, lejos de entenderse como un simple reflejo de la sociedad, se constituye desde su nacimiento en una nueva forma de expresión que permite una extraordinaria oportunidad para proponer reflexiones y hacer comentarios críticos. Es justo en ese plano en el que resulta relevante hablar de la violencia o narcotráfico en el cine, en su capacidad de cuestionar los excesos y de proponer nuevas aproximaciones al problema.
24 IBERO 2009
Foto: Corbis
y narcotráfico
Escena de la película El padrino.
El retrato en el mundo Existen muchos retratos de la violencia en la historia del cine. Acaso los primeros que vienen a nuestra mente son representaciones que se acercan a ella como tema, y que hoy podemos calificar como clásicas, comenzando con directores como Sergei Eisenstein (El acorazado Potemkin, 1925), D. W. Griffith (El nacimiento de una nación, 1915; Intolerancia, 1916) o Pier Paolo Pasolini (Saló o los 120 días de Sodoma, 1975) y terminando en autores como Krzysztof Kieslowski (No matarás, 1988), Francis Ford Coppola (El Padrino, 1972; Apocalipse Now, 1979; La ley de la calle, 1983) o Stanley Kubrick (Senderos de gloria, 1957; Naranja mecánica,1971). Tomando el testigo de los cineastas consagrados, a finales de los 90, la representación de la violencia en el cine cambia dramáticamente y se convierte en parte fundamental de la forma narrativa y de la estética misma de las películas. Así, las propuestas de cineastas como Oliver Stone (Asesinos por naturaleza, 1994; Camino sin retorno, 1997), Mathiew Kassowitz (El odio, 1995; Los ríos de color púrpura, 2000), Quentin Tarantino (Perros de reserva, 1992; Pulp fiction, 1994; Kill Bill vol. 1, 2003 y Kill Bill vol. 2, 2004), Robert Rodríguez (Del crepúsculo al amanecer, 1996; Sin City, 2005), Gaspar Noe (Carne, 1991; Irreversible, 2002) o Park Chan Wook (Old boy, 2003, y Señora venganza, 2005) son muestra clara de esta particular glamourización de la violencia.
América Latina Sin embargo, la violencia como tema y el comentario social que se hace sobre ella en el cine no es patrimonio exclusivo del cine estadounidense, europeo o asiático. En México, y cabe hacer la referencia a toda América Latina, también hay directores clásicos y contemporáneos que se han acercado al fenómeno y han revolucionado el medio con cintas memorables. Sin duda, un parteaguas sobre la representación de la realidad social en nuestro cine es Luis Buñuel que, con Los olvidados (1950), escandalizó a las buenas conciencias de la época que exigían aplicarle el artículo 33 constitucional por su retrato de los niños de la calle en la capital. Después de ser atacada, la cinta fue proyectada en el Festival de cine de Cannes donde ganó el premio a mejor dirección lo que le significó un reestreno en nuestro país y un considerable éxito de taquilla. Caso similar al de Los olvidados en México representa el tercer largometraje de Héctor Babenco en Brasil: Pixote (1980). La cinta
al ganar cuatro premios Oscar y recaudar más de 120 millones de dólares en taquilla tan sólo en los Estados Unidos. Sin embargo, si regresamos a la premisa del cine como vehículo de crítica y comentario social, hay una película que se impone como indispensable para complementar este texto. Se trata de Tropa de élite (2007) de José Padilha, que además de alzarse con innumerables premios internacionales (entre ellos el Oso de Oro de Berlín) es una de las películas más vistas en la historia del cine brasileño. Pero ¿qué hace especial a esta cinta que fue ferozmente atacada por radicales de izquierda y derecha en Sudamérica? La respuesta es muy sencilla: Padilha presenta como responsables del problema tanto al policía corrupto como al narcotraficante agresivo sin dejar de lado al joven de clase media que, por un lado organiza marchas y oenegés en las favelas y, por otro, consume drogas y financia así las armas y la inseguridad. El acierto está en ir más allá de la violencia misma tratando de desentrañar sus complejas dinámicas.
Hoy parece demasiado sencillo culpar a los medios del estado actual de las cosas y resulta inocente pensar que no tienen ningún tipo de influencia social. cuenta la historia de un joven delincuente de las favelas de Sao Paulo que, tras el rodaje de la película, continuó con su vida en la calle y años más tarde moriría a manos de la policía cuando asaltaba una casa. Herederos de Buñuel y Babenco —de Los olvidados y Pixote—, nuevas generaciones de cineastas latinoamericanos se acercan a la violencia de una manera diferente que refresca no sólo la óptica sino también la propuesta narrativa. Entre ellos están Carlos Carrera (De raíz, 2004; Cero y van cuatro, 2004; El traspatio, 2009), Alejandro González Iñárritu (Amores perros, 2000) o Rodrigo Plá (La zona, 2008), en México, y Víctor Gaviria (Rodrigo no futuro, 1990; La vendedora de rosas, 1998), en Colombia, o Walter Salles (Estación central,1998, y Detrás del sol, 2001) en Brasil. El caso del retrato del problema del narcotráfico y su relación con la violencia en América Latina nos exige referirnos a una serie de títulos que, en los años recientes, obedecen al diálogo natural que tienen día a día realidad y cine. Así, resulta imprescindible mencionar cintas como La virgen de los sicarios (Barbert Schroeder, 2000) que adapta la novela homónima del escritor colombiano Fernando Vallejo; María llena eres de gracia (Joshua Marston, 2004), Rosario Tijeras (Emilio Maillé, 2005) o Ciudad de Dios (Fernando Meirelles, 2002) que han puesto sobre la mesa el tema con diferentes resultados de crítica y taquilla. Otra propuesta interesante de aproximación al asunto, que llama la atención por su producción estadounidense, es Traffic (Steven Soderberg, 2000), que sorprendió a propios y extraños
A veces, sentarnos dos horas frente a una película nos puede ayudar a entender los círculos viciosos en los que estamos inmersos y a predecir que los próximos años seguiremos viendo películas sobre temas como la violencia de género, los desaparecidos políticos o las ejecuciones que provocan las luchas de poder de los cárteles. Para esto también puede ser útil el cine.
Escena de la película Amores perros.
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›Narrativa del
norte mexicano
Un asedio al tema de la violencia y sus ramificaciones Gilberto Prado Galán
Coordinador de Difusión Cultural de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
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ifícil es sin duda trazar el mapa de la novela mexicana en el entrecruce de los siglos XX y XXI cuyo tema sea la violencia o, si me apuran, la narcoviolencia. El grupo de obras narrativas es, en este sentido, inmanejable. Delimitaré el espectro a sólo escritores nacidos en el norte del país: es acaso lo que mejor conozco. La novelística de Elmer Mendoza borronea los límites entre la normalidad legal o jurídica y sus transgresiones enormes y soterradas al encarar la problemática del narcotráfico en Cada respiro que tomas (1992), Buenos muchachos (1995) y, sobre todo, con especial énfasis, Balas de plata (Tusquets, 2007). Ganadora del III Premio Tusquets Editores de Novela, este río prosístico muestra la presencia omnímoda de la corrupción y la violencia en sociedades como la nuestra. Con el tema de la guerra de guerrillas sobresalen Salvador Castañeda (Matamoros, Coahuila) y Carlos Montemayor. Este último publicó Guerra en el Paraíso (Diana, 1991; Seix Barral, 1997): la más completa novela de asunto guerrillero de cuantas se han publicado en México.
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Contra el difundido lugar común que restringe el ámbito narrativo de los escritores norteños a las predecibles y manidas temáticas del desierto, de la novela rural y de la obra ahogada por referencias localistas y regionalismos, se erige la literatura de Orlando Ortiz (Tampico, Tamaulipas), escritor que se desdobla con fortuna en cuento, novela, crónica y ensayo. Recomendamos aquí Una muerte muy saludable (Selector, 1996). De Cristina Rivera Garza señalamos Nadie me verá llorar (Tusquets, 2002). Se trata de una novela entrañable y desgarradora que gira sobre el eje temático de la disolución psicológica. Es crispante y aleccionador el latido de la vida y padecimientos de los enfermos en un hospital psiquiátrico de la ciudad de México. De esta autora celebramos asimismo la almendra argumental de La muerte me da (Tusquets, 2008): una novela fragmentaria con múltiples puertas donde el hallazgo de personas emasculadas es el resorte o disparador de la intriga. La obra de Eduardo Antonio Parra, animada por un inusitado vigor expresivo, es una quemante radiografía de la marginalidad fronteriza y de sus desolados habitantes. El arco narrativo de Parra
gue dolum nibh exer inim nim eu feuisit landreet autpat. nit iureetue dipismo dolobore m dignim augiamet ipsum autat. Ametue vullan ver se mod dolor se consed elit pratie ta elessi. Sandrem adiam, qui tat. Lorpercil del dolorem nummy nonsequis enis eniam qu borer si. Giamcor sit nullaore con vel dolenit lam, si.Lam dolor adit iuscilit augait lam a olor incil do del il delit nullummodion volorem augue feummy nismodolenim zzrit la a onsequis dolorper aliquat. Odignim at. Ut volorem aut lan henit nim augue minci bla au od et velestrud magna feugait vel utat er autpati ncilit alisl ute molor sum in ute magnim umsandion heniametum zzriustrud dolobor autem veraesed ming essequipit adit at. t adiam, sequat ullaorem iure conse del dolorerci bla consequis aliquatuero corero diam uptat, velisit lore veratum vullam ipisi.Orperatet iure mod dolum volendipit nostion u t veraese ndiat.Ent ad exer irit adiat, consequismod tet vel dolore feui blam dolore dolo ipit alit vullamet alit dolesequatie do od mod eros nisl ex ea feu feum iril iusci blaore amet ueriure dit in eumsandit velisci llamconullut alismod tie corem inis dunt wis doles pis at at, sustie consed enis nis nostrud te ex eui te conulla commy nosto er sim irilit ad uis non vel in utat nit lobore verat loreetuer autem iriure diam, corpero endio odio enim uamet luptatet nibh eriuscidunt volutem velestrud delis augue te vullaoreet, con ulla fe uptat volorem in utpat. Ut lobor adigna feum nonsectetue et, consequam zzriliq uamco ostion velessectem ilit verat, quis am velenit vendit laorerilit aliquis dolorem zzril iriust d eu faccum zzriure voloreros nim eliquatummy nummy nonsequis er alis dolenis auga uip euipit augue dunt alis nissi.Duis dunt am vel ut ulputat. Duisit nis alisl doloborpero o commodolore consequamet do odoleni ssenim nostie ver sequi tat. Ut vel eraessectem nsenisi. Giametum ea feum iliquis molent wisit niate tem doluptat. Ut nonsenit ilit, qua
La novelística de Elmer Mendoza borronea los límites entre la normalidad legal o jurídica y sus transgresiones enormes y soterradas al encarar la problemática del narcotráfico. ha mostrado, con crudelísima lucidez, las entrañas turbias del narcotráfico en la franja limítrofe mexicana-estadounidense. Del mismo modo ha descrito el agudo problema de los indocumentados: Los límites de la noche (ERA, 1996), Tierra de nadie (ERA, 1999), Nadie los vio salir (ERA, 2001), Nostalgia de la sombra (Joaquín Mortiz, 2002), Parábolas del silencio (ERA, 2007). Sobre estos relatos dice Samuel Loyola que “aletean alrededor de nuestra conciencia apocalíptica y nuestra miseria urbana” (Letras Libres, julio de 2007). Entre los jóvenes narradores vale la pena destacar a Jaime Muñoz Vargas (Gómez Palacio, 1964), autor de una enjundiosa novela histórica con gran penetración psicológica El principio del terror (Joaquín Mortiz, 1999) que narra las peripecias del primer guillotinado francés (Pelletier), con un lenguaje salpimentado por una retranca maliciosa que permite al lector el doble disfrute de la historia y de su avisado tratamiento. De Muñoz Vargas, quien conquistó el Premio Nacional de Cuento de San Luis Potosí (2005), recomiendo además los cuentarios Las manos del tahúr (Instituto Sonorense de Cultura, 2006) y Leyenda Morgan (Ediciones Sin Nombre, 2009).
