Surco Publicación mensual de la Iglesia Evangélica Metodista en Mar del Plata y Balcarce. Año XXV - Nº 300/
Diciembre / 19
Jesús
Gracia que transforma esperanza que libera
Hoy les ha Nacido en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor Lucas 2:11
¡Gracias a todos los que este año nos acompañaron!
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...y nos reunimos, comimos, nos abrazamos, nos reímos, nos emocionamos, oramos, cantamos, ¡¡¡¡gracias, Señor!!!!
Y una noche de película con Martín!!! 3
ESTUDIOS BÍBLICOS EN HOGARES
Escuela Bíblica para niñxs:
Los Caminantes: Martes, a las 17:30, en casa de Elisabeth.
Domingos 1 y 15 de diciembre
Culto de Navidad: 25 de diciembre, 11 hs. Domingo 29: Predica la Pastora Natalia Costello. Luego: Almuerzo de Fin de Año Taller de Navidad: 20, 21 y 22 de diciembre, de 10 a 12 hs. Cierre del Taller: Domingo 22, a las 20 hs. Última reunión de mujeres: Viernes 13 de diciembre, 16 hs. Nos acompañará Daniel Favaro. Tema a cargo de Blanca Barrios y Gisella Dinarte, representante distrital en Femma Pastoral de la mujer. Agradecemos a todos por su colaboración y entrega durante este año, cada uno según sus dones y capacidades. A los ministerios que hicieron que la comunidad se mantuviese activa, al equipo pastoral, los predicadores laicos, liturgistas, maestras, los músicos, Delia, Martín y el recién ingresado, y muy bienvenido, Misael. Tenemos un agradecimiento especial para Juan Carlos, del grupo de hombres, quien junto a Pedro y Miguel, que le ayudaron, arregló la parrilla, algo tan necesario para nuestros almuerzos fraternales!!!!
...extrañando a Leo (sólo para entendidos...) 4
Balance y memoria: ¡ Listo, llegamos al último mes de este año 2019 ! Diciembre es un mes hermoso; “un mes de fiestas” (escuchaba una publicidad ayer). Pero a veces perdemos de vista por qué. En tantos lugares se celebra en diciembre La Navidad, tantas personas recordamos el nacimiento del don más grande, el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Por eso, esbocé en un cuaderno, esta mañana, palabras que venían a mi corazón y que describían la historia del Señor Jesús, mientras que Él estuvo con nosotros aquí, en La Tierra. Pensaba en palabras como propósito, liderazgo, amor, traición, perdón, sacrificio, agonía, alegría, poder… Y si entrelazamos todas estas palabras, vamos a ver “lo duro” y “lo bello”. Eso es importante cuando hemos tenido un año desafiante, incluso cuando tengamos un día difícil, porque podemos sentirnos tentados a olvidar que hay otras palabras que se enredan en nuestra historia, en este 2019, en toda la historia de nuestra vida. Podemos fijar la mirada en “lo difícil”, y de hecho son cosas muy reales, pero que a veces nos impiden ver algo más. Mirar hacia atrás y hacer evaluaciones de fin de año, a veces, nos hace describir lo difícil que ha sido todo. Lo más desafiante es encontrar en medio de todo el 2019 esos dones, regalos que hemos recibido, “aprendizajes profundamente aprendidos”. A veces, nuestra historia tiene palabras como: oración, buenos amigos, fortaleza, re-enfoque, incertidumbre, esperanza… Cuando nos sentamos a pensar en las palabras del año vivido, tal vez nos demos cuenta de que lo duro y lo bello también se entrelazan. Y cambiamos el título de “un año difícil”, a ”un año de caminar en compañía de Dios”. Tal vez sin darnos cuenta del todo, no somos los mismos. Cuando lo único que nos queda es Dios, nos damos cuenta de que es todo lo que necesitamos. Creo que eso me han enseñado, eso que yo llamo “mis momentos límites”. Te propongo escribir en un papel las palabras difíciles de este año. Has sido valiente, querido amigo / querida amiga. Y después, agregá las otras partes de tu historia, palabras que dicen la verdad, pero que también significaron aliento y paz… Y ahora, mirá la historia completa: ¿dura?, sí; ¿con heridas?, sí. Pero absolutamente, amada/amado, Dios no te ha abandonado, has tenido un año valiente. Escondido en medio de lo difícil y las rocas del camino, tus ojos, los ojos de tu corazón, vieron el amor incondicional de Dios. El Salmo 32 dice: “Tú eres mi escondite, Señor, me proteges de las dificultades, me rodeas con canciones de victoria. El Señor dice: “te guiaré por el mejor sendero para tu vida, te aconsejaré y velaré por ti”. Que así sea, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.(Desgrabación de un audio de la serie “aliento para el viaje”, de la pastora Fabiana López, Iglesia “Gracya” -Luján de Cuyo, Mendoza-) La mujer detrás de los audios (que nos acompañaron durante el año): Tantas veces me preguntaron “¿quién es esa Fabi de los audios?”; “¿es de nuestra iglesia?” Y no, no tuve el gusto de conocerle personalmente, pero sí la oportunidad de buscar sus datos por internet. A mí también me compartieron un primer audio y me pareció que (al igual que nuestras “Lecturas Diarias” que tanta Bendición nos traen desde hace años), era una inspiración del Señor para cada día de mi vida, por lo que debía también compartirlo con otros. Si bien esta nota de una revista cordobesa es del año 2017(habrán pasado tantas novedades desde entonces), contiene expresiones de nuestra hermana, licenciada y pastora, que pueden dar algunas pinceladas sobre su vida y testimonio. A continuación algunos extractos del reportaje.
