Primera conferencia sobre los 450 años de la Biblia del Oso

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EN LOS 450 AÑOS DE LA BIBLIA DEL OSO, DE CASIODORO DE REINA (I): LOS CONTEXTOS Leopoldo Cervantes-Ortiz Iglesia Presbiteriana Ammi-Shadday, 23 de junio de 2019

De donde es menester que concluyan que prohibir la divina escritura en lengua vulgar no se puede hacer sin singular injuria a Dios e igual daño de la salud de los hombres [...] Los misterios de la verdadera religión [...] quieren ser vistos y entendidos por todos, porque son luz y verdad; y porque siendo ordenados para salud de todos, el primer grado para alcanzarlos necesariamente es conocerlos.1 C.R.

Introducción El entrecruzamiento entre la vida social y política con la religión y la literatura en el siglo XVI fue un fenómeno fascinante, dentro de sus coordenadas que en ocasiones adquirieron tintes verdaderamente trágicos. Ese siglo representó el principio del fin de toda una manera de asumir la vida y los cambios en todos los niveles. En la Península Ibérica, particularmente, la cerrazón ante cualquier forma de heterodoxia religiosa fue absoluta, por lo que la inmensa mayoría de simpatizantes de las reformas debieron salir de España para no volver jamás. El profesor Carlos Gilly ha resumido el ambiente que se experimentaba entonces como sigue: La Reforma Protestante nunca fue realmente aceptada en España, excepto por un pequeño porcentaje de la población; en un país sujeto al poder central y a la omnipresente vigilancia de la Inquisición, no pudo representar una amenaza real. La única ocasión histórica que pudo haber provocado profundos cambios fue indudablemente la revuelta en 1521 de las Comunidades que desafiaron a la Inquisición y condenaron la venta de indulgencias. Uno de sus líderes, el obispo de Zamora, Antonio de Acuña, fue incluso llamado “el segundo Lutero”. Pero esta rebelión careció visiblemente del profundo elemento religioso de la Guerra de los Campesinos en Alemania.2

Gilly agrega que “cuando el espíritu reformista finalmente alcanzó a España, no hubo una base social apropiada para que se afianzara, [pues] se había logrado la represión radical de la burguesía y de las ciudades”.3 En ese sentido, era un auténtico asunto de Estado impedir a toda costa que circulase alguna traducción de las Sagradas Escrituras de la pluma de un hereje como Casiodoro de Reina (nacido alrededor de 1520 en Montemolín, Badajoz, y fallecido en Fráncfort el 15 de marzo de 1594), ex monje y condenado por la Inquisición, que lo quemó en efigie en el tercer auto de fe del 22 de abril de 1562 en Sevilla. El brazo diplomático y punitivo estaría siempre tras él, aunque sin éxito, y cada vez que cambiaba de residencia los esbirros de la Corona española (sobre todo bajo Felipe II desde 1556) mandaban información al rey sobre su paradero. Además, las presiones que ejercieron sobre los gobiernos, especialmente de Inglaterra, pusieron en riesgo su estancia y su trabajo eclesiástico. El destino de esa traducción benemérita (primera de la Biblia completa desde sus idiomas originales) está ligada íntimamente a la vida de su traductor. Los biógrafos más acuciosos han llegado a la conclusión de que era él mismo un reformador que no se identificó necesariamente con alguna de las corrientes teológicas de su tiempo (luterana o calvinista, sobre todo), aunque tuvo fuertes simpatías por otros autores que lo influyeron de manera directa, como Sebastián Castellio y Miguel Servet. Contexto político Juan Luis Alborg ha sintetizado en grandes líneas generales lo acontecido en España durante el siglo XVI: C. de Reina, “Amonestación al lector”, en B. Foster Stockwell, Prefacios a la Biblias castellanas del siglo XVI. Buenos Aires, La Aurora, 1951, pp. 81-82. 2 Carlos Gilly, “Italy and Spain: diffusion, failure and survival of Reforming convictions”, en Pierre Chaunu, ed., The Reformation. Gloucester, Alan Sutton, 1995, p. 163. Versión: LC-O. 3 Ídem. 1


El Renacimiento cubre. en términos aproximados, la totalidad del siglo XVI, y en él suelen distinguirse dos períodos, las dos mitades del siglo, correspondientes casi exactamente a los reinados de Carlos V y de Felipe II. Durante el primero se introducen y difunden las nuevas ideas y formas artísticas en un ambiente de universalismo, de alegría vital y de pagana libertad. Al tiempo de Felipe II corresponde la aclimatación y nacionalización del nuevo mundo ideológico, dentro de un clima de firme sentido religioso. como corresponde a las directrices de la Contrarreforma, de las que España es la mantenedora principal: es el momento de la mística. Es frecuente denominar a estas dos partes como Primero y Segundo Renacimiento Español, calificados respectivamente de “pagano” y “cristiano”.4