Francisco José Amparán (Torreón, 1957) en Algunos crímenes norteños ha probado la narrativa en sus vertientes gótica y fantástica. Federico Campbell ha imaginado una obra ensayística y narrativa gobernada por el rigor, la agudeza y el compromiso social en el más auténtico sentido que esta expresión implica o convoca. Transpeninsular (Joaquín Mortiz, 2000, Premio Colima de Novela 2000) es, a mi juicio, su principal empresa novelística. El crimen de la calle Aramberri, reeditada en fecha reciente por Jus, es la mejor novela de Hugo Valdés Manríquez: un rompecabezas que gira sobre el gozne del suspenso y que ofrece disímiles posibilidades de lectura y recreación de brutales asesinatos perpetrados en el Monterrey de la tercera década del siglo pasado. Cierro este comentario con la mención, así sea de manera tangencial, del corpus narrativo de Daniel Sada. Desde Albedrío el tránsito de las historias de Sada testimonia, como dice en su novela, “la sabrosa desventura de estar en la realidad”. El alma de sus errantes y desdichados personajes se asoma al mundo por la ventana anchurosa del idioma. Casi nunca (Premio Herralde de Novela 2008) es quizá su principal propuesta expresiva.
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LÍDER IBERO
Sordo
Javier Madaleno Entrevista con
La arquitectura mexicana: tradición y modernidad
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onsiderado uno de los más importantes representantes de la arquitectura mexicana contemporánea, Javier Sordo Madaleno nació en la ciudad de México en 1956. Es egresado de la Licenciatura en Arquitectura por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, en cuyas aulas estudió de 1974 a 1979. Digno representante de la formación humanística, científica y técnica de la UIA, este destacado arquitecto mexicano sigue estrechamente vinculado a su alma máter, a través de múltiples actividades y proyectos de colaboración, y presidió la Asociación de Egresados (Aseuia). Su práctica profesional la inició al lado de su padre, Juan Sordo Madaleno, de quien heredó la pasión por la arquitectura, el talento y la creatividad, además de compartir una concepción vanguardista e innovadora de la disciplina, esto último impulsado también por las enseñanzas de Luis Barragán, uno de los arquitectos más influyentes de la modernidad mexicana y, para Javier Sordo Madaleno, otro de sus grandes maestros. Desde 1982, año en que comenzó a trabajar con su padre en la firma Sordo Madaleno y Asociados, ha realizado en México y el extranjero un número significativo de obras, algunas tan emblemáticas como el Centro Cultural Arte Contemporáneo, además de hoteles, centros comerciales, edificios públicos, iglesias, conjuntos habitacionales, salas cinematográficas, fábricas y residencias; todas de escala monumental y marcadas por un lenguaje en donde el color y las texturas cobran gran importancia, reflejo sin duda de la tradición arquitectónica y la cultura mexicanas renovadas y
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Carlos Deveaux Homs fortalecidas con una concepción plenamente moderna. “México es de los pocos países que tienen propuestas arquitectónicas propias”, advierte. Algunas de sus obras emblemáticas son los centros comerciales Perisur, Santa Fe, Moliere Dos 22, todos en la ciudad de México, y Angelópolis, en Puebla; los desarrollos turísticos Club de Golf Malinalco y el fraccionamiento y Club de Golf La Gavia, ambos en el Estado de México; los Centros de Rehabilitación Infantil Teletón de Jalisco, Estado de México y Oaxaca; el Club de Industriales, el hotel Westin Regina y la remodelación de Plaza Universidad, obra original de su padre. Asimismo, ha llevado a cabo importantes proyectos en conjunto con diversas firmas de arquitectos mexicanos como Luis Barragán, José Villagrán García, Augusto H. Álvarez, Ricardo Legorreta, Francisco Serrano y José A. Wiechers, y extranjeras como Foster Associates, de Londres; Graham & Solano LTD, de Boston, y Copeland Novac Israel & Simmons, de Nueva York, entre otras. El estilo de Javier Sordo Madaleno se caracteriza también por los espacios claros, los juegos de luz y la fuerza del volumen, además de la armonía y el diálogo que logra entre la funcionalidad, la estética y la creación de ambientes, con espacios que reflejan estilos de vida y formas de ser y de pensar de quienes usarán de esos ámbitos. Indiscutible Líder Ibero, en el siguiente diálogo, este arquitecto de relevancia internacional comparte con los lectores algunas de sus experiencias vitales, habla sobre su trayectoria y su filosofía profesional y, a través de sus lúcidas apreciaciones, amplía nuestra visión sobre la arquitectura mexicana contemporánea.
Javier Sordo Madaleno. Fotografía de Sergio Albarrán.
La arquitectura mexicana es reconocida a nivel mundial pero nos falta promoverla más y abrir oportunidades para participar en foros extranjeros.
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La Ibero proporciona una formación integral ¿Cómo valora su etapa como estudiante, de 1974 a 1979, en la Universidad Iberoamericana? Fue muy importante. La Ibero es una institución que proporciona a sus estudiantes una formación integral, no sólo profesional, y ahí aprendí a tener una perspectiva mucho más amplia tanto en el ámbito personal como en el social. Me parece fundamental que una casa de estudios, como la Ibero, forme individuos multidisciplinarios. ¿Cuál es su percepción del nivel académico que tiene la Universidad Iberoamericana, en particular en la carrera de Arquitectura? La Arquitectura ha sido siempre una de las carreras más importantes de la Ibero. A través de ella tuve una educación muy completa e hizo una gran labor en mi persona. Aún me mantengo muy cercano a esta carrera ya que entre sus estudiantes se encuentra uno de mis hijos, que está próximo a concluirla. Me da mucho gusto que exista esta continuidad. ¿Además de este importante vínculo familiar, qué otros lazos lo mantienen unido a la Universidad Iberoamericana? Continúo cercano a la Universidad Iberoamericana a través de las sesiones de ex alumnos en las que participo. Además fui presidente de la Asociación de Egresados durante casi cuatro años. Fue una etapa interesante en la que se logró concretar una serie de proyectos, como la elaboración y publicación de reportajes acerca de la vida personal y profesional de los egresados, con el propósito de mantener una relación constante y más profunda con ellos. Conocer el trabajo y logros de quienes pasaron por las aulas de la UIA, amplía el panorama de los aún estudiantes y les muestra sus posibilidades futuras, pues ven en estas experiencias de éxito los altos niveles que ellos pueden alcanzar.
La arquitectura mexicana contemporánea hunde sus raíces en la tradición ¿Cómo describiría la influencia de su padre, Juan Sordo Madaleno, en su obra y, en general, en su quehacer profesional? Definitivamente la trayectoria arquitectónica de mi padre es una de mis bases y piedras angulares, además de ser un gran orgullo para mí. Al inicio de mi carrera fue un apoyo muy valioso porque comencé con pocos conocimientos y él me abrió las puertas.
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Al paso del tiempo y con la experiencia adquirida construí mi propia personalidad, pero sin el apoyo de mi padre me hubiera resultado más difícil. El trabajo de Luis Barragán fue para usted otra influencia cercana... Sí, definitivamente. Luis Barragán fue el arquitecto con quien más trabajó mi padre y juntos realizaron muchos proyectos, como el conjunto de Lomas Verdes. Ambos se complementaban muy bien, pues compartían la facilidad para desarrollar los proyectos, además de que conocían muy bien el medio y trabajaron en obras muy grandes. De ese modo tuve la oportunidad de conocer de manera cercana a Luis; platicábamos con frecuencia y conservo recuerdos muy gratos de él y también anécdotas simpáticas: en una ocasión me quedé en casa porque estaba enfermo, tenía fiebre y estaba pintando un cuadro realmente feo, cuando llegó Luis y me pidió que se lo enseñara. Se lo mostré, y en él había una raya algo curiosa. Lo único que me dijo fue: “Lo mejor de tu cuadro es la raya”. En diferentes ocasiones ha afirmado que México es uno de los pocos países que tienen propuestas arquitectónicas propias. ¿Qué características distinguen a la arquitectura de nuestro país? Los efectos de la globalización son cada vez mayores en el mundo, y la arquitectura, como muchas otras áreas, no es ajena a estos. Es una pena que ahora no se pueda diferenciar entre las obras realizadas por arquitectos franceses, de las hechas por estadounidenses, japoneses o ingleses. Afortunadamente en México ocurre algo distinto, gracias a Jesús Reyes y a Luis Barragán, quienes crearon un lenguaje moderno y contemporáneo. En otros países esta evolución dejó de tener sentido, y el resultado es que, por ejemplo, la arquitectura francesa continúa siendo la misma que era a fines de la época de Napoleón. En contraste, la arquitectura mexicana maneja la simpleza de las líneas, los paños de los muros y la piedra; es decir, temas tradicionales dentro de nuestra arquitectura pero con una interpretación contemporánea. En la actualidad los proyectos de los arquitectos mexicanos, incluidos los que tienen presencia en el extranjero, ¿incorporan estas características en su estilo? Depende el arquitecto, sin embargo todos al final traemos cierta influencia que nos caracteriza. La arquitectura mexicana es reconocida a nivel mundial pero nos falta promoverla más y abrir oportunidades para participar en foros extranjeros.
Javier Sordo Madaleno. Fotografía de Sergio Albarrán.
La Ibero es una institución que proporciona a sus estudiantes una formación integral, no sólo profesional, y ahí aprendí a tener una perspectiva mucho más amplia tanto en el ámbito personal como en el social.
Necesitamos hacer de México un país más equitativo ¿Qué características señalaría como necesarias para ser un líder en el ámbito de la arquitectura? Para ser un líder en la arquitectura se debe ser una persona con diversas capacidades. La creatividad y el talento son indispensables, pero si no se poseen habilidades de promoción es difícil lograr el éxito. El líder es aquel que está ligado a las técnicas de construcción en cuanto al aporte técnico, y que además sabe negociar para defender sus ideas y el presupuesto. Finalmente, debe ser propositivo y estar en la búsqueda constante de oportunidades. Entre las múltiples obras que ha realizado, ¿cuáles lo hacen sentir más satisfecho? Cada cosa tiene su sabor y cada temporada su momento. Podría hablar de cada una de las obras que he hecho pues son como hijos a los que quiero y les doy un valor particular. Sin embargo, una de las obras de las que estoy muy satisfecho es la iglesia de Santa Fe. Era un proyecto que tenía muchas ganas de hacer. En los años cincuenta mi padre hizo San Ignacio, un gran santuario que continúa vigente, y en homenaje a él lo tomé como inspiración para la iglesia de Santa Fe. Trabajé el proyecto a mi manera pero siempre con la idea de construir algo que lo hiciera sentir
orgulloso. Otro proyecto que tiene un valor especial es el recién terminado Centro Comercial Andares, en Guadalajara, porque con él cambiamos los paradigmas del diseño de plazas comerciales en México y el mundo. Recuerdo también mi primera obra: el Centro Internacional de Prensa para el Mundial de Futbol de 1986, que después se convirtió en el Centro Cultural Arte Contemporáneo, en Polanco, un proyecto que Emilio Azcárraga me asignó casi dos semanas después de que murió mi padre. ¿Cómo percibe a México, qué tipo de país anhela? México es un gran país, me ha dado muchas oportunidades y soy feliz viviendo aquí; sin embargo, faltan justicia y seguridad. Mientras el sistema de justicia no aplique las sanciones adecuadas, el cambio no llegará.También falta demostrar nuestro amor y respeto hacia México. ¿Por qué al cruzar la frontera el mexicano se olvida de tirar basura y de violar las señales de tránsito, pero en su propia tierra tira los envases de refresco? Sé que el amor está ahí latente, pero a veces nos falta cultura y educación para reflejarlo con acciones. Anhelo un país con un sistema en el que las oportunidades abunden para todos. Somos trabajadores y responsables pero es necesario un México más equitativo, en el que nuestros líderes se enfoquen más por engrandecer el nombre de nuestra nación que por obtener ventaja política.
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Eduardo Lizalde. Fotografía de Rogelio Cuéllar.
la llama inextinguible
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›El vino antiguo y un soneto de Du Bellay Eduardo Lizalde
U
no de nuestros grandes poetas vivos, Eduardo Lizalde (ciudad de México, 14 de julio de 1929), cumple ahora 80 años de edad y los celebra, con plena capacidad creadora, escribiendo y traduciendo poesía. Fruto de esta espléndida madurez poética son su poema original “El vino antiguo” y su versión al español del “Soneto número 3” de Joachim du Bellay (poeta francés del siglo XVI), ambos inéditos, con los que honra especialmente las páginas de IBERO y privilegia a nuestros lectores. La Revista de la Universidad Iberoamericana se suma al homenaje que se rinde a este gran poeta mexicano, en su ochenta aniversario, “un nombre –una obra– que ha cambiado nuestro paisaje poético”, a decir de Octavio Paz, quien al celebrar la singularidad de Eduardo Lizalde sentenció, hace poco más de dos décadas: “La aparición de un poeta verdadero tiene algo de milagroso”. Precisamente, con la llama inextinguible del milagro de la poesía, que se aviva con cada lectura, celebramos los 80 años de Eduardo Lizalde.
