Boletín Surco, de la Iglesia de Mar del Plata - Noviembre 2020

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Surco Publicación mensual de la Iglesia Evangélica Metodista en Mar del Plata y Balcarce. Año XXVI - Nº 311/

Noviembre / 20

Jesús

Gracia que transforma esperanza que libera

Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Salmo 100:1


Discusiones en el camino En Episcopado

05 Nov 2020

« -Como ustedes saben, entre los paganos los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás; y el que entre ustedes quiera ser el primero, deberá ser su esclavo.» Evangelio de Mateo 20:25-26 (DHH) ¿Qué discutían por el camino? La discusión sobre quién es el más importante –que emerge entre los discípulos camino de Jerusalén– nos permite vislumbrar y desentrañar la conexión entre deseo de poder y masculinidad hegemónica en una sociedad patriarcal. En los relatos evangélicos hay varios casos de discípulos pidiendo los primeros lugares, o también queriendo tener preeminencia en la Última Cena. Con lo cual podemos ver que las discusiones y tensiones sobre los puestos de importancia y de dominación vienen desde el inicio de la iglesia, y que permanecen allí escritos, para que las comunidades puedan realizar un aprendizaje sobre los modos y lógicas de ser seguidores y seguidoras de Jesús. La filósofa Hannah Arendt, figura clave de la teoría política del siglo XX, habla de la “ceguera del poder”, como dominio sobre otras y otros. Resulta absolutamente pertinente desaprender esta espiral de dominio como manera de construir la vida, en especial en estos tiempos signados por relaciones fragmentadas y agrietadas en la casa común. Una de nuestras tareas para construir sociedades más justas, será la de oponernos a prácticas que degradan y esclavizan, y a un sistema de vida que se ofrece como inmodificable. El texto del evangelio nos habilita y nos desafía para construir nuevos modelos conectados con la ternura y la bondad. Y no como prácticas de debilidad, sino como prácticas de fortaleza inquebrantable, que generan experiencias luminosas de calidez y amor. Le damos un nuevo significado al poder desde el servicio en la comunidad. En el texto se emplea el verbo griego diakoneō, para describir lo que Jesús espera de su movimiento. Y este verbo ilustra la situación de los esclavos, los de más abajo en la escala social, y nunca se usa para hablar de 2


varones en rango de autoridad. Describe también las actividades femeninas, aplicándose a él mismo la condición de servidor –qué provocación por parte de Jesús a la masculinidad dominante–, esperando que los suyos, en este caso los varones, asuman este modelo de masculinidad, que se subordina a los valores del Reino y no a los valores del Imperio. La mirada de Jesús tiene el poder de romper prejuicios, llega a lo profundo transformando corazones y miradas, constituyéndose en paradigma para que la humanidad sea más plena, más rica, más hermosa. Su propuesta, por demás innovadora, se ofrece en abierto contraste con la del judaísmo helenista y también contra el modelo de la vida urbana grecorromana. No será así entre ustedes: las relaciones justas son fundacionales para que la humanidad florezca en la vida abundante que Dios anhela. Con su intervención, Jesús rompe con este modo de mirar y admirar el poder que oprime y miente, y que saca provecho de los demás, para sacar ventaja. No será así entre nosotros: no naturalizaremos este uso del poder, no repetiremos las trampas que el patriarcado usa para manejar el tejido de relaciones de una manera enferma y opresiva. No será así entre ustedes: para mirarnos y reconocernos como sagradas y sagrados es necesario descalzarse. Con respeto, en disposición a la escucha atenta, a la apertura humilde hasta las raíces. Mirarse y construirse de otra manera, descubriendo en los evangelios las enseñanzas sobre la redención, la igualdad y la dignidad que brinda Dios para mujeres y hombres. No será así entre nosotros: como comunidad hermenéutica, interpretaremos teológica y pastoralmente la Palabra como Buena Noticia, que libera del poder absoluto de Roma y de la opresión del poder religioso. Recupero las palabras del teólogo chileno Pablo Richard, para iluminar la responsabilidad de la iglesia como comunidad contracultural que se resiste al presente tiempo y al actual estado de situación: “La Iglesia debe recuperar su identidad profética y evangélica para vivir la solidaridad. Cuanto más la Iglesia se piensa desde el poder y persigue en su seno a toda corriente que busca rescatar la identidad de sus orígenes, tanto más la Iglesia estará incapacitada de vivir la solidaridad. La Iglesia de la solidaridad entra necesariamente en confrontación con la lógica insolidaria del sistema. La Iglesia podrá ser Iglesia, únicamente como Iglesia de la resistencia dentro del sistema.” No será así entre ustedes: resistir y no amoldarse al mundo presente es levantar una lectura liberadora, hacia un reordenamiento que trastoca las bases del imperio y del amo dominante. Cada día construimos nuevas relaciones de trabajo y de género, de valoración y de prestigio, nunca más relaciones injustas, desiguales, agresivas y excluyentes. Y por ello es necesario asumir el desafío de Jesús: No será así entre nosotros. Entre nosotros será el amor servicial, entre nosotros será el espíritu del “Cristo que nos ha dado el poder de animar, el amor que nos impulsa a consolar a otros, teniendo un corazón compasivo, viviendo todos en armonía , unidos por un mismo amor, por un mismo espíritu y por un mismo propósito” (Carta a los Filipenses 2:1-2). “Miramos el atardecer y resuena en el corazón la esperanza de que el día que está detrás de esa noche será mejor para cada uno de nosotros y nosotras.” Juan Pablo Arce. Abrazo fraterno/sororal Pastor Américo Jara Reyes Obispo

