D I C MES DE AGOSTO 2021
¡TALITA CUMI! INTENTARÉ PONERME EN LA MENTE DEL EVANGELISTA DE MARCOS, ESPECIALMENTE EN EL CAPÍTULO 5:21-43. INVENTARÉ SUS CAVILACIONES, RESCATARÉ A LA MUJER ANÓNIMA DEL TEXTO BÍBLICO, AQUELLA QUE JESÚS AMÓ, CURÓ, LE DEVOLVIÓ LA DIGNIDAD Y LA ESPERANZA. ¡Hola! Mi nombre es Dina, tengo 32 años. Tengo 2 hijas, Ana 13 años y Dalila de 15 años. Salí de mi casa a mis 20 años, cuando Ana tenía 1 año y Dalila 3 años. Hace 12 años que no puedo acercarme a ellas. La última vez que las abracé fue cuando las tuve que dejar al cuidado de mi madre. Recuerdo con mucha nostalgia el último abrazo que le di a Dalila y el tierno beso que le di en la frente a Ana. No imaginé que el viaje se hubiese extendido por más o menos 12 años. En ese lapso de tiempo no puedo abrazar, besar y sentir las caricias de mis hijas. Cuando pase por mi pueblo las veo de lejos. Al verlas me rompí en llanto. Verlas me llena de esperanza y fuerza para seguir recorriendo la región buscando a quien pueda curarme. Tengo un sangrado uterino anormal. Esta anomalía hace que no pueda realizar mi vida con normalidad. La ley de la pureza dice que nosotras las mujeres somos impuras por 7 días (en nuestro período). En esos días tenemos que alejarnos de nuestra familia y en el octavo día debemos hacer un ritual para purificarnos. Esa normativa no se ajusta a mi situación. El sangrado permanente hace que no pueda estar en contacto con mi familia y me mantiene impura indefinidamente. Tampoco puedo acceder al ritual de purificación. Mi marido me repudió hace 13 años. Él se fue para preservar su pureza y su honor ante el pueblo. Cuando el pueblo se enteró de mi enfermedad empezaron a discriminarme y también a mi familia por vivir en pecado. Para no deshonrar a mis seres queridos decidí irme de casa en busca de una cura. No pierdo la esperanza de que algún médico, sacerdote, curandero pueda sanar mi enfermedad. Aún anhelo reunirme con mis hijas. Gasté todos mis ahorros, fui de pueblo en pueblo buscando el mejor médico que pueda calmar mi dolencia. Caminé por toda la región, pero ninguno me curó. En cambio, recibí insultos y agresiones. Cuando me veían muchos, se escapan, otros me gritan diciéndome ¡fuera impura! ¡Pacadora! Otros se burlaban diciéndome ¡Mujer tenías que ser!. Como si mujer fuera un insulto. Con los gestos tan agresivos, tuve que agachar la cabeza y taparme el rostro para que no me reconocieran. Ya nadie me llama de mi nombre. Me dicen: Impura, sucia, migrante, pecadora, endemoniada. Otros que me reconocen se burlan de mí nombre, porque Dina significa "justicia" y me dicen "allí está la justicia impura". Duele mucho recibir el rechazo y la discriminación de muchas personas que acceden a la ley de la pureza y la cumplen.
