REVISTA DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
›CULTURA JUVENIL Y CONTRACULTURA
Junio-julio de 2010 Número 8
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
Año II
Año II
junio-julio de 2010
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Cuentos inéditos: José Agustín y Bárbara Jacobs El futbol como religión: Javier Prado Galán, S. J. Un poema inédito: Juan Gelman, en sus 80 años
›CULTURA JUVENIL
Y CONTRACULTURA Juan Federico Arriola José del Bosque Joch Mónica Mayer Ignacio Padilla Ilán Semo Maritza Urteaga Castro Pozo
Índice
DIRECTORIO
3 Carta del Rector, Dr. José Morales Orozco, S. J. 4 CULTURA JUVENIL Y CONTRACULTURA/examen. Tribus urbanas, cultura(s) juvenil(es) y futuro de los jóvenes en México, Maritza Urteaga Castro Pozo 8 CULTURA JUVENIL Y CONTRACULTURA/examen. Contracultura como fenómeno de contestación social: El problema de la generación Nini, Juan Federico Arriola 10 CULTURA JUVENIL Y CONTRACULTURA/examen. El fuego, la hierba y la rosa negra [Notas para una semántica de la “contracultura”], Ilán Semo 14 CULTURA JUVENIL Y CONTRACULTURA/examen. De la Onda al Crack y el futuro de la literatura mexicana, Ignacio Padilla 18 CULTURA JUVENIL Y CONTRACULTURA/examen. De Marcuse y la Onda a La rosa de Guadalupe: Una radiografía de la contracultura, hoy, José del Bosque Joch 22 CULTURA JUVENIL Y CONTRACULTURA/mirador. Arte y rebeldía, Mónica Mayer 28 TRIVIUM/cuento. Segunda luna de miel en Acapulco, José Agustín 32 TRIVIUM/cuento. La autora y su crítica, Bárbara Jacobs 34 TRIVIUM/ensayo. El futbol como religión y lo que hacemos con nuestra soledad, Javier Prado Galán, S. J. 38 DIVULGACIÓN CIENTÍFICA. La eutanasia ante el mundo contemporáneo, Alejandro Tejeda Carpio 42 LA LLAMA INEXTINGUIBLE. Juan Gelman en sus 80 años: Escribir para vivir, Juan Domingo Argüelles 43 LA LLAMA INEXTINGUIBLE. Problemas, Juan Gelman 44 EL VIAJERO ILUSTRADO. Rulfo, un nombre en la piedra, Víctor Jiménez 47 GENTE QUE CAMBIA AL MUNDO. Los alumnos de la Ibero ante la Copa Mundial de Futbol. España y Alemania, los favoritos, Francisco Deveaux Téllez Girón 48 ACTUALIDAD IBERO. Entrevista con el Premio Nobel de Economía 2007. Lo fundamental es educar para mejorar: Eric Maskin, Ana Langner 50 ACTUALIDAD IBERO. Redes de educación superior jesuita para el mundo globalizado. Delineando el futuro para un mundo humano, justo y sostenible
51 ACTUALIDAD IBERO. Michelle Obama visitó la Universidad Iberoamericana.
La primera dama de Estados Unidos se reunió con estudiantes universitarios y de preparatoria
52 MÚSICA PARA CAMALEONES/Qué escuchar y por qué, Beatriz Palacios 54 LA VOZ DEL LIBRO/el eco de la lectura. Qué leer y por qué, Marco Antonio Campos / José Luis Ortiz 55 ITINERARIO DEL OCIO. Adónde ir y por qué 56 INNOVACIÓN TECNOLÓGICA. Dispositivos e instrumentos que facilitan la vida
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO Dr. José Morales Orozco, S. J. Rector Dr. Javier Prado Galán, S. J. Vicerrector Académico IBERO, REVISTA DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA Consejo editorial Pedro Cabrero Nassar, Víctor Gavito, Miguel Ángel Granados Chapa, Vicente Leñero, José Morales Orozco, S. J., María Nieves Noriega de Autrey, Gonzalo Olivares Velázquez, Eugenio Páramo Ortega, S. J., Javier Prado Galán, S. J. Comité de asesores Carlos Alvarado Santoyo, José Carreño Carlón, Carlos Lugo Galera, Ignacio Padilla, Carlota Peón, Gilberto Prado Galán, Alberto Ruiz Treviño, Ilán Semo, Helena Varela, Gabriela Warkentin Director Carlos Deveaux Homs Director editorial Juan Domingo Argüelles Asistente de edición Beatriz Palacios Administración Áurea Maristany Información Angélica Cortés, Francelia Vargas Redacción Pedro Rendón
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Carta del Rector
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ecientemente, la Ibero fue sede de una importante reunión de rectores de las universidades confiadas a la Compañía de Jesús en el mundo. Ante los doscientos participantes de más de un centenar de instituciones repartidas en 33 países, el P. Adolfo Nicolás, S. J., General de los jesuitas, destacó el alcance que tienen la creciente interdependencia mundial y el avance tecnológico en la configuración de los lenguajes culturales de nuestra época. Consciente de los diferentes significados y formas en que estos fenómenos son percibidos, el P. Nicolás, S. J. invitaba a identificar las transformaciones que se están gestando en el mundo interior de las personas y en la convivencia global. Hay preguntas nuevas, por ejemplo, en torno a la disparidad que existe entre el enorme caudal de información que se puede obtener a través de los medios electrónicos y el poco tiempo del que se dispone para su discernimiento. La velocidad y el poco esfuerzo para obtener esta información levantan también sus propias preguntas sobre la superficialidad del conocimiento. Algo semejante sucede con las formidables posibilidades de comunicación que ofrecen hoy los medios electrónicos, pero que, en muchas ocasiones, contrastan con la hondura y la calidez de las relaciones cara a cara, y atizan la “globalización de la superficialidad”. Las preguntas nuevas reclaman nuevas respuestas. El número 8 de IBERO constituye una mirada a las formas en las que las culturas se modifican y nos modifican en medio de esta dinámica global que, por otro lado, parece escapar al control de nuestras
generaciones. Es una llamada a cobrar consciencia de esos mundos interiores que se están fraguando en el escenario inédito al que asistimos, y que nos exige pasión para tomarlo en las manos e imaginación para recrearlo. A diferencia de la fantasía, que evade la realidad, la imaginación parte de ésta para transformarla. Hoy se requiere de grandes ejercicios de creatividad para constituir una fuerza cultural que promueva la verdad, la virtud, el desarrollo y la paz en nuestras sociedades.
La verdad nos hará libres Dr. José Morales Orozco, S. J. Rector
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CULTURA JUVENIL Y CONTRACULTURA
/examen Maritza Urteaga Castro Pozo
Doctora en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana. Profesora Investigadora Titular de Tiempo Completo en el Posgrado en Antropología Social en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Coordinadora Académica del Diplomado en Culturas Juveniles en la UAM Iztapalapa. Coautora del libro Historias de los jóvenes en México: su presencia en el siglo XX (2004), y autora de Por los territorios del rock: Identidades juveniles y rock mexicano (1998)
y futuro de los jóvenes en México
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Foto: Corbis.
Tribus urbanas, ›cultura(s) juvenil(es)
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Las culturas juveniles —más conocidas en México bajo los términos bandas, identidades juveniles y, el más reciente, tribus urbanas— han sido uno de los temas recurrentes en la caracterización social de la juventud —o más precisamente, de las juventudes— de las últimas décadas.
as culturas juveniles —más conocidas en México bajo los términos bandas, identidades juveniles y, el más reciente, tribus urbanas— han sido uno de los temas recurrentes en la caracterización social de la juventud —o más precisamente, de las juventudes— de las últimas décadas. La historia de la última mitad del siglo XX puede leerse desde las presencias juveniles colectivas, gregarias, cuya emergencia, difusión, fisión, masificación y decadencia ha estado vinculada a procesos de transnacionalización cultural. Cultura juvenil, culturas, identidades y tribus juveniles son términos aparentemente similares que desde la literatura académica aluden a formas diferentes de estudiar la juventud e implican diferentes maneras de mirar lo juvenil. Identifican e intentan comprender realidades y actores empíricos en diferentes momentos históricos vinculados a lo juvenil —estudiantes, jipis, bandas, identidades (punks, skatos, góticos, chalinillos, emos), grupos y movimientos (ravers, skaceros, crews), colectivos culturales— que inquietan/aterrorizan a la sociedad adulta de cada época. El proceso de constitución del sujeto joven en México tiene algo más de un siglo. En su conformación, juegan un papel importante las representaciones juveniles de escuelas teóricas que intentan explicar esta nueva realidad, las idealizaciones —temores y esperanzas— que las instituciones posrevolucionarias proyectaron sobre sus jóvenes en cada momento histórico y el cada vez mayor protagonismo del sujeto joven en el diseño de su experiencia cotidiana y en el resultado de su estatus como
categoría. Revisitar hoy algunos de estos términos puede servirnos como guía de un cierto itinerario en la construcción sociocultural de lo juvenil en el México moderno y darnos algunas pistas en torno al futuro de los jóvenes desde su investigación. Grosso modo, durante buena parte del siglo XX, una mirada académica percibió a los jóvenes como objetos de la socialización adulta —vía instituciones como familia, sistema escolar, trabajo, servicio militar, iglesia— enfatizando su pasividad en la recepción de estos conocimientos y habilidades para garantizar su moldeamiento paulatino en los parámetros de la sociedad y su tránsito a la completitud social, atribuida sólo al estatus adulto; además de trivializar y criminalizar sus comportamientos en el presente. Los estudiantes, producto de la masificación de la enseñanza media en la posguerra de Estados Unidos y países que vivían profundos procesos de industrialización y urbanización fueron objeto de su estudio y reflexión. Cultura Juvenil, originada en el estructural funcionalismo, es una categoría que intenta dar cuenta de esta realidad, caracterizando a la juventud como grupo de edad intermedio que tiene como función facilitar el tránsito entre las esferas familiar e institucional adulta. Si bien estos investigadores señalan a los estudiantes como creadores de una cultura a través del consumo en su tiempo libre, trivializan su accionar al interpretarlo como parte fundamental en la resolución de los problemas de integración social en la sociedad moderna. Esta propuesta sería contradicha por la
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/examen
protesta juvenil de fines de los 60 incubada precisamente en las e impugnan la forma de representación social institucional heaulas, la emergencia de estilos juveniles espectaculares como los gemónica sobre lo joven. Son la base de movimientos juveniles teddy boys, roquers, mods, skinheads, punks y otros en la Gran Brecuyas propuestas desbordan lo económico y emplazan sus actaña del Estado de Bienestar y por las propuestas teóricas para ciones prioritariamente en lo sociocultural. Entre fines del siglo comprender estos acontecimientos. XX e inicios del XXI, tribus urbanas refiere a nuevas formas de Surgen dos herramientas conceptuales clave, contracultura y agregación y socialidad al interior y entre los grupos juveniles, subcultura juveniles, representando a la disidencia intelectual más efímeras, flexibles y sobre todo estéticas, que se estructuran norteamericana y a la Escuela de Birmingham, bases de lo que de manera significativa en emociones, afectividades, poniendo será, años después, la segunda mirada sobre lo juvenil, aquella en juego el sentido de pertenencia y solidaridad de los mismos que define a la juventud como una construcción sociocultural grupos a partir de la potencia de estar juntos. que cambia de forma y de contenido a través del tiempo y el La noción culturas juveniles refiere tanto al conjunto de expeespacio y permite acercarse y priorizar como ángulo de mira riencias sociales expresadas colectivamente por los jóvenes mediante un actor juvenil altamente complejo y diverso en sus prácticas y la construcción de estilos distintivos, localizados fundamentalpercepciones sobre la vida. mente en tiempos y/o espacios no En México, estas propuestas reinstitucionales, como a la aparición de cién tendrán eco en la década de microsociedades juveniles con grados El término banda 1980 cuando las bandas juveniles se significativos de autonomía respecto refiere a una convierten en objetos de indagación de las instituciones adultas que se doforma agregativa académica. Al calor del debate, que tan de tiempos y espacios específicos. pregunta por la condición juvenil de Prácticas y representaciones juvenijuvenil emergida éstas y anteriores formas agregativas les al ser leídas como metáforas del en contextos juveniles (como los movimientos jucambio social reintroducen múltiples urbano-populares veniles de los 60), se someterán a críreferentes (clase, género, generación, tica las nociones de Cultura Juvenil, etnia, local/global, urbano/rural) con entre fines de contracultura y subcultura. los que los jóvenes son construidos y los 70 y los años Desde entonces, la construcción del construyen sus mundos. 80. Es una forma campo de estudios sobre la juventud Con mayor o menor éxito, estas ha pasado por diversos momentos nociones posibilitan durante las úlde socialización teóricos y metodológicos, generaltimas dos décadas hacer audibles las paralela o mente producidos por la emergenvoces de segmentos juveniles margialternativa a cia de nuevos actores juveniles y de nados de la investigación social, renovedosas y heterogéneas formas de velar su heterogeneidad cultural, sus otras instituciones expresión colectivas e individuales, las múltiples referentes y su complejicon una función cuales han intentado ser comprendidad, reintroduciendo al joven como integradora hacia das culturalmente usando y/o creanagente creador en el diseño de la do nociones como banda, identidades, contemporaneidad mexicana. dentro y una culturas y tribus juveniles. Ellas no Hoy el asunto juvenil transita hacia impugnadora hacia sólo pertenecen a distintos dominios nuevos retos. Los estragos de décadas afuera. conceptuales; también se corresponde inserción del país en procesos de den con los diferentes momentos de globalización neoliberal, de quiebre la investigación social en torno a lo del modelo de desarrollo capitalista juvenil colectivo. El término banda refiere a una forma agregadel siglo XX, de transformaciones en las instituciones modernas tiva juvenil emergida en contextos urbano-populares entre fines (trabajo, escuela) que produjeron a los jóvenes y el ingreso del de los 70 y los años 80. Es una forma de socialización paralela narco y del crimen organizado en el tejido social, han producido o alternativa a otras instituciones con una función integradora mayor desigualdad, desinstitucionalización e ingreso en la inforhacia dentro y una impugnadora hacia afuera; y es también un malidad e ilegalidad económica y social en la población juvenil. grupo que crea un presente permanente y pospone la entrada La manera en que hagamos inteligible en el presente las tácticas del sujeto a la vida adulta. y estrategias individuales y colectivas que construyen los jóvenes En la década de los 90, identidades refiere a la puesta en escena para vivir su cotidianeidad desde sus heterogéneos y desiguales de diversas representaciones sociales emergidas en los espacios espacios sociales, aplacará algo de su/nuestra incertidumbre por juveniles que reclaman para sí formas de definirse autónomas el futuro.
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CULTURA JUVENIL Y CONTRACULTURA
/examen
¿No te hace feliz el saber que existes? Ignacio Arriola Haro, Diálogo de personajes
como › Contracultura fenómeno de
contestación social:
El problema de la generación Nini Juan Federico Arriola
Foto: Corbis.
Profesor Investigador del Departamento Académico de Derecho de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Columnista en el periódico El Financiero, de México, y del diario digital El Imparcial, de España. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo, en 1997, por Artículo de Fondo. Autor, entre otros libros, de La filosofía política en el pensamiento de Octavio Paz (2009)
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Urge una contracultura sobre todo de jóvenes que sepan protestar, imaginar, proponer, hacer, luchar, trabajar, educar y educarse. Mañana puede ser muy tarde.
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a contracultura es un término que no aparece frecuentemente en textos de sociología, no obstante que es completamente sociológico. La contracultura tiene una carga positiva de afirmación de lo que un grupo quiere ser y hacer frente a una cultura dominante autoritaria o peor aún corrupta. Pero también la contracultura puede derivar de un movimiento social crítico en un grupo criminal. El sociólogo mexicano Francisco Gomezjara dice que la “contracultura representa pautas y propuestas de comportamiento que se erigen como alternativa a los aspectos centrales de la cultura dominante de la sociedad” (Sociología, Porrúa, México, 2000, p. 437). Para mí, el movimiento contracultural más exitoso y puro fue el movimiento hippie en Estados Unidos, ya que un número importante de jóvenes de ese país se enfrentó a la “cultura beligerante” financiada por los factores reales de poder que fabrican todo tipo de armas convencionales y no convencionales. Este movimiento surgió en los años sesenta, tuvo un auge importante en los setenta —que coexistió con la guerra estúpida e ilegal en contra del pueblo de Vietnam que duró más de una década— y se apagó en los años ochenta víctima de un capitalismo que lo devora todo. La propuesta del movimiento contracultural hippie fue una verdadera antítesis hegeliana: acabar con la guerra y lograr la paz del mundo. Pero terminar con la industria armamentística norteamericana era una empresa difícil de lograr, una verdadera hazaña. El pacifismo se convirtió en una cultura social importante: Nixon se escapó de sus guardaespaldas y tuvo un breve encuentro frente a la estatua de Lincoln en Washington con jóvenes hippies que deseaban que acabara la guerra en Vietnam: mejor hagamos la paz y el amor y no la guerra. En México, la corrupción ya se hizo una cultura dominante de autoridades y grupos criminales. La sociedad mexicana está atrapada y en el seno de ella no hay un fenómeno contracultural fuerte y eficaz que cimbre las estructuras corruptoras. En nuestro país la violencia va en espiral. La guerra ha sido declarada sin cálculo político. Es una aberración jurídica y un desatino político: en vez de invertir más en desarrollo para la educación y la generación de empleos, el gobierno federal apuesta por la militarización y el gasto exacerbado en seguridad pública. En vez de cortar la fortaleza económica que tiene la criminalidad organizada en el lavado de dinero, el gobierno federal apuesta por contestar la violencia en ciudades y campos mexicanos. Como no hay una contracultura fuerte que ponga contra la pared al Estado mexicano y más concretamente a las autoridades asociadas con los criminales, muchos jóvenes mexicanos sin empleo formal y sin oportunidades de estudios son reclutados por cárteles del narcotráfico a bajo costo. La mano de obra criminal también es barata.
Esta generación es conocida como la generación Nini, porque ni estudia ni trabaja. Su no productividad se traduce en mayor violencia, mayor caos, en detrimento del Estado de Derecho, de la democracia y los derechos humanos. La generación Nini está lejos de ser una propuesta contracultural, al contrario ha sido absorbida en la industria de la criminalidad y el oficio demagógico que supone que a balazos se resuelve un problema generado hace más de treinta años. La tremenda desigualdad social no propicia una contracultura propositiva para terminar con la violencia, disminuir la criminalidad organizada y hacer una verdadera reforma educativa sin agentes nocivos que impiden el desarrollo del país. Si bien es cierto que miembros prominentes de la alta sociedad mexicana, a raíz de sufrir verdaderas tragedias familiares de secuestro, extorsión y homicidio, han propuesto a través de la formación de entidades particulares cambiar la dinámica violenta de México, desafortunadamente no ha sido suficiente. Seguimos con la conciencia anestesiada. La contracultura puede ser criminal si cae en la desesperación de derrotar a la poderosa máquina cultural dominante que no cede espacios. Vivimos un momento especialmente crítico: no hemos recuperado la calle, que la delincuencia organizada nos ha arrebatado, hay déficit cada año en generación de empleos, hay seis millones de pobres más en este sexenio (Felipe Calderón dixit), más cadenas de producción rotas por la emigración de proveedores y empresarios en varias regiones del país. México necesita una contracultura inteligente, eficaz y valiente que desafíe a los policías, presidentes municipales y gobernadores que han pactado con los criminales y que se han vendido a los peores intereses. Los periodistas que con valor han señalado la sociedad criminal entre algunas autoridades y hampones han acabado asesinados o desaparecidos. Si no hay libertad de expresión no hay democracia. Tenemos una democracia emboscada. Pintar graffitti no es suficiente, necesitamos alzar más las voces: callar es peor que “hablar mal de México”. Estoy convencido de que la corrupción es la cultura dominante. El derecho no es valorado por gente de diversos sectores, más aún por los poderosos. Luego entonces, la contracultura debe ser cívica. Gandhi es un excelente ejemplo. Me gustaría ver un retrato de ese gran personaje hindú y espero no volver a ver un retrato de Stalin que figuró en el zócalo de la ciudad de México después de una protesta postelectoral de una izquierda sin imaginación y sin dignidad. La derecha en México quizá está peor. Urge una contracultura sobre todo de jóvenes que sepan protestar, imaginar, proponer, hacer, luchar, trabajar, educar y educarse. Mañana puede ser muy tarde.
