Boletín de la Iglesia de Mar del Plata - julio 2020-

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Surco Publicación mensual de la Iglesia Evangélica Metodista en Mar del Plata y Balcarce. Año XXV - Nº 307/

Julio / 20

Jesús

Gracia que transforma esperanza que libera

Jesús le dijo: “pues ve y haz tú lo mismo”. Carta del Obispo: Colaborar con lo inevitable. Virginia Gawel - Vivir agradecidos.org ¿Pensamos y dejamos pensar? Claudio Pose Manos bendecidas: El amor en los tiempos...: Poesías: Cumples, Leccionario:

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«Jesús le dijo: pues ve y haz tú lo mismo»

Carta pastoral de julio Te invito a que leas con detenimiento el bellísimo relato que encontramos en el evangelio de Lucas capítulo 10, vs. 25 al 37. Aquí encontramos el desafío de la práctica del amor solidario. Es la propuesta de Jesús que permite la vida plena o definitiva, de un modo increíblemente gráfico. La pregunta por este tipo de vida le da lugar al cuento pedagógico de Jesús, enseñanza para quienes tienen oídos para oír… La propuesta de solidaridad de Jesús nos desafía a salir de nuestras zonas de confort, a desinstalarnos, a desacomodarnos para ir al encuentro de la otra o del otro. El relato del evangelio nos acerca hasta la identificación de Jesús con el pobre-sufriente-marginado, que culmina en el envío a “ir a hacer lo mismo”. Don Pedro Casaldáliga, catalán y obispo emérito en la Amazonía, lo sintetiza en intensidad y profundidad: “humanizar la humanidad practicando la proximidad”. “Estamos en una encrucijada civilizatoria, que ha puesto en jaque a toda la humanidad y al planeta como nunca antes. Pandemias ha habido en otros tiempos, pero nunca han tenido este alcance global: más de un tercio de la población mundial hoy está en cuarentena”, afirma la socióloga, escritora e investigadora Maristella Svampa. Desde este contexto pandémico es que propongo que leamos este llamado de Jesús a la solidaridad y humanizarnos ante realidades y situaciones estremecedoras. Las desigualdades no se pueden seguir profundizando y por ello se requiere un profundo cambio de mirada para ver cómo se construye la vida. También la misma socióloga afirma que “estamos ante un dilema: ganan los de siempre y vamos a un colapso generalizado o construimos un horizonte nuevo que articule justicia social y justicia ambiental, porque la próxima crisis va a ser –sin duda– climática.” El alcance del llamado a la solidaridad en pos de la vida y la necesaria levadura para un mundo “nuevo” es de una urgencia y trascendencia sin precedentes. Como iglesia debemos discernir dónde están nuestras lealtades y a quién y a quiénes vamos a servir primero. Y la parábola ilumina esta clara opción por la vida como demanda evangélica. 2