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"Jesús le respondió: «“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” Éste es el primero y más importante mandamiento. Y el segundo es semejante al primero: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo". (Mateo 22:37-39) Amarás a Dios, cada día, sin excusas, en tiempos luminosos y en tiempos de sombras. Amarás a Dios con lo que eres, con lo que tienes y con lo que te falte, con lo que has dejado y con lo que aún anhelas, con tus dolores y con tus fracasos, con tus alegrías y con tus logros, con tus silencios y con tus canciones. Amarás a Dios como a quien trasciende todos tus preconceptos y te invita a recrear tu espiritualidad y a desempolvar tu fe y a ejercitar tu solidaridad y a entenderte como parte de un todo que te incluye y que, a la vez, te compromete. Amarás a Dios cuidando la tierra que habitas, que es casa común de tanta vida, y le amarás en la denuncia de cada pecado que amenace la dignidad de otras personas y la integridad de la creación. Le amarás en el anuncio del mundo nuevo y en la protesta por tanta injusticia.

Amarás a Dios en el amor que aprendas a compartir en el ejercicio del cotidiano vivir. Le amarás al cuidarte y al cuidar a otres. Le amarás en el abrazo y en el pan, que solo se santifican cuando se dan, y le amarás en la mirada cálida que reconoce en cada ser humano la imagen misma de la divinidad.

Amarás a Dios, en fin, en todo, en todes, siempre, porque solo el amor vivido intensamente, inspirado, suspirado, transpirado, se transforma en evangelio capaz de seguir transformando. Gerardo Carlos C. Oberman