Escuché que varias personas hablaban de un Mesías que es hijo de Dios. Él había expulsado demonios, sanado enfermos y calmado las tempestades. Había algo en mi interior que me decía: "ve y búscalo", pero también le temía a la gente que me insulte y me saquen a los gritos. Pensaba que alrededor de Jesús habrían muchos varones judíos observadores de la ley que no me permitirán acercarme al Hijo de Dios. Pero un impulso interior me animaba a buscar al Mesías. Tomé fuerzas y fui al encuentro de Jesús. Cubrí mi rostro y fui cuidadosamente para pasar desapercibida. Cuando escuché que había bajado de la barca y alrededor de él había mucha gente, me llené de miedo. Un hombre llamado Jairo, se acercó y le dijo que su hija estaba enferma. No me importó tocar a los que estaban cerca de Jesús. Había mucha gente y no podía acercarme, entonces extendí mi mano y con mucho esfuerzo llegué a tocar su manto. Sentí como si una carga de energía recorría todo mi cuerpo. Me sentí diferente, transformada, como si mi pesar y enfermedad se hubieran ido. Sentía un alivio total. Hasta me dio ganas de sacarme el manto y que todos vean quien soy. Entonces escuche una voz: que decía "¿Quién me ha tocado la ropa? Me dio miedo responder, porque soy impura. Seguro me castigarán con la lapidación por transgredir la ley de la pureza. Por mi mente pasó la idea de escaparme. Pero, tomé valor y me arrodillé para explicarle mi situación. Le conté todo, y fue la primera persona que me escuchó y no me agredió. Y después de escucharme me dijo: "Hija, por tu fe has sido sanada, Vete tranquila y curada de tu enfermedad". Extendió su mano y también me dijo "Talita, Cumi". Tanta fue mi alegría que fui corriendo a mi casa junto con mi familia. ¡Por fin podré abrazar y besar a mis hijas!. Pasé por varios pueblos con una actitud diferente: caminé con la cabeza en alto y ya no permitiría que nadie me insulte y me discrimine. Exigí mi derecho a ver a mi familia y vivir bien. Ya no me daba vergüenza ocultar mi rostro, ni mi nombre. Con orgullo decía que soy Dina y tengo familia. Aunque Jesús me dijo que no diga nada a nadie, no pude contener la emoción y conté que en aquel encuentro con Jesús, el Mesías, me sentí libre. Estas dos mujeres del pasaje de Marcos, con sus historias de marginación, anónimas, sin rostros, sin voz y sin posibilidades de vida, siguen representando a nuestras mujeres atadas a las leyes machistas de la casa/iglesia/sociedad patriarcal y kiriarchal, que en vez de empoderarlas para la vida, les dan muerte. Ahora más que nunca nuestras mujeres deben salir al encuentro de Jesús, para arrancarle el milagro y experimentar que no pueden seguir atadas a leyes que las excluyen y las deshumanizan por su género y edad. Nuestras hermanas, niñas, madres, abuelas, amigas y compañeras deben escuchar una vez más las palabras liberadoras de Jesús: “¡Talita cumi!” Cuando una ley machista y sexista te niegue a ti mujer el derecho a existir: “¡Talita cumi!” Cuando interpretaciones bíblicas y tradiciones retrógradas te nieguen la ordenación ministerial: “¡Talita cumi!” Cuando escuches condenas eternas por tu elección sexual: “¡Talita cumi!” Si el padre, el cura, el pastor y el juez, basados en sus leyes, te tratan como persona de segunda clase: “¡Talita cumi!” Si eres migrante: “¡Talita cumi!” Si eres joven y no te escuchan y te exigen que te adecues a normas adultas y retrogradas ¡Talita Cumi! Si sos niña y te
