LA MEMORIA COMPARTIDA

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C贸rdoba entre dos orillas


Córdoba entre dos orillas

Exposición “LA MEMORIA COMPARTIDA. Córdoba entre dos orillas” Sala de Orive. Córdoba 16 de Junio al 24 de Julio de 2011 Edita: Delegación de Cultura. Ayuntamiento de Córdoba Subvenciona: Ministerio de Cultura. Gobierno de España Idea y coordinación: Virginia Luque Gallegos Contenidos: Global Events, ID. Diseño industrial y producciones gráficas: e-Cultura net, S.A. Imprime: e-Cultura net, S.A. Depósito legal: M 24686-2011




INTRODUCCIÓN


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INTRODUCCIÓN

Introducción Desde el año 1994, el Conjunto Histórico de Córdoba fue declarado Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO, ampliando de este modo su reconocimiento desde que la mezquita gozara de dicho privilegio en la década anterior. De todos es sabido el cénit que la ciudad alcanzó durante el califato y la época andalusí como foco literario, científico, artístico que irradió a Oriente y Occidente absorbiendo e hibridando la herencia clásica, la tradición judeocristiana y la cultura arabo-islámica. Y a pesar del transcurrir de los siglos, precisamente esa universalidad pervive a través de su arquitectura, el entramado urbano, su significación y trascendencia cultural. Una significación vinculada a otras urbes del mediterráneo islámico como Qayrawán (Túnez) y Fez (Marruecos) con las que le unen no sólo lazos históricos sino grandes similitudes y un legado común

La exposición, “La memoria compartida. Córdoba entre dos orillas” pretende dar a conocer el paralelismo de aquellos bienes culturales que entrelazan este trinomio de ciudades Patrimonio de la Humanidad (Fez 1981, Qayrawán 1988, Córdoba 1984-1994) y que comparten aspectos intangibles y hechos acontecidos en su devenir histórico.

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LAS MEDINAS

El asentamiento urbano Los límites. Murallas y puertas El tejido viario

El espacio intramuros Las mezquitas y los baños Hornos y alhóndigas

El espacio extramuros Arrabales Oratorios al aire libre y cementerios


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LAS MEDINAS

La evidencia común. Aglomeraciones urbanas de fundación islámica o asentamientos generados sobre núcleos heredados de las ciudades antiguas, constituyen la idiosincrasia y el núcleo vital de las actividades de ciudades andalusíes y magrebíes. En las medinas, palpita la vida política, social y comercial dando cobijo a los edificios de mayor relevancia a nivel político, social y religioso. El alcázar aislado y fortificado, domina el territorio, tanto, como la gran mezquita de los viernes. Junto a ella, los baños pasan casi inadvertidos al viandante que acaba practicando allí las abluciones rituales mientras también entabla relaciones sociales en zocos y mercados. A extramuros se extienden arrabales, que funcionaban como medinas aisladas e independientes y solían acoger a población de otros lugares, credos religiosos, además de actividades de carácter industrial. Y fuera de las murallas, el viajero que avistaba cualquier medina, tropezaba con los cementerios antes de llegar a las puertas principales de la cerca, cuyas tumbas ocupan anárquicamente la naturaleza evocando al jardín paradisíaco que el creyente perdió y espera alcanzar. 14


LAS MEDINAS

El asentamiento urbano Ibn Jaldún, historiador del siglo XIV refería que para que la vida en una ciudad fuera grata, tenía que situarse cerca un río, donde brotaran fuentes de agua pura y abundante y se respirara aire limpio. Una ubicación en un emplazamiento crucial para la defensa ya fuera la cumbre de una montaña abrupta o la orilla de un río franqueable tan sólo por un puente de barcas o de piedra. Sus contornos, alude, “debían estar provistos de buenos pastos, tierras de labor propias para el cultivo de cereales, base de la alimentación de los vecinos y de sus ganados. Sus montes o bosques, proporcionadores de madera para la construcción y leña para el hogar”.

Córdoba Córdoba se abre ante una extensa y ondulada campiña coronada por las estribaciones de Sierra Morena,

deslizándose hacia los márgenes del río Guadalquivir. El río recoge afluentes como el Guadiato y Guadalmellato, así como numerosos arroyos estacionales. La ciudad romana fue fundada en el año 156 o 152 a.c por Claudio Marcelo, tomando el nombre de Corduba, anterior poblado ibérico. Asentada sobre una terraza cuaternaria, la configuración de la urbe islámica se circunscribió desde el año 716 al recinto amurallado de origen romano para constituir la medina. La afluencia constante de población hacia Córdoba en el momento de máximo apogeo durante el califato generó una importante expansión urbana a extramuros donde se extendían unos veinte arrabales. Desde el año 936, las dependencias administrativas y palatinas se trasladan a Madinat al-Zahra; ciudad de los califas omeyas situada a las afueras de Córdoba hasta que el primer ministro Almanzor desplaza la corte a Madinat al-Zahira; una nueva urbe situada a oriente que fue totalmente arrasada con las guerras que pusieron fin al califato.

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Fez

Qayrawán

Ciudad fundada en el año 788-89 por Idris I se asienta sobre parajes y alomadas colinas a los pies de las montañas de Beni Bahlul. Encrucijada de caminos entre en el sur, los bosques del Medio Atlas y el Rif, y su posición estratégica garantizó el control de rutas marítimas y caravaneras hacia el oro de Siyilmasa.

En el año 670 Uqba ibn Nafi fundó Qayrawán como base campamental donde continuar su expansión por el Magreb.Gracias a su situación estratégica sobre asentamientos de origen romano y bizantino Qayrawán, cuyo nombre deriva del persa, Kâravân adquirió gran relevancia convirtiéndose al poco tiempo en una de las grandes capitales del Occidente islámico. Emplazada en una fértil llanura esteparia entre los ríos Zroud y Merguellil que surcan dos salinas, actuó como encrucijada entre las vías de conexión hacia el desierto y el Oeste.

Como en Córdoba, un río (llamado Fez o Yawahir, de las Perlas) divide a la ciudad en dos riberas donde se ubicó el barrio de los qayrawaníes y el de los andalusíes sobre el primer enclave denominado Fez al-Bali o Fez el antiguo. El agua de veneros, riachuelos y arroyos, algunos hoy canalizados, llegaban a los jardines, plazas y calles haciendo funcionar los molinos entre puentes y pasarelas. Pero indudablemente el esplendor de la ciudad llega en el siglo XIII cuando los meriníes hicieron de ella su capital política construyendo un nuevo núcleo urbano: el llamado Fez alYadid o ciudad nueva. Faz al-Yadid se convertiría pues en núcleo palaciego del sultán albergando a su vez la Mellah, o judería que anteriormente estuvo instalada en plena medina.

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Un siglo antes de que fuera fundada, Madinat al-Zahra en Córdoba, Qayrawán también vio nacer en el año 876 su primera sede palatina en sus alrededores: Raqqada, de la que quedan algunos vestigios arqueológicos. Casi a la misma vez que el califa omeya Abd al-Rahman III diera orden de construir la ciudad califal de al-Zahra a las afueras de Córdoba, el califa fatimí hacía lo mismo en sus contornos, con la fundación de Sabra al-Mansuriya, hoy en proceso de investigación.


LAS MEDINAS

Los límites. Murallas y Puertas

Las murallas, delimitaban las medinas y los recintos de poder, teniendo tanto un papel configurador y de protección. Sus puertas servían de gozne entre el espacio exterior y el interior, situándose en vértices alejados o con torres inmediatas para facilitar el flanqueo de los asaltantes. Además de poseer carácter defensivo, cumplían una función fiscal, pues en ellas se cobraba los impuestos de las mercancías que entraban y salían de la ciudad. Sus inmediaciones acogían además pequeños zocos “suwaiqat” que todavía hoy pueden contemplarse en Qayrawán y Fez.

Bab Tunis -Puerta Almodóvar

de Almodóvar en Córdoba, ambas guardan una semejante morfología y composición. Conocida en la época musulmana como Bab al-Chawz o puerta del Nogal, la puerta cordobesa es el único acceso que queda en pie del recinto amurallado en la antigua medina musulmana. Consta de un ingreso directo flanqueado por dos torres y conserva almenas y adarve.

Avenida de Córdoba en Qayrawán y Calle Cairuán en Córdoba De la Plaza de los Mártires en Qayrawán parte la avenida Córdoba; un kilómetro de lienzo amurallado abierto por varias puertas. De igual modo, la calle Kairuán en Córdoba ve discurrir las murallas de la antigua medina hasta desembocar también en un topónimo de nombre

El bey turco Husein ibn Ali mandó reedificar Bab al-Tunis (Puerta de Túnez) en el año 1711 que todavía hoy acoge puestos de comerciantes. A pesar de que su fábrica no se remonta la Edad Media como la Puerta

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A lo largo de su extenso recorrido se abrían diversas puertas como Bab alFaray, Bab Abbas y Bab al-Yadid o Puerta Nueva que probablemente coincide con el emplazamiento de la actual.

similar: El Campo Santo de los Mártires. En este tramo, el recinto de sillería aprovechó materiales de época romana yendo flanqueado por torres cuadrangulares ya que con las reformas emprendidas en los años cincuenta del siglo XX se le añadió un dulce paseo de albercas escalonadas.

El tramo amurallado que discurre por la Ronda del Marrubial, es el mejor conservado a pesar de la reconstrucción y modificación que sufrió tras la conquista cristiana. Sobre un zócalo de piedra, se alzaba un muro de tapial que iba flanqueándose por varios torreones.

A los pies de las murallas de la avenida Córdoba en Qayrawán no hay estanques, pero sí una calzada que rezuma vida dando alimento a veloces taxis, ciclomotores, autobuses urbanos, bicicletas cargadas de pan y otros enseres. Advierten, pues del bullicio que espera en la medina tunecina.

La Ajerquía de Córdoba y las murallas de Fez al-Yadid La Ajerquía, núcleo urbano al Este de la Medina, albergó siete importantes arrabales que se cercaron en el siglo XII. Su fortificación fue planteada por el sultán almorávide Ali ibn Yusuf ante los peligros que sufrían las ciudades andalusíes por las incursiones cristianas.

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Los meriníes fundaron en el siglo XIII Fez al-Yadid, sede palaciega que fue reforzada con doble recinto y dotada de jardines con norias y ruedas hidráulicas, obra de ingenieros andalusíes. Las técnicas constructivas de las murallas no difirieron apenas del siglo anterior. Los tramos de tapial como los de las murallas que discurren por la Ronda Marrubial en Córdoba, mantienen todavía restos de mechinales u orificios donde se encajonaban los moldes.


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El tejido viario La ciudad islámica se caracteriza por un trazado de calles que determinan el concepto que tenían sus habitantes de la vida urbana así como sus funciones características. El corazón lo constituye la gran mezquita adonde confluyen las principales arterias que la comunican con edificios públicos y religiosos hasta desembocar a las puertas más relevantes. Un universo de vías quebradas y tortuosas que pueden abovedarse, cubrirse con arcos y parasoles y conectar con otra red laberíntica de barreras, callejones sin salida y adarves, advirtiéndonos de un espacio privado y doméstico.