El vino antiguo
Songe… Soneto núm. 3
En el Edén los viñedos fermentaban sus caldos inocentes, bajo las raíces y tornasoles fuentes subterráneas fluían por los arroyos y caudales mayores, y nutrían con sus jugos y sus mostos sagrados a los bosques, las flores, los estanques pulquérrimos y jamás las criaturas sin número, árboles, peces, bestias formidables, (paradisíacamente abstemias por divina prescripción) siempre sobrias a pesar del continuo consumo de aquel bálsamo etílico, hubieran en su tiempo sido víctimas del moderno alcoholímetro por las carreteras y freeways del XXI. Solamente deidades del averno profundo, del orco ennegrecido y dionisiaco, convirtieron los mantos del elíxir benigno en pecado y locura, y la serpiente, súbdito natural y bíblico sicario inyectó a la manzana virginal los venenos del antes puro bálsamo vinoso, para fortuna actual, hoy, de los buenos bebedores de esa nefasta y prodigiosa herencia.
Joachim du Bellay [Versión de Eduardo Lizalde] He visto al pájaro, que el sol contempla, de un débil vuelo al cielo aventurarse, poco a poco sus alas afirmar siguiendo aún el maternal ejemplo.
Je vis l’Oiseau, qui le Soleil contemple, D’un faible vol au ciel s’aventurer, Et peu à peu ses ailes assurer, Suivant encor le maternel exemple.
Lo vi crecer, y en un vuelo más amplio medir la altura de los magnos montes herir la nube y extender sus alas hasta el sitio que es templo de los dioses.
Je le vis croître, et d’un voler plus ample De plus hauts monts la hauteur mesurer, Percer la nue, et ses ailes tirer Jusques au lieu où des Deiux est le temple.
Se perdió allí, pero lo vi otras veces por el aire en un rojo torbellino y hacia tierra bajar envuelto en llamas, vi su cuerpo ya a polvo reducido y al pájaro que huyendo de la luz como oruga surgir de sus cenizas.*
Là se perdit: puis soudain je l’ai vu, Roulant par l’air en tourbillon de feu, Tout enflammé sur la plaine descendre. Je vis son corps en poudre tout réduit, Et vis l’oiseau, qui la lumière fuit, Comme un vermet renaître de sa cendre.
*NOTA: Lo más fiel al texto original sería: tal vermeto surgir de sus cenizas, pero la antigua palabra vermeto (vermet en francés), de origen latino naturalmente, no aparece en ningún diccionario castellano desde el siglo XVIII, ni tampoco en los clásicos diccionarios franceses, el Littré entre ellos.
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EXAMEN
El proceso electoral mexicano de
2009 visto desde el pensamiento de Octavio Paz Juan Federico Arriola
Octavio Paz. Fotografía de Rogelio Cuéllar.
Profesor e investigador del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México Para Barbara Kolbeck, quien lee atentamente a Octavio Paz en dos idiomas desde Munich
El intelectual ha ejercido una influencia, casi siempre fecunda y liberadora, en la historia. No debemos renunciar a esa influencia pero, para conservarla, tenemos que ser fieles a la misión crítica que la tradición moderna asigna al intelectual desde la época de la Ilustración.
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Octavio Paz (Conversación con Eugenio Umerenkov)
ctavio Paz fue uno de los primeros intelectuales de nuestro país en exigir la democratización de México y con ella la apertura de medios de comunicación y la libre difusión de las ideas. El poeta fue sin duda uno de los más grandes exponentes no sólo de la literatura en castellano sino también del pensamiento político contemporáneo. La visión estética y cultural del autor de El laberinto de la soledad más su sensibilidad artística lo convirtieron en un escritor comprometido que traspasaba sus letras: exigía la democratización como un deber de Estado. El Premio Nobel de Literatura en 1990 tuvo una visión doble sobre la política. Una, teórica, en la que pensó y escribió sobre la Revolución mexicana, la Revolución rusa, la Guerra Civil Española, Segunda Guerra Mundial, los totalitarismos, los regímenes autorita-
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rios incluidas las dictaduras militares centro y sudamericanas, la Revolución cubana, las fallas de los sistemas democráticos, los excesos de los gobiernos de Estados Unidos en el mundo, el peculiar sistema político mexicano dominado por el PRI y las burocracias de las que tenía una pésima opinión. La segunda vertiente, desde una praxis en la que sumó todas sus cualidades intelectuales: colaborador desde sus mocedades en varias revistas, director de Plural (1971-1976) y de Vuelta (1976-1998), esta última considerada como la mejor revista de su tipo en México, fue sin duda un empresario cultural y además como funcionario de carrera en el servicio exterior mexicano de 1944 a 1968 en la que llegó a la cúspide como embajador del Estado mexicano ante la India a lo largo de seis años, partir de 1962. Paz decía de sí mismo que su pasión era la poesía y su ocupación la literatura. En realidad, sus intereses iban más allá y sus
reflexiones abarcaron todas las humanidades. Habló, debatió y escribió sobre política nacional e internacional, sociología, estética, teoría y filosofía política, historia, religión y sobre temas puntuales de derecho (Rawls), psicología (Freud) y economía (Keynes). Su erudición tenía como base sus lecturas no sólo en castellano desde niño. Su educación comenzó en la biblioteca de su abuelo paterno cuando no ingresaba todavía a la escuela. La capacidad de observación que desarrolló durante su vida tenía dos bases: su honestidad intelectual –en la que ejerció la autocrítica y por tanto en ocasiones corrigió o al menos matizó algunos aspectos– y sensibilidad como artista-escritor y esteta. Las principales reflexiones de carácter político están en los libros: El laberinto de la soledad, Posdata, El ogro filantrópico, Tiempo nublado, Itinerario y Pequeña crónica de grandes días. Además en entrevistas, artículos y declaraciones a la prensa, el lector puede encontrar interesantes apreciaciones filosófico-políticas del poeta. La democracia es un esfuerzo colectivo y de varias generaciones, por más de cien años, que poco a poco hicieron posible la apertura de medios, de partidos, de la sociedad y también de los gobiernos de la República que se sucedieron después de la Revolución. Luego entonces, si la democracia es un trabajo de equipo, ¿cuál fue el papel que desempeñó Octavio Paz? Lo quiero presentar así: la orquesta está conformada por muy diversos agentes y los solistas fueron sólo algunos y el poeta fue uno de ellos mucho antes de 1968, año crucial en nuestra historia. Como miembro destacado de la intelligentsia, Paz no dejó de ejercer la crítica con libertad. Fue sin proponérselo un seguidor de Kant. El filósofo de Königsberg sostenía que en filosofía, y Paz hizo también filosofía, no deben procurarse dos actitudes: dogmatismo y escepticismo. ¡Cómo necesitamos hoy el pensamiento y las palabras de Paz! Sus análisis nos podrían ayudar en la búsqueda de soluciones sociales y políticas. Sin embargo, aunque el escritor físicamente no está con nosotros, su obra sí puede contribuir a entender nuestro país en 2009, el año de elecciones intermedias. El 5 de julio próximo se efectuarán las elecciones federales para elegir de manera directa a 300 diputados al Congreso (por el principio de mayoría relativa). Los otros 200 diputados surgirán por el principio de representación proporcional, también conocidos como diputados de partidos, ya que los partidos políticos con base en la Constitución y el Código Electoral tienen la facultad jurídica de escoger a sus candidatos inscribiéndolos en las listas correspondientes ante el Instituto Federal Electoral. Lo peor que puede pasar es que en la próxima jornada electoral el abstencionismo alcance más porcentaje que todos los partidos juntos. El abstencionismo es un atentado contra la democracia. Esto no implica que un ciudadano no tenga el derecho a anular su voto, si considera que ninguna de las opciones lo convence. Es muy probable que si Paz despertase nos regañaría a los que aún sostenemos la idea de que vivimos en una democracia plena:
estamos viendo un espejismo. Algunas instituciones se han debilitado y persisten las actitudes caudillistas. Estamos en la caverna de Platón y no apreciamos que el viejo sistema autoritario se niega a morir e impide el desarrollo de la sociedad plural necesaria para todo sistema democrático. El mexicano ha estado perdido en su laberinto sin reconocerse históricamente. Pero además México no ha visto el progreso integral porque ha sufrido dictaduras, guerras civiles, cuartelazos, invasiones de ejércitos extranjeros, una revolución grandiosa que tuvo en sí misma serias contradicciones y golpes de Estado (Madero en 1913 y Carranza en 1920 fueron traicionados y muertos) y un largo proceso revolucionario petrificado, que cuando se abrió permitió el inicio formal democrático. Paz como un filósofo, tanto en el sentido nominal –amante del saber– como en el sentido real –pensador que busca las causas y las estudia para plantear soluciones– vio las características de la política mexicana y previó las consecuencias de los aciertos y errores de la clase dominante (élite política y élite económica). Sería muy interesante que Paz se pronunciase ahora sobre las inercias autoritarias propias del antiguo régimen y que persisten en nuestro tiempo de manera lamentable. La corrupción no cede y tampoco disminuye la improvisación en cargos públicos y la transparencia no termina de lucir los espacios públicos por la opacidad por lo menos parcial en la gestión en algunas oficinas gubernamentales. Paz publicó en Vuelta en junio de 1985 –justo antes de las elecciones federales intermedias en el sexenio de Miguel de la Madrid– en relación con el PRI su artículo-ensayo “Hora cumplida (1929-1985)” lo siguiente: “El centralismo es la expresión de los grandes monopolios económicos del Estado (y de muchos privados que son sus aliados), de los monopolios culturales en las grandes ciudades y, en fin, de los monopolios políticos. Tenemos que acabar con todo esto. El único método conocido para lograrlo es la democracia… Hasta hace algunos años creía, como tantos, que el remedio era la reforma interna del PRI. Hoy no es suficiente. Lo intentó (Carlos) Madrazo y después, con mayor realismo e inteligencia, Reyes Heroles (padre). Pero la opinión pide más… En cuanto al PRI: ojalá que retome en su totalidad, es decir, sin olvidar al demócrata Madero, su herencia como partido de la Revolución Mexicana. Así aprenderá a compartir el poder con los otros partidos y grupos. Sería una vuelta a los orígenes: la Revolución Mexicana comenzó en 1910 como una inmensa aspiración democrática. Realizar esa aspiración será convertir efectivamente a la Revolución en Institución.” El reclamo democrático de Octavio Paz continuó y por eso con el título de “Antidemocracia” desde su revista en septiembre de 1986 en una página editorial insistía sin poner su nombre esta vez: “En Vuelta hemos dicho varias veces que la democracia es la única vía para emprender la solución de los problemas sociales, políticos y económicos que nos agobian”.