adultizan sin escucharte ¡Talita Cumi! Si te has cansado de buscar a tu hija/o desaparecida/o y el gobierno corrupto te esconde la verdad: “¡Talita cumi!” Si te han estigmatizado por el color de tu piel o nacionalidad “¡Talita cumi!” Si has recibido violencia por tu pareja o en el trabajo, ¡Talita Cumi! Si los carteles de la droga y de trata de mujeres te amenazan por denunciar la injusticia y tu único “pecado” es querer vivir en una sociedad en paz: “¡Talita cumi!” Si te han maltratado por cuidar de la madre tierra: “¡Talita Cumi!” “¡Talita cumi!” PASTOR BLADIMIR CORO RELATO PARA NUESTROS NIÑOS: MARCOS 5: 21-23 Y 35-43. ¿CÓMO LA HIJA DE JAIRO NOS HUBIERA CONTADO SU ENCUENTRO CON JESÚS? ¡HOLA!... ¡Siii!... ¡Mírenme! Yo soy Rhode, la hija de Jairo, la nena de que curó Jesús. ¿Lo conocen a Jesús?... Yo sí, mi papá me había contado de él. A Jesús le gustaba ir siempre a la sinagoga para hablar con los maestros de la ley, discutía con ellos y se dio cuenta de que era muy inteligente, demasiado! Por eso, muchos de los sacerdotes le tenían envidia. Él pensaba que era más que alguno de los profetas porque además, sanaba enfermos, enseñaba, aconsejaba a la gente y algo impensado para ellos era que hablaba con los chicos, los alzaba en brazos y les deseaba el bien. Recuerdo ese día, ¡qué mal me sentía! Yo tenía 12 años, hacía rato que me había enfermado y mi mamá estaba muy preocupada, siempre cerca mío cuidándome. Me daba de comer bien, y cuando veía que desmejoraba llamaba a un médico, pero no servía de nada… yo seguía igual; ni siquiera me dejaban salir a jugar con mis amigas. Algo que sí me hubiera gustado hacer, era acompañar a mi papá a la sinagoga para aprender, pero ya deben saber que a mí no me dejaban porque sólo podían ir los varones. De todos modos, a mí, no me importaba demasiado, porque a mi papá, yo le importaba tanto, que me enseñaba lo que estaba escrito en los Libros Sagrados, en los libros de los profetas y un montón de cosas más. Con mi mamá estaban pendientes de todo lo que me pasaba. Por eso, ese día, cuando se dieron cuenta que yo cada vez me sentía peor, empezaron a pensar en que yo pudiera morir. Mi papá le dijo a mamá:- “Tenemos que hacer algo” y decidió ir a buscar a Jesús, porque sabía que me podía sanar. ¿SABEN? El poder de Jesús no es sólo para sanar, es un poder que puede transformar la vida de las personas que ponen su confianza en Él, como lo hizo mi papá que salió corriendo y lo encontró, cerca del lago, rodeado de muchísima gente, estaba tan desesperado que se arrodilló delante de Jesús y le suplicó: - “Por favor, venga, ponga sus manos sobre mi hija para que sane y siga viva”- . Entonces Jesús vino con él y atrás, toda la gente. Yo me di cuenta de que Jesús no hacía diferencia entre las personas, para Él era lo mismo un mendigo como un rico, una mujer como un varón, un sacerdote como uno que robaba con los impuestos, una persona mayor como un niño, por eso quiso venir a curarme. Después de lo que pasó con una señora enferma, no sé muy bien…alguien vino y le dijo a mi padre: - “Tu hija se murió, no molestes más al Maestro”. Cuando Jesús vio a mi papá tan angustiado le dijo: “No le hagas caso, no tengas miedo, creé, nada más”. Ahí mismo, Jesús no dejó a nadie más que lo siguiera y junto con Jacobo, Juan, Pedro y mi papá llegaron a mi casa. Afuera estaban todos llorando, gritando y lamentándose porque creían que ya me había muerto. Jesús, con mucha calma les explicó: - “No está muerta, sólo duerme”. Todos lo empezaron a criticar…- ¿Cómo va a decir eso?-… Jesús no hizo caso y siguió adelante con lo que se había propuesto, sabía que Dios su padre lo guiaba en todo lo que hacía, entonces entró con sus discípulos y mis padres a la casa, me tomó de las manos y me dijo: “TALITA CUMI”. De verdad que estaba dormida, pero lo escuché y me di cuenta que me decía: muchacha, a ti te digo, levántate”, ahí mismo me paré, empecé a caminar y me dieron de comer. Todos estaban asombrados. Jesús les dijo a los discípulos: “No se lo cuenten a nadie”. Pero Marcos, no aguantó y se los contó. (Hay algunos detalles que son relatados a partir de comentar algo de la cultura hebrea y mucho de imaginación) TÍA LILY - Relato de Liliana Contino