Para los habitantes de las tradicionales ciudades islámicas, una vía recta sin ningún elemento que la altere, resulta cansina, monótona y casi inalcanzable. El dinamismo, la reticulación compleja, el estrechamiento y el abovedamiento revitaliza y hace atractivo el itinerario del viandante que camina sabiendo que la propia dinámica de un caótico camino le conducirá a una salida o a su núcleo más vital.

Tala’a Kabira (cuesta grande) y Tala’a Sagira (cuesta pequeña) en Fez

Se trata de una organización de dentro hacia fuera (desde la casa hacia la calle) siendo la vivienda lo que ha determinado a la calle al configurar el complicado trazado que iban dejando las casas. Todo lo contrario a la ciudad occidental que obedece a un planeamiento previamente meditado donde sobre el trazado viario se conformaban manzanas y espacios de residencia. El factor climatológico y el factor psicológico también influyen decisivamente. La calle larga y abierta carece de sombra, se enfría considerablemente en invierno, almacenando un calor creciente durante el día. La calle estrecha, angosta y sinuosa mantiene un microclima durante el verano al amparo del sol más castigante.

Son los dos ejes de mayor afluencia de personas y mercancías de la medina antigua o Fez al Bali. Ambas calles en pendiente, conducen a un universo de sonidos, aromas y trasiego de mercancías, mulos, vendedores y turistas en un discurrir por madrasas, mezquitas, hornos, baños y zocos.

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El adarve de un juez cordobés que residió en Fez Conduce al pequeño zoco de uno de los tramos de la Tal’a al-sagira, una de las calles principales de la medina de Fez. Lleva el nombre de Ibn Safi, juez procedente de Córdoba que habitó en el siglo XII la primera casa de la izquierda donde fue enterrado. Su sepulcro en el que había una losa de mármol y una barandilla, era tenido por un lugar impregnado de influencias espirituales.

Adarves de Fez A fin de garantizar la intimidad, la tradición islámica prohibe la colocación de la puerta de la casa frente a del vecino, debiendo haber varios palmos de separación. Poder ver en una vivienda más de lo que un transeúnte contemplara en la calle puede considerarse intrusión en la vida privada de la familia.

Adarve de Córdoba El uso de los espacios religiosos, económicos y de vivienda quedó reflejado en la red viaria de la Córdoba califal. La calle principal de mayor afluencia de personas y mercancías unía las puertas de la ciudad mientras que las calles residenciales se estrechaban e incluso se cegaban (adarves) permitiendo sólo el acceso a los vecinos. Muchas de ellas solían estar preparadas para la defensa, abriéndose y cerrándose

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según el horario establecido, estando orientadas hacia el interior y escondidas en lugares ajenos al bullicio. Quebradas, sinuosas, estrechas y sin salientes, en ocasiones solían ensancharse como ocurrió en el arrabal oriental de Furn Burriel. Ibn Hayyan cuenta que cuando el califa alHakam II cabalgó por una angosta calle en el año 972, temió que la muchedumbre agolpada cayese al foso que la rodeaba. Ante tales circunstancias ordenó amortizar algunos establecimientos comerciales a fin de facilitar el tránsito.

Calles con arquillos en Qayrawán y Córdoba Con arquillos enlucidos en blanco conectan la mediterraneidad de ambas ciudades. Si bien las calles medievales cordobesas disponían de estos elementos, algunos

desaparecieron e incluso fueron añadidos durante la dictadura de Primo de Rivera, que abordó políticas de adecentamiento a fin de dar una visión costumbrista y popular de la judería cordobesa. Décadas después, Antonio Cruz Conde, alcalde de la ciudad entre los años 1951-1962 empeñado en modernizar la ciudad y adecentar el casco antiguo, reformó antiguos adarves a los que añadió arquillos convirtiéndolos en focos de atracción y postal paisajística.

Pilares en esquina en las calles de la medina de Córdoba y Qayrawán La construcción de las primeras mezquitas sobre edificios preexistentes supuso la reutilización de materiales romanos, bizantinos o visigodos que luego acabaron adosándose en las esquinas de las calles

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y de algunas casas. Un fenómeno que no sólo se detecta en ángulos de las propias mezquitas de Córdoba y Qayrawán sino en las calles de sus medinas donde se observan capiteles romanos, califales y posteriores. Ciudades-cantera de material acumulado durante siglos que luego terminaba aprovechándose.

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El espacio intramuros Una vez configurado el recinto de las medinas sobre nuevos o anteriores asentamientos, se procedía a la elección del espacio de poder religioso y civil de la ciudad islámica. Es decir, el lugar o el solar destinado a la fundación de la mezquita y la alcazaba donde residiría el gobernador de la urbe. Su configuración y orientación la determinaban la forma del recinto, la posición de las puertas y la orientación a la Meca a través la qibla. La división de barrios obedecía a criterios étnicos y religiosos existiendo en cada uno de ellos al menos una mezquita, un baño público, un horno, tiendas, zocos y alhóndigas destinadas al alojamiento de mercaderes, venta y compra de trigo y otras mercancías.

Las mezquitas Inspiradas en la Casa del Profeta, la mezquitas constituyen la expresión más significativa del arte islámico. Constan de patio porticado en cuyo extremo se halla el alminar donde el almuédano llama a la oración cinco veces al día. En el centro o en pabellones anexos al patio se encuentra la mida’a o lugar destinado a las abluciones rituales. Practicada la ablución, el creyente accede al oratorio dirigiéndose al muro de qibla o muro orientado hacia la Meca, ciudad

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santa. En él se encuentra el mihrab, nicho o espacio más decorado, noble y sagrado del templo donde se coloca el imán o conductor de la oración que en ocasiones suele hacerlo sobre un almimbar o cátedra de unos siete u ocho peldaños. Con el paso del tiempo, el poder de recitar el sermón (jutba) fue delegado a los califas y a los gobernadores de las provincias quienes comunicaban noticias relevantes y promulgaban disposiciones legales. Pero para ello necesitaron aislarse del resto de los fieles a través de la maqsura, recinto acotado y labrado con maderas nobles. La mezquita aljama o mezquita de los viernes no sólo tiene un horario fijo de apertura y cierre sino que además de desempeñar funciones religiosas se convierte en lugar de reunión donde los niños aprendían el Corán y se impartía justicia.

Las mezquitas aljamas de Qayrawán y Córdoba Algunos autores consideran que las mezquitas aljamas de Córdoba y Qayrawán fueron el último monumento de la antigüedad por la perpetuidad técnica y constructiva de sus primeros siglos. Si su semejanza es importante por su disposición, estructura y decoración, resulta difícil determinar cómo una influyó en la otra y viceversa ya que ambas surgieron en un marco geográfico común condicionado por el peso de la tradición constructiva tardorromana y bizantina, bien a raíz de los yacimientos que las rodeaban o por las relaciones directas con Bizancio y Oriente. Lo que no cabe duda es que las dos sirvieron de paradigma de inflexión en el desarrollo del arte islámico en Túnez y en al-Andalus imbuyéndose, por tanto de influjos recíprocos.


LAS MEDINAS • Merlones decorativos de dientes agudos

Una cúpula acanalada marca el eje del nártex, obra de Abu Ibrahim Ahmad (862) y junto a un aljibe, en el centro del patio, se alza un reloj solar para marcar los distintos momentos de la oración. Resultado de sucesivas transformaciones a lo largo de los siglos, el patio de la primitiva mezquita aljama de Córdoba se concibió como parte integrante del oratorio. Fue Abd al-Rahman I quien comenzó a construir los pórticos que completó su hijo Hisham I añadiendo el alminar y su puerta.

Si en la arquitectura defensiva y religiosa es el merlón semicircular el que adquiere gran importancia en Túnez desde época aglabí, no ocurre lo mismo en el arte omeya andalusí. El arte califal córdobés pudo influir en la excepcionalidad del uso de merlones dentellados en la puerta de Lalla Rihanna fechada en el siglo XIII. Los paneles decorativos con motivos vegetales evocan a su vez los tableros de ataurique de la mezquita de Córdoba, presentes también en Madinat al-Zahra.

Durante el siglo X el califa Abd alRahman III amplió el patio hacia el Norte reforzando a su vez la fachada del oratorio que amenazaba ruina, las galerías y el muro Oeste. En tiempos de Almanzor fue nuevamente ampliado teniendo que anexionarse una calle lateral. El patio de la aljama de Córdoba presentaba zonas ajardinadas y pavimentadas con caliza violácea de la sierra.

• Los patios La mezquita de Sidi Uqba está rodeada por pórticos y galerías apoyadas sobre arcos de medio punto que descansan sobre columnas antiguas, convirtiéndose el museo más importante de capiteles romanos y bizantinos jamás reunidos en un monumento islámico.

• Bosques de columnas Arcos con dovelas de ladrillo rojo y arenisca descansan sobre una variedad de capiteles romanos, visigodos, emirales y califales proporcionando un singular efecto cromático a la mezquita cordobesa. El oratorio tunecino genera también la sensación de “bosque de columnas” con arquerías, pero de un solo orden que se

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• Arcos de herradura España y Túnez son los dos países con mayor número de arcos de herradura en el contexto islámico disputándose su primacía. Si bien dicho arco ya aparecía en la mezquita omeya de Damasco bajo probable inspiración cristiana oriental y en la arquitectura visigoda, los arcos de la mezquita cordobesa y tunecina son más cerrados.

sostienen por medio de tirantes de madera empotrados en los cimacios. Los soportes de pórfido rojo y de granito azul apagado y el efecto de profundidad recuerdan a la mezquita cordobesa.

• Mihrab El mihrab de la mezquita de Qayrawán se concibe como un nicho compuesto por un arco de herradura sobre columnas rosadas de fustes bizantinos. Su interior está decorado con paneles de mármol calado, compuestos por una amplia variedad de motivos florales y geométricos. Un estilo marcado por el influjo bizantino que data de la época de Abu Ibrahim Ahmad (862).

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El alfiz se reviste con una colección única de más de cien azulejos de reflejo metálico, probablemente de origen iraquí mientras que el nicho se cubre con un cascarón de madera ecuatorial pintado con pámpanos amarillos sobre fondo azul. En los años 962-965 el califa omeya al-Hakam II ampliaba la mezquita aljama cordobesa ante el importante crecimiento demográfico que experimentó la ciudad. Concluidas las obras, solicitó al emperador bizantino, Nicéforo Focas, el envío de un musivario para la decoración del mihrab. Poco tiempo después, los embajadores regresaron de Constantinopla trayendo consigo un obsequio del emperador; 1600 kilos de teselas de varios colores y un artesano especializado, que enseñó dicha técnica a los artistas locales. El mihrab ocupa el centro de la qibla dejando a la izquierda la puerta del pasadizo o sabat que conectaba la

mezquita con el alcázar y a la derecha la puerta de la cámara del tesoro. Bajo el arco hay dos pares de columnas procedentes del desaparecido mihrab de Abd al-Rahman II así como dos jambas decoradas con tableros de mármol decorados con autaurique. Su cúpula avenerada sigue la tradición del nicho oriental y actuaría como tornavoz enviando las plegarias del imán hacia los creyentes. Es en esta zona donde se concentra la mayor suntuosidad decorativa resaltando así su importancia simbólica dentro de la mezquita califal.