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Pero el mismo autor había escrito enfáticamente en el ya citado artículo de junio de 1985: “No necesito repetir que, por sí sola, la democracia no puede resolver nuestros problemas. No es un remedio sino un método para plantearlos y entre todos discutirlos”. Evidentemente sin democracia formal estaríamos peor en todo: derechos humanos, gasto público, gobernabilidad, federalismo –que hoy es más bien un desconcierto de gobernadores sueltos y sin control que piden más recursos al gobierno federal– y productividad económica. Paz distinguía perfectamente entre la izquierda autoritaria y la izquierda democrática. Detestaba los regímenes dictatoriales en general y fue especialmente crítico de los gobiernos de Moscú, La Habana y Pekín. La izquierda mexicana aún en sus intentos democráticos, tenía inconsistencias. Por ejemplo criticaba al PRI como partido de Estado, y se callaba frente a los partidos comunistas de países socialistas que no sólo eran hegemónicos, sino únicos. Es más, Paz, decía que en Rusia el Partido Comunista de Lenin creó a la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, mientras que en México, el Estado mexicano revolucionario controlado por el caudillo Calles, ya siendo formalmente ex presidente de la República creó en 1929 el Partido Nacional Revolucionario, antecedente directo del PRI. Paz dijo en varias ocasiones que la izquierda en México estaba dividida porque es débil, punto de vista diametralmente opuesto defendido por los socialistas que sostenían la idea de que la izquierda estaba débil porque estaba dividida. El PRD ha sido el mejor logro de la izquierda. Creado en 1989 a consecuencia del Frente Democrático Nacional (coalición de pequeños partidos que disputaron al PRI las elecciones de 1988) llegó a tener su primer triunfo importante en 1997, cuando Cuauhtémoc Cárdenas ganó las elecciones para convertirse en el primer jefe del Gobierno del Distrito Federal. Pero el PRD cometió el error de repetir el fenómeno de caudillismo priista que tanto criticó. López Obrador es su obra más “acabada”. Hoy en 2009, la izquierda está más desunida que nunca, lo que demuestra su debilidad por lo menos en una parte del país. El PRD que es el más grande de izquierda está profundamente dividido. López Obrador ha tenido que recargarse en el Partido del Trabajo y en el Partido Convergencia. Por otra parte, el mini Partido Social Demócrata nació dividido y seguirá dividido. Paz también en “Hora cumplida (1929-1985)” sobre el PAN decía: “El PAN es el heredero del antiguo Partido Conservador y de la tradición católica mexicana. Desde este punto de vista su legitimidad histórica es incuestionable. Es imposible entender a nuestro país sin la tradición conservadora: Lucas Alamán no es menos central para México que Benito Juárez. El primer equipo dirigente del PAN era muy brillante pero demasiado ligado al pensamiento conservador europeo… La crítica política del PAN
al sistema ha impresionado favorablemente a la opinión pública pues está fundada en los principios democráticos. En cambio, no ha formulado un proyecto nacional nuevo y viable que se ofrezca como una opción distinta a la del PRI.” Paz no vio llegar al PAN al poder presidencial. Pero es claro que a Fox le faltó un proyecto nacional y si bien sacó al PRI de Los Pinos, mantuvo el aparato corporativo priista y no ofreció una alternativa real. El gobierno de Calderón está entrampado entre la falta de reformas de Estado, la lucha contra la criminalidad organizada y la crisis económica “que viene de fuera”. Así como Madero, del que Paz tenía una buena opinión, sufrió durante su
Es muy probable que si Paz despertase nos regañaría a los que aún sostenemos la idea de que vivimos en una democracia plena: estamos viendo un espejismo.
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presidencia el embate de los nostálgicos del porfirismo, precisamente porque don Francisco estaba casi solo: todo el aparato estaba controlado por miembros del régimen anterior. Si bien Calderón no está tan solo, es rehén de los grandes intereses económicos y políticos que no quieren la auténtica apertura del país. El actual gobierno está atrapado entre los grandes sindicatos y las grandes empresas, entre la presión del PRI que se da por todos lados y la resistencia de algunos grupos panistas. El pronóstico es que nadie ganará la mayoría en la Cámara de Diputados. El PRI probablemente pase de tercer lugar al primero, el PAN de primero a segundo muy cerca del PRI y el PRD descenderá del segundo al tercer lugar. Paz decía que si el PRI no se reformaba perecería. Aquí desgraciadamente el poeta ha errado. El PRI no se ha reformado para democratizarse internamente –enfermedad que también padece el PRD con sus tribus peleadas entre sí– sino que amenaza con volver al poder y volverá a través de comicios democráticos. Luego entonces, su legitimidad no podrá ser cuestionada. Pero volverán los tiempos de acarreos, simulación, despilfarro, el viejo PRI podrá volver sin haberse reformado. El PRI como lo sostuvo Paz no fue creado para crear cultura democrática en México, sino para disciplinar a los grupos revolucionarios. Ellos saben que tendrán que aprender a jugar a la democracia si quieren ganar. El regreso autoritario está casi garantizado. Son malas noticias para los campesinos, para los indígenas, para los pequeños empresarios, para los trabajadores. Podríamos estar peor, vivir en una dictadura que cancelara todas las libertades públicas y privadas. Ojalá no lleguemos a eso. A Octavio Paz no le gustaría que el ogro filantrópico degenere en un ogro liberticida.
GENTE QUE CAMBIARÁ AL MUNDO
›Los
alumnos de la Ibero ante el proceso electoral
No al abstencionismo; sí al voto razonado
E
l 5 de julio se llevarán a cabo las elecciones federales intermedias, a través de las cuales los mexicanos votaremos para renovar la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. El Instituto Federal Electoral, árbitro de esta contienda política, ha venido promoviendo el voto de manera insistente a fin de abatir el abstencionismo y de estimular la participación ciudadana. Uno de los sectores más importantes en cualquier elección es el de los jóvenes y, muy especialmente, el de los jóvenes con estudios superiores, pues más de 16% de un padrón electoral conformado en México por 78 millones de ciudadanos corresponde a hombres y mujeres cuyas edades están entre los 18 y los 24 años. Al ser la Universidad Iberoamericana una institución que ha privilegiado la promoción del voto y que tiene entre sus objetivos el de formar profesionistas y ciudadanos participativos, informados y críticos, las páginas de IBERO dan la palabra a cuatro estudiantes de diversas carreras, interesados en el proceso electoral y conscientes de la importancia de elegir acertadamente a sus representantes políticos.
Ana Langner y Pedro Rendón
El voto de los universitarios es muy importante María Fernanda González de Cossío Burgos* Aunque se está invitando a la gente a que acuda a votar incluso si no renovó su credencial del IFE, la población no conoce a muchos de los candidatos ni por sus nombres ni mucho menos por sus plataformas. Sin embargo, el voto de los universitarios es muy importante porque el futuro de México está en manos de los jóvenes, que debemos esforzarnos para hacer de México un país mejor. Pienso que el voto de una persona joven sin estudios puede estar más influido por
un beneficio inmediato. En cambio el voto de un universitario debe ser más concienzudo y con base en el análisis de las propuestas, porque estamos mejor informados y nuestro voto no es tan fácil de comprar o dirigir. Yo acudiré a votar porque esta acción me mejora como ciudadana, y si queremos que a México le vaya mejor es importante que acudamos a las urnas, ya que si tomamos las elecciones a la ligera no podemos esperar que haya un cambio significativo en el gobierno. Mercadotecnia, noveno semestre.
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El voto razonado es derecho y obligación Ariatna Avendaño La actitud de la población ante los procesos políticos es de rechazo y desinterés. Existe una apatía generalizada de la sociedad mexicana hacia el gobierno y la gente se expresa mal de la clase política. Las personas no saben hacia dónde orientarse, pues no existe una verdadera identificación entre la situación real de la población y los discursos que emiten los políticos y los candidatos. Hay, además, un evidente rechazo a la forma en que se lleva a cabo la política en México, pues no existe un método para enfrentar los cambios y la crisis: las respuestas son contingentes a la situación que surge. Por otra parte, son pocos los ciudadanos que verdaderamente están enterados de las propuestas de los candidatos que contenderán el 5 de julio. Sólo alcanzan a escuchar lo que los medios de comunicación emiten, pero no hay un análisis profundo. Todo esto es una respuesta lógica ante el desencanto de la sociedad en un ambiente de pobreza e inseguridad. Pienso que entre los jóvenes habrá mucho abstencionismo en las elecciones intermedias, pues no hay una verdadera legitimación ni identificación de los partidos con las necesidades de este sector. Pese a todo, enterarse para salir a ejercer un voto razonado es derecho y obligación de todos, y muy especialmente de nosotros los jóvenes con una educación superior. Administración Pública, sexto semestre.
Hace falta educación política Guillermo Jackson Jiménez O´Farril La población universitaria de México además de ser pequeña es bastante apática, obviamente con sus excepciones. Esta apatía está relacionada no sólo con la falta de información sino también con la tardanza en el cambio.Tal estado de cosas genera un malestar en la juventud que se refleja en su indiferencia ante las elecciones. Si nuestros estudios profesionales no se vinculan mucho con la política, no creo que estemos muy informados acerca de
cómo se están llevando a cabo los procesos electorales dentro de los partidos y tampoco encuentro diferencia ente el voto de un joven universitario y quienes no tienen este grado, pues en estas circunstancias con estudios universitarios o sin ellos todos compartimos la falta de información. En mi caso, acudiré a votar porque mi deber es practicar la democracia, aunque hasta cierto punto “irresponsablemente” por no estar debidamente informado como ciudadano para tomar una decisión tan importante antes de votar.
Si bien creo que el IFE ha tratado de hacer una buena labor, le ha faltado la información fundamental. Los spots sólo contienen enunciados. Te dicen, por ejemplo: “si votas, vota responsablemente”. ¿Pero qué es votar responsablemente? Si no hay educación e información políticas, ¿cómo votar responsablemente? En el fondo, lo único que nos están diciendo es que votemos; nada más. Pero lo que hace falta es educar a la población para que el voto responsable no se quede únicamente en un dicho público. Mecánica y Eléctrica, recién egresado
Somos responsables de elegir a conciencia Ana Cecilia Septién Godard
Estas elecciones se distinguen de las demás porque no se ha establecido un favorito, no se puede predecir qué partido tendrá la mayoría, como en otras ocasiones. La gente comienza a creer de nuevo en todos los partidos políticos, por lo que los resultados son impredecibles y seguramente serán variados. Esto permitirá que en la Cámara de Diputados haya un número importante de representantes de todos los partidos. Aunque los candidatos han recorrido diferentes comunidades con su discurso político, falta que amplíen sus acciones para presentar sus plataformas a un mayor número de ciudadanos. Los jóvenes representamos un porcentaje importante del padrón electoral, por lo que los candidatos se han enfocado en este sector al pro-
mover sus campañas. La tendencia actual considera a la juventud como impulsora del desarrollo de México; de modo que tenemos una gran responsabilidad para que exista participación ciudadana en los procesos electorales. Somos responsables de elegir a conciencia quién nos representará en el Poder Legislativo, pero para ello es necesario un análisis profundo acerca de lo que consideremos prioritario para la nación y estudiar cuál de los candidatos podría lograr eso que deseamos. Además, es indispensable contar con sistemas de votación para mexicanos que se encuentren en el exterior, pues hay muchos que, como yo, deseamos participar pero, por circunstancias diversas, el 5 de julio estaremos en el extranjero. Pedagogía, sexto semestre
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MEDITACIONES
Víctor M. Pérez Valera, S. J.
Profesor emérito de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
›Importancia y
Foto: Corbis
necesidad de la ética
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La ética aspira a que el hombre supere la nostalgia de regresar, como al paraíso perdido, a la degradación del reino animal, y peor aún a la posibilidad, por desgracia real, de hacerse más bestia que las bestias.
