Consolidados en la Palabra viva y transformadora. Mtra. Martha González Pérez, 24 octubre 2021.

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“CONSOLIDADOS EN LA PALABRA VIVA Y TRANSFORMADORA” Martha González Pérez Iglesia Presbiteriana Ammi-Shadday, 24 de octubre de 2021. “El mensaje de Dios está cerca de ti; está en tu boca y en tu corazón. Y ese mismo mensaje es el que les traemos: que debemos confiar en Dios”. (Rom 10,8 BLA) Antecedentes Romanos fue la última carta escrita por el apóstol Pablo en Corinto en el invierno de 55-56 E.C. La comunidad cristiana de Roma era en su mayoría de origen pagano y en parte de origen judío. Para los biblistas es raro que Pablo escribiera a una comunidad que no fundó y que ni conocía personalmente. Quizá consideró que Roma se convertiría en la gran base para ensanchar la difusión del Evangelio. Buscó evitar una ruptura entre la iglesia de los gentiles y la iglesia de tradición judía. El capítulo 10, 8-21 de la Carta a los Romanos, tiene como tema la salvación universal, para Pablo era necesario que hubiera misioneros y anunciadores de la Palabra de Dios.1 Las preguntas obligadas hoy serían: ¿Actuamos en consecuencia con la profesión de fe que hicimos? ¿Realmente confesamos con nuestra boca que Jesús es el Señor y creemos verdaderamente que Dios le resucitó de la muerte y nos ha traído la salvación? Si es así, entonces también tendríamos que preguntarnos: ¿Cómo hemos puesto en marcha el dinamismo del evangelio que nos presentan las Escrituras? Para que la Palabra de Dios se consolide en nuestra vida, sea viva y transformadora de realidades. 1. Confianza en Dios El v. 8b dice que “debemos confiar en Dios”. Para entender esto, cada uno de nosotros debemos recordar el momento en el que Dios nos llamó y nos atrajo con sus “lazos de amor”, porque fue Él quien salió a nuestro encuentro, así como Cristo salió al encuentro de Saulo. Tener presente cuando “nos llamó a cambiar lo viejo, a refrescar los ideales, a reavivar el fuego y a desafiarnos mutuamente en amor”.2 Seguro que ese encuentro generó confianza y seguridad personal. Memorar que “Jesús renunció ser igual a Dios y se hizo igual a nosotros haciéndose esclavo de todos. Se humilló a sí mismo y obedeció a Dios hasta la muerte”. (Flp 2, 7-8). Recordar que como respuesta a ese llamado nos congregamos en una comunidad cristiana para formar parte del cuerpo de Cristo y escuchar la Palabra de Dios por la que habla a la comunidad de fe, cuya respuesta al llamado de Dios en Cristo, es el compromiso, el servicio al prójimo, la comunión, la Koinonía. Estos momentos son necesarios para que se consolide la Palabra, se afiance en nuestros corazones y respondamos en consecuencia. La Koinonía es comunión y servicio, es la inserción en la construcción del Reino de Dios que implica esfuerzo, disposición y trabajo, por eso, el Reino “sólo las personas valerosas lo arrebatan y la gente valiente y decidida logra formar parte de él” (Mt 11,12). “Quien se sienta encomendado a trabajar por el Reino de Dios y su justicia, ciertamente tendrá que pagar el precio […] Esto lleva un imperativo: que seamos conocidos por nuestra praxis y no sólo por lo que declamamos. Nuestra completa confianza en Dios se apoya en la certeza de su triunfo a pesar del pecado, puesto que Cristo venció en la cruz la muerte y el pecado […] El llamado implica “la aceptación de los deberes que ese llamado al Reino significa, y a confiar en el Dios que nos creó y redimió en Jesucristo. Dios está en nosotros y el amor de Cristo es la compañía que demanda nuestra alma y todo nuestro ser3. Esto significa formar parte del cuerpo de Cristo, cuya misión es proclamar la salvación universal de la que habla el apóstol a los romanos. 2. Las comunidades cristianas anunciadoras de la Palabra Luis Alonso Schökel, “Romanos”, en La Biblia del Peregrino, Estella, Verbo Divino, 2002, pp. 377-378. Beatriz Melano, “Confianza en Dios a fines del siglo XX”, en Misión en el camino. Ensayos en homenaje a Orlando E. Costas. Buenos Aires, Argentina, Fraternidad Teológica Latinoamericana, 1992, p. 108. 3 Ibid., pp.109-110. 1 2