La formulación de Jesús es extrema y se sitúa en la perspectiva de la hermosa utopía hacia la que debemos orientar la vida. Jesús conmueve las bases sobre las que se fundamenta la sociedad de todos los tiempos: el egoísmo y el dinero. Y propugna un nuevo paradigma donde empiece a amanecer una sociedad nueva, absolutamente nueva, tanto que hasta el adversario se convierta en lugar de amor y solidaridad al reconocerle su profunda dimensión sagrada. Lo “milagroso” se hace posible. Lo que hace el samaritano lo podemos hacer los oyentes. Quienes escuchamos podemos hacer que el amor solidario triunfe en la vida cotidiana. Como oyentes recibimos el imperativo y la gracia del espíritu de Jesús, siendo encargados de hacer que lo milagroso acontezca, asumiendo el patrón de comportamiento del amor al otro, a la otra. Amada hermandad, la narrativa programática de Jesús tiene sentido desde la opción de Dios por los pequeños y los pobres de este mundo, por los huérfanos y viudas, por humildes y hambrientos, marginados y despreciados que sufren y gimen al mismísimo Dios, víctimas de la violencia idolátrica que los sacrifica ante el Dios Mamón. Somos llamados a dar respuesta a la pregunta sobre qué está sucediendo con los más pequeños y pequeñas del Reino de Dios. Puede resultar incómodo, pero los pobres, sí, el pobrerío, resulta ser –como el caído en el camino a Jericó– lugar privilegiado de experiencia espiritual y de encuentro con Dios. “El mundo afuera de estos muros está esperando oír algo de nosotros que puede prender la luz en tiempos oscuros. Somos llamados (llamadas) a ser levadura y sal, velas en las tinieblas. Y no estamos solos (solas). Tenemos la promesa de Dios, tenemos la presencia de Cristo Jesús, y recibimos el poder y el compañerismo del Espíritu Santo.” Theodore W. Jennings En estos tiempos de paradigma individualista y de profunda crisis como humanidad, se siguen abriendo escenarios de desencuentros, se profundizan los abismos entre los seres humanos y la creación toda, se patrocinan grados escandalosos de insensibilización. Ante el mal en que estamos, somos llamados a buscar la vida buena, la del buen vivir en un compromiso activo con el Reino de Dios. Resuenen las palabras de Jesús: “pues ve y haz tú lo mismo” en esto de encontrar la vida eterna. “Los que sufren bajo el poder de los sistemas de explotación y viven en la oscuridad de la desesperación, tienen que recibir la seguridad de que Dios está actuando para cumplir su promesa de un mundo lleno de justicia y misericordia.” Theodore W. Jennings ¡Que el Señor de la vida plena y abundante nos siga conduciendo! Y el Cristo Solidario nos levantará cuando estemos caídos y doloridos en el camino de la vida, y renovará nuestras fuerzas para que seamos prójimos próximos, evidencias concretas, visibles y palpables de su multiforme gracia tierna y solidaria. Abrazo fraterno/sororal. Pastor Américo Jara Reyes Obispo

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Colaborar con lo inevitable La Lic. Virginia Gawel invita a reinventarnos en estos momentos de crisis, a aprovechar la oportunidad de nacer a algo nuevo. Vale la pena comenzar este tema recordando cómo los chinos grafican en su escritura el concepto “crisis”: el símbolo que lo representa está compuesto por dos ideogramas (grafismos), los cuales se escriben de arriba hacia abajo. Juntos, esos ideogramas significan “crisis”. Sin embargo, escritos por separado, el primero de ellos se leería como “peligro” o “riesgo”; y el segundo se entendería como “oportunidad”. He aquí la naturaleza intrínseca de toda crisis: por un lado conlleva el riesgo de la desestructuración, la desorganización, la angustia vinculada con la ruptura del orden existente (así se tratara de un orden tóxico… pero conocido). Mas toda crisis alberga, si se la sabe aprovechar, el germen de un nuevo orden: una reorganización que puede resultar más sana, más madura… ¿Colaborar con lo inevitable? El orden posterior al caos que toda crisis origina es acompañado de demasiado dolor (como puede ser el que acontece luego de la pérdida de un ser amado, por muerte o separación). Sin embargo, la oportunidad allí también está disponible: ante hechos que no pueden ser modificados por la voluntad humana, existe una inteligencia profunda que puede sacar de ellos un provecho evolutivo (tal como un corazón más compasivo que pueda ayudar a otros a superar un trance similar al que hayamos tenido que atravesar, la constitución de una mayor fortaleza, un menor apego a lo prescindible, un sentimiento de gratitud de lo que antes estaba, pero que no valorábamos…) Para llegar a esa instancia, la persona pone en juego sus mejores recursos, posibilitándose a sí misma elegir una identidad que esté muy por encima de la derrota, trascendiendo la situación de ser víctima de los hechos.

