Surco Publicación mensual de la Iglesia Evangélica Metodista en Mar del Plata y Balcarce. Año XXV - Nº 308/
Agosto / 20
Jesús
Una Ética del Cuidado. Carta Pastoral. Américo Jara Reyes Salmo 124 - Domingo Ferrari Una carta desde el alma para las personas... María. E Sidoti Iglesia, cuerpo de Cristo. Gisella Dinarte Construir una mayordomía de las diferencias - Claudio Pose Viejas cartas - Viviana Carta de FeMMA Hasta que nos volvamos a encontrar - Viviana Leccionario - Cumpleaños
Gracia que transforma esperanza que libera
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Una Ética del Cuidado – Carta Pastoral de agosto En Episcopado
03 Ago 2020
“Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo”. (Lucas 6: 36) Sin lugar a dudas el centro del evangelio, el eje sobre el cual todo lo demás gira, es la compasión. Jesús se ofrece como el hijo del hombre compasivo y nos muestra a un Dios que es compasión. Aunque no debemos perder de vista la contraparte a esta conmoción de las entrañas: una actitud de indiferencia. La incapacidad de situarse en el lugar de la otra y del otro, sin sentir y sufrir con las y los demás, es la medida con la cual seremos medidas y medidos. Me impactaron estos versos de “Septiembre 1, 1939” de Wystan Auden: “…y nadie existe solo; el hambre no deja escoger ni al ciudadano ni al policía; debemos amarnos unos a otros o morir.” Amar o morir, recuperar la humanidad perdida o dejarla escapar, lo cual sería morir… La compasión es lana multicolor, que nos permite tejer la trama de la vida en esta coyuntura dramática de nuestros días. Lana/compasión ante la deshumanización más desgarradora, la violencia, la muerte, la mentira en un mundo enfermo. Rescato el decir de Martin Luther King: “Estamos atrapados en una red ineludible de reciprocidad, ligados en el tejido único del destino. Cuando algo afecta a una persona de forma directa, afecta indirectamente a todas.” En un mundo que peca de endurecimiento y encierro autorreferencial, ponemos sobre la mesa la compasión como ternura. Salimos de nuestras zonas de comodidad y nos desafiamos a entrar en contacto con la vida de las otras y de los otros, arriesgando la propia. Levantamos nuestra voz como compromiso y testimonio profético ante la cultura de la indiferencia y de lo que llamamos la anti vida. “Redescubrir la compasión, será redescubrir al otro que llora-como yo, al que le duele-como a mí, que se alegra-como yo, que se ve poseído por el miedo-como yo.” No podemos ni debemos encerrarnos en nosotros mismos, en nuestras iglesias o familias. El corazón no puede estar confinado ni distante del drama de la existencia humana. Una Ética de la Compasión y del Cuidado es un modo de estar en el mundo, si es que anhelamos vivir entre iguales con fuerza y franqueza, como gente de ojos libres y generosos. 2
Vale la pregunta: ¿cómo es que perdemos nuestra humanidad? Los hechos graves de desaparición de personas, los femicidios vividos en estos últimos tiempos y el terrible asesinato del pastor evangélico en Rosario, hacen que esta pregunta sea válida. Nos vemos asediados, cada día, por imágenes desoladoras de un mundo que no para de generar nuevas formas de “desechos humanos”. Es la imagen fuerte que instala el sociólogo y filósofo, polaco-británico Z. Bauman en “Vidas desperdiciadas”, abordando una de las paradojas más inquietantes de la modernidad: la producción de una cultura de “residuos humanos”, que comprende toda la masa de “poblaciones superfluas” de emigrantes, refugiados y demás “condenados de la tierra”. El evangelio, nos llama a vivir y defender esta Ética del Cuidado. Y el evangelio también nos convoca a una Ética de la Justicia, a fin de que la vida sea buena y verdadera frente a tantos poderes demoníacos de la muerte. Cuidado y Justicia valorando la fuerza del vínculo con los más débiles y las minorías, escuchando las voces de las condenadas y desterrados de la tierra. Jesús el desterrado, el que muere detrás de los muros de Jerusalén para incluirnos a todos y todas en la nueva ciudad, no nos deja soslayar el imperativo bíblico de la justicia de Dios que incluye a todas las personas: “Ya no hay judío, ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús” (Carta a los Gálatas 3:28). Santo Espíritu, ayúdanos a que en la gran danza de la vida sintamos el llamado a movernos constantemente, a fin de dar lugar a los cuerpos de las otras y los otros, para que juntos podamos participar y danzar en plenitud por la buena nueva del Reino de Dios. Abrazo fraterno/sororal. Pastor Américo Jara Reyes Obispo
nbnbnbnbnbnbnbnbnbnbnbnbnbnbn SALMO 124
De no haber estado Dios con nosotros, los monstruos soñados en noches febriles, y aquellos reales que he visto en mi espejo y sus amenazas que Él alejara me hubieran destruido. De no haber estado Dios con nosotros, las aguas de angustia que inundar quisieron los miedos mortales, las enfermedades, me hubieran dejado sin ningún aliento, ni deseos de vida.