• El mimbar Estrado donde el imán da sermones, se coloca a la derecha del mihrab. Joya del arte mueble de Túnez, el mimbar de la mezquita de Qayrawán es el púlpito más antiguo, todavía in situ, del mundo islámico. Tiene once escalones y 300 paneles de madera de teca india y de

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procedencia bagdadí. Su labra y estilo combina motivos ornamentales de influencia bizantina y mesopotámica logrando una perfecta simbiosis entre distintas tradiciones.

sistema de arquerías lobuladas tanto en su frente como en las divisiones colaterales, en las cuales se da, además de un original diseño constructivo, una profusa decoración en la que se combina la escultura decorativa y la pintura mural.

• La maqsura Para proteger al soberano y su corte, a la derecha del mimbar de la mezquita de Qayrawán, estaba la maqsura, una valla de madera de cedro con decoración geométrica en tres lados y que se comunicaba con el exterior mediante la llamada “puerta del sultán”. La obra de madera preciosa, data del siglo XI y presenta un friso epigráfico con caligrafía en cúfico florido de gran belleza, coronada con una línea de merlones calados y puntiagudos. Al-Hakam II concibió la maqsura de la mezquita de Córdoba como el espacio sagrado reservado al califa, con un

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LAS MEDINAS Ibn Jayrún de Córdoba. Fundador de una mezquita menor en Qayrawán El historiador Ibn al-Idari refiere que el imán de Córdoba Muhammad Ibn Jayrun, ordenó construir en Qayrawán la llamada mezquita de las “Tres Puertas” en el año 866 tal y como consta en la inscripción de la fachada.

La Mezquita de los andaluces en Fez Cuando en el año 818 el emir de Córdoba al-Hakam I ordenó la expulsión de la ciudad de los habitantes del arrabal de Shaqunda al otro lado del río Guadalquivir, estos terminaron poblando un barrio que llevó el nombre de los andalusíes en la margen derecha del río Fez.

Poco sabemos de este personaje que enseñó Corán a cairuaníes y andalusíes. Peregrinó a Oriente en busca de conocimientos, fundó este oratorio y murió en Susa (Túnez) en el año 919. A pesar de que el templo fue reformado en el siglo XIV conserva sólo de la época, la más antigua fachada esculpida y decorada del arte islámico en piedra blanda. Una portada compuesta por tres arcos de herradura que descansan sobre capiteles y columnas antiguas reutilizadas y donde abunda la decoración de motivos vegetales, inscripciones cúficas en relieves y rosetones. Meriem, hija de un acaudalado noble de Qayrawán fue quien fundó en el año 859 la primera mezquita en el barrio. Un modesto oratorio de siete naves que según nos cuenta el geógrafo al-Bakri, tuvo un patio en el que plantaron nogales y otros árboles, regados por las aguas de un canal. Su alminar que todavía se conserva, fue levantado en el siglo X por los omeyas de Córdoba, siendo prácticamente idéntico al de la mezquita de la Qarawiyín. De planta cuadrada y escasa altura toma como referente el que Abd al-Rahman III construyó en la aljama cordobesa. La portada, de época almohade es una de las más monumentales del arte marroquí y da entrada a un patio con albercas y fuentes, pabellones de abluciones y un espacio reservado para las mujeres.

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La mezquita al-Qarawiyin de Fez

Obra de artistas qayrawaníes y andalusíes se trata del primer santuario que marca los inicios del arte islámico marroquí. Fundada en el año 859 por Fatima alFihriya, recibió la ayuda del califa de Córdoba Abd al-Rahman III para obras de ampliación. Ibn Abi Zar relata que Almanzor ordenó levantar una cúpula en medio del patio a la que añadió un yamur o remate con bolas y figuras. Su hijo, que llegó a ser virrey de Fez, trajo el agua a la mezquita a través de una acequia dotándola además de un almimbar que desapareció. El primitivo oratorio fue un modesto templo de unos 100 m2 compuesto por cuatro naves paralelas al muro de la qibla, al contrario que en la mayoría de las mezquitas del Occidente musulmán, lo que parece indicar una inspiración oriental (probablemente de la omeya de Damasco). El sultán almorávide Ali Ibn Yusuf “hizo venir de Córdoba, artesanos que construyeron o restauraron un gran número de edificios en Fez” y la ampliaron embelleciéndola con seis cúpulas de mocárabes y nervaduras que contenían yeserías de ataurique. De la capital omeya también llegaron los capiteles del mihrab y de la qubba y así como el gusto por el

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entrecruzamiento de los arcos Un siglo después, la mezquita al-Qarawiyin mejoró su saneamiento y abastecimiento disponiendo de la alberca y pila central que todavía se conserva. La artesanía en bronce del momento dejó no sólo la gran lámpara de la nave axial sino las planchas de las puertas. Pero cuando el oratorio alcanzó su máximo apogeo fue en el siglo XV al ampliarse con dieciséis naves y quince grandes puertas, capaces de acoger a más de veinte mil personas.


LAS MEDINAS Los alminares de Abd al-Rahman III en las mezquitas aljamas de Córdoba y Fez

Construida en los años 951-953, esta soberbia obra de sillería sirvió de paradigma para los siguientes alminares levantados en las mezquitas andaluzas y magrebíes. De planta cuadrada y dos cuerpos de escaleras en torno a un machón central, sus muros se abrían con arquillos de herradura sobre unas trescientas columnas de mármol. Embutido en la torre de la catedral cristiana, el alminar cordobés sólo conserva hoy uno de sus frentes así como tramos de escaleras cubiertas por falsas bóvedas, algunas decorativas, de las que se aprecian motivos decorativos geométricos, pintados en rojo a la almagra. Tres años después, el califa de Córdoba ordenó erigir el alminar de la mezquita de Qarawiyin en Fez con una altura igual al cuádruple de su base y que acabó enfoscándose con el peculiar tono blanco.

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Los baños

El aseo del cuerpo es un precepto religioso que los musulmanes deben ejercer antes de las cinco oraciones diarias: plegarias que van precedidas por las abluciones. Si las abluciones menores se realizan en las fuentes de las mezquitas o en pabellones destinados a las mismas, la ablución mayor (inmersión de todo el cuerpo), se practicaba en el “hammam”; baño público que suele ubicarse en las inmediaciones de las mezquitas. Dentro del entramado urbano de las ciudades islámicas, el baño queda semiescondido reconociéndose exteriormente por sus bóvedas caladas. Este aislamiento de muros sin vanos perseguía la finalidad de preservar el calor, pasando casi inadvertido a los ojos de los viandantes. El hammam heredó pues, la estructura de las termas romanas convirtiéndose además en espacio de reunión social existiendo distintos horarios para hombres y mujeres. 32

Baños públicos de Santa María. Córdoba. Siglo XI

Según algunas crónicas árabes, Córdoba llegó a contar en el siglo X con trescientos baños; cifra que se duplicó en la época de Almanzor (978-1002). Situados en la antigua medina y muy cerca de la mezquita aljama, los baños de Santa María forman parte de una tienda de recuerdos. Su acceso se hacía a través de un desaparecido patio dando paso a un vestíbulo hasta la sala de agua fría. La sala templada se corresponde hoy con un patio abierto al que le fue demolido su cubierta pero presenta ocho arcos de herradura con capiteles califales. La parte mejor conservada es la sala de agua caliente que tiene bóveda de cañón con lucernarios cegados y dos pilas a cada lado de la antigua caldera.

El baño público en Fez y Qayrawán Poco ha variado el ritual del baño en las ciudades magrebíes si bien cambian los nombres y los materiales empleados para la higiene. Tanto en Fez como Qayrawán, los baños disponen de tres salas siendo la segunda donde se produce la mayor parte del proceso. En la sala caliente, se llenan los cubos necesarios para desinfectar el suelo y comenzar el lavado por distintas partes del cuerpo.


LAS MEDINAS

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Utensilios y preparados Las mujeres magrebíes llevan al baño un mayor número de utensilios y preparados para el pelo y la piel que los hombres. Frotan su cuerpo con jabón natural de color marrón oscuro (sabun baldi) mediante un objeto redondo revestido de lana o de hilo de ganchillo (mhakka) que elimina las células muertas. En Qayrawan se prefiere la hasira, una fibra vegetal más suave y esponjosa que el crin, que cuelga en la mayor parte de las tiendas de perfumistas y especieros del país.

Si hay establecimientos para hombres o para mujeres, también suelen darse baños únicos que dividen su horario. La mañana se deja a los varones mientras que en el tramo de la tarde, grupos de vecinas, amigas y niños pequeños pasan algunas horas, haciendo menos efímera su visita.

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El pelo se lava con gasul, preparado de arcilla, agua de rosas y otras flores aromáticas cuya fórmula, a veces secreta, suele hacerse en casa. Solo lo emplean las mujeres ya que a los hombres se les aplica cuando mueren y se les practica el último lavado.


LAS MEDINAS

Hornos y alhóndigas Junto al zoco y en cada arrabal de las medinas andalusíes solía encontrarse el horno público o furn, entendido como un elemento extradoméstico y comunal donde no sólo se cocía el pan sino otras comidas preelaboradas en las casas. Calentado por haces de ramaje o matojos de monte bajo, era frecuente que originara humos que incluso llegaban las casas vecinas según se desprende de una referencia de al-Jušani cuando esta circunstancia dio lugar a un sonado juicio entre un hornero y su vecino de Córdoba, solucionado con la instalación de un tubo para su extracción. Obra estable, disponía de una cámara abovedada, boca y tiro donde primeramente se hacía la combustión y la cocción. El furn, frecuentado por el mozo de la tahona, también reunía a los niños encargados de mandados y otras mujeres del arrabal, principalmente criadas de segunda categoría, cuyo principal cometido consistía en ir a buscar agua y llevar y traer comida a este sitio. De vericuetas calles y adarves entre las casas, el horno se ubicaba en lugares bulliciosos donde deambulaban continuamente burros, mulos, mujeres y niños con pan cubierto de mandiles y servilletas y ollas selladas con su propia masa o papel húmedo antes de ser expuestas al fuego.