"Yo sueño con lo que Dios tiene para nosotras".
Mayo 22, 2017
Entrevista de “Primicias” a Fabiana López. Pastora, junto a su marido, en la Iglesia Gracya de Luján de Cuyo, Mendoza. Coach y experta en PNL. Autora de los audios “minutos de Aliento y Sabiduría” y del libro “No me rindo. Pensamientos para seguir adelante”. Apasionada de los libros y de la lectura, de estudiar y de seguir aprendiendo, para luego compartirlo. Les presentamos a Fabiana López. Vida cristiana. Fabiana contó que desde muy pequeña siempre fue a la iglesia con sus padres y con sus hermanos: “Desde chicos, con mi familia, hemos crecido relacionándonos con Dios. Hemos aprendido a servirle, y a disfrutarlo, y eso es lo que me parece importante, disfrutar”. Desde hace quince años que es pastora en la Iglesia Gracya, de Luján de Cuyo (Mendoza). En ella sirve a Dios junto con su marido y toda su familia. Pero su transitar por la iglesia comenzó mucho 5
antes, desde muy chica: “a los 12 años empecé con horas felices, para niños, y desde ahí no paré nunca más”, dijo y agregó, con una enorme sonrisa, que una de las cosas que más le apasionan en la vida es servir a Dios. Y es que Fabiana tiene una simpatía que sobrepasa la pantalla del video chat. Minutos de Aliento y Sabiduría. Si han tenido la posibilidad de escuchar los audios de Fabiana, encontrarán que ellos son completamente motivacionales, que además de la palabra de Dios aparece un consejo, una sugerencia, una frase que nos invita a afrontar el día de otra forma. Cita los pasajes de la Biblia no de manera textual, sino contados, como si fuera uno mismo el que los leyera y reflexionara sobre ellos. Al preguntarle cómo inició con los audios, la pastora nos contó: “fue algo muy loco, y esas cosas a mí me suelen pasar. Se me ocurrió el año pasado como una idea para mi iglesia, pero terminó resultando mucho más grande”. “Han sido algo que se ha viralizado mucho más de lo que imaginé”, siguió. Hoy la escuchan en muchos lugares, no solo de Argentina o de América, sino también del mundo. “No me rindo. Pensamientos para seguir adelante”. “Reacciones, Preguntar, Dios, Me inspira”, son algunos de los títulos de los pensamientos que Fabiana dejó plasmados en su fantástico libro. “¡Sos tu gran posibilidad!” dice la contratapa del mismo, invitándonos a las mujeres a descubrirnos y a empoderarnos. “A los 40 me di cuenta de que había algo más de parte de Dios para mí, había un llamado de Dios que todavía no había descubierto. Me puse a trabajar en eso y fue cuando se me despertó todo esto del empoderamiento de la mujer, que primero lo viví en mí”. La autora nos contó que comenzó a escribir, y a reflexionar, y que se dio cuenta de que no podía guardarse todo eso. “Esto yo lo tengo que contar, lo tengo que trasmitir a otras mujeres” y desde ahí no paró. Hoy se confiesa entusiasmada porque siente que Dios le abre cada vez más caminos. “Los libros, la lectura, la escritura siempre han sido parte de mi vida”, dijo y agregó que cuando empezó a dar charlas, empezó a extraer pensamientos que a ella le parecían que “por ahí eran más relevantes”. “Hice una recopilación de esos pensamientos, y eso es el libro”. “No me rindo. Pensamientos para seguir adelante” es puro corazón y pulmón, explicó Fabiana, como todo lo que hace en la vida. “Con Marce (su marido) queríamos sacar el libro, así que armamos los medios, buscamos los recursos, y todo fue entre amigos y personas que quieren ayudar. No es solamente artesanal, sino que todo lo que hacemos nosotros es puro corazón humano. Es muy personal, sumamente personal”. Para quienes hayan tenido la oportunidad de hojear el libro, habrán notado que parece rápido de leer, que sus páginas presentan historias o reflexiones cortas que podemos devorar en un minuto o dos. ¡Pero no es solo eso! Detrás de cada pensamiento aparecen actividades. Fabiana nos invita a ejercitar pensando en nosotras, en todo lo bueno que somos y que tenemos para dar, para darnos. Es un libro que está pensado para la mujer, “para que se vea ella misma, para que se supere, para que vea que es especial, que se descubra todo el tiempo”. Reflexión final. Buscando un cierre para la entrevista, le preguntamos a Fabiana por alguna anécdota