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Qué es Longanimidad : Longanimidad se refiere a la constancia, la paciencia y la fortaleza de ánimo ante las situaciones adversas de la vida. La palabra, como tal, proviene del latín longanimĭtas, longanimitātis, que a su vez se compone del latín longus, que significa ‘largo’, y ánimus, que traduce ‘alma; podríamos traducirlo como ‘largo sufrimiento’. Muestra longanimidad, pues, quien es capaz de soportar con paciencia y constancia sufrimientos y dificultades sin flaquear en su ánimo. Longanimidad tiene quien, aunque no se sienta a gusto con su trabajo, es capaz de valorarlo y mantenerlo hasta encontrar uno mejor. Longanimidad también hace referencia a la bondad y la generosidad, bien en la conducta, bien en las ideas. Así, pues, longanimidad muestra una persona que es solidaria con el otro, especialmente cuando este está afrontando adversidades. La longanimidad, además, es considerada uno de los frutos de Espíritu Santo. Está relacionada con la capacidad de las personas creyentes en la fe cristiana de mantenerse fieles y constantes al Señor pese a las dificultades, obstáculos o pruebas que se presenten a lo largo de la vida. Longanimidad en la Biblia Según la doctrina cristiana plasmada en los textos bíblicos, la longanimidad es uno de los frutos del Espíritu Santo. Supone la paciencia, la entereza y la fortaleza de ánimo para enfrentarse a las adversidades, provocaciones o pruebas a que somos expuestos a lo largo de nuestras vidas. En la longanimidad está implícita la confianza en el Señor y sus designios, la fe en que, pese a los momentos difíciles que podamos atravesar, a las amarguras o dificultades, y a nuestras propias flaquezas como seres humanos, debemos persistir, ser ecuánimes y tener fe en el plan de Dios. La longanimidad, pues, también implica cierto grado de tozudez y constancia, de allí que sea considerada, también, como una virtud del ánimo. Se advierte en Gálatas (5: 19-23) de las tendencias egoístas de la naturaleza humana, como los celos, la ira o las envidias, y se explica, a continuación que, ante esto, la forma de enfrentarlo es a través de los frutos del Espíritu Santo, como el amor, el gozo, la paz, la bondad, la fe, la mansedumbre, la templanza y, especialmente, la longanimidad.

Resiliencia y longanimidad En su columna en este diario, Sergi Pàmies, con su acostumbrada acuidad, llamaba la atención sobre tres palabras hoy de moda: empatía , resiliencia y disruptivo . El uso que una sociedad hace de las palabras es necesariamente reflejo de la calidad de su pensamiento, y aquí tratamos las nuestras como tratamos a nuestros artistas: las descubrimos, las ponemos de moda y al cabo de poco tiempo, hartos de encontrárnoslas hasta en la sopa, las tiramos y buscamos otras; conversación y relato han desbancado términos más ricos en contenido, pero se acerca un tiempo en que nadie querrá usarlos, porque los habremos utilizado para todo. Es impensable que eso ocurra con los tres términos señalados por Pàmies, pero mientras están presentes en la atención de todos, quisiera centrarme en el segundo, resiliencia . Hoy una sociedad no es sólida, estable o adaptable, no es siquiera resistente: es resiliente. Nuestros sanitarios han dado muestras de extraordinaria resiliencia durante la pandemia. Fulano de Tal ya no es fuerte, porque su fortaleza ha desaparecido de la resiliencia. El célebre poema de Kipling, If , “si puedes mantener la cabeza fría cuando todos en derredor pierden la suya y te culpan por ello…”, en el que un padre exhorta a su hijo a practicar las virtudes que harán de él un hombre, podría hoy resumirse en dos palabras: “Sé resiliente”. Ocurre, sin embargo, que, en sus orígenes, el término tiene un significado mucho más prosaico: resilire significa “saltar hacia atrás”, “rebotar” o “replegarse”; el sustantivo viene a significar la capacidad de adaptación de un sistema (también de un ser vivo, dice la RAE) ( Real Academia Española)para recobrar su estado inicial tras una perturbación. En inglés, lengua en que el término ha sido de uso corriente desde hace tiempo, la resiliencia es una característica de los materiales y mide la resistencia elástica de un sólido, como un muelle o una viga. El uso que una sociedad hace de las palabras es necesariamente reflejo de la calidad de su pensamiento De acuerdo con esa acepción del término, habrá que convenir que nuestros políticos 5


