Diseño Industrial para el 2033 - IED Barcelona

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DOMINGO, 25 FEBRERO 2018

LA VANGUARDIA 81

Economía 15.º aniversario del IED de Barcelona

Diseño industrial para el 2033

Envejecimiento, tecnología y cambios sociales influirán en los estilos rá encontrar oportunidades po­ co habituales o inesperadas. Co­ mo el proyecto empresarial de African Route, que ha creado productos como muebles a par­ tir de madera de barcas tradicio­ nales de Senegal, gracias una colaboración con artesanos y ar­ tistas locales y empresarios cata­ lanes.

PIERGIORGIO M. SANDRI Barcelona

Decía el célebre gráfico Bruno Munari que el sueño de cual­ quier artista es llegar a un mu­ seo, mientras que el de cualquier diseñador industrial es llegar al mercadillo del barrio. Pero el mercado en los próximos quince años va a cambiar y habrá que adaptarse para adelantarse a las tendencias que están a punto de llegar. El IED, Istituto Europeo di Design de Barcelona, que cum­ ple quince años en la ciudad, presentará el próximo 8 de mar­ zo un libro, Fifteen of fifty book, en el que anticipa estos movi­ mientos. La idea es que si la so­ ciedad cambia, el diseño indus­ trial le tiene que acompañar. Y para imaginarse el futuro, nada mejor que un mapa, que su director, Alessandro Manetti, ha bautizado Deflexor 2033. El ma­ nifiesto del diseño en las próxi­ mas décadas. “Se trata más bien de una brújula para orientarse en tiempos de incertidumbre”, ma­ tiza. “Vivimos en una época en que la concentración de riqueza aumenta y con ella las diferen­ cias sociales. Y el diseño indus­ trial no puede vivir al margen de la realidad, con lo que deberá te­ ner un impacto social”, comenta. Demografía, tecnología y glo­ balización macarán las pautas, agrupadas en seis tendencias de fondo, con algún ejemplo con­ creto de diseño que desde el IED ofrecen como propuesta de estu­ dio. Alessandro Manetti sostiene que “el diseño no puede conce­ birse sólo como un mero encar­ go, sino que debe contribuir, a su vez, a que las empresas estén al día con la evolución de la socie­ dad del consumo”. Y esto es lo que nos espera. Aceleración urbanística. La economía de las ciudades ganará peso. Con el crecimiento de las megaciudades aumentará la de­ manda de energía alternativa. Aquí habrá lugar para diseño de objetos de desarrollo sostenible. Un ejemplo de ello es Pasprang, un vehículo eléctrico con batería de grafeno situada en el asiento que puede transportarse en for­ ma de mochila y cargarse como un dispositivo móvil. Volatilidad de los negocios. Hoy basta una tecla para mover capitales de un lugar a otro. El auge de las criptomonedas es el primer paso de una finanza cada vez más digital. Los nuevos mo­ delos de negocios serán difíciles de encuadrar, también porque el aspecto clave en la economía de los próximos años será el progre­ sivo traspaso de poder económi­ co global al resto de continentes y los emergentes. El diseño debe­

La tecnología, alrededor. En los próximos años la hiperconec­ tividad será la clave de nuestro día a día, mucho más que hoy y cambiará nuestras vidas. De ahí que el diseño deberá pensar en dar formas a medios y soportes que serán cada vez más inteli­ gentes. Es lo que hace, a modo de ejemplo, Mat una plataforma diseñada para facilitar informa­ ción nutricional sobre las condi­ ciones de los alimentos mediante sensores.

IED

Diseño sostenible. El

proyecto Unum para Seat, un vehículo de tres plazas. Formado por dos módulos unidos por una columna central. Cuenta con un sistema de electroimanes. De Miguel Ángel Bahri

Diseño tecnológico. Una

instalación interacti­ va para el festival Sonar 207. Las palabras del público se materia­ lizan en formas lumínicas según su intensidad y dura­ ción. De Danae Fischer y Junior González.

IED

Diseño disruptivo y complejidad cultural. Un

salero inspirado en las montañas catalanas (Massís). Un proyecto de Claudia Solé para el Consorci de Comerç Artesania i Moda de Catalunya

IED

La globalización imparable. Pese a sus vaivenes, como las re­ sistencias proteccionistas del co­ mercio, la apertura de las barre­ ras no tendrá vuelta atrás. La creciente homogeneización cul­ tural debido a la desaparición de fronteras hará, paradójicamente, que el consumidor busque dife­ renciarse y una mayor personali­ zación. El diseño deberá reflejar esta nueva complejidad cultural, hasta el límite de la provocación. La colección Lacrina es un caso emblemático: sus prendas usan materiales naturales, como crin de caballo para vestidos y com­ plementos. La originalidad como forma de ser. Democracia debilitada. Los poderes públicos también debe­ rán cuestionar y replantear sus estrategias. Los sistemas de go­ bierno tradicional, a raíz de la pérdida de confianza en la políti­ ca, tendrán dificultades para la gestión pública, además de lidiar la escasez de los recursos natura­ les. El cambio climático obligará a diseñar objetos que tengan un impacto social. Que es lo que lo­ gra, por ejemplo, Electree, un sistema de microrredes eléctri­ cas para gestionar de forma efi­ ciente la energía en los campos de refugiados. La demografía no perdona. Por último, habrá que pensar en un consumidor envejecido, en par­ ticular en las sociedades occi­ dentales. En este caso, el diseño deberá estar pensado expresa­ mente para este tipo de personas y hacerle la vida más fácil. Como Inde, un sistema de ropa inteli­ gente que trata de evitar las frac­ turas de cadera en las mujeres de la tercera edad. Sólo son bocetos de una página todavía por escribir. Ahora sólo falta sacar el lápiz y empezar a crear el futuro.c


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