o historia que nos quisiera contar, pero ella prefirió usarnos de medio para hacer llegar una reflexión a quienes puedan leer y compartir esta nota. Una reflexión que Fabiana considera importante transmitir, y nosotros también, teniendo en cuenta lo que se está viviendo actualmente en el país en torno a las mujeres. “Todas nos podemos dar una mano, ayudarnos a salir de un problema, acompañarnos en ese proceso porque tal vez yo tenga una conexión que otra necesita. Debemos estar juntas, poder trabajar juntas. La mujer que se siente sola es una mujer que está encerrada en un problema. Pero cuando tiene a alguien que le dice ‘mirá, de esta manera, a través de esta personas, con esta conexión’, esa mujer puede tomar conciencia”. Y agregó que “está comprobado que nosotras tenemos ese sexto sentido, esa intuición. Cuando a nosotras algo no nos cierra, no nos está gustando, tenemos que prestar atención. Pero creé, mujer te digo: creé en lo que tu intuición te dice, porque nosotras tenemos muy desarrollada esa parte y es lo que nos va a alertar para salir de algún lugar, o para ayudar a alguien más a salir de un problema. Tenemos que retomar la capacidad de escucharnos”. Aporte de Darío Ferrari 6
El médico que estuvo en un campo de concentración, sobrevivió y es ciudadano ejemplar de Mar del Plata 01 de diciembre de 2019
Por Ricardo Juan
Martín Roubicek fue perseguido por los nazis y creció en medio del horror en Praga. Después de la Segunda Guerra Mundial construyó su vida en Argentina, donde se transformó en un destacado profesional Martín Roubicek y su hermana Doris todavía recuerdan el último día que vieron a su abuela paterna. Fue en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis se la llevaron a Birkenau, un campo de concentración del que nunca más volvió. Doris tenía 5 años, Martín 12. Vivían en Praga, dentro de la antigua Checoslovaquia, y ambos eran conscientes del horror. Hoy, Martín tiene 89 años y días atrás fue nombrado “Ciudadano ejemplar” por el Concejo Deliberante. La persecución nazi no logró quebrarlo. Después de la guerra, su familia entendió que Europa no era un lugar para vivir en plenitud y, tras llegar a la Argentina, Martín construyó de a poco su huella indeleble dentro de la medicina. “He pasado dificultades, sí, pero he tenido una vida bendecida porque he podido sobrevivir rodeado de mucho amor”, cuenta, con gran lucidez, siempre al lado de Doris y de su esposa Ruth, atentas para dar apoyo al relato histórico en la charla con Ahora Mar del Plata. “Me salvé de muchas cosas terribles”, reconoce Martín, que a los 14 años estuvo en un campo de concentración. “Cuando empezó la Segunda Guerra Mundial yo tenía 9 años y cuando terminó tenía 15. Nuestra familia estaba perseguida. Primero en nuestra casa, que era una empresa textil. Teníamos una casa grande y un parque grande, todo muy cómodo. Después, poco a poco, las cosas fueron empeorando y la persecución fue cada vez más intensa. Para nosotros, los chicos, lo peor era que no podíamos ir a la escuela. Mi padre era gerente en la empresa y lo limitaron bastante hasta que al final nos expulsaron de la ciudad y nos mandaron a un departamento limitado, hacinados. Mi padre era judío pero mi madre era católica, lo que nos permitió sobrevivir”, recuerda. Al rememorar los tiempos del terror, Martín señala que “estábamos limitados, pero no totalmente restringidos. No había escuela, no se podía salir de la ciudad sin permiso de las autoridades y nos quedamos sin trabajo. Mi padre pasó a tener un trabajo asignado por las autoridades nazis. Y aunque estaba totalmente prohibido para los no judíos darle ayuda a la gente
Martín, junto a su hermana Doris (izq.) y su esposa Ruth (der.) 7