podemos detener este desgaste inútil de energía, como el buen marino que acomodara las velas de su nave para que el viento no lo lleve a mal puerto: no puede cambiar la dirección del viento, pero sí puede plegar sus velas para no ser arrastrado, o moverlas para que esa corriente se vuelva favorable. Ya no nos gastamos en inútiles resistencias. Ya no nos enceguecemos en ir contra lo que es. Entonces, podemos ver qué hacer, y qué no hacer. Así podemos encontrar una nueva fuerza, pues al aceptar lo que es, habremos dejado de luchar contra molinos de viento, forcejeando inútilmente con la vida… Aunque nuestra primera reacción sea luchar contra aquello que está muy por encima de nuestra posibilidad de control, podemos detener este desgaste inútil de energía. Al aceptar lo que es, habremos dejado de luchar contra molinos de viento, forcejeando inútilmente con la vida… El pez que se debate contra el anzuelo, se ensarta más. ¡Pobrecito! Si pudiera serenarse, quizás suavemente se soltaría al abrir su boca. Los humanos también nos debatimos, a veces, aferrándonos a aquello que sería mejor soltar. ¡Necesitamos ser peces astutos, sobre todo cuando el anzuelo es filoso!

Como decía el psiquiatra transpersonal italiano Roberto Assagioli, “hay que aprender a colaborar con lo inevitable”. Esta frase acompaña mi vida, y me ha ahorrado muchos dolores inútiles, o los ha menguado en su virulencia. Aunque nuestra primera reacción sea luchar contra aquello que está muy por encima de nuestra posibilidad de control,

Hacer un Génesis de nuestro Apocalipsis Las crisis generalmente son de dos tipos: las se dan desde afuera hacia adentro, teniendo como origen un hecho disruptivo del entorno (un accidente, la pérdida del trabajo, una 4


crisis financiera, una separación afectiva…) y las que se dan desde adentro hacia afuera. En este segundo caso, muchas veces sobrevienen con la apariencia de ser abruptas: de pronto, la persona no soporta más condiciones que hasta ese momento parecían resultarle “aceptables”. ¿Qué sucedió? Es que el psiquismo humano tiene la peculiaridad de contar con mecanismos que le hacen funcionar como un termostato, preparado para conservar el equilibrio ante distintas variables externas. Esto hace que, para que el entorno no nos desestructure, efectuamos pequeños ajustes internos. Pero la sumatoria de esos pequeños ajustes a lo largo del tiempo pueden derivar en una sobreadaptación a condiciones que nos son psicológicamente tóxicas, o al menos ajenas a nuestra verdadera naturaleza. Cuando la sumatoria de esos pequeños ajustes (¡que a

veces son grandes!) conforman lo que se conoce como masa crítica, el sistema psicológico colapsa, y adviene un “Apocalipsis personal”: ya no soportamos lo que soportábamos, ya no toleramos lo que tolerábamos, ya no aceptamos lo que mansamente estábamos dispuestos a aceptar. La anestesia emocional se des-anestesia. Los velos que habíamos aceptado se des-velan. Y entonces vemos. Vemos lo que no queríamos ver. Es a partir de allí que podemos convertir ese “Apocalipsis personal” en un Génesis: el nacimiento de lo nuevo. Quizás lo nuevo más antiguo: lo que verdaderamente siempre fuimos, pero no nos permitimos ser. Virginia Gawel Vivir agradecidos.org