DEMOS GRACIAS AL SEÑOR - por la vida y por la seguridad de que Cristo está a nuestro lado - por la salud, por la familia, por el trabajo, por todas las bendiciones que recibimos - porque le permitió a Lita dar clases sobre la violencia. Por las oraciones de los hermanoÉ y porque sintió la compañía de Dios - por la vida de Winnie, y su testimonio en nuestra congregación y en todos los lugares en que estuvo presente - por los que ya recibieron la 2da dosis de la vacuna - por nuestro encuentro a través de Zoom, - por los hermanos que nos acompañan en los cultos desde otros lugares del país y de otros países. - porque Él nos sostiene - por Su Creación PIDAMOS AL SEÑOR - por los enfermos de Covid y de otras enfermedades. - por los niños con muchos problemas de salud, por los que han perdido a su mamá, por los niños que viven en la calle, por los que no tienen qué comer, por los que no tienen acceso a la educación, por los que sufren violencia - para que se acabe la violencia y haya una política de estado que ayude a ello - para que sigan abiertos los espacios donde concientizar sobre el tema de la violencia de género, los niños en riesgo, etc. Que Dios siga obrando. - por nuestro país, por nuestra comunidad por los pueblos originarios, y para que seamos buenos mayordomos de Su creación - por los tristes, afligidos, por las familias de nuestra iglesia, por los que están con problemas, por los que nos acompañan en el culto, por los que no pueden hacerlo. - por los médicos y todo el personal de salud, para que puedan descansar - para que haya vacuna para todos y esta pandemia acabe. ¡QUE NOS HAGA SOLIDARIOS Y QUE HAGAMOS UN MUNDO MÁS JUSTO Y SIN VIOLENCIA. QUE DIOS NOS DÉ FORTALEZA, NOS MUESTRE SU AMOR Y QUE NOS UNA COMO COMUNIDAD. Y QUE ASÍ HAGAMOS PARTE A OTROS DE SU REINO! ¡AMÉN! CONGREGACIÓN UNIDA EL BUEN PASTOR RECORDANDO… Hace muchos años en nuestro boletín mensual, Héctor Diomede nos invitó a leer relatos de la Biblia para acercarnos y conocerla. ¡Los que ya leyeron los relatos, pueden volver a hacerlo! El objetivo de leer nuevamente éstos personajes es reconocer que lo verdaderamente esencial está en las Escrituras. LEYENDO LA BIBLIA A TRAVES DE SUS PERSONAJES V. CLAUDIO LISIAS Este relato podría tener por título: “Pablo camino a Roma”. Pero el personaje que estudiamos hoy, Claudio Lisias, tuvo una activa participación para que ello ocurriera. Él era el comandante romano en Jerusalén y seguramente tenía la orden de evitar cualquier tumulto de los judíos que derivara en una posterior revuelta. Claudio Lisias protegió a Pablo, primero socorriéndolo de los judíos cuando querían matarlo, después al enterarse que el apóstol era ciudadano romano a tratarlo con la dignidad de su condición y por último cuando Pablo pide ser juzgado por el Emperador Claudio Lisias lo envía bajo custodia militar a Félix, el gobernador romano de Judea, cuya sede de gobierno estaba en Cesarea de Filipo, unos 90 km de distancia de la ciudad de Jerusalén. Junto con Pablo, Claudio Lisias envía una carta al gobernador Felix, detallando todos los acontecimientos y pasando el caso para su futura intervención (Hechos 23:26-30). Es interesante
