¿Cómo es Dios? ¡La Biblia nos presenta un cuadro fascinante y claro!
C
uando Dios creó la vida humana dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis l: 26). Eso fue exactamente lo que Dios hizo. El versículo 27 dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los
creó”. Ahora bien, ¿significa esto realmente que nosotros nos parecemos a Dios? ¿Cómo es, en definitiva, la apariencia de Dios? Los historiadores dicen que el hombre primitivo creía que Dios era la vida o el espíritu de la naturaleza: Esa esencia que se manifiesta como ira en el tueno, como movimiento en el viento, como llanto en la lluvia, como suavidad en el fluir de los ríos, como misterio en lo profundo de los bosques, como agitación en el oleaje de los mares. Los evolucionistas creen que Dios es una idea de la antigüedad, un ser ficticio creado por seres humanos primitivos e ignorantes para explicar los fenómenos que no podían entender. A lo largo de los siglos la gente se ha imaginado a Dios de muchísimas formas, casi como todas las especies de animales que existen, como una combinación de animales y también como una combinación de ser humano y animal. Sin embargo, no tenemos por qué estar en tanta confusión con respecto a cómo es Dios. Él mismo nos lo dice claramente en la Biblia. A Adán, nuestro primer antepasado, Dios lo llamó hombre. A Eva la llamó mujer. A ambos los llamó hombre (Génesis l: 26-27; 2:22-23). Ellos no fueron una especie humana inferior y primitiva. Adán y Eva tenían la misma apariencia que tenemos nosotros, aunque eran, sin lugar a dudas, especimenes físicamente perfectos. Más tarde, cuando Dios se apareció a Abraham con dos ángeles, sed le apareció como un ser humano normal (Génesis l8:1-3). Más tarde aún, cuando Ezequiel tuvo una “visión de la semejanza de la gloria del Eterno” (Ezequiel 1:28), vio “sobre la figura del trono… una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él” (versículo 26). Estas escrituras nos muestran que Dios tiene la apariencia de un ser humano. Muchas otras escrituras nos dicen que cuando Dios se aparecía a seres humanos siempre tenía la forma, la figura, el tamaño y los rasgos de un ser humano normal.
La figura de Dios Dios tiene un rostro, Él habló cara a cara con Jacob y con Moisés (Génesis 32:30; Éxodo 33:11; Deuteronomio 34:10). Sus ojos están siempre sobre la tierra de la cual Él cuida personalmente (Deuteronomio 11:l2), al igual que sus ojos están siempre sobre los justos y sus oídos atentos a sus súplicas (Salmos 34:l5). En Hebreos 4:13 leemos: “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. Dios tiene un cuerpo. El apóstol Pablo nos dice que en la resurrección nuestros cuerpos físicos serán transformados para que sean semejantes al cuerpo de la gloria de Cristo (Filipenses 3:21).