caución en las investigaciones de bioética. En pocas palabras la ética complementa a las ciencias y orienta su aplicación para que se dé un más humano y auténtico progreso del hombre. Precisamente en el progreso, en la humanización, se encuentra el principal destino del hombre, su finalidad esencial, ya que como decía Heidegger el hombre es el único ser que tiene su ser como tarea: “Nacemos hombres: nuestra finalidad es hacernos más humanos”. En efecto, somos llamados, convocados, a superarnos, a ser más de lo que somos, a trascendernos en la realización de los valores éticos; de lo contrario, en contraste con el animal que no puede desanimalizarse, el hombre sí puede deshumanizarse. Por consiguiente, en la realización del ser humano, en su vocación a ser hombre está también incluida su realización profesional. De aquí la gran importancia de la ética en todas las profesiones. A este propósito, es elocuente un hermoso párrafo que nos transmite Karl Marx en sus escritos de juventud: “Al animal se encarga la misma naturaleza de trazarle el radio de acción dentro del que ha de moverse y en el que se mantiene tranquilamente, sin salirse de él ni sospechar siquiera que exista otro. También al hombre le ha trazado Dios un fin general: el de ennoblecer a la humanidad y ennoblecerse a sí mismo, pero encargándole al mismo tiempo de encontrar los medios de alcanzarlo… Esta posibilidad de elegir constituye un gran privilegio del hombre con respecto a los demás seres de la creación, pero es, al mismo tiempo, algo que puede destruir su vida entera, llevar sus planes al fracaso y hacerlo desgraciado. De ahí que la elección seria de una profesión sea el primer deber del joven que inicia su carrera en la vida y no quiere encomendar al azar sus asuntos más importantes. Cada cual tiene ante sus ojos una meta que a él, por lo menos, le parece grande y que lo es, siempre y cuando su convicción más profunda, la voz más recóndita de su corazón, la considere así, ya que Dios no deja nunca al hombre sin consejo y, aunque hable en voz baja, su voz es siempre segura… Sin embargo, esta voz es ahogada, a veces, por los ruidos de fuera y lo que se nos antoja entusiasmo puede ser un capricho del momento…” (Karl Marx, “Reflexiones de un joven al elegir profesión”, en Escritos de juventud, Fondo de Cultura Económica, México, 1982)
Foto: Corbis
C
asi todo mundo admite que la ética tiene una gran importancia para la vida individual y social, si bien en algunas ocasiones se da un implícito rechazo al estudio de esta ciencia en escuelas, colegios e instituciones de educación superior. Lo anterior puede deberse a que algunos estudiantes suelen asumir una actitud frívola que los conduce a vivir en la mediocridad de un nuevo y más trágico analfabetismo, la falta de reflexión sobre el sentido de la vida y la licitud y validez, bondad o maldad de los actos humanos. Independientemente de la falta de pedagogía con que pueda enseñarse esta asignatura, nuestra generación puede caer en la intoxicación informática o en la indigestión intelectual. La ética nos impulsa a la exploración de nuestro yo profundo, al autoexamen y a la autocrítica: no sólo debemos pensar antes de hablar, sino debemos sobre todo reflexionar antes de actuar, reflexión que supone tres pasos: la evaluación, la deliberación y la decisión. La falta de esta reflexión puede conducir a la pérdida del hogar ético: originalmente la palabra ética, en griego ethos, significaba el hogar, el sitio que da calor humano y protección, cobijo y seguridad. Sin la reflexión ética el hombre se encuentra en el desamparo, a la intemperie, sin techo protector, sin la respetuosa y amable convivencia en las relaciones humanas. Al contrario de la expresión de Nietzsche de que la moral es “la Circe de los filósofos”, o más aún, “la Circe de la humanidad”, la moral –lejos de ser la hechicera Circe que transformaba a los hombres en bestias– trata de impulsar al hombre no a ser un superhombre, pero sí un hombre cabal. Para lograr este objetivo la ética aspira a que el hombre supere la nostalgia de regresar, como al paraíso perdido, a la degradación del reino animal, y peor aún a la posibilidad, por desgracia real, de hacerse más bestia que las bestias. En todo caso, lo positivo de Nietzsche es que considera a la moral como un problema eterno y universal del ser humano. En su encono contra la moral establecida, él ve en la moral la fuerza suprema, lo específico del hombre. En efecto, ya Aristóteles en el primer libro de la Política declaraba que “lo propio del hombre con respecto a los demás animales es que él sólo tiene la percepción de lo bueno y de lo malo, de lo justo y de lo injusto, y de otras cualidades semejantes, y la participación común de estas percepciones es lo que constituye la familia y la ciudad”. Como vemos, para el estagirita, a diferencia del animal, el ser social del hombre está estrechamente ligado a su comportamiento ético. Un poco antes Sócrates, maestro de maestros, enseñaba que una vida que no se examina no vale la pena vivirse. Para el sabio griego el autoexamen y la autocrítica son medios importantes no sólo para lograr el dominio de sí mismo, sino también la sana convivencia humana, el progreso de la sociedad. Precisamente, algunos piensan que el progreso de la humanidad depende sólo del progreso de la ciencia y de la técnica y no caen en la cuenta de que, como decía Montaigne, “una ciencia sin conciencia es la ruina del hombre”. En efecto, no sólo el uso de la ciencia y de la técnica, sino los grandes problemas que el avance incontrolado de éstas representa para la humanidad hace necesario el control y la regulación de sabias normas éticas, como, por ejemplo la del principio de pre-
Karl Marx y Michel de Montaigne.
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SOCIEDAD Y VIOLENCIA
/mirador
›Arte y narcotráfico José Luis Barrios
Profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
La droga es la mercancía perfecta, ya lo pensaba Bourroughs: entre más se consume más se demanda. Teresa Margolles. Vidrios extraídos de ajustes de cuentas del crimen organizado registrados en los últimos meses en el estado de Sinaloa. Con dichos cristales, un joyero local, especializado en la elaboración de alhajas para narcos, diseñó la colección. Tomado del catálogo 21, Galería Salvador Díaz, Madrid, noviembre 2007-enero 2008.
L
a droga es la mercancía perfecta, ya lo pensaba Bourroughs: entre más se consume más se demanda. Marx, en la segunda mitad del siglo XIX, y Benjamin, en el primer tercio del siglo XX, definían la mercancía como fantasma, como el perpetuo engaño de lo nuevo que siempre se repite, como la pantalla donde el deseo nunca se realiza. La droga es la mercancía perfecta: siempre se desea más de lo que ella realiza, es una promesa siempre incumplida. ¿Pero si esto es así, por qué los sistemas de poder y control actual se empeñan en prohibirla? ¿Por qué no ser congruentes con la actitud cínica que caracteriza a las formas contemporáneas del capital y a la sociedad de consumo y permitir su libre circulación y uso? No es este el espacio para responder a esto; estas preguntas
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quieren funcionar como telón de fondo sobre el cual mostrar el modo en que ciertas prácticas artísticas contemporáneas hacen evidente la lógica sobre la que funciona el mercado de las drogas en el mundo contemporáneo. Si alguna función tiene el arte en la sociedad es ser una instancia de reconfiguración de lo sensible en términos de conciencia crítica y construcción de experiencia. El arte no sólo refleja la sociedad ni es un producto de ésta, antes bien lo estético –al menos en el sentido que este concepto adquiere desde los años sesenta– tiene que ver con la forma en que ciertos sistemas de expresión o acción artística permiten desmontar la lógica de control social de la sensibilidad, llámese deseo, miedo, y demás afectos que son administrados por los sistemas de poder. Desde esta perspectiva, ciertas prácticas artísticas contemporáneas que abordan el problema del narcotráfico y la violencia no tienen intención alguna de
Si tis ea facipit velit augiam nisim qui blam quat, vulla consed dolore tionsed te tat, veliquat. Iriure mod dionsed Ulluptatem er sum zzriuscinis ex et at velese esed tat. Ut prat adion endre velis autpatis adipsum dipis nonulluptat Ptatem er sum zzriuscinis ex et at velese esed tat. Ut prat adion endre velis autpatis adipsum dipis nonulluptat init nulla. Si tis ea facipit velit augiam nisim qui blam quat, vulla consed dolore tionsed te tat, veliquat. Iriure mod dionsed
Carlos Aguirre. Caja de luz V. 2008. Impresión fotográfica duratrans y neones. Cortesía de la Galería Nina Menocal. Archivo Casasola. Drogadicto. Negativo número 68979, Fototeca Nacional. Tomado de The shock of modernity: Crime Photography in Mexico City, de Jesse Lerner, Turner 2007.
erigirse como discursos edificantes o moralistas; al contrario, son operaciones que permiten una visión crítica y ampliada sobre las relaciones entre aquél, el poder y el capital. Obras como las de Teresa Margolles (México, 1963) o Juan Manuel Echavarría (Colombia, 1947), juegan con la materialidad que la violencia del narcotráfico produce. La joyería de fantasía, fabricada con el resto de parabrisas baleados por los sicarios de distintos cárteles de droga, diseñada por Margolles de acuerdo con el narco-gusto y manufacturada por joyeros del estado de Sinaloa, es una elaboración de visualidad que deja ver la cadena de producción y violencia propia del narco. Algo similar sucede con el trabajo de Echavarría. Una vajilla de gusto cargado es poco a poco triturada hasta llegar a ser polvo y éste una metáfora de la cocaína. La relación entre los objetos y la producción de droga y violencia se muestra en este tipo de obras.
Teresa Margolles. Ajuste de cuentas 15. Tomado del catálogo 21, Galería Salvador Díaz, Madrid, noviembre 2007-enero 2008.
Dentro de las prácticas del arte contemporáneo que trabajan del lado del consumo, es significativa la obra de Santiago Sierra (Madrid, 1966). La documentación de su acción Línea de diez pulgadas rasurada sobre las cabezas… da cuenta del pago en especie –una dosis de heroína que el artista hace a dos yonkis– por dejarse dibujar, en su cabeza, por medio del rasurado, el equivalente en centímetros a un “raya de heroína”. Las acciones de Sierra buscan siempre mostrar los modos en que el poder y el capital objetivan al otro. En el caso concreto de esta obra, la dependencia entre pago en especie y droga. Algo que está más cerca de las formas de explotación que el sistema social de intercambio (producción y consumo) produce y al que sin duda pertenece el sistema de distribución y consumo de la droga.
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Izquierda: Santiago Sierra. Línea de 10 pulgadas rasurada sobre las cabezas de 2 heroinómanos remunerados con una dosis cada uno. Tomado del catálogo Santiago Sierra, Pabellón de España 50a Bienal de Venecia, Turner, 2003. Abajo: Juan Manuel Echavarría. Bandeja de Bolívar. Tomado del catálogo Cantos, cuentos colombianos: Arte colombiano contemporáneo, Hatje Cantz Verlag, Bonn, 2004.
Otra cara de la apropiación que la práctica artística hace de las relaciones entre narcotráfico y violencia, tiene que ver con la que produce el Estado en sus afanes bélicos de declarar guerras a enemigos, si no “invisibles” sí al menos “ilocalizables”. Si bien el narcotráfico guarda una lucha interna por las hegemonías de la distribución y el mercado, las prácticas de uso militar que implementa el Estado no son distintas en la configuración del imaginario del miedo con el que los contrincantes intentan construir la imagen de su poder. En este contexto, la ironía se convierte en un recurso estético por medio del cual el arte intenta mostrar las falacias de la retórica del poder respecto a las construcciones del control social que se fabrica a través de dichas “guerras”. Obras como las de Fernando Arias (Colombia, 1963) o Carlos Aguirre
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(México, 1948). Mientras que el primero emula el escudo nacional de su país a partir de la imagen de una bala y una leyenda que afirma “Paz aporte a Colombia” estableciendo con ello un juego de desplazamientos entre signos e imágenes, que al mismo tiempo ironiza las estrategias de guerra del Estado que demanda la paz; el trabajo del segundo retoma frases inscritas en espacios públicos por el grupo de La Familia y las convierte en un gran mural en el que se pone en evidencia la relación entre cotidianidad y violencia en la sociedad mexicana. Como contrapunto a estas prácticas del arte contemporáneo, las fotografías que se presentan del archivo de la Fototeca Nacional, nos permiten ver el modo en que la mirada configuraba el consumo de la droga en el horizonte del proyecto moderno de la sociedad mexicana de los años veinte y treinta, pero no sólo mexi-
Las relaciones entre narcotráfico y violencia son más la expresión de un mecanismo social y moral de orden puritano que una condición que por naturaleza le sea propia a la producción y consumo de drogas.
Juan Manuel Echavarría. Orquis Lugubris. Tomado del catálogo Cantos, cuentos colombianos: Arte colombiano contemporáneo, Hatje Cantz Verlag, Bonn, 2004. Fernando Arias. Paz aporte. Tomado del catálogo Cantos, cuentos colombianos: arte colombiano contemporáneo, Hatje Cantz Verlag, Bonn, 2004.
cana. Cierta idealización del uso de la droga se construye a través de la propia idealización del cuerpo, tanto el femenino como el del pueblo. Para entender esto, tendríamos que tener en cuenta que en esos años la droga tenía un sentido claramente subversivo a las formas de la cultura y la moral burguesa de la época. En todo caso, aquí importa mostrar estas imágenes en contraposición con ciertos artistas contemporáneos con la intención de poder diferenciar los sistemas de representación y quizá poder pensar a partir de ellos que la violencia no tiene que ver nada más con el narcotráfico sino con ciertas estrategias de control social del miedo que responden a intereses más complejos que la pura seguridad a la sociedad.
En todo caso habría que pensar que las relaciones entre narcotráfico y violencia son más la expresión de un mecanismo social y moral de orden puritano que una condición que por naturaleza le sea propia a la producción y consumo de drogas. Sin duda, existe una relación estructural entre la prohibición y la violencia cuya explicación nunca será suficiente si nos limitamos a entenderla como el interés de grupos organizados que intentan controlar la producción, la distribución y el consumo de drogas. Antes bien estos sistemas de organización son una expresión perversa del capitalismo y de los sistemas de poder que lo administran. Pero no sólo eso: este tipo de prohibiciones son también la realización de cierta contradicción interna del poder que tiene que ver con su doble genealogía: el puritanismo moral y la creación de necesidades como fundamento del consumo.
