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“Una Fe Radical” 1 Pst. Jorge Elías Sánchez Texto Bíblico: Isaías 6:1-8
jsanchez@israelsamborondon.com Domingo, 04 de Octubre del 2015
Hace tres semanas iniciamos un tiempo de 45 días de oración y reflexión bíblica profunda, al cual llamamos “45 Días de Fe Radical”. Esta es una iniciativa que busca impulsarnos a tener un encuentro diario con DIOS que radicalice nuestra fe, y ministerio, de tal forma que nos ayude a vivir de forma más coherente con el Evangelio, más coherente en relación a nuestra familia tanto la terrenal como la espiritual y equiparnos para encarar toda situación presente o porvenir que demande férreas convicciones de fe en nosotros, para así sostenernos firmes tomados de la mano de nuestro buen DIOS y Salvador JESUCRISTO. Este desafío simplemente ha sido diseñado como una herramienta de reflexión personal que le ayude a mantenerse enfocado en 4 principios espirituales y ministeriales. Vivir y proclamar la centralidad de JESÚS en todos y en todo. Contribuir a la formación de un movimiento socio-espiritual. Creciendo en todo con mi familia. Viviendo en el poder del ESPÍRITU SANTO. Usted se preguntará ¿Y qué tiene que ver esto con Isaías?, le diré que hay mucho en relación, pues así como creemos que DIOS nos ha guiado a usar esta herramienta para nuestro beneficio, así también DIOS tuvo que obrar algunas cosas en la vida de Isaías para que ÉL asumiera la misión que DIOS le tenía preparada, y en la que necesitaría ser radicalmente comprometido, santo, fiel, entre otras cosas. Es necesario precisar que ser un profeta de DIOS, entiéndase en nuestros días un mensajero, un servidor de DIOS no es ninguna poca cosa como algunos estiman, esto involucraba una altísima responsabilidad, demandaba una obediencia radical, una Fe radical bien fundamentada, pues era uno de los ministerios más rudos, y difíciles de desarrollar en especial por la dureza del corazón del pueblo de DIOS y en general de los seres humanos. Previo a abordar este tema desde la vida y ministerio de este profeta de DIOS, conozcamos de manera introductoria esta literatura, su valor y relevancia, su lugar dentro del canon bíblico, su propósito en sus lectores tanto de su presente, ayer y esté presente que determina un movimiento continuo hacia el futuro.
INTRODUCCIÓN. La Biblia Hebrea Tanakh es el conjunto de los 24 libros de la BIBLIA. Constituye, junto a otros libros, aquello que los cristianos denominan “Antiguo Testamento” (Lucas 24:44). El acrónimo Tanakh son las tres letras iniciales hebreas de cada una de las tres partes que lo componen, a saber: La Torá “Instrucción” o “Ley”, Los Nevi'im “Profetas”, Los Ketuvim “Escritos.” En este canon hebreo los libros de los Profetas están subdivididos en dos grupos: Los Profetas Anteriores (Josué, Jueces, 1 y 2 de Samuel, 1 y 2 de Reyes. Y Los Profetas Posteriores, aquí están incluidos Isaías, Ezequiel, Daniel y el libro de los doce que incluye desde Oseas a Malaquías. Esto tiene que ver con el tiempo pre-exilio, exilio, y post-exilio. En la Septuaginta, traducción griega del Antiguo Testamento que data de antes de CRISTO, así como en la mayoría de traducciones de la BIBLIA en español, los libros de Lamentaciones y Daniel aparecen entre los profetas. En la BIBLIA Hebrea, esos dos libros se incluyen en los Escritos. ¿QUÉ ES UN PROFETA? Las referencias arqueológicas como BÍBLICAS demuestran que los profetas tenían un papel importante en muchas culturas del mundo antiguo (2° Reyes 10:19). Esta importancia también se aplica a los profetas hebreos del Antiguo Testamento. Hoy en día, en general, se considera que un profeta es una persona que puede prever el futuro. Con los profetas BIBLICOS era diferente. Aunque ellos también anunciaban lo que sucedería en el
futuro, este no era el aspecto más importante de sus actividades. Fundamentalmente, un profeta estaba al servicio del pacto que DIOS había hecho con su pueblo. Los profetas presentaban a los líderes y el pueblo una realidad central: DIOS había escogido al pueblo Israel y había hecho un pacto con él. DIOS amó, protegió y enseñó a ese pueblo lo que quería que hiciera. A tales privilegios correspondía el compromiso de honrar a DIOS que los había escogido y mostrar consideración para con las personas entre las cuales vivían. A pesar de que el asunto abordado por los profetas podía ser el culto, la justicia social, la práctica de la verdad en palabras y en hechos, la idolatría o la corrupción, la cuestión central siempre giraba en torno a la confianza en DIOS y al esfuerzo sincero por hacer SU voluntad, según lo expresado en el pacto hecho con Moisés en el monte Sinaí. Nuestra palabra “profeta” viene de una palabra griega que alude a alguien que habla en nombre de un dios e interpreta su voluntad