De no haber estado Dios con nosotros en los mil peligros de la vida entera, no estaríamos vivos, ni vivo cantara este salmo mío para darle gracias. De no haber estado Dios con nosotros, el amor no hubiera golpeado a mi puerta ni hubiera vivido los días más bellos, las noches más dulces, las tardes de éxtasis.
De no haber estado Dios con nosotros, las trampas feroces de los cazadores de mi mente y alma su cruel amenaza de muerte o locura hubieran cumplido. Al llegar la noche de esta larga vida, mi salmo lo exalta por tantos favores. Canta a Su constante cuidado paterno y espera que venga a cerrar el día. Domingo Ferrari
De no haber estado Dios con nosotros, el dolor no hubiera educado mi alma, ni al dolor ajeno hubiera hecho mío, ni otros se apropiaran del que yo sufría.
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Una carta desde el alma para las personas en algunos momentos tristes. (Fragmentos) Este es el sentido mensaje de una integrante de Sophia, dirigido a todos aquellos que hoy sienten que no tienen ni las ganas ni la fuerza para intentarlo. Una carta que busca ser un abrazo, un abrigo, o el pequeño barco capaz de cruzarlos hasta la otra orilla. Quiero que sepan que pienso en ustedes al levantarme, todos los días. En lo difícil que es para cada uno de nosotros atravesar este momento, pero especialmente cuánto lo es para quienes la carga ya se hizo demasiado pesada. Me gustaría abrazarlos, sostener sus pesadas mochilas un rato, darles respiro. Escucharlos hablar del dolor, pero también contarles de las cosas que, a lo mejor, por el agobio, dejaron de ver hace tiempo. O acompañarlos hasta ese mágico rincón donde atesoran los recuerdos felices para volver a ellos, no con nostalgia, sino con esperanza. Nada es igual, ni lo será. Pero alguna vez esos recuerdos fueron también una mera posibilidad, un futuro incierto, el secreto mejor guardado en los planes del destino. ¿Por qué no creer que un día el sol volverá a ser tibio o que ese gajo que lucha por sobrevivir por fin echará raíces? Todos tenemos momentos oscuros. Yo misma estoy triste a veces y me gustaría que alguien me escriba para contarme sobre todo eso que no soy capaz de ver. Porque cuando por fin agudizo la vista, con ese zoom que sólo hace foco si se lo maneja con destreza y desde el alma, de pronto aparece el pequeño milagro: el vuelo de un colibrí, una flor, la voz de alguien querido, un buen libro, una canción, el aroma de lo casero, una taza de té caliente con miel. La tristeza es un estado de ánimo y es también un derecho adquirido. Nadie debe obligarnos a sonreír cuando no nos lo pide el cuerpo. Tampoco puede otra persona ponerse realmente en el lugar del que sufre, por más desarrollada que tenga su capacidad de empatía. Uno puede, en todo caso, acompañar. Cuando era chica, cada vez que estaba triste, mi perra (raza callejera, pelaje blanco, manchas negras) me acompañaba en el pasto de una manera que nunca voy a olvidar: se sentaba detrás de mí, pegando su lomo contra mi espalda. Siempre inquieta, entonces se mantenía inmóvil e iba acoplando, poco a poco, su respiración a la mía. Esas tardes el derrumbe era imposible para mí: al notar que nos uníamos en inhalaciones y exhalaciones rumbo al infinito, iba recuperando la paz. Eran las únicas veces que mi perra no insistía con saltos y mordidas para que jugara con ella. Simplemente me dejaba llorar. Desde entonces, quisiera hacer lo mismo con cada persona que se entristece y queda en pausa, como si se hubiera marchitado. Y también con aquellos que, disfrazando en ira su dolor, van por el mundo peleando con todos hasta por los detalles más nimios. Me gustaría pegarles mi espalda y hacerles sentir lo que mi perra, sabiamente, me enseñó. Que ser uno con el otro es estar cerca sin importar especies, formas; tampoco ideas. Es estar cerca y dejar llorar. En el fondo, en este juego de reglar insondables que es la vida, todos iremos ganando y