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¿Pensamos y dejamos pensar? Los metodistas repetimos esta frase con frecuencia. Incluso con orgullo la exhibimos como un estandarte de amplitud, generosidad y tolerancia en las diferencias. Sin embargo ¿Los metodistas somos tolerantes? ¿Aceptamos a los que no piensan como nosotros? Nos hemos permitido agregar signos de interrogación a una de las frases de Juan Wesley más utilizadas por el metodismo. La razón de esta osadía es para invitarnos a revisar pensamientos y conductas que expresan actitudes ante lo diferente, lo extraño y lo que no responde a los usos y costumbres aceptados. Si bien la frase que hoy nos ocupa forma parte de una obra titulada “El carácter de un metodista” (Obras de Wesley, Tomo V pp 1528), existen varias fuentes donde investigar las cuestiones en las que emerge la diferencia y, particularmente, en los textos en que Wesley defiende el metodismo ante críticas y difamaciones que aparecen de distintos lugares. Tres sermones, ordenados consecutivamente en sus Obras, contienen material muy rico para ver la cuestión desde una perspectiva más amplia. Nos referimos a: “La naturaleza del entusiasmo” (Sermón 37), “Una advertencia contra el fanatismo” (Sermón 38) y “El espíritu católico” (Sermón 39). Asimismo, el asunto aparece en otros escritos, como: “Los principios de un metodista” y “Consejos al pueblo metodista” (también corresponden a Obras, Tomo V). La lista no es exhaustiva, por lo que confirma que Juan Wesley tomó seriamente este tema, de manera recurrente, y desde distintos enfoques y contextos. Veamos ahora la cita completa de la frase “pensamos y dejamos pensar”. “Pero, en cuanto a las opiniones que no atacan los fundamentos del cristianismo, ‘pensamos y dejamos pensar’. De manera que, sean lo que sean, ciertas o equivocadas, no constituyen ‘marcas distintivas’ de un metodista.” (El carácter de un metodista, p. 17). La máxima contiene dos elementos: pensar, tarea que corresponde a cada persona; y dejar pensar, este segundo término corresponde a la actitud que debe asumirse ante el derecho que el otro posee de pensar. Es decir que la máxima

contiene dos llamados: es necesario pensar, del mismo modo que permitir que los demás lo hagan. Otro aspecto del párrafo citado que merece nuestra atención es que el límite en el cual se mueve esta dinámica pensar-dejar pensar es en todo aquello que no constituya una de las ‘marcas distintivas’ de un metodista (El entrecomillado es de Wesley). En el mismo ensayo Wesley desarrolla cuáles son las marcas distintivas de un metodista (páginas 19 a la 26). Invitamos a nuestros lectores a leerlas. ¿Qué hacer cuando se detectan diferencias en el pensar que no afectan lo constitutivo del ser m e t o d i s t a ? J u a n We s l e y r e s p o n d e a l interrogante. En el tratado “Consejos al pueblo metodista” (p. 69) afirma: “No condenen a quien no piensa como ustedes. Permitan que cada uno disfrute completa libertad para pensar por sí mismo. Que cada persona juzgue según su criterio, dado que cada uno deberá rendir cuenta a Dios por sí mismo. Aborrezcan toda actitud o tendencia al espíritu de persecución. Si no pueden razonar o persuadir a alguien respecto a la verdad, nunca le fuercen a aceptarla. Si el amor no le convence, déjenle con Dios, el juez de todos.” En este párrafo Wesley destaca la libertad y condena la persecución, como cualquier gesto de violencia sobre el que piensa diferente. La historia del cristianismo avala estas recomendaciones. La Iglesia a lo largo de los siglos ha sido tentada por imponer restricciones a la libertad de la conciencia y de castigar y perseguir a quiénes sostuvieran ideas diferentes a las establecidas. Pero tal como adelantamos, el tema contiene varias aristas y Wesley las tratará en distintos pasajes de su obra. Continuaremos desarrollando este tema. Mientras tanto, invitamos a todas las personas que nos siguen y apoyan cada semana, a compartirnos sus opiniones y experiencias acerca de cómo se viven las diferencias dentro del metodismo en sus países o ciudades. Claudio Pose Centro Metodista de Estudios Wesleyanos

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Manos bendecidas, manos que trabajan para otros

Las hermanas de Arroyito (Rosario) entregaron este trabajo en Abril a la Maternidad del Hospital de Granadero Baigorria... Ahora está tejiendo cada una en su casa.

En La Plata juntaron donaciones, y las llevaron al Hospital de Alejandro Khorn, ubicado en el Barrio de Romero, La Plata.

