ADVIENTO La temporada inicia del 28 de Noviembre al 24 de Diciembre
Esperando y observando Última Sección En Para muchos de nosotros, el día de Navidad es uno de los días más importantes del año, lo que es evidente al ver la gran atención que se le dedica a los preparativos. Itinerarios, planes y presupuestos son preparados con meses de antelación. Miembros de la familia viajan desde lejos. Somos detallistas al decorar. Planeamos los menús. Compramos, empacamos y escondemos los regalos. Hay intencionalidad, alegría y anticipación – todo porque este día es significativo y valioso, y además creemos que es una realidad-. Navidad no es solo un producto de nuestra imaginación; es real. No nos complicaríamos buscando el árbol y haciendo largas filas si no creyésemos que Navidad, es algo real. Todos los años, en las vísperas de Navidad, esperamos con expectativa y hacemos todo lo necesario para prepararnos y estar listos el 25 de diciembre. Si pasamos meses preparándonos para celebrar y recordar la primera venida de Cristo, ¿cuánto más no deberíamos prepararnos para Su regreso? Ese día también es una real y absoluta verdad. A diferencia de Navidad, que todos sabemos cuándo es, solo el Padre sabe el día y hora en que el Hijo regresará. ¡Jesucristo, el Hijo de Dios, el Amado, regresará! Al final de los tiempos, Él partirá el cielo y descenderá para destruir toda la maldad, y recibir la adoración que por derecho le pertenece, y nos guiará a una eternidad –libre de pecado, sufrimiento, decepción y miedo-. En ese día, los hijos de Dios caminarán con completa convicción y deleite ilimitado al ver a nuestro Amado, cara a cara. Seremos libres del pecado y la corrupción de este mundo. Y aunque suene maravilloso, el verdadero tesoro es Jesús. Su regreso marca el inicio de una comunión eterna e inquebrantable, con Él. Es un día en el que debemos creer, meditar, esperar y prepararnos con gozo, anticipación, esperanza y temor. El día del regreso de Jesús, es una realidad que aún no se ha concretado. Hoy nos encontramos como los israelitas en su oportunidad – como un pueblo esperando – lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo debemos esperar, y qué significa estar preparado para ese día? ¿Cómo debiésemos, como pueblo de Dios, vivir mientras esperamos y anhelamos Su venida? Pedro pregunta y responde precisamente esto en su segunda carta. Sin embargo, queridos amigos, hay algo que no deben olvidar: para el Señor, un día es como mil años y mil años son como un día. En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan. Pero el día del Señor llegará tan inesperadamente como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán con un terrible estruendo, y los mismos elementos se consumirán en el fuego, y la tierra con todo lo que hay en ella quedará sometida a juicio. Dado que todo lo que nos rodea será destruido de esta manera, ¡cómo no llevar una vida santa en obediencia a Dios, esperar con ansias el día de Dios y apresurar que este llegue! En aquel día, él prenderá fuego a los cielos, y los elementos se derretirán en las llamas. Pero nosotros esperamos con entusiasmo los cielos nuevos y la tierra nueva que él prometió, un mundo lleno de la justicia de Dios.
Las dos cartas de Pedro dicen mucho acerca del regreso de Jesús y como es la vida de los creyentes, mientras tanto. En ambas epístolas, Pedro enfoca la perspectiva y la esperanza de los creyentes hacia la prometida venida de Cristo. Él quiere que esperemos, conscientes de lo que fue y lo que está por venir. Nótese en los versos 8 y 14 como Pedro se dirige a los creyentes a quienes escribe. Él los llama “amados”. Pedro le escribe a un grupo de creyentes que atraviesa una gran adversidad. Ellos están esperando desesperadamente el regreso de Jesús. El corazón de Pedro está lleno de amor y compasión por sus lectores, y él los anima a persistir convencidos de su identidad como hijos amados de Dios. Les habla como a quienes están libres del pecado – herederos de una herencia que nunca muere, se corrompe y nunca desaparece. Para que vivan como agentes de paz y ministros de reconciliación en este mundo, hasta que Jesús regrese. Con amor, él les recuerda, que aunque la espera sea larga y agotadora, no es porque Dios sea lento para cumplir Su promesa. Pedro les asegura la realidad absoluta del día señalado, aunque desconocido, en el cual los prenderá fuego a los cielos y Cristo regresará. Él les dice exactamente qué tipo de vida deben vivir a la luz de este día venidero y prometido día – vidas de santidad, piedad y esperanzadora expectativa. Pedro les dice que esperen diligentemente, y no pasiva y perezosamente. Los exhorta a huir del pecado, a caminar en obediencia y justicia, y a continuar confiando en la fidelidad de Dios. Al hacer esto, no solamente serán hallados siendo fieles y listos, pero también, de alguna manera, urgidos por el regreso de Jesús. Debemos vivir de la misma manera, pero entonces ¿cómo son exactamente esas vidas de activa y diligente espera? Ver las palabras de Cristo nos ayudará a entender. Es importante notar que las palabras de exhortación de Pedro son un espejo de las de Cristo. En Mateo 24 y 25, Jesús les relata a Sus discípulos, una serie de parábolas acerca de los días y tiempos que precederán su