son enormemente resilientes: por ejemplo, nuestros parlamentarios poseen en grado casi sobrehumano la capacidad de volver una y otra vez a la situación inicial, más aún, de rebotar tras haber escuchado los vituperios del adversario. La resiliencia penetra hasta el tuétano de una sociedad como la nuestra, que ha sabido acuñar la divisa del resiliente, de una concisión admirable: mantenella y no enmendalla. ¡Caramba con nuestra resiliencia! ¡Y nosotros que creíamos que ser resiliente era una buena cosa! Es verdad que, cuando en el uso corriente se aplica a personas o a colectivos humanos, el término sugiere entereza, capacidad de soportar la adversidad y, por extensión, paciencia y hasta generosidad. Pero eso no es resiliencia: es una palabra aún más fea, la longanimidad , que la RAE define como “grandeza y constancia de ánimo en las adversidades”. Palabra muy poco usada en castellano –en inglés, forbearance es de uso más común– que seguramente no suena lo bastante bien como para ponerse de moda, pero que se ajusta, a mi entender, mucho mejor a los atributos que solemos asociar con la resiliencia. Podrá decirse que los dos términos son casi sinónimos, pero lo cierto es que designan realidades completamente distintas. La resiliencia es una característica que solemos atribuir a materiales, o a sistemas y mecanismos igualmente inanimados. No es una característica que deseemos encontrar en todo material: apreciamos la resiliencia que hallamos en una viga, pero nos molestaría tener que vencer una gran resiliencia al pasar las páginas de un libro. Además, no podemos confiar en que un cuerpo inanimado adquiera resiliencia por sí solo, ni podemos educarlo para ello. En cambio, la longanimidad es una virtud; como toda virtud, es algo no sólo deseable, sino privativo de la especie humana: sólo en las fábulas y en los cuentos de hadas tienen virtudes y vicios los animales. Todos la poseemos en mayor o menor grado, y todos hemos de educarnos en su ejercicio. Educar a la longanimidad es precisamente el propósito del poema de Kipling. Es curioso observar cómo hoy tratamos de describir lo humano con atributos propios de otras criaturas. Así, por ejemplo, decimos que una economía es resiliente como si fuera un ecosistema, cuando una economía, como construcción humana que es, incorpora deseos, anhelos, esperanzas y pasiones que no comparten otros seres. ¿Nos acercamos con ese proceso a la esencia de lo humano? No es seguro, porque con él tratamos de reducir al hombre a lo que tiene en común con otros seres, y el común denominador no es lo mismo que la esencia. Sin que nos demos cuenta, el lenguaje, movido como por manos invisibles, ayuda a borrar fronteras y a suprimir distinciones. A este paso nos iremos convenciendo de que lo que separa al hombre, no ya del mono, sino de la piedra, son diferencias de matiz. Hasta ahí puede llevarnos, sin querer, un uso negligente del lenguaje. https://www.lavanguardia.com/opinion/20200714/482306986021/resiliencia-y-longanimida d.html . Alfredo Pastor Aporte de Nancy Costanzo

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Bienaventuranzas de la calle Bienaventuradas las personas que, en medio del ruido y el caos de las ciudades, son sensibles al llamado de Dios y a las necesidades de sus próximos. Bienaventuradas las personas que ven y oyen a quienes andan a su lado, a quienes van en el metro, en el colectivo, en el tren; que tienen ojos, oídos, corazón para los niños y niñas y para la gente mayor, los ancianos, las ancianas. Bienaventuradas las personas que abrazan a sus compañeros y compañeras de trabajo, a su familia, a sus hijos e hijas, a sus esposos y esposas. Bienaventuradas las personas que visitan hospitales, cárceles, hogares, asilos, y que se detienen junto a quienes duermen en las calles. Bienaventuradas las personas que no se aíslan, que no se aturden con los ruidos de la sociedad de consumo, que no se evaden ni se esconden en la masa. Bienaventuradas las personas que escuchan el llamado, que aceptan el desafío, que disponen sus manos a servir y sus pies a caminar las mismas calles que otros y otras caminan. Bienaventuradas las personas que se mueven al ritmo de Dios. (A partir de expresiones de las personas presentes en un devocional realizado el 10 de febrero de 2012 en la Comunidad Teológica de México, Red Crearte)