Hacia 1560 (luego del fin de la segunda fase del Concilio de Trento en 1562), el tradicionalismo se impuso y España quedó cerrada a las nuevas corrientes de ideas más allá de sus fronteras: “La necesidad de escoger entre Lutero y Roma desmoronó el movimiento erasmista. Para España no cabía duda en cuanto a la elección. En consecuencia, se persiguió a los pequeños núcleos protestantes que se habían formado en su suelo, y el camino emprendido fue, una vez más, el de la unidad religiosa -ahora, dentro de la misma Cristiandad-, lo mismo que lo hicieran Fernando e Isabel sesenta años antes. […] Con Erasmo, en España murió el espíritu de tolerancia, y ello supuso una pérdida enorme”.5 El año 1558 es el momento en que los dos soberanos más poderosos de Europa deciden acabar con el protestantismo en sus Estados. Se acaban así decenios de esperanza, de dudas, de tentativas. La paz de CateauCambrésis es consecuencia del agotamiento financiero de los reyes de Francia y de España y también de su deseo de rehacer mediante la fuerza la unidad religiosa. Dentro de esa perspectiva es donde se sitúa la erradicación del luteranismo en España, sin que se pueda decir que sea una consecuencia directa de ella. Más bien hay una coincidencia. España actúa de manera autónoma en un contexto europeo que facilita el movimiento.6

La obra de Casiodoro de Reina fue perseguida desde antes de nacer y ligó su destino al de la imposible reforma religiosa en tierras españolas, la cual tuvo que desarrollarse en varias ciudades europeas bajo el acoso imperial. Celosamente vigilada desde la Corona misma, su traductor fue perseguido a partir de su abjuración del convento de San Isidoro, cerca de Sevilla (en 1557), como parte de una generación completa de creyentes heterodoxos. Luego del descubrimiento del grupo de simpatías luteranas de esa ciudad, Reina conoció el exilio primero en Ginebra, luego en Londres y, sucesivamente, en medio de enormes penurias, en Amberes y Fráncfort, ciudad en la que obtuvo finalmente la ciudadanía y donde moriría. Contexto literario La historia de la Biblia en España forma parte de un conjunto cultural mucho más amplio y diverso: la historia de la literatura en las varias lenguas que se hablan en ese país. En cada una de ellas puede rastrearse el surgimiento de las formas literarias propias siempre en relación con las traducciones bíblicas ligadas a los movimientos reformistas y con su impacto social, lo que sucedió en toda Europa. Eso puede afirmarse, sin dudas, en el caso del idioma alemán (con Lutero), del inglés (con la Biblia King James) y del francés (con las obras de Juan Calvino), así como en las demás lenguas. Uno de los mayores acontecimientos del Siglo de Oro de las letras castellanas aconteció fuera de España: la publicación de la llamada Biblia del Oso (conocida así por el emblema del impresor, Samuel Apiarius, que aparece en la portada), en septiembre de 1569, en Basilea, Suiza, cuyo origen y realización son dignos de una novela.

J.L. Alborg, Historia de la literatura española. Edad Media y Renacimiento. 2ª ed. Ampliada. Madrid, Gredos, 1970, p. 28. Alexander A. Parker, “Dimensiones del Renacimiento español”, en F. Rico y F. López Estrada, Historia y crítica de la literatura española. II. Siglos de oro: Renacimiento. 2ª ed. Barcelona, Crítica, 2004, pp. 66, 67. 6 Bartolomé Bennassar, “El modelo religioso: rechazo de la reforma y control del pensamiento”, en La Inquisición española: poder político y control social. Barcelona, Crítica, 1984, p. 237. 2 4 5