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/literatura
TRIVIUM
›Jean-Marie Le Clézio en México;
una evocación
Herón Pérez Martínez El Colegio de Michoacán
Jean-Marie Le Clézio, Premio Nobel de Literatura 2008.
J
ean-Marie Le Clézio, Premio Nobel de Literatura 2008, fue en la década de los ochenta mi compañero en el Centro de Estudios de las Tradiciones de El Colegio de Michoacán. Él había llegado a principios de esa década con una serie de investigadores franceses que me acostumbré, entonces, a ver como parte del paisaje de mi institución que por esos años también tenía alumnos franceses.Yo llegué aquí a mediados de esa década, en octubre de 1985, cuando apenas se había terminado la gestión administrativa de Luis González que, como se decía por acá entonces, había adquirido el “don”. En efecto, cuando yo llegué aquí ya había empezado a ser conocido como “Don Luis”, con el “don” en vez del sólo Luis González con que se le refería en El Colegio de México, su institución de procedencia. La más estable y visible cabeza de los franceses colmichianos de ese momento era Jean Meyer, a quien se atribuía el hecho de que otros franceses hubieran venido a dar acá. De hecho, la Universidad de Perpignan no es ajena a esta excursión. Del núcleo de franceses de entonces el Centro de Estudios Rurales era el que más los agrupaba. Ese centro acababa de ser creado por Jean Meyer, quien aún era su coordinador. Jean-Marie Le Clézio estuvo en una primera etapa entre 1980 y 1984 y regresó más tarde en estancias intermitentes entre 1986 y 1990. En esa primera época, sus intereses se vuelcan en la conquista de México por los españoles durante el siglo XVI que vislumbra bajo la imagen del sueño. Quizá el mejor perfil de estos intereses lo den los artículos que publicó en Relaciones, la revista nacida con El Colegio de Michoacán en 1979 para difundir las investigaciones e intereses que ocupaban a la recién fundada institución. Hoy, Relaciones, Estudios de Historia y Sociedad, desde 1997 pertenece al Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tec-
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nológica del Conacyt, y es, como lo preveían sus fundadores en la década de los ochenta, entre ellos Le Clézio, muy importante para la vida académica de El Colegio, además de ser una manifestación visible del acontecer académico nacional e internacional. Fue en 1981 cuando el hoy Premio Nobel de Literatura publicó su primer artículo en Relaciones. Su artículo se intituló “El sueño del conquistador”. Es el mismo tema de su investigación que trajo consigo al Colmich y que sería incluido en su novela Le Rêve mexicain1 publicada en 1988. En el ejemplar que me regaló de esa novela, Jean Marie escribió en la dedicatoria: “Para el maestro Herón Pérez este sueño que nació en Michoacán, con toda la admirativa amistad”. Y sí, en sus siguientes estancias, todavía en esa década, esas eran las perspectivas hermenéuticas e intereses con que llegó por entonces y que profesó en sus andanzas de esos días por estas tierras. Como se puede ver en los otros tres artículos que en esa primera estancia publicó en Relaciones, para estudiar el sueño mexicano Le Clézio se mete de lleno hasta la obra estrella de la mitología de los antiguos habitantes de Michoacán conocida como la Relación de Michoacán. Este estudio y traducción al francés de la Relación de Michoacán fue presentada y defendida como tesis doctoral en la Universidad de Perpignan. La Relación de Michoacán es la epopeya de los antiguos purépechas, un grupo de guerreros nómadas chichimecas que siguiendo los mandatos de su dios conquistan y se establecen en Michoacán. En la obra confluyen varias tradiciones literarias tanto de la tradición oral como de la escrita. A conformarla, concurren las tradiciones literarias de sendas literaturas epistolar, mitológica, épica y religiosa para no mencionar las tradiciones retóricas, tanto europeas como purépechas, que se dejan ver en las estructuras tanto del conjunto como de sus diferentes
partes. Se trata, pues, de un texto enclavado de manera multiforme en la amplia tradición literaria universal. En 1984, Jean-Marie Le Clézio publicó en la Editorial Gallimard su traducción al francés de la Relación de Michoacán. En la introducción no sólo exalta el valor literario que legítimamente tiene en sí la obra sino que señala el lugar que le corresponde en la literatura universal. Durante sus estancias en El Colegio de Michoacán, en la década de los ochenta, no sólo se impregna de la piel del purépecha para aprender su hermenéutica de la vida sino que como investigador de esa institución, se interesa por todo lo relativo a la historia prehispánica consignada en la Relación de Michoacán mediante consulta en Tarecuato a los hablantes nativos. En ese lugar vive también en esta primera estancia. Frutos de esas búsquedas son los artículos que Le Clézio por esa misma década publica en Relaciones. “De lo particular y de lo universal en la Relación de Michoacán: El caracol de la conquista”;2 “Los soñadores bárbaros”;3 y “México mítico”.4
manentemente en la alfombra verde que sirve de marco al jardín de flores que ellos fueron plantando, sembrando y cuidando. En su conjunto, era un lugar bonito para vivir. Esta fue la casa que Jean-Marie prácticamente me prestó a fines de la década de los ochenta para vivir en momentos en que en Michoacán era difícil rentar una casa a causa de la ley inquilinaria de Cuauhtémoc Cárdenas cuando había sido gobernador de Michoacán.Y allí viví hasta finales de 1992. Como ya mencioné, a Jean-Marie Le Clézio lo conocí y lo traté. Un hombre sencillo, hasta tímido, buena gente y, sobre todo, informal, incluso cuando tenía que ser formal; calmado, reflexivo, sensible a la naturaleza y a la piel de las cosas del medio con las que fácilmente hermanaba. Le gustaba preguntarse y asomarse al interior de las personas para ver cómo se veía el mundo desde allí. Quizás encarnara en él la vieja convicción del Hesíodo de la Teogonía para quien el poeta tiene mucho de profeta y viceversa. Aunque novelista y narrador empedernido, Jean-Marie Le Clézio
Le Clézio para estudiar el sueño mexicano se mete de lleno hasta la obra estrella de la mitología de los antiguos habitantes de Michoacán conocida como la Relación de Michoacán. Fue en esta segunda etapa cuando yo lo conocí. Jean-Marie Le Clézio había comprado una casa en Jacona, por la calle Prolongación Guerrero. Era una especie de cabeza de huerta de las viejas casas de Jacona, la antigua “Villa de las Flores” como dijera la gran poetisa michoacana-jalisciense Esther Tapia de Castellanos en su poema “A Jacona”:
Salve, lugar hechicero, Cuna de olorosas flores, Precioso nido de amores Formado por el amor. Este lugar, en muchos sentidos prodigio de la naturaleza, escogió Jean-Marie Le Clézio para vivir con su familia en una parte de su estancia y ver desde este mirador muchas de las cosas que de este fascinante país le gustaron. Los Le Clézio querían esta casa, era como la imagen de su locus amoenus que les serviría de espejo de paraíso. El lugar, en efecto, era prácticamente una porción de una de las huertas que hicieron famosa a Jacona y que habían sido cantadas por Esther Tapia de Castellanos en el poema parcialmente transcrito. Quedan aún árboles frutales: naranjos, aguacates, guayabos y mangos y un amplio terreno para que la constante verdura del pasto hiciera gala en el lugar y se constituyera per-
vino a estas tierras con estas dos investiduras. La perspectiva de profeta era la que, de alguna manera, adoptaba él cuando yo lo conocí en la segunda mitad de la década de los ochenta. Fue entonces cuando expuso en el Centro de Estudios de las Tradiciones de El Colegio de Michoacán su idea del sueño mexicano que, como ya he señalado, venía trabajando desde sus primeros contactos con lo michoacano. Jean-Marie se incorpora, sí, de nuevo a El Colegio adscrito ahora a ese centro del que yo era, desde 1986, el coordinador. Como se sabe, la Editorial Gallimard publicó en 1988 la primera edición de esta obra. En la cuarta de forros JeanMarie Le Clézio ve en la conquista española el truncamiento de una potente y altamente desarrollada civilización, la de los nativos mexicanos: de su pensamiento, de su fe, de su arte, de su saber, de sus leyes.
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Es el enfrentamiento entre dos universos. Uno de ellos, el universo mesoamericano de los indios, representa la magia, el fervor religioso, la duda. En el otro, en cambio, domina la certeza y el poderío de la Europa conquistadora. Del choque entre estos dos mundos nacerán siglos de colonización: por la fuerza de trabajo de los esclavos y la explotación de los metales preciosos, esta hegemonía del Occidente sobre el resto del mundo dura hasta el día de hoy, dice él. Entonces, añade Le Clézio, comienza el sueño como una duda, como un pesar que une a los vencedores con los vencidos con la belleza y con las fuerzas secretas de estas tierras. Es el sueño del soldado Bernal Díaz del Castillo, testigo de los últimos instantes del reino orgulloso de los aztecas; el sueño de Bernardino de Sahagún ante las ruinas de la civilización y el esplendor de los ritos y de los mitos que se desvanecen; sueño de las palabras proféticas de Netzahualcóyotl, el rey poeta de Texcoco. Sueño que se acaba con la muerte de las últimas naciones nómadas del norte y del noroeste. Pero Jean-Marie Le Clézio recorre estas tierras revestido principalmente con el atuendo del poeta. En varias ocasiones, durante esta segunda estancia Jean-Marie Le Clézio mostró su vocación poética. Reiteradas veces lo oí decir, por ejemplo, que literariamente la Relación de Michoacán es “uno de los libros más bellos y conmovedores de la literatura universal, digno de ser comparado con la Ilíada, el Poema de Gilgamés o la Geste d’Arture”.5 En concreto, para él, la Relación de Michoacán es una epopeya que tiene la altura de una teogonía y una cosmogonía tanto como la queja dolorida, el lamento por la gran catástrofe a la que subyace un intenso sentimiento de un canto triste, la piedad de un credo histórico y hasta el orden de una narración informativa contada por un buen cuentero. Como ha observado muy bien el mismo Le Clézio,“este libro lleva la huella profunda del mundo indígena del cual salió, de su magia y de su tragedia también. Historia de un pueblo en agonía, la Relación es un testamento, dictado por los testigos, los sacerdotes petámuti, según el ritmo de la tradición oral”.6 No fueron pocas las ocasiones en que para exaltar los valores literarios de la Relación de Michoacán hablaba de sus valores tanto narrativos como poéticos. Para referirse a los primeros, se sirvió de Pueblo en vilo, la laureada obra de Luis González celebrada como una invitación a la microhistoria y de la que de pasada decía que era la mejor novela de Occidente. Le Clézio estaba muy motivado en esos días por la Relación de Michoacán que conoce muy bien como aparecerá muy claro en todos estos textos publicados tanto en Relaciones como en mi libro México en fiesta.7 La fiesta era el tema que le ocupaba por entonces como quedará claro tanto en su ponencia sustentada aquí en la última vez que oficialmente habla en El Colegio, en el seno de un coloquio. Y como aparecerá también en la novela La fête
chantée publicada por las mismas fechas por Editorial Gallimard. En el ejemplar que de esa novela me regala escribirá: “Para Herón Pérez estos temas de la utopía con mi recuerdo amistoso”. En su participación en este XVIII coloquio de El Colegio de Michoacán sobre la fiesta en México celebrado aquí en Zamora los días 16 al 18 de octubre de 1996, Le Clézio repasa, con la Relación de Michoacán en mano, el sentido humano, mágico, de la fiesta espacio donde afloran los mismos sentimientos que en la poesía. La Relación de Michoacán le da también, pues, para asomarse al mundo de nuestras fiestas como aparece claro en el estudio que presenta aquí, en El Colegio de Michoacán. En efecto, la fiesta forma parte de la más elemental condición humana: es una manera de hacer
Un hombre sencillo, hasta tímido, buena gente y, sobre todo, informal, incluso cuando tenía que ser formal; calmado, reflexivo, sensible a la naturaleza.