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El mensaje secreto de los rosales Sergio Sinay LA NACION mayo de 2019 • Corría el año 1994 cuando el filósofo estadounidense Sam Keen escribía: "El siglo se aproxima a su fin, la mayoría de nosotros somos refugiados que vivimos exiliados en una comunidad espiritual a la que pertenecemos, pero a la que nunca hemos conocido". En el ensayo Himnos a un Dios desconocido, Keen acotaba: "Nos acosan el recuerdo inconsciente de un tiempo en el que vivíamos entre nuestros allegados y la oscura esperanza de una patria que ha de existir en el tiempo y en el espacio y que a menudo hemos vislumbrado en nuestros sueños. Nada configura tanto nuestra era ni señala la dirección que debemos emprender, como el vacío". • En ese momento, Internet apenas tomaba estado público, aun cuando hoy muchos crean que existió desde siempre; los celulares eran enormes y pesados aparatos de uso dificultoso que muy pocos podían transportar, y las computadoras, primitivas en comparación con las actuales, se expandían, aunque su utilización era restringida. Pasaron apenas veinticinco años, nada en cuanto a tiempo histórico. Aquel malestar espiritual que Keen describía con sensibilidad y con su habitual riqueza y precisión de lenguaje no hizo más que acentuarse en los años siguientes hasta llegar a su manifestación actual. Legiones de personas ensimismadas en sus pantallas, sin poder despegar su vista de ellas en ninguna circunstancia, ya sea corriendo, caminando, cruzando la calle, compartiendo una mesa con otros, en una reunión familiar, ante el pedido de atención de sus hijos o su pareja, en los transportes públicos, en un espectáculo, en el cine, en el teatro, durante la visita a un enfermo en un hospital, conduciendo su auto, andando en bicicleta, paseando al perro. Un número cada vez mayor de ellas lleva sus oídos tapados por auriculares. El aislamiento total queda garantizado, es visual y auditivo. Si existe el mundo a su alrededor (y de hecho existe, con sus sonidos, sus colores, sus semejantes, sus criaturas de distintas especies, su rico y variado acontecer), ese mundo les es ajeno e indiferente. Puede haber alguien que les pida ayuda o que les ofrezca algo importante, pueden darse situaciones que demandan participación, solidaridad, empatía, puede producirse un episodio natural de rara e irrepetible belleza. No se enterarán. Sumergidas en la soledad virtual y digital, esas personas están encapsuladas, aisladas, incomunicadas aun cuando se las observe conectadas. Conectadas al vacío, sobre el que Keen alertaba. Erich Fromm (1900-1980), pensador esencial para la comprensión de los fenómenos contemporáneos, entendía que el origen del malestar que describe Keen, esa insatisfacción crónica y expandida, esa angustia omnipresente que parece epidémica y no se calma con la mera satisfacción fugaz de los deseos, tiene su origen en la trivialidad... Trivial, explica en: “Del tener al ser”, viene del latín trivia y significa vulgar, mediocre e insignificante. Es la actitud, dice Fromm, que solo apunta a la superficie de las cosas, no a lo esencial. Deriva del vacío, de la indiferencia y de la rutina. De todo aquello que no se relacione con la cuestión humana esencial, que es comprender el sentido de la propia vida. Así como la razón de ser de un rosal es realizar todo su potencial para que su flor sea la rosa más perfecta que pueda nacer de su semilla, dice Fromm, hay un propósito en cada vida: llegar a ser lo que somos en potencia. Cuanto más lejos estamos de alcanzarlo, cuanto menos nos preguntamos por su realización, más hondo es el vacío existencial. Y no es posible ocultarlo ni hundiendo los ojos en pantallas ni cerrando los oídos con auriculares. "Hemos perdido nuestros fines, no nuestros medios", señala Keen. No se trata de curar síntomas, añade, sino de recuperar un propósito para vivir. Abandonar los narcóticos, curarnos soñando un destino que, aun cuando no pueda cumplirse en el curso de una vida, haga que tenga sentido vivirla. Aporte de Nancy Costanzo 8