Jesús dijo que aquellos que entren en el reino de Dios tendrán ojos, manos y pies (Mateo 18:89). Esto nos da una indicación más clara de cómo es Dios. Nosotros hemos de vivir por cada palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4).Dios le habló a Moisés (Números 12:8). Hay ocasiones en que su voz es potente como el trueno (Salmos 29:3-9). Zofar habla de los labios de Dios (Job 11:5). Isaías nos dice cómo es Dios cuando está airado: “Su rostro encendido, y con llamas de fuego devorador; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume. Su aliento, cual torrente que inunda” (Isaías 30:27-28). Dios se ríe de aquellos que tratan de desafiarlo (Salmos 2:4) y de los gentiles que conspiran contra Él (Salmos 59:8). Dios tiene nariz. El sacrificio que Noé le ofreció le fue de grato olor (Génesis 8:21), y al soplo de su nariz se dividieron las aguas del mar Rojo (Éxodo l5:8, Nueva Biblia Española). Dios tiene brazos, manos y dedos; no tiene patas, cascos ni garras. Dios tiene un brazo poderoso: “Fuerte es tu mano, exaltada tu diestra “(Salmos 89:l3). Los israelitas no lograron la posesión de la tierra prometida por su espada ni por la fuerza, sino por el brazo de Dios (Salmos 44:3). Jesucristo está ahora sentado a la diestra de Dios en las alturas (Hebreos 1:3), y el ejército de los cielos está a su derecha y a su izquierda (11 Crónicas 18:18). Dios, con su propio dedo, escribió los 10 mandamientos en dos tablas de piedra y se las dio a Moisés (Éxodo 31:18; Deuteronomio 9:10). Los cielos son la obra de los dedos de Dios (Salmos 8:3). Cuando Dios restaure todas las cosas, el gobierno estará sobre su hombro (Isaías 9:6). Dios permitió que Moisés viera su espalda, aunque no le permitió ver su rostro (Éxodo 33:18, 23). David habla de una ocasión en que Dios sacudió la tierra, inclinó los cielos y descendió con tinieblas debajo de sus pies (Salmos 18:9). Dios también tiene cintura (Ezequiel 1:27, versión de Nácar Colunga). Jesucristo dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). Con esto indicó que El y el Padre tienen la misma forma y figura, y sin lugar a dudas sed parecen muchísimo en sus rasgos.
El potencial humano El hombre fue hecho según la forma y la figura de Dios. En cambio las criaturas que sirven a Dios alrededor de su trono tienen muchas caras, tienen alas y rasgos de animal (Ezequiel 1:4-10; 10: l-22). Satanás, el ex arcángel Lucero, tiene ahora la apariencia de un dragón o de una serpiente (Apocalipsis 12:9). Ahora bien, ¿por qué fue hecho el hombre a imagen de Dios, con una mente semejante a la suya? ¡La respuesta es algo más increíble y fantástico de lo que usted pueda soñar! La verdad es que ¡los seres humanos tienen el asombroso potencial de nacer dentro de la familia misma de Dios como seres inmortales, resplandecientes y compuestos de espíritu como Dios mismo! Al regreso de Jesucristo, los que a lo largo de la historia han sido siervos de Dios serán resucitados y, al igual que aquellos cristianos que aún estén vivos, serán transformados en un abrir y cerrar de ojos en seres que tendrán la misma forma y composición que Dios tiene ( 1 Corintios 15:51-53; 1 Juan 3:2 ). Entonces no habrá más confusión respecto de qué o quién es Dios, o en qué consiste su plan. ¡Todos entenderán! No hay ninguna iglesia, aparte de la verdadera y única Iglesia de Dios, que comprenda esta sorprendente verdad. Si usted desea más información sobre este tema, solicite de inmediato a nuestra dirección más cercana a su domicilio el folleto titulado Su · Portentoso Futuro. Con gusto se lo enviaremos sin costo alguno para usted.
Dios en toda su gloria El libro de Apocalipsis nos revela cómo es la apariencia de Jesucristo ahora. Nosotros tendremos una apariencia igual si vencemos y perseveramos hasta el fin (Apocalipsis 21:7). El apóstol Juan vio al Cristo glorificado “vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas” (Apocalipsis 1:13-15). Juan también vio en visión a Dios el Padre sentado sobre su trono (Apocalipsis 4:1-11). Dios, el Anciano de días (Daniel 7:9-14), es el Dios que habita la eternidad (Isaías 57:15). Él permanece para siempre (Salmos 9:7). Jamás desfallece, y su vigor y fuerza son eternos (Isaías 40:28-31). En estos relatos y en muchos otros que se encuentran en la Biblia, jamás se representa a Dios en ninguna otra forma o figura diferente de la que Él mismo le dio al hombre. Dios nos hizo verdaderamente a su imagen y semejanza para que un día, ya cercano, ¡compartamos plenamente su gloria y su poder eternos!