Una escena que todavía hoy puede contemplarse en las calles de Fez donde los hornos de leña siguen vivos, y niños, burros y mujeres llevan en sus hombros las tablillas con hogazas. Por otro lado, las alhóndigas (en árabe fanadiq), eran mesones destinados al alojamiento de mercaderes, venta y compra de trigo, paja y otras mercancías que ocupaban los principales ejes y calles de Fez y Córdoba. Solían distinguirse por el nombre del producto vendido, por el de su propietario o alguna otra circunstancia.

Los Hornos públicos en Fez y Qayrawán Fiel al paso de los siglos, este establecimiento sigue funcionando en las calles de la medina de Fez manteniendo las mismas características. Realizado en ladrillos refractarios que permiten alcanzar y conservar altas temperaturas en su interior, se cubre por una bóveda de medio cañón que reparte la misma cantidad de calor en todo los puntos del horno alimentado por leña. Sólo una apertura en la parte central sirve para introducir y extraer las piezas y hogazas de pan con una pala de madera.

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En la ciudad tunecina, el horno dispone de una cámara de combustión que ha variado sensiblemente y que se alimenta con un soplete de gas, si bien los panes adoptan la misma forma tradicional y en hogaza que los marroquíes.

Plaza de la Alhóndiga. Córdoba Eran varias las alhóndigas que ocupaban las cercanías de la mezquita de Córdoba en los aledaños de la alcaicería o mercado real de productos de importación. Con motivo de la conquista cristiana las alhóndigas fueron cedidas por Fernando III a particulares y de ellas queda el recuerdo de la plaza donde se ubicó una. Documentada desde el siglo XV todavía pervive en el callejero actual de la ciudad aunque su fisonomía se haya alterado con el transcurrir de los siglos.

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Funduq Stauniyin. Fez De la centena de alhóndigas que durante siglos sirvieron de hospedaje de mercancías, animales y mercaderes, esta alhóndiga tomó el nombre de sus principales clientes, los tetuaníes, siendo una de las más antiguas de Fez, al remontarse al siglo XIV. Situada al este de la mezquita Qarawiyin, su planta se asemeja al Corral del Carbón de Granada disponiendo de dos pisos. En el inferior, alrededor de un patio se alinean tiendas y almacenes mientras que en el superior se reparten pequeñas habitaciones a través de un vestíbulo cuyos techos en madera laboriosamente tallada todavía se conservan.


LAS MEDINAS

Funduq Stauniyin. Fez

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El espacio extramuros Más allá de las murallas, la ciudad islámica da cabida a los cementerios y a arrabales que terminaban usurpando el espacio de enterramiento cuando el crecimiento urbanístico llegaba a desbordarse. A veces incluso sus dimensiones superaban a las de la medinas y funcionaban como otra ciudad con sus propios baños, mezquitas y alhóndigas. Los arrabales, solían agruparse por el lugar de origen de sus gentes, su religión o actividad comercial, burocrática o industrial y se extendían incluso hasta alcanzar las explanadas donde se encontraban oratorios al aire libre o musalliyât.

Los arrabales

El arrabal de Shaqunda en Córdoba Situado en la orilla izquierda del Guadalquivir fue uno de los arrabales más antiguos y poblados de la ciudad entre los siglos VIII y IX. Gentes de oficios, artesanos y pequeños comerciantes fueron protagonistas de un espantoso episodio ocurrido en el año 818. La actitud insolente de la guardia palatina, los años de peste y hambre y la subida extraordinaria de impuestos generaron fuertes revueltas que duraron varios días contra el emir al-Hakam I. Trescientos vecinos acabaron siendo ejecutados en crueles matanzas, sus casas fueron robadas e incendiadas y aquellos que incluso no participaron en la rebelión terminaron siendo capturados. A las mujeres, sus hijos y a los fugitivos se dio orden de ser expulsados de la ciudad, mientras que el emir quiso arrasar todo el arrabal hasta dejarlo en suelo liso para borrar toda huella. Una parte de sus habitantes emigró a Toledo, Alejandría y Creta. Otra acabó instalándose en las costas norteafricanas hasta dirigirse a la naciente ciudad de Fez donde fundaron el barrio de los andaluces, que hoy todavía subsiste. La arqueología pudo constatar este hecho

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LAS MEDINAS histórico. Excavaciones emprendidas en los años 2001-2 comprobaron el nivel de arrasamiento que sufrieron las viviendas y los negocios de aquellos artesanos y habitantes, condenados al martirio y al exilio.

El arrabal de los andalusíes en Fez Unos treinta años después de ser fundada la ciudad de Fez, la ribera izquierda del río que la atraviesa sirvió de asentamiento a los cordobeses emigrados de Shaqunda. Uno de los primeros barrios enclavados en el denominado Fez al-Bali o Fez el antiguo y que se situaba frente al arrabal poblado por comerciantes y artesanos procedentes de Qayrawán en Túnez.

Desde entonces esta ribera tomó el nombre “de los andaluces” y con el tiempo sirvió de refugio y asilo a otros andalusíes procedentes de reinos que iban siendo conquistados por los cristianos. La vitalidad y opulencia del barrio de los qayrawaníes empezó a contrastar desde los primeros siglos con la humildad y austeridad del arrabal poblado por los cordobeses. El barrio de los andaluces, alejado de los circuitos turísticos, carece hoy día de la vitalidad industrial, artesanal, comercial y de la monumentalidad que posee el de los qayrawaníes. Sin embargo su mezquita y

madrasas llegaron a competir en el siglo XIV con el trasiego y la opulencia del núcleo palpitante de Fez.

Arrabal de los qayrawaníes en Fez Idris I fundó en el año 810 y sobre la ribera derecha del río Fez el arrabal de los qayrawaníes en cuyo corazón se situó la gran mezquita, los principales zocos y madrasas. Hasta la llegada de los almorávides en el año 1070, los barrios de los andaluces y de los qayrawaníes estaban aislados y fortificados siendo objeto de disputa a lo largo del siglo X por el califato omeya de al-Andalus y el fatimí de Túnez.

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A finales del siglo XI, el sultán almorávide Yusuf ibn Tasufin dio orden de destruir las murallas que enfrentaron a ambos barrios, logrando pacificar los conflictos a la vez que ampliaba la ciudad hacia el Oeste.

Los oratorios al aire libre Desde los primeros tiempos del islam existía la costumbre de que a extramuros de las ciudades, los lugares llanos, amplios y de campo raso, funcionaran como oratorios al aire libre. Durante las dos fiestas religiosas anuales, el Ramadán y el Cordero, el pueblo, solía congregarse en dichas explanadas para la oración común que acabaron llamándose musalliyât. La mezquita mayor, por muy amplia que fuera, no tenía la capacidad de reunir a grandes muchedumbres por lo que las musalliyât acabaron sustituyendo dicha función. Al fin y al cabo, la oración al aire libre exigía tan sólo, un mihrab o nicho provisional o permanente, a veces abierto en un muro, que fijase la dirección hacia donde debían dirigirse las plegarias.

La musallà de Córdoba

Al otro lado del río, en el arrabal de Shaqunda estaba la musallà ; un oratorio al aire libre que se utilizaba para la oración

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LAS MEDINAS común de las fiestas religiosas y en las rogativas especiales de lluvia. Tenía un mihrab, que fue reparado por Abd al-Rahman III en el 918 y ocupaba los llanos de la musara, extendida hasta la Alameda del Obispo.

Los cementerios

Lo primero que el viajero encontraba al llegar a las inmediaciones de una ciudad islámica eran los cementerios. Situados a extramuros, junto a los caminos que conducían a las puertas de las murallas se extendían amplios espacios integrados en la naturaleza. Sobre laderas, o en zonas más llanas, los cuerpos se entierran en ángulo recto con la qibla. Áreas abiertas entre árboles, césped o arbustos que recuerdan a jardines y al paraíso de los creyentes.

El cementerio del arrabal de Shaqunda Siguiendo la tradicional disposición de los cementerios preislámicos, continuaron utilizándose las zonas periurbanas como lugares de enterramiento de la población. Inicialmente se situaban junto a las puertas y vías de acceso a la medina, áreas que conforme crecieron los barrios fueron siendo reubicadas o amortizadas.

Cementerio de Fez Fez toma el aspecto de un auténtico mausoleo y dice un proverbio que no hay un metro cuadrado de suelo donde no haya vivido un santo. Es tan grande la extensión de los cementerios entre colinas, valles y ruinas que incluso llegaron a alcanzar un espacio superior a la ciudad de los vivos.

El cementerio del arrabal de Shaqunda fue fundado en el año 720 siendo espacio de enterramiento de gentes del barrio y de personajes relacionados con la corte omeya. Localizado entre los años 1995 y 2001, las intervenciones arqueológicas documentaron una intensa ocupación de sepulturas cuya cronología se precisa entre los siglos IX al XII.

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LOS ZOCOS Los productos alimenticios Las actividades artesanales


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LOS ZOCOS

La memoria que palpita. A extramuros o intramuros de la ciudad islámica, los zocos constituyen los principales espacios que acogen la actividad comercial y tradicional local como economía de abastecimiento de la población. Por su carácter popular también eran lugar de exhibición de ladrones o ciudadanos de moral inapropiada, de quienes se pregonaba su vergonzoso delito para escarmiento público. Instalados desde siglos en las medinas y sus alrededores, los zocos adquieren su propia morfología y se caracterizan por la angostura de su espacio. Tiendas y puestos se apiñan dejando sitio para que los transeúntes caminen advertidos ante la multitud del trasiego de mercancías y cabalgaduras. Sus calles organizadas por gremios y oficios han dejado huella en la toponimia de Fez, Qayrawán y Córdoba donde queda el recuerdo o la presencia de carniceros, zapateros, buñoleros, confiteros, carpinteros, tejedores, herreros, metalisteros, perfumistas, sederos y boneteros. 44


LOS ZOCOS

Los productos alimenticios El pan

Frutos secos y legumbres En Fez y Qayrawán, los frutos secos siguen exponiéndose en capachos de palmito con boca amplia para permitir desde afuera la visión de su contenido y los canastos de los vendedores de frutas, se adornan con hojas y hierbas.

Los zocos se convierten en lugares de adquisición de alimentos y en ámbitos culinarios públicos donde a la vista de la clientela se elaboran distintos asados, guisos y dulces, al fuego de asadores y hornos. Entre los gremios apiñados de las vericuetas calles del mercado siguen encontrándose los vendedores de productos básicos; pan, harina y cereales. En al-Andalus los panaderos siempre solían estar vigilados por la mirada atenta del almotacén a fin de que no se adulterara harina de trigo por centeno o por otra de inferior calidad. Por eso no es de extrañar que el pan llevara una marca estampillada con el objeto de reconocer cuál era el producto fraudulento.

Dulces paralelismos en ambas orillas

Acudir a los zocos supone la posibilidad de adquirir alguna variante de consumo como fritos, dulces o platos más o menos elaborados.

Rgaif En Túnez y Marruecos son dulces rectangulares o triangulares de masa de harina y levadura, fritos en aceite hirviendo. Constituyen un calórico

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LOS ZOCOS desayuno y suelen acompañar al té verde bañándose con miel.

prepararse almojábanas, isfany o buñuelos fritos como signo propiciatorio.

