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4. Competencias clave de nuestra programación de aula en prevención
from La seguridad y la salud como materia de enseñanza en educación secundaria obligatoria. INSST y otros
Enseñar prevención de riesgos laborales en los centros educativos debe ser una acción integrada dentro de una estrategia política que tenga como directriz principal el desarrollo de un modelo de enseñanza que permita al alumnado, en un futuro, acceder al mundo laboral en términos de calidad. Esto significa que dicha política tiene que manifestar intereses, problemas y motivaciones extraídos desde el centro escolar y del entorno socioeconómico donde se encuentre, ya que cada centro educativo puede entender la prevención en función de su realidad (Nyhan, 2003). Por este motivo, hemos elaborado este apartado teniendo como base, por un lado, la legislación vigente en materia educativa y, por otro, directrices y normativas de carácter laboral. Centrándonos en el primer ámbito legislativo y teniendo como norma básica la LOMCE, este apartado estará integrado por los siguientes elementos del currículo: 1. Las competencias o capacidades para aplicar de forma integrada los contenidos propios de cada enseñanza y etapa educativa, con el fin de lograr la realización adecuada de actividades y la resolución eficaz de problemas complejos. 2. Los estándares y resultados de aprendizaje evaluables. 3. Los objetivos de cada enseñanza y etapa educativa. 4. Los contenidos o conjuntos de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que contribuyen al logro de los objetivos de cada enseñanza y etapa educativa y a la adquisición de competencias. Estos se ordenan en asignaturas, que se clasifican en materias, ámbitos, áreas y módulos en función de las enseñanzas, las etapas educativas o los programas en que participen los alumnos y alumnas.
4COMPETENCIAS CLAVE DE NUESTRA PROGRAMACIÓN DE AULA EN PREVENCIÓN
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Las orientaciones de la Unión Europea establecidas en la Recomendación 2006/962/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente, insisten en la necesidad de la adquisición de las competencias “básicas” o “clave” por parte de la ciudadanía, como condición indispensable para lograr que los individuos alcancen un pleno desarrollo personal, social y profesional que se ajuste a las demandas de un mundo globalizado y haga posible el desarrollo económico, vinculado al conocimiento (Bolívar, 2010). Esta nueva conceptualización de la enseñanza tiene como base el informe “DeSeCo”, elaborado en 2003, que definió el concepto de competencia como “la capacidad de responder a demandas complejas y llevar a cabo tareas diversas de forma adecuada”. La competencia “supone una combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes, emociones, y otros componentes sociales y de comportamiento que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz”. Según Bolívar y Pereyra (2006), se contemplan como conocimiento en la práctica, es decir, un conocimiento, en nuestro caso, tendría estrecha vinculación con la seguridad y salud laboral, adquirido a través de la participación activa en prácticas sociales y, como tales, se pueden desarrollar tanto en el contexto educativo formal, a través del currículo, como en los no formales e informales.
En este sentido, las competencias básicas o “clave”, definidas a partir de la LOMCE, se dirigen, principalmente, como establecía la Unión Europea, al desarrollo personal, el ejercicio de la ciudadanía activa o la inclusión social. Esta perspectiva entra en consonancia con el proyecto DeSeCo,
anteriormente comentado, ya que se trata de competencias para el bienestar personal y el buen funcionamiento de una sociedad, pilares fundamentales en el fomento de una cultura de prevención (Bolívar, 2008). Por consiguiente, enseñar “en prevención” es lograr que el alumnado se realice personalmente, ejercer una ciudadanía responsable y comprometida, incorporarse a la vida adulta de manera satisfactoria y ser capaz de desarrollar un aprendizaje permanente a lo largo de toda la vida. Esta premisa viene respaldada desde el propio Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, y la Orden ECD/65/2015, de 21 de enero, cuando argumenta que una de las finalidades de las “competencias clave” es cuando se establece el momento de adquirir tales competencias, concretamente, al finalizar la enseñanza obligatoria. Por tanto, a partir de la nueva organización de la Educación Secundaria Obligatoria desarrollada en la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, tras su modificación realizada por la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre (LOMCE), el concepto “competencia clave” viene definido como las capacidades para aplicar de forma integrada los contenidos propios de cada enseñanza y etapa educativa, con el fin de lograr la realización adecuada de actividades y la resolución eficaz de problemas complejos. Esta definición de “competencias clave” se relaciona estrechamente con otro de los ejes clave de la cultura de prevención. Trabajar por competencias en el ámbito de la enseñanza de la seguridad y salud proporciona que nuestro alumnado adquiera un «saber hacer» aplicado a una diversidad de contextos sociales y profesionales. Para que la transferencia a distintos contextos sea posible, resulta indispensable una comprensión del conocimiento presente en las competencias y la vinculación de este con las habilidades prácticas o destrezas que las integran. El aprendizaje por competencias favorece los propios procesos de aprendizaje en materia de prevención y la motivación por aprender, debido a la fuerte interrelación entre sus componentes: el concepto de seguridad y salud se aprende de forma conjunta al procedimiento de aprender dicho concepto. En el contexto aula-centro, el papel del docente es fundamental, pues debe ser capaz de diseñar tareas o situaciones de aprendizaje preventivas que posibiliten la resolución de problemas, la aplicación de los conocimientos aprendidos y la promoción de la actividad de los estudiantes. Este manual pretende impulsar un aprendizaje de la prevención basado en competencias, que se caracteriza por su transversalidad, su dinamismo y su carácter integral. El proceso de enseñanza-aprendizaje competencial se aborda desde todas las áreas de conocimiento, teniendo en cuenta que las competencias no se adquieren en un determinado momento y permanecen inalterables, sino que implican un procedimiento mediante el cual los individuos van adquiriendo mayores niveles de desempeño en el uso de las mismas, proceso que está estrechamente vinculado con el desarrollo y adquisición de una cultura de la prevención. La programación de este manual se ha organizado partiendo de los objetivos propios de la etapa y de las competencias que se van a desarrollar a lo largo de la Educación Secundaria Obligatoria, mediante el establecimiento de contenidos, criterios de evaluación y estándares de aprendizaje evaluables. A estos efectos, las competencias del currículo son las siguientes: Comunicación lingüística, Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología, Competencia digital, Aprender a aprender, Competencias sociales y cívicas, Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor y Conciencia y expresiones culturales. A continuación, se expone un gráfico-resumen para conocer el tipo de significado y características que se extraen de cada una de las competencias clave establecidas en la LOMCE (figura nº 3).
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Figura nº 3. Significado de las competencias clave en la LOMCE (Fuente: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2015).
Para una adquisición eficaz de las competencias y su integración efectiva en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la prevención, según el Real Decreto 1105/2014, se diseñarán actividades de aprendizaje integradas que permitan al alumnado avanzar hacia los resultados de aprendizaje de más de una competencia al mismo tiempo. Para ello, se potenciará el desarrollo de las competencias de comunicación lingüística, competencia matemática y competencias en ciencia y tecnología. A partir del análisis de la Orden ECD/65/2015, de 21 de enero, la competencia en comunicación lingüística (CL) trabaja la prevención en el aula-centro vinculando la seguridad y salud con prácticas sociales determinadas que ofrecen una imagen del individuo como agente comunicativo que produce, y no sólo recibe, mensajes con distintas finalidades. Valorar la relevancia de esta afirmación en la toma de decisiones que tengan como resultado una conducta o comportamiento preventivo supone