Que la solidaridad continúe entre nosotros, incluso, y más aún en pandemia, hagamos y demos cuanto podamos, y el Señor lo multiplicará.

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¿Han leído "El amor en los tiempos del cólera" de Gabriel García Márquez? Fue publicado en 1985 y está ambientado a principios del siglo 20. Parece habernos dejado un manual para la situación que estamos viviendo. Les comparto parte del texto. -“Capitán, el niño está preocupado y muy incómodo debido a la cuarentena que el puerto nos impuso. - ¿Qué te preocupa, muchacho? ¿No tienes suficiente comida? ¿No duermes lo suficiente? - No es eso, Capitán. No puedo soportar no poder desembarcar y abrazar a mi familia. - Y si te dejan salir del barco y se contaminan, ¿cargarías con la culpa de infectar a alguien que no puede soportar la enfermedad? - Nunca me lo perdonaría, pero para mí, inventaron esta plaga. - Puede ser, pero ¿y si no fue inventado? -Entiendo lo que quiere decir, pero me siento privado de mi libertad, Capitán, me privaron de algo. - Y tú te privas aún más de algo. -¿Está jugando conmigo? - De alguna forma. Si te privas de algo sin responder adecuadamente, habrás perdido. -"¿Entonces quiere decir, como dice, que si me quitan algo, para ganar debo privarme de otra cosa ? - Exactamente, yo hice cuarentena hace 7 años atrás - ¿Y de qué se tuvo que privar? - Tuve que esperar más de 20 días en el barco. Había meses en que ansiaba llegar al puerto y disfrutar de la primavera en tierra. Hubo una epidemia. En Porto Abril, se nos prohibió bajar. Los primeros días fueron duros. Me sentí como tú. Pronto comencé a enfrentar esas imposiciones usando la lógica. Sabía que después de 21 días de este comportamiento se crea un hábito, y en lugar de quejarme y crear hábitos desastrosos, comencé a comportarme de manera diferente a los demás. Empecé con la comida. Me propuse comer la mitad de lo habitual. Luego comencé a seleccionar los alimentos más digeribles, para no sobrecargar el cuerpo. Comencé a nutrirme con alimentos que, por tradición histórica, habían mantenido al hombre sano. El siguiente paso fue agregar a esto una purificación de pensamientos no saludables y tener pensamientos cada vez más elevados y nobles. Me propuse leer al menos una página cada día de una discusión que no conocía. Me puse a hacer ejercicios en el puente del barco. Un viejo hindú me había dicho hace años que el cuerpo mejoraba al retener la respiración. Me puse a respirar profundamente cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían alcanzado tal capacidad y fuerza. La tarde fue la hora de la oración, el momento de agradecer a una entidad por no haberme dado, como destino, privaciones graves durante toda mi vida. El hindú también me había aconsejado que tuviera la costumbre de imaginar que la luz entraba en mí y me hacía más fuerte. También podría funcionar para los seres queridos que estaban lejos, por lo que también integré esta práctica en mi rutina diaria en el barco. En lugar de pensar en todo lo que no podía hacer, estaba pensando en lo que haría una vez que llegara a tierra firme. Visualizando las escenas de cada día, las vivía intensamente y disfrutaba de la espera. Todo lo que podemos obtener en seguida, rápido, no es interesante. Esperar sirve para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso. Me privé de comidas ricas, botellas de ron y otras delicias. Me habían privado de jugar a las cartas, de dormir mucho, de practicar el ocio, de pensar solamente en lo que me estaban privando. - ¿Cómo terminó, Capitán? - Adquirí todos esos nuevos hábitos. Me dejaron bajar del bote mucho más tarde de lo esperado. -¿Lo privó de la primavera, entonces? - Sí, ese año me privaron de la primavera y muchas otras cosas, pero aún así florecí, llevé la primavera dentro de mí y nadie me la puede quitar. Gabriel García Márquez

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Habla Señor, nosotros queremos oír. Las personas pronuncian palabras, mas tú eres quien las llena de Espíritu. Las personas enseñan la letra, mas eres tú quien abre el entendimiento. No permitas que tus palabras se transformen en juicio para nosotros por escucharlas sin cumplirlas, por creer en ellas sin obedecerlas.