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›El fuego,
la hierba y la rosa negra
Notas para una semántica de la “contracultura” Ilán Semo
Historiador y analista político. Académico del Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Coordinador del libro La memoria dividida (México, Fractal, 2006)
En el principio fue el statement. Toda cultura se disocia en dos niveles. En la superficie, las teorías, los discursos, la opinión pública, la diseminación de las imágenes, la retórica, los rituales, la labor de “explicar” por qué es como es, por qué podría ser de otra manera; la esfera del vuelo. Al mismo tiempo, en su subsuelo, ahí donde la experiencia no es más que experiencia desnuda, esa apretada red de gestos, axiomas, definiciones, automatismos, hábitos, juicios que codifican sus órdenes invisibles, digamos, impenetrables. Foucault llamó a ese subsuelo mudo (y decisivo) el orden de la “mirada codificada”; Deleuze, el plano de la inmanencia: ahí donde una cultura se vuelve ciega ante sí misma. Sólo hacia el final de su vida, en un ciclo de conferencias que apareció recientemente bajo el título de La vida de los hombres anormales, Foucault se pregunta no por las capas y las superficies de la cultura, sino por su an-geo-grafía: por la forma de la frontera interna y externa que fija los límites de aquello que resulta codificable o no desde su “mirada interna”. Es decir, la distinción entre todo lo que puede pertenecer a ella, y lo que ya ha dejado de pertenecer; ese espacio, amorfo, móvil y líquido que media entre la periferia interna y la externa de lo que una cultura puede tramitar a través de sus códigos. El mismo espacio, que no es otro más que el espacio de la experiencia, y que está demarcado no por el exterior de esa periferia, no por el otro absoluto —digamos, el extranjero—, sino por un otro interno el
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Nosotros: el otro
anormal— que la define, desde su “espejo interior” —una suerte de ello social— como un extraño, un estado de anomalía del sí mismo. Un “yo” que habita nuestro propio yo en calidad de un ser extraño, que no deja de ser nosotros mismos. Ahí donde una cultura se encuentra ante la amenaza de la extrañeza de sí misma, de la posible pérdida del poder de su normalidad, posibilidad sin la cual no podría ni siquiera existir. Y fue acaso la movilización (incluso la personificación) moral, cultural, anímica y política (a lo largo del siglo XX) de ese “otro en nosotros”, que nos mira bajo la incautación de la promesa de normalidad, que permite delatar a esa promesa como un fin imposible, ominoso incluso, la que desde los años sesenta impregna no el concepto sino el precepto de “contracultura”.
El término de contracultura lleva en sí la huella de la apología de una diáspora: un “esquina bajan”, el estado individual de excepción como forma de vida: la ironía convertida en otra forma del espectáculo.
Los axiomas inversos del deseo
El término de contracultura lleva en sí la huella de la apología de una diáspora: un “esquina bajan”, el estado individual de excepción como forma de vida: la ironía convertida en otra forma del espectáculo. Digamos que es esa “otra cultura” que convierte a la distancia y a la aporía en la condición límite de ese sistema de contención, de normas predecibles de conducta, de imposiciones e imposturas sobre el cuerpo, el lenguaje y las costumbres que llamamos “cultura”. La contracultura, más que oponerse a este sistema, le infringe un daño, lo “abolla”, lo desaxiomatiza, lo banaliza. Por esto sólo puede ser entendida a partir de una peculiar teoría del deseo, la del deseo concebido como la pulsión maquínica de un sistema:
la pulsión de confirmar que todo aquello que llamamos “cultura” no es más que un mapa de axiomas y códigos que fijan de antemano las posibilidades de no dar otro sentido al sentido más que el de la rehabilitar y reparar permanentemente el sistema que sostiene a esa cartografía. Ese cometido moderno, cuyo mandato es mantener al deseo permanentemente insatisfecho. La contracultura parte de un simple pero poderoso gag: el extraño en el sistema no somos nosotros, sino el sistema en nosotros. Un gag que le permite renovarse interminablemente para fijar el testimonio de esa extrañeza. Por esto, desde sus orígenes en los años treinta, es decir, con el nacimiento de la sociedad de masas, de la sociedad de la cinta sin fin (en la producción), de la cinta
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(también sin fin) del consumo que nos consume para volver a consumir, su (a)signatura reside no tanto en refutar los “valores” que hacen posible la reproducción sin cesar de esa ilusión, desilusión, sino que reside en invertirlos, en despoblarlos, en escenificar la posibilidad de deshabitarlos. En el siglo XX hay tres momentos discernibles en los que aparece como un síntoma y como el centro de una escena, como discurso y como multiplicidad de variaciones que fijan el límite, y sobre todo, como el sinónimo de la subversión no del orden, sino de la “vida” tal y como la define el orden. La desmovilización del tiempo. ¿Cómo entender al surrealismo de los años 20 y 30 si no como un movimiento de orden geológico? Un movimiento que buscaba trasladar la posibilidad de la producción del sentido de la esfera del tiempo a la del espacio; trasladarla de la reedición sin fin del horizonte de expectativas a hurgar en las capas y subcapas de la “realidad”, de la fascinación por la utopía a la distensión de las heterotopías, del mundo de la ficción de lo real a lo real de la ficción del sueño. Son los mismos años en que Heidegger escribe Ser y tiempo, y la contracultura surrealista describe, pinta y pone en escena esa labor minera de destrabar en las capas de la “realidad” todo lo que hace de lo real un simple simulacro. Y de alguna manera, la disyunción surrea-
los que se les llama en un inicio misfits (fuera de lugar, sin lugar) proceden de manera similar. Su territorio no es, como el de los existencialistas, el pensamiento, sino el performance, la situación —el situacionismo incluso— la invención de otros modos del ser: el cuerpo convertido en un laboratorio del desacuerdo. El primero de estos desacuerdos es la ruptura de las fantasmagorías que sostienen a la homologación de dos sintagmas irreconciliables: el desdén por la relación entre “el amor” y el “sexo”. Los hippies enfrentan la popularidad de masas que ha conseguido el “hedonismo” convertido en oferta de fin de semana con el asedio al sistema que habilita esa conjunción. Todo parece tan sencillo, tan “inocente”, pero en sus capas adentro acontece un pequeño y gran cataclismo. Acaso el asedio a lo que Deleuze llamará “el sistema edípico” Si alguien es la víctima de la contracultura de los 60, no hay duda de que se trata del “sujeto freudiano”. Una segunda víctima es, acaso, la espiritualidad de la guerra: lo más radical ahí donde la guerra es la signatura de la culpa, la versión estadounidense de la guerra, es oponerle en calidad de ironía la inversión del sintagma de la espiritualidad de Occidente. Para el imperio el pacifismo no es una consigna, es algo mucho más indescifrable, es la indigestión.
La contracultura de los 90 —darks, oms, siders, por mencionar sus más evidentes antípodas— invierte los términos de sus abuelos de los 60. lista escribe, sin nunca redactarlo, otro texto intuitivo cuyo título podría llamarse “ser y espacio”. La relación entre el existencialismo de la posguerra, y sus antecedentes surrealistas, no es fortuita. Ambos se proponen lidiar con y contra la sombra de Clío, que es la gran diosa de la modernidad, pero lo hacen desde el lugar de la vanguardia. Acaso, y por esto, son movimientos tan sólo protoanticulturales: se ven a sí mismos legislando sobre (o por encima) de los saberes que quisieran ver propiciando el incendio. La domiciliación del cuerpo. La contracultura de los 60 —beatniks, hippies, ops— se despliega, en cierta manera, en sentido opuesto. Simplemente sucede invirtiendo los mapas del orden. On the road de Kerouac quiere trazar un mapa con su propia errancia, no ceñirse a la geografía de los que ya le esperan. Los primeros síntomas de los hippies, a
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La inversión de la forma. La contracultura de los 90 —darks, oms, siders, por mencionar sus más evidentes antípodas— invierte los términos de sus abuelos de los 60: son la lluvia de las incrustaciones, la sombra presencia de una periferia que periferiza a la periferia, que abate su carácter transitorio. Son el síntoma no de un estado de excepción, sino de un régimen de oclusión, una garantía permanente de que la periferia es un modus operandi. Un modus que deshabilita, como flores negras en el asfalto, como un negro sobre negro, un duelo sobre el duelo, la maquínica tendencia a suprimir (y reprimir) la multiplicidad en el Uno, la diversidad en el consenso. Son el grato e histriónico testimonio de algo que resiste.
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›De la Onda al Crack y el futuro de la literatura mexicana
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os argumentos con que hoy explicamos la reciente epidemia internacional de grupos literarios de ruptura y renovación hacia finales del siglo XX son irónicamente los mismos que otrora se esgrimieron para desahuciar a la generación en la que surgen. Definidos inicialmente en términos de incógnita (en el mejor de los casos) o de franca desesperanza (en la mayoría), quienes nacimos en la borrascosa década de los sesenta parecíamos irremisiblemente destinados a la inacción, la frivolidad mediática, el facilismo cultural, el individualismo a ultranza, la indiferencia ideológica y, en fin, la asunción de que en la heterogeneidad se vale todo y, por lo tanto, nada vale. No es menor dicho estigma de la desesperanza en América Latina. Antes se diría que la indiferencia se acentúa en nuestros lares como corresponde a todo planteamiento crítico en aquellas partes del mundo donde la crisis es ley. Quienes vivimos adolescencias latinoamericanas entre Bahía de Cochinos y la revolución sandinista, quienes éramos unos niños cuando José Agustín y Parménides García Saldaña publicaban sus obras rebeldes y juvenilistas, tenemos como pocos el derecho a la suspicacia. Entre los latinoamericanos que llegaríamos a la madurez en la década de los noventa, la pesimista Mafalda, que se da cuenta y se queja de todo, desplaza finalmente al ingenuo Charlie Brown, que no se entera de nada. También nacimos en los sesenta los mexicanos que hace quince años quisimos describir nuestra generación como la Generación Fría o la Generación sin Contienda, o quienes participamos en prematuras antologías generacionales con títulos tan explícitos como Dispersión multitudinaria o Con la X en la frente. Nuestros mayores habían tenido una contienda, habían asistido a la revolución sexual y a la emergencia de los Beatles. Muchos habían participado en los movimientos estudiantiles, habían leído novelas por primera vez
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Ignacio Padilla
Narrador y ensayista. Figura destacada de la generación literaria denominada del Crack. Egresado y profesor de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Autor de una extensa obra que ha merecido múltiples premios nacionales e internacionales. Premio Primavera de Novela 2000, en España, por Amphitryon, y Premio Iberoamericano de Ensayo Debate-Casa de América 2010, por La isla de las tribus perdidas. Sus libros más recientes son El androide y las quimeras (Páginas de Espuma, Madrid, 2008) y La vida íntima de los encendedores: Animismo en la sociedad ultramoderna (Páginas de Espuma, Madrid, 2009)
vinculadas con el rock como bandera, habían tenido una contienda y habían pagado un alto precio por ello. Nosotros, en cambio, teníamos que aprender varias lecciones: la literatura comprometida no servía, la literatura juvenilista no trascendía, y el ideal revolucionario se había ahogado en su propia sangre. Transmigrados al cable aislante de nuestros walk-men, adalides de la idea de que somos protagonistas del Fin de Todo, cantamos a una el Himno a la Alegría frente a la Puerta de Brandeburgo más como un responso al final del Valiente Mundo Nuevo que como la festiva aceptación del principio de nuestra segunda oportunidad sobre la tierra. Ocurrió, sin embargo, que en los años noventa estos vaticinios comenzaron a disiparse de manera dramática y por las vías menos esperadas. De la noche a la mañana, la premura con que fuimos estigmatizados con el sello del escepticismo derivó también en una precoz fatiga ante la X que nos fue tatuada en la década de los ochenta. Si bien es cierto que la resaca del triunfo del neoliberalismo no es menos agobiante que la melancolía heredada de nuestros mayores, también es verdad que el desarrollo de nuestra consciencia en el mundo nos empujó de pronto a reconocer que nadie, sobre todo un artista en ciernes, puede estacionarse en la inacción o el escepticismo y aún así pretender seguir existiendo, no digamos creando. Los primeros resultados de esta experimentación noventera para encontrar lo inmarcesible en el universo de la desesperanza pueden ubicarse en la participación de los jóvenes en acontecimientos en apariencia tan distantes como la democratización de América Latina o la ingenua pero innegable emergencia de debates mundiales en torno a la ecología, los derechos de las minorías, los alcances éticos de la ciencia, la globalización, el rechazo a la beligerancia de las naciones neoliberales y la fuerza transformadora de la sociedad civil. En el arte, estas señales son aún más irregulares, si cabe, pero no
reformar una realidad que nos excedía, los artistas adolescentes de los años ochenta habíamos hallado refugio para nuestro ímpetu transformador en el campo de la ficción. Desahuciados para la vida, hallamos en la novela una forma alternativa y propositiva de existencia. Lectores voraces y precoces, los futuros escritores del siglo XXI alternamos nuestras horas de televisión con la lectura de clásicos y modernos. Habituados a la convivencia con los medios masivos de comunicación, aprendimos que la literatura no puede estar al margen de la tecnología, pero entendimos también que, ante la volatilidad mediática, la literatura tiene el don de fomentar la permanencia. Frente al fracaso parricida de nuestros hermanos mayores, asumimos que nada hay más revolucionario que la tradición, y que el rompimiento nunca puede ser absoluto, sino que la innovación prevalece sólo si reconoce las bondades de lo antiguo como piedra de toque del rejuvenecimiento de lo contemporáneo. A diferencia de los movimientos vanguardistas de la primera mitad del siglo XX, los diversos grupos literarios que surgen después de 1989 parten del principio de que el cambio no sirve por el cambio mismo. La renovación a ultranza, el desfase total e impetuoso de lo precedente es, al menos en las artes, una actitud suicida. Para estos grupos y estos autores, romper es sobre todo recapitular, limpiar, señalar aquello que consideran desviaciones y devaluacio-
La historia misma del Crack mexicano, su efecto, su recibimiento, su autocrítica y, sobre todo, sus perspectivas, no son muy distintas de las que hoy caracterizan a los grupos literarios que surgieron paralelamente a él.
José Agustín. Fotografía de Rogelio Cuéllar.
hay duda de que entre ellas se cuenta la proliferación de grupos de nuevos o novísimos escritores que, en todas las latitudes y desde todos los flancos de la estética literaria, comenzaron a promover de pronto, y a veces simultáneamente, una ruptura con el anquilosado statu quo de las literaturas que fueron escritas y leídas en los últimos treinta años del siglo XX. Por contraste con nuestros antecesores, hicimos de la literatura nuestra principal contienda. Continuidad y ruptura, tradición y renovación, transitoriedad y permanencia son sólo algunas de las síntesis paradójicas que marcan los planteamientos, obras y pronunciamientos de los grupos de escritores nacidos en los sesenta que surgen inesperadamente en el último lustro del siglo XX. El mensaje de estas voces dispersas no podía ser más claro: ante la supuesta y castrante ineptitud que se nos imponía para creer en nuestra posibilidad de controlar o
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Alberto Fuguet.
Jorge Volpi. Fotografía de Rogelio Cuéllar.
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nes de valores estéticos precedentes que sin embargo tienen aún absoluta vigencia. No es ajena América Latina a esta corriente renovadora. Acaso el ejemplo más sonado de ello sea McOndo, antología de cuentos de diversos autores latinoamericanos publicada en 1996 bajo la coordinación del chileno Alberto Fuguet. Como los New Puritans, también McOndo venía acompañada de un prólogo lapidario que ponía en evidencia los mitos y engaños del realismo mágico, la literatura política y la narrativa juvenilista en aras de una literatura más digna, más ambiciosa y más acorde con las frescas perspectivas que el nuevo siglo pedía a la literatura. Los cuentos, claro está, eran tan diversos como los autores antologados, pero en todos ellos, de
ni qué decir tiene, participa a su manera en esta corriente sin que en ella hayan faltado el humor, la contradicción, la irreverencia, la ambición o la necesaria vuelta a las grandes tradiciones que marcan a sus congéneres latinoamericanos o mundiales. Por lo mismo, la historia misma del Crack mexicano, su efecto, su recibimiento, su autocrítica y, sobre todo, sus perspectivas, no son muy distintas de las que hoy caracterizan a los grupos literarios que surgieron paralelamente a él.
Frente al fracaso parricida de nuestros hermanos mayores, asumimos que nada hay más revolucionario que la tradición, y que el rompimiento nunca puede ser absoluto. manera explícita o implícita, se pugnaba por una recapitulación del quehacer literario donde no cupiesen los espejismos de la literatura bananera. De manera similar, aunque menos consciente o enfática, los novelistas colombianos de los noventa comienzan su exorcismo de los fantasmas marquecianos y emprenden un singular frente novelístico donde la realidad finisecular colombiana vuelve a ser tratada sin menosprecio de la complejidad lingüística o estructural que el propio García Márquez propuso sin que ninguno de sus muchos epígonos la hubiese retomado hasta entonces. El Crack,
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Antes he indicado que los autores nacidos en los sesenta nos refugiamos en la literatura cuando, invitados al escepticismo, descubrimos que nadie puede subsistir en el desencanto absoluto. Parejamente, ahora cabría decir que el flujo mismo de la historia en los últimos años ha comenzado a decirnos que, para llevar cualquier propuesta literaria hasta sus últimas consecuencias, no es posible existir sólo en el ámbito de la literatura. Cada uno de los grupos o movimientos que he citado —y muchos más— partieron de una esfera fundamental y a veces exclusivamente literaria. Fuera de las ideologías, al margen de los planteamientos y exigencias de cualquier realidad que no afectase directamente al mundo de la ficción, estas propuestas tuvieron como plataforma una renovación libresca que, sin embargo, demostró muy pronto que tenía por fuerza que trascender precisamente lo libresco. Asistidos por la fuerza y la imaginación perturbadora de los medios, y apoyados acaso en borrascas editoriales que permitieron a todas estas voces sobresalir en el necesario reacomodo de los grupos generacionales, los autores que se pronunciaron colectivamente en la década de los noventa no han tardado en descubrir que el énfasis de cualquier propuesta artística es efectivo para la renovación siempre y cuando se le complemente con matices y se le vincule con la realidad. Todo pronunciamiento grupal debe por fuerza equilibrar su estridencia inicial si no desea que la medios de comunicación, la crítica o la industria los reinventen a placer. En los últimos años, la autocrítica, las abdicaciones y los matices entre estos grupos se han vuelto tan necesarios para la permanencia de sus propuestas como las propuestas mismas lo fueron en su oportunidad. Así, a la pasión de los jóvenes que celebraron la caída del Muro de Berlín —similar a la que caracterizó los planteamientos de los grupos de renovación literaria hacia el fin de siglo— se ha ido imponiendo la urgencia de un pensamiento más mesurado, una actividad social y literaria más madura que sin embargo no niegue la validez de las propuestas originales. Desde luego, poco han podido todas las aclaraciones, abjuraciones y cambios de rumbo contra la canonización apresurada que los medios de comunicación y la crítica han hecho de todos estos grupos y de sus ideas, auténticas o presuntas. Excedidos por la fuerza mediática que inicialmente les impulsó, los autores que participamos en estos movimientos —y aquellos que, sin desearlo, fueron vinculados con sus propuestas— hemos comenzado a comprender que no está en nuestras manos contener la bola de nieve que necesariamente echamos a rodar hace casi diez años. Bien que mal, se ha dicho lo que debía decirse, y ahora ya son otros los actores, mecanismos y filtros los que eventualmente podrán poner, con la perspectiva y el rigor necesarios, los puntos sobre las íes de todas estos movimientos. Nuevos autores, más aislados, más intimistas, pero no poco podridos también en literatura, vienen ahora a recoger la estafeta de lo que fue sembrado en los noventa.