consignar que Félix que había nacido esclavo, por la influencia de su hermano Palas sobre Nerón, éste último le concedió primero la libertad y posteriormente el nombramiento gobernador. Pero si nos remontamos en la historia, Claudio Lisias toma intervención en los acontecimientos gracias a un joven, quien al enterarse que había un grupo de cuarenta judíos juramentados (Hechos 23:12-14), va a avisarte a Pablo en su lugar de detención, de la intención que tienen de matarlo. Pablo llama al capitán que lo custodia quien termina enviando al joven a contarle a Claudio Lisias. Claudio Lisias está interesado en un juicio justo, y prepara las cosas para llevar al apóstol a un lugar más seguro. Da orden a dos de sus capitanes que alisten sus tropas para llevar a Pablo a Cesarea, a resguardo del gobernador Félix. HÉCTOR DIOMEDE (partió a la presencia del Señor el 6 de septiembre de 2017) LECTURAS BÍBLICAS: DOMINGOS DE AGOSTO
DOMINGO 1 Salmo 78: 23-29 Éxodo 16: 2-4; 9-15 Efesios 4: 1-16 Juan 6: 24-35
DOMINGO 8 Salmo 34: 1-8 Reyes 19: 4-8 Juan 6: 41-51
Domingo 15 Salmo 34: 9-14 Proverbios 9: 1-6 Efesios 5: 15-20 Juan 6: 51-58
Domingo 22 Salmo 34: 15-22 Josué 24: 1-2ª; 14-18 Efesios 6: 10-20 Juan 6: 60-69
Domingo 29 Salmo 15 Deuteronomio 4: 1-2; 6-9 Santiago 1: 17-27 Marcos 7: 1-8; 8-15; 21-23
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RECORDANDO DÍAS ARGENTOS El 9 de Julio impacta nuestros genes, por lo menos los míos. Es más fuerte la tierra de lo que parece y de lo que nos la quieren sacar del alma, pero ese lugar que se llama suelo donde uno nació y creció te recorre la memoria de las emociones sentidas. El 9 de julio pero esta vez del 2021, asomó como cualquier otro invierno, con olor a chocolate y churros y a pastelitos calientes. Los oídos se impregnaron de distintas interpretaciones del Himno, por la tele por la radio y por las redes sociales teñidos de banderas celeste y blancas, la más linda de todas, la del color del cielo, la de Belgrano. Es difícil no recordar momentos como cuando tus chicos fueron a la escuela y juraron la bandera, o verlos cantar el himno pronunciando palabras inentendibles, pero con el sentido de la melodía que los une y hermana, aunque seamos distintos. O cuando a tu vieja se le caía un lagrimón al escuchar el himno y no te podía contestar la pregunta de ¿Porqué lloras mamá? La Patria te atraviesa, aunque te de bronca, aunque le reclames ausencias, aunque sientas que tus hermanos no la están pasando bien, pero la patria está allí aunque la quieran invisibilizar entre las naciones y la globalización que todo lo confunde en el multiverso de redes digitales y económicas que le quieren sacar el nombre. Tu patria es tuya, aunque duela. Parece un tango, pero así somos. El domingo 11 el equipo de la selección de fútbol de Argentina se coronó con la Copa de América, la alegría de un pueblo que esperaba desde hace un tiempo, ese sentir común de aunque sea por un rato y con la ilusión de prolongar el sentimiento de compartir juntos muchos más eventos por el bien de todos. La alegría de los pibes con la camiseta, agitó las gargantas al grito de gol como quien libera contenida la necesidad de gritarnos juntos que podemos salir adelante. El equipo sudó, sufrió y jugó a su turno, el pueblo acompañó, se esperanzó y creyó que era posible. Sin lo uno, lo otro no hubiese sido posible. La confianza puesta en alguien hace que a veces se disparen las fuerzas y el éxito. Los días continúan y los problemas también pero de vez en cuando algo hace que la pelota se desvíe y se meta en el arco. Que este impulso de frescura y ganas nos dé renovados bríos para superar nuestras diferencias y que prime un sentido de solidaridad para resolver nuestros enigmas comunes. ¡¡Vamos Argentina!! AMALIA SANAHUJA - 11 de Julio de 2021
Tomamivinoycomemipan
“… cuando tú des un banquete, invita a los pobres, los inválidos, los cojos y los ciegos; y serás feliz.” Lucas 14:13-14