Tomás de Kempis, 1380-1471, monje agustino alemán

Aquí está mi mano. Aquí está mi mano, dispuesta a estrechar la tuya, a servir para el encuentro de nuestras sonrisas y miradas. Aquí está mi mano, Superando rencores y lejanías, Para que sigamos llamándonos hermano, hermana, amigo, amiga, lo que siempre hemos querido hacer. Aquí está mi mano, tendida con cariño sincero, ofreciendo un gesto de reconciliación, buscando la tuya para refundar nuestra amistad, haciendo efectivo al Dios que habita en medio nuestro. Aquí está mi mano, reconociendo errores, pidiendo perdón, en espera de un gesto semejante, que salga de tu corazón. Aquí está mi mano, anhelante de tu calor y tu fuerza,

Ofreciendo amor y arrepentimiento, deseando tan solo tu compañía. Aquí esta mi mano, Para compartir otra vez sueños, y seguir construyendo un mundo mejor. Aquí está mi mano. Obed Juan Vizcaíno Nájera. Maracaibo – Venezuela. 26 de Nov. - 2010

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Leccionario #

Domingo 12: Génesis 25:19-34 Salmo 119:105-112 Romanos 8:1-11 Mateo 13:1-9, 18-23

Julio

Domingo 5: Génesis 24:34-38, 42-49, 58-67 Salmo 145:8-14 Romanos 7:15-25 Mateo 11:16-19, 25:30

Nuestros cumples #

Domingo 19: Génesis 28:10-19a Salmo 139:1-12, 23-24 Romanos 8:12-25 Mateo 13:24-30, 36-43 Domingo 26: Génesis 29:15-28 Salmo 128 Romanos 8:26-39 Mateo 13:31-33, 44-52 Julio

Quiénes

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1 – Emiliano Aybar 2 – Matías Ruffini 2 – Aurora de Laguna (Balcarce) 4 – Susana Passalacqua 7 – Mario Petrucelli (Balcarce) 7 - Alberto Panagio (Balcarce) 8 - Manuel Martínez (Balcarce) 8 - Celina Morrell (Balcarce) 12 – Cristina Tourn 12 - Jorge Caparros (Balcarce) 12 - Franco Panagio (Balcarce) 13 – Franco Nestico (EEUU) 14 – Abi Tourn 16 – Gabriela Farace (Balcarce) 17 - Nidia Caparros (Balcarce) 19 – Alejandro Tourn 21 - Lola Carrer Genovali 22 - Beba Grafino (Balcarce) 22 – Marcela Murúa 23 – Juan Pablo Bietti Murúa 26 – Lorenzo Smirnoff (Bs. As.) 26 - Mateo León Ruffini 27 – Vicente (Titín) Sánchez 28 – María Belén Roubicek 29 - Alejandra Rodríguez (Balcarce) 30 – Santiago Diz 31 – Gabriela Torres (Bs. As.) 31 - Bruno Villarreal (Balcarce)

Es una publicación mensual de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina en Mar del Plata y Balcarce Directora: Viviana Baccaro Redacción y colaboración: Darío Ferrari Gisella Dinarte Julio 20 Año XXV - Nº 307

Dónde y Cuándo HORARIOS DE CULTOS En Mar del Plata: - Domingos 11:00 hs. Belgrano 3333 - Tel.: 2236860792 2234562382 Cultos en Balcarce: - Domingos 10:30 hs. Calle 15 N 677 - Tel.: 43-2668 Para comunicarse con la dirección de este periódico: viviummdp@gmail.com.ar

Aniversarios 7 – Graciela Chiarinotti y Mario Petrucelli (Balcarce) 10 – Nidia y Guillermo Nielsen

En Facebook: Darío Ferrari

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