para los seres humanos. En el Antiguo Testamento se usan varias palabras para designar a un profeta: “Varón de DIOS” (1° Reyes 17:18-24), “profeta” (1° Reyes 13:11) y “vidente” (1° Samuel 9:9-11). Esta última palabra sugiere una persona que puede ver o discernir lo que otros no pueden ver. Con el paso del tiempo y como lo demuestra este pasaje de 1° Samuel 9, el término preferido llego a ser “profeta.” El término hebreo para profeta (nabi) se origina, al parecer, en una palabra acadia que significa “llamado”. (Deuteronomio 34:10-12). EL PAPEL DEL PROFETA. El profeta es alguien que habla en lugar “de”. Un profeta también es alguien que habla a otros en nombre de DIOS (Éxodo 4:14-16; 7:1-12). Algunos pasajes del Antiguo Testamento (1° Samuel 3; Isaías 6; Jeremías 1:3-9; Ezequiel 2-3; Amos 7:14-15) nos muestran a profetas que reciben un llamado especial de DIOS. Los profetas estaban seguros que las palabras no eran sus propias palabras, sino una revelación de DIOS (1° Samuel 3:19-21; 1° Reyes 22:19; Jeremías 1:9-12; Amos 1:3; 3:7). VISIÓN PARTICULAR DE LOS PROFETAS. Los profetas nos alejan de nuestro presente y de sus limitaciones, para hacernos ver el pasado y el futuro, entonces nos vuelven al presente, para que lo veamos a la luz de ese pasado y de ese futuro de DIOS con su pueblo y con todo el mundo. Así el presente, al ser abrazado por el pasado y el futuro, cobra sentido y significación. En ese abrazo terminamos por descubrir que es DIOS mismo quien nos abraza en nuestro momento presente y quien nos conduce por la vida y por la historia.
LA VIDA DE UN HOMBRE CON FE RADICAL. Isaías inicia su ministerio en Jerusalén a partir del año en que murió el Rey Uzías, 740 a.C. y todavía se encontraba activo en el 701 a.C., durante el reinado de Ezequías. Por el testimonio de las ESCRITURAS se le considera haber cumplido la labor de un consejero de corte diplomático junto a los reyes de Judá. Su nombre significa: “el SEÑOR salva”, probablemente fue el mayor de todos los profetas escritores. Para Isaías la situación del reino de Judá y Oriente próximo, en un tiempo de crisis, incertidumbre política no era lo más importante. En esas circunstancias la principal preocupación de Isaías era la falta de Fe en la protección de DIOS, que él observaba en los Reyes y líderes de Judá. Esto le hacía pensar que la verdadera amenaza no era el poder de los asirios, sino el pecado del pueblo y su desobediencia a DIOS. Todo esto me lleva a pensar en el desafío que de manera particular debió haber enfrentado Isaías cuando antes de ejercer su ministerio y llamado divino, tuvo que confrontarse en su propia vida con aquellas cosas, de las que iba a confrontar al pueblo de DIOS.
EL LLAMADO A UNA FE RADICAL. 1. No había visto a DIOS. Habían algunas cosas que le impedían a Isaías ver a DIOS y una de las principales era su aparente sobre-enfoque en su labor diplomática y su estima al rey Uzías. No fue hasta que este rey murió que él pudo tener un verdadero encuentro con el SEÑOR, hoy usted y yo estamos recibiendo ese mismo desafío, la pregunta es ¿Qué debe morir, que está delante en mis prioridades, que me impide ver a DIOS?
2. La confrontación. Cuando este siervo tiene ese encuentro con la gloria de DIOS, se ve desnudo pues allí no hay apariencias, o sobre espiritualidad, allí en la presencia de DIOS nada se puede esconder, y es allí que Isaías se miró y se reconoció un pecador, paso fundamental para poder hablar con autoridad a otros como lo hizo durante todo su ministerio. Isaías se ve confrontado con la santidad de DIOS, constituyéndose uno de los temas más sobresalientes de su mensaje en este libro, revelando así el carácter de un DIOS santo que desea seamos también nosotros santos. 3. La Purificación. En estos días al realizar el devocional este elemento del fuego lo he visto reiteradas veces en el mensaje que DIOS utiliza para comunicar a su pueblo la necesidad de ser purificados. Siendo el fuego un elemento para ese propósito, especialmente el fuego del altar, como sucede en la visión del llamado de Isaías. 4. El desafío. Solo después de este proceso Isaías puede oír la voz de DIOS y su llamado al servicio, es allí también que él puede asumir de manera consiente lo que eso representaba, y responder asertivamente al SEÑOR. Este mismo desafío es el que DIOS nos está presentando para ser, un agente restaurador, un mensajero (profeta) de nuestros tiempos, hombres, mujeres, jóvenes y niños que viven una fe real y radical, de una confianza total en DIOS, que busca la santidad, que procura ser fiel y obediente al llamado. Usted está recibiendo hoy ese mismo desafío para que CRISTO sea lo primero en todo y en todos, desafío para involucrarnos activamente en su obra, para juntos construir un movimiento de multiplicación espiritual sin límites. AMÉN.