No debe olvidarse que la edición de Casiodoro apareció en la misma época de Santa Teresa de Jesús (1515-1582), Fray Luis de León (1527-1591) y San Juan de la Cruz (1542-1591). Y no es que en España se hubiera despreciado la labor de traducir las Sagradas Escrituras, pues basta con recordar las escuelas de Toledo y Salamanca, así como la muy antigua Biblia de Alfonso el Sabio (1280), la Políglota Complutense (1520, inspirada por el cardenal reformador Francisco Ximénez de Cisneros, arzobispo de Toledo), la judía de Ferrara (1553), antecedente directo de la Biblia del Oso, y la Biblia Poliglota Antuerpiense (de Amberes, 1569-1572), dirigida por Benito Arias Montano (1527-1598), su estricta contemporánea. En el ámbito heterodoxo destacan el Nuevo Testamento traducido por Francisco de Enzinas (1543) y por Juan Pérez de Pineda (1556), ambas en el exilio, así como otros fragmentos, particularmente los trabajados por Juan de Valdés (1509-1541). Es famosa la cita del polígrafo Antonio Alatorre (1922-2010): “La lectura de la Biblia quedó prohibida en el Imperio español desde el siglo XVI. Si hubiera sido “autorizada” la hermosa traducción de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, la historia de nuestra lengua sería sin duda distinta de lo que es”.7 José Emilio Pacheco (1939-2014) comparó las traducciones de Casiodoro y Fray Luis de León, señalando las ventajas de la primera y destacando la importancia del versículo como forma poética.8 Las palabras del escritor Antonio Muñoz Molina (1956) son exactas y la colocan en una dimensión que le hace enorme justicia: “Casiodoro de Reina escribe en un castellano prodigioso que está en el punto intermedio entre Fernando de Rojas y Cervantes, con una efervescencia expresiva que sólo tiene comparación con santa Teresa, san Juan de la Cruz y fray Luis de León”. 9 Su celebración de la lengua allí contenida es contagiosa: Es una lengua poseída por la misma capacidad de crudeza terrenal y altos vuelos literarios de La Celestina; un castellano mudéjar, empapado todavía de árabe y de hebreo, forzado en sus límites sintácticos para adaptarse a las cadencias y las repeticiones y las exageraciones de la lengua bíblica. […] Es una lengua para ser recitada, entonada, cantada en voz alta; para expresar la furia tan desatadamente como el deseo erótico; y también las negruras de la pesadumbre y los extremos del dolor. Traducidos por Casiodoro de Reina, el libro de Job o el Eclesiastés son, sin la menor duda, dos de las obras máximas de la poesía y de la sabiduría en español. 10

La belleza lingüística y expresiva de esta traducción (en la revisión de 1909) siempre la destacó Carlos Monsiváis, uno de sus lectores más acuciosos, quien no dejaba pasar oportunidad para recitar el que quizá fue su texto preferido, el Salmo 19. Monsiváis compartió su entusiasmo con Pacheco y Sergio Pitol (1933-2018), quienes valoraron grandemente esta traducción. Octavio Paz también citó fragmentos en su “Discurso de Jerusalén” (1977). Contexto religioso Si a finales de la segunda década del siglo XVI el mapa religioso de Europa comenzó a transformarse profundamente, los ecos de los movimientos reformistas llevaron a España a ponerse al frente de la Contrarreforma, cuya sombra cubrió todos los aspectos de la vida individual y social. Tres aspectos son dignos de destacarse como parte de este contexto: primero, la importancia que alcanzó el erasmismo en España. Prueba de ello es el clásico volumen Erasmo y España, de Marcel Bataillon.11 En segundo lugar, el surgimiento de grupos o conventículos que simpatizaban con las ideas reformistas, especialmente en Sevilla y Valladolid.12 El primero fue apagado tiempo después de la A. Alatorre, Los 1001 años de la lengua española. 2ª ed. México, Fondo de Cultura Económica-El Colegio de México, 1989, p. 189. 8 J.E. Pacheco, “‘Voz de la Biblia y verso de Walt Whitman’: nota sobre León Felipe y la tradición del versículo”, en Proceso, núm. 420, 19 de noviembre de 1984. 9 A. Muñoz Molina, “La obra maestra escondida”, en Babelia, supl. de El País, Madrid, 25 de julio de 2014, https://elpais.com/cultura/2014/07/23/babelia/1406135824_597398.html. 10 Ídem. 11 M. Bataillon, Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del siglo XVI. 2ª ed. Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1976. 12 Cf. Ignacio J. García Pinilla, “Lectores y lectura clandestina en el grupo protestante sevillano del siglo XVI”, en M.J. Vega e I. Nakládalová, eds., Lectura y culpa en el siglo XVI. Reading and Guilt in the 16th Century. Bellaterra, Universitat 3 7