SANTA CENA: CRECER EN LA GRACIA DE DIOS “Todo aquel que desee crecer en la gracia de Dios, deberá esperarlo participando de la Cena del Señor.” Así comienza la sección que Wesley dedica a la Santa Cena en el Sermón Nº 16 “Los medios de gracia”. Tal como se ha señalado en varias oportunidades a lo largo de este año, el pensamiento de Juan Wesley tiene como centro la gracia de Dios, porque esa fue su experiencia personal. Entonces, en un tema en el cual las divisiones del cristianismo parecían estar en carne viva desde la Reforma y las intensas guerras religiosas que ocuparon casi dos siglos, Wesley corre el punto de partida, ofreciendo una visión diferente en medio de las tensiones entre católicos y protestantes y aun dentro del protestantismo. Frente a la interpretación de que el acceso al sacramento es un permiso divino, Wesley opondrá que se trata de “un mandamiento claro y preciso.” Además, incorpora el concepto de “medio habitual de recibir la gracia de Dios.” Con estas premisas, va a desenmascarar los argumentos con los cuales se intentaba poner a la Santa Cena en el lugar de una experiencia a veces mágica, otras como un acto para resaltar la mísera condición humana. Wesley encuentra buena noticia, Evangelio, en la misma mesa del Señor. Este particular punto de partida se constata rápidamente en el texto del sermón, ya que dedica varias páginas a las “objeciones”, tal como él la llama a la participación de la Cena del Señor. Presenta cinco objeciones de los que no ponen a la Mesa del Señor como un medio de gracia potente y necesario para el creyente. El primer argumento que objetará Wesley es el que en sus propias palabras se define así: “No pueden usar estos medios, como los llaman, sin ‘confiar’ (cursiva en el original) en ellos.” Para conseguir saber si “confían”, proponen dejarlos por un tiempo para saber si se confía o no. Wesley responde enfáticamente (con signos de admiración) “De manera que debo desobedecer a Dios para saber si confío al obedecerlo!” La segunda objeción parece pararse desde un supuesto argumento del protestantismo de la primera hora. Es el que sostiene que participar de la Cena del Señor es buscar la salvación por

medio de las obras. El autor defenderá el principio bíblico de que son las obras de Jesucristo y sus méritos los que nos invitan a participar de la Mesa de Salvación. En tercer lugar, aparece otro argumento supuestamente cristocéntrico que afirma que Cristo es el único medio de gracia. Wesley refuta el argumento señalando que se trata de un juego de palabras, ya que es Cristo mismo quien nos ofrece la oración, las Escrituras y la Santa Cena como medios para nutrirnos de su gracia. El cuarto argumento es el que defienden los “quietistas” que explican que hay que esperar la salvación y que, por lo tanto, ninguna iniciativa humana se requiere. Wesley vuelve con el argumento de la gracia: no se trata de algo que nosotros hagamos, sino que es Dios mismo quien lo hace y nos invita a participar. Finalmente, aparece la objeción que acusa de legalismo, ya que no hay que someterse a preceptos. Wesley utilizará las mismas herramientas de los objetores: las epístolas paulinas. Los preceptos de los que habla el apóstol Pablo se refieren a la Ley, en cambio la Mesa del Señor nos remite a la gracia que hemos conocido en Jesucristo, a su muerte y resurrección en favor de la humanidad. Otro aspecto importante y actual acerca de la Santa Cena es sobre la frecuencia en la participación del sacramento. Wesley trata en profundidad este asunto en el Sermón Nº 101 “El deber de la comunión constante” que trataremos en un futuro. Claudio Pose Centro Metodista de Estudios Wesleyanos

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PARA TI Y LOS DEMÁS | 29

Salmo 31 En tus manos, Señor, en Tus manos. Esas que amasaron del barro del origen las figuras humanas y les soplaron vida. En tus manos, Señor, en Tus manos. Esas que modelaron a la Eva primigenia, portadora de sueños, portadora de vida. En Tus manos, Señor en Tus manos. Esas que dieron forma al Adam arcilloso poniéndolo en la senda donde empezó la vida. En Tus manos Señor, en Tus manos Esas que protegieron al Caín irascible y al autor de la muerte dieron chance de vida .