judía, hubo muchos que se arriesgaban y nos proveían”. En el penúltimo año de la guerra, a Martín lo enviaron junto a su padre al campo de concentración de Terezín, un pueblo ubicado a 61 kilómetros de Praga. “Era el campo de distribución checo y no era de exterminio. De ahí mandaban gente a Auschwitz y a otros campos polacos y alemanes, a trabajos forzados y a exterminación. Me asignaron un hogar de chicos. Y a mi padre lo mandaron a trabajar a una panadería. Al menos algo se podía comer, aparte de lo que asignaban, que era una sopa con algo de papa o alguna verdura”, describe. “En el final de la guerra estábamos allí mi padre, yo, la hermana de mi padre y sus dos hijas. Ellas trabajaban en el campo y cultivaban. A mí me tocaba cuidar las vacas y los bueyes. Mi tío, lamentablemente, falleció en algún campo de concentración. En el hogar estudiantil éramos 9 muchachos y yo fui el único que quedó en Terezín. Los otros 8 fueron enviados a otros lados y, de esos 8, uno solo, que yo sepa, sobrevivió”, lamenta Martín. “Éramos todos conscientes de que era un peligro y en ese campo no había disponibilidad de cosas. Pero el terrible peligro era que fuéramos enviados a otros campos que eran de exterminio. En realidad se sospechaba que eran de exterminio, no se sabía. Ellos decían que era un campo de trabajo…”, agrega. “Estudié castellano en el barco hacia la Argentina” Sin demasiadas posibilidades de progreso en Europa, y con la amenaza latente de una Tercera Guerra Mundial, los padres de Martín decidieron partir con destino a Sudamérica. Un tío de Martín, instalado en Buenos Aires, le consiguió trabajo a su padre. Así, una vez que consiguieron la Visa, se embarcaron hacia la Argentina. “Realmente Argentina para nosotros era el futuro. Y así lo reconozco 70 años después. Si ahora tendría que pensar a qué país quisiera ir, no preferiría ningún otro lugar. Y nuestros hijos menos, son muy argentinos. Tengo 3 hijos y 9 nietos propios y 5 nietos de la familia adoptiva”, asegura Martín. Después de sobrevivir a la persecución nazi, la barrera del idioma resultó un obstáculo menor para Martín. “Yo había tenido francés en la secundaria checa. Hasta inclusive tuve la dicha de estar unos 15 días en Francia, en una reunión de boy scouts. También vivimos una semana con una familia francesa, de París. Saber francés me ayudó mucho para el castellano. Al castellano lo estudié mientras viajábamos en barco de Génova a Buenos Aires. A los 15 días de estar en la Argentina, la familia me consiguió un trabajo en una fábrica. Ahí trabajé un año con gente que hablaba sólo castellano, entonces no me quedaba otra y aprendí. Igual, hace 70 años que estoy acá y todavía se me nota mi idioma de origen”, explica. -¿Por qué eligió estudiar medicina? -Cuando llegué a la Argentina pude terminar el secundario y tenía que decidir qué era lo que iba a hacer, si estudiar o trabajar. Yo me inclinaba hacia estudios universitarios si se podía. Había trabajado un año en la fábrica mientras estudiaba el secundario y mis padres me ayudaban. En ese momento les daba clases particulares a chicos que tenían problemas en alguna materia y con eso podía costearme parte de mis gastos. Podía elegir y me gustaban las ciencias exactas. Estaba entre física y astronomía. La medicina me atraía también, aunque no tenía ningún pariente cercano que haya sido médico, solamente un tío abuelo, pero no tenía contacto con él. Me quedé con la medicina, porque yo sentía que las ciencias exactas me hacían trabajar solo, aislado de la gente. Y yo quería ayudar a la gente de forma más directa. Muchas veces me preguntaba si tenía las condiciones adecuadas. -¿Por qué? -Me faltaba una buena preparación psicológica o sociológica para dedicarme a la medicina. Eso lo fui aprendiendo, poco a poco. No estoy muy satisfecho con mi cursada de medicina, tal es así que, cuando me recibí, yo no me sentía en condiciones de atender un consultorio ni de enfrentar a gente que me consultaría. Ahí sí tuve una ayuda de esa misma tía que me ayudaba mucho en el campo de concentración. Ella estaba en Estados Unidos y me consiguió, a través de un médico amigo, unas residencias de internados y de un hospital pequeño, de pueblo, cerca de Nueva York. Estuve un año ahí y, como me fue bastante bien y podía tener de qué vivir porque me pagaban algo, me fui a otras residencias y al final estuve 4 años en Estados Unidos. Aunque me ofrecieron quedarme allá, volví a la Argentina. Buscaba trabajo y no conseguía nada (risas). Yo quería entrar a algún hospital o en alguna clínica, porque me volví un especialista en Diabetes, que es algo muy común. Pero acá si quería ir como un diabetólogo a algún hospital, me consideraban un paracaidista.