perdiendo algunas partidas. Me lo digo a mí misma cada vez que me siento colmada por esa sensación de luna llena en el corazón, feliz por haber logrado una hazaña chiquita que probablemente no tendrá el mismo sentido mañana o el mes próximo. O sí, porque tal vez será uno de esos recuerdos lindos a los que podrá volver cada vez que mi luna entre en su fase menguante hasta dejarme otra vez sola, perdida en medio de la noche oscura. Nadie puede resistir un embate, de la mano de una buena noticia que lo cambie todo o de una palabra de aliento, venga de quien venga. Cuando las olas de la felicidad llegan, bañando unas costas con el efímero encanto de una inminente retirada, es imposible no zambullirse de lleno en ellas. María Eugenia Sidoti - (Revista Sophia - abril 2020)
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Aporte de Nancy Costanzo
Iglesia, cuerpo de Cristo. En el culto y su liturgia, donde participamos de la adoración, de la Palabra de Dios, de los sacramentos, etc., los cristianos nos reconocemos en relación con el Señor y con los demás, como parte del cuerpo de Cristo (la comunidad = la Iglesia). La liturgia es indispensable para que nosotros, cristianos, dispersos por todo el mundo, nos sintamos parte de un mismo pueblo (el pueblo de Dios) y como discípulos del Señor. Dentro de la liturgia, podemos introducir gestos y acciones que nos ayuden a afirmar y dar un entorno especial al mensaje. El texto de Hechos 2:42-47 nos habla de la vida en comunidad, donde los primeros cristianos, vivían una experiencia nueva de crecimiento y renovación. Este texto me inspiró en el siguiente gesto, que puede ser utilizado en el Culto, devocional, encuentros y campamento. Cuando tengamos que compartir una comida podemos realizar el armado de mesas donde en algunas están las jarras con la bebida y platos con lo que van a comer, en otras mesas solo hay bebidas, en otras solo hay tazas vacías. La persona que dirige hace una oración o canto de gratitud por los alimentos y cuando van a comer se encuentran que, si no comparten los de las mesas completas con los hermanos de las mesas casi vacías, es imposible comer en comunidad; a partir de allí, se puede leer el texto de Hechos, una meditación y oración. En el culto el gesto puede variar, colocando pañuelos, chalinas de muchos colores, representando la diversidad de dones y de miembros de nuestra comunidad, pero distribuidos de forma despareja. En algunos bancos cuelgan muchos pañuelos, en otros ninguno y alguno en otros. En un momento se hace el llamado a pasar tomando un pañuelo y nos acerquemos a depositarlo en el altar o en el centro, como entrega de nuestros dones, nuestras experiencias y nuestros bienes para el trabajo de nuestra comunidad, a partir de que muchos no van a tener pañuelos, los que tienen, tendrán que compartir con ellos para cumplir la consigna. Una vez todos adelante, se forma un círculo y se hace una oración para que el Señor bendiga a cada uno y a la comunidad en movimiento. Se lee Hechos 2:43-47 Se hace una oración comunitaria. Gisella Dinarte
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En el último mes nos hemos dedicado en este espacio a adentrarnos en una cuestión compleja y actual: ¿Cómo convivir en las diferencias? Esta pregunta nos transporta a un universo de temas: ¿Cuál es el límite, si existe, de aceptar pensamientos y prácticas diversas? ¿La verdad del Evangelio requiere uniformidad? ¿Es justificable la intolerancia? La lista de preguntas puede ser más extensa. Se suman como en un racimo que puede llevarnos hasta el agobio o la confusión. Sin embargo, intentamos un recorrido en cuatro paradas para sentar las bases de un diálogo maduro que nos permita establecer algunas premisas. A lo largo del recorrido y sus paradas señalamos lo siguiente: 1. Pensar es un derecho y una obligación que tenemos todas las personas. Actuar desde el impulso puede dar lugar a prejuicios y a emociones desordenadas, casi siempre, sin poner en evidencia las verdaderas motivaciones de la reacción. Pensar, entonces, es el ejercicio de las facultades con que Dios nos dotó: revisar la realidad, estudiar las razones que desembocan en tal o cual fenómeno; como también, considerar otros enfoques y variables. 