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›De Marcuse y la
Onda a La rosa de Guadalupe Una radiografía de la contracultura, hoy José del Bosque Joch
Estudiante de la carrera de Comunicación en la UIA y coeditor de 8-80, Semanario de los alumnos de la Universidad Iberoamericana. Ha trabajado como guionista de televisión para Cadena Tres. Colabora con medios impresos en el norte del país y actualmente escribe crónicas para un proyecto de la Federación Mexicana de Futbol
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uando los jóvenes gringos colgaban pósters del Che y de Spider Man en sus dormitorios, Woodstock era campo fértil. Cuando Dany el Rojo esquivaba gendarmes con su megáfono en ristre, la poesía chorreaba por las calles de París. Cuando el regente de fierro Uruchurtu perseguía greñudos-sinrasurar, México no conocía al Batallón Olimpia. El romanticismo sesentero de esas imágenes es un archivo de etiquetas. Para hacer contracultura, hoy no aplica aferrarse a las barbas de Marx. Arriesgado, a finales de los setenta, Joaquín Sabina escribió: “Si ahora encuentro a aquel amigo, leo en el fondo de sus ojos que ya se secaron las flores de 1968”. Hay dos territorios históricos, con literaturas distintas. A unos les tocó la Escuela de Frankfurt con El hombre unidimensional de Marcuse y esa vértebra contestataria que representa un manual de subversión. En los albores del siglo XXI es precipitado encajonar marcos teóricos. Hay una masa gelatinosa de pensamiento en ebullición. Aunque por ahí destacan las tribus de Michel Maffesoli, que apuntan a un movimiento contracultural de tirada primitiva. Es decir, la contracultura de hoy como la cultura “de antes”. El legado de la bohemia, la generación Beat, el jipismo y la
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protesta antibélica son románticas manifestaciones y medulares despliegues culturales. El caso es que hoy, navegando sin brújula en el caldo posmoderno, esa dulce insurrección es material mercantil y de cliché que el hipster contemporáneo ha adoptado. La sustancia iconoclasta se disfraza y es complejo hallarla. Hoy, el Gran Rechazo del que hablaba Marcuse está enmascarado. La idea es negarlo todo. Como ya no hay un aparato ideológico que lance cosas como: “los refugios contra bombas pueden ser acogedores”, la idea es sacarle la lengua a cualquier elucubración gubernamental. Los grandes iconos de la turbulencia romántica ya están vacunados: el artista es un tipo New Age, la prostituta es material tóxico, el proscrito busca otra ciudadanía, el poeta rebelde es engullido por la crítica y el genio loco está apaciguado con ansiolíticos. Pero la contracultura en tiempos de narcos y calentamiento global sí tiene un nicho. Si se desempolva un episodio del mayo parisino de 1968, Michel de Certeau rescata una anéc-
El romanticismo sesentero de esas imรกgenes es un archivo de etiquetas. Para hacer contracultura, hoy no aplica aferrarse a las barbas de Marx. Ibero 19
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En tiempos de densas contaminaciones mediáticas, los habitantes de la Aldea Global levantan un puño cibercontracultural. dota bien conocida. Un reportero le preguntó su opinión del movimiento a una elevadorista. Ella respondió: “No sé qué decir, yo no tengo cultura”. Luego, un tercero agregó: “No digas eso, el conocimiento terminó. La cultura de hoy consiste en hablar”. Yace ahí “la toma de la palabra”. Los blogs y YouTube se han convertido en recipientes de información sin filtros institucionales. El tema user enhaced es un síntoma contracultural donde el usuario común dota de contenidos flotantes a la red.Ya no hay una diferencia entre el emisor y el receptor. El masivo potaje de bits juega con opiniones tan diversas que Internet es un Leviatán incontrolable y articulado por rostros anónimos. Ante la planetaria repulsión por las instituciones gigantes, el internauta hilvana contenidos que carecen de maquillaje corporativo. Sin polvo ni colorete, el humor, por ejemplo, ha dado un salto cuántico a la realidad: ir de pastelazos prefabricados a “el Canaca”. En tiempos de densas contaminaciones mediáticas, los habitantes de la Aldea Global levantan un puño cibercontracultural. Furio Colombo, un escritor y periodista italiano, dijo alguna vez que los medios tenían grandes obstáculos, como son la fuerza del poder y la censura. Con la información emergente, hoy un ejército de distintos puntos de fuga críticos es capaz de lanzar férreas ofensivas hacia el sistema. Lo cyberpunk ha sabido derretir el hierro de una Margaret Thatcher virtual. Toca reparar en que la actual efervescencia contracultural quizá ya no yace en la reinvención de símbolos sesenteros. Bob Dylan, uno de los grandes masters contraculturales de la vieja escuela, se asfixió con tanta etiqueta que le atiborró su audiencia. Por eso ha mudado de piel tantas veces. En su última visita a México, se plantó taciturno con la vista baja e hizo lo que sabe hacer y ya, mientras muchos esperaban la innecesaria nostalgia de The Times they are a-Changin. Toda la vigencia que exista en el Working Class Hero que propuso John Lennon, puede ser tomada como pilar, mas no como panfleto ortodoxo.Y si se toma en cuenta el convulsivo ensayo de José Enrique Rodó, ante la seductora globalización, toca ver hasta dónde se sabe ser Ariel y cuándo Calibán. En las topografías musicales, es un hecho que la re-
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/examen presión no es la misma. Ahí viene la plaga es un fascinante retrato impreso que va de los años cincuenta a los setenta. Ahí, la Onda de José Agustín, Gerardo Pardo y José Buil navega en 31 historias que van desde rebeldes sin causa y “Cuba is yanquis on”, hasta “ancianos” de 38 años que preguntan por un disco de Grateful Dead. La cosa es que en un diálogo de ese libro, refiriéndose al rock, un sacerdote dice: “Esta música es del demonio, de afeminados. Fue inventada por los comunistas y los liberales y ateos. Exacerba las bajas pasiones, desenfrena las débiles mentes juveniles”. El rocanrol como banda sonora de la estética revolucionaria fue y es un potente tentáculo contracultural pero, en estos días, a veces cabe comparar el aura del proto-roquero con el “niño bien” que juega a ser rockstar. El mundo cambió mucho en 50 años. Si se habla de Cuba o Corea del Norte, resulta paradójico que lo comunista ahora sea represivo. En ese mismo mundo, la contracultura se puede vender a sí misma. En contra de las etiquetas, el statu quo y lo leadershit (o mierda del líder emprendedor) están muchos. El mercado lo sabe y por eso ya se forjan productos en serie cuyo target es “el que se quiso salir”. El hip hop nació como una abrasiva manifestación contracultural y hoy se pierde en la estética exagerada del diamante y el carro “pimpeado”, para derivar en infames reguetones. Tampoco los Beatles se salvan y el sacaroso musical de Across the Universe es una mezcla viscosa de revoluciones banalizadas. En este mercado, el “consumidor diferente” también sucumbe ante el coyoacanismo con la ropa de manta y la estética indígena cool. De igual forma, con el frezapatismo, la figura del guerrillerocaballero andante se reduce a “pensar bien bonito”. En su clavado a la posmodernidad, Michel Maffesoli expone esa vuelta a lo arcaico (pero con internet) que son las tribus. Se dice que la generación vendió su alma por un plato de lentejas. Que vive más o menos consciente, amargada, triste e infecunda. La organización tribal es un fenómeno social de donde manan fuertes dosis de primitivismo y contracultura. De los cósmicos raves a ese conglomerado trashumante que son (o fueron) los emos, se despliega la contracultura del siglo XXI. Lo único malo es cuando la televisión busca dar su versión. Con La rosa de Guadalupe, Televisa da lecciones de una hora sobre contracultura a las mamás. Ahí, emos, darketos y punks se meten en problemas y, con lenguaje de “chavos”, se encomiendan a “la morenita del Tepeyac”. Con la fuerza del deus ex machina, ella llega y resuelve todo. Los papás quedan satisfechos y la cuestión emo fue sólo un desliz efímero de sus hijos. Entonces, ¿habrá un territorio de la contracultura actual? Todo apunta a la red de redes. Esa capacidad de lanzar mensajes sin censura se ha convertido en la firma de una generación. El espectador y el internauta pueden trazar su agenda de consumo a través las geografías del ciberespacio con una libertad de tránsito en potente crecimiento. Contenido incendiario, información cruda y opiniones insurrectas están en gestación. La “toma de la palabra” inicia en un teclado.
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/mirador
›Arte y rebeldía Mónica Mayer
Artista conceptual, investigadora y crítica de arte. Junto con Víctor Lerma dirige el proyecto independiente Pinto mi Raya
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Página opuesta: Esto está pasando sin tu permiso, Bertha Gío. Obra in situ. Curaduría: Débora Carnevali, Omar Góngora y Joaquín Peón. La Periferia, 2009. Abajo: NK603: Acción para Performer & E-Maíz, Violeta Luna. Performance. La Periferia, 2009. Fotografías de Omar Góngora, CDLD.
El país se está desmoronando: crisis económica, política y de seguridad. La violencia, la corrupción y la impunidad van ganando la batalla. El tejido social está cada vez más deshilachado y la cultura sobrevive sitiada por la indiferencia.
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mpecemos por marcar el contexto de este texto o, por lo menos, plantear cómo se ve la situación desde el punto de una artista cincuentona que cree que el arte es importante para la generación de conocimiento y sentido. En los setentas y ochenta, cuando me tocó que me tacharan de “joven”, la autoridad era fuerte y represora. En esa época aún creíamos en utopías.Vivíamos como en una familia tradicional y autoritaria. Bajo esas circunstancias era fácil rebelarse en contra de valores sociales rígidos y un sistema político tiránico. Desde el arte se denunciaban las opresiones políticas y la represión sexual del sistema patriarcal.Trabajábamos en grupos para impugnar un sistema individualista y usábamos formas efímeras, como performance e instalación, para oponernos a la mercantilización del arte. Hoy estamos terminando la primera década del nuevo milenio. Es el año del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución. Los fantasmas del pasado y los espectros del descontento actual se mezclan. El país se está desmoronando: crisis económica, política y de seguridad. La violencia, la corrupción y la impunidad van ganando la batalla. El tejido social está cada vez más deshilachado y la cultura sobrevive sitiada por la indiferencia. Ante esto, ¿el arte puede rebelarse? ¿Sirve de algo? ¿Los artistas jóvenes están respondiendo? ¿Puede hablarse de contracultura cuando lo que hace falta es cultura? Hoy es más complejo ser joven y rebelde. Siguiendo con la metáfora de la familia, yo diría que actualmente vivimos en la disfuncionalidad total, con padres que por un lado son demasiado permisivos y por otro violentos. Ante eso es difícil rebelarse porque o se cae en el cinismo o hay que asumir el papel del adulto. Aunque no lo crean, a pesar de esta visión dramática, soy optimista. Si bien muchos artistas jóvenes sólo están interesados en colocarse en el mercado, otros tantos trabajan con convicción, creando obras y/o proyectos que están intentando restaurar el tejido social. Por ejemplo, hay artistas que están supliendo el trabajo que deberían hacer las instituciones. Un ejemplo es La Periferia, en Mérida (http://www.galerialaperiferia.com/), que es un espacio independiente coordinado por Omar David Góngora Guzmán y Débora Carnevali Ramírez, egresados de la Escuela Superior de Artes de Yucatán. Al ver sus eventos y exposiciones de 2009 se nota su interés por
obra de corte político, entendido como aquel que busca cambiar su sociedad. Por ejemplo, Bertha Gio expuso Esto está pasando sin tu permiso sobre la misoginia y Violeta Luna realizó el performance NK603: Acción para performer & e-maíz sobre los transgénicos. Además de eventos y exposiciones, La Periferia tiene el Laboratorio Dzityá, un centro de documentación para registrar arte efímero como performance o instalación, que incluye mucho del arte joven actual y que es ignorado por la mayoría de las instituciones nacionales. Ellos entienden que conservar la memoria en una sociedad en la que el poder siempre se apropia de la historia es un acto de defensa personal.
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/mirador Abajo y página siguiente: Soy totalmente de hierro, Lorena Wolffer. (Colaboración con Martín L. Vargas y Mónica Martínez.) México, D. F., 2000. Fotografías de Martín L. Vargas. Página siguiente, derecha: Mapa de recuperación, Lorena Wolffer. Experimentica 09, Chapter, Cardiff, Gales, Inglaterra, 2009; 9th OPEN International Performance Art Festival, Beijing, China, 2009. Fotografías de James Tyson y archivo de la artista. Abajo: Mientras dormíamos (el caso Juárez), Lorena Wolffer. Currency 2004, Nueva York, NY, EUA, 2004; ANTI Festival, Kuopio, Finlandia, 2003; Museo Universitario del Chopo, México D.F., México, 2002; Experimentica 02, Cardiff, Gales, 2002; Museo de la Ciudad, Querétaro, México, 2002. Audio de Rogelio Sosa. Fotografías de Martín L. Vargas.
Actualmente vivimos en la disfuncionalidad total, con padres que por un lado son demasiado permisivos y por otro violentos. Ante eso es difícil rebelarse porque o se cae en el cinismo o hay que asumir el papel del adulto.
Otro ejemplo es el Museo de Arte Contemporáneo de Chiapas (http://www.macchiapas.org/), una iniciativa promovida por un grupo de artistas de Tuxtla Gutiérrez que se han dado a la tarea de inventar esta institución. Llenos del optimismo que da construir, han echado a andar una iniciativa que por ahora sólo existe en el plano virtual. Por lo pronto están convocando a todo mundo a difundir el proyecto y a sumarse a la lista de firmantes que lo apoyan, escribiendo los motivos por los que lo consideran valioso. Las respuestas son variadas, pero me gustó la de Gelda Yanet Navarro Pérez: “El arte nos sensibiliza, nos permite compartirnos humanamente, nos da la certeza de que vale la pena existir”. También hay artistas cuya obra cuestiona las estructuras existentes. Me centraré en tres performanceras que trabajan en torno a la violencia hacia las mujeres porque esa situación extrema ejemplifica el contexto del que hablo: cuando la autoridad no sólo no es la solución, sino que es parte del problema. Dos de ellas abordan el tema de las mujeres brutalmente asesinadas o
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desaparecidas en Ciudad Juárez y la tercera trabaja en la cárcel. Cada obra presenta una estrategia de rebeldía y contra-cultura diferente. Ellas son Lorena Wolffer (1971), Lorena Orozco Quiyono (1967) y Lorena Méndez (1971), quienes desde el inicio de sus carreras han abordado temas sobre derechos humanos y cuestiones de género. Lorena Wolffer (http://www.lorenawolffer.net/) es ampliamente conocida por sus propuestas de arte público incluyendo su contracampaña Soy totalmente de hierro. En 2002, realizó el performance Mientras dormíamos (el caso Juárez), cuyo objetivo era denunciar estos crímenes. La imagen que recibía al público era la artista acostada sobre una camilla de morgue. Al poco tiempo empezó una grabación que enumeraba los casos de las mujeres asesinadas por desconocidos o familiares. Los datos incluían nombre, edad, color de cabello, ropa usada, las formas en las que las agredieron y a veces datos de sus victimarios. Dolía escuchar. Durante este tiempo, Lorena se sentó, se bajó pantalones y calzones, se alzó la camiseta y trazó sobre su cuerpo las heridas
infringidas a estas mujeres.Wolffer presentó esta pieza en México, Estados Unidos y Europa, ayudando a visibilizar internacionalmente el problema para presionar al gobierno. El eje central del trabajo de Lorena Orozco Quiyono es el ser humano, sus conflictos y su capacidad de transformación. Entre sus temas recurrentes están las fronteras y el prejuicio, el diálogo y el encuentro, lo que le ha permitido entender que la violencia no sólo la sufren quienes la padecen directamente, sino que salpica a su alrededor creando un miedo que algunos saben aprovechar en su propio beneficio. Durante el Segundo Encuentro Internacional de Performance, Performagia, que se llevó a cabo en Ciudad Juárez en 2004, Lorena Orozco presentó su pieza Las vivas de Juárez. La obra consistió en entrevistar a cincuenta muje-
res sobre su experiencia como habitantes de este lugar. Grabó las conversaciones y les tomó una fotografía. Después se fue al puente entre México y Estados Unidos, como para resaltar que este es un problema complejo que toca muchas fronteras, colocó dos sillas y la larga hilera de fotos en el suelo. Invitó al público a sentarse a escuchar las grabaciones teniendo de frente a una silla vacía para referirse a las mujeres a las que no podemos o las que no queremos escuchar. Lorena Méndez no habla directamente de las mujeres asesinadas, ni siquiera de la violencia, pero se mete a la boca del lobo a tratar de desarticular un problema que, en el fondo es de educación. Méndez es parte del colectivo La Lleca que empezó a trabajar en 2004 en Santa Marta Acatitla realizando un proyecto de intervención artística y acompañamiento.
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/mirador ¿El arte puede rebelarse? ¿Sirve de algo? ¿Los artistas jóvenes están respondiendo? ¿Puede hablarse de contracultura cuando lo que hace falta es cultura?
Lorena Orozco Quiyono. Intervención urbana. Las vivas de Juárez Performagia 2004. Puente fronterizo Santa Fe, Ciudad Juárez, Chihuahua. Izquierda: Concurso, Lorena Méndez. Performance. Colectivo La Lleca.