Las regaifas se asemejan en Andalucía a las sopaipas, teniendo especial tradición en las provincisa de Córdoba, Málaga y Sevilla.

Como antaño en al-Andalus, por cualquier zoco magrebí vemos a vendedores de buñuelos o isfany. Si Andalucía cuenta con una larga tradición en dulcería de sartén, las almojábanas han mantenido denominación y receta en el Levante Peninsular tratándose de bollos aplanados con formas de roscas de las que ha desaparecido el queso y la miel al haberse sustituido por almíbar. De hecho, la receta se mantuvo prácticamente inalterada durante el siglo XVI.

Zalabiyya

Makroud de Qayrawán y Halwa de Fez

Conocida en época andalusí como “estuco de la Alhambra” era una masa de flor de harina fermentada que se freía en lazos a través de un instrumento que facilitaba su empuje. La zalabiyya no sólo ha conservado en el Magreb su nombre sino su modo de preparación. Consta de pequeños cordones enroscados de masa frita que adquieren formas diversas y van muy mojados en miel. Podemos verlos en puestos públicos, especialmente durante el Ramadán.

El dulce estrella de Qayrawán cuyas montañas pueblan sus tiendas y zocos es el makroud. Se trata de un alimento cargado de simbolismo ya que el sésamo, la miel y el dátil que lleva, son ingredientes sagrados y relacionados con la ruptura del ayuno. El makroud consiste en una capa de pasta que se corta en forma romboidal y sus moldes le confieren decoración geométrica antes de ser fritos e inundados de miel.

La herencia de zulabiyya son indudablemente los “enrejados” que suelen hacerse en Jimera de Líbar (Serranía de Ronda) por Semana Santa siendo más finos que los churros

Sfany La necesidad de agua en períodos de escasez y en tiempos de preocupantes sequías generaba invocaciones y rogativas especiales. Los oratorios al aire libre fueron en al-Andalus lugares favorables para estas plegarias y con tal ocasión solían

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Si en Andalucía ha desaparecido esa costumbre, en los zocos de Qayrawán y Fez mantienen la receta siendo estos limones ingredientes fundamentales en la cocina para adornar y dan sabor a una infinidad de platos.

Aceitunas Por otro lado, el dulce tradicional y representativo de Fez es una especie de turrón duro de almendra (halwa) cuyos carritos próximos al santuario de Mulay Idris recuerdan los puestos que recorren ferias y fiestas andaluzas.Tiene una variedad idéntica a la garrapiñada que se hace del mismo modo en Qayrawán.

Conservas y encurtidos

Limones En al-Andalus los limones se cortaban a lo largo y en sus hendiduras se untaba sal. Luego se introducían a presión en un recipiente de barro o vidrio lleno de aceite y zumo de limón hasta apretarse fuertemente. Ibn al-Awwam recomendaba comerlos pasado un tiempo rociándolos con una infusión de azafrán y miel.

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Siguiendo la tradición preexistente, los andalusíes preparaban las aceitunas verdes o negras de diversas maneras. Las verdes se aliñaban en tinajas con orégano, hojas de laurel, arrayán y sal durante un mes. Las negras eran partidas con una piedra y sobre un cofín de esparto se le escurría el agua. Luego se conservaban con sal y aceite en una vasija vidriada que luego tapaban.


LOS ZOCOS Provincia productora de aceitunas, por excelencia, Córdoba ha mantenido el método tradicional de preparación; partidas, enteras y conservación, saladas o adobadas en agua con orégano, laurel, ajo, vinagre o naranjas amargas.

hoy presenta importantes coincidencias en las cocinas andalusí, andaluza y magrebí. Equivalencias no fruto de la casualidad sino de la vinculación de dichas culturas que pueden apreciarse a través de la siguiente selección.

En Fez y Qayrawán existen distintas variedades de aceitunas, violetas, negras y arrugadas, verdes, conservadas en vinagre, aceite y sal. Si las rojizas se encurten con limón o naranjo amargo, las verdes en adobo con ajo, y las negras en salsa chermoula. También adornan ensaladas y aparecen en los guisos de cordero, ternera, pollo y pescado.

Azafrán. Za`farán

Las especias y sus usos Durante la dinastía almorávide y almohade (siglos XII-XIII) la vinculación cultural en ambos lados del estrecho proporcionó flujos migratorios llevando consigo un caudal culinario de intercambio tanto en hábitos como en la introducción de nuevas recetas. Especias y hierbas aromáticas no sólo proporcionaban personalidad propia a la gastronomía andalusí sino que además de preservar los alimentos constituían su base principal ya que una mezcla indebida de ellas podía desplomar la más suculenta receta. Inaccesibles en un principio para la gran mayoría, el rápido aumento de su cultivo y volumen de producción hizo que se introdujeran con total facilidad en las mesas de las diferentes clases sociales. Aparte de aderezar, colorear y perfumar los platos, sus propiedades antisépticas, digestivas y mágicas fueron pasando de generación en generación constituyendo un acervo en la sabiduría popular. El uso de determinadas hierbas y especias,

Cultivado en los campos de Jaén, Sevilla y Toledo, llegaba al puerto de Málaga para distribuirse en el Magreb. Si el azafrán en polvo se utilizaba para la carne de cordero y pollo, los filamentos de la especia condimentaban potajes y arroces. El azafrán proporciona un sabor y color único a la gastronomía magrebí pero su alto precio obliga a economizarlo machacando las hebras en un mortero y mezclándolo con agua. Sus propiedades afrodisíacas hacen que acompañe

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una variedad de recetas y dulces de ceremonias tradicionales musulmanas, principalmente, bodas. En Andalucía está presente en asados de carne, pescados, sopas, mariscos, y sobre todo arroz, hasta el punto de que no se concibe una paella sin azafrán que no es sino colorante alimentario.

Canela.Quirfa

En Córdoba existe la costumbre de añadir comino a las legumbres, principalmente a las lentejas a fin de evitar digestiones pesadas.

Cúrcuma. Kurkum

Los andalusíes la utilizaban como medicamento para curar las enfermedades del corazón y antídoto frente a los envenenamientos. Infinidad de recetas tanto pescados como carnes y dulces tenían a esta especia presente. Buen astrigente y estimulante, en Marruecos y Túnez dulcifica el cordero, el cuscús y perfuma su suculenta repostería. En Córdoba, su uso ha quedado principalmente reservado a los postres y toda la variedad de repostería tradicional.

Comino. Kammum Fue primordial en la preparación de carnes, platos de vinagre y salsas haciendo la comida más digestiva y regulando la flatulencia. En Marruecos, sus semillas se tuestan y muelen aderezando parrilladas de carnes, verduras y ensaladas. Todavía se sigue consumiendo para facilitar la digestión y algunas familias les dan a sus hijos la especia molida con una cuchara de “mahia” (licor de higos y anís) aliviando así el dolor de estómago.

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Llamado el azafrán de pobres, sustituía al anterior condimento dado su elevado precio. En el Magreb colorea carnes blancas, mantequillas, quesos y licores mientras que en Andalucía es el componente que da tono amarillento a paellas, arroces u otros guisos.

Hierbabuena. Na’na Los andalusíes la consumían fresca y en infusión a fin de evitar vómitos y gases. Bebida nacional de Marruecos y de Túnez, el té lleva pareja la hierbabuena dotándole de un dulce y estimulante sabor. Sus ramitas decoran ensaladas de naranja y sus hojas disfrazan los olores nauseabundos de las curtidurías de Fez.


LOS ZOCOS Hinojo. Bisbás Sus propiedades medicinales prevenían cataratas y ayudaban a expulsar los cálculos de riñón. Ibn Hayyan comenta que un personaje del siglo IX reforzaba los efectos de las bebidas alcohólicas con ramos de hinojo.

Los andalusíes la emplearon para dar aroma y sabor a las bebidas, panes y repostería proporcionando dulzor a los jarabes. En lengua romance se le llamó “tornamaritos” como remedio contra el mal aliento del esposo y los médicos lo recomendaban para tonificar el estómago, recuperar el apetito y evitar flatulencias. La variante estrellada la vemos en panes, bizcochos y galletas marroquíes mientras que en Córdoba resulta esencial en la dulcería tradicional y conventual.

Sésamo o aljonjolí. Yulyulán

Los fesíes aprovechan el bulbo para carnes, verduras y encurtidos dando sabor a los caracoles cuyos puestos como en Córdoba se encuentran en los zocos. Puestos muy concurridos y cuya carne se extrae al igual que en Andalucía con un palillo de dientes.

Matalahuga, matalahuva o anís. Anis

Sus semillas enteras o tostadas se encuentran en panes y dulces de ambas orillas: mantecados, polvorones, roscos, colines, rosquillas, cuernos de gacela y sfouf. En al-Andalus al- yulyulaniya designaba a un dulce que tenía como ingrediente básico el ajonjolí de un turrón de miel y sésamo. El sésamo propicia bendición a la “chubakiya” una especie de pestiño enmelado que endulza y da sentido al mes de ramadán al estar presente en las mesas y en diversos puestos callejeros y de los zocos de las ciudades magrebíes.

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LOS ZOCOS

Las actividades artesanales

presente en la alcaicería de Fez pero orientada a objetos decorativos y no tanto a joyas femeninas. No olvidemos que las minas de plata cercanas de ambas ciudades favorecieron el arte de la platería convirtiéndolas en centros referenciales de ambos países.

Joyería, orfebrería y metal

Establecidos en las alcaicerías, los orfebres heredan la profesión de sus antepasados en la delicada tarea de trabajar con metales preciosos. Los mejores talleres de al-Andalus se ubicaban en Córdoba y Sevilla y solían tener una clientela principalmente femenina de alta alcurnia. Las mujeres podían adquirir allí pendientes, collares y brazaletes ajorcas, cinturones y diademas.

Indudablemente este oficio ha sabido resistir el paso del tiempo en Córdoba siendo una de las actividades artesanales de mayor prestigio y proyección de la ciudad.

Todavía en Fez, el trabajo del latón, bronce y cobre sigue estando vivo. Una labor que recuerda el esplendor de un gremio que llegó a cubrir las puertas de una de las mezquitas más simbólicas de Marruecos, la Qayrawiyin. Dichas puertas guardan paralelismo con las Puertas del Perdón de las antiguas mezquitas de Córdoba y Sevilla, ejemplo cumbre de la confluencia artística entre al-Andalus y el Magreb.