2. Dejar pensar es un imperativo que emana de una premisa fundante en las Escrituras: Amar al prójimo. De la misma manera en que nosotros ejercemos el derecho-obligación de pensar, las demás personas también poseen esa facultad. 3. La convivencia humana es un derecho a ser defendido. Esto implica no enseñorearse de la conciencia de las otras personas. Esto se aplica tanto, dentro de la Iglesia, como también, en los valores globales: científicos, éticos y políticos. 4. Sin espacio para los fanatismos. En el ámbito de la fe debe evitarse el atribuirse dones que no se tienen, actuar desde un convencimiento de que Dios me dicta lo que debo hacer y decir, evitar el atajo de una “imaginación febril” que nos permita prescindir de la verdad, de la razón y del apoyo bíblico en las posiciones que se sostienen. Por último, evitar recurrir a intervenciones sobrenaturales de Dios, cuando se tiene a la mano medios que contribuyen al discernimiento, como lo son La Biblia, el uso responsable del conocimiento y el intelecto aplicado al asunto a tratar. En cada una de las paradas de este recorrido hemos buscado comprender el sentido de la frase: “los metodistas pensamos y dejamos pensar”. Juan Wesley nos advirtió, en cada caso, sobre los riesgos de la intolerancia y el fanatismo que siempre llevan a una simplificación de las cuestiones a resolver, como si el mundo se dividiera entre los que aciertan y los que se equivocan. Otro aspecto que Wesley recalca con frecuencia es que la medida para acercarse a dirimir diferencias nunca puede ser uno mismo: no hay lugar para el desenfreno individualista y las posiciones que llevan lo subjetivo al rango de verdad absoluta. Por el contrario, hacer el bien a los semejantes y amar al prójimo, ponen la cuestión en la dimensión correcta: existe un tú y yo en un contexto determinado. Somos conscientes que el tema no se ha agotado, ni en el rastro en las obras de Juan Wesley, ni en los múltiples y complejos escenarios de nuestro presente, tanto dentro de las diferencias y 6
disputas dentro del cristianismo, como en los asuntos que parecen dividir al mundo en el presente. Es imposible olvidar que en nombre de una verdad se ha matado gente a lo largo de la historia, tanto en la iglesia como en el mundo en general. El no respeto a la diferencia ha creado los más oscuros sentimientos por los que han muerto millones de personas: racismo, discriminaciones sociales, religiosas y de toda índole. Los cristianos en el presente no podemos ser ajenos a un responsable ejercicio de mayordomía de las diferencias, que incluye el respeto básico al disenso y por lo tanto el rechazo a toda imposición de pensamiento único o de verdades colocadas por la fuerza, aunque sea en el nombre de Dios. Invitamos a nuestra comunidad de lectores y seguidores a acompañarnos en este esfuerzo por dedicarle atención pronta a estos asuntos. Por nuestra parte, continuaremos el tema en un panel que ofreceremos próximamente con transmisión en vivo y abierto a las preguntas del público asistente. En breve, recibirán la información correspondiente. Claudio Pose Centro Metodista de Estudios Wesleyanos