Comensalidad significa comer y beber juntos y juntas en torno de la misma mesa. En el movimiento originario de Jesús la comensalidad se convirtió en una expresión concreta de la vivencia del Reino de Dios creando lazos de comunión. Esta propuesta de comensalidad tiene profundas implicaciones en la fidelidad del seguimiento de Jesús, cambia la vida litúrgica de las comunidades de fe y vuelve a repercutir en el andar cotidiano de la fe. El gran símbolo de la salvación cristiana –pan compartido, mesa de hermandad– siempre engendra resonancias muy profundas en el corazón humano y sigue siendo fuente de esperanza para pobres de todos los tiempos. Porque ellos y ellas son quienes mejor entienden el sentido verdadero de las palabras de Jesús. Cuando él dice que los hambrientos serán saciados y que el reino de Dios es un gran banquete, saben que está hablando de ellos pobres, de ellas empobrecidas. Nada ni nadie puede contener la fuerza transformadora de la esperanza en el pan y el vino de la mesa compartida. Palabras pronunciadas por Rutilio Grande, mártir en Apopa, pequeña comunidad campesina salvadoreña, en los tiempos más duros de la pobreza y la represión: “Luego el mundo material es para todos sin fronteras. Luego, una mesa común con manteles largos para todos, como esta eucaristía. Cada uno con su taburete. Y que para todos llegue la mesa, el mantel y el conqué.” Alimentarse es vivir, y vivir en humanidad es socializar el alimento, provocando así comunidades de hermanos y amigas, que practican de forma agradecida y alegre el don que el mismo Dios les ofrece, y son capaces de dialogar en torno a la mesa común. Los seres humanos no debemos perder nunca la capacidad de sentarnos con otros seres humanos en una mesa común, para intercambiar nuestros puntos de vista sobre lo que nos está pasando, y para compartir las maneras de afrontar esa realidad, por muy dura y compleja que sea. Entre todos, entonces, buscamos respuestas a las nuevas situaciones que se nos plantean; y entre todas descubrimos las soluciones a los problemas que vamos encontrando, en este tiempo signado por modelos competitivos e individualistas. ¡Qué hermosa la comensalidad que podemos vivir como un encuentro con toda la humanidad, con toda la historia y con toda la creación! Esta solidaridad y hospitalidad llevan a compartir el pan, encarnando la parábola del don y la comunión. Toda comida es entonces acercamiento de las personas y tiempo de participación, de compromiso mutuo. Afirma Marie Chenu que: «toda comida es eucaristía, acción de gracias por el encuentro, recuerdo de los buenos momentos pasados juntos, prenda de un futuro de fraternidad y sororalidad». Por los evangelios sabemos que Jesús aceptó la invitación a compartir la mesa de gentes muy diversas: pecadores, fariseos. Y esta actitud provocó grandes conflictos. Comió con el pueblo y, por supuesto, con sus discípulos y sus seguidores. En la mesa es donde Jesús realiza gestos de una enorme carga simbólica y es en estas mesas donde se dan algunas de sus enseñanzas más importantes. ¿No nos resulta muy potente y sabroso que Jesús hable de Dios y de su proyecto y su propuesta para la humanidad con metáforas sacadas de las comidas y de los banquetes? La mesa compartida nos lleva no sólo a mirar a Jesús y sus prácticas, sino también a las primeras comunidades cristianas en donde los grandes conflictos –y los discernimientos