La filigrana o técnica realizada con hilos finos de plata que parece hundir sus raíces en la Edad Media también está

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El sector textil Desde el siglo IX ,Córdoba se convirtió en uno de los centros de producción de sedas con brocados y tejidos de lujo. Fue el emir Abd al-Rahman II quien fundó una fábrica real (Dar al-tiraz) dedicada exclusivamente a las más altas creaciones, dignas de emires y califas. En los zocos también había un nutrido número de tejedores y sastres que elaboraban prendas de lino y seda muy distinguidas cuya calidad por su estilo y color cruzaba fronteras. Igual que Córdoba, Qayrawán abrió desde fechas muy tempranas otra fábrica de manufacturas reales cuyos productos intentaron integrarse en la escala comercial que venía del Atlántico y de la China a través de la ruta de la seda. Granada relevó a la capital omeya en el arte del tejido pero cuando sucumbió alAndalus, Fez supo perpetuar esta tradición secular.

Tapices y alfombras Tanto los tejidos en lana, seda y las alfombras se vinieron realizando tradicionalmente en telares horizontales que permitían confeccionar cualquier tipo de labor. Al-Andalus aprendió rápidamente sus técnicas y ya en el siglo X, suntuosas alfombras cubrían los palacios y las mezquitas de Córdoba. Una actividad que prosiguió en Granada y que fue desapareciendo progresivamente tras la conquista cristiana. En Fez encontramos tanto jarapas, como visillos y alfombras que siguen elaborándose en casas-tienda de la medina. Productos que forman parte del mobiliario, abarcando una variedad de estilos orientales, de la propia ciudad de Rabat o de diseño bereber. Túnez tiene a Qayrawán como principal centro productor de alfombras desde el siglo VIII. Más de cuatro mil mujeres las tejen en sus casas con lana de gran calidad produciendo motivos de inspiración turca, geométricos o vegetales. En la medina de la ciudad tunecina pueden verse talleres de tejedores cuyas jarapas de distintos colores se distribuyen en distintos puntos del país como artesanía orientada principalmente al turismo.

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LOS ZOCOS

La industria del cuero

La curtición dio pie a la creación de una industria derivada que pronto se instaló en la Ajerquía donde estaban los chapineros, silleros, correreos y odreros. En los siglos XV y XVI los cueros de Córdoba y Fez compitieron a nivel internacional. El hecho de que los vecinos del arrabal de Shaqunda emigraran en el siglo IX a la ciudad magrebí, propició el desarrollo de una de sus industrias más características. Pese al mal olor que desprendían las factorías, los productos se aromatizaban con ámbar, esencia de jazmín, rosa, naranja, sándalo y derivados del incienso y la mirra. En Qayrawán el trabajo del cuero se orientó a la guarnicionería y a la encuadernación de manuscritos ya que su estepa proporcionó ganado ovino. Aunque quedan algunos zapateros y babucheros, sin embargo han desaparecido las curtidurías que se ubicaban en torno a Bab al-Yadalin, puerta que conserva el nombre de la actividad.

Durante la época omeya, Córdoba destacó en la técnica de curtir y decorar cueros habiendo perdurado dos productos característicos. El cordobán permitía realizar sillas de montar, adargas, arcones o estuches para espadas. Por otro lado, el guadamecí, badana o piel de cordero que se decoraba con láminas plateadas y distintos colores estuvo presente en las almohadas, bolsos y revestimientos. Desde la conquista cristiana, dichos oficios tuvieron su sitio en las inmediaciones del Guadalquivir por la gran cantidad de agua necesitada en estos menesteres. De hecho existen todavía topónimos en la Ribera como Zapatería Vieja, Noques o Badanas que hacen referencia al calzado y a la piel de cabra curtida.

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Las técnicas de curtición Antes de ser curtida, la piel se salaba dejándose secar. Después era sumergida en una tinaja con agua y una vez reblandecida se escurría tendiéndose sobre palos. Limpia y flexible recibía un baño de cal en recipientes conocidos como pelambres y al cabo de un mes aproximadamente, ésta se eliminaba facilitando el descarnamiento.

- índigo (azul), rubia o cochinilla (rojo), gualda o cártamo (amarillo)- se mezclan con cáusticos para fijar el color. Desde antaño, tanto las curtidurías como las fosas son propiedad de la mezquita Qayrawiyin cuya explotación se adjudica a los talleres.

El primer proceso de curtición consistía en la inmersión del cuero en pilas o “noques” donde permanecía varios días disuelto con arrayán o zumaque para después enjuagarse y secarse al sol. El procedimiento que estuvo vigente en Córdoba hasta el siglo XIX puede todavía contemplarse en las cuatro conocidas tenerías de la ciudad de Fez. En los últimos días, las pieles se ponen a secar alrededor del recinto amurallado y en ocasiones pueden verse extendidas en el cementerio.

La cerámica de Fez

En la ciudad marroquí unos cuatrocientos curtidores se sumergen en fosas de diversos colores para remojar y frotar las pieles que terminan recibiendo un baño de tinte donde los pigmentos vegetales

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La cerámica azul polícroma de Fez se asemeja a la de Qayrawán si bien las técnicas andalusíes del vidriado influyeron decisivamente. A principios del siglo XIII, la ciudad magrebí disponía de ciento ochenta talleres que trabajaban bajo la autoridad de un representante de un gremio. Platos,


LOS ZOCOS cazuelas y botellas dan fe de un proceso de trabajo en cadena de producción. Una labor que comenzaba con el amasado de la arcilla antes de ser entregada en pellas para destinarlas al alfar. Una vez torneada, la pieza se secaba al aire libre para ser luego cocida en el horno. Después se sumergía en un baño de esmalte blanco, se secaba al sol y se pintaba con motivos decorativos de la tradición marroquí o andalusí como palmetas, rombos o retículas. La paleta de colores sigue teniendo al azul como protagonista cuyo pigmento se obtiene del óxido del cobalto hasta adquirir distintos matices dependiendo de su pureza. De igual modo el marrón, verde y amarillo completan una gama vivaz derivada de la limonita y de los óxidos de hierro y manganeso.

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LOS SABERES La Biblioteca Califal La Biblioteca Qarawiyin


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LOS SABERES Córdoba, Fez y Qayrawán, metrópolis del saber en la Edad Media. Otro de los aspectos que comparten Qayrawán, Córdoba y Fez es el esplendor que las ciencias y los saberes alcanzaron en ellas en tres siglos diferentes. La gran mezquita de Qayrawán se convirtió en uno de los principales centros del conocimiento en los primeros siglos del islam. Espacio de sabiduría y de congregación, las mezquitas adquirían la categoría de una propia universidad. Incluso algunas de ellas daban alojamiento a estudiantes que llegaban de distintas ciudades para escuchar a sabios reputados, seguir sus doctas conferencias y adquirir copias de sus libros. Durante el siglo X, Córdoba relevó a Qayrawán como metrópoli del saber. La época califal dio un gran impulso a la actividad intelectual mediante la fundación de escuelas y el cultivo de estudios científicos, literarios y filosóficos. A pesar de que la filosofía, teología e historia fueron campos muy cultivados, la poesía se convirtió en expresión primordial. Paralelamente a la poesía clásica, florecieron composiciones como el zéjel y la muwashaja que transparentaron el bilingüismo de al-Andalus y en definitiva el carácter plural de la sociedad califal. 60


LOS SABERES

La Biblioteca Califal del Alcázar de Córdoba El cénit del esplendor cultural se alcanzó durante el mandato de al-Hakam II que envió copistas por el Oriente islámico en busca de manuscritos árabes para su extensísima biblioteca, una de las más importantes de la Edad Media. Cifrada aproximadamente en más de cien mil volúmenes, su catálogo, describe Ibn Hazm, constaba de cuarenta y cuatro cuadernos con cincuenta láminas cada uno.

Su gran magnitud se debió a un servicio de unas ciento setenta mujeres copistas como Lubna y Fátima, además de una pléyade de miniaturistas, encuadernadores y agentes que viajaban por El Cairo, Bagdad, Damasco y Alejandría en busca de nuevas adquisiciones. La obsesión del califa por leer, anotar y adquirir copias de calidad le llevó incluso a disponer de una nómina de eruditos correctores, encargados de que no se cometieran erratas ni faltas de ortografía.

Los fondos de la biblioteca cordobesa abarcaban distintos géneros y materias. Es posible que contuviera unos 70.000 códices griegos además de regalos de las realezas del momento como el Libro de las Causas de Apolonio, obsequio del emperador de Bizancio.

Sin embargo su fastuosidad cuanto menos fue efímera. La intransigencia de Almanzor y el miedo de la difusión de ideas filosóficas consideradas peligrosas le llevó a la primera nefasta práctica de quema de libros. Unos ardieron pasto de las llamas, otros se arrojaron a los pozos de palacio y sólo se salvaron los relacionados con poesía, historia, derecho y tradiciones. Tras la caída del califato, gran parte de los fondos fueron subastados por un liberto de Almanzor mientras que otra sufrió saqueo e incendios cuando entraron los bereberes en Córdoba. No resultó extrañó encontrar en los palacios de los reyes de taifas de Sevilla, Granada, Almería y Toledo, anaqueles con los antiguos libros de la biblioteca cordobesa, comprados a bibliófilos. Pero con el paso de los siglos, el dominio de otras dinastías y la conquista cristiana desataron una feroz y sistemática destrucción del inmenso tesoro bibliográfico expoliado a los vencidos. A pesar de haber transcurrido más de un milenio, sólo un frágil manuscrito de la mítica biblioteca cordobesa se conserva en la Qarawiyín de Fez. Se trata del códice “Kitab al-Mujtaar de al-Zuhri” cuyo deterioro irreversible ha hecho mella irremediablemente.

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LA MEMORIA COMPARTIDA Córdoba entre dos orillas

La Universidad y la Biblioteca Qarawiyin de Fez Durante la época almohade y en tiempos de los meriníes, (siglo XIV), Fez recupera el esplendor que siglos atrás protagonizaron Qayrawán, Córdoba o Granada. Sus principales madrasas, lugares de estudio y de hospedaje, acogieron a estudiantes y docentes del Magreb, dándose intercambios muy interesantes a nivel artístico e intelectual.

Idrisi o Ibn al-Arabi. Centro de debate político y social, expandió sus estudios de jurisprudencia a otras ramas de la ciencia y humanidades como la gramática, la retórica, la lógica, la medicina, las matemáticas, la astronomía, la alquimia, la historia, la geografía y la música. La Biblioteca fundada en el año 1350, atesora una parte del patrimonio documental del país como manuscritos y pergaminos que se remontan al siglo XIV. En sus inicios el sultán Abu Yusuf Ya’qub depositó en el centro trece cargas de manuscritos que pertenecieron a las bibliotecas de los reinos Córdoba, Sevilla, Málaga, Granada y Almería y que fueron arrebatadas al rey castellano Sancho IV. Fondos que fueron enriqueciéndose con obras del resto del Magreb y Oriente. Si en el año 1613 llegó a tener 32.000 volúmenes, desde el siglo XIX sus fondos disminuyeron y se trasladaron a la Biblioteca Real Hassaniya de Rabat.