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Viejas cartas Ayer fue el día de los abuelos, y me acordé de ellos, muy especialmente de mi abuela Ana, que, casualmente es por Ana y Joaquín que se festeja ese día, y fue con la abuela que tuve más cercanía, más tiempo, más afinidad, y a quien sigo extrañando cada día. Esta mañana, me puse a ordenar, con el firme propósito de tirar cosas viejas, para hacer lugar, un armario/biblioteca, donde hay carpetas con facturas, impuestos y servicios de no sé qué años, boletines (que no quiero tirar, a pesar de tener muchos en la compu...), manuales y garantías de electrodomésticos y aparatitos varios que hemos ido comprando, en fin, papeles y más papeles. De pronto, aparece un sobre con una letra harto conocida por mí, y me hundo enseguida en su lectura. Sí, era mi abuela Ana!! Y me remonté por unos momentos a aquellos años, cuando nos escribíamos cartas, de las de papel y birome, dentro de un sobre, que llegan por correo, de ésas que tienen la magia del tiempo, que no se sabe cuándo llegan, y uno las espera. Y con ella teníamos ese intercambio de cartas, y era maravilloso. Apareció otra y otra más... Hoy releo, y descubro que sus consejos siguen conmigo. Yo le contaba algún problema, alguna situación que estaba pasando, y ella me contestaba una y otra vez que lo pusiera en las manos del Señor y él me guiaría, y después agregaba que ella estaría orando. Y a mí me daba tanta paz!! De hecho, cada situación y cada problema de los que hablábamos en aquellas cartas se fue solucionando. ¡Gracias, Señor, por sorprenderme con esas señales amorosas de tus cuidados! Bueno, voy a seguir releyendo, porque no terminé, encontré varias, pero voy de a poco, como con un chocolate, disfrutando lentamente, la emoción es mucha. ¿El orden?, en un rato, hay tiempo, estamos en cuarentena... ¡Bendiciones! Viviana
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Julio 2020 “¿Qué es lo que quiere Dios de ti? Solamente hacer justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios” Miqueas 6: 8 Queridas hermanas: ¡Que el Señor siga bendiciendo nuestras vidas, actividades congregacionales y ministerios particulares! En esta carta del mes de julio, queremos compartirles que este año, desde la FeMMA Pastoral de la Mujer, nos hemos sumado a la campaña denominada “Jueves de Negro.” En todos los países, la violencia de género es una trágica realidad. Esta violencia suele quedar escondida y las víctimas, a menudo, guardan silencio por miedo a la estigmatización y a la falta de recursos simbólicos y económicos. Todas tenemos la responsabilidad y el compromiso de pronunciarnos contra la violencia de género y proclamar a las autoridades estatales la restitución de los derechos de las mujeres, niños y niñas, y adolescentes para abordar dicha problemática. ¿Qué es la campaña “Jueves de negro”? Jueves de Negro surgió del Decenio Ecuménico de Solidaridad de las Iglesias con las Mujeres (1988-1998) del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), durante el cual se hicieron más visibles las historias de violación como arma de guerra, de injusticia de género, abuso, violencia y muchas tragedias que se derivan de esos actos. Pero lo que también se hizo más visible fue la resiliencia de las mujeres, su voluntad y sus esfuerzos personales para oponer resistencia a estas violaciones. La campaña se inspiró en: • Las madres de los desaparecidos en Buenos Aires (Argentina) que cada jueves protestaron en la Plaza de Mayo contra la desaparición de sus hijos e hijas durante la violenta dictadura. • Las Mujeres de Negro en Israel y Palestina que hasta el día de hoy protestan contra la guerra y la violencia. • Las mujeres en Ruanda y Bosnia que protestaron contra el uso de la violación como arma de guerra durante el genocidio. • El movimiento Black Sash (Banda Negra) en Sudáfrica para protestar contra el apartheid y su utilización de la violencia contra la población negra. ¿Cómo visibilizaremos la campaña “Jueves de Negro”? Jueves de Negro: resistencia y resiliencia. Se trata de una campaña sencilla, pero a la vez profunda. La primera característica visible, será vestirnos de negro los días Jueves. Esto visibiliza nuestro respeto y adhesión hacia las mujeres que resisten a la injusticia y la violencia. Pero también anima a las demás a sumarse y participar. A menudo el negro se ha utilizado con connotaciones raciales negativas. En esta campaña, el negro es el color de la resistencia y la resiliencia. Y contaremos también con una insignia para declarar que formamos parte del movimiento mundial que se opone a las actitudes y las prácticas que permiten la violación y la violencia. (Estas insignias estarán disponibles cuando termine la cuarentena). Uniéndonos a este movimiento de personas y organizaciones, podemos marcar una diferencia en la vida de los individuos y las comunidades, y en los foros políticos nacionales e internacionales. 8