Para ellos, el arte no se limita a la representación y tampoco se queda solamente dentro del ámbito de lo artístico, por lo que simultáneamente puede ser arte, militancia y proceso educativo. Como parte del colectivo, Méndez realizó una acción que va más allá de la denuncia y la reflexión e interpela a la realidad. Impartió un taller para trabajar con los reclusos sobre sus ideas sobre la mujer y su relación con ellas. En el grupo seguramente había quienes estaban en la cárcel por violación o violencia intrafamiliar. A partir de esta labor conjunta y de los estereotipos
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sexuales que detectaron surgió la idea de Concurso, un performance en el que compararon quién tenía más vello en las axilas. Ella resultó triunfadora, rompiendo, por lo menos uno de los estereotipos que los presos compartían sobre las mujeres. Con suerte estos hombres también ganaron al aprender que pueden rebelarse contra las ideas que les han impuesto sobre las mujeres y sobre lo que “deben” de ser ellos mismos. Para concluir, y volviendo al tono del principio, los artistas están dando la batalla. Falta ver si la ganan.
TRIVIUM
/cuento
luna de miel en Acapulco
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l 25 de mayo de 1974 vivía de nuevo con Misterios. Nos habíamos casado muy jovencitos, ella de dieciséis y yo de dieciocho; pero después nos separamos, con divorcio y todo, sin imaginar que unos cuantos años después nos reencontraríamos y volveríamos a vivir juntos. Para celebrarlo, la invité a pasar una “segunda luna de miel” en Acapulco. Ella accedió encantada, porque es acapulqueña total: esbelta, cálida y sensual. Hasta terminar la prepa vivió en el puerto, cuyos modos de ser y su lenguaje conoce muy bien. Todavía habla aspirando la hache para que suene como jota (“hombre” es “jombre”), lo cual a veces también hace con las eses (y “pues” se vuelve “puej”). Por mi parte, he ido a Aca infinidad de veces, con mis papás desde pequeño y después con los cuates o las nenas en turno. Pero eso fue antes de Misterios, a quien, después de reencontrarla (de una vez hay que soltarlo), yo ya no dejaría perder y la seguiría por tierra y por mar. Ese día salimos a las ocho en mi Datsun. Tomé el volante y puse el disco de las vacas de Pink Floyd en el autoestéreo de ocho tracks que, junto a un voluminoso equipo cuadrafónico, me trajeron fayuquientamente de Los Ángeles. Había tránsito en buena parte de la ciudad y tardamos poco más de media hora para llegar de la colonia Roma a la caseta de la autopista a Cuernavaca. Pero a partir de ahí no hubo problemas y subimos, a buen paso, hasta Tres Marías, a más de tres mil metros de altura, la Inevitable Escala de las Quesadillas de los Viajeros Fritangueros, como nosotros, que ya con ese delicioso, aunque un tanto grasoso, combustible, pudimos seguir y admirar debidamente los bosques de pinos profusos, húmedos, del alto Ajusco. Pasamos, con el debido respeto, la temible curva llamada la Pera, y oyendo Ziggy Stardust de David Bowie bajamos a Cuernavaca, que eludimos vía el libramiento. Media hora más tarde, ya las once, estábamos en la caseta de Alpuyeca, esquivando a los vendedores de nieve de limón. Hicimos una escala “técnica” y entonces Misterios quiso manejar. No, mhija,
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Fotografía de Rogelio Cuéllar.
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José Agustín
Cuentista, novelista y ensayista. Entre sus obras más importantes destacan De perfil, Se está haciendo tarde, Ciudades desiertas, Dos horas de sol,Vida con mi viuda, Arma blanca, Cuentos completos, Tragicomedia mexicana y La contracultura en México. Uno de sus libros más recientes es Vuelo sobre las profundidades (Lumen, 2008)
afirmé, yo voy bien, además, si mal no recuerdo, eres medio cafre, nomás me vas a traer cardiaco todo el tiempo. Pero ella insistió e insistió, con todos sus encantos, así es que no resistí. Respiré con calma al verla manejar bien, segura, tranquila, ni rápido ni lento. Recorrimos las montañas, que en esa parte son más bien áridas pero de suaves pendientes y amplios valles. Al compás de It’s only rock’n roll, la Bella Misterios empezó a platicar. No sabía yo cómo le gustó que la invitara a Acapulco, of all places. Ya tenía dos años sin ir y lo extrañaba, pues para ella era lo máximo. En cierta forma, yo comprendía y compartía su fervor: el puerto sin duda era el sitio favorito de todo México, pero especialmente de los chilangos, ricos y pobres, que en semana santa se lanzaban al puerto a como diera lugar, aunque tuvieran que dormir en el célebre Hotel Camarena, o sea, en la arena de la playa. La gran bahía y sus alrededores, decía Misterios entusiasmada, contaban con playas para todos: desde las “de manso oleaje”, como Caleta, Hornitos o Puerto Marqués; las bravas, pero explorables, tipo la Condesa o el Revolcadero; o las de plano imposibles, Pie de la Cuesta por ejemplo, donde nadar era privilegio de muy pocos jinetes de las olas. En los años sesenta, agregó, Acapulco había cambiado notablemente; los grandes hoteles ya no eran el Club de Pesca, el Mirador o el Papagayo, sino el Presidente, el Hilton y el Villa Vera. Caleta dejó de ser la playa favorita y se puso de moda la Condesa. Había restaurantes de todo tipo, bares, clubes nocturnos y discotecas.Y la sempiterna zona, roja por supuesto, agregué yo, famosa por sus reventaderos El Burro y La Huerta. Algunos chavos de plano ahí se quedan y ni siquiera ven el mar, como en el cuento “En la playa”, de Parménides, precisé. Misterios sonrió. Bueno, pues Acapulco dejó de ser el de “agua y luz, casi nada; callejones llenos de cagada y un calor de la chingada”, y se había consolidado como gran paraíso turístico internacional, especialmente después de las Reseñas Cinematográficas, festival de festivales que reunía las películas premiadas en Cannes, Venecia,
Fotos: Cobis.
El aire se refrescó conforme nos acercábamos a Chilpancingo, o Chilpo, como le dicen los chilpos, me aclaró Misterios y se soltó a reír, muy contenta.
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Fotos: Cobis.
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Berlín o Hollywood, y convocaba a las grandes estrellas del cine con el correspondiente avispero de periodistas y paparazzi; en el aeropuerto el movimiento se había intensificado con los vuelos directos al extranjero, y por ese rumbo, Puerto Marqués, El Revolcadero, Playa Encantada y el otrora remoto Hotel Pierre Marqués, la lujosa cárcel de Howard Hughes, empezaba a tener compañía y después sería la zona “diamante”. Misterios me indicó el letrero Termina Morelos y entonces cantó: “Por los caminos del sur, vámonos para Guerrero.” ¡Vámonos!, cómo chingaos no, agregué. Pasamos la desviación a Taxco y llegamos a Iguala, pero no entramos en esa calurosísima y tamarindosa ciudad. Ahí se acababa la autopista de cuota y había que entrarle a la carretera de siempre, de una sola curveante y estrecha vía. Por suerte el tránsito, leve, nos dejó avanzar rápido durante un rato. Atravesamos el río Mezcala, que es el Balsas, y de pronto ya estábamos en la Cañada del Zopilote, una extensa desolación con colinas, un lecho reseco de río, muchas piedras y vegetación casi desértica. El calor aumentó notablemente y yo me maldije por viajar a esas horas: hubiera sido mejor salir a las seis de la mañana, como sugirió Misterios, para no asarnos. Pero tú dijiste que saliéramos a las ocho y ya ves, menso, me asestó ella. Misterios insistió entonces en que el viejo Acapulco (el destino de la nao de China que en realidad era de Filipinas), se desvanecía con rapidez. A lo largo de la Costera había más negocios y mientras los acapulqueños se apeñuscaban en el centro, en la colonia Cuauhtémoc, en Mozimba y en los cerros de la Mira y de La Pinzona, la acción turística se daba a partir del Papagayo (y el colindante arroyo de aguas negras que impunemente infectaba la bahía), pasaba por la Diana, se refocilaba en la Condesa y avanzaba hacia Costa Azul, Icacos, la Base y la Escénica, algo impensable unos años antes. Pero
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el mar aún estaba limpio, salvo en el muelle, frente al zócalo, y en Caleta y Caletilla, que albergaban yates y lanchas. Acapulco no paraba de crecer y, como los buenos lugares ya estaban ocupados o eran carísimos, los más pobres se instalaban en La Laja, en las faldas del Veladero, lo que llamaban el Anfiteatro. Acorrientan a Acapulco, decían muchos, hay que sacarlos a patadas, y eso es exactamente lo que van a hacer, me dijo ella, te lo juro por el honor de las hijas de mi tío Alejandro. Igual van a acabar con la guerrilla de Lucio Cabañas, la van a hacer caca, vas a ver. Gracias a la plática, y a los cien kilómetros por hora que le gustaron a Misterios, salimos indemnes de los calorones de la Cañada del Zopilote. El aire se refrescó conforme nos acercábamos a Chilpancingo, o Chilpo, como le dicen los chilpos, me aclaró Misterios y se soltó a reír, muy contenta. Se veía hermosísima al volante, envuelta ahora en las canciones de Leonard Cohen. Cargamos gasolina, hicimos pis y tomamos un refresco antes de emprender el último tramo del viaje, poco más de cien kilómetros a través de curvas cerradísimas. Había que ir muy despacio, lo cual por otra parte permitía ver la belleza inaudita de esa parte de la sierra. Le dije a Misterios que me tocaba conducir, pero ella ronroneó ay no, mi vida; mira mi estimado José María de Jesús Alabastrino, vengo manejando rico, lo he hecho perfecto, sin aceleres, ¿no? No, pues sí, nomás no me digas Alabastrino. Pues entonces, relájate mi buen, hazte una chaira y échate un sueñito. Las montañas, enormes y verdísimas, revelaban su majestuosidad cuando se abrían un poco los largos tramos de curvas en medio de la vegetación cerrada y semitropical. Pero duró poco la contemplación de la sierra porque la chistosita de Misterios temerariamente empezó a agarrar los apretados serpenteos del camino a ochenta kilómetros por hora, y cuando podía, aceleraba más. Oye tú, le advertí, ya empezaste, bájale, aquí es peligrosísimo. Tranquilo, me respondió, yo conozco estas curvas como si fueran las mías. Muy buenas, por cierto, dije, pero vete despacio. Qué te pasa, este tramo todos se lo echan en dos horas o más cuando se puede llegar en cuarenta y cinco minutos. Pero con mucha suerte y un carrazo, alcancé a decir, aterrado, cuando Misterios rebasó en curva. Varios camiones de carga y tráilers avanzaban pesadamente y por milímetros no nos estrellábamos. ¡Bájale, mujer, nos vamos a matar! La muerte y yo somos comadres, me respondió, yo me muero donde quera, en la raya la primera y en el fuego el corazón, cantó muerta de la risa pero a la vez alerta al derrapar cardiacamente. Sin bajar la velocidad, la malvada se daba el lujo de celebrar el paisaje, mira qué monte más soberbio, ése parece una de las montañas-águila de Magritte, y los árboles, qué árboles, y el arroyo, mi alma, es tan fuerte y estruendoso que parece altanero, retador, como si dijera: esto es vida, lo demás son pendejadas. Apenas había dicho eso cuando un horror súbito nos dominó. Había grava en una de las curvas y el Datsun, a cien kilómetros por hora, se derrapó con violencia; Misterios aceleró para sacarlo del filo del abismo en el que patinamos durante segundos eternos y de milagro logró volver al asfalto. Pero ahí entramos en un trompo vertiginoso;
de los ríos Coyuca y Papagayo, riquísimas fuentes de vida, al igual que los cerros caEn pleno 1974 Acapulco entraba en la fase ducifóleos del Veladero, parque nacional, los cuales, con sus sempiternos zopilotes, emfinal de una transición. La población flotante bellecían, nutrían y contribuían para que los huracanes veraniegos no entraran de no lo notaba, pero en el puerto de noches lleno en el puerto. como diamante azul se experimentaban Por mi parte, dije que, además de la belleza natural, Acapulco se había vuelto un sitio transformaciones profundas. muy especial, un paraíso infernal, porque muchos turistas se volvían otros, mandaban al demonio sus máscael coche no cesó de girar hasta que se estrelló contra la pared del ras de respetabilidad y responsabilidad, y (primero en el Bum Bum monte, rebotó latigueante y de nuevo fue a dar al precipicio. Misde Caleta, luego en el Tequila a Gogó y después en Paradise de la terios volanteó, acelerando, recuperó el camino milagrosamente y Condesa, o en Tiberius o Tugurius, además, claro, de la Zonaja), se todavía avanzó un poco por la carretera, pero algo nos obstruía. Por desprendían de las inhibiciones y represiones sociales, y según la natanto, detuvo el auto en un mínimo espacio que semejaba una cuneta turaleza de cada quien a veces se volvían encantadores o sumamente junto al precipicio. Respiramos agitadamente unos segundos hasta peligrosos.Acapulco en ese sentido resultaba una ambivalente válvuque las bocinas de un tráiler nos hicieron reaccionar y así fuimos la de escape y puerta regia para los mercaderes del vicio. Pero había conscientes de nuestra gran suerte de que ningún otro coche hubiese cuando menos dos Acapulcos, precisaba Misterios, el del nativo, el venido mientras patinábamos sin control. Misterios se bajó del coche de sus paisanos, el de adeveras, en el que el trabajo y las ocupaciones a una velocidad increíble, se hincó y se puso a rezar con intensos suhacían que se olvidaran las playas, la diversión turística, o se las viera surros, mientras yo veía todo como si fuera la primera vez, en medio como aparador de lujo. Además, ante el contacto con todo tipo de de una estupefacción que sin embargo no me impidió advertir que culturas, directa o indirectamente el acapulqueño ampliaba conocien el estéreo de ocho tracks se oía Un día en la vida, de los Beatles, mientos, gustos, sensibilidad. Se cosmopolitizaba más rápido que en y constatar que la parte trasera del pobre Dat se hizo charamusca; la el resto del país. Las modas internacionales, buenas y chafas, llegaban lámina rozaba con la llanta derecha y la cajuela no abría. A golpes de ahí antes, y el porteño cambiaba sin cambiar, seguía siendo el mismo piedra logré despegar la salpicadera, pero me llevó un tiempo. En pero con nuevas señas de identidad. Por otra parte, en 1974 ya era tanto, Misterios fue sosegándose. Se fumó un cibien visible la inmigración constante garrito y después, casi con un gesto heroico, me de gente de otros estados y de todio las llaves del coche, sin decir nada. das las clases sociales que anhelaba Yo manejé hasta Tierra Colorada, donde un mejorar sus condiciones de vida o mecánico, que resultó bastante transa pero simsimplemente vivir muy a gusto en pático, arregló algo “importantísimo” de la susla turística gallina de los huevos de pensión. Continuamos el viaje con cuidados y oro. En pleno 1974 Acapulco entraen silencio, lo cual permitió que Blood on the ba en la fase final de una transición. tracks de Bob Dylan manifestara su grandeza. La población flotante no lo notaba, Durante un largo tramo un arroyo caudalopero en el puerto de noches como so nos acompañó chasqueando en las grandes diamante azul se experimentaban piedras del cauce. La vegetación se hizo cada transformaciones profundas, quizá vez más tropical, empezaron a aparecer mumás malas que buenas, que después chos pueblitos y ríos, y después vinieron las abarcarían a todo el país. De cualquier palmeras debidamente borrachas de sol. Senmanera, concluyó Misterios, en este tir el húmedo calorcito tropical destrabó el momento Acapulco es perfecto. silencio de Misterios. No había nada como Ya habíamos rebasado la tortuosa Cacapulco, reiteró. Su “bellísima bahía”, una subida de Tres Cruces y al fin conde las más grandes y espectaculares del muntemplamos la gran bahía de Acapuldo, podía alojar cientos de navíos sin perder co, con las rocas del Morro y la isla la proporción exacta. Eso sin contar sus caRoqueta, que con su faro se asomaba letas aledañas y la isla Roqueta, donde un por detrás de la Bocana. Ah qué maempedernido burro alcohólico se bebía tan ravilla. ¡Bravo!, ¡autor, autor!, dijimos, tranquilo las incontables cervezas que los tupero en ese momento la puesta de sol ristas le ponían en la boca. También estaban nos enmudeció. Las cambiantes luces los riscos de la Quebrada, con sus afamaencendidas del cielo se confundían con dos y temerarios clavadistas, que incluso se las artificiales pero tenaces de la “zona lanzaban al abismo con los ojos vendados dorada”, que se volvía ya el principal y antorchas. Además, la de Acapulco tenía centro turístico y un uptown. Pero, bueuna hermana menor, casi réplica: la bahía no, ya saben, eran “foquitos de colores, de Puerto Marqués. Dos soberbias lagunas, copitas con champán, mujeres vaporosas la de Coyuca al norte y la de Tres Palos al que besan y se van”. sur, formaban barras con la desembocadura
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/cuento
(Desde la primera tarde que conversamos puse en duda la verdad que La Dueña del Hotel Poe me fue contando respecto a la composición de su Puerta sin salida. Pero, en vista de que la misión que me encargó el editor de la If Press no fue de juzgar a su autora ni analizar sus libros, sino de averiguar, tomando en cuenta la limitación de que no soy entrevistadora, cómo había escrito la noveleta que añadió éxito comercial a su prestigio de crítica, expongo mi elaboración de sus palabras y que el lector decida qué creer.) Te contesto. Como un desafío a mí misma escribí Puerta sin salida. El otoño en el que yo cumplía sesenta años me visitó en México mi sobrina de Boston, que acababa de cumplir treinta y que, universitaria y viajera emancipada, después de probar suerte en una larga y variada serie de oficios y empleos, que iban de cine en Nueva York, retiros budistas en Calcuta y cirugía de oído de no sé qué peces en Alaska, a repostería en París, arqueología en Israel y enseñanza de letras inglesas en Moscú, estaba finalmente decidida a convertirse en escritora.
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Bárbara Jacobs
Cuentista, ensayista y novelista. Autora, entre otros libros, de Doce cuentos en contra, Escrito en el tiempo,Vida con mi amigo, Las hojas muertas, Juego limpio, Vidas en vilo y Florencia y Ruiseñor. En 1987 mereció el Premio de Literatura Xavier Villaurrutia. Su más reciente libro es Lunas (México, Era, 2010) Experiencias que contar, le sobraban. Su vocación era auténtica y a mí me constaba. Desde niña escribía. Entre mis papeles conservo una carpeta de aquel tiempo con sus poemas, y su talento y sensibilidad me habían parecido siempre tan evidentes que la decisión que ahora me comunicaba no sólo no era novedad para mí, sino que más bien yo llevaba tiempo esperándola.Ya la habían anunciado tantas otras señales, como una vez que viajó a verme con dos maletas grandes cuyo contenido eran, por decirlo así, los cien libros que hay que leer, de Oriente y Occidente, de ciencia, arte y humanidades, de la Antigüedad a nuestros días, y que, para mi asombro, durante su estancia leyó, cuando no fuera que releía, con comprensión, además, pues, para entretenernos a la hora del té, me los fue sintetizando con lucidez, o me los fue revelando, ya que del conjunto yo habría leído una docena, aparte de que con un entendimiento menor, si he de compararlo con el de ella, abrumadoramente superior. Cuando en fecha reciente se preparaba para una maestría en creación literaria, me resistí a tutorarla. Si cedí y leí sus propuestas y textos fue para
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Fotografía de Rogelio Cuéllar.