La mezquita Qarawiyin fue también una auténtica universidad que desempeñaba un papel relevante en la difusión del conocimiento y en la formación de la élite intelectual. Los meriníes la dotaron de dos bibliotecas, más de cien cátedras y programas pedagógicos que atrajeron a sabios procedentes de Sevilla, Córdoba y Granada, precursores de generaciones de expertos en medicina, anatomía o filosofía. Por sus aulas pasaron personajes de la talla Maimónides, Ibn Jaldún, Ibn al-Jatib, al-

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LOS SABERES

Calle Butuil.Fez. Entre los siglos XIII y XIV, en esta antigua calle de las librerías no resultaba difícil adquirir copias de libros de Maimónides o Averroes.

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LOS NOMBRES Entre C贸rdoba y Qayraw谩n Entre C贸rdoba y Fez


LA MEMORIA COMPARTIDA Córdoba entre dos orillas

LOS NOMBRES Confluencia de saberes y personas entre Córdoba, Fez y Qayrawán. Durante el siglo IX privilegiados estudiantes, alfaquíes, historiadores y juristas de al-Andalus en su viaje peregrinatorio a la Meca hacían parada obligatoria en Qayrawán para asistir a clases magistrales en la mezquita Sidi Uqba. Un fenómeno que se dio a la inversa en Córdoba en tiempos del califato omeya que relevó a Qayrawán como núcleo centrípeto del saber y atracción de Oriente a Occidente de una generación de sabios y bibliófilos ávidos de ciencia y conocimiento. Con la caída del califato y el dominio de las dinastías almorávide y almohade avanzaron flujos migratorios en ambas orillas produciéndose una progresiva berberización de al-Andalus. Fez por tanto terminará relevando a Córdoba y a Qayrawán en su capacidad de reunir una tradición secular de intercambios y transmisión de saberes cerrando un cosmopolitismo científico que difícilmente volvió a repetirse. De toda esa nómina de estudiantes, viajeros y celebridades que deambularon por Qayrawán, Córdoba y Fez, se conocen una treintena de sus nombres y biografías. Pero presentamos aquí doce figuras procedentes mayormente de Córdoba a fin de que sus perfiles y algunas de sus obras sean conocidas. 66


LOS NOMBRES

Entre Córdoba y Qayrawán

y regresó a Córdoba para construirse una de las primeras ermitas de la sierra, razón por la que se le llamó “el montañés”. Allí vivió aisladamente con un pequeño número de discípulos a quien enseñó el sentido de sus doctrinas en forma de símbolos.

IBN HARIT al Jushani. (Aljoxami) Qayrawán, princ. s. X - Córdoba 971 Historiador y jurista

IBN WADDAH, ABD ALLAH Córdoba 814 - Córdoba 900 Místico y alfaquí Pese a nacer en el seno de una familia acomodada prefirió vivir pobremente dedicándose a la oración y a la enseñanza. Místico y experto en derecho islámico, estudió con un centenar de maestros en al-Andalus y el mundo árabe pasando por Qayrawán y otras ciudades de Egipto, Siria y Arabia. Sus discípulos que llegaron a ser más de doscientos, destacaron en derecho, poesía y retórica. Alumnos que aprendieron que para alcanzar un gran nivel había que pasar por ocho estadios: el silencio, saber escuchar, saber preguntar, saber memorizar lo aprendido, saber escoger, huir de las gentes, y divulgar lo adquirido.

Historiador y experto jurista, debió nacer en Qayrawán donde estudió derecho islámico y participó en las tertulias literarias de la ciudad tunecina. Antes de residir en la capital omeya, pasó por Ceuta donde comenzó a impartir clases y advirtió que la orientación de su mezquita estaba desviada. Siendo el califa al-Hakam II príncipe, entró en su círculo de sabios al que dedicó cientos de versos y regaló su obra más conocida: “Historia de los Jueces de Córdoba”. Cuando el califa al-Hakam legó tareas gubernamentales a Almanzor, la actividad intelectual de al-Jushani se vio eclipsada.

IBN MASARRA Córdoba 883 - Córdoba 931 Primer filósofo andalusí. Místico Acompañó a su padre, que era comerciante, por Oriente donde quedó imbuido por corrientes de espiritualidad islámica y formas de vida ascética. Perseguido por los omeyas por sus doctrinas heterodoxas, vivió en Qayrawán

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LA MEMORIA COMPARTIDA Córdoba entre dos orillas

Así que los últimos años de su vida se dedicó a la alquimia y a la elaboración de perfumes y esencias como medio de sustento. Actividad que desarrolló hasta su muerte en Córdoba en el año 971.

IBN ABI ZAYD Qayrawán 922 - Zaragoza 996 Notario de la cancillería omeya Nacido en Qayrawán y perteneciente a una familia cuyos miembros ocuparon importantes puestos en la corte omeya, fue notario de la cancillería califal y consejero. Con la llegada al poder de Almanzor se vio obligado a marchar de la ciudad para instalarse en Tudela y Medinaceli. Finalmente murió en Zaragoza, con 69 años rogando que una de sus obras fuera enterrada junto a él entre la camisa y la mortaja.

IBN AL-FARADI, ABU-L WALID Córdoba 962 - Córdoba 1013 Historiador y bibliófilo Fue uno de los historiadores y eruditos más importantes del califato, conocido por su obra “Historia de los ulemas de Al-Andalus”. Versado en literatura, derecho, historia y

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tradiciones, emprendió peregrinación a Oriente asistiendo a clases magistrales en Qayrawán, Medina y el Cairo donde le imploraron que no marchara. Uno de sus mejores discípulos, el historiador Ibn Hayyan, comentaba que no había en la ciudad persona con tan vastísimos conocimientos y afán por adquirir libros de todos los saberes. También refiere que murió en el año 1013 siendo una de tantas víctimas que fallecieron cuando los bereberes saquearon la capital. Por esa razón, su cuerpo recibió sepultura sin ser lavado ni amortajado ya que se entendía que los mártires accedían directamente al paraíso.

IBN AL-QASIM MASLAMA Córdoba 908 - Córdoba 964 Alquimista Principal difusor de la sabiduría oriental en al-Andalus divulgó obras sobre tradición, mística e interpretación de sueños atribuyéndosele capacidad de encantamientos y de fabricación de talismanes. Estudió derecho islámico y antes de cumplir treinta años fue discípulo de unos cuarenta maestros en su periplo por Qayrawán, Creta, Alejandría, El Cairo, Basora, Bagdad o La Meca.


LOS NOMBRES

Entre Córdoba y Fez

HAYYUY. (Yehudad Dawid al-fasi) Fez 940 aprox - Córdoba 1010 aprox Gramático Considerado padre de la gramática hebrea moderna, vino desde Fez atraído por el prestigio de la academia de estudios rabínicos de Córdoba fundada por Hasday ibn Saprut, ministro del califa Abd al-rahman III. Primer autor judío que redactó en alAndalus su obra en árabe, asentó las bases científicas irradiadoras de la escuela de gramáticos judeoandalusíes.

IBN QUZMÁN AL ASGAR, ABU BAKR Córdoba 1086 - Córdoba 1160 Poeta y zejelero El zejelero más relevante de al-Andalus nació en el seno de una familia acomodada a pesar de que llegó a pasar estrecheces a lo largo de su vida. Conocedor la lengua romance y bereber, cantaba y dedicaba estrofas a las familias más influyentes cuyas ganancias las despilfarraba en vino, mujeres y fiestas. Deambuló por los principales reinos de taifas y llegó hasta Fez en la búsqueda de nuevos clientes ya fueran jueces, ministros o príncipes. En la ciudad norteafricana compuso poemas para un poderoso magnate y para un inspector a quien destina gran parte de su producción. Pese a ser perseguido por la justicia a causa de su conducta depravada, Ibn Quzmán llegó a edad avanzada. Pero sobre todo trascendió por ser quien mejor describió los placeres festivos de almunias y alquerías y otras escenas costumbristas de al-Andalus entre los siglos XI y XII.

Madrasa al-Bounaniya. Fez. Una de las numerosas madrasas que llegó a tener la ciudad en el siglo XIV.

MAIMÓNIDES Córdoba 1135 - El Cairo Médico y filósofo Alumno aventajado de Averroes e hijo del representante de los judíos en Córdoba, Maimónides llevó a su comunidad a las más altas cotas de la medicina, ciencia y filosofía de su historia. Desde edad temprana se inició en estudios rabínicos y antes de cumplir los 16 años ya había desarrollado una vasta actividad literaria. A los trece años se vio obligado a abandonar la ciudad ante la intransigencia almohade que obligaba al cumplimiento de un islam ortodoxo. Después de vagar durante ocho o nueve años por distintos lugares de al-Andalus terminó trasladándose a Fez. Allí residió entre los años 1160 y 1165 donde incrementó su formación, impartió clases en las madrasas y comenzó a redactar el Libro

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de la Luminaria y la Segunda ley; obra magna que abordaba las materias de todas las leyes y normas religiosas y jurídicas necesarias para la vida de los judíos. Cinco años después se trasladó a S. Juan de Acre, pasando por Jerusalén, Palestina y Egipto. En el Cairo llegó a ser médico de cámara del visir y del hijo de Saladino. Allí combinó su actividad con una copiosa producción epistolar y la culminación de sus principales tratados ( Misné Torah. El doble de la ley y la Guía de Perplejos). Maimónides redactó la mayor parte de su obra en árabe y en una determinada aljamía o árabe escrito con caracteres hebreos. Gracias a la traducción de sus tratados médicos y filosóficos, su pensamiento generó debates en las universidades medievales europeas hasta asentar las bases de un renacimiento que empezaba a vislumbrarse en el viejo continente. Convertido en nagid o príncipe de las comunidades judías de Egipto, Maimónides recibió el sobrenombre de

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Calle Tal’a Sagira. Fez. A esta altura de la calle hay un adarve donde estaba la casa en la que vivió Maimónides entre 1160 y 1165 según refiere una placa de mármol.


LOS NOMBRES fueron sepultados en Sevilla en un entierro multitudinario al que asistieron grandes personalidades de su época.

AL-MAWWAQ, AL-ANSARI ABU YAHYA Córdoba ¿? - Fez 1203 Alfaquí y Místico

“Luz de Oriente y Occidente” y”maestro único”.En el año 1204 todo el mundo judío lamentó su muerte y aún su tumba en Tiberíades sigue siendo objeto de peregrinación. En Fez todavía se le recuerda y una casa de un adarve frente a la Madrasa Bounaniya señala que allí residió el judío andalusí más universal de todos los tiempos.