Oramos y seguimos trabajando juntas, para que podamos seguir siendo partícipes del amor transformador de Dios en medio nuestro. Por FeMMA Pastoral de la Mujer Coordinadora Nacional: Nora Viacava Vice Coordinadora: Mirta Monmany Secretaria de Actas: Graciela Troncozo Secretaria Corresponsal: Graciela Geymonat Vocales: Myrian Sinner – Gisella Dinarte – Cristina Fillaster Pastora Asesora: María Esther Andersen Aporte de Gisella Dinarte
Hasta que nos volvamos a encontrar El 10 de julio pasado, un día lluvioso y frío en este invierno marplatense, recibíamos con tristeza y desconcierto la noticia de la partida de nuestra hermana y amiga, Lidia Collela. Fue un golpe duro e inesperado para todos, porque si bien sabíamos que estaba cursando una difícil enfermedad, hacía sólo tres días que nos habían informado que sus últimos análisis habían salido bien, y estaba en su casa. Así, en este contexto de cuarentena, esta comunidad de fe a la que ella perteneció, donde están sus amigos de tantos años, tuvo que despedirla, con el dolor de no poder acompañar físicamente a su familia, pero con todo el sentimiento y la oración unidos a ellos. En nuestras reuniones virtuales dimos gracias a Dios por su vida. Sus amigas más cercanas recordaron algunos momentos vividos con ella, tanto en el Jardín del Centro Morris, como en la Iglesia. Compartimos algunas fotos, con música muy emotiva, un trabajo hermoso realizado por Mario Oudshoorn para recordarla. Lidia, de alguna forma se queda con nosotros, en el recuerdo de esas charlas, en las mesas compartidas, en nuestros corazones. Seguramente la vamos a extrañar, pero sabemos que descansa ya en la paz del Señor. Viviana
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Leccionario #
Agosto
Domingo 16: Génesis 45:1-15 Salmo 133 Romanos 11:1-2a, 29-32 Mateo 15:10-20,21-28
Domingo 2: Génesis 32:22-31 Salmo 17:1-7, 15 Romanos 9:1-5 Mateo 14:13-21
Domingo 23: Éxodo 1:8-2:10 Salmo 124 Romanos 12:1-8 Mateo 16:13-20
Domingo 9: Génesis 37: 1-4, 12-28 Salmo 105:1-6, 16-22, 45b Romanos 10:5-15 Mateo 14:22-33
Nuestros cumples #
Domingo 30: Éxodo 3:1-15 Salmo 105:1-6, 23-26, 45b Jeremías 15:15-21 Mateo 16:21-28
Quiénes Agosto
surco Es una publicación mensual de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina en Mar del Plata y Balcarce
1 - Xiomara Malena Paz (nieta de Blanca) 2 - Tomás Montenegro 4 – Walter Nielsen 5 - Marcelo Rodríguez (Balcarce) 7 – Daniel Roubicek 8 – Neri Gattinoni 8 - Esteban Martínez (Balcarce) 9 – Marta Burggi 11 – Carolina Althaus 12 – Karina Levis 12 - Ana Victoria Villavicencio (Balcarce) 13 – Griselda Ferrin 14 – Ezequiel Ruffini 14 – María Victoria Laguna (Balcarce) 15 – Marlene Creatine Van Benthem (Holanda) 20 - Catalina Martínez (Balcarce) 20 - Valeria Rodríguez (Balcarce) 23 - Felipe Lorenzo Veloso Mazuryszyn 24 - Nicolás Albrecht Passalacqua 24 – Bárbara Fogel Althaus 26 – Camila Montiel 28 - Nora de Murias (Balcarce) 28 - Valeria Laura Fernández 29 – Iván E. Mazuryszyn 30 - Mariana Morrell (Balcarce) 10
Directora: Viviana Baccaro Redacción y colaboración: Nancy Costanzo Gisella Dinarte Agosto 20 Año XXV - Nº 308
Dónde y Cuándo HORARIOS DE CULTOS En Mar del Plata: - Domingos 11:00 hs. Belgrano 3333 - Tel.: 2236860792 2234562382 Cultos en Balcarce: - Domingos 10:30 hs. Calle 15 N 677 - Tel.: 43-2668 Para comunicarse con la dirección de este periódico: viviummdp@gmail.com.ar En Facebook: Darío Ferrari