decisivos de la iglesia primitiva– acontecen al compartir la mesa con gentes diversas, posibilitando la apertura de la vida personal y comunitaria, justamente para compartirla. La mesa ha de reflejar otro tipo de relaciones humanas. No puede ser, como sucede en nuestro mundo, lugar de exclusión y de reforzamiento de prejuicios. La mesa cristiana tiene que ser abierta, fraterna, sororal, sin jerarquías. En definitiva, esta cena será símbolo de un mundo nuevo y expresión del amor nuevo de Jesús. Creo que nos ilustra la mirada de Edgar Morin cuando dice: “Habremos aprendido algo en estos tiempos de pandemia si sabemos redescubrir y cultivar los auténticos valores de la vida: el amor, la amistad, la fraternidad, la solidaridad. Valores esenciales que conocemos desde siempre y que desde siempre, desafortunadamente, terminamos por olvidar.” Cuanto más uno lee el Nuevo Testamento, más nos hace recordar que a Jesús no le gustaban las mesas cerradas. Invitó a todo tipo de personas y en otras tantas se invitó él mismo para comer con ellas. No resulta casual que fuera acusado de “glotón y borracho y amigo de gente indeseable”. Abrámonos a esta visión alternativa de las mesas que habilitó y patrocinó Jesús y que pueden guiar nuestros estilos a la hora de conformar las mesas hospitalarias para una nueva comensalidad. Que nos ilumine la visión bíblica de la gran fiesta, la del Reino de Dios, reunión de personas de diversas lenguas, tribus, naciones y pueblos, gran asamblea aparentemente ruidosa pero también armoniosa, de los puntos cardinales más inimaginables. Y nos preguntamos sobre la iglesia de la postpandemia: ¿Cómo serán nuestras mesas? ¿Serán el reflejo de comunidades sororales, fraternas, abiertas, integradoras, no aisladas y con una firme vocación de ser parroquias del mundo? Abrazo fraterno/sororal PASTOR AMÉRICO JARA REYES OBISPO
TALLERES IDENTIDAD DISCÍPULOS Queridos hermanos de nuestras congregaciones: Esperando se encuentren bien, los saludamos con la paz del Señor. Desde el Consejo General, queremos informarles que, en diálogo con Ángel Luis Rivera, Secretario para América Latina de los Ministerios Globales, hemos llegado al acuerdo sobre la necesidad de trabajar nuestra identidad Discípulos de Cristo. Ángel ha realizado una propuesta de talleres sobre este tema para compartir entre las iglesias IDC de Argentina, Paraguay, Puerto Rico y México. La propuesta sería participar de los diferentes talleres virtuales por ZOOM desde agosto a diciembre una vez al mes, destinado a todas las personas de nuestra iglesia que deseen hacerlo. Los talleres serán guiados por profesores/as de las áreas en las cuales van a desempeñarse como facilitadores. Estamos contentos de esta posibilidad de participar y compartir este tema, además de encontrarnos también con otras personas de nuestra querida IDC de diferentes países. De seguro será de bendición y enriquecimiento fraternal y espiritual.
El Señor nos guía, acompaña y responde nuestras oraciones. En breve les enviaremos los horarios. Aquí les acercamos los temas y fechas para que vayan compartiendo con sus congregaciones y agendando. 18 de agosto de 2021. Espiritualidad e Identidad DC. Rvdo. Osvaldo Delbrey (ICDCPR) 15 de septiembre de 2021. Historia y Misión DC. Rvdo. Cristóbal Mareco (ICDCPy) 7 de octubre de 2021. Pastoral e Identidad DC. Rvdo. Gamaliel Ortiz (ICDCPR) 17 de noviembre de 2021. Educación Cristiana y Tradición DC. Rvdo. Bladimir Coro (IEDCA) 8 de diciembre de 2021. Desafíos para Ser y Hacer Discípulos Rvda. Lisania Sustaita (CICE) Un cariño grande, y esperamos encontrarnos en estos talleres. Bendiciones. Por el Consejo General Gabriel Villanueva Silvina Sargenti Ricardo Oviedo Ester Becker CHISTE DE PANDEMIA
ACTIVIDADES DE AGOSTO
DOMINGOS 10.30 HS - CULTO DE ADORACIÓN – SANTA CENA Y JUEVES A LAS 17 HS. DEVOCIONALES UNIRSE AL CULTO Y DEVOCIONALES POR ZOOM
ID de reunión: 871 5548 9948 Código de acceso: 068720
Edición y recopilación: M. Cristina P. de Maceratesi: mcristinaparodi@yahoo.com.ar Pastor Bladimir Coro www.iglesiaencolegiales.com.ar-iglesiaencolegiales@gmail.com