›La autora y su crítica
no defraudar la confianza que insistía en tenerme.Yo no necesitaba leerlos para saber que tenían tanta madera literaria como su autora. Frente al resto de la familia, yo contenía la risa cuando le reprochaban los encierros y la tenacidad con la que observaba la disciplina que se imponía sola, aun en vacaciones y contra las más elementales formas de convivencia. Siempre me recordó no a mí misma, sino a como yo habría querido ser, o a la hija que habría querido tener. De modo que al oírla por fin decidida a dejarse de búsquedas y rodeos y convertirse ya en escritora, tenía razones para apoyarla, incluso para darle un empujoncito con tal de impedirle reposponer su decisión. En su caso, convertirse en escritora significaba tomar posesión de lo que ya era, y para posesionarse de este papel no tenía más que escribir algo para su publicación. O así lo entendí para darle el impulso que por fin parecía pedir. Contra su vacilación ante cómo empezar, decidí obligarla, aunque con astucia, a encerrarse a escribir mientras durara su visita. —¿Cómo empezar? Nada más y nada menos que escribiendo algo para publicar ya.
mucho, a la diversión, ni siquiera a ganar, o a no ganar otra cosa que el espíritu de diversión con el que te permitas jugar.Y a las dos nos pareció que este tono de juego apuntaba a feria, lo que en términos filosóficos hablaba de una meta o premio banal, en oposición a lo que sería el premio o meta trascendental al que aspirara un tono, digamos, de éxito de crítica. De aquí que nos planteáramos calificar la noveleta que habríamos de escribir como éxito de venta, o lo opuesto a lo que habría sido proyectarla como literaria. Así, llegamos a la conclusión de que, para estas definiciones tan bien fundamentadas, el tema de la obra debía ser ni un punto menos que el adecuado.Y a una de las dos se nos ocurrió que el más oportuno de los temas podía ser el del desarrollo emocional de la mujer, ya que, en primer lugar, lo conocíamos directamente, y en segundo, al seguir una gradación natural fija, se prestaba como ninguno a ser tratado por partes o, para nuestros fines, por capítulos, lo que dividía nuestra empresa en secciones abarcables a simple vista y nos daba la estructura ideal e imprescindible para el relato. Pero, puesto que no se nos escapaba que era un tema no sólo igual desde siempre
Mi sobrina fue más lista, pues condicionó su acatamiento a mi plan a que yo también escribiera algo, para que la hipotética competencia en la que nos enfrascáramos fuera nuestro estímulo mutuo y motivación principal. Quise tranquilizarla al asegurarle que yo supervisaría ese tan deseado, temido y postergado comienzo, o paso, o transformación, y no porque yo creyera que ella necesitara mi apoyo ni el de nadie, pero sí para hacerla sentir que yo suponía que lo necesitaba. O quizá fue para que compartiera conmigo su propia puesta en marcha. Pero mi sobrina fue más lista, pues condicionó su acatamiento a mi plan a que yo también escribiera algo, para que la hipotética competencia en la que nos enfrascáramos fuera nuestro estímulo mutuo y motivación principal. Lo cierto es que acepté. Y empezamos por ver con qué contábamos. El primer determinante del experimento que estábamos por emprender fue el tiempo de la visita de mi sobrina, reducido a quince días, que determinaría también la extensión del trabajo que habríamos de empezar y completar. Quedó sobreentendido que básicamente fuera prosa. Y de estos postulados dedujimos que la forma sería la de un cuento largo o novela corta, género que suele llamarse nouvelle en su francés original, noveleta en español. Una vez con el, por así llamarlo, contenedor, procedimos a considerar el tono con el que trataríamos de impregnarlo. Sin mayores digresiones, dispusimos que tenía que ser un tono de juego, en especial si tomábamos en cuenta que la empresa pretendía destrabar a mi sobrina, equipada, ceñida, con toda la conciencia del valor que tiene la literatura. Es decir, debíamos proponernos abordar la tarea sin miedo, confiadas en que al darle apariencia de juego lo podríamos lograr. Un juego te permite más acercarte a él que la Literatura. En todo caso, no aspira al Arte o la Belleza o la Verdad, sino, a lo
en la historia, y tan conocido y asumido en los cuatro rincones del mundo que incluso corría el riesgo de aburrir, para que despertara interés, debíamos contraponerlo a algo, a un contrapeso que, aparte de interesar, inquietara, por ejemplo, o disgustara o, en otras palabras, hiciera cimbrar la naturalidad del tema y por lo tanto, según nosotras, nos ganara un público lector aún más amplio que el del tema sin su contrapunto. (En mi Puerta sin salida, el contrapunto fue la envidia al hombre. Así, la protagonista de mi nouvelle pasa por los estadios de su desarrollo emocional dentro de la mayor naturalidad, pero en todo momento confrontados con este contrapeso.) Como resultaba obvio que la aparición del contrapunto, aun cuando nos ganara lectores, reducía la banalidad del tono de juego con el que habíamos planeado para nuestras nouvelles, pues profundizaba en el tratamiento, o le daba matices y le quitaba planicie o superficialidad, para compensar esta posible falla en la precisión de nuestros planes, aunque siempre en el espíritu de juego, pensé que el carácter que le diéramos, o la tonalidad de su tono, fuera de burla, de manera que el humor que despertara en el posible lector fuera el de sátira, si no lográbamos deshacernos del todo de nuestras propias trabas para conseguir darle el de comedia, que sería el ideal. Con la finalidad de facilitar la tonalidad de burla que, yo estaba convencida, de paso facilitaría a mi sobrina perder el miedo a publicar o a posesionarse de su papel de escritora, debíamos imaginar o urdir las situaciones más grotescas posibles para representar cada etapa del desarrollo emocional de la mujer, que fue lo que cada una hizo a su manera.
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/ensayo
Javier Prado Galán, S. J.
Vicerrector Académico de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Doctor en Filosofía. Su más reciente libro es El Marido, Don Juan y Narciso: La ética y la estética de la posmodernidad (Calima, 2009)
Alguien, no sé quién, dijo que no debería uno privarse del “placer de la piedad” ¿Se ha justificado alguna vez a la religión de manera más delicada? E. M. CIORAN
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n este ensayo ofrezco al lector, a partir de mi experiencia como apasionado del futbol, algunas reflexiones sobre las analogías que descubro entre el futbol y la religión. No agoto estas semejanzas. Y a partir de dos descripciones logradas del fenómeno religioso, la de Whitehead y la de Cioran, acometo la tarea de pensar el futbol como religión. Voy con mi experiencia. En mayo del 2001, un par de amigos y yo terminamos en cuclillas celebrando el gol de último minuto de Robson Luiz con el que el Santos superó al Pachuca en la final del torneo de verano de ese año. La posición en la que quedamos era a todas luces religiosa, prosternados, de rodillas y coreando el gol en un paroxismo desbordante. Alguien podría pensar que exagero. Sin embargo el fanatismo futbolero nos lleva a este tipo de manifestaciones. Robson Luiz, a pesar de ser
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El ›futbol
como religión y lo que hacemos con nuestra soledad
un jugador gris, se convirtió en todo un ídolo lagunero. A lo largo de mi vida he perdido la cabeza, en el futbol, por tres equipos. Mi pasión por el Santos ha sido motivada por mi origen lagunero. El Santos ha tenido nómina aunque no precisamente técnicos de trayectoria probada. Por ello el fenómeno Santos me parece sorprendente. Si revisa el amigo lector el palmarés de Quirarte, de Alfredo Tena y de Guzmán, técnicos que hicieron campeón al Santos, no verá demasiado. Sin embargo, ellos consiguieron el título gracias a una mística ejemplar. El caso del Cruz Azul es distinto. La mediocridad de la directiva de este equipo me llevó a alejarme de él de cinco años a la fecha. La directiva solía acusar a los jugadores de los resultados. Nunca fue autocrítica. La historia del Cruz Azul exitoso marca mi niñez y mi adolescencia. Tantos títulos de la mano de Nacho Trelles alimentan una afición en la médula de mis huesos difícil de erradicar. Sin embargo, ahora empiezo a ver en la Má-
Fotos: Cobis.
El gol es ahora como el milagro en la religión. Es cada vez menos frecuente en la vida moderna. Y cuánto nos hace falta. Es el táctico del juego. También los milagros escasean.
quina a los Bills de Bufalo. No al segundo lugar eterno, sino a ése que está en el imaginario del aficionado como el equipo sin remedio. Tanto segundo lugar desmadeja la autoestima de cualquiera. Alemania fue toda una maquinaria, todo un estilo triunfador de jugar futbol, alternativo al de Italia y al de Brasil. Quizá por ello me aficioné a la selección de Beckenbauer. El título del 54 escapa a mi memoria. Aún no había nacido. Pero los otros dos títulos, 74 y 90, impusieron todo un modo de jugar al futbol: el futbol de fuerza. Las barridas de los defensores alemanes arrobaron mis sentidos. Es verdad, la Alemania de este 2010 está lejos de emular aquellas hazañas. Pero aclaremos los términos. Entiendo por religión, de manera convencional, el conjunto de mediaciones e instrumentos que buscan ponerme en contacto, aunque en ocasiones no lo logren, con el Absoluto. De este modo ritos, cultos, liturgias, etcétera, forman parte del tinglado religioso. Pero no debemos confundir religión con religiosidad. La religiosidad es el anhelo de plenitud. Me gusta decirlo con Freud: la religiosidad corresponde al “sentimiento oceánico”. Ese afán de trascendencia que se puede traducir en mera religión o en fe, es lo que yo denomino “religiosidad”. Y ¿qué es la fe? La fe es entre-
ga después de un encuentro “real” con la divinidad. Como se puede apreciar, la definición de fe dista mucho de lo que se entiende por religión. En este ensayo me referiré a la religión y a la religiosidad, en relación con el futbol, sin hacer alusión en ningún momento a la fe. En realidad me referiré más a la religiosidad que a la religión propiamente dicha. Whitehead afirma que la religión “es lo que hacemos con nuestra soledad”. Y bueno, lo que hacemos con nuestra soledad nos puede remitir a la fe o simplemente a la religión. Juan Rulfo, en El Llano en llamas, nos narra un par de historias religiosas donde es difícil apreciar la fe en el sentido definido líneas arriba. En “Talpa” y en “Anacleto Morones” lo que tenemos
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/ensayo
La religión es lo que hacemos con nuestra soledad. Fantástica descripción del proceso religioso que nos lega Whitehead. Cuando estamos solos pensamos en Dios, pensamos en trascender… Pero esto también lo podemos aplicar al futbol: el futbol es lo que hacemos con nuestra soledad. es religión.Y religión alienante. Religión en el sentido en el que lo dijo Marx en la Introducción a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, religión en tanto que “opio del pueblo”. Aunque debo advertir al lector que en dicho texto Marx también alude a la función profética y de cambio de la religión. Son múltiples las analogías que existen entre el futbol y la religión. Hago mención de algunas. Tanto en el futbol como en la religión la multitud es clave. Ojalá tuviera razón Don DeLillo y el futuro de veras perteneciese a las multitudes. No cabe duda que la multitud cuenta con un poder exorbitante. Léase para esto a Spinoza y a Negri. Sin embargo, la masa en ocasiones se comporta de modo irracional y violento. Son numerosos los ejemplos de tragedias tanto en el ámbito del futbol como en el ámbito de la religión. Allí está la turba que en el Estadio Olímpico de CU sepultó a más de 10 personas, y allá quedó la violencia de la Noche de San Bartolomé. Los parangones y las similitudes se multiplican. A estas muchedumbres las une el futbol o la religión. Otra semejanza. El hincha y el ídolo. Tanto en el futbol como en la religión, el fanatismo lleva a la adoración. “El fanático es el hincha en el manicomio”, asegura Galeano. Y en verdad la locura está presente tanto en el futbol como en la religión. En la religión seguimos repudiando a los frenéticos de Canoa. En el futbol, aparece Messi y de ese modo se alcanza a sustituir la idolatría que se tuvo por Maradona. El gol es ahora como el milagro en la religión. Es cada vez menos frecuente en la vida moderna. Y cuánto nos hace falta. Es el táctico del juego. También los milagros escasean. Cada vez hay más beatos sin milagros que se quedan esperando la canonización. Otra analogía. Galeano se pregunta: “¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”. Intelectuales como Kipling y Borges han censurado el futbol. Consideran que es propio de “idiotas” jugarlo y sobre todo verlo. En la religión pasa lo mismo. Muchos intelectuales profesan con orgullo su agnosticismo y estigmatizan la religión por considerarla residuo de la prehistoria de la humanidad. Así aparece Onfray con su Tratado de ateología, Comte-Sponville con su Alma del ateísmo y Hitchens y su Dios no es bueno. Los tres en franca crítica a la religión por lo que tiene de alienante y adormecedora. “En tiempos oscuros, la mejor guía para los pueblos era la
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religión… Sin embargo, cuando amanece, es una insensatez utilizar a los ciegos como guías”, advirtió Heine. Ninguno de estos pensadores rescata el valor profético de la religión. Última analogía. Bromberger nos dice que si bien “es cierto que se han comparado los estadios con santuarios y que existe mucha afinidad entre la pasión por el futbol y la religión… no obstante, el futbol se diferencia de una religión por el hecho de que no aporta ningún mensaje sobre la salvación”. Y esto es verdad. Aunque no deja de haber atisbos de salvación con “s” minúscula en la apoteosis del “dribling” de los seis ingleses por parte de Maradona. La religión es lo que hacemos con nuestra soledad. Fantástica descripción del proceso religioso que nos lega Whitehead. Cuando estamos solos pensamos en Dios, pensamos en trascender… Pero esto también lo podemos aplicar al futbol: el futbol es lo que hacemos con nuestra soledad. Cuando nos sentimos solos pensamos fugarnos de este mundo viendo un buen partido de futbol. Es un escape “divino” aunque a veces lo único que nos ofrezca sea la frustración de un partido aburrido o de un título nunca alcanzado. El futbol como religión es lo que hacemos con nuestra soledad. Lo contrario de la soledad es la comunión. No quiere decir necesariamente que lo que hacemos con nuestra soledad sea la comunión. Pero algo de esto experimentamos en un templo y algo de esto experimentamos en un estadio de futbol, incluso cuando está vacío. Y para terminar. Cioran describió la religión como el “placer de la piedad”. Cuando Violeta Parra en “Volver a los diecisiete” canta “volver a sentir profundo como un niño frente a Dios”, alude a esta experiencia de goce en la piedad, en la oración, en la liturgia, etc. Algunos podrían estar en desacuerdo con esta definición y verían en la religión más bien “el dolor de la piedad”. La religión de la cruz es un argumento a favor de lo que ellos postulan. Sin embargo, he querido ver en la religión, al valorar el aserto de Cioran, el hecho de la Resurrección que traspasa de manera gozosa el dolor de la Pasión. El futbol también puede ser definido en términos de placer. El futbol es el placer del gol, de la gambeta, del título, etcétera. El placer de jugar bello pero también de ganar, el placer de dar espectáculo pero también de triunfar. No debemos privarnos del placer de la piedad ni del placer del gol. Sudáfrica puede ser eso. ¡Salud!
divulgación científica
›La eutanasia
ante el mundo contemporáneo Alejandro Tejeda Carpio
Profesor de Ética y Deontología Jurídica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y de Ética Bursátil de la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles A la memoria de María Alma Tejeda Carpio
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encionar el concepto eutanasia nos indica una serie de pensamientos encontrados, ya que nos induce a pensar o reflexionar acerca de la forma en como debemos asumir el término de nuestra existencia en este mundo. La tecnología y la ética deberán asumir la moral como respuesta existencial ante el problema que nos plantea la biotecnología. Definir con claridad la palabra eutanasia nos obliga a darle el verdadero significado que posee dicho concepto en el debate ético. Una de las principales razones que aduce la tecnología en el mundo actual es la lectura que hacen de la eutanasia como distanasia1; dicho en otras palabras cómo la tecnología acompaña a la muerte en el último acto de la vida o sea el acto de morir. El liberalismo económico-social ha dirigido sus razones médicas y terapéuticas a sustentar la bondad de la muerte utilizando los últimos avances de la tecnología médica o la así denominada biotecnología. Hablar de la eutanasia en el plano tecnológico es poner todo el poder científico y tecnológico al servicio de la “vida” en contra de la inevitable realidad que es la muerte. ¿En qué momento la técnica debe de asumir la impotencia de enfrentar la muerte como la única posibilidad necesaria? El papel que desempeñan el dolor, el sufrimiento y la muerte son elementos fundamentales para poder discernir acerca del ser de la muerte y del ser de la existencia humana (vida). El homo faber pretende absolutizar la vida en función de la técnica cayendo en un biologismo o positivismo de corte vitalista. Reduciendo la muerte a una aplicación tecnológica que no responde a los significados fundamentales de la existencia humana. La distanasia apuesta por la razón geométrica que implica una cosmovisión cartesiana de la realidad médica; siendo el mecani-
cismo2 y el psicologismo3 los instrumentos mentales que sustentan dicha cosmovisión antropológica. La distanasia como interpretación de la eutanasia implica la marginación de una lectura humanista de la muerte; en el caso de la adistanasia es diferente ya que concibe la tecnología como un medio que debe ser aplicado de manera proporcional al acto de morir ante la evidencia de la presencia de la muerte. Entender el dolor a partir de la adistanasia implica humanizar el acto de morir con el concurso de todos los medios posibles para poder darle un sentido humano y por ende existencial a la inevitable realidad de la muerte, la tecnología en la visión de la adistanasia es la aplicación prudente de la tecnología producto
Tanto el bien como la muerte están referidos al posible significado que le asignen los implicados en estas acciones de tipo moral y de orientación ética.
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de la razón científica conquistada por el hombre. El sufrimiento, como una interpretación psíquica del dolor humano, es la hermenéutica apropiada para diseñar una cosmovisión pertinente que no reduzca el acto de morir a una interpretación positivista. La tecnología tiene como imperativo ético el humanizar el dolor, el sufrimiento y por ende el acto de morir en un contexto moral y cultural en donde la civilización tecnológica responda con sus bienes al significado fundamental del ser humano. La adistanasia apuesta por esta opción humanista donde la tecnología es un medio y no un fin. En el caso de la distanasia la primacía tecnológica y por ende utilitarista de la tecnología impide la adecuada humanización de la vida en las fronteras de su término o sea la muerte.
Foto: Corbis.