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-¿Cómo logró insertarse? -Empecé a ir como concurrente y hacía trabajos de médico de guardia en algunos lugares. Fui jefe de residentes del Hospital Ramos Mejía, de Buenos Aires. Tampoco estoy tan satisfecho con mi jefatura, porque hace falta más experiencia en medicina de la que yo tenía. Algunos residentes inclusive me cuestionaron eso, pero hice lo que pude. -¿Después de esa experiencia se fue a trabajar a Bolivia? -A los 33 años ya estaba de novio con mi señora. Nos conocíamos de antes, porque éramos amigos. Después de la jefatura en el Ramos Mejía me llegó una invitación de Bolivia, porque con mi señora estábamos en una iglesia evangélica en Buenos Aires, es la iglesia Metodista. Esa iglesia necesitaba un médico clínico en hospital chiquito de La Paz. Era por un tiempo limitado y había que encargarse de los pacientes internados. Era el único ofrecimiento concreto que yo tenía en esa época. Me acuerdo que era el año 1964, estábamos sentados en la casa de mis padres con Ruth, y decidimos casarnos e ir a Bolivia casados. Era por un año y lo alargamos. Y mientras estábamos en La Paz, yo ya sabía que en Mar del Plata se empezaba a construir un hospital modelo, privado (NdeR: el Hospital Privado de Comunidad), porque el esposo de mi hermana era arquitecto del grupo que estaba haciendo el proyecto del hospital. Y ese grupo buscaba gente que quisiera asociarse para un futuro hospital que funcionara como un hospital privado pero con reglas de medicina moderna y con limitaciones. En ese momento, la limitación principal era que no se cobraban aranceles extraordinarios y exorbitantes, sino que el arancel mutual más un 20%. Eso me gustaba, entonces nos vinimos de Bolivia. En Bolivia nació nuestra primera hija y en Mar del Plata nuestros siguientes dos hijos. Los 9 nietos son todos marplatenses. -¿Cómo continuó su carrera en Mar del Plata? -Trabajé en el hospital de Comunidad durante más de 30 años. Antes también trabajé Ad Honrem en el viejo Hospital Mar del Plata, que ahora es el Materno Infantil. Trabajé en el servicio de Endocrinología, bajo la jefatura del doctor Estévez Poggi. En el hospital privado me dediqué full time en endocrinología y después en genética. Me jubilé en 2003 y entré a la facultad a través del doctor Zanier, que era profesor de Biología en la facultad de psicología. Entré a ser su ayudante, después fui jefe de trabajos prácticos y después, en otra materia, llegué a ser profesor” - En 2016 se abrió la carrera de medicina en Mar del Plata, con un enfoque interdisciplinario. ¿Cómo observa esa cuestión? -Yo lo veo muy bien, sin conocer los detalles. Lo bueno es que tenga un enfoque más amplio desde lo social. Lo que me preocuparía es que por darle énfasis a algún aspecto se olvidara lo médico. Porque podría ser una especia de medicina ambigua, no suficientemente seria. Pero por los datos que tengo, y por gente que está cursando, está bastante bien orientado y tiene un buen programa. Tengo dos hijos médicos y tienen una muy buena opinión sobre esa carrera. -Es la carrera con más inscriptos en la ciudad… -Eso me preocupa un poco, porque los médicos en Mar del Plata tenían una fama de ser muy comerciales y de estar orientados a pacientes que puedan pagar honorarios altos. Y esta carrera es todo lo contrario, es más a nivel social y los hospitales tendrían que estar más orientados a lo social. Yo