Confesar, proclamar y testimoniar lo que Cristo ha hecho en nuestra vida, si no brota de la fe interior, lo que declamemos no es una profesión de fe. En el v. 11 dice “Dios no deja en vergüenza a los que confían en él”, esto remite a Is 28,16 que refiere una inscripción: “El que se apoya en mí podrá vivir tranquilo, porque usaré como guías la justicia y rectitud”. En hebreo, el verbo creer-confiar se deriva de “apoyarse”. Además, Pablo al decir que “Dios es bueno” v. 10,12 -13 amplía la salvación a todos sin distinción. En Rom 10,14 hace un bello resumen para animar a la comunidad cristiana de Roma a la evangelización, al decir: “Pero, ¿cómo van a reconocerlo, si no confían en él? ¿Y cómo van a confiar en él, si nada saben de él? ¿Y cómo van a saberlo, si nadie les habla acerca del Señor Jesucristo? Al hacer estas preguntas, quizá Pablo quiere “legitimarse como verdadero apóstol ante una comunidad desconocida hasta entonces para él, exponga, en un conjunto cerrado, las principales ideas de su predicación; no hace primero una presentación del acontecimiento salvífico […] En lugar de todo ello, comienza a descubrir la situación del hombre, de manera que el anuncio de la acción salvífica le coloca ante la necesidad de decidirse […] para el hombre, cuya situación bajo la ley le hace verse como hombre desgraciado, que suspira por verse libre del cuerpo de la muerte, puede también hacerse visible el acontecimiento salvífico en cuanto tal […] este acontecimiento es la llamada a la fe […] la llamada a reconciliarse con Dios, todo ello significa que el acontecimiento salvífico no se hace presente sino en la palabra que anuncia, que interpela, exige y promete”4. Además de los paganos, en los versículos 14-15 Pablo les hace ver que hay judíos que no han conocido ni oído de Jesús de Nazaret, por eso requieren un predicador enviado por Cristo. En el v. 16 reconoce que algunos se hacen los sordos ante la predicación del mensaje de Jesús. Pero, no pueden discutir, porque el mensaje de Jesús se ha hecho extensivo en todo el derredor y dice: ¡Claro que lo han oído! Porque la Biblia dice en v. 18: ‘Sus palabras recorren toda la tierra y llegan hasta el fin del mundo’. Dios está permanentemente con los brazos abiertos. Cuando Pablo remite a las palabras dichas por Moisés en las que Dios provoca a celo a los israelitas, subraya que encontraron a Dios los que no le buscaron, en cambio, del pueblo judío dijo: “Todo el día le ofrecí ayuda a un pueblo terco y desobediente”. Pablo resalta que Dios los incita constantemente, pero ellos se resisten. En cambio, los gentiles que no le buscaban lo hallaron 10,20. Hoy día, muchos se niegan a recibir la gracia de la salvación predicada por muchos hombres y mujeres de buena voluntad que han recibido el amor, la gracia y el regalo de la fe de Dios en Cristo, esto es lo más noble que se puede recibir de parte de Dios. Pero esta gracia demanda lo que pone en la mesa el apóstol Pablo, quiere que las comunidades cristianas sean parte de aquellos que llevan las “buenas noticias del evangelio que es Cristo”. v. 15b. Conclusiones El apóstol comunica en esta carta un hermoso mensaje de esperanza, gozo y amor infinito de parte de Dios en Jesucristo quien trajo la salvación para toda la humanidad. Jesús eligió desde su fe un camino para obedecer la voluntad de Dios. El camino que le sostuvo su vida plena fue servir a Dios en los otros/as. La confianza, el creer en Dios es lo que sostiene siempre a todo creyente. Hoy es un día relevante para las iglesias, porque muchos cantamos llenos de alegría porque el Espíritu Santo de Dios permite que nuevamente nos congreguemos. Sin embargo, debemos ser Rudolf Bultmann, “Muerte y resurrección de Cristo”, en Teología del Nuevo Testamento, Salamanca, Ediciones Sígueme, 2011, p. 359. 4


honestos y responder: ¿Qué o quién los llamó hoy? ¿Qué los hizo venir? O ¿Sólo extrañaban su silla, su lugar? ¿Este tiempo hizo que tuviéramos conciencia crítica de la manera en que la iglesia de Cristo debe responder a las realidades y a las crisis que vive la iglesia? ¿Escuchamos la voz de Dios en todo este tiempo y venimos dispuestos a comprometernos con una de las pastorales de acompañamiento en la que pondremos nuestros dones al servicio de la iglesia y la comunidad que la rodea? El Espíritu nos empuja a examinar las realidades e incidir en la historia desde la gracia de la salvación recibida y transformar contextos de muerte en situaciones de vida. El capítulo reflexionado deja tarea: Confiar en Dios, hablar acerca del Señor Jesucristo y contar a otros/as lo que Dios ha hecho en nuestras vidas y servir a los demás para la gloria de Dios. La ascensión León Felipe (España, México, 1884-1968) Aquí vino y se fue. Vino…, nos marcó nuestra tarea y se fue. Tal vez detrás de aquella nube hay alguien que trabaja lo mismo que nosotros, y tal vez las estrellas no son más que ventanas encendidas de una fábrica donde Dios tiene que repartir una labor también.

Aquí vino y se fue. Vino…, llenó nuestra caja de caudales con millones de siglos y de siglos, nos dejó herramientas… y se fue.

Él, que lo sabe todo, sabe que estando solos, sin dioses que nos miren, trabajamos mejor. Detrás de ti no hay nadie. Nadie. Ni un maestro, ni un amo, ni un patrón. Pero tuyo es el tiempo. El tiempo y esa gubia con que Dios comenzó la creación. Que el Espíritu Santo de Dios nos ayude a ser una comunidad que escuche y actúe en obediencia a la voluntad de Dios en Cristo Jesús. Amén.


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