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un paréntesis en los quehaceres cotidianos para recuperar energías, para que la vida no se extinga. Son varios los elementos que constituyen una fiesta y que funcionan como rasgos distintivos suyos. Hay quien le asigna como elementos: la alegría, la instauración y la consolidación de la sociedad, la referencia a realidades impersonales que rebasan la vida del individuo. Jean-Marie Le Clézio concluye que, como memoria mutilada de una civilización fracturada, la Relación de Michoacán no obstante el abismo del tiempo, no es letra muerta. Por su riqueza, su vivacidad, por la fuerza de las imágenes que acarrea, queda vida en la sociedad p’urhé contemporánea, y el ritmo de su mensaje es perceptible hoy, dice, tanto en las fiestas como en la vida cotidiana. Son estas, pues, algunas de las huellas de un novelista, hoy Premio Nobel de Literatura 2008, al deambular por estas tierras. Jacona, junto al Canal de la Esperanza, 8 de diciembre de 2008.
1 París, Gallimard, 1988. 2 Vol. XVI, núm. 63/64, 1995, pp. 71-93. 3 Vol. IX, núm. 33,1988, pp. 27-50. 4 Vol. VI, núm. 22, 1985, pp. 65-84. 5 Jean-Marie Le Clézio, La conquista divina de Michoacán, México, FCE, Cuadernos de la Gaceta, núm. 4, 1985, p. 7. 6 Ibid., pp. 7-8. 7 Zamora, El Colegio de Michoacán / Secretaría de Turismo, 1998.
EL VIAJERO ILUSTRADO
›Su aldea enorme Ignacio Padilla
Profesor del Departamente de Letras de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
Fotografías de Carlota Peón Directora Jurídica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
Fachada en el barrio de Kensington.
E
n ese entonces era aún más difícil de explicar. Llamaban cualquier tarde a mi oficina pidiendo ayuda para encontrar a Carlos Fuentes. Parecía natural que nuestra embajada ante el Reino Unido fuese la mejor manera de dar con el escritor que desde hace décadas eligió vivir en Londres. No lo era. Había que oírme y no creer decirles que mejor intentaran por otro lado, o que el sólo hecho de que el escritor estuviera efectivamente en Londres en esos momentos indicaba que sería en extremo difícil dar con él. Ser amable en tales casos era a todas luces insuficiente. ¿Cómo hacerles entender que tendrían mejores resultados si enviaran un fax a su casa en México? ¿Con qué lógica advertirles que sería más fácil llevar a Carlos Fuentes a París o a Johannesburgo que a inaugurar cierta exposición en una galería en Bond Street o a firmar libros en cierta librería en Picadilly ubicada a unas cuantas cuadras de su casa? Hasta los funcionarios de la embajada me miraban con suspicacia cuando les aseguraba que tampoco nosotros éramos ajenos a la insólita dificultad para ver en Londres a Carlos Fuentes. Los más pacientes llegaron a pensar que el escritor en realidad no vivía ni había vivido nunca en Inglaterra. Su presencia allí debía ser un trampantojo, un juego enigmático en el que no faltarían socias, domicilios falsos, la obstinada fábrica de mixtificaciones que con frecuencia abruman la relación de los grandes artistas con ciertas ciudades del mundo por las que nunca en realidad pasaron. Carlos Fuentes sin embargo estaba en Londres. Puedo asegurarlo a despecho de tantas pruebas en contrario. Estaba allí acaso
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Instalación en la Tate Britain.
más que en ninguna otra parte. Cuando ahora lo pienso y rememoro las pocas veces que pude verlo allá en aquellos tiempos, comienzo a comprender su reticencia, el denuedo con que el novelista todavía defiende su espacio en la capital británica como si fuese su último bastión para pensar y pensarse, como ese lugar secreto en el que todo artista que se precie busca, identifica y cultiva el espíritu que le permite satisfacer la exigencia, propia o ajena, de ser en el mundo y participar en sus transformaciones. He visto a Carlos Fuentes en incontables ciudades del mundo, he asistido a sus conferencias, lecturas y tertulias en Madrid, México, París, Nueva York. En todos estos casos he visto y escuchado al hombre que comunica y pondera, el que sube de dos en dos los escalones que lo conducen a un escenario, el que reconviene e ins-
truye a los periodistas, el que insiste en asombrarnos con el vigor de su pura y dura voluntad intelectual… En Londres Carlos Fuentes es otro. Otro y el mismo, si se quiere. Sólo allí suele concederse el privilegio de la rutina y el rito, el goce de andar y desandar en relativo anonimato una ciudad que no cesa de sorprenderle, el privilegio de hartarse de sus largas horas de escritura para gratificarse invitando a Silvia al cine o al teatro en su intachable encarnación de novios perpetuos. Sólo en Londres puede Carlos Fuentes asistir a su obligada cita con Cervantes y con Balzac. En más de un sentido Londres es su refugio, su Köningsberg, su aldea enorme. Como la cultura de la que surge, Londres atesora su privacidad, incluso ahora que sus habitantes parecen cualquier cosa menos ingleses dickensianos. Ninguna ciudad conozco tan
sus negros leones, sus impávidos guardias en un palacio de Bukinham que no puede no transpirar la bárbara y entrañable tacañería de los Windsor… Lo que no hay en Londres es la niebla, pues hace décadas que la renuncia a las chimeneas suprimió las proverbiales densidades atmosféricas que dieron abrigo a los crímenes de El Destripador. Lo que no hay es la puntualidad de sus trenes o la excelencia de su metro, pues hace también muchos años que el vértigo del mundo y los sindicatos dieron al traste con los hábitos ingleses. Lo que no hay es una Londres shakesperiana –como no sea de utilería– pues ésta murió con el incendio de 1666. Adentro, sin embargo, al fondo de una escalera o tras una puerta mínima sin anuncios ni señales, permanecen los rincones asombrosos, sólo reservados para los iniciados: los clubes de caballeros que ya no son
En más de un sentido Londres es su refugio, su Köningsberg, su aldea enorme. Como la cultura de la que surge, Londres atesora su privacidad, incluso ahora que sus habitantes parecen cualquier cosa menos ingleses dickensianos. ensimismada y tan vital a un tiempo. Su bullicio es tan extremo como esporádico; su esplendor decimonónico, engañoso: la verdadera Londres palpita hacia adentro, sus prodigios germinan y florecen tras las puertas más sobrias como antes hacían también bajo la niebla, al fondo del callejón, en el sótano que se esconde al final de una escalera que difícilmente llamará la atención de quien no la esté buscando por una referencia casi siempre vaga, transmitida en un susurro. Quien la visite ahora en pos de la Londres de Chesterton o Hardy, se llevará un fiasco. No es que esa ciudad haya dejado de existir: simplemente se ha ocultado aún más en el corazón de su propio laberinto, enmascarada hoy por su rostro bullicioso de tiendas, galerías, restoranes, pequeños museos y excéntricas tiendas regenteadas por los nuevos ingleses, aquellos que vinieron por sus fueros desde India, Santa Lucía, Pakistán, Nigeria, y hasta de Europa Central o Colombia. Londres, sin embargo, sigue allí, convertida en muchas Londres. Siguen allí los callejones de Míster Hyde; siguen allí los escurridizos pickpokets que fundara el huérfano Oliver Twist; siguen los parques inmensos e inverosímilmente perfectos por los que paseara Wilde, las columnas y fachadas eduardianas que transpiran aún la nostalgia imperial, la casi risible soberbia del Britannia Rules the Waves, con sus pétreos Wellington, su columna de Nelson,
sólo para caballeros, los centros de saber hermético, las casas de medianos aristócratas a cuyas soberbias colecciones de arte es posible acceder con los salvoconductos correctos, las tiendas de anticuarios y libreros de viejo que sólo se abren para clientes selectos… Elitista y multitudinaria, pública y secreta, meditabunda y frívola, Londres es, con mucho, la más moderna de las viejas capitales europeas. Ciudad extensa, diríase más bien un circuito de parques con ciudad incluida, parques y aún bosques que denuncian la obsesión de los ingleses por domesticar la pasión casi salvaje que saben que en el fondo los constituye y mueve. Sólo alimentada cada día de su encierro, de su privacidad y en sus secretos, Londres puede explicar la extraordinaria energía que la hace universal. Quizá por eso Carlos Fuentes la eligió o se dejó elegir por ella para ser su habitante, su espejo.
Izquierda: Vista desde la Tate Modern. Calles en Covent Garden.
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SABERES
/sabores
›El más viejo
arte culinario
Foto: Corbis
Ernesto de la Peña
U
n proverbio, viejo como la lengua, hermana al pan, al pan de trigo, con la alimentación. Desde cierto punto de vista, los diversos países del mundo responden por su comida fundamental y se puede hablar entonces de cultura del trigo, del arroz y del maíz. Trinidad suculenta que suministra al mismo tiempo una visión de conjunto sobre los usos de la gente y las condiciones del suelo que habita. Los mexicanos, por azares históricos de todos conocidos, combinamos la alimentación mediterránea con la autóctona, uniendo de esta manera el trigo y el maíz. Arte culinario imaginativo y barroco, la cocina mexicana nos sigue deparando una galería interminable de sorpresas suculentas. Pero estas desordenadas notas no pretenden acercarse siquiera a un recetario; van encaminadas a los antecedentes occidentales más antiguos de nuestro gusto híbrido y complejo. Sólo que, ex abundantia ventris, se me deslizaron estos sabores en el texto. Como casi en todo tema importante del mundo occidental, Grecia aparece en el horizonte primitivo, pletórico de sutilezas y palabras precisas. De Homero en adelante, el apetito instintivo
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se va haciendo exigente y el vocabulario que le corresponde nos muestra gran variedad. La terna capital de la vieja cocina griega sigue vigente hasta nuestros días: productos del trigo, aceite de oliva y vino. Pero por razones de la trascendencia del griego, esta misma terna sigue rigiendo la cocina mediterránea. En muy diversas metamorfosis, incrementadas por la carne de los animales de cacería, la cocina de los antiguos griegos puede considerarse antepasada directa de nuestra mitad española. Aunque es indispensable subrayar que los ingredientes añadidos por moros y judíos produjeron un vasto panorama de sabores y combinaciones en el arte culinario español, enriquecido considerablemente por la inextinguible imaginación mestiza. Creo que es pertinente establecer un paralelismo entre la cocina y los módulos artísticos, pues así como la estatuaria griega, seguida de la romana, se pueden considerar de un realismo cabal, la primitiva cocina homérica, clave del arco de la cocina occidental, parece solazarse fundamentalmente en platillos asados: las descripciones que encontramos en los dos grandes poemas atribuidos a Homero no suscitarían el apetito de un gourmet contemporáneo,
Foto: Corbis
los alimentos para su posterior preparación. Un nombre tan ilustre como δηµιουργ ς (demiurgo) se aplicaba también a pasteleros y reposteros, en tanto que καρυκοποι ς (karykopoiós), de resonancias tan sugerentes, calificaba a quienes preparaban guisos que requerían un punto determinado de cocción y, por ende, estar versado en la graduación del fuego. Pero los testimonios antiguos de la literatura griega nos ponen de manifiesto que los propios soberanos consideraban un privilegio contribuir personalmente a dar la bienvenida cocineril a sus invitados (abundan los testimonios en los dos grandes poemas griegos y en los autores posteriores como el inagotable Ateneo, tan útil para cualquier indagación de esta naturaleza). Los entendidos señalan que el personal que se ocupaba de las tareas de la cocina pertenecía al estamento de los hombres libres; en un autor casi olvidado, Posidipo, se habla de algún cocinero esclavo y la explicación podría ser la fecha tardía de este testimonio. La vetusta tradición culinaria de Grecia (aludo, por supuesto, a los primeros indicios que se encuentran en los poemas homéricos) al trasladarse a sus discípulos romanos demostró tácitamente la nobleza y encumbramiento de su origen; de otra manera no podría explicarse de manera satisfactoria el supremo refinamiento que encontramos en el inimitable Apicio, a quien la desagradecida humanidad occidental debe uno de los descubrimientos más nobles de su historia: la invención de las salsas, proeza meteórica cuyas consecuencias universales no se han extinguido todavía para fortuna de todos nosotros.
pero sí estimulan (y mucho) el olfato del filólogo. La nomenclatura que encontramos en estos días primitivos y, sobre todo, la que se va a ir formando a lo largo de la vigencia de lo griego, puede despertar nuestra imaginación simple y escuetamente por la abundancia. Al lado del µ γειρος (mágeiross, cocinero, a secas) encontramos toda una gama de individuos dedicados profesionalmente al aprovechamiento de las viandas. Pero lo primero que hay que consignar ahora es que el fundamento de la cocina es la carne asada (opson, �Ρον) y de este término derivan determinadas especialidades (opsopoiós, Ροποι ς, opsartytés, ΡαρτυτΖς) cuya definición precisa se ha perdido. Sabemos, sin embargo, que estos hombres tenían encomendado el trabajo de ir al mercado y elegir
Foto: Corbis
La terna capital de la vieja cocina griega sigue vigente hasta nuestros días: productos del trigo, aceite de oliva y vino.