La distanasia asume el hedonismo individualista de corte utilitarista dentro del contexto liberal tanto a nivel económico como en sus dimensiones políticas y sociales. Este materialismo no opta por el humanismo en medicina. Por este motivo es importante consolidar una cosmovisión humanista que afirme los valores en el contexto de la cultura médica. La adistanasia4 es el inicio de una autodeterminación axiológica que pretende inducir terapias que consoliden una interpretación humanista en el debate de la eutanasia. La prudencia psicológica y médica es expresión de una solidaridad social y política que requiere de la proporción adecuada entre la razón técnica y la aplicación de la misma; dicho en otras palabras, de la razón práctica o moral solidaria. El homo sapiens es la manifestación evidente de una ilustración humanista de inspiración existencialista. La formación especulativa del conocimiento es secundaria con respecto a la expresión existencialista de la verdad subjetiva. La verdad considerada a nivel cognitivo no es suficiente para responder al carácter subjetivo de la verdad que el existencialismo manifiesta a nivel ético-moral. El racionalismo tecnocrático está en debate con un existencialismo crítico que asume al individuo como persona. En el caso del individualismo liberal acota el terreno social por un interés grupal o netamente individual o narcisista. El dilema es individualismo5 o comunitarismo; el individualismo opta por la distanasia y el comunitarismo por la adistanasia. La eutanasia en su versión tecnocrática elige la técnica como la única opción moral y ética sustentable; y minimiza el aspecto social y cultural del comunitarismo6, el cual pretende una fi-
nalidad claramente apoyada en la virtud social y personal del individuo. Cuando hablamos de la ortotanasia aducimos al significado conclusivo de la terapia adistanásica, sólo en la vertiente de esta interpretación que se hace de la eutanasia es posible llegar a esta visión centrada en la persona. El mundo contemporáneo ha venido a secularizar toda acción humana; este hecho le ha dado la primacía al aspecto técnico sobre el ético-moral. El utilitarismo está en una relación accidentada con el eudemonismo de Aristóteles. Para el eudemonismo el fin ético-moral es sustancial al carácter bueno del acto humano; en el caso del utilitarismo, el principio rector de sus acciones es el mayor placer para el mayor número de individuos. Estamos nuevamente ante el dilema que en líneas atrás comentábamos: individualismo o comunitarismo. Hemos recorrido la polisemia del concepto eutanasia que significa buena muerte, pero que es ¿buena muerte? Tanto el bien como la muerte están referidos al posible significado que le asignen los implicados en estas acciones de tipo moral y de orientación ética. No es evidente que la tecnología unida a la biología manifieste una clara limitación ante la evidencia que nuestra condición mortal nos presenta. La biotecnología no es la panacea del bien morir. Es necesario asumir los valores como un medio indispensable que le asigne a la tecnología su lugar apropiado, y a la razón su utilidad moral en el quehacer de la ética médica. Hablar con claridad de la distanasia y adistanasia es el camino adecuado que las ciencias de la salud le deben otorgar al individuo en el mundo contemporáneo. La biotecnología con todo el arsenal impresionante que ha adquirido a través del conoci-
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divulgación científica miento, no puede realizar automáticamente el carácter responsable de la libertad que puede y debe asumir la persona en el mundo actual. La libertad es la autodeterminación del ser espiritual situado en la historia. El carácter existencial de la verdad es el detonante para una auténtica cultura que asuma los valores como una cosmovisión humana que tenga como consigna la fundamentación sustentable de una verdadera ilustración de corte humanista y trascendente llena de sentido. El uso correcto de la razón científica debe tener como imperativo el valor contingente de las posibles decisiones que tiene el sujeto cuando utiliza terapéuticamente los medios tecnológicos para paliar o curar un mal determinado. Es la proporción y no lo ordinario o extraordinario de la tecnología existente lo que va a determinar el valor moral del acto de morir. Cómo poder responder a la muerte sin aludir el aspecto finito e infinito del sentido humano del acto de morir; leamos a Soren Kierkegaard en este tema tan polémico que es la muerte: “La desesperación es considerada como una enfermedad; es una autodestrucción, pero impotente, incapaz de conseguir lo
que ella quiere. La desesperación es la enfermedad mortal; es una enfermedad en el propio yo. El desesperado es un enfermo de muerte. Esta enfermedad, aunque en un sentido distinto al que ordinariamente se tiene respecto a algunas otras enfermedades, ataca las partes más nobles; y, sin embargo, el desesperado no puede morir, ya que la muerte no es aquí el último trance de la enfermedad, pues aquí la enfermedad y su tormento consiste precisamente en no poder morirse”.7 El problema de la muerte tiene que ver con el sentido de la vida no solamente con la inmanencia de la conciencia desesperada por la condición finita del hombre. Leamos al fundador de la logoterapia en su obra Psicoanálisis y existencialismo: “El morir de un hombre, siempre que se trate realmente de su morir, forma, en rigor, parte sustancial de su vivir y cierra su vida como una totalidad de sentido”.8 Es necesario estar consciente del valor de la vida y del valor que tiene el acto de morir con dignidad, por este motivo la razón técnica debe estar al servicio de la persona y solamente la proporción o prudencia médica hará posible la aplicación correcta de los medios que utiliza la biotecnología para el único fin que nos justifica: el amor por la especie humana.
El papel que desempeñan el dolor, el sufrimiento y la muerte son elementos fundamentales para poder discernir acerca del ser de la muerte y del ser de la existencia humana (vida).
1 “Distanasia es la práctica que tiende a alejar lo más posible la muerte, prolongando la vida de un enfermo, de un anciano o de un moribundo, ya inútiles, desahuciados, sin esperanza humana de recuperación y para ello utilizando no sólo los medios ordinarios, sino los extraordinarios, muy costosos en sí mismos o en relación con la situación económica del enfermo y su familia”. Marciano Vidal en: Moral de la persona y bioética teológica, Editorial PC, Madrid, p. 510. 2 El mecanicismo reduce el ser vivo a un agregado de substancias que actúan una sobre la otra con una compleja actividad físico-químicas a acciones mecánicas (movimiento local). Esta teoría, que niega la diferencia específica entre el ser vivo y ser inanimado, se llama mecanicismo; el ser orgánico no sería otra cosa que una máquina perfecta, reducible y divisible en sus elementos.” Ramón Lucas Lucas, El hombre espíritu encarnado. Compendio de filosofía del hombre, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1999, 2ª edición, p. 31.
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3 “En última instancia, el problema del psicologismo es éste. En efecto, el nombre que se le da a ese método pseudocientífico consistente en deducir del origen psíquico de un acto la validez o falsedad de su contenido espiritual”. Víctor E. Frankl, Psicoanálisis y existencialismo. De la psicoterapia a la logoterapia, Fondo de Cultura Económica, México, pp. 39-40. 4 “La situación contraria de la adistanasia, coincidiendo ésta con el derecho a morir dignamente e identificándose con ciertos significados que se dan al término de eutanasia ‘pasiva’. Preferimos, no obstante, abandonar este concepto y suplirlo por el de adistanasia si son situaciones en las que aparece con claridad el derecho a morir dignamente y por el de eutanasia (activa) sin son situaciones en las que se atenta contra el respeto a la vida humana”. Marciano Vidal, op. cit., p. 506. 5 “Para el individualismo liberal la comunidad es sólo el terreno donde cada individuo persigue el con-
cepto del buen vivir que ha elegido por sí mismo. Las instituciones políticas, el gobierno y la ley son neutrales respecto de las concepciones rivales del buen vivir. Proveen el orden que hace posible la actividad autónoma pero no es su función inculcar ninguna perspectiva moral”. Javier Prado Galán, Salomón en la encrucijada. Tres dilemas éticos, Calima Ediciones, Palma de Mallorca, 2004, p. 37. 6 “La comunidad no sólo exige el ejercicio de las virtudes para su propio mantenimiento, sino que una de las obligaciones de la autoridad paterna es educación a los niños en la virtud. Dentro de esa comunidad se vive en la virtud”. Ibid., p. 37. 7 Luis Guerrero Martínez, Kierkegaard: Los límites de la razón en la existencia humana, Sociedad Iberoamericana de Estudios Kierkegaardianos, Universidad Panamericana/Publicaciones Cruz O., pp. 158-159. 8 Ibid., p. 91.
la llama inextinguible
›Juan
Gelman en sus
Escribir para vivir Juan Domingo Argüelles Director editorial de IBERO
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Juan Gelman. Fotografía de Rogelio Cuéllar.
años:
Problemas Juan Gelman
C
Se desplaza el estado territorial a un gorrión que lo mira, masa esparcida en ojos negros. Come y no se repite, migajas, el alcol quema el labio para que nada sufra. El rayo rompió la nube donde navegaba un sopor escondido. Torbellinos muy altos dan y toman palabras ausentes de sus antes. Todo lo que hacen el cielo, el agua, la tierra, el fuego, abraza lo que seremos como fuimos, los racimos que ocupan asmas de la memoria. Las alas de la almohada blanca son materia sin nombre, ignoran el plumaje del mal suyo en jardines.
onsiderado por más de un Ha dicho que del poema nada se crítico como “el mayor poesabe, pues “llega, tiembla y raspa un ta vivo de habla hispana”, fósforo apagado”. Por ello, vitalmente, Juan Gelman (Buenos Aires, dice de sí: “Salgo/ sin rimas de papel/ 3 de mayo de 1930) ha llegado a sus 80 bajo los vuelos de la lluvia”. Y entre años de edad como uno de los grandes las muchas interrogaciones que hay autores líricos de Hispanoamérica. en sus poemas, también encontramos Su obra está llena de inteligentes y certidumbres, como ésta: “El día que emotivas interrogaciones sobre nuesel corazón aprenda a leer y a escribir/ tra realidad y nuestros sueños. Por ello, se verán cosas grandes:/ a Dios baJulio Cortázar dijo que “cuando Juan rriendo la vereda,/ lágrimas arrojadas Gelman se pregunta se diría que nos al espacio/ que nunca volverán,/ los está incitando a volvernos más lúcidaque sufren pasarán sonriendo y/ las mente hacia el pasado para después ser intenciones de la atención/ harán que más lúcidos frente al futuro”. A decir florezcan jazmines y otras/ ilusiones de Cortázar, los poemas de Gelman de la naturaleza”. encierran una actitud, “una manera a Su epitafio (recordando a César la vez reflexiva e instintiva de buscar Vallejo) ya lo escribió en País que fue lo que de veras somos sin las simplifiserá. Dice: “Un día de mayo moriré./ caciones a veces suicidas que nos han Decirlo me limpia de morir,/ tan enarrojado tan lejos de lo nuestro”. mayado, tan error y el peso/ de amar Su vasta y extraordinaria obra poéel envés de la vida./ Siempre seré lo tica ha sido traducida a múltiples idioque seré,/ centro de un niño/ en un mas y cada uno de sus libros reafirma la cuarto sin luz”. dimensión poética y la dignidad moral En su discurso de junio de 1997, al df/3-4-10 de más de medio siglo de labor literarecibir en su patria el Premio Nacioria. Citando a Marina Tsveateva, la gran nal de Poesía, sentenció: “Alguien dijo poeta rusa aniquilada por el estalinismo, Juan Gelman ha dicho que que la poesía es la sombra de la memoria. Creo que, en realidad, “el poeta no vive para escribir. Escribe para vivir”. la poesía es memoria de la sombra de la memoria. Por eso nunca A lo largo de su obra poética, Gelman ha sido reconocido con una morirá”. Luego, en 2005, al recibir el Premio Reina Sofía de Poesía multitud de premios literarios. En 2007 mereció y recibió el Premio Iberoamericana, afirmó que “la poesía viene del fondo de los siglos Cervantes de Literatura. Antes fue distinguido con el Premio Juan y ninguna catástrofe natural o de mano de hombre ha podido cortar Rulfo de Literatura Latinoamericana y del Caribe, el Iberoamericano su hilo poderoso. Es un hilo que nos une a todos y sólo se acabará de Poesía Pablo Neruda y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. cuando se acabe el mundo”. Pero los premios, en su caso, no han sido búsqueda de notorieEn 2007, al recibir el Premio Cervantes insistió en esta necesidad dad o acumulación de vanidades, sino simple consecuencia del gran suprema de la poesía que tiene el ser humano. Dijo: “Hay millones valor de su obra poética que comenzó en Argentina con su libro de espacios sin nombrar y la poesía trabaja y nombra lo que no tiene Violín y otras cuestiones (1956) y que ha continuado en México (su nombre todavía”. lugar de residencia, desde hace más de dos décadas) hasta llegar a La poesía para Gelman es como un milagro y nos recuerda que Bajo la lluvia ajena (2009), pasando por una veintena de espléndiChesterton decía que “lo verdaderamente milagroso de los milagros dos libros entre los cuales destacan especialmente Velorio del solo es que a veces se producen”. (1961), Gotán (1962), Cólera buey (1964), Los poemas de Sydney West IBERO se honra al celebrar los 80 años de Juan Gelman, quizá el (1969), Relaciones (1973), Si dulcemente (1980), Citas y comentarios más importante poeta vivo de la lengua española, y le agradece muy (1982), Anunciaciones (1988), Carta a mi madre (1989), Salarios del especialmente el que entregue a nuestros lectores uno de sus poeimpío (1993), Dibaxu (1994), Incompletamente (1997), Valer la pena mas más recientes, inédito hasta el momento, y que nos enorgullece (2001), País que fue será (2004) y Mundar (2007). dar a conocer.
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EL VIAJERO ILUSTRADO
›Juan Rulfo,
un nombre en la piedra
Víctor Jiménez
Arquitecto e investigador. Director de la Fundación Juan Rulfo. Coautor del libro Inquisición y arquitectura, México, Editorial RM, 2009 Fotografías: cortesía de la Fundación Juan Rulfo
A
mediados de la década de 1970 era yo profesor de Arquitectura en la UNAM y uno de aquellos años, con las vacaciones de verano a la vista, algún alumno me habló de su pueblo, Tlalpujahua, invitándome a conocerlo. Decía que era como un pequeño Taxco, con viejas construcciones coloniales y el mismo origen minero. Parecía sugerente y convencí a mi hermano y unos amigos de ir. El lugar, aunque ya en Michoacán, no está lejos de la ciudad de México: a unos 250 kilómetros; sólo hay que cruzar el Estado de México, hacia el noroeste, pasando por Atlacomulco. Llegamos primero al último pueblo de este estado: El Oro. Su
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El Oro y Tlalpujahua estaban entre los centros mineros que el Porfiriato entregó a las compañías extranjeras, que abandonaron el sitio a partir de la Revolución de 1910. nombre delata el mismo origen minero (es casi un pueblo mellizo de Tlalpujahua), pero mientras Tlalpujahua ya era explotado durante la Colonia, el auge de El Oro coincidió con el Porfiriato.Visitamos su pequeño y elegante teatro de ópera, inaugurado nada menos que por Enrico Caruso y, al pasar el límite interestatal, cruzamos los boscosos terrenos de la enorme mina abandonada Las Dos Estrellas. Sus desechos se acumulaban cerca del pueblo y en 1937 una corriente los arrojó sobre un barrio de Tlalpujahua con gran número de víctimas. Este acontecimiento es parte central de la historia de la población, pero la catástrofe sólo se sumaba a otra: El Oro y Tlalpujahua estaban entre los centros mineros que el Porfiriato entregó a las compañías extranjeras, que abandonaron el sitio a partir de la Revolución de 1910 y generaron el colapso productivo y demográfico de toda la región. El pueblo michoacano resultó ser, en efecto, muy pintoresco, con casas y calles atractivas. En la época en que lo visitamos sus pobladores eran muy escasos —unos quinientos apenas—, aunque no parecía tampoco un pueblo “fantasma” como otros antiguos minerales: Pozos y Real de Catorce, por ejemplo. Las casas de Tlalpujahua estaban en pie y la gente vivía de la explotación de pequeñas canteras para la construcción y de la fabricación de esferas de Navidad, una sorprendente industria casera. El museo local, que entonces me pareció muy bueno, informaba sobre la historia minera del sitio y destacaba el papel de una importante familia del lugar, los Rayón, en la Guerra de Independencia. El héroe local, con la correspondiente estatua, es Ignacio López Rayón, quien convirtió a Tlalpujahua en centro de resistencia independentista. Su apellido fue añadido al nombre del pueblo.
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EL VIAJERO ILUSTRADO Vital,1 biógrafo de Juan Rulfo, descubrió a una Josefa Rulfo, institutriz del michoacano Melchor Ocampo, y en su libro aparece el árbol genealógico familiar elaborado por Claudia Rulfo.2 Guadalupe Paredes localizó otros Rulfo nacidos en Tlalpujahua en los siglo XVIII y XIX, entre ellos el Juan Rulfo de la fuente del pueblo. Juan Francisco, hijo de Juan Rulfo, encontró un dato importante en el museo dedicado a los Rayón (instalado en la que fue su casa): Ignacio López Rayón se casó con María Ana Martínez Rulfo, sobrina del tatarabuelo de Juan Rulfo. También conocimos, gracias a Julio Moguel, interesado en esta historia, al historiador y artista de Tlalpujahua Gustavo Bernal, quien descubrió entre los recuerdos de su propia familia y el archivo municipal no pocos datos sobre los últimos Rulfo de Tlalpujahua: fueron mineros, comerciantes y participantes activos en la vida local. Algunos se trasladaron a Morelia. El antiguo centro minero se ha recuperado después de mi primera visita y alcanza ya algunos miles de habitantes. En los caminos de acceso hay talleres de labrado de piedra y en el pueblo se encuentran más fábricas y expendios de esferas, lo que da a Tlalpujahua una extraña atmósfera navideña todo el año. La población ha sido designada “Pueblo Mágico”, lo que permite que sus casas se mantengan bien conservadas, además de ofrecer alojamiento y restaurantes a los visitantes. Mención aparte merece la mina Las Dos Estrellas. Es ahora propiedad estatal y en las últimas décadas se ha convertido en un sorprendente museo de sitio. Una parte de los enormes edificios anexos ha sido restaurada y se exhiben minerales, maquinaria y tecnología desarrolladas en el mismo lugar durante su auge. Algunas naves tienen murales modernos alusivos a su historia y se montan con frecuencia exposiciones artísticas. Hay una cafetería con venta de souvenirs y se puede visitar el acceso a los socavones. Es un lugar sorprendente, en medio de un hermoso bosque. Los documentos que se exhiben ahí, como antiguas fotografías, planos, papelería de la mina, etcétera, son de enorme valor, pero lo que más impresiona a quien conoce este museo es que nació y se sostiene como una iniciativa enteramente local. Los Rulfo michoacanos, como el Juan Rulfo de la fuente, pertenecen a la misma familia del Juan Rulfo jalisciense cuyo apellido es hoy conocido en todo el mundo. E inevitablemente me he preguntado, a pesar del silencio que Rulfo mantuvo cuando le hablé de su homónimo michoacano, si el excursionista empedernido que fue habría conocido Tlalpujahua. Creo, y en esta conjetura me acompaña su hijo Juan Francisco, que esto no se puede descartar. Si fuera el caso cabría imaginar que después de intentar varias formas de escribir el nombre con que firmaría su obra —Juan Pérez Vizcaíno y Juan Pérez Rulfo, por ejemplo— hubiese recordado el nombre tan sólido (como muchos de los que impuso a sus personajes) del Juan Rulfo michoacano, escrito en piedra en 1888, para adoptarlo como suyo. Es imposible comprobarlo, pero no improbable del todo.
Los Rulfo michoacanos, como el Juan Rulfo de la fuente, pertenecen a la misma familia del Juan Rulfo jalisciense cuyo apellido es hoy conocido en todo el mundo.