huida de los monjes jerónimos, y el segundo borrado cuando se descubrió en 1559. El tercero, naturalmente, fue el despiadado impulso de la Inquisición en España y en sus zonas de influencia: “Constantino [Ponce de la Fuente, 1502-1560, capellán de Carlos V], después de haber sido la gloria del púlpito sevillano, es quemado en efigie como luterano. Bajo la misma inculpación, Carranza, arzobispo de Toledo, pasa dieciséis años en la cárcel. Fray Luis de Granada tiene que rehacer radicalmente sus manuales de oración para que puedan escapar a la sospecha de iluminismo, de la cual no se verán libres ni Santa Teresa ni San Juan de la Cruz”.13 El rey estuvo presente en el auto de fe del 8 de octubre de 1559 en Valladolid. El apoyo del obispo Edmund Grindal (1519-1583), quien sería arzobispo de Canterbury (1575), fue fundamental para la labor de Casiodoro, pues él patrocinó su estancia en Londres y simpatizó con la traducción que estaba en marcha.14 Un nombre es clave en el proceso de recuperación del pasado heterodoxo religioso en España: Luis de Usoz y Río (1805-1865), quien incluyó en la Colección de Reformistas Antiguos Españoles (20 volúmenes hasta su muerte) las obras de Casiodoro y de buena parte de la pléyade de exiliados protestantes.15 En ella se basó Menéndez y Pelayo para su Historia de los heterodoxos españoles (1880-1882). Después de todo, como escribe su reciente biógrafa Doris Moreno, el esfuerzo de Casiodoro procedió de una convicción profunda y una sólida visión: Casiodoro tradujo la Biblia convencido de que iba a hacer una aportación fundamental a su patria. La regeneración de los españoles por la palabra de Dios puesta así en sus manos levantaría un tsunami que transformaría el país in capite et in membris. No dudaba del poder de las Escrituras. Creía firmemente que poner la Biblia al alcance de sus compatriotas era el único y más importante paso para liberarlos de la tiranía y tinieblas de una Iglesia católica romana corrupta y redescubrir el auténtico sentido de la piedad cristiana. Se lanzó a la traducción convencido del llamamiento que había recibido para semejante empresa heroica. 16

Bibliografía básica

Bada Prendes, Constantino, La Biblia del Oso de Casiodoro de Reina; primera traducción completa de la Biblia al castellano. Tesis de doctorado en Teología. Salamanca Universidad Pontificia de Salamanca, 2016. Díaz Pineda, Manuel, La Reforma en España (siglos XVI-XVIII). Origen, naturaleza y creencias. Viladecavalls, CLIE, 2017. Fernández y Fernández, Enrique, Las Biblias castellanas del exilio. Miami, Caribe, 1976, pp. 99-128. Gilly, Carlos, “Historia de la Biblia de Casiodoro de Reina”, en www.literaturabautista.com/historia-de-la-biblia-decasiodoro-de-reina, 1998. González, Justo L., Luces bajo el almud. San José, Caribe, 1977. Kinder, Arthur Gordon, Casiodoro de Reina: Spanish Reformer of the Sixteenth Century. Londres, Tamesis, 1975. Lloreda, Alfonso, “Casiodoro de Reina, grande entre los traductores de la Biblia”, Buenos Aires, Sociedades Bíblicas en América Latina, 1968. Nieto, José C., “Casiodoro de Reina”, en El Renacimiento y la otra España. Visión cultural socio-espiritual. Ginebra, Droz, 1997, pp. 467-480. Ropero Berzosa, Alfonso, “Casiodoro de Reina, heterodoxo impenitente, amante de la libertad”, en Lupa Protestante, 18 de diciembre de 2017, www.lupaprotestante.com/blog/casiodoro-reina-heterodoxo-impenitente-amante-lalibertad-alfonso-ropero/ Rosales, Raymond, Casiodoro de Reina: patriarca del protestantismo hispano. Saint Louis, Seminario Concordia, 2002. Autònoma de Barcelona, 2012, pp. 45-62; y Doris Moreno, “El protestantismo castellano revisitado: geografía y recepción”, en M. Boeglin, I. Fernández Terricabras y D. Kahn, dirs., Reforma y disidencia religiosa. La recepción de las doctrinas reformadas en la Península Ibérica en el siglo XVI. Madrid, Casa de Velázquez, 2018, https://books.openedition.org/cvz/5780?lang=es. 13 M. Bataillon y E. Asensio, “En torno a Erasmo y España”, en F. Rico, op. cit., p. 76. Cf. Procesos de los protestantes españoles en el siglo XVI. Madrid, Tip. de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos 1910, Biblioteca Digital de Castilla y de León, http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10076725. 14 D. Moreno, Casiodoro de Reina: libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI. Sevilla, Centro de Estudios Andaluces, 2017, p. 124. 15 Juan Bautista Vilar, “La formación de una biblioteca de libros prohibidos en la España isabelina. Luis Usoz y Río, importador clandestino de libros protestantes (1841-1850)”, en Bulletin Hispanique, tomo 96, núm. 2, 1994. pp. 397-416. Cf. Manuel Serrano Vélez, Luis de Usoz: el discreto heterodoxo. Córdoba, Almuzara, 2016. 16 D. Moreno, op. cit., pp. 230-231. 4


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