En Tus manos, Señor, en Tus manos. Esas que señalaron a Abraham nuevos caminos y al padre de creyentes le dieron larga vida En Tus manos, Señor, en Tus manos. Que encendieron la zarza de inagotable llama y a Moisés el habiru le cambiaron la vida. En Tus manos, Señor, en Tus manos. Que en la piedra escribieron esas leyes eternas que marcan a los hombres las palabras de vida. En tus manos, Señor, en Tus manos. Que se hicieron de niño con José y con María; levantaron mendigos, repartieron los panes. Al látigo empuñaron, bendijeron infantes, incorporaron suaves a la mujer culpable, devolvieron a Marta de la muerte a su hermano Remediaron cegueras, parálisis y lepras. Escribieron ignotas palabras en la arena, y ofrecieron la copa en la postrera cena. Ésas, que crueles manos clavaron al madero, ésas, que consolaron a María en el huerto y, al elevarse al cielo, a todos bendijeron. En tus manos, Señor, en Tus manos de Dios todopoderoso y rabí carpintero, en ellas están mis tiempos. Sólo en ellas, mi vida. Domingo Ferrari

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“Soledad” por Chico Buarque (Francisco Buarque de Holanda) Soledad no es falta de gente para conversar, amar, pasear o tener sexo. Eso es carencia. Soledad no es el sentimiento que experimentamos por la ausencia de seres queridos que no pueden volver más. Eso es melancolía. Soledad no es el retiro voluntario que la gente, a veces, se impone para rearmar sus pensamientos. Eso es equilibrio. Soledad no es el claustro involuntario que el destino nos impone compulsivamente para que reveamos nuestra vida. Eso es un principio de la naturaleza. Soledad no es el vacío de gente a nuestro lado. Eso es circunstancia. Soledad es mucho más que eso. Soledad es cuando nos perdemos de nosotros mismos y procuramos en vano por nuestra alma.

Tomado del muro de Facebook de Gabriela Torres

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Leccionario #

Domingo 15: Jueces 4:1-7 Salmo 123 Sofonías 1:7, 12:18 Mateo 25:14-30

Noviembre

Domingo 22: Ezequiel 34:11-16, 20-24 Salmo 100 Efesios 1:15-23 Mateo 25:31-46

Domingo 1: Josué 3:7-17 Salmo 107:1-7, 33-37 1ª Tesalonicenses 2:9-13 Mateo 23:1-12

Domingo 29: Primer Domingo de Adviento Isaías 64:1-9 Salmo 80:1-7, 17-19 1ª Corintios 1:3-9 Marcos 13:24-37

Domingo 8: Josué 24:1-3a, 14-25 Salmo 78:1-7 Amós 5:18-24 Mateo 25:1-13

Nuestros cumples #

Quiénes Noviembre

surco Es una publicación mensual de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina en Mar del Plata y Balcarce

1 – Yanel Glavina Levis 6 – Katherina Smirnoff 6 – Jennifer Stauffer Barrault. 6 – Mateo Agustin Selaya. 7 – Ingrid Wheeler 16 – Ariel Smirnoff (Bs. As.) 18 - Juan Carlos Petrucelli (Balcarce) 22 – Delfina y Gabriel Requena (Balcarce) 22 - Carla Villavicencio (Balcarce) 27 – Marcela Carignano 27 - Indira Luz Cabral de Ruffini 30 – Oscar Villarreal (Balcarce)

Directora: Viviana Baccaro Redacción y colaboración: Nancy Costanzo Noviembre 20 Año XXVI - Nº 311

Dónde y Cuándo HORARIOS DE CULTOS En Mar del Plata: - Domingos 11:00 hs.

Aniversario: 18 - Laura Cortese y Darío Ferrari

Belgrano 3333 - Tel.: 2236860792 2234562382 Cultos en Balcarce: - Domingos 10:30 hs. Calle 15 N 677 - Tel.: 43-2668 Para comunicarse con la dirección de este periódico: viviummdp@gmail.com.ar En Facebook: Darío Ferrari

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