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MÚSICA PARA CAMALEONES
QUÉ ESCUCHAR Y POR QUÉ Beatriz Palacios
Déborah Holtz recomienda: Frutero moderno, de Gonzalo Grau y La Clave Secreta [2008] y Salsa mundial, de Gerardo Rosales [2008] La virtud de Frutero moderno es el sonido fresco y la nueva interpretación que da el músico venezolano Gonzalo Grau a la timba cubana, con toda su complejidad polirrítmica. Esta propuesta, que estuvo nominada para el Grammy 2009 como mejor álbum tropical latino, tiene un estilo innovador en el que la salsa cubana se mezcla con otros ritmos y géneros, además de la excelente interpretación de músicos de primer nivel. También es ampliamente recomendable Salsa mundial, una de las más novedosas producciones de música salsa, en la que Gerardo Rosales incluye músicos y cantantes de diversas nacionalidades, desde turcos y holandeses hasta venezolanos y colombianos. Los temas, con una gran riqueza rítmica, son cantados en varios idiomas, lo que da como resultado una mezcla sonora gloriosa, una fiesta multicultural muy interesante, donde la salsa se fusiona con música de otras culturas. DÉBORAH HOLTZ. Directora de Trilce Ediciones y conductora del programa musical radiofónico Salsajazzeando en la estación Horizonte 108.
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Música para camaleones (sección que toma su nombre de un célebre texto de Truman Capote), está dedicada a la recomendación de obras musicales, para lo cual se ha invitado a melómanos, investigadores, expertos, editores, musicólogos y denodados amantes de la música. En esta ocasión agradecemos a Déborah Holtz, Cecilia Pérez, Alejandro Pérez-Sáez, Sergio Ramírez Cárdenas, Pablo Reyes y Eugenia León el que con tanta gentileza y generosidad hayan accedido a compartir con los lectores de IBERO su experiencia y su pasión.
Cecilia Pérez recomienda: Antología Vol. 3: 1989-1998, de Inti-Illimani [2001] y El mundo se va a acabar, del Grupo Mono Blanco y Stone Lips [1997] Inti-Illimani es sin duda uno de los grupos más importantes del folclor latinoamericano, por su originalidad, universalidad y la constante búsqueda de nuevas sonoridades, sin dejar de lado lo esencial de su origen y raíces. Este disco es un acercamiento grato a una parte de la larga historia de este grupo chileno y a su propuesta musical siempre interesante. A pesar de haber aparecido hace más de una década, este álbum del Grupo Mono Blanco continúa vigente y es una referencia indispensable en el panorama de la música tradicional mexicana, ya que no obstante los temas incluidos conservan los elementos tradicionales que distinguen al son jarocho, se enriquecen y renuevan con la participación de músicos con una carga cultural muy diversa, convirtiendo a éste en un disco ampliamente recomendable por el carácter universal que imprime al son jarocho y la excelente interpretación. CECILIA PÉREZ. Cellista, cantante, bailarina e integrante del grupo de son jarocho La Fábula.
Alejandro Pérez-Sáez recomienda: Lost something, de Bourne, Davis, Kane [2008] y For All I Care, de The Bad Plus [2009] El trío inglés integrado por Matthew Bourne (piano), Steven Davis (batería) y Dave Kane (bajo), entrega este maravilloso álbum en el que la improvisación libre es parte fundamental de su propuesta musical. Se trata de jazz de vanguardia, con una gran calidad interpretativa. Es ampliamente recomendable para quienes gustan del jazz contemporáneo. Un álbum aconsejable para todos los oídos es el del grupo estadounidense The Bad Plus, compuesto por el bajista Reid Anderson, el pianista Ethan Iverson y el baterista David King, quienes han creado un sonido distintivo a partir de la fusión del jazz con la música rock, y que en este trabajo recuperan y reinterpretan en su particular estilo, canciones de Pink Floyd, Nirvana y Milton Babbit, entre otros. Asimismo, en la página en Internet allaboutjazz.com, se puede obtener de forma gratuita y con la autorización de los autores, una gran diversidad de audios de grupos consagrados como el Trío Geoff Eales, así como de otros con una menor trayectoria pero igualmente recomendables. ALEJANDRO PÉREZ-SÁEZ. Compositor, investigador musical y bajista del grupo de jazz Astillero.
Eugenia León recomienda: Buenos hermanos, de Ibrahim Ferrer [2003], Universo ao meu redor, de Marisa Monte [2006] y Mahler: Symphony No. 1 “Titan”, Janá ek: Sinfonietta, de Gustav Mahler y Leoš Janá ek [2008] Sergio Ramírez Cárdenas recomienda: Sinfonías tempranas, de Eduardo Mata y Mario Lavista [2008] y El danzón según Márquez, de Arturo Márquez [2008] Dos sinfonías que los compositores Eduardo Mata y Mario Lavista escribieron a los 21 años de edad fueron grabadas por primera vez en el disco compacto Sinfonías tempranas, por la Orquesta Sinfónica Juvenil Carlos Chávez, bajo la dirección de Guillermo Salvador. Recomiendo este disco porque además de ser un trabajo de rescate de repertorio mexicano, la ejecución de la orquesta resulta excelente y la calidad de las obras es relevante. El compositor mexicano Arturo Márquez Navarro es uno de los más representativos de la música mexicana de concierto. Su obra, en especial sus danzones, son tocados por cientos de orquestas en México y en el mundo, desde las orquestas infantiles y juveniles que existen en los municipios y comunidades de todo el país, hasta las Orquestas Sinfónica Nacional o Filarmónica de la Ciudad de México. Para conocer este repertorio recomiendo ampliamente El danzón según Márquez, interpretado por la Orquesta Mexicana de las Artes dirigida por Eduardo García Barrios, donde se incluye su “Danzón No. 2”, que es la obra mexicana más interpretada en todo el mundo por las orquestas profesionales, habiéndose colocado dentro del repertorio internacional de la música mexicana de concierto. SERGIO RAMÍREZ CÁRDENAS. Compositor, director de orquesta y Director General del Sistema Nacional de Fomento Musical.
Pablo Reyes recomienda: Cê, de Caetano Veloso [2006], River:The Joni letters, de Herbie Hancock [2007] y Umalali,The Garifuna Women’s Project, de Andy Palacio & The Garifuna Collective [2008] Caetano Veloso siempre es recomendable, y en este álbum el reconocido músico brasileño hace una evocación muy personal al tropicalismo, movimiento musical de Brasil de los años 70 del que formó parte, y conjuga de forma inmejorable la intensidad musical de esa época con un rock muy moderno, muy Caetano. El legendario pianista de jazz Herbie Hancock, incursiona con este disco en la música pop, tomando como punto de partida las canciones de la cantautora estadounidense de la nueva generación Joni Mitchell. Se adicionan a su interpretación magistral en el piano, los arreglos que realizó para las canciones y la participación de diversos artistas de la escena pop como Norah Jones. El resultado es un álbum muy disfrutable. El disco del músico beliceño Andy Palacio, recientemente fallecido, es por demás interesante y puede inscribirse en lo que se conoce como world music. Investigador de la música tradicional de Belice y de algunas regiones de Guatemala y Honduras, esta producción forma parte de la difusión de la cultura garifuna a la que Palacio se dedicó en vida. Es de destacarse que las canciones, muy rítmicas debido a sus raíces africanas, son cantadas en idioma garifuna. PABLO REYES. Compositor, guitarrista y columnista sobre temas de música de la revista Vértigo.
Buenos hermanos es resultado de la maestría de un cantante que preserva y a la vez reconstruye el bolero y el son cubanos: Ibrahim Ferrer, que además de ser uno de los cantantes más admirables, en este trabajo logra expresar todo su sentir acompañado del cariño de sus amigos, que se percibe desde la portada misma del disco. La propuesta musical de Marisa Monte me pareció muy interesante desde que la conocí, y de manera particular este disco me gustó mucho porque sin dejar de mostrar su personalidad como cantora y compositora, recupera lo mejor de la música brasileña. No obstante los temas mantienen una homogeneidad, el conjunto no resulta monótono; al contrario, es un disco rico, que se disfruta y se entiende. La Orquesta Filarmónica de Viena bajo la dirección de Rafael Kubelik interpreta de forma impecable a Mahler y Janá ek en una nueva edición del disco de grabaciones del año 55, que además de ser maravilloso en la ejecución, contiene gran música, grandes melodías, grandes momentos humanos. Escucharlo, permite a las personas comprender que le deben algo a la música de concierto; que no exige que se tenga un comportamiento recatado, sino que invita a descubrir las conexiones que hay en uno con esta música. Por ello es importante volver a lo clásico y darse cuenta que lo bello de la música popular encuentra su antecedente en la obra de los grandes compositores. EUGENIA LEÓN. Cantante, ganadora del Festival OTI Internacional en 1985, cuenta con más de una veintena de discos grabados en diversos géneros musicales.
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LA VOZ DEL LIBRO
/el eco de la lectura
QUÉ LEER Y POR QUÉ
Esta sección de IBERO acude a los lectores expertos, a los apasionados en la lectura, y son ellos los que recomiendan los siguientes libros que podrían entregar a otros lectores experiencias imborrables y transformadoras. Agradecemos a Luis Carlos Ugalde, Mario Gutiérrez y Genaro Góngora Pimentel la disposición a responder nuestra encuesta y compartir así su interés con nuestros lectores.
Francelia Vargas
Luis Carlos Ugalde recomienda Historia universal de la destrucción de los libros, de Fernando Báez [Destino, 2006] Mi recomendación para los lectores es un libro sobre los libros: Historia universal de la destrucción de los libros: De las tablillas sumerias a la guerra de Irak, de Fernando Báez. Lo que se fundamenta en sus páginas es que el principal enemigo de los libros no es la naturaleza, ni siquiera las polillas, sino el fanatismo y la censura de políticos y religiosos, porque, como dijo Heine, donde queman libros también incineran humanos. El autor narra desde la destrucción de las tablillas sumerias hasta el reciente saqueo de las bibliotecas de Bagdad. Un libro que disfrutarán. LUIS CARLOS UGALDE. Ex consejero presidente del Instituto Feder al Electoral (IFE). Recientemente publicó su libro Así lo viví: Testimonio de la elección presidencial de 2006, la más competida en la historia moderna de México (Grijalbo, 2008).
56 IBERO 2009
Genaro Góngora Pimentel recomienda Africanus: el hijo del Cónsul y Las legiones malditas, de Santiago Posteguillo [Ediciones B, 2008]
Mario Gutiérrez recomienda Soldados de Salamina, de Javier Cercas [Tusquets, 2007] Soldados de Salamina es quizá la mejor obra de Javier Cercas: un libro generoso que habla sobre Rafael Sánchez Mazas, escritor semiolvidado y principal ideólogo de la Falange, y el episodio de su vida cuando escapó de la muerte en un fusilamiento colectivo. Libro que te lleva de la mano en las historias que se entretejen alrededor de Sánchez Mazas y algunos otros sobrevivientes de la Guerra Civil Española. Es un libro realmente seductor. MARIO GUTIÉRREZ. Cuentista y promotor de lectura.
Recomiendo ampliamente dos novelas que están seriadas, Africanus: el hijo del Cónsul y Las legiones malditas, ambas de Santiago Posteguillo, filólogo y lingüista por la Universidad de Valencia, autor de publicaciones académicas y diccionarios, pero también de excelentes novelas históricas. Africanus: el hijo del Cónsul y Las legiones malditas son dos novelas que no pueden dejar de leer porque están, de veras, formidables. En ellas el autor relata una parte importante de la historia romana. Abarcan las batallas entre Publio Cornelio Escipión contra los cartagineses y Aníbal. Son libros para disfrutar y para aprender, especialmente para conocer el estilo de vida de los romanos. GENARO GÓNGORA PIMENTEL. Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.