regreso. Pedro era un discípulo de Jesús y lo escuchó hablar de esto. En su mente no cabía duda al escribir las palabras en 2 Pedro, que nos muestran cómo son las vidas de santidad, piedad y expectativa de esperanza. Mientras esperamos y nos preparamos para su regreso: • Debemos vivir creyendo que Jesús, de hecho, regresará. En la misma manera en la que hemos preparado meticulosa e intencionalmente los arreglos para Navidad, porque sabemos y creemos que es un día que en realidad existe; debemos preparar nuestras vidas para el día de Su regreso. (Mateo 24:42-44) • Debemos ser fieles y buenos mayordomos de todo aquello que Dios nos ha confiado, entendiendo que todo – sean posesiones, habilidades, talentos y dones – en realidad son Suyos y existen para Su gloria. (Mateo 24:45-51; 24:14-30) • Hemos de evidenciar corazones que han sido ablandados y preparados para Su venida, que están siendo llenos de fe, amor, adoración y completo deleite en Cristo. Debemos pelear y huir del pecado y todo lo necesario para ser hallados fieles a nuestro primer amor. (Mateo 25:1-13) • Debemos amar y cuidar a los pobres, débiles, rechazados, a las viudas, los huérfanos y todos los necesitados. Un verdadero discípulo de Jesús no puede y no va a ignorar las súplicas de estos. Debemos servir, amar, dar, ir y orar por esos que tienen necesidad de comida, bebida, vestido, amistas y consuelo. (Mateo 25:31-46) • Debemos amar a las naciones y proclamar el Evangelio tanto cerca como lejos. Como iglesia somos la vasija escogida por Dios para anunciar el Evangelio en todo el mundo, hablando y actuando. (Mateo 24:14) Las exhortaciones de Pedro son tan relevantes hoy, para nosotros, como lo fueron para los creyentes de su época. Nosotros también vivimos en los días de la paciente misericordia de Dios. Cristo no va a regresar hasta que el evangelio del reino sea predicado en todo el mundo y todos aquellos destinados para salvación se integren a la familia de creyentes. Necesitamos ser recordados, como amados de Dios,
el creer y anhelar el regreso de Jesús cambia nuestra manera de vivir; y reorienta nuestra esperanza y perspectiva. Crea un sentido de urgencia, necesidad y anticipación – tal como un niño que no puede esperar a abrir sus regalos de Navidad. Como pueblo de Dios, que podamos ser hallados fieles en la espera. Mientras esta temporada navideña termina, tomemos el tiempo para reflexionar acerca de la realidad de cómo el regreso de Jesús afecta nuestra manera de vivir. Sean sus corazones llenos y que sus ojos brillen mientras esperan en todo en Cristo y Su regreso. Anímense, amados, Él volverá. PREGUNTAS PARA REFLEXIÓN PERSONAL 1. Vuelvan a leer 2 Pedro 3:8-14. De este pasaje, ¿qué llama tu atención y por qué? 2. ¿Cómo refleja tu vida que crees en la promesa del regreso de Jesús? ¿Es algo en lo que meditas y esperas? Si no, ¿por qué crees que es así? 3. ¿Cómo afecta la manera en que ves las circunstancias presentes, el esperar ansiosamente el regreso de Jesús? 4. ¿Qué viene a tu mente cuando escuchas las palabras “sean diligentes”? ¿Cómo crees que es perseguir diligentemente la santidad y la piedad? ¿En qué áreas necesitas pelear y huir del pecado? ¿En qué áreas necesitas cultivar amor por Dios y por tu prójimo? 5. En la próxima semana, presta atención a la manera en la que preparas las cosas en tu vida, ya sea la cena, alistarte para el trabajo o incluso reflexionando en todo lo que hiciste para prepararte para Navidad. ¿Cuándo tiempo y dedicación invertiste en eso y por qué? ¿Qué te motiva a ser cuidadoso en su preparación? ¿Cuánto tiempo y dedicación inviertes en prepararte para el regreso de Jesús? ¿Qué necesitas cambiar de tus horarios, planes y presupuestos, para poder ser hallado fiel? DEVOCIONAL FAMILIAR La Navidad es un evento por el cual nos preparamos, y esperamos con anhelo y anticipación. Pregunten a cada miembro de su familia acerca de los días que anteceden a la Navidad. ¿Qué hizo cada uno de ellos para preparase para Navidad, y por qué? ¿Sintieron el pasar de los días de forma apresurada o lenta? ¿Cómo se sintieron al pensar en qué los estaría esperando la mañana de Navidad, y por qué? Averigüen si pueden describir el sentimiento de esos días anteriores a Navidad en tres palabras. El día del regreso de Jesús será más maravilloso que mil Navidades. Es un día que debemos anhelar, y para el cual debemos prepararnos con alegría y expectativa. Como familia, compartan tiempo con Dios y su Palabra. Que cada persona lea 2 Timoteo 4:7-8. Como familia, dialogue sobre las siguientes preguntas: PREGUNTAS EN FAMILIA 1) ¿Hay palabras en estos dos versos que no conozca o entienda por completo? 2) ¿Quién escribió estas palabras? ¿Qué conoce usted de esa persona? 3) ¿A qué cree que se refiera con “peleado la buena batalla,” “terminado la carrera,” y “permanecido fiel”? 4) ¿Qué lo estará esperando luego de su muerte? 5) Al final del verso 8, él menciona un grupo de gente – aquellos “que esperan con anhelo Su venida.” ¿Quiénes creen que sean estas personas? ¿La venida de quién esperan con anhelo? ¿Qué los está esperando? 6) ¿Qué sentimiento le genera la segunda venida de Jesús? Descríbalo en tres palabras. 7) ¿Qué significa para usted, como familia, amar y esperar con anhelo la venida de Jesús? Última Entrega