a eso no lo he vivido, porque durante mis estudios de medicina, no se enfatizaba demasiado en eso. Pero para mí es fundamental, porque no importa de dónde sea el enfermo, uno lo tiene que atender igual. En mis primeros años en Mar del Plata como médico privado, yo estaba en un barrio sencillo, como el Jorge Newbery. Era el único médico del barrio. La mayoría de los pacientes tenían mutuales, de Ioma, de Empleados de Comercio y demás. Yo los atendía con bonos de mutuales. Ganaba poco pero podía vivir. Yo no soy tan propenso a la medicina elitista, y eso que genética es medio elitista… -¿La genética es lo que más le gusta? - Me gusta porque es algo muy novedoso y es fascinante. Pero nos lleva a otra cosa, que me fascina, que es la bioética. Yo tuve la dicha de pertenecer al Comité de Bioética del Hospital Privado, que fue uno de los primeros comités de ética hospitalaria de la Argentina, dirigido por gente realmente seria y buena. Aprendí mucho del profesor Bainetti, de La Plata, quien fue nuestro visitante frecuente y es amigo. En la facultad de medicina lo están enseñando desde el primer año. La conducta ética, para nosotros que estamos en una iglesia cristiana, tiene mucho de parecido. Uno actúa porque está bien, porque corresponde, y porque se trata del trato con otros. ¿Por qué soy un ciudadano ejemplar? No lo sé. Tomado de AhoraMardelPlata.com.ar
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Leccionario #
Diciembre
Domingo 1: Primer Domingo de Adviento Isaías 2:1-5 Salmo 122 Romanos 13:11-14 Mateo 24:36-44 Domingo 8: Segundo Domingo de Adviento Isaías 11:1-10 Salmo 72:1-7, 18-19 Romanos 15:4-13 Mateo 3:1-12 Domingo 15: Tercer Domingo de Adviento Isaías 35:1-10 Salmo 146:5-10 Santiago 5:7-10 Mateo 11:2-11
Nuestros cumples #
Domingo 22: Cuarto Domingo de Adviento Isaías 7:10-16 Salmo 80:1-7, 17-19 Romanos 1:1-7 Mateo 1:18-25 Martes 24: Víspera de Navidad Isaías 9:2-7 Salmo 96 Tito 2:11-14 Lucas 2:1-14, (15-20) Miércoles 25: Navidad Isaías 52:7-10 Salmo 98 Hebreos 1:1-4, (5-12) Juan 1:1-14 Domingo 29: Primer Domingo de Navidad Isaías 63:7-9 Salmo 148 Hebreos 2:10-18 Mateo 2:13-23
Quiénes
surco
Diciembre
Es una publicación mensual de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina en Mar del Plata y Balcarce
2 - Blanca Gatica (Balcarce) 3 - Juan Manuel Sampayo 5 – Viviana Sánchez Levis 5 - Sabrina Burgos (Balcarce) 6 – Nidia Barrault 7 - Paul Mc Cargo (Balcarce) 13 - Susana Del Campo 15 – Jorge Barrault 15 – Ian Levis 15 – Yanina Bordolli 16 – Guillermo Nielsen 17 – Liselotte Stauffer 23 – Josefina Bonasi Martínez (Balcarce) 24 – Juan Martín Roubicek 26 – Rodolfo Van Benthem 27 – Sabrina Idiart Martínez (Balcarce) 28 - Agustina Burgos (Balcarce) 29 - Teresa Bucher 30 – Walter Alejandro Glavina 31 – Claudia Petrucelli (Balcarce) Aniversarios: 6 – Mónica y Jimmy 11 – Mabel y Leonardo 11 – Claudia Petrucelli y Marcelo Requena (Balcarce) 19 – Marcela y Juan Pablo (Ian) 22 – Edith Maillet y Pedro Baccaro 30 – Diana y Gabriel 10
Directora: Viviana Baccaro Redacción y colaboración: Blanca Montenegro Gisella Dinarte Darío Ferrari Diciembre 2019 Año XXV - Nº 300
Dónde y Cuándo HORARIOS DE CULTOS En Mar del Plata: - Domingos 11:00 hs. Belgrano 3333 - Tel.: 2236860792 2234562382 Cultos en Balcarce: - Domingos 10:30 hs. Calle 15 N 677 - Tel.: 43-2668 Para comunicarse con la dirección de este periódico: viviummdp@gmail.com.ar En Facebook: Darío Ferrari