IBN JAYR ABU BAKR Fez 1109 - Córdoba. 1179 Gramático, lingüista, literato Aunque nació en Fez, Ibn Jayr pasó la mayor parte de su vida en Sevilla y Córdoba donde difundió sus conocimientos en ambas mezquitas. Por la caligrafía y la calidad de sus anotaciones, las copias de los libros que realizaba, adquirieron gran valor tras su muerte si bien, “Fahrasa”, una antología sobre ciencias y saberes que todo erudito debía tener en el siglo XII, fue la obra que le inmortalizó. Murió en Córdoba tras dirigir la oración de la mezquita en sus últimos años de vida. Pero sus restos

Versado en Corán y jurisprudencia se interesó por la transmisión de saberes que le llevaron hasta Marrakech al servicio del sultán almorávide. En Córdoba vivió con humildad y los honorarios obtenidos por las lecciones impartidas, los repartía a los niños de las familias pobres. En Fez llegó a ser cadí y honrado con el nombre “mar de conocimiento” donde acabó residiendo en una casa en la fue enterrado. Se cuenta que dicho lugar, en un adarve de al-Tal’a al sagira, estaba especialmente impregnado de influencias espirituales. De hecho uno de sus discípulos comentaba que durante una noche de frío en la que el maestro estaba presente cayó una manta sobre un brasero. Si el tejido ardió fuertemente, no quedó señal alguna de haber sido quemado.

AL-MAZDAGI, ABU ABD ALLAH Fez 1177 - Fez 1257 Alfaquí e Imán Hijo y padre de los principales imanes de la mezquita Qarawiyín, emprendió viajes a al-Andalus para estudiar con los mejores maestros de Córdoba y Sevilla. Llegó a poseer conocimientos de lingüística y transmisión, heredando la función de su padre y dedicando la mayor parte de su tiempo a la enseñanza en Fez y Ceuta durante el máximo apogeo almohade. Murió con avanzada edad y sus biógrafos relatan que durante su entierro, un gran número de pájaros similares a las golondrinas acompañaron al séquito desde su casa a la tumba para desaparecer de forma brusca.

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LA MEMORIA Las ciudades abrazadas


LA MEMORIA COMPARTIDA Córdoba entre dos orillas

LA MEMORIA

Reconocer es unir. La ciudad, dijo Italo Calvino, no dice su pasado, “lo contiene como las líneas de una mano, escrito en los ángulos de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, surcado a su vez cada segmento por raspaduras, muescas, incisiones, cañonazos que encierran otros universos sociales físicos y temporales”. Tras siglos de influencias y confluencias entrelazadas entre Córdoba, Fez y Qayrawán llega la memoria, como facultad de recordar, traer el pasado al presente y perpetuarlo en el tiempo. Sustituye a la historia evocando nombres que identifican calles, fuentes, jardines, puentes, plazas, e incluso vuelve a tomar forma con efigies imaginarias que la sociedad identifica y determina si merece la pena recordar u olvidar. Y nace bajo los hitos que brotan del deseo espontáneo de dar lugar al movimiento de la historia, preservando deliberadamente recuerdos y tejiendo redes de unión que dan sentido a una memoria no única sino compartida. 74


LA MEMORIA

Las ciudades abrazadas La idea del hermanamiento de ciudades surgió poco después de la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo de aportar a la población lazos de unión mayores y de promover proyectos en beneficio mutuo entre urbes que tuvieran o no puntos en común. Estudiando la documentación del Archivo Municipal de Córdoba, se deduce que son precisamente las ciudades magrebíes de Qayrawán y Fez las que manifiestan su deseo impulsando el proceso de hermanarse con Córdoba.

de los días 27 y 28 de Mayo revela una organización previa y meticulosamente meditada. Bourghiba aterrizaba en el aeropuerto de Sevilla la tarde del día 27 de Mayo en un avión procedente de Túnez con un séquito de más de 30 personas ( principales ministros, embajadores, periodistas, médicos, policías y hasta un cocinero) que se alojaron en el Parador de la Arruzafa. Una vez que la comitiva llegó a Córdoba, recorrió un itinerario adornado con banderas, gallardetes y carteles hasta el Palacio de la Merced. De allí un coche de caballos le esperaba para conducirle al Alcázar de los Reyes Cristianos, escoltado por motoristas y policías municipales a caballo con traje de gala.

Acto protocolario y cena en el Alcázar de Córdoba. 27 y 28 de Mayo de 1968

La visita de Habib Bourghiba a Córdoba. 27 y 28 de Mayo de 1968

La década de los 50 y 60 fueron años en los que desfilaron por la ciudad, autoridades destacadas del mundo árabe. Habib Bourghiba, Presidente de la República Tunecina inició una corta visita previamente organizada por las embajadas y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Franco.

La noche del 27 de Mayo de 1968 las autoridades españolas organizaron una cena en el Alcázar de los Reyes Cristianos. El ágape fue precedido de un acto protocolario que la prensa del momento recogió; la imposición del blasón de la ciudad y el ofrecimiento de la llave de la ciudad al presidente Bourghiba.

La visita tenía un objetivo claro “deseo expreso de Qayrawán de hermanarse con la ciudad de Córdoba”. Una serie de comunicados entre el alcalde de la ciudad, Antonio Guzmán Reina y el Ministerio de Asuntos Exteriores ponen de manifiesto los preparativos de la visita de Habib Bourghiba a Córdoba. La ciudad celebraba fiestas en plena feria de Mayo y la agenda protocolaria

El alcalde de Córdoba Antonio Guzmán Reina entrega la llave de ciudad al Presidente de Túnez Habib Bourghiba. Archivo Municipal de Córdoba.

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LA MEMORIA COMPARTIDA Córdoba entre dos orillas

La velada nocturna amenizada por un grupo de danzas populares de Túnez, concluyó con la recepción del séquito en la caseta del Real de la Feria de Córdoba del Paseo de la Victoria.

Inauguración del a Calle Cairuán. 28 de Mayo de 1968

La mañana del 28 de Mayo de 1968 estuvo repleta de actos culturales y simbólicos. Tras visitar Madinat al-Zahra, la mezquita y la Escuela de Artes y Oficios “Mateo Inurria” de Córdoba, Habib Bourghiba inauguraba a las 12,30 del mediodía la Calle Cairuán con los sones de la Banda Municipal de Música. La inauguración concluía con la ofrenda de un ramo floral que el presidente tunecino depositó en el monumento a Averroes.

Inauguración de la calle dedicada a la ciudad de Cairuán. Archivo Municipal de Córdoba.

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Firma del protocolo de hermanamiento entre Córdoba y Qayrawán. 28 de Mayo de 1968

Intercambiadas palabras y discursos entre el Presidente de la República Tunecina y ambos alcaldes en el Alcázar de los Reyes Cristianos se procedió a la imposición de la faja e insignia de concejal honorario al edil de la ciudad de Qayrawán. No sólo se firmaba el protocolo de hermanamiento entre ambas ciudades sino que se celebraba una sesión de trabajo a fin de establecer propuestas de cooperación en materia cultural y científica. Además de promover programas de becas y estancias de estudiantes y eventos culturales o intercambios, se acordaron dos curiosas propuestas. La donación del ayuntamiento de Qayrawán de un camello blanco al zoológico de Córdoba y el ofrecimiento de 3000 esquejes de rosales cordobeses para que fueran plantados en la ciudad tunecina por un jardinero local.

Lectura del protocolo de hermanamiento de los alcaldes de Córdoba y Qayrawán en el Alcázar de Córdoba. Archivo Municipal de Córdoba.


LA MEMORIA

Visita del s茅quito tunecino a la mezquita de C贸rdoba guiada por el historiador Manuel Salcines. Archivo Municipal de C贸rdoba.

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LA MEMORIA COMPARTIDA Córdoba entre dos orillas

La reiteración del hermanamiento entre Córdoba y Qayrawán mediante la Declaración solemne de amistad y solidaridad.

Los comienzos del hermanamiento entre Córdoba y Fez.

16 de Junio de 2009

Con motivo de cuatro décadas de hermanamiento entre ambas ciudades, el Alcalde de Córdoba, Andrés Ocaña y el edil de Qayrawán, Moustapha Houcine, consolidaban su amistad a través de la firma de un documento manifestando la necesidad de reforzar la cooperación cultural, económica, medioambiental y educativa entre ambas ciudades. La llamada “Declaración solemne de amistad y solidaridad” llevó aparejada otra de intenciones que fue firmada en una sesión de trabajo convocada en la Sala de Comisiones del Ayuntamiento de Córdoba. Cuarenta años después de que el presidente de Túnez, Habib Bourghiba, hiciera una ofrenda floral al monumento de Averroes, el alcalde de Córdoba inauguró a los pies de la escultura, una placa que conmemoraría cuatro décadas de hermanamiento.

El alcalde de Fez, Abderrahim Filali firma el documento de amistad de ambas ciudades ante una rueda de prensa en el Ayuntamiento de Córdoba. Archivo Municipal de Córdoba.

El proceso de hermanamiento entre Córdoba y Fez, iniciado en el año 1982, comenzó a materializarse cuando Abderrahim Filali, alcalde de la urbe marroquí visitó la ciudad los días 26 y 27 de Septiembre de 1989 a fin de acordar con el Ayuntamiento de Córdoba la preparación de los actos protocolarios. Las crónicas y la documentación del momento recogen que el edil se alojó igual que Bourghiba, en el Parador de la Arruzafa habiendo llegado en coche desde Algeciras. Una vez reunido con el alcalde Herminio Trigo y con los cuatro portavoces de los partidos políticos del momento, dio una rueda de prensa en la que transmitió a los cordobeses “la voluntad común de desarrollar lazos de amistad y cooperación en todos los dominios culturales, sociales y económicos”.

Placa conmemorativa de cuatro décadas de hermanamiento entre Córdoba y Qayrawán. Calle Cairuán, Córdoba.

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Al día siguiente ambos consistorios firmaban un documento de amistad que sellaba los preparativos previos al hermanamiento.


LA MEMORIA

El hermanamiento entre Córdoba y Fez.

la Federación Mundial de Ciudades Hermanadas. El documento de la convención firmado por ambos alcaldes manifestaba el deseo de establecer lazos de amistad y cooperación entre las dos ciudades históricas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, poner en marcha todos los medios necesarios para llevar a cabo intercambios fructíferos entre los ciudadanos de ambas orillas y reforzar los lazos de amistad, paz y fraternidad desde el desarrollo social, económico y cultural.

Convención de Hermanamiento entre las ciudades de Córdoba y Fez. Fez. 12 de Junio de 1990. Ayuntamiento de Córdoba.

El 11 de Junio de 1990 llegaba a Fez una comitiva municipal cordobesa integrada por la propia corporación municipal, miembros de la cámara de comercio y de la universidad que visitaron la medina de la ciudad, el centro cultural español, el yacimiento romano de Volubilis asistiendo a mesas redondas. El 12 de Junio de 1990 tuvo lugar el acto protocolario de hermanamiento ante la presencia de unas quinientas personas. Además de empresarios, artistas y profesores de ambas orillas, la sesión estuvo presidida por los embajadores de España y Marruecos, ministros del reino alauí y altos representantes de

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BIBLIOGRAFÍA


LA MEMORIA COMPARTIDA Córdoba entre dos orillas

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La memoria compartida C贸rdoba entre dos orillas

C贸rdoba, Fez y Qayraw谩n, 2011





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