Pasamos un par de días en Tlalpujahua visitando los alrededores y los sitios de interés del pueblo mismo, como la parroquia, cuya exuberante ornamentación interior (algo morisca) recuerda su prosperidad decimonónica. La plaza principal se había reempedrado en tiempos recientes para permitir la instalación del mercado semanal. En medio de la misma estuvo la fuente de piedra, que se desmontó y trasladó a una plazoleta que prolonga la principal. Ahí la vimos, con un brocal redondo y al centro un plinto de planta cuadrada, de un metro y medio de alto, con tres copas a manera de surtidor. En las caras del plinto leímos algo que mucho nos sorprendió: la fuente había sido donada por el señor Austasio Rulfo, en 1888, por disposición de su padre, Juan Rulfo. ¿Qué quería decir esto? Mi alumno no me pudo aclarar nada, lo que sólo significaba, por la escasa población del lugar, que en esa época el apellido Rulfo no se relacionaba con ninguna familia todavía residente ahí. El donante debió ser un vecino acomodado, por la importancia de su obsequio. Vi a Juan Rulfo poco después y le dije, entre bromeando y tratando de saber más sobre aquel hallazgo, algo como: “fíjese, don Juan, que acabo de conocer la fuente de Juan Rulfo”. Rulfo mostró extrañeza, pero al contarle la historia tampoco parecía saber más que yo. Le pregunté si se trataba de algún ancestro suyo, pero no pude saber si tenía noticias de aquel homónimo (más bien de su nom de plume, que habría aparecido antes en la piedra que en la literatura). He podido visitar Tlalpujahua recientemente para seguir la pista del Juan Rulfo michoacano luego de saber, por la genealogista jalisciense Guadalupe Paredes, que un cierto Juan Manuel Rulfo (del que ya tenía noticia Claudia Rulfo, hija del escritor) había nacido en Tlalpujahua. Este tatarabuelo de Juan Rulfo fue registrado en la parroquia el 25 de junio de 1772 y lo llevaron muy pequeño a Querétaro. De joven se trasladó a Zapotlán (la actual Ciudad Guzmán) para dar origen a la rama jalisciense de su apellido. Alberto
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Una versión diferente de este texto aparece en el libro Nuevos indicios sobre Juan Rulfo, publicado en mayo de 2010 y coordinado por Jorge Zepeda.
1 Alberto Vital, Noticias sobre Juan Rulfo: 1784-2003, Editorial RM/Universidad Nacional Autónoma de México/Universidad de Guadalajara/Universidad Autónoma de Aguascalientes/Universidad Autónoma de Tlaxcala/Fondo de Cultura Económica, México, 2003, p. 3. 2
Ibid., pp. XIV-XV.
GENTE QUE CAMBIA AL MUNDO
El futbol es un deporte que atrae la atención de millones de aficionados en prácticamente todo el orbe. La Copa del Mundo de la FIFA Sudáfrica 2010 —en cuyo juego inaugural México se enfrentará al anfitrión el viernes 11 de junio— motiva los siguientes comentarios de algunos estudiantes de la Ibero.
alumnos de ›laLosIbero ante la Copa Mundial de Futbol
España y Alemania, los favoritos Entrevistas y fotografías de Francisco Deveaux Téllez Girón
Hugo Gómez Soto El Mundial de Futbol es un acontecimiento muy bueno. Cada cuatro años uno lo espera con ansias, y mucho más si uno practica el futbol. Desde que empiezan las eliminatorias es emocionante ver avanzar a la selección mexicana hacia su calificación. Y ahora, en vísperas de la Copa del Mundo, la emoción es mayor. A mí hasta la piel se me pone chinita.Todos deseamos y esperamos que le vaya muy bien a México. Sin embargo, siendo realistas, yo creo que el campeón será España, porque tiene un gran equipo, con experiencia y juventud, que practica un extraordinario futbol. Estudiante de la Licenciatura en Comunicación
Adriana Prieto Gaspar del Alba Va a ser un Mundial diferente, ya que nunca se ha jugado en África. Va a estar muy bueno. Este evento aligera un poco los conflictos internacionales; es casi como una pausa a los graves problemas que enfrenta el mundo. Pienso que España será el campeón, porque tiene una selección supercompleta y su ritmo de juego es impresionante. Estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales
Estudiante de la Licenciatura en Comunicación
Eugenio González Betana El Mundial de Futbol es un evento fantástico donde se reúnen los países a competir y a convivir de una manera muy buena. Espero que México haga un buen papel.Yo le voy a Alemania, a pesar de que acaban de lesionar a su capitán, Michael Ballack. Para Sudáfrica esto representa una gran inversión turística, más allá del éxito deportivo. Estudiante de la Licenciatura en Derecho
Paola Kuri Seman El Mundial de Futbol es un espectáculo muy bueno y divertido.Ya deseo que empiece. El que se juegue cada cuatro años lo
Daniela López Treviño Para México, el Mundial de Futbol es más mercadológico que deportivo, pues Televisa presiona mucho para que nuestro país participe. Cuando México no califica, las televisoras pierden mucho dinero por concepto de publicidad. No lo hacen por el deporte o, en este caso, por el futbol en particular, sino por el mercado y por todo el dinero que se maneja. Mis favoritos son España y Costa de Marfil. España porque tiene el mejor cuadro, y Costa de Marfil porque los africanos van con todo, son rápidos, fuertes y tienen muy buena visión de campo. Estudiante de la Licenciatura en Comunicación
hace muy interesante, pues si fuera más seguido, se volvería cotidiano. El futbol genera consensos y pausas en los conflictos, pero también representa una guerra. Lo bueno es que se trata de una guerra deportiva.
Alfonso Rivero El Mundial de Futbol me fascina y me apasiona. Es el deporte mundial por excelencia. Mis favoritos para obtener el campeonato son España, en primer lugar; Alemania, en segundo, y Argentina en tercero. Creo que México no pasará a la segunda fase. En cuanto a la importancia social, la Copa del Mundo es benéfica porque Sudáfrica es un país pobre y le viene muy bien económicamente que este evento se realice allá. Estudiante de la Maestría en Administración de Servicios de Tecnología de Información
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ACTUALIDAD IBERO
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Entrevista con el Premio Nobel de Economía
Fotografía de Ylitzma Iñiguez.
2007
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uchos años atrás, al aprender el Teorema Fundamental de los Números Primos, Eric Maskin se percató de la magia que recorre el mundo de las ciencias exactas, pues en éste, dos conceptos nada relacionados entre sí, los números primos y el logaritmo natural, tienen un vínculo tan íntimo que dan cuenta del esplendor de esta sabiduría. Fue así, entre los ladrillos que resguardan a la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, como este científico dijo haber descubierto el potencial de las matemáticas. En esta casa de estudios explicó su teoría del Diseño de Mecanismos, la cual parte del principio de conseguir el bien común a partir de los intereses individuales de las partes implicadas, de forma tal que agentes de mercado y administraciones estén de acuerdo y conformes en este balance y así la economía funcione de forma eficiente. También refirió su fascinación sobre las incoherencias tan coherentes que suceden en los procesos de las ecuaciones. ¿Quieres una aproximación sobre cuantos números primos hay entre uno y “x”? Sólo basta obtener el logaritmo natural de ese “x” número y el resultado será impresionantemente cercano a la respuesta de la pregunta. Cuando Maskin, futuro Premio Nobel de Economía, se dio cuenta de esto, refiere que fue un momento hermoso, pues “los logaritmos y estos números no guardan ninguna relación, y a pesar de ello apareció esta conexión, por lo que vine a saber lo poderosas que son las matemáticas”.
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Lo fundamental es educar para mejorar:
Eric Maskin Ana Langner
El economista abrió los ojos al cálculo a través de la mirada de Francis Piersa, su instructor de este procedimiento mecánico; gracias a él obtuvo su grado en Harvard, donde estudió álgebra al lado de Pierre Samuel y Richard Brauer, y análisis junto a George Mackey y Lars Ahlfors, todos ellos científicos destacados dentro de las ciencias exactas. Su paso por la Universidad de Harvard y la Universidad de Cambridge lo llevaron a convertirse en doctor en Matemáticas Aplicadas. Hoy día reside en el mismo departamento que Albert Einstein ocupara en Princeton; ha sido académico de esa institución desde hace nueve años, en el Instituto de Estudios Avanzados, y es hombre de confianza de Timothy Geithner, secretario del Tesoro de Estados Unidos, y encargado de asesorar el diseño de la nueva regulación para el sistema financiero de Estados Unidos. En 2007 se hizo merecedor del Premio Nobel, junto con los economistas norteamericanos Leonid Hurwicz y Roger B. Myerson por sentar los cimientos de la teoría del Diseño de Mecanismos, la cual ayuda a identificar fallas del mercado para así procurar la correcta distribución de los ingresos y recursos. Raya casi en el estrellato; su teoría traspasa fronteras y su rostro es conocido en todo el gremio de la economía; no obstan-
te, conserva una cálida modestia y, con suma tranquilidad, tiene toda la disposición para explicar a los estudiantes los hallazgos que ha realizado en la ciencia económica. Con esta misma disposición, habló en exclusiva para IBERO acerca de América Latina, México, la corrupción, la crisis financiera y cómo los incentivos y la educación son piezas clave para que un sistema gubernamental y económico surja de entre los escombros. A partir de su teoría de Implementación de Mecanismos, ¿cómo deberían interactuar la sociedad mexicana y el gobierno para lograr una reforma económica, a fin de destinarlos al desarrollo del país, el combate a la pobreza y el mejoramiento de la educación y la investigación?
Pobreza, educación e investigación están relacionadas entre sí. La llave para impulsar el desarrollo es a través de la formación. La razón por la cual persiste la pobreza, es que la gente no tiene oportunidades, pues no se les han brindado las herramientas para aprovechar todas las posibilidades que el mundo global provee. La clave aquí es encontrar la manera para darles el entrenamiento en educación y así desarrollar sus destrezas. Este tipo de preparación puede proveerse a través de las instituciones, como las universidades, o también a través de los empleadores y empresarios; ellos podrían invertir en las personas sin recursos, si tan sólo fueran capaces de entender el enorme potencial que estas personas tienen. Sería conveniente que el gobierno proporcionara incentivos a los empresarios para que éstos a su vez capaciten a la gente de menor poder adquisitivo.Toda esto puede verse como un mecanismo y estudiarse a través de la Teoría de Implementación. ¿Puede el Diseño de Mecanismos aplicarse en los sistemas electorales en países como México en los que se padece un gran problema de corrupción?
¿Qué pueden hacer los gobiernos latinoamericanos para promover el compromiso social?
Privilegiar la educación y el entrenamiento. Soy un fiel creyente sobre la teoría de educar para mejorar. Así se tendrían las oportunidades para que cada quien decida lo que es bueno para él, y también a través de los educadores se puede hacer un bien social. ¿Cómo puede ser explicada la crisis actual y hacia dónde se dirige?
Describiría la crisis financiera actual como un claro ejemplo del conflicto existente entre los deseos de los bancos y lo que resulta bueno para la sociedad. Las instituciones bancarias están dentro del negocio de hacer dinero, como muchas compañías, y en este entendido deben tomar riesgos. Esto está bien si se limitan los peligros al banco, pues sería completamente su decisión. El problema es que las eventualidades no están limitadas a los bancos. Si ellos toman una mala decisión que, en consecuencia, les afecte, dañan también a los demás, haciendo recaer ese daño en la economía de la sociedad. Los bancos no toman en cuenta lo que es bueno para la sociedad, pues no se percatan de la capacidad que poseen para poner en riesgo la estabilidad económica del país cuando ejecutan sus estrategias. Para lograr un equilibrio entre lo que los bancos quieren y lo que necesita la sociedad se requiere regulación, y reguladores gubernamentales que pongan límites sobre los riesgos que quieran tomar las instituciones bancarias. Si este reglamento se hubiera planteado desde el principio, nunca hubiéramos tenido esta crisis y, desde mi punto de vista, las normatividades en este campo son necesarias para el futuro. La recesión financiera actual es la más seria que se ha tenido desde la Gran Depresión estadounidense de la década de los treinta. Para fortuna de muchos, está dando señales de llegar a su fin y no será más fuerte que la ocurrida en 1930. Si recordamos que entonces la tasa de desempleo estadounidense era de aproximadamente 25% y la comparamos con la actual, que no excede el 10%, podremos entender que se trata de un episodio menos dramático que el anteriormente experimentado.
Al pensar en quién te va a representar en el gobierno se puede pensar un sistema de elección como un mecanismo. He trabajado en este problema diseñando buenos sistemas electorales pero, tristemente, me temo que la mayoría de estos sistemas alrededor del mundo no Pobreza, educación e investigación son empleados como se debería. Por otro lado, la corrupción es sin duda están relacionadas entre sí. La llave un problema muy serio que requiere para impulsar el desarrollo es a través abordarse mediante estrategias que contemplen incentivos. Enfrentar la corrupde la formación. ción es también cuestión de enfoques; por ejemplo, en Singapur, en donde este Desafortunadamente, con seguridad, a México le costará más mal permeó a la clase política, se ha encontrado la solución metiempo salir de esta crisis, pues depende de los movimientos que diante buenos salarios y acciones legales. ocurran en la economía de Estados Unidos. No obstante este En primera, el sueldo de los gobernantes, funcionarios y buróestado no es tan inconveniente para México, ya que Estados cratas es alto, así, se evitan las acciones ilegales, y en segunda las Unidos está dando fuertes muestras de mejoría financiera. Tal consecuencias legales por corromperse son muy altas. Si alguien vez a finales de 2010 las cosas comenzarán a mejorar en todas resulta culpable de corrupción, pasa muchos años en la cárcel. las naciones. Estas medidas bien podrían funcionar en México.
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ACTUALIDAD IBERO
›Redes de
educación superior jesuita para el mundo globalizado
Delineando el futuro para un mundo humano, justo y sostenible
C
on el interés de construir vínculos eficaces que potencien la labor de las universidades y que sean acordes con los tiempos que se viven, la Universidad Iberoamericana organizó una importante reunión internacional bajo el tema “Redes de educación superior jesuita para el mundo globalizado: Delineando el futuro para un mundo humano, justo y sostenible”, la cual tuvo lugar del 21 al 25 de abril pasado en las instalaciones de la UIA Ciudad de México. Este encuentro, que se realizó por vez primera en América Latina con la participación de rectores de universidades jesuitas de todo el mundo, tuvo entre otros objetivos consolidar la educación católica, la identidad y la misión jesuíticas, establecer redes globales, colaborar más efectivamente con otros ministerios jesuitas y tratar intelectualmente algunos desafíos de frontera, claves para servir mejor a la sociedad y a la Iglesia.
El padre Adolfo Nicolás llamó a renovar el compromiso de la Compañía de Jesús con el ministerio universitario. Cobró especial importancia su realización en nuestro país, considerando que México se encuentra en un proceso económico y social afectado por la crisis, herido por la violencia en ascenso, y una pobreza y desigualdad endémicas, que constituyen sólo un ejemplo de la gravedad de los retos que enfrentan las instituciones de educación superior confiadas a la Compañía de Jesús. En su conferencia “Profundidad de pensamiento, universalidad y ministerio universitario: desafíos actuales de la educación
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El padre Adolfo Nicolás, acompañado del Rector de la Ibero, José Morales Orozco, S. J.
superior jesuita”, el padre Adolfo Nicolás, Prepósito General de la Compañía de Jesús, propuso a la comunidad de rectores de universidades jesuitas tres puntos que representan los retos de la educación jesuita en un ámbito globalizado: promover el pensamiento y la imaginación; redescubrir y poner en práctica, en el marco de las nuevas condiciones mundiales, la universalidad de la educación universitaria jesuita, y renovar el compromiso de la Compañía de Jesús con el ministerio universitario”. Enfatizó que el reto de las universidades jesuitas consiste en promover nuevas formas de activar el pensamiento crítico y la imaginación: marcas distintivas de la educación ignaciana desde sus orígenes. El secretario para la Educación Superior Jesuita, Paul Locatelli, dijo que este foro, enclavado en el contexto de la globalización y las nuevas tecnologías de la comunicación, fue una importante oportunidad para buscar estrategias encaminadas a mejorar la educación superior jesuita y beneficiar a sus estudiantes, académicos, la sociedad y la Iglesia, con el abordaje de los problemas contemporáneos más serios, incluyendo sus dimensiones éticas y religiosas. Agregó que el futuro está en aprender en un contexto global, haciendo hincapié en cómo una red global única de educación superior en el mundo, la jesuita, debe aprovechar esta oportunidad y aceptar su responsabilidad para ayudar a formar un mundo más humano, justo y sostenible para todos, no sólo para aquellos con recursos y acceso a la educación. Durante los días de trabajo se generó un fructífero intercambio de experiencias e ideas en torno a los desafíos que la educación superior enfrenta en cada una de las regiones y cómo se pueden utilizar las redes de las universidades latinoamericanas para colaborar entre sí, además de temas como la teología y la cultura, la inequidad y la pobreza, la ecología y la sustentabilidad. Cabe señalar que en uno de los siguientes números de IBERO se abordará ampliamente el tema de la educación jesuita.
›Michelle
Obama visitó la Universidad Iberoamericana La primera dama de Estados Unidos se reunió con estudiantes universitarios y de preparatoria Pedro Rendón López Redactor de IBERO
En su mensaje de bienvenida el doctor Morales Orozco reconoció el delicado gesto de Michelle Obama de dirigirse a los jóvenes estudiantes de México.
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econocida como una de las mejores instituciones privadas de educación superior en México, la Universidad Iberoamericana fue distinguida con la visita de la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, en el que fue su primer viaje individual oficial al extranjero. El pasado 14 de abril, acompañada por la primera dama de México, Margarita Zavala; el Rector de la UIA, José Morales Orozco, S. J., y el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, Michelle Obama se reunió con cientos de estudiantes universitarios y de preparatoria en el “Foro de estudiantes con la primera dama de Estados Unidos”. En su mensaje de bienvenida el doctor Morales Orozco reconoció el delicado gesto de Obama de dirigirse a los jóvenes estudiantes de México, quienes tienen entre sus principales preocupaciones la percepción de un futuro incierto. Afirmó que la educación es un factor determinante para combatir las causas estructurales de la violencia, y el mejor medio para procurar el desarrollo y el progreso de nuestros pueblos; por ello abrir oportunidades para los jóvenes es la clave para cambiar una perspectiva de incertidumbre por otra de esperanza. “Valoramos enormemente en usted su voluntad e interés en la construcción de alternativas y oportunidades para la juventud, con la que esta casa de estudios, con muchos hombres y mujeres de buena voluntad, se encuentra comprometida”, le dijo el Rector de la Ibero. En representación de los estudiantes, Jaime Enríquez Reynoso, alumno de Derecho en la UIA, dijo que una sociedad se entiende al ver a su juventud, por lo que calificó de bienaventurado
a aquel que busca incrementar la participación juvenil en la sociedad, y que la educación es la base para el desarrollo de nuestra nación. Michelle Obama se dirigió a los alumnos provenientes de distintas instituciones educativas de la zona metropolitana, a quienes les dijo que la responsabilidad de confrontar los desafíos característicos de nuestro tiempo pronto recaerá en ellos, una generación que más que cualquier otra, es capaz de acceder a la información y de relacionarse entre sí, de organizarse y movilizarse y hallar soluciones nuevas a las mayores dificultades. Añadió que su esposo Barack Obama y el presidente de México, Felipe Calderón, se esfuerzan por reconstruir los sistemas educativos y por generar oportunidades para las juventudes de ambas naciones, responsabilidad que deben compartir los ciudadanos.Afirmó que no basta con cambiar las leyes y las políticas, sino que también hay que oponerse a las ideas y los supuestos equivocados de que los jóvenes, por su clase social, religión, raza o discapacidad, no merecen que se les eduque, o que las niñas no son tan capaces como los niños. Expresó su preocupación por los tiempos económicamente difíciles que se viven en México, en Estados Unidos y en todo el mundo, que no garantizan un futuro, incluso para los jóvenes privilegiados que asisten a una universidad. De ahí que les pidiera a los estudiantes asistentes que pensaran por un momento en la misión de la UIA, enfocada a comprometerse en el servicio a los demás y desarrollar y difundir el conocimiento para el logro de una sociedad libre, justa, solidaria y productiva, como lo hiciera Alberto Irezábal, recién egresado de la Ibero, cuyo proyecto de servicio social estuvo dirigido a apoyar a una comunidad indígena de Chiapas para la producción y venta eficiente del café que cultivan en sus tierras. Así, Michelle Obama confió en que cada uno de los jóvenes haga suya la labor de ayudar a los necesitados, a fin de levantar una nación más fuerte y construir juntos un mundo mejor.
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MÚsica para camaleones
Qué escuchar y por qué Beatriz Palacios
Asistente de edición de Ibero
Jaramar Soto recomienda: Lhasa, de Lhasa de Sela [2009]; March of the Zapotec, de Beirut [2009] e Incendio, de Los Dorados [2008] Lhasa es el último disco de la cantante Lhasa de Sela, nacida en Nueva York, de ancestros multiculturales, quien murió el pasado 1 de enero a los 37 años dejando únicamente tres producciones discográficas. Lhasa, su primer disco cantado enteramente en inglés, su lengua materna, es profundamente poético y bello dentro de una gran sencillez. Lhasa fue una artista que, sin necesidad de recurrir a grandes artilugios vocales o musicales siempre llegó a emocionar a quienes la escucháramos. Sus canciones son directas, honestas, muy personales, autobiográficas sin duda, con ese ingrediente valiosísimo que es difícil de definir pero que está centrado en la honestidad, en la necesidad de un artista de transmitir sentimientos reales
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Música para camaleones está dedicada a la recomendación de obras musicales, para lo cual se ha invitado a melómanos, investigadores, expertos, editores, musicólogos y denodados amantes de la música. En esta ocasión agradecemos a Jaramar Soto, Alejandro González del Pliego, Nora Huerta y Julio César Cruz Vásquez, el que con tanta gentileza hayan accedido a compartir con los lectores de IBERO su experiencia y su pasión.
y que hace que una obra musical perdure y quede cerca de nosotros, sus escuchas. Beirut, la banda del muy joven músico Zach Condon, oriundo de Santa Fe, Nuevo México, se ha convertido para mí en una referencia constante por su energía, su frescura y por la forma tan natural como integra elementos musicales multiculturales sin perder su lenguaje particular, ese sonido “beirut”. En March of the Zapotec tienen de invitados a los integrantes de la banda de metales Jiménez, de Teotitlán del Valle, Oaxaca, y es muy emocionante escuchar el resultado: un sonido atemporal que rompe fronteras geográficas en el que flotan la bella voz y las letras de Zach Condon. Los Dorados es uno de los grupos más brillantes de la escena mexicana del neojazz-rock fusión (a falta de otra manera de definirlo). Esta banda integrada por Daniel Zlotnik en el
saxofón, Demián Gálvez en la guitarra, Carlos Maldonado en el bajo, y Rodrigo Barbosa en la batería, con la colaboración de DJ Rayo en las tornamesas, y teniendo como invitado, muy especial en este disco, al trompetista de origen vietnamita Cuong Vu, logra en Incendio —su tercera producción discográfica—, una madurez sorprendente que los ha llevado a momentos de gran brillo en las interpretaciones en vivo de este material. Los Dorados, como grupo, y sus integrantes en lo individual, son sin duda exponentes de la nueva música mexicana a los que habrá que seguir la pista. JARAMAR SOTO. Cantante, compositora y artista plástica. Su original propuesta musical trasciende barreras temporales y geográficas al fusionar sonoridades del pasado y del presente, así como elementos multiculturales. Cuenta con una decena de discos grabados, el más reciente de ellos bajo el título Diluvio.
Alejandro González del Pliego recomienda: Alfred Schnittke: Complete works for violin & piano [2004], y Requiem & Piano Concerto [1996], de Alfred Schnittke Después de la muerte de Shostakovich, uno de los compositores rusos más reconocidos es sin duda el músico de ascendencia alemana Alfred Schnittke (1934-1998) de quien recomiendo dos grabaciones que contienen obras originales así como adaptaciones de otros autores. En el álbum Alfred Schnittke: Complete works for violin & piano, bajo el sello Stradivarius, destacan, además de las espléndidas interpretaciones de Francesco D’Orazio en el violín y Giampaolo Nuti al piano, tres sonatas escritas para violín y pianoforte de 1963, 1968 y 1994, respectivamente, así como una suite al estilo antiguo, de 1972, y una adaptación de la célebre melodía tradicional “Noche de paz”, del compositor austriaco Franz Xaver Gruber. La otra grabación, del sello Chandos, consta de un Réquiem y un Concierto para piano
interpretados por la Capella Sinfónica y la Orquesta Sinfónica del Estado Ruso, con Igor Khudolei al piano bajo la dirección de Valeri Polyansky. En estas obras de Alfred Schnittke es posible disfrutar de su inspiración y la manera en que se nutre de grandes autores rusos como Shostakovich y Stravinsky, o bien de los germanos Mahler y Berg. ALEJANDRO GONZÁLEZ DEL PLIEGO. Responsable
de programación musical y de la Fonoteca de Radio Educación.
Nora Huerta recomienda: Mucho corazón, de Martirio [2001] y Elotitos tiernos, de Liliana Felipe [1992] Mucho corazón contiene, como diría mi abuelita, “las canciones del ayer”, reinterpretadas por Martirio, un personaje de gafas oscuras y peineta en la cabeza, una cantaora que más bien tiene rasgos de rockera. Este disco fusiona de manera afortunada el jazz, el bolero, el flamenco y el tango, logrando un álbum con
muchos momentos desgarradores que invitan a reflexionar sobre el desamor y el infortunio de los enamorados; se recomienda escuchar con vino y buena compañía. De Ediciones el Hábito, Elotitos tiernos es un extraordinario disco en el que Liliana Felipe está acompañada por la Sonora Reclusur. Este álbum hace un recorrido por distintos géneros musicales: la marcha, el merengue, la cumbia, y en cada uno se puede disfrutar ampliamente de las letras de la cantautora, quien sin pudores nos entrega las canciones más entrañables, delirantes y divertidas. Es un disco para disfrutar de la ironía y profundidad de cada canción y para saborear musicalmente el valor de las palabras. Todos los discos de esta gran compositora de origen argentino y orgullosamente nacionalizada mexicana son recomendables. NORA HUERTA. Actriz, cantante y dramaturga, ha
colaborado en producciones de televisión y en el programa El Weso de W Radio. Forma parte de la compañía de teatro de cabaret Las Reinas Chulas.
Julio César Cruz Vásquez recomienda Carmina Burana: Officium lusorum, de Millenarium [2008] y Son de mi tierra, de Son de Madera [2009] El Ensamble de música antigua Millenarium, integrado por músicos de varios países, en Carmina Burana: Officium lusorum, entrega un facsímil de los cantos goliardos conocidos bajo el nombre de Carmina Burana, con una interpretación impecable, muy apropiada según la retórica y tradición del medievo y con réplicas de los instrumentos originales de la época. Por otra parte, en Son de mi tierra, el escucha podrá apreciar lo barroco del son jarocho, aunado a la excelente interpretación de los músicos que conforman Son de Madera, quienes cuentan con un legado muy importante dentro de la canción tradicional de Veracruz, desde Mono Blanco hasta Chuchumbé y Los Vega. Asimismo, destaca la conjunción de instrumentos tradicionales con otros de diferentes épocas y estilos. JULIO CÉSAR CRUZ VÁZQUEZ. Guitarrista, promotor cultural e integrante del grupo de música antigua Concentus y del ensamble Voces Humanas.
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/el eco de la lectura
LA VOZ DEL LIBRO
Qué leer y por qué Marco Antonio Campos / José Luis Ortiz
El liderazgo al estilo de los jesuitas José Luis Ortiz recomienda El liderazgo al estilo de los jesuitas, de Chris Lowney [Editorial Norma, Bogotá, 2008] Existen incontables ejemplos de personas que han logrado construir grandes empresas, pero poco se ha profundizado en el proceso de formación de un líder. Necesitamos más líderes de principios y altamente efectivos en las empresas, con liderazgo personal más confiable en el hogar y en el trabajo y más liderazgo visionario e inspirado por parte de quienes nos entrenan, enseñan, asesoran y aconsejan; ya que las funciones fundamentales de un líder son inspirar, alinear y formar líderes. Un aporte interesante para llenar este vacío consiste en conocer la historia y el desarrollo de una de las empresas más grandes y antiguas del mundo: la orden de la Compañía de Jesús. En su libro El liderazgo al estilo de los jesuitas, publicado en español por Editorial Norma, Chris Lowney, ex sacerdote jesuita y experimentado ejecutivo del banco de inversiones J.
Esta sección de IBERO acude a los lectores expertos, a los apasionados en la lectura, y son ellos los que recomiendan los siguientes libros que podrían entregar a otros lectores experiencias imborrables y transformadoras. Agradecemos a Marco Antonio Campos y José Luis Ortiz la disposición a responder nuestra encuesta y compartir así su interés con nuestros lectores.
P. Morgan, nos revela, en un relato lleno de ejemplos, los principios que han guiado a los líderes jesuitas en sus diversas actividades durante más de 450 años. Cuando San Ignacio de Loyola fundó la Compañía de Jesús en el siglo XVI, se fijó ciertos objetivos en materia de captación y desarrollo de los líderes de la organización. En poco más de una generación, esta compañía religiosa iniciada por diez jesuitas sin capital ni plan de negocios, pero con el conocimiento profundo sobre la clase de gente que pretendían reclutar y formar en la organización y las dotes que debían poseer sus líderes, llegó a ser una de las más influyentes del mundo: como confidentes de monarcas europeos, del emperador Ming de la China, del Shogun Japonés, del emperador mogol de la India, etcétera. Sus ideas todavía gozan de gran actualidad para los ejecutivos del siglo XXI.
En las organizaciones actuales existen jóvenes prometedores que parecen tenerlo todo para llegar a la cúspide. Sin embargo hoy sabemos que la inteligencia, la formación y la ambición no son suficientes, por lo que muchos de ellos terminan estancados. Estos fracasos pueden atribuirse, en muchos casos, a la falta de comprensión de las fortalezas y debilidades propias en un contexto cambiante. Así, en medio de las actividades diarias y urgentes, son pocos los que quieren detenerse a reflexionar sobre el rumbo que está adoptando su carrera y su vida. Los jesuitas parecen haberlo comprendido hace varios siglos al haber desarrollado cuatro principios fundamentales: autoconciencia, adaptabilidad, heroísmo y amor. José Luis Ortiz. Director de la carrera de Ingeniería Mecánica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Querétaro.
Una jornada en el otro tiempo Marco Antonio Campos recomienda Una jornada en el otro tiempo, de Luis Tovar [Ediciones sin Nombre, México, 2009]
Cuentista, crítico de cine, autor de un diccionario del mar, Luis Tovar nos entrega ahora este libro que se colocaría entre los raros de nuestra literatura (Una jornada en el otro tiempo), publicado por Ediciones sin Nombre en 2009. Aquí Tovar se muestra un espíritu presto y en alerta que se interroga e interroga todo aquello que lo rodea. Por una parte, con lucidez filosa, exhibe al hombre angustiado en su ser, la insignificancia que siente que es —que somos— en el mundo, y el otro yo en él en el cual se descubre aterrado, y por la otra parte, se mira como un hombre lúdico,
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que se deleita con las cosas simples diarias, con los cafés y el cine (del cual conoce tanto), con ciudades como México y Bogotá, con la serenidad de las tardes, y goza la desnudez de la mujer “en lo pequeño de su edad”. A menudo se detiene en lo nimio y lo inane, y los vuelve bella literatura.Virtuoso “hagiógrafo de naderías”, Luis Tovar se escribe, o mejor, se deja escribir por las palabras que se colocan en el sitio exacto porque el azar “es el único que nunca se equivoca”. Una jornada en el otro tiempo: un libro para pensar y pensarse. Marco Antonio Campos. Poeta, narrador, ensayista, traductor y editor Director de la colección Poemas y Ensayos de la UNAM. Entre sus más recientes libros está Viernes en Jerusalén (Visor, Madrid, 2005),V Premio Casa de América de Poesía Americana.
ITINERARIO DEL OCIO
adónde ir y por qué
Beatriz Palacios
MÚSICA Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México: Temporada primavera 2010 La Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, con más de 30 años de actividades ininterrumpidas, está considerada como una de las más relevantes de América Latina, y se ha presentado en las principales salas de México y en foros de Estados Unidos, Europa, Sudamérica y el lejano Oriente. Entre otros reconocimientos, la Unión Mexicana de Críticos de Teatro y Música la nombró “La Mejor Orquesta de México de 2000” y en 2004 fue premiada con la Luna del Auditorio Nacional. En esta temporada de primavera la Filarmónica interpretará obras de Antonin Dvorak, Dmitri Shostakovich e Igor Stravinski, entre otros compositores, bajo la batuta del director huésped Alun Francis. Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, hasta el 27 de junio
del conflicto, y una serie de mapas espectaculares de gran valor histórico provenientes de la Fundación Giménez Llorente, de la Universidad Politécnica de Valencia, España. Antiguo Colegio de San Ildefonso, hasta el 25 de julio
ARTES VISUALES Paseo en mapa. Explorando las claves de América Latina A partir de un concepto museográfico lúdico en el que conviven la ciencia, la historia y el arte con los recursos multimedia y sistemas interactivos, esta exposición ofrece al público un viaje por la historia de América Latina y sus independencias, a través de la cartografía. En la muestra, que está dividida en ocho salas temáticas, se podrán apreciar valiosos documentos que por primera vez se presentan al público, entre ellos los originales del Tratado de Guadalupe Hidalgo con el que concluye la intervención de Estados Unidos 1846-1848, además del mapa del cartógrafo John Disturnel, que redefinió los límites de México y Estados Unidos después
DANZA Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández Creado hace más de cuatro décadas, el Ballet Folklórico de México ha representado a nuestro país en los más importantes foros obteniendo innumerables reconocimientos por su calidad artística. Cuenta con un amplio repertorio, a través del cual ha sabido acercar a los grandes públicos, tanto mexicano como de otros países, a las manifestaciones estéticas enraizadas en nuestro folklor,
MULTIDISCIPLINARIO Amé… nosotros Entre los pueblos gitano y mexicano existen muchas raíces culturales comunes, las cuales son mostradas a través de este peculiar espectáculo multimedia donde la danza, la música, el canto y el teatro se fusionan para ofrecer al público una visión especial sobre el reencuentro de estas culturas. Interpretada por el ensamble Egiptanos, que desde hace más de un lustro se ha abocado a vincular las culturas gitana y mexicana, esta puesta en escena invita a reflexionar sobre la manera en que varias generaciones de mexicanos han sido moldeados por el cine de la época de oro, así como a pensar en el valor que tuvo el séptimo arte en la tradición gitana, ya que muchos de sus miembros recurrieron al cinematógrafo para llevar diversión a los pueblos más lejanos. Teatro Helénico, hasta el 13 de julio
difundiendo alrededor del mundo la música y la danza emanadas de las diferentes regiones de México. Museo Nacional de Antropología, hasta el 27 de junio
Ballet Giselle La Compañía Nacional de Danza presenta en esta ocasión el ballet Giselle, coreografía de Jean Coralli y Jules Perrot con música de Adolphe Adam. Esta es una pieza fundamental de la danza clásica tanto por el tratamiento de los ideales románticos como por el empleo de la más refinada técnica teatral del siglo XIX, que forma parte del repertorio internacional que ofrece al público con gran éxito la agrupación de ballet clásico más representativa de nuestro país. Teatro de la Ciudad, 25, 26 y 27 de junio
TEATRO Eurídice Esta obra de la dramaturga y poeta Sarah Ruhl, apuesta por lo contemporáneo y muestra otro punto de vista del mito griego de Orfeo y su amada. Bajo la dirección de Otto Minera y la actuación de Ana Serradilla, en lo que pareciera ser un departamento de lujo al estilo neoyorkino, el público encontrará una Eurídice que cuestiona su destino, se pregunta sobre su relación con los hombres e incluso reta a las fuerzas del inframundo. En el montaje destaca el impecable trabajo de escenofonía realizado por el creador de este concepto en nuestro país y condecorado con la Medalla de Oro de Bellas Artes, Rodolfo Sánchez Alvarado, además de la escenografía e iluminación de Philippe Amand, y la música original de Jacobo Lieberman. Teatro Helénico, hasta el 18 de julio
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innovación tecnológica Televisión inalámbrica La empresa china Haier lanzó su primer aparato de televisión HDTV de 32 pulgadas completamente inalámbrico, el cual emplea la tecnología de electricidad de WiTricity y la tecnología de AMIMON para la transmisión de video de alta definición de forma inalámbrica con WHDI (Wíreless Home Digital Interface). Para la electricidad sin cables requiere de una bobina emisora de radiofrecuencias en la parte posterior del televisor, colocada en paralelo para tener la óptima potencia.
Dispositivos e ›instrumentos que facilitan la vida
Impresora sin computadora La impresora multifunción Photosmart Premium de HP además de escanear y hacer fotocopias tanto a color como en blanco y negro, imprime todo tipo de documentos sin requerir de una computadora. Este aparato cuenta con conectividad vía Ethernet, WiFi y Bluetooth, lo que permite, por ejemplo, pasar las fotografías directamente desde un celular o una PDA a la impresora para plasmarlas en papel. Asimismo, su pantalla táctil incorpora la tecnología TouchSmart, gracias a la cual se pueden editar las fotografías sin necesidad de un programa especial, logrando desde cambiar los valores de luminosidad y brillo hasta crear efectos.
Automóvil eléctrico La empresa Zilent comercializa en México una línea de automóviles eléctricos con tecnología canadiense, los cuales son una buena opción para transportarse en la ciudad y contribuir a reducir las emisiones contaminantes. Estos vehículos no generan ruido, pues su motor es 100% eléctrico, y funcionan a través de un sistema de almacenamiento de energía con seis baterías de ocho voltios, que se conecta a cualquier toma de corriente, lo que se refleja en un ahorro económico considerable. Las baterías, que son reciclables, tienen una capacidad para recorrer 150 kilómetros, suficientes para la ciudad de México, en donde el trayecto promedio diario es de 40 kilómetros. Los automóviles Zilent alcanzan una velocidad de hasta 90 kilómetros por hora.
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Reloj táctil para buceo El reloj Sea Touch de la firma Tissot está especialmente diseñado para los amantes del buceo. Soporta presiones de hasta 20 atmósferas, tiene un cierre especial para el traje de buzo, y es hermético hasta 200 metros de profundidad. Asimismo, detecta el aumento de la presión y a partir de 1.4 metros el minutero indica la profundidad. Su cristal de zafiro no se raya, tiene un tratamiento antirreflejos y es táctil. La función Logbook registra el desarrollo de todas las inmersiones realizadas y puede almacenar hasta 60 inmersiones por hora, clasificándolas